Revista Geográfica Española nº 37. Castillos y Monasterios de la Provincia de Cáceres (I)

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C; Pí Hotel Reina Cristina ALGECIRAS

9

Armas y Municiones

(C ASTILU

Sol - Flores - Mar Sun - Flower - Sea Opposite Gibraltar

E I B A R

(Guipúzcoa)

FRANCISCO GOMEZ-RODULFO FABRICA DE PAÑOS EN BEJAR NEUMATICOS ■RUEDAS -ARTICULOS DE CAUCHO-TEJI-

" N Á V A M U Ñ O "

DOS-BUJIAS DE ENCENDIDO-CAUCHO REGENERADO

Dibuj os y acuarelas M

Altas novedades de estambre para trajes Gabanes y géneros finos para uniformes

O fic in o C e n tra l y f á b r ic a :

A p a rta d o núm ero 406

’ B A S A U R I - B IL B A O

Teléfonos 17827-28-29



LA I N D I C E

Pág. LA CIUDAD DE C A C E R E S ....................... ...................... T R U J IL L O .................................................. P L A S E N C I A .................................................................. "■ " C O R I A ........................................................................................

Consideraciones per h itíá t

3 43

60

L a capital de la

79

e* una de las pob mas bellas e interesa nes histórico y artís roía refleja un gularm ente representa logia y cultura de la qne

otrora

asentíro

aun después de crist: nacional, de las lo d propias de varios si: histórico. A lgu ie n la ciudad más varon il d do a sus blasonados y tan m agníficos qne tentosas hazañas Lev; los h ijos de Cáceres ¡as centurias. Pese a ,

conocer que no ha si i cida

que debiera

de :

ños, hecho patente ea flu id o , sin duda, estai tada de las grandes vi

ción peninsular y, seb sabida acidia española,

vidual

com o

colectiv

rada, caracterizó toda


L A C I UDAD DE C A C E R E S

Consideraciones generales y sinopsis histórica

época

contem poránea.

A h o ra ,

cuando

el país recobra la conciencia de su ser y destino, no podem os por m enos de

L a capital de la A lta E xtrem adura es

una

de

las

poblaciones

españolas

augurar la propincua y condigna rei­ vindicación de Cáceres en el grado al­

m ás bellas e interesantes en los órde­

tam ente

nes histórico y artístico, cuya fison o ­ m ía refleja un pasado procer, sin ­

el-la se escribe y se publica el presente

gularm ente representativo de la psico­

testes en su devoción hacia la ciudad y

logía y cultura de las razas y pueblos

su p rovincia, la exteriorizan con el en­

que

tusiasm o y

otrora

asentáronse

en

ella,

y,

merecido.

Por

co n trib uir

a

trabajo, en el que, autor y editor, con ­

desinterés que lo

elevado

aun después de cristalizada la unidad

del empeño requiere.

nacional,

propias de varios siglos del acontecer

C iu d a d de antiquísim o origen, los datos ciertos que acerca de él tenemos

histórico. A lg u ien la disputa com o la

son de la época rom ana. Cáceres fué

de las luchas e inquietudes

ciudad más varo n il de Iberia, aludien­

considerada

do a sus blasonados palacios, tantos

com o

y tan m agníficos que denotan las p o r­

P lin io y que figura en el fam oso I t i­

tentosas h azañas llevadas a cabo por

nerario de A n to n in o , sobre la V ia lata,

la

durante

Castra

m ucho

Caecilia

t ie m p o

citada

por

los h ijo s de Cáceres en el decurso de

gran calzada que u nía a M érida con

las centurias. Pese a ello, ju sto es re­

Salam anca, o sea, el cam pam ento fu n ­

conocer que no h a sido ni es lo co n o ­

dado

cida que debiera de prop ios y ex tra ­

cuando

ños, hecho patente en el cual h a in ­

aserto que parecía confirm ado p o r la

flu id o , sin duda, estar u n tan to apar­ tada de las grandes vías de com unica­

inscripción de una piedra m iliaria des­ cubierta a com ienzos del siglo X V I I ;

ción peninsular y , sobre tod o, la con ­

pero a finales de la centuria siguiente

sabida acidia española, que, tanto in d i­

se h a lló en la m uralla un tro zo de al-

vid u al

quitrabe

com o

colectivam ente

conside­

rada, caracterizó toda una fase de la

por vin o

con

Q u in to a

C aecilio

luchar

una

con

M etello Sertorio,

inscripción

en

la

que eminentes arqueólogos posteriores


basaron su afirm ación de que Cáceres

cam paña africana, al regresar de la cual

fue la C o lo n ia N orba Caesarina, o p i­

recibió los títu lo s

de Imperator, que

sigod o

m onarca,

n ió n en la que abundaron posterior­

entonces no tenía otro significado que

m edallas en conn

mente

caudillo

La

asaltos realizados

figura

m edallas en las (

casi

todos

los

investigadores,

triu nfad or, de

y

Procónsul.

quienes, en cam bio, no estuvieron co n ­

inscripción

referencia— que

testes en fijar el em plazam iento exac­

h o y en el palacio m unicipal cacereño

designada Cesárea

to de los que fueron los Castra Caeci-

com o presea denotadora de la antigua

que, sin duda, se ferentemente.

lii y Castra Servilii (nom bre, éste, de

ejecutoria de la ciudad— proclam a que

otro de los generales que acom pañaron

Cáceres fué la C o lo n ia N orbensis Cae­

Se cree que en

a M e te llo ) , para unos aledaño de la

sarina, fundada por su prim er P a tro ­

dom inación visite

ciudad, ju n to a la Peña Redonda, al

no, L u cio

construida Cácere

lado

en

entre los años 32 y 20 antes de Jesu­

mente gran

unos

cristo, fecha esta ú ltim a en que debió

ciones. cosa lógic

cuatro kilóm etros, hacia el N orte, p a ­

de acaecer el ó bito de B alb o.

raje al que se da el nom bre de Cáceres

em plazam iento en situada, por lo ai

el V ie jo . M as he aquí que en diciem ­

N orba creció en im portancia d u ­ rante la época rom ana, hasta el extre­

bre

m o de 1-legar a ser una de las cinco co­

occidental

cam bio,

de

de

para

193 0

la

otros

había

m ism a,

y,

separados

de

realizarse un

C o rn elio B a lb o el M en o rr

trascendental descubrim iento que d ilu ­

lonias de la provincia L usitan ia.

cidaría

h abido

concluyentem ente

la

cuestión.

historiador

que

afirme

Ha

im po

ya de la cuenca r centro vía rio de cc cha cuenca j la

haber

del Guadiana, asá

C o n m o tivo de las obras entonces efec­

sido ya cristianizada la ciudad en el

tuadas! para la construcción del m er­

siglo II, pero de ello no h a y datos con­

tar importante ea da. N o de otra

cado m unicipal, ju n to al A y u n ta m ie n ­

cretos. E n tiem po de los visigodos se

hecho de que. al

dem oler parte de un

distinguió, al igu al que Em érita (Mé-

los árabes la der:

lien zo de la m uralla árabe, quedando

rída^, p o r su decidida parcialidad a fa ­

sea alcázares,

al

vo r de H erm enegildo, que se a lzó en

alusión in d - dable

de m agníficos y regulares sillares, uno

rebeldía

ficaciones

de esta

de los cuales contenía la in scripción :

m onarca

contaba.

Despoés 1

L.

obstinación

to,

fue preciso descubierto

el

C O R N E L IO

basam ento

BALBO.

rom ano,

IM P .

C.

religiosa

contra

L eo v igild o ,

y

su padre, el fué

tanta

la

de la ciudad en defender

N O R B . C A E S A R P A T R O N O , deno-

los

tadora de haber sido Cáceres fundada por el fam oso L u cio C o rn elio B alb o

h u bo de cercarla, tom ándola al asalto, tras lo que in flig ió duras represalias a

principios

cristianos

que

el

rey

fact

luchas intestinas en res, pues consta c moro de Coria

p?

en agosto del año

el M enor, sobrino de B alb o el M ayor,

sus habitantes. Parecía ya haber que­

rendirla por hambr.

este prohom bre rom ano de tan b rilla n ­

dado som etida, cuando al m archar L e o ­

en la ciudad y so q

te actuación

de entonces,

vig ild o con sus mesnadas contra E m é­

eos, a comienzos d

caracterizada por las discordias civiles,

en la vid a

rita, N orba se su blevó de nuevo, de­

tuiría el centro dd

cuyas figuras capitales eran César, P om -

clarándose por el partido

peyo y O ctavio. B a lb o el M enor nació el año 80 antes de Jesucristo, y

fué

católico, lo

cual h izo que aquél regresara precipi­ tadam ente,

tom ánd ola

otra

ve z,

por

vastadoras

v

f -~

tierras leonesas, sen crónicas

coeti~ej.i

un gran m ilite que, alistado b a jo las

la fuerza, y repitiendo su durísim o cas­

actuación de la

banderas

tigo, hasta el extrem o de que se cree que la ciudad debió de quedar destrui­

m ana, tan perjudici; nos, que aun 2 ; ; "

de César,

alcan zó

alta gra­

duación. A d ep to , después, de O ctavio , v in o a la Península, donde acuñó m u ­ cha m oneda, m archando luego a una

da y su cam po circundante despobla­

época de los alrr.: ::

do. Fué tal la saña vin dicativa del v i ­

llegada la segunda ni vieran los monarcas

— 4 —


na. al regresar de la cual acuñar

cinos la conveniencia de apoderarse de

nía otro significado que

m edallas en conm em oración de los dos

ella, a fin de facilitar el avance hacia

:ador,

asaltos realizados contra la población,

el Sur. M as para esto era necesario re­

figura

m edallas en las que por cierto aparece

conquistar

lacio m unicipal cacereño

designada Cesárea o Cesarina, nom bre

Transierra,

enotadora de la antigua

que, §in duda, se le daba entonces pre­

estar situada más allá de la cordillera

a ciudad— proclam a que

ferentemente.

C arp etan a — - G uadarram a,

oíos de Im perator, que y

P rocónsul. L a

referencia— que

sigodo

m onarca,

que

m andó

la

extensa

entonces

comarca llam ada

de

la

así por

Gredos

y

Se cree que en el ú ltim o período de

G ata— , hasta la O retana— m ontes de

a por su prim er P atro-

dom inación visigoda debió de ser re­

T o le d o y sierras de G uadalupe, Santa

rnelio B a lb o el M en or,

construida Cáceres, alcanzando nueva­

C ru z,

mente gran

im portancia sus fortifica­

constituyendo am plio foso de 250 k i ­

ciones, cosa lógica dado el estratégico

lóm etros de anchura, necesario de sal­

em plazam iento

var para llegar a las plazas de M érida

C o lo n ia Norbensis Cae-

32 y 20 antes de Jesu­ íta últim a en que debió bito de B alb o. ió en im portancia

en

que

se encontraba

San P edro y

San M am ede— ,

du-

situada, por lo que era no sólo atala­

y B a d a jo z,

rom ana, hasta el extre-

y a de la cuenca media del T a jo , sino

A n d alu cía.

1 ser una de las cinco co-

centro viario de com unicación entre d i­

dor, decidió acometer la empresa, in i­

provincia L usitania.

cha

ciando

iador

que

anizada

afirme

Ha

haber

la ciudad en el

de ello no h a y datos conm po de los visigodos se igual que Em érita (Médecidida parcialidad a faenegildo, que se alzó en osa contra

su padre, el

vigild o,

fué

y

tanta

la

e la ciudad en defender ;

cristianos

que

el

rey

cuenca

y

del Guadiana,

la

parte

septentrional

el

avanzadas occidentales de A lfo n s o

V II,

m ovim ien to

el Em pera­

liberador,

que

así com o puesto m ili­

le v a lió recobrar la p laza de C oria, h a ­

tar im portante en el cam ino a M éri-

ciendo h uir a los alm orávides hacia el

da. N o

de otra

hecho de que,

manera se explica

al

apoderarse

los árabes la denom inaran sea

alcázares,

fortalezas,

el

Sur, hasta refugiarse en Cáceres, a cu­

de ella,

yas puertas llegó el valiente monarca

Cacires, o

castillos,

en

castellano

el

año

114 2 .

alusión indudable al con ju n to de edi­

singular

ficaciones

G eraldo Sem pavor, adalid,

de

esta

clase

contaba. Después h u b o

que

entonces

disensiones y

Después,

la

región fué víctim a de las correrías del personaje

nes incon trolado,

portugués

llam ado

en ocasio­

al servicio del A l ­

luchas intestinas entre los conquistado­

fonso E n ríqu ez, que no sólo se a p o ­

res, pues consta

deraba de plazas en poder del alarbe,

que Z eth ,

renegado

ría, tom ándola al asalto,

m oro de C oria, puso cerco a Cáceres

sino de las ya reconquistadas por le o ­

aflig ió duras represalias a

en agosto del año

5 Parecía ya haber que-

rendirla por ham bre. L u ego , asentados

neses y castellanos, dándose en ellas a la degollina y al saqueo. A l ver F e r­

1. cuando al m archar L eo-

en la ciudad y su comarca los berberis­

nando II de L eó n que así habían caído

"J.5 mesnadas contra Em é-

cos, a com ienzos del siglo X , consti­

en su poder, entre otras, T r u jillo , .C á ­

sublevó de nuevo, de-

tuiría el centro del que partieron de­

ceres y B a d a jo z, quiso evitar aquello,

el partido católico, lo

vastadoras

por

que constituía m enoscabo de su reino,

e aquél regresara precipi-

tierras leonesas, según testim onian las

al que, según el T ra ta d o de Sahagún,

cm andola

crónicas

acordado con su herm ano Sancho III

íc

otra

vez,

por

y

863, consiguiendo

sangrientas

coetáneas.

algaras

A q u e lla

decidida

epitiendo su durísim o cas-

actuación de la entonces p laza m u su l­

de C astilla, estaba reservada la recon­

1 extrem o de que se cree

m ana, tan perjudicial para los cristia­

quista

[ debió de quedar destruí-

nos, que aun acentuaríase más en la

aventurero

:do circundante despobla-

época de los alm orávides, h izo

cual acudió a reclamar B a d a jo z,

a saña vin dicativa del v i ­

llegada la segunda m itad del siglo X I I ,

consiguió hacer suya, devolviéndola a

vieran los monarcas de los reinos ve­

los m usulm anes, que le juraron vasa-

que,

de las

plazas

ganadas p o r el

lusitano, en virtu d

de lo que


E l em ir alm ohade Y u s u f-b e n -Y a cu b

Maje, tras lo cual se retiró a las plazas del

em prendió una correría por la m argen

T a jo . V o lv ie ro n los portugueses a su

izquierda del T a jo , devastando la fro n ­

intento de apoderarse de B a d a jo z , o b li­

tera

gando al rey leonés a una nueva cam ­

Llegadas sus tropas

paña, favorable a los designios de éste,

pusieron cerco a la p laza, heroicam en­

quien,

te defendida p o r los Frates de la Spa­

avanzadas defensoras de la

para

evitar

línea

nuevas

sorpresas,

desde

T o le d o

da,

teriza.

alm ohades expugn arla el 10 de m arzo

Entonces

fué Cáceres

ocupada

de

C o m o es sabido, la defensa de los territorios

reconquistados

fundación

de

las

en gu izgó

llam adas

la

Ordenes

1173,

lo

A lcántara.

h izo avanzar más al Sur la línea fr o n ­ la prim era vez p o r los leoneses.

empero

hasta

frente a Cáceres,

cual

consiguieron

m atando a la totalidad

los de

los sitiados. D oce años después, F er­ nando

II

Cáceres,

se

adueñó

aprovechando

nuevam ente estar

de

desguar­

M ilitares. E n el corazón de la T ran -

necida, ya que el grueso de la tropa

sierra

enem iga h abía m archado a contener el

estaba

ya

establecida,

desde

el

com ienzo del reinado del Em perador,

avance

la foránea del T em p le, dom inando un

m urcianas;

am plio territorio, que defendió de los

nían tan to interés en conservar aquella

ataques m usulm anes, pese a lo cual fué

fuerte

objeto

gran

de

rencorosas

m alquerencias;

de

A lfo n s o pero

posición, presteza,

V III

los que

por

tierras

m usulm anes vo lviero n

sorprendiendo

te­ con

dentro

pero las dos Ordenes genuinam ente ca-

de ella al m onarca leonés, que a llí h izo

cereñas son las de Alcántara y

briosa defensa. E l jefe m oro dejó ante

la de

Santiago. L a prim era, llam ada en un

sus m uros un destacam ento, m archan­

com ienzo

do con el grueso del ejército a sitiar a

(115 6 )

de San

Julián

de

Pereiro, tu v o com o finalidad p rim o r­

Santarén,

dial defender la frontera de las incur­

portugueses,

siones portuguesas,

la de­

de ello. Entonces fué levantado el cer­

nom inación de A lcán tara al establecer­

co de Cáceres, pudiendo el rey salir de

adoptan do

donde

fué

m uriendo

herido

por

los

a consecuencia

se en la v illa de dicho nom bre, el año

la fortaleza, que d ejó bien guarnecida,

12 13 .

por

La

segunda, que se llam ó

de

lo

que resistió con

éxito

varias

los Frates de Cáceres, fué puesta b ajo

acometidas posteriores, hasta caer nue­

la

vam ente en poder de los árabes el año

protección

del

A p ó sto l

Santiago,

adoptando com o insignia una espada,

1196 .

por lo cual com enzó a ser designada

lucha entre la C r u z y la M edia L u n a

T r a s varios lustros en que la

con el nom bre de Hermandad de los

se m anifestó con alternante signo, rea­

Frates

adelante

lizándose, por lo que a la reconquista

Orden de la Caballería del Señor San­

de Cáceres se refiere, diversas tentativas

tiago,

infructuosas,

de la Spada, cuya

prim era

y

más

casa,

tem plo

y

alguna

con

carácter

de

convento estuvieron establecidos en la iglesia de Santiago, situada extram uros

verdadero desastre para los cristianos,

de la ciudad, al lado N orte, por lo que

fonso I X

quedó refundida con la que cabría de­

sería definitivam ente cristiana. L o s ca­

nom inar ram a de L eón .

balleros de la Spada pidieron les fue-

el 23 de abril de 12 2 9 consiguió A l ­ entrar en la p laza, que ya


ohade Y u su f-b e n -Y a cu b correría por la m argen 'ajo , devastando la fronoledo

hasta

A lcántara.

Topas frente a Cáceres, a la p laza, heroicam enor los Frates de la Spaj

cual

consiguieron

los

u en a rla el 10 de m arzo ando

a la totalidad

de

Doce años después, Feradueñó fechando

nuevam ente estar

de

desguar-

e el grueso de la tropa m archado a contener el Ifonso íro

V III

los

por

tierras

m usulm anes

te-

terés en conservar aquella Sn, i,

que

vo lviero n

sorprendiendo

con

dentro

larca leonés, que a llí h izo . E l jefe m oro d ejó ante i destacam ento, m archaníeso del ejército a sitiar a nde

fué

m uriendo

herido

por

los

a consecuencia

nces fué levantado el cer. pndiendo el rey salir de que dejó bien guarnecida, r?sistió con

éxito

varias

osteriores. hasta caer nuer c r : r de los árabes el año v irio s lustros en que la .2 Cruz y la M edia L u n a con alternante signo, rea:r lo que a la reconquista ; refiere, diversas tentativas alguna

con

carácter

de

castre para los cristianos, ril de 12 2 9 consiguió A l-

Cáceres.-—E sta tu a de San Pedro de Alcántara, obra d el in sig n e escu lto r extrem eño E n­ riq u e Pérez Com endador. (D ib u jo a p lu m a de M. L erou x de Com endador.)

atrar en la p laza, que ya vam ente cristiana. L o s ca­ la Spada pidieron les fue— 7 —


ra concedida la ciudad, en atención a

ja r sus diferencias, lo cual exasperó a

lo m ucho que habían hecho por su de­

don Pedro, que, instigado por uno de

fensa y reconquista, pero aquél no ac­

sus partidarios, se apoderó del A lc á ­

cedió a ello, si bien dióles otros lugares

zar,

castigando en la form a

e im portante cantidad de dinero. A l ­

sus

guardadores.

fonso I X

tuvieron

o to rgó a sus m oradores la

para

Escasa

Cáceres

dicha a

im portancia los

siguientes

C a rta de P ob lación y el Fuero, especi­

reinados, hasta el de Juan II, quien,

ficando en ellos el territorio asignado

o lvid an d o el juram ento de A lfo n s o X I

a la ciudad, la parte del m ism o que a

de conservar la v illa y su térm ino para

cada vecino correspondía y las diver­

la

sas exenciones, franquicias y otras m er­

mente a su prim o, el infan te don E n ­

cedes que disfrutarían sus habitantes. T r a s varios años en que la desme­

C o ro n a,

prom etió

darla

prim era­

rique de A rag ó n , a fin de aplacar su des­ contento por la p rivan za de don A l ­

dida am bición de las Ordenes M ilita ­

varo de L u n a, y

res, principalm ente la de los T e m p la ­

heredero, lo que ocasionó la protesta

rios,

p rovocó

lam entables

después al príncipe

contiendas

de sus vecinos por el incum plim iento

con la ciudad, restablecióse la concor­

del Fuero, si bien accedieron a consti­

dia. A lfo n s o X

confirm a el Fuero de

tuir Señorío del segundo, pues siendo

Cáceres y resuelve una cuestión de l í ­

el heredero del cetro, con ello se in ­

mites entre Cáceres y B a d a jo z . M esna­

frin gía aquél.»E nrique I V confirm ó el

das

Fuero, pero el nom bram iento que h izo

cacereñas

contribuyen

a sofocar

una rebelión de los m oros andaluces y

a poco de M aestre de A lcán tara a fa ­

m urcianos, lo cual fué prem iado por el

v o r de don G óm ez de Solís con stitu yó

monarca concediendo exenciones a los

u n o de los hechos característicos de la

caballeros viejos y pobres, y a sus v iu ­

relajación

das. Entonces a u to rizó tam bién la ce­

abundaron

lebración de su feria, e inició los que

M aestre se indispuso con el C lavero de

serían bienes de Propios, con disposi­

la O rden, el poderoso don A lo n so de

ciones que protegían las dehesas y otras

M o n ro y , resultando de aquel a n tago ­

propiedades del C on cejo. T a n t o San ­

nism o quedar turbada la p a z de C á ­

cho I V

ceres, y

com o Fernando I V

concedie­

y

concupiscencia en

aun

aquel

que tan to

reinado.

de E xtrem adu ra

D ich o

entera,

ron a Cáceres numerosas mercedes, y

durante una veintena de años. E l cis­

A lfo n s o X I

defendió los derechos de

ma de la O rden d ividió a la nobleza

la ciudad, que pretendía conculcar el

en dos bandos, agrupándose el pueblo,

obispo de C oria. E n el reinado de P e ­

según sus sim patías, concom itancias o

dro I el C ru el acaeció el trágico epi­

intereses, alrededor de uno o de otro

sodio de la decapitación de los caballe­

contendiente.

ros

que

tida en abierta lucha, supuso una d ila­

habían jurado cum plir el acuerdo del

tada serie de tropelías y depredaciones,

G il,

custodios

del

A lcá za r,

A q u ella

pugna,

conver­

C on cejo de no entregar la fortaleza a

de la que se recuerdan trágicos episo­

nin gu no de los herm anos, el m encio­

dios, que no fueron sólo devastar cam ­

nado m onarca y el bastardo E nrique de

pos y asolar poblaciones, sino aun la

T rastam ara, hasta que llegaran a z a n ­

com isión

de

fechoíi^s

y

el sacrilegio


en lugares sagrados, com o el santuario

riv a lizó con sus padres en concederle

de Guadalupe.

mercedes.

A l m orir E n rique I V , Cáceres no se

E l siglo X V I se caracteriza por la

in clin ó por n in guna de las dos reinas.

prosperidad de Cáceres, la cual se de­

T r a s la batalla de T o r o , Isabel I se

bió,

dirigió a E xtrem adura, llegando a C á ­

ella aflu ía procedente de A m érica, ya

en gran parte, al dinero que a

ceres el 30 de ju n io de 1 4 7 7 , donde

que fueron m uchos los h ijo s de la m is­

ju r ó respetar los fueros, privilegios y

m a que m archaron a la conquista de aquel continente. C o m o ha dicho un

libertades

de la

población.

A l lí

per­

m aneció durante bastantes días, dando,

historiador,

el 9 de ju lio , las Ordenanzas que h a­

elevan sus palacios y se adornan sus

brían

aspectos

tem plos, trocándose, en cuanto a los

de

regular

num erosos

es

entonces

cuando

se

de la vida p o lítica y adm inistrativa del

prim eros, sus testas alm enadas p o r los

C o n cejo , tales com o el sorteo de car­

prim ores

gos entre los linajes, para evitar eno­

ocasión

y

sutilezas

artísticos.

de las Com unidades,

josas com petencias; el restablecimiento

perm aneció

fiel

de la arm onía, haciendo desaparecer los

sólo

algunos caballeros que se

bandos y parcialidades, y la norm ación

afiliaron al m ovim ien to de la fam ilia

para erigir palacios o casas fuertes, a

de los Golfines. C u a n d o el 9 de m ar­

fin de asegurar la obediencia de los que

z o de 15 8 3 la visitó Felipe II, de re­

fueron inexpugnables reductos rebeldes,

greso de P o rtu g a l, fué a llí o b je to de un

hubo

al

Con

Cáceres

gran

nadas. T o d o

b ía recibido ya, y recibiría después de

supuso

captarse

el

Este

pues

donde se fraguaban los m otines y aso­ ello

recibim iento.

