El furor del sultán Gakln. Pieza dramático-burlesca, original de R G. Haebler.
EL TEATRO DE POLICHINELAS V A R I O S intentos se han hecho, aun por in' signes dramaturgos y otros literatos de menor cuantía, para crear el teatro de los niños, porque la experiencia de los tiempos demuestra que las comedias, dramas, óperas y zarzuelas, cualquiera que sea su argumento, no despiertan en el niño la emoción jubilosamente placentera que con tanta facilidad encuentran en el teatro los adultos no corroídos por el hastío de la vida. Se han escrito y representado obras escénicas de argumento a propósito para la infancia, y sin embargo, los dramaturgos con todo su talento y los literatos con toda su imaginación no han conseguido cautivar el ánimo de los pequeñuelos ni promover en ellos la risa espontánea, la carcajada ruidosa que los inunda de júbilo y les proporciona ratos de honestísimo solaz cuando en días intempestivos no pueden entregarse al juego en pleno ambiente. Las comedias de magia, los melodramas de aparatoso espectáculo, con mucho cambio de decoraciones y su indispensable apoteosis
final, dejan al niño entre suspenso y admirado, como si aquellas escenas de coruscante pompa excitaran en la intimidad de su ser las recónditas fibras del futuro hombre; pero no se amoldan a su infantil temperamento ni satisfacen su siempre viva curiosidad. En cambio, el teatrito de polichinelas o fantoches, en algunas comarcas llamado teatro Gicignol, ha sido en todo tiempo el predilecto de la infancia, muy especialmente durante el período de cuatro a diez años, cuando la incipiente energía del pequeño se acumula en los sentidos corporales, anhelosos de percibir las variadas vibraciones del mundo exterior. Acaso por considerarlo asunto de índole esencialmente pueril no se ha prestado hasta ahora la debida atención al teatro de polichinelas, que por lo general estuvo siempre en manos pecadoras e incapaces de aprovecharse de él como uno de los más poderosos y eficaces medios de cumplir el precepto horaciano de enseñar de-
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leitando. Los explotadores de los teatritos de polichinelas son por la mayor parte titiriteros ambulantes, que van d e feria en feria exhibiendo su liliputiense muñequería por el estilo del famoso retablo de maese Pedro. Sin embargo, tiene el teatro de polichinelas su valor propio en la historia de la cultura infantil, y en algunos países, como en Alemania, cuenta con una copiosa literatura escénica, si así cabe llamar a la colección o galería de sus dramas, comedias y saínetes, que, no obstante lo deslabazado del argumento sin unidad de acción ni tesis psicológicas, logran conmover el tierno corazón y regocijan el voluble ánimo del púEl diablo y la vieja. Escena de polichinelas blico infantil, en mayor proporción que la en el teatriio de Puhonny. dramaturgia y comediografía de alta escena influye en los públicos adultos por selectos que sean. marlos en la plaza pública o en los patios El muñeco, reproducción liliputiense y de los mesones, constituyeron todo un grecasi siempre grotesca de la forma humana, mio con sus ordenanzas y estatutos, que fué espontáneo producto d e l prurito de sólo admitía al oficio a quienes eran caparemedo que siente el hombre, impulsado ces de aprenderse de memoria el recitado por la potencia creadora de su mente, cuyas verbal de las piezas que representaban. dos alas son la imaginación y la fantasía. E l apuntador era inútil en los teatritos No satisfecho con imitar las formas de los d e polichinelas y sigue siéndolo todavía, tres reinos de la naturaleza y perfeccionar- pues el farandulero sabe de memoria el las hasta cierto punto por medio del arte, papel de cada uno de los personajes que inse remedó a sí mismo en las plásticas cari- tervienen en la acción escénica, y llegado caturas de los polichinelas y demás especies el caso, lo va desmadejando palabra tras pade muñecos, que no solamente en Grecia labra de labios afuera, con tanta seguridad y Roma antiguas, s i n o también en las p o - como acostumbra a responder en examen tentes civilizaciones que las precedieron, un estudiante de los que, en nuestro tiempo sirvieron de diversión y juguete a la turbu- e institutos de segunda enseñanza, obtienen l e n t a infancia. Además, hay numerosos i n d i c i o s para conjeturar que en los orígenes d e l teatro, envueltos en la niebla de la prehistoria, tuviesen prelación los personajes de muñequería a los de carne y hueso, y que los primit i v o s actores fuesen las figurillas movidas porcordeles o por la propia mano del farsante, a que hoy llamamos polichinelas. En la Edad media, los faranduleros de polichinelas, esto e s , los que de pueblo en pueblo llevaban sus retablos a cuestas o El Dr. Weller y el teniente Sassen en una escena de la pieza de polichinelas e n carromatos, para artitulada: El Duelo, original de L. Thomas.
