ROBLEDILLO DE TRUJILLO Historia y Arte
José Antonio Ramos Rubio Cronista Oficial de Trujillo
Robledillo de Trujillo. Historia y arte. Autores: José Antonio Ramos Rubio Edita: Diputación Provincial de Cáceres Diseño y maquetación: Departamento de Imagen de la Diputación de Cáceres Imprime: Imprenta Provincial de la Diputación de Cáceres. Depóstito Legal: CC-000134-2020
Cáceres, mayo de 2020
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PRÓLOGO
Para el Ayuntamiento de Robledillo de Trujillo, al que represento, es una honda satisfacción presentar este libro, avalado por el Académico y profesor de Historia José Antonio Ramos. Nuestro municipio atesora un ingente patrimonio histórico-artístico, que hace del territorio en el que se enclava un lugar para proteger, poner en valor y difundir. Esta obra es el primer estudio serio y científico que se ha realizado sobre la historia de Robledillo de Trujillo. Un trabajo extenso y pormenorizado realizado por José Antonio Ramos, que gracias a este estudio nos ha permitido conocer aún mejor nuestra riqueza patrimonial material, ayudándonos a comprender mejor la historia que han forjado a lo largo de los siglos los vecinos de la localidad, un pueblo que desempeñó un importante papel en la historia y que ha sido objeto de un interesante estudio de investigación por el autor de este libro. José Antonio Ramos nos presenta una serie de hallazgos arqueológicos acaecidos a lo largo de los siglos y que forman parte de nuestra historia. También ha realizado un pormenorizado estudio artístico de la iglesia parroquial, facilitando al lector a hacerse una idea del conjunto histórico de Robledillo y su entorno, comprobando los vacíos existentes, difíciles en muchos casos de llenar. Creemos que el esfuerzo realizado por el autor ha dado como fruto una brillante obra, que por su calidad, estudio y significación, dentro de la historia de la comarca trujillana, tiene una gran importancia. Todo este acervo, reunido en pocos meses, se caracteriza por el análisis inmediato, el rigor de los datos, suave selección y su presentación clara y atrayente. Como Alcalde no puedo por menos de sentirme orgulloso por ser parte activa de tan relevante proyecto, contribuyendo a la recuperación, conservación y difusión de esta obra literaria e histórica. Esperemos que este volumen que ahora ofrecemos sea una prueba viva del esfuerzo de este Ayuntamiento en colaboración con la Diputación 5
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Provincial de Cáceres, que han optado por dar a conocer la riqueza patrimonial y natural de Robledillo de Trujillo. Una edición cuidada casi artesanalmente. Así como al autor José Antonio Ramos que con ilusionado entusiasmo ha investigado y ha escrito esta obra. Esperando y deseando que los vecinos de la localidad lo acojan con entusiasmo. Alfonso Garrido Mateos Alcalde de Robledillo de Trujillo
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INTRODUCCIÓN
Un pueblo, por muy pequeño que sea, tiene su historia. Porque las pequeñas historias tienen su encanto, por eso acepté gustoso la propuesta de don Alfonso Garrido, Alcalde, de investigar y publicar un libro sobre esta encantadora e histórica población de Robledillo de Trujillo. Es muy difícil trazar una síntesis de la rica historia de Robledillo, sobre todo porque carecemos de monografías y documentación existente en los archivos. En este breve discurrir de hechos y de simples análisis de formas sociales y artísticas, en la mayoría de las ocasiones, me he visto obligado a generalizar sobre la interesante historia de esta población, situada en las laderas de la Sierra de Santa Cruz-Montánchez y en el límite sur de la penillanura trujillano-cacereña. La presencia y la actividad humana está constatada en el territorio desde tiempos remotos, tanto en el aprovechamiento de recursos en sus márgenes, en el devenir histórico, en una serie de importantes castros, villas romanas, invasión musulmana y el proceso reconquistador cristiano. No se puede entender la historia de los pueblos comarcanos sin conocer la historia de Trujillo. Hemos de tener en cuenta que Trujillo siempre ha sido un enclave estratégico muy importante, escenarios de enfrentamientos bélicos. La historia nos ayuda a entender el presente estudiando el pasado, la importancia de la historia reside en el hecho de que un pueblo que no recuerda su historia, corre el riesgo de perderla. Nunca está de más conocer el pasado de un pueblo, por eso, cuando me propusieron el proyecto de investigar la historia de Robledillo de Trujillo, según iba profundizando en el pasado de la localidad, me extrañó que una población que cuenta con un rico patrimonio histórico-artístico no haya despertado la atención de estudiosos e investigadores, máxime estando tan próxima a la capital cacereña. Una obra encaminada a la reconstrucción de su historia sobre el territorio, a sentar las bases del enorme potencial que posee Robledillo de Trujillo y su territorio arqueológico, teniendo en cuenta la divulgación cultural de 7
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los resultados obtenidos y la preparación de este importante lugar para que pueda ser visitado y por tanto generador de turismo y, en definitiva, de concienciación del respeto social a nuestro rico patrimonio histórico-artístico. Aportando medios para la mejora de la calidad de vida de la zona, desde el punto de vista económico y cultural. Por último, mi agradecimiento a todas aquellas personas de un modo u otro nos han ayudado en la investigación de este trabajo. A mi querido amigo Florián Merino Rentero, por su gran colaboración, autor de algunas de las fotografías que ilustran este libro, así como a Paulino Hernández Cobos. A mis amigos que me han acompañado en los numerosos viajes que hemos realizado por la geografía cacereña Julio Esteban Ortega, Oscar de San Macario Sánchez que han realizado algunas de las fotografías del templo parroquial. A mi amigo Javier Godoy Barrado. A mi querido amigo Florentino Escribano Ruiz por facilitarme algunas fotografías y por permitirme incluir su cuento en este libro. A Justo Javier Pérez Vicente por las fotos de El Castillejo. A mi querido amigo Alejo Leal Muro por su colaboración en el reportaje fotográfico de aves y mamíferos. A Carmen Fuentes, archivera del Archivo Diocesano de Cáceres; a mis amigos Juan Valadés Sierra, Director del Museo Provincial de Cáceres y a José Miguel González Bornay, arqueólogo del Museo Provincial de Cáceres. Al Secretario del Ayuntamiento de Robledillo don Ángel Rodríguez Pérez y a don Juan J. Pérez; A doña Rosario Cordero, Presidenta de la Diputación Provincial de Cáceres por el patrocinio de esta obra; y, a mi amigo Juan Díaz Bernardo, por su incesante ayuda y maquetación de este libro. A todos ellos mi reconocimiento. Y, por supuesto, a don Alfonso Garrido Mateos, Alcalde de Robledillo de Trujillo, sin su ayuda hubiera sido imposible publicar esta obra.
El autor
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I.- EL MEDIO NATURAL
1.- La situación geográfica Robledillo de Trujillo se sitúa sobre una suave colina en medio de un paraje serrano que se abre a la llanura. Es un municipio de la provincia de Cáceres que se localiza entre los 39° 16’ de latitud norte y los 5° 58’ de longitud oeste, pertenece a la macrocomarca de Cáceres y está adscrito a la comarca funcional de Trujillo. El casco urbano está situado a 497 m de altitud y la extensión del término municipal es de 44, 78 km², en un territorio muy accidentado porque se sitúa en las laderas de la Sierra de Santa Cruz-Montánchez, el límite sur de la penillanura trujillano-cacereña, presentando un relieve accidentado con pendientes importantes. En su término municipal encontramos los montes de Barrera Alta, Lorenzo y Puerto Viejo, Cancho Blanco a 1007 metros, Alijares a 837 metros, Cabeza del Perro a 710 metros, El Astorgano a 710 metros y Tomillar a 673 metros. Esta localidad está bañada por los ríos Gibranzos y Tamuja, y los arroyos de la Magdalena y Hondonada. El río Gibranzos nace en la Fuente Techada, en el extremo noroccidental de la Sierra de los Alijares (Sierra de Montánchez), en el término municipal de Robledillo de Trujillo, a corta distancia del nacimiento del río Tamuja, este río nace en la vertiente noroccidental de la Sierra de los Alijares (Sierra de Montánchez), entre los términos municipales de Zarza de Montánchez y Robledillo de Trujillo. El clima es de tipo mediterráneo subtropical. El hecho de encontrarse en plena sierra y que el 30% de las tierras de su término presentan pendientes superiores al 25% ocasionan un aumento de las precipitaciones con un volumen anual de 718 mm, con inviernos que llegan a las mínimas absolutas del 2 °C, con temperatura media de 8 °C y una media anual de 16,8 °C. El verano es seco y caluroso con temperaturas medias de 28 °C y máximas absolutas de 40 °C. 9
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Es un pueblo eminentemente agrícola y ganadero, la mayoría de su superficie agraria se dedica a las labores ganaderas, al pastizal y a la dehesa. El paisaje es seco, sobre todo en verano, con granitos, cuarcitas y pizarras. Debido a la intensa deforestación, el matorral ocupa grandes superficies; alrededor, existen pequeños bosques de especies mediterráneas como el castaño, el alcornoque y el pino piñonero. Existe también un gran número de encinas y el roble melojo. Siendo la formación vegetal de tipo durilignosa, con un destacado bosque esclerófilo mediterráneo. Las condiciones naturales del sustrato edáfico favorece el aprovechamiento de pastos permanentes, representando los cultivos un 12%, siendo los más importantes los cultivos herbáceos, el viñedo, y sobre todo el olivar. A mediados del siglo XIX fueron copiosos los productos obtenidos en el extenso territorio de Robledillo, baste citar el Diccionario Geografico-Estadistico-Historico de Madoz: “Comprende algun monte de encina y mata de roble, varios cercados de pastos naturales, escaso plantio de viñas y olivos y tierras. Le baña el riachuelo Gibranzo. El terreno es de inferior calidad: los caminos vecinales en mal estado. El correo se recibe en la Zarza por el conductor que pasa de Trujillo á Montanches. Produce: trigo, cebada, centeno, avena, garbanzos, vino y aceite; se mantiene ganado lanar negro, cabrio, vacuno y de cerda, y se cria caza menuda”1. En el territorio destaca una variada fauna, podemos citar la presencia del rabilargo o mohíno, abejaruco europeo, abubilla, águila culebrera, águila o aguililla calzada, águila real o águila caudal, aguilucho cenizo, alcaraván común, avión común, avión zapador, cernícalo primilla, cernícalo vulgar, cigüeña blanca, cigüeñuela común, codorniz común, cuco común, cuervo, elanio común, estornino negro, golondrina común, golondrina dáurica, gorrión chillón, gorrión común, gorrión molinero, gorrión moruno, grajilla occidental, lechuza común, milano negro, milano real, mochuelo común, oropéndola europea u oriol, perdiz roja, pinzón vulgar, tórtola europea, urraca, vencejo común, zorzal charlo. Mamíferos como el lince ibérico, conejo común, liebre ibérica, corzo, zorro, jabalí, nutria europea. El municipio creció durante el primer tercio del siglo XX, a partir de los años 50 comenzó una lenta despoblación motivada por la emigración, dando lugar a un crecimiento natural vegetativo negativo (-12 x 1000 anual), con una alta tasa de mortalidad y una baja natalidad. Desde el año 2000 se 1
MADOZ, 1849, tomo XII.
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ha producido un regreso de los emigrantes, consiguiendo una progresiva recuperación que solamente es efectiva en períodos vacacionales y durante las fiestas patronales. La población sufrió un descenso demográfico importante desde mediados del siglo XX, si tenemos en cuenta que entre 1900 hasta 1950 se había producido un importante incremento demográfico, teniendo en cuenta que en el censo de 1842 Robledillo contaba con 931 vecinos, pasando de los 1440 habitantes en 1900 a los 2014 en 1950. La emigración llevada a cabo desde 1950 provocó el envejecimiento de la población dando lugar a un crecimiento natural negativo, descendiendo en el año 1981 la cifra estrepitosamente hasta los 500 vecinos. La influencia devastadora de la emigración ha provocado en envejecimiento de la población, y el que su tasa de mortalidad sea superior a su tasa de natalidad. De todos modos, en las dos últimas décadas, estas consecuencias tienden a suavizarse como consecuencia del regreso de muchos de aquellos que en su día abandonaron la localidad, y de un desarrollo económico incipiente.
El territorio (foto Florián Merino)
Robledillo de Trujillo
Paisaje (foto Tino Escribano)
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Paisaje (foto Tino Escribano)
Robledillo desde Barrera Alta (foto FloriaĚ n Merino)
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Baluartes orográficos (foto Florián Merino)
Charca de Las Eras y término municipal
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JosĂŠ Antonio Ramos Rubio
Vista general desde Tomillar
Paisaje desde Robledillo
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Castillejo (foto FloriaĚ n Merino)
Granja, ganado vacuno (foto Tino Escribano)
Ganado vacuno (foto Tino Escribano)
Abejarucos (foto Alejo Leal)
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Abubilla (foto Alejo Leal)
Oropéndola (foto Alejo Leal)
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Perdiz (foto Alejo Leal)
PinzoĚ n (foto Alejo Leal)
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José Antonio Ramos Rubio
Alracaván (foto Alejo Leal)
Cenizo (foto Alejo Leal)
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Estornino (foto Alejo Leal)
CiguĚˆenĚƒa (foto Alejo Leal)
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JosĂŠ Antonio Ramos Rubio
Cuervo (foto Alejo Leal)
Elanio (foto Alejo Leal)
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Mochuelo (foto Alejo Leal)
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JosĂŠ Antonio Ramos Rubio
Milano (foto Alejo Leal)
Corzos (foto Alejo Leal)
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Zorro (foto Alejo Leal)
JabaliĚ (foto Alejo Leal)
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2.- El pósito La población contó con un pósito municipal hasta hace algunos años2. Aún rescatamos del Archivo Municipal los registros de Actas de Sesiones de la Junta del Pósito, cuentas, expedientes, etc.3. En la historia de nuestro país, pocas instituciones han conseguido sobrevivir a los cambios políticos, sociales y económicos con tanto acierto como los pósitos, que desde la Baja Edad Media hasta nuestros días han estado presentes en buena parte de nuestros municipios4. Es preciso destacar el carácter exclusivamente localista del pósito de Robledillo de Trujillo, con independencia de los diferentes objetivos que, desde que se tiene noticias del mismo a finales del siglo XVIII hasta su desaparición en el siglo XX5, ha desempeñado. El pósito respondió a los objetivos marcados de “sostener a los pobres en el tiempo de las necesidades que ocurren para las carestías. E para que el pan que se viniesse a vender se sostuviesse en bueno e justo presçio, e no se encareciesse por falta de los temporales”. Este pósito tenía como principal objetivo lograr que la escasez del pan desapareciera y que el precio de aquél estuviera siempre por debajo de otras poblaciones cercanas. Una Real Pragmática del 15 de mayo de 1584, por la que el rey Felipe II establece las reglas para la conservación y 2
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En el Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura, Partido de Trujillo, se hace referencias al pósito de Robledillo de Trujillo, Tomo II, páginas 561 a 573, realizado el día 17 de febrero de 1791, se desprende: “(….) Que las casas de ayuntamiento es un portal abierto contiguo a la panera del posito. No hay edificio notable, ni masarchibo que el que esta en el posito, donde se guardan los papeles de ayuntamiento y los de posito en el arca de tres llabes. No hay oficio de hipotecas. Que las ordenanzas son las de Trujillo”. Registro de Actas de Sesiones de la Junta del Pósito. Archivo Municipal de Robledillo de Trujillo. FERNÁNDEZ HIDALGO y GARCÍA RUIPÉREZ, 1989, 13. Hasta el año 1990 se conservan en el Ayuntamiento libros que recogen las Actas de la Junta del Pósito, administración (1916-1990), certificaciones y testimonios (1916-1989), correspondencia (1962-1967), libros de obligaciones (1916-1936), depositaria (1959-1990), solicitudes, visitas de inspección, expedientes de concesión de moratorias y préstamos, libro de movimientos de fondos y partes mensuales (1966-1990), y de intervención (1956-1989); cartas de pago (1964-1989), diligencia de embargo de bienes, expedientes, libro de arqueos mensuales y balances (19591978), libro de actas de mediciones ordinarias y extraordinarias y registros de deudores (19661990). Existiendo documentación explícita desde el año 1916. Hay que tener en cuenta que en el Reglamento de pósitos aprobado por Decreto el 14 de enero de 1955 ya se establece con carácter obligatorio el tener libro de actas para los acuerdos de la Junta Administrativa, que consignará los acuerdos que se adopten detallando los nombres de los vocales hayan emitido voto.
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aumento de los pósitos en los pueblos, incide en la fundación de los pósitos para garantizar el abasto del lugar y de los caminantes en los periodos críticos, pero ya señala la posibilidad de que cuando hubiere mucho trigo en los graneros (“paneras”), para evitar que se pudriera si no se utilizaba, el Ayuntamiento podía mandar su entrega a personas abonadas con entrega de fianzas, y con el compromiso de devolverlo al pósito a la cosecha siguiente. No obstante, en la primera mitad del siglo XVIII se llevan a cabo excesos por parte de las justicias al aplicar sus fondos a otras actividades distintas a las de su origen y a su papel en garantizar el abastecimiento de pan. Concretamente, la Real Provisión del 19 de octubre de 1735, intenta arreglar todo lo relativo al repartimiento de grano de los pósitos, estableciendo que del caudal de éstos no se pueda sacar más granos ni dinero que el equivalente a la tercera parte del trigo que constituye su fondo, y siempre ese tercio se dedique a la sementera por los labradores que teniendo barbechadas sus tierras, no tenía con qué sembrarlas, reduciendo que el resto de los granos permanecería en los alholíes para prever cualquier escasez. El 30 de mayo del año 1753, la Real Instrucción para la mejor administración, distribución, reintegro y conservación de los pósitos, vuelve a recordar que los caudales de esos graneros no se pueden invertir en otros fines distintos a los de su origen, pero sólo impidió en la segunda mitad del siglo XVIII sirvieran para dotar maestros, construir puentes, caminos y edificios públicos6. Concretamente, en este municipio en la medida que los préstamos en dinero fueron sustituyendo los efectuados en grano, el pósito se convierte en el siglo XX en una institución de crédito para apoyar actividades que no eran estrictamente agrícolas. No hemos de olvidar, que ya a mediados del siglo XIX se intentaron reconvertir muchos pósitos en bancos agrícolas.
3.- Arquitectura popular Se conservan en la localidad viviendas populares con encanto, producto de las influencias culturales tradicionales propias de un determinado ámbito; ejecutadas de ordinario por quienes han de ser sus usuarios, teniendo muy 6
En el capítulo 8 de la Real Instrucción, Vid. ANES ÁLVAREZ, 1968, 41; GARCÍA ISIDRO, 1929, 13.
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en cuenta los materiales y las posibilidades disponibles en el entorno más próximo. El núcleo fundamental del desarrollo urbanístico es la iglesia parroquial y la plaza, predominando en arquitectura civil las construcciones de mampostería y sillarejo de granito, con casas de dos plantas, algunas de ellas con prestancia arquitectónica, aún subsisten en algunas fachadas escudos nobiliarios, ménsulas y dinteles de granito con inscripciones o grabados, así como alguna que otra inscripción romana de acarreo. En una de estas viviendas nació el actor y productor de cine Julián Mateos al que sus paisanos han dedicado una plaza. Julián Mateos, que nació en Robledillo de Trujillo el 15 de enero de 1938, falleció en Madrid el 27 diciembre 1996, de un cáncer de garganta. Fue actor y productor. Estudió en Barcelona en la Escuela Superior de Arte Dramático. Trabajó en Televisión Española, así como en la ORTF en una serie de doce capítulos dirigidos por FrancoisVilliers. Premios de interpretación, entre otros, del Sindicato Nacional del Espectáculo 1961 y de 1972 por Los atracadores y por la Otra imagen, respectivamente. En los ochenta crea junto a la actriz Maribel Martín la productora Ganesh Producciones que lleva a la pantalla la obra de Delibes Los Santos Inocentes. La actividad edilicia popular se distingue por su espontaneidad y funcionalismo; por el pragmatismo de su adaptación a las condiciones del medio y por la virtualidad de los resultados. La arquitectura popular es el resumen de una herencia cultural que se patentiza por el empleo de soluciones tradicionales generalizadas compuestas por un repertorio de elementos conceptuales, técnicos y formales, poco diversificados, de manera que los resultados que corresponden a una elaboración lenta cuando alcanzan la forma idónea da lugar a prototipos que ya no varían y que todos aceptan. Esta población eminentemente agrícola y ganadera conserva en muchos de sus barrios la típica arquitectura con las peculiaridades y materiales propios de la zona. La arquitectura tradicional presenta una serie de características que identifican aún más su diversidad. El ser humano ha procurado adaptar, en la medida de lo posible, el medio ambiente a sus necesidades. De esta forma, se viene produciendo desde tiempos inmemoriales una dialéctica entre el hombre y la naturaleza. El entorno modifica al hombre en su ser a la vez que el hombre deja su huella en éste. La diferencia entre la cultura tradicional y la nuestra descansa en que antiguamente esta relación se mantenía como una suerte de conversación amistosa mientras que hoy 26
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en día se produce como una relación antagónica de dominio. La pieza más característica de la vivienda tradicional de Robledillo de Trujillo está en su fachada y la constituye el portalino, consistente en un portal en arco de medio punto entrante, que deja la puerta protegida consiguiendo un vestíbulo abierto y, a los lados de la puerta, dos poyetes para sentarse.
Vista panorámica de Robledillo de Trujillo
Vivienda popular en Travesía Hernán Cortés
Vivienda popular
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Vivienda
Vivienda en Travesía Pedro de Valdivia
Calle típica y vivienda con ménsulas
Detalle de las ménsulas
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07.- Vivienda en calle MariĚ a Baviano.JPG
Portada en arco conopial, siglo XV.
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Escudo de los Paredes, vivienda
Casa del actor Julián Mateos en calle Constitución.
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Placa en la fachada de la vivienda del actor
Vivienda con portalino
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Vivienda en la calle Constitución
Vivienda popular
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Vivienda con escudo senĚƒorial
Detalle del escudo nobiliario
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Charca de las Eras
4.- Arquitectura vernácula Nuestro paisaje se conforma por las peculiaridades del clima que lo envuelve, inviernos templados, veranos secos y cálidos. Las formaciones vegetales son los matorrales y el bosque perennifolio o bosque mediterráneo, los árboles se caracterizan por sus copas en forma esférica ya que tienen toda la luz que necesitan pero deben proteger el suelo para producir sombra para que sus profundas raíces aprovechen el agua de las precipitaciones. La encina y el alcornoque junto con el matorral articulan este paisaje mediterráneo, junto con otras especies mediterráneas como el castaño y el pino piñonero. A lo largo de la historia la acción o conjunción del hombre con el paisaje ha dado como resultado “La Dehesa” , el hombre introduce ganado en el bosque ante la dificultad por el difícil aprovechamiento del suelo tan adverso y hostil, consiguiendo compatibilidad y sostenibilidad, su explotación
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se basa en el aprovechamiento de sus recursos, la leña de la encina y del alcornoque, el corcho, la bellota como alimento del cerdo ibérico, así como el pastoreo de ovejas (merina) y vacas (nuestras razas autóctonas retinta, avileña y morucha). La arquitectura tradicional o vernácula, constituye una de las expresiones culturales más significativa de cada estructura socio-económica; es la expresión de la experiencia histórica de cada colectivo. Por eso, el principal factor que determina las diferentes formas y tipos constructivos es el sociocultural, por encima de cualquier otro factor como podrían ser las condiciones climáticas o las limitaciones materiales y técnicas. Testimonios materiales de arquitectura tradicional que definen la identidad de un territorio como el de Robledillo de Trujillo son los bohíos (bujíos) o chozos, los pozos de agua o las zahúrdas, todas estas construcciones tradicionales son fieles testigos de la cultura y herencia de este territorio. El concepto de vernaculismo7 en relación con la construcción surge en Inglaterra en el siglo XVII, aunque el término arquitectura vernácula ha sido explícitamente usado a partir del año 1818, en el momento en el que los edificios vernáculos en el hemisferio sur fueron vistos como objetos de curiosidad en revistas y libros europeos. Los viajeros narraban historias sobre los lugares exóticos que visitaron en África. Los arquitectos se interesaron en llevar el término vernácula a la teoría de la Alta Arquitectura en el primer cuarto del siglo XX. Adolf Loos, Frank Lloyd Wright8, y Le Corbusier elogiaron la arquitectura vernácula. Pero, el momento decisivo para la inserción del término en la Teoría de Alto Diseño fue la exposición “Architecture Without Architects” de 1964 en el Museo de Nueva York de Arte Moderno, esta exposición fue organizada por Bernard Rudofsky, y 7
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El término vernáculo se deriva de la latín vernaculus, que significa "doméstico, nativo, indígena", desde «verna», que significa "esclavo nativo" o "esclavo nacido en casa". El término vernáculo, en su planteamiento más general se refiere a lo propio de una determinada cultura, su utilización más frecuente está relacionado con la denominación de la lengua nativa de los individuos; sin embargo, en la actualidad el término vernáculo extiende su significado a todo aquello que converja en la base de la identidad, cotidianidad y rasgos fundamentales enraizados en la historia de cada cultura. F. Lloyd Wright describe la arquitectura vernácula como "edificio folclórico creciendo en respuesta a las necesidades reales, ajustado al entorno por personas que conocían mejor que nadie lo que encaja y con un sentimiento patrio" que sugiere que es una forma primitiva de diseño. Muchos arquitectos modernos han estudiado edificios vernáculos y dicen haberse inspirado en ellos, incluyendo los aspectos de la arquitectura vernácula en sus diseños.
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tenía como objetivo elevar las construcciones vernáculas de todo el mundo a la categoría de Bellas Artes. En 1976 el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios formó un comité especial para promover la cooperación internacional en el estudio y protección de la arquitectura vernácula. El creciente interés por este tipo de arquitectura alcanzó un hito en 1997 con la publicación The Encyclopedia of Vernacular Architecture of the World, bajo la dirección del folclorista británico Paul Oliver, convirtiéndose en una importante referencia para el debate sobre la arquitectura vernácula: identidad, pertenencia étnica, patrimonio, turismo, el objetivo, la reinvención de las tradiciones, el poder, el dominio, y la sostenibilidad. Hoy día, entendemos por Arquitectura Vernácula un tipo de arquitectura que ha sido proyectada por los habitantes de una región o periodo histórico determinado mediante el conocimiento empírico, la experiencia de generaciones anteriores y la experimentación, basadas en el desarrollo de las construcciones tanto rural como urbana, y catalogada por valores enriquecedores que permiten conocer su vasto patrimonio cultural con el desarrollo de nuevas tecnologías y materiales, y la difusión de supuestos patrones de modernidad. Estas constituyen una parte importante de la tradición constructiva en todas las épocas, es decir tiene un marcado carácter popular. Una arquitectura en la que se utiliza primordialmente la madera, asociada a otros materiales de origen vegetal y, también, junto a otros componentes naturales como la tierra y la piedra. En el transcurso de los años el paisaje rural ha experimentado grandes cambios pero aún se conservan un número considerables de construcciones tanto de vivienda como de actividades agrícolas que forman parte de la historia de la arquitectura tradicional, popular o vernácula. La arquitectura vernácula, se caracteriza por no seguir ningún estilo específico, ni estar proyectada por un especialista, sino que se construye directamente por los usuarios y normalmente utiliza los materiales disponibles en la región en la que se construye. Es el resultado de siglos de experimentación y por esta razón, las manifestaciones vernáculas son siempre intemporales y adecuadas al clima, a la topografía, a los materiales de construcción del sitio y a la forma de vida de sus habitantes. 36
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Debemos de estar orgullosos de conservar estas construcciones de nuestro pasado (y presente) rural, como son los chozos, zahúrdas, pozos, que tenemos que cuidar en el paisaje rural en todos sus aspectos. Conocemos las bondades de la arquitectura tradicional o arquitectura vernácula con la naturaleza, por el uso de los materiales del entorno cercano, por la adecuación de las técnicas de ejecución de los materiales y recursos, por la utilización de mano de obra local, la optimización energética del hábitat, la reutilización de elementos así como por la minimización de residuos, además de contemplar diversas estrategias a los diferentes tipos de clima. Los ejemplos de arquitectura vernácula son el fruto de un lento proceso de ajuste que ha durado centenares o miles de años, destinado a la creación de condiciones de confort ambiental, utilizando del mejor modo los recursos locales. En algunos casos se han alcanzado resultados sorprendentes que unen un extremado refinamiento arquitectónico a un sofisticado uso de materiales y principios físicos. Debemos de revalorar estas casas, que en ocasiones podemos despreciar como sencillas, pero que encierran en su sencillez un profundo conocimiento del medio ambiente natural y claves para vivir en armonía con él. Responde a unas características generales: •
Es testimonio de la cultura popular en donde el uso de materiales y sistemas constructivos son producto de una buena adaptación al medio.
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Se busca la creación de micro-climas para provocar lugares confortables, incidir en la temperatura, la iluminación, los niveles de humedad, etc. son las formas más básicas en que la arquitectura vernácula hace válidos los conocimientos adquiridos en la antigüedad y evolucionado con el tiempo también del patrimonio histórico y cultural de toda sociedad.
