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Franklin Arze de la Barra
FRANKLIN ARZE DE LA BARRA (Bolivia) Nació en Arque, Cochabamba, Bolivia el 12 de septiembre de 1955. Estudio Ingeniería en la Universidad Mayor de San Andrés. Fue auxiliar de cuatro asignaturas. Ha desarrollado la ingeniería, las matemáticas y la termodinámica boliviana. Por diversas razones filosóficas, históricas y políticas asumen el nombre de Nina Kuyuchij Yupanqui, con cuyo nombre firma sus libros y conferencias nacionales e internacionales (Perú, Argentina, Uruguay y Alemania). Libros: El cipayo latinoamericano (2006), Sociedad tetraléctica (2016).
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EL CALENDARIO INKA
·Z· Ninan Kuyuchij Arze de la Barra Yupanqui13
Tom Zuidema (1927-2016), empezó a estudiar el calendario inkaico, desde 1953, su tesis doctoral, tenía como título, “El Calendario Inca” y cinco meses antes de su muerte, presentó su libro con el mismo título en la Universidad Católica del Perú. Sin lugar a dudas, este magnífico investigador holandés y catedrático de la Facultad de Antropología de la Universidad Urbana, de Illinois, EEUU, fue uno de los especialistas en la cultura inkaica, más importantes.
El resumen de su obra, que lleva el mismo título que su tesis de doctor, consta de más de 900 páginas, que son el resultado de 60 años de investigación científica, sobre ese apasionante tema. Aún después de su muerte, sus amigos y discípulos, destacaron su trabajo, en un homenaje póstumo que se puede ver en YouTube, con la participación de Juan Ossio, Manuel Burga y Gary Urton, en Julio del 2016.
Por esa misma fecha, yo presentaba mi trabajo, “La Sociedad Tetraléctica”, que era fruto de diez años de investigación autodidacta del Tawantinsuyu. La bibliografía de este trabajo, no tiene ninguna obra de Zuidema, porque no pude acceder a su amplia producción publicada, salvo por referencias de terceros.
13Nombre literario que asume Franklin Arze de la Barra 119
Cuando finalmente, pude conseguir un ejemplar, por referencias de mi amigo, Roberto Ágreda Maldonado, que encontró la publicación mencionada en una Feria del Libro en Lima, me embarqué en la aventura de Zuidema, pero después de revisar las 900 páginas, me perdí en un mar de huacas, sin encontrar un plano, mapa o “carta”, (como llamaba Bernabé Cobo), del Calendario Inka.
En una posterior visita al Cusco y al Centro Bartolomé Casas, pude acceder a una publicación de Brian Bauer, discípulo de Zuidema, titulada, “El Espacio Sagrado de los Incas”, donde se puede ver una “carta”, de Bernabé Cobo. A partir de esta lectura complementaria, empezamos a entender mejor el Calendario inkaico. Según una cita que hace Bauer de Cobo, existía una copia del calendario inka del Cusco, aquí en Cochabamba, en Inkallajta, cerca de Pocona, a escasos setenta kilómetros de Cochabamba. Lo que es un desafío para un futuro Zuidema boliviano. Tengo la sospecha que una de las huacas de esta copia del calendario inka, sea lo que hoy conocemos como Santa Vera Cruz14, frente a la Refinería Gualberto Villarroel de Cochabamba, donde cada 5 de mayo, se reúnen los campesinos cochabambinos, a demandar fertilidad. Tradición que ha llegado hasta nuestros días.
14 Es una huaca del calendario de Inkallajta, que es una copia del calendario de Cusco, según Bernabé Cobo. A su vez Cobo, se basó en lo recopilado por Juan Polo de Ondegardo, el secretario del virrey Toledo. Los calendarios inkas están marcados por huacas en el espacio geográfico, terrestre. 120
Lo que podemos observar del genial calendario inkaico, es que parte de dos cuadrados concéntricos, de cuyo centro se disparan 40 ceques15 que barren 360 grados sexagesimales. Dichos seques, subtienden 9 ángulos por cada lado del cuadrado, mismos que al dividirse en 10, nos dan los 360 grados sexagesimales babilónicos que son la base de nuestra geometría y trigonometría. Recordemos que los “transportadores”, de nuestro estuche geométrico escolar, imprescindiblemente contaba con una pieza semicircular divida en 180º, grados sexagesimales. Esta división arbitraria, se originó en los antiguos astrólogos y astrónomos babilónicos que usaron una numeración de base sexagesimal, por eso que, hasta hoy, medimos nuestra hora, dividida en 60 minutos, y cada minuto tiene sesenta segundos. Los astrónomos babilónicos creían que el año debía tener 360 días. Hoy sabemos que el año tiene 365, 24… días, lo que tuvo que ser un problema demasiado complicado para sabios, que desconocían los números fraccionarios y peor los números irracionales e imaginarios.
El Calendario Inka, resuelve genialmente el problema, por medio de dos cuadrados concéntricos y para las fracciones irracionales de día, una especie de cabeza de condorito, en su centro. Los inkas y los Tiwanakotas, tuvieron una numeración de base cuadragesimal, en su yupana, como lo descifró el ingeniero aeronáutico italiano Nicolino di Pascuale el
15 Líneas rectas o rayas inkaikas que parte del Cusco para organizar santuarios o huacas. 121
año 2003, que sigue series de Fibocacci, el código de la vida.
Por lo tanto, cada cara del cuadrado, tiene 91 días, que corresponden a una de las cuatro estaciones y el cuadrado interior es un día partido en cuatro y las fracciones irracionales de día en la cabeza de cóndor central. Sencillamente: Genial.

Fuente: Calendario inka en el piso de la casa de Franklin Arze de la Barra, en Tarata, Cochabamba, Bolivia
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