La sanidad en Alhucemas entre el Protectorado español y la independencia de Marruecos: evocación del Dr. Federico Molina Martín
Autor: Dionísio Pereira Realización: Aziz Sidki Cheddi
Índice • La sanidad en Alhucemas entre el Protectorado español y la independencia
de
Marruecos:
evocación
del
Dr.
Federico
Molina………………………………….……………………………..……. 4 • ANEXO: Don Federico: Álbum de fotos .……………………………… 16
A
lejado de la literatura hagiográfica colonial1, el crudo relato de Pere Miret i Cuadras, un médico catalán destinado en diversas zonas del antiguo Protectorado español de
Marruecos entre 1954 y 1958, es revelador de la situación sanitaria del Rif durante el período de transición entre la colonia y la independencia marroquí (1956): “Organizar un sistema sanitario eficaz y gratuito, en un país pobre, sin ninguna estructura anterior, sin personal médico del país, sin vías de comunicación, sin red eléctrica, con un terreno montañoso y estéril, no apto para la agricultura, no es fácil. (…) Los resultados fueron muy meritorios. En las ciudades desapareció gradualmente la viruela, el tifus exantemático, la difteria, y disminuyó el kala azar, la disentería, la sífilis, la oftalmia purulenta, el paludismo, la tuberculosis, y la mortalidad en el parto, y en la primera infancia. El marroquí tenía acceso gratuito a todos los servicios médicos y quirúrgicos, incluida la hospitalización. En las cabilas se instalaron un Consultorio, cercano al zoco de cada Intervención, con un médico, un practicante y una auxiliar. (…) La atención médica en las capitales fue muy meritoria, pero en las cabilas fue incompleta, aunque en aquellos momentos fue la única posible. Todos los marroquíes, tuvieron la oportunidad de conocer una medicina científica, y vieron disminuir, y en algún caso desaparecer, enfermedades que habían diezmado a la población. La alta mortalidad infantil, la sífilis endémica y el paludismo, que habían disminuido pero no desaparecido, el traslado de enfermos, de la cabilas a los hospitales, el suministro de agua potable, la formación de médicos nativos, el insuficiente número de Centros Médicos rurales, la construcción de vías de comunicación, transitables para vehículos de ruedas, y la falta de Registro Civil, eran los problemas sanitarios más importantes, que quedaban por resolver, en las zonas rurales, al final del Protectorado (…).” 2
1
Este trabajo es deudor de las informaciones aportadas por Abdelhamid Raiss y por Federico Molina Giménez, hijo del Dr. Molina. También de las entrevistas al Dr. José Romano (Melilla) y a la antigua enfermera Khadiya Eskalli (Alhucemas), realizadas por Vicente Moga/Betlem Planells y Yassin Errahmouni/Aziz Cheddi, respectivamente, así como del artículo de Kaoutar Raiss, “La leyenda de Alhucemas”, publicado en la Revista del I. E. “Melchor de Jovellanos”, Bahía, nº8, junio 2018. 2 Miret i Cuadras, P. Crònica d´un metge al Marroc (1954-1958), Barcelona: Ed. Bellaterra, Colección Alborán, 2006. 4
Y aunque el auge de la medicina moderna, biomédica, en el Rif se llevó a cabo de espaldas a las prácticas tradicionales de magia, curanderismo o medicina humoral, presentadas todas ellas sin excepción como acientíficas, minusvalorando sin ir más lejos la larga e importante tradición de herboristería y manipulación de sustancias animales y vegetales, la coexistencia de itinerarios terapéuticos de origen diverso se mantuvo y llegó, incluso, hasta hoy. 3 En conjunto, cuando llega la independencia al territorio del antiguo Protectorado (donde siete de cada diez personas residían en zona rural), en total existían 11 centros médicos urbanos, entre ellos el hospital antituberculoso de Ben Karrich, el Instituto de Higiene de Tetuán y los hospitales civiles de Tetuán, Nador, Ksar el Kebir, Larache, así como el de Villa Sanjurjo, el último en ser construido y el más pequeño. El rural estaba dividido a efectos sanitarios en 41 Círculos Médicos, que disponían de un Centro Médico Rural cerca de cada zoco para concentrar la asistencia de urgencias en el territorio de las distintas cabilas y que incluían también 26 pequeños puestos sanitarios en zonas muy alejadas de las principales vías de
comunicación.