Em perador,

im portantes

m onarca

entusiasta afecto de los cacereños, se­

Cáceres,

gú n consta en los docum entos coetá­

fueron

neos, corroborado en su nueva visita

arm ados para luchar contra los subleva­

la

aportación

servicios,

ha­

de

com o

contingentes

efectuada a la ciudad dos años después,

dos m oriscos de la A lp u ja rra , para la

en com pañía de su esposo. Entonces el

conquista del reino lusitano y , fin al­

interés que los Reyes C atólicos m os­

m ente, para em barcar en la gran arm a­

traron por la m ism a se trad u jo en nue­

da que envió contra Inglaterra. E n la

vos

siguiente centuria es de señalar lo m u ­

beneficios,

trucción m iento

de de

la las

tales com o m uralla, calles,

la recons­

el

adecenta-

sum inistro

de

cho que su frió Cáceres con m otivo de la llam ada Guerra de la Independencia

agua, regulación de la cobranza de im ­

P ortuguesa

puestos, inspección adm inistrativa, et­

principalm ente por el abandono de F e­

(16 4 0 -16 6 8 ),

provocada

cétera. N o es extraño, pues, que C áce­

lipe I V y la intem perancia de su fa v o ­

res se prestara con entusiasm o coope­

rito, el C ond e-D u qu e de O livares, pues

ran do a los reales designios que en­

aunque los sublevados no

llegaron a

ve­

penetrar en la v illa , las m ilicias de ésta

mos cóm o en la conquista de G ranada

tuvieron que prestar socorro a varias

figuraron

reclutadas

poblaciones vecinas, asediadas p o r los

en la villa. P oco después fué dada ésta

lusitanos. E n trad o ya el siglo X V I I I , con m otivo de la Guerra de Sucesión,

trañaban

nacional nutridas

interés, m ilicias

y

así

en Señorío al príncipe don Juan, quien

— 10 —






las

tropas

nuevo tiendo

f *r ¥

X 3

'

portuguesas

en

cam paron

sorpresa

algunas

neral

G óm ez,

a

quien

acom pañaban

ba­

Cabrera, Q u íle z y Serrador, pues, pese

plazas,

a que poco antes hubiera saqueado a

las tierras extremeñas,

por

de

acerca de lo cual cabe consignar que

C ó rd o b a,

tan to daño hicieron entonces com o las

ceres.

nada punible h iz o

en C á ­

defensoras de la causa borbónica, por lo

E n los días 7 a 10 de octubre de

que Cáceres se v ió obligada a prestar

18 8 1 tuvieron lugar en Cáceres los ac­

sum isión

A u stria,

tos oficiales con que se festejó la in au ­

vo lvien do , tan p ron to com o pudo, a la obediencia a Felipe V . E n el año 17 9 0 ,

M ad rid a L isboa, a los que asistieron

p o r disposición de C a rlo s I V , fué esta­

los m onarcas español y portugués, A l ­

blecida en Cáceres la Real Audiencia de

fonso X I I y L u is I, respectivamente,

Extrem adura.

con num erosos y brillantes séquitos. Y

al

A rch idu qu e

de

guración de la línea del ferrocarril de

L a guerra de la Independencia h izo

al año siguiente la hasta entonces v illa,

que en varias ocasiones penetraran en

fué declarada ciudad, por R eal Orden

la p laza las tropas napoleónicas, p o r lo

de 9 de febrero.

cual sus habitantes se alzaro n contra el invasor, existiendo acerca de ello un co­ pioso acervo de sucedidos, que no cabe

Cáceres m onum ental. E l circuito fo r ti­

m encionar aquí, salvo las grandes exac­

ficado. M urallas, torres y puertas

ciones que tu v o que soportar el vecin­ dario. L uego, las luchas políticas en­

E l viajero que contem pla a Cáceres

tre realistas y liberales dieron tam bién

desde sus inm ediaciones, p rincipalm en­

ocasión a hechos que recogen los anales

te p o r los lados occidental o m eridio­

18 20 , tras la reform a

nal, no puede sino adm irar el herm oso

constitucional, se fijó en Cáceres la capi­

aspecto que ofrece el caserío de la ciu ­

talidad de la A lta E xtrem adura, no sin

dad. U n ilustre escritor ha decantado,

que Plasencia le disputara tal prim acía,

a este respecto, su "panoram a sorpren­

la cual sería convalidada en

dente por el co n ju n to desigual de sus

cacerenses. E n

establecerse tod avía

la

división

subsistente.

luctuosos,

adm inistrativa

T ras

constitucional advinieron

18 3 3 , al el

trienio

nuevos días

ocasionados por la

llegada

alm enados

palacios,

sus

altas

torres,

sus arruinadas m urallas y sus antiguas iglesias” , llegando im perial

T o le d o

a señalar no

tiene

que

“ la

el aspecto

del célebre guerrillero Juan M artín el

secular, ni A v ila la fisonom ía histórica

Em pecinado, que, al frente de sus tro ­

que esta ciudad, fundada en los tiem ­

pas, huía de las realistas, consiguiendo

pos pasados y conquistada en la E d ad

penetrar en la población, pese a la re­

M edia por los nobles, que la engran­

sistencia que se le h izo , el 1 7 de o ctu ­

decieron en el siglo X I I I . A q u el con ­

bre de 18 2 3 , donde h u b o numerosas

ju n to de m uros y torreones antiguos,

muertes, saqueos e incendios. E n cam ­

ennegrecidos por la acción destructora

bio, no su frió lo más m ínim o cuando,

del hom bre, desafían a los siglos com o

el 3 1 de octubre de 18 3 6 , llegó el ejér­

quien lucha por la eternidad, de que

cito carlista, al m ando del fam oso ge­

gozarán en la H istoria. Es el recuerdo 15 —


tianos fué A lhá-e/-G an?í antes de co­

¿i cuesta. L

a los

m enzar el ú ltim o tercio del siglo X I I ,

k x jardines de la a

tiem pos venideros sus historias y sus

en que tod avía faltaban varios lustros

j e scebrea un irte

tradiciones para ju sto

para la victoria de A larcos, que perm i­

raso áesót dicho pa

tió a dicho pueblo sarraceno su avance

JOi Palpitos. A la 1

v iv o de un pueblo que ha existido en rem otas

edades

y

quiere 'leg a r o rg u llo

de sus

preclaros h ijo s ” . Su recinto, o sea la parte alta," fué

hacia

la

línea

del T a jo .

interior de

“ Debem os,

tnpcsteríj cz

fortificado ya en la época rom ana, a lo

pues, pensar— escribe el ilustre arqueó­

m enos en los lados m eridional y orien­

logo— que la tal fortificación, que no

n uda por e

tal, datando de entonces la traza y los

es uniform e, la hicieron los m ahom e­

re ctilín e o avaj

arranques de las m urallas. L a primera

tanos en varias veces, desde que, adver­

— T *

reconstrucción

de ser visigoda;

tid os de la am enaza del poderío cris­

t x r s de la poerta de

pero la segunda, más im portante, con

tiano, sintieron la necesidad de preve­

esa cae a la izqme;

las torres unidas a los lienzos por otro

nir

ta ra s « n í a

destacado en sentido perpendicular, es

glo X I I , siendo aceptable que la obra,

em inentemente sarracena, luego aum en­

en' tod o el tro zo N ., por ejem plo, sea

tada y com pletada con m iras defensi­

debida al G a m í y que las torres o ctó ­

vas

gonas estén hechas en el siglo X I I I , a n ­ tes de 1 2 2 5 .”

por

los

debió

reconquistadores.

Form a

en su planta un rectángulo irregular, cu y o

si­

L a costum bre, tan española, de ad o ­

m urallas es de sillería rom ana en a lg u ­

se hallen

viéndose

reconstruidos

en

en

del

sar casas a las m urallas hace que éstas

trozos,

va

a m ediados

sentido

nos

occidental

defensiva

oblicu o hacia el Sur. L a fábrica de las

el-los

lado

la

m uchos

sillares

de

antiguos

aprovechados; pero lo que más ab u n ­

m edio tapadas y

de los

desfigura­

das; pero, además, por algunos sitios han

sido

destruidas para abrir paso,

sin verdadera necesidad y con pésim o

da es m am postería, horm igón y tapial.

gusto: achaque corrientísim o en tantas

E l espesor de los lienzos o cortinas v a ­

ciudades m onum entales, que muestran

ría entre 2 ,1 5 y 2 ,73 m etros. L as to ­

así su lam entable m utilación. Em pero,

rres, salvo dos de ellas, octógonas, son

Cáceres

cuadradas y m acizas, más altas que el

p rístin o p atrim on io histórico-artístico,

adarve, y

y ello hace que tan inexplicable nos p a ­

están, com o hem os dicho,

pierde en el

conserva

m ucho

de

este

su

n o adosadas a él, sino unidas p o r un

rezca que no constitu ya

cuerpo o saliente, a m odo de baluartes

de las ciudades españolas hacia donde

tod avía una

avanzados para la defensa, dejando en­

preferentemente se encauce la corriente

tre unos y otros espacios abiertos que

turística, cosa que, a no dudar, tendrá

tienen por fo n d o las cortinas, los cua­

plena efectividad ’en un fu tu ro cercano,

les constituían la segunda línea contra

y para contribuir a lo cual quisiéramos

el enemigo. Se ha dicho que la reform a

tuviera alguna virtualid ad

del sistema fortificado de Cáceres fué

trabajo.

debida a los alarifes alm ohades; pero,

cer— escribe F lo rian o

com o M élida ha aducido, esto se con ­

perspectiva tan

tradice con la creencia generalmente te­

com o la que ofrece nuestro adarve con ­

el presente

“ Pocas ciudades pueden o fre­ C u m breño— una

castizam ente

m edieval

nida de que quien puso la ciudad en

tem plado desde el pie del A rco de la

condiciones de resistir los embates cris­

E strella, m irando a la derecha p o r la

30 DO SOtO


A lh á -el-G a m í antes de co­

em pinada cuesta. L a vieja palm era de

ejércitos para

u ltim o tercio del siglo X I I ,

los jardines de la casa de los M ayo ra l-

territorios cristianos. E l fam oso h isto ­

devastar y

avía faltaban varios lustros

go som brea un arco tendido para dar

riador y prelado don Lucas el Tudense

:oria de A larcos, que perm i-

paso desde dicho palacio a la torre de

consigna en su Crónica esa excepcional

: pueblo sarraceno su avance énea del T a jo . “ Debem os,

los P ulpitos. A la derecha corre el p a ­

im portancia

ram ento interior de la m uralla, con su

rante los siglos de la A lta Edad M e ­

r— escribe el ilustre arqueó­

gris m am postería en la parte inferior,

dia, al llam arla O pp id u m fortissim un

la tal fortificación, que no

sobrem ontada por el ro jizo tapial. E l

barbarorum.

e. la hicieron los m ahom e-

m uro rectilíneo avanza en la pendien­

castrense

saquear los

de Cáceres

du­

A lo largo de las m urallas— que fu e­

:r:as veces, desde que, adver-

te y se pierde en el h o rizo n te a la a l­

ron declaradas M on um en to N acio n al—

amenaza del poderío cris-

tura de la puerta de Santa A n a , m ien­

se erguía una treintena de torres, exis­

eron la necesidad de preve-

tras que a la izquierda se destacan las

tiendo varias ju n to a las puertas, para

ensiva

si­

tintas severas de los viejos palacios. E l

asegurar

endo aceptable que la obra,

rom pim iento que en 193 0 se h izo de

por ejem plo,

tio z o N ., por ejem plo, sea

este m uro hacia su parte media, y el

contaba cuatro. Pese a las muchas ya

y que las torres octó-

em plazam iento en el m ism o del M er­

desaparecidas, tod avía se conservan v a ­

hechas en el siglo X I I I , an-

cado, aparte otras consecuencias más o

rias, esbeltas y airosas, de alto interés

menos lam entables para el arte, tu v o

histórico y artístico, a lo largo de lo

la de

que

a m ediados

del

m bre, tan española, de ado-

im pedir

desde

aquel p u n to

la

su

defensa, con

com o

acontecía,

la de M érida, que

fué circuito m urado;

vista de dos torres de la m uralla: a la

unidas

derecha,

hoy

varios palacios o casas fuertes de la ciu­

sdemás, por algunos sitios

enlucida, y a la izquierda, m irando ya

dad, constituyen un con ju n to h o y solo

destruidas para abrir paso,

por dentro del adarve, la de la H ierba,

superado en España por el que ofrece

necesidad y con pésim o

de tapial y bastante bien conservada.

A v ila .

h s m urallas hace que éstas m edio tapadas y

desfigura-

la

llam ada

del H orn o,

Entre ambas dos torres se solía reunir

a las tam bién

torres que,

subsistentes

de

L a m ayor y más fam osa de todas es

aque corrientísim o en tantas :: num entales, que m uestran

el

entable m utilación. Em pero,

otras, en Santa M aría, y a llí se elevó

contracción del nom bre

-.sirva

su

la primera Casa A y u n tam ien to , de la

(Y u s u f-a b e n -Y a c u b ), adalid sarraceno

irrim on io histórico-artístico,

que se conservan vestigios en las edifi­

que

ru : tan inexplicable nos p a ­

caciones que respaldan el a n t i g u o

tom a de la p laza, el 10 de m arzo de

ñ o constitu ya tod avía

M ercadillo. ”

m ucho

de

este

una

C oncejo

de la

V illa

unas

veces;

la

llam ada

la

vulgarm ente

conquistó,

de

B ujaco,

de A b u -Jaco b

coronando

así

la

1 1 7 3 , tras la desesperada defensa he­

udes españolas hacia donde

L o hasta aquí expuesto acerca de ese

cha de la mism a por cuarenta caballe­

lente se encauce la corriente

general sistema fortificado cacereño de­

ros de los Frates de Cáceres, que fu e­

:s3 que, a no dudar, tendrá

nota ya la im portancia que otrora tuvo

ron pasados a cuchillo p o r el invasor.

iv id a d v n un fu tu ro cercano,

el m ism o. A b u A b d a la el Edrisi, céle­

L lam ad a tam bién torre de la plaza y

tribu ir a lo cual quisiéramos

bre viajero y geógrafo árabe, dejó co n ­

torre del reloj, porque en ella estuvo

~~a virtualidad

signado

significación

hasta hace poco colocado el reloj de la

^ocas ciudades pueden ofre-

estratégica de la población, dado -el lu ­

’ F lorian o

gar de su em plazam iento, sino lo que

ciudad, trasladado después al A y u n ta ­ m iento, constituye un gran baluarte

para los sarracenos representó su siste­

de

tar.

el presente

C u m breño— una

castizam ente

m edieval

no

sólo

la

alta

plan ta

casi

cuadrada

(10 ,8 3

por

:e ofrece nuestro adarve con­

ma defensivo,

tan sobremanera fuerte

10 ,2 0 m etros) y unos 25 de elevación,

desde el pie del A rco de la

y seguro que h izo de Cáceres la p laza

situado en el lien zo m eridional de la

i'rando a la derecha p o r la

donde

P la za

se reunían

y

organizaban

sus

M ay o r,

adosado a la m uralla,


com o avanzada que reforzaba sus de­

ra. Hecha de sillares regulares, muestra

A n tigu am en te se abr

fensas. Su basam ento es de sillares, in ­

una construcción que difiere de la de

puertas en el recinto ft

dudablem ente rom anos, y el cuerpo de

las demás torres de la m uralla, lo cual

rense. L a del Este, den

la edificación de m anipostería, visible

m ueve a considerarla com o obra de la

del Socorro o de C o ria , <5

sólo en los costados, pues el frente ha

segunda m itad del siglo X V . Pese a

lim a a la torre de los 1

sido objeto de inapropiado revoco, que

estar en m edio de tantas casas com o en

del Oeste, o de M étida. )

resta carácter al m onum ento. E ntre sus

su derredor, y hasta apoyadas en ella,

do. Q uedan tres: la m

alm enas se eleva un tem plete en arco,

a llí se han edificado, resalta, fuerte y

tiempos rom anos. Dama

de lad rillo, que cobija a una estatua

airosa, com o uno de los más im p ortan ­

situada al S u r; la ck Si

m arm órea de la diosa Ceres o de la

tes m onum entos de su clase existentes

aunque data de la ép oc

A bu nd ancia, de tam año m ayor que el

en la ciudad.

que tu v o lugar La re c o a c i

natural, h allada cerca del río Salor, y

C o n tin u a n d o el recorrido del adarve,

que desde el siglo X V I estuvo em pla­

encontram os a la derecha las restantes

tos y revoco*, y el llarsj

zada en el atrio del Corregidor, hasta

torres subsiguientes del que fué circuito

Estrella, que su stitu yó a l

ser colocada en la torre el año 1820 .

defensivo de la ciudad. A s í, la del H o r­

za S u ev a , p o r la qne es

E n la parte inferior del frente de la to ­

no y

C ierres Isabel ¡e C*Cz¿zz

rre, hacia la izquierda, existe una tri­

de llegar a la puerta de Santa A n a , o

qo

buna

fuertes

sea, la parte más elevada de la antigua

tras haber jn ra ó c c e j g

de piedra

cuadrada,

m ensulones,

con

sobre

cuatro

antepecho

la de la Hierba, situadas antes

ha sido m u y adulterada

de 1 4 * 7 . rodeada

m uralla. A continuación se h alla el co­

io> fueras,

en el que aparece un escudo dentro de

ronam iento

p c ó lac ió a

guirnalda. A l fo n d o de la tribuna se

M ás allá está la torre im propiam ente

de

la

torre

del

P ostigo.

abre una hornacina, en arco rebajado.

llam ada

Todo

cuadrada, rom ana, pero pasa por m e­

ello es obra

de com ienzos del

siglo X V I . A l costado oriental de la

dio

Redonda,

de taludes

pues

tiene

triangulares

planta

a cuerpo

torre h a y un m atacán de 2,85 metros

octógono,

de lon gitu d, debajo de la línea de las

ángulo, que lim ita al N oroeste la línea

alm enas. Y en este m ism o lado, al pie

de la m uralla, tiene com pleto su alm e­

de la torre, se encuentra la C a p illa de

naje, con un m erlón al centro de cada

árabe,

de

tapial;

torre

de

t

« erxr ra

t rraxade ea erra.* de n n en la se das de b efeea í t a r c r exterior c u r» áe ai é . raerlón central t a a t al interior en *» de esti colocada la ef?pe

la P a z , con pórtico de tres arcos de m e­

cara y o tro por cada ángulo. E sta torre

ícra de la Estrella.

dio p u n to sobre pilares, e interior de

es m aciza hasta más de la m itad de su

Salar-anca, al gusro bxrr

tres naves, decorado al gusto barroco,

altura y hueca en lo restante, y tiene

anterior puerta no estaba

donde se venera la V irg e n de dicha ad­

las dim ensiones siguientes: 6 metros de

era m u y angosta resrl:

vocación. Fué hecha en 1 7 5 6 .

anchura de cada lad o ; 6 ,75 metros de

d ente para el tráfico rt

elevación del cuerpo octógon o, y

1,6 5

g lo X V I I I . y de aquí ,

sa­

O tra torre m u y interesante es la lla ­ m ada de los P ú lp itos, en alusión a las

metros

de

alm enaje.

Finalm ente,

dos garitas cilindricas o torrecillas v o ­

liendo a la p lazu ela de Santa C lara,

ladas sobre m ensulones anillados que

puede verse la torre Desm ochada, m uy

acordara sustituirla por fícada según proyecto don M an u el de C i u r r l

tiene en los ángulos. Se encuentra en el

parecida a la anterior, o sea, tam bién

del célebre m aestro del !

m ism o lado de la anterior, adosada a

de traza octógon a y hecha de tapial,

y a expensas del C on d

la

antigua

aunque peor conservada, con idénticos

de la E n jarad a.

Puerta Nueva, h o y A rco de la Estrella.

caracteres en cuanto a p lan ta de arran­

Es de plan ta cuadrada, de 4 ,58

que, unida a la m uralla por un cuerpo

19 3 0

saliente, y tam bién de colo r berm ejo.

N acional las m urallas <

m uralla

para

defender

la

por

4 ,2 6 metros, y de 16 metros de a ltu ­

P o r R eal decreto de : fueron

declarad


a de sillares regulares, muestra

A n tigu am en te se abrían

numerosas

¡tracción que difiere de la de

puertas en el recinto fo rtificad o cace-

s torres de la m uralla, lo cual

rense. L a del Este, denom inada A rco

considerarla com o obra de la

del Socorro o de C oria, que estuvo p r ó ­

m itad del siglo X V . Pese a

xim a a la torre de los Espaderos, y la

m edio de tantas casas com o en

del Oeste, o de M érida, han desapareci­

:or. y hasta apoyadas en ella,

do. Q uedan tres:

tan edificado, resalta, fuerte y

tiem pos rom anos, llam ada del C risto,

im o uno de los más im portan-

situada al Sur; la de Santa A n a , que

la más antigua, de

irr.entos de su clase existentes

aunque data de la época m edieval, en

dad.

que tu v o lugar la reconquista de la v illa ,

-.uar.do el recorrido del adarve,

ha sido m u y adulterada con aditam en­

n o s a la derecha las restantes

tos y revocos, y el llam ado A rco de la

bsiguientes del que fué circuito

Estrella, que su stitu yó a la antigua P uer­

■de la ciudad. A s í, la del H or-

ta N ueva, por la que es fam a en tró en

de la Hierba, situadas antes

Cáceres Isabel la Católica el 30 de j u ­

a la puerta de Santa A n a , o

nio de 1 4 7 7 , rodeada de su séquito,

irte más elevada de la antigua

tras haber jurado conservar y defender

A continuación se halla el co­

los fueros, privilegios y libertades de la

ito

de

la

Postigo.

población, según ya d ijim os. C o n stitu ­

i está la torre im propiam ente

ye un am plio y espacioso arco rebajado

Redonda,

torre pues

del tiene

plan ta

rom ana, pero pasa por me: iludes árabe,

triangulares de tap ial;

a cuerpo torre

y trazad o en esviaje, de cuidadosa fac­ tura, en la que se atisban rem iniscen­ cias de la obra anterior, que muestra al

de

exterior una hilada de almenas, ornando

que lim ita al N oroeste la línea

el m erlón central el escudo de Cáceres,

:ralla, tiene com pleto su alme-

y al interior un tem plete neoclásico d o n ­

i un m erlón al centro de cada

de está colocada la efigie de N uestra Se­

:ro por cada ángulo. Esta torre

ñora de la Estrella, tallada en piedra de

i hasta más de la m itad de su

Salam anca, al gusto barroco. A u n q u e la

hueca en lo restante, y tiene

anterior puerta no estaba ruinosa, com o

asicnes siguientes: 6 m etros de

era m u y angosta resultaba ya in su fi­ ciente para el tráfico rodado en el si­

de cada lad o; 6 ,75 m etros de de', cuerpo octógono, y de

alm enaje.

Finalm ente,

1,6 5

glo X V I I I , y de aquí que en 1 7 2 6 se

sa­

acordara sustituirla por la actual, edi­

la plazuela de Santa C lara,

ficada

según

proyecto

del

arquitecto

Cáceres.— Casa d el Sol. (D ib u jo de M. Ourv a n tzo ff.)

Palacios y casas fuertes E n m ayor grado aún que A v ila y Segovia, es Cáceres la ciudad española de los

num erosos

e im ponentes

palacios

señoriales, a la v e z de recio carácter y línea airosa, de positiva belleza a rtísti­ ca y noble ejecutoria histórica. E n n in ­ gún otro b u rgo hispano abundan tan to

Tse la torre Desm ochada, m uy

don M an uel de Churriguera, herm ano

estas edificaciones blasonadas, exponen­

a la anterior, o sea, tam bién

del célebre m aestro del barroco español,

te fidelísim o, ora

octógona y hecha de tapial,

y a expensas del C on d e de la Q u in ta

afortunadas, ora de un señorío autén­

p-ecr conservada, con idénticos

de la E njarada. P o r R eal decreto de 25 de agosto de

tico, encarnador del más acendrado es­

ca a la m uralla por un cuerpo

1930

a rro jo y el h on or, la fe y la caballero­

y tam bién de color berm ejo.

N acional las m urallas de Cáceres.

; en cuanto a planta de arran­

fueron

declaradas

M on u m en to

p íritu

racial

de luengas empresas

que co n ju gó

siempre el

sidad, consustanciales a nuestra psico-


logia.

Buen

m arcado

núm ero

carácter

de ellos ofrecen

castrense,

Giles, descendientes del m onarca, fa m i­

principal­

lia a la que pertenecían los alcaides in ­

mente por hallarse pegados al cinturón

m olados por la intem perancia de Pedro

fortificad o de la p laza, o sea dentro de

el Cruel, según ya dijim os en la sin op ­

m am postería, coronac con colum nas de cer; sobre los que hubo que

m otivaron

edificio.

En

la

su

in t

lo que antiguam ente co n stitu yó su a

sis histórica. Sobre una parte de su so­

m odo de acrópolis, o bien por contar

lar se constru yó un palacio para el a lo ­

robustas y esbeltas torres defensivas. N o

jam iento de los reyes; pero en tiem po

des dim ensiones (13,4

es extraño, pues, que h aya escrito un

de E nrique I V , con ocasión de la lucha

go, 9,90 de ancho y

cronista: “ L o m ism o que h a y que ir a

entre el M aestre de A lcántara, don G ó ­

trucción

Salam anca para

adm irar el esplendor

m ez de Solís, y el C lavero, el prim ero,

cinco naves con bóve

del plateresco y a A v ila para hallar las

partidario del infan te don A lfo n s o , llegó

ñón,

form as más puras del rom ánico espa­

a Cáceres, venció a las mesnadas del

series de otros tanto!

ñol, es menester venir a Cáceres para

C lavero, partidario de don E nrique, y

dura que voltean

patio, existe el aljib<

notabilísim a

separadas

entn so

estudiar un tipo arquitectónico peculiar

destruyó el A lcá za r. C o m o prem io, el

granito. E n este edif

del siglo X V : la casa-fortaleza. Su evo­

infante, presunto m onarca, concedió al

instalado

lución puede seguirse en la ciudad vieja,

M aestre el derruido palacio, al lado del

com prende interesante

ese inigualable barrio an tigu o de Cáce­

cual se hallaba el tem plo de la M a g d a ­

queológicas y artística

res, intacto ante la in ju ria del tiem po,

lena; pero el M aestre lo donó, a su vez,

excavaciones y hallazg<

y que p o r sí solo constituye un m on u ­

al capitán don D ieg o de Cáceres O v a n ­

to en la capital com o

m ento nacional, por el sucesivo estudio

do, donación luego convalidada p o r E n ­

a más de cuadros de p

el

M useo

de ejemplares en cualquier fase, desde

rique I V , ya afirm ado en el trono, para

m odernos, objetos de 1

la áspera, im ponente y desnuda fachada

que aquél edificara su casa, que sería

t trajes típicos.

de la Casa de la Generala, hasta la no

denom inado

de la Cigüeña.