•
Es presentada de principio como una arquitectura que se basa en el conocimiento empírico evolucionado de generación en generación, resultando en una tradición constructiva, reproducida y conservada viva por las nuevas generaciones. 37
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•
Sus particularidades estéticas y estructurales difieren entre un lugar y otro, entre una cultura y otra, sin embargo sus esenciales características parten de la misma raíz.
•
Responde a una protección acorde al clima local y contiene materiales según los recursos existentes en el entorno.
Hemos encontrado varias zahúrdas en el territorio de Robledillo de Trujillo, construcción para mantener ganado porcino, utilizados como parideras o criaderas, y asociadas directamente a ciertos albergues para personas. En este término municipal siempre han existido piaras de cerdos en los grandes corrales (corralás) en forma de U con pequeñas zahúrdas en falsa cúpula al frente y a los lados, ganadería vacuna y ovejas en los pastizales de los pequeños valles. El agua se recogía en grandes charcas próximas a las zahúrdas, algunas alimentadas también por fuentes la mayor parte del año. Algunas, como la existente cerca de la peña resbaladera que hemos estudiado, tienen las siguientes características: construidas de granito, con bóveda de falsa cúpula, cubiertas al exterior por tierra y vegetación. De este modo, el paraje se configura como un paisaje cultural modelado por los usos agrícolas y ganaderos, al cual le confieren personalidad las construcciones arquitectónicas tradicionales relacionadas con la vivienda más elemental, el aprovechamiento de los acuíferos y la propia cerca que delimita la finca. Otras zahúrdas cercanas a la localidad de Robledillo responden a una tipología típica de planta circular en piedra seca con mortero de tierra y techumbre realizada mediante el sistema de falsa cúpula. Anexos a los chozos, se construyeron cercados para ganado porcino cuya extensión dependía del número de animales mantenidos. Además, algunos incluyen cámaras de cría para los lechones. Por su parte, las cercas son circulares u ovaladas y, a veces rectangulares, de piedra seca de distinto tamaño y se destinaban a majadas para ovejas, cabras, o menos frecuentemente, al ganado vacuno. La ganadería (oveja, cabra, cerdo y más escasamente vacuno) y la agricultura de secano (cereal han sido los aprovechamientos tradicionales. La práctica totalidad de estas actividades se orientaba a la 38
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economía de autoconsumo y el uso de chozos y zahúrdas se constata hasta los años cincuenta del siglo XX. Existen de todos los tamaños y formas, algunas excepcionalmente importantes por sus dimensiones y factura; sus técnicas constructivas nos recuerdan a ciertos monumentos megalíticos de la Prehistoria, especialmente las realizadas con falsa cúpula de aproximación de hiladas, y las de bóveda de cañón. Igualmente, se hacían otras de tipología mixta, consistentes en un zócalo de piedra rectangular o circular y una cubierta de palos con monte, que cada temporada se quemaba de forma intencionada para evitar enfermedades Resultan curiosas las escasas dimensiones de muchas entradas de estas zahúrdas, nada de extrañar, pues la talla del cerdo ibérico actual, se ha ido incrementando notablemente en las últimas década. Está claro que la arquitectura vernácula es el tipo de arquitectura llevada a cabo por personas no expertas a partir de conocimientos heredados y sus propias habilidades. En la mayoría de los chozos o bujíos existentes en Robledillo de Trujillo se ha usado la técnica de la piedra seca, en la que no se empleaba cemento o mortero; un sistema que requería mucho orden, habilidad y disciplina. La estructura más común se basa en unos muros sobre los que se levanta una falsa cúpula que daba un aspecto cónico a la techumbre. La falsa cúpula se construye situando las piedras de forma escalonada, donde la piedra colocada sobresale ligeramente sobre la anterior. Los muros se construían hasta la altura de los hombros de quien lo levantaba, aproximadamente, y con esa medida y el uso de un hipotético triángulo se decidía la anchura del chozo y se levantaba la falsa cúpula, usando las proporciones que nos indica la trigonometría y la aplicación, sin saberlo, de la teoría de Pitágoras sobre la regla de la raíz cuadrada de tres. Es decir, si consideramos como 1 el tamaño de cada lado de ese triángulo equilátero, la altura del chozo, para ser estable y robusto, debería ser la raíz cuadrada de tres, partido de dos. En varios lugares del territorio, el bohío ha mantenido su uso durante cientos de año, formando parte del paisaje rural, fundamentalmente por su adecuación a las condiciones climáticas y por la facilidad que brinda la obtención de los materiales a emplear del propio entorno inmediato sin graves inversiones económicas. En la mayoría de los bujíos existentes en 39
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el territorio se ha usado la técnica de la piedra seca, en la que no se empleaba cemento o mortero; un sistema que requería mucho orden, habilidad y disciplina. La estructura más común se basa en unos muros verticales sobre los que se levanta una falsa cúpula que daba un aspecto cónico a la techumbre. La falsa cúpula se construye situando las piedras y los ladrillos de forma escalonada, donde la piedra colocada sobresale ligeramente sobre la anterior. Los diferentes usos que han tenido estas singulares construcciones rurales siempre han estado directamente relacionados con los sistemas socioeconómicos imperantes, siendo esas posibilidades de reutilización que han tenido cada vez que se producía una alteración en los sistemas de explotación del territorio, lo que ha hecho posible su permanencia hasta nuestros días. Por ello sus usos han sido muy variados: vivienda permanente o temporal de pastores, agricultores, guardas; también como albergue al lado de caminos y cañadas. Robledillo de Trujillo siempre ha estado bien abastecido de agua potable, por los manantiales de agua dulce que conserva en el subsuelo. Varios pozos de sección cuadrada y rectangular aún están activos en la localidad y en el término municipal. Desde un punto de vista práctico, un acuífero ha de ser capaz de almacenar y transmitir agua en cantidad susceptible de ser explotada económicamente. Un acuífero se comporta como si fuera un embalse, en donde hay que considerar: un caudal de entrada, un caudal de salida y una capacidad de almacenamiento y regulación. EI caudal de entrada está constituido, generalmente, por el agua infiltrada procedente de precipitaciones, aguas superficiales, riegos, aguas residuales, etc. Los pozos existentes en la localidad presentan pieza del brocal de granito, construidos con cantería bien escuadrada e interiormente están construidos con sillarejo, uno de estos pozos ostenta la fecha: 1905 en la Travesía Pozo Dulce, destacamos también los pozos existentes en la calle Extremadura, calle Pizarro, en la Travesía del Hospital o a la entrada de la población. Algunos parajes donde existen fuentes se han convertido en lugares de descanso, merendero, como Fuente Techada, donde también encontramos un pozo.
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Pozo, entrada de la poblacioĚ n
Charca de las Eras
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Pozo en la Travesía del Hospital
Pozo con fecha de inauguración
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Detalle de la fecha 1905
Pozo, TravesiĚ a de Agua Dulce
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Fuente del Baño
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Detalle de la fuente
Aguaderas
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Chozo, camino de Los Alijares
Chozo
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Chozo
Chozo tiĚ pico
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Chozo reconstruido
Chozo
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II.- LA HISTORIA
Los vestigios de la presencia humana en el territorio de Robledillo de Trujillo durante la Prehistoria son escasos. Los hallazgos principales corresponden a la Protohistoria. Estos primeros pobladores formaban grupos reducidos, integrados por veinte o veinticinco personas, y los hábitats se localizaban cerca de los ríos. Los principales asentamientos de los que tenemos constancia material se situaban al aire libre y eran de tamaño reducido. La etapa del Neolítico, en sí misma supone cambios, que se basan en el paso de una economía recolectora a una economía de domesticación de plantas y animales y una serie de descubrimientos técnicos propiciados por la nueva economía, como es la aparición de la cerámica como recipiente para guardar el grano. Estos cambios se reflejan en un aumento demográfico y en la sedentarización de los grupos humanos. El proceso de transición al Neolítico fue complejo, y necesitó de una sociedad más organizada, e incluso jerarquizada, pero con una fuerte implantación de los recursos comunes. El nomadismo suponía que la densidad de población fuese muy baja. El dominio de la agricultura dará al ser humano la posibilidad de transformar el paisaje radicalmente, y hacerlo más confortable. Pero esta no es labor de individuos sino de sociedades organizadas. Esto supone la existencia de un sistema social y jurídico estable, y decidido a transformar el medio, ordenando el esfuerzo y que permitiese la especialización del trabajo, y nuevas formas de organización. Esta sociedad necesitó de personas con capacidad para organizar el trabajo e inventar soluciones a los problemas vitales. Todas las evidencias materiales de la abundante cerámica localizada en superficie en el extenso territorio de Robledillo nos hacen situar la presencia humana en un momento de transición entre el Eneolítico final y los inicios de la época del Cobre. 49
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Destaca el “Cerro de la Horca” (Plasenzuela)9, que ya existía a finales del Neolítico, y un conjunto de poblados –“Cabrerizas”, “Castillejos”que ocupan el borde de una meseta granítica conocida como batolito de Plasenzuela. La distancia entre unos y otros es muy similar y su situación formando un anillo les permite controlar los accesos al berrocal10. En la sierra de “La Pepa”, existen interesantes restos de poblamiento. Conserva un segmento de su cerca, algunos tramos con mampuestos graníticos de gran tamaño hincados, formando una doble hilada de piedras que iría rellena en el interior. Tiene su importancia para la investigación arqueológica porque se trataba de un lugar habitado en los inicios de la Edad del Cobre11. En la sierra de “Los Alijares”, nos hemos encontrado con varias piedras que presentan abundantes cazoletas y que han sido sacralizadas con cruces inscritas en la roca. Los metales ponen fin al Neolítico por estas tierras. Los pobladores de este territorio comenzó a trabajar el cobre, descubriendo las aleaciones y se les ocurrió mezclarlo con plomo o estaño, obteniendo así materiales más duros. Asimismo, el culto a la muerte y la caza alcanzaron un interés especial en estas tribus megalíticas: pinturas, monumentos megalíticos y cazoletas a modo de grabados en abrigos y cuevas. En uno de los abrigos de la sierra de “Los Alijares” nos encontramos con un conjunto de grabados –a base de trazos rectos, figuras angulares, cruciformes y grabados modo de cazoletas- se encuentra en una roca de pizarra que les sirve de soporte. Algunos consistentes en varias incisiones de rectas perpendiculares que en varios puntos resultan radiales a una zona central, formas radiadas, circulares, angulares y rectángulos, del Bronce Medio. Posteriormente, en la Edad Media, se reutilizó la misma roca para otro tipo de grabados conocidos como Triple Recinto o Alquercus, se trata de tres cuadrados concéntricos con una cazoleta en medio y cuatro cortes en cruz uniendo los cuatro grupos de tres lados sin llegar al centro, motivo que se repite en otros lugares de la comarca trujillana como es el caso de los existentes en el castro de “La Villeta” y junto al mismo río que baña GONZÁLEZ CORDERO y DE ALVARADO, 1988; GONZÁLEZ CORDERO et alii, 1988b y GONZÁLEZ CORDERO et alii, 1991. 10 GONZÁLEZ CORDERO, 2005; GONZÁLEZ CORDERO, 2006. 11 GONZÁLEZ CORDERO, CASTILLO CASTILLO y HERNÁNDEZ LÓPEZ, 1991.
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“La Coraja” (río Almonte). Aparte de los grabados hay unas tablillas rectangulares con dos filas de cazoletas. Los grabados de triple recinto, se juega como las tres en ralla para quitarle una piedra al otro y así hasta quedarse solo en el tablero. Estos grabados forman parte del mundo ancestral, y fueron asimismo utilizados en el Medioevo, árabes y cristianos lo usaban, era un juego corriente en casas y en las calles. Tenemos constancia material en el territorio del paso de los pueblos desde la Edad del Bronce, concretamente en el cerro de “El Castillejo”, promontorio cuya cima alcanza los 656 m. de altitud y en cuya ladera sur existen los restos de un castro que tuvo su ocupación desde la Edad del Bronce Final al Hierro Pleno, según los restos materiales localizados y que se encuentran en el Museo Provincial de Cáceres12. Aún se conserva parte de la muralla construida con bloques de granito que rodea al poblado, que presenta una superficie de 1 Ha, una torreta de trazado circular, habiéndose localizado material cerámico en superficie, concretamente producciones a torno de tonos anaranjados y pastas decantadas ricas en desgrasantes, cuencos bruñidos y carenados propios del Bronce Final13. Metros más abajo del Castillejo existen un manantial de agua conocido como “Fuente la Gironda”, donde hay un lagar rupestre, estructura tallada en la piedra, tipo petroglifo pero con canales y termina en una especie de pilón, actualmente rellenado con piedras. Se utilizó para prensar un fruto y obtener aceite. El principal es el calcatorium, una pila amplia, mayoritamente rectangular, en la que se colocaban los frutos que luego eran prensados o pisados. De este calcatorium parte al menos un canal que por medio de la gravedad conduce el líquido obtenido a una cavidad situada en un nivel inferior, una pila de piedra también denominada lacus. Frecuentemente se puede encontrar una superficie alisada independiente marcada en la roca donde se colocaría la prensa (desde donde otros canales conducirían el líquido resultante hacia el lacus), si bien la prensa (cuando ésta existía) se podría haber situado directamente sobre el propio calcatorium. Es una zona en la que existe una calzada bien empedrada. 12 MARTÍN BRAVO, 1999, 34. Tales como una aguja de bronce, una barrita de bronce, un "tranchet" circular; una cuchilla o "tranchet" con el borde convexo y un alvéolo circular. 13 RUBIO ANDRADA, RUBIO MUÑOZ y RUBIO MUÑOZ, 2009.
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En las coordenadas 39º 29,06’ 30’’ norte y -5º 60’ 29’’ oeste, entre Santa Ana y Robledillo de Trujillo, se halla una peña con grabados a modo de cazoletas y a escasos 10 m. una resbaladera tallada en la roca, cerca de la dehesa de Campoviejo, en un paraje idílico con una prensa olearia y un pozo-manantial de agua. Este tipo de “peñas sacras” o resbaladeras han sido relegadas al relacionarlas con juegos infantiles, pero siempre han atraído al hombre, como debió suceder en tiempos prehistóricos, cuando las formas extrañas de esos berrocales y de otras peñas formarían parte de una visión animista del paisaje, que en algunos casos ha perdurado en el folklore hasta nuestros días, tema que suscita creciente atracción. Esta resbaladera es una peña asociada a ritos, hoy prácticamente perdidos, que revelan su carácter sacro y sobrenatural. Estas peñas sacras contribuyen a conocer creencias y ritos de origen prehistórico, pero también el carácter “mágico” o sobrenatural del paisaje en el imaginario y en la cosmovisión de los pueblos prerromanos de la antigua Hispania, hecho hasta ahora escasamente valorado a pesar de su evidente interés, ya que no se considerada probada su antigüedad14. Las “peñas resbaladeras” se caracterizan por ofrecer la huella producida por repetidos deslizamientos realizados sobre su superficie inclinada a lo largo de los siglos. Sin duda, es el tipo de peña sacra más abundante en toda Extremadura, pues se conocen más de medio centenar de ejemplares y están presentes en muchos términos municipales de Extremadura donde era muy popular el juego del resbaladero, que recibía distintos nombres según las localidades: rebaliza, resbaladera, revalaera, refalaera, etc.15, ya que estas peñas pasaron a ser toboganes en los que jugaban niños y jóvenes, que en ocasiones usaban para resbalarse escobones y posteriormente, plásticos o chapas para evitar el deterioro de la ropa. Peñas resbaladeras como esta del término de Robledillo de Trujillo se relacionaron desde el siglo XIX con ritos de fecundidad, por lo que fueron estudiadas junto a otras “peñas sacras” por los folkloristas y arqueólogos de la época dentro del interés de los anticuarios hacia los monumentos “celtas”, entre los que se incluían las construcciones megalíticas y las peñas sacras asociadas a ritos ancestrales. Estos estudios fueron sintetizados 14 ALMAGRO-GORBEA, BARRIGA, MARTÍN BRAVO, PERIANES, 2017, 91-134. 15 RODRÍGUEZ PLASENCIA, 2016, 15.
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por el etnólogo y folklorista francés Paul Sébillot16 y por el arqueólogo Salomon Reinach17, posteriormente seguidos por Pierre Santyvez18 y recogidos desde entonces en obras generales19. En España estos estudios tuvieron seguidores, como Manuel de Assas en 185720 y años después Joaquín Costa21,quien los recogió entre los cultos celtas de la Naturaleza, idea seguida por Marcelino Menéndez Pelayo22. Este panorama ha cambiado en los últimos años. Los trabajos de Benito del Rey y Grande del Brío desde el decenio de 1990 valoraron los santuarios de la zona de Salamanca y Zamora en la línea tradicional23, pero fue el altar rupestre de Lácara, situado junto al famoso dolmen de corredor, la primera “peña sacra” estudiada como monumento arqueológico24. A partir de entonces se han suscitado en el último decenio nuevos estudios lo que permite disponer de una documentación cada vez más sistemática de estos monumentos que se extienden por toda la Península Ibérica, y que existen interesantes ejemplos en la provincia de Cáceres, peñas que fueron lugar de diversión de chicos y chicas, que se deslizaban por estas peñas a modo de tobogán, un juego popular no exento de interés25, pero que no es la función originaria de estas peñas, sino que reflejan un carácter ritual. Muchas veces junto a una “piedra resbaladera”, los chicos y las chicas se conocían e iniciaban relaciones según ancestrales tradiciones que favorecían la fecundidad26, confirmando la relación de las peñas resbaladeras con ritos de fecundidad. El rito de deslizarse por una peña de superficie inclinada es característico de muchos lugares. Tenía la finalidad de favorecer la fecundidad, ya que antiguamente se deslizaban por estas peñas las muchachas jóvenes para casarse en el plazo de un año y las mujeres para tener descendencia. 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26
Sébillot, 1882, 1902, 1904, 335,1906, 1908. Reinach, 1913, 364-448. SAINTYVES, 1934-1936. Lang, 1887; Eliade, 2007, 206 s; Sartori, 1987. Assas, 1857. Costa, 1888, 258. Menéndez Pelayo, 1911, 120. Benito del Rey, Grande del Brío, 1992; Benito del Rey, L. y Grande del Brío, 2000. Almagro-Gorbea y Jiménez Ávila, 2000. Rodríguez Plasencia, 2016, 15. Caro Baroja, 1979.
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A escasos 5 km se encuentra de Zarza de Montánchez, término municipal con un relieve accidentado ya que se asienta sobre las estribaciones de los Montes de Toledo y al amparo de los montes de San Cristóbal y Navabenitos, emplazado en la vertiente septentrional de la Sierra de Montánchez. Allí se han localizado restos de la Edad del Bronce Final, concretamente en el cerro de San Cristóbal, abundante material en superficie donde se han encontrado algunas cerámicas con la cara exterior bruñida y con formas carenadas; así como una estela funeraria decorada encontrada en el paraje conocido como “Camino de la Sierra”, en la vertiente sur del cerro, por don Alfonso Naharro que la localizó en el año 197527. Se trata de una estela decorada, en la que se representa un casco de forma triangular, una espada, espejo y lanza; el escudo con escotadura en V y su correspondiente abrazadera, así como una figura humana y el carro28. Esta estela es similar a otras localizadas en el territorio de Trujillo-Montánchez. Actualmente se conserva en el Museo Provincial de Cáceres29. Otra estela grabada fue encontrada en Santa Ana, población cercana a Robledillo, concretamente en el paraje denominado “Cerca de la Cabeza”. Ofrece, de arriba hacia abajo, un casco cónico, una lanza, un escudo a base de tres círculos concéntricos; debajo del mismo, una espada, una fíbula acodada. Tiene interés por la representación del casco con su cimera morrión y fuertes apéndices horizontales que nos permiten colocarlo dentro de los cascos itálicos que han podido llegar a España con las invasiones de los campos de urnas del Bronce Final o Halstatt B de Centroeuropa y directamente por el comercio mediterráneo30. En el Museo Provincial de Cáceres31 también se conserva otra estela de la Edad del Bronce (siglos IX-VIII a. C.) encontrada en Robledillo de Trujillo. Está decorada con grabados de escudo representado por tres círculos concéntricos sin segmentar, espada debajo del escudo de ancha hoja corta y puntiaguda, y una lanza con su hoja ancha y larga32. Se halló en la finca “El Oreganal”, en el año 1947, por José Ramón Fernández Oxea, que la publicó en 195033. 27 28 29 30 31 32 33
NAHARRO RIERA, 1976. ALMAGRO GORBEA y SÁNCHEZ ABAL, 1978, 417. Agradecimiento a don Juan Valadés y a don J. Miguel González. ALMAGRO, 1966, 66. Agradecimiento a don Juan Valadés y a don J. Miguel González. ALMAGRO, 1966, 81. FERNÁNDEZ OXEA, 1950, 295, figs. 7 y 21.
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También existen dos dólmenes (uno en la finca llamada de Pérez, situada detrás de la finca donde se celebra la romería y el otro muy cerca del primero, junto al arroyo) y los llamados “Atambores”, covachas naturales formadas por grandes rocas colocadas de forma caprichosa que forman entre ellas diversas cuevas. Por tanto, este territorio cercano a Robledillo de Trujillo, atesora un patrimonio arquitectónico y cultural de gran valor, preservado en una comarca que también puede hacer gala de los mismos atributos. También existen restos romanos, como columnas, lápidas y un puente romano sobre el río Tamuja en el denominado “Pozo del Prado”. En un radio de 10 km nos encontramos con importantes asentamientos, baste citar los emplazamientos de las Edades del Bronce y del Hierro ligados a la extracción minera del estaño y al dominio de las rutas que atravesaban la penillanura34. En la cercana población de Plasenzuela, a menos de 5 km de Botija, importantes restos arqueológicos en distintos poblamientos pertenecientes a la Protohistoria. Restos del patrimonio arqueológico, algunos de ellos han sido excavados en su mayoría en los años 80 y 90 del siglo XX por el interés científico que despertó la Arqueología y el interés mostrado por las instituciones políticas y educativas. Ya en los años 80 se fomentó un rápido auge de la investigación y se desarrollaron excavaciones en distintos asentamientos entre los que se encontraban la cueva de “El Conejar” en Cáceres, “Los Barruecos” en Malpartida de Cáceres, y el Cerro de la Horca, perteneciente a su territorio antes del trazado de los límites actuales. El conjunto de poblados localizados en el batolito granítico y en zonas de llanos es uno de los más interesantes y homogéneos de cuantos se conocen en la cuenca Media del Tajo y se constata la continuidad del hábitat durante el IV y III milenio. Las primeras aglomeraciones humanas en tierras en la penillanura trujillano-cacereña datan del Neolítico. Asentamientos al aire libre, cuyo ejemplo más representativo en la zona es el poblado del Cerro de la Horca, puesto al descubierto tras los trabajos realizados entre los años 1984 y 1988 (superficie excavada 90 metros cuadrados, repartidas entre dos alturas del cerro), hogares, silos, cabañas de diferentes dimensiones, de los momentos iniciales de la Edad del Cobre. El mayor porcentaje de restos cerámicos localizados corresponden a vasijas decoradas con la técnica de boquique, con motivos lineales y puntiformes, además 34 GONZÁLEZ CORDERO y HERAS MORAS, 2010.
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de platos y cazuelas, también hemos de sumar la abundante industria ósea (punzones, espátulas y elementos rituales) y lítica localizada: dientes de hoz, raspadores y buriles. En la finca El Carneril se encontraron en los años 70 del siglo XX dos estelas decoradas de la Edad del Bronce. La primera de ellas se define como una estela grabada sobre una losa de granito fino de 120 x 47 x 15 cm, conteniendo un escudo redondo y cuero claveteado y escotadura del tipo llamado Herzsprung, y a ambos lados está una espada y una lanza. El diámetro del escudo es de 40 cm y las armas se encuentran separadas del escudo una distancia de unos 12 cm. La segunda pieza se define como una piedra granítica de 72 x 24x 25 cm “profusamente grabada”, presentando grabados de forma laberíntica, una serie de símbolos y objetos esquemáticos curvilíneos abundan de la cruces, con tendencias más o menos a la cruz llamada esvástica. A la derecha hay una especie de rueda o molinillo de radios curvos semejantes a los emblemas que presentan las estelas de Salamanca. El extenso territorio estuvo poblado por pequeños grupos de cazadores y recolectores con una escasa articulación territorial. En el año 2016 el Consejo de Gobierno aprobó un decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural al yacimiento arqueológico de Villasviejas del Tamuja y a las necrópolis de “El Mercadillo”, “El Romazal I” y “El Romazal II”, ubicados a escasos 15 km de Robledillo de Trujillo, concretamente en los términos municipales de Botija, Plasenzuela y Cáceres, con categoría de Zona Arqueológica. Históricamente los restos de Villasviejas del Tamuja han sido identificados con la ciudad vetona de Tamusia, sin duda siguiendo la evidencia proporcionada por el actual hidrónimo Tamuja35. Las excavaciones llevadas a cabo en el castro han arrojado un período de vigencia de la ciudad que va desde el siglo IV a.C. en que fuera fundada hasta el siglo I a.C. en que se constata su abandono. Afectada, pues, por la romanización de la zona tras su conquista por las legiones romanas en el siglo II a.C. De las necrópolis, la de “El Mercadillo” (Botija) es la más antigua pues se fecha en el siglo IV a. C, mientras que “El Romazal II” (Plasenzuela) es de una cronología posterior, pues se fecha en el s. III a. C. y, finalmente, “El Romazal I” (Plasenzuela) se sitúa a finales de la vida del poblado, es decir, a finales del siglo II - principios del siglo I a. C. El abandono del lugar fue coetáneo a la fundación de Norba Caesarina. 35 ESTARÁN TOLOSA, 2011, 585-598; VILLAR, 1995, 260-277.
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La riqueza minera de esta extensa zona36 propició la fundación del castro de Villasviejas del Tamuja, entre otros, como centro de explotación de los yacimientos de sulfuro de plata y plomo argentífero de la comarca, que siguió apreciándose en época romana, llevando a la cercana colonia de Norba Caesarina a seguir con su explotación hasta el siglo II d.C., lo cual nos lleva a suponer que junto al castro pudo erigirse un posterior recinto romano, siendo por tanto el actual yacimiento arqueológico una dípolis u “oppida”. Villasviejas del Tamuja llegó a tener una ceca de monedas propia37 y unas explotaciones de galena argentífera, correspondiendo con la única ceca emisora de moneda de la Protohistoria de la actual Extremadura: Tamusia38. Tradicionalmente se viene considerando este asentamiento como vetón a pesar de que ninguna ciudad vetona acuñó moneda. De ahí, su importancia ya que apoya la posibilidad de que la ceca celtibérica de Tamusia o Tanusiaestuviera en este castro atestiguando la presencia de celtíberos en Lusitania39, dato que confirman tanto los testimonios literarios como los arqueológicos. La utilización del hierro en la transformación del paisaje, en la roturación de las tierras y en el empleo armamentístico va a suponer una cierta reestructuración de los recursos económicos y de las asignaciones territoriales. Es, en éste entorno, donde surgirá la figura del verraco como elemento integrante de un paisaje ordenado y delimitado con su presencia, como los verracos hallados en Botija40, un factor simbólico y un rasgo 36 Según Madoz en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España: “Otro cuarto de legua al norte, existen las ruinas llamadas Villasviejas, donde se advierten los restos de un muro de circunvalación, escorias de fragua varios pozos de minas antiguas”. MADOZ, 1847, 420. 37 BURILLO MOZOTA, 1995, 161-177; GARCÍA-BELLIDO, 1997, 135-160; GARCÍABELLIDO, 2003, 273-290; GARCÍA-BELLIDO y BLÁZQUEZ, 2002; VILLARONGA, 1990, 79-85 y 97-98. 38 AMELA VALVERDE, 2015, 69-80; BLÁZQUEZ CERRATO, 1995, 243-258. Es interesante destacar la aparición en Villasviejas del Tamuja de un ostrakon que se descubrió en el año 1976, inscripción sobre cerámica del siglo IV a. C. que se identifica como un abecedario paleohispánico meridional. También han aparecido otros grafitos que podrían corresponder a escrituras paleohispánicas, como la tésera grabada con caracteres latinos tamuisiensis. 39 PELLICER, 1995, 65-78; SÁNCHEZ ABAL y ESTEBAN ORTEGA, J, 1988, 1017-1033; SÁNCHEZ ABAL y GARCÍA JIMÉNEZ, 1988, 149-169. 40 GARCÍA JIMÉNEZ, 1987, 135-145; GARCÍA JIMÉNEZ, 1984, 56-58.GARCÍA JIMÉNEZ, S: "Un nuevo verraco aparecido en Botija, Cáceres". Actas del Primer Simposium de Religiones en la Lusitania, Cáceres 1986, pp. 61-67; GARCÍA JIMÉNEZ, 1993, 299-307; HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, 1982, 211-239.
