Fetichismo Assoun

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El Fetichismo Paul-Laurent Assoun Ediciones Nueva Vsión Buenos Aires 1995 (París 1994) Algunas notas Primera parte De los viajeros a la etnología...la construcción del concepto. 1.Se forja ..desde la etnología en la segunda mitad del siglo XVIII, entre 17756-1760 como neologismo en la pluma de Charles De Brosses 2.de 1900 a 1930 como una pieza maestra del psicoanálisis, forjado en el marco de una teoría de la cultura, se encontró en el centro de concepción psicoanalítica. 3. interrogarse sobre una doble significación: sociocultural y sintomatológico, una derivación de un registro al otro, lo que por un lado es un hecho cultural -universal- por otro es un sintoma -singular-. El fetiche: la palabra y la cosa La palabra fetiche proviene del portugués feitiqo, que significa artificial y por extensión sortilegio, originado a su vez en el latín facticius que dio el francés factice [facticio] (Nouveau dictionnaire étymologique et historique de Albert Dauzat, Jean Dubois y Henri Mitterand, París: Librairie Larousse, 1964). De hecho, el término feitiqo designa en la lengua portuguesa el fetiche, el hechizo, el sortilegio, el embrujamiento (fazer feitíqó significa hechizar, aojar). El término feitar significa modelar, designando feitura a la hechura, la ejecución, la manera o el modelado. A la misma familia pertenecen feiticei-ro, hechicero, mago, hacedor de fetiches: hechicera, hada; feticismo, fetichismo, y feiticista, fetichista (Diccionario de portugués-francés de Olivio de Carvahlo, Porto Editorial).

LOS negros de la costa occidental de Atrica... tienen por objeto de adoración algunas Divinidades que los europeos llaman Fetiches, término forjado por nuestros comerciantes del Senegal sobre la palabra portuguesa Fetisso, es decir cosa hechi-zoda, encantada, divina o que transmite oráculos, de la raíz latina Fatum, Fanum, Fari" (De Brosses, Du cuite des dieux, fetiches, sec. I, p. 15).

El discurso de los viajeros La investigación histórica revela la elaboración progresiva de una concepción de la creencia en los fetiches entre la segunda mitad del siglo XVI -fecha en que está atestiguada la palabra fetiche- y el principio de la segunda mitad del siglo XVIII -cuando se impone el término fetichismo-. ...de la descripcion de los fetiches a una teoría del fetichismo Un momento determinante que va de la descripción de los fetiches a una teoría del fetichismo constituye la obra del jesuita J.-L. Lafitau, Costumbres de los salvajes americanos comparadas con las costumbres de los primeros tiempos (1724), que sugiere de paso la analogía de los fetiches, más allá de su diversidad geográfica y temporal. Si en efecto el fetiche africano no carece de afinidad con el manitú de los americanos, en el que Lafitau es precisamente especialista, o con los cultos de la isla de Formosa; si, por otra parte, se comprueba posible un cotejo de ciertos aspectos de las religiones greco-romanas e incluso judía con la de los salvajes -contemporaneos, queda abierto el camino al reconocimiento de una forma fetichista universal de la creencia religiosa. De Brosses se refiere al "culto...de ciertos objetos terrestres y materiales llamados fetiches entre los negros africanos, en los que subsiste este culto y que por esa razón, llamare Fetichismo "...cosas


dotadas de un virtud divina, oráculos, amuletos y talismanes preservativos. Gracias a De Brosses el fetichismo es una creación académica...desde 1757, pasa de los fetiches como vinculados a una creencia particular, la de los negros de Africa, a su extensión, a cualquier otra nación que la profese. He aquí, en consecuencia, la primera definición del término fetichismo, rigurosamente contemporánea de su creación: forma de religión en la cual los objetos del culto son animales o seres inanimados a los que se diviniza, transformados así en cosas dotadas de una virtud divina (oráculos, amuletos, talismanes). Entre 'los negros africanos', por un lado, y los griegos por el otro: hace alusión al culto a los 'betiles' lo que permite llegar a la conclusión de un culto semejante entre 'las antiguas civilizaciones' y los 'salvajes modernos' Asi se lee: 1° Se trata de objetos materiales de una extrema diversidad: "Es un árbol, una montaña, el mar, un pedazo de madera, la cola de un león, un guijarro, una concha, sal, un pez, una planta, una flor, un animal de cierta especie, como la vaca, la cabra, el elefante, el carnero...". 2° Estas 'cosas sagradas' organizan un 'culto exacto y respetuoso' (votos, sacrificios), de doble forma: "Hay en cada país el Fetiche general de la Nación, además del cual cada particular tiene el suyo que le es propio" -fetiches "públicos" o "particulares". 3° El fetichismo organiza un verdadero sistema de interdictos: él mismo es tanto protegido como 'preservativo'. Es la función del "talismán", atestiguada de manera ejemplar por los , grisgrises africanos.