P aralela­

C asa y torre de la C

menos ceñuda, pero más cortesana, ar­

mente, el m onarca concedió perm iso a

mas explicado antes, a

quitectura de la Casa de Solís o la de

don D iego G óm ez de T o rres, señor de

Casa de las Veletas, el

M a y o ra lg o ” .

los M ogollon es, para que levantara la

di-a. llam ada Casa y

veintena de esas edificaciones, nuestra

suya en la parte occidental de los sola­

*£eña. edificada tam bi

reseña de las mismas ha de ser u n tanto

res del A lcá za r, perm iso luego co n fir­

«olar del que fué Alcá:

sumaria, a fin de poder incluir, dentro

m ado por los Reyes C atólicos en 1 4 7 6 ,

3 T t :Í 3 don D iego de <

de la extensión prefijada, los restantes

en virtu d de lo cual construyó la que

fid d m m o servidor de

m onum entos de esta capital y su p ro ­

desde entonces se llam ó Casa de las V e ­

Seos que fu n d ó a llí se

letas, tras ponerle pleito, u n o tras otro,

ría!. Es de notar que ct

Com o

se trata

de una

vincia, objeto del presente trabajo. Casa de las Veletas.— Se cree que el

dos de sus convecinos llam ados G o n zalo

la gran Isabel llegó a (

antiguo A lcá za r árabe, en parte de cuyo

Espadero y Juan de Saavedra, que se

como prim ordial fin alu

solar se a lza la llam ada Casa de las V e ­

creían con derecho al solar, derecho in ­

por el deseo de poner p.

letas, debió erigirse a com ienzos del si­

existente, pues contra ellos fallaron los

bles, levantiscos y m al a

glo X I . Era un edificio am plísim o y

m onarcas. C onsta que don L o ren zo de

que m andó desm ochar 1

herm oso, que A lfo n s o I X de L eón , re­

U llo a

casas solariegas y que

conquistador de la plaza, se reservó para

otro sucesor en el m ayorazgo, don J o r ­

sus aspilleras a fin de

sí, nom brando alcaide del m ism o a don

ge de Q uiñones, en los com ienzos del

no pudieran com batirse

Pedro Fernández de Saavedra, uno de

siglo X V I I I , lo reform ó nuevamente,

cepción con el menciona

sus capitanes predilectos, pasando des­

d eján dolo com o ha llegado a nuestros

virtu d de la cual pudo <

pués la alcaidía a la ilustre fam ilia de los

días. Se trata de una construcción de

levantar su correspondí

reparó

después este edificio,

y


icntes del m onarca, fam i^rtenecían los alcaides inla intem perancia de Pedro so ­

les reves: pero en tiem po ccn ocasión de la lucha me de A lcántara, don G ój el C lavero, el prim ero, mfante don A lfo n s o , llegó a las mesnadas del

::d iric de don Enrique, y M cázar. C o m o prem io, el ■ lo a m u r c a , concedió al : : ri'.ario. al lado del ta d templo de la M agda!: ¿zr. 6 . a su vez.

V.

: ::

-7

I ;:: :o s O van-

h e g o convalidada por E n ifir a u H n en el trono, para -53.

rué seria

de !■ Cigüeña. Paralelao b u q concedió permiso a I ': - : : nx

i . T crrcs. señor de

para que levantara la

arte occidental de los sola­ zar. perm iso luego confir%R eyes C atólicos en 14 7 6 , i lo cual constru yó la que ?s se llam ó Casa de las V emerle pleito, u n o tras otro, '.vecinos llam ados G o n zalo Juan de Saavedra, que se erecho al solar, derecho in« contra ellos fa llaron los ¿

don L o ren zo de i-esrués este edificio,

queses del R eino y de los Condes de

sobre los que hu bo otrora las veletas

C orb os, perdió im portancia, conserván­

m otivaron

edificio.

t ó un palacio para el a ló ­

ració

casa, que fué luego m orada de los M a r­

con colum nas de cerámica y pináculos, que

m va dijim os en la sinopScbre nna parte de su

m am postería, coronada por balaustrada

y

en el m avorazgo, don Joren los com ienzos del lo reform ó nuevam ente, ha llegado a nuestros :a de una construcción de

En

la

su

denom inación

interior,

debajo

del

dose solam ente la esbelta torre, de gran

del

elevación, cuadrada, hecha de sillarejos

patio, existe el aljibe árabe, de gran ­

y sillería granítica en las esquinas, con

des dim ensiones (13 ,4 0 metros de lar­

ventanas pequeñas y cornisa volad a so ­

go, 9,90 de ancho y 5 de a lto ), cons­

bre canecillos. Hace varios lustros con ­

trucción

servaba tod avía su prístina factura, pe­

notabilísim a

que

comprende

cinco naves con bóvedas de m edio ca­

ro posteriorm ente fué sustituido el a l­

ñón,

menaje por otro desproporcionado y re­

separadas

entre

por

cuatro

series de otros tantos arcos de herra­

construidas

dura que voltean

ha perdido carácter, salvo en la que da

granito. E n instalado

el

sobre colum nas de

este edificio se encuentra M useo

P ro vin cial,

que

comprende interesantes colecciones ar­

sus fachadas, con lo que

frente al m uro lateral de la iglesia de San M ateo, que conserva una bella ve n ­ tana gemela con mainel de m árm ol.

queológicas y artísticas procedentes de

Casa de los Pereros.— Situada en la

excavaciones y h allazgos efectuados tan ­

parte alta del antiguo recinto, ésta es

to en la capital com o en la provincia,

una de las más viejas mansiones seño­

a más de cuadros de pintores cacerenses

riales de Cáceres, así denom inada p o r

m odernos, objetos de cerámica regional

corrupción del nom bre de sus p rim iti­

y trajes típicos.

vos poseedores, la fam ilia Pereiro, fu n ­

Casa y torre de la Cigüeña.— Y a h e­

dadora de la O rden M ilita r de San J u ­

mos explicado antes, al referirnos a la

lián del Pereiro, trocada luego en la

Casa de las Veletas, el origen de su ale­

O rden de C aballeros de A lcántara. L a

daña, llam ada Casa y torre de la C i ­

fachada prim itiva, que da a la calle que

güeña, edificada tam bién en parte del

lleva el m ism o nom bre que el palacio,

solar del que fué A lcá za r árabe por el

es de estilo gótico, con portada central

capitán don D iego de Cáceres O van d o,

de arco de m edio pu nto, ventana y tim ­

fidelísim o servidor de los Reyes C a tó ­

bres heráldicos, tod o ello b a jo artístico

licos, que fu n d ó a llí su m ansión seño­

a lfiz . E l patio, cuadrado, tiene ocho ar­

rial. Es de notar que cuando, en 1 4 7 7 ,

cos sobre colum nas con capiteles jó n i­

la gran Isabel llegó a Cáceres, m ovida,

cos y escudos en el encuentro de cada

com o prim ordial fin alidad de su viaje,

dos arcos; pero ha perdido su prim itivo-

por el deseo de poner p a z entre sus n o ­

carácter por reform as posteriores. E n la

bles, levantiscos y m al avenidos, por lo

parte superior h a y una galería del m is­

que m andó desmochar las torres de las

m o orden y con arcos escarzanos, b a jo

casas solariegas y que fueran tapiadas

los cuales corre una balaustrada de pie­

sus aspilleras a fin de que desde ellas

dra. C on sta que en el año 1 5 6 1 con­

no pudieran com batirse, h izo una e x ­

vin o el dueño, don Pedro de Perero,

cepción con el m encionado capitán, en

con el cantero Pedro de M arquina h a ­

virtud de la cual pudo Cáceres O van d o

cer las piezas principales que han llega­

levantar su correspondiente

do a nuestros días, y en el siglo X V I I I

torre.

La


se com pletó la obra con varios detalles,

en docum ento de la época. E n esta casa,

entre ellos los esgrafiados del patio, que

de sum o interés h istórico-artístico, ya

posteriorm ente h an desaparecido con las

que m arca la transición de fortaleza a

obras hechas en el edificio por su ac­

casa fuerte, nacieron num erosos perso­

tual d u e ñ o— la D ip u tació n P ro v in ­

najes,

cial— para convertirlo en H ospicio de

O v a n d o Solís, m ilite insigne, a quien

niñas.

C arlo s III concedió, en 1 7 3 4 , el títu lo

entre

ellos

don

Francisco

ele

Casa del S o l.— Se le da este nom bre

de M arqués de O van d o. H o y constitu­

por el escudo heráldico que aparece en­

ye residencia de los Padres de la P re­

cim a del arco de su portada, el cual re­

ciosa Sangre.

presenta al astro rey con ocho cabezas

T o rre de los P la ta.— C o n razón se

de serpiente m ordiendo sendos rayos del

ha señalado que esta torre es la m ejor

m ism o. Perteneció al lin aje de los Solís,

de su clase existente en la ciudad, la

que llegaron a Cáceres form an d o parte

cual se yergue ju n to a la fachada N o r ­

de las huestes del rey reconquistador de

oeste de la parroquia de San M ateo,

la ciudad, refiriendo las antiguas cró­

dentro del corral de la casa de los C o n ­

nicas que tal apellido procede de la fra ­

des de A d an ero. D e líneas mudéjares,

se "A n d a d , que con sol is” , puesta en

ancha y esbelta, bien trabajada su m ani­

boca de don P ela y o al anim ar a dos

postería y con sillares esquineros, esta

caballeros herm anos para que rem ata­

torre tiene una linda ventana gemela de

ran una ya m edio lograda victoria con ­

herradura con fin o partelu z m oldurado

tra los sarracenos, lo cual les h izo to r­

y

un

gran m atacán

esquinado

sobre

nar al com bate, tras el cual adoptaron

m ensulones m u y salientes y fuertes. P o r

com o apellido las dos últim as palabras

su pared occidental únese al cuerpo de

de su rey. Situada a la espalda de la parroquia de San M ateo, es una de las

la edificación, cubierto p o r tejado que descansa sobre canes de estilo rom ánico,

mansiones cacerenses más típicas, de es­

cuerpo en el que se abre otra ventana

tilo renaciente, con elementos góticos,

idéntica a la de la torre.

toda ella de piedra de sillería. L a torre

Casa m udé jar.— Este im portante m o ­

que está en la fachada tiene una gran

num ento, de m arcado interés histórico-

puerta de dovelas, abarcándola el a lfíz

artístico por ser el único de su tipo

p o r encima del escudo antes m enciona­

existente en Cáceres, se h alla situado en

do. Su defensa consiste en u n a especie

la p ina calle de A ld a n a , p ró x im o a la

de garita o barbacana aspillerada sobre

casa de este nom bre. E stá considerado

tres ménsulas y con m atacán casi a la

com o bello ejem plar de la arquitectura

altura de las últim as ventanas. E l resto

m udejar toledana del siglo X I V , des­

de la fachada debió de ser antes más

conociéndose si

elevado, no resaltando tan to com o a h o ­

casa particular. A u n q u e bastante dete­

ra la que con stitu yó torre, sin duda de­

riorado, conserva en su fachada— el in ­

m olida en parte p o r la consabida dis­

terior no ofrece interés— los elementos

posición de Isabel la Católica. A m e­

estructurales característicos de su estilo.

diados del siglo X V I sufrió una im p or­

L a parte inferior de la m ism a es de

tante reform a, según aparece consignado

m am postería, actualm ente reajustada, y

— 22 —

fué

sim plem ente

una



I

dos puertas

de esta extensión fa m ilia r” . E n la m is­

— ninguna de ellas es la antigua, que,

ma calle tuvieron los U llo a s otras casas

por

sería— y

im portantes, pero ésta que describimos

otras tantas ventanas que desfiguran el

es la más suntuosa. Se le dió tal deno­

m onum ento. Sobre esta zon a corre una

m inación p o r haber sido su fundador,

a m od o de serie de m énsulas o caneci­

en el siglo X I V , don D ieg o García de

llos form ados p o r ladrillos de canto,

U llo a , titu lar de la encom ienda de A l-

verticalm ente y escotados, que sim ulan

cuéscar, de la O rden de Santiago. D ich o

sostener la parte que hace un salien­

noble extrem eño pereció, al igual que

te,

otros caballeros, en la batalla de A lju -

en ella aparecen abiertas ende,

toda

desconócese cóm o

ella

de

lad rillo

trazada

estilo m udéjar toledano. E n ja

inferior,

de

esquinillas

lim itada o

por

ladrillos

la

dos

al

fran ­ líneas

form ando

barrota ( 1 3 8 5 ) ,

defendiendo la causa

de la reina doña B eatriz de P ortu gal, esposa de don Ju an I de C astilla.

ángulos entrantes, h a y una serie de ven-

Casas de los G o lfin es.— M u ch o se ha

tanitas pequeñas de <un solo arco, de las

escrito acerca de los orígenes de la fa ­

cuales, por haber sido tapiadas varias,

m ilia así denom inada, si bien casi siem ­

sólo restan tres, pues otra fué agran ­

pre ap oyado en la leyenda, cosa tan co ­

dada m odernam ente. A la derecha está

rriente para explicar el inicio de fa m o ­

la ventana de arcos gemelos, con m ai­

sas genealogías cuando se carece de da­

nel de m árm ol y arcos de herradura que

tos históricos. M ientras para unos era

tienen el trasdós calado. Sobre la ve n ­

oriunda de Francia, ostentando ascen­

tana h a y un ancho a lfiz y más arriba

dencia principesca, y su nom bre, G o lfín

un festón de ladrillos en z ig za g que

u H olg u ín , constituía derivación de D e l­

h o y no calan el m uro, pero que se cree

fín ,

debieron hacer el papel de celosías.

sim plem ente haber sido en u n com ienzo

para

otros tal palabra

denotaba

Casa del Com endador.— Llám ase así

bandoleros que, tras enriquecerse con

a la m agnífica m oraaa de la fam ilia

sus tropelías, dejaron aquella vid a re­

U llo a , M arqueses de T o rr e O rg a z, si­

probable y azarosa, estableciéndose en

tuada en el prom edio de la antigua calle

Cáceres a m ediados del siglo X I I I , d o n ­

A ncha, con gran fachada renacentista

de se acreditaron de cum plidos caballe­

y, en el extrem o m eridional de la m is­

ros, llegando a figurar entre lo más

ma, una torre cuadrada de gran eleva­

ilustre de la población. E l prim ero del

ción, que es la parte más antigua del

lin aje

palacio, donde existen elementos g ó ti­

nom brado en docum ento de 13 2 8 , cuyo

cos y mudéjares, así com o escudos de

h ijo , A lfo n s o P érez G o lfín , viv ía en

fina labra con los blasones de dicha es­

1 3 7 7 , figurand o en la lista de caballe­

fué Pedro

D o m in g o ,

según

es

tirpe y de los V alverdes y los Espade­

ros cacerenses del reinado de Juan II.

ros. Estas conspicuas fam ilias cacereñas

U n o de sus vástagos fu n d ó la casa de

de los siglos X I I I y X J V se vincularon

los T o rre s -G o lfín , de la que, en el si­

a los U llo as, acrecentando su p atrim o ­

g lo siguiente, salen los T o rres, m aris­

nio hasta el extrem o de haberse escrito

cales de C astilla, y otro, P edro A lo n so

que "m u y cerca del centenar de b la so ­

G o lfín ,

nes estrictamente U llo a dan testim onio

diéndolo en dos ramas, de las que se-

— 25 — 2

d ivid ió su patrim on io, escin­


rían cabezas sus h ijo s A lo n so y G ar­

significado no se ha sabido interpretar.

»

cía G o lfín . E l prim ero continúa en el

E n la parte superior, a los lados del

a r i j os de

solar de sus m ayores, o sea la llam ada

arco de la puerta, existen sendos escu­

de los correspondientes a 1

Casa de los G olfin es de Santa María,

dos. Y puerta, ventanas y escudos apa­

ene habla el letrero, todos

ostentando el Señorío de T o rre-A ria s,

recen rodeados p o r artístico a lfiz esca­

labor pétrea, constituyendo

y el segundo, con el títu lo de Señor de

lonado, de fina talla, que corona con

to valiosísimo para el esn

Casa Corchada, habita en palacio alte

arco trilob ulado. L a torre central, cu­

gko de la familia, y qu

de San M ateo, al com ienzo de la calle

yos

parí esclarecer no pocos <

del O lm o . D e aquí que, a partir de

ofrece el cuerpo superior separado por

¿as acerca de la historia i

entonces, aquellos linajes com enzaran a

saliente cornisa, y

él form and o

I>:riro de esta estancia su rante como transido por

ser

denom inados

con

la

dos

tercios

inferiores tod o

son

lisos,

debajo, ocho agrupacu los Golfines

respectiva y

un co n ju n to arm onioso de la más bella

gráfica frasie de G o lfin es de abajo y

traza, que cuadra adm irablem ente con

u. eternidad que allí palp

G o lfin es de arriba, según la situación

el resto de la fachada: así, el gran es­

Jarras las frases del disert

ocupada por sus palacios.

cudo,

H u t a ic

tim brado

con

casco

de

frente

“ ¡Cuántos epis<

L a que cabría denom inar antonom á-

crestado por una m ano que em puña una

sicamente casa-palacio de los G olfin es,

espada y cuyos lam brequines se desarro­

irse en est

o de abajo, está situada en la plazuela

llan a los lados en roleos vegetales de

se extensión.’ ]

de su nom bre, ju n to a la de Santa M a ­

bella traza y doble espiral con cartela

ca

jo ¡c .::í

en esta ilu

ría, y constituye, artísticam ente consi­

debajo que tiene la inscripción E S T A

derada, la más bella de la ciudad, por

ES L A -C A S A D E

L O S -G O L F IN E S ,

de recepdc

sus prim ores platerescos en la fachada,

y los m edallones de las esquinas con

rara tirios comer

que denota ser construcción de com ien­

bustos decorativos. T o rr e y fachada ya

representado]

zo s del siglo X V I . A l lado derecho tie­

descritas

ne una torre de ángulo, denotadora de

gante crestería de acabada labor com ­

repeddísimos aere er-nbxacnes artísticas, dn

su

aun

origin ario

carácter

de

aparecen

coronadas

por

rg a ñ cles y extr;

ele­

iaccmparables,

av«

casa

puesta de calados grifos afrontados en­

fuerte, y en el centro de la fachada so­

tre flam eros y separados por florones,

«

bresale otra torre que no tiene más m i­

la cual es m u y parecida a la del p a la ­

h ó : — acbo j de reseñan

sión que ofrecer u n artístico elemento

cio salm antino de M onterrey.

Bcrtal

trascendencia

ñn cnanto a la casa de

arquitectónico. E n la m itad de la fa ­

E l interior de este palacio tiene un

chada de la derecha está la puerta ado-

patio de reminiscencias ojivales, donde

ár la familia, adjudicada,

velada, de arco de m edio p u n to y con

se hallan las losas tum ulares proceden­

«aara. a García Golfín, o

el intradós m oldurado con baquetones

tes de enterram ientos de los miembros

ie Casa Corchada, const

sem icilíndricos.

al arco

de la fam ilia en el que fué frontero

las casas fuertes de tipo

h a y una ventana, y , más arriba, otra

m onasterio de Jesús, dem olido en el si­

rmada en la plazoleta de

Sobrem ontada

ae ¿rr.ba. que faé la prisa

gemela, con m ainel de m árm ol y arcos

glo X I X para edificar el P alacio P r o ­

Santa Ana. T u vo cuatro

trilobulados en cuya u nión y sobre el

vincial, y varias am plias estancias, en­

rres. una en cada ángulc

capitel del partelu z resalta el escudo de

tre las cuales figura la antigua sala de

homenaje, al centro, que

los Reyes C atólicos, coronado y rem a­

armas o de linajes. Esta es una pieza

iavía se conserva. En si

tado p o r una cruz. E ntre ambas ven ­

bellísim a y original, cubierta por sen­

?•: rúente, o sea la parale

tanas h a y dos ángeles esculpidos que

cillo artesonado de notable policrom ía,

*

sostienen el escudo de los G o lfin es, y

con un friso circundante en el que apa­

las con parteluz de má

debajo, dentro de una corona de flo ­

rece larga y curiosa leyenda alusiva a

tipo, un tanto abundanti

res, el emblema

los orígenes de aquella artística obra,

qpe recuerda el estilo mu

F E R -D E -F E R ,

cuyo

abren dos hermosas ve


io se ha sabido interpretar. saperior, a los lados del

y, debajo, ocho agrupaciones con los

C atólicos y palaciego del infante don

puerta, existen sendos escu-

de los correspondientes a los enlaces de

Juan, consiguió del rey don Fernando,

ta. ventanas y escudos apa-

que habla el letrero, todos ellos de fina

en

:os por artístico alfiz esca-

labor pétrea, constituyendo un co n ju n ­

para edificar la susodicha torre, pese a

ftn.i talla, que corona con

to valiosísim o para el estudio genealó­

lo cual tu vo pleitos con sus co lin dan ­

L a torre central, cú ­

gico de la fam ilia, y que ha servido

tes, principalm ente los Saavedras, que

inferiores

lisos,

para esclarecer no pocos errores y d u ­

se o pon ían a ello tem iendo el daño que

¿rpc superior separado por

das acerca de la historia de la m isma.

pudiera reportarles tal fortaleza si v o l­

nisa. y

D entro de esta estancia siéntese el v isi­

vía n las banderías, poco antes apaci­

: ¿ m a m o s o de la más bella

tante com o

guadas por la gran Isabel. P o r haber

:_ i¿ ra adm irablem ente con

de eternidad que a llí palpita, haciendo

tom ado

.¿ raehada: así, el gran es-

suyas las frases del diserto historiador

p rom o vió

H urtad o:

¿o

son

todo él form ando

con

casco

de

frente

los

Golfines

G o lfín , que fué con tin uo de los Reyes

acom pañados

rrelos

escudos de

transido

por

la em oción

15 0 6 ,

la

autorización

parte

en

la

pertinente

las discusiones

irreductible doña

que

M aría

“ ¡C u án to s episodios h istó ri­

de O v a n d o con m o tivo del patronato

zn a m ano que em puña una

cos acaecidos en esta ilustre vivienda

de la iglesia del convento de San F ra n ­

lam brequines se desarro-

pudieran relatarse en estas páginas a

cisco, un día acom etió el nieto de la

en roleos vegetales de

perm itirlo su exten sión ! . Reyes, em ba­

m ism a, D iego M aría de O van d o, den­

¿cb le espiral con cartela

jadores, m agnates, hidalgos, pecheros,

tro

-..•¿re la inscripción E S T A

generales españoles y extranjeros, serias

m uerte alevosa. C o n aquel m o tivo fué

protagonistas

incoado

to s

IS A D E L O S - G O L F I N E S , i.

;as esquinas con

p a rean

coronadas

bailes

tr_» i i

el

dándole

correspondiente

proceso,

el célebre A lcald e R o n q u illo .

espléndidas,

s t

cruentas

a G o lfín ,

para ver el cual se personó en Cáceres

T o rre y fachada ya ele-

recepciones,

iglesia,

justicias, natalicios com entados, bodas

taraves

por

de

de la

representaciones

caba­

Palacio de la Generala. — He aquí

acabada labor com-

llerescas, repetidísim os actos de caridad,

otro de los más antiguos edificios seño­

¿ritos afrontados en-

exhibiciones artísticas, duelos y penas

riales cacerenses, que fué propiedad del

de

o p u len to lin aje de los M o g o lló n , es­

separados por florones, 7 . - . ; . . . - a la del pala-

:_r.e de M onterrey.

incom parables,

teatrales,

m ortal

aventuras

trascendencia. . . ,

de

tod o

hubo m ucho y de resonancia.”

tablecidos en la ciudad en el siglo X¡III,

E n cuanto a la casa de los G o lfin es

al

que

luego

se

vin cu laron

los

de

iot ¿í este palacio tiene un

de arriba, que fué la p rim itiva m ansión

O va n d o y M ayo ra lgo . P o r sus grandes

sm iaceD cias ojivales, donde

de la fam ilia, adjudicada, según ya d i­

proporciones y la fisonom ía de su fa ­

m W p< rumulares proceden-

jim os, a García G o lfín , con el Señorío

chada principal, obra del siglo X V , en

n a m ien to s de los miembros

de Casa Corchada, constituye una de

la que resaltan, a más de sus blasones

lilu en el que fué frontero

las casas fuertes de tip o más antiguo,

nobiliarios, la puerta de m edio p u n to

* de Jesús, dem olido en el si-

situada en la plazo leta de la Puerta de

con enorme dovelaje y el tam bor aspi-

rara edificar el Palacio P ro -

Santa A n a . T u v o cuatro elevadas to ­

llerado, constituye una de las más t í­

vanas am plias estancias, en-

rres, una en cada ángulo, y otra del

picas casas fuertes

‘.es figura la antigua sala de

hom enaje, al centro, que es la que to ­

m uro occidental existen van os cegados

e linajes. Esta es una pieza

davía se conserva. E n su fachada de

en época anterior. L o s más ilustres p o ­

r origin al, cubierta por sen-

Poniente, o sea la paralela al adarbe.

seedores

nado de notable policrom ía,

se abren dos hermosas ventanas geme­

Francisco de O v a n d o

las con

V ie jo ,

so circundante en el que apa-

parteluz

de

m árm ol,

de ese

de

este

herm ano

de Cáceres. E n

palacio del

fueron

el

don

M o g o lló n , el

fam oso

capitán

v curiosa leyenda alusiva a

tipo, un tan to abundante en Cáceres,

D iego O va n d o de Cáceres, prim er re­

es de aquella artística obra,

que recuerda el estilo m udéjar. García

form ad or

del

m ism o;

don

Pedro

de


O va n d o y C astrejón , M arqués de C a-

o de la T o rr e de Velasco, enlazando

marena la V ie ja , quien h izo algunas

con las demás estirpes de la nobleza, o

reform as en el edificio, en el siglo X V I ,

sea los Saavedras, los O rellanas, los Pe-

y doña Josefa de O va n d o , esposa del

reros, los U llo as, los M ogollon es y los

general don A n to n io de A rce y Eraso,

O vand os. L a palabra M a y o ra lg o tiene

a finales del siglo X V I I I , circunstan­

su origen en la desvirtuación de M a y o­

cia p o r la cual es conocido el edificio

razgo, tal vez p o r influencia de m ayo­

desde entonces con tal denom inación.

ral, quedando convertida en apellido,

Palacio de M ayoralgo. — M agnífica

subsistente hasta nuestros días.

