La niña de este cuento ama los gorilas, sencillamente le encantan. Su habitación está decorada con la imagen de los gorilas, toma cereales de gorilas y sueña con un único y especial regalo: un gorila de verdad o, al menos, ir a visitarlo en el zoológico. Pero, claro está, el padre no tiene tiempo para llevarla al zoológico. Así, el día de su cumpleaños recibe de parte de su padre un regalo especial: ¡un gorila!... pero de juguete. La niña, enfadada, lo arroja lejos de cama; lo que ella necesita es un gorila "de verdad" y su anhelo refleja quizás su deseo más profundo: lo que ella quiere es "un papá de verdad".