ÍNDICE DE LOS TRABAJOS PREMIADOS CONCURSO LITERARIO JOVINO 2018-2019 CATEGORÍA A - Haytame Mouhib – Ed. Infantil 4 años La letra M ................................................................................................................... 03 CATEGORÍA B - Sara Akodad – 3º Ed. Primaria La sirena de las perlas ............................................................................................ 04 CATEGORÍA C - Jenna Lisse Shum – 6º Ed. Primaria Tu cuerpo te habla ................................................................................................... 06 CATEGORÍA D - Ines El Mouarrik – 1º E.S.O. SACUDIDA ................................................................................................................ 07 CATEGORÍA E - Dounia Zarbouh Bentatou - 2°Bachillerato CLANDESTINO ....................................................................................................... 08 CATEGORÍA F - Ayoub Akkad y Farah Attaf ( Collège Sidi Abid) Inicio del final ........................................................................................................... 14 El Destino de Julia ....................................................................................................... 14
CATEGORÍA G – Omar Lemallam – Alumnado I. Cervantes Aquí o allí debe ser lo mismo “Kif Kif” .............................................................. 15 CATEGORÍA H – Anotnio Ferrerira NUEVO ACRÓSTICO PARA LOS JOVINOS ................................................ 19 DÍA DEL LIBRO – Antonio Ferrerira y alumnado Mural: “El Libro, en varios idiomas”................................................................. 20
CATEGORÍA A
Haytame Mouhib –Ed. Infantil 4 años 3
CATEGORÍA B
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Sara Akodad – 3º Ed. Primaria 5
CATEGORÍA C
Tu cuerpo te habla Hola, soy tu cuerpo, no hablamos mucho, pero, tengo que preguntarte: ¿Por qué me das esto? ¿Sabes de qué está hecho? Las cosas que te gustan me ponen enferma y cuando eso pasa te pones preocupada ¡Tú lo has hecho! si hubieras puesto un poco de tiempo, para ayudarme, no habría pasado esto, pero, ya es tarde. Jenna Lisse Shum – 6º Ed. Primaria
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CATEGORÍA D SACUDIDA Todos toman el camino más fácil, pero yo iré por el difícil, cada vez que miro atrás veo la NADA; claro, le prendí fuego a todo, también a mi ira y a tus recuerdos... Un mundo sin ti es lo que necesito, una parte de mi quiere olvidarte, quiere que desaparezcas...así que ahora te OLVIDARÉ. No tienes el derecho de decirme ADIÓS porque cuando llegaste no me dijiste HOLA... así que DESAPARECE DE MI MENTE. En este momento tu existencia es casi irrelevante y para olvidarte solo necesito una GRAN SACUDIDA. Y así MORIRÁS. ¿Pero y si vuelves, intentaré recordarte otra vez? Tal vez este sea el final, mi querido paraíso amargo. Quería ser libre, poder tener una pistola y eso quería, pero... Él me aturdió, pero, sigo aquí mismo. ESTOY VIVA. Quería volar, quería sentir el calor del Sol en el cielo, pero...oh! volé muy cerca y ACABÉ QUEMADA. Ines El Mouarrik – 1º E.S.O.