m ansión, de procer historia, situada en

Palacio Episcopal. — Es uno de los

la p lazu ela de Santa M aría. Su herm o­

edificios más antiguos de Cáceres, pues

sa fachada, de sillería granítica— des­

consta que el m onarca reconquistador

truida durante la guerra civil española,

de la v illa , A lfo n s o

el día 23 de ju lio de 1 9 3 7 , a causa de

p rivilegio especial, equiparándolo así al

una

A lcá za r. Desconócese cóm o sería la p ri­

bom ba

lan zada

por

la

aviación

factura

IX ,

de este

le concedió

roja, pero ya afortunadam ente recons­

m itiva

gran

palacio,

tru id a— , tiene puerta de arco de m e­

contiguo a la m uralla y a su puerta,

dio pu n to, con grandes dovelas, y e n ­

h o y denom inada A rco de la Estrella,

cima, dentro de u n recuadro o arrabáa

que desde entonces h a venido sirvien­

de m oldura gótica sobre m énsulas, dos

do de m orada a los prelados de C o ria

ventanas gemelas (un tan to desfigura­

cuando permanecen en Cáceres, pues a

das para convertirlas en halcones)

en

m ediados del siglo X V fué reconstrui­

arcos de m edio p u n to perfilados con

do por el obispo don G arcía de C astro

fino baquetón. E ntre las ventanas, den­

Ñ uño,

tro

recuadro,

obra aquella de estilo o jiv a l, de la que

h o y cortado por el alero, está tallad o

han quedado escasos restos. P osterior­

el escudo nobiliario de los B lázq u ez,

mente, en

apellido de los M a y o ra lg o (media á gu i­

mente o tro prelado, el célebre don P e­

la adosada a m edio c a s tillo ) , con y e l­

d ro G arcía de G alarza, “ m u y aficiona­

m o y lam brequines. E l patio, o rigin a­

do a la arquitectura com o hom bre que

riam ente gótico, tenía detalles b iza n ti­

fué del R en acim ien to” , según lo acre­

nos y renacentistas, agregados en suce­

d itan en la región y fuera de ella n u ­

sivas m odificaciones. L a genealogía de

merosas edificaciones a él debidas. Está

esta fam ilia noble es la m ejor conocida

situado en la p la za de Santa M aría,

de Cáceres, merced a testim onios docu­

form and o

mentales, en los que consta su prece­

M ay o ra lgo , y a descrito. Su fachada es-

dencia a las demás, pues fué fundada

de m am postería, con las esquinas

p o r Blasco M u n io (convertido luego en

sillares. T ie n e portada de arco de m e­

M uñoz)

del si­

dio p u n to con archivolta labrada en

glo X I I I . H acia 13 2 0 fu n d ó el prim er

doble remate alm oh ad illado que com ­

m ayo razgo que h u b o en la ciudad, y

prende jam bas y arco, flanqueada por

sus descendientes com enzaron a titu la r­

dos

se señores de la T o rr e del M ayo ralgo ,

que sostienen u n sencillo establam ento

de

otras

en

m olduras

el ú ltim o

del

tercio

según

consta

en

una

lápida,

1 5 8 7 , lo m odificó am plia­

pareja

colum nas

con

sobre

el

altos

palacio

de de

pedestales

a

c * r c friso esta gral

d cc

D O N G A R C IA

CA

O B ISPO D E COI

hs «ahitas figuran dos cnrativos. En el piso b; izquierda de La pe reac ■rentanas recuadradas

1

—ohadülados t protegí cas rejas

c u to s

barrotes

copete que sostiene el de Galar12

repu;ado ei

r-ndo con una cruz. B r r r hax otras tres ve» fas m la misma forma re» la del centro e! mis rr-*rir=a r-elacia1. Pasai przr 5? tv—ítra en el pa é ti exal aparece un res) consistente en •rcr com isa ▼ pilare? a enTa tem de león, d *

t

sobre la com isa

a ri ame existe en re! *

3r.Tra ba^a. Debajo

x a r a rte s a h d r n

e

a r d í la errz rrra-rj jo s Garda de Castro. 1 » zl lado del adarre i a ú i sala r la g; =*. El patío foé tan c a r r r - ros del siglo X 1 50 Carra jal v Girón w be*pedo Felipe II 1 a 11 de marzo de i| 4 :—-— jtw rer (3e P

Cas de los Toledo a ¡a parre posterior de pal. esta casa, donde h la G i l de Ahorros ▼ ! aé r tce

ínlar mérito


en cu yo friso está grabada la inscrip­

rre de V elasco, enlazando

ción:

ás estirpes de la nobleza, o tcras. los O rellanas, los PeDoas. los M ogollon es y los 2 palabra M ay o ra lgo tiene i la desvirtuación de M ayo-

DON

DE

busta torre, de im presionante aspecto,

GALAR-

en cuyos param entos aparecen los b la ­

C A , O B IS P O D E C O R IA , 158 7. En

sones de las estirpes C an o , T o le d o y

las enjutas figuran dos m edallones de­

M octezum a.

Fué

edificada

en

el

si­

corativos. E n el piso bajo, a derecha e

g lo X V I p o r el capitán cacereño d on

izquierda de la portada,

Juan C a n o de Saavedra, conm ilitón del

ventanas

e z p o r influencia de mayo-

G A R C IA

recuadradas

con

ábrense dos sillares

a l­

glorioso H ernán Cortés en el descubri­

do convertida en apellido,

m ohadillados y protegidas con a rtísti­

m iento

rusta nuestros días.

cas rejas cu yos barrotes rem atan en un

quien estuvo casada una h ija del E m ­

Episcopal. — Es uno de los

copete que sostiene el escudo ovalad o

perador de aquel país, la cual, al ser

ü ar-tiguos de Cáceres, pues

de G alarza, repujado en bronce y tim ­

bautizada, recibió el nom bre de Isabel.

el monarca reconquistador

brado con una cruz. E n el piso supe­

L a rica dote de ésta sirvió para costear

rior h a y otras tres ventanas recuadra­

la espléndida m ansión y grandiosa t o ­

das en la m ism a form a, destacando so ­

rre. Posteriorm ente, am bas h a n sufrid o

. A lfo n s o

IX ,

le concedió

q M áal. equiparándolo así al esc r - ¿cese cóm o sería la prir=ra

de este

gran

palacio,

¡

La m uralla y a su puerta, -.Z 2 .ii A rco de la Estrella, «r.::nces ha venido sirvíenn i a a. los prelados de C o ria m i-e -ce n en Cáceres, pues a ¿el r.z'.o X V fué reconstruíDÍH$po don García de C astro rzr

consta

en una

lápida, j

t a ¿ i estilo o jiv a l, de la que td o escasos restos. Posterior: 5 5 —. lo m odificó am plia- j

modificaciones;

guán se penetra en el p atio, en el fon d o

ja sobre su elevado cuerpo cuadrado,

lum nillas a cuya term inación resaltan dos cabezas de león, de influencia ára­ be, y

sobre la cornisa, com o remate,

un arco apuntado form and o tím pano, en el que existe, en relieve, una especie de m itra b aja. D e b ajo está la lápida a que antes aludim os, en la que se re­

t« * jd m ic n to " , según lo acre-

te al lad o del adarve y A rc o de la E s­ trella, una sala y la galería alta de ar­

el

palacio

de

jo , va descrito. Su fachada es- I pestería, con las esquinas de Tiene portada de arco de m e­ to con archivolta labrada en m ate alm oh ad illado que comambas y arco, flanqueada por am nas

sobre

altos

pedestales

ienen u n sencillo establam ento

con

do p o r cornisa y pilares de haces de co-

elementos principales la torre, recayen­

con

segunda,

portada, consistente en recuadro fo rm a ­

■ fifu tura com o hom bre que ,

pareja

pero la

del cual aparece un resto de la antigua

a ¿ í da'.arra. “ m u y aficíona-

ai la p laza de Santa M aría,

con

cubierta cupuliform e de media naran­

cuerda la obra restauradora del obispo

a él debidas. Está

de M éxico,

emblema prelacial. Pasado el am p lio z a ­

don G arcía de C astro, de la cual fueron

la r?zión y fuera de ella nu-

conquista

bre la del centro el m ism o escudo, b ajo

el célebre don Pe-

c r r e la i:

y

cos. E l p atio fué tam bién rehecho, a com ienzos del siglo X V I I , p o r el O b is­ po C a rv a ja l y G iró n E n este palacio se hospedó Felipe II durante los días 9 a 11 de m arzo de 15 8 3 , a su regreso de coronarse rey de P ortu gal. Casa de los T o le d o .— Situada ju n to a la parte posterior del P alacio E p isco ­ pal, esta casa, donde h o y está instalada la C a ja de A h o rro s y M o n te de Piedad, ofrece singular m érito p o r su alta y r o ­

Cáceres.— V entana esq u in ad a d e la Casa de los Trucos. (D ib u jo de M. O u rv a n tzo fí.)

— 29 —


conserva

su

m ajestuosidad,

tan

atra­

sufrió u n incendio en el siglo X I X que

yente para el viajero.

la destruyó en parte, siendo reconstrui­

Casa de los O v a n d o .— Este apellido

da después. Fué solar del noble linaje

es, si no el más antiguo, el que más f i ­

de los Carvajales, el más extenso de

guras ilustres dió a Cáceres a partir del

Cáceres, a donde llegó procedente de

siglo X IV, entre ellas el capitán

don

T r u jillo . L a fachada tiene una am plia

D iego de O va n d o de Cáceres, fiel ser­

portada con dovelas de gran tam año,

v id o r de los Reyes C atólicos, com o ya

todas de una sola pieza, que dan la

dijim os,

de

vuelta al arco y continúan en las ja m ­

O va n d o Flores, uno de los diez jó v e ­

y

su h ijo ,

bas, y , encima, enmarcado p o r gótico

nes escogidos que se educaron con el

alfiz, el escudo de los C arvajales. Pero

príncipe

don

Juan,

Lares y

luego

don

N icolás

C om end ad or

de

lo más interesante de este edificio es la

M aestre de A lcántara,

gran torre, en el ángulo de la derecha;

designado G obernador de L a Española.

torre cilindrica— única de este tip o en

O tro m iem bro de la m ism a fam ilia, el

Cáceres— ,

C om endador don H ernando de O v a n ­

bien precisada, pues mientras unos au ­

do, que tu v o intensa actuación en la

tores la consideran obra m udejar de f i ­

vida

aquella

nales del siglo X I I , otros estim an que

época, fué dueño del palacio a que aquí

es árabe, de antes de la reconquista de

nos referimos, situada en la parte sep­

la población, cabiendo decir que, entre

tentrional de la plazuela de Santa M a ­

las torres, es la más antigua. E stá hecha

m unicipal

cacerense

en

cuya

antigüedad

no

está

ría, co n tigu o al palacio episcopal. Su

de sillarejos y carece de alm enaje, ofre­

portada, de sillería, es de estilo plateres­

ciendo

co, de la prim era m itad del siglo X V I ,

ventanas

con arco de m edio pu nto, de archivol-

primeras, la que se h alla en el prim er

tas

tercio

planas,

figurando

m edallones

en

decorativos.

las

enjutas

otra,

E n c u a d ra n

com o y

tiene

huecos alguna arco

del ú ltim o

varias aspillera.

De

de herradura,

y

las

tercio, es de? m edio

tablam ento, sobre el que aparece el es­

particularidad de estar abiertos en una

cudo oval de los O v a n d o , flanqueado

sola piedra.

ofreciendo

am bos

huecos

la

Casa de R o co -G o d o y .— Está situada

de hornacinas y estatuillas de remate.

fuera

E n tre los balcones h a y un escudo es-

del an tiguo circuito

grafiado del siglo X V I I I , y a la dere­

al que pertenecen

hasta aquí descritos, al lado occidental

torre

de la p lazuela de Santiago. Fué edifi­

sobre cuya ventana

todos

fortificado,

cha se conserva el resto de la antigua

los

edificios

puede verse una tracería gótica. E l pa­

cada p o r el h idalgo don Francisco de

tio

G odoy,

m uy

El

la

pu nto,

interior, aunque

irmr

pequeñas

tod o ello dos pilastras jónicas y su en­

de ángulo,

acac

reform ado,

afo rtu n ado

expedicionario

L » T*

a

denota ser obra de la m ism a época, o

las Indias, que se d istin gu ió por su de­

sea el siglo X V .

nuedo en la conquista del Perú y de

Se

C h ile, hasta el extrem o de ser Regidor

't=eT 3 s * rrd er ó b í l j s a afa. r -

L a Casa Quem ada o Palacio Carva­ ja l.— Se halla detrás del ábside de San ­

de V a ld iv ia ,

ta M aría, al com ienzo de la calle de la

General del ejército de P izarro . V o lv ió

A m argura,

a E spaña con grandes riquezas, lo que

y

denomínase

así porque 30

G obernador de L im a y

* r csm as r r m V j r¡

21

—• h r r j Zarria*. :« K o i A rr r j r M


endio en el siglo X I X que

le perm itió,

m parte, siendo reconstruí-

doña

en

un

de las grandes mansiones situadas fue­

Fué solar del noble lin aje

M ay o ra zg o cu yo solar fué el m agnífico

ra del an tiguo recinto m urado, en la

L eon or

unión

de

de su esposa,

U llo a ,

institu ir

Palacio de Abrantes.— He aquí otra

ajales, el más extenso de

edificio a que aquí nos referimos, que

plazuela del D u qu e, cercana a la P laza

londe llegó procedente de

consta docum entalm ente se estaba edi­

M ay o r. O rigin ario solar de los Saave-

i fachada tiene una am plia

ficando en el año 15 4 9 . E l p rim itivo

dras, pasó en el ú ltim o tercio del si­

dovelas de gran tam año,

nom bre de casa o palacio de G o d o y se

glo X V

la sola pieza, que dan la

trocó p o r el de R oco cuando la heredó

de los Carvajales, procedente del tro n ­

x> v continúan en las jam -

esta fam ilia, procedente de A lcántara.

co placentino, en la persona

r u . enmarcado p o r gótico

Desde hace algún tiem po se h alla in s­

Juan de Sande C a rv a ja l, h ijo de don

id c de los C arvajales. P ero

talado en ella el C asin o de la C o n co r­

Francisco de C a rv a ja l, el fam oso per­

resante de este edificio es la

dia. Es un gran edificio, el más suntuoso

sonaje llam ado "el pacificador de P la -

e z el ángulo de la derecha;

de estilo R enacim iento existente en C á ­

sencia”

rica— única de este tip o en

ceres, construido

de m anipostería con

esta ciudad el predom inio oligárquico

está

sillares en los ángulos. D e sus dos p i­

de los Zúñigas, la cual pasó así a la

rcva

antigüedad

no

a poder de una de las ramas

por

haber

logrado

de don

cesara en

.¿2. pues mientras unos au-

sos, el b a jo tiene ventanas con rejas y

obediencia del R e y Ca tólico. U n o

a d era n obra m udejar de f i ­

balcones el principal, recuadrados por

sus descendientes,

el ? X I I . otros estim an que

colum nas de orden com puesto y enta­

diano

t a rtes de la reconquista de

blam ento y protegidos con barandales

C a rv a ja l y Sande, sobrino del C ard e­

n

cabiendo decir que, entre

de hierro sobre palom illas de volutas

nal de su apellido, entre otras obras

s '.2 más antigua. Está hecha t t carece de alm enaje, ofre-

o roleos de fina labra. E n la torre es­

famosas, acom etió la reform a de este

quinera h a y un balcón con su b aran ­

palacio en el siglo X V I , palacio donde

dal corrido,

nacieron

huecos

varias

pequeñas

más im portante

que los

de Plasencia

tantas

de

el acaudalado arce­ don Francisco

preeminentes

de

figuras,

anteriores, que ofrece un arco a los dos

entre ellas el gran político y d ip lo m á­

_i qre se h alla en el prim er

haces,

encuadrado

tico

e arco

igualm ente

y

en tabla­

José de C a rv a ja l y Lancáster, D u qu e

é l: —. r tercio, es dej m edio

mento, sobre el que se eleva un fr o n ­

de A brantes, títu lo éste p o r el que la

r iñ e n d o

la

tón en el que destaca un busto decora­

m ansión es conocida. L a fachada, con la

ie estar abiertos en una

tivo. Encim a del fro n tón , doblado por

gran portada adovelada y escudo b ajo

la arista, aparece u n escudo jaquelado,

alfiz, com ún a tantas edificaciones cace-

r

a !ju n a

ili

aspillera.

De

de herradura, am bos

las

y

huecos

la

R oco-G od oy-— Está situada i r r lz u o circuito fortificado,

!

de

m edio por

pu nto, colum nas

del

reinado de C arlo s

III,

don

en cartela, encima de un querubín y

reñas, ofrece algunas ventanas góticas

coronado por un yelm o. A

los lados

y restos de la torre, con su m atacán. D e

descansan dos sátiros y ju n to a ellos

los dos patios que h a y en el interior,

i ¿oscrrcs. al lado occidental

sendos am orcillos,

el prim ero conserva en dos de sus la ­

ruela de Santiago. Fué edifi-

escudo tallos serpenteantes y

rrrer.ecer todos

los

edificios

así com o ju n to al h ojaras­

dos antepechos de galería superior con

cas. L a portada del edificio, adovelada,

labor gótica, y en los otros dos, ador­

a

da paso a un zaguán que conduce al

nos renacentistas y escudos nobiliarios

que se d istin gu ió por su de-

m agnífico patio, con arquerías de m e­

en rizadas cartelas; el otro p atio rec­

la conquista del Perú y de

dio pu nto en ambas galerías, sobre co ­

tangular, tam bién gótico, tiene co lu m ­

s a el extrem o de ser R egidor

lum nas de orden toscano en la baja y

nas

ría.

G obernador de L im a y

jón ico en la alta. E n las enjutas de los

adornan bolas y cordones. E n el jard ín

el ejército de P iza rro . V o lv ió

arcos h a y escudos jaquelados, y en los

está la capilla de la Santa C ru z, con

ángulos, bustos decorativos.

portada

h id algo don Francisco de ifrrra n a d o

expedicionario

con grandes riquezas, lo que

con

capiteles

m oldurados

que

de colum nas compuestas,

un


friso de querubines y el escudo n o b ilia ­

y su descendencia. P o r cierto que en el

rio, así com o, en el interior, cúpula y

expediente p rom ovid o para acreditar su

un retablo barroco, en el que se vene­

nobleza, lo que supondría exención de

raba el L ig n u m Crucis traído de R om a

ciertos impuestos, el P rocurador del co­

p o r el C ardenal C a rva ja l.

m ún de vecinos, apoyado en la decla­

Casa de los Trucos. — Está situada

ración de testigos ancianos que asegu­

en la p laza de la Concepción, fo rm a n ­

raron haber conocido a varios antepa­

do

calle Em pedrada.

sados de la fam ilia, opuso el argum en­

Perteneció a la fam ilia de los D ávilas,

to de que en ella existieron pecheros,

Señores de L orian a, de quien la adqui­

conversos y bastardos, no obstante lo

esquina

con

la

cual la C hancillería de G ranada dictó

rió el prelado G alarza, por lo cual se

laudo en 1 5 6 1 declarando la h idalguía

le da tam bién la denom inación de p a ­

de la fam ilia, cuyos descendientes fue­

lacio de dicho apellido. Después quedó

ron distinguidos en el siglo X V I con

popu larizad o el nom bre de Casa de los Trucos,

por

haber

estado

el títu lo de Marqueses de la Isla. Pese

establecido

a ello, a causa de esas aseveraciones en

allí, hace siglo y medio, un juego de

contra del concenso popular, la m an­

los así denom inados. Es un edificio de

sión de referencia fué llam ada v u lg a r­

grandes proporciones, cuya parte más

mente la Casa de los Judíos. L a facha­

interesante es su elevada torre de án­

da, de sillería granítica, acusa tres p i­

gu lo saliente, obra del siglo X V I . E n

sos, con ventanas de estilo gótico; las

ella h a y una ventana de m edio punto, esquinada, partida por un

del principal, trilobuladas; las del se­

m ainel de

gundo, m ayores, en arrabáa, y las del

m árm ol blanco, que encuadran co lu m ­

ú ltim o, sencillas y cuadradas. L a puer­

nas corintias con grutescos y en tabla­

ta tiene arco de m edio p u n to , con a l­

m ento, sobre el cual aparece un escu­

m ohadilladas dovelas de dos tam años,

do. E n el friso existe una inscripción

alternadam ente, encima de la cual, den­

m u y borrosa. E n el p atio se ve el es­

tro del recuadro, aparecen dos escudos

cudo del obispo G alarza.

del m ism o blasón, partido de dos osos

Casa de la Isla.— Cerram os con esta

y media águila pasm ada y un castillo.

interesante m ansión la reseña algo p o r­

E n el friso que corre a lo largo de la

m enorizada de las casas fuertes o re­

fachada aparece, en letras capitales ro ­

cias m ansiones blasonadas cacerenses. Se

manas,

encuentra situada, com o la precedente,

D U R A N S - N O B IL IT A T

en la p laza de la Concepción, y

NON

fué

la

inscripción

M ODERATA A N IM V S

A CTA - PARENTVM .

D ig n o

fundada en el siglo X V I p o r una de

de m ención es tam bién el patio, con

las ramas de los B lá zq u ez de Cáceres

un escudo esgrafiado bellísim o, encua­

y Solís que en la centuria anterior h a ­

drado con adornos renacentistas, y un

b ía

regresando

friso, sobre grutescos y calaveras, que

después tres herm anos descendientes de

conserva esta otra inscripción; V A N I -

em igrado

de la

villa,

ella, dos de los cuales. Juan y M iguel,

TAS

eclesiásticos de alcurnia y riquezas, fu n ­

V A N I T A S . E n los primeros meses del

daron un m ayo razgo para el otro, L uis,

año 32

V A N IT A T V M 1954,

ET

O M N IA -

quedaron instalados en la






Casa de la Isla la Biblioteca P úb lica y el A rch ivo H istórico P rovin cial.

ria. L a referencia a los demás lugares quedará constreñida

a los castillos y

algú n otro m onum ento m ilitar. T a n excepcionalm ente copiosa y es­ pléndida es en Cáceres la A rquitectura española

civil y m ilitar, com o hem os visto, que

cuenta con un con ju n to tan conside­

la religiosa no puede comparársele, em ­

rable de palacios o casonas señoriales

pero esté bien representada, prin cip al­

com o la veintena de los y a descritos,

mente con seis edificaciones de esta ín ­

N in gu n a

antigua

ciudad

que cabría am pliar m encionando otras

dole, acerca de las que vam os a hacer

todavía subsistentes, en m ejor o peor

una sumaria exp o sició n : las iglesias p a ­

estado de conservación, y cuya p rísti­

rroquiales de San M ateo, Santa M aría

na estructura h a sido más o menos m o ­

la M ay o r, Santiago y San Juan, y los

dificada en el decurso secular: las de­

antiguos

tem plos - conventos

nom inadas del A gu ila , Sánchez de P a ­

Francisco Javier,

redes, Adanero, Espaderos, Carvajales,

Jesús y de Santo D o m in g o .

de

San

de la C om pañ ía

de

Aldana, Ul-loa, O v a n d o-M og o llón , Pa-

L a iglesia de San M ateo, situada en

redes-Saavedra, Espadero-Pizarro, V a r­

la parte más alta de la vieja ciudad,

gas, Rivera, Becerra, Torres, Villegas,

debió de ser la prim itiva m ezquita aga-

del A ire, de las Culebras, de los G ue-

rena, convertida luego en tem p lo cris­

varas, F l o r e s

de Vargas, Espadero-

tiano. L a noticia histórica más antigua

Saavedra, T o p ete, Carrascos, M erinos,

con ella relacionada data del año 13 4 5 ,

etcétera.

en

que

se

fu n d ó

una

cofradía que,

transcurriendo el tiem po, quedaría e x ­ tin guid a. Su reform a general fué p la ­ Los tem plos

neada al fin a liza r el siglo X V , acome­ tiéndose las obras al com ienzo de la

A u n q u e la exclusiva fin alidad perse­

centuria siguiente, b a jo la dirección del

guida con estos volúm enes o ediciones

m aestro P edro E zquerra. C u an d o la ca­

especiales de la Revista Geográfica E s­

becera estaba levantada o reconstruida,

pañola es describir la A rquitectura cas­

quedaron suspendidos loa trabajos,

trense, por lo cual les damos el nom bre

hasta las postrim erías de dicha centu­

genérico de Castillos, pero incluyendo

ria no se cerraron las bóvedas. L a torre

y

en ellos tam bién las m urallas, las puer­

fué levantada en 1 7 8 1 . L o más n o ta ­

tas, los puentes y las casas fuertes, h a ­

ble del exterior es la puerta principal,

cemos una excepción con éste consa­

de estilo

grado a Cáceres, dada su m ayor exten­

Ferrant, gran escultor sevillano de m e­

sión, ocupándonos tam bién de los fa ­

diados del siglo X V I . D e arco rebaja­

plateresco,

obra

de G u illen

mosos M onasterios de Y u s te y de G u a ­

do, tiene labrada la archivolta con ca­

dalupe, así com o de los tem plos p rin ­

setones en los que resaltan figuras de

cipales de la capital de la provincia y

queiubines,

de las tres poblaciones que le siguen en

lum nas

im portancia: T r u jillo , Plasencia y C o ­

p lin to. Estas colum nas están anilladas 37 —

y a los lados sendas co ­

flanqueantes

sobre

elevado


en la parte media de su fuste, para

vales.

m arcar el nacim iento de las estrías que

glo X I I I estaba hecho tod o el cuerpo

Se

cree

que

a

finales

del

si­

labran su parte superior y se coronan

inferior, de estilo gótico con rem inis­

con capiteles compuestos. Encim a está

cencias rom ánicas, según L am pérez ha

en entablam ento, lim itad o por ménsu-

puesto de manifiesto, así com o con ca­

les de doble espiral, m u y salientes, y

becera de tres ábsides, y que entonces

entre las dos cornisas existe un friso en

fué provisionalm ente cubierta, tal vez

el que, entre serpenteantes tal-los, h ay

con madera, hasta que, a mediados del

dos niños tenantes con un m edallón en

siglo X V , se am plió, abriéndose las ca­

el que figura el busto de San M ateo.

pillas absidales, con lo que se form ó

E n las enjutas aparecen dos medallones

el testero y el ochavado de esta parte

con los bustos de San Pedro y San P a ­

de las

blo, rem atando el con ju n to con dos f i ­

trom pas, elementos todos ellos carac­

guras de niños a m odo de candelabros.

