La Orden de Caballeros de Monsfrag por Gervasio Velo y Nieto (1950)

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Vocación y evocación C onfieso que guardo cierta envidia, no del todo se­ creta, a Gervasio Velo. N o tanto por su vocación, por sentir la llamada honda y enérgica hacia la H is­ toria viva, corno por su estrem ecida y poética: apti­ tu d para la evocación. Y como esto parecerá un po­ quito enigm ático, enunciaré con sencillez: H a sta que el h o m bre no entra en su otoño no sien­ te la com ezón de los arqueos y buceos sobre su propio ser, interiorizándose en busca de hallazgos y tesoros. H asta que los p u eblos no sien ten u n p u n to de vejez no em piezan a hacer su H istoria, pues ésta, com o ha dicho O rtega, es “delicia de los O to ñ o s” . A l hecho de que E xtrem a d u ra esté entrando en m “extrem a d u rez” —perdonadm e la gracia—, quiero decir, en su m adures extrem a, debem os atribuir que brote en ella, h oy, un puñ a d o de excelentes historiógrafos. Uno de ellos es G ervasio Velo, a quien veo con m o vid á m en te bracear sobre la m ies con enérgicos braceos de segador, cada ve z m ás depurado de gravedad, m ás rico de docum en­ tación, m ás crecido de zu m o s h u m a n o s de historiador, m ás obediente, en fin , a su vocación. C on vocación de 5


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alfarero, le ve m o s trabajar el barro de los datos de las fechas, y apretar contra ese barro sus dedos es­ cultores hasta hacernos ver v iv ir a Giraldo S im p a vo r, a D on A lva ro de Sarria, al C onde R o d rig o y a todos los paladines de M o n teg a u d io . Y con vocación de his­ toriador que talla estatuas vivas, nos hace oír el leve retum bo de la sangre de los caballeros extrem eños, una sangre que enternece y estrem ece aquel barro ori­ ginal. Y esta es la m isió n más elevada y m aravillosa del h isto ria d o r: reanim ar, poner en pie, con el propio pulso y la propia vitalidad que tuvieron en la vida, hom bres y épocas, instituciones y pueblos, gracias, ahora, a una m isteriosa virtu d poética: la de la evoca­ ción. E l poeta puro anim a las cosas inertes com o Orfeo, haciéndolas entrar en coro patético o risu eñ o ; el historiador, quizá no tanto, pero reactiva a las perso­ nas haciéndolas volver a la vida y hablar, reír, m edi­ tar, odiar, soñar. Y por refracción y conjuro de esais v i­ das reactivadas, entrar las piedras arqueológicas, em ­ palidecidas de soles puestos en glorioso tem blor de carne viva . Y esto es lo m aravilloso del historiador. N o basta para serlo poseer datos, núm eros, fechas, pa­ peles viejo s, piedras roídas, sino que dispone secreta­ m en te de u n potencial poético en form a de evocación. E vo ca r es arte de ■magia, toque m ilagroso. N o solem os reparar en lo que hay en todo hom bre—porque todo hom bre recuerda y evoca—de pura m aravilla. A l re­ cuerdo se le llama re-presentación, u n m odo estu­ Q

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pendo de traer a p resencia nueva, a seg u n d a repre­ sentación, a lo que no está realm ente presente. E l que recuerda o evoca, ve lo recordado en presente, s in que por eso leí p rive de su, preterición y su v'ejez. P uro m i­ lagro. E l historiador es algo m ás que el abastecedor de la m em oria de las g e n te s ; es el taum aturgo que resucita m uertos, el que cita a convocatoria v iv a a los antepa­ sados que hicieron o dijeron algo im portante para que los pueblos p u edan seg u ir hablando con ellos en diá­ logo apretado y confidencial. H u b o u n ju n k e r ale­ m á n que, engolosinado por la H isto ria así rediviva, ansiaba morirse sólo para eso, para inspirar a Su p u e­ blo, para em pezar a ser antepasado. E l creyente dis­ pone de la oración, el am ante de la invocación v el éxtasis am oroso; el poeta, de la in sp ira c ió n ; el h isto­ riador dispone de la evocación, que es algo m ás que recuerdo y m enos que la creación poética. Y conste que tiene m ucho, el arte del historiador, de “p o ie sis” o creación, com o la vid a de todo hom bre, pero en gra­ do em inente aquél. T odos los hom bres, lo prim ero Que hacem os al acercarnos unos a otros es em pezarnos a inven ta r recíprocam ente, a edificar la leyenda o él m ito del otro. T o d o s som os u n poco m ito s o leyendcAs de los dem ás. Y allí, en el m ito que elaboram os so­ bre los dem ás, estam os nosotros m ism o s proyectados, p u es avanzam os con la lám para de m inero del cora­ zó n encendida y encendiendo los ijares de los dem ás, e e lim in a n d o los costados de las cosas, de m odo que


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el historiador, que es hom bre y poeta en grado su b i­ do, tiene el evctraño poder de penetrar catódicam ente en todo, trasponiendo la costra inerte y m ineral de los datos y los detritos que la H isto ria va quedando tras de su paiso, corno tras del fe stín quedan cascarais y con­ chas, flores ajadas y huesos de aceitunas. Y esos detri­ tos son los que reanim a el historiador, no solam ente recom poniendo pacientem ente com o un rom pecabezas, sino leyendo su texto frío, donde suena alg u n a onda de vida para el oído fino de su evocación. Por eso envidio a Gervasio V elo: por su capacidad poética de evocar, sin aspavientos y revoloteos de poe­ ta chillón. P

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C aba.

-Í7n m e m o ria m » .

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MI QUERIDO PADRE.



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b rav o T a rik , al llegar a él, enderezó la co n q u ista h a­ cia su s fu en tes y después saltó a la llanura, ap o d e­ rándose de g ra n d e s extensiones de terreno. E n las décadas sig u ien tes sirvió de escenario a las d isp u tas m otivadas por las in trig a s y rencores que traía n ya en su ánim o los c o n q u ista d o re s; y toda la cuenca del histórico río, p o r su to p o g rafía especial­ m ente, fué cam po adecuado donde su rg iero n las p ri­ m eras discordias, los p rim ero s choques y los prim e­ ro s indicios de consecuencias fatales p ara los invaso­ res, ya que los in d íg en as, y sin g u larm en te los cristia­ nos que h abían sobrevivido al im pulso arrollador de aquéllos, se aliaron con los berberiscos p ara atac ar a los árab es y se esforzaban tem erarios p o r sac u d ir el y u g o de la dom inación. M uchas y heroicas revueltas se sucedieron desde un p rincipio en estos p arajes tan apropiados, que fueron fortificados ráp id am en te y m ejoradas sus condiciones de defensa. N o es de ex tra ñ ar, p o r consiguiente, que fu era pre­ ferida toda la región por el levantisco guerrillero Ben H assum (1) y sus descendientes, quienes se apodera­ ron de los castillos reconstruidos sobre los castros ro ­ m anos disem inados en las orillas del río, y quienes, ay u d ad o s p o r los n aturales del país y por todos los proscriptos, se hicieron fuertes en ellos, se indepen­ dizaron de las au to rid ad es an d alu zas y pusieron e n jaque a toda la com arca. 12


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A u n q u e las m árg en es de este río son ásp eras y es­ cabrosas, in tran sitab les en a lg u n o s p u n to s, form an en otros excelentes tab las, m agníficas y U tilísim as tie­ rras b ajas y llanas ; y aquéllas estuvieron siem pre, so­ b re todo en tiem pos de m oros, satu ra d as de aceñas, hu ertas, cotos, norias, b atan es y m u ltitu d de v illas y aldeas, castillos y p laza s fuertes. U n poco a la lig era v am o s a en u m erar a lg u n o s de los lu g are s en clavados en su s riberas, los p asos m ás utilizados p ara cruzarlo y los castillos y fortalezas que los sarracenos reedificaron sobre a n tig u o s m u ro s cicló­ picos, y a d erru id o s, o lev an taro n de nueva p lan ta, for­ tificando m uy concienzudam ente los p u n to s m ás es­ tratégico s p ara aten d er d eb id am en te su defen sa ; pues es indud ab le que, ap en as su jetaro n el territo rio re g a ­ do p o r el T ajo , desde el d espoblado d e A ceca (2) h asta la h istórica villa de A lcán tara, fue fortificado debida­ m ente po r los w alíes y reyezuelos a qu ien es se enco­ m endó su g o b iern o y custodia. S i desde la an tiq u ísim a A ceca, donde se h an con­ servado v estig io s de su s fu ertes defensas, seg u im o s el curso del río en dirección a su d esem bocadura, a tra ­ vés de las p ro vincias de T o led o y C áceres, en co n tra­ m os en su trayecto el h istórico lu g ar de M ag an , que aun n o s ofrece restos de su fortaleza m ora enclavada en la p a rte N ordeste, y v estig io s de su excelente cas­ tillo ¡situado m ás hacia el E ste del lu g a r. M agan fué pro p ied ad dé los caballeros de M ontfrag ü e, y m u y .co­ tí



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m ente extrem eña y gozó de sólido p restig io desde ;su fun d ació n , p o r ser el creador de la m ism a el in sig n e cruzado, D on R o d rig o , conde de S a rria y cuñado del rey F ern a n d o 11 de L eón ; caballero que descendía de u n a de las fam ilias m ás lin aju d as de aquellos tiem pos.

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Ruinas de! Puente de Alconetar, sobre el Tajo, y de la soberbia fortaleza que fue durante la Reconquista residencia de Tem plarios. (Foto M agallรณn, de jiin dibujo antiguo)


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El coloso Monifragüe M o n s fragor u-m, m onte fragoso, llam aron los a n ti­ g u o s al colosal picacho que se confunde con las n u ­ bes contem plado desde distan cia en la ribera del p ro ­ celoso T ajo , al sitio preciso en que su caudal form a la llam ada portilla de M o n tfra g ü e, no lejos de la h is­ tórica y ya d esaparecida aldea de las C orchuelas, que fue cabeza de señorío, y en tierra s que hoy p erten e­ cen a T o rrejó n el R u b io . S o b re esta mole p ard a, m o n stru o g ig a n te en cuya cim a an id an las ág u ilas, cu b ierta de arb u sto s y p la n ­ ta s silvestres que ad o rn an su pintoresco ropaje, sal­ picado de lentiscos, m ad ro ñ eras, cornicabras, enci­ nas (6), robles, acebuches, jara s, tom illos y zarzas, existió desde tiem po inm em orial un soberbio b alu arte destin ad o en todo m om ento a v ig ila r y d efender el paso del río. S e desconoce la época en que fué co n stru id o ; pero p o r los b lo ques de g ra n ito que to d av ía se descubren en tre los cim ientos, se le atrib u y e o rig en ibérico y se cree fué en edad rem ota u n a de las m uchas tita n ia s •

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que a b u n d a n tan to en dicha com arca. M uros recios y ciclópeos form an su base, y la factura de las torres, que todavía se m antienen en pie, evidencia so b ra d a­ m ente que fué ocupada esta fortificada m ansión por las diversas razas que asen taro n en nuestro suelo : ro ­ m anos, visig o d o s y sarracenos. P resu m ién d o se, en bue­ na lógica, que p o r su p riv ileg iad a situación y la am e­ na y u bérrim a cam piña que la circundaba, en tiem po de m oros, debió ser residencia del w alí o reyezuelo que era dueño y señor de los lu g ares y tie rra s del con­ torno. . ■ T odos los h ab itan tes de esta m agnífica fortaleza, le­ v an tad a a plom o en la planicie del señero y retador m onte frag o so ,-d ejaro n huella de su paso al re sta ñ ar las h erid as que causaran las inclem encias del tiem po o las incidencias y furores de. la g u erra, y al a m p lia r y m ejorar las defensas. P ero dicho fuerte debió que­ dar, .perfectam ente acondicionado y alcanzar el m om en­ to álg id o de su p u jan za y esplendor en los últim os tiem pos de la, dom inación m usulm ana, cu an d o ya em ­ pezaba a declinar la estrella de los m ahom etanos y presentían que era llegado el m om ento en que serían arro jad o s del solar donde nacieron. E ntonces, el castillo llam ado A l-M ofrag, con s u s aledaños, que form aban un recinto m ás a la rg a d o que ancho, con cinco torres alm en ad as y dos recintos bien defendidos por. sólidas barb acan as, destacando g ra cio ­ sa y retadora su esbelta to rre del hom enaje, que aun en nu estro s d ía s resiste tenaz y m edio d esg a ja d a a los. 18

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em bates de la N atu raleza, era el m ás soberbio e inex­ p u g n ab le de to d a E x trem a d u ra (7). D esde su elevada atala y a se m irab a en las ag u a s del río T a jo en un tran q u ilo recodo, en cuyo seno for­ ma perezoso y tran q u ilo rem anso. L a to p o g rafía del M o n sfrag o ru m es de u n a belleza im p resio n an te. H em o s de in sistir sobre el tem a, ya que aso m b ra al v isita n te p o r su aspecto ex trañ o y fie­ ro y la a ltu ra im ponente en que fué en tronizado el m oruno b alu arte. T o d o en la cum bre es sum am ente pintoresco a fu er­ za de ser enm arañado, y salvaje. Se em b arg a el ánim o al m irar allá, hacia lo alto, y a d m ira r el so rp ren d en te espectáculo que ofrecen las escarp ad as rocas confu n d ién d o se con las to rres des­ m ochadas, en tan to que, sobre enorm e peñasco, se destaca la silueta del ág u ila, tra n q u ila y m ajestuosa, ociosa e in d iferen te an te los que d iscu rren por las la­ deras y ascienden a la colina, bien seg u ra de que no han de llegar al recodo donde g u a rd a su nido y sus polluelos. E n la cim a del M o n tfrag ü e, el ob serv ad o r se queda perplejo an te el espectáculo que ofrece tan ta ru in a, ocasionada p o r la indiferencia de los ho m b res y ios efectos terrib les de la g u e rra . Allí se descu b ren los vie­ jo s sillares de p ied ra carcom idos p o r el sol y las fir­ m es cim entaciones, d o n d e se llega a ú n a d eterm in ar la situación de los edificios ; m uros d erru id o s, pero 19


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fáciles de reconocer, y a b u n d a n te s escom bros m ezcla­ dos con h o ja ra sc a ,. zarzas y peñas. T an desolador pan o ram a oprim e el pecho, y p ro d u ­ ce a n g u stia ; m as al d irig ir la v ista hacia el horizonte, se experim enta u n a intensa satisfacción al contem plar la cam piña circu n d ad a de picos y -sie rra s, que a dis­ tancia la sirven de m arco y que, elevándose suave o bruscam ente, p restan al cuadro v ariad o s y am enos to ­ nos bajo un cielo lim pio y espléndido, al tiem po que en la azulada y rad ian te atm ósfera se m ecen los cuervos. A bajo, en el ribazo, hoy casi desprovisto de v egeta­ ción, en otras edades crecieron alisos y fresnos, que facilitaban so m b ra bienhechora y perm itían a los n a­ turales d isfru ta r plácidam ente de la ag rad ab le tem pe­ ra tu ra de aquellos p arajes. D esde la fortaleza al río existió un cam ino subte­ rráneo, que p erm itía b ajar a por a g u a en caso de ase­ dio ; de este m odo se abastecían los señores del ca sti­ llo y los vecinos del caserío que su rg ió a su alrede­ dor desde tiem po inm em orial, p ara vivir al am paro y librarse de las asechanzas de los bandoleros que in ­ fectaban la com arca, ya que las riberas del T ajo fu e­ ron siem pre tierra s de revueltas y b an d id aje, de con­ trab a n d ista s y ladrones, gu errillero s y g en te sin m ás ley que la suya, que, actuando individualm ente 0 en pandillas reducidas, realizaban frecuentes y provecho­ sas rizas. S abido es que la avalancha de sarracenos que irrum 20


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pieron en n u estra p a tria en tiem pos del últim o reygodo, era un conglom erado de g en te de v arias castas ; en p o rcen taje m uy elevado fig u rab an los berberiscos, raza indóm ita, rebelde e in quieta, que asen tó p recisa­ m ente en la p arte n o rte de la llam ada T ra n sie rra . D e berberiscos estaba form ada la trib u de N afza, que se posesionó de las tierras de T ru jillo ; y com o eran levantiscos p o r n aturaleza, g u errillero s e indisci­ p lin ad o s, se dedicaban a h acer incursiones, v erd ad eras razzias, p o r toda la reg ió n , llegando h asta C áceres (8), A lcán tara, C oria, P lasen cia y M ontánchez ; siendo de esperar, p o r tan to , que los m oros h ab itan tes del po­ blado que se extendía en d erredor de M ontfrag ü e, eran de esta calaña, y que, g u iad o s p o r su s jeques, m erodeaban p o r la serran ía circ u n d an te en busca de a b u n d a n te b otín, que se rep artían m ás tard e en su refugio, bien p ro teg id o e in ex p u g n ab le. E n tre tan to , los niños, ancianos e inválidos de la tribu se dedicaban al p astoreo, a tra b a ja r en las alfa­ rerías y a o tras faen as d e artesan ía en las que eran tan duchos los h ijo s del P ro feta.

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Giraldo Simpavor U n h isto riad o r extrem eño (9) se decide a ad m itir, au n q u e con reservas, que el prim ero que arreb aíó el castillo de M o n tfrag ü e a los infieles fue el rey de L eón F ern an d o II, en el año 1169, y que lo cedió después, en 1171, a la O rd en M ilitar de S a n tia g o (10), fu n d a­ d a en C áceres el año an terio r. E sta es u n a suposición que debe desecharse en la ac­ tualid ad , ya que in v estig acio n es p o steriores han per­ m itido d em o strar q ue el parecer del m encionado escri­ to r no se b asa en testim onios auténticos. S in tener en cuenta la p o sib ilid ad de que los reyes de G alicia y L eón, O rd o ñ o I y O rd o ñ o II, A lfonso III el M agno, y au n el m ism o m o n arca castellano F e rn a n ­ do I p u d ieran h ab er llegado y h asta con q u istad o esta fortaleza en sus in cursiones g u errera s, es evidente que m ientras F ern a n d o II de L eón in co rp o rab a a su coro­ na los territo rio s de la S ierra de G ata y los enclavados <-n u n a y o tra de las orillas del T ajo , cu an d o llegó en 1167 a la cabeza de E sp a rra g a l, desp u és de h aber con­ qu istado la villa de A lcán tara (11), un av en tu rero portr¡&

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tu g u és, que ten ía m ás de jefe de p an d illa de facinero­ sos que de capitán de m ilicias, p enetró con su s secua­ ces en la com arca com prendida entre T a jo y G u ad ia­ na y, con g ra n arrojo y tem eridad, realizó v arias rizas y se apoderó de a lg u n a s ciudades im portantes, como T ru jillo , S a n ta C ruz y M o n tfrag ü e. El celebrado p o r­ tu g u és, au to r de tan provechosa hazaña, se llam ó des­ de entonces G iraldo S im p a v o r; C O G N O M IN A T O S I N E P A V O R E , p o r razón de que este ex trañ o y arriesg ad o paladín no conocía el m iedo, y su incons­ ciencia y decisión lo im pulsaban a em prender las m ás fabulosas y d isp ara ta d as av en tu ras. El testim onio indiscutible que g aran tiza las corre­ rías de G iraldo y sus éxitos al ap ro p iarse de las p la­ zas fuertes m encionadas, lo hallam os en la Crónica la­ tina núm ero 10, donde se afirm a taxativam ente, que al acu d ir el rey de L eón, D on F ern an d o , en 1169, en a u ­ xilio de los h ab itan tes de B adajoz, vasallos su y o s (12), p a ra evitar que dicha capital y toda su com arca caye­ ra en m anos de A lonso E n ríq u ez— quien la h ab ía pues­ to en g ra v e aprieto— , derrotó a éste y lo apresó, ju n ­ tam ente con buen núm ero de caballeros, condes, ca­ p itan es y prelados que iban al frente de los ejércitos de P o rtu g a l. E n tre los p risioneros se en contraba el caudillo G i­ raldo, form idable peón de b re g a en las hu estes del lu­ sitano ; y al quedar reducido a la im potencia, solicitó la libertad poniendo en ju eg o p a ra co n seg u irla cuan­ to s m edios estaban a su alcance. L e fué concedida por

el in sig n e m ag n ate leonés F ern a n d o R o d ríg u ez, cL Castellano, «a cam bio de la en tre g a de M ontánchez, T ru jillo , S a n ta C ru z y M ontfragüe». D e donde se deduce, que el p rim ero que arreb a tó a la m orism a la referida plaza fué el ínclito G iraldo, p u esto que era en aquel entonces señor de M o n tfra­ g ü e y otros castillos fortificados d e la región ; y que el b alu arte p asó a p o d er de F ern a n d o II, no p o r con­ q u ista directa de este soberano, sin o p o r cesión v o lu n ­ taria del ag u e rrid o cabecilla p o rtu g u és. O Cid. p o rtu g u és— com o lo h a llam ado recientem en­ te un erudito del p aís vecino (13)— era un perso n aje m uy sin g u lar, capaz de proezas tales, que resultan in­ verosím iles aun p ara leyenda. E ra m uy corriente en aquellos tiem p o s la existencia de b an d a s de salteadores co m p u estas p o r in d iv id u o s de to d as las procedencias, a los cuales no u n ía m ás que un solo lazo : el in stin to del crim en. E sta g en te peleaba in d istin tam en te p o r cu alq u ier ban d o , ya fue­ ran cristian o s o m usulm anes, sin ideal político ni p a ­ triótico, con el exclusivo fin de saciar su p ro p ia cruel­ d a d y v iv ir en la m ás com pleta a n a rq u ía y lib ertin aje. A este respecto, y refiriéndose a n u estro p ro ta g o ­ n ista, dice un h isto riad o r p o rtu g u é s (14) : «L a tra d i­ ción revistió de circu n stan cias poéticas la s in g u la r h is­ to ria de un capitán de estas co m p añ ías de fo rajid o s. Si d iéram os crédito a las leyendas escritas en tiem pos m ás recientes, G iraldo, héroe de rom ance, que p o r su esfuerzo ad q u iriera el apellido de S im pavor, era un