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CATEGORÍA E CLANDESTINO Los rayos de sol rozan mi tostada cara, mientras que mi brazo es devorado por una lengua de arena ardiente. Este inmenso desierto posee unas fauces insaciables. Quisiera olvidar que hoy es mi cumpleaños porque no tengo razón ninguna para celebrarlo: padre está muy enfermo, madre apenas puede sostenerse a sí misma del cansancio, y tú, hermano, no estás aquí. Un año sumado a la cuenta no va a cambiar nada. Hoy no pude ir a la escuela por cómo estaba padre, así que me ocupé del rebaño de cabras y del huerto de palmeras. En cambio, ayer sí que fui, y al volver a casa, le conté a padre algo de lo que nos había explicado el maestro sobre Europa y su geografía. Nos explicó que en el norte se encontraba Escandinavia, donde la nieve no cesaba y las auroras boreales deslumbraban. Me gustaría sentir alguna vez los copos de nieve sobre mi piel; el maestro nos dibujó uno en la pizarra y me parecen muy bonitos. Cesé de contarle a padre el resto cuando vi una lágrima abriéndose paso por las grietas de su rostro. Madre dice que es por la fiebre, pero yo ya soy lo bastante mayor como para darme cuenta de que siente tristeza al acordarse de ti. Incluso ha prohibido que pronunciemos tu nombre en casa, aunque madre le haya intentado explicar que simplemente buscabas un futuro mejor en Europa. Ha pasado una semana desde que tuvimos aquella charla, y padre ha empeorado. No he estado yendo a la escuela porque me he dedicado a ayudar en casa. Me levanto todos los días al amanecer y cuido de las cabras. Luego, me dirijo a nuestro pequeño huerto para ocuparme de las palmeras. Siempre que puedo me siento a la sombra de uno de estos árboles y contemplo el desierto, me fijo en su escasa vegetación, o simplemente observo las caravanas que van hacia la ciudad. Y al volver a casa, siempre sueño encontrarme con alguna rosa del desierto para regalársela a madre por su duro trabajo. Hoy cuando llegué a casa encontré a Moussa llorando, y con voz entrecortada me dijo: ⎯ Padre no se quería despertar y madre lloraba mucho. Nuestro vecino le ha ayudado a llevarlo a un enfermero para que lo vea. Permanecí durante unos 3 minutos en estado de shock, y al desvanecerse la sensación de 8
angustia que apoderaba mi cuerpo salí de la casa. Las lágrimas caían como dos torrentes de agua, mis pulmones parecían quedarse sin aire, y un nudo molesto se iba formando en mi garganta. Cruzaba la carretera corriendo e ignorando a los conductores enfadados que dejaba a mi paso mientras me pitaban. Hasta que paré preso del pánico delante de un todoterreno que había frenado repentinamente porque casi me atropellaba. Debido a la nube de polvo que se levantó no pude distinguir quién era el conductor, pero al abrirse la ventanilla del coche quedé atónito al ver aquellos ojos esmeralda de una mujer blanca con cabellos del color de la arena de un desierto que ya conocía. Esta me preguntó que porque corría como un loco en medio de la carretera, y yo le expliqué que estaba en apuros porque mi padre se estaba muriendo. Con una mirada de lástima la joven me invitó a montarme en su coche y a llevarme hasta mi destino. Se lo agradecí de todo corazón, y me despidió con una gran sonrisa. Ahora entiendo hermano por qué te fuiste; ibas en busca de una nueva vida dónde era muy normal tender una mano de ayuda al necesitado, y dónde un sueño inalcanzable en este pueblo pasaba a ser realidad allí. Al llegar a la consulta quedé paralizado al ver el cuerpo de mi padre tendido sobre una camilla mientras un enfermero lo cubría con una sábana blanca. En ese momento perdí el sentido, y caí al suelo provocando que la multitud que estaba en la sala de espera se colocase alrededor mía. Me parecía haberte visto entre toda esa