Asi surge un primer esquema: mito/fetiche

palabra/cosa

Las investigacion etnográfica, filológica y filosófica determinan: " Todo el aporte de De Brosses consiste en confrontar con lo que puede llamarse una religión de objeto, anterior no sólo a las religiones de la Revelación, sino a todas las otras formas de religión primitiva: es así como tuvo la precaución de oponer el fetichismo a la idolatría y destacar la precedencia del primero sobre la segunda (constituyendo la zoolatría o culto de los animales la transición entre ambos). Este culto pueril es veneración y adoración del objeto mismo, mientras que el ídolo, por más material que sea, tiene la función de re-presentación de un ser o una idea. Lo que debe pensarse, a través de este desconcertante objeto-signo que es el fetiche, es una confusión o una coalescencia del representante y lo representado. En tanto que la religión civilizada construye la relación con un Otro asumiendo su dimensión dé ausencia, el fetichismo se dirige a un objeto omnipresente. Es lo que hace que, dice De Brosses, "con excepción de la raza elegida, no haya habido ninguna Nación que no pasara por este estado", habiendo sido todas tentadas (o amenazadas) poco o mucho por la regresión fetichista.

Filosófia y etnología, la religión primitiva Como lo resume Diderot, la teoría debrossiana del fetichismo aparece como un complemento de "la historia natural de la Religión" de Hume. Este, en efecto, proporcionaba a De Brosses una teoría del origen de la religión, con sus dos móviles -temor e ignorancia- frente a los "fenómenos irregulares de la naturaleza". Pero, por otro lado, Hume no necesitaba un concepto menos englobador que el de politeísmo, allí donde De Brosses detalla, volviendo a dirigir la atención hacia este enviscamiento primitivo de la creencia en el objeto. El fundamento de esta antropología es el origen pasional de la religión primitiva, atestiguable en consecuencia en el fetichismo: este móvil es el asombro que procede del temor. Esta idea, en acción,


según lo hemos visto, en De Brosses y tomada en préstamo a Hume, forma un postulado que, más allá de sus fuentes antiguas (Demócrito, Lucrecio), vuelve a encontrarse, en 'el pensamiento materialista'. De Hegel leemos: Es en la Introducción a sus Lecciones sobre la filosofía de la historia (1831) donde Hegel pone en perspectiva el fetichismo. Este (en una especie de homenaje objetivo a su descubrimiento originario) aparece en relación con África, como la contribución de ésta a la historia universal. En el examen de la religión africana, el fetichismo aparece luego de la evocación de la magia: "El segundo elemento de su religión consiste en el hecho de que se representan esta potencia que es suya, se la exteriorizan, se hacen imágenes de ella. Así, pues, lo que se representan como su potencia no tiene nada de objetivo, de consistente en sí, diferente de ellos mismos, sino que es el primer objeto aparecido, cualquiera sea, el que elevan al rango de genio, un animal, un árbol, una piedra, una imagen de madera . Eso es el fetiche, palabra que los portugueses fueron los primeros en poner en circulación y que deriva de feitizo, magia".