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noble caballero que por h aber com etido vario s y g ra ­ ves delitos aban d o n ó el servicio de A lonso E n ríq u ez y ju n tó en el A lem tejo u n a b an d a de g u errillero s q u e lo obedecían ciegam ente. L os rem ordim ientos y la ver­ g ü en za de su vil m odo de v iv ir le ind u jero n a in ten tar u n a em presa gloriosa, cuyo feliz resultado le sirviese de rehabilitación m oral. F u e ésta la tom a de E vora. D espués de la conquista de E vora, G iraldo, restitu i­ do con sus com pañeros a la g ra cia de su soberano, fué nom brado alcaide de la ciu d ad que con ta n ta fo rtu n a y destreza su jetara al dom inio cristiano.» D e lo que antecede se desprende, que el llam ado hé­ roe p o rtu g u é s era un p ro scrip to que al frente de una b an d a de indeseables y presid iario s g u erreab an p o r el m ejor postor, sin re p arar en m edios, com o dice tam ­ bién el m encionado au to r ; y que el m onarca lusitano lo in d u ltó de su s an tig u o s crím enes p o rq u e le hizo d o ­ nación de excelentes territo rio s y de cuanto poseía p ro ­ cedente de sus ra p iñ a s y su s desm anes. S eñalarem os a continuación a lg u n a s características de este personaje y detallarem os su peculiar m odo de actuar. C onocía palm o a palm o las tie rra s de la vieja L usitan ia, y ellas fueron escenario de su s av e n tu ras p in to ­ rescas. E ra un tipo nudoso com o un fresno y recio com o u n a encina. S u v alo r personal, h ab ilid ad y desprecio de la v ida hacían de él un ejem plar in teresante, que tenía atem orizado a todo el país. S u presencia in fu n ­

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día pánico p o r su in d u m en ta y aspecto exterior, de v erd ad ero fo rajid o : tez y m anos de bronce, p av o n a­ d a s p o r el s o l ; cabello crespo y revuelto, com o el cá­ ñam o sin a g r a m a r ; m irad a p en etran te, escru tad o ra ; y la ropa q ue cu b ría su cuerpo la llevaba siem pre a b ierta de h o m b ro a hom bro, luciendo su pecho de piel de caballo recubierto de un vello verdoso y re p u g ­ n ante. S u s características m ás a rra ig a d a s eran la astu cia y la am bición ; valiéndose de la prim era, em p ren d ía fre­ cuentes co rrerías p or tie rra s de m oros y se ap o d era­ b a de su s m ejores plazas, em p lean d o p ara ello una táctica m uy perso n al. C o n sistía en ag a zap a r a su g e n ­ te entre los riscos y las peñ as p róxim os a la ciu d ad es que se p ro p o n ía co n q u istar, y d u ra n te la noche obli­ g a b a a su s m ilicianos a escalar los m uros g atean d o p o r los enorm es bloques de g ra n ito . Y llevando entre su s d ien tes el afilado cuchillo, procedían al asalto. P a ra realizar estas fechorías elegía noches en que la tem p estad b ra m a b a d esencadenada, deshecha en llu­ via, ray o s y truenos, y por esta razón, los asaltan tes, cam in an d o a oscuras, entre zarzas, los p ies d estroza­ d o s y llenos de fan g o , llegaban a las m urallas con los nervios destrozados, deseando saciar su apetito en san ­ g re y resarcirse de ta n ta fatig a y sacrificio. L o p rim ero q ue hacían al po n er el pie d en tro del re­ cin to era d eg o llar a los cen tin elas y a se g u ra r los p u n ­ to s estratégicos. Y cuan d o am anecía, los h a b ita n te s de la plaza se h allaban m aterialm ente en su po d er y sin 27



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C uando entregó su alm a al T odopoderoso, en 1157, el m onarca A lfonso V i l , el E m p erad o r, el que con­

qu istó la ciudad de C oria, heredó los reinos de G ali­ cia, A stu rias, L eón y E x tre m a d u ra su hijo F e rn a n ­ do 11, y el resto de sus do m in io s, sep arad o s d e los an terio res p o r la calzada de la G uinea, p asaro n a po­ d er del in fante p rim o g én ito , D on S an ch o I I I el D e­ seado, titu lad o rey de C astilla. M uchos y m u y ilu stres p erso n ajes de aquellos tiem ­ pos, tan nobles y poderosos com o los que sig u iero n al m onarca castellano, se a g ru p a ro n alrededor de D on F e rn a n d o de L eó n , y entre ellos se en co n trab an el conde O sorio, casad o con la condesa D o ñ a T eresa, y su s h ijo s F ern a n d o , R o d rig o , E lv ira y S a n c h a ; el conde R am iro y su d ig n a esposa D o ñ a E lo ; el conde P o n ce de C ab rera, que h ab ía sido m ayordom o del E m ­ p erad o r y m ás tard e lo fué del p ro p io D on F ern a n d o ; los condes P e d ro y G onzalo ; el noble astu rian o Don P ed ro D íaz, p ad re de D oña G o n tro d a, am an te de A l­ fonso V II, de quien h ab ía tenido u n a h ija que se llam ó D o ñ a U rraca (m u je r de ex tra o rd in aria s dotes p erso n a­ les y s in g u la r belleza, que fué rein a de N a v arra d u ­ ran te un breve período de tie m p o ); y la otra h erm an a de D on F ern a n d o , la dulce esposa D o ñ a E stefan ía, a q uien llam a el P . F lórez la in fa n ta desgraciada (23). A d em ás de los señalados, descollaba en la corte de L eón p o r su lim pia ascendencia y las circunstancias, de estar em p aren tad o con el rey, el ilu stre gallego conde A lvaro de S a rria , a quien venim os refiriéndo­ nos. P o r ello, no es de ex tra ñ ar que, com o ya se ha hecho constar, aco m p añ ara con stan tem en te a D on

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su s E sta d o s d u ra n te la m enor edad de su h ijo Don A lfonso, fu tu ro E m p erad o r. E ra , p o r tan to , el ilustre gallego D on A lvaro, se­ g u n d o conde de S arria , dos veces cuñado de la reina U rraca : la p rim era, p o r haberse casado con la in fan ­ ta D oña S an ch a, y la seg u n d a, por ser h erm an o .(19) del conde Don P ed ro G onzález de L ara, tercer esposo de d ich a reina. T ra n scu rre n alg u n o s añ o s y no volvem os a encon­ tra r noticias ciertas referentes al p rim er conde de S a ­ rria, D on R o d rig o , h asta el añ o 1144, en que sabem os dejó de existir (20). A ntes de su m uerte fig u rab a ya en la com itiva re­ g ia D on A lvaro R o d ríg u ez, quien, sin gén ero de d u ­ das, era h ijo del anterior, y a que en los priv ileg io s y otros docum entos de donaciones en que intervino fir­ m aba titu lán d o se C om ité in Sarria, sobre todo h asta el año 1165 (21). E ste D on A lvaro, repetim os, era esposo de la in­ fan ta D oña S an ch a, tía del E m p erad o r ; y a tal cir­ cunstancia se debe el que dicho soberano, en 1150, lo llam e su fiel y dilecto vasallo en determ inada carta de donación de la villa de M eira (22), que estaba en ­ tonces despoblada, y en la cual, en 1142, habían fu n ­ dado u n a casa los m onjes de C laraval. * * *


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F ern a n d o y figurara a su lado en los m om entos críti­ cos y trascendentales, com o el de la firm a del tratad o de S a h a g ú n , en que aparece A lva ro R o d ríg u e z ju n ta ­ m ente con los caballeros m ás em inentes del reino, a s a b e r : los condes Don G onzalo, D on O sorio, Don P once de M inerva, Don R am iro , Don P edro, P elayo C autivo, F ernando G utiérrez, F ern a n d o B erm údez, O sorio Ibáñez, Y arela, P elay o C uervo y M endo B rag a n z a (24). A sim ism o, el trata d o de A g u ed a (1162), en v irtu d del cual se com prom etía Don F ern a n d o a defender y p ro teg e r a su prim o y cu ñ ad o el rey niño A lfonso de A ra g ó n , lo confirm a el conde A lva ro de Sarria con otros dos nobles y varios prelados (25). A p artir del añ o 1157, son m uchos ios docum entos q u e confirm ó el seg u n d o conde de S arria , haciéndolo u n as veces com o A lvaro R o d ríg u ez, o tras com o C om i­ té A lv a ru s y en la m ayoría de los casos firm aba Co­ m ité A lv a ru s in Sarria, h asta 1166-11-7, en cuya fecha debió fallecer, pues a p a rtir de entonces aparece va firm an d o los p riv ileg io s su hijo, C om ité R u d ericu s in Sa rria ; y en ocasiones lo hace su viuda, la condesa S an ch a, em pleando una de estas fórm ulas : Sancia, C om ilissa t. com itatum de F elgoso, defu n to viro suo com ité A lva ro , o C om ilessa Sancia t. com italum de Sarria, o y a bien, C om itessa Sancia t. A llar ¡a. E s indudable que el conde A lvaro de S a rria , que heredó el títu lo de su padre, ostentó tam bién el cargo <!e tenenle de S arria desde 1151-IV-2 a 1165-X-25; y

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asim ism o fué tenente d e M on ten eg ro y M onterroso desde 1161 h asta su m uerte, en 1166, com o se d ijo ; pu es en 1167-1-20 aparece y a con estas tenencias su v iu d a la in fan ta S an ch a, que las tuvo en su s m a n o s ; la p rim era, d u ra n te buen nú m ero de años, y a que no en co n tram o s o tro titu la r de ella h asta 1176, y la se­ g u n d a , h asta 1173, en cuya fecha pasó a p o d er del conde D on G óm ez el C astellano. E n co n tram o s a D on A lvaro el 30 de abril d e 1165 so b re L erez, en P o n tev ed ra, d o n d e su rg ió la llam ada P a z del L erez, com o consecuencia de la en trev ista que celebraron F ern a n d o II de L eón y su so b rin o A lfon­ s o V I I I de C astilla. E n aq u ella ocasión aco m p añ ab an al m onarca leonés G óm ez G onzález, P elay o C urvo, G onzalo R o d ríg u ez, R o d rig o F ern a n d o y A lva ro de Sarrin, y allí se aco rd ó el m atrim o n io de D on F e rn a n ­ d o con la piad o sa y p ru d en te in fan ta p o rtu g u e sa D o ñ a U rraca , que a la sazón co n tab a diecisiete añ o s. Poco tiem p o tard ó el rey d e L eón en u n irse a la lin d a in fan tita, pu es el 30 de ju n io de dicho añ o los hallam o s ya ju n to s en V aldeorras, con a lg u n o s de los p erso n ajes que in teg ra b an su lucida com itiva ; en tre o tro s, su m ayordom o D on G óm ez F ern án d ez, el al­ férez R am iro P o n ce, D on R am iro de A stu rias, D on P o n ce de L eón y su caro parien te D on A lvaro R o d rí­ g u ez dom inans in Sarria. E l p restig io del conde A lvaro, en aquellos tiem pos,, deb ía ser m uy co n sid erab le ; y a n tes de su fallecim ien­ to p u so en co ntacto con el g ru p o de caballeros, que

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eran lo m ás escogido de la nobleza, a su h ijo R o d ri­ g o , que destacaba por llevar san g re real en su s venas y p o r su s m éritos propios ; circu n stan cias que le a u ­ torizaban a p reten d er escalar los m ás altos carg o s y a realizar las em presas m ás o sadas y fabulosas, ya que era p o r naturaleza de espíritu atrevido y av en tu ­ rero. T a n to d eb ía ser su p re stig io y reputación, que el rey D on F e rn a n d o le concedió to d o s los honores, ca rg o s y dem ás p rivilegios que d isfru tab a su padre, y no tuvo inconveniente en p erm itir que se u n iera en m atrim onio con su pro p ia h erm an a, la in fan ta D oña U rraca , con la cual aparece caSado, por lo m enos, des­ de el 27 de septiem bre de 1163 (26).

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El conde Rodrigo F u é D on R o d rig o , tercer conde de S a n ia , un ca­ ballero de tem p eram en to in q u ieto , quizá un poco li­ b ertin o y, desde luego, m uy em p rendedor, ag u ijo n ea­ d o posiblem ente p o r su insaciable deseo d e av e n tu ras. S e cu en ta de él que, p ara satisfacer sus im pulsos, m archó com o cruzado a P a lestin a y allí g u erreó y se batió den o d ad am en te co ntra los infieles, ad q u irien d o un bien m erecido p restig io , que le valió el títu lo de p alad ín de la fe y de caballero v alien te y esforzado. P o r aquellos tiem pos (m ediados del siglo x n ), se h ab ía fu n d ad o en T ierra S a n ta la O rden m ilitar del T em ple, con u n a m isión perfectam ente d efin id a : lim ­ p ia r de m alean tes los cam inos que conducían a ]e ru salén y pelear co n tra los b ed u in o s y otro s fo rajid o s que im pedían, atacab an y d esp o jab an a los p ereg rin o s que p or devoción, o a los v iajero s que p o r curiosidad se d irig ían a los S an to s L u g ares. E l conde R o d rig o , con v ario s co m patriotas y un g ru p o de caballeros nacidos en otro s países, p ero de su m ism o tem ple y coraje, peleó sin descanso en las 35


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tierra s re g ad as p o r el Jo rd á n siem pre que p a ra ello se p resen tab a ocasión propicia. * # #■ D espués que G odofredo de B ullón reconquistó los lu g ares que constituyen la cuna de la C ristia n d ad , los d efensores d e aquel patrim o n io sag rad o em pezaron a edificar sobre los m ontículos que h ay cerca de Jerusalén (27) dos herm osas poblaciones que recibieron el nom bre de M onte G audio, m onte del gozo, p o rq u e ai ascender a ellas los cristianos, que procedían de Occi­ dente, podían ad m ira r la belleza y g ra n d io sid a d de la ciudad sa n ta ; y al con tem p lar ta n ta m aravilla, se in u n d a b a de gozo su s corazones y se reanim aba su espíritu, decaído por el cansancio y el lento y pesado cam in ar d u ra n te ta n ta s jo rn ad a s. N o satisfecho el conde R o d rig o con los lau ro s que venía cosechando, pidió a B alduino, rey de Jeru salén, que le cediera a él y a su s caballeros, am ig o s y paisanos, la atalay a de M onte G audio p ara fu n d a r en ella u n a O rden de caballería. L e expuso su s proyectos con todo detalle, y el soberano accedió g u stoso a sus p retensiones ; perm itiendo este hecho que el ínclito no­ ble gallego in stitu y e ra en dicho lu g a r la llam ada O r­ den m ilitar de caballería de N uestra S eñora de M o n ­ te gaudio, que tan to renom bre alcanzó en añ o s sucesi­ vos ; y a la cual el referido m onarca concedió su s pre­ ferencias y la dotó espléndidam ente.

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S u s m ilites realizaron v erd ad eras pro ezas en el cor­ to período de su existencia, y a que p ro n to el g ra n S alad in o se apoderó de T ie rra S a n ta , y los caballe­ ros de M onteg au d io h u b iero n de ab a n d o n a r la sede de su institución y re g resar p recip itad am en te a E u ro p a , decidos a en co n trar lu g ar adecuado p a ra establecer su casa p rin cip al y desarro llar su s p lan es en arm o n ía con los estatu to s de su co n g reg ació n , p o rq u e en o tro s p aí­ ses, y concretam ente en E sp añ a , p o d ían c o n tin u ar p e­ leando co n tra la m orism a. N o se pu ed e p o n er en d u d a que fué D on R o d rig o el fu n d a d o r de d ich a O rden, pu es así lo expresan con to d a clarid ad los d o cu m en to s de la época (28). L o que no parece tan evidente es, que al h u ir de aq u ellas tie­ rras lejan as y refu g iarse en n u e stra p atria , tra je ra con­ sig o la h erm osa im agen de M aría que b ajo la advoca­ ción de M onteg au d io v en erab an en P alestin a los freires de dicha H e rm an d ad en la capilla de-su casa p rin ­ cipal. N o so tro s no h em os podido h allar docu m en to s ni tes­ tim onio a lg u n o que den fe de este aserto ; y p o r ello, ad m itien d o sin gén ero de d u d as que el valeroso conde estuvo en los S a n to s L u g a re s y fu n d ó la m ilicia refe­ rid a, recogem os con ciertas reserv as la noticia ú ltim a­ m ente ap u n tad a , pues, repetim os, no existen p ru e b as de que la S an tísim a V irg en , que tien e en la actu ali­ d a d su tro n o en la erm ita ad o sad a al castillo de M ont­ frag ü e, sea la b en d ita im agen que los p rim ero s freires ten ían allá en el llam ado m o n te del g o z o ; ni que la

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traje ra consigo el conde R o d rig o , ¿uando regresó al solar h isp an o . M as a pesar de carecer de pru eb as, nos inclinam os sinceram ente a creer— p o r las característi­ cas de dicha talla y p o rq u e se desconoce su o rig en — que es la au tén tica y p rim itiv a traíd a desde P alestin a. S u factura rom ánica es indiscutible, y su belleza y m érito es tan to , que su p era a to d as las im ágenes de M aría que se g u ard an en los sa n tu a rio s de E x trem a­ d u ra (29). * * * C u an d o volvió de tierras de O rien te el conde R o ­ d rig o , estaba en su apogeo la em presa de la R eco n ­ quista en E s p a ñ a ; y debido a los altos ca rg o s que desem peñaba su p ad re en la corte de L eón, al hecho d e llevar en su s venas sa n g re de reyes y a la aureola de p re stig io con que h ab ía conseguido rodearse p o r la m ucha p arte que tom ara com o cruzado en las revuel­ tas de T ierra S a n ta , el caso es, que fué acogido con aplauso p o r la nobleza y p ro n to em pezó a fig u ra r al lado del rey, que le disp en sab a sin g u la r predilección y le confiaba encom iendas h arto delicadas. D ado el tem peram ento exaltado de dicho perso n a­ je, envanecido p o r su posición social y arrastra d o qu i­ zá por las p asiones juveniles, em pezó a m overse en un am biente poco edificante ; e influenciado por am i­ g os de v ida d isip ad a, com etió a lg u n a s locuras, sin que le sirv iera de freno la religiosidad, tan proverbial 38

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e n tre su s fam iliares, ni el apellido honroso, lim pio y d ig n o de todo respeto que o sten tab a p or ley de he­ rencia. E n a lg u n a s ocasiones dió p ru e b as de ser un liber­ tin o de m ala crian za ; a u n q u e tal calificativo no debe se r aceptado en to d a su ex tensión y sí con la a te n u a n ­ te de que en aquellos tiem p o s la m ayoría de los m ag­ nates, ca p itan es y h asta prelad o s, eran soberbios, d és­ p o tas e irreflexivos. U n a d e las h azañ as m ás características del conde R o d rig o fué el atropello que com etió en m arzo del a ñ o 1171 con la iglesia de S a n ta M aría d e T o ra l. E n d ich o m es, dice el catálogo de L u g o (30), h u b o de s u ­ b ir al N orte el rey D on F ern a n d o y rep rim ir las dis­ c o rd ias y los ab u so s de au to rid ad de R o d rig o de S a ­ rria, el cual, ((arrebatado a n tes p o r u n a fu ria d iab ó li­ ca, fu era de sí, h ab ía arrem etid o a m ano arm a d a con­ tr a la iglesia d e S a n ta M aría de T o ra l, sita en el te­ rrito rio de V en to sa, del o b isp ad o de L u g o , y la h ab ía d em o lid o e incendiado, p o r lo que, en com posición de ta l sacrilegio, dió después al obispo de L u g o la igle­ sia de S an S alv ad o r de S a rria seg ú n la h ab ía recibido de m anos de F ern a n d o II» (31). A p esa r de tal fechoría, p o r su sim p atía perso n al o p o r hab erse casado con D oña U rraca, h erm an a del réy , no perd ió su s ca rg o s ni su influencia, p u es al m es sig u ien te, precisam ente el 21 de ab ril (32), a p a re­ ce en C oria, en un ió n de v ario s nobles, confirm an d o la ■donación de la hered ad de la T o rre de A g u ila r que 39



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en aquella é p o c a ; y com o h ab ían arreb a ta d o reciente­ m ente a la m orism a la ciu d ad de C áceres, en u n a de su s ig lesias pu siero n su casa p rin cip a l. F u é ta n ta la resonancia, q ue en a lg u n o s p riv ileg io s y docum entos, extendidos en 1170, se hace co n star lo fueron «eo an n o quando cep it esse illum sum m um O rdinem d e C aceres» (35). V em os, p u es, al conde R o d rig o fig u rar en tre los nobles que echaron los cim ientos de la nueva O rden m ilitar, cuy a necesidad tan to se hacía sen tir en la T ra n sie rra d e L eón ; p u es si bien es v erd ad que po­ cos añ o s an tes, en 1156, h ab ía nacido la O rd en de S an Ju lián del P ere ro en las o rillas del Coa, no es m enos cierto que ésta ap e n as h ab ía pro sp erad o y su s es­ casos m ilites lim itab an su cam po de acción a la p arte m eridional de la actual p ro v in cia de S a la m a n c a ; y sólo en casos excepcionales, y sin que su co n trib u ció n fuera m uy p o sitiv a, h ab ían cruzado la S ie rra de G ata y auxiliado con su s esfuerzos a los ejércitos del rey de L eón, que y a p o r entonces atacab an a la m o rism a en las orillas del T ajo . S iendo y a D on R o d rig o freire de S an tiag o , fué cuando cedió a la catedral de L u g o la iglesia de S an S alv ad o r de S a rria , con to d o s su s bienes, p a ra repa­ ra r el atropello que com etió en el tem plo de S an ta M aría de T o ra l y en p ru eb a de arrep e n tim ien to p or su locura. D ebido a su h istorial com o cruzado, al hecho de h ab er enm endado su v id a y ab o m in ar de su pasado41



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ge 1, m ayordom o del rey y tu to r del in fan te heredero de la c o r o n a ; el conde P ed ro , G utierre G utiérrez, sig n ifer regis, el conde A lfonso, P elay o G utiérrez, notarius re g is, y el archidiácono de C om postela, D on P elayo, canciller real (39). C u an d o estuvo restablecido el cardenal, m archó a C oim bra p a ra entrevistarse con el rey p o rtu g u és, lle­ vando en su án im o una excelente im presión d e los p ro ­ blem as de E sp a ñ a . Se ocupó detenidam ente con A lon­ so E n ríq u ez de todo lo concerniente al vecino reino y le hizo v er el ex tra o rd in ario poderío que iba ad q u i­ riendo la m ilicia de S a n tia g o en tierra s de L eó n . C on­ sig u ió interesar al lusitano en este asu n to ; y a ello se debió que D on A lonso, en septiem bre del m ism o año, hiciera donación a la expresada O rden de los cas­ tillos de M onsanto y A brantes, sito este últim o en las proxim idades del río T a jo . N o se sabe con certeza si fué en Z am ora o en C oim ­ b ra donde tuvo lu g ar el encuentro entre el legado pon­ tificio y el conde R o d rig o de S a rria . P u d o m uy bien suceder que d u ra n te la estancia de dicho p u rp u ra d o en nuestra p atria , y p o r el decidido apoyo y g ra n cordia­ lidad con que acogía todo lo relacionado con los freires de la E sp ad a , le aco m p añ ara constantem ente el C om endador M ayor de d ich o in stitu to y que figurara en su com itiva en el v iaje que aquél hizo a P o rtu g a l ; m isión m ás indicada p ara el conde R o d rig o que p ara el M aestre D on P ed ro F ern án d ez, h arto preocupado 44

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con el arraig o m an d ad .