gente, hermano. ⎯ ¡Mohamed! ¡Mohamed! ¿Qué haces allí parado? ⎯ Levántate despacio, muchacho. Respira suavemente. ¿Te traigo un vaso de agua? Voy abriendo los ojos y me encuentro tumbado en el suelo. A mi lado está agachado el enfermero, y junto a mi madre está nuestro vecino, el señor Issifu, que le rodea los hombros con el brazo para consolarla. ⎯ Salka, tranquilícese. Todo esto acabará pronto, ya lo verá. Además, le prometo que yo me haré cargo de los gastos del entierro, y si me lo permite, intentaré mantener a su pequeña familia. ⎯ Pero no podré devolverle el dinero en mucho tiempo. ¡La verdad es que no sé! Hoy hemos enterrado a padre dónde le hubiese gustado estar: bajo una palmera. Han venido a darnos el pésame muchos viejos conocidos y todos me han dicho lo mismo: “Ahora eres el hombre de la casa”. Pero sigo pensando qué tu deberías de haberlo sido porque yo acabo de cumplir 14 años, y no creo poder encargarme de todo. Padre siempre decía que 9
podía morir tranquilo teniéndote a ti, su hijo virtuoso. ¡Qué orgulloso estaba en ese entonces! Ya han pasado 7 meses desde la muerte de padre, y han ocurrido demasiadas cosas. He dejado de ir a la escuela, y no me veo capaz de volver aunque mi maestro haya aconsejado a mi madre sfé que debo aprovechar mi inteligencia para conseguir un futuro mejor. Tras numerosas visitas de nuestro vecino, mi madre ha contraído matrimonio con el señor Issifu. Ya sé que lo hace por Moussa y por mí, pero si me hubiese dicho que íbamos muy cortos de dinero hubiese intentado trabajar en cualquier cosa para traer algo de comer a casa. Si te soy sincero, ese hombre me está empezando a caer mal. Ha obligado a mi madre a dejarme trabajar como jornalero en la recogida de su cosecha de cacahuetes y judías para costearme lo que se gasta en mi comida. Comida que apenas pruebo porque me obliga a estar en sus campos todo el día, y al llegar por la noche siempre intenta dejarme sin cena. ¡Ya no lo soporto! Cada vez trata a madre peor. Al principio, siempre le regalaba algo tras regresar de negociar en alguna que otra ciudad, pero cada vez le da menos regalos y más órdenes. Ha llegado a decirle que piensa tomar otra esposa si empieza a ser molesta. Hace poco conocí a dos chicos en los campos del señor Issifu. Uno se llama Brahim, tiene 17 años, y viene de Akjoujt; y el otro se llama Ahmed, tiene 16 años, y viene de Nuakchot. Trabajamos 12 horas diarias, y solemos charlar en los descansos de 15 minutos que se nos permite tener. Brahim me contó de uno de sus intentos de llegar a España, pero para ello sus padres tuvieron que vender las ovejas que tenían y varios muebles. No se dejó ningún detalle acerca de los peligros del viaje: llegar hasta Marruecos fue un trayecto muy agotador dónde tuvo que dejar atrás a muchos compañeros jóvenes que murieron por insolación y deshidratación. Una vez en Tánger, tuvo que estar varios días esperando una patera para cruzar el Estrecho; así que mientras, pedía limosna e intentaba huir de la policía que los golpeaba y amenazaba. Los insultos racistas en ese momento eran lo de menos. Aunque me pregunto cómo el color de la piel puede establecer un muro entre la vida y la supervivencia. Al final, Brahim fue detenido junto a otros muchos y deportado a la frontera con Argelia. Ahora como jornalero está intentando conseguir el dinero que le queda para intentarlo de nuevo. En cambio, Ahmed tiene otros planes. Está dispuesto a arriesgar su vida para tener un futuro digno de vivir; pero según él, ir a España cruzando el Estrecho o las fronteras de Ceuta y Melilla no son buenas opciones. Me contó que su hermano Sidi lo consiguió en un 10