terísticos

A

la derecha de esta puerta sobresale

tem plo

de p lan ta

una especie de tam bor po ligon al den­

adición

sem ipoligonal

tro del cual se h alla la escalera de su­

d ividida en tres naves altas, la central

bida al coro. E l interior consta de una

algo

sola nave, m u y espaciosa, con bóveda

por pilares cruciform es de bases góticas

de crucería y capillas laterales, sobre los

y capiteles consistentes en simples m o l­

arcos de las cuales h a y ventanas de m e­

duras,

d io pu nto. T a n t o en la nave com o en

form ando volutas, otros. L o s arcos que

las capillas existen numerosos sepulcros

separan las naves son apuntados y de

blasonados,

m edio p u n to los form eros, que las di­

artística

algunos de ellos de m u y

labra,

de

ilustres

cacerenses:

naves de

laterales por m edio la época.

más que

unos,

Q uedó así

el

rectangular con

la

de

la

las laterales,

y

de

en

fajas

cabecera, separadas

ondulantes

viden en cinco tram os de bóveda

de

los de R o d rig o y D ieg o de O va n d o , los

crucería. L as ventanas de la nave cen­

Saavedras, los U llo as, los Perero y la

tral están cegadas, pero no así las de

laude de Sancho de Sande.

las laterales, algunas de las cuales se

Si

San

M ateo es, según

todas las

perfilan en arco apuntado. L a últim a

probabilidades, el tem plo cristiano edi­

reform a de la iglesia fué hecha a m e­

ficado sobre lo que constitu yó la an ti­

diados del siglo X V I , reconstruyendo

gua m ezquita, Santa María la M ayor

la escalera y el an tiguo coro y levan­

representa la primera iglesia levantada

tando la torre. Esta es m u y alta, cua­

después de la reconquista de la p o b la­

drada y de tres cuerpos d ivididos por

ción, situada tam bién dentro del a n ti­

m olduras

guo recinto fortificado, en lo que h o y

punto' y otras posteriores,

es plaza de su nom bre. D e su rango de

El

tem plo principal o iglesia m ayor, dan

ellas góticas: la principal, o del N orte,

testim onio

con

antiguos

docum entos

que

tem plo finas

y

con tiene

ventanas

de

tres portadas,

archivoltas,

medio

cuadradas.

tím pano

todas si n

la nom bran com o lugar a cuya puerta

adornos y el hueco partido por u n p i­

solía reunirse el C on cejo para adoptar

lar en el que h a y una m énsula com o

acuerdos, siguiendo así una costum bre

sostén de una im agen

m u y generalizada en los siglos medie­

de los pies, más sencilla, en cuerpo sa-

— 38 —

inexistente;

la


ree que

a

finales

del

si­

taba hecho todo el cuerpo estilo gótico con reminisir.icas, según Lam pérez ha •.ur.rfiesto, así com o con ca•es ábsides, y que entonces T.alm cnte cubierta, tal vez hasta que, a mediados del ; : —.rlió , abriéndose las ca­ lle

con lo que se fo rm ó

el ochavado de esta parte :s

laterales p o r m edio

de

rm entos todos ellos caract

la época. ? !:-.:a

Q uedó así

el

rectangular con

la

de la

cabeccra,

trrs r.aves altas, la central las laterales,

separadas

rrmes de bases góticas : : “ r."-;r.tes en simples m ol5

v

«i

oh u t

fajas

ondulantes

otros. L o s arcos que

i *--:s son apuntados y de :

:’ ?rmeros, que las dit r i —.os de bóveda

de

u c o l a n a s de la nave cenpero no así las de i'z z r . •

fe las cuales se

-ru -ta ic

L a últim a

i iglesia fué hecha a mer.z'.T X V I . reconstruyendo v el an tiguo coro y levanrre. Esta es m u y alta, cuatres cuerpos divididos por ■ con

ventanas

tras posteriores, tiene

de

m edio

cuadradas,

tres portadas,

todas

: la principal, o del N orte, archivoltas,

tím pano

si n

rl hueco partido por un piue h a y una m énsula com o una im agen inexistente;

la

más sencilla, en cuerpo sa­

liente con canecillos, y la del Sur, con

fué agregarle las dos capillas laterales y

pilastras estriadas cuyos capiteles son

abrir las puertas de los costados, tras

festones de ho jas de higuera, archivol-

cegar la prim itiva, que se cree estuvo a

tas baquetonadas y el arco dentro de

los pies, al construir la torre. Después,

un recuadro m oldurado. E n la pared

al m ediar el siglo X V I , el arcediano de

oriental existe una puerta tapiada que

Plasencia don Francisco C a rv a ja l, so- t

com unicaba

b rin o del fam oso y turbu lento Carde-

con

el

an tiguo

claustro,

.

h o y jard ín , en cuyo param ento, b ajo

n al de dicho apellido, a quien y a nos',

arcosolios,

referim os

existen

dos

enterram ientos

al

describir

el

palacio

de la fam ilia Figueroa, con lápidas en

A brantes, dejándose llevar de sus m u ­ níficos anhelos, se h izo cargo de la ca­

interior del tem plo pueden verse ta m ­

p illa m ayor de este tem plo con el fin

bién otras obras valiosas, com o son la

de

portada

mente,

Sacristía,

renacentista,

reform arla obra

y

dotarla

espléndida­

que

co n fió

al

fam oso

hecha en 1 5 2 7 por el entallador A lo n ­

m aestro R o d rig o G il de H on tañ ó n , u n o

so de T o rr a lb a ; el p ú lp ito gótico; las

de los autores de las catedrales de Sa­

pilas de agua bendita, m u y artísticas,

lam anca y

y,

sobre

tod o,

Segovia.

En

15 5 3

quedó

el

grandioso

retablo,

hecha la capilla; pero com o surgió des­

los

escultores

G u illén

avenencia entre el O bispado y el p a ­

Ferrant y R o q u e de B old u qu e, sevilla­

trono de la m ism a, a causa de la gran

no el prim ero y flam enco el segundo, y

elevación que se le había dado, se con ­

la im presionante

v in o en elevar tam bién toda la nave

obra

debida

a

efigie del

Santísim o

C risto, que se cree data del siglo X I V . L a iglesia de Santiago es otra de las

central,

obra

que H on tañ ó n

después de estas

da,

ilustre

b a jo

A p ó sto l,

la por

advocación los

del

glorioso

caballeros

llam ados

term inó

en 26 de m arzo de 1 5 5 6 . " L a iglesia,

más im portantes de la ciudad. F u n d a ­

profesor

reform as— escribe F lo rian o

el

Cum breño,

que, en u nión de H urtado, O rtí B el-

la

m onte y algún otro autor, tanta lu z

Spada o prim itivos santiaguistas, que

h an proyectado para enjuiciar certera­

tanto contribuyeron

mente la historia y el arte cacereños—

Frates

de

Cáceres,

Caballeros a la

de

reconquista

de la m ism a, se encuentra situada ya a

quedó con una sola y am plia nave, con

extram uros de lo que fué el antiguo

capillas

recinto am urallado, en la parte N orte

sino abriéndose hacia la m itad del cuer­

del casco urbano. A u n q u e se carece de

p o total del edificio. A l fo n d o del á b ­

testim onios que lo confirm en, se cree

side se abre la capilla m ayo r con el re­

que originariam ente fué obra rom án i­

tab lo principal dedicado a Santiago, y

ca, y que debió de comenzarse en el ú l­

abajo, al lado del E van gelio, hállase el

tim o

quedando

altar dedicado a la Purísim a, frente a

terminada después de la definitiva re­

la entrada de la sacristía. T o d o lo enu­

conquista de la plaza, ya bien entrado

m erado, altar m ayor, el de la Purísim a

el X III. E n los últim os años del X I V o

y sacristía, está separado del resto del

primeros

tem plo por una reja, y por fuera de

tercio

del siglo X I I ,

del X V

transform ación,

su frió una

resultado

de

radical la

cual

laterales,

no

form ando

cruz

ella se abren las capillas de los G u z -

— 39 —

cáceres

de .

las que se consigna el siglo X I V . E n el

de la

centrad


manes, al lad o de la E pístola, y la de

losa de m árm ol, y

Osm a, en el del E van gelio. M ás hacia

otra alusión al m ism o que el ró tu lo ci­

a

los pies, la nave se ensancha, abriéndo­

nerario, en los m uros, sobre las ve n ­

* = n i c w s i i át cra crr-

se a la izquierda la capilla que p rim iti­

tanas, así com o encima de la puerta de

p á c

vam ente fué de los V illa lo b o s , y en­

la sacristía y en otros lugares, se p ro d i­

J t r «l p r rarr m r r de ]

si bien no existe

frente, rom piendo el m uro, se constru­

ga el escudo nobiliario de C a rv a ja l. E l

yó , en los com ienzos del siglo X V I I , la

coro se h alla en el ú ltim o tram o de la

capilla

nave. E l retablo m ayor, postrera obra

de Jesús N azareno.

Al

exte­

rior ofrece fuertes estribos para con-

debida al genial Berruguete, es el m e­

trarestar el em puje de las ojivas, resal­

jo r existente en Cáceres. O tra obra de

tando en ellos el escudo de C a rva ja l.

m érito es la gran reja de la capilla m a­

Estos estribos, p o r cada costado de la

y o r, debida al artífice Francisco N ú ñ ez,

nave, están perforados en su tercio in ­

del siglo X V I . E n

19 4 9 se p rod u jo , h u n d im ie n to

ferior p o r u n arco en sentido norm al

inopinadam ente,

al m uro, arcos que en los dos estribos

parte de la capilla de los G uzm anes;

flanqueantes

pero se acudió con presteza a remediar

de

las portadas

reposan

el

el peligro, conju rand o

nas. L as dos portadas son góticas, con

que am enazaba el edificio, el cual ha

archivoltas sobre pilastras estriadas, y

fT K Z

aa_ i OG3

¿:

r r p T 1;

quedado debidam ente fortalecido.

la ruina total

de

Situado fuera tam bién de las m ura­

Santiago peregrino. Sobre ambas, den­

llas, en la p laza de su nom bre, del sec­

tro de un templete jó n ico de relieve, y

tor Suroeste de la población, la iglesia

entre dos cartelas, se ve esculpido el es­

de San Juan data de época inm ediata­

cudo de referencia. E n

mente posterior a la reconquista de la

los m uros se

ru

de

sobre gruesas y bajas colum nas tosca-

dentro de un recuadro la im agen

ssr

abren ventanas de m edio p u n to a b o ­

misma, o sea del siglo X I I I , lo que su ­

cinado. L a torre, cuadrada, fué recons­

pone origen rom ánico, según p aten ti­

truida en 1 7 3 8 . L o s p rim itivo s restos

za n los canecillos del ábside; pero la

rom ánicos de este tem plo se advierten

planta sem ipoligonal de éste, al m odo

no sólo en el prim er tram o de la capi­

gótico, denota tratarse de un ejem plar

lla m ayo r e inm ediatos arranques del

de transición. Sus dos portadas, a los

crucero, en los que existen arcos cega­

lados de la nave, son iguales, de archi-

Ks áe

*c¿2

d t esc

« 4 c ád p ñ - X V I

dos, sino tam bién en el exterior: la h i­

voltas achaflanadas y apuntadas, sobre

lera de canecillos con las conchas de

pilastras, con una m oldura corrida a

peregrino que h a y sobre la portada del

m odo de capitel. L a torre, cuadrada,

M ediodía y en las dos ventanas rom á­

está adosada a la derecha de la cabece­

nicas de la torre. Sólo cabe dar aquí

ra. E l plan p rim itivo debió de ser de

algunos otros detalles de la m agnífica

tres naves, luego convertidas en una, de

fábrica de este tem plo. L a nave tiene

m ayor anchura que la capilla m ayor,

22,40

capilla

obra ésta, al igual que las bóvedas de

m ayor conserva su anchura prim itiva,

crucería, que arrancan de semihaces o

de 9,40 metros, y consta de dos tram os

pilares con colum nas, plenam ente o ji­

áx=ai

y ábside sem ipoligonal de cinco lados.

val, del siglo X I V . E l coro está a los

a n de o n r r i w de Ixs pt

E n ella está enterrado el fundador, b ajo

pies, sobre arcada clásica. A cada lado

T tT M

m etros de anchura. L a

— 40

t

r o ¿ a f e m a r Ls p e r fla r les arco


m ol, y si bien no existe

de la capilla m ayor, ju n to a la cabece­

al m ism o que el rótu lo ci-

ra, h a y una capilla, am bas cuadradas

¡os m uros, sobre las ven-

y con bóveda de crucería. A l del E v a n ­

n o encima de la puerta de

gelio existe otra capilla, con entrada

en otros lugares, se prodi-

por el prim er tram o de la m ayor; capi­

nebiliario de C a rv a ja l. E l

lla tam bién cuadrada, grande, cubierta

en el ú ltim o tram o de la

con cúpula, la cual constituye una adi­

íb lo m ayor, postrera obra

ción hecha en el siglo X V I I , llam ada

n ial Berruguete, es el m e­

de los Espaderos, estirpe cacerense de

en Cáceres. O tra obra de

la que figuran en ella varios artísticos

jr^n reja de la capilla ma-

sepulcros, cobijad os por arcos de m edio

il artífice Francisco N ú ñ ez,

punto.

'•'I

En

rte

el

19 4 9 se p rod u jo, h u n d im ie n to

L a iglesia y convento de San Fran­

de

cisco, situados al Suroeste, en el en ­

ca rilla de los G uzm anes;

sanche del casco urbano, cerca del río,

ió con presteza a remediar

fueron fundados por F r. P a b lo Ferrer,

: : r arando la ruin a total

destacado m ilitan te

iba el edificio, el cual ha

Santo de A sís, en el ú ltim o tercio del

- .ti—ente fortalecido.

siglo X V , merced a una B u la del Papa

de

la

O rden

del

r-:rx tam bién de las m úra­

Sixto I V , dada en R om a en 3 de d i­

la::.» ce su nom bre, del sec-

ciembre de

14 7 2 ,

y

tam bién

por

el

de la población, la iglesia

apoyo que le prestó el m agnate don

- data de época inm ediata-

D iego G arcía de U llo a . L a iglesia tie­

ricr a la reconquista de la

ne su entrada, com o en el convento que

1 d d siglo X I I I , lo que su-

está a la derecha, p o r un gran atrio

rcm in ico , según patenti-

“ Pizarro” , estatua de E n riq u e Pérez C om en­ dador, q ue se conserva en la D ip u tación P rovin cial de Cáceres.

cuadrado a m odo de lon ja , con una ar­

ed E os del ábside; pero la

quería

poligonal de éste, al m odo

principal muestra sus torres y corona­

-ta tratarse de un ejem plar

miento de b o la

herreriano,

las crucerías de las bóvedas. En naves

■ Stis dos portadas, a los

todo ello del siglo X V I I , que contras­

y capillas h a y valiosos sepulcros. E n el

r.ave. son iguales, de archi-

ta con la línea gótica del interior, cuya

lado

sobriedad

principal al claustro

lara d a s y apuntadas, sobre

de m edio

y

pu nto. de estilo

pureza son

La

fachada

más adecua­

de

E p ísto la

la entrada

del que fué ce­

nobio

L a torre, cuadrada,

fué hecho el tem plo. E l interior es de

gótica con arcos escarzanos y bóvedas

1 a la derecha de la cabece-

tres naves de dos tram os, con crucero

de crucería en los encuentros de los á n ­

rrim itiv o debió de ser de

y ábside de tres lados. E n la cabecera

gulos. Y en el ala oriental del claustro

r c z r convertidas en una, de

está la capilla m ayor y dos colaterales,

se h alla una puerta de acceso a una ca­

aritel

convento

está

das al espíritu de la O rden para que

una m oldura corrida a

o

la

franciscano,

obra

:nra que la capilla m ayor,

cuadradas, y otras dos a los extrem os

p illa, tam bién gótica, grande y cuadra­

íl igual que las bóvedas de

del crucero. E l coro se h alla en el se­

da, con bóveda de crucería, que se cree

te arrancan de semihaces o

gundo tram o, en alto. Sencillas m o l­

obra hecha en

1 4 9 1 , al fo n d o de la

colum nas, plenam ente o ji­

duras y róeles form an las fajas que h a ­

cual, frente a la puerta, h a y tam bién

to X I V . E l coro está a los

cen de capiteles de las pilastras, y finos

varios notables sepulcros.

arcada clásica. A cada lado

nervios perfilan los arcos apuntados y

La

iglesia

y

ex-convento

de

San


Francisco Javier o de la Com pañía de

m ism o estilo, cubierta con bóveda de

Jesús, están situados en el centro de lo

cañón con lunetas y

de tres tram os;

que se denom ina ciudad vieja o parte

crucero

alta. T ien en su entrada p o r u n peque­

pechinas. Adem ás de la capilla m ayor,

con

cúpula,

adornado

en las

ño atrio, al que dan sus fachadas, y la

existen otras laterales, que se com un i­

iglesia, además, otra puerta lateral a la

can por pasadizos, sobre las cuales h ay

calle. L a fachada principal de la igle­

tribunas. E sta iglesia pertenece h o y a

sia tiene a cada lado una torre cuadra­

los P P . de la Preciosa Sangre. E n el

da, de m anipostería y sillería en los án ­

an tiguo convento se h alla establecido

gulos. L a portada es de arco de m edio

el In stitu to de Enseñanza M edia y la

pu nto,

B iblioteca P rovin cial.

entre dos

pares

de

colum nas

toscanas, con hornacina sobre el corn i­

L a iglesia de Santo D o m in g o , en la

sam ento y escudo, flanqueados am bos

p lazuela de su nom bre, perteneció a la

por otras dos colum nas que sostienen

O rden

un fro n tón partido sobre el que se abre

por doña C atalin a Saavedra en 1490 ,

una ventana. L a fachada del que fué

pero se term inó de construir en 15 2 4 .

convento es m u y parecida en su estilo,

Su fachada es m u y interesante, contras­

de Predicadores.

Fué

fundada

que es el neoclásico del siglo X V I I . E l

tando con el interior, que no ofrece

interior del tem plo es de una nave del

im portancia artística.

-

42 —


lo. cubierta con bóveda de i

lunetas y

de tres tram os;

cúpula,

adornado en las

Además de la capilla m ayor,

LA

as laterales, que se com uni-

PROVINCIA

sadizos. sobre las cuales h a y Esta iglesia pertenece h o y a t la Preciosa Sangre. E n el invento se h alla

TR U J I L L O

establecido

0 de E nseñanza M edia y la Provincial. ¿a ce Santo D om in go, en la e su nom bre, perteneció a la Predicadores.

Fué

fundada

O ti'.ir .a Saavedra en 1490 , nninó de construir en 15 2 4 .

Evocación de su pasado glorioso

dieron a tales razzias y correrrías por

1 e? rr.uy interesante, contras. i', interior, que no ofrece ia artística.

las tierras cristianas de C astilla y L eón , E sta población, constitu tiva de uno de los

conju ntos

y después tam bién por las andaluzas,

más

en las que el fam oso O m ar-ben -H af-

im portantes de la provincia, data de

sum tu v o en jaque al C a lifa to de C ó r ­

los

doba. E l prim er intento de reconquista

tiem pos

m onum entales

celtibéricos,

si

bien

no

consta el nom bre con que entonces era

de T r u jillo lo llevó a cabo A lfo n s o III

conocida. E n la época rom ana se la de­

el año

8 8 1.

T r e s siglos después,

en

nom inó T urgalium , siendo infundadas,

X 143, fué tom ada por el valeroso m o ­

por ende, las afirmaciones durante m u ­

narca A lfo n s o V I I el Emperador; pero,

cho tiem po sostenidas por algunos au ­

no pudiendo resistir en ella, cayó nue­

tores respecto a haber sido entonces la

vam ente

Castra

1165

Julia

mencionada

por

P lin io

en poder

del sarraceno.

En

tom ó la p laza Fernando II de

error análogo al de atribuir el origen

L eón , siendo perdida nuevam ente des­

del nom bre m oderno a la pretendida

pués, com o consecuencia del retroceso

Torre Juliana existente en la parroquia

sufrido por la Reconquista con el em ­

de Santa 'M a ría , la cual n o data

de

puje alm ohade, que cu lm in ó en A la r-

época anterior al siglo X I I I . D urante

eos. L a reconquistó definitivam ente, en

la dom inación árabe co n stitu yó la T u r-

25 de enero d e 12 3 2 , p o r m andato de

gielo o

donde al com ienzo

su padre, A lfo n s o IX , el entonces p r ín ­

quedaron asentados— al igu al que en

Torgiela,

cipe don Fernando, luego R e y Santo,

extensa área de la región— los guerre­

con la ayuda de las Ordenes de Pereiro

ros originarios de Berbería,, sin gu lar­

(después de A lcán tara y de S a n tia g o ),

mente levantiscos y arriesgados en sus

así com o de don D o m in g o , obispo de

incursiones de depredación y p illaje por

Plasencia. Fernando III la incorporó a

las comarcas

tras

la C o ro n a, constituyendo después E n co ­

erigir allí m agníficas fortificaciones, se

m ienda de A lcántara, y su h ijo , el R e y

lim ítrofes,

quienes,


Sabio, la declaró exenta, dándole F u e­

curso del tiem po. Respecto al prim ero,

ro el año 12 5 5 .

es de hacer notar lo

Ju an II de C a stilla h iz o cesión de

erudito

H urtado,

que escribió el

decantando

la

;

in ­

T r u jillo a su herm ana doña C atalin a,

fluencia decisiva que ejerció en el es­

esposa del inquieto infante don E n ri­

plendor de su ciudad natal: “ Este fac- ¡

que de A ra g ó n , prim o de am bos quien

tor fué el nunca bien ponderado F ra n ­

a poco inició su reiterada rebeldía que

cisco

tan to desasosegó a l país; pero al saber

para enterar al Em perador de sus con­

que iba contra él don A lv a ro de L u n a,

quistas en el Perú y pedirle que lo des­

m archó de la p laza , que fué tom ada

ligara del gobierno de Panam á, y ya

P izarro , que,

venido

a España

p o r el Condestable, quedando así res­

nom brado A d elan tad o,

titu id a al m onarca, quien en 1 4 3 1 le

C apitán General del Perú, vin o a T r u ­

concedió el títu lo de ciudad. P o co des­

jillo ( 1 5 2 9 ) , y con él y b a jo su p ro ­

pués fué donada a don P edro de Z ú -

tección

ñiga, conde de Ledesm a, trocándosela

hom bres y mujeres, jóvenes y viejos,

se

fueron

al

G obernador y

N u evo

M un do

por Plasencia, para conceder T r u jillo

¡la tercera parte de la p oblación !, a ha­

al príncipe heredero, d on Enrique. Este,

cer fortuna; m uchedum bre que, abor- j

siendo ya R ey , la d ió al m arqués de

dado el lito ral peruano, se esparció por

V ille n a , y com o quiera que d icho m ag­

sus pam pas y cordilleras; y a los prime- I

nate defendió los derechos de la B el-

ros em igrantes siguieron otros y otros.

traneja,

M uchos perecieron en la dem anda, pero

tan

p ron to

com o

falleció el

m onarca, fué atacada la p laza p o r el

no pocos vo lvieron ricos y

C lavero

hasta un grado fabu loso, entre los cua­

de

A lcántara,

don

L u is

de

afamados,

Chaves, partidario de Isabel la C a tóli-

les se contaron

lica, quien, con ayu d a del M aestre don

menos Chaves, y O rellanas, H ínojosas,

A lo n so de M o n ro y , la ganó. L a Reina

Casas,

fué a T r u jillo en 1 4 7 6 , tom an d o p o ­

Sanabrias, T r e jo s , Paredes, Calderones,

sesión de la ciudad, donde dictó acer­

Escobares,

tadas disposiciones para calm ar los án i­

pias, Prietos, Cascos y otros muchos, I

m os y ordenar la vid a civil.

que enviaban sin cesar a sus patria sen­

m uchos P izarros,

C arvajales, V argas,

Loaisas,

no

Ocam pos,

Sotom ayores,

Ta­

A partir de entonces, T r u jillo pier­

dos caudales; y aquí com praban pue­

de im portancia com o p laza fuerte, g a­

b los (manera m u y cóm oda de adquirir

nándola,

m arcada­

señoríos en aquel tie m p o ), fundaban

mente com o cuna de varones em inen­

tem plos y capillas, instituían m ayo raz­

en

cam bio,

m uy

tes que tan alto pusieron el nom bre

gos y obras pías y construían casas y

de España en las más m eritorias em ­

palacios que atestiguaban sus riquezas.

presas

P o r eso la m ayoría de los antes apun­

patrióticas

y

cristianas,

tales

com o la conquista y co lo n izació n del

tados y otros om itidos por m enos fas­

N u evo M u n d o y las guerras de Italia.

tuosos, datan de los siglos X V I y X V I I , j

E ntre aquellas figuras insignes descue­

que fueron en los que los ríos de oro

llan los esforzados capitanes Francisco

americano desaguaban en Extrem adura,

P iza rro

especialmente

y

D iego

G arcía

de

Paredes,

cuya proceridad no decae con el trans­

en

T ru jillo ,

que

era

com o el principal sum idero de la áurea



corriente” . tuvo

Posteriorm ente,

determ inada

T r u jillo la s

duce al cuerpo principal del A lcázar,

si­

en cuyo interior está la llam ada p laza

glos X V I I I y X I X , com o son la lla ­

de armas, de recios m uros, la cual se

mada de Sucesión, la de la Indepen­

p rolon ga hasta el ángulo Noroeste, en

principales

actuación

contiendas

de

en

ta, defendida por una torre, que con ­

los

dencia y la prim era dinástica. C o n oca­

dirección a la ciudad, que corresponde

sión de la prim eram ente indicada, fué

a un cuerpo saliente con dos torres d o ­

ocupada por el M ariscal de B erw ick.

m inantes. A l lado oriental del recinto

En la segunda llegaron a ella, sucesiva­

h ay restos de la que fué una construc­

mente, varios generales, franceses y es­

ción de grandes dimensiones en donde

pañoles, al frente de sus tropas, siendo

existen dos aljibes de lad rillo y arga­

el napoleónico Valence el prim ero,

masa, obra del siglo X I I I . A sí com o

después

M arm on t,

que

reparó

y sus

todo

lo hasta aquí descrito, es obra

obras de fortificación. E n 18 3 6 la o cu ­

árabe, salvo lo rehecho en tiem po de la

pó el caudillo carlista G óm ez, tras el saqueo de C órdoba.

reconquista, el recinto exterior o p ri­ mero de la parte oriental, con grandes lienzos y torres semicirculares, es edifi­ cación posterior, de la época en que la

Las

antiguas

fortificaciones.