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identificativo y exclusivo de una etnicidad, en este caso la del pueblo vettón41. La etnicidad del pueblo vettón ya estaba conformada a la llegada de los nuevos colonizadores, pero estos implantan otro orden que va a traer cambios en el mosaico poblacional y en la estructuración territorial. En este paraje cercano a Botija podemos destacar el castro-ciudadela de la Edad del Hierro. Geográficamente, el yacimiento se sitúa entre los términos municipales de Botija (Villasviejas del Tamuja y necrópolis de “El Mercadillo”) y Plasenzuela (necrópolis de “El Romazal I” y “El Romazal II”), enclavados en la Comarca Sierra de Montánchez y Tamuja, en un paisaje adehesado con presencia de ríos y arroyos que surcan la penillanura pizarrosa formando los llamados “riberos” o encajonamientos por la erosión. En la necrópolis de “El Mercadillo” (Botija) se han excavado un total de 46 enterramientos de cremación, siendo el ritual característico la deposición de los restos en una urna junto a algunos elementos de ajuar. que proporcionaron armas como punta de lanza y un regatón42. Nueve de estos enterramientos se encontraban protegidos por encachados circulares o cuadrangulares, lo que es un elemento inédito en las necrópolis de Extremadura y la relaciona con las necrópolis ibéricas andaluzas y de la Meseta Sur43. Por otro lado, en la necrópolis de “El Romazal I” se excavaron varios grupos de tumbas, un total de 275. El rito funerario predominante es la cremación. En ella, las cremaciones se presentan en urnas más pequeñas. Los enterramientos, en los que son tan abundantes las cerámicas decoradas, también están acompañados de ajuar compuesto. En las tumbas aparecen ya materiales claramente romanos que confirman una cronología tardía para la necrópolis44. Se encontraron abundantes puñales biglobulares, espadas de La Tène y de antenas y fíbulas de caballito45. Se ha considerado que las espadas latenianas del área vettona del yacimiento de “El Romazal”, fueron importadas desde territorio celtibérico o llevadas por mercenarios46. 41 CHAPA BRUNET, 1985, 165-203; FERNÁNDEZ OXEA, 1950, 57; GONZÁLEZ CORDERO, et alii, 1988, 19-33; MANGLANO VALCÁRCEL, 2013; LÓPEZ MONTEAGUDO, 1989. 42 LORRIO, 2007, 100; HERNÁNDEZ y GALÁN, 1996, 88. 43 HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ y GALÁN DOMINGO, 1997. 44 HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ y MARTÍN BRAVO, 2017. 45 HERNÁNDEZ Y GALÁN, 1996, 112; LORRIO, 2007, 100. 46 LORRIO, 2007, 115.
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Por último, en “El Romazal II” (Plasenzuela) fueron 11 los enterramientos de cremación documentados. En ellos, las urnas aparecían encajadas en oquedades en el suelo y cubiertas con un plato y acompañadas de ajuar47. De las necrópolis, la de “El Mercadillo” (Botija) es la más antigua pues se fecha en el siglo IV a. C, mientras que “El Romazal II” (Plasenzuela) es de una cronología posterior, pues se fecha en el s. III a. C. y, finalmente, “El Romazal I” (Plasenzuela) se sitúa a finales de la vida del poblado, es decir, a finales del siglo II - principios del siglo I a. C48. El abandono del lugar fue coetáneo a la fundación de Norba Caesarina. Los restos arqueológicos conservados en Villasviejas del Tamuja corresponden a un castro o poblado fortificado de la II Edad de Hierro (s. IV a. C) pero con una ocupación anterior y una continuidad en la ocupación hasta el cambio de era. Villasviejas del Tamuja está considerado como uno de los grandes núcleos habitados de la Prehistoria reciente cacereña, implicado en las guerras de los romanos por el control de la Lusitania49. Está ubicado el asentamiento en la superficie de una colina de escasa altura. A juzgar por los restos de muralla conservados, el castro tuvo dos recintos concéntricos situados a diferente cota. Totalmente colmatados en la actualidad los espacios situados al pie de las murallas –en su lado interior se entiende--, formando así una suerte de muros de contención del terreno, es posible caminar por sus maltrechos adarves, sin duda fuertemente disminuidos en altura. La cerámica recogida en superficie se caracteriza por estar toda fabricada a mano, con paredes gruesas y cocción reductora, hecho que confiere un tono oscuro a los recipientes. También, se han documentado cerámicas de gran tamaño correspondientes al Hierro Inicial, con paredes rectas y rematadas en bordes simples, presentando las superficies exteriores bruñidas, espatuladas o alisadas, incluso algunas con escobillados. Más llamativo resulta el hallazgo de un molde de arenisca para realizar varillas50. El castro tiene dos recintos amurallados independientes, situados cada uno en un pequeño promontorio enmarcados por los meandros encajonados del río Tamuja. El llamado Recinto A está situado en una zona y de 47 48 49 50
HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ y MARTÍN BRAVO, 2017. HERNÁNDEZ, GALÁN, 1996, 122. HERNÁNDEZ, 1991; ONGIL VALENTÍN, 1986-1990. HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, MARTÍN BRAVO, y GALÁN, 2009, 116 y 117.
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fácil defensa al estar delimitada por el escarpe del río Tamuja y el desnivel producido por el arroyo del Verraco. La zona llana, defendida por dos grandes fosos, permitía un acceso rápido a los recursos prioritarios, como son el agua, los campos de cultivo y la dehesa. Este recinto posee una muralla ataludada realizada en pizarra, casi una obra de aterrazamiento, similar a la de otros castros extremeños. Sin embargo, las zonas más débiles del perímetro, tanto la que da a la vaguada del arroyo del Verraco como la que protege el acceso a la península, están protegidas por una potente muralla, también ataludada, realizada en sillería de granito y dos torres en las esquinas del recinto. Este modelo es particular de la zona extremeño-alentejana y contrasta con la elección de hábitats en lugares elevados del paisaje con cualidades estratégicas más acentuadas que encontramos en la mayor parte de la Península51. Mientras que el Recinto B se localiza en una pequeña loma al suroeste del anterior. Su forma es cuadrangular, con una pendiente considerable desde la esquina suroeste hacia el flanco norte, que está protegido por el encajonamiento del río y con murallas de sillares de granito52. El resto de flancos, excepto el este, en donde se localiza también el mencionado arroyo del Verraco, están reforzados por fosos longitudinales tallados en la pizarra natural. Ubicado en un excelente lugar para la defensa, motivado por el encaje del río Tamuja, la depresión que forma el arroyo del Verraco y los elementos defensivos: torreones, muros y fosos. En el Recinto B, hay también torres defensivas, una de ellas, llamada “La Torruca” o “El Castillejo” que se localiza en la esquina S suroeste, en el punto más alto de la colina, y ante ella un foso. Los habitantes del poblado siempre estaban preocupados por la defensa del territorio y del castro ya que se han encontrado en las excavaciones arqueológicas numerosas armas en ajuares funerarios, en una época en la que el poblado se vio afectado por las guerras lusitanas contra los romanos a mediados del siglo II a. C., y por las guerras civiles sertorianas (entre Sertorio y Cecilio Metello) a comienzos del siglo I a. C., considerando que será en este momento cuando Villasviejas fue ocupada53. 51 CAZORLA MARTÍN, CERRILLO CUENCA, MAYORAL HERRERA y SALGADO CARMONA, 2008. 52 HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, 1989, 295; HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ y otros, 1989. 53 HERNÁNDEZ ,RODRÍGUEZ, SÁNCHEZ, 1989, 134.
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La importancia de los romanos se deja sentir también de modo significativo en la comarca. En el 218 a. C. desembarca en Ampurias Cneo Escipión iniciándose la conquista romana de la Península Ibérica, que finalizará casi 200 años después. Roma gana la guerra y expulsa a los cartagineses de la Península, la conquista romana será un hecho lento y progresivo, en principio, con el pretexto de liberar a los nativos del yugo cartaginés. El avance de la conquista fue de este/sur-este a oeste/sur-oeste. Una de las mayores preocupaciones de los romanos era la de asegurar el territorio conquistado y su consiguiente explotación económica, ya que los pueblos de la meseta entre los que se encontraban los vettones, hacían expediciones de saqueo a las ciudades romanas. Éstos tuvieron que soportar problemas tales como la sequía de la zona y los continuos enfrentamientos. Destacamos, igualmente, los restos romanos localizados en el castillo de Montánchez, como campamento defensivo, al encontrarse en un lugar privilegiado en el cruce de caminos a igual distancia de Cáceres, Mérida y de Trujillo. Es importante destacar que la I Edad del Hierro no supuso un cambio sustancial en estas comunidades y siguieron su andadura sin graves contratiempos. En esta etapa la corriente atlántica va paulatinamente retrocediendo e irá dando paso a nuevas influencias traídas por gente procedente del otro lado de los Pirineos, los llamados Campos de Urnas, que había penetrado en la Península a finales del II milenio y que llega a la región tardíamente. Al mismo tiempo, los fenicios se han asentado en las costas del sur Peninsular y su cultura avanzada se dejará sentir en todas las facetas de la vida de los pueblos contactados. Desde el sur penetran las influencias hacia Extremadura, ocupando plenamente en el valle del Guadiana y llegando a la cuenca Media del Tajo ya de forma más atenuada. La tierra de Robledillo de Trujillo muestra las huellas de su pasado histórico en un conjunto diseminado y prolífico de hallazgos y edificaciones civiles y religiosas que nos hablan de un interesante patrimonio artístico y monumental, cuyos antecedentes se remontan a la prehistoria. Vestigios de las culturas que se asentaron en la zona se muestran en museos cacereños y en los montes y riberos de la comarca, que aún albergan castros, yacimientos y otras incipientes construcciones de los primeros pobladores de estas tierras. Durante la dominación romana, Robledillo de Trujillo se situaba en una zona de encrucijada por donde discurrían varias vías. Próximas a la 61
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localidad nos encontramos con varias ciudades romanas importantes como Turgalium (Trujillo), Norba Caesarina (Cáceres), Metellium (Medellín) y Emérita Augusta (Mérida), y las vías cuyo trazado estaría próxima serían las que unían Metellium con Norba Caesarina (con trayecto similar a la actual carretera de Miajadas a Cáceres) y la que iba de Emérita Augusta a Turgalium (a veces coincidente con la carretera de Mérida a Trujillo y/o con el cordel de Ganados), habiéndose localizado en el término municipal varias inscripciones funerarias, así como restos de cerámica romana en superficie en lugares como Los Llanillos, el Cerro de la Mina, el Palomarejo, la Cabeza del Moro, Llanos del Espejo. Se han localizado aras romanas en las huertas de “Los Alijares”, en Huerto Gribranzo, “Cerro de la Choza” y en algunas casas particulares en el propio municipio. En una finca cercana a la localidad fue localizado en el año 1949 un epígrafe en el que puede leerse: “G(aius) • Norban/us • G(ai) • f(ilius) • Gra/ cilis • an(norum) • XX / h(ic) • s(itus) • e(st) • s(it) • t(ibi) • t(erra) • (...)”, actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico Provincial54. Una curiosa estela funeraria, muy deteriorada, en la que puede leerse solamente “Norba/us”, fue localizada en el mismo lugar durante unas labores de campo, actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico Provincial55. En la cabecera aparece en relieve un creciente lunar con una figura trapezoidal en forma de bucráneo56. También fue localizada otra estela de granito en el mismo lugar, en el que puede leerse: “Iulia • G(ai) • f(ilia) • Boutia • an(norum) • XXC • h (ic) s(ita) • e(st) • s(it) • t(ibi) • t(erra) • l(evis)”57. Pertenece a la segunda mitad del siglo I58. En una de las jambas de una puerta de la finca “Los Alijares”, hay un fragmento de granito de una estela romana, en la que puede leerse: “(….) an(norum) LV / h(ic) s(itus est) s(it) t(ibi) t(erra) l(evis) “59. En la misma finca se encuentra la siguiente estela: “Lubacu/s • Bout[i] / f(ilius) an(norum) [- - -] / h(ic) • s(itus) • e(st)”60. 54 BELTRÁN LLORIS, 1975-76; ESTEBAN ORTEGA, 2007, 191. Agradecimiento a don Juan Valadés y a don J. Miguel González. 55 Agradecimiento a don Juan Valadés y a don J. Miguel González. 56 FERNÁNDEZ, 1951; SALAS y ESTEBAN, 1994, 127; ESTEBAN ORTEGA, 2007, 190. 57 BELTRÁN, 1982, 100; CALLEJO SERRANO, 1977, 150; ESTEBAN y SALAS, 2003, 102. 58 ESTEBAN ORTEGA, 2007, 193. 59 GAMALLO, GIMENO y VARGAS, 1992, 402-403; ESTEBAN ORTEGA, 2007, 195. 60 REDONDO RODRÍGUEZ, 1988, 325-326; FERNÁNDEZ, 1945, 89.
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Procedente de la misma finca se encontró una estela sepulcral de granito con la cabecera redondeada. Está decorada con un creciente lunar y dos puntas de lanza. Son dos campos epigráficos rebajados y enmarcados por molduras. Actualmente está empotrada en una pared de la casa de don Benito Sánchez. Epitafio doble de Caburo, mencionando a Equalius Pecuni y Amana Clouti f61. En la estela puede leerse en una cara: “Equalius Pecuni • cipum • Caburo f(ilio) f(ecit)” y en el otro campo: “Amana CI/ ou(ti) f(ilia)”62. Del mismo tipo, y procedente igualmente de “Los Alijares”, destacamos un ara de granito, dedicación a Libera y Liber, divinidades romanas. Es un ara de granito con el campo epigráfico moldurado en su parte superior e inferior y dividido por tres surcos verticales. El texto está distribuido en dos columnas de tres líneas cada una: “G(aius) • C(- - -) • M(- - -) / Libe•/rae • // et Li•/ber[o] / a(nimo) l(ibens) [s(olvit)]”63. En la vivienda propiedad de don Alfonso Sánchez Solís se encuentra un ara de granito, dedicación de Marcus Iulius Badius a la Salud. En este altar votivo del siglo I puede leerse: “ [S]aluti / Marcus / Iulius Ba/dius vot/um a(nimo) l(ibens) s(olvit)”64. En la Plaza de la Constitución, en una vivienda sirviendo de dintel hay una estela rectangular de granito en la que puede leerse: “M(arcus) • I(ulius) • M(arci) [f(ilius)] / Marce[ll]/us • an(norum) • XLI[?] / G(aius) • I(ulius) • M(arci) • f(ilius) / Caesius / (..)”65. En la calle Naranjo, en la vivienda de doña Alfonsa Garrido, destacamos un epitafio en granito en el que puede leerse: “Bo/[ut]ius • [an(norum)- - -]X / h(ic) • s(itus) • e(st) • s(it) • t(ibi) t(erra) l(evis) / [C]aecilia / [- - -] f(ilia) • Coe[m]ea (...)”. Tipo de escritura cuidada característica del siglo I66. También destacamos un altar votivo dedicado a Ataecina: “T(itus) • Norban(us) / T(iti) • (filius) Qui[n]tu(s) • / [At]a(e)cina(e) • / ara(m) p(osuit) • v(oto)”. 61 FERNÁNDEZ, 1945, 86; REDONDO RODRÍGUEZ, 1988, 326-328. 62 GAMALLO y MADRUGA, 1994. 63 FERNÁNDEZ, 1945, 88; REDONDO, 1988, 329; ABASCAL, 1999, 288; ESTEBAN ORTEGA, 2007, 186. 64 REDONDO RODRÍGUEZ, 1988, 328; GAMALLO y MADRUGA, 1994. 65 BELTRÁN, 1976, 65; ESTEBAN ORTEGA, 2007, 187. 66 FERNÁNDEZ, 1951, 180; ESTEBAN ORTEGA, 2007, 189.
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Otra estela romana de granito se encuentra empotrada en la pared de la vivienda de don Crescente Alía, en la calle Calvo Sotelo, 1, procedente de la finca “El Cerro de la Choza”67. Corresponde al siglo I, puede leerse: “Restus / Peligo/le • f(ilius) • a/n(orum) XXX/ • h(ic) s(itus) • s(it) • t(erra) l(evis) / F • P (...)”68. Tipo de escritura cuidada característica del siglo I69. En el año 1962 se halló una sepultura romana (1,75 m x 0,45 m) en una finca rústica enclavada en la dehesa “Alijar de Canchal”, próxima al paraje denominado “Cerro de las Esparragueras”. En esta zona se encuentran aún esparcidos por el suelo trozos de tégulae, piedras labradas, restos de columnas. Además, han sido localizadas otras dos sepulturas más. Se encuentran a una distancia de 200 m, con orientación W a E y en la primera localizada en los sesenta del siglo XX, había dentro una vasija de barro. Estaba cubierta por una losa de piedra de una pieza, toscamente labrada70. Si seguimos a don Clodoaldo Naranjo: “Presenta este pueblo huellas antiguas; los hitos celtibéricos que he visto recuerdan las vías sagradas hasta lo alto de la montaña, donde tendirían su vivienda en pequeña población parecida a la que hay en el cerro de Santa Cruz. Los romanos desde luego tuvieron en aquel sitio más estabilidad; así lo dicen numerosas lápidas de trazado ordinario y muchos objetos que se han descubierto en la altura de su inmediato cerro, entre los cuales es digna de atención una pequeña estatua de mármol de un Adonis muy confusa y ya desaparecida por haber sido hecha pedazos”71. En los suelos de la extensa tierra de Robledillo de Trujillo, desarrollados a partir de la meteorización de los batolitos graníticos, se encuentran diseminadas gran cantidad de villas rústicas tardorromanas, hispanovisigodas y mozárabes, en las que podemos encontrar plataformas de prensado de aceitunas, y junto a ellas, cilindros contrapesos, molas olearias, pilas para recoger el aceite, amén de un sin número de sarcófagos antropomorfos, excavadas todas in situ sobre las mismas rocas graníticas o bien, algunas pocas, en las duras areniscas pizarrosas. La mayoría de estos asentamientos fueron abandonados durante la invasión musulmana. Aproximadamente 67 68 69 70
FERNÁNDEZ, 1951, 176. ESTEBAN ORTEGA, 2007, 189. FERNÁNDEZ, 1951, 180. MENA POBLADOR, 1962. Considera que se trataba de una sepultura romana de inhumación anterior al siglo II de nuestra Era. 71 NARANJO ALONSO, 1929, 47.
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hacia el año 713 cae la comarca en poder de los musulmanes, en la zona se establecen tribus berberiscas. Robledillo así como algunas poblaciones de la jurisdicción de Montánchez sufrió la misma suerte que éste. Así dentro del Reino Taifa de Badajoz, estuvo bajo las órdenes del Gobernador de Mérida. La Orden Militar de Santiago que desde las lindes de Cáceres abarcaba la Tierra de Barros, los actuales partidos de Mérida, Llerena y Fuente de Cantos, es decir, la mitad de la actual provincia de Santiago, fue una Orden religiosa militar fundada en el siglo XII en el Reino de León, fundada por el Rey Fernando II de León, cuyo principal propósito era la defensa de la ciudad de Cáceres y la ayuda al sostenimiento de las campañas contra los almohades72. Para después dedicarse a proteger a peregrinos que se dirigían a Santiago y a retroceder al Islam en los reinos hispánicos. La fundación militar de la Orden, se constituyó el 1 de agosto de 1170, cuando el rey Fernando II de León y el Obispo de Salamanca, encargaron a trece caballeros (los Fratres de Cáceres, Caballeros de la Orden del Señor Santiago) la protección de la Ciudad de Cáceres, encabezados por don Pedro Fernández de Fuentecalada, 1º Maestre de la Orden Militar de Santiago73. En 1170, se dedicaban a socorrer a los peregrinos del Camino de Santiago. El fundador y primer maestre, don Pedro Fernández, era descendiente de los reyes de Navarra por línea paterna y de los condes de Barcelona por la materna74. Hemos de tener en cuenta que hacia 1170 los almohades, con los que había firmado una tregua el rey Fernando II de León, llegaron hasta Toledo estando a punto de poner en peligro la existencia del reino de Castilla. El rey Fernando II tomó las medidas pertinentes al objeto de contener una posible ofensiva contra su reino. Para ello encomendó la defensa de Alcántara al conde Armengol de Urgel y la de Cáceres, además de las fortalezas de Alcolchel y la Albuera –hoy en la provincia de Badajoz-, a una nueva milicia creada en la zona fronteriza, en agosto de 1170, para combatir a los musulmanes, esta fue la misión principal de la milicia cacereña (la futura Orden santiaguista)75. A los miembros de la Orden santiaguista atraídos por la piedad se le unieron algunos caballeros de la más alta nobleza, que, procedentes de los 72 AGUADO DE CÓRDOVA, ANTONIO ALEMÁN y ROSALES, 1719, Vid. año 1175, Script, I; ALVAREZ DE ARAUJO y CUELLAR, 1983. 73 GUTIÉRREZ DEL ARROYO, 1946; HOROZCO y LA PARRA, 1978. 74 LOMAX, 1980; LOMAX, 1965; MARTÍN RODRÍGUEZ, 1974; PALACIOS ONTALVA, 2000. 75 BULLÓN DE MENDOZA, 2001, 39-52; GARRIDO SANTIAGO, 1989.
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distintos reinos de la península, fueron haciendo además donaciones de tierras, villas y castillos. El mismo Fernando II, en cuyo reino nacía una milicia que prometía ser de tanta utilidad a la reconquista, ya que tenía como objeto la defensa de la fe en la lucha contra el Islam, dio al principio numerosas posesiones a los nuevos caballeros. El día de San Jorge, el 23 de abril del año 1229 fue reconquistada definitivamente Cáceres por Alfonso IX de León obteniendo la preciada condición de villa libre de realengo, otorgándose el Fuero Latino y un amplio territorio dependiente del Concejo76. En el año 1229, los Fueros de Cáceres recogían las primeras referencias en sus actas de los deslindes de términos municipales. Conforme a la política monárquica del momento se concedieron importantes heredades a los caballeros que apoyaron al monarca en su conquista y además se otorgó un amplio territorio estaba gobernado por el propio Concejo. De este modo se lograba al establecimiento de moradores en la población en sus cercanías y, por otro lado, se gratificaba los caballeros que habían participado en la contienda. Pero, en Robledillo de Trujillo el territorio continuó en manos musulmanas, hasta la reconquista definitiva de Trujillo en enero del año 1233. La historia de este municipio está íntimamente ligada a la historia de Trujillo. La extensa tierra de Trujillo, en la que se enmarca Robledillo de Trujillo, estuvo en manos musulmanas desde el 71477, tierra fronteriza e inestable, allí se asentaron los Beni-Feranic al frente de la tribu Nafza78. Las Órdenes Militares jugaron un papel decisivo en la reconquista. El rey Alfonso VIII encargó en 1186 a don Gómez, maestre de la Orden Militar del Pereiro79 que se asentase en Trujillo. Según el Manuscrito de Tapia, esta orden asentada en Trujillo tornó el nombre por “Freyles de la Orden Truxillense”, y tuvieron su convento junto a la Alberca80. Orden militar con fuerza y 76 LOMAX, DEREK, 1979, 309-319; LÓPEZ FERNÁNDEZ, 2010; FLORIANO CUMBREÑO, 1957. 77 Encontramos referencias a Trujillo en los cronistas árabes, la primera referencia a Trujillo como ciudad o medina, las encontramos entre los años 889-925, en Ahmad al-Razi cita en su Crónica do mouroRasiscomo distrito a Trujillo, en el Libro de los caminos y los reinos del geógrafo oriental Al-Istajri y en la Crónica Anónima de Abd al-Rahman III (ed. y traducción de Lévi-Provençal y Emilio García Gómez. Madrid-Granada, C.S.I.C., 1950, pp. 88 y 158) ya aparece mencionado Trujillo como ciudad. RAMOS RUBIO, 1997; VIGUERA MOLIS, 2002, 185-223; VALLVÉ BERMEJO 2002, 167-184; PACHECO PANIAGUA, 1991; PEREZ ALVAREZ, 1992. 78 MARTINEZ, 1904, 74; MARTINEZ, 1900, 245-247. Se apoya en cronistas árabes como Ibn Jaldún e Ibn Hayyan. FERNÁNDEZ JIMÉNEZ, 1967, 74; RAMOS RUBIO, 2001, 77-103. 79 TORRES TAPIA, 1763, 101 (ed. Facsímil, 1999); FERNÁNDEZ-DAZA ALVEAR 1993, 96 y 97. 80 MUÑOZ DE SAN PEDRO, 1952, 209.
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efectivos suficientes como para participar posteriormente en la defensa de la villa de Ronda81. En el año 1195, en la Batalla de Alarcos destacó notablemente don Gómez. El monarca Alfonso VIII le donó tres mil áureos, Trujillo, el castillo de Santa Cruz, y los castillos y villas de Albalat y Zuferola82. Si seguimos fielmente el Bulario de la Orden de Alcántara, Citando la Crónica de la Orden de Alcántara transcribimos: “Alfonso VIII hizo una gloriosa entrada por sus tierras a la vuelta por Talavera, y pasando el Tajo entro por tierra de Trujillo e hizo grandes daños en la serena, de allí atravesó hasta cerca de Sevilla, y aunque no dice si ganó Trujillo… Mandó edificar Plasencia y se hizo dueño de todos los pueblos adyacentes, y entre estos fue el de Truxillo. Yo pienso que luego que el Rey dio la vuelta, mandó a don Gómez, maestre del Pereiro, pusiese en él algunos freyres que estuviesen de guarnición”83. La Crónica sigue diciendo… “muchos años antes del Maestre de quien aquí tratamos hubo frailes Truxillenses; por ventura su Orden fue incorporada con la de San Julián del Pereiro”… El 21 de abril y el 8 de mayo de 1186 el Rey Alfonso VIII firma documentos. Don Gómez Fernández Barrientos, Maestre del Pereiro había integrado las pequeñas órdenes, todas cistercienses como la suya, en una nueva y truxillense, así lo confirma el Bulario84. También, en un capítulo general 81 Concesión del 5 de abril de 1188, en la cual el rey Alfonso VIII dona a Gómez, “magistro truxillense” y a sus freyles, la localidad toledana de Ronda con su territorio...”dono et concedo vobis domino Gomez, magistro truxillensi, et ómnibus fratribus vestris, presentibus et futurs, Rondam, cum ingressibus, et egressibus...”. TORRES Y TAPIA, 1763 (facsímil, 1999), 103. Citemos asimismo el interesante estudio realizado por RUIZ MORENO, 2002, 127-151. Los trabajos de investigación del profesor Ruiz Moreno versan sobre la Orden Militar que tuvo su sede en Trujillo: “Las fortalezas de la orden militar de Trujillo”, Actas del II Congreso de Castellología Ibérica. Alcalá de la Selva (Teruel), 2001, pp. 351-366. “Enclaves militares de los freires truxillenses en las tierras de Trujillo”. XXXIV Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, 2005. 82 “donnationis , et concessionis, et stabilitatis Deo et conventuigratrum de Truxellum, presentium et futurorum, et vobisdomnoGometio, eiusdemconventusinstantimagistro–hace referencias a don Gómez y a la orden de Trujillo- vestrisquesuccessoribus perpetuo valituram, dono itaquevobis et concedo villam et castellumquodvocantTurgellum; et villam et castellumquodvocantAlbalat, situm in ripa Tagi; castellumquoquequodvocantSanctamCrucem, propeTrufellum, situm in monte Arduo; et aliaduocastella, quórum alterumvocatur cabañas, reliquum vero Zuferola, predicctassiquidem villas et castellavobis dono et concedo integre....”. TORRES Y TAPIA, op. cit., p. 108. 83 TORRES Y TAPIA, 115. FRANCISCO OLMOS, 2001. 84 DE ROBLES, 1662; DE VALENCIA: 1602; MANRIQUE:Annales cistercienses (1283), IV vols. Lyon, 1642. RADES Y ANDRADA, 1718; DE LA FUENTE, 1874; ALVAREZ DE ARAUJO Y CUELLAR, 1983. LOMAX, 1980; NOVOA PORTELA, 2000.
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del Cister, fechado en 1190, nos encontramos con una referencia a la incorporación del Cister85. En el año 1187 don Pedro Fernández de Castro deja en su testamento: … “a Dios y a la Orden, y a la milicia y hermanos de Santiago, si la muerte me cogiese sin habla y sin hijos, les dono y concedo todos los castillos míos enumerados: Montánchez, y Santa Cruz, y Zuferola, y Cabañas, y Monfragüe, y Solana, y Peña Falcón, les dono y concedo con el mismo pacto que tengo con el Señor Rey A. y les hago donación de mis heredades, muebles e inmuebles, que en el siglo tengo… Fecha la carta en las calendas de septiembre del año 1225 de la Era”86. Poco duraron estas donaciones en posesión del maestre de la Orden de Trujillo pues en 1196 sufrieron un ataque de los almohades y se perdieron87. Esta Orden trujillana no gozó de aprobación pontificia, desapareció de esta villa, pasando los freyles al convento del Pereiro, formando parte de la Orden de Alcántara88. El 25 de enero de 1233 tuvo lugar la reconquista definitiva, fecha exacta dada la fuente árabe de Al Himyari89, que afirma que tuvo lugar en Rabi I del 630 H. y en el Cronicón cordubense de Fernando Salmerón90. Desde que la tierra de Trujillo fuera reconquistada del dominio musulmán por Fernando III, la historia de Robledillo de Trujillo se mantuvo unida a la de Trujillo pues desde ésta ejercía el control de las aldeas y pueblos que conformaban el territorio trujillano. Una vez conquistada Trujillo, los 85 En el capítulo resaltamos el siguiente párrafo: “Milites vero de Turgelsi cut calatravenses ordinias socientur et abatí de Morerola de ordinio bediant”. CORRAL VAL, 1999, 88. 86 TORRES TAPIA, op. cit., p. 117. 87 Crónica Latina de Castilla 4. Anales Toledanos I. Cit. GONZALEZ, 1944, 77. 88 Se otorgó escritura pública en Ciudad Rodrigo el 16 de julio de 1218, siendo así entregada a don Nuño Fernández Barroso, tercer maestre de San Julián del Pereiro, y haciéndose así primer Maestre de la Orden de Alcántara, ya que esta Orden quedó ligada para siempre a la historia de la Orden Militar de Alcántara. 89 AL-HIMYARI, escritor norteafricano del siglo XIII nos habla en su obra Kitab al-rawd al-mi´tar fi jabar al-aqtar de "Taryaluh (Trujillo) ciudad de al-Andalus, es un hisn inexpugnable, tiene murallas y mercados activos. Sus caballeros e infantes pasan su vida emprendiendo correrías contra el país de los cristianos, y se dedican a ejercer el bandolerismo y el fraude. En el año 630 de la hegira/ 12321233, vinieron los cristianos y la sitiaron. Salió hacia ellos Muhammad bn Yûsuf bn Hûd buscando una ocasión para atacarles por sorpresa, pero no le fue posible y partió a Sevilla. Hizo etapas hacia Taryaluh, pero le llegó la noticia de la toma de esta ciudad por los cristianos y volvió a Sevilla. Cayó Taryaluh en poder de los cristianos en rabi al-awwal de este año/diciembre 1232- enero 1233". AL-HIMYARI: Al-Raw ad mi´tar, ed. E. Levi Provençal (1937), p. 63. 90 LOMAX, 1982.