Todo
ello
estaba centralizado desde 1939 en la Organización de la Sanidad Oficial del Protectorado, como servicio exclusivamente estatal, encabezada por la Inspección de Hospital Español Tetuán
Mateo Dieste, J. Ll. “Sistemas médicos y racionalidades curativas en Marruecos: un panorama general”, en Fernández Juárez, G. (Dir.) La diversidad ante el espejo. Salud, Interculturalidad y Contexto Migratorio, Quito: Ediciones Abya-Yala, pxs. 114-129, 2008. En relación a la herboristería, el autor señala que el rico recetario marroquí comprende alrededor de 230 plantas, equivalentes a 567 indicaciones terapéuticas. Ver una descripción de las distintas prácticas tradicionales en Iribarren Cuartero, I. “Trabajos de un médico militar en el Rif (Beni Said), Imprenta Imperio, Ceuta, 1942; también Bravo, J. “Los consultorios indígenas en la zona de Melilla. Supersticiones y curanderismo”, África, Revista de Tropas Coloniales, Madrid, Junio 1927. 3
5
Sanidad dependiente de la Delegación de Asuntos Indígenas de la Alta Comisaría de Tetuán. 4 En lo tocante a las infraestructuras sanitarias de la pequeña ciudad que todavía recibía el nombre de Villa Sanjurjo cuando se inició la década de los años 50 del siglo pasado, al referido Hospital Civil, que contaba con 62 camas y tan solo 6 de ellas dedicadas a partos, habría que añadir un pequeño hospital de la Cruz Roja Española (de carácter privado) con 16 camas, un Consultorio Médico conocido popularmente por “Spitar N’ Kaddour” (actualmente lleva el nombre de Centre de Santé Urbaine Abdellah Hammou), un Ambulatorio colindante con la mezquita y la mahkma diseñadas hacía una década por Emilio Blanco Yzaga en el inicio del camino a la Sebadilla, dos hogares-refugio y un orfanato. A ello, habría que añadir el Hospital Militar del Ejército español dirigido por el médico gallego Gerardo Sueiro Martínez, de grato recuerdo en la ciudad, y que, después de la marcha del Tercio “Alejandro Farnesio” de la Legión (1961), se utilizó durante un tiempo para servicios sanitarios auxiliares. Por último, además de las consultas privadas de algunos médicos españoles, también existía la Junta Local de Beneficencia, dependiente de la Junta de Servicios Municipales y de la Inspección Local de Asuntos Indígenas, por la que, desde 1928, se aseguraba la asistencia médicofarmacéutica indigentes,
gratuita algo
que
a
los
también
llevaban a cabo varias sociedades “Spitar N’ Kaddour” El Barkani Abdelkader, A. “Algunos aspectos de la acción sanitaria durante el Protectorado de España en Marruecos”, Revista Aldaba, nº 39, pxs. 175-205, Martos, 2014. 4
6
benéficas musulmanas 5 . Teniendo en cuenta que la localidad acogía en 1955 un total de 11.392 personas (el 68% de origen hispano) y su población se había duplicado en 20 años 6 , la atención sanitaria era manifiestamente insuficiente y, si bien es cierto que contaba con algunos medios modernos, estos se fueron deteriorando al disminuir los recursos y no haber reposición en la primera década de la independencia del reino alaouita. Con todo, mucho se había avanzado desde que el Dr. Mahboub Ben Mahmud “Tanjaoui”, que ejercería como médico de Abd el Krim desde finales de 1924, emplazó con ayuda de la Media Luna Roja egipcia un pionero hospital de campaña cerca de la bahía de Alhucemas y, además de atender a los mujahidines y a los cautivos, tomó medidas contra la epidemia de tifus que comenzaba a asolar el país en la alborada de 19257. Después vinieron los barcos hospitales de la Armada española que participaron en el desembarco de septiembre de 1925 (los vapores “Barceló”, “Andalucía”, “Villarreal”…), la instalación del primer hospital de campaña a pié de la playa que en aquel momento los rifeños denominaban Marsa Tichdit y después fue Cala Bonita y, por fin, la inauguración en mayo de 1926 y
Barco Hospital Villarreal
