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Pamela Karen Medrano Moscoso
PAMELA KAREN MEDRANO MOSCOSO (Bolivia)
Nació en Cochabamba, Bolivia el 23 de mayo de 1985. Poetiza, cantante, dramaturga y activista política. Licenciada en Sociología. Estudió danza y teatro. Participó en varias olimpiadas de danza, teatro y poesía en los últimos cursos del colegio. En la Universidad participó en actividades cinematográficas (2010-2014) con Convenio de la Carrera de Comunicación Social en Artes escénicas y Artísticas. Fue Secretaría de Género Generacional en el Centro de estudiantes de la Carrera de Sociología los años (2007 -2008), en la Universidad Mayor de San Simón. Actualmente se dedica al trabajo social en instituciones como Federación de Adultos Mayores (FEDEAMCO) y entidades Cívicas como la Federación de Juntas Vecinales de Cochabamba (FEDJUVE). Toca la guitarra y piano. Es miembro de los escritores de la UPEQ. Participó en la Gala poética internacional El mar boliviano de la Unión de Poetas y Escritores de Quillacollo del 22 de marzo de 2021 Es coautor del libro de la UPEQ: Poesías y cuentos para el escenario (2021) y Gala poética internacional El mar boliviano de la UPEQ (2021). Es coautora del libro de la UPEQ: Poesías y cuentos para el escenario (2021).
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“PUERTA LUMINISCENTE HACIA EL TATA INTI” (ensayo)
Pamela Karen Medrano Moscoso
¡Ay mi Tata INTI!, cuantas estaciones hemos abrigado las cosechas productivas, la comunidad estaba contenta por todas las lunas que han surgido en el calendario despertando en perfecta armonía con la comunidad. Pensar que nuestros hijos serán nuestros sucesores y los abuelos nos dejan sabiduría milenaria a los siguientes descendientes. La mama “Illari”, era una de las mamas mayores en la comunidad, desde muy temprano, agradecía a la Pachamama, luego regresaba a las obligaciones matutinas de las familias que precisaban constante apego hacia las costumbres del Ayllu. Nuestros ancestros con más de 800 habitantes del pueblo de Tiwanaku, lograron establecerse desde tiempos remotos en los terrenos que llegan hasta casi 4 mil metros de altitud, cuanta grandeza al tallar en piedra nuestras costumbres como el Tata nos pidió. Con el tiempo permaneció como una fiesta familiar para varias comunidades reuniéndose alrededor del fuego al esperar el renacimiento de la vida, porque tiene que nacer un sol nuevo con muchas promesas en un sentido de alegría. Nuestros hermanos nos decían la Madre Killa, tienen que dirigirse hacia el horizonte mientras la fogata sigue viva aumentando el deseo que llegue un nuevo día con mejores augurios. Y entonces al pasar las horas, estando pendientes de que el primer rayo que
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cae, se ilumine al Dios Inti, donde su luz engrandecerá y dará inicio a un nuevo ciclo solar. Esperando a que renazca el Wilkakutti, la ceremonia donde se encuentran las ruinas, los máximos sacerdotes Aymaras, encabezarán la celebración, y se desarrollará en los templos orientados hacia los puntos de salida del sol y de la luna. Los tiwanakotas fue uno de los estados más influyentes, diversos pueblos vecinos como Cuzco que transmitieron el bienestar y la complementariedad entre los pueblos. La Mamá Tierra y el universo, aseguraban que se mantuviera el control absoluto del orden de la vida en la tierra donde habitamos.
Los amautas del ayllu, jugaron un papel importante gracias a las hierbas naturales que nos brinda la madre naturaleza, y conversábamos con una profunda confianza con la Madre Tierra y el Dios Sol, determinando la fecha precisa para comenzar la siembra. De esa forma teníamos que preparar de manera rápida las cosechas para el año y esquilar un animal dando un beneficio a toda la comunidad.
Agradeciendo a la tierra quien se fusionó con el universo en conjunto, provocó el renacimiento de la mamita naturaleza comenzando como primera etapa, el reordenamiento de la tierra y con ello a las diversas tierras agrícolas y los ganados. Aparecieron pueblos aymaras que comenzaron a adueñarse de las tierras y dominar los pueblos de la cuenca del Titicaca, para luego expandirse a la mayor parte de los territorios.
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El cosmos fue uno de los imaginarios más profundos que vive en la cultura ancestral, logrando traspasar y mantener entre sus Estados, la jerarquía de quienes heredaron de forma continua a sus hijos. La ceremonia donde se encuentran las ruinas, donde los máximos sacerdotes aymaras y los chamanes, encabezarán la primera parte de la celebración, que consta de distintas fases que se irán desarrollando en los templos orientados hacia los puntos de salida del sol y de la luna. Todos los comunarios festejen con zampoñas, tambores y bailes. La danza en círculos comienza el 21 de junio, mientras queman simbólicamente todo aquello negativo dejando el año y elevando las plegarias para un cambio de nuevo período. El Calendario Solar es sabio. Desde un principio los pueblos andinos tributan respeto y reconocimiento al Sol como principal fuente de la vida, celebrando al mismo tiempo el comienzo del Musoj Wata (nuevo año), que es nuestro centro sagrado en la Puerta del Tata INTI, determinando la cantidad de días complementarios que representa la Chakana, y las 7 cabritas que preside el ciclo ceremonial que representa la unión del cielo y de la tierra como principio femenino y masculino dando el equilibrio necesario a la dualidad.
Surgió de repente el movimiento de la Deidad, desde los cielos y los vientos que despertaron el regreso del Tata INTI. Tanto que, les dije a Mama Illarra y mamá Killa, que la comunidad estaba llena de nuevas esperanzas y que juntos recibiéramos el nuevo año junto con el cosmos, el universo y la madre tierra.
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