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ejércitos tomarán el resto de poblaciones que poseían plazas fuertes hasta llegar al Guadiana, tal es el caso de Santa Cruz de la Sierra y Zorita. Los lugares de Trujillo debieron estar muy despoblados, el extenso territorio perteneciente a la ciudad se repartió entre los linajes que participaron en la reconquista, por ejemplo los Añasco se instalaron en Zorita, Alcollarín y la Zarza (después, Conquista de la Sierra). Una vez que se produce la reconquista en la tierra de Trujillo en el año 1233, el Concejo de Trujillo poseerá en nombre de la Corona el derecho y la jurisdicción de alto, bajo, mixto y mero imperio sobre un amplio territorio, incluidos lugares y poblados, ejerciendo Trujillo su dominio en este espacio, por real gracia. Un gran señorío con idéntica autoridad y prerrogativas a las que disfrutase cualquier institución civil, eclesiástica con título nobiliario. El linaje de más abolengo que se estableció en Robledillo fueron los Escobares. Según don Clodoaldo Naranjo: “Una rama de éstos se asentó en este pueblo, donde fueron ricos, aunque luego vino la decadencia, por lo cual el mayor de dos hermanos, en quienes quedó este apellido, marchó a América de donde volvió a los pocos años inmensamente rico. Discutida en un pleito su nobleza por ser de rama bastarda, recabaron su ejecutoria, la que transcribieron a un precioso libro de pergamino del que hay dos ejemplares todavía en este pueblo”91. El territorio y los lugares que configuraban jurisdiccionalmente la tierra de Trujillo desde la Baja Edad Media la convirtieron en la segunda comunidad de Villa y Tierra más extensa de Extremadura92, con una superficie de más de 300.000 hectáreas y un número importante de aldeas y lugares, que estaban supeditados política, fiscal y económicamente a la Ciudad de Trujillo93. Un amplio territorio en el que existían las siguientes aldeas y lugares en el año 1485: Herguijuela, La Zarza (Conquista), Garciaz, Berzocana, Cañamero, Logrosán, Navalvillar de Pela, Acedera, Madrigalejo, El Campo, Alcollarín, Zorita, Santa Cruz, Abertura, El Puerto, Búrdalo, Escorial, Ibahernando, Robledillo, La Cumbre, Plasenzuela, Ruanes, Aldea del Pastor (Santa Ana), y pequeños lugares llamados Huertas, Berrocal y Aguijones94. 91 92 93 94
NARANJO ALONSO, 1929, 48. No hemos conseguido localizarlos. RODRIGUEZ SANCHEZ, 1985, 434. SANCHEZ RUBIO y SANCHEZ RUBIO, 2007, 20. Legajo 2, sacado del repartimiento de 1485 hecho en Trujillo y su tierra para la Guerra de Granada. Archivo Municipal de Trujillo.
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A lo largo de la Baja Edad Media, Trujillo fue concentrando bajo su poder numerosos lugares de su tierra, que frecuentemente eran visitados por los alguaciles y por señores que ocupaban importantes cargos en la Corte y llegaron a tener la posesión de la Ciudad –tal es el caso de don Pedro de Stúñiga-95. Trujillo quedó como villa sujeta a la corona castellana con todos sus términos, que fueron los que se conquistaron con dicha villa (ciudad desde 1430, privilegio de Juan II). Abarcaron éstos desde el Norte con el río Almonte en casi todo su recorrido, hasta el punto donde entra en él al Poniente el río Tamujas, cuya madre arranca en la Sierra de Robledillo, sigue por mediodía, desde esta madre hasta encontrar al río Búrdalo por Miajadas, y desde allí va a tomar la orilla derecha del Guadiana, río que sigue hasta que enfrenta con las fuentes de Gargáliga. Parte de aquí por la Sierra de Altamira en Guadalupe, hasta encontrar por saliente el origen del citado río Almonte. Todo ello tiene una extensión superficial de 14 por 16 leguas, de Este a Oeste y de Norte a Sur. Trujillo se había librado en escasas ocasiones de la señoralización pese a las promesas e incumplimientos de los reyes que aseguraron no enajenarlas de su patrimonio96. No obstante, en 1474 habrá una desmembración de la ciudad y su tierra97. En el año 1475, Logrosán, Garciaz, Cañamero, Acedera, Navalvillar y Zorita se las elevó a rango de villas y fueron entregadas con pleno señorío a don Gutierre Álvarez de Toledo que después permutaría por Coria98, siendo la ciudad entregada ese mismo año al Marqués de Villena, don Juan Pacheco99, pero al fallecer éste por un absceso a la garganta, Trujillo y su tierra cayó en manos de su hijo Diego López Pacheco100, durante el reinado de los Reyes Católicos el dominio de Trujillo y su tierra entrará en una serie de oscilaciones entre los nobles Pacheco, Zúñiga, Chaves y Monroy. A partir de la paz en Castilla, los monarcas Católicos administrarán y gobernarán sus ciudades, Trujillo será 95 Por ejemplo en 1440 recorrió y visitó varias poblaciones pertenecientes a la tierra de Trujillo, entre las que se encontraba Zorita. Archivo Histórico Nacional, sección Osuna, legajo 314, núm. 23, doc. 12. 96 Juan II en las Cortes de Valladolid en 1442 permite que puedan rebelarse en caso de ser objeto de donación. Enrique IV confirma la ley otorgada por su padre en las Cotes de Córdoba en 1455. VAL VALDIVIESO, 1974, 62. 97 Archivo General de Simancas. Mercedes y Privilegios 90, núm. 5. 98 Archivo General de Simancas. Mercedes y Privilegios 108, núm. 14, 2º; el 2 de diciembre de 1475. 99 ZURITA, 1610, fol. 215. 100 FERNÁNDEZ DAZA, 1993, 120. Archivo Histórico Nacional, Frías, Catl. 13. núm. 24.
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ciudad realenga de Castilla101. La ciudad de Trujillo –a la que pertenecía jurisdiccionalmente los pueblos citados102- y su tierra fueron demasiado castigadas en contribuciones al erario de la corona con impuestos extraordinarios, tal vez por ser territorio de realengo, donde era más difícil escurrir el bulto y más fácil el ordeno y mando. En la Edad Media figuró Robledillo como lugar de Trujillo muy relacionado con el linaje Escobar. Desde los tiempos del rey Felipe II, este municipio se comprometió con la Corona abonar en tiempos de guerra ciento ochenta fanegas de trigo anuales, los reyes debieron quedar muy agradecidos por esta donación y concedieron la merced de que este municipio tuviera una argolla con derecho de asilo, es decir, que los perseguidos por la justicia, al asirse al argolla colocada en un edificio público, quedasen exentos de ser castigados y prendidos (en la actualidad existe una calle que se la conoce como de la Real Argolla)103. A lo largo del siglo XVI el dominio ejercido por Trujillo sobre su territorio provocará frecuentes conflictos y litigios. La ciudad intentó cerrar el acceso de las villas a las tierras, poniendo en duda Trujillo la legitimidad del control que los lugares coligados mantenían con sus ejidos104. Conflictos que provocaron un continuo proceso judicial con el consiguiente gasto concejil. Ya que de auténtica bancarrota debió ser la situación de la hacienda real en algunos momentos del reinado de los Austrias, pues es bastante significativo que, al hacer referencia a los tiempos de una de las mayores crisis, se denomina “cuando la quiebra de millones” en 101 En el legajo 11 del Archivo Municipal de Trujillo queda constancia por mediación de varios documentos de la regulación por parte de los RR. Católicos de Trujillo y su tierra. 102 La tierra de Trujillo abarcaba una extensión de 10 leguas de ancho por 16 leguas de largo; es decir, lo comprendido desde el río Almonte hasta el río Guadiana de norte a sur, y desde el Ibor y Ruecas hasta el Tamuja de Oriente a Occidente, en esta amplia zona había villas, lugares, aldeas y aguijones, además de arrabales y todos permanecían a Trujillo. De principios del siglo XVI existe un padrón de alcabalas que solamente incluye a los vecinos, pero nos citan los lugares y villas que tenía la tierra de Trujillo: Huertas, Aguijones y Colgadizos, Ruanes, El Campo, Abertura, Plasenzuela, Aldea del Pastor (Santa Ana), Ybahernando, Madrigalejo, Búrdalo, Escorial (Escurial), El Yrguijuela (Herguijuela), El Puerto (Puerto de Santa Cruz), Garçias, Alcollarín, Robledillo, Santa Cruz, Acedera, La Çarça (Conquista de la Sierra), La Cumbre, Navalvillar, Cañamero, Berzocana, Corita (Zorita), que tenía 118 vecinos; Logrosán, La Torre de García Díez y Guadalperalejo, Orellana la Vieja y Orellana de la Sierra (la Nueva). Archivo General de Simancas, Contadurías Generales, leg. 768. 103 Vid. GARCÍA ROL, J. M: Los rollos jurisdiccionales en la comarca de Trujillo. Madrid, 2002, p. 106. 104 SÁNCHEZ RUBIO y SÁNCHEZ RUBIO, 2006, 170.
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documentos posteriores y no muy lejanos105. En esta coyuntura de hallarse vacías las arcas reales, el Rey, con el consentimiento de las Cortes, toma la drástica medida de vender 20.000 vasallos para salir de la penuria económica, suponemos que por el procedimiento de derrama general por todo su reino. A Trujillo se le exige una cantidad de dinero (30.000 ducados) que más que negarse a pagarla, le resulta imposible aportarla, dada su magnitud. Sin embargo no queda otro remedio que verificarlo en moneda de plata puesta en poder de Bartolomé Spínola, caballero de Santiago y del Consejo Real y de la contaduría Mayor de Hacienda. Trujillo no podía cumplir con tan agobiante compromiso, la Corona y, en nombre de ella su Real Consejo, toma la decisión de vender algunos lugares de la jurisdicción de esta ciudad, a pesar de la protesta de Trujillo, los pueblos afectados por la enajenación son los siguientes: Logrosán, Zorita, Abertura, Alcollarín, Madrigalejo, lbahernando, Robledillo, Navalvillar y Acedera (de mayor vecindario y los que poseían los campos más fértiles de la tierra trujillana)106. Don Pedro Barrantes compró La Cumbre con un cuarto de legua de término y 250 vecinos, pagando por cada vecino 16000 maravedíes y 2000 ducados por media legua de término, haciéndola villa107, pero sin más derechos que los de pleitos y penas y el de elegir y nombrar tres cargos en el Concejo; don Juan de Vargas, Plasenzuela con 80 vecinos con los poblados de Guijo y Avilillo; don Diego de Vargas Carvajal, compró Puerto de Santa Cruz; don Álvaro de Loaisa, Santa Marta con 50 vecinos; don Diego Pizarro de Hinojosa compró Torrecillas; Garciaz fue independiente; Felipe III vende Zarza (Conquista de la Sierra), Herguijuela, Santa Cruz, Escurial, Búrdalo – Villamesías-, Ruanes, Santa Ana por cada vecino 36000 maravedíes y 4000 ducados por cada legua de terreno; don Juan Fernández Pizarro, compró Conquista; don Juan de 105 Véase RODRÍGUEZ AMORES, 2004, 137. 106 Archivo Municipal de Trujillo, dada en Madrid, a 8 de julio de 1628, refrendada de Miguel de Ipeñarrieta, legajo 147, carpeta 13. En Trujillo a 11 de julio de 1629 ante Juan González de Santiago. Trujillo a 2 de abril de 1629, traslado de Pedro Manglano, escribano de Trujillo, legajo 142, carpeta 13. En Trujillo a 8 de junio de 1629, legajo 142, carpeta 20. 107 Cédula de doña Juana, en nombre del rey a don Pedro Barrantes para que abone al factor general el primer plazo de la compra del lugar de La Cumbre. Archivo General de Simancas, Contaduría Mayor de Hacienda, Dirección General del Tesoro, legajo 281, fol. 81. Vid. SÁNCHEZ RUBIO, SÁNCHEZ RUBIO, 2006, 187-188.
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Chaves y Mendoza, Herguijuela y Santa Cruz; don Alonso Mexías compró Villamesías y Ruanes; y Santa Ana, don Juan de Chaves108. La venta de los lugares de la tierra de Trujillo realizada en el siglo XVI, supusieron un quebranto del poder jurisdiccional de Trujillo, que puso todo su tesón diplomático y su esfuerzo económico en frenarlo, no pudiendo soportar durante el siglo XVI el proceso de enajenaciones jurisdiccionales tanto en la década de 1530 como en la de 1550. Coincidiendo en el tiempo el traspaso y las ventas de La Cumbre, Santa Marta, el Puerto de Santa Cruz y Torrecillas109. En el año 1591 formaba parte de la tierra de Trujillo en la Provincia de Trujillo. La tierra de Trujillo abarcaba una extensión de 10 leguas de ancho por 16 leguas de largo; es decir, lo comprendido desde el río Almonte hasta el río Guadiana de norte a sur, y desde el Ibor y Ruecas hasta el Tamuja de Oriente a Occidente, en esta amplia zona había villas, lugares, aldeas y aguijones, además de arrabales y todos permanecían a la gran ciudad de Trujillo. La división del territorio de Castilla según este Censo establece la Provincia de Trujillo agrupada en las siguientes comarcas, regiones o demarcaciones menores: Provincia de Trujillo, Tierra de Trujillo. Trujillo (con la Huerta de Berrocal, Colgadizos y Aguijones), Ruanes, El Campo (Campo Lugar), Abertura, Plasenzuela, Aldea el Pastor (Santa Ana), Ibahernando, Madrigalejo, Búrdalo (Villamesías), Escurial, Herguijuela, El Puerto (de Santa Cruz), Garciaz, Alcollarín, Robledillo (de Trujillo), Santa Cruz (de la Sierra), Acedera, La Zarza (Conquista de la Sierra), La Cumbre, Navalvillar (de Pela), Zorita, Logrosán, Orellana la Vieja y Orellana la Nueva (Orellana de la Sierra). En la primera mitad del siglo XVII la jurisdicción de la ciudad de Trujillo comprendía: “…La ciudad de Truxillo tiene diez y siete aldeas, y solía tener otras quinze en su jurisdicion, que son ya villas. Las siguientes: 108 Navalvillar de Pela será vendida en 1629 a don Juan de Orellana Pizarro, caballero de la Orden Militar de Santiago. Según fondo de copias manuscritas de don Federico Acedo, Archivo Municipal de Trujillo, según consigna que fueron tomados de los legajos 4 y 5 (catalogación antigua). Vid. DIAZ RAMIREZ, 1988, 76. 109 Cañamero y Berzocana en 1538 y Garciaz en 1564 se compran a sí mismos obteniendo privilegios de villazgo; el resto pasaría a manos de particulares convertidos en señoríos. En el siglo XVIII sólo Abertura, Acedera, Alcollarín, Aldeacentenera, Alde del Obispo, Campo Lugar, Ibahernando, Madrigalejo, Navalvillar de Pela, Robledillo y Zorita continuarán vinculados al concejo de Trujillo. Vid. SANCHEZ RUBIO, y SANCHEZ RUBIO, 2007, 24 y 150; SANCHEZ RUBIO, M. A. y SANCHEZ RUBIO, 2006; SANCHEZ RUBIO, y SANCHEZ RUBIO, 2007.
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Cauañas, que solia ser aldea de Truxillo, y sobre esto ha traido pleito la ciudad, y el Conde de Oropesa; Berzocana, donde están los cuerpos de S. Fulgencio y Santa Florentina, es del Rey, y se gobierna por Alcaldes ordinarios, y lo mismo Garcias y Cañamero. Orellana la Vieja, que es de los Marques de Orellana. Orellana de la Sierra, que es de los herederos de don Pedro de OrelIana. El Puerto de don Juan de Vargas, la Cumbre de don Pedro Barrantes, Marta de don Pedro de Loaysa, Plasençuela de don Luis de Tapia y Paredes, TorrezilIas de don Pedro Pizarro Caruajal de Hinojosa, y la Madroñera de los herederos de AlonsoRuiz de Auiles, y assi en el Obispado ay treinta y quatro villas, con Bejar y Medellin…”(…) “…La ciudad de Truxillo tiene diez y siete aldeas, Burdalo, Escurial, Robledillo, Aldea del Pastor, Aldea del Campo, Ruanes, Zorita, El Campo, Alcollarin, Abertura, Zarça, Erguijuela, Santa Cruz, Ibahernando, y Madrigalejo, donde murio el Rey Catolico don Fernando”110. Los enfrentamientos en las tierras comunales volvieron a surgir en la segunda mitad del siglo XVIII por la falta de tierras entre los campesinos, aumentando las solicitudes para cultivar terrenos incultos. Los arrendamientos recaían en un número reducido de vecinos, que formaban la clase poderosa. Abusos que provocaron el malestar entre los campesinos acudiendo a acciones violentas y a reclamaciones jurídicas en lugares como Santa Ana, Ruanes y Robledillo111. Hemos de tener en cuenta que Extremadura era una región pobre en esta época, hecho que quedó probado por los viajeros que pasaron por nuestra región en la segunda mitad del siglo XVIII, la situación demográfica era una lenta y constante despoblación, hostigados los campesinos por la opresión y el hambre, las malas cosechas, siendo el pan la base del sustento de las clases pobres (el alza del precio del trigo). Para evitar la lejanía de los tribunales (Chancillerías de Granada y Valladolid) que dirimían los litigios mencionados anteriormente. En 1775 se solicitó por parte de las ciudades de Cáceres y Badajoz la creación de una Audiencia en Extremadura que acabase con los agravios y perjuicios que suponía para los extremeños acudir a las Chancillerías de Valladolid y Granada. Aunque la idea fue de Carlos III que dio el visto bueno en 1776, sin embargo, será creada por Carlos IV mediante Pragmática Sanción en 110 FERNÁNDEZ, 1627. 111 GARCÍA PÉREZ y SÁNCHEZ MARROYO, 1984, 220; PÉREZ MARÍN, 2003, 131-132.
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1790. Se estableció en la ciudad de Cáceres y tendrá como sede el lugar que antes ocupó el Hospital de la Piedad. El 27 de abril de 1791, se inauguraba la Real Audiencia de Extremadura con un solemne ceremonial y un discurso a cargo de Juan Meléndez Valdés. Pocos meses después de su constitución, antes de que empezase a actuar, el 24 de enero de 1791, en cumplimiento de Real Orden del Supremo Consejo de Castilla, el regente dispuso que cada uno de los 8 ministros realizaran una visita a cada uno de los partidos que formaban la entonces llamada provincia de Extremadura. A tal fin se elaboró un interrogatorio de 57 preguntas, que habrían de contestar los justicias, párrocos, Ayuntamientos y personas particulares de los distintos pueblos de cada uno de los 8 partidos que componían Extremadura. La encuesta tenía como objetivo conocer mejor el territorio sobre el que se habrían de aplicar las reformas económicas, sociales y administrativas, haciendo más patente la autoridad real y el progreso tal como lo entendían los ilustrados, promoviendo el desarrollo agrícola, favoreciendo las comunicaciones y aumentando la población. Del Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura, Partido de Trujillo Tomo II páginas 561 a 573, realizado el día 17 de febrero de 1791, se desprende: “Es aldea sujeta al tribunal de la ciudad de Truxillo, esta situado al norte de una sierra de bastante altura al mismo pie de ella, linda al oriente con valdios de dicha ciudad y su tierra, al mediodia con el mismo valdio y a mas distancia con la villa de Miajadas, al poniente con termino del lugar de la Zarza, xurisdicion de la villa de Montanchez, al norte con xurisdicion de la villa de Santa Ana; y sus terminos son mirando desde lebante a poniente tres quartos de legua y desde mediodia al norte media legua. Es cierta y seguramente de la comprension de la Real Audiencia de Extremadura que se situara en Caceres, de la que dista siete leguas, y es del Obispado de Plasencia. No es de señorio, ni abadengo, y es en esta parte de la misma condizion que la ciudad de Truxillo, tiene dos alcaldes, dos rexidores y un alguacil, que se nombran por los que acaban en el dia de año nuebo y con el nombramiento se acude a qualquiera de los jueces de dicha ciudad para su aprovacion y juramento, que siempre se berifica no haviendo quien contradiga, en cuio caso se esta a lo que la justicia determine. Hay mitad de oficios con numero competente por haora de ydalgos, la qual se berifica en los alcaldes de la Santa Hermandad, que igualmente los 75
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nombra el ayuntamiento quando practica las demas elecciones de justicia y ademas de esto hay diputados y personero que se elijen conforme a las reales ynstruccion. Que no hay abogados, procuradores, ni escribano y si solo un fiel de fechos, con la dotazion de propios que prescribe el reglamento que son 624 reales y maravedies, y el no haver escribano es por los pocos emolumentos y ser aldea. Que tiene 140 vezinos entre pudientes, jornaleros y viudas, y su aplicacion es a la labranza; que no hay gremios, que solo hay un zapatero y un herrero, por lo que no hay ordenanzas ni gremios. Que las diversiones mas comunes a que se ynclinan sus naturales son juego de calba o palanca, y algun rentoy los dias de fiesta, todo de corta considerazion. Que no se conoce ynclinazion a vicio alguno y lo que mas es un traguito de vino, pero no se tiene por vicio, ni hay desazones. que en el dia ganan una peseta sin comer de jornal y dos reales con la comida, y en tiempo de cosechas a cinco y seis reales con la comida. Que hay por subasta los abastos de vino y azeite unidos, y el de jabon aparte, que unos y otros se obligan a pagar los derechos que les corresponde. Que los pesos son los de Truxillo, arreglados al marco de Abila, como en la capital y demas pueblos del partido. Que las casas de ayuntamiento es un portal abierto contiguo a la panera del posito, no hay carcel y los presos se custodian en casa del alguacil hasta que se embian a Truxillo. No hay edificio notable, ni masarchibo que el que esta en el posito, donde se guardan los papeles de ayuntamiento y los de posito en el arca de tres llabes. No hay oficio de hipotecas. Que las ordenanzas son las de Trujillo. Que hay parroquia, cuio curato esta vacante y sirbe un relijioso agustino recoleto. Que hay caza aunque poca de pelo y pluma, y se obserba la veda, bien que hay pocos que se ynclinen a esta ejerzizio. Que se sale a matar las fieras y lo han hecho pocos dias hace, pero en estas correrias no han muerto lobos algunos, bien que a un particular ha muerto varias zorras que se no saben a lo que ascienden y tambien han pillado dos crias de lobos y se pagan con arreglo a la ultima real orden. Que aunque se pudieran fomentar las colmenas y su trafico, no se pueden tener y asÂĄ hay muy pocas a causa de que las hurtan y no dejan de 76
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derrotarlas, y se presume sean los ceclabineros, que algunas beces se han visto a pretesto de cojer la borra, que es la cera de colmenas muertas y algunas escarzas quando se limpian, y que hera el medio de que en los molinos que labran la cera no se lo recibiesen sino llebaban testimonio de quanto y a quien lo havian comprado. Que se cria ganado de lana, cabrio y cerdos, y algun otro becerro. Que por un quinquenio ascenderán de gorros y chibos a 200 de cada especie, de lechones 120 poco mas o menos, y de criabacuna como 30, y se criarian mucho mas de esta especie si hubiera dehesa. Que no hay minerales de ninguna de las especies que se expresa. Que estas son las unicasnotizias que pueden dar por haora los yndibiduos de este ayuntamiento, sus diputados y personero, de los que firmaron el que supo, en Robledillo a diez y seis de febrero de 1791. Diego Diaz. Josef Santos. Juan Sanchez. Juan Muñoz Carrasco. Fui presente Juan Martin Barriga. En el lugar de Robledillo, jurisdicion de la ciudad de Truxillo, a diez y seis dias del mes de febrero del año de mil setecientos y noventa y uno, yo Fray Juan de la Concepcion, agustino recoleto conventual de Santa Cruz de la Sierra, como economo que soi de dicho lugar de Robledillo y en cumplimiento de la real orden que se me ha comunicado por el señor Don Pedro Bernardo Sanchoyerto, digo: Ser este lugar pedaneo y realengo perteneciente a Su Real Magestad, sujeto a la jurisdicion de Truxillo, dista de la villa de Cazeres siete leguas y en lo que dize de sus terminos no tengo conocimientos de ellos. Que este lugar no tiene calles formadas. Que no ay cementerio alguno, advierto especial necesidad de el. Ay una Hermita de Santa Maria Magdalena, en la qual se celebran anualmente y con procesion tres dias misa, es cofradia y tiene pastoria de cabras, rentan por año anualmente setecientos reales, no ay quimeras en sus fiestas. Ay maestro de primeras letras, su situado le dan ciento y cinquenta reales. Ay cirujano y herrero que los pagan los vecinos. Se labra la tierra con hueyes, vacas v jumentos, y los arados comunes. No advierto ni he adquirido otra noticia que ayga en el pueblo mas de lo dicho y por verdad lo firmo en dicho lugar, en dicho dia, mes y año Fray Juan de la Concepción. De los informes del ayuntamiento y del religioso que exerce el curato por hallarse y demas documentos unidos a este expediente y señalados 77
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con el numero 1º hasta el quinto, resulta uniformemente ser este pueblo pedaneo y de la jurisdizion de Truxillo y todo lo coceniente a él en los particulares contenidos en la real ynterrogatorio que se han entregado para el fin que prebienen, como consta de la certificación numero 4, sobre los que expecificamente contextan dichos ynformes; y solo hay que notar que estos vezinoscarezen de terreno para la labranza y no tienen en que emplear sus yuntas, biendose por lo mismo precisados a labrar dos partes de la dehesa boyal, en grave pejucio de los ganados de lavor, y pudiera aplicarsele para este fin y por su justo canon alguna parte de las dehesas que se han explicado en el lugar de Ybar Hernando y villa de Santa Ana, que tambienestan contiguas a este pueblo, segun lo presente el documento numero quinto y parece conforme, haviendo sido dichas dehesas antiguamente de paso y labor y estando hoy reducidas a solo pasto y son de las numeradas en Truxillo. Tambien pide remedio el abuso de los jornaleros yntroducidos recientemente de ir al trabajo a las ocho del dia, segun manifiesta el ayuntamineto por el concepto que han apreendido de ser la hora correspodiente, haviendo sido antes de sol a sol, cuio abuso pudiera evitarse combiniendo todos los labradores que tienen que dar trabajo en no admitir jornalero alguno, sino con la precision de obserbar la antigua practica. Tambien es muy necesaria la composicion de los caminos de trabesia, en los que hay algunos pasos peligrosos, expecialmente en el que ba a la villa de Mijadas, en que han sucedido algunas desgracias de cavallerias y aunque se hacen algunas composiciones por los vecinos, esto no alcanza por ser de corta consideracion y debiera hacerse un formal reparto con arreglo, costeandolo del caudal de propios. Que no haviendo huertas en este termino pudieran hacerse algunas en el sitio que llaman el Alijar de Canchal y Parrilla, sito en los baldios comunes de Trujillo y su partido, y confinante a este lugar, donde se podrian plantar dandose facultad para ello y para cecar arboles frutales, olibos y viñas, por haver proporcion de agua para su riego y haver bestijios de que antiguamente hubo iguales plantios en dicho sitio y actualmente solo hay alguna corta siembra de zenteno, y de reducirse a huertas y plantios seria utilisimo para este vecindario y pueblos de la circunferencia. Que es lo unico que hay que notar, ademas de dichos ynformes, que tambien lo ynsinua el ayuntamiento. Robledillo y febrero diez y siete de mil setecientos noventa y uno. Don Pedro Bernardo de Sanchoyerto. 78
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El municipio fue dependiente de Trujillo hasta la Constitución de 1812, en la que se hizo villa independiente. Las Cortes de Cádiz marcan un cambio importante al suprimir en 1811 los señoríos y los corregidores y establecer en cada Ayuntamiento alcaldes, regidores y procurador síndico, elegidos por la población y cuyo presidente sería el Jefe político, allí donde lo hubiere. En 1823 se publica la Instrucción para el Gobierno de las Provincias, que precisó las competencias de los Ayuntamientos y su dependencia de la Diputación. La ley de 14 de julio de 1840 establecía la elección directa de los miembros que componían la corporación, aunque el rey nombraba a los alcaldes y tenientes de alcalde de las capitales de provincia. Madoz en su Diccionario Geográfico Estadistico Histórico, Tomo XIII publicado en Madrid en 1849, dice: “Robledillo: lugar con ayúntamiento en la provincia y audiencia territorial de Caceres (7 leg.), partido judicial de Trujillo (5), diócesis de Plasencia (19) capitania general de Estremadura (Badajoz 18): situado a la falda N. de una colina bastante elevada en la cordillera de la sierra de Sta. Cruz, es de clima templado, reina el viento N y O y se padecen intermitentes y pleuresias. Tiene una escuela de niños dotada con 1100 rs. de fondos publicos, á la que asisten 40 en el invierno y muy pocos en las otras estaciones; una iglesia parroquial (San Pedro), con curato de 2.- ascenso, de provision ordinaria, y al NO el cementerio. Se surte de aguas potables en pozos algos escasos en años de escasas lluvias. Confina el termino con el de Santa Ana, E. y S. Trujillo; 0. Zarza de Montanches ½ leg., N, á S., algo menos de E. á 0., y comprende algun monte de encina y mata de roble, varios cercados de pastos naturales, escaso plantio de viñas y olivos y tierras. Le baña el riachuelo Gibranzo. El terreno es de inferior calidad: los caminos vecinales en mal estado. El correo se recibe en la Zarza por el conductor que pasa de Trujillo á Montanches. Produce: trigo, cebada, centeno, avena, garbanzos, vino y aceite; se mantiene ganado lanar negro, cabrio, vacuno y de cerda, y se cria caza menuda Poblacion: 170 vecinos, 934 almas” A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura, entonces conocido como Robledillo. Desde el año 1834 quedó integrado en el Partido Judicial de Trujillo. En este año, mediante Real Decreto de 21 de abril112, Trujillo se 112 Subdivisión en Partidos Judiciales en la Nueva División Territorial de la Península e Islas Adyacentes, aprobada por S.M. en el Real Decreto de 21 de abril de 1834. Madrid, en la Imprenta Real, 1834, pág 51.