en el mismo lugar del Hospital de la Cruz Roja encargado por la reina Victoria de Battemberg al ingeniero
suizo
Rodolphe
Haccius, dirigido por la Duquesa de la Victoria, Carmen Angoloti, y atendido por las Damas Enfermeras y las monjas de la Caridad. Por sus más de cien camas alineadas en aquellos resistentes barracones de madera suiza de “7 metros de ancho por 60 de Ibn Azzuz Haquim, M. “Beneficencia y acción social en Marruecos”, Tetuán, 1953. Albert Salueña, J. “El repliegue del Ejército español de la zona Norte del Protectorado Marroquí”, Anales de Historia Contemporánea, nº 23, pxs. 199-217, Univ. de Murcia, 2007. 7 Martínez, F. J. “Estado de necesidad: la Cruz Roja Española en Marruecos (1886-1927)”, História, Ciências, Saúde-Manguinhos, v.23, nº3, jul.set. 2016, pxs. 867-886, Rio de Janeiro. 5 6
7
largo con doble pared y suelo aislado de tierra”8, pasaron primero miles de soldados hasta el fin de la guerra del Rif (trasladados en ambulancias o en pequeños hidroaviones que aterrizaban en la playa), para después prestarse atención a la vecindad hasta mediados los años 40, período en el que se construyó el nuevo Hospital Civil de Villa Sanjurjo que atendía todas las especialidades, desde cirugía hasta maternidad.
A partir del ocaso de 1951 y por más de veinte años el Dr. Federico Molina, Don Federico tal y como todavía lo nombran hoy los y las alhucemís, formará parte de manera destacada de este universo sanitario. Trayectoria “villera” del Dr. Federico Molina Federico Molina Martín nació en el pueblo granadino de Piñar el 11/12/1922 en el seno de una familia humilde; era el mayor de cuatro hermanos, huérfanos de padre guardia civil fallecido en los enfrentamientos posteriores a julio de 1936. De pequeño, ayudaba a la familia haciendo palomitas de aceite para las casas y las iglesias y también vendía recibos de Radio Granada. Con mucho esfuerzo sacó sus estudios en el Instituto “Padre Suárez” de Granada, siempre con becas, graduándose en la Facultad de Medicina de aquella ciudad andaluza corriendo el año 1950. Como en el Protectorado los médicos tenían mejor retribución, decidió presentarse a las oposiciones de los Servicios Sanitarios del Norte de Marruecos convocadas en 1951, aprobándolas con el número uno. Su primer destino fue el del Círculo Hospital de la Cruz Roja Alhucemas 8
Memoria del Hospital de la Cruz Roja en Cala Bonita, 1926-1929, Madrid, Blass S.A. Tipográfica, 1929. 8
Médico de Dar Driouch, para incorporarse en abril de dicho año al Círculo Médico del Khemis de Anyera, en el territorio de Yebala. El Dr. Molina llegó a Alhucemas a finales de noviembre del año en cuestión, para ejercer como cirujano en el Hospital Civil, en el pequeño centro de la Cruz Roja Española (del que fue director), pasando además consulta privada en su domicilio; además, colaboró de manera abnegada y desinteresada con la Junta de Beneficencia Local. Para el único cirujano que ejercía en la demarcación del Rif central, era un trabajo ímprobo en el que no había horario ni de día ni de noche, se cobraba poco y exigía una constante experimentación e improvisación en la mayor soledad, pues debía atender sin ningún tipo de asesoramiento y con un instrumental cada vez más precario a todo tipo de enfermos y accidentados. Consultamos al azar la hoja operatoria del Servicio de Cirugía del Hospital Civil de Villa Sanjurjo, correspondiente al 14 de enero de 1956; ese día, desde las 8h. de la mañana, el Dr. Molina realizó 9 operaciones: dos hernias, tres anexitis, una apendicitis, un legrado, una amputación de dedo por quemaduras y el tratamiento quirúrgico de una herida incisa en la región occipital. Otro exponente de su competente polivalencia: entre los meses de enero y abril de 1956, realizó en el mismo Hospital 271 operaciones, desde cálculos renales, hasta todo tipo de