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y crecim iento de la naciente

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Y si esto fué así, n ada tiene de ex trañ o que el in­ sig n e C o m en d ad o r se cap tara las sim p atías d e M onse­ ñor Jacin to y que dicho prelad o lo d istin g u iera y le p ro fesara sin g u la r estim ación, p or ser dicho p erso n a­ je el m ás im p o rtan te de la O rd en , desp u és del M aes­ tre, y dado su parentesco con el rey F ern a n d o . P o r o tra parte, el an tig u o cru zad o h ab ía p u rg a d o y a su s p asad o s h ierro s y se conducía com o un caballero cris­ tia n o y ejem plar, posiblem ente influenciado p o r los co n se jo s de su bella y p ru d e n te esposa ; y com o su s p ro p ó sito s de enm ienda eran n o torios y firm es, se hizo m erecedor del afecto y predilección del cardenal y d e la consideración de los n obles y de los reyes de P o rtu g a l, seg ú n se desprende del priv ileg io d e do n a­ ción de los castillos d e M onsanto y A b ran tes, g racio ­ sam en te concedidos p o r A lonso E n ríq u ez, en el cual se hace co n star expresam ente, com o ya se dijo , que en treg ab a d ich as fortalezas al M aestre y fra tre s de S a n tia g o u t ipsc C om endator teneat sem per illud castellud (se refiere a M onsanto) et non alius C om enda­ tor (40). M as, a p esa r de su s títu lo s y preb en d as, el conde d e S arriá , creyéndose q uizá con cap acid ad y m éritos suficientes p a ra o cu p ar ca rg o s m ás elevados y de m ás rep resentación, o in sp irad o tal vez p o r la b en d ita im a­ g e n de M aría, reliq u ia sa g ra d a que con ta n ta devoción 45


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y cariño tra je ra de T ie rra S a n ta , el resultado fue, que concibió el decidido p ro p ó sito de establecer nueva­ m ente en el so lar de su s m ayores la C ongregación de caballeros d e M ontegaudio, que con ta n ta ilusión y a costa de tan to s sacrificios fu n d a ra en las cercanías de Jerusalén en m om entos críticos e inolvidables.

VI

Paladines de Montegaudio E l m uy ilu stre caballero D on R o d rig o , conde d e S arria , firm e en su p ropósito, solicitó de su am ig o e l cardenal la au to rizació n p recisa p ara d ejar el h áb ito d e S a n tia g o y dedicarse en teram en te a a g ru p a r en E sp a ñ a a los an tig u o s m iem bros de su H erm an d ad .. A ccedió com placido el legado de S u S a n tid a d (41) y el v aliente, in q uieto y b atallad o r cruzado dió im p u lso en tierra s d e León a su o bra, que ta n ta g lo ria y es­ p len d o r alcan zara an tañ o , y que en realid ad no h ab ía d ejad o de ex istir, sin o que, al h u ir su s co m p o n en tes d e P alestin a, h ab ía quedado d esarticu lad a, com o en suspenso, en espera de ocasión p ro p icia p a ra proce'der a su reo rg an izació n y d ejarla en condiciones de p ro­ d ig a r a b u n d a n te s frutos, y a que prom etió siem pre m ucho desde su s com ienzos. N o se sab e con seg u rid ad q u ien es fueran los freires su p erv iv ien tes de la p rim era época, que cooperaron con D on R o d rig o en el resu rg im ien to de la O rd en que él fu n d a ra en las colinas d e Jeru salén . R e p a sa n ­ d o b u lario s y privileg io s, aparece a su lado u n Don, 46

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R o d rig o G onzález (42), alférez del rey d e L eón por los añ o s 1170 y 1171. E ste caballero fué lu g arte n ie n ­ te o C om endador M ay o r de M ontegaudio y se encar­ g ó de su go b iern o o dirección al fallecer el conde de S a rria ; y ello nos induce a su poner, que fué d e los que estuvieron siem pre al lado del M aestre y F u n d a ­ d o r y le ay u d aro n en tierra s d e L eón a reo rg an izar la dicha ííe rm a n d a d con otros nobles y paladines ; Ju an G arcía, V elasco O rtiz, P ed ro X im énez, M unio F ern án d ez y G arcía G arcés, que sig u iero n m ilitando en la m ism a h asta su extinción (43). L a b u la d e confirm ación de la O rden de M onte­ g a u d io lleva fecha de 1180 (44); y a esta circ u n sta n ­ cia se debe que h a g a n coincidir con d ich a fecha la seg u n d a época del establecim iento de la m ism a ; pero n ad a m ás lejos de la realidad, p u es las confirm acio­ nes de estos in stitu to s p o r el S an to P a d re siem pre se h an hecho a lg u n o s añ o s m ás ta rd e a la fecha exacta d e su fundación. A sí, la O rd e n m ilitar de caballería de A lcá n ta ra nació en el año 1156 y fué p u esta bajo la jurisdicción deí P ontífice, y en realidad confirm a­ da, en 1177; y la de S a n tia g o se fundó en 1170 y se ap ro b ó y confirm ó en 1175. D ecididam ente, a n tes de 1180 debió ser expedida la b ula de constitución de d icha O rden en E sp añ a . De com pleto acuerdo con el h isto riad o r señor B lázquez (45), adm itim os que h u b o de ser p ro m u lg a d a a p a rtir de julio de 1172, fecha en que se entrevistó el conde g alleg o y el cardenal, y a n tes del 24 de no48

Torre del hom enaje, de factura alm obade al parecer, que aun desafía al tiem po y a los elem en tos sobre las ruinas del histórico Al-Mofrag de los cronistas árabes. ÍFoto Fernández Oxea)


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v icm b re de 1173, p o r estar fechada dicho día o tra bula papal en la cual se hacen d eterm in d as concesio­ nes al conde R o d rig o , fu n d a d o r de Ja O rden de M o n ­ te gau dio. ¥r * * C am inam os entre escollos al red actar estas notas, por carecer de docum entos que de m anera seg u ra y term inante den fe de estos hechos h istó ric o s; pero los escasos elem entos con que contam os h an sido exam i­ n ados con todo d etenim iento, y n u estro decidido em ­ peño en la em presa nos h a llevado a escu d riñ ar y a an a liz ar los m enores detalles con to d a im parcialidad para llegar a la en tra ñ a y hallar la v erd ad in d u d ab le que corone n u estro p ro p ó sito . P reten d em o s no ser uno m ás de los que h an n au frag ad o en este in trin c a ­ do laberinto, cuya recorrido nos p roponem os hacer a pesar d e su s m uchas d ificu ltad es y d e n u estra falta d e p rep aració n . Y ello es tan cierto, que u n a vez p u n ­ tu alizad a la fecha del restablecim iento de la referida O rd en , su rg e o tra in có g n ita m ás difícil aun de resol­ ver. S e tra ta de d eterm in a r cuál fu era el lu g a r esco­ gid o p o r el in sig n e conde g allego p ara fijar su casa m atriz y d estin arla a alb erg u e de su s freires. E ste es un extrem o que h an soslayado los tra ta d ista s y no han co n seg u id o resolver los h is to ria d o re s ; pero la clave nos la da el ep íg rafe del p riv ileg io de d o nación del castillo de M onsanto, p ro m u lg ad o p o r el R ey d e P o r­ tu g a l en 1171 (46), q ue dice a s í : D O N A T IO C A S -


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T E L L I DE M ONSSANTO N Ü N C U PA T I A R E ­ G E P O R T U G A L I A E F A C T A IN M A N IB U S D . P . F E R R A N D I M A G IS T R I E T C O M IT IS R O D E R IC I F R A T IS T U N C O R D IN IS P O S T M O D U M V E R O M A G I S T R I M IL I T IA E D E M O N T E G A U D I O S E U D E M O N S F R A G . E s de­ cir, el rey p o rtu g u é s d a el castillo de M onsanto al M aestre D on P ed ro F ern á n d ez y al conde R odrigo,, el cual entonces era herm an o de la O rden (de S a n tia ­ go) y después fu é M aestre de la de M ontegaudio o de M onsfrag. Y si fué D on R o d rig o M aestre de M ontegaudio o d e M onsfrag, no resulta ilógico su p o n er que dicha O rden se llam ó M ontegaudio en P alestin a, y en C as­ tilla, M onsfrag, p o r ser éstos los lu g are s donde se inició en dos épocas diferentes (47). A dm itien d o este hecho com o cosa real, p o r fu n d a r­ nos en el docum ento señalado, creem os sin el m enor titubeo que los ínclitos gaudenses fijaron su residen­ cia provisional en el p riv ileg iad o m onte rocoso, que desde tiem pos rem otos se denom inaba M o n sfra g o rum,; es decir, en el poderoso castillo que corona su cim a y cu y as to rre s d estacad as v ig ilab an la excelen­ te vía que cruza el caudaloso T ajo , y que era paso ob lig ad o que perm itía la com unicación de los re in o s cristian o s con las tierras del S u r o cupadas por la mo­ rism a. Tam bién p u d o el conde R o d rig o eleg ir p ara sede de su s caballeros el m onasterio de N ava con su s tér­ 50

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m inos, la v illa llam ada L in are s del R ey , P ard in ello , q ue p o r estar en el térm in o d e S a rria d eb ía ser p ro ­ pied ad d e dicho c o n d e ; D anuicos, S an ta M aría de N ogares, S an Ju an de A g u e ira, que asim ism o eran d e L u g o , S a n ta A g u ed a, S a n ta E u lalia o la villa de V v e ; villas y lu g are s que recibieron del pro p io D on R o d rig o , de o tro s seño res leoneses o del m ism o rey D on F ern a n d o , y to d o s enclavados en tierra s de L eón, seg ú n co n sta en la m encionada b u la d e co n firm a­ ción fechada en 1180. P ero es in d u d ab le q u e escogie­ ron el coloso M o n sfrag p o r su s excelentes m edios de defen sa y p o r lo p riv ileg iad o de su situación, tan a p ro p ó sito p a ra el lo g ro de su s fines. L a d ich a b u la, que señala las p ro p ied ad es que te­ nía la O rden p o r entonces, ofrece la p artic u la rid ad de no citar a o tro s d o n an tes m ás que al rey B ald u in o de Jeru salén y al leonés D on F ern a n d o , cuyo hecho nos confirm a, que fué en los do m in io s de este últim o m o­ narca donde la asociación d e caballeros cap itan ead a p o r el conde d e S a rria echó su s cim ientos. O tro de los d a to s im p o rtan tes que se desconoce re­ ferente a la ex p resad a O rd en es d eterm in ar a quién corresp o n d ía la ju risdicción esp iritu al de la mismáj, S e h a llegado a su p o n er q u e dep en d ían en este aspec­ to del ab a d de M oreruela, p ero resu lta m u y co n fu ­ so todo esto y no h a podido aclararse cosa a lg u n a en concreto. E ste im p o rtan te pro b lem a p u d iera d ejar d e serlo si an alizam o s los hechos con alg ú n d e te n im ie n to ; y a 51


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este propósito hem os de tener en cuenta, que no pre­ cisaban aquellos ilustres cruzados, escasos en un principio, bu scar fuera del recinto roquero de M ons­ frag lo q u e tenían en su p ro p ia casa, ya que adosado a los m uros del baluarte habían levantado pocos meseS an tes lp s caballeros sa n tia g u ista s u n a reducida, pero acogedora erm ita, que au n existe en nuestros d ías y cu y a fe de b autism o está p aten te en u n a pie­ d ra de m árm ol colocada sobre la p u erta donde cam ­ pea el escudo de aquellos caballeros. E n dicha capi­ lla entronizó Don R o d rig o la santísim a V irgen do M ontegaudio, y en ella podían su s m ilites d a r satis­ facción a las necesidades del espíritu. E s m uy posible que al principio no prom etiera g ra n d e s v e n ta ja s el ingreso en esta institución y que los reyes de León y C astilla prestaran m ás apoyo a las y a florecientes O rd en es m ilitares de S an Ju lián del P erero, C alatra v a y S an tiag o , las cuales, au n q u e no m uchos, llevaban ya vario s años de existencia. Y por estas razones, el reducido g ru p o de freires de M onsfra g se vieron precisados, en un principio, a buscar acom odo en cualquiera de las villas o m onasterios ci­ tados, en espera de ocasión p ropicia p ara in sta la r­ se en lu g a r adecuado y p ro c u rar el au m en to de sus m ilitantes. L a existencia de dichos cofrades debió tra n sc u rrir sin g ra n d e s alharacas, sin que se les tuviera m uy en cuenta d u ra n te los prim eros a ñ o s ; y p o rq u e n o vis­ lum braran g ra n d e s perspectivas, o bien p o rq u e el 52

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M aestre se en em istara con el rey, su cuñado, parece lo cierto, que el fu n d ad o r fué a Z arag o za el 18 d e ene­ ro de 1174, seg ú n Z u rita, y se entrev istó nuevam en­ te cón el leg ad o del P ap a, el cual se en co n trab a a la sazón en d icha ciu d ad p a ra asistir a la boda del re y con D o ñ a S an ch a . E n la capital arag o n esa , con su p roverbial tacto y hab ilid ad , expuso a su buen am ig o el card en al las circu n stan cias tan críticas p or que atrav esab an , con­ sig u ien d o interesarle tan vivam ente, que p o r su in te r­ vención le hicieron d o nación de F u en tes d e A lfam b ra (48), a rreb a ta d a recientem ente a los m usulm anes. Y esta m anifiesta protección del p u rp u ra d o rom ano h acia D on R o d rig o debió p arecer m uy bien a los a ra ­ goneses, y a que pocos años m ás tard e (49) la O rden de S a n ta M aría de M o n teg au d io co n sig u e extenderse de m anera p ro d ig io sa p o r todo el rein o de A ra g ó n y lleg ar a co n tar en tre su s posesiones el castillo de A lfam b ra, M alvecino, P erales del S u so , V illap ard o , V illarru b io , E sco rih u ela, A ltab as, A lcaltrel, M iravete, T o rre de M onsanto y o tras v arias. R esu lta m ás so rp ren d en te tan in esp erad o a u g e si, ten em o s en cuenta la p rep o n d eran cia que h ab ían al­ canzado en A rag ó n y C atalu ñ a las O rd en es de C ala­ trav a y el T em p le ; sobre todo la últim a, a la cual d is­ p en sab an sin g u la r protección nobles, prelados, p rín ­ cipes y soberanos. M as ello no im pidió el triu n fo real y p o sitiv o del esclarecido M aestre de M on teg au d io y M o n sfrag , p alad ín v alien te y esforzado, hábil diplo■

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m ático, que triu n fó en la em presa d e m anera ráp id a y p ro d ig io sa. P a ra p o d er realizar con m ejores g a ra n tía s y acierto su peculiar m isión, D on R o d rig o fijó la cabeza de la O rd e n en el castillo de A lfa m b ra , y desde allí g o b e r­ nó con su h ab ilid ad característica su s villas, castillos y h a c ie n d a s ; m agnífico lote in teg ra d o p o r las pose­ siones, ya enum eradas, que tenía en la P e n ín su la y s u s a n tig u o s dom inios en O riente e Italia, entre otros, T eonosaba, que le dió el rey B alduino, la To­ rre d e la s D oncellas, el P a lm a r, cedido por G uido de E scalona ; el P u e n te de A m allone, en L om bardía, y o tra s p erten en cias d ad a s p o r el m arqués de M onferrate y su m ujer. T a n san ead as haciendas, la novedad y el prestigio creciente de los fu n d ad o res constituían un poderoso espejuelo que atra jo a buen núm ero de caballeros p ro ­ cedentes de o tro s países, especialm ente d e Italia, dis­ p u esto s a enrolarse en los cuadros de d ich a H e rm an ­ d ad ; y todos, g u sto so s y com placidos, quedaban bajo el control del G ran M aestre, que procuraba disciplinar e in fu n d ir a sus su b o rd in ad o s la fe deb id a y el coraje in d isp en sab le p a ra fu tu ra s y g lo rio sas em presas. A u n q u e su s actividades se desarrollaban con prefe­ rencia en el reino de A ra g ó n , no perd ían el contacto con su s intereses en tierras de León y C astilla, ni con las fig u ra s representativas de estas regiones, ded icán ­ dole p arte de su s atenciones y cuidados y recibiendo p o r ello las n atu rales recom pensas, com o lo p ru eb a el 54

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h ech o de que, hallándose F ern a n d o I I en V illafranca, en el m es de ag o sto d e 1182, les hizo d o nación de un coto en el valle de N eira, la m ita d de la iglesia de C e­ lan io, C anovia, P u sn ella, S an P ed ro de H erem o y o tra s p ro p ied ad es (50). Y a p e sa r d e n o ser m u ch as las veces q u e interv i­ nieron en los negocios del reino de L eón, existen p ru e­ b a s evidentes d e que buen n úm ero de caballeros de M o n teg au d io o M o n sfrag au x iliaro n a D on F e rn a n ­ d o el añ o 1184 en el .cerco y reco n q u ista de la villa d e C áceres (51). * * * L a O rden de caballeros de M o n tegaudio o M ons-frag recibía en A ra g ó n , in d istin tam en te, los n o m b res d e M ongoy, M onjoya, C asa u H o sp ital del S an to R e ­ d en to r y A lfam b ra; E sta d iv ersid ad de d en om inacio­ n es ha d esorientado lam entablem ente a los tra ta d is­ tas, la m ay o ría de los cuales se resisten a a d m itir q u e fu eran u n a y la m ism a ; p ero ello es evidente, sin g é ­ nero de d u d as, p o r v a ria s y p o d ero sas razones, com o la sig u ien te : i. . E n aq u ello s tiem pos, la m ay o r p a rte de las O rd en es m ilitares ap arecen en los docu m en to s con n o m b res d i­ feren tes ; así, la de S an tiag o se llam ó tam bién, en las d istin ta s épocas, de F reiles del L o y o , Seniores o FraIres de Cáceres, Caballeros dé la E spada, U c lé s; la d e C alatra v a erá conocida en ocasiones com o O rd en de Salvatierra, de C iruelos, etc., y, finalm ente, la que


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su rg ió en las rib eras del C oa se titu ló en un principio de S a n Julián del P errito o Peroro, y al g ru p o de su s freires, que h ab itó , g u arn eció y defendió la ciudad de T ru jillo d u ra n te un corto período, tom ó el nom bre de Fratres T ru jillen ses; h asta q u e u nos y otros se fusio­ naron y constituyeron la O rden m ilitar de caballeros de A lcántara. P o r reg la general, en cada reino o región recibían nom bres distintos, au n q u e dependieran del m ism o G ran M aestre, y lo tom aban corrientem ente del lu g a r o convento en que se hab ían iniciado o en el que fija­ ban su residencia. N ada, p o r tan to , tiene de extraño que a la m ilicia religioso-m ilitar que nació p u ja n te en la colina del M onte del Gozo, próxim a a la C iudad S an ta, se la conociera desp u és con el expresivo títu ­ lo d e M o n te G audio o el de M onte Joya, nom bre este últim o que d a alg ú n h isto riad o r a la d icha a ltip la n i­ cie ; que añ o s m ás tarde conservara este nom bre en A ra g ó n , p o r trata rse de la m ism a com u n id ad y h a ­ llarse al frente de ella el m ism o M aestre-F u n d ad o r ; y que, finalm ente, tom ara el nom bre de O rden de Alfam bra, p o r asen tar en este lu g a r la casa fuerte o casa central de los esclarecidos m ilites que seguían las con­ sig n a s del conde R o d rig o . E in sistien d o m ás sobre el p artic u la r, direm os que los esforzados y v o lu n tario so s freires que con voca­ ción ejem plar venían dedicándose desde tiem po inm e­ m orial a la custodia del sepulcro del A póstol en Com~ póstela y a la protección de los cam inos que condu­ 5P