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convierte en cabeza de Partido Judicial, al que le correspondían las siguientes localidades: Aldeacentenera, Aldea del Obispo, La Cumbre, Deleitosa, Escurial, Ibahernando, Jaraicejo, Ana, Santa Cruz de la Sierra, Santa Marta de Magasca, Torrecillas de la Tiesa, Trujillo, Villamesías. Así queda configurado el Partido de Trujillo, con un total de 19 pueblos, todos ellos contenidos en sus viejos territorios. Con las modificaciones puntuales llevadas a cabo en el año 1846, y tras la aplicación del Real Decreto de 1834. Por lo tanto, tal y como conocemos actualmente el partido judicial de Trujillo, quedó configurado con 22 pueblos en el siglo XIX. Son los siguientes: Aldeacentenera, La Aldea del Obispo, La Cumbre, Conquista de la Sierra, Deleitosa, Escurial, Garciaz, Herguijuela, Ibahernando, Jaraicejo, Madroñera, Miajadas, Plasenzuela, Puerto de Santa Cruz, Robledillo de Trujillo, Ruanes, Santa Ana, Santa Cruz de la Sierra, Santa Marta de Magasca, Torrecillas de la Tiesa, Trujillo y Villamesías. Los últimos anexionados tras el Real Decreto de 1834 fueron Conquista de la Sierra, Garciaz y Herguijuela. El 20 de agosto de 1870 se aprobó la Ley Municipal, reformada en 1817 y vigente hasta el Estatuto Municipal de 1924 que elimina su dependencia de las Diputaciones y Gobiernos Civiles y establece la Comisión Permanente. Dicho Estatuto restringe el sufragio y da al alcalde el carácter de delegado gubernativo, además del de representante y jefe del municipio. La ley de bases de Régimen Local de 31 de octubre de 1935 determina la elección por sufragio universal y organiza la Corporación en Alcalde, Pleno y Comisión Permanente. Con la Ley de bases de 1945, ampliada en 1950 y modificada en 1953 que a su vez se refunden en la de 24 de junio de 1955 se determina el carácter centralizador y de democracia orgánica que aminora la autonomía municipal. El mayor cambio se produce con la Ley 41/1975, de 19 de noviembre, de bases de Régimen Local, derogada por la 47/1978 y sobre todo con la Ley de bases de Régimen Local de 1985 que adapta los Ayuntamientos a las modificaciones derivadas de la Constitución y del nuevo régimen democrático. En la actualidad Robledillo es Partido Judicial de Trujillo, incluido en la Audiencia Territorial de Cáceres y en lo eclesiástico del Arciprestazgo de Trujillo, Diócesis de Plasencia y Archidiócesis de Mérida-Badajoz, 80
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Por Orden de 2 de abril de 1993, por la que se aprueba el Escudo Heráldico y Bandera Municipal, para el Ayuntamiento de Robledillo de Trujillo. El Ayuntamiento de Robledillo de Trujillo instruyó expediente administrativo para la adopción del Escudo Heráldico y Bandera Municipal. Dicho expediente fue aprobado por el Pleno Corporativo, en sesiones de 24 de abril de 1992, y 1 de febrero de 1993, en el que se expresaban las razones que justificaban el dibujo-proyecto del nuevo blasón y enseña. Constan en dicho expediente informes favorables del Consejo Asesor de Honores y Distinciones de la junta de Extremadura, emitidos con fecha 24 de noviembre de 1992 y 23 de marzo de 1993. Según el artículo I: Se aprueba el Escudo Heráldico del Municipio de Robledillo de Trujillo (Cáceres), cuyo diseño se recoge en el Anexo I, con la siguiente descripción: «Escudo partido. Primero, de sinople, castillejo de plata. Segundo, de plata, roble arrancado de sinople. Al timbre. Corona Real cerrada». Y, según el artículo 2: Se aprueba la Bandera del Municipio de Robledillo de Trujillo (Cáceres), cuyo diseño se recoge en el Anexo II, con la siguiente descripción: «Bandera rectangular, de proporciones 2/3, compuesta por dos franjas verticales iguales, blanca junto al asta, cargada con el escudo municipal en sus colores, y verde al batiente», Mérida, 2 de abril de 1993.
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Estela de la Edad del Bronce (Museo Arqueológico Provincial), procedente de Robledillo de Trujillo
Estela de guerrero, siglos IX-VIII a. C. de Zarza de Montánchez (Museo Provincial de Cáceres)
Resbaladera
Peña con grabados en Los Alijares
Detalle de la Resbaladera
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El Castillejo
Parte de la muralla, El Castillejo
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El Castillejo (foto de Justo J. Pérez)
Vistas de Robledillo desde el Camino del Castillejo (foto Justo J. Pérez)
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Vista aérea del poblado de El Castillejo (foto Justo J. Pérez)
Panorámica, Villasviejas del Tamuja (Foto Florián Merino)
Villasviejas del Tamuja
Detalle de los bastiones, Villasviejas del Tamuja
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Villasviejas del Tamuja, restos del poblado Foto Florián Merino
Mapa del territorio vetton, según Álvarez-Sanchís
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Recipiente tipo Kalathos (Villasviejas del Tamuja). Museo Arqueológico Provincial de Cáceres
Villasviejas del Tamuja, restos del poblado Foto Florián Merino
Punta de lanza (Villasviejas del Tamuja). Museo Arqueológico Provincial de Cáceres
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Urna decorada con pintura roja (tumba de El Mercadillo), siglos IV- I a. C. Museo Arqueológico
Fusayola (Villasviejas del Tamuja). Museo Arqueológico Provincial
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Recipiente de uso funerario (Necrópolis de El Mercadillo), siglos IV-I a. C. Museo Provincial
Verraco, siglos IV- II a. C. Museo Arqueológico Provincial de Cáceres
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Vaso calado para quemar hierbas aromáticas (Villasviejas del Tamuja), siglos IV- I a. C. Museo Arqueológico Provincial
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Anverso moneda de Tamusia
Reverso moneda de Tamusia
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Estela funeraria de Norbanus, Museo Arqueológico Provincial (núm. de inventario 6977).
Estela de Iulia Gai, Museo Arqueológico Provincial (núm. de inventario 2328)
Epitafio doble de Caburo, mencionando a Equalius Pecuni y Amana Clouti
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Epitafio de Boutius, vivienda en calle Naranjo
Estela de Lucacus, Los Alijares
Estela procedente de Los Alijares, dedicacioĚ n a Libera y Liber
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Estela en la calle Naranjo
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Estela romana en la vivienda de Crecente Alia, calle Calvo Sotelo
Altar dedicado a Ataecina
Estela romana, dedicación de Marcus Iulius a la Salud
Inscripción de Graius Norbanus, Museo Arqueológico Provincial (núm. de inventario 2629)
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Estela de Marcus Iulius, vivienda en Plaza de la ConstitucioĚ n
Lagar rupestre, Fuente La Gironda
Camino empedrado
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III.- EL PATRIMONIO ARTÍSTICO
1.- La iglesia parroquial de San Pedro y la ermita de Santa María Magdalena La iglesia parroquial se encuentra en la Plaza Mayor. Está construida en mampostería y sillarejo de granito procedente de la cercana Sierra de Santa Cruz. Aunque prevalece la obra barroca del siglo XVII, hemos de destacar los restos que aún quedan de finales del siglo XV y de la centuria siguiente. La torre-campanario se adosa a los pies, sobre el lienzo meridional, tiene una altura de 40 m. Es de planta cuadrada con altura distribuida en dos cuerpos y un curioso remate, abriéndose en el superior cuatro vanos para las campanas. Está realizada en mampostería y sillarejo de granito. A los pies se abre la portada, con arco escarzano e impostas acanaladas, precedida de un pórtico de triple arquería de medio punto sobre columnas. La parroquia es un edificio de una sola nave dividida en cinco tramos, con dos capillas laterales al lado de la epístola y comunicadas entre sí. El edificio se construyó a finales del siglo XV, aunque recibió importantes reformas y ampliaciones en el siglo XVII con algunos elementos renacentistas, de una sola nave con cinco tramos cubiertos con bóveda de cañón de lunetos y dos capillas laterales. Las bóvedas de la nave se apoyan sobre arcos de medio punto que se contrarrestan con estribos exteriores. La capilla mayor se cubre con bóveda de cuarto de esfera y la sacristía con bóveda de aristas, luciendo la capilla bautismal una sencilla bóveda de crucería cuatripartita. En el centro de la capilla, está la pila bautismal de granito, obra del siglo XVI113. En esta misma capilla se conserva una imagen de Santo Domingo de Guzmán, en mal estado de conservación. Imagen de madera policromada cuyo leve giro del torso imprime un cierto movimiento diagonal a los pliegues del hábito y del manto. Es obra de la primera mitad del 113 El libro de bautismos más antiguo que se conserva de la parroquia, data del año 1640.
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siglo XVIII. Llevaría un báculo en su mano derecha que ha desaparecido, y un rosario. Este atributo nace sin ninguna vinculación a las fuentes hagiográficas. Arranca de una leyenda medieval, posiblemente de la época en que Domingo predicaba en los alrededores de la aldea de Prulla, en Francia. Los artistas cristianos han asumido de la tradición popular el atributo iconográfico y lo han aplicado a Santo Domingo, propagando la idea de que la Virgen se le apareció con un rosario en la mano y le encomienda su rezo y su difusión. En la mano izquierda sostiene un libro y un perro con una antorcha encendida. El libro representa la Biblia, que era la fuente de la predicación y espiritualidad de Domingo. Era conocido como el Maestro Domingo por el grado académico que obtuvo en la universidad de Palencia, España. Sus contemporáneos nos dicen que en sus viajes por Europa siempre llevaba consigo el Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Para la interpretación del perrito tenemos que acudir a la primera biografía de Santo Domingo en la que narra una visión que su madre, la Beata Juana de Aza, tuvo antes de que Santo Domingo naciera. Soñó que un perrito salía de su vientre con una antorcha encendida en su boca. Incapaz de comprender el significado de su sueño, decidió buscar la intercesión de Santo Domingo de Silos, fundador de un famoso monasterio Benedictino de las cercanías. Hizo una peregrinación al monasterio para pedir al Santo que le explicara el sueño. Allí comprendió que su hijo iba a encender el fuego de Jesucristo en el mundo por medio de la predicación. En agradecimiento, puso a su hijo por nombre Domingo, como el santo de Silos. Es un nombre muy apropiado, por cuanto Domingo viene del Latín Dominicus, que significa “del Señor”. De Dominicus (Domingo) viene Dominicanus (Dominico, que es el nombre de la Orden de Santo Domingo). No obstante, utilizando un juego de palabras, se dice que Dominicanus es un compuesto de Dominus (Señor) y canis (perro), significando “el perro del Señor” o el vigilante de la viña del Señor). En la nave destacamos varias imágenes modernas, una Inmaculada de Olot de hacia 1910, un Crucificado y un Cristo yacente de mediados del siglo XX. En el Altar Mayor luce un espléndido retablo renacentista. Este retablo que actualmente preside el presbiterio estuvo durante años en el lado del Evangelio. Es obra del siglo XVI, de dos cuerpos y tres calles que en origen tuvo nueve pinturas, de las que en la actualidad faltan las correspondientes 100
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al centro del banco y la del centro del primer cuerpo. Las calles están separadas por columnas abalaustradas y los dos pisos por un friso con cabezas de querubines. En la predela se representan Santa Rita y Santa Lucía. En el espacio del centro figura la talla de San Pedro, obra del siglo XVI, representado como Rector de la Iglesia, portando las llaves en la mano derecha, correcta ejecución en los paños. Esta imagen fue restaurada en Talleres Arte Martínez de Guadalajara, especializados en arte religioso, en el año 2010. En el primer cuerpo, Martirio de San Pedro y Negación de San Pedro; en el segundo cuerpo, la Liberación de San Pedro, la Crucifixión y la Pesca Milagrosa. En casi todas las escenas, realizadas al óleo sobre lienzo y éste pegado a tabla, se representan fondos arquitectónicos renacentistas, se trata de una obra de gran valor. En la parte inferior de los guardapolvos laterales se encuentran sendos escudos del Obispo Gutierre de Vargas y Carvajal, mecenas de la obra, persona muy inteligente en el arte de la arquitectura, fomentando la edificación y renovación de muchas iglesias en Castilla y Extremadura. Encontramos paralelos en algunos retablos del círculo placentino, tal es el caso del retablo de la iglesia de Santiago de Medellín, el de Casas de Millán, obra de Francisco García (año 1545), siendo las pinturas de Diego Pérez de la Cervera. Se podría adjudicar el retablo de Robledillo a artistas del círculo placentino, ejecutado en el decenio 1550-1560114. Fue restaurado el copete en el mes de junio de 2008 por Talleres Arte Martínez de Guadalajara. En el lado de la Epístola, una imagen de la Verónica, obra de discreta factura de la primera mitad del siglo XX. En una capilla lateral, una imagen del Crucificado, popular, del siglo XVIII y varias imágenes modernas como la Virgen de Fátima y un Sagrado Corazón de Jesús. Un San Antonio con el Niño, José González es el autor del antiguo retablo dedicado a San Antonio de Padua, obra de 1783115. Son obras destacadas el Cristo de los Remedios, talla de madera que estuvo policromada. Paño de pureza anudado al lado izquierdo. Una imagen de la Magdalena, talla de madera policromada y restaurada en Talleres Arte 114 GARRIDO SANTIAGO, 1984, 311. Hay que tener en cuenta que el mecenas de la obra, el Obispo Gutierre de Vargas y Carvajal falleció en Jaraicejo en el año 1559. 115 Archivo Parroquial de Robledillo de Trujillo, Libro de Cuentas y Vicitas de la Cofradía de San Antonio de Padua, 1779-1820, cuentas de 1783. Vid. MÉNDEZ HERNÁN, 2004, 626.
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Martínez de Guadalajara entre los años 2012 y 2013, obra del siglo XVII. María Magdalena se nos representa con la cabellera suelta, caída sobre los hombros, que evoca su vida desordenada. Es uno de los personajes relacionados con la biografía de Cristo cuya vida más se ha visto influenciada por las tradiciones y las leyendas medievales, aparece representada con la cruz en la mano derecha y un libro en la diestra con la calavera como referencia a la muerte, elemento propio de un santo arrepentido. Las representaciones de La penitencia de Santa Magdalena se acompañan igualmente de múltiples atributos como ocurre en esta interesante obra de Robledillo: la calavera, el crucifijo y un libro. La calavera, símbolo de humildad y de penitencia, ayuda a la meditación y recuerda la vanidad de los bienes terrenales. El crucifijo es símbolo de Redención y acompaña las meditaciones de la santa arrepentida y, el libro, para meditar los textos sagrados acompaña las oraciones de la Santa penitente y simboliza ciencia y sabiduría. Está abierto en la página del Miserere mei, salmo de penitencia, especialmente adecuado para el arrepentimiento. En la sacristía se conserva una magnífica imagen del Crucificado, restaurada, de escuela española del siglo XVI. En este caso la cruz de madera no se corresponde con la original que tuviera el Crucificado. En el siglo XVI la demanda de este tipo de Crucificados de pequeño tamaño aumenta considerablemente, en parte debido a la predilección de los coleccionistas. La imagen representa a Cristo muerto, con una anatomía sufriente la cabeza apoyada sobre uno de sus hombros. El rostro muy expresivo presenta los ojos y la boca cerrada. Vemos una anatomía que, aunque clásica, es evidentemente sufriente; un torso delgado, con las costillas y el esternón claramente marcados, las venas de los brazos hinchadas, etc. Son rasgos minuciosamente tallados, con gran detalle, revelando el afán naturalista que será propio del arte de la Contrarreforma. Asimismo, el paño de pureza es pequeño, de pliegues aún bastante planos en comparación con los amplios plegados del pleno barroco. El solar de la iglesia estuvo cubierto con sepulturas, solamente quedan tres, las pertenecientes a “ALONSO BOTE”, “S(epultura) DEL C(léri) Go D(e) CASTRO CVRA Q FU(e) D(e) ESTA IGLESIA” “ATENDE TIBI ET GREGI” (Cuida de ti mismo y de tu rebaño), frase latina de las Epístolas de San Pablo a Timoteo. Entre las obras de platería destacamos una cruz procesional de plata con decoración repujada y cincelada, obra de mediados del siglo XVII. 102
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Tiene un nudo a manera de templete clasicista, con frontones triangulares partidos y una peana característica de la época de Felipe IV. Preside el árbol por un lado el Crucificado de formas elegantes y estilizadas, y por el otro la Virgen. El árbol manifiesta formas muy cuadráticas y va decorado con casetones y lóbulos en los extremos. Hemos de tener en cuenta que desde la muerte de Felipe II en 1598 la platería hispana sufre un proceso en el que las reverberaciones ornamentales bajorrenacentistas son sustituidas por una patente frialdad estructural, a cuyas líneas y fronteras se acoplan perfectamente los tímidos motivos decorativos que se resisten a desaparecer. Tal resolución purista desembocará en un agotamiento formal ante el cual se alzará el Barroco, cuyos presupuestos vuelven a enlazar con el exorno manierista, que de este modo pervive en la posterior evolución del estilo. Destacamos esta cruz procesional de Robledillo de Trujillo. Desde la muerte de Felipe II en 1598, y más aún, durante el gobierno de su sucesor, la platería hispana sufre un proceso de centralismo, derivado de la trascendencia que toma la práctica cortesana conocida como Estilo Purista o Estilo Felipe II. De su modo de hacer es definitoria la austeridad decorativa, que tras las primeras décadas del siglo XVII, en las que aún pervive el Manierismo geométrico, prescribe todo motivo ornamental. En la forja de esta nueva manera tienen importancia capital los dictámenes de Juan de Herrera, cuya medida formación expresó magistralmente en los muros, volúmenes, aristas y paramentos continuos, del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Durante parte del siglo XVII, sus presupuestos perviven a través de personalidades como las de los importantes arquitectos cortesanos Francisco de Moray su sobrino, Juan Gómez de Mora, en cuyas obras finales, sin embargo, advertimos un juego de volúmenes a través de los que romper la normativa y el severo canon clásico. Asimismo, esta frialdad y austeridad decorativas tienen su fundamento en las leyes suntuarias dictaminadas durante los reinados de Felipe II y Felipe III116. Prescripciones que tratan de poner remedio y solución a los desmesurados desfases presupuestarios, lógicos dentro de tan vasto 116 Pragmáticas como la del 19 de marzo de 1593, únicamente permitían la fabricación de objetos destinados al culto religioso. Le quedaba prohibido al platero el intercambio y fabricación de todo tipo de enseres destinados al ajuar doméstico, tales como bufetes, escritorios, rejuelas, etc. Idéntico espíritu primó en la pragmática de 2 de junio de 1600, donde ya se prohíbe hacer piezas de oro, plata o algún otro metal con relieves que contengan personajes o figuras, por lo que es clara la nueva y severa directriz que desde la Corte se está imponiendo al resto de la Península.
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Imperio, cuyo resultado final es una situación de continua bancarrota. Si bien es cierto, por el contrario, que tales preceptos contra el lujo estaban dirigidos mayormente al campo civil y no tanto al religioso, cuya demanda de ornamentos religiosos no se ve mermada, sino que incluso se acrecienta. Sólo así explicamos el amplio número de vestigios que de estos años guarda la Comarca de la Serena en sus parroquias y ermitas117. Ante la carencia de amplios repertorios ornamentales que habían distinguido las etapas precedentes, los orífices centran su cuidado en la riqueza compositiva que les permite el soberbio juego al que ahora someten los volúmenes. Amén de esto, implantan y manejan en muchas piezas modelos arquitectónicos, cuyos órdenes clásicos, dórico y jónico sobre todo, cobran protagonismo singular. Pensemos en los patrones utilizados para las cruces procesionales. Implicando los años finales del siglo XVI, la orfebrería purista extiende su dominio hasta los comedios de la centuria del seiscientos, toda vez que alarga su vigencia hasta las primeras décadas del siglo XVIII, donde ahora convive con modelos puramente barrocos. Un componente típico del estilo purista es el pequeño cilindro, o tamborcillo, desde el que el mástil de la pieza da comienzo a su recorrido y en cuyo promedio abraza un nudo periforme en apariencia, que a su vez se ve coronado de un toro circular. Desde esta moldura convexa, un vertiginoso adelgazamiento nos hace desembocar la vista en la copa que culmina la hechura, y en la que generalmente se imprimen amplias proporciones. La entrada del Barroco conocerá, sin embargo, una primera etapa de transición , definida por la confluencia que en una misma creación tienen los dos titanes estilísticos (Purismo y Barroco) que ahora comparten vigencia. Si bien se conserva aún la estructura generada durante la primera mitad de la centuria, es cierto, por contra, que a ella se adhiere, a modo de película decorativa, un tipo de exorno en cuyo proceso constitutivo prima el decidido protagonismo que adquirirá inmediatamente la Naturaleza. 117 Circunstancia a la que están cooperando las grandes cantidades de plata que arribaban a Sevilla, provenientes desde el siglo XVI de Potosí; si bien es cierto que gran parte de este metal estaba destinado a cubrir las deudas que el Imperio continuamente generaba con los banqueros genoveses, tampoco debemos dejar escapar el hecho de que una gran parte quedaría destinada al culto religioso; a partir de esta razón, también puede explicarse el tremendo grosor que en estos momentos adquiere la chapa de plata. Vid., HAMILTON, 1975, cap. II, «Importaciones de oro y plata americanas», 23-59.
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De este modo, y conforme a la clasificación de don Diego Angulo, la primera fase de este estilo mediterraneísta estaría constituida por una etapa previa, en la que a modo de antesala, confluyen los presupuestos de ambos estilos (Clasicismo y Barroco), dando lugar a una serie de piezas en las que el elemento vanguardista se pone de manifiesto a través de la decoración que cubre sus superficies. Cronológicamente se extiende desde los comedios del siglo XVII hasta 1675-1680, siendo en sí una etapa protobarroca, que tiene su correspondencia en los derroteros por los que en estos instantes discurren las producciones arquitectónicas, escultóricas, retablísticas. Si bien conviven con las estructuras prebarrocas modelos previos de la estilística purista, también es cierto que advertimos la presencia de notas evolutivas, toda vez que los nudos o manzanas utilizan la forma semiovoide, a la que dinamiza el ensanchamiento de los platos. En estos momentos tiene su punto de origen el nuevo tipo de macolla que, poco después, se convertirá en la definitoria de la nueva expresión que se está gestando; aún compartirá durante algunos años el protagonismo impuesto por la resistencia a desaparecer que ejercen un cierto número de molduras, de entre las que destaca especialmente el imponente toro purista. En lo que respecta a la ornamentación, elementos manieristas llegados a través del purismo, comparten su vigencia con otros, como el acanto, que empieza a ser protagonista en lo que es sobre todo la manzana de la pieza. A ello se unen los rectángulos, óvalos, rombos de lados curvos... Paulatinamente van desapareciendo los cabujones, que sin embargo no llegan a abandonarse del todo. Aunque el nuevo estilo carezca aún de la unidad que lo define, desde 1680 el Barroco se muestra en todo su esplendor, perviviendo, una vez traspasada la frontera de 1750, en los caprichos, deleites y bagatelas del Rococó. Los contornos de las obras se van haciendo poco a poco mucho menos duros, proclives a sustituir las precedentes aristas afiladas y el resalte de los volúmenes arquitectónicos por la suavidad de la curva ondulante, que devendrá ulteriormente en la consideración de la obra total. Una labor en la que las molduras, las estructuras integrantes, los elementos decorativos, quedan fusionados; de ahí se deriva el que no sea la suma de partes a la que el Clasicismo nos tenía acostumbrados, el resultado final que se desprende de la contemplación de la pieza, sino la integración de un todo dentro de un conjunto fusionado. 105
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Un mayor grado de fusionismo exhibe uno de los cálices conservados en la parroquia de Robledillo, por cuyas formas voladas lo incluimos en el siglo XVIII. Nos viene muy bien a la mano esta interesante pieza, pues a través de ella comprobamos la vigencia e importancia de la decoración realizada a buril, a través de la cual recrear elementos que tienen su punto de arranque original en el Manierismo, este cáliz de Robledillo de Trujillo ostenta la marca (ONA) de Manuel Azcona y Martínez, obra de la segunda mitad del siglo XVIII. En otras ocasiones sin embargo, obras como uno de los cálices lisos conservado, constituye un vivo ejemplo de la vigencia que durante el último cuarto de la centuria tienen las estructuras puristas; orden que rebasará en muchos puntos los límites del siglo XVII, para hacerse presente incluso en los años del setecientos. Característicos de la orfebrería barroca es el uso y abuso que se hace del torneado para la confección de los astiles, que pasan a estar constituidos por múltiples molduras que entran a formar parte de su composición. Por lo tanto, y tratando de sintetizar, digamos que los cálices de la segunda mitad del siglo XVII aún dependen plenamente de las estructuras puristas, si bien las peanas inician un proceso evolutivo que las hace tender hacia su unión imperceptible con el astil. Es pues evidente el conservadurismo al que se inclinan las zonas más alejadas de los centros vanguardistas. Pero también es sintomático, no sólo de la pericia del orífice, o de su mayor o menor contacto con los nuevos presupuestos, sino de la disponibilidad que en ese determinado momento tuviera el caudal de la parroquia, siempre proclive a contratar y adquirir piezas parcas en ornato ante la facilidad que tal circunstancia llevaba implícita para su compra. Para estos momentos se han generalizado ya los listeles de las copas, que con mayor frecuencia se insertan en su tercio o tercer cuarto inferior. Por último, un copón, sin marcas, de plata en su color, obra del siglo XIX y una custodia de tipo sol, del siglo XIX. A los pies del templo se alza el coro, sobre bóveda de aristas y frente con triple arcada de medio punto, de ladrillo. Según el Interrogatorio de 1791, hubo una ermita dedicada a Santa María Magdalena. En el Interrogatorio se dice.” Ay una Hermita de Santa Maria Magdalena, en la qual se celebran anualmente y con procesion tres dias misa, es cofradia y tiene pastoria de cabras, rentan por 106
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año anualmente setecientos reales, no ay quimeras en sus fiestas”118. En el año 1992 se construyó una nueva ermita para venerar a Santa María Magdalena, en la carretera que conduce a Ibahernando. Aún quedan restos de la ermita originaria en una dehesa del término municipal.
La iglesia parroquial (foto Paulino Hernández) 118 Interrogatorio de la Real Audiencia, partido de Trujillo, tomo II, p. 563, realizado el día 17 de febrero de 1791.
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La iglesia parroquial de San Pedro
Torre-campanario
Porche de entrada al templo
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EspadanĚƒa
AĚ bside del templo
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JosĂŠ Antonio Ramos Rubio
Detalle de los contrafuertes
Motivos decorativos de la portada
Portada de acceso a la iglesia
Nave uĚ nica dividida en cinco tramos
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Capilla lateral
Pila bautismal
Capilla bautismal
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Santo Domingo de Guzmán, primera mitad del siglo XVIII
La Verónica, primera mitad del siglo XX.