traumatismos, quistes, partos, úlceras, gangrenas, hernias, pies zambos, labios leporinos, fístulas, peritonitis….Por aquel entonces, su fama comenzó a extenderse y los pacientes llegaban no solo del Rif, sino incluso de Ouxda, Berkane y la propia Melilla. A veces, las condiciones terminales en las que llegaban los enfermos, sobre todo las parturientas, debido a las múltiples dificultades para trasladarse desde las zonas rurales a los centros médicos, daban lugar a situaciones límites; el día 22 de febrero de 1955, anotaba el Dr. Molina en la hoja operatoria correspondiente a la atención a un parto: “(…) No se puede extraer la cabeza por estar roto el útero. Enferma que ingresa moribunda. Fallece en la mesa de operaciones”. 9
En 1954, Don Federico dio un paso fundamental para su arraigo en Villa Sanjurjo, pues contrajo matrimonio con Mª. del Carmen Giménez, hija de un conocido comerciante y destacado miembro de la Junta de Servicios Municipales local, Antonio Giménez Villar 9 ; el matrimonio tuvo cinco hijos y tuvo que pasar por la tragedia del súbito fallecimiento del primogénito con tan solo tres años de edad, cuando lo llevaban camino a Melilla para prestarle asistencia. Además, el Dr. Molina edificó una bonita casa decorada con un estilo que recuerda al que Blanco Yzaga pretendió popularizar, situada en las inmediaciones de la Plaza de España (hoy conocida como “Plaza Chita”) muy cerca del edificio Torres Quevedo de Telégrafos, ya desaparecido. En la actualidad se conserva solo una parte del edificio, la que servía como consulta médica. Ya por aquel entonces, antes de la independencia de Marruecos, no pasaron desapercibidas para las autoridades ni la dedicación y competencia en su trabajo, ni la devoción que comenzaba a profesarle la gente del común, sin distinción de raza y religión. Prueba de ello es el Dahir jalifiano que, con fecha de 18 de julio de 1955, nombró al Dr. Molina Comendador de la Orden de la Mehdauía, distintivo civil del Jalifa El Hasan Ben el Mehdi Ben Ismail Ben Mohamed. Después de la emancipación (1956), Don Federico fue reclamado por el nuevo Gobierno al socaire del convenio hispano-marroquí de asistencia administrativa y técnica de 1957 10 . Dos años después, pudo tener por primera vez unas vacaciones al contar Al Hoceima con otro médico cirujano, especialista en ginecología: el Dr. José Romano, con el que se complementó a la perfección tanto en el Hospital Civil, como en el de la Cruz Roja. Este, por cierto, debió cambiar de nombre por el de “Clínica 9
Su suegro será, tras la independencia de Marruecos, una de las personas que facilitó en 1959 el traspaso del “Grupo Escolar España” desde el primigenio local de la antigua Plaza de España (hoy, 3 de Marzo), hasta el actual emplazamiento del I. E. “Melchor de Jovellanos”. Ver Varela Salgado, Mª D. El Instituto Español “Melchor de Jovellanos” cumple Medio Siglo, I. E. Melchor de Jovellanos, Al Hoceima, 2018. 10 Ver ABC, Madrid, 14/07/1957. 10
Médico-Quirúrgica Española”, para no molestar a la naciente Media Luna Roja
marroquí. Con
el
Dr.
Romano, Federico
Molina
alternó
fraternalmente las operaciones quirúrgicas y compartió las campañas de vacunación infantil, que se llevaban a cabo tanto en los ambulatorios como en los centros de enseñanza de la localidad; entre ellos hubo una gran amistad que se prolongó hasta su muerte. Bajo las nuevas autoridades, el reconocimiento popular no disminuyó; tanto él, como el Dr. Romano, como el Dr. José Fragueiro, director del Consultorio Médico e Inspector Local de Sanidad, eran muy conocidos y no tenían enemigos. El propio Don Federico quiso contribuir a la continuidad
de
la
colonia
española, siendo uno de los fundadores (1961) de la “Casa de España”, que reunió a los distintos colectivos que aún persistían en una comunidad hispana en rápida regresión.
