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Uso de datos y nuevas evaluaciones
Por Cristóbal Cobo y Camila Gottlieb
El aprendizaje ocurre en todo momento y en todo lugar. De hecho, aprendemos mucho más de lo que se nos enseña. El aprendizaje es ubicuo y permanente, y muchas veces aprendemos incluso sin ser conscientes de ello. Una conceptualización más abierta de la educación también convoca a abrir las puertas de lo que llamamos evaluar. Por eso hemos querido dedicar el número a ofrecer una visión más amplia y rica de lo que se entiende por evaluación (y también por aprendizaje). Los conocimientos y las capacidades se desarrollan en distintos momentos de la vida, tanto de manera individual como colectiva, tanto en situaciones de aprendizaje formal como informal.
Hoy en día es cada vez más relevante contar con visiones, metodologías e instrumentos que nos ayuden a construir una representación más rica de lo que entendemos por aprendizaje. Por ejemplo, hoy sabemos que, además de promover la lectoescritura, las matemáticas y los contenidos curriculares en general, también es necesario favorecer el desarrollo de un conjunto de habilidades sociales, que se promuevan en un clima escolar de diálogo e inclusión, y para ello será de vital importancia construir y diversificar los instrumentos de monitoreo y evaluación. Hoy contamos con valiosos ejemplos en esta línea; entre muchos, destacan las rúbricas que promueve