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nota de sobresaliente con matrícula de honor. Desde luego, que los parlamentos eran de lo más chabacano y rutinario que cabe en bastardeados ingenios. Los más de ellos se contraían a fragmentos de antiguos romances o de tradiciones populares arregladas de cualquier modo para la escena. Lo importante, porque era de efecto infalible en el público infantil y aun a veces en el grandullón, consistía en que no faltase el
gracioso o bufón encargado de excitar la hilaridad con sus tretas, artimañas y astucias, ni el bobalicón a cuya cabeza iban a parar cuantos cachetes, bofetadas y mojicones volaban entre bastidores y bambolinas. Cada tropiezo, caída o golpe que daba o recibía el desdichado Pandulfo levantaba una carcajada tan estridente como unánime y jubilosa en la gente menuda que presenciaba el espectáculo, como si fuese afecto natural del ánimo gozarse en las contrarié-
^' TZ^Jf""-"' "' ? ' " " o"^'^ '"•'""'' "P^^'^-t»'!- "=" el teatrito de Baden-Baden. - El recitador de poesías o poeta de c.rcunstancas. Personaje del teatro de Puhonny. _ Disfraz de Arlequiri, en .1 propio teatrito
dades del prójimo cuando el prójimo es lo bastante memo para sufrirlas sin conato de resistencia. Alemania e Italia fueron durante los siglos medievales las dos naciones clásicas del teatnto de polichinelas, y de allí difundieron esta diversión infantil por Francia y Lspana los faranduleros de feria. Los franceses dieron a las figuritas el nombre de mari07inettes, que gramaticalmente es el diminutivo de otro diminutivo, pues deriva de Manon, diminutivo de Marie, y, por lo tanto, es como si en castellano dijéramos martquthtas. Pero en España prevalecieron indistintamente las dos denominaciones de fantoches y polichinelas, ambas de etimología italiana, pues que italianos fueron los introductores de esta diversión en España cuando Ñapóles y Sicilia estaban bajo el dominio español.
La ^dX^üors. fantoche deriva de la italiana fantoccio, diminutivo arfante, que significa infante y también criado, mozo y, en general, hombre en sentido familiar. La palabra polichinela deriva del típico personaje que así llamado aparecía en casi todas las piezas escénicas representadas en el teatrito de fantoches. Es Polichinela un tipo grotesco, de rostro rubicundo, narizota de loro, jorobado de pecho y espalda e invariablemente vestido con casaca roja, pantalón blanco y tricornio. En el teatro francés de marionnettes el tipo de Polichinela está reemplazado por el de Gtiignol, personaje de origen lionés, que con su amigo Giiafron se hicieron popularísimos en toda Francia, hasta el punto de que el teatro de fantoches tomó allí el nombre de Teatro Gtiignol, que algunos escritores de pésimo gusto han aplicado también al de análoga índole en España.