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cían a él, al ser reco n q u istad a la v illa d e C áceres, com o eran m uchos d e aq u ello s caballeros o riu n d o s de las tierra s reg ad as p or el T ajo , se ag ru p aro n p a ra el com ún logro d e su s fin es y co n stitu y ero n la llam ada C ongragatio de Fratres de Cáceres o S én io res de Cá­ ceres a que ya hem os hecho referencia, base fu n d acio ­ nal de la que m ás ta rd e se llam ó O rden m ilitar de ca­ ballería de S a n tia g o , la cual, al ex p an sio n arse por C astilla y fijar su sede en U clés, recibió el de C aballe­ ros de Uclés u O rden de Uclés, sin p erd er la p rim iti­ va denom inación en L eón, P o rtu g a l y o tras reg io n es, ¿ P o r qué h a d e so rp re n d er tan to que los títu lo s de M o n tegaudio, M o n sfrag y A lfa m b ra, p o r no citar m ás que alg u n o s, corresp o n d an a la m ism a O rd en , y que le fueran ap licad o s en d istin to s países y en épo­ cas d ife re n te s? ... E llo, a n u estro juicio, no tiene n ad a de p artic u la r, d ad o s los precedentes señalados. Y no debe p o n erse en d u d a que p o r entonces !a ca­ beza del M aestrazgo era el in teresan te pueblecito de A lfam b ra. D e ello d an fe los docu m en to s de la épo­ ca (5 2); y tam bién se confirm a p o r las m uchas y p re­ ferentes aten cio n es que reyes, p rín cip es y m ag n ates disp en saro n a d ich o lu g ar. L a in fan ta S an ch a, entre otros, esposa del conde A lvaro y m adre, p o r consi­ g u ien te, de D on R o d rig o , «p ereg rin ó a Jeru salén , dice un au to r (53), y pasó d esp u és a R o m a, donde recibió la bendición de S u S an tid ad , favoreciéndola el P a p a con un lig n u m C rucis y un dedo de la m ano de S a n


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P e d ro , reliquia esta ú ltim a q u e pasó al m onasterio de E sp in a, en tan to que el lig n u m era venerado en A lfam bra, donde el conde D on R o d rig o tenía la casa principal de M o n teg a u d io , ¿ N o es de creer que el v iaje de la in fan ta p u d o ser el origen del establecim iento de la O rden en los rei­ n o s de L eón y C astilla, donde prim eram ente se cons­ titu y ó , viviendo m odestam ente, cobrando nuevo im ­ p u lso y extendiéndose a A ra g ó n con el nom bre de M ontegaudio, b ajo nueva regla por el conde D on R o ­ d rig o ? ...» H e aquí u n a razonada consideración que p red isp o ­ ne a a s e g u r a r : prim ero, que el conde leonés era M aes­ tre de M ontegaudio ; seg u n d o , que tenía su casa m a­ yor en la A lfam bra ; tercero, que esta C ongregación se inició en C astilla y L eón ; y cuarto, que al principio vivió m odestam ente y al co b rar nuevo im pulso se ex­ tendió al reino arag o n és. T am b ién el h isto riad o r Z u rita refuerza nuestro cri­ terio, siq u iera sea por lo que significa en el orden afectivo, al decir que ((Alfam bra, donde yace el cuer­ p o del conde D on R o d rig o » , con todos su s térm inos y p ertenencias fué añ o s m ás tarde- en treg ad a a los tem ­ plarios. E sta noticia del cronista arag o n és parece en abierta contradicción con o tra que hem os hallado en el A . H . N . y que textualm ente dice a s í : «E n A lharilla fué sep u ltad o el conde D on R o d rig o , que lleva título d e M aestre de la O rden de M onsfrag o M ontegau-

dio» (5 4 ); pero lejos d e a d m itir que se co ntradicen u n a y otra, n o s decidim os a su p o n er, que el ilustre F u n d a d o r y M aestre debió fallecer y ser sep u ltad o en A lfam b ra ; y alg ú n tiem po m ás tard e, p o r disposición testam en taria o v o lu n tad de su s descendientes, p u d o se r traslad ad o el c a d á v e r al referido pueblecito de A l­ h arilla, que n ad a tiene de ex trañ o perteneciera al M aestrazg o de M o n sfrag o al p atrim o n io del conde d e S a rria (55). N o tenem os noticias de las activ id ad es que d esarro ­ llara la asociación g a udense en el rein o de A ra g ó n ; p ero d ad o s los fin es que p erseg u ía, es de su p o n er que p o n d ría en ju eg o su s m edios y en e rg ías p a ra co m b a­ tir a los sarracen o s. D e su im p o rtan cia en d ich as tie­ rra s d u ra n te los pocos añ o s de su existencia tam p o ­ co podem os d u d ar, ya que este criterio se corro b o ra co n el hecho seg u ro de que se extendió de m anera so rp ren d en te p o r toda la región lev antina, au m en ta n ­ d o su s p ro p ied ad es y caudal y ag ru p a n d o b ajo su b an d e ra buen n úm ero de caballeros leoneses, castella­ nos, arag o n eses, valen cian o s y extran jero s, de escla­ recido lin aje y lim pio histo rial. S o b re todo, debieron ser m uchos los ex tran jero s que se en rolaron b ajo la protección de la enseña de M on­ teg au d io , y a lg u n o s de g ra n p restig io e influencia, h echo que m otivó no pocas y frecuentes d isco rd ias de co n secu en cias d esag rad ab les. Al m orir D on R o d rig o , el fu n d a d o r de la m ilicia, el año 1188, lo reem plaza en el carg o su lu g arte n ie n -

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destacado en tre los de la nobleza, rig ien d o los desti­ nos de M on tem n ig ru m et M ontem rosum en 1168; te­ nencias o g o b iern o s que se concedían en atención a los m éritos concurrentes en las p erso n as que o sten ta­ b an dichos cargos, u n as v e c e s ; y en ocasiones, por llevar el interesado san g re de reyes en su s v en a s o por d isfru ta r de la protección y favor real. S i a estos honores que recibió del rey F ern a n d o d u ­ ra n te su ju v e n tu d sum am os los m uchos que cosechó p o r su d in am ism o y lealtad en los trein ta añ o s si­ g u ien tes, es lógico y natural que dicho caballero s u r­ ja an te nosotros com o un paladín n ad a com ún, ca­ paz de las m ayores em presas y dispuesto a d isp u tar su s derechos a cuantos se enfren tab an con él y a ios que pretendían m erm ar su p restig io y apoderarse de su s bienes, p o r m uy nobles y poderosos que fueran. S e su pone que D on R o d rig o G onzález cesó en su cargo de A lférez al unirse al conde de S a rria para d a r nuevo im pulso en E sp a ñ a a la O rden d e M ons­ fra g o M ontegaudio ; y com o en dicha etapa era te­ nido en g ra n estim a por su s parientes, am ig o s y p ai­ sanos, al re g resar al solar de su s m ayores, resentido p o r la o fensas que recibiera en tierra s de A ra g ó n , fué acogido con g ra n aplauso, toda vez que su rep u ta­ ción personal y la tenaz oposición que ofreciera a los m ilites del T em p le y a los pro h o m b res ex tran jero s de M ontegaudio, carentes de h onor y de escrúpulos, lo hacían m erecedor de un en tu siasta recibim iento. R e­ g re só acom pañado de u n a lucida escolta, resto de la an64


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tig u a m ilicia, pocos en núm ero, p ero selectos y esfor­ zados, llenos de fe y o rg u llo , id en tificados con él y d is­ p u esto s a lu ch ar a su lado, llegando h asta el sacrificio si fuera m enester. E ra un plan tel d e p alad in es esco­ g id o s, d ig n o s rep resen tan tes de los caballeros cruza­ d o s de aquellos tiem pos. N o se h ab ía conform ado D on R o d rig o y los suyos con la decisión de s u s o tro s herm an o s, que quedaban en la reg ió n lev an tin a d isp u esto s a inco rp o rarse a la O rden de T e m p la rio s ; ello re d u n d ab a en m enospre­ cio de su s intereses y era un ataq u e a su fe inconm o­ vible y a los ju ram en to s p restad o s. P o r esta razón, visto el g iro q u e h ab ían tom ado los acontecim ientos, y p o r no p o d er lu ch ar co n tra lo im posible, reg resaro n a C astilla y L eón con la frente lev antada y el corazón henchid o de coraje ; y se disp u siero n a en tab lar un ruidoso pleito con los u su rp a d o res de su g lo ria y su s in te re se s . * * * E l castillo d e M o n sfrag era entonces p ro p ied ad del rey castellano D on A lfonso V I I I , ap ellid ad o el N o ­ ble. A u n q u e p o r donación de F ern a n d o II de León h ab ía sid o en treg ad o a la O rden d e S a n tia g o (59), com o se d ijo en p á g in a s anterio res, y los caballeros de d ich a asociación m ilitar lo dieron al con d e R o d rig o de S a rria y a s u s p artid ario s, en 1172, p a ra fu n d a r la mi­ licia de M o n tegaudio, al traslad a rse los g au d en ses a V alencia, A rag ó n y C atalu ñ a, quedó d icha fortaleza 65 5


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ccn poca g u arn ic ió n , y en d ich o a ñ o o en el sig u ie n ­ te, cuando los sarracenos reconquistaron la villa de C áceres, se ap o d eraro n asim ism o de v ario s lu g ares y plazas fuertes, entre los que se encontraba la ald ea y castillo de M o n sfrag . E n poder d e los infieles debió perm anecer d u ra n te alg ú n tie m p o ; pero en 1180 (60), el fu n d a d o r d e P lasencia, D on A lfonso de C astilla, llevó a feliz térm ino una expedición g u errera y se hizo dueño de g ra n extensión de terreno y d e las villas y lu g a re s fortificados de la com arca, entre los cuales se hallaba M o n sfrag y su s aledaños. C o n tin u ab a en 1189 el m onarca de C astilla siendo dueño y señor de aquel b alu arte, y p o r esta razón, en el priv ileg io de fundación y señalam iento de té r­ m inos que dió en la expresada fecha a los p lacen tinos, se indicaban los lu g ares h ab itad o s y las fortale­ zas que p asab an a poder de a q u é llo s ; y al hacer re­ ferencia a M onsfrag, se decía expresam ente, que la al­ d ea de este nom bre se incorporaba a la ciudad de P lasencia, pero reservándose la corona la propiedad del castillo (61). A sim ism o, en la b u la p ro m u lg ad a pocos m eses después p o r el P a p a C lem ente I I I eri­ g ien d o la silla episcopal de P lasencia, se hace constar, que ten d ría jurisdicción en las ciudades y aldeas se­ ñ alad as en la carta-privilegio d e fundación que diera el rey a los placentinos, y en las a g re g a d a s d e T ru ji11o, S an ta C ruz, M onsfrag y M edellín. R esu ltan d o por tan to evidente, que en la fecha señalada era M o n sfrag de la corona de C astilla.

E l roquero castillo, vivo recuerdo de tiem p o s p asa­ dos, a tra jo a los caballeros p o rq u e co n stitu ía p arte in ­ d isp en sab le de su existencia. Allí estaba p a ra recibir­ los el viejo b alu arte que fuera escenario en o tra s é p i ­ cas de ép icas h azañ as, o cu p an d o la cim a de un terre­ no accidentado y ofreciendo un aire pintoresco de po­ derío su fábrica im ponente. E n él se refu g iaro n los defensores de la fe y de alli p artiero n en m u ch as oca­ siones a in co rporarse a los ejércitos cristian o s p ara re­

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¿ E n tre g a ría D on A lfonso la aldea de M o n sfrag a los p lacen tin o s y se reservaría el castillo, que h ab ía pertenecido a los de M onteg au d io por donación de F e rn a n d o II, p o r si éstos se lo re c la m a b a n ? ... E sta suposición parece verosím il si tenem os p resen ­ te que, al volver a C astilla D on R o d rig o y su s cab a­ lleros, el rey castellano les en treg ó sin dem ora la d i­ ch a fortaleza y en ella se establecieron nuevam ente, re an u d an d o su s artiv id ad e s y disp o n ién d o se a seg u ir con todo em peño el pleito en tab lad o con los tem pla­ rios p ara hacer v aler sus derechos. Y a tenem os o tra vez en M o n sfrag , cuna de reye­ zuelos en tiem po de m oros y solar d e p reclaro s p ala­ d in es que pelearon p o r su fe y el en g ran d ecim ien to de su s instituciones, a los ilu stres y ag u e rrid o s d iscíp u ­ los y tenaces p ro seg u id o res de la g ra n o b ra que ini­ ciara añ o s an tes, allá en P alestin a, el in sig n e, inquie­ to y a rro g an te caballero Don R o d rig o A lvarez, tercer conde de S arria .


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c o n q u istar los territo rio s som etidos por las hu estes del P ro fe ta ... P refiriero n este lu g a r por lo caprichoso del paisaje y lo estratégico de la situación, com o y a hem o s se­ ñalado ; adem ás, p orque el lu g a r era en can tad o r y evocaba fácilm ente los tiem pos gloriosos de an tañ o , d u ra n te los cuales las tie rra s que circu n d ab an el g i­ g a n te de M onsfrag fueron, prim ero, g ra n e ro rom ano, fro n te ra de m oros y cristian o s e histórico escenario d e im p o rtan tes y decisivas em presas, en todos los tiem pos ; hab ién d o se conservado h asta n u estro s d ías a lg u n o s m uros recios y po ten tes que se alzan en h ies­ to s y retadores, m udos testig o s de la g esta d e la R e­ co n q u ista en aquella com arca, p u es no h a y en la T ra n sierra otro lu g a r com o éste que nos ofrezca con tal au ten ticid ad la fisonom ía del m edievo. P o r doquier y a d istin to nivel, cim ientos d e edificios em plazados en plan o s inclinados, restos de m urallas, señales de calles estrechas y em pinadas y la auténtica y p rim iti­ va erm ita que levantaron los caballeros de S a n tia g o ; a todo lo cual p ro teg ía el coloso b alu arte que se aso­ m a al tajo u h o n d o n ad a p o r donde corre el río, que b añ a la base de la form idable m ontaña que se corona con ta n ta g ra d e z a ... H o y todo es silencio y q u ietu d ju n to a aquellos m u­ ros d esg a ja d o s, y en los patios, v aria s veces secula­ res, donde se desarrollaron lu ch as sa n g rie n ta s y esce­ nas ejem plares y heroicas. H e aquí las referencias que nos d a de dicha fortaleza un in sig n e h isto riad o r evo­ 68

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cando su p a s a d o : «Y a no salen p o r su s p u e rta s d en o ­ d ad o s caballeros que v an a lid iar con el en em ig o de la relig ió n y de la P a tria , ni asom a el v ig ía p o r en tre las alm en as desm o ro n ad as y caídas, y su s m u ro s ap o r­ tillad o s están p re g o n an d o que el tiem po, ese enem igo de la h u m an id ad incansable y tenaz, se en sañ ó con este g lo rioso recuerdo. T o d o es allí en el día silencio, y soledad, y m uerte. De la a n tig u a villa, ald ea y a en el final del si­ glo x i i , salía con la so n o ra voz de su s cam p an as cari­ ñoso llam am iento a los fieles y h u m ild e ruego al cielo en favor d e aquellos g u errero s defensores de su cu l­ to, y en su recinto se co n g reg ab a n llorosas las m u je­ res y los h o m b res llenos de fe, h asta que la ru in a hizo que las cam p an as v o ltearan en v an o en el espacio y fu n d ieran su tem p lad a voz, p u es su s so n id o s arm o ­ niosos se p erd ían en el vacío, em p u jad o s p o r el aire que, em balsam ado p o r las p la n ta s q ue verdean en los collados, cruza los desiertos cam pos» (62). * * * H allán d o se ya D on R o d rig o y los su y o s en la resi­ d en cia de M o n sfrag o ru m , con el ap o y o m oral de los reyes de C astilla y L eón, se sin tiero n fu ertes e in sis­ tiero n en su s reclam aciones a los tem plarios. D isp u es­ to s a co n seg u ir su s fin es y an te el tem o r del fracaso, d ecidieron re in g re sa r en bloque en la m ilicia d e C alatrav a si el M aestre y d em ás p ro h o m b res de esta 69


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H e rm an d ad se interesaban p o r su s problem as, ya que era p referible desem peñ ar el papel de seg u n d o n e s en u n a institución religioso-m ilitar netam ente española a serv ir de com parsa y cooperar a los fines de u n a O r­ den tan desacreditada com o la de los tem plarios, en la que p red o m in ab an los elem entos ex tran jero s, fa lto s de decoro y que tan desastroso fin tuvieron alg u n o s añ o s m ás tard e. L o s caballeros calatravos vieron con sim p atía la ac­ titu d del g ru p o disidente de la v ieja m ilicia d e M ons­ fra g y p atro cin aro n su causa, poniendo en ju eg o todo su p o d er e influencia, com o si se tra ta ra de asu n to s pro p io s de su con g reg ació n . A cudieron, en representación de su s patrocinados, al S an to P ad re , interesando su providencial interven­ ción a fin de que fueran devueltos a sus legítim os due­ ñ os los bienes que poseían en el reino de A ragón ; solicitando, al m ism o tiem po, la autorización precisa p a ra que dichos caballeros p u d ieran incorporarse a su O rden de C alatrav a. T ra n sc u rría n los m eses y el conflicto existente entre calatravos, gaiudenses y tem plarios se com plicaba m ás y. m ás ; h a sta que, p ara ev itar nuevos m ales, la acer­ tad a intervención del V icario de C risto dió a los p ro ­ blem as convenientes derroteros, encauzándolos y ofreciendo u n a solución, sino m uy v entajosa p ara io ­ dos, al m enos que sirviera p a ra d esp ejar las in có g n i­ ta s y pu sieran fin a tan lam entable estado de cosas. E l P a d re S an to nom bró en E sp añ a rep resen tan tes 70

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suyos, con p o d eres suficientes, a los ob isp o s d e Z a­ m ora y O sm a y al ab a d de V eru ela, confiando en su ju s ta y hábil intervención (6 3 ); pero los dich o s p re ­ lad o s llevaron el asu n to con m an ifiesta p arcialid ad , y el resu ltad o de todo fue la p ro m u lg ació n d e u n a bula p ap a l el 17 de ju n io de 1206 en la que se hacía co n s­ ta r (64) que h ab ien d o sido oído el M aestre de la O r­ den del T em ple, y visto q u e a lg u n o s freires de M on­ te g au d io no q u isiero n p asa r a la m ism a, a p esar de la a g re g a c ió n realizada p o r F ra y F raim o , n eg án d o se a en tre g a r los bienes que poseían, en tre ellos el castillo d e F ra g a , con ánim o de re g resar a C astilla y p asarse a la m ilicia de C alatrav a ; y pu esto que en su día el S a n to P a d re h a b ía au to rizad o la fu sió n de tem plarios y gaudenses en A ra g ó n , con la o bligación de que es­ to s ú ltim o s a p o rta ra n to d as su s p ertenencias, la so lu ­ ción ju sta y ad ecu ad a era, que d eb ía cum plirse lo acor­ dad o en tre el M aestre del T em p le y F ra y F ralm o , que­ d a n d o en lib ertad los caballeros de M o n sfrag o M on­ teg au d io que h ab ían reg resad o a L eón y C astilla p ara pasarse a C alatrav a con cu an to s bienes fueran de su p ro p ied a d en estos reinos. In sistiero n u n a vez m ás las fig u ra s rep resen tativ as d e C alatrav a, haciendo ver al P ontífice que la frac­ ció n d isid en te se desenvolvía en C astilla con entera in d ep en d en cia, y que si alg ú n día decidía in g resa r en su in stitu to , ellos n o podían ex ig irles m ás que las p ro ­ p ied ad e s q u e no hubiesen pasado a los tem p la rio s. E l re su ltad o de todo fué que los castillos, las h a71


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ciendas, derechos y cu an to poseían en A rag ó n los p a r­ tid ario s de don R o d rig o , pasaron ín terg am en te a la O rden del T em p le ; quedándose únicam ente con los bienes que tenían en C astilla y L eón, y los que p u ­ dieran ad q u irir en años sucesivos. A sí term inó la carrera triu n fal de los ag u e rrid o s m i­ lites d e M ontegaudio, en las p a ra ellos ex tra ñ as tierra s d e L evante, acom odándose en la fortaleza de M onsfrag y esforzándose p o r d a r nuevo b río y m ás esplendor si cabe a su institución d u ra n te la tercera etapa de su existencia. A p a rtir de entonces, 1197, ya no se llam ó aquella ag ru p ació n M ilicia de M ontegaudio, sino que adoptó el título de Caballeros de M onsfrag, en atención al histórico lu g a r que le sirvió de sede, y p o rq u e p re te n ­ dían au m en tar el núm ero d e m ilitantes, d án d o le un carácter p ro p io que les p erm itiera em ular y h asta, si cabe, su p erar su s g lo ria s p asa d as, (i) M as y a en aquel tiem po, C alatrav a, S a n tia g o y A l­ cán tara h ab ían acrecentado su s afiliados y a d q u irid o tal p rep onderancia, que a cualquier otra o rganización de este tipo le era m uy difícil p ro sp e rar, p orque los freires de aq u ellas O rdenes, casi todos de p ro b ad o h is­ torial, y m uy duchos en lid es g u errera s, pertenecían a las fam ilias m ás lin aju d as d e C astilla, L eón y E x ­ trem a d u ra ; lo podían todo y su s servicios eran m uy útiles a los reyes. E sto im pedía el desarrollo norm al d e la congrega^ ción de M onsfrag, y los caballeros que a ella pertene­

Cim iento s q u e señalan p a r te del p e rím e tro del gran b a lu a rte dond e Un ieron su casa principaI los Caballeros de Monsfrag. (Foto F e rn á n d ez Oxea)

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provincia de C áceres y pertenecía a los freires de M o n sfrag p o r donación de d ich o m onarca ; en 1206 recibieron asim ism o del rey castellano cierta heredad en M agán, cerca d e T oledo (6 8 ) ; y , finalm ente, en 1218, D o m in g o P etriz y su m ujer D oña E n eb ra, los ■declaran sus únicos y un iv ersales herederos (69). M as al lleg ar al año 1221, y p o r e n c o n trar m uchas d ificu ltad es p a ra su engrandecim iento, el in sig n e m o­ n arca de C astilla, D on F e rn a n d o I I I el S a n to , d isp u ­ so que aquel reducido g ru p o d e ilu stres caballeros se in co rp o rara decididam ente a la O rden de C alatra­ v a (70). A sí term inó en E x trem a d u ra aquella ejem p lar O r­ d en m ilitar de caballería que se cobijara en M onsfrag b a jo la advocación de M ontegaudio, nom bre p rim iti­ v o de la S a n tísim a V irg en de M ontfragüe, q u e aun es R e in a y S e ñ o ra de u n a g ra n com arca cacereña b a ñ a ­ d a por las a g u a s del histórico y legendario T a jo .