cayuco de madera hecho por su padre yendo desde Nuakchot hasta las Islas Canarias, y qué ahora les manda de vez en cuando algo de dinero. Ahmed quiere seguir los mismos pasos que su hermano, y yo he decidido hacer lo mismo porque no puedo aguantar más esta mísera vida. Hoy, al terminar de trabajar, decidí hacer una visita a casa, y tuve la suerte de no encontrarme a Issifu. Madre dice que ha ido a un pueblo cercano para celebrar su boda con otra mujer más joven. Hacía tiempo que no los veía, porque mi “padrastro” me obligó a dormir con el resto de jornaleros en el granero. Me alegro de poder estar una noche sin tener que aguantarlo y disfrutando tranquilamente de una cena junto a madre y Moussa. Así que decidí romper el silencio incómodo que nos rodeaba: ⎯ Madre, voy a ir a España. Sé que no te gusta la idea porque ya has perdido a un hijo, pero debes entenderme. Ahora mismo es la mejor solución a esta caótica vida que tengo. ⎯ ¿Cuánto dinero necesitas? ⎯ Eh... Cuatrocientos mil ouguiyas cómo mucho. Estoy intentando ganar algo de dinero de las cabras que nos quedan, porque mientras recogía la cosecha no tuve tiempo de cuidarlas y unas cuantas murieron. ⎯ No te preocupes, mi pequeño Mansour. Yo me encargaré del dinero, pero prométeme que recordarás tus orígenes, respetarás para ser respetado, y aprenderás a apartarte de lo malo. ⎯ Te lo prometo, mamá. Estarás orgullosa de mí. Un mes después finalizó la recogida de la cosecha. Ayer vino a escondidas Moussa y me dio un paquete. Al ser la última vez que lo iba a ver, me despedí de él con un fuerte abrazo. Parece que madre consiguió el dinero y lo único que puedo decir ahora es que estoy agradecido de tenerla. Hoy los jornaleros han empezado a irse por turnos tras recibir sus respectivas pagas. Brahim se marchó muy temprano junto a otros compañeros en un autobús rumbo a Akjoujt, y le desee mucha suerte porque a partir de hoy comenzaba su viaje hacia un mundo mejor, hacia “el paraíso europeo”. Ahmed me ha pagado la plaza de la camioneta para acompañarle a Nuakchot. La noche anterior hablamos acerca de cómo transcurriría el viaje: yo lo tenía que esperar en una parada mientras él recogía sus pertenencias y recibía su paga; el señor Issifu no me tenía que ver porque concluido el trabajo me mandaría 11
directamente a casa sin ninguna intención de pagarme algo. Tras hacerlo cómo había planeado, sin levantar ninguna sospecha, nos encontramos dónde acordamos. El trayecto desde Atar hasta Nuakchot duró unas 11 horas, llegamos de noche, y sólo con bajar de la camioneta nos dirigimos a casa de Ahmed. Allí nos recibieron sus padres con un abrazo muy cálido, y me trataron como alguien más de la familia. Durante la cena les conté todo lo que me había sucedido este último año, y los padres de Ahmed escucharon atentamente sin ignorar ningún detalle. ⎯ Hijo, eres un chico muy inteligente al que no le falta valentía. Estoy seguro de que tu padre te estará viendo desde el cielo, y se sentirá orgulloso de haberte criado cómo el chico responsable y fuerte que eres. ⎯ Gracias señor Mustapha. Querría preguntarle acerca del viaje, ¿se ha previsto alguna fecha? ⎯ Sí, a mediados del mes que viene podréis ir. Mañana dame el dinero necesario para el pase, y todo estará asegurado. Hermano, ya se acerca ese día. Aquella fecha que parecía que nunca llegaría. Durante el pasado mes he estado ayudando al señor Mustapha en su taller mecánico. He aprendido muchas cosas, y estoy seguro de que me servirán para encontrar trabajo una vez que esté en España. Brahim me ha contado que iremos a las 4 de la madrugada en la furgoneta de un amigo de su padre hacia la playa desde la que saldrá la embarcación. El hijo de este señor nos va a acompañar. Bien, ha llegado ese 13 de mayo tan esperado. Todo ha ido cómo lo habíamos planeado. Llegamos a la playa cargados de pequeñas mochilas donde guardamos algunas provisiones que nos ha preparado la madre de Brahim. Al