Yacente, moderno
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Detalle del coro
BoĚ veda de cuarto de esfera, capilla mayor
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José Antonio Ramos Rubio
Santa Lucía, predela del retablo (foto Oscar de San Macario)
Retablo mayor, siglo XVI
Santa Rita, predela del retablo (foto Oscar de San Macario)
Martirio de San Pedro
Liberación de San Pedro
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La pesca milagrosa (foto Oscar de San Macario)
La Crucifixión (foto Oscar de San Macario)
Negación de San Pedro
Remate del retablo, Dios Padre
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San Pedro, siglo XVI
San Pedro, en proceso de restauración
Guardapolvos laterales, escudo del Obispo Gutierre de Vargas y Carvajal
Crucificado, sacristía, siglo XVI
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Santa María Magdalena en proceso de restauración
Santa María Magdalena, siglo XVII
Sepultura de Alonso Bote
Sepultura del Clérigo Castro
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JosĂŠ Antonio Ramos Rubio
Crucificado popular, siglo XVIII
Detalle del Crucificado, siglo XVIII
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Cruz procesional, siglo XVII
Detalle del anverso, Crucificado, siglo XVII
CaĚ liz de la segunda mitad del siglo XVIII
CopoĚ n, siglo XIX
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Copón, segunda mitad del siglo XVII
Custodia de tipo sol, siglo XIX
Ermita de La Magdalena (foto Florián Merino)
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Santa MariĚ a Magdalena (foto Paulino HernaĚ ndez)
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2.- Cruces de término y cruceros El sustantivo “cruz” es definido por la Real Academia Española como “Instrumento formado de dos leños ó maderos, el cual es de varias hechuras, una compuesta de un madero largo derecho, que se llama pie, y cerca de la extremidad se le atraviesa otro menor a proporción del primero, que se llama brazos119, en otras ediciones, recoge “cruce” con la definición de “punto donde se cruzan dos líneas. El cruce de dos caminos” 120; en el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico121, consta que se trata de una derivación semiculta del latín /CRÛCEM/, de /CRUX, -CIS/ con el significado de “cruz, horca, picota”. Sebastián de Covarrubias, por su parte, ofrece para “encrucijada” la definición de “…dos caminos encontrados que hacen cruz122. A pesar de no quedar referida en los diccionarios, la acepción de “cruz” como elemento de deslinde territorial se puede rastrear ya en los siglos XI y XII123. La cruz, en ocasiones, era una forma de amojonar… Otras veces es la guía del vía crucis o el hito de bienvenida a un lugar; pero muy frecuentemente hace referencia a una encrucijada de caminos”; documentando que, en determinados casos, ésta se cristianizó o santificó, adoptando la forma de “santa cruz”, atestiguando desde el siglo XI ya la existencia de este topónimo124. En esta obra estudio las cruces de término y los cruceros existentes en la entrada o salida de caminos y en el municipio de Robledillo de Trujillo. Un tipo muy común de cruceros con los que me he encontrado en otros estudios realizados en la provincia cacereña, son los que tienen representado por un lado al Crucificado y por el otro a la Santísima Virgen o La Piedad. También, en la iconografía de los cruceros hemos encontrado ángeles como cabezas aladas o querubines, generalmente en cualesquiera de los cuatro lados del capitel, a los pies de la Virgen y muy pocos casos a los 119 Real Academia Española: Diccionario de la Lengua Castellana, Imp. Francisco del Hierro, Madrid, 1729, p. 666. 120 Real Academia Española: Diccionario de la Lengua Castellana, Imp. Hernando y Compañía, Madrid, 1899, p. 285 121 COROMINES y PASCUAL, 1980. 122 COVARRUBIAS OROZCO, 1674, f. 171v. 123 MENÉNDEZ PIDAL, 1929; MOLERO GARCÍA, 2000, 707-715. 124 SANZ, 1997, 128 y ss; Vid. RIPOLL VIVANCOS y MONESCILLO DÍAZ, 2009.
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pies del Crucificado. Generalmente el cantero representa a los arcángeles Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel. Con mayor frecuencia nos encontramos en los cruceros con los signos de la Pasión: martillo, clavos, corona, escalera, tenazas. Siendo más frecuente la calavera, asociada a los emblemas de la Pasión, y suele aparecer con huesos cruzados en el pedestal o en la parte baja del varal. La calavera en el pedestal está asociada al lugar donde fue crucificado Cristo, el Calvario. También he encontrado en algún crucero la representación en solitario de la corona, cuando no aparece el Crucificado. También es importante el entorno en que están construidos. En ocasiones están en solitario, otras veces en los cruces de caminos, en alguna montaña, o en el centro de pueblos y ciudades. También formando parte de un Vía Crucis. El crucero es un monumento religioso constituido por una cruz generalmente de piedra (en menor medida, los hay construidos en madera) sobre un pilar, situado en un lugar público, principalmente encrucijadas (cruces de caminos), atrios de iglesias, lugares elevados, o sobre la extremidad de lugares en los que antiguamente existían cultos paganos a la naturaleza. Significativamente, todavía hoy en día, una parte de estas “cruces” detectadas siguen correspondiendo con los límites de los términos municipales. Por otra parte, cuando las mismas quedan en el interior de los términos municipales actuales, es posible rastrear su correspondencia con la existencia de antiguos enclaves de población de menor entidad, despoblados o territorios pertenecientes a antiguos adehesamientos relacionados con los anteriores. A lo largo de la historia, prácticamente todas las civilizaciones han hecho uso de la sacralidad de las piedras. De este modo en la antigua Grecia, exactamente en Quersoneso, ya en el año 405 a.C. se adoraba una piedra que decían haber caído del cielo; más tarde, en el siglo II d. C., Pausanias hace referencia a unas piedras sagradas situadas en el interior de los templos, con forma piramidal y coronadas con cabezas de divinidades125. El pueblo egipcio adoraba el Cipo de Horus (o estatua sanadora), estela sostenida por un hombre en posición oferente con una inscripción, a modo de conjuro, para curar la picadura de escorpión o serpiente. La figura solía ir colocada sobre un pedestal, con un pequeño surco que servía para recoger el agua de lluvia, que al pasar por la estela adquiría poderes mágicos. 125 Pausanias (siglo II d. C.), geógrafo e historiador griego. GERNET, 1980, 182–184.
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El agua así obtenida, era empleada para curar a las personas que habían sufrido la picadura de una serpiente o de un escorpión. Si observamos este ritual posee una gran similitud con el que actualmente se practica en algunas regiones del norte peninsular, donde las piedras “sanadoras” almacenan agua en sus huecos para ser utilizada con esta función; lo mismo que ciertos cruceros que poseen pequeños pocillos horadados en el pedestal con igual intencionalidad. Ya existió en la época romana una preocupación por señalar los límites con mojones inscritos o epígrafes. Piedras de límite que estaban bajo la protección de Iuppiter Terminus126 y su alteración o desplazamiento suponía para el responsable la condena a muerte. Una estrecha relación entre el límite y la religión, lo que los agrimensores llaman terminio pali sacrificales, y que consignan la costumbre, en algunos lugares, de realizar sacrificios a Júpiter antes de instalar un cipo127. Incluso, las cruces ya eran usadas por los romanos al inicio de las calzadas. Las distancias entre ciudades estaban marcadas por los miliarios, elementos posteriormente cristianizados, por lo que esta red viaria se convierte en un importante medio de difusión de los cruceros, tanto por la conversión de antiguos miliarios como por la posibilidad de comunicación entre distintos puntos de la geografía. Los miliarios eran cipos de hasta dos metros de altura destinados a marcar las distancias entre ciudades; elementos considerados, en muchas ocasiones, como un paso entre el menhir y la marca kilométrica. Esta costumbre era únicamente romana, pues los griegos no marcaban en los caminos estas distancias, sino que colocaban unas piedras, conocidas como Hermes, destinadas a proteger a los viajeros y viandantes. En esta práctica podemos buscar también el origen simbólico de muchos cruceros situados a la vereda de los caminos y en las encrucijadas de los mismos. Los romanos fueron grandes constructores de calzadas. El emperador Augusto dio un gran impulso a la construcción de vías y así, durante su gobierno, quedó terminada la red viaria de España. Varias lo fueron por razones militares; otras fueron reparadas como resultado del comercio. Red de calzadas que subsistieron al inicio de la era cristiana. En las Etimologías 126 Antigua divinidad romana bajo cuya protección estaban las piedras termini que marcaban las líneas fronterizas y los lindes de las tierras de propiedad pública o privada. Dios protector de los límites y fronteras. 127 Vid. ARIÑO GIL, GURT I ESPARRAGUERA y PALET MARTINEZ, 2004, 23.
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de San Isidoro, obra enciclopédica basada en la Antigüedad que tanta influencia tuvo en el Medievo, se leen algunos datos de interés sobre la clasificación de los caminos. Concretamente este autor dedicó un capítulo entero en el libro XV a la terminología y significado del vocabulario viario. Así, los miliarios son la distancia entre los caminos; una legua mide 1500 pasos (2205 m). Los caminos eran públicos o privados; el primero se del suelo público y este tránsito libre; estos caminos pertenecen a las ciudades. Mientras que el camino privado era propiedad de los municipios. Más tarde, a partir de la Edad Media estas marcas de los camino se situaban en las entradas de los pueblos como símbolo de fe cristiana, y de reconquista a los musulmanes, avisando a los foráneos que entraban en una población leal a la cristiandad. Hemos de relacionar igualmente las cañadas de ganado con la ubicación de cruces, que en un principio se señalaron mediante hitos o mojones, con el objeto de servir de guía a los ganaderos y evitar agresiones en su trazado original. El cristianismo, por su parte, sembró de cruces los caminos para la protección de los caminantes, al igual que aconteció con las vías pecuarias, en cuyo recorrido se fueron levantando numerosas cruces y cruceros para proteger a los pastores y sus ganados. Muchos de estos ejemplares han llegado hasta nuestros días en su emplazamiento original, junto a las cañadas128. Además de estos cultos, debemos mencionar aquellos rituales especiales que estuvieron dedicados a la piedra como materia. Muestra de ello son las covachas excavadas en la roca que se han encontrado próximas a algunas canteras del centro peninsular. Estos espacios presentan una chimenea y un altar, posiblemente empleado para algún tipo de ritual llevado a cabo por las gentes que trabajan la piedra, las cuales habrían desarrollado un tipo de religiosidad vinculada a los medios y recursos que les permitían la subsistencia. Al igual que ocurrió con el resto de cultos paganos, el cristianismo adaptó el culto dado a las piedras a su religión y para ello superpuso las celebraciones de sus festividades a las antiguas, erigió ermitas junto a elementos paganos, colocó cruces sobre las piedras y las marcó con cruces incisas129. 128 De gran interés es el estudio de investigación de PLAZA BELTRÁN, 2013, 25; GARCÍA MARTÍN, 1991. 129 Existen tres fuentes literarias especialmente relevantes que tratan del culto a las piedras: Estrabón, San Martín Dumiense( DeCorrectioneRusticorum, S. VI) y las actas de los concilios visigodos (Toledanos XII, canon 11 y XVI, canon II).
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En la Edad Media asistimos a un retroceso de este proceso vertebrador viario, debido a la pérdida del brazo estatal fuerte capaz de acometer obras públicas costosas y concebidas con un criterio técnico y con una visión política unificadora del territorio. Además, todo sucumbió el 19 julio del año 711 con la invasión musulmana. No será hasta el proceso reconquistador cristiano cuando los caminos vuelvan a adquirir importancia; sobre todo, los caminos de peregrinación. El camino de Santiago está orlado de cruceros de piedra que marcan como los mobiliarios romanos la vía sagrada de la peregrinación. Caminos por los que transitaban viajeros y mercancías que eran difíciles de financiar. Invertir en los caminos no parecía muy rentable, salvo, claro está, en las mejoras de los pasos de los ríos construyendo puentes o, simplemente, reparando los que las riadas se llevaban con frecuencia. Aunque fuese excepcionalmente, se dieron casos en los que el empleo de un topónimo no garantizaba la existencia física de una cruz, ya que pudo utilizarse sólo para señalar un cruce de caminos. Con respecto a los hitos datados en nuestra investigación, podemos decir que en la mayoría de ellos, y tal como vamos a probar documentalmente, sí existieron cruces, aunque las noticias reunidas no permiten determinar las características propias de cada una de ellas ni la fecha en que fueron erigidas, a excepción de varias que hemos datado en los siglos XVI y XVII. En la segunda mitad del siglo XVI, y sobre todo, en el siglo XVII, se da prioridad a la creación o reparación de nuevos caminos situando en las entradas de los municipios cruces de término. En España, se contaba con una red viaria tradicional, legada por los hispanorromanos y algunos nuevos caminos medievales, que si bien eran deficientes. Por estas razones, los caminos nuevos fueron escasos casi todos ellos, y surgieron por las necesidades políticas o económicas. La mejora de la red viaria se limitó a allanar nuevos pasos, a construir puentes en los pasos fluviales, y a publicar las primeras guías de viajes: los repertorios, no resultando extraños los itinerarios que -por ejemplo- describe, en 1546, Juan de Villuga en su Repertorio de todos los caminos de España, apreciándose la alta densidad de caminos de Castilla, que confluyen en buena medida en Toledo, fue una herramienta muy útil que los viajeros podían llevar consigo dado su pequeño formato. Fue el primero de los utilizados y editados en España y tuvo una gran importancia en su época. En el año 1576, Alonso de Meneses 126
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publica un nuevo Repertorio que los principales autores consideran esencial, ya que ambos proporcionan una red de caminos, la mayor parte de herradura, que suman en conjunto una longitud total de 18.000 km. Noticias más detalladas y extensas nos las proporciona las Relaciones Topográficas ordenadas por el rey Felipe II y que constituyen una muestra del afán de este rey por conocer la población y las infraestructuras de España. Por tanto, la información que nos proporcionaron los Repertorios, nos da una idea de las principales rutas terrestres existentes. Será el rey Felipe V a mediados del siglo XVIII el que manifieste un gran interés en mejorar las comunicaciones interiores, encargando a intendentes y corregidores vigilar cuanto concernía al buen estado de los caminos y de promover las obras necesarias para facilitar el transporte de mercancías. En la Ordenanza de 1749 se establecía que los intendentes y corregidores encargasen especialmente a todas las justicias de sus demarcaciones para que cada uno, en su término, procurase tener bien reparados los caminos públicos y los puentes. Habrían de vigilar asimismo que no ocupasen parte alguna de ellos los labradores, para lo que deberían colocar mojones que delimitasen el espacio ocupado por cada vía y en el cruce de los caminos se debía de colocar un poste de piedra con un letrero que indicase la dirección de los caminos. Será en el año 1772 cuando se aprueben las reglas que deberían observarse para la conservación de los caminos del Reino, tanto los ya construidos, como los que se fueran a construir. Por Real Decreto de 8 de octubre de 1788, la Superintendencia General de Caminos y Posadas fue agregada a la de Correos y Postas, por interesar a ésta la seguridad del tránsito y del tráfico, para conseguir una fácil comunicación. En junio de 1794 fue promulgada la Ordenanza General de Correos y Postas, Caminos y Posadas, con idea de mejorar en todo lo posible los caminos, hacerlos más seguros y que fuera más fácil viajar y transportar mercancías. Época en la que destacamos la edición de guías que permitían determinar una red caminera tupida, los mapas científicos de la segunda mitad del siglo XVIII como los de Tomás López, Antillón o Tofiño. En el siglo XIX será buena la información cartográfica sobre los caminos con el excelente Atlas Geográfico de España, confeccionado por Coello a escala 1: 20.000. Los mapas de la red de caminos correspondientes al siglo XVIII como la guía de Pedro Pontón (1705), la de Matías Escribano (1760), Tomás López (1767) y, en 127
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el siglo XIX la de Santiago López (1828) o Javier Cabanes (1830). Gracias a ellos podemos conocer el esfuerzo que hizo la Corona en fomentar la mejora de la red de caminos. De hecho, el origen de nuestras cruces de piedra debemos buscarlo en las Islas Británicas, en el arte celta de esta región. Las primeras cruces de esta categoría que se erigieron fueron las llamadas cruces altas (también llamadas outaso hincadas) irlandesas y anglosajonas durante los siglos VII y VIII, entre las que destacan dos de las más antiguas, la cruz escocesa de Ruthwell y la inglesa de Bewcastle ambas datadas en el siglo VII. La aparición de estos hitos en los espacios públicos y caminos debemos relacionarlo de forma general con el propósito de sacralizar dichos lugares, aunque la finalidad y circunstancia que determinó la creación de cada uno de ellos le confirió un carácter específico, siendo identificados con nomenclaturas propias, derivadas del lugar de ubicación, de las causas de su creación, o la época en que se construyeron, entre otras circunstancias. La influencia del arte celta de las Islas Británicas sobre las cruces del arte continental europeo queda patente en dos hechos importantes: por un lado el nacimiento de las cruces altas en Europa como asimilación de los menhires y por otro, el renacer de una escultura desde las cruces anglo-irlandesas que posteriormente se desarrollará y florecerá con el arte románico130. En lo referente a las cruces altas o cruces hincadas con un posible origen en las Islas Británicas, pero también es necesario mencionar las cruces monumentales provistas de gradas, conjuntos erigidos sobre unos escalones y con otros elementos que le son característicos y que datan del siglo XIV, cuyo origen podemos encontrarlo en las cruces levantadas en los campos germanos y que se introducen en España a través del ciclo Bretón.Las primeras cruces que llegan a la península Ibérica datan del siglo VII, periodo en el que muchos monjes bretones e irlandeses se instalaron en la zona norte con la intención de evangelizar este territorio. Aunque cabe señalar a este respecto que mucho antes de esta fecha, ya existían asentamientos bretones con una estructura eclesiástica formada, sin olvidar las rutas de entrada a la Península destacando el Camino de Santiago. La influencia que tuvieron los cruceros bretones e irlandeses sobre nuestras cruces a través del Camino de Santiago es innegable, pues fueron muchos 130 STOKES, 2004; BROWN, 1921.
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los viajeros procedentes de Europa que llegaron a Santiago siguiendo este trayecto131. Igualmente, las órdenes monásticas –benedictinos, cistercienses, dominicos y franciscanos- fueron difusoras de este tipo de cruces. Precisamente, a partir del siglo XV, las órdenes mendicantes inculcaron en el pueblo el miedo a la muerte, entendida ésta como la posibilidad de una condena en el infierno y no, según se había hecho hasta entonces, como el inicio de una nueva vida, con el desarrollo a finales del siglo XVI de los petos de ánimas, lápidas exentas generalmente adosadas a un crucero y con la representación de las almas del Purgatorio salvadas por San Francisco o la Virgen del Carmen; elementos cuya intencionalidad era demandar oraciones y limosnas para estas almas. Los cruceros, levantados en caminos, atrios de iglesias o plazas, se erigían a petición de los más modestos, convirtiéndose de este modo en objetos de culto popular. Precisamente, fueron franciscanos los encargados de introducir el Vía Crucis en España en el siglo XIII, aunque la verdadera difusión y proliferación del mismo, también llamado Camino de la cruz, tuvo lugar a partir del año 1686, fecha en la que Inocencio XI aprueba la concesión de indulgencias a través de la práctica de este camino (formado inicialmente por las 12 estaciones o paradas realizadas por Jesús camino del Calvario). Más tarde, en 1731, Clemente XIII fija las estaciones en 14 y permite su representación en todas las iglesias siendo bendecidas por los franciscanos. Este hecho supuso la erección de un elevado número de cruceros con objeto de marcar las 14 estaciones que forman el mismo132. Por otro lado, debemos también a los franciscanos el gran impulso que adquirió la religiosidad popular gracias a su proceso evangelizador en ciudades y pueblos, en el interior de los templos o en medio de plazas y campos. De este modo, fueron los encargados de levantar cruces y cruceros en las proximidades de los núcleos urbanos y de expandir esta costumbre por todo el territorio español. La muerte supone una transición, un cambio de status, por eso el ámbito funerario fue un escenario básico en la construcción de la memoria social de todas las épocas. El ritual y el espacio funerario siempre ha sido un acto social reflejo de la sociedad de los vivos integrado en un contexto lleno 131 PLAZA BELTRÁN, 2013, 12. 132 PLAZA BELTRÁN, 2013, 20.
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de significado. Una consecuencia natural de la muerte y el resultado de decisiones marcadas por el contexto social, la representación social de los muertos y el mensaje que se quiere transmitir. Será a partir del siglo VIII cuando la Iglesia adquiera un papel preponderante en la gestión de los espacios funerarios. Desde el siglo IV se había aceptado la presencia de un espacio en torno a las iglesias y monasterios, un área que rodeaba a estos centros eclesiásticos alrededor de los mismos, donde se situaban los enterramientos de los fieles y las comunidades monásticas que se inhumaban fuera del edificio. Si bien eso no elimina la presencia de áreas de inhumación dispersas en asentamientos aldeanos. Entre los siglos IX y XI se fueron dando importantes avances en la necesidad de separar estrictamente los espacios sagrados de los que no son, interviniendo en ello la consagración de los espacios eclesiásticos y, además, los clérigos se convirtieron en los únicos mediadores posibles entre los fieles y la divinidad, de tal manera que las celebraciones funerarias serían una cohesión entre la comunidad cristiana y la Iglesia, permitiendo así la generalización de un espacio funerario controlado por la Iglesia, que será la auténtica salvaguarda del fiel, que a su vez comenzó a ser consagrado a partir del siglo X, fecha en la que aparece el cementerio parroquial, pues todos los fieles debían integrarse en una parroquia, un espacio comunitario que permitiera el acercamiento definitivo entre el finado y la institución eclesiástica. Precisamente, en ese período es cuando el cementerio parroquial se consolida como espacio funerario por excelencia. En algunos lugares, en el siglo XII se reafirman las redes parroquiales y se documentan incluso cesiones de tierras para segregar un cementerio. Las disposiciones legales son las responsables de la actual ubicación de los cementerios en los núcleos urbanos españoles y de una parte de las características tipológicas de los mismos. Es el primer cuarto del siglo XIX el impulsor de las medidas legislativas, tendentes en primera instancia a la creación de cementerios para en una segunda fase trasladarlos a las afueras de las localidades: son numerosas las disposiciones con este fin, lo que hace ver el incumplimiento de las mismas, tanto por parte de las autoridades municipales como por parte de los cargos eclesiásticos. A mediados de siglo el conflicto se planteará con la provisión de fondos para proceder a la erección de cementerios. Pero, el punto de partida lo encontramos el 3 de abril de 1787 con la emisión de una Real Cédula dictada por Carlos III 130
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una vez fueron constatados los efectos de las epidemias acaecidas en varias localidades, especialmente en la villa de Pasajes seis años antes. La medida resulta novedosa, y es contemporánea a las decretadas en otros lugares de Europa. El principal rasgo es la preocupación por dictar “una providencia general que asegure la salud pública” y evitar en lo posible el hedor sentido en la iglesia parroquial pasaitarra por la multitud de cadáveres en ella enterrados. Intento de establecer los cementerios fuera de las poblaciones o en grandes espacios libres que pudieran existir en su seno, en “sitios ventilados é inmediatos á las parroquias”. La cédula de 1787 es importante por ser la primera indicación de construcción de recintos específicamente dedicados a la recepción de cadáveres, y por su explícito concepto de velar por la salud pública de sus súbditos. Y, en La Novísima Recopilación, de 15 de julio de 1805 señala: Ley 1, título II, libro 1.: “Se restablezca la disciplina de la Iglesia en el uso y construcción de los cementerios según 10 mandado en el ritual romano”. Será en 1833 cuando se vuelva a contar con indicaciones referentes a la construcción de cementerios, a pesar de existir en este espacio de tiempo intermedio algunas medidas relacionadas con el tema de enterramientos. Estas medidas se centran en las comunidades religiosas, sobre todo las de clausura. Aunque nos encontremos en una fecha tan cercana como 1857 podemos comprobar con sorpresa la existencia de un número destacado de pueblos que todavía no disponen de cementerio en la provincia cacereña. Aunque las leyes de régimen local serán un tema de controversia con el estamento religioso en relación con el dominio y titularidad de los recintos cementeriales la mayoría de los cementerios que hemos incorporado a este estudio por encontrarse en su interior cruces fueron construidos en la segunda mitad del siglo XIX. Las disposiciones legales más importantes en cuanto a cementerios y prácticas inhumatorias de la legislación española se producen con la municipalización de 1931 y el segundo -anterior en el tiempo- es la adopción definitiva de un marco científico e higiénico-sanitario sobre enterramientos. El Dictamen de la Comisión establecida para tal fin por el Real Consejo de Sanidad de 21 de junio de 1894 es la plasmación científica de recopilación de la experiencia llevada a cabo en los cementerios españoles, y el logro de un cuerpo teórico sobre los procesos inhumatorios y de degradación de la materia. 131
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Tras la Guerra Civil Española, desde el Gobierno hubo una preocupación por el estado en el que se encontraban las cruces de término, tal y como aparece en la circular enviada a las distintas poblaciones por el Director General de la Administración Local. Y que destacamos en este trabajo por su interés. El Ilmo. Sr. Director General de la Administración Local, con fecha siete del mes actual, me comunica la orden circular siguiente: “Excmo. Sr.: La labor restauradora del patrimonio espiritual y artístico de nuestra patria, ha motivado la feliz iniciativa del Ministerio de Justicia dirigida a la reconstrucción de las cruces de término destruidas en gran parte durante la dominación roja. La orden de 5 de febrero último está dictada con tal fin y constituida la Junta Nacional bajo la presidencia del Excmo. Sr. Ministro de Justicia, se hace preciso para facilitar su labor, obtener los datos precisos referentes a las cruces de término desaparecidas. Confiado a esta Dirección General de Administración Local el encargo de recabar de los Gobernadores Civiles tales datos, me dirijo a V. E., para que a la brevedad posible curse directamente una comunicación a cada uno de los alcaldes de esa provincia ordenándoles se sirvan rendirle una información detallada a los siguientes datos: a) Cruz este término que hayan existido en el respectivo municipio. b) Cruces que han sido destruidas y la causa de su desaparición. c) Cruces que existen en la actualidad y su estado de conservación. d) Cruces de término que deben ser construidas de nuevo, con indicación de las más urgentes y lugar que se propone para su emplazamiento. Además, encarecidamente expongo la conveniencia de acompañar fotografías de las cruces existentes, o bien croquis o planos y cuantos antecedentes y documentación se estimen necesarios para la reconstrucción. Lo que traslado Usted a fin de que urgentemente remita a este Gobierno los datos que se interesan a fin de poder cumplir lo ordenado por la Dirección General de Administración Local. Por Dios, España y su Revolución Nacional-Sindicalista. Cáceres, 14 de marzo de 1944 (firma: Luciano López Hidalgo, Gobernador Civil) 132
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Los cruceros son uno de los monumentos más característicos de Portugal y Galicia (donde se denominan cruzeiros y cruceiros, respectivamente), aunque también se puede encontrar en otros puntos de la Cornisa Cantábrica o en Castilla y León (por ejemplo, en Sepúlveda). También existen en otras partes de España, con diversas características y nombres, por ejemplo, cruz de término, cruz cubierta, y otros. Por herencia cultural ibérica, también son abundantes en la arquitectura colonial de Brasil. En Irlanda, Bretaña e Inglaterra, también es posible encontrar cruceros, sobre todo frente a lugares religiosos. Es una obra de arte popular, mayormente esculpida en granito. Es posible remontar su origen en torno al siglo XIV, pero su mayor desarrollo se produjo en el siglo XVII. Está constituido por varios elementos: • • •
• •
Plataforma de una o más gradas. Pedestal, normalmente cuadrangular, liso o con inscripciones. Fuste (o varal), cuadrangular, octogonal o cilíndrico, liso con motivos diversos (escalera, martillo, tenazas, calaveras, serpiente, santiños (escenas del Pecado original, etc). Capitel, de compleja y variada composición (volutas, calaveras, querubines alados, entre otras figuras). Cruz, raramente sola, a veces con un Cristo crucificado en su cara anterior, y una imagen de la Virgen María o de algún santo en su cara posterior.