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Una vez aclimatado el nuevo género teatral, que ya era a n t i q u í s i m o en otros países, hubo algunos literatos, entre ellos Lesage, que compusieron com e d i a s a propósito. Se dice que las del autor del (iil Blas de Santillana pasaron de cien, y más adelante también escribió Voltaire u n a s cuantas a petición d e distintos empresarios de polichinelas. En España no se dignaron los poetas y dramaturgos d e s c e n d e r a un Escena de la pieza: El estudiante camino del Paraíso, original de Hans Saclis, representada en el teatrito de Munich. nivel e s c é n i c o q u e tan b a j o y despreciable l e s parecía, porque no sospechaban siquiera el A principios de la Edad media el teatro valor educativo que hubiese tenido una co- de fantoches no tuvo en Alemania carácter media escrita d e propósito y con acierto grotesco n i siquiera eutrapélico, pues los ánimos de las gentes, todavía sobrecogidos para los niños. En la segunda mitad del siglo x i x men- por los apocalípticos terrores del año KHKI, ciona M. Enrique Signoret la reducción o gustaban de temas y argumentos religiosos. arreglo que para el teatro de polichinelas El pietismo era la tónica fundamental d e d e su residencia rural o quinta de recreo aquella sociedad, y así, lejos de represenhizo Lemercier de Neuville de las comedias tarse en los teatritos de movimiento comede Aristófanes, el Quijote de Cervantes y dias profanas que alegrasen retozonamente el ánimo, todo e l repertorio consistía en los dramas de Shakespeare. En Italia siguen h o y funcionando l o s Misterios, análogos a los autos sacramentapolichinelas con tanta aceptación por parte les que siglos después compuso Calderón de la gente menuda como en la Edad m e - en España, y en Belenes o representaciones dia. El famoso ru)velista francés Enrique escénicas del nacimiento y primera infancia Beyle, más conocido con el seudónimo de Steftdhal, arregló los argumentos de las óperas de Rossini, y especialmente El barbero de Sevilla, para los teat r o s d e polichinelas d e Italia, disponiendo el decorado a imitación del de la Gran ()pera de París. Por otra parte, Carlos Dickens hizo con el mismo objeto un primoroso compendio d e s u s m á s celebradas n o v e l a s , c u y a adaptación escénica entusiasmó mucho al público infantil y atrajo a no pocos curiosos de entre los adultos.
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Baile de los dos ailequines chinos Tchuni y Tchané, en el teatrito de Puhonny.
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por argumento la popularísima tradición del doctor Fausto, aunque con infinidad de variaciones e n los pormenores y episodios. No cabe duda de que en estas representaciones se inspiró Goethe para componer su poema, pues no sólo asistió a ellas de niño, y a u n ya crecidito en Francfort, sino que más tarde estudió con verdadera afición la dramática de esta clase de teatros, y fué el primero en a d v e r t i r cuan ancho campo ofrecían al ingenio d e l o s literatos y al numen de los poetas para depurar el gusto del público que a las representaciones concurría, y que estaba más que mucho maleado a consecuencia de las tergiversaciones casi siempre chabacanas de los argumentos. Sin embargo, no hay fundamento sólido para afirmar que Goethe escribiera alguna pieza con destino a los teatros d e polichinelas. En cuanto a la literatura escénica de estos t e a t r o s , mejoró notablemente por aquella época. En 1806 apareció una colección anónima de comedias, saínetes, entremeses y juguetes a propósito para repreEl Dr. Aguaviva, personaje grotesco del teatrito sentarlos en escenarios de polichinelas, y de polichinelas, auscultando a un enfermo. el autor decía en el prólogo: « H e ensayado escribir para los polichinelas porque creo d e Jesús, con la adoración de los reyes y de que, aunque son de madera, aventajarán a los pastores, el degüello de los inocentes y los cómicos de madera animada que se la huida a Egipto, cuadros todos m u y a mueven en nuestros escenarios.» propósito para excitar placenteramente la A los románticos les estaba reservado viva imaginación infantil. tomar en altísima consideración el teatro Durante la guerra de los Treinta años de polichinelas, y los más notables literatos tomó el teatro de polichinelas en Alemania del romanticismo alemán, como Tieck, Arnueva y más elevada orientación, pues las nim, Eichendorff y el conde Pocci escribiepiezas profanas empiezan ya a alternar con ron diversidad de piezas escénicas, en que, las sagradas, q u e hasta entonces habían según los principios de la escuela, dieron monopolizado el diminuto