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El nieto
El nieto
Sintió un fuerte dolor en el pecho. La muerte se sentó a su derecha. Pálido, la miró fijamente a las cuencas vacías de sus ojos.
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–Hoy no, por favor, mi primer nieto nacerá en pocos días, me gustaría conocerlo –dijo con voz temblorosa.
La muerte, que arrastra una injusta fama de inflexible, tras unos segundos pensativa, sacó una voluminosa agenda negra de debajo de su túnica.
–Me parece una razón de peso. El próximo siglo y medio estaré tremendamente ocupada. Volveré a por ti, Tomás, inmediatamente después de llevarme a Federico I de Euroasia, entonces no atenderé a razones.
Cuando le dio las gracias ella ya se había ido. El dolor comenzó a remitir. Su esposa, desde la cocina, le llamó, pues la cena estaba lista. Se levantó raudo del sofá, dio un paso y un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Vería nacer a su primer nieto…, también morir.
Javier Buján Sánchez A Coruña