Clínica Médico-Quirúrgica Española
Esa popularidad y cercanía en el trato, se plasmó de manera diversa en una sociedad convulsa en la que mudaban hábitos y valores. Por lo de pronto, continuaron los homenajes y distinciones; así, en 1962 y por “sus extraordinarios servicios de asistencia a enfermos pobres de la Colonia española y colaboración profesional gratuita a la obra de la Junta de Beneficencia de Alhucemas”, se le concedió por parte del Ministerio de Gobernación la cruz de 2ª clase de la Orden Civil de Beneficencia. El Consulado General de España en Tetuán, con presencia del Walli, del Pachá y de miembros del gobierno marroquí, fue el encargado de imponerle la condecoración en el escenario de la Misión Cultural Española, actual I.E. “Melchor de Jovellanos”. De dicho evento dejó testimonio Manuel Martínez, la persona que ejerció ese día como traductor:
11
“(…) Recuerdo dos participaciones mías en calidad de intérprete de gran éxito…En otra ocasión con motivo de la imposición de una medalla al médico Dr. Federico Molina,… a la que fue invitado el Ministro de Información, Sr. Ahmed el Alaoui, de visita en la ciudad. Verse ante unas cuatro mil personas interpretando los distintos discursos, era una responsabilidad y un estímulo…Fui muy felicitado por las autoridades españolas y marroquíes”. 11 Don Federico en el monumento dedicado al Desembarco de Alhucemas
Cuando se afirma que Don Federico se relacionaba con todo el mundo, no se exagera. En la documentación fotográfica que se adjunta, aparece en los
primeros
tiempos
de
la
independencia junto a los promotores en Al Hoceima del Partido de la Reforma Nacional (nacionalista) liderado por Abdelkhalek Torres y con el propio Torres, que representó a Mohamed V durante el traspaso de poderes de la administración española a la marroquí. Pero hay más: en unos sucesos que aún son mal conocidos, el 2 de octubre de 1955 el Ejército de Liberación Nacional atacó posiciones francesas cercanas al Protectorado español en Aknoul (Gueznaya) y Marmoucha (Taza), produciéndose numerosos muertos y heridos. La inestabilidad en la zona continuó hasta la proclamación de la independencia el 3 de marzo de 1956; mientras, los atacantes, se refugiaban en la zona española contando con la pasividad del ejército hispano, que hacía la vista gorda sobre los heridos que se trasladaban al interior de su territorio12. Pues bien, si acreditamos en las hojas operatorias del Hospital de Al Hoceima, el Dr. Molina operó a 16 heridos de bala entre mediados de enero y los
Arias Torres, J. P. y Feria García, M. C., “Español, francés, árabe y rifeño. Manuel Martínez Martín o la identidad multicultural de un traductor”, Trans, Revista de Traductología, nº8, pxs. 137-150, Univ. de Málaga, 2004. 12 Hay una notable descripción de los hechos, utilizando la historia oral, en la página web /laperledugharb.blogspot.com/2014/06/la-deuxieme-guerre-du-rif.html 11
12
primeros días de febrero de 1956, relacionados, posiblemente, con los sucesos de referencia. No cabe duda de que Don Federico tuvo la confianza de las autoridades marroquíes, pues le encargaron la tarea de erradicar el paludismo en la costa del Rif, particularmente en la vega del Ghiss y del Nekkor; por ello, fue reconocido por la Organización Mundial de la Salud dependiente de la ONU. Así mismo, en 1960 fue nombrado director del centro de recuperación de los enfermos paralíticos del aceite adulterado13; debido a la gran cantidad de personas afectadas en la provincia de Alhucemas, fue necesario ubicar dicho centro en el antiguo Hospital Militar español para alojar y rehabilitar a los/as intoxicados/as, contandose con el concurso de médicos suecos y noruegos enviados por la OMS. Por último, gracias a su competencia desempeñó el cargo de Jefe Provincial de Sanidad de Alhucemas desde el 1 de agosto de 1962 al 31 de diciembre de 196914. Luego, las cosas comenzaron a cambiar y el mismo Don Federico hubo de ser operado por su amigo el Dr. Romano, para amputarle un dedo afectado por las radiaciones de los rayos X que, una y otra vez, se veía obligado a emplear. También el gobierno marroquí rectificó su política de confianza en los médicos