La expresión simplificada del crucero es la cruz de piedra, sola, sin nada más. Existen también los denominados «cruceros de capilla», en los cuales el capitel está sustituido por una capilla en piedra con imágenes. Los cruceros son una lección admirable de Cristología y Mariología de los artistas del granito han plasmado en piedra, que esos teólogos populares han ofrecido a Cristo y a su Madre. Porque los cruceros son un monumento a la Cruz redentora, es verdad, pero también son un himno de alabanza a María, cumpliendo nuestros canteros con aquel presagio de la Anunciación: “Ecceenim ex hoc beatam me dicent omnes genetariones”, “Desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones” (traducido). Un monumento plástico que expresa esta prerrogativa mariana 133
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de la Corredención. También, los cruceros han señalado los límites de las poblaciones. En la Redención vemos a Cristo y a María, al Hijo y a la Madre, muy unidos y colaborando admirablemente en la infancia y en la Pasión y Muerte. Los Evangelios, que apenas introducen a María en la vida pública de Jesús, sin embargo la sitúan como pieza clave en la infancia y en el drama de la muerte de Cristo. María es inseparable del Niño Jesús y estaba presente en el Calvario. Por tanto, el crucero donde se representa a la Virgen y a Cristo es un canto a la Redención y a la Corredención, donde los canteros han fundido en un bloque inseparable de la Cruz al Hijo y a la Madre. La figura de la Virgen aparece muy temprano en las figuraciones artísticas. Ahí, incluso, algunas representaciones que dicen haber sido pintadas por el Evangelista San Lucas, tales como la de la iglesia de Ara Coeli de Roma, de la que hay muchas reproducciones y, también, varios íconos, aunque su autenticidad dista mucho de haber sido comprobada133. No se conserva el rostro de María ni tampoco el de Cristo, a no ser que demos credibilidad a la figura que aparece en la Sábana Santa de Turín. La figura de María fue representada muy temprano en el arte cristiano. Las iglesias y monasterios de Capadocia, Armenia, etc., se decoraron con escenas evangélicas de la vida de la Virgen. No olvidemos, las Vírgenes estáticas y frontales del arte Románico. La costumbre de colocar una efigie de la Virgen en el reverso de las cruces procede de Oriente, en el siglo VII134, y también la costumbre de colocar en su entorno cuatro medallones con las figuras o símbolos de los cuatro evangelistas. Probablemente estas costumbres pasaron directamente de las cruces portátiles y profesionales a las cruces de piedra, exteriores. Las representaciones artísticas del dolor, que se refleja en la Pasión de Cristo y de su Madre, comenzó en los siglos finales de la Edad Media, esencialmente. Contribuyendo a esta exaltación los sucesos tristes de la historia como por ejemplo las guerras y las pestes, pero también los escritos de los místicos y la labor de las órdenes mendicantes: franciscanos y dominicos. Volviendo a la iconografía representada en los cruceros admite una gran gama de variedades. Será en el Renacimiento cuando se alcance un 133 TRENS, 1946. 134 CASTELAO, 1930 (reed. Buenos Aires, 1945).
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realismo o la humanización total y ser al comienzo de una exaltación de los valores humanos. Algunas de las principales representaciones aparecen en los cruceros son: la Virgen del Socorro, que protege al cristiano contra las tentaciones diabólicas y aparece blandiendo un palo, con el niño Jesús sobre un brazo y protegiendo a un niño contraataque del diablo en forma de dragón. En otros cruceros aparece la Virgen en su Asunción y con querubines a sus pies, empujando su subida al cielo, pero, generalmente, aparece la Coronación. Dos ángeles, que se colocan horizontalmente sobre los brazos de la cruz, sostienen en sus manos la corona, que dulcemente coloca sobre la cabeza de María, que aparece orante y con el manto desplegado. La Coronación en los cruceros es diferente de la que aparecen en los retablos, en los que la Santísima Trinidad es la que se representa en actitud de coronar a la Virgen. La escena de la representación de la Virgen coronada por los ángeles en los cruceros no se va con un nuevo argumento al origen franciscano, porque fueron los franciscanos los que propagaron la devoción a la Virgen como Reina de los ángeles. En algunas ocasiones aparece un San Francisco oración. Otras representaciones de la Virgen en los cruceros destacan la aparición en el reverso de la titular del santuario mariano o la Virgen de la devoción popular donde se encuentre el crucero, cercano al Santuario. En algunos cruceros suele aparecer representada la Dolorosa, cuando la Virgen aparece sola y, la Piedad, cuando lleva a su Hijo muerto en el regazo. La Virgen Dolorosa aparecen los cruceros generalmente de tres maneras: con una espada clavada en su pecho, con siete espadas en abanico sobre su corazón y sin ningún símbolo y sólo en oración. Está claro que la espada simboliza la profecía de Simeón. Los siete dolores de la Virgen, después de muchos titubeos iconográficos, se han estabilizado en los siguientes: la profecía de Simeón, la huida a Egipto ante la persecución de Herodes, el niño perdido y hallado en el templo de Jerusalén, el encuentro en la calle de la amargura, la virgen al pie de la cruz, el descendimiento desde su y su cuerpo es exánime en el regazo de su Madre y, la Soledad, cuando Jesús es enterrado y María se queda sola. Cuando la Virgen aparece sola en el reverso de los cruceros, se apoya en una peana, que suele llevar la cabeza de un querubín alado. La Virgen de pie vista larga túnica, tocas de viuda y manto que le cubre la cabeza y 135
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desciende lateralmente en forma de coraza protectora su rostro afligido va inclinado hacia su derecha o bien va muy recto y como indicando la valiente aceptación de su amarga situación. La colocación de las manos en estas efigies es el elemento iconográfico de mayor variedad. Unas veces adelanta los brazos, separando los del cuerpo y con ambas manos abiertas en expresión de aflicción y suplicando compasión, otras veces ambas manos se juntan levantadas y suplicantes en actitud de oración a Dios y otras veces se entrelazan los dedos de ambas manos ante un dolor tan intenso. Generalmente los cruceros constan de un fuste o varal de escasa altura y con una superficie cuadrangular o poligonal. Y un capitel y sobre el mismo una cruz con distintas representaciones. Generalmente los más antiguos pertenecen al siglo XV últimas décadas del siglo XIV, y se deben con bastante seguridad a la religiosidad mendicante. Algunos son muy toscos formados por un gran bloque granítico con un calvario en el anverso y un Cristo en majestad en el reverso. La escenografía de la Semana Santa en que se representaba en los atrios el descendimiento fue llevada por los artistas también a los cruceros. Estos cruceros, aparte de figuras en el fuste y en el capitel, representan el desenclavo efectuado por José de Arimatea y Nicodemus, animando sendas escaleras a la Cruz y, día que se arrodilla contemplando la escena antes de recibir el cuerpo exánime en su regazo. Es preciso mencionar en este apartado la frecuente presencia de los mojones en el territorio de Robledillo de Trujillo. Es una señal o hito, tradicionalmente de piedra, que delimitan las propiedades o territorios y las distancias; es, por tanto, una señal permanente que se pone para fijar los linderos de heredades, términos y fronteras. También es importante destacar que el carácter etnográfico que presentan estas cruces de piedra permite analizar las diferentes formas de vida de la población, sus usos y costumbres. Así, la funcionalidad de estos conjuntos monumentales viene determinada por la ubicación de los mismos135. Pero, principalmente, quiero destacar en nuestro estudio las cruces de término y los cruceros de Robledillo de Trujillo. El conocimiento, defensa y conservación de nuestro patrimonio ayudará al aprovechamiento turístico del mismo y será una garantía de futuro. Las grandes obras civiles, 135 BURGO FERNÁNDEZ, J. J: Los cruceros, el patrimonio etnográfico y el arte popular: La Coruña, 2003.
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militares y religiosas que han coexistido entre nosotros, existen otras –que de una manera inequívoca, han sido consideradas de menor rango- pero de igual belleza y valor histórico-artístico y que han formado lo que hoy llamamos arquitectura popular. Nuestro interés radica en defender y perpetuar el amplio patrimonio histórico artístico que nos ha sido legado gracias a los cruceros y las cruces de término y reconocer su patrimonio monumental de forma aislada o complementaria en el lugar o municipio en el que se encuentran. I.- Cruz (Calle Constitución) En un lateral de la calle Constitución se levanta un esbelto crucero sobre tres gradas cuadrangulares de cantería. Presenta basa con escocia y bocel elevando aún más el fuste o varal, cilíndrico, liso y de piedra que remata en un collarino y capitel toscano sobre el que se descansa una cruz de sección cuadrada. Por las características tipológicas podemos fecharle hacia 1760. II.- Cruz (Calle San Juan de la Cruz) En la calle San Juan de la Cruz nos encontramos con otro crucero de piedra de características similares al estudiado anteriormente, aunque presentando variaciones en el capitel y en la basa. Se eleva sobre un podio con escalinatas, tiene basa cúbica de cantería donde aún puede apreciarse, aunque muy deteriorada, la fecha de ejecución: “1757”. Sobre el pedestal se levanta el fuste octogonal, de piedra que remata en un sencillo capitel cúbico y en una cruz de sección cuadrada. III.- Cruz de San Marcos
En una pared de una cerca, aparece empotrada una cruz de piedra muy deteriorada. Aún conserva el fuste cilíndrico, liso, collarino y el capitel de volutas. Probablemente sea obra de finales del siglo XVI.
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Cruz (Calle Constitución)
Detalle de la cruz
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Cruz de San Marcos
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Cruz (Calle San Juan de la Cruz), foto Oscar de San Macario
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IV.- TRADICIONES POPULARES
Los Carnales son considerados en el municipio como fiesta local, que se inicia por la mañana del martes, cuando un grupo de pasacalles –a primera hora de la mañana- despertando a los habitantes del pueblo. Sobre las once de la mañana comienza la fiesta del agua en la cual las mujeres de la localidad mojan a los hombres que pasan por la plaza, tirándoles cubos de agua. Tiene un origen desconocido, pero se cree que los hombres al estar cansados por celebrar el carnaval el domingo y el lunes, el martes no podían levantarse, por lo que las mujeres les echaban agua para que se levantasen. El miércoles de Carnaval se celebra la fiesta del toro. Un mozo se viste de toro, y provisto de cuernos y con la ayuda de los demás mozos del pueblo, marcha por las calles para cornear a las mozas, que a su vez intentan torearlo. Por la noche se celebra el entierro de la “Sardina”. Durante el Carnaval se celebra la tradicional carrera de gallos. Se cuelgan los gallos atados por las patas, y los mozos, montados en caballos adornados con sus mejores mantas, les cortan la cabeza a la carrera. Los participantes van pasando, a galope y van golpeando con una vara el cuello de los gallos. Aquel jinete que corte más cabezas será el ganador. El rito de correr los gallos es propio del carnaval, y que ha sido recuperado para las generaciones más jóvenes en algunas entidades rurales, donde con mayor raigambre se celebraron en épocas pasadas, porque fue ahí donde los antiguos cultos y las antiguas deidades pervivieron con suprema fidelidad y pureza136. En esta costumbre, la táctica o manera más común era y es enterrar en el suelo o colgar uno o más gallos vivos —en algunos ámbitos actualmente se les pende ya muertos— de una cuerda tendida entre dos puntos, bajo la cual pasan los mozos a caballo. La fiesta de los gallos, que actualmente es casi exclusiva de los mozos, fue también un divertimiento para escolares 136 RODRÍGUEZ PLASENCIA, 2013.
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en Carnestolendas, que se ejecutaba, como hoy, enterrando un gallo, dejando solamente fuera la cabeza y el pescuezo para que los colegiales, vendados los ojos, tratasen de descabezarlos con una espada. Numerosas son las interpretaciones que de esta costumbre de correr los gallos se han dado. Hay autores que creen que este rito es de origen celta, como una muestra de valor donde los jóvenes ponían a prueba su destreza en el manejo del caballo de cara al combate, a la vez que el de la lanza o la espada en liza con un imaginario enemigo. Lo que parece menos probable es que los jóvenes celtas utilizaran sus habilidades para decapitar a los gallos. Bien es cierto que esta cultura empleó la figura del gallo como protagonista ornamental de un modo frecuente y repetido y que ese animal era tenido como mensajero del mundo inferior, símbolo de la seguridad y la protección, capaz de ahuyentar a los fantasmas y demonios y de transportar las almas de los soldados caídos en el combate al más allá, pero también es cierto que tanto el pollo, como el gallo o la gallina eran animales venerados por ellos y que su carne no podía comerse, tal y como hacen, por ejemplo, los mozos extremeños una vez concluido el lance de la decapitación. Otros investigadores señalan como origen de esta fiesta a la Equiria, un festival romano en honor al dios Marte que se celebraba el 27 de febrero y el 14 de marzo. Su desarrollo estaba vinculado a la preparación de las próximas campañas militares. Se celebraba en el Campo de Marte y el símbolo dominante en este ritual era el valor y la destreza física cuyo máximo exponente se reflejaba en las carreras de caballos137. Otra interpretación bastante extendida es la que relaciona la ceremonia de los gallos con un antiguo ritual destinado a procurar la fertilidad de la tierra por medio de la sangre del gallo, como sustituto del antiguo rey del territorio, que debía ser ejecutado para que no se volviera estéril y diera sus frutos regularmente138. El gallo es un elemento simbólico, que para unos encarna la etapa del ciclo vital que el quinto o mozo debe superar para convertirse en adulto y para otros sintetiza todo lo malo y negativo de la comunidad; ciclo vital y purificación que se alcanza cuando el gallo muere… Igualmente se ha tenido al gallo como espíritu del cereal, pues fue una creencia muy generalizada en toda Europa que las plantas —y entre 137 Según estudios de RODRÍGUEZ PLASENCIA, 2013. 138 BARROSO, 1994, 53.
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ellas las mieses— estaban animadas por una fuerza o espíritu que favorecía o animaba su crecimiento y su productividad. También existe la interpretación según la cual el gallo era uno de los animales que en una amplia zona de Europa simbolizaba un espíritu maligno que se refugiaba en las mieses y que era necesario combatir simbólicamente como forma de asegurar una buena cosecha, así como protegerla, lo cual puede aportar una nueva perspectiva que se añade al rito, pues aparte del claro componente de iniciación se le suma, enriqueciéndolo, este otro componente simbólico de fertilidad-productividad139. Costumbre que ha arraigado en varias localidades extremeñas como es el caso de Robledillo de Trujillo y que aún pervive durante el carnaval. Nueve días antes del último sábado del mes de mayo se trasladala imagen de Santa Magdalena desde su ermita hasta la iglesia, donde se reza y se vela por ella. Una vez transcurridos los nueve días, el último sábado de mayo, la imagen es trasladada a la ermita, acompañada de jinetes a caballo engalanados, se celebra la misa extremeña en la ermita y la Romería de Santa Magdalena. Su tradición se remonta al siglo XVI. Fiesta de San Antonio, el día 13 de junio se realiza una ofrenda al santo y se hace un baile. Día de San Pedro Apóstol (29 de julio), es el patrón de Robledillo de Trujillo, Antiguamente se sacaba el Corpus Cristi de procesión. También está la conocida popularmente como Feria Grande de Ganado, durante la cual tiene lugar el “certamen de ganado”, que se celebra el 19 de mayo. Esta feria se fundó el 8 de junio de 1946, realizándose durante dos años en esta fecha. Los sucesivos se trasladaron al 19 de mayo, quedando como fecha única. Además, en este día se realizan otras actividades como: exposiciones de productos de la tierra, muestras de trabajo con mimbre, barro, cerámica y otros; muestra de dulces. En las fiestas de agosto, la primera semana del mes, se organizan actos deportivos (concursos de pesca, torneos, juegos lúdicos) y culturales para todas las edades. La fiesta conocida como los “ofertorios” se celebra el tercer domingo de septiembre. En esta fiesta se realiza una colecta de alimentos, bebidas y plantas, como pueden ser dulces, quesos, frutos típicos de la tierra, vinos, licores. Los habitantes del pueblo realizan esta donación desinteresada, 139 BENITO RIESEO, 2006.
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para realizar una subasta que se celebra en la Plaza Mayor, presidida por el sacerdote y las autoridades, amenizando dicha fiesta con un baile público. Los fondos recaudados son destinados a la iglesia.
La fiesta de todos los Santos se celebra el 1 de noviembre. Los jóvenes celebran un día de romería en el campo, y muchos de ellos marchan a la finca de “Los Alijares”, lugar en el que se celebra la romería. El día 2 de noviembre se celebra una misa en el cementerio, en memoria a los difuntos que están enterrados en el mismo.
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Carrera de gallos (foto Paulino Hernández Cobos)
Detalle de un jinete (foto Paulino Hernández Cobos)
Fiesta del agua, Carnavales (foto Paulino Hernández Cobos)
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Procesión de Santa Magdalena (foto Paulino Hernández Cobos)
Salida de Santa Magdalena de la ermita
Festividad de Santa Magdalena en su ermita
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Procsión de la Verónica (foto Paulino Hernández Cobos)
Procesión de Cristo yacente, Semana Santa (foto Paulino Hernández Cobos)
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La Verónica a su paso por la iglesia (foto Paulino Hernández Cobos)
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ProcesioĚ n del Cristo de Medinacelli
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El Encuentro, La Verónica y el Resucitado (foto Paulino Hernández Cobos)
Resucitado en procesión (foto Paulino Hernández Cobos)
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Feria grande de Ganado
En la Feria de ganado
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A la romería (foto Paulino Hernández Cobos)
Los ofertorios
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Cuento didáctico inspirado en la historia y costumbres de
Robledillo de Trujilo
ROBI, EL HALCÓN MILENARIO Florentino Escribano Ruiz
Dedicado a mi amigo José Antonio Ramos Rubio, porque con sus escritos históricos eleva el espíritu cultural y solidario de los pueblos de Extremadura.
Robi, el halcón milenario
Capítulo I LA NIÑA DEL AVE FÉNIX
E
rase una vez un halcón que volaba todos los días por los espacios del cielo azul de Robledillo de Trujillo, surcando los inmensos robledales de la sierra. Todo daba a entender que ese halcón era como los otros halcones, pero se diferenciaba de los demás porque cuando muere entre el fuego, resurge de sus cenizas. Precisamente, eso le sucede cuando llega al último año de sus quinientos años de vida. Entonces, espontáneamente se cobija en su nido, se acurruca envolviéndose entre sus alas; sus plumas se incendian, y de sus cenizas resurge un nuevo y admirable halcón que seguirá volando por las corrientes de aire que se mueven por encima de las copas de los árboles de este precioso pueblo. Así hablaba el maestro de la escuela de Robledillo de Trujillo cuando, Marta, una niña de 8 años, levantó la mano para pedir la palabra y dijo: —Esa historia ya me la sé, señor “profe”. Ese halcón se parece a la leyenda del Ave Fénix que es un pájaro mitológico que resurge de sus propias cenizas cada 500 años. A mí me gusta tanto esa narración que cuando duermo me imagino en sueños que voy volando agarrada a las plumas de su larga cola. —Sí, tienes razón, Marta, -respondió el maestro-, pero has de saber que, Robi, así se llama el halcón de Robledillo, es un ave que existe de verdad; bueno, más bien a él no lo verás jamás, pues no se deja ver por los seres humanos; pero sí podrás ver al halcón peregrino, que es el ave más rápida porque sobrepasa los trescientos Kilómetros por hora cuando vuela en picado, y llega hasta los cien kilómetros por hora en el vuelo recto -añadió el maestro. 175
Florentino Escribano Ruiz
Marta, era tan apasionada por conocer el mundo de las aves, que se le encendían los ojos de satisfacción con aquellas explicaciones de su maestro. Poco después, el maestro continuó la información diciendo a todo el grupo de la escuela: —Cuando vayáis de paseo por los campos de Robledillo de Trujillo, observad que hay, también, otros halcones parecidos. Los que más abundan son los cernícalos primilla que son los halcones más pequeños de la especie denominada: “Falco naumanni”; ellos, también, tienen un rápido y elegante vuelo, potente vista y gruesas patas pues son expertos cazadores que agarran bien a sus presas para que no se les escapen. Tanto unas especies como otras saben dónde vive, Robi, nuestro halcón milenario, y se comunican con él para recibir la información que contiene la historia de nuestro pueblo. Marta no perdía de vista los gestos del maestro, y ayudaba al resto de los alumnos a crecer el interés por conocer a Robi, aquel halcón especial que vivía en un misterioso lugar de su pueblo. El maestro se sintió muy feliz y con ánimos para continuar avanzando con sus alumnos de la escuela. Entonces, siguió el relato diciendo:
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Robi, el halcón milenario
—Robi, el halcón milenario que renace de sus cenizas, se parecen a la leyenda del Ave Fénix, pero, Robi, tiene algo muy especial que le hace ser totalmente diferente. —Y, ¿qué es, señor maestro? —-preguntó Marta llena de intriga por saber en qué consistían esos poderes tan diferentes. El maestro, apasionado por completar toda la narración, contestó: —Mira, Marta, la magia y los poderes del halcón, Robi, consisten en que conserva en su memoria los conocimientos de nuestros antepasados. Él emite unos sonidos y los demás halcones los aprenden y los comunican cuando están en vuelo -dijo el maestro con mucho énfasis y seguridad y añadió: —Esto sucede constantemente, pues nuestro halcón milenario permanece en vida, como el Ave Fénix, durante quinientos años, hasta que le llega el momento de posarse definitivamente en su nido esperando a que las llamas le transformen en ceniza; pues de ellas nacerá el nuevo halcón milenario que mantendrá la información del pasado y, además, añadirá la nueva información durante otros quinientos años; de esa manera continuará viviendo, sucesivamente, de por vida, —terminó diciendo el maestro. Tanto los niños como las niñas de la escuela estaban maravillados oyendo las enseñanzas de su querido maestro; pero la curiosidad creció aún más cuando el maestro les reveló un secreto que jamás había contado a nadie. —Yo soy domesticador de halcones y sé descifrar la información que transmiten sus sonidos —-dijo el maestro con la voz emocionada. —¡Que usted conoce el lenguaje de los halcones! —exclamó Marta llena de admiración ante el descubrimiento de ese secreto y de la maravillosa cualidad que tenía su maestro para entender el lenguaje de los halcones. —¡Claro que sí! —-respondió con humildad el maestro—. Y, dado que muestras interés por esta historia, os la podré explicar, poco a poco, en días sucesivos. ¿Lo aceptáis? —preguntó mirándolos fijamente. 177
Florentino Escribano Ruiz
El grupo entero se quedó mudo por unos instantes. Quizá por sus cabecitas recorría la misma duda y el mismo interés por preguntar cómo y dónde su maestro había aprendido a descifrar el mensaje de los sonidos de los halcones. Pero, tras aquel breve suspiro de silencio, se oyó un grito unánime que decía: —¡SÍ. Lo queremos conocer! —-respondieron en grupo manifestando gran emoción y alegría.
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Capítulo II BUSCANDO AVES
n día de escuela, el maestro organizó una jornada de estudio y de diversión en el campo. Acudieron a ella todos los escolares con sus mochilas repletas de prismáticos, cámaras fotográficas, libretas de apuntes, bocadillos, bebidas y golosinas, para pasar el día estudiando y divirtiéndose en el campo. 178
Robi, el halcón milenario
Lo primero que hizo el maestro fue dar a sus alumnos una hoja con una lista donde estaban escritos los nombres de las diferentes aves que pueblan esa zona. El objetivo era conseguir ver el mayor número de ellas, y aprender a diferenciarlas por algunas características de sus modos de vida. Al terminar la jornada pusieron en común el resultado de sus investigaciones: Unos grupos anotaron el nombre de las aves que vieron: abejarucos, abubillas, águilas culebreras, avión común, vencejos, avión roquero. Otro grupo añadió el nombre de otras aves como la calandria, la cigüeña blanca, el críalo, el estornino negro, y la golondrina dáurica. El último grupo anotó al milano negro, el milano real y el rabilargo. El maestro consideró que sus alumnos habían logrado un alto nivel de aprendizaje debido a la gran observación de aves que consiguieron anotar. Solamente tuvo que añadir que, también, se pueden observar por las noches algunas lechuzas, búhos y mochuelos; y que, en otras épocas se pueden ver buitres leonados e incluso buitres negros; y que en el verano más avanzado, a veces, acuden sisones y avutardas. Todo iba muy bien, pero, Marta, la gran entusiasta de los pájaros, se dio cuenta de que en su lista había un hueco libre con el nombre de un ave que nadie había señalado. —-¿Cómo es posible que no hayamos visto ningún ave de la familia de los halcones? —-preguntó con cierto nerviosismo y con aire de misterio. El maestro, rápidamente, salió al paso diciendo: —-Es que hoy los halcones me han comunicado que solamente teníais que observar y conocer al resto de aves que habitan en los campos del pueblo. Mientras vosotros hacíais 179
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esa observación, los halcones se han reunido con Robi, el halcón milenario actual que resurgió de las cenizas. Ellos conocen la historia antigua de Robledillo de Trujillo y me la transmitirán en su lenguaje de sonidos para que yo os la cuente en los días sucesivos. Terminaron de comer la merienda y regresaron a sus casas con ganas inmensas de volver a la escuela al día siguiente, para escuchar cómo el maestro les seguía contando la historia de su querido pueblo.
Capítulo III
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LA PIEDRA DEL GUERRERO
n otra ocasión, el maestro sabio llevó a sus alumnos a visitar el Museo Arqueológico de Cáceres, un lugar donde se mostraban al público unas losas de piedra con forma irregular, en la que se hallan unos grabados, muy antiguos, realizados en la cara más plana. El maestro, tras abrir un libro que llevaba como guía de apoyo, les explicó los aspectos generales de aquellos monumentos de piedra y dijo: —-En estas piedras se representan símbolos cuyos significados todavía no se saben descifrar con plena certeza. Por lo general, se piensa que pertenecen a divinidades o a grandes señores a los que se quiere recordar en reconocimiento por sus hazañas, por sus actos heroicos o por su fallecimiento. 180
Robi, el halcón milenario
Entre los personajes más representados están los guerreros ataviados con casco, lanza, espada y grandes escudos formados por círculos concéntricos en cuyo interior se señala el asa o agarradero. En otras estelas se añaden otros símbolos que los historiadores están tratando de encontrar su significado.
Todo aquello, en aquel espacio del museo y entre todas las estelas perfectamente conservadas, despertó mucho interés en todo el grupo escolar. De pronto, un niño, llamado Aimar, que le gustaba mucho pensar, preguntó al maestro:
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—- ¿Por qué hacían estas señales en las piedras? ¿Qué mensaje tiene esto? El maestro rápidamente respondió: —-No se conoce muy bien la función exacta que cumplían estas grandes piedras; pudieran ser marcas que señalizaban el territorio, o las rutas comerciales. Las estelas son señalizadores de tumbas para indicar dónde se encontraban enterrados. También pudieran ser elementos que señalan la morada del alma del fallecido, recuerdos de las personas y otros honores —-indicó con firmeza. El maestro notó que el grupo, al completo, tenía dificultad para entender aquellas respuestas para esas grandes preguntas; pero, aun así estaban totalmente interesados por descubrirlo. Entonces, se dirigió hacia la piedra encontrada en Robledillo de Trujillo y se pusieron de frente mirándola fijamente. El maestro tomó la palabra y les dio estas pistas para que ellos mismos reflexionaran: -Observad, ahora, los grabados — que hay en esta piedra o estela de Robledillo de Trujillo. Mirad que hay unos gráficos bien definidos donde se destaca el escudo de un guerrero, una espada y una lanza. El escudo ocupa la parte principal de la estela como motivo central de toda la escena. Los niños le escuchaban con suma atención tratando de desvelar, cuanto antes, aquel misterio, pero el maestro siguió aportándoles mayor información: 182
Robi, el halcón milenario
—-Este grabado con figuras esquemáticas nos aporta nuevos datos: sin duda, esta estela que veis, perteneció a un guerrero de Robledillo de Trujillo y la colocaron de pie, el día de su enterramiento, al lado del hoyo donde sepultaron su cuerpo. Fue un guerrero importante, por eso, logró el reconocimiento de su tribu, pues, de otra forma, su tumba hubiese sido como las demás, y nadie le hubiera ensalzado con este monumento. El gráfico del escudo destaca la capacidad que este guerrero tuvo para la defensa y, al mismo tiempo, resalta su habilidad para el ataque mostrando su lanza y su espada bien afilada —-afirmó el maestro. Los niños escuchaban con atención sin perder una palabra, pero, Aimar, el niño que tanto le gustaba pensar, preguntó: —-Y, entonces, ¿por qué en la estela de Robledillo de Trujillo no han representado la figura humana del guerrero, como está en otras estelas que se han encontrado en los alrededores? —-Mira, Aimar, tienes que comprender que en aquellos siglos de la edad de bronce, hace ya más de tres mil años, se transmitían los mensajes de otra manera diferente a la nuestra. En muchas ocasiones, lo importante no era representar la figura de la persona, sino las habilidades que demostraban tener para la defensa o para la guerra —-añadió el maestro, y continuó diciendo: —-Cuando en la estela se representa la figura del guerrero se indica que ha sabido defenderse con maestría, tanto con el escudo como con la lanza y la espada. Pero en otras ocasiones no se graba la figura del guerrero, porque la magnitud de la propia piedra ya representa la grandeza de la persona a la 183
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que se le dedica ese monumento, ya sea guerrero o por ser un influyente en su tribu —-aseguró el maestro manifestando su sabiduría y dando un respiro de satisfacción. Entonces, ¿no sabemos nada del guerrero de Robledillo de Trujillo? —-preguntó, de nuevo, Aimar con mucha educación. El maestro se quedó pensativo y esa pregunta le dio la sugerencia para preparar la siguiente excursión a un lugar que, probablemente, tenía algo que ver con el nacimiento del guerrero; pero, antes, tenía que pasear por el campo para escuchar a los halcones, y descifrar la información que el halcón milenario les había transmitido aquel día.