El fetiche es por lo tanto el objeto-imagen, que exterioriza la "potencia" subjetiva, de conformidad con la mentalidad mágica: Hegel destaca, en consecuencia, el carácter pseudo "objetivo" (en el sentido especulativo) de este objeto que, en el fondo, no es más que un espejismo subjetivo, por esa razón arbitrario. Hegel llega a considerar esta religión del objeto como incapaz de fundar el acceso al Objeto mismo de lo religioso, y por eso mismo al Otro "Un fetiche tal no tiene, por lo tanto, ni autonomía religiosa ni autonomía artística; es únicamente una criatura que expresa la voluntad del creador y que siempre permanece en sus manos. En suma, en esta religión hay relación de dependencia".

En el fondo, para Hegel el fetichismo no existe; lo que existe es el fetiche. Esta no religión es un momento transitorio entre la magia (que busca su objeto) y el "culto de los muertos", inicio de concreción de una religión elemental. Esta desvalorización del fetichismo señala la aporía entre objeto y Otro que, en el fondo, constituye el escándalo del fetichismo a los ojos del Espíritu. *México, el culto a los muertos. Con Comte...se verá aparecer al fetichismo como la forma primera del modo de pensar teológico, antecediento al 'politeismo' y al 'monoteísmo'. Para Comte, la 'edad del fetichismo' contituye sin duda 'el primer estado teológico de la humanidad'. Expresa en este sentido 'una correspondencia intima entre el mundo y el hombre'...en tanto religión del objeto. "Casi todos los dioses del fetichismo son inminentemente individuales y cada uno de ellos tiene su residencia inevitable y permanente en un pobjeto determinado de manera particular". Fetichismo y animismo Según Edward B.Tylor (1832-1917, ya estamos en el siglo XX) el fetichismo asume su significación restituida en la concepción animista. Postulando el animismo como fundamento de la cultura primitiva, Tylor identifica al fetichismo como una forma de aquel, filosofía completa de la religión natural. Según Comte: "Me pareció que era mejor emplear el término animismo para designar la doctrina de los espíritus en general y limitar la significación del término fetichismo a la parte de esta gran doctrina que le pertenece muy en particular, es decir servirse de él para designar la doctrina de los espíritus encarnados en ciertos objetos materiales de los espíritus asociados a esos objetos o de los que ejercerza una influencia por conducto de los mismos" "Antes de considerar a un objeto como fetiche, es preciso asegurarse claramente de que la gente a quien pertenece estima que un espíritu está encarnado en ese objeto o que ese espíritu ejerce una influencia por su conducto. Es preciso demostrar, además, que se considera que el objeto en cuestión tiene una conciencia y un poder personales, que se le habla, se lo adora, se le dirigen


súplicas, se le ofrecen sacrificios, se lo abandona o se lo maltrata según se haya conducido bien o mal o haya colmado o no los anhelos de sus adoradores". Tylor habla así de la "significación exacta de los fetiches de que se rodean los salvajes y a menudo hasta los hombres más civilizados", lo que conduce al examen de las superviviencias fetichistas en las tradiciones populares pero tambien plantea implícitamente la posibilidad de un uso personal por el fetichista moderno (lo que el discurso sexológico considerará algunos años más tarde) segunda parte de la religión a la mercancia, la economía moderna Hay aqui un salto importante...al capitalismo y a Karl Marx y como este asocia el objeto materia, la madera, al objeto mesa. Importa comprender en qué momento el análisis del desarrollo de la producción capitalista se topa con la cuestión del fetichismo. Momento que puede capturarse en el título de la sección del capítulo I del libro I de El capital: "El carácter fetiche de la mercancía y su secreto". Es en el pasaje del "valor de uso" al objeto-mercancía donde se ve surgir “el carácter fetiche": "..la mesa sigue siendo madera, una mesa corriente y evidente para todos los sentidos. Pero desde el momento en que se presenta como mercancía, es un asunto completamente distinto. A la vez asible e inasible, no le basta con poner las patas sobre el suelo; se levanta, por así decirlo, sobre su cabeza de madera frente a otras mercancías y se entrega a caprichos más extraños que si se pusiera a bailar". El rasgo fetíchico se inscribe, por lo tanto, en el momento en que la materia bruta de la cosa (el objeto mesa) adquiere carácter de forma en el sistema de los intercambios (la mesa-mercancía). Así, pues, la fetichización va en el sentido de la hipóstasis de las cosas naturales y objetos artificiales. Punto esencial que delata un secreto de toda la producción capitalista cuyo motor es la mercancía -lo que funda la empresa de El capital de ponerlo de relieve-. En este sentido, Marx deberá hacerse etnólogo del cajpitalismo moderno, verdadero De Brosses de la modernidad económica. Deberá hacerse también clínico a su manera, puesto que el fetichismo de la mercancía constituye el síntoma capitalista. La fetichizción se advierte por ese pasaje de las 'relaciones humanas' a las 'relaciones de las cosas entre si', reificación que justifica la analogía del mundo económico con la region nebulosa del mundo religioso.