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.(2)

A. H ercu lan o : H isto ria de P o rtu g a l, t. I, pág. 142, P a rís-L isb oa.— José A. C on de : H is to r ia (fe la d o m in a c ió n de los á ra b es e n E s p a ñ a , 2.* parte, cap. L V I I I , pág. 83. D esp oblado de la provincia de T oled o, partido jud icial de Illescas ; en él s e conservó du ran te sig lo s un h istó r i­ co palacio, en clavad o en la m argen derecha del río T i ­ ja. A m ed iad os del siglo pasado sólo e x istía u n a casa, con oratorio, qu e ocupaban lo s g u a rd a s de a q u ellas tie­ rras ; lo s P ra d o s, B o sq u e s e Is la s , qu e eran p atrim on io real. H a sta m ediados del sig lo x i x disp onían de d o s bar­ ca s para pasar el río.-—N . d el A .

(3)

A p én dice X I I I .

(4)

M a lp ic a e s un pueb lecito del partido jud icial d e T a la y e ­ ra de la R ein a sito a la orilla izquierda del T a jo . Aun e x iste allí un in teresan te castillo qu e refleja su silu eta en la s rien tes y tran q u ilas a g u a s de dicho río, fren te por fren te del castillo de C ebolla, d e la orilla opu esta. D a n fe de su an tigü ed ad las abu nd antes ru in as de s u s alre­ dedores, en la s qu e han aparecido' a lg u n o s objetos ar­ qu eológicos, en tre e llo s un in teresa n te m osaico. D ig n a s de un detenido estu d io son la s ru in as del d es­ poblado y ca stillo de A lija , cerca d e T alavera la V ieja , la rom an a A u gu stób riga, en la provincia de C áceres, de­ clarada no h a ce m u ch o m o n u m en to nacional. E l castillo de A lija, h oy desm oronado, e s de factu ra n eta m en te ára­ be y fu é construido (com o la m ayoría de los c a stillo s ri­

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bereños del T a jo , qu e fueron ú tiles en el m edievo), sob re un castro rom ano. E llo no tien e nada de particular, ya que la v ieja A u gu stób riga fu é u n a ciu dad im p ortan tísi­ m a ; la m a n s ió n v e in tic in c o del itin erario d e A n ton in o, cu yos v e stig io s, en la actualid ad, recuerdan la grandeza de R om a. L a fortaleza de A lija, por su valor estratégico, fu é m u y ú til durante la reconq uista. D e ello dan fe los m u ch os restos d isem in ad os y casi ocu ltos del an tiq u ísim o e h is­ tórico poblado. E n su s proxim id ad es e x iste un p u en te cor­ tado, el P u e n te del C on d e, d e herm osa factu ra, y cuya traza pudiera ser debida, en opinión del en tu sia sta escri­ tor y alcald e de T alavera, don A lfredo R egu era, al céle­ bre artífice C ayo Julio L acer, autor, com o se sab e, del incom parable pu en te de A lcántara. P u ed e verse a e ste resp ecto un artículo del m encion ado señor R egu era pu­ b licado en el d iario E x tr e m a d u r a con fech a 2-11-1950.— N . d el A . (5)

El castillo de M on tfragü e recibió en el transcurso de los sig lo s m u ch os y variad os nom bres, aun qu e tod os tienen el m ism o rigen y sign ificad o. S e citan , en tre otros, los sig u ie n te s : M onsfragoru m , M on tefragoso, A l-m ofrag, A lm ofragü e, M ontfran g, M on sfrag, M ontfrag, M onsfrac, M ofrag, M on fragu e y M ontfragü e, qu e e s el qu e lleva

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(14) '(15)

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en la actualidad. (6)

P onz : V ia je por E sp a ñ a , tom . V I I , carta V I I , p ág. 637, M adrid, 1947.

(7)

J. R . M élida : C a tá lo g o M o n u m e n ta l (Prov. de C áceres), y P . H u rtad o, en su obra q u e lleva por títu lo C a stillo s, to rre s y c a s^s fu e r te s , tratan e ste tem a con algu n a ex ten sió n .

(8)

C ro n ic ó n A lb e ld en se, n ú m . 64.— M atías R . M artínez, en su H is to r ia d el reino de B a d a jo z , p ág. 66 (y en la n ota 22 de la m ism a p ágin a) y erj Jas 71 y 128.— D e sc rip ció n de

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E sp a ñ a , por Aben Abdalla M oham ed el E drisi, trad. de B lázq uez, M adrid, 1901, en cap. I I I . P . H urtado, obra citada, p ág. 176. A p én dice IV . T orres y T a p ia (F re y A lo n so ): C rónica de la O r d e n y C aballería de A lc á n ta ra , t. I, p ág. 68 y en la n ota (v) de la m ism a .— M adrid, 1763. G onzález (Julio) : R e g e s ta de F e rn a n d o I I , p ág. 81.— M a­ drid, 1943. D a v id L o p e s. S eg ú n e l señ or G onzález, obra citad a, pá­ g in a 7, nota 90, dicho autor p ortu gu és ha h ech o p rofun­ d os estu d ios sobre e ste personaje en su s obras O s arabes ñ a s ob ra s de H e rc u la n o y en O C id p o rtu g u é s : Gira'.do Sem pavor, R . H . P ort., 1941, t. I, p ágs. 93-100, basán­ dose en el cron ista árabe Ibn Sah ib e, reputado com o uno d e lo s m ejores historiad ores de su tiem po. H ercu lan o en su referida obra, tom . I I I , pág. 79. V é a se E sp a ñ a S a g ra d a , t. 36, apénd ice 50, y t. 41, apén­ dice 6, p ág. 347.— L ópez F erreiro en su H is to r ia C o m p o stela n a i, t. IV , p ág. 17 de lo s apénd ices, d ice : «E n S an t. año de C risto 1131, el 18 de m arzo, en los p rivilegios d a , dos por D o n A lfon so V I I sob re lo s oficiales de la ig le ­ sia de S a n tia g o confirm a C o m e s ru d e ric u s de S a rria . «E l conde D on R od rigo de Sarria fu é h ijo del conde D on A lvaro R od ríguez y de la condesa o in fan ta D o ñ a S a n ­ cha, fun dad ora del M onasterio cistercien se de M eyra ; y n ie to del conde. R o d rig o V elar de Sarria, q u e sir v ió al rey A lfon so V I y a su nieto e l em perador h a sta 1144, q ue consta haber m u erto.»— V id a d e l v en e ra b le fu n d a d o r de la O rd e n de S a n tia g o , por L ópez A gu rleta, pág. 238, núm ero 4. «El m á s an tig u o y principal solar de lo s A lvarez radicó en el concejo de N a v ia , de A sturias, y Ñ u ñ o A lvarez de A m aya, quien floreció por los a ñ o s del 900, fu é u n o de los prim eros Alvarez y fué conde y rico-hom bre. D e Ñ u ñ o

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A lvarez procedió Alvaro A lvarez, de él, R od rigo A lvarez, y de él otro R od rigo A lvarez, p rim ogén ito, el qu e se casó' con S a n ch a , h ija de A lfo n so IV .» —-Piferrer, t. IV , pá­ g in a 180. (18) D on Julio G onzález no parece esta r de acuerdo con el P. F lórez n i con Piferrer, que hacen a D oñ a S an ch a hija de A lfon so V I . P ara dicho señor, D o ñ a S an ch a era hija del conde g a lle g o D on F ern an d o P érez de T r a v a .—R e g e s ta ..., p ágs. 19 y 22. (19) «L a celebridad de aquel señ or (se refiere al conde D on Pedro G onzález de L ara) era tan alta, que n o podía m i­ rarle con d esvío la reina. U n a h erm ana su ya, D o ñ a S an ­ cha casó con un h erm an o se g u n d o del referido conde.»— P . F lórez, en R e in a s d e E s p a ñ a , t. I. p ág. 345 de la edi­ ción A gu ilar, M adrid, 1945. (20) V é a se la n ota n ú m . 16. (21) H is to r ia C o m p o s te la , p ágs. 73, 79, 83 y 89, segú n A. B lázq uez y Jim én ez.— En el B. A . de la H . , año 1917,. págin a 140, y en E . S ., t. 36, apénd. 56. (22) B lázquez : obra y p ágin a citadas. (23) R e in a s de E s p a ñ a , t. I, p ág. 398. (24) H is to r ia d e S a h a g ú n , por el P . E scalon a, 540-1 ; y en A. H . N ., S a h a g ú n , R-100. (25) V iaje litera rio , de V illan u eva, t. X V I I , ap. L U I , según G onzález. (26) E s el señor G onzález en su R e g e s ta , p ág. 72, quien h a ­ ciendo referencia al C a rtu la rio d e ... S a n V ic en te , pági­ n a s 260-61, y a A. C . L eón , nú m . 1040, afirm a que D on R od rigo Alvarez estaba casado con D o ñ a U rraca, herm ana de F ernan do II de L eón. (27) «D esp u és que G odofre de B ullón con q u istó T ierra S an ta se fundaron en la s cercan ías de Jerusalén dos ciudades : la prim era, que no estaba m u y lejos, en la cim a de un m on ­ te, desde donde lo s peregrin os que venían a visitar los S a n to s L u gares podían descubrir Jerusalén ; y la otra, a

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dos leg u a s de d istan cia, tam bién situ ad a en un m on te cerca de B elén y de la torre de A der, desde donde los peregrin os veían e sta ciudad. E sta s d os ciudades fueron llam ad as M on tegau d io, tal vez a ca u sa del gozo que m a­ nifestaban lo s peregrinos cuando descubrían desd e e sto s m o n tes ios S a n to s L u g a r e s.»— O rd en e s m ilita r e s e n es­ ta m p a s , B . N . «E l nom bre de su in stitu ción se debe al lugar que eli­ gieron para resid en cia, cerca de Jeru salén , y su s e sta tu ­ to s fueron aprobados en 1180, ocupan do la silla pon tifi­ cia A lejandro II I y sien d o em perador de la s r eg io n es de O rien te A lejo C om en o el J o v e n .»— H is to r ia de las O rde­ n e s m ilita re s, por Iñ ig o , t. II , p ág. 82. E g o R o d e r ic u s A lv a re z quoncUam, d ic tu s C o m e s m o d o M a g istro m i l it u m M o n tis G a u d ii, decía un docu m en to e x isten te en S an ta M aría de N u ria , seg ú n consta en el cajón 232 del A. H . N .— D ile c lis filiis R o d e ric o D o m u s S a n c ta e M atriae M o n tis G a u d ii de J e r u sa le n i e ju s q u e fra trib u s'..., se lee en la bu la 23-X I-1180, p rom ulgada por A lejandro II I ; apéndice V I I I . E l señor H u rtad o, en su referida obra, se esfu erza en, pu ntu alizar e sto s h ech o s sin aportar testim on ios. A. H . N ., C at. de L ugo. A péndice I. F ita (P . F id e l); B. A. de la H ., 1913, 472-3. A péndice II. «N u estro D on P edro c o n sig u ió tener en el conde D on , R od rigo un hijo, com pañero en fun dación de la O rden de S a n tia g o , prim er com endador de M on san to y A brantes en P ortu gal. U n in sig n e fundador de n u eva O rden, un suce­ sor para su ca stillo de M onsfrag, titu lán d ose O rden de M onsfrag su m ilicia en C astilla.»— L . A gu rleta, obra ci­ tada, pág. 196. E n la pág. 93 de R e g e s ta . A péndices V y V I.

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• G E R V A S I O (37)

V E L O

Y

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D on ación de C astro-T oraf a la ig lesia de R o m a y al car­ denal Jacin to hecha por F ernan do II y su esp o sa D oña U r ra c a .— B ularlo d e S a n tia g o , p á g s. 9 y 7 9 ; y e n la d o­ nación de b ien es a B o n o B u rg o de C ald elas h ech a por dicho R e y .— C ol. C om . M on., O ren se, p ágs. 575-580.

(39)

C on firm an e sto s nob les la d on ación del ca stillo de C astro-T orat a que se h ace referencia en la n ota anterior.

■(40) (41)

A pén dice V . A p én dice V I I .

(42)

D on a P in el de S u so a D on P ed ro F ernán dez, M aestre de la O rden d e S a n tia g o y con firm a R od ericu s G onzalvez A lfieriz R e g is. F a cta charta in C astroverde, X V d ie s ju lii era M C C I II.— fíu lario d e S a n t. p ág. 3 .— B lázq uez,

(46)

A péndice V .

(47)

C am p om an es, autor de la crón ica d e los T em p larios, no duda qu e en C astilla hu bo u n a asociación religioso-m ilitar con el nom bre d e C a b a lle ro s d e M o n tfra g , y en V a ­ len cia y C atalu ñ a, con el d e M onjoya, eq u iv a len te a M ontegaudio, aduciendo para corroborar e ste parecer la

(49)

B u la de 1180, dada por A lejandro I I I y contenida en el A pén dice V I I I .

(50)

P riv ile g io s rea les d e la O rd en de S a n tia g o .— C atá lo g o de la ser ie e x is te n te e n e l A. H . N ., por C on su elo G . de A rroyo de V ázq u ez de P arga, p ág. 83. L. A g u r le ta : V id a ..., p ág. 205, nú m . 9 ; y en n u estra obra inédita R e c o n q u ista de la A lta E x tre m a d u ra .

(52)

A péndice X I.

(53) (54)

E n la pág. 150 d e la obra de B lázq u ez y a citada. A. H . N . : Sección de S ello s, cajón 8, núm . 1, a n tes de U c lés. Arch. de U c lés, cajón 216, n ú m . 1.

(55)

El go A. vo

ca stillo d e A lharilla p erten eció a la O rden d e S a n tia ­ por don ación de A lon so V I I I , se g ú n p rivilegio del H . N . en e l T u m b o m enor de C astilla, libr. I, y archi­ de U clés, cajón 86, núm . 3.

(56) (57) (58) (59)

B lázq uez, pág. 152, segú n Z urita. A pén dice X I. E sp . S a g r ., t. X V I A péndice IV .

(60)

« L a cam paña n o term in ó aquel añ o de 1180, sin o que, derram ando su ejército por el territorio p lacen tin o, ca si despoblado, to m ó lo s c a stillo s q u e los m o ro s ten ían en las proxim id ades del río T a jo , co m o A lbalat, ju n to al p u en te de A lm araz, M ontfragü e, que aun qu e a ñ o s a n tes había caíd o con C áceres, en poder de F ernan do II de L eón, había vu elto a poder de lo s m o r o s ; y M irabel, fundado su c a stillo con lo s restos de la arruinada v illa de M iguenza o M iguezn, que tuvo m u ch a celebridad en los

clá u su la d e cierta don ación citad a por M ascareñ as en la qu e se dice : «A v o s don R od rigo G onzález, M aestre de M onfrag d e la O rden d e M on tegau d io.»— Iñ ig o , p á g . 82. T ra ta n d o d e e sto s caballeros, s e h a ce con star e n la obra O rd e n e s m ilita r e s en e sta m p a s, q u e s e conserva en la B . N . : (¡Alonso V I I I , rey d e C a stilla , recom p en só lo s ser­ v icio s que hicieron al E stad o con sign án d oles ren ta s cor sid erab les. T am bién les d ió el ca stillo d e M onfrag, d e

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MONSFRAG

El privilegio d e don ación de F u e n te s d e A lfam bra a la O rden de M on tegau d io lleva fech a de febrero d e 1175, y fu é firm ad o en T arazon a por el rey A lfo n so II. L o cita M agallón en el C artu lario de los T em p la rio s d e A ragón .

obra citad a, pág. 141 y apéndices. A péndice X . A pén dice V I I I . En su m encion ada obra, p ág. 143.

DE

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DE C A BA LLER OS

quien tom aron el nom bre en C astilla, conservando el de M ontegaudio en V a len cia y C atalu ñ a.»

B lázq uez, A . : B o sq u ejo h istó rico de kn O rd en d e M o n te­ ga u d io , p ág. 142, publicado en el B . A. de la H ., añ o 1917, n ú m . 2.

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LA O R D E N

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G E R V A S I O

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LA O R D E N

s ig lo s anteriores.»— C . N a r a n jo : T r u jillo , 2 .a ed ic., pá­ (61)

g in a s 59 y 60. F ernán dez (F ray A lo n s o ): A n a le s de P la sen c ia , pág. 10,,

(62)

M adrid, 1627. B . A . de la H . correspon dien te al añ o 1917, p á g s.

(63) {64) (65) (66) (67)

155

y 156. A péndice X . L a bula está en el A. H . N ., C a tu la rio cit. A péndice IX . A. H . N ., cajón 69, nú m . 3, o cajón 8, n ú m . 59. E l lu gar de S egu ra e stá situ ad o en la fald a de la sierra de C abrera, cerca de la h istórica Abadía que fu é de la ca sa ducal de Alba ; en él se pueden apreciar todavía res­ to s del v iejo castillo, cubos y puertas de s u s fortificacio­ n es, au n q u e en estad o ru in oso. S e trata de un pu eb lo de m u ch a an tigü ed ad , q u e a lcan zó extraordinaria im portan­ cia en el m edievo. T ocan d o al actual poblado s e en cu en ­ tran v e stig io s de otra ciudad a n tiq u ísim a, de la cual han llegad o h a stá n u estros d ía s m u ltitud de cu riosos recuer­ dos, com o un corpulento toro de piedra berroqueña, un berraco de la m ism a piedra Casi destrozado, u n a especie de lag a reta de v in o o aceite abierta a pico en p eña viva,, m u ltitu d de sep u ltu ras y otros objetos. N o lejo s de dicho lugar corre el río Am broz. R efirién d ose a e ste pueblo, el in sig n e in vestigad or de P la sen cia , señor P aredes, en su obra O r ig e n d el n o m b re de E x tr e m a d u r a , al hablar de la calzada rom an a, que divide las T ran sierras ca stella n a y leon esa, d ice lo si­ g u ie n te : «A n tes de llegar fren te a S egu ra, cruza la s rui­ n a s de u n a an tigu a pobla'ción qu e se e xtien d e h a sta el pueblo. E sta población ten ía un edificio de construcción sólida, m u y cerca de la calzada, y otro en tre S egura y la calzada, p róxim o al gran toro de p ie d r a ; los dem ás, au n q u e en bastan te nú m ero, estaban construidos con po­ ca solidez. D eb ió ser población m uy a n tig u a , p u es ade­

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DE

CABALLEROS

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m ás del toro de piedra tien e un berraco y a destrozado, y h ace tiem p o rom pieron u n a gran esfera de m árm ol ne­ gro. T ien e m u c h a s sepu ltu ras de form a de ataúd egip ­ cio, pero cavad as en roca y todas orien tad as con lo s pies al sa lien te y la cabeza de O ccid en te, en la m ism a disp osi­ ción de la s m u c h a s que s e ven en un sitio in m ed iato a P la­ sencia, q u e se sa b e por escritu ras de ven ta q u e s e conser­ van que fu é cem enterio de jud íos. E sta s sep u ltu ras son m á s a n tig u a s qu e la ig le sia del pueblo y qu e el ca stillo que en él construyeron lo s T em p larios, p u es a lg u n a s están debajo y cruzadas por la s paredes de d ich os edificios. T am bién se observan dentro del actual pueblo v e stig io s de m u rallas y alg u n o s trozos de ellas de g ra n d es piedras c om o las de la s construccion es ciclópeas. A quí se en con ­ traron v a ria s pizarras e scrita s con caracteres rom an os, que, e x a m in a d a s deten id am en te en la A cadem ia (de la H istoria), dedujo el señor Saavedra, a quien la s rem i­ tí, que eran cu en tas con nú m eros rom anos, con u n a s ta­ chadu ras en a lg u n a s de la s can tid ad es, qu e daban a los n ú m eros rom an os fo rm a s raras de le t r a s ; pero n o se h a podido deducir cuál fu é el ob jeto qu e tuvieron e sta s cu en tas.»— Y apénd ice X I I. A péndice X I I I . In dice de D o c u m e n to s de C a la tra v a , nú m . 77, por V i­ cen te V ig n a u . A péndice X I V .— «P ero h ab ien do perdido esta O rden en lo su cesivo m u ch o esplendor y d ism in u yén d ose m á s y m á s el nú m ero d e su s caballeros, S an F ernan do, para no dejarla e x tin g u ir enteram en te, la incorporó a la d e C ala­ trava en 1221, y dió a D on G on zalo Y áñ ez, G ran M aes­ tre de C alatrava, el castillo de M on tfrag, q u e pertene­ cía al O r d e n y C aballeros d e M o n tfr a g .» — O r d e n e s m ilitaires e n e s ta m p a s , B . N . D esp u és, segú n el B u la rio de C a la tra va , p ág. 82, en 1245, el m ism o rey F ernan do I I I perm utó el castillo de

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P rieg o pro caistris de M o n tfr a c , B e lm e s , C um a,, E la d a , ac tu rre d e C a ñ e te , Y, fin a lm en te, « ...e l castillo y villa de A lm ofrag fu e­ ron d e la jurisdicción de P la sen cia . D esp u és, lo s dieron los' reyes al padre de P ed ro S án ch ez de G rim aldo, cerca de lo s a ñ o s 1300, y ha sid o desp ués de su s descen d ien tes los T rejos, señores de G rim aldo y A lm ofrag. D esp ob lóse la v illa de A lm ofrag, de la qu e hay gran d es ruinas, y poblóse la villa de las C orch uelas al pie de la sierra, y la m ayor parte del ca stillo h a perm anecido», d ice F ray A lonso F ernán dez en su s A n a le s, p ág. 14.