C a stillo,

fortaleza estaba ya en poder cristiano. M enos

murallas y puertas

que

del

— M on u m en to

castillo

o

alcázar

N acional— se conserva

del cerco de m urallas que desde aquél L a fortaleza tru jilla n a es, com o ya

abrazaba a la ciudad alta por las ver­

indicamos, de origen árabe, y debió de

tientes m eridional y oriental de la co­

tener gran

lina. A

im portancia

a ju z g a r por

partir del siglo X V I , en que

lo que el historiador E l Edrisi dejó

a flu y ó el oro procedente de los conquis­

consignado

así

tadores de U ltram ar, perm itiendo a los

que,

así enriquecidos tru jillan o s edificar sus

como

en

tam bién

su

fam osa

obra,

por la referencia

concretamente al castillo, aparece en un

m ansiones en el llano, el caserío rebasó

P rivilegio de donación hecho por A l ­

el

fonso V I I I a favo r de las Ordenes M i­

de la m uralla, que poco a poco fué des­

litares

apareciendo,

en

119 5,

año de la

rota

de

p rim itivo

circuito, ora

con

derruida,

detrim ento ora oculta

Alarcos. Está em plazada en la cumbre

entre nuevas construcciones. E l circuito

de un alcor peñascoso que por el lado

afectaba la form a p o ligon al, y su cons­

oriental defendía la ciudad alta o vie­

trucción fué hecha de m am postería y

ja, asentada en la falda. Su fábrica es

sillería en las puertas y parte inferior de

de

torres

lienzos y torres, figurando entre sus si­

cuadradas, algunas de las cuales se des­

llares algunos de la época rom ana ap ro ­

tacaron com o baluartes. L a puerta, que

vechados. C o m o la situación de la ciu-

se halla situada en un cuerpo del fren ­

dadela favorecía la defensa, la m uralla

te septentrional, pero m irando al Este,

n o es m u y ancha, pues sólo tiene un

permite la entrada a un recinto rectan­

m etro de espesor en algunos trozos. E l

gular, en el que h a y una segunda puer­

alm enaje es cuadrado, con coronam ien­

m am postería,

con

grandes

— 47 3


to piram idal. L as torres son cuadradas

M ansiones Señoriales

y

Casas Fuertes

y de gran altura, si bien han sido en su m ayor parte desfiguradas o aprovachadas, quedando pocas completas. L o s antiguos historiadores nan

siete

puertas

com o

existentes en el recinto;

las

m encio­ entonces

pero se cree

que no debieron de ser tantas. T o d a ­ vía existen tres, flanqueadas de torres, cuya estructura denota haber sido edi­ ficadas en el siglo X I I I o com ienzos del X I V . U n a de ellas, la llam ada A r ­ co de T r iu n fo , por creerse fué la que fo rzaro n los reconquistadores para en­ trar

en

la

población,

corresponde

lado oriental; tiene arco apuntado

al y

conserva la torre flanqueante de la i z ­ quierda, con fuerte sillería en el ángulo, viéndose en el m uro, sobre el arco, un

C om p letan la obra defensiva de T r u jillo las antiguas mansiones señoria­ les, m uchas

de ellas con

torres,

que

confieren a esta población su peculiar fisonom ía. V a m o s a ocuparnos de ellas, con la consabida concisión. Casa de los A ltam ira no.— C o n stitu ­ ye una de las principales casas fuertes de T r u jillo , y fué la solariega de la fam ilia de dicho apellido, fundada por Fernán R u iz , quien co n trib u yó eficaz­ mente a reconquistar la ciudad del d o ­ m inio sarraceno. D a idea de su antigua im portancia el hecho de que se la lla ­ mara

álcazarejo,

o

segundo

alcázar.

A u n q u e indudablem ente m u y variada en el decurso secular, conserva su fachada de m anipostería, flanqueada de

escudo de los Reyes C atólicos, adita­

dos torres. L a puerta, en arco peralta­

m ento indudablem ente m u y posterior.

do de m edio punto, es posterior al edi­

L a de San Andrés, que ha perdido las

ficio, y en el interior, donde h u bo es­

torres flanqueantes, es tam bién de arco

paciosas estancias, existe un am plio p a ­

apuntado, con anchas y cortas dovelas,

tio y una capilla arruinada que co n ­

voltead o sobre m olduras que coronan

serva restos de decoración m udejar y

los pilares sustentadores, e igualm ente

renacentista. E n el salón recayente so­

tiene encima, sobre la alm ena central,

bre el zaguán h ay un friso alto, esgra-

un escudo de los A ustrias, m u y poste­

fiado, que debió de corresponder a una

rior a la fecha en que la puerta fué ed i­

techum bre artesonada ya desaparecida.

ficada. Finalm ente, la de Santiago, en

Sobre puertas y paredes abunda el b la ­

el

són de diez róeles, que fué el de los

lado

oriental,

se halla

flanqueada

po r dos torres cuadradas, de las cuales la del lado izqu ierdo es m u y alta, y la del

derecho

de la iglesia

constituye

el cam panario

de Santiago;

form a un

arco de m edio pu n to , encima del cual h a y una hornacina gótica en la que es­

prim itivos paladines del an tiguo linaje A ltam iran o . Casa de los O rellana-Chaves. —

Está

situada m u y cerca de la P la za M ayor, y se la llam a tam bién de la Cadena por una que figuraba en su puerta como sím bolo del derecho de asilo concedido

tu v o colocada la im agen del A p ó sto l,

a sus antiguos señores, en atención a

y a la izquierda tiene dos escudos, arri­

m éritos extraordinarios. D ebió de cons­

ba el de los Reyes C atólicos y debajo

titu ir una de las principales mansiones

el de los A ltam iran o s y O rellanas.

fortificadas de la ciudad, a ju z g a r por


Señoriales

y

Casas Fuertes

in la obra defensiva de T r u ntigu as mansiones señoria5 de ellas con torres,

que

esta población su peculiar Viraos a ocuparnos de ellas, abida concisión. .'oí A ltam irano.— C o n stitu ­ ías principales casas fuertes y fué la solariega de la dicho apellido, fundada por xz. qm en co n trib u yó eficazDooquistar la ciudad del doKeno. D a idea de su antigua i

hecho de que se la 11a-

z a v io ,

o

segundo

alcázar.

: dudablemente m u y variada uso secular, conserva su fa ­ rra repostería, flanqueada de L a puerta, en arco peralta­ do pan to , es posterior al ediel interior, donde hubo esr^ n n » ::-ü a „-í

existe un am plio paarruinada que con-

T ru jillo.— Un d etalle d el

recin to amurallado.

(D ib u jo de M. O u rv a n tzo fí.)

¿t decoración m udéjar y E n el salón recayente so-

n in h a y un friso alto, esgra-

su aspecto. L a torre, del siglo X V , no

A ltam iran o s

debió de corresponder a una

fué edificación aislada, com o han p re­

que es fam a se hospedaron los Reyes

y

los A ñascos— , en la

artesonada ya desaparecida,

tendido algunos autores, sino parte in ­

C atólicos. L a fachada, del siglo X V ,

ñ a s y paredes abunda el bla-

tegrante de la mism a. D e p lan ta cua­

tiene arco escarzano, con dovelas apo­

.zz rc-eles, que fué el "e los paladines del antigu o linaje

drada y fuerte m am postería, esta torre

yadas sobre la m oldura de los pilares,

tiene pequeñas ventanas góticas en arco

y, encima, un ancho arrabáa que recua­

conopial bajo la cornisa de canecillos,

dra o tro más pequeño donde está el es­

crestería calada, ya en parte desapareci­

cudo n obiliario. A

• los Orellana-Chaves. — Está •;v cerca de la P la za M ayo r,

este edificio perte­

da, y el escudo señorial en azulejos. L a

necieron las dos torres,

, - a tam bién de la Cadena por

llam adas del

denom inación del A lfile r que se da a

C a stillo, por estar situadas en la vertien­

¿¿uraba en su puerta com o

esta torre obedece a la agu ja puesta en­

te suroeste de la colina,

que aun se

leí derecho de asilo concedido

cima del chapitel construido com o adi­

yerguen, bastante separadas una de la

nguos señores, en atención a

ción posterior.

otra,

xtraordinarios. D ebió de cons-

Casa de los Be jaranos.— Esta fué la

t de las principales mansiones

morada de uno de los tres linajes más

is de la ciudad, a ju z g a r por

famosos de T r u jillo — los otros eran los

ambas

cuadradas,

con

ventanas

mudéjares, y la más occidental con un ajim ez

— 49 —

de arco peraltado.

Casa de los Pizarro.— Se h alla arrui-


nada esta m ansión, de tan alto valor

poseía,

histórico,

capitán

amasados por su ascendiente don Her*

G o n za lo P izarro , padrex del conquista­

nando en la cam paña del Perú, quiso

dor del Perú, y alguno de sus descen­

construir el tejado de plata, por lo cual

dientes.

pidió autorización al m onarca, quien,

donde

Es

nacieron

una

el

construcción

del

si­

provenientes

glo X V , que sólo conserva la puerta,

estim ando

que

de

aquello

los

caudales

constituía

un

de arco apuntado, ligeramente túm ido

gesto de inusitada vanidad, no sólo le

— dato que denota la influencia m ude­

denegó lo solicitado, sino que, a m odo

jar— , con dovelaje que arranca del arco

de castigo, dispuso que en el piso bajo

de m olduras que h a y a m odo de capi­

fueran instaladas las carnicerías de la

teles de los pilares. Encim a está el es­

ciudad. E l palacio es tod o él de sillería,

cudo.

y

Casa de las Palom as.— Este gran edi­

cuenta

cuatro

pisos,

con

ventanas

guarnecidas en las que h a y

artísticas

tal

rejas con bellos remates. Su traza ga­

denom inación por el detalle que ofrece

llarda y airosa se com plem enta con la

su escudo, que ha dado nom bre ta m ­

riqueza de su decoración, de estilo pla-

bién a la calle en que se encuentra en­

teresco-barroco, en la que abundan los

clavado,

adornos, tan to de estatuas en el coro­

ficio,

conocido

fué,

vulgarm ente

sucesivamente,

con

m ansión

de los R o l, de los Zárate y de los Z ú -

nam iento com o de adornos en la p o r­

ñiga, cu yo blasón aparece en la p o rta­

tada, los huecos y la cornisa. E l gran

da, de arco escarzano de traza gótica,

balcón de esquina, encima del cual se

que enmarca el acostum brado arrabáa.

h alla el grandioso escudo, com pleta la

En el interior existe un m agnífico p a ­

arm onía del conju nto.

tio con dos escaleras, una b a jo dos ar­

Casa de la Escalera.— Perteneció a la

cos sobre pilares góticos, que permite

antigua fam ilia de los Escobar, llegada

la subida a una galería con antepechos,

a E xtrem adura en la B a ja E dad M edia,

y la otra, del m ism o estilo, con baran ­

procedente de tierras leonesas, y es co­

dal del que se alza un pilar octógon o

nocida con dicho nom bre p o r la escalera

con capitel adornado por artísticos es­

que se construyó en la parte exterior de la mism a para ascender al edificio, sal­

cudos. Palacio de los marqueses de la C o n ­

van do la desigualdad del suelo, que d i­

quista.— Se halla en la P la za M a y o r y

ficultaba la entrada por la puerta p rin ­

fué construido por don Juan F ernan­

cipal. N o tab le casa fuerte de las que

do P izarro , prim er marqués de dicho

form aban el segundo cinturón defensi­

títu lo

vo, conserva tod avía una esbelta torre

(concedido

por

Felipe

IV

en

1 6 3 1 ) , de la fam ilia del conquistador

de m am postería, m aterial de que tam ­

del Perú, al fin alizar el prim er tercio

bién está hecho el cuerpo del edificio.

del siglo X V I I . Está considerado com o

L a fachada, de dos pisos, tiene venta­

el más suntuoso entre las edificaciones

nas góticas y dos escudos.

de su época existentes en T r u jillo . Se

Palacio de O rellana-Pizarro.— P ró x i­

cuenta, a propósito de su origen, la cu ­

m o a las m urallas, este otro gran edifi­

riosa anécdota siguiente: ensoberbecido

cio-fortaleza, integrante del segundo re­

P iza rro con las cuantiosas riquezas que

cinto defensivo, com o el anterior, está

— 50 —


cruentes

de

los

caudales

: su ascendiente don Hercampaña del Perú, quiso ejado de plata, por lo cual :acicn al m onarca, quien, u:

aquello

constituía

un

nuda vanidad, no sólo le hr.tado. sino que, a m odo :spu.9o que en el piso bajo íúís las carnicerías de la liado es todo él de sillería, tatio pisos, '.a

con

ventanas

que h ay

artísticas

líos r:rr.3tes. Su traza ga­ sa se com plem enta con la ■ decoración, de estilo pla::

en la que abundan los

ito de estatuas en el corome ue adornos en la p o r­ rees v la cornisa. El gran Kfsina. encima del cual se escudo, com pleta la cocju n to . : Escalera.— Perteneció a la Día de los Escobar, llegada ira tr. la B a ja E dad M edia, ir tierras leonesas, y es cobebe rrembre p o r la escalera re y ó er. la parte exterior de ira ascender al edificio, salñ gualdad del suelo, que die r .r -iia por la puerta prinble casa fuerte de las que I « c u n d o cinturón defensii t 'd a v ía una esbelta torre teria. m aterial de que tam e;ho el cuerpo del edificio. de dos pisos, tiene ven tay dos escudos. í O rellana-Pizarro.— P ró x iurallas, este otro gran edifi; integrante del segundo re­ vivo. com o el anterior, está

flanqueado

por

dos torres

de planta

cuadrada, rebajadas de altura. L a puer­ ta, adintelada con colum nas, está cobi­ jada por un arco escarzano sobre m én­ sulas renacentistas, encima del cual h a y una galería de cuatro huecos, h o y ce­ gados, separados por colum nas jónicas, y un balcón. E n el fro n tó n está escul­ pido el blasón de los P iza rro . E n otra fachada interior, sobre puerta con v o ­ lutas, aparece el escudo de los O rellanas.

E l patio,

de estilo plateresco

y

planta cuadrangular, tiene tres pisos, de los cuales el principal

y

el segundo

cuentan galerías sostenidas p o r colu m ­ nas jónicas y antepechos balaustrados, repitiéndose entre éstos los escudos de O rellanas y P izarros. Se cree que el p a ­ lacio fué hecho en el siglo X V I . Palacio de los Vargas y C arvajal.—

T ru jillo. — Torre

Este es otro de los grandes edificios si­

del Alfiler. (D ib u jo O u rv an tzo ff.)

de

M.

tuados en la P la za , ju n to al tem plo de San M artín , con otra fachada a la cal-le el si­

salta otro bello escudo. E n el ángulo

glo X V I I , en el estilo entonces pred o­

de las dos fachadas se abre o tro balcón

m inante, o sea el plateresco-barroco, por la fam ilia de dichos apellidos, una

con hueco de arco, entre dos pilastras

de las más preclaras de la ciudad, a la

donde h ay un busto varon il en relieve,

que pertenecía el condado del P uerto y

y encima un águila que sostiene el es­

luego ostentó el ducado de San C arlos.

cudo partido de banda y fajas o n d u ­

de García.

Todo

él

F u é construido

de

piedra

en

de sillería,

jónicas

lantes,

tiene

y

entablam ento

repitiéndose el

con

fro n tó n

m ism o

m otivo

cuatro pisos y un aspecto exterior en el

con el águila debajo del balcón. L a fa ­

que a las grandes proporciones de su

chada lateral tiene en la planta baja

fábrica se une la belleza y arm onía del

una bella arquería tapada;

conjunto. E n la fachada principal, que

gundo piso, tres balcones, y en el ú lti­

no acusa más que tres pisos, está la

mo, tam bién de galería, huecos cuadra­

puerta,

dos

adintelada, con

dos colum nas

en

arcos

m oldurados.

en el se­

El

patio,

jónicas a cada lado y, encima, en un re­

cuadrado, tiene galerías en dos pisos,

cuadro que form a la cornisa, un escu­

sobre colum nas de granito, de orden

do

toscano. L a

entre profusos

adornos.

Sobre la

escalera, arcos,

de

tres

muestra

la

in s­

portada h a y un balcón con dos co lu m ­

tram os,

nas jónicas abalaustradas a cada lado,

cripción alusiva al año en que fué ter­

coronado por fro n tón sobre el que re­

m inada la obra: el 1 6 6 1 .

51

sobre

am plía,


Casa de los marqueses de Sofraga.—

to, a los lados del cual h a y dos pirám i­

Esta otra bella m ansión tru jilla n a es

des herrerianas p o r acroteras. E n me­

de la época en qtlé^quienes erigían esta

dio de éstas, prolongándose hacia arri­

clase de edificios no se preocupaban ya

ba, aparece el gran escudo acuartelado,

de su fortaleza o capacidad defensiva,

con yelm o de frente cuyos lam brequi-

sino de la suntuosidad y elegancia. Se

nes campean a los lados.

halla situada en la plazuela de San M i­

la

± S*r*s Mari,

* w ~ ^rr-dada a raíz f e *a y c ' a x T o sea r m a r r ia r a da en la a rrrsm t corres pc n teres

Casa de los Chaves.— O tra gran casa

t

:te. toda de

guel, con vuelta a la calle de Sofraga,

fuerte, situada en la p laza de Santiago,

y ofrece un m agnifícente aspecto, dada

con recia y esbelta torre defensiva, una

su sencilla traza clásica del siglo X V I I .

» 2 »em d2. de trans

de las que flanquean la puerta de dicho

L o más notable de la misma es su b a l­

?ltas apa

nom bre, en la m uralla. E n su fachada,

cón

de piedra, se abre la puerta, de arco

XVTTI. hecha sin

apuntado, bordeada de ancha escocia.

tuvera a la

de ángulo,

considerado com o

el

más bello de T r u jillo , dados sus ele­ m entos

arquitectónicos

y

decorativos.

Sustentado sobre una cornisa con m én­ sulas, tiene a los lados colum nas p a ­ readas de orden corintio, sobre pedesta­ les y ante pilastras, con su entablam en­

iaüa

un

L as ventanas muestran artísticas rejas

izó a estar

del siglo X V I I , y en su escudo apare­

fe ei ira colisonal. o

cen esculpidas cinco llaves, blasón de la

V-a por sus colu

prepotente fam ilia que edificó esta casa

f a m r t o s cilindricos

— actualm ente asilo— , en el siglo X V ,

■»ira.m ligeramente a

a la que perteneció el fam oso capitán

rsta f»

L u is de Chaves. Los

restantes

Junto a la cal Tc*rr? antieua

edificios

antiguos

de

m érito que cuenta T r u jillo son las ca­

infundadame

sas llam adas de los Calderones, de los

reputándola

Calderón y Torres, de los H iño josa y

_ unto de afirm

de los Ballestero, de los siglos X V , X V I

ia is hacer por Julio 1

y X V I I , y la antigua casa del A y u n ­

kx - ~ebre proviene el

tam iento, h o y Ju zgad o , cuyos soporta­

« r á o así que su fábri

les datan de 15 8 6. E n esta últim a exis­

ja áe! templo, o sea de

te un gran salón decorado con pintura

afaata cuadrada, tiene

al fresco, toda ella notable por su v a ­

A

riedad e inspiración temática, la cual se

«■KTT2TI su? lienzos <

m antiene m u y bien conservada.

6 c n ' donde subsisten

lo» cuales los tres

punto con archr aumenta progresÍT a rrrr cuerpo— . baqut

Las Iglesias

a » o ¿ o de columnas e Seis

im portantes

cuenta

T ru jillo ,

que son las parroquiales Santa María la M ayor, Santiago y San M artín, y las de los conventos de San Francisco, T ru jlllo .— Un rin có n d el C astillo. M. O u rv an tzo ff.)

(D ib u jo de

la C on cepción y San M iguel y Santa Isabel. 52 —

aaeriHos en la cornisa. ----- 3 es de tres naves ~-v -os. muy alta la ce ár sardio punto v aou T-sir - de naves v en la j f o ’ t madrados con c fea. todo ello esencialm


s del cual h ay dos pirám i-

L a de Santa María la M ayor debió

is por acrotcras. E n me-

de ser fundada a raíz de la reconquista

rrclo n g án d ose h a d a arri-

de la población, o sea en el siglo X I I I .

I gran escudo acuartelado,

Está em plazada en la parte más alta de

: frente cuyos lam brequi-

la m ism a, y corresponde al estilo rom á­

a los lados.

nico, con posteriores m odificaciones. E n

; C '- tjvs .— O tra gran casa

la im afronte, toda de cantería, h a y un

i en la plaza de Santiago,

rosetón form ado p o r círculos tangentes,

á x lta torre defensiva, una

y la portada, de transición, con colum ­

squean la puerta de dicho

nas y archivoltas apuntadas. A

1 m uralla. E n su fachada,

quierda

:rre la puerta, de arco r z ’. i i i

se

h alla

una

torre

la i z ­ del

si­

glo X V I I I , hecha sin duda con miras

de ancha escocia.

a que sustituyera a la antigua, que en­

— -estran artísticas rejas

tonces com enzó a estar ruinosa. E l ábsi­

II.

en su escudo apare­

t

de es ya po ligon al, pero con filiación

c e r é llaves, blasón de la

rom ánica p o r sus colum nas a m odo de

~z-: edificó esta casa

baquetones cilindricos en los ángulos y

? asilo— . en el siglo X V ,

ventanas ligeramente apuntadas y abo­

« necio el fam oso capitán

cinadas. Ju n to a la cabecera se h alla la

fj.

célebre torre antigua llam ada Julia o de

Juliana, a la que tantos escritores con ­

■ ata T r u jillo son las ca-

cedieron, infundadam ente, notable an­

itts

-flñ cio s

antiguos

^ • 'r'croñes, de los

tigüedad,

reputándola

obra

rom ana,

narres, de los H inojosa y

hasta el p u n to de afirmar que fué m an­

re

dt les siglos X V , X V I

dada hacer p o r Ju lio César, y que de

del A y u n -

su nom bre proviene el de la población,

cuyos soporta-

siendo así que su fábrica es coetánea de

1586. E n esta últim a exis-

la del tem plo, o sea del siglo X I I I . D e

¡1:-

f-rrrr’ d? con pintura

planta cuadrada, tiene cuatro cuerpos,

2

1 -o ta b le por su va-

de los cuales los tres superiores sólo

:

;- .S 3

r J c z g id ?

-:r :r

ática, la cual se

■bier. conservada.

conservan sus lienzos oriental y m eri­ dional, donde subsisten ventanales— de m edio p u n to con archivoltas cuya an ­ chura aum enta progresivam ente de u n o a otro cuerpo— , baquetones cilindricos a m odo de colum nas en los ángulos y canecillos en la cornisa. E l interior del

rtantes

cuenta

T ru jillo ,

parroquiales Santa María :ao y San M artín, y ■ver.tos de San Francisco, n y San M iguel y Santa

tem plo es de tres naves de otros tantos tramos, m u y alta la central, con arcos de m edio p u n to y apuntados en la d i­ visión de naves y en las laterales, sobre filares cuadrados con colum nas adosa­ das. todo ello esencialmente rom ánico,

TrujiU o. — Casa de los Pizarro. M. O u rv a n tzo ff.)

(D ib u jo

de

dentro de la parte de crucería gótica, y a de los siglos X V

y X V I . E l coro,

debido al obispo V a rga s C a rv a ja l, está al fond o. L o s retablos son m u y v a lio ­ sos, sobre tod o el principal, gótico, de m agnífica

talla

y

excelentes pinturas,

atribuidas a Fernando Gallegos. Y

en­

tre los numerosos sepulcros se cuentan los de los O rellana, V argas, C a rv a ja l, L oaisa y , finalm ente, el de G arcía de Paredes, el fam oso Hércules y Sansón de España— que así ha sido llam ado— , cuyas hazañas rayan en lo legendario, nacido en T r u jillo a 20 de m arzo de 14 6 6

y

m uerto

en

B o lo n ia

el

año

15 3 0 . Este sepulcro tiene un largo y curioso epitafio

en latín ,

grabado en

letras capitales, cuya traducción es la siguiente: “ A D ieg o G arcía de Paredes, noble español, coronel de los ejércitos


/

I

del emperador C arlos V , el cual desde

triu n fal. A l lado del E van gelio está la

su primera edad se ejercitó siempre h o ­

entrada a otra suntuosa capilla, gótica,

nesto en la m ilicia y en los cam pam en­

fundada en 1 5 5 6 — según reza la ins­

tos con gran reputación e integridad;

cripción existente en el friso— por don

no

D iego A lo n so

se conoció

segundo

en fortaleza,

de T a p ia

y su m ujer,

grandeza de ánim o ni en hechos g lo ­

doña M aría de Loaisa, que reposan el

riosos; venció muchas veces a sus ene­

sueño eterno en un sepulcro situado al

m igos en singular batalla y jam ás él lo

fondo, en form a de gran arca gótica,

fué de ninguno, no encontró igual y

bajo un arco escarzano, dentro de un

v iv ió siempre del m ism o tenor como

frontispicio de colum nas corintias so ­

esforzado

M u rió

bre pedestales, m u y adornadas, com o el

cristianísi­

zócalo, y tod o ello coronado p o r u n es­

m o, al v o lver lleno de gloria de la gue­

cudo. E l retablo m ayor, de traza clási­

rra contra los turcos en A lem ania, en

ca, tiene una im agen del H ijo del T r u e ­

B o lo n ia, el día 13 de las kalendas de

no, atribuida a G regorio Fernández.

y

excelente capitán.

este varón , religiosísim o y

febrero, a los sesenta y cuatro años de

E n un ángulo de la P la za M ay o r, o

edad. Esteban Gabriel, cardenal Baro-

sea casi donde se inicia la falda del ce­

nio, puso este laude piadosam ente de­

rro en que term ina la parte vieja del

dicado

caserío antiguo, se encuentra situada la

al

m eritísim o

am igo

el

año

I 5 3 3 > Y sus huesos los extrajo el P a ­

iglesia de San M artín, que se cree fué

dre R am írez de M esa, de orden del se­

construida en el siglo X I V , si bien su

ñor Sancho de Paredes, h ijo del dicho

estilo

D iego García, en día 3 de las kalendas

antigüedad. E s un tem plo de grandes

gótico

decadente

denota

m ayor

de octubre, y los colocó fielmente en

dimensiones, con escalinatas por el lado

este lugar en el año 1 5 4 5 ” .

occidental y una lon ja en el m eridional

L a iglesia de Santiago, situada den­

para salvar la pendiente, construido ,de

tro del antiguo recinto m urado, ju n to

m am postería y sillería. T ien e dos to ­

a la puerta de dicho nom bre, una de

rres a los pies, la de la izquierda con

cuyas torres flanqueantes sirvió, com o

las campanas, en los arcos de m edio

ya dijim os, para levantar el cam pana­

p u nto de la parte alta, y la derecha con

rio del tem plo, en el siglo X I I I , torre

el reloj. L a portada de Poniente, lla ­

de la que arranca el ábside sem icilín-

mada de las limas por los adornos de

drico, es de estilo rom ánico, pero des­

la parte superior, es de traza clásica,

virtuad o posteriorm ente, en la recons­

con colum nas, hueco en arco de medio

trucción del interior llevada a cabo, en

p u nto y fro n tón . L a puerta del Sur,

el X V I I .

abierta sobre la terraza, es gótica, de

T ien e

tres naves, de otros

tantos tram os, con pilastras toscanas,

arco trilob u lad o con archivolta p o lilo -

arcos escarzanos y bóvedas de arista. L a

bulada sobre las finas colum nas y un

capilla m ayor, semicircular, fué cubier­

arrabáa,

m ostrando

un

hueco

encima

ta en el siglo X V con bóveda nervada

del arco conopial. E l interior es de una

en cuyas claves destacan las conchas de

sola nave de cuatro tram os, alta y am ­

Santiago,

existente

plia, de estilo gótico, con finos baque­

tam bién, form ando festón, en el arco

tones en los pilares y delicados nervios

m otivo

decorativo

— 54 —






en los arcos, poco apuntados. E n la ca­

o jiv a l. E l claustro, situado al lado de­

becera,

recho del tem plo, es grande y

la

capilla

m ayor,

con

ábside

fuerte,

de tres lados. Entre los enterramientos

de estilo herreriano, con dos pisos, el

existentes en este tem plo merecen espe­

inferior de arcos de m edio pu nto, con

cial m ención el del cardenal Cervantes

pilastras toscanas y galerías con b ó ve­

de Gaeta, arzobispo de M esina, de Sa-

das de arista, y el superior, de doble n ú ­

lerno y

mero de huecos, adintelado, con colu m ­

de T a rra go n a , situado en la

capilla m ayo r; el de don Francisco de

nas toscanas.