El fetichismo en cuestión, por lo tanto, expresa a la vez la ruptura entre la utilidad y el valor -especie de artificialización y la naturalización de las relaciones propiamente sociales, pareciendo las mercancías poseer, como los fetiches, su propia energía. El aporte de la conquista española: El 'oro' fetiche de los españoles se perpetúa a través de las referidas al culto mercantilista del oro y su secreta perpetuación en la economía moderna. Por el capital y el dinero, el relevo de la ganancia y los mecanismos del interés y la renta, se advertirá que, para Marx, la economía política clásica es el medio de superar este efecto fetichizante pasando al discurso de la ciencia, pero también la reproducción de esos efectos. Así, pues, la ciencia económica marxista es en su totalidad voluntad de demistifícación de esta ilusión fetichista: como De Brosses, quiere romper con la ilusión especulativa y comprender al hombre a través de lo que hace, pero de este modo es su propio mundo el que descifra. Lo que se reencuentra aquí es la expresión de Balthasar Bekker, en la prehistoria del fetichismo , para


pintar el carácter mágico del capitalismo, dominado por esas falsas apariencias y esas ilusiones, la personificación de las cosas y la reificación de las relaciones de producción. Tal es el salvajismo secreto de la modernidad.

Los conceptos se invierten hacen un giro, ahora es el capitalismo que tiene caracter mágico, y así llegamos a Nietzsche...o la concepción de la cosa: "El lenguaje pertenece, por su origen, a la época de las formas más rudimentarias de la psicología: entramos en un grosero fetichismo si tomamos conciencia de las condiciones primeras de la metafísica del lenguaje, es decir de la razón. Entonces vemos por doquier acciones y cosas actuantes: creemos en la voluntad como causa en general: creemos en el yo, en el yo en cuanto ser, en el yo en cuanto sustancia, y proyectamos la creencia, la sustancia del yo sobre todas esas cosas; por eso creamos la concepción de cosa". (El crepúsculo de los ídolos, 1888, "La razón en la filosofía" Frederic Nietzsche, Barcelona Ed. Tusquets). Tercera parte De lo comunitario a lo singular La reinvención del fetichismo: el uso sexológico, de lo comunitario a lo particular del sujeto. Se trata de una mutación del termino fetichista, al adepto no ya de una religión primitiva sino de una perversión moderna. Nos sorprenderemos menos por este desplazamiento metafórico que aplica el término de fetichismo a un comportamiento individual sexual moderno, cuando hasta entonces \designaba un comportamiento social religioso primitivo, si recordamos que desde el origen -en De Brosses- se trataba, de un fetichismo particular (al lado del fetichismo general) y que la noción se apoyaba sobre un paralelo estrecho entre naciones modernas y pueblos antiguos. El hecho novedoso es, innegablemente, la sexuación de la noción, que revela una función perversa de este 'objeto-signo' que es el fetiche. De 'la cosa' al objeto sexual, el objeto mas allá del fin genital: Esta entronización del fetichismo como perversión sexual es por lo demás ejemplar de ese discurso sexológico: en efecto, es justo en ese momento cuando el término perversión (atestiguado desde 1444 en el sentido de inversión o vuelco en su connotación religiosa y moral) llega a adquirir su significación de inversión del sentido genital organizadora de una configuración psicopatológica específica. De la sexualidad pasamos a 'el fetichismo en el amor': Lo que De Brosses había realizado en el plano etnológico correspondió a Alfred Binet (1857-1911) reiterarlo, en cierta forma, en el plano sexológíco. Cabría esperar, más bien, que se hiciera hincapié sobre el polimorfismo de la perversión en oposición a la unidad del amor (propiamente genital): es sorprendente que el uso sexológico, antes bien, capte el carácter polarizado del fetichismo. Por otra parte, Binet reconoce la presencia de esta perversión en el amor normal: se ve inducido a distinguir el "pequeño fetichismo" del "gran fetichismo", reservando a este último su alcance patológico. La patología comienza cuando "el amor a un detalle cualquiera se convierte en preponderante, al punto de borrar todos los demás".