acercarnos a la costa podemos divisar a un grupo de gente que permanece en silencio para no llamar la atención. Comienzan a montarse en unas embarcaciones y no dudamos en seguirlos. Una vez que nos colocamos apretados unos contra otros, el motor se pone en marcha y el cayuco en mal estado empieza a balancearse al ritmo de las olas. Al ir amaneciendo puedo distinguir las caras de los que me acompañan, de las cuales muchas son de niños y mujeres embarazadas. Todos miran hacia el horizonte, como si esperasen encontrar la otra mitad perdida de su alma. El trayecto en cayuco dura 6 días. Según lo que me contó el señor Mustapha, habían escogido estas fechas del mes de mayo porque se preveía buen tiempo. El tercer día se nos 12
hizo eterno, el sol nos torturaba, y el olor era nauseabundo. Por las noches bajaba la temperatura drásticamente, y eso ha causado que un niño y un bebé hayan enfermado. La mañana de este cuarto día no podía haber empezado peor: el mar está muy agitado, el motor ha empezado a fallar perdiendo mucha gasolina, han aparecido grietas en el cayuco tras someterse al peso de las cincuenta y tantas personas que somos, y el niño enfermo no ha querido despertar. Tras una desgarradora escena en la que la madre no paraba de llorar y gritar, han conseguido arrebatarle el niño y dejarlo caer al agua porque no querían que el cadáver se descompusiese allí. La mujer en un intento de sujetar a su hijo ha caído por la borda, y al no saber nadar, el mar se la ha tragado antes de que pudiese reaccionar alguno de los hombres de la embarcación. Tras el trágico suceso, algo peor se acercaba: una tormenta. Se suponía que los días iban a ser calurosos, pero por lo visto el tiempo ha querido hacer de las suyas. Las olas han empezado a crecer a un ritmo sorprendente, la barca no para de balancearse, y yo sólo pido que cese esta pesadilla. Me pregunto en estos momentos qué es peor: la vida que he dejado atrás o el pronto encuentro que voy a tener con la muerte. La corriente nos está llevando en sentido contrario, las grietas se hacen más grandes, una ola monstruosa estampa con el cayuco, y todos salimos despedidos de él. Intento emerger a la superficie pero me es imposible, no puedo respirar, trago mucha agua, siento mucho frío, se me nubla la vista... Mohamed, ¿qué haces tú allí?, ¿has venido a recogerme?, ¿cómo sabías dónde me encontraba? Ja, ja, ja, debería parar con las preguntas. Me alegro de encontrarte, y estoy seguro de que padre se alegrará de vernos juntos. Ahora estoy cansado, pero cuando me recupere visitamos a madre. ¡Qué feliz estoy de qué el viaje haya terminado!
Dounia Zarbouh Bentatou - 2°Bachillerato
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CATEGORÍA F Inicio del final Cada vez que crees que es el final, en realidad es el inicio para sentirte frustrado. Pero es un inicio fuerte que te hace convertir todo tu pasado en días felices. Dolor, estoy listo para el pasado y acabar con las penas; lo más duro viene y todavía estás en el comienzo del pasado. Olvidarme mientras los míos están conmigo, las velas ennegrecen al mundo en mis ojos. Y abren el camino de las lágrimas. Pero creo en Dios que sabe lo que hay en los corazones. Ayoub Akkad – Collège Sidi Abid
El destino de Julia Un año después de nacer, la pequeña Julia pierde la voz y pasa algo muy raro: su estatura aumenta como la de una niña de siete años. No puede ir a la escuela ni los padres pueden pagar una maestra privada a domicilio. Un día aparece un señor rico en el jardín de la casa de la familia y pide coger la niña en adopción y promete darle una buena educación. Julia tiene una mente brillante después de los cursos con su profesora privada y llega a la escuela destacando entre todos los alumnos y alumnas. El señor que la adopta, decide mandar a la pequeña a un famoso médico al extranjero que puede tratar su problema de la voz. Después de varias operaciones, la niña logra recuperar su voz. Quiero darte la idea de que nada es imposible. Tú puedes marcar tu propio destino. Fin. Farah Attaf - Collège Sidi Abid