El h áb ito de lo s caballeros de M ontfrag o M ontegaudio con­ sistía en u n a esp ecie d e tún ica que llegaba a la s rodillas, tocio b |an co con u n a cruz encarn ada. L a in sig n ia era u n a cruz roja con cin co p u n tas o án gu los ; «la in sign ia era u n a cruz colorada octógon a en h áb ito blanco.»

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APENDICE

I

DOCUM ENTO DEL CUAL SE D E SPR E N D E L A V IO L E N C IA D E C A R A C T E R D E L C O N D E R O D R IG O A d refren d as o m n ip o ten ti D eo g ra tia s, ia tio n a li creatu rae om ni tem pore, et sine in term issio n e, v ig ilan d u m est, u t qui ei v erita tis relicto tram ite peccam us, p er eum qui solus p o ten s est peccata d im itiere, a d veritatem reduci peccatorum ab o litione, hic p rim am resurectionem co n trito et h u m iliato corde su scipiendo secu n d am resurrectionem percep ta jo cu n d a, delectabili, et su avissim a in m u tatio n e in trep id e recipere valeam u s : ju sta nam q u e M ag istri n o stri vocem : O m n es resu rg em u s, sed non om nes im m u tab im u r. H a n c ñ a ­ que delectabilem , ju cu n d am , et suavem üm m utationem , ego C om es R o d ericu s, D eo p ro p itian te h abere cupiens, qui olim diabolico fu ro re ab rep tu s, arm ata m anu extra me exiens Ecclesiam S an ctae M ariae de T o ral in T errito rio V entosa, quae est in L ucensi episcopatu p artim dem olitus p artin ig n is co m bustione in cinerem re d ig e n s d e s tr u x i; in me red ien s o m n ip o ­ ten ti Deo in me oculum m isericordiae su ae red u cen te 85


G E R V

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corde contrito et hum iliato huju sm o d i ju x ta facultatis m eae, ab u n d a n tia m qu an tu lam cu m q u e satisfactionem creatori meo fació, offero itaque tibi p atri meo, piisim e Jo an n e s, Líucensis E cclesiae E piscopo, pro saCrilegii com positione, et Ecclesiae S anctae M ariae V irg in is, cui D eo auctore praesides, et succesoribus tu as, E cclesiam S ancti S alv ato ris de S a rria perpetuo hab éndam cum ó m n ib u s quae habet, vel habere deb e a ; sicut eam D o m inus m eus piisim us R ex F ern a n dusc, rem oto ju re posessionis suae q u an tu m ad illud expectat, m ihi in possessionem tra d id it hab en d am . Istam ergo Ecclesiam , sicut su p rad ictu m est cum óm ­ n ib u s d irectu ris suis, do et trad o , per h u ju s escriturae p a g in am v o b is et successoribus vestris in hereditate ; u t om n ip o ten tis D ei oculi hoc m eum factum licet im perfectum a d salutem anim ae m ae videre non dedign en tu r. A b h inc m eo ju re rem oto in vestrum ju s peren n ite r d u ra tu ru m tran seat, si autem aliq u is p ro p in q u u s, vel ex tran eu s contra h an c cartam testam enti te­ m erario au su venire ten tav erit, m aledictionem om ni­ p o ten tis Dei in cu rrat cum Ju d a trad ito re inferni poenas lu itu ru s, et duplato, quod calu m n iatu s fuerit, hoc devotionis m ae factum firm um , stabile, et inconcunsum in saecula saeculorum p erm an eat. F acta est era M C C V IIII et quotum X kalen d as M artii. E g o Co­ m es R o d ericu s hoc quod fieri jussi, m anu p ro p ia ro ­ boro et co n firm o .— R e g n a n te R eg e D om ino F e rn a n ­ d o .— S an ctiu s R o d rig u iz confirm at.— E g id iu s S ancti co n firm a t.— A rias P etriz co n firm at.— R u d e ric u s V e86

LA O R D E N

DE C ABALLEROS

DE

MONSFRAG

lazquiz co n firm at. — Q ui p raesen tes f u e r u n t: P e tru s T e stis.—Jo an n es T e stis.— P e la g iu T e stis.— P e tru s notav it. (T o m o 41 de la “E sp a ñ a S a g ra d a ” del P . F lores, pá g in a 322 del A p én d ic e X V . )

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E n igual fecha, y tam bién en S alam anca, dich o s re­ yes confirm an al M onasterio de S an L onrenzo de C arboeiro lo que le h ab ía d a d o A lfonso V II , y confirm a, C om ité R u d e ric u s A lv a re s in Sarria. E l 29 d e octu b re de 1167, en Z am ora, los reyes dan a la iglesia de d ich a capital y a su obispo los lu g ares de G u ad ram iro y M olinos. C onfirm a, C om . R . in Sarria. E n 1167, m es de noviem bre, en M alg rat, F e rn a n ­ d o II da fueros a B enavente, y entre los que confir­ m an fig u ra C om . R . in Sar. E l 21 de noviem bre de dicho año, tam bién en M al­ g ra t, los reyes de L eón d an al conde de U rg e l, su v a­ sallo y m ayordom o, A lcán tara con su s térm inos, g a ­ n ad a a los m oros con su ay u d a y la de su s caballeros. ‘C o n firm a, C om . R . A lv . in Sar. E l 11 diciem bre 1167, D on F ern a n d o y D o ñ a U rr a ­ ca dan al M onasterio de T o jo s O u to s y a su ab ad P e­ d ro el realengo que tenían cerca de T am b re . C onfir­ m a, C om . R . in S a r ; com o asim ism o otro privilegio p o r el cual los reyes exim en de im puestos a los a rtí­ fices servidores de S an Isidoro de L eón. E n C astro-M azam ud, el 10 d e enero de 1168, con­ firm a el privilegio por el cual los reyes dan a D iego G u n tad iz el realengo de S a n ta M aría de L an zad a. E l 4 m arzo 1168, en L u g o , el rey concede al M o­ n a s te r io de S o b rad o u n a pensión an u al, y confirm a «Com. R . A l v . in Sar. E l 20 de septiem bre de 1168, en A lb a de T orm es, 90

LA O R D E N

DE C A B A L L E R O S

DE

MONSFRAG

confirm a R . A lv . in Sarria v aria s donacio n es q ue el rey hace a C iu d ad R o d rig o y a su obispo don Do­ m in g o . E l 10 d e octubre de 1168, en S alam an ca, F ernán* do II da a la iglesia de S an Isid o ro de L eón y a su p rio r M artín la iglesia de V aldem oro y otro s bienes, y confirm a, C om ité R . in S a r. E l 31 de octubre, 1168, en L eón, F ern a n d o II co n ­ firm a el de 10 de ju lio de dicho año, p o r el cual d aba a la iglesia de S an tiag o , la de C u n ctis y o tras, y firm a C om . R . in Sarria. E l 8 de noviem bre de 1168 el rey hace v aria s d o n a­ cio n es al M onasterio de S an M artín de C astañ ed a, y confirm a, C om . R ■ in Sar. T am b ién el priv ileg io q ue concede a la iglesia de S an Isidoro, d e L eón, el 14 de noviem bre de 1168, y o tro , fecha 18 de dicho m es y año, los con firm a C o m . R . in Sarria. C om o asim ism o los d o s p riv ileg io s de 6 de diciem bre de 1168, d ad o s en B enavente ; en v ir, tu d del prim ero , d aba el rey al M onasterio d e V eg a do s casas en León ; y p o r el seg u n d o , F ern a n d o II d o n ab a al ab a d de S an N icolás las iglesias de S an C osm e y D am ián y otro s bienes. E l 8 de diciem bre de dicho añ o , en B enavente, el rey cota y da a la iglesia de O viedo u n a h ered ad sita ■en térm in o de L en a, y confirm a, C om . R . in Sa r. E l 26 de enero de 1169, en Z am ora, F ern a n d o II d a al M onasterio de S an P ed ro de los M ontes v ario s m olinos, y confirm a, C om . R . in Sar. 91


LA G E R V A S I O

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E l 18 d e m arzo 1169, en S a n tia g o de C om postela, el rey de L eón d a a la iglesia y a su obispo D on P e ­ dro el castillo de C edofeita, rescatado de los p o rtu ­ gueses, y confirm a, C om ité. R . in Sar. F irm an d o , C om . R . in Sarria, aparece en el p riv i­ legio d e 23 de m arzo 1169, p o r el que el rey confirm a al M onasterio de S an M artín de Ju b ia las donaciones d e su s antecesores. El 28 de m arzo del m ism o año, D on F ern a n d o d a a la O rden C luniacense la iglesia de S a n ta A g u e d a de ciudad R o d rig o y la aldea d e S an Felices, y confir­ m a, C om . R . in Sarria. E l 1 de ab ril d e 1169, en M eira, el rey de León concede al M onasterio d e M eira y a su a b a d V idal el diezm o del p o rtaz g o de V alcárcel, y confirm a el re­ ferido conde. A sim ism o confirm a, en ju n io d e 1169, en T o ro , la donación que hace el rey a G onzalo G onzález de la p ro p ied ad de T ab la d a «pro bono servido» ; y en d ich o m es y año, el priv ileg io que da F ern a n d o II , en S a la ­ m anca, concediendo a la iglesia d e A sto rg a el h o sp i­ tal d e S an Ju a n U v a g o y villa R ieg o de A m broz. T am bién el 22 de julio de 1169, en C iu d ad R o d ri­ g o , el año que prendió F ernando I I al rey de P o rtu ­ gal, da a Ju an de S enodia el realengo sito entre O m an ia y C epeda, que venía a ser S an F élix d e B landenas, y confirm a, C om ité R . in Sarria-, y el 26 de ju ­ lio de dich o añ o , en C iu d ad R o d rig o , p o r el cual el rey da a la catedral de O rense el realengo de Cañedo» 92

ORDEN

DE

CABALLEROS

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MONSFRAG

N I E T O *

E n diciem bre del expresado año, en C iu d ad R o d ri­ go, los reyes dan a la iglesia de S alam an ca la aldea de V itig u d in o , y confirm a, C o m . R . in S a r. E l 20 de enero de 1170, en S alam an ca, el rey d a a la iglesia de C om postela y a su o b isp o las p ro p ied ad es d e V illalva y M oscas, al n orte d e Z am ora, «pro bono servitio», y confirm a, C om - R . in S a r r ia ; com o asi­ m ism o la donación que hacen los reyes el 31 de ene­ ro de 1170, en Z am ora, de la rib era de S an P elay o con su s aceñ as a la iglesia d e Z am o ra y a s u o b ispo. C o n firm a ig u alm en te C om . R . in S a r la donación que el 16 de febrero de 1170, en A llariz, hace F e r­ n an d o II al M o nasterio de S a n ta M aría de L ap ed o de la h ered ad de C o v a s ; y de la que hace dicho rey y su m ujer, el 18 de m arzo del m ism o m es y año, en T ú y , p o r la cual d o n a a la iglesia de M ondoñedo el castillo d e P ó rtela. E n el expresado m es y añ o , tam bién en T ú y , con­ firm a la donación a la iglesia de d ich a ciu d ad de la h ered ad de B arreiro s y o tro s bienes. E n ab ril de. 1170 confirm a en C ospostela la d o n a ­ ción que hace D on F ern a n d o y su m u jer a S an Jo rg e d e C o ren d e a las m o n jas y a la ab ad esa de este M o­ n asterio, del realen g o de S an in ; y la d o nación que hacen dichos reyes a A rias S u m a y del realen g o de L en tem o en el m ism o m es y año. E l 17 de ju lio de 1170, en L eón, F e rn a n d o II y D o ñ a U rraca, d an a la iglesia d e L eón el castillo de 93


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C astro tierra y otros bienes, y confirm a, C om . R . in Sar. E l 17 y 18 d e octubre de dich o año, en T o ro , con­ firm an los citados reyes las donaciones que h ab ían hecho a la ig lesia de A sto rg a • conf., Com,. R • in S a r. E n Z am ora, el 21 de octubre d e 1170, el rey de L eón dispone que se dé la ciudad d e M érida, cuando se g an e a los m oros, al arzobispo de C om postela y confirm a, C om . R . in Sarria. E stan d o el rey en A lcá n ta ra el 27 d e noviem bre de 1170 concede a la iglesia de Z am ora las aceñas d e S an P elayo, en el D uero, y las d e F ig a l, y confirm a el dicho conde ; com o asim ism o la donación que hace a la iglesia de C om postela del castillo de A lb u rq u e rque y la ciu d ad de A ram enia, el 22 de diciem ­ bre d e 1170. E n enero de 1171, en C iu d ad R o d rig o , los reyes F ern a n d o y U rraca d an a la iglesia d e S a n ta M aría de C iu d ad R o d rig o y a su obispo, la to rre de A g u ila r con su s heredades, y C alab ria «quae iacet in ter C oam et A guedam », y confirm a, C om ité R o d ericu s in Sarria. E l 1 d e ju lio de 1171, en Z am ora, F ern a n d o II, con su m ujer, da a la iglesia de d ic h a capital y a su obis­ po el derecho que tenía en las iglesias d e C astronuevo, y confirm a, C om . R . in Sar. ; y tam bién aparece d icho conde confirm ando en febrero de 1171, en León,, la donación q u e F ern a n d o II « R ex H ispaniarum »,; con su m ujer, hacen a P ed ro F ern án d ez, M aestre de la O rden de S an tiag o , « M agistro fratru m de Cáceres»,. 64

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d e un m olino con su h u erto en A sto rg a y un realen­ g o sito entre S an A n d ré s y C elada. E l 12 de m arzo de 1171, en O viedo, F ern a n d o II, con su m ujer, da a la iglesia de O viedo y a su obis­ po los castillos realen g o s de M onte R eal y M iran d a, y confirm a, C om ité R o d ericu s. (N otas tom adas del A rc h iv o H istórico N acional, de la “E sp a ñ a S a g ra d a ”, del P . Flores, de las coleccio­ n es Salazar y V elásquez de la R . A . de la H . % de la H . C. de L ó p e z Ferreiro, y que han 's ido com pletadas con las que in clu ye J. G onzález en su “R e g e s ­ ta de F ernando I I ” .)

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C A C ERES, CUNA DE LA O R D EN D E S A N T IA G O « P o r estos tiem pos (1170) se in stitu y ó en el reino de L eón la ilustre O rden de los caballeros de S an tiag o , con el fin de com batir la infinita m u ltitu d de sarrace­ nos, que sab id as las turb acio n es de los P rín c ip e s de E sp añ a , p asaro n de A frica, confiados en la facilidad q u e se les ofrecía de hacerse d u eñ o s de estas regiones. El m odo de fu n d arse esta nueva O rden fué ju n tá n d o ­ se a lg u n o s nobles y cristianos caballeros p ara o p o n er­ se, com o fuertes m urallas, a la infidelidad y fu ro r de los p ag an o s, arm an d o su pecho y to m an d o por in sig ­ nia de su in stitu to la C ruz de C risto en form a de es­ pada, con la invocación del apóstol S an tiag o , p atró n y defensor de estos reinos. E l rey D on F ern a n d o de L eón fué tan in sig n e p ro ­ tector de esta nueva O rden, que es conocido de los pri­ m eros caballeros de ella p o r p ad re y fu n d ad o r, con cuyo tíulo está condecorado aún en el calendario de Uclés. E ste piadoso príncipe les dió en su s d o m inios Sitio p ara la fundación de la p rim era casa de la O r87 7


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den. Señalósele en C áceres frontera de los enem igos de n u estra religión, de donde los prim eros freyles se dijeron : Fratres de Cáceres, C ongregatio de Cáceres, Séniores de Cáceres. C oncedióles tam bién las p ri'ñ e ­ ras heredades que poseyeron en tierra de A sto rg a. en la E x trem a d u ra y en la ribera del T ajo . E sta s noti­ cias son tan seguras, que debe censurarse el dictam en de alg u n o s historiadores castellanos, que por el d e­ m asiado afecto a su p aís atrib u y ero n la fundación de esta O rden a D on A lfonso V I I I , rey de C astilla ; no teniendo otro apoyo que a lg u n a s donaciones hechas p o r este m onarca al prim er M aestre de la O rden, las cuales son ciertam ente posteriores a las de D on F er­ nando II de L eón. E ste m ism o rey expresó en a lg u ­ nos p riv ileg io s los m otivos que le inducían a conce­ der g ra cias a la O rden de S an tiag o , entre los cuales es m uy p rin cip al el que se pone en un priv ileg io dado a 4 de m ayo del añ o 1181, diciendo que la O rden de la m ilicia de S an tiag o , in stitu id a p ara hum illar la a rro ­ gancia de los enem igos de la C ruz de C risto y p ara extender la gloria del nom bre cristiano, tuvo princi­ pio en E sp a ñ a y en su propio reino de L eó n . Los p r i ­ m eros freyles confesaban tam bién in genuam ente que Don F ern a n d o fué el in stitu id o r de su O rd en , com o parece en u n a escritura del convento de U clés citada p or R ad es en el folio III de su Crónica, en que que­ jándose del rey D on A lonso de León dicen que su p ad re fué el fu n d ad o r e ¡instituidor de su O rden, por 98 t

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cuyo m otivo era m ás sensible que su hijo les quitase las villas y castillos que tenían en su reino. A sim ism o, D on A lonso IX , dando a los caballe­ ros de la O rden el castillo de A talay a p ara que fu n d a ­ sen el convento p rin cip al y cabeza de la religión, dice : «Y este m ism o castillo doy a la d ich a O rd en , p ara que así com o en mi reino tu v o p rin cip io , en el m ism o reino y dicho castillo h ag a su m ayor casa p a ra exal­ tación de la O rd en y de m is reinos, p ara defensa de la C ristian d ad y servicio de Jesucristo.» (.H isto ria de la ciudad y corte de L eó n , p o r el P a ­ dre M anuel R isco, p ág s. 361 y 362. M adrid.)


APENDICE

IV

D O N F E R N A N D O II D E L E O N H A C E D O N A C IO N D E L C A S T IL L O D E A L M O F R A G U E A L A O R D E N D E S A N T IA G O E N E L A Ñ O 1171 In nom ine D om ini n o stri Jesu C h risti. A m en . Ad rein teg ratio n em m em oriae utilis inolevit consuetudo, ul id co n firm etur scripto, quod a R e g ib u s p u b lice don a tu r D eo. E ju s in tu itu ratio n is ego D o m nus F ern a n d u s Dei g ra tia H isp an o ru m u n a cum uxore m ea R e­ g in a D om ina U rra k a , et filio meo R eg e A ldefonso scrip ti testim onio do Deo et v o b is D om no P etro F ernandi G loriossissim i P a tro n i nostri A postoli Jacobi M ilitiae M ag istro , et nom n ib u s successoribus v estris, necnon et ó m n ib u s M ilitibus, qui sub invocatione p raed icti A postoli Jacobi p ro d ila ta n d a C risti F id e co ntra C rucis ejus inim icos, sem per dim icare com prom isseru n t, vel deinceps co m prom isserint, A l-M ofrag, C astellum scilicet quoddam , quod est in R ip a T a g i in fro n tera sarracen o ru m . E t hoc fació &, F acta carta era M C C V IIII, &, & ... ( Hulario de la O rden de Sa n tia g o , p á g . 7.) 101


APE N D I CE

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D O N A T IO C A S T E L L I D E M O N S S A N T O N U N C U P A T I A R E G E P O R T U G A L I A E P A C T A IN M A N IB U S D . P . F E R R A N D 1 M A G IS T R I E T C O M IT IS R O D E R iC I F R A T I S T U N C O R D IN IS P O S T M O D U M V E R O M A G IS T R I M IL IT IA E D E M O N T E G A U D I O S E U D E M O N O F R A G , E T C O M IT E A L V A R I R O D E R I C I D E S A R R I A , U T E X A L I1 S A P P A R E T F I L I I . D E A L M O F R A G C A S T E L L O IN R 1 P A T A G I V tdf. a n n o .11 7 1 . s c r i p . 5 . n .° 3

In nom ine P atris, et Filii, et S p iritu s S an cti. A m en. E g o A lfo n su s dei g ra tia P o rtu g alen siu m R ex una cum filiis m eis R eg e D onno S ancio, et R e g in a D onna T h arasia fació cartam d o n atio n is et scrip tu ram firm itu d in is Deo, et vobis M ag istro D onno P . F erran di et vobis com ités D . R oderico, et ordinii vestro de C astello meo propio, quod d icitu r M ons S an ctu s. Do v o b is illud castellum , asque concedo u t h ab eatis iure h aered itario tal i videiicet conditione, ut ipse C om en-

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d ato r qui b aiulationem h u iu s O rd in is in térra m ea tenuerit, ten eat sem per illud castellum et nom alius Com endator alteriu s terrae et recipiat sem per in illud filium m eum , et filiam m eam R eg in am D o n n am T h e rasiam , si R eg u m m eum ten u erit, et hom ines eorum in negociis et g u e rris suis tam cristian o ru m , quam sarracenorum , hac itaque conditione hab eatis illud et pasideatis in p erp etu u m . E t nulli nom inum generis mei sit licitum hoc m eum scriptum violare, sed haec carta im perpetuum obtineat robur. F acta carta donationis a p u d C olim briam m ense Septem bris, era M C C X . E g o p raedictus R ex A lfo n su s... et vobis m ag ister P . F erran d i et v o b is C om iti D onno R oderico, vestroque O rd in i h an c cartam quam p ro p iis m an ib u s ro­ boro. P e tro F erran d i M aiordom us R e g is D om ini s. confirm at. F e rn a n d u s A lfonsi eius sig n ifer conf. P e tru s O d arii C uriae R e g is confirm at.