Otro salto, del amor a la palabra: Puede verse que el discurso sexológico no desconoce el nexo entre sexualidad normal y fetichismo, adivinando que, bajo una forma patológica expresa una dimensión del amor. La referencia a los ejemplos literarios atestigua de igual modo la intuición de la dimensión significante.


"Por fetiche suelen entenderse objetos o partes de objetos, y hasta meras cualidades de objetos que, gracias a su relación de asociación con una representación de conjunto o una personalidad total que provocan sentimientos vivos o un interés considerable, constituyen una especie de hechizo o encantamiento, impresión que recibe del individuo su carácter distintivo. Se denomina fetichismo a la apreciación individual del fetiche, llevada hasta la exaltación por una personalidad afectada por el objeto.

El fetichismo erótico, se dice, encuentra sus motivos psicológicos en el hecho de que unas cualidades físicas o también psíquicas de una persona, e incluso de simples objetos de la que ésta se sirve, se convierten en fetiches que despiertan entonces, por asociación, poderosas representaciones de la personalidad total y que acentúan en todo momento esta propiedad de una viva sensación de placer sexual. El fetichismo en Sigmund Freud El aporte propiamente freudiano va a consistir, mediante una solución de transición sutil con el uso sexológico y en el horizonte del uso etnológico, en reconstruir el fetichismo hasta hacer de él una clave del amor en su régimen inconscíente y en su modalidad subjetiva, revelada por la perversón.

Freud en ese momento, está autorizado a postular una especie de homología entre la relación de incorporación del salvaje y la del perverso moderno con un cierto objeto tratado por eso mismoliteralmente visto como un fetiche. El niño salvaje de François Truffaut, Francia 1970 fotografía Néstor Almendros Película basada en hechos reales acontecidos a finales del siglo XVIII. Narra el proceso de educación de un niño que creció aislado en el bosque sin contacto alguno ni con los hombres ni con la civilización.

La utilización por Freud del término fetichismo refleja la evolución de su uso. Del campo semántico, de los conceptos de fetichismo, fetiche al de fetichista, del objeto al sujeto, en Freud. Sus dos momentos fuertes son su designación como perversión en los Tres ensayos (1905-1910) y su teorización específica en el ensayo Fetichismo (1927) y luego, en su huella, en los escritos consagrados al clivaje (Escisión del yo en el proceso de defensa y el Compendio de psicoanálisis). Fetichismo y arte: el termino aparece coyunturalmente en los estudios sobre La Gradiva de Jensen y sobre Leonardo da Vinci y en contextos puntuales. Fetichismo y angustia: Después de 1935 Freud menciona el fetichismo como una de las conquistas fundamentales de la ultima década del trabajo psicoanálitico, con la revisión de la teoría de la 'angustia contemporánea'. Del objeto al sujeto: Feitiço...facticius...factice...fetisch...fetischist. En el origen, Freud pone sin duda el acento sobre el fetiche, o sea el objeto de la perversión, no estando el fetichista más que al servicio del objeto, complemento y elemento en cierto modo del ritual. Sólo a partir del momento en que se pone el acento sobre el sujeto de la perversión fetichista emerge la instancia del fetichista -en cierta forma actor del clivaje-: es la noción capital de la actitud clivada del fetichista. Del otro al objeto, pasa de la satisfacción a sostener el objeto, el objeto se desprende del otro y adquiere entidad propia, no se trata del cabello de ella, sino de un mechon de su cabello, y adquiere valor erótico, un representante de 'otra cosa'. El régimen originario de la noción de fetichismo en Freud es, por lo tanto, la Libidotheorie fijada en 1905: puede advertirse en ella el lugar de pasaje del uso sexológico al propiamente analítico del término. El fetichismo es mencionado entre las aberraciones sexuales (die sexuellen Abirrungen) estudiadas en el primero de los Tres ensayos. Pero Freud sale del inventario sexológico para, en cierto modo, deducir las perversiones a través de la doble desviación de la pulsión sexual, o sea el objeto (de la satisfacción) y la meta. El fetichismo se menciona entre las desviaciones relativas a la meta sexual, entre