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CATEGORÍA g Aquí o allí debe ser lo mismo “Kif Kif ” Todos somos seres humanos semejantes, compartimos esta tierra y debemos disfrutar de los mismos derechos. La lucha contra la discriminación, la pobreza, el odio... es una necesidad; cada uno de nosotros tiene que contribuir a su manera y según su potencial, a la construcción de un mundo nuevo lleno de felicidad y amor. En las siguientes líneas voy a contarles un relato casi real, que nos mostrará que es posible alcanzar objetivos buenos con iniciativas simples. Estaba sentada en una cafetería que da al mar y al paseo marítimo; era un domingo de junio de 2018, el clima estaba soleado y le daba la gana de quedarse allí mucho tiempo. Estaba sola y no quería en ese momento hablar con nadie; tenía que aprovechar sus últimos días en esta amable ciudad que tiene paisajes maravillosos, y la mayoría de sus habitantes son generosos y hospitalarios. Debería viajar al otro lado del mar en el medio del mes de julio y le quedan solamente unos días para terminar su trabajo. Lucía ha visitado la ciudad muchas veces durante los últimos treinta años, suele hacerlo con su marido o con sus hijos, pero esta vez ha venido sola para quedarse aquí aproximadamente seis meses, con el fin de supervisar el trabajo de una cooperativa de la producción de aceite para cosmética, creada recientemente por unas mujeres pertenecientes a aldeas pobres situadas a unos 25 kilómetros de la ciudad. Lucía tiene un buen corazón y le gusta mucho ayudar a la gente. El camarero de la cafetería trajo a Lucía un vaso de zumo de naranja y una botella de agua. Se lo agradeció al camarero y empezó a beber su zumo; de repente, pasó un enjambre de gaviotas con sus graznidos tristes y patéticos: ciertamente tienen hambre, dijo Lucía consigo misma. Hoy en día la mayoría de las gaviotas no encuentran suficiente comida en el puerto como había sido hace varios años; ahora tienen que buscarla en zocos cercanos y otros lugares, además de buscarla en calles entre los residuos. El estado de las gaviotas, la movilidad de las personas en el paseo marítimo y la forma en la que hablaban sentadas en la cafetería, la impulsaron a pensar en su primer viaje a esta ciudad hace 30 años, cuando era una joven de 26 años. Se acordó bien del verano de 1988, cuando viajó a esta ciudad con dos amigas y tres amigos, todos y todas eran nuevos empleados en una empresa que produce perfumes; se acordó también que en aquel verano conoció a Muñir, 15
que estaba trabajando en el mismo hotel donde se han alojado. Muñir en aquella época era un joven de 28 años; dejó sus estudios para ayudar a su padre que trabaja por su cuenta en una barca de pesca, pero en los veranos Muñir trabajaba como empleado estacional en un grupo hotelero. Era una persona cultivada, que sabía muchos datos sobre las situaciones en varios países del mundo, sobre todo de su país y los países vecinos. Desde su primer contacto visual con la joven Lucía, sintió que el ritmo de su corazón se aceleraba y su cuerpo temblaba, y cuando esta última comenzó a hablar con él de una manera atractiva, estaba impresionado por ella;... se quedó un ratito sin decir nada, después intentó hablar haciendo un gran esfuerzo. Cuando cada uno del grupo se fue a su habitación, Muñir se dijo consigo mismo: “¿Por qué me ha pasado eso? Durante años me he encontrado con muchas chicas y mujeres, y nunca me ha pasado lo que me acaba de pasar hace un ratito”. A pesar de su edad, jamás ha tenido