españoles
y
comenzó
a
sustituirlos en la década de los 70 por colegas de los países del Este 15 . Y la diáspora comenzó; primero el Dr. Romano Quirófano del Hospital Civil de Alhucemas en 1969 y tres años después el Dr. Molina. El último médico español radicado en Al Hoceima fue el Dr. Fragueiro, que se jubiló en 1974. 13
Raiss, K. op. cit. 2018. La masiva intoxicación, que a finales de 1959 causó muchas muertes y minusvalías afectando a más de 11.000 personas en todo Marruecos, fue ocasionada por la distribución por parte de comerciantes desaprensivos de aceite mezclado con restos de lubricantes de motores de avión, procedentes de una base militar americana cerca de Casablanca. Ver El País, 16-08-1981. 14 Raiss, K. op. cit 2018. 15 Mediados los años 70, en Al Hoceima detectamos la presencia de, al menos, uno de ellos, el Dr. Nikolov de nacionalidad búlgara. 13
Cuando en junio de 1972 el Dr. Molina retornó a España, tomó posesión como cirujano del Hospital Niño Jesús de Madrid aunque, poco habituado a las distancias y el trasiego de una gran ciudad, al poco tiempo solicitó el traslado a Murcia, donde ejerció hasta su muerte prematura (1985) provocada por su contínua exposición a los rayos X. A día de hoy, en Alhucemas el recuerdo de Don Federico perdura y pasa de padres, que conocieron su lucha contra la enfermedad y la muerte, a hijos, de manera que ya forma parte del imaginario colectivo y de los valores cívicos que los alhucemís, a lo largo de su historia reciente, se han forjado. Como concluye Kaoutar Raiss, hija de la que durante tantos años fue su efermera Khadiya Eskalli: “Don Federico” tal y como se le conocía en Alhucemas, se convirtió en el hijo predilecto de esta ciudad sin haber nacido en ella. Fue una persona muy querida y respetada por cada uno de los habitantes de la provincia de Alhucemas, destacando por su profesionalidad y elogiado por ser una excelente persona y la magnífica labor que realizó, ayudando al prójimo de forma desinteresada. Muchos de los habitantes de Alhucemas, especialmente los que tuvieron la suerte de conocerle y ser tratados por él, fueron testigos de su generosidad, su entrega y enorme vocación. Aquella capacidad de escuchar y entender al paciente, siempre anteponerlo como prioridad, no entendía de “status” sociales ni protocolos burocráticos, porque para él, todas/os las/os enfermas/os, eran iguales y su única preocupación era la de aliviar el dolor y salvar vidas; en definitiva, lo que sabía hacer.”16 Taghzout, Octubre de 2018.
16
Raiss, K. op. cit. 2018. 14
ANEXO
“Don Federico: Album de fotos”17
17
Las fotografías fueron cedidas generosamente por el hijo del Dr. Molina, Federico Molina Giménez y proceden de su archivo familiar. Agradecemos a nuestros amigos alhucemís Abdelhamid Raiss y Hassan El Jarmouni, su importante colaboración para la correcta documentación de las mismas. 16
El Dr. Molina en plena operaciĂłn.
Ambulatorio que estaba situado cerca de la mezquita edificada por Emilio Blanco Yzaga. AĂąo 1962-63.
18
Don Federico supervisando la vacunaciĂłn infantil en el ambulatorio. A la derecha, la enfermera Khadiya Eskalli. AĂąos 1962-63. 19
Vacunación infantil en el ambulatorio. Años 1962-63.
Boda de Federico Molina y Mª del Carmen Giménez. Iglesia de San José, Alhucemas. 1954. 20
Casa de Don Federico, cerca de la Plaza 3 de Marzo. Años 60.
Concesión de la Cruz de Beneficencia al Dr. Molina. En la mesa, el ministro de Información marroquí Sr. Ahmed el Alaoui y representantes del Consulado General de España en Tetuán. Misión Cultural Española. 1962 21
Salida del acto de concesiรณn de la Cruz de Beneficencia al Dr. Molina.
Don Federico rodeado de los simpatizantes del Partido de la Reforma. Entre ellos, Mohamed El Jarmouni, Abdelkrim Cheddi y Mohamed Kadiri. 1956. 22
Dr. Molina saludando al rey Mohamed V durante su 1ÂŞ visita a Al Hoceima. 1957.
Con Abdelkhalek Torres, lĂder nacionalista, del Partido de la Reforma. Finales de los aĂąos 50. 23
Junto con el Pachá Sr. Marzouki y el Sr. Gobernador Sr. BelAâlim. De pie, el traductor Miguel Martínez. Años 60.
Comida con mandos militares españoles durante el Protectorado.
24