M endoza, gótico, en la capilla de las A nim as;

el del eclesiástico H ernández

R egodón, del m ism o estilo, en la capilla del Señor de la Salud, y los de los h er­ manos G o n zález y el m atrim onio C amargo, am bos platerescos, en la nave. D el antiguo convento de San Fran­ cisco,

construido

en

15 0 2 ,

debe

ser

mencionada la iglesia, de alta fachada, con puerta de arco de m edio p u n to de largas dovelas, en arrabáa que r^pre-

L a igleisa y convento de la C on cep ­ ción fueron edificados en el siglo X V , en la m ansión de su fundadora, doña C atalin a

A lva re z

A ltam iran o ,

de

la

que se aprovechó una torre, que es la del tem plo, la cual denota su origen se­ ñorial,

de

m am postería,

con

bellas

ventanas gemelas, góticas. E l interior fué reconstruido, am pliándose con p ar­ te del solar de las vecinas casas señoria­

??nta el cordón franciscano. E n el re-

les de los V a rg a s

cnadro h ay una hornacina con una es-

M endoza.

e H in ojosa

y

los

Finalm ente, la iglesia de San M iguel

rultura que representa el Santo de A sís, v a los lados sendos escudos, al iz-

y Santa Isabel pertenece al convento de

ruierdo el del Em perador, y al derecho

m onjas dom inicas que fu n d ó la Reina

d de la ciudad. E l co n ju n to aparece co-

Católica. E n el siglo X V I fué recons­

-onado

por

otro

recuadro

más

alto,

truido

su interior,

quedando

de una

del

bóveda de cañón y lunetos. A l lí fueron

Padre Eterno. E l interior se com pone

enterrados varios nobles tru jillan o s de

una nave con dos capillas, crucero

las fam ilias de los H orozcos, los Botes,

ronde está esculpida una im agen

v cabecera de tres lados, tod o en estilo

los A ltam iranos y los Meneses.

— 59 —


P L A S E N C I A

que supuso para la Reconquista el em ­

Ojeada retrospectiva

puje alm ohade, tras la derrota de A la reos, se trad ujo en la conquista de la

Desechando afirmaciones de algunos autores que, sin fundam ento, asignan

p laza p o r

a esta ciudad un origen m u y rem oto,

Y a cu b en 1 1 9 6 . P oco después, cuando

cabe asegurar que Plasencia fué fu n d a ­

aun no había transcurrido un bienio de

da p o r el gran m onarca castellano A l ­

su pérdida, A lfo n s o V I I I la reconquis­

fonso V I I I el año 1 1 7 8 , en lo que era

tó, reanudándose seguidamente la cons­

una aldea llam ada A m b r o z , ganada a

trucción de su sistema defensivo, m u y

los m oros, según P rivileg io o C arta de

im portante, com o p ron to verem os, que

P ob lación

confirm ado,

después, por A lfo n s o

casi X.

un

siglo

A pen as re­

ya h abía sido com enzada antes de caer

la

sino

L a historia de Plasencia es rica en

repoblarlo

y

acontecim ientos

de L eó n para

defenderlo

fro n terizo de Castil-la. A

com o

de notoriedad

pu nto

P la sen cia .— Una

en poder del alarbe.

conquistado aquel lugar, llegaron a él caballeros de B u rgos y

las huestes de Y u su f-b en -

im portantes, y

algunos

trascendencia en

las

determ inantes pretéritas de C a stilla y

los dos lus­

sum ari

m encionando los tancia con los mo al ser éstos descrit E l rey Juan II

de España. C iu dad

episcopal, a petición del m onarca, por

ejerció relevante papel en el devenir p a ­

de T r u jillo , mere

el

su

trio, y sus anales brindan, además, una

vocar, ya que los

prim er prelado don B ricio, datando de

serie de hechos de sum o interés que,

a reconocerlo com

entonces las nuevas mercedes concedi­

aunque

ello quiso compei

das a la m isma, y su escudo, con el

denom inar su historia interna, ponen

ñera, por lo que

lema Placeat D eus hom inibus. Pero el

de relieve la reciedumbre de carácter de

sencia con

gran, aunque poco duradero, retroceso

las nobles fam ilias que durante siglos

ocasionó tam bién

Clem ente

III,

siendo

(50

circunscritos

a la

que

fam osa,

una

Nc

tros fué erigida la naciente v illa en sede Pontífice

ínclita y

habitaron.

cabría

don Pedro de Zi

el

tít


conqu ista el emderrota de A la rconquista de la s de Y u su f-b en > después, cuando •rido un bienio de .'I II la reconquisidam ente la cons­

Plasencia.— Una de las antiguas puertas de la ciudad.

(D ib u jo de M. O u rv a n tzo ff.)

ta defensivo, m u y :n to veremos, que zada antes de caer

la

habitaron .

sino

una

No

cabe brind ar

sum aria

relación

de

aquí

los principales caballeros de la ciudad,

ellos,

que la abandonaron, yéndose a v iv ir a

Lasencia es rica en

m encionando los

de m ayor concom i­

otros lugares, originándose entonces la

jorrantes,

tancia con los m onum entos placentinos

inquina de la población hacia aquella

al ser éstos descritos.

fam ilia, contra la que, transcurrido a l­

algunos

ascendencia en las itis

de C astilla y

ínclita y

fam osa,

E l rey Juan II de C astilla agració a don Pedro de Z ú ñ ig a con el señorío

gún tiem po, llegaron a sublevarse, se­ gún verem os después.

el en el devenir pa-

de T r u jillo , merced que tu v o que re­

in d a n . además, una

vocar, y a que los tru jillan o s se negaron

castellano, a la muerte de Enrique I V ,

sum o interés que,

a reconocerlo com o señor, y en vista de

Plasencia ju g ó im portante papel, hasta

cabría

ello quiso com pensarle de alguna m a­

el extrem o de haberse celebrado allí el

rria interna, ponen

nera, por lo que en 14 4 2 le dió P la ­

casam iento de doña Juana la Beltraneja

imbre de carácter de

sencia con

E sto

con su tío, el rey lusitano A lfo n s o V .

gran disgusto entre

Este penetró en España por la enco-

s a la

que

que durante siglos

el

títu lo

ocasionó tam bién

de C onde.

E n la lucha por la sucesión del trono


m ienda de Piedrabuena, al frente de un

acom pañaba la nobleza que le era adic­

lucido ejército, en el que figuraba la

ta y un im portante ejército. T r a s cele­

m ayor parte de la nobleza del vecino

brar a llí un consejo de generales, m ar­

reino, llegando a Plasencia a finales de

chó en dirección a la p laza de A lc á n ­

m ayo de 1 4 7 5 , y el 30 se efectuaron

tara, donde se u n ió a su generalísim o,

a llí los concertados desposorios, siendo

el duque de B erw ick. E n 1 7 1 0 v o lv ió

aclam ada la ilustre pareja. A con tin u a­

dicho m onarca a visitar la ciudad.

ción,

doña Juana pu blicó su fam oso

Plasencia tuvo gran actuación en la

m anifiesto, en el que, a más de argu ­

guerra

m entar el que creía su derecho a la co­

habitantes sintieron desde el prim er m o ­

rona de C astilla y L eón , vertía acusa­

m ento la llam ada patriótica, traducida

de la Independencia,

pues sus

ciones escandalosas acerca de su filiación

en odio al invasor. P o r ello no sólo

y sobre la conducta de sus padres.

castigaron a los ind ivid uos tildados de

F am osa se h izo la sublevación de la

sim patizantes

con

los

franceses,

sino

ciudad contra los Z ú ñígas, señores de

que organizaron cuatro batallones para

la mism a, que tan decididos partidarios

oponerse decididamente al ejército del

habían sido de la Beltraneja. O tra fam i­

mariscal L eféb re en el paso del T ié ta r.

lia noble, los Carvajales, m al avenida

M as su noble empeño fué van o, pues

con

anim adver­

el gran m ilite nopaleónico atravesó el

sión de los placentinos y, de acuerdo

río al frente de 25.000 hom bres y en­

con el rey C a tólico, llevaron de Cáce­

tró en Plasencia el 29 de diciembre de

res un im portante refuerzo de hom bres

1808, donde encontró sólo a la redu­

de armas, prom ovien do la rebelión, cuyo

cida parte de la población que no h a ­

resultado fué expulsar a toda la fam ilia

bía p odid o abandonarla, la cual sufrió

condal, entregando al m onarca el d o ­

las depredaciones de aquel cau dillo y,

m inio de Plasencia. N o fué esta sola la

posteriorm ente,

asonada

durante

m ont, V íc to r y Sou lt, que a su paso

aquellos tiem pos de antagonism os y b a n ­

por la ciudad reprodujeron los saqueos

derías, que en ocasiones llegaron a co n ­

y crueldades.

aquélla,

fom entó

fam osa

habida

la

a llí

de

otros

com o

M ar-

vertirse en francas reyertas provocadas por la rivalidad de aquel-las nobles es­ tirpes que habitaban la ciudad,

Fortificaciones placentinas

tales

com o, a más de las dos ya mencionadas,

E l circuito m urado data de la época

las de los A lm a raz, los M o n ro y y los

a que nos

T o le d o .

ciudad, o sea finales del siglo X I I , si

referimos

fué

fundada

la

don

bien algún tiem po después debió de ser

Fernando el C atólico, con m otivo de

com pletado y reedificado. Se cree que

celebrarse a llí el casam iento de su nieta

originariam ente era

doña A n a de A rag ó n con el duque de

había

M edina Sidonia. O tro monarca que v i­

denotan los restos del prim er recinto

sitó la ciudad fué Felipe V , quien l-legó

todavía existentes ju n to al castillo o a l­

a Plasencia el 19 de m arzo de 17 0 4 , o

cázar. F orm a casi un rectángulo irre­

sea en plena

gular que se extiende de Este a Oeste,

En

1516

estuvo en Plasencia

guerra de Sucesión.

Le 62

dos líneas

doble,

de

o sea que

m urallas,

según



con la fortaleza en el sitio más elevado,

cázar propiam ente dicho, cu yo interior

el ángulo noroeste. Repartidas a lo lar­

es un inm enso p atio de 28 metros de

go del perím etro había setenta torres,

lado, con señales de haber tenido cua­

y

tro crujías y

ocho exclusivam ente en el alcázar,

otras tantas galerías de

tercio

dos pisos con colum natas y arcadas. L a

más altas que las cortinas. Semejante

m uralla del lado occidental se une con

en su estructura a la de A v ila , esta mu-

la general de la ciudad en ángulo recto

todas

ellas

semicilíndricas,

un

de sillarejos

y da frente, com o la puerta fortificada,

toscamente labrados, con algunos can­

a un gran espacio llam ado plaza de los

tos en los intersticios, unidos por m or­

Llanos. P o r el m ism o lado existía un

ral-la es de m am postería

tero de arena y cal. L a parte recons­

ancho foso, que debió de alimentarse

truida afecta a varías torres cuadradas,

del agua procedente de los aljibes m e­

al lado oriental, cerca del alcázar, y a

diante unos conductos tod avía aprecia-

varias puertas. Estas eran ocho, de las

bles en el m uro. Para la entrada hubo

que desaparecieron dos, la de San A n ­

puente

tón y la del S o l, quedando las deno­

sintetiza el pasado castrense placentino,

m inadas la B en oza n a , la de T r u jillo ,

fué habitada por el monarca fundador

levadizo.

Esta

fortaleza,

que

la de Talavera, la de Coria, el postigo

de la ciudad, A lfo n s o V I I I ; por Juan I,

de Salvador y el de Santa M aría o p u er­

que de ella p artió para conquistar P o r ­

ta Nueva. L as más im portantes son las

tugal, siendo vencido en A lju b a rro ta ;

tres primeras, m u y m odificadas. A sí, la

por Enrique I V , a quien en los ú lti­

Berrozana muestra la variación sufrida

mos años de su reinado le ofreció allí

por su dovelaje y enjutas cuando fué

hospitalidad

reconstruida en 1 5 7 1 , fecha que reza

don A lv a ro de Z ú ñ iga, conde de P la-

en una lápida; la de T r u jillo está m u y

sencia; por el lusitano A lfo n s o V , cuan­

desfigurada, pues desaparecieron de ella

do vin o a España a desposarse con doña

su

incondicional

adepto

los cubos flanqueantes y se la han ad o ­

Juana la Beltraneja, según ya dijim os,

sado edificaciones modernas,

y a conquistar la corona de C a s tilla ; por

y

la de

Talavera, aunque conserva los cubos,

Fernando

ha perdido m ucho de su p rim itivo ca­

por Felipe V .

el Católico,

y,

finalm ente,

rácter. E l alcázar, de planta cuadrada, tiene una

torre cilindrica

en

cada

Palacios y Casas Fuertes

ángulo,

excepto la del Sureste, y otra al m edio de cada lienzo, tres de ellas semicircu­

Plasencia tiene, entre sus m onum en­

lares, de las que aparece destruida la del

tos civiles, varios palacios señoriales o

Sur, y rectangular, saliente, la del Este.

casas fuertes de sum o interés histórico

E n el recinto exterior de referencia, al

y artístico, que vam os a describir aquí

lado de Poniente, o sea el que da a la

sumariamente.

ciudad, hállase, algo destruida, la puer­

L a más antigua de tales edificaciones

ta, flanqueada por dos torres, atrave­

es la llam ada Casa de M on roy o de las

sando la cual y el angosto paso, se llega

dos torres, fundada por el fam oso abad

a la entrada del segundo recinto o a l­

de'Santánder don Ñ u ñ o P érez de M o n -

— 65 —


ro y , consejero y secretario de doña M a ­

habían

buscado

refugio,

y

allí,

tras

de la derecha, una j y en el central la

ría de M o lin a , fallecido en 13 2 6 . Sé-

buscarlos y hallarlos, asaltó su m orada,

gún M élida, aunque h o y es una sola

cortándoles las cabezas, que llevó a d i­

pu nto,

casa, su fachada denota que origin aria­

cha

baquetón perfilando

mente fueron dos las que a llí hubo,

agravio, sobre las tum bas de sus hijos.

cada una con una torre, construidas con

ciudad,

colocándolas,

com o

des­

y

grandes

del cual aparece un

E l palacio de los A lm araz y Zúñiga,

queses de M irabel. I

poca diferencia de tiem po, en el ú ltim o

llam ado posteriorm ente de M irabel, por

se abren tres balcoi

tercio del siglo X I I I . L a fachada es de

haber pasado a ser propiedad del m ar­

antiguos escudos, y

piedra, de sillares pequeños, en hiladas

qués de dicho títu lo ,

es otro de los

rior los huecos en ar<

to ­

grandes edificios de este tip o con que

galería. E l lado izq u

rres, huecos y otros detalles de los si­

cuenta Plasencia, y , desde luego, el de

con ventanas m oden

glos X V

desiguales,

con m odificaciones

en

y X V I . L a puerta, que con ­

más im presionante m ole. Se h alla si­

línea oblicua hasta 1

serva su p rim itivo carácter, ofrece un

tuado enfrente del anterior, o de los

iglesia y convento d

arco rom ánico con archivoltas y co lu m ­

M o n ro y , enemigos de los A lm a ra z y

tiendo en él el bara

nas cuyos capiteles son un festón de

Z ú ñ iga, hasta tal p u n to que la fa n ta ­

laustrado del llamadc

Sobre el arco, en un cuadro,

sía p o p u lar tejió la leyenda de que la

A l penetrar por la

h a y un escudo L as torres son de planta

iglesia de San N icolás, existente entre

ve un pasadizo con j

rectangular, y la de la izquierda tiene

frutos.

am bos palacios, tu vo com o origen o f i ­

dos, y a la salida de

en el án gu lo un escudo partido. E n el

nalidad

que se vieran

rrespondiente parame

interior, que tam bién fué renovado, p ro ­

ambas fam ilias desde sus palacios res­

tico, h a y, sobre el are

bablem ente ya en el siglo X V I , existe

esencial evitar

pectivos, con lo que conseguiría p aliar­

una ventana plateres<

una interesante escalera con pétrea b a ­

se el odio que m utuam ente se profesa­

encima de ellas, ménsi

laustrada ; dos artesonados— uno en una

ban, desde que, en el siglo X I V , Blasco

teniendo la cornisa, q

de las torres y el otro en una sala—

y

G óm ez de A lm a ra z— a quien se a tri­

de los Z ú ñ ig a. E l gra

una gran chimenea con ménsulas y es­

buye la erección del palacio que descri­

de elegante traza clás

cudo por coronam iento. E s fam a que

bim os— fué m uerto por un M o n ro y y

ría del siglo X V I , del

en esta casa nacieron varios m iem bros

sus parciales, quien fué inm olado a su

varez, tiene galerías

de la estirpe de su fu n dador que con ­

vez,

colum nas toscanas en

tribuyeron a hacerla más ilustre, com o

h ijo de aquél. N o se sabe si por com pra

nicas en el superior, ]

los

de

o p o r herencia pasó este palacio a p o ­

p u n to con los escudo

M o n ro y , R o d rigo de M o n ro y y H er­

der de los Z ú ñ ig a, condes, y luego d u ­

Zú ñ iga, de fajas jal

nando el B ezu do, cuyas hazañas llenan

ques, de Plasencia. E sta fam ilia lo am ­

las enjutas, así •comí

brillantes páginas de los anales extre­

p lió y em belleció en el siglo X V , con ­

laustrados en la galeri

meños, y las ricas hem bras doña E n ­

virtiendo

quierdo del pasadizo

gracia, doña Estefanía y

doña M aría

fuerte, que fo rm ó parte de la obra de­

a un pequeño patio

de M o n ro y , estas dos últim as herm a­

fensiva de la ciudad, en m orada seño­

escarzanos, del que ai

nas.

la

rial. T a m b ién es este gran edificio, en

p o r la que se ascien

Brava, tu v o el rasgo de vengar la m uer­

paladines

D oña

Fernán

M aría,

R o d ríg u ez

sobrenom brada

transcurridos pocos años, p o r el

la

que

fué

prim itiva

casa

el sentir de M élida, resultado de la agre­

pensil, que es una es\

te alevosa de sus dos h ijo s, llevada a

gación de dos casas, pues cabe advertir

plan ta irregular con a

cabo en aquel período de los bandos

en él construcciones hasta de tres épo­

de sus lados, galerías

por los caballeros M an za n o , de Sala­

cas, cu yo co n ju n to tu v o una torre en

lum natas jónicas de

manca, para lo cual m archó con sus v a ­

cada uno de sus cuatro extrem os. L a

en el lad o oriental, un

sallos a P o rtu g a l, donde los hom icidas

fachada principal cuenta, en el cuerpo

co corrido de azulejí

66 -


¿o.

y

a llí,

tras

t&altó su inorada, i. que llevó a di-

c 'í s ,

com o

des-

. n w a z y Z ú ñ ig a ,

2 de M irabel, por repodad del mar. es otro de los este tip o con que desee luego, el de noie. Se h alla siin te ¿ o r, o de los ie los A lm a ra z y m to que la fantaieyenda de que la las, existente entre > com o origen o f i ­ que se vieran

le sus palacios res: conseguiría paliaruamente se profesai siglo X I V , Blasco i— a quien se atril palacio que descrii por un M o n ro y y fué inm olad o a su pocos años, p o r el ¡e sabe si p o r com pra ó este palacio a pocondes, y luego duE sta fam ilia lo am ­ en el siglo X V , confué

p rim itiva

randal de los huecos recayentes a la es­

y en el central la portada, de m edio

calera y algu n o del m uro oriental se

pu n to , y

colocaron esculturas y aras con inscrip­

grandes dovelas, con ligero

baquetón perfilan do el hueco, encima

ib as de sus hijos.

liar

de la derecha, una gran torre cuadrada,

casa

parte de la obra delad, en m orada señoeste gran edificio, en i, resultado de la agreas, pues cabe advertir íes hasta de tres époto tu v o una torre en cuatro extrem os. L a cuenta, en el cuerpo

del cual aparece un escudo de los m ar­

ciones rom anas, procedentes de M érida/’sjsuoTE y algún otro lugar, así com o u n bust< CfKTRAi

queses de M irabel. E n el piso principal

del em perador C arlos V , esculpido en

se abren tres balcones, m odernos, con

m árm ol, obra, tal v e z de algu no de los

antiguos escudos, y en la parte supe­

L eon i, que representa al César con ar­

rior los huecos en arco escarzano de una

m adura, tod o lo cual, unido a las p la n ­

galería. E l lado izqu ierdo de la fachada,

tas de jardinería, hicieron otrora de este

con ventanas m odernas, se p rolo n ga en

recinto un lugar de apacible retiro p ro ­

línea oblicua hasta unirse a la frontera

picio a la elevada añoranza y al culto

iglesia y convento de D om inicos, exis­

reverencioso a l A rte, debido, prob able­

tiendo en él el barandal o pretil ab a­

mente, a don Fadrique de Z ú ñ ig a en

laustrado del llam ado pensil de M irabel.

15 5 0 , a ju z g a r por la inscripción que

A l penetrar por la puerta principal se

se lee sobre la ventana a que nos refe­

ve un pasadizo con puertas a am bos la ­

rim os, situada encima de la salida del

dos, y a la salida del m ism o, en el co­

pasadizo, y en lo que se refiere estric­

rrespondiente param ento, el más artís­

tam ente al busto del Em perador, hom e­

tico, h a y, sobre el arco de m edio p u n to,

naje del que fué su am igo y em baja­

una ventana plateresca con colum nas y,

dor, D . L u is de A v ila , quien, casado

encim a de ellas, ménsulas con figuras sos­

con la marquesa de M irabel, se retiró

teniendo la cornisa, que corona el escudo

a v iv ir en este palacio. Posteriorm ente,

de los Z ú ñ ig a. E l gran patío, cuadrado,

el pensil cayó en el abandono y hasta

de elegante traza clásica, obra de cante­

en la profanación, pues fué desfigurado

ría del siglo X V I , debida al maestro A l-

al tabicarse los arcos, dejando ocultos

varez, tiene galerías de dos pisos, con

los bustos y aras rom anos. Finalm ente,

colum nas toscanas en el inferior y j ó ­

la parte opuesta a la fachada principal,

nicas en el superior, y arcadas de m edio

que es la que cae a la m uralla y co n ­

p u n to con los escudos coronados de los

fiere a este edificio verdadero carácter

Z ú ñ ig a, de fajas jaleadas y banda en

castrense, ofrece una especie de p laza de

las enjutas, así com o antepechos aba­

armas ante el palacio, que tiene a llí su

laustrados en la galería alta. A l lado i z ­

portada

quierdo del pasadizo se h alla la entrada

con arco apuntado de dovelas lisas y

a un pequeño p atio gótico, con arcos

un festón ornam entado enmarcado por

más antigua, del siglo X I V ,

escarzanos, del que arranca una escalera

un arrabáa dentro del cual h a y dos es­

por la que se asciende al m encionado

cudos. E l m uro, de sillería, está co ro ­

pensil, que es una especie de terraza de

nado por un m atacán corrido.

planta irregular con arquerías y , en tres

Casa gótica o del D r.

T r u jitlo .—

de sus lados, galerías cubiertas con co ­

Esta otra gran casa fuerte placentina,

lum natas jónicas de piedra, así com o,

perteneciente a los Carvajales, condes

en el lado oriental, u n zó calo y un b a n ­

de T o rre jó n , que data de finales del

co corrido de azulejería. Sobre el b a ­

siglo X I V o com ienzos del X V , ofre-

67

cacerís

VEX


i

ce com o parte más característica la torre

y luego a la de los Z ú ñ iga. C o n stitu ye

cuadrada, de sillería, situada en la es­

a m odo de una torre cuadrada, de si­

quina que form an dos calles, cuya cor­

llería, que denota ser resto de un edi­

nisa afecta la form a de u n festón per­

ficio m ayor, del siglo X V I . Su puerta

lado sobre canecillos.