una relación de prometerse con una chica, de verdad que ha intentado muchas veces enamorarse con esta vecina o aquella amiga del colegio, pero sin frutos. Habían pasado cinco días desde la llegada de Lucía y sus amigos a la ciudad. Se lo han pasado bien; fueron a playas estupendas, disfrutaron de unas vistas hermosas, compraron regalos de tiendas y zocos, visitaron monumentos históricos, se comunicaron con varias personas muy simpáticas, y comieron varios platos... A veces se sentaban por las noches en la terraza del hotel, para charlar y hablar de lo que estaban haciendo y de lo que iban a hacer en el día siguiente. En una de esas noches, la de un jueves, cuando estaban sentados en la terraza Muñir intentó comunicarse con ellos, sobre todo con Lucía; les saludó y pidió permiso para sentarse, le dieron la bienvenida, comenzaron a charlar sobre varios temas y después de un rato, Lucía notó el interés de Muñir por ella. Son las dos de la madrugada, Muñir ya acabó su trabajo y en el camino de vuelta a su casa se dijo a si mismo: “¡qué suerte tenía!, gracias Dios mío, mañana a las cuatro de la tarde voy a encontrar a Lucía, ojalá que sea una oportunidad para confesarle mis sentimientos, ¿es verdad que estoy enamorado de ella?. ¿Compartiría conmigo los mismos sentimientos? No, no... Sí, sí... No sé qué ocurrirá mañana, pero esperaré, y todo será desvelado”. El tiempo va transcurriendo y Muñir siguió pensando en el encuentro de mañana; no pudo dormir y dijo en voz baja : « Mañana no será como otros días, mañana para mí es un día especial, Dios mío, Dios mío, si Lucía aceptara mi amor sería el hombre más feliz del mundo; sin embargo no debería apresurarme, el amor para ser mutuo 16
necesita tiempo, pero Lucía no le faltan aquí más de tres días. Sus amigas me han dicho que regresarán el domingo que viene por la tarde; entonces tengo que aprovechar la ocasión para dar unas señales a Lucía, pero ¿cómo?. ¿Cómo?. Dios mío ayúdame por favor». El viernes, Muñir se levantó a las doce, se duchó, se afeitó, y tomó con prisa su comida. A las tres de la tarde se vistió con ropa nueva y salió de la casa; llegó a la cafetería donde había quedado con Lucía, eligió una mesa en un lugar tranquilo y romántico y allí se sentó leyendo un diario. En cuanto a Lucía se despertó temprano, fue con sus amigos a una playa un poco lejana de la ciudad. ¡Fue un día muy divertido! Nadaron, jugaron, comieron, tomaron fotos y construyeron un palacio de arena... Eran las dos y media de la tarde, Lucía tuvo que regresar al hotel, anduvo hasta la carretera principal y allí todos los taxis que pasaban estaban llenos de pasajeros; comenzó a preocuparse, a cada momento miraba su reloj, hasta que se paró un taxi. Llegó al hotel, se duchó con prisa y después salió corriendo. Cuando llegaba a la cafetería eran las cinco y diez minutos de la tarde; buscó a Muñir, pero no lo encontró y se dijo: “Por supuesto ha venido, ha esperado y ahora quizás se ha marchado, deseo que no esté enojado; de todas formas lo encontraré esta noche, ahora voy a pasear un poco y después regresaré al hotel”. Desde la edad de 13 años, Lucía había tenido muchas relaciones de amistad con algunos chicos de su barrio; a la edad de 21 años se enamoró de un chaval, pero ese amor no duró mucho tiempo porque hubo problemas entre los dos y, además, el joven se fue con su familia para establecerse en una región muy lejana. Muñir había salido de la cafetería a las cinco pues tenía que estar en el hotel a las seis de la tarde; estaba triste y no pudo dejar de pensar en lo que le había ocurrido... De repente, Lucía entró, se dirigió hacia él, le saludó y, con ojos cerrados de timidez, le dijo al oído: “voy a explicarte todo lo que ha pasado, te espero en la terraza; cuando te sea posible, puedes