las transgresiones anatómicas (anatomischen Uberschreitungen): "El objeto sexual normal es reemplazado por otro", sucedáneo inapropiado para servir a la meta sexual normal (genital): "El sucedáneo del objeto sexual es una parte del cuerpo en general muy poco apropiada para las metas sexuales (pies, cabellos) o un objeto inanimado que se encuentra en una relación señalable con la persona sexual, de preferencia con la sexualidad de ésta (partes de la vestimenta, ropa interior)" .

Cuando pasa esto ...el "encuentro del fetiche" no sería sino un re-conocimiento. Punto determinante dado que plantea la cuestión, encubiera por la explicación de Binet {que hace de, la impresión misma una memoria), de un trabajo de la memoria y la represión subyacente: "El verdadero estado de las cosas es que, detrás del primer recuerdo de la aparición del fetiche, se encuentra una fase subyacente y olvidada del desarrollo sexual que es representada por el fetiche como un recuerdo pantalla, cuyo resto y cuyas repercusiones representan en consecuencia al fetiche". El fetiche asume por lo tanto su dimensión deformación inconsciente, teniendo el objeto fetichizado el valor simbólico de una especie de recuerdo pantalla, es decir de un contenido manifiesto (conscientemente rememorado) que sirve de cobertura a un contenido latente reprimido, desempeñando por esa razón un papel de formación de compromiso. Queda así abierto el camino a una puesta en perspectiva en la memorización traumática de la que el fetiche se convierte en un representante. Hay que señalar, por último, que Freud llega a destacar, contra la interpretación histórica de Binet (que hace del fetichismo una reacción a un acontecimiento) la dimensión constitucional del fenómeno: Así, pues, el argumento constitucional es, paradójicamente, el medio de réconocer el carácter de contingencia del pasaje al acto fetichista y de volver a dirigir la atención hacia las modalidades subjetivas singulares que cristalizaron, caso por caso, el hábito fetichista. El fetichismo resulta finalmente reconocido como una dimensión propia del amor: basta pensar en la expresión encanto, que designa a la vez el medio de una acción mágica natural, en suma un sortilegio (variante de fetiche), y cierta atracción singular, misteriosa, ejercida sobre una persona por alguien o por algo, por lo tanto la gracia seductora. Puede fundarse aquí la homonimia atestiguada por la diversidad de los usos: la seducción (erótica del objeto a la vez incorpóreo y material remite a esta fórmula mágica que subtiende la elección de objeto amoroso."En este sentido hay sin duda una cláusula fetichista del amor, de la que Freud toma nota en su "psicología del amor" durante los años 1910-1912. Pasamos del fetichismo al interes por la filosofía: "Se dedicó a la especulación filosófica y atribuía una gran importancia a los nombres de las cosas. Así, pues, en el dominio intelectual de ese paciente sucedió algo similar a lo que había pasado en el dominio erótico, desvió su interés de las cosas hacia las palabras, que en cierto modo visten las ideas". Se adivinan las perspectivas que esta observación ofrece sobre el vínculo entre fetichismo y filosofía - más en general sobre el neologismo y la jerga como fetichización verbal-.

