CAPÍTULO 7
En busca del gran Oz Aquella noche se vieron obligados a acampar en medio del bosque, debajo de un árbol gigantesco, pues no se veía vivienda alguna por los alrededores. El árbol los protegió muy bien del rocío, y el Leñador cortó una buena cantidad de madera con su hacha, mientras que Dorothy hizo una espléndida fogata que la calentó bastante, haciéndola sentirse menos sola. Ella y Toto comieron los últimos restos del pan, y la niña se dio cuenta ahora de que no habría desayuno para ellos. —Si quieres, me adentraré en el bosque y mataré un ciervo para ti —ofreció el León—. Puedes asarlo con este fuego, ya que tienes esa costumbre tan rara de cocinar las viandas, y así tendrás un buen desayuno por la mañana.
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