(B ullarium O rdinis M ilitiae de Santiago, p á g . 11.)

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D E S C R 1 P T IO T E R M IN O R U M V 1LLA E D E A B L A N T E S A R E G E P O R T U G A L 1A E F A C T A IN F A V O R E M O R D I N I S E T C O M E N D A T O R 1S IB I M A IO R IS , C O M IT E S R O D E R 1 C I A L V A R E Z D E S A R R IA De quo

su pra anno

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SCRIP. 3 .a E n el nom bre del P ad re , del H ijo y del S p iritu S an ­ to. A m en. E g o A ld efo n su s g racia P o rtu g alen siu m R ex u na cum filiis m eis R e g e D . S an ch o et R eg in a D on na T arasia fa d o cartam D eo et vobis C om ité D onno R o d erici et M ag isro vestro D o n n o P etro F erran d i et O rd in i v estris de term in is de A b lan tes. D o itaque ipsi castello de A b lan tes térm in o s et d iv isio n es per O zerar, ubi in tra t in T ag u m per ripam T a g i u sque in term in u m E d an iae, et u ltra T a g u m p er lom bum d esuper v in ea dos F reires do T em plo et inde sicut v ad it p er lom bum ium d esu p er ipsa M ata D acoluera, et inde quom odo fert in A rracet, in A lm eg io n a d p o n tem de S oor, et inde sicut v ad it S oor ad su rsu m ad cabeza D a lg u d i. (B ullarium O rdinis M ilitiae de Sa n tia g o , p á g . 11.) 105



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ad h ib ito , quod arm is uti po ssitis co n tra P a g a n o s et defensionem C ristia n ita tis intendere et in quibusdam aliis au cto ritate o rd in is tem perata. A tten d en s itaque quom odo m utatio tu a non de levitate an im i, sed de ip siu s C ardenali assensu processia, qui vices n o stras in R e g n is H isp a n ia ru m g ereb at quod exinde cum au cto ritate ejusdem C ardenalis tam p riv id e factum est et ordinem illum quem assum sisti, cum m oderatione, quam dixim us, ratum habem us et firm u n , et au cto ritate A postólica confirm am us. Ita tam em quoddam m odo nullum de M ilitia B eati Jacobi, in fratrem vestrum post factam professionem recipere debeatis. P ro h ib em u s autem , ne C astella vel villas vobis recipere liceat, de q u ib u s inter vos et illos possint vel d ebeant m érito scandala suborri, nec ipsos volum us C astella vel villas recipere de q u ib u s m érito scandalum o riatu r. P raedictum quoque locum in quod debitum D om ino servitium exhibtis, cum óm nibus bonis et posessionibus suis quos in praesen tiaru m ju ste et canonice possidet aut in fu tu ris ju s tis m odis, praestan te D om ino p o teru t adipisci, sub B eati P etri, et nostra protectione suscipim us et p raesen tis scripti p a ­ trocinio com m 'unim us. S tatu en tes, ut nulli om nino H o m in u m liceat hanc p ag in am nostrae protectionis, et co n stitu tio n is in frin g ere, vel ei aliq u aten u s contraire. S i q u is auten hoc atten tare praesu m p serit, indignactionem o m nip otentis Dei ei B eatirum P etri et P au 108

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li A postolorum ejus, se noverit in cu rsu m . D atum A n a g n ia e nono k alen d as Ja n u a rii. (Del Cartulario de los T en rfla rio s de A ra g ó n , cuyo índice pu b licó el señor M agallón.)

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APENDICE

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B U L A D E C O N F IR M A C IO N D A D A A L M A E S ­ T R E D O N R O D R IG O P O R E L P A P A E N 1180 A lexañder E p isco p u s servus servorum D ei. D iltctis filiis R o derico M ag istro D o m u s S an ctae M ariae M ontis G audii de Jerusalem ejusque fratrib u s, lam p raesen tib u s quam futu ris, reg u laren i vitam professis in perp etu am . Licet un iv erso s religiosos v iro s p a te r­ na ch aritate d iligere ten eam u r, eos tam em b en ig n io ri nos convenit oculo intueri, qui relictis carn alib u s desideriis, quae m ilitan t ad v ersu s anim am , relig io n is cultum recentius su sceperunt, ut eo fo rtiu s in sui propositi o b serv an tia so lid en tu r quo celerius se v id erin t a Sede A postólica esau d iri. E a p ro p ter dilecti in do­ m ino filii, v estris ju stis p o stu latio n ib u s clem enter ann u im u s et praefatam dom um S an ctae M ariae M ontis G audii de Jerusalem , in qua divino m an cip ad estis obsequio, su b Beati P etri et n o stra protectione suscip im us, et praesen tis scripti p riv ileg io co n m u n im u s. Im p rim ís siquidem statu en tes, ut ordo re g u laris observantiae, qui in eadem dom o et extra pro exercenda m ilitia ad defem sionem C h ristia n ita tis in stitu tu s esse 111


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d ig n o scitu r, p erpetuis ibidem tem poribis inviolabiliter o b serventur. P raeterea quam cum que possesiones, quaecum que bona praedicta dom us in p raesentiarum ra tio n ab iliter possidet, a u t in fu tu ru m concessione P ontificum , largione R eg u m , vel P ricip u m , oblatione fifelium sen aliis ju stis m odis praestan te D om ino p o terit dipisci, firm a v o b is vestrisque successoribus et illibata p erm an ean t. In q u ib u s haec p ro p riis duxim us exprim enda vocabilis. LocTum ipsum M ontis G audii, in quo jan dicta dom us v estra sita est extra m uros civitatis jeru sa le m . T u a n a sa b a cum term inis quos dedit vobis R e x B ald u in u s, I urrem P uellarum , cum aliis trib u s tu rrib u s, et ja rd in o praedictis tu rrib u s adjacente in civitate A scalonis et centum áureos a n n u a tim in fu n d a eju s civitatis. P alm aru m , cum ter­ m inis quos dedit vobis G uido de S can d alio n is ; trecentos áureos an n u atim ad L o g g iam A ccaron ; ubi v en d itu r p a ñ is ad P o rtam D avid, q u ad rig e n to s áureos an n u a le s. D om um C arrobleri, cum p ertin e n tiis suis. In L om bardia, P on tem de A m ellone, cum dom o sibi ad jacente et aliis p ertin en tiis suis, quem dedit vobis no b ilis vir W ilo n M archio de M onferrato, cum uxore sua. In H isp an ia castellum de A lfam bra cum ó m ni­ b u s p ertin en tiis suis, M alvicinum , videlicet et E sco­ rióla, F ontes, P erales de S uso, V illap ard u m , et V illaiu b eu m , A ltabasum , C am anias, L osalcastrels, V illadelaseladas, et V illarp lan u m , M irabentium , V ilam G arsiae cum term inis suis, M onasterium de N avas cum term in is illis, quos dedit vobis R ex F erran d u s,

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villam q u ae d icitu r L in ares de R ey , P ard u n ello , D aunicos, N ocedo, V illam quae d icitu r S an cta M aría de N a g a re s ? S an ctu m Jo annem de A g u eira, S an ctam E u laliam , S an ctam A ndream cum term in u s et haered ita tib u s q u as R ex F erran d u s, nom inatim et divisim p ia v o b is lib eralitate d o n av it. M edietatem villae qua d icitu r R iv a de V ue, V illam et Ecclesiam de G aza cum term in is su is. U t autem de g ra tia S ed is A postolicae sp ecialis libertáis m uñere g a u d e a tis au cto ritate ap o s­ tólica co n stitu im u s, u t D o m u s M ontis G au d ii de Jerusalm , et E cclesia v estra, quam ap u d praefatam dornum aedificare coepistis, nulli ten eatu r paeter R ontanum P o ntificem respondere. L eceat autem v o b is in locis v estris ad jactum saltem d u o ru m arcuum a civ itatib u s, castris, villisque rem otis orato ria pro fratru m necessitate construere, sic tam em , u t de cu ra plebis, nulla p er vos in ju ria circu n p o sitis fiat ecclesiis, nec P arro c h ia la pfficia p raeter E p isco p i, et vicinorum p raesb itero ru m assensum , sive in q u o tid ian is M issis, sive in sep u ltu ris, sive etiam in aliis a vobis, au t a v estris v estra P arro cialia u ssu rp en tu r nisi forte non de ad jacen tib u s P arro ch iis, sed aliu n d e circa ecclasias vestras p o p u lu s fuerit co n g reg atu s, q u id ad eas velit, et debeat p ro d iv in is officiis cónvenire. Q uae u tiq u e O ra to ria sicut, et cap u t vestru tn a d R o m an am sp ectab u n t Ecclesiam , et si conv en tu s ibi fuerit una cum eo lib ertate g au d e b u n t. C o n s­ titu im u s etiam u t in M ag istru m , vel in fratres, d om us v estrae n u llu s excom unicationis vel s u s p e n s ió n ^ sen-

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tentiam , nisi ex apostólica auctorite p rom ulget. Ecclasias tam em vestras in quibusvis D ioecesanis E piscopis reservetur per eos pro m anifiesta, et rationabili causa interdicto subjici non vetam us. S ane laborum vestrorum d eterris cultis, seu incultis, quas p ro p iis m anibus, vel su m p tib u s colitis, sive de n u trim en tis anim alium vestrorum , nulli decim as vel pricicias sol­ vere teneam ini, nec alicui A rchiepiscopo, vel Episcopo, au t alii P raelato licitum sit v o b is in ecclesiis vel villis, q u as de novo in locis vestris co n stru x eritis aliquam exactinem im ponere, vel a vobis qudquam requirere, nisi quod g ra tu ito , et spontanee volueritis exhibere. Liceat quoque vobis clericos et laicos liberes, et ab so lu to s et a seculo fu gientes ad conversionem recipere et aos absque ullius contradictione in vestro C»;llegio retiñere ; p rohibem us in super, ut nulli fratrum vestrorum post factam in eodem loco professionem , fas sit, sine M agistri sui licentia a b ordine v estro d iscedere. D iscedentem vero absque com unium litterarum cautione nu llu s audeat retiñere. C um autem generale interdictum terrae fuerit, liceat vobis clausis ja n u is exclusis excom unicatis et interd ictis non p u lsatis cam panis su p p ressa voce divi­ na officia celebrare. D ecernim us ergo, ut nulli om nino hom inum fas sit praefatam dom um tem ere p e rtu r­ bare, aut ejus possiones auferre, vel ab lata s retiñere, m inuere seu q u ib u slib et vexacionibus f a tig a r e ; sed om nia in teg ra co nserventur eorum , pro g u b ern atio n e, ac su stentatione concessa sürit u sibus om nim odis p ro ­ 114

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fu tu ra. S alv a S ed is A postólica au ctorite et in E ccle­ siis q u as nu n c h ab eatis, vel recipietis in posterum dioecesanorum K piscoporum , nisi pia ipsi consideratione rem iserint ju stitia. Si q ua ig itu r in fu tu ru m ecclesiastica, secularisve perso n a, h anc nostrae co n stitu tio n is p ag in am sciens co n tra eam tem ere venire ten tav erit, secundo, tertiove comrrion'ita nisi reatum suum d ig n asatisfactio n e correxerit, p o testatis, ho n o risq u e sue d ig n ita te careal, reum que se divino ju d itio existere de p e rp e tra ta inicjuitate co g noscat et a S acratissim o C orpore, ac sang u in e Dei et D om ini R ed em p to ris nostri Jesu -C h risti alien a fiat, atq u e in extrem o exam inare d iv in ae ultioni s u b ja c e a t; conctis autem in eidem loco sua jura serv an tib u s sit p ax D om ini nostri Jesu -C h risti. Q ua1 ñ u s et hic fructum bonae actionis percip ian t, et ap u d sistritu m Judicem p rem ia aetern ae pacis in v en ian t. A m en, am en, am en. E g o A lexander C atholicae E cclessiae E p isco p u s. E g o IJh u b a ld u s H ostien sis et V elletrensis E pisco p u s. E g o T h e o d in u s P o rtu en sis et .Símete R u fin e S ed is E p isco p u s. E g o Jo an n es S an to ru m Jo an n is et P auli P resb y ter C ard en alis tituli P am ach i. E g o P etru s P resb y ter C ard en alis tituli S an ti S te p h an i in C oeüo M onte. E g o C in tiu s P re sb v te r C ard en alis titu li S an c­ tae C aecilae. E g o A rd in u s P resb y ter C ard en alis tituli S an ctae C ru cis in Jerusalem . E g o M atth eu s P re s­ b y ter C ard en alis titu li S ancti M arcelli. E g o L ab o ran s P reb y ter C ard en aliu s S an ctae M ariae T ra n stib e rin í 115



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E n el señor H u rta d o no nos ex trañ a esta posición, ya que todo lo referente a M ontfragüe, en su m encio­ nado libro, constituye un intrincado laberinto, con contradicciones com o esta : «¿ P o r qué— dice dicho au ­ tor— los absorventes y poderosos tem plarios que se ap o d eraro n de los p in g ü e s bienes que la de M ontg o y a (léase M ontegaudio) tenía en los reinos levan­ tinos de la P en ín su la, dejaron a los calatravos incau­ tarse de los de a c á ? ¿ P or qué entre los m uchos bitenes que la m ongojesa poseía no contaba con una sola propiedad en E x tre m a d u ra ...? » E n p rim er lu g ar, según consta en los p riv ileg ias y docum entos de estos apéndices y nosotros procuram os dem o strar, las O rd en es de M ontjova y la de M ontfra g o M ontegaudio eran las m ism as. E n segundo, si los bienes que tenían por acá, en E x trem a d u ra, los de M ontegaudio o M ontfrag, p asa­ ron a los calatravos (lo cual es indudablem ente cierto, com o puede verse en el apéndice X IV ), ¿ p o r qué dice el referido au to r que dicha O rden se refundió al convento de los freires de T ru jillo ? ... Y , en tercer lu g ar, ¿có m o se puede n eg a r que: la repetida O rden ten ía m u ltitu d de haciendas y otros bienes en G alicia, L eón, C astilla y E x tre m a d u ra ? .... En la bula de confirm ación que se in serta en el apéndice V I I I se encuentran señaladas todas las p ro ­ piedades que constituían, en los expresados reinos, el p atrim onio de M ontjoya, M ontegaudio o M ontfrag. En cu an to a la opinión sustentada por el señor N a­ ti s

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ranjo, tam poco nos so rp ren d e, yá que dicho inves­ tig a d o r se dejó casi siem pre llevar d e pasión hacia la tierra que lo vió nacer, y ello es causa de que en al­ g u n o s m om ento in terp re tara los hechos h istó rico s con excesiva p arcialid ad . H em o s pro cu rad o ver los docum entos in d isp en sa­ bles p ara deducir qué hu b iera de cierto en lo de que los m ilites de M o n tfrag o M onteg au d io se in corpora­ ran a los fratres de T ru jillo ; pero no hem os p odido h allar testim o n io s fehacientes a este respecto : ú n ica­ m ente el encabezam iento que lleva n u estro ap é n d i­ ce X II I pud iera h aber inducido a u na falsa in terp re­ tación, pues, com o podem os com probar, dice a s í : D O N A T IO R O N D A E E T Q U A R U M D A M H A E R E D IT A T E M , F A C T A E A R E G E IL D E F . VI I I , M A G IS T R O D E T R U X I L L O , E T O R D I N I B U S D E M O N T F R A G E T M O N T E G A U D IO , P F R R E G U N IL D E F . X C O N F IR M A N T U R . E sto e s : que el rey de C astilla, A lfonso V I I I , da al M aestre de T ru jillo R o n d a ; pero no quiere decir que dé R o n ­ d a al M aestre de T ru jillo , de M o n tfra g y de M o n te ­ g audio ; sino que d a R o n d a al dicho M aestre d e T ru ­ jillo y al M aestre de M o n tfrag y M ontegaudio, G ar­ zón, M agan y las o tras heredades que se contienen en los tres p riv ileg io s que se in sertan a continuación en el Bulario de Calatrava, corresp o n d ien tes a los años 1199, 1202 y 1210 ; en ta n to que la concesión de R o n ­ da a los de T ru jillo fué en 1191. N osotros, de com pleto acuerdo con el cro n ista T o ­ 119


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rres y T a p ia , adm itim os decididam ente que la llam ada O rden de T ru jillo a que se hace referencia en alg ú n do­ cum ento, no fué m ás que u n a ram a de la im portante O rden m ilitar de S an Ju lián del P ere ro (m ás tard e O rden de A lc á n ta ra ); y que aquélla se llam ó en a lg u ­ n a ocasión O rden de los F ra tre s de T ru jillo p orque en <licha ciudad tenían u n im portante convento ; ya que no se les conoció otro M aestre que a Dom.no G o m etió, que lo era del P ere ro .— N • del A .

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B U L A D E L S U M O P O N T I F I C E IN O C E N ­ C IO III A U T O R I Z A N D O A L O S O B IS P O S D E OSM A Y ZA R A G O ZA Y AL A B A D D E V O R U E LA P A R A IN T E R V E N IR E N E L P L E IT O D E LOS CA BA LLERO S DEL TEM PLE Y M ONTEGA U D I O O M ONSFRA G In n o v e n tiu s E p isco p u s, S erv u s servorun D ei, ven erab ilib u s fra trib u s O xom ensi et C esarau g u stan o E p isco p is et D ilecto filio A b b ati de V erola ; S alutem et apostolicam B enedictionem . C um dilecti filii R o d ericu s et F e rra n d u s fratres D o m u s M ontis G audii pro se ac suis fra trib u s ad n ostram p raesentiam accessissent coram N o b is p ro p o n ere cu rav eru n t quos cum dilectus filiu s F ra m u s olim M ag ister eorum d e com uni v o lú n tate fratru m M ontis G au d ii cu lpis su sis exig en tib u s fúisset ab ad m in istratio n is suae rem otus officio et quidam alius, R o d ericu s nom ine, h u m an itate a fra trib u s eju s o rd in is esset ei canonice su b ro g a tu s p red ictu s F e rra n d u s p er petotem tiam clare m em orie S ancii quondam R e g is A rag o n u m quib u sd am ex fra­ trib u s in iq u itati ejus co n sen tien tib u s castella et pos­

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sesio n es quae fratres S an tae M ariae M ontis G audii in R e g n u m A rag o n u m o b tin eb an t dum p raefatu s R o d e­ ricus M ag ister eorum esser absens o p o rtu n itate capta ta non tim uit ocupare ac sibi M agisterium D om us iterun u s u r p a v it; sub seq u en ter autem cum q uibusdam fra trib u s quos sibi frau d u len ter allexerat relicta cistercien sis o rd in is proffessione ad cuyus observantiam fratres S an ctae M ariae M ontis G audii voto et constitutione ten en tu r astricti, auctoritate quarum dam literarum q u as dicti F erran d u s et R o d ericu s asserv eru n t per' subreptionem a S ede A postólica im p etratas ad tem p lario ru m ordinem se tran sferre et om nia fere bona su p rad icto ru m fratrum tam m obilia quam im m óbilia illis coferre p resu m p sit et hae ocasione M agister Dom us M ilitie in regno L egionensium constitus ocupavit ea que fratres se adm oduni co n q u e ru n tu r esse g rav atos et dom um suam pene b o n is ó m n ib u s. P ostm odum vero d ictus F ram u s ad presentiam nostram accdens per se ac fratres M ilites tem pli respondit quod cum olim R odericus com es qui o rd in u m F ra ­ tru m M ontis G audii p rim u s invenit fratrib u s m ilitiae o m ilitum T em p li p rim itu s prom ssiset quod si forte aliq u an d o com unem vitam dim iteret ad aorum ordi­ nem se tran sferiset deinde ipse cum ; uxore habitum fratru m spate suscepit quo dim isio, uxore affecía est m onialis et ipse ju sta regulam cisterciensem form am vivendi recepit ac deinde cum au cto ritate propia per se alium m odum vivendi ac regulam invenisset et¡ a C isterciensi illum ordinem ubi p re ... confirm am , illi’ no­ 122

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tan tes et a rg u e n te s eju s in co n stan tiam a s s e n s u m . ei s u p er hoc p en itu s d en e g aru n t. V erum de m anu abbatis cirterciensum sine assensu et conscientia cap itu li accepit e t.im p o s u it sibi crucem albam p arte dim idia et in p arte reliq u a rubicundam et longe p o st ejus decessum ; illius o rd in is sucessores dom ini M ontis G au ­ d ii m u lta pericu la ni in m in eren t ipsum F ram u m sibi concordantes p refecerunt qui sicut asserit dom um pe­ ne destructam ad m elioren statum m ulto labore reduxit. P o rro cum quídam ex fratrib u s videlicet R o d ericus G onsali, Jo an es G arsia, V elascus O rtiz, P e tru s S em en u s, M o n in u s F erran d is, G arsia G arces et aliu s (Jarcia tran sg reso res efectis cum arm is equis et b o n is aliis au fu g isse n t eum et dom um M ontis G audii d im iten tes et m ag n a ip siu s dom us desolatio et ru in a pateret ; et quoniam rex A rag ó n qui p lu res m u n itio n es in confinio sarraCenorum eis concesserat m etuens p ropter hoc sibi et reg n o suo periculum inm inere iam dic­ to F ram o co n stan ter inm isit u t m u n itiones illas ei dim iteret au t dom um M ontis G audii tali o rd in í subjiceret p er quem p o ssin t ipsa d o m u s m u n itio n es et alia eju s bona a sarracenorum in cu rsib u s defensari, et sic p ra d ic tu s F ra m u s cun nullum alid pro sset rem edium invenire de v o lú n tate et asensu fratru m M o n tis G au ­ dii au cto ritate su p er hoc A postolice sedis o b ten ta do­ m um ipsam se ac fratres suos o rd in is tem plo su b jecit. Q uocirca discretioni v estrep er ap p ostolica scrip ta m anda q u aten u s vocatis ad presentiam v estram quos p ro p ter hoc nov eritis esse vocandos in q u iratis super 123


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prem isis et aliis quecum que fuerint hinc inde propo­ sita dilig en citiu s veritatem et D eum h ab en tes per oculis sine p ersonarum aceptione servato ju ris ordine om ni contradictione et apellatione cessante procedatis in causam et eam fine debito term inetis, facientes quod decreveritis p er censurara ecclesiasticam firm iter ob­ s e rv a n . E t quniam n ih ilo m in u s quidam m agnates hac occassione au feru n t quedam bona illorum v o lu m u s... et m an d am u s ut eos ad restitutionem ipsorum d ilig en ter et eficaciter... d ucatis ipsos ad hoc, sicut intranserit p er districhionem E cclesiasticam appellatione re­ m ota cogentes, nullis literis veritati et ju stitie preju d ican tib u s a S ede A ppostolica im p etratis sed vos oro­ nes h iis exequentibus. D atis L ateran i, IX k alen d a s novem bris P o n tic atu s N ostri an n o prim o, &. ( Bulario d£ la O rden de Calatrava y A . H . N . cajón 8, nú m. 45.)