Asi Freud pasa de la represión a la idealización: puede estimar haber hallado la solución del fetichismo en su forma patológica, o sea una represión de la pulsión, represión parcial e idealización de un fragmento de complejo reprimido. Freud señala ahí un clivaje de dos destinos del objeto fetichizado: "Un fragmento es verdaderamente reprimido, mientras que el otro es idealizado y en el caso que nos ocupa fetichizado". Tal es el fetiche: un objeto mixto compromiso entre represión e idealización. Asimismo, ilustra esta idealización de la pulsión que da a la perversión su estilo idealista. De la religión a 'lo doméstico' Se comprende que el fetichismo organice una verdadera pequeña 'religión privada', si no 'domestica' con su liturgia, sus objetos sagrados y sus rituales. La paradoja es que el fetiche, al mismo tiempo que está en el centro de este dispositivo ritual, desempeña como regla general el papel de un accesorio. Esto significa que es el signo patente de una secreta ganancia: sirve para algo muy preciso. Es a la vez indispensable e instrumental, medio de realizar alguna oscura operación. ¡Esto es lo que alimenta la curiosidad y la perplejidad del observador! Es_a partir de esta esquizia de la


mirada como va a cristalizarse el símbolo fetíchico Es esencial poner de relieve que el símbolo interviene aquí en todo su vigor para colmar una ausencia: es por lo tanto, sin duda, un sucedáneo . De este modo, el fetiche condensa a la vez una intensa curiosidad -deseo de ver- y un resto de lo que no debe ser visto: estigma indeleble (especie de marca o incluso de tatuaje) que se manifiesta por un sentimiento de temor. El fetiche puede y debe ser visto como un monumento erigido por la angustia de lo reprimido: a la vez recuerdo y represión. Se entiende el vínculo entre voyeurismo y fetichismo en el plano de la pulsión escópica. El objeto-fetiche es por lo tanto detención-en-la imagen.

figuras socioculturales del fetichismo Freud toma nota de la significación del fetiche como intitución propiamente cultural, en el plano de la etnología, de la psicología de los pueblos, e incluso de la psicología social. El fetiche es un objeto particular, su acento sobre su singularidad, allí donde el totem implica una colección, de objefos específicos: el animal, la planta, etc. Así se puede entender el totem como un fetiche generalizado....o al fetiche como un totem singularizado (en detalle o individualizado). El fetiche es de la indole de artefácto, venerar objetos artificiales, mientras el totem da priolidad a la especie viviente. *Ciudades y eventos que tienen como simbolo un animal o una planta: Madrid, Barcelona, Venezia, Berlin, etc.

Freud toma nota además, en una alusión de 'El malestar en la cultura', de la función mágica del fetiche y de la lógica de omnipotencia a la qué sirve: "cuando [el primitivo] tiene una desgracia, no se atribuye la culpa a sí mismo sino al fetiche que, evidentemente, no ha hecho nada, y le pega en lugar de castigarse a sí mismo". Al tomar sobre si el peso de la culpa, el fetiche tiene por efecto aliviador liberar de ella al sujeto mismo -en lo cual el fetichismo contrasta con una lógica de interiorización de la culpa, en acción especialmente en el pueblo de Israel que, por el rodeo de sus profetas, se acusa de sus pecados como causa de sus desgracias y jamás pone en duda, a través de ellos, el poderío y la justicia de Dios-. Tal es la ganancia del fetichismo: proyección del sentimiento de culpa fuera del sujeto, el cual, al incorporarse al objeto, permite escapar a la subjetivación de la culpa. Esta ganancia se paga, de todas maneras, con un agravamiento del clivaje y un aumento de la dependencia con respecto al objeto a través del cual la culpa resulta, en cierto modo congelada y administrada. Figuras estéticas del fetichismo No es en modo alguno fortuito que el fetichismo haya sido mencionado originalmente por Freud en referencia a la literatura —en su estudio sobre El delirio y los sueños en La Gradiva de Jensen— y a la problemática de la creación (estética) —en Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci—. Todo ocurre, en efecto, como si el creador literario y el artista tuvieran vocación por ilustrar el fetichismo. De la escena primitiva a la escena primaria. Al relatar la historia del interesado (en el caso de la Gradiva), entrevé que su fetichismo debe retrotraerse a impresiones infantiles eróticas (reminiscencia de una compañera de juegos); por lo tanto, vuelve a encontrarse, no fortuitamente mediante la escritura novelesca, con el descubrimiento de la ciencia (la de Binet), índice de que la escritura literaria alcanza la verdad inconsciente del fetichismo en su valor significante. Al reconstituir la escena primaria disimulada detrás del Recuerdo infantil de Leonardo da Vinci -representándose en su cuna visitado por un buitre que le abre la boca con la cola y chocando varias veces esta cola con sus labios- como remitiendo a la simbólica fálica, hemos visto que Freud establece por primera vez esta teoría en el fetichismo. Entonces, tenemos dos grandes lineas, por un lado la escritura, la literatura y por otro el arte, la