escenario. En- rienda suelta a la fantasía, sin tener para tonces aparece el bufón o gracioso, el Poli- nada en cuenta las reglas de los clásicos, chinela, gemelo hermano del Arlequín de pues su propósito era despertar vivas emolos titiriteros, que en todas las piezas es la ciones en el espectador, fuese cual fuese el antítesis o, por decir mejor, el antagonista medio de conseguirlo. del protagonista, el personaje malicioso y El más famoso teatro de polichinelas de agudo a la par, que simboliza las contrarie- Alemania fué el construido en Munich por dades con que ha de tropezar el héroe de Teodoro Fischer, de orden de su dueño y la acción para conseguir s u propósito, y empresario Schmid, a quien las gentes llaque en su porte, ademanes, carácter y len- maban familiarmente el lio Schmid. Cuanguaje personifica los sentimientos y emo- tos visitaban el lindo y diminuto teatro, se ciones predominantes en el vulgo en la épo- forjaban la ilusión de que los muñecos eran ca de la representación. de carne y hueso, pues a tanto llegaban las Durante más de dos siglos, la obra es- ingeniosas trazas d e l conde de Pocci, encénica principalmente representada en los cargado de la dirección escénica. Se inauteatros de polichinelas de Alemania, t u v o guró el teatro del tío Schmid el año 1858, y
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III
subsistía aún en el 1900, denotando en l a s atención de los pequeños es indispensable tramoyas del escenario y el aparato de las que los teatros de polichinelas entren con decoraciones un arte digno de toda consi- paso firme por el camino que les trazaron deración, porque mantiene su delicadeza en los pocos que, antes de ahora, fueron camedio de la baraúnda de los modernos in- paces de echar de ver la posibilidad de tereses que entrechocan c o n horripilante su valor educativo. Si así se realiza, los reestruendo y alteran hondamente las condi- sultados serán de gran provecho. ciones de la vida. Ivo Puhonny ha puesto todo su empeño El literato alemán Pablo Brann dirigió en renovar este género teatral, representandurante algunos años, en Munich, un artís- do piezas en un acto de la escuela clásica, tico teatro de polichinelas, y le correspon- entre ellas la titulada: Das Duall, de Luis de un sitio de honor en esta breve mono- T h o m a s ; Dcr fah-eiid Schüler im Paradeis grafía por la ostentosa ornamentación con y Der Teufel mit dem alteti Weib, de H a n s que representaba comedias, dramas y saí- Sachs; el juguete japonés: Die Busse, y la netes de no escaso valor escénico. farsa Das Spukhaus, de Gumpenberg. AdeEl pintor Ivo Puhonny, sobradamente más d e la renovación de su repertorio, se conocido en Alemania por su especial habi- propone el empresario imprimir un sello lidad en la composición de anuncios, carte- artístico a los muñecos que han de figurar les y reclamos, instaló igualmente en Baden- los personajes, de modo que sean verdadeBaden otro teatro de polichinelas no menos ras esculturas miniaturadas y produzcan en artístico que los de Munich, con la particu- el público la ilusión de que se mueve en el laridad de que la esposa de Puhonny era escenario una compañía de liliputienses de muy hábil en la invención de argumentos carne y hueso. adecuados al público infantil, todos ellos Hay obras escénicas, sobre todo las de de la misma índole que los cuentos p o p u - índole fantástica, como las que basan su lares, pero l i t e r a r i a m e n t e embellecidos. argumento en consejas, leyendas y cuentos Además tenía la señora d e Puhonny l a s de príncipes y hadas, cuya representación manos sumamente diestras en la confección parece impropia de actores adultos de carde muñecos, y su temperamento artístico, ne y sangre, y en cambio se acomodan perhermanado c o n el de su marido, produjo fectamente a las artificiosas figurillas del cuantas decoraciones, trajes, ornamentos y teatro de polichinelas, cuyo porvenir pareaccesorios requería la espléndida presenta- ce ser mucho más risueño de lo que su tración de las obras escénicas. dicional puerilidad prometía. Durante la guerra han sufrido los tea(Fots. Techno-Photcgraphlsches Archiv.) tros de polichinelas el grave quebranto que sobrevino en todas las manifestaciones de la vida social. Pero una v e z la paz haya restaurado las heridas y v a y a poco a p o c o reconstituyéndose el país, encontrará I v o Puhonny ocasión propicia para realizar su proyecto de embellecer más y más el teatro d e polichinelas, aprovechando para ello los elementos de nueva invención con que brinda la escenografía moderna. Para componer obras c a p a c e s de c a u t i v a r l a Otra escena de la pieza: El esludianie camino del Paraíso.