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I N C O R P O R A C IO N D E L A O R D E N D E M O N ­ T E G A U D IO A L A D E L T E M P L E E N 1196 E n nom de nostre S en y o r Jh esu -C h risti, am en . Con eg u d a cosa sie a to ts com io frare F ralm o de L u ch a per la p ietat dé D eu de lo O rd e de S an ta M aria de M ontgoy de Jerusalem et del E sp ital de S e n t R ed em p tor de T erol et della casa D alfam b ra hum il M aestre ab v o lu n tat e asen tim en t e concordia e de frare M arti com endor de C astey lo t e de frare M ichel C apella e d e frare L u p capella et de frare B artolom eum d iag u e a de frare P e r gom ez co m anador D alfam b ra e de frare M ar­ tin P e r co m anador de V ilel e de frare G arcia com ana­ d or de M ontis e de frare S an z co m anador de O rris e de frare B ern ard el m osiner del sen y o r R e y e de fre­ re G arzoch e de frare B ern ard G auscho e de frare Neri de L enda e de frare Ju lia de C an o s e de frare G arcia de Leo e de frare F o rtu y n X em eni com andor de libres e de frare L u p e X im en is e de frare Neci de T ru s t e de frare P e r d u n castrel e de frare Jo h an ovetaz e de frare G arcia de Jach a co m anador d e M ianez, e de tot lo capítol et co n v en t.d aq u ella casa al conseyl e q u ara 125


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e ab v o lu n tat del senyor R ey d a rag o N alfons don e atoch a D eu e a e a la casa della cavaleria del tem ple e an G u ilab ert E ray l m aestre daquella casa e an P onz de R ig a lt m aestre deya m ar e a A rnalt C larm u n t m aes­ tre en P ro en za e en los p artid e s d esp an y a e a frare G arcía de P e ra lta com anator de noveles e a frare P er de B arb astre com anator de R ib afo ra d a e a frare R eymu n d de G arba e a frare P o n z m onescal com anator de M onso e a frare G arcia de L eire com anator de oscha t a frare R. . . de L o g an e s e a frare d e ... com anator de R iela e a frare P er de G alin er com anator de S arag o za e d tots los altres fratres axi oresens com es de v enid o r esto es a saber : lo C astel de A lfam b ra e el C astel de V ileyl e el castel de L ib res e la P en a ques entre V ileyl e L ib res prop lo flum de G odalaviar el C astel de C ásteeleyt e la casa de S en t R ed em p to r de Perol e O rrio s e F o n tis e V ilar lonch e la iglesia e la casa de C ay M aynes e la esclesia e la casa de M iota de C elad e s e la esglesia e la casa de F o n s de G arcia e la casa de R o ra e al castyllos e a la villa a e la casa de V ilar de M enga e la vina e la casa de B u rb ag e n a e la casa e la eredat de S aela h erita t de M arti e las cases de Calatay u p e les cases e la eredat de P in a e la esglesia de M ontis e la va! e la eretat am pia e M ig an n ria e la casa doscha e auberyes e fo rn s e m olins e ab tot diret e h e rita ts e possions et term ens e pertinenties su as e to ts les H o m n es de S ent R ed em p to r que avem e aver dverri en tot lo regne D a ra g o e en tota C atalu n y a et en tota la térra del S enyor R ey e.to ts derets e p o ssesións 126

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en las p a rtis deste y am ar e de la m ar a señoría e a p ro p ietat d aq u els axi co m ... p o t esser ( ! ) d it e entes. E n sobrazo io m aestre F ralm o de L u ch a e els d av an t d its frares e instam nos a d o n an am nos m eteis a comp ay n ia e a fra te rn ita t della casa della cavaleria del tem ­ ple e ren u n tiam a totes actión n o stres... es feyt a h o ­ n o r de Deum e a defensio della S an ta C ristia n ta t p er zo q ue m ilis puscam co n tra sta r e fo ra g ista r los enem ies della creu de C rist son testim o n is d a qu esta cosa frare M arti C eller A b b a t de la orden de P era cister­ na e frare P eres m onge daquella casa e en R o d rig o S an z P e r e En X em ieno n o taris e en S an z de Sent S alv ato r e en P er de B arb astro e en P e r de S arag o za e el S en y o r en H e rn an d o R o d rig o de S ag ia e en P er Sesse e en L op de L orca e en jo h a n de Fori e en S anz de V altiam e en P e r Iranzi e en F o rtu in de G alindez. F a ita carta a T ero l en la esglesia de S en t R ed em p to r el m es de d abril 111 k alendas de m ay sotz era M C C X X e 1111 en lan d della en carn ad o M C C V I. Y o P e r de .Sent S alv ato r d iaq u e que p er m an am en t del M aestre F ralm i de L u ch a e deis frares aq u esta carta escrevi e aquest seynal im posui. (Cartulario d i los Tem plarios de A ra g ó n , de M agallón, p ág . 132.)

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[

APENDICE

XII

D O N A T IO N E M D E G A R S O N E T Q U A R U N DAM H A E R E D IT A T E M , F A C T A E A R E G E IL D E F O N S O IX , M A G IS T R O D E M O N F R A G , P E R R E G U M I L D E F O N S U M X C O N F IR M ATUR C o n o szu d a cosa sea a to d o s los ornes q ue esta carta v ieren, com o yo don A lf. p or la g ra cia de D ios rey de C astilla, de T oledo, de L eón, de G alicia, de C órdoba, d e Sevilla, de M urcia e de Jaén, vi p riv ileg io s del rey d o n A lfonso, mi bisabuelo, fechos en esta g u isa : A p ril.

8.

an.

1199

P ra e se n tib u s et fu tu ris notum sit, ac m anifestum q u o d ego A def., D ei g ra tia , R ex C astellae et T o leti, u n a cum uxore m ea R e g in a A lien to r, et cum filio meo F erran d o , fació C h artam donatiois, concessionis, et stab ilitatis D o, et O rd in i de M o n frag , quem sta tu it Co­ m es R o d ericu s, et v o s R o d erico G u n d isalv i eju sd u m ín sta n ti M ag istro , v estrisq u e successo rib u s et ó m n ib u s fra trib u s ejusdum O rd in is p ra esen tib u s et fu tu ris p er129 9


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petuo d u ra tu ram . D ono itaque vobis, et concedo om nes h aered itates m eas, q u as babeo in G arsón, et an tiquitate, quae su n t in C errato, prope P alenciolan, cum terris, v ineis, p ratis, pascuis, aq u ia, nem oribus, et defesis, et cum ó m n ib u s d irecturis, term in is et p ertin en ciis cuis, ju re haereditario in p erpetuum habendas, et irrevocabiliter, liberé et quieté sin e contradictione aliq uia p o s s id e n d a s ; praed ictas siquidem h aered itates vobis dono praedicto M ag istro et concedo in concam bium p ro S eg u ra , quae nunc est A ldea d e P lasencia, (juam quondam vobis dederam et postm odum eam a vobis accepi, exceptis fe rn is vestris et m olendinis quae ibidem in S e g u ra h abetis quae vobis p eren n iter habenda et sine fine possidenda dim issi, et haec m eae donalionis, conccessionis et stab iliais p ag in a, rata, stabilis, atq u e in-concusa om ni tem pore perseveret. vSi quis vero hanc chartam in frig ere vel dim inuere praesum pserit, iram Dei om n ip o ten tis plenarie in cu rrat, et cum Ju d a D om ini trad ito re supliciis in fern alib u s m ancipetu r, et insuper R e g in a e p arti m ille áureos in cauto persolvat et dam num quod vobis in tu le rit duplicatum restituat. F acta ch arta ap u d A lm azanum , era millessim a ducentessim a trig essk n a séptim a, sexto Id u s A prilis. E t ego E def. re g n a n s in C astella et T oleti h an c ch artam quam fieri ju ssi, m ano p ro p ria roboro et confirm o. (Biliario de Calatrava y A . H .)

APENDICE

D O N A T IO N E S R O N D A E E T Q U A R U M D A M H A E R E D 1 T A T U M , F A C T A E A R E G E IL D E ­ F O N S O VI I I , M A G IS T R O D E T R U X I L L O , E T O R D IN IB U S D E M O N T F R A G E T M O N T E G A U D II, P E R R E G U M IL D E F O N S U M X C O N F IR M A N T U R C o n uszuda cosa sea a todos los om es que esta carca vieren, com o yo D on A lfonso, p o r la g racia d e Dios, R e y de C astilla, de L eón, de T o led o , de G alicia, de C órdoba, d e S evilla, de M urcia e de ja é n , vi priv ile­ g io s del R ey D on A lfonso mi bisabuelo, fechos de esta g u isa : (E l p rim er priv ileg io se refiere a la donación de R o n d a a la O rden de T ru jillo , y no se hace traslad o de él p o r no in teresar a nuestro s fines.) (El seg u n d o p riv ileg io es la donación de G arzón a la O rden d e M o n tfrag , y se inserta en el A p én ­ dice X II .) E l tercero y cu arto hacen referencia a M agán y o tra s heredades, y su contenido es el sig u ien te :

1.°.-— J u n . 30 . 130

XIII

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an.

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A d conctorum notitiam p erveniat, tam p raesen tib u s, q u am fu tu ro ru m , quod ego A id. Dei g ra tia , R e x C astellae et T oleti, una cum uxore m ea A . R e g in a et cum filiis m eis F erran d o et E nrico, pro rem edio anim ae m ae, líbente anim o et v o lú n tate sp o n tan ea fació ch arta d o n atio n is et concessionis et stab ilita tis Deo et O rd in i M o n tisg au d ii, et vobis dom m o R oderico G onzalvi cjusdem O rd in is in stan ti M ag istro de M o n tfrag p rae­ se n tib u s et fu tu ris p eren n iter d u ra tu ra m . D o n n o semp er vobis, et concedo in m ea h aereditate de M agan suficientem a d decem ju g a boum ad a n n i vicem cum in g re sib u s et eg ressib u s su is et cum om ni ju re suo, ju re haered itario in p erp etu u m , habendam et irrevoca b ilitr possidendam . S i q u is vero h an c ch artam ínfrin g ere, vel dim inu ere praesu m p serit, iram Dei om nip o ten tis p len arie in cu rrat, et cum Ju d a D om ini proditore in fern ales po enas su stin eat, et in su p er R eg iae p arte m ille áureos in cauto persolvat et d am n u m , quod su p er hoc v o b is in tu erit, duplicatum re titu at. F acta cartam a p u d F rid as, era m illesim a ducentésim a quad ra g sim a q u arta , R e g is expensis, secundo kalendas, ju lii. E t ego R e x A ldefonsus re g n a n s in C astella, et T oleto h an c ch artam , quam fieri ju sti, m anu p ro p ria roboro et confirm o. 2.»— J U N . 1 9 .

an.

1210

P e r p raesens scritum , tam p ra esen tib u s quam fu tu ris, notum sit ac martifeStum, quod ego A ldef. D ei g ra tia , 132

LA O R D E N

DE C A B A L L E R O S

DE

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R ex C asteljae, et T o leti, u n a cum uxore mcji A lienof R e g in a et cum filiis m eis F erran d o e E nricp, libenti an im o et v o lú n tate sp o n tan ea, fació chartam concam r b iatio n is, conpessionis, co n firm atio n is et stab ilitati$ vo b is R o d erico G onzalvi in stan ti M ag istro de M ontr fra g et v estris successoribus et u n iv ersio v estris et vo­ b is Jo an n i G arciae in stan ti com endatori de M onsfrag,et v estris successoribus et u n iv ersis v estris fra trib u s m o d ern is et p o steris p erp etu o v alitu ram . D ono itaque et concede vo b is illas decem ju g eria s, a d an n i vicem q u as R e g in a p ro M onasterio S an ctae M arie R eg a lis d e B u rg is ten eb at in Maga'n, sicut R e g in a illas teneibat, cum d o m ib u s, aréis, cum in g re s s ib u s ; p ro quib u s decem ju g eriis, dedi N a v arre t p raed icto M onaste­ rio de B u rg is, et do vo b is decem aren zad as illarum vinearum , q u as habeo in M a g á n , a latere q u aru m venearum est via, quae ducit a d F ig a re s ex alia p arte su n t v ineae A lfonsi T ellii, aliae d u ae extrem itates cir. c u n d a tu r m eis v in eis, et do v o b is n im irum m olinum quod habeo in A n p h arazo , cum equis, in g ressib u s e egressib u s, et cum ó m n ib u s p ertin e n tiis su is. D o etiam v o b is alias decem aren za d as v in earu m , p artim in F o n talv a, p artim in A loyn ; hae o m nia su p rad icta v o b is dono et concedo in concam bium ¡illius villae, quae d icitu r seg u ra, quam villam vo s mi hi d atis, cum castello, collatiis, fernis, m olinis, cum p ra tis, aqu is, m o n tib u s, fo n tib u s, cum term in is cu ltis et in cu ltis et cum ó m n ib u s p ertin e n tiis su is. D o n o in q u am vobis, o m nia su p rad icta in concam bium sicut su p eriu s conti-


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n en tu r, u t o m n ia illa ju re haereditario habeatis, et irrebocabiliter sine contradictione aliq u a p aren iter posid eatis. S i q u is vero hanc ch artam in aliquo infrigere iram D ei om n ip o ten tis plenarie in cu rrat, et R egiae p arti mille áu reo s in cauto persolvat re titu at duplicatu m . F acta ch a rta a p u d M oralfar, era m illesim a d u ­ centésim a q u ad rag esim a octava, décim o nono die jan u ari. E t ego R ex A ldef. re g n a n s in C astella, et T o­ lete, h an c chartam quam fieri ju ssi m anu p ro p ria robo et confirm o. E t yo sobredicho R e y Don A lfonso re g n an te en u n o con la R ein a D oña V iolante mi m u jer e con mi h ija la in fan ta D oña B erenguela, C astilla, en T oledo, en L eón, en G alicia, en S evilla, en C órdoba, en Mu r ­ cia, en Jaén, en Baeza, en B adajoz e en el A lgarbe, e o to rg o este provilegio e confírm olo. F acta ch a rta en T oledo p o r m andado del R ey , veili­ te y siete d ia s a n d a d o s del m es de ab ril, en era 1292. D on A lfonso de M olina, lo confirm a. D on F rederic, lo confirm a. D on E n ric, lo confirm a. D on M a­ nuel, lo confirm a, & ... (E l p rim er privilegio en la R . A . de la H . : C. Velázquez, n.° 8, y en el Bularlo de Calatrava, en las p á g in a s 101 y 102.— El seg u n d o en dicho Bularlo, p á g in a 102.)

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APENDICE

XIV

D O N F E R N A N D O III E L S A N T O H A C E D O ­ N A C IO N A L A O R D E N D E C A L A T R A V A D E L C A S T IL L O D E M O N T F R A N G , C O N T O D A S S U S P E R T E N E N C I A S , E N E L A Ñ O 1221 C o n d itio n is h u m an ae lapsui in proclivum assidue setag e n tis co m p atien s calculus retionis, non ab su rd e s ta tu a e d ig n a m em oria scrip tu ra s testim onio p eren n ari, alio q u in de praeteriti¡s n ih il posteritas no stra scire. E a p ro p te r tam p raesen tib u s, quam fu tu ris ten ore praesen tiu m in n o testat, quod ego F e rn a n d u s Dei g ra tia R e x C astellae et T o leti atten d e n s titu lu m devotionis, H isp an iae que to tiu s glo riam et honorem nom in is C ristian i, quem in su is C h risto co n stat exhiber i fam u lis C alatra v en sib u s fratrib u s, quos cu n ctis p raeferri v o lu it in o rn atu celebres m ilitari. C onsidera n s etiam p en u riam , et an n u latio n em O rd in is de M o n tfran g , qui licet quo n d am m a g n u s fuerit, am inilo in d ig et jam externo, istum in dictum C alatravensem O rd in em a d C h risti servitii au g m en tu m cupiens co n m u tári. E g o , in q u am , una cum uxore m ea R eg ine Batrice, et fratre meo In fan te A lfonso, ex assensu, 135


G E R V A S I O

V E L O

Y

N I E T O

ac beneplácito R e g in a e D om inae B erengariae genitricis m eae, fació saepedicto O rd in i C alatravensi, vob isq u e venerabili am ico m eo, D om ino G . Jo an n is, in stan ti M agistro, cu n ctisq u e successoribus vestris et fratrib u s, tam p raesen tib u s, quam fu tu ris, sub eadem re g u la D eo servientibus, C h artam d o nationis, concessionis, co n firm atio n is et stab ilita tis p erpetuo v alitu ram . D o n o itaque D eo O rd in i pt M ag istro et fratrib u s su p ra d ic tis castellum de M o n tfran g cum óm nibus g ra — g iis et p e rtin e n tiis suis, pop u latis, et erem is, et om ni ju re a d O rdinem de M o n tfran g p ertin e n ti, tam ea, quae A v u s m eus felices m em oriae eidem contulit, quam illa, quae d o natione praedecesorum m eorum R eg u m quam larg atio n e P rin cip u m , sive oblatione fidelium h ac te n u s j^udte possedit, et rationabilitan est ad ep tu s, u t ea om nia, sicut caetera, quae donatione A ví mei recolendae m em oriae R e g is dom ini A lfonsi possident ju re h ered itario pacifice po sid ean t et quiete. S i q u is vero h an c chartam in frin g ere, seu dim inuere in aliquo p ra esu m p serit iraní Dei o m n ip o ten tis plenarie in cu rrat, et cum Ju d a D om ini p ro d ito re poenas su stin e at infernales, et quod raesu m p serit affectú cateat, et R e g ia e p a rti m ille áureos in cauto persolvat et d an in u m v o b is su p er hoc illatum re stitu at d u p licatum . F acta ch artam a p u d Secoviam decem k alen d as ju lii, era m illesim a ducentésim a q u in q u ag esim a nona, an o R e g n i mei q u arto . E t ego su p ra d ic tu s R ex Fer136

LA O R D E N

DE C A B A L L E R O S

DE

MONSFRAG,

n a n d u s re g n a n s in C astella et T oleto, h an c chartam quam fieii ju ssi, m anu p ro p ria roboro et confirm o. R o d ericu s T o letan e n sis S ed is A rchiepiscopus, H isp an a ru m P rim as, co n firm at M au riciu s B u rg en sis E p is ., co n firm a t... C o ncordat cum o rig in ali. (B ulario de la Orden m ilitar de Calatrava, p á g . 56.) .

137


INDICE

P á g s.

V o ca ció n y evocación .......................................................................... ....... 5 I .— Por las m árgen es del T a jo .................................................... ...... H I I .— El coloso M on tfragü e ............................................................ ...... l7 T i l . —-Giraldo S im p a v o r ...................

IV .— Don Alvaro de S an V .— E l conde R o d rig o ..........

..............................................

...........................................................29 ................................................... ......... 35

V I .—■Paladines de M ontegaudio ................................................ ...... ^ V I I .— L o s caballeros d e M onsfrag ............................................. ...... 63 N o ta s .......................................................................................... ................. ......^5 A p én d ices.......................................................................................................

13»


JSSTOS

DA TO S

PARA

C ABA LL E ROS

DE

LA

H IS T O R IA

M O NSFRAG »

DE

«LA

FUERON

ORDEN

R E C O G ID O S

P O R EL CREYENTE G E R V A SIO VELO NIETO, QUIEN DISPUSO

FUERAN

IMPRESOS

EN

LOS T A ­

LLERES G R Á F IC O S O T ICE , DE MADRID, Y

PU BLICA D O S JU LIO

EN

EL

MES

DE 1950 DE NUESTRO

SEÑOR JE S U C R IS T O , QUE CO RRE S PO N D E CON EL DE 1368 DE

V

LA

H É G IR A

L AUS DEO

*

DE

DE


OBRAS

DE L A U T O R

PU B l I C A D A S : C O R IA .—Bosquejo histórico de esta ciudad y su comarca.—Madrid, 1947. C O RIA Y L O S T E M P L A R IO S.— Badajoz, 1949. LA O R D EN D E C A B A L L E R O S D E M O N SFR A G drid, 1950.

Ma­

E H PRE N 5 A : FU N D A C IO N D E L CO N V EN TO D E SAN FR A N C ISC O EN LA C IU D A D D E CORIA. C O RIA .—R E C O N Q U IST A D E LA A LTA EX T R EM A D U R A H IST O R IA Y L E Y E N D A S D E LA T R A N SIE R R A .

EN PREPARACION: DON ÑUÑO P E R E Z D E M O NRO Y, ABAD T A N D ER . C A S T IL L O S D E LA S IE R R A D E GATA.

143

.1

;

DE

SAN­



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