representación. En la literatura, algunos ejemplos: siglo XVI 'el discurso precioso' las preciosas, la dama, más adelante un ejemplo muy interesante el Werther de Goethe, el fetichismo en el vestido...'en una cinta de la bienamada'. Apartir del siglo XIX el dandysmo (Brummel), extraera todos los recursos fetichistas del arte de la vestimenta como afirmación de una singularidad al margen de las normas, creadora de un estilo. Rencontramos el dandysmo en Africa, pag web y fotos aerobios fetiches modernos https://www.artnexus.com/es/noticias/616e06e4726aacc2f4fee646/Anicka-Yi-In-Love-With-The-World

En un clima de delectación amorosa, se desarrolla un programa de goces que exploran las diversas vetas fetichistas en la esperanza de despertar unos sentidos hastiados: se revelará allí la pasión por las telas, la búsqueda de los estimulantes artificiales y las flores —simbolizando el invernadero la ruptura con la naturaleza—, y luego las perversiones alimenticias y sexuales. La obra mayuscula de Proust está dedicada al fetiche, 'En busca del tiempo perdido', El amor de Swuan (libro y película) y (la camerera) la vida domestica del escritor y su camarera antes de morir, donde escribe su gran obra. De lo cual ella toma nota de entrada: "Sin registrar con una mirada que desviste mi blusa, mi falda, como en general hacen los hombres. Apenas me había mirado. Desde el momento en que entró al salón, sus ojos se mantuvieron obstinadamente fijos en mis botitas". Tal es la paradoja, inocentemente enunciada: el fetichista en contraste con el deseo genital, proclama una pasi6n por el detalle vestimentario, lo que en la interesada da lugar a un asombro tan ingenuo como revelador de la creencia en la relación sexual que marca con su sello el sentido común popular. La obra de arte como feticche, 'el objeto', entre sublimación e idealización. Hay que tomar aquí al pie de la letra la expresión amuleto espiritual que asimila el culto de la obra de arte al fetiche, siempre listo para usar por la imaginación como acceso a otro mundo y cumpliendo una función de consuelo y confortación —verdadero preservativo contra la mediocridad del mundo profano-, por ese motivo e1 objeto de una fiesta sagrada. Señalemos que la sublimación, al separar a la pulsión de su carácter sexual, por derivación hacia una meta no sexual, tiene por efecto depurar el objeto. El fetiche (perverso) hace posible una separación entre la materialidad bruta del objeto y su valor de símbolo: ¿no es en el orden de la sublimación donde se practicaría un clivaje semejante, escisión del objeto ordinario y la obra de arte? *Gustave Courbet, «El origen del mundo» Desapareció durante años, se dice que la robo un coleccionista turco, y se encontraba oculta en una caja fuerte propiedad de Jacques Lacan.

El fetiche como producto del explorador: viajero/explorador/explotador Recuérdese que el fetiche había nacido del encuentro de la mirada del explorador con un objeto, tan extraño como fascinante: este objeto, al caer bajo la mirada, representa una especie de choque escópico que la misma palabra (feitigo) viene a provocar en la expresión. La elaboración de las teorías del fetichismo, desde De Brosses a la filosofía del siglo XIX, manejó en cierta forma este compromiso entre intento de comprensión y teorización y choque del encuentro con este objeto enigmático. La sexología, por último, señaló el vínculo entre este objeto y la producción del síntoma -pero, si bien se mira, al hacerlo prolongó tácitamente la fascinación por aquél, por no poder dar cuenta de su verdadera génesis-. para concluir

Se comprendería así el sentido del desafío del fetichismo a la "ciencia del hombre" como "ciencia de lo que le falta al hombre": a través de la pantalla del fetiche, el sujeto inconsciente se ve confrontado con esa falta íntima y con su "encarnación" en un "objeto" tan material como imposible...



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