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Capítulo IV LA MADRE DEL GUERRERO
a primavera estaba en pleno esplendor. Los campos de Robledillo de Trujillo lucían sus mejores colores de diferentes tonos de flores acogidos en el manto de un tapiz de hierba con un vivo color verde. El maestro esperaba un día así de espléndido para llevar al grupo escolar a un paraje misterioso por su significado. Llegó el día señalado y el maestro con sus alumnos, se dirigían hacia una finca cercana a la dehesa de Campoviejo. El camino no era largo y estaba lleno de fincas separadas por paredes de piedra seca. Era muy bello a la vista contemplar la armonía de las líneas que marcaban las fincas donde estaban las vacas pastando. Todo hacía posible que la ilusión por llegar a la roca de la Resbaladera estuviera por todo lo alto. Llegados al sitio donde estaba la “peña sacra” de la Resbaladera, así llamada por los estudiosos y expertos, el grupo escolar se puso en disposición de escuchar las explicaciones de su maestro. Se hallaba esa roca al lado de un camino que tenía acceso desde el mismo pueblo. La roca era muy grande y no muy alta. Tenía formas redondeadas, y en ella se destacaba 184
Robi, el halcón milenario
una hendidura curva, parecida a un tobogán, por donde se deslizaban o se resbalaban intencionadamente algunas mujeres, siguiendo un ritual mágico y específico para conseguir su objetivo. Muy cerca de la roca hay dos manantiales: uno a su derecha y el otro a su izquierda, con abundante agua que recogen de las corrientes subterráneas de la sierra cercana. Todo ese entorno de agua, desde tiempos muy antiguos, le dio el privilegio de ser considerada una resbaladera con poderes especiales.
El maestro, en días anteriores, consiguió oír los sonidos de los pequeños halcones; eso le dio fuerzas y mayor seguridad para explicar a los niños la información que el halcón milenario llevaba en su memoria. Reunió a los niños frente a la roca y les dijo: —-Estamos frente a una de las resbaladeras que forma parte de las “peñas sacras” de la península Ibérica. Aquí, hace muchos miles de años, ciertas 185
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personas, especialmente las mujeres, realizaban rituales para conseguir los deseos que llevaban en su corazón. Siguiendo la memoria del halcón milenario os puedo asegurar que a esta resbaladera llegó un día la madre del guerrero. Sí, la madre de ese guerrero al que dedicaron la estela con el grabado del escudo y las armas. Entonces, el niño Aimar, le preguntó: —-Me puede explicar, por favor, ¿a qué vino aquí la madre del guerrero? El maestro con toda su paciencia le dio la siguiente respuesta: —-La madre del guerrero vino hasta aquí, precisamente a esta peña, para cumplir el ritual de la fecundidad pues, según la leyenda, era un lugar mágico donde acudían las mujeres que pretendían casarse en un año, y también, las que de deseaban tener un hijo —-explicó el maestro y continuó diciendo—-: ese día la madre del guerrero subió a esta roca de unos dos metros de altura, y se situó hacia el centro de la roca. Después se sentó sobre la zona que tenía forma de canal, ya desgastado por el uso; dio un impulso para deslizarse sobre la resbaladera, y sin peligro alguno, llegó hasta el suelo. Repitió este gesto unas cuantas veces para pedir, tanto a la naturaleza como a los manantiales de las aguas que la rodean, que le concediera un hijo varón. El sol y el aire fueron testigos de ese ritual, y también un halcón majestuoso que revoloteaba por el cielo por encima del cuerpo de la madre, en ademán de una misteriosa protección —-concluyó el maestro.
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Robi, el halcón milenario
El grupo escolar se quedó admirado ante esa explicación, pero les pareció muy extraño todo lo que hacían antiguamente para tener un hijo. Nadie hizo preguntas, y el maestro siguió la explicación diciendo: —-Transcurridos los meses necesarios, nació un precioso niño, fuerte y muy inquieto. A medida que el niño iba creciendo en edad, se hizo amigo de los pájaros, sobre todo de los halcones, y consiguió tener confianza con el más grande de todos ellos. Sus padres estaban muy contentos con aquel hijo que tenía tantas habilidades. Pasaron algunos años, y aquel niño que empezó con su halcón favorito pasaba ratos incansables en los campos de Robledillo de Trujillo ensayando técnicas de vuelo y de caza, de tal manera que no solo consiguió domesticarlo sino que, sobre todo, aprendió a comunicarse con él, descifrando los mensajes que expresaban sus diferentes sonidos. Cuando el niño llamaba a Robi, ese es el nombre del halcón, Robi acudía al instante, se posaba en su brazo que estaba protegido por un guante de cuero, y comía de su mano. Se trata de un halcón especial, tan especial que es el mismo halcón que voló por el cielo el mismo día que la madre del guerrero realizó los ritos de la fecundidad en la “peña sacra ” de la resbaladera cercana a la Dehesa de Campoviejo. Todo el alumnado de la escuela: niños y niñas, sin excepción, estaban expectantes por saber cómo terminaría aquella historia. Ahora sí que todo el alumnado mostraba mayor atención y curiosidad. Entonces, el maestro continuó la narración añadiendo nuevas noticias que contó de la siguiente manera: —-El joven aquel se hizo adulto, y se entrenaba en el arte de defenderse con el escudo, en el manejo de la lanza y en el de la espada. Llegó a ser un gran guerrero muy valorado, porque defendió siempre a su pueblo. El halcón le seguía a todas partes y le protegía enviándole sonidos para prevenirle de los ataques y peligros. 187
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Cuentan que el guerrero volvió a estas tierras, vivió feliz; murió serenamente en la vejez, y fue enterrado en una tumba en la que colocaron, precisamente, esta estela funeraria en su honor; pero murió sin saber que aquel maravilloso halcón tenía los poderes especiales, como el Ave Fénix, para vivir durante quinientos años, y volver a resurgir de sus cenizas. Así terminó la explicación el maestro, y así terminó aquel precioso día acompañado de juegos y alegría. Cuando llegó la hora adecuada, el maestro recogió a sus alumnos y volvieron a casa por el mismo camino. Los niños contaron a sus padres las cosas tan extrañas que habían aprendido. Marta y Aimar, que eran primos, se dirigieron a la casa de sus abuelos, Agustín y Milagros, para contarles todo lo que había aprendido. Todos estaban deseosos de volver a la escuela para que su maestro les diera a conocer otros episodios del pueblo de Robledillo de Trujillo.
Capítulo V
L
LAS PIEDRAS DE LA MUERTE
a vida en el pueblo seguía su rumbo normal. El maestro de la escuela preparaba materiales para despertar en sus alumnos mayor interés por conocer la historia de su pueblo y, desde ella, ampliar la cultura. Llegaba la unidad didáctica de estudiar la presencia de los romanos en la historia antigua de España y del mundo. Durante la dominación romana, Robledillo de Trujillo se situaba en una zona de encrucijadas por donde discurrían varias vías importantes que conducían a Trujillo, Cáceres, Mérida y a otras poblaciones. El maestro tuvo la ocurrencia de impartir esa enseñanza haciendo un recorrido por algunas calles del propio municipio, descubriendo fachadas de casas y paredes en las que se encuentran piedras empotradas en las jambas de las puertas, en dinteles de casas particulares, a veces con escritos, y otras decoradas con adornos de un creciente lunar y dos puntas de lanza. 188
Robi, el halcón milenario
Llegó el día de clase y el maestro hizo equipos de trabajo que siguieran rutas diferenciadas, siguiendo un mapa con un laberinto de calles por donde encontrar las correspondientes piedras con inscripciones romanas. Cuando se acabó el tiempo de la búsqueda, el maestro reunió a los diferentes equipos y comentaron los datos que encontraron. El maestro resumió la actividad diciendo a sus alumnos: —-Habéis trabajado muy bien encontrando las piedras romanas marcadas con los epígrafes funerarios en las que pueden leerse varias informaciones como: los nombres de personas fallecidas, el año y el deseo de vivir felices en la muerte escribiendo en latín: “sit tibi terra levis”, que es un deseo para expresar: que la tierra te sea llevadera, o como decimos ahora: ¡descansa en paz! Pero de nuevo, el pensador, Aimar, quería investigar en todas aquellas piedras que estaban relacionadas con la muerte, y se atrevió a preguntar al maestro: 189
Florentino Escribano Ruiz
—-¿Cómo hacían los romanos para dar sepultura a los muertos? El maestro echó mano de la memoria de sus estudios, pero, sobre todo de la información que los halcones le habían transmitido, y se lo explicó a los niños de la siguiente manera: —-El rito funerario de los romanos comprende un conjunto de actos religiosos. Los cementerios estaban fuera de las poblaciones y eran visitados con frecuencia para llevar a los muertos ofrendas de comida y vino. Les hacían monumentos y ponían inscripciones en piedra para que se recordara su nombre. Enterraban a los difuntos en un sarcófago decorado con relieves de escenas mitológicas y de la vida cotidiana. —-¡Oh, qué interesante! —-exclamó Aimar con un conjunto de niños— ¿Nos puede añadir más detalles? —-preguntó con insistencia. —-Sí, claro. Encantado —respondió el maestro— y dijo: —Antes de enterrarlos preparaban el cuerpo del difunto. Cuando una persona moría en su casa, los miembros de la familia y los amigos se reunían alrededor del lecho de muerte. El pariente más cercano le despedía con un último beso, y le cerraba los ojos. Los familiares comenzaban a llorar repitiendo el nombre del difunto. Después colocaban el cuerpo en el suelo, lo lavaban y lo perfumaban. A los ciudadanos varones se les vestía con una toga También existía la costumbre de colocar una moneda sobre la boca del difunto, recordando en mito de Caronte. Marta, al oír la palabra mito, volvió a interesarse para saber el contenido del mito de Caronte con mayor precisión, y preguntó: 190
Robi, el halcón milenario
—¿Quién es Caronte? Nunca oí hablar de él. Me lo puede explicar, por favor. El maestro, armado de paciencia, respondió con mucho agrado: —La costumbre de la moneda se explica porque en el mito de Caronte, él es el barquero que transportaba las almas de los recién muertos al otro lado del agua -un lago, río o pantano— que separaba el mundo de los vivos del mundo de la muerte. Para poder pasar tenía que pagar una moneda que prometía la entrada al sitio de la vida. A veces ponen al difunto dos monedas. La segunda le sirve para pagar el viaje de vuelta a un renacimiento simbólico. — ¡Qué interesante! —exclamo Marta, dándole las gracias. El maestro aportó más información diciendo: —Gracias a los relieves de los sarcófagos conocemos más detalles de los entierros. Allí se representan escenas donde son acompañados por un cortejo fúnebre que acompaña con antorchas al difunto para llevarlo a su sepulcro. A veces llevaban músicos, otras «lloradores» para mostrar al fallecido que era un ser importante y reverenciado por otros. Se proclamaba un elogio como un discurso de alabanza al muerto. Se escribía un epitafio o frase de elogio en la lápida. Ofrecían sacrificios de animales como ofrenda, asaban la carne y cada grupo comía una parte mientras se rociaba la tumba con una bebida y se perfumaba con incienso. Al noveno día, después de la muerte, se hacía un ritual religioso y así terminaba el periodo de luto completo. Con estas explicaciones terminó el maestro su sabia explicación. Los niños se quedaban admirados. Nunca habían imaginado que en las fachadas y paredes de sus casas había tanta información sobre los ritos funerarios que hacían los romanos. Cuando llegaron a casa se lo contarían a sus padres, siguiendo los consejos del sabio maestro que aprendía del leguaje de los halcones. 191
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Capítulo VI EL ENCANTAMIENTO DE LA DONCELLA Y LA CUEVA DEL TESORO
l maestro sabio estaba preparando la clase para explicar a sus alumnos los hechos más notables de la Edad Media por aquellos lugares. Los musulmanes habitaron estas tierras durante muchos siglos hasta que las tropas cristianas conquistaron la villa de Trujillo en el año 1233 por el rey Fermando III. Desde ese momento la historia de Robledillo de Trujillo se mantuvo unida a la de Trujillo, pues era la ciudad desde donde se ejercía el control de las aldeas y pueblos que conformaban el territorio trujillano, atendido por grandes señores que ocuparon importantes cargos en la corte, como Pedro de Zúñiga y el linaje de Escobar. Este pueblo fue tan leal y generoso que en tiempos del rey Felipe II se comprometió con la Corona a abonar anualmente ochenta fanegas de trigo. Los reyes se mostraron muy agradecidos, y por esta donación concedieron al pueblo el privilegio de que el municipio tuviera una argolla con derecho a asilo, es decir, que los perseguidos por la justicia, al agarrarse a la argolla colocada en un edificio público, quedasen exentos de ser castigados y encarcelados. Todo el grupo escolar manifestó su alegría con un fuerte aplauso de reconocimiento a las personas de aquella época. Pasaban los días y el maestro de escuela seguía pensando en la innovación de recursos para transmitir a sus alumnos el interés por la historia. Los paseos del maestro por el robledal eran su delicia y su descanso, aunque su mente siempre estuviera en constante dinamismo. Él iba pensando en estas cosas cuando un sonido de un halcón llegó a su mente y le conectó con la 192
Robi, el halcón milenario
melodía de la canción de un juglar que cantaba el Romance de la Infantina. Fue entonces cuando el maestro sabio se acordó de que el halcón milenario le contó lo que sucedió a Beatriz, una doncella perteneciente a las hijas de la familia de un conde que poseía fincas y casas solariegas en los territorios de Robledillo de Trujillo. Estaba seguro de que aquella historia le serviría para describir alguna aventura de algunos personajes que vivieron en las grandes mansiones del pueblo en la Edad Media. Un día, mientras los niños estaban en clase estudiando esta etapa de la historia, el maestro sabio les habló de los juglares diciendo: —-En la Edad Media los juglares eran personas que contaban y cantaban historias que siempre encerraban una enseñanza. Iban de pueblo en pueblo narrando aventuras de héroes que vencían en las batallas, y de ricos caballeros que solían alardear de sus éxitos en fiestas y riquezas; eso les daba prestigio para enamorarse de las doncellas, que así llamaban a las jóvenes hijas de los grandes señores que vivían en los palacios.
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El Romance medieval de la Infantina le pareció un buen recurso asequible a su alumnado. Fue escrito por un autor anónimo en castellano antiguo, pero el maestro se lo contó, a su estilo, cambiando el nombre de infantina por el de doncella para ambientarlo en el pueblo; así se lo cantó a sus alumnos: A cazar va el caballero, a cazar como solía, los perros lleva cansados, el halcón perdido había. Cuando se acercó la noche en aquella montaña oscura se arrimó a un hermoso roble con una forma muy pura. El tronco tenía de oro, las ramas de plata fina, y en una rama más alta vio que estaba una doncella con peine de oro en sus manos que los cabellos partía; entre su pelo y el peine comparaciones no había: los cabellos de su cabeza todo aquel roble cubrían. Su nariz bien afilada, su cara rosa encendida; y los dientes de su boca de nácar y perlas finas, la luz de su claros ojos todo el monte esclarecía —-¡Oh válgame Dios del cielo! ¿Qué es lo que yo veía? y la apunté con la lanza por ver si era cosa viva. —-No te asustes, caballero, ni tu vida des vencida que persona real soy, y como tú fui yo nacida, pues hija soy de gran señora y de un conde de Castilla. Siete hadas me encantaron en brazos de mi madrina y así, durante siete años, esta será mi gran ruina comiendo las hierbas verdes, bebiendo las aguas frías.
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Robi, el halcón milenario
Hoy se cumplen los siete años, mañana se cumple el día; espérame, caballero, llévame en tu compañía, si quisieres, como mujer, y si no, como tu amiga. —-Esperadme vos, señora, hasta mañana, aquel día: iré yo a pedir consejo de una madre que tenía. La doncella, Beatriz, le respondió y estas palabras decía: —-¡Oh, desgraciado caballero que me deja sola en este día! Él se va a pedir consejo, y ella se queda sin compañía. Su madre le aconsejó que la tomase por amiga, mas cuando volvió el caballero no encontró roble, ni amiga: siete duques la llevaban, y un rey que mucho valía, su padre y sus siete hermanos, que ya en su busca venían. El caballero, muy triste, en el suelo se caía y desde que allí regresó, estas palabras decía: —-yo mismo seré mi juez y me impartiré la justicia: que me corten pies y manos y me arrastren por la villa, pues, hombre que un tesoro pierde, gran castigo merecía. El maestro terminó la lectura del romance de la doncella Beatriz. Los niños atendieron poniendo los cinco sentidos, como de costumbre. Pero era ya la hora de terminar la clase y solamente añadió un comentario educativo con esta reflexión que decía: 195
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—-El caballero aquel no aprovechó la oportunidad de ayudar a una persona en apuros, y eso trae sus consecuencias. Hay circunstancias en la vida que son tan urgentes que no pueden esperar. Hay que aprovechar la ocasión para salvar a una dama. Al caballero le faltó coraje y por eso buscó pretextos para huir y castigarse a sí mismo. Esa no es la solución, —-aseguró el maestro con firmeza-, sino que la solución está en prepararse para decidir bien en la próxima ocasión. —-¿No se sabe nada más de ese caballero del romance? —-preguntó el niño, Aimar, muy interesado por saber si rectificó su conducta. El maestro, que también sintió interés por investigar cómo vivieron aquellos hijos de las familias más distinguidas de la nobleza medieval, le contestó de esta manera: —-Claro que la nueva ocasión llegó para ese caballero de nuestro pueblo, Álvaro, ese era su nombre. Cuenta una leyenda que se alistó entre los hombres que acompañaron a Francisco Pizarro, nacido en la vecina ciudad de Trujillo. Se fue con él a las tierras de América acompañándolo como soldado en Perú en el imperio de los Incas. Y regresó a estas tierras, con Pizarro, desde el lejano Nuevo mundo. —-¿Trajeron tesoros a nuestro pueblo? —-volvió a preguntar Aimar, con curiosidad. El maestro, llegado este momento, dudó si seguir o dar por cerrado el relato. Su duda consistía en que no tenía datos para asegurarlo, pero se atrevió a contárselo tal como decía la leyenda. Entonces, prosiguió el relato diciendo: —-Cuenta la leyenda que en el territorio de la dehesa de Campoviejo hay un montículo, y debajo de él se hallan los resto de una cueva que conduce a una cámara subterránea en la que Pizarro y su fiel caballero, Álvaro, 196
Robi, el halcón milenario
escondieron unos cofres con grandes piezas de oro y piedras preciosas, pertenecientes al gran tesoro de los Incas de Perú. Cuenta la antigua leyenda —-insistió el maestro—- que previendo problemas de posibles robos del tesoro, hicieron un ritual en la zona de los campos de Trujillo con los que se activaban unos poderes malignos que un jefe de los Incas, experto en imponer maldiciones, había formulado para quienes osaran entrar a robarlo. La maldición del jefe Inca ha seguido vigente durante todos los siglos, y sigue aplicando sus crueles consecuencias pues por los alrededores aparecen huesos y restos de seres humanos de los que pasaron por esa zona con la intención de robar el tesoro de Pizarro y de su fiel caballero de Robledillo de Trujillo, Álvaro de los Arcos. Los niños de la escuela se quedaron boquiabiertos y con cierto temor por si alguna vez pasaban por aquel terreno del pueblo; pero el maestro, viendo que estaban un poco asustados, insistió en que la leyenda decía que la maldición solamente se activa cuando se tienen intenciones de robar.
Capítulo VII
E
TIEMPO DE REPENSAR.
l maestro sabio estaba envejeciendo y hoy se sentía más cansado de lo acostumbrado, pero eso no le impidió dar un paseo por las calles del pueblo. Necesitaba respirar el aire puro y escuchar el sonido de los halcones. Mientras caminaba, llevaba en su pensamiento buscar la manera de estudiar con sus alumnos de la escuela sobre la iglesia, la vida, la calle, la agricultura, el trabajo, las tradiciones… todo era conveniente en su justo tiempo y medida, pero, quizá, no era conveniente inflar con tanta información a sus alumnos. Ocasiones tendrán y libros a su alcance para adentrase en ello, —-pensaba el maestro para sus adentros—- si es que la curiosidad y el afán de hacerse preguntas les atrae. 197
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El maestro no tenía la menor duda de que el halcón milenario, seguiría en el pueblo, unas veces despierto y otras veces desaparecido entre las diferentes etapas históricas. También estaba seguro de que seguirían existiendo buenos maestros capaces de entender los códigos musicales de los halcones que renuevan el conocimiento. Iba pensando en estas cuestiones cuando se paró a descansar sentándose en la piedra que estaba bajo un esbelto roble. Dio un respiro de alivio y nuevos pensamientos le siguieron dando vueltas en su cabeza. El maestro estaba preocupado por el futuro del pueblo y pensó que en la actualidad, tendría que hacer muchos esfuerzos para continuar vivo manteniendo una población respetable tanto en su calidad juvenil como en el número de habitantes, pues solamente si continúan las personas se podrá cuidar el patrimonio artístico de la iglesia con sus varios estilos, las cruces de término a la entrada y salida de caminos, los restos arqueológicos que provienen de otros tiempos y las edificaciones rurales tan sencillas y armoniosas como las paredes que separan las fincas. 198
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Todo eso pensaba y se preguntaba ¿quizá en el futuro todo se adapte? —-y a sí mismo se respondía oyendo una voz que en su interior le decía: —-quizá suceda como ocurrió en otras épocas con los cultos paganos cuando el cristianismo adaptó las celebraciones antiguas integrándolas en las celebraciones de sus festividades cristianas… No paraba de darle vuelta a su cabeza con esas profundas reflexiones, tan preocupado como estaba por mantener el futuro de ese pueblo tan amado. No había manera de sofocar aquel torbellino de ideas que acudían a la mente del maestro. Sus preguntas se hacía y sus respuestas se daba de esta manera: —-¿Quién mantendrá las tradiciones populares como la de los Carnales, que se inicia por la mañana del martes de carnaval? —-se reía el maestro recordando cómo un grupo de pasacalles, a primera hora de la mañana, iban despertando a los habitantes del pueblo. Después comenzaba la fiesta del agua en la cual las mujeres de la localidad mojan a los hombres que pasan por la plaza, tirándoles cubos de agua para despertarlos, ya que se piensa que los hombres al estar cansados de la fiesta del martes de carnaval, se dedicaban a dormir y no querían levantarse, por lo que las mujeres les echaban agua para despertarse. La tarde iba cayendo y el maestro notaba ya el cuerpo envejecido. Se levantó de la piedra y se puso en dirección de volver a su casa; sin embargo, otros pensamientos sobre las tradiciones del pueblo, acudieron a su cabeza: 199
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—-¿Quién mantendrá el rito de correr los gallos en carnaval, tradición recuperada de los cultos antiguos y de las antiguas deidades que acompañaron con fidelidad y pureza a otros pobladores de la antigüedad? Mucho pensar, pero no tuvo más remedio que aceptar lo que parece inevitable: estos pueblos se vacían de personas, pero lo peor es que con ellos se vacían las mentes de los pocos y ancianos pobladores, hasta que solamente quede la memoria del halcón milenario. Así filosofaba el maestro con la tristeza de ver que, por desgracia, su pensamiento iba en camino de hacerse realidad. Llegó la noche. El maestro se cerró en su casa y con un gesto de mirada triste, y al mismo tiempo sereno, se fue a descansar, con el deseo de soñar un futuro esperanzador.
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EPÍLOGO
olamente falta un día para que, Robi, el halcón milenario cumpla quinientos años y vuelva a resurgir de sus cenizas. Este viejo halcón regresará mañana a su nido: se cobijará en él, se acurrucará envolviéndose entre sus alas; sus plumas se incendiarán, y de sus cenizas nacerá un nuevo halcón que seguirá volando por las corrientes de aire que circulan por encima de las copas de los árboles de Robledillo de Trujillo. 200
Robi, el halcón milenario
No se sabe el tiempo real que, Robi, el nuevo Halcón Milenario permanecerá en su nido, hecho entre las rocas, y que nadie ha visto ni podrá ver jamás. Pero él seguirá emitiendo los sonidos con los que continuará transmitiendo a otros halcones los nuevos conocimientos que, gracias a su poderosa vista, ha acumulado durante su larga historia. Los pequeños halcones se encargarán de irradiar la nueva historia que escribirán los habitantes de Robledillo de Trujillo. Faltaba solamente un día para que al ya muy anciano maestro le llegara la muerte. Era una elocuente coincidencia que en el mismo día resurgiera de sus propias cenizas un nuevo halcón milenario, y que el mismo día se daba sepultura al cuerpo de un sabio maestro, muy anciano, que la tierra lo convertiría en cenizas. ¿Son cosas normales? ¿Son hechos especiales? El nuevo halcón milenario sabe que el maestro murió orgulloso de haber dedicado su vida, apasionadamente, volcado en la educación de niños y niñas maravillosos. El nuevo halcón milenario sabe que el maestro muere orgulloso por haber sabido interpretar los mensajes positivos que le transmitían los sonidos de los halcones. El maestro sabio murió sin saber que él era descendiente directo de aquel guerrero, con escudo lanza y espada, que por primera vez domesticó al primer halcón milenario del que aprendió a comunicarse con el lenguaje de los halcones. El maestro sabio murió sin saber que el halcón milenario es el mismo que revoloteaba el día en que la madre del guerrero realizaba los ritos de fecundidad en la “peña sacra” de la roca resbaladera. ¿Surgirá otro maestro en Robledillo de Trujillo, u otra persona experta en comprender el lenguaje de los halcones, para contar la historia a los habitantes del futuro? Y colorín colorado este cuento no se ha acabado, pues, tú puedes ser la persona que dé el relevo a lo que el buen maestro de este pueblo, te ha contado. Florentino Escribano Ruiz 201
Florentino Escribano Ruiz ACTIVIDADES PARA TRABAJAR EL CUENTO:
ROBI, EL HALCÓN MILENARIO de Robledillo de Trujillo (Cáceres) 1.- ÁREA DE COMUNICACIÓN Y LENGUAJE 1A.- Haz un breve resumen de cada capítulo. Inventa tus propios títulos y léelo en voz alta. 1B.- Haz una recopilación de leyendas, refranes o anécdotas del pueblo. Con ellas configura una narración con un personaje y un guión que las reúna. 1C.- Lee en voz alta el romance de la doncella. Selecciona las palabras que te resultan más difíciles de entender y elabora con ellas un pequeño diccionario. 1D.- Analiza el argumento del romance y escríbelo, a tu manera, narrándolo en prosa. Recoge información sobre el mito del Ave Fénix y el de Caronte.
2.- ÁREA DE CONOCIMIENTO DEL MEDIO -2A.- Haz una excursión al campo, como los niños del cuento: anota las características del paisaje y de las aves y otros animales que hay en el entorno. -2B.- Organiza los aspectos geográficos: la fauna, la flora, construcciones antiguas… después consulta el libro del pueblo y escribe lo que coincide con tus investigaciones. Añade lo que te falta.
3.- ÁREA DE CIENCIAS SOCIALES -3A.- Describe las principales civilizaciones que han tenido contacto con el pueblo de Robledillo de Trujillo. Indicando los aspectos históricos y sociales más relevantes. -3B.- Escribe algunas características de la estela del guerrero del cuento. Investiga sobre otras estelas ampliando información en fuentes históricas. -3C.- Haz un estudio sobre los grupos y organizaciones que muestran interés por el turismo ornitológico. Organiza una ruta animando a que conozcan las aves del pueblo. 202
Robi, el halcón milenario
4.- ÁREA DE EXPRESIÓN PLÁSTICA -4A.- Haced una exposición de estelas parecidas a las del guerrero de Robledillo de Trujillo. Montad un taller para reproducir grabados, parecidos a los antiguos, en materiales blandos. -4B.- Haced una exposición artística de iconos (“emoticonos”) actuales, que transmitan informaciones para la vida cívica y social actual, imitando a los grabados de las estelas o de las placas funerarias de los romanos. -4C.- Atrévete a hacer un mural haciendo fotos a las inscripciones romanas que hay por el pueblo. -4D.- Haced una exposición con dibujos o fotos de las aves que se nombran en el cuento. Se pueden añadir otros animales que no se han nombrado, pero que existen en el entorno.
5- ÁREA DE HIGIENE Y SALUD -5A.- En vuestra excursiones por el campo observad cómo están cuidados los árboles; si el robledal está limpio. Si se cumplen las normas para que los abonos químicos no sean excesivos ni peligrosos para la salud de animales y plantas. -5B.- Haced un escrito al ayuntamiento presentando medidas de mejora para la salud ambiental y la salud e higiene de lugares y personas.
6.- ÁREA DE CULTURA DE LAS RELIGIONES -6A.- Haz una investigación para descubrir las creencias religiosas de los antiguos pobladores de Robledillo de Trujillo. Describe aquellas que te parecen más curiosas. -6B.- En la iglesia del pueblo hay muchos símbolos e imágenes que representan ideas y personajes. Haced un estudio sobre ello descifrando su contenido y la biografía de los personajes. -6C.- Haced una comparación entre los rituales funerarios romanos y los que se hacen en algunas religiones más conocidas. Recopilad algunas costumbres o tradiciones religiosas vigentes en el pueblo explicando su significado en los tiempos antiguos y en los actuales. 203
Florentino Escribano Ruiz
7.-ÁREA DE EDUCACIÓN EN VALORES 7A.- Haz una lista de los valores cívicos, sociales, humanos, personales… que se desprenden del maestro del cuento, del guerrero, de los enterramientos romanos, del caballero del romance, de los niños y niñas de la escuela… 7B.- Presentad al ayuntamiento un proyecto cultural para valorar y dar a conocer la historia de Robledillo de Trujillo.
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