venir”. Muñir sonrió, movió su cabeza dando señal de que estaba de acuerdo y siguió haciendo las tareas diarias de su trabajo. Luego se encontró con Lucía, hablaron, se rieron y quedaron para la mañana del domingo. En el encuentro, Muñir y Lucía hablaron de muchas cosas, de cómo está la vida aquí y allí, de las relaciones entre chicas y chicos, de si la diferencia en las creencias seria un obstáculo entre dos amantes... Pero Muñir no ha podido decirle que está enamorado de ella, solamente le dio su dirección de correo y le pidió que le diera el de ella. Por la tarde del mismo día, Muñir acompañó a 17
Lucía y a sus amigos hasta el aeropuerto; allí, se despidió con la esperanza de encontrarse con ellos pronto. Durante un año el intercambio de cartas y postales entre Lucía y Muñir fue regular; después, Lucía le mandó a Muñir el número de teléfono de una vecina. Cada seis semanas hablaron por teléfono. Las conversaciones telefónicas fueron una oportunidad para que ambos expresaran directamente sus sentimientos de admiración, y confesaran poco a poco lo que sus corazones escondían; luego, vino el momento adecuado, en el cual Muñir dijo con voz emocionada: "Te amo, te amo" y Lucía respondió: "sí, mi amor, también te amo". En el mes de enero de 1991, Lucia decidió viajar de nuevo para encontrar a su amante y visitar a su familia; se quedó aquí unos días, que fueron buenos, llenos de ternura y de honorable tratamiento. Durante aquellos días, tanto Muñir como Lucía se conocieron bien, se amaron más, se prometieron vivir juntos hasta el último momento de sus vidas y decidieron a casarse. Ahora (en abril de 2019) tienen tres hijos, Sara la enfermera, Murad que trabaja con su padre en una pescadería y Sofía, la estudiante de 14 años. Han vivido a menudo allí, a veces aquí, y han pasado momentos estupendos, aunque de vez en cuando han aparecido algunos problemas que tienen que ver con sus puntos de vistas de practicar sus libertades personales y en la manera de como educar a sus hijos, sobre todo cuando Sara se enamoró de un compañero de trabajo. Lucía después de 24 años de estar casada y cuando su hija pequeña ya tenía 10 años, dejó su trabajo en la fábrica de perfumes y decidió incorporarse a una organización no gubernamental que se dedica a la ayuda de las mujeres. Lucía estaba inmersa en sus recuerdos, cuando sonó el teléfono móvil: era Sara, su hija, que le llamaba desde el otro lado del mar: “...oye mamá, el viernes que viene toda la familia estará ahí, para pasar unos días contigo y después volveremos todos juntos”. ¡Qué bonito!, dijo Lucía con lágrimas en sus ojos. Hace años, sus hijos siempre se preguntan: ¿somos de aquí o somos de allí?. ¿Actuamos como estos o como aquellos?... La única respuesta lógica es que somos de allí y de aquí, no hay muchas diferencias, lo importante es que seguiremos viviendo como colaboradores solidarios; la paz es nuestro camino y la convivencia es nuestro objetivo. Viva la libertad, viva la alegría, viva la igualdad... Aquí o allí debe ser “kif kif’
Omar Lemallam Alumno Instituto Cervantes
Sí, puede ser. 18
CATEGORÍA H
NUEVO ACRÓSTICO PARA LOS JOVINOS
Imaginar
Estudiar
Memorizar
Discutir
Jugar
Notar
Simplificar
Explicar
Explorar
Orientar
Señalar
Proyectar
Licitar
Vislumbrar
Tutorizar
Armonizar
Comprender
Enumerar
Ingeniar
EnseÑar
Honrar
Localizar
Traducir
Operar
Ordenar
Leer
Unificar
Liberar
Repasar
Añorar
Temporizar
Numerar
Obsequiar
Organizar Soñar.
Antonio Ferreira
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ESPECIAL DÍA DEL LIBRO Trabajo realizado por Antonio Ferreira con el alumnado del Instituto Español Melchor de Jovellanos de Alhucemas, para conmemorar el día del Libro. Biblioteca Universal de la palabra libro en varios idiomas.
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