T ien e ventanas

es adintelada, con dos colum nas tosca­

que acusan cuatro pisos, góticas, de gran

nas, y el balcón se h alla flanqueado por

diversidad de factura, pues m ientras las

dos pilastras del m ism o

del ú ltim o piso son gemelas o ajime-

cu yo entablam ento se alza, entre dos

zadas, de arcos lobulados, h ay otras en

pirám ides,

arco conopial y una con archivolta per­

dos ventanas, el escudo nobiliario. E n ­

lada. L a fachada que arranca de la to ­

cim a de la cornisa del edificio h a y un

rre, sin duda posterior, a más de ve n ­

coronam iento de antepecho con pirám i­

tanas góticas pequeñas tiene, en la p ar­

des herrerianas. Casa

te alta, una galería form ada por arcos

de

orden,

sobre

que hacen de acroteras,

y

Infantes.— T ie n e de n o ta ­

escarzanos sobre colum nas tam bién g ó ­

ble su fachada de tres cuerpos, obra del

ticas.

siglo X V I , el inferior de sillería a lm o ­

Casa del D eán.— C o n tigu a a la a n ­

hadillada, incluso las largas dovelas de

terior, con vuelta a la plaza por donde

la puerta en arco de m edio p u n to ; el

da frente a la C atedral, este gran p a ­

segundo, con delgadas colum nas, y el

lacio de sillería es así denom inado p o r­

tercero con largas dovelas, para el sos­

que lo h a b ilitó un m iem bro de la n o ­

tén de la cornisa.

ble

fam ilia

de los

Casa A yu nta m iento. — Está situada

Paniagua— la más

antigua de la ciudad— , que tu v o tal

en la P la za M a y o r y

constituye una

dignidad catedralicia. L o levantaron en

edificación de tip o fortaleza, según de­

el siglo X V I I

los condes de H orna-

notan sus dos torres cuadradas, de s i­

chuelos, títu lo concedido por Felipe I V

llería, cosa explicable dado lo frecuen­

a la fam ilia de referencia, a quienes en

tes que eran las asonadas prom ovidas

1691

o torgó C arlos II el m arquesado

hace siglos por los levantiscos h a b ita n ­

de Santa C r u z de Paniagua. C a u tiv a su

tes de la ciudad. Se reedificó de 1 5 1 7

severa traza clásica, de tres pisos, con

a 15 2 3 , y a com ienzos del siglo X V I I I

escudos heráldicos en las cartelas. L a

su frió im portante m odificación. L a fa ­

puerta

colum nas

chada principal tiene tres arcos de so­

toscanas, y tiene entablam ento que sus­

portales, y sobre ellos tantos huecos con

tenta un gran balcón. Pero éste es me­

balcón corrido y fro n tón de ondulado

nos interesante que el de la esquina, en

perfil. L a torre de la izquierda alberga

arco, encuadrado por entablam ento y

el reloj, cuya cam pana se h alla dentro

un par de colum nas corintias a cada

de un templete cuadrado con cuatro co­

lado,

lum nas jón icas y chapitel piram idal, y

está flanqueada

teniendo

por

por

coronam iento,

en

una gran cartela, el escudo nobiliario,

la de la derecha un pináculo floren zad o

tod o lo cual form a un co n ju n to su n­

gótico p o r coronam iento. L a pétrea es­

tuoso y bellísim o.

calera, que se acusa al exterior, es obra

Casa de los G rijalba.— Esta casa per­

más antigua. E n el zagu án h a y un gran

teneció a la fam ilia de dicho apellido,

escudo real, esculpido en granito, con

— 68 —






lápida alusiva. E n el resto del interior

el resto de la obra vieja, que denota el

existen, com o cosas más notables, el te­

estilo o jiv a l del siglo X I V . E l prim er

cho antiguo de viguería y alfarje de un

dato cierto es que en

salón, y en o tro una bella puerta de

edificación el m aestro Juan Francés. E n

13 8 9 dirigía la

piedra, coronada p o r el escudo de la

los años 1 4 1 6

ciudad, con inscripción alusiva a la fe­

el C lau stro, y en 26 de m arzo de este

cha en que fué labrada, 15 6 9 .

ú ltim o año m encionado, se term inó de

Palacio Episcopal. — Es reconstruc­ ción del antiguo,

que databa

a 14 3 8 fué levantado

erigir el tem plo viejo , siendo obispo

del si­

don G o n za lo de Santa M aría. A lgu n o s

g lo X V , hecha en el X V I I I por el pre­

lustros después, pareciendo pequeña la

lado F r. Francisco L aso de la V eg a , y

C atedral, se pensó en hacer otra m ayor,

C ó rd o va . T ie n e herm osa fachada de si­

destruyendo la prim itiva. L a nueva se

llería, con balcón de ángulo.

com enzó en 14 9 8 , por el obispo don

O tras edificaciones notables, de A r ­

Gutierre de T o le d o , quien encargó de

quitectura civil, existentes en Plasencia,

la dirección de la obra al m aestro Juan

acerca de las que no cabe aquí sino la

de A la v a , luego sucedido p o r Francis­

sim ple m ención, son: la llam ada Casa

co de C o lo n ia , A lo n so de C ovarrubias,

de las A rgollas, que antiguam ente d is­

D iego de Siloé y R o d rigo G il de H on -

frutaba del derecho de asilo; la Casa

tañón, que fué quien la term inó. D e la

de los Cámara; la Casa de los T o led o ;

Catedral vieja no llegó a u tilizarse para

el H ospital, fu n dado por el abad Pérez

hacer la nueva sino la cabecera y

de M o n ro y durante el reinado de F er­

crucero, quedando, p o r ende, lo restan­

nando I V ; la antigua Cárcel; la A lb ó n ­

te de la mism a, inclu ido el C lau stro, la

diga, antes denom inada P alacio del B e ­

Sala C a p itu la r y la torre situada aún

r ro c a l; los tres puentes sobre el río Jer-

más al Este de dicha sala, cerca de la

te, llam ados de San Lázaro, N u evo y

cabecera del tem plo nuevo, próxim a a

de T r u jillo , y, finalm ente, el antiguo Acueducto. <:A , L a Catedral y otros tem plos

1

el

la m uralla. D em os algunos detalles de estas partes. Esa m itad subsistente de la prim itiva iglesia, que h o y constituye

la p a rro ­

quia de Santa M aría, tiene la fachada

de estilo rom ánico, en la cual se halla

L a prim itiva Catedral placentina fué

la llam ada Puerta del Perdón, de m e­

edificada en la parte alta de la ciudad,

dio pu n to , con archivoltas baquetona-

cerca del A lcá za r, y aunque no consta

das sobre colu m nillas de sencillos ca­

en docum entos, la fecha en que com en­

piteles. E ncim a h a y un nicho con dos

zaron las obras, se cree que sería a me­

estatuas de la V irg e n y el A n g el, y so ­

diados del siglo X I I I . a ju z g a r por el

bre

estilo rom ánico de su parte más a n ti­

otras dos esculturas que representan a

el

rosetón,

en

ménsulas,

existen

gua, com o son la capilla de San P a ­

la V irg e n con el N iñ o y a un personaje

b lo , h o y Sacristía, y la portada de P o ­

arrodillado,

niente. L uego se debió de hacer la t o ­

so V I I I . A los lados de los estribos, en

rre, ya del gótico prim ario, y después

los lienzos de las naves laterales, h a y

— 73 —

4

que

se

cree

sea

A lf o n ­


ventanitas de m edio p u n to y cornisas

de p lan ta cuadrada en la zon a inferior

en vertientes. E n ángulo con esta fa ­

y

octógona en la siguiente, separadas

cuerpos de ]

chada, a la derecha, h ay un m uro y

ambas p o r cuatro arcos apuntados so ­

y u n o pilas

puerta que da paso a un patio que co­

bre ménsulas. Encim a del octógono se

adornadas c<

m unica con el Claustro.

eleva una bella linterna con esbeltos ar­

nicos, ofrecií

E l interior consta de tres naves de

cos apuntados, que corona una p irá ­

lija labor y

a cuatro tram os, con pilares esquinados

mide de dieciséis lades. cubierta de es­

las y doselet<

de colum nillas adosadas, cuyos capite­

camas de piedra y festones florenzados

a colocarse 1

les son de im aginería y hojarasca: arcos

en las aristas, sirviendo de remate una

se la portada

apuntados y bóvedas de crucería con

bo la gallonada. Esta cubierta, com ple­

tonada en el

arcos secundarios en la nave central y

m entada con cuatrc torrecillas cilin d ri­

paño en el

sencillos en las laterales. L as naves de

cas adornadas de arquerías baquetona-

los lados, casi de la m ism a altura que

das y con sendos casquetes cónicos, tie­

y m edallones cer cuerpo ha

la central, tienen ventanas de bella crucería, cegadas por las construccio­

ne bastante sem ejanza con otras cú p u ­

de m edio pun

las famosas en que se m anifiesta la in ­

tanal igualm

nes adosadas. L as claves de las b ó ve­

fluencia oriental, com o son la T o rre

colum nas figi

das muestran pasajes bíblicos y figuras

del G a llo, de la catedral vieja de S a ­

el m edio otro

sim bólicas, y en la plem entería h a y f i ­

lam anca, y las de la catedral de Z a m o ­

Padre Eterno, ju n to exterior

los que se

guras de relieve que representan ánge­

ra y la colegiata de T o r o . Finalm ente,

les y una gran variedad de personajes.

la torre antigua, de planta cuadrada y

m eridional, la

U n m uro separa esta iglesia de la C a te ­

toda ella edificada de sillería, está com ­

las balaustrad

dral nueva, edificada, com o ya se d ijo,

puesta de cuatro cuerpos separados por

ronan. P o r

sobre lo que es la m itad que en la vieja

m olduras, abriéndose en sus lados ven ­

misma nave s.

falta. E l C lau stro, de estilo gótico con

tanas de arco apuntado con archivoltas

del enlosado, ]

reminiscencias rom ánicas, tiene planta

sobre colum nas que term inan en capi­

existente sobre

cuadrada algo

sus ángulos aparecen ligeramente o b tu ­

teles de hojas. L a Catedral nueva, adosada o y u x t a ­

dos cuerpos: <

sos y desiguales los lados y tram os, en

puesta, com o se ha dicho, a la vieja,

la puerta, en <

cuyas bóvedas tam bién se advierte d i­

algunas de cuyas dependencias la com ­

ferenciación, com o consecuencia de h a ­

plem entan, consta de cabecera, crucero

bre ménsulas, dro y San Pab

ber

a cada lado, i

irregular, pues dos de

el

bién de estilo

mismos

y arranque de tres naves con un solo

años, o bien por haber sufrido refor­

tram o de bóveda, por donde la central

estriados, ron <

m a algunas de ellas. L o s arcos, con co­

queda cortada por el m uro que estable­

entablam ento o flam eros p o r a;

sido

construidas

en

los

lum nas adosadas, tienen capiteles his­

ce la separación con el tem plo viejo. L a

toriados, de una gran variedad y belleza

fachada principal, que es la que corres­

períor, consiste

ornam ental.

del

ponde al hastial del crucero del lado de

abalaustradas, c

C lau stro se h alla una bella fuente gó­

la E pístola, tiene una fastuosa labor,

friso historiado,

tica con el escudo del obispo don G u ­

atribuida a G il de H on tañ ón , pero que

arcada ciega co

tierre de C a rv a ja l. L a Sala C ap itu lar,

no faltan

les, y en medie

después C a p illa de San P ab lo , aneja al

com o obra de A la v a . D e estilo p late­

C lau stro, p o r donde tiene su entrada

resco decadente, cubre con cuatro cuer­

blam ento con si

— m ediante portada de tres arcos apu n­

pos su gran elevación, y se desarrolla

en los intercolu

tados, el central con archivoltas— , es

entre dos robustos estribos cuadrados, a

rior h a y ménsu

En

m edio díel patio

críticos

que

la

conceptúen

drada asim ism o


i zo n a inferior

los que se extiende la ornam entación;

estatuas, y encima los escudos de C a r ­

mte, separadas

cuerpos de los que tres llevan colum nas

los I y de C a rv a ja l. E l interior, de tr i­

apuntados so-

y u n o pilastras colocadas en ángulo y

ple ábside a la cabecera, es de gran a m ­

el octógono se

adornadas con grutescos y capiteles j ó ­

p litu d y notable por la gallardía de los

:on esbeltos ar-

nicos, ofreciendo los entablam entos p ro ­

elevadísím os pilares. E stos, que se abren

ona una pirá-

lija labor y los intercolum nios m énsu­

arriba form ando las bóvedas, m u y com ­

cubierta de es-

las y doseletes sobre los que no llegaron

plicadas, tienen in fin id ad de m olduras

nes floren zad os

a colocarse las figuras. E n m edio ábre­

y carecen de capiteles, A la altura del

de remate una

se la portada, con arco y bóveda, case-

arranque de los arcos corre un ándito,

bierta, comple-

tonada en el segundo cuerpo, con tím ­

a m od o de trifo rio , de labor plateresca,

recillas cilíndri-

pano en el entablam ento del prim ero

bajo el cual h a y un friso con bustos en

rías baquetona -

y m edallones en las enjutas. E n el ter­

m edallones. E n la nave del E van gelio

tes cónicos, rie­

cer cuerpo h a y otro hueco ciego, un arco

existe una puerta que com unica con el

ron otras cúpu-

de m edio pu n to, y en el ú ltim o u n ven ­

C lau stro, y en la de la E p ísto la dos,

lan ifiesta la in-

tanal igualm ente perfilado.

- son la T o rre

colum nas figuran dos frontones, y en

cristía y a la salida del enlosado exte­

al vieja de Sa-

el m edio otro m ayor con la im agen del

rior, a que antes nos referimos. N o cabe

:cdral de Z am o-

Padre Eterno. C om p letan el vistoso con­

describir aquí las obras de arte que ate­

:ro. Finalm ente,

ju n to exterior del edificio, por el lado

sora esta basílica: el retablo m ayor, de­

m ta cuadrada y

m eridional, las ventanas, los escudos y

b id o a G regorio Fernández; la gran si­

lleria, está com -

las balaustradas y cresterías que lo co ­

llería del C o ro , tallada p o r el maestro

>s separados por

ronan. P o r

de la

R o d rig o A lem án ; la reja, labrada por

sus lados veni con archivoltas

m ism a nave se abre la llam ada Puerta

C elm a; los sepulcros, imágenes, p in tu ­

del enlosado, porque

ras, alhajas, ropas, etc.

rminan en capi-

existente sobre la antigua m uralla, tam ­

L o s demás tem plos que, con la C a ­

bién de estilo plateresco, compuesta de

tedral, integran la arquitectura cristia­

el lado

Sobre

m eridional da

a la

las

m agníficas, correspondientes

terraza

a la S a ­

idosada o y u x ta -

dos cuerpos: el inferior, form ado por

na placentina, son: San N icolás, de es­

cbo, a la vieja,

la puerta, en cuyas jam bas se ven, so­

tilo gótico con restos del rom ánico, cuya

idencias la com-

bre ménsulas, las estatuas de San P e ­

ancha nave tiene techum bre de madera

cabecera, crucero

dro y San P ab lo , y sobre doble zócalo,

artesonada, y en la que figura la capi­

ves con un solo

a cada lado, dos colum nas de fustes

lla de don P edro de C a rv a ja l, obispo

donde la central

estriados, con capiteles jónicos, mas el

de C oria, a llí enterrado en espléndido

lu ro que estable -

entablam ento con círculos en el friso y

m ausoleo; la de San Pedro, la más an ­

tem plo viejo. L a

flam eros por acroteras, y el cuerpo su ­

tigua, rom ánica, con ábside semicircu­

es la que corres-

perior, consistente

lar y nave de m ayo r anchura que la

en

dos

colum nas

acero del lado de

abalaustradas, con su entablam ento de

capilla m ayor,

i fastuosa labor,

friso historiado, encuadrando toda una

de madera artesonada; la de San M ar­

ntañón, pero que

arcada ciega con pilastras ornam enta­

tín, gótica con reminiscencias rom áni­

e

conceptúen

les, y en m edio una ventanita, encua­

cas, cuya plan ta, cuadrada, consta de

D e estilo plate-

drada asim ism o por colum nitas y enta­

tres naves, siendo de m encionar en ella

con cuatro cuer-

blam ento con su ático. A

el gran retablo

, y se desarrolla

en los intercolum nios del cuerpo in fe ­

con

ibos cuadrados, a

rior h a y ménsulas y doseletes, sin las

del Salvador, originariam ente rom ánica,

la

los lados y

75

pinturas

tam bién de techum bre

de la capilla

del

m ayor,

d ivin o M orales;

la


m u y desfigurada en algunas de sus par­ tes esenciales;

la de Santa A n a , que

tem plo es una gran construcción o jiv a l, con m agnífica portada,

y

el cenobio

perteneció al convento de Jesuítas, de

tiene un herm oso claustro y una esplén­

grandes

dida escalera, existiendo en él un bello

proporciones

y

con

notable

portada, y , finalm ente, la de Nuestra

friso de azu lejos de T a la v era . F in a l­

Señora de la Salud. O tro s edificios re­

mente, la iglesia del convento de Fran­

ligiosos notables son la iglesia de San

ciscanas de San Ild efonso, fun dado por

V icente, del antiguo convento de D o ­

el fam oso m ilite coronel V illa lb a a f i ­

m inicos, fun dado en 14 6 4 por los co n ­

nales del siglo X V I , el cual está a llí

des

enterrado en suntuoso túm ulo.

de

Plasencia,

a llí

enterrados;

el

— 76 —


icción o jiv a l, r el cenobio f una esplén1 él un bello avera. F inalu t o de Fcanfu n dado por V illa lb a a ficual está a llí n u lo .

Plasencia.— P alacio d el M arqués de M irabel.

— 77 —

(D ib u jo de M. O u rv an tzo ff.)


C O R I A

Síntesis de su pasado

W eid el F a tim i com o los prim eros d i­ sidentes que se apoderaron de la ciu ­

P ob lación m u y antigua del O cciden­

dad, en los años 75 8 a 78 6 , resistien­

te peninsular, asentada en una colina,

do a llí contra el prim er A bderram án.

a la m argen derecha del río A la g ó n ,

E n el siglo siguiente (año 8 5 4 ) el cau­

constituía

d illo

ya

en

tiempos

celtibéricos

Z eid -b en -C asim

se

apoderó

de

una típica citania de los vettones lla ­

C o ria, m anteniéndose a llí com o reye­

mada Cauda. E n sus cercanías acampó

zu elo de un pequeño estado, hasta que

V iria to , cuando se opuso a la invasión

el m onarca asturiano O rd o ñ o I, en el

rom ana,

y,

conquistado

el

país

año 860, penetró en ella, si bien al año

por

R om a, fig u ró com o una de las ciuda­

siguiente

des estipendiarías de la L usitan ia, n o m ­

h ijo de Zeid. O tra vez v o lv ió a poder

la

reconquistó

A l-M o n d h ir,

brada Caurium , a la cual se refirieron

de los cristianos, quienes de nuevo la

P lin io y T o lo m e o . D e su im portancia

perdieron, tras el asedio de veinte días

entonces alcanzada dan idea no sólo el

de las tropas de A lm a n zo r, cuando éste

origen

de sus fortificaciones,

m archaba hacia Galicia. V a n o s fueron

sino los num erosos restos de la época

los intentos de apoderarse de ella lle­

hoy

vados a cabo p o r A lfo n s o III, pese a

rom ano

conservados:

acueducto,

inscrip­

ciones, relieves, lápidas, cipos, etc. B a jo

que

la dom inación visigoda fué erigida en

m agníficas defensas; pero A lfo n s o V I

sede

prela­

la rescató en 1 0 7 7 , aunque tam bién la

dos figura nom brado en las actas de

perdió cuatro años después. T r a s la b a ­

los prim eros concilios toledanos. P o r

talla

entonces— segunda m itad del siglo V I —

retroceso en la reconquista de la región,

episcopal,

uno

de

cuyos

llegara

a

incendiarla,

dadas

sus

de Zalaca, que supuso un gran

se enseñoreó de ella el caudillo suevo

adueñáronse de C o ria

M iro o M iró n , rival del rey L eo v ig il-

nos el 1 1 0 5 , conservándola hasta 1 1 2 3 ,

do. E n la época m usulm ana m antuvo

en que fué ocupada p o r A lfo n s o V I I ,

su im portancia, y p ron to fig u ró com o

quien nuevam ente la perdió en

uno de los centros de rebeldía contra

E n 1 1 3 7 fué la p laza cercada por d i­

los califas cordobeses. V a rio s autores

cho m onarca; pero entre las bajas que

citan a C h a k y a y a S o fian -b en -A b d u l

entonces le hicieron los sitiados figuró 79

los m ahom eta­

112 9 .


la del conde R o d rig o M artín ez Osso-

A lju b a rro ta , Juan I de P ortu gal sitió la

rio, y ello le m ovió a levantar el ase­

p laza con un gran ejército, pero no lo ­

dio en 1 1 3 8 . N uevam ente se decide a

gró apoderarse de ella, dado el valor

atacarla

que em ­

de sus defensores y la fortaleza de sus

plear torres de madera para com batir

baluartes. C o ria sufrió nuevos y g ra n ­

a los sitiados, quienes, después de dos

des asedios en el siglo siguiente, con

en

114 2,

teniendo

meses, se rindieron por ham bre.

m otivo

de las disensiones habidas en

A lfo n s o V I I cuidó de reconstruirla

la O rden de A lcántara, según ya refe­

con presteza y reinstalar en ella la sede

rim os al ocuparnos de Cáceres, siendo

episcopal, cuyos prelados durante tanto

m em orable la defensa que de la p laza

tiem po habían tenido que v iv ir en tie­

h izo el C lavero de aquélla, don A lo n ­

rras asturianas y

so de M o n ro y , que h abía conseguido

con

caballeros

leonesas. Repoblada

cristianos,

el

m onarca

apoderarse de la misma. D urante aque­

les d ió u n Fuero sim ilar al de L eón,

llas banderías, el infan te don A lfo n s o ,

y en lo tocante a los obispos, les au ­

que quería subir al trono de C astilla

to rizó para cobrar m on tazgos por los

ocupado p o r su herm ano E nrique I V ,

ganados, a fin de arbitrar recursos con

creó el condado de C o ria a favo r de

que edificar la Catedral. E n 1 2 1 3 pasó

don Gutierre de Solís. herm ano de don

p o r C oria A lfo n s o IX , en ruta para la

G óm ez,

conquista de A lcántara. A l fallecer este

que pasó luego a don García A lv a re z

m onarca, en 12 3 0 , el M aestre de A l ­

de T o le d o , conde de A lb a de T o rm es,

cántara logró que C o ria se pron u ncia­

a quien el rey trocó este ú ltim o por el

ra por las infantas doña Sancha y doña

de duque. C o n ocasión de las C o m u n i­

M aestre de A lcántara,

títu lo

D u lce; pero Fernando III, en u n ió n de

dades

su madre, doña Berenguela, supo de­

parte de los rebeldes. E n el siglo si­

fender el derecho que asistía al joven

guiente, al encenderse la guerra de la

m onarca, reduciendo a los discordantes,

independencia

con lo que aquél m an tuvo la unidad

p o r el ejército lusitano, que no consi­

de C astilla,

C o ria

portuguesa,

se puso

fué

de

sitiada

del R eino. E n la época de Sancho I V el

guió tom arla. Ehirante la guerra de S u ­

Bravo, C o ria

cesión

su frió

las consecuencias

la ocupó

el general portugués

de las discordias entonces prom ovidas

M arqués de las M inas, de ju n io a agos­

por

to de 170 6 . Y

los

infantes

don

Pedro

y

don

en la de la Indepen­

Ju an , tíos del m onarca. A l m orir éste,

dencia estuvo en ella M ortier, general

el segundo de dichos infantes, que con

de N apoleón.

su traidora conducta ocasionó el sitio de T a r ifa , donde se in m o rtalizó G u zm án el B u en o, consiguió

arrastrar

a

C o ria al partido que se oponía al le­

L as Fortificaciones, M urallas, Puertas y C astillo

gítim o derecho del rey niñ o, F ernan­ do I V , a ceñir la corona, llegando a

Es perfectam ente conocido lo que fué

ofrecer la p laza al m onarca lusitano si

el recinto m urado cauriense, ejem plar n otabilísim o en su clase, pese no sólo

le ayudaba en su rebeldía. E n 13 8 6 , tras la funesta jornada de — 80

a las reconstrucciones de que fué o b ­






y

torres flanqueantes desaparecieron, tie­

aun en el X V I , sino a las posteriores

ne una anchura de 3 ,50 metros y sus

obras pegadizas que p o r dentro y por

arcos enfilados en una lo n gitu d de 3 ,9 5 .

jeto

durante los

siglos

medievales,

fuera del recinto ocultan y desfiguran

E l p rim itivo castillo de C oria, aquel

la m uralla, originariam ente rom ana. Su

"de m ucha fortaleza, tal, que excede a

traza constituye un exágono irregular,

los más fuertes castillos” a que se re­

con robustas torres salientes, cuadradas,

fería el ú ltim o rey m oro de B a d a jo z,

cuya anchura varía entre 4 ,7 0 y 5,80

Ornar A l-M o ta w a k k ild , en carta al em ­

m etros, salientes de 2 ,3 5

a 2,90 m e­

perador alm oravide Y u s u f-b e n -T a x fin ,

tros, situadas a trechos de cortina que

lam entándose de su pérdida, al ser t o ­

miden de 8,60 a 12 metros, teniendo

m ado por A lfo n s o V I de C astilla en

el perím etro un desarrollo de más de

1 0 7 7 ; aquella antigua y célebre fo r ta ­

4 50

leza, decimos, que era com o centro de

metros. E l espesor del m uro es,

por térm ino m edio, de 3,80 metros, y,

la población, debió de ser dem olida, tal

según se advierte en los trozos no re­

vez antes de fin alizar la Edad M edia,

construidos,

aparejo

pues de ella no quedan señales ni otros

regular, bien hecho y con un zócalo

datos concretos. E l castillo que ha lle­

visible en algunas zonas. H abía cinco

gado a nuestros días es el que se cree

puertas, de las que se conservan cuatro,

edificó el conde de C oria, don Gutierre

pues la otra, orientada al N orte, debió

de Solís, en la segunda m itad del si­

de desaparecer, sustituida por un p o s­

g lo X V , según denota su típica fisono­

tigo. L a más notable es la de San P e­

m ía, propia de las fortalezas cristianas

la

sillería

es de

dro, orientada al Sur, que flanquean

de aquella época. E stá situado al S u r­

dos torres, la cual tiene 3 ,70

este

metros

de

la

población,

com o

baluarte

de lu z, con dos arcos distanciados por

avanzad o del recinto de las m urallas.

un

el

D e plan ta pentagonal, que puede re­

sobre

ducirse a un cuadrado con la adición

eHa se haya construido un habitáculo,

p o r u no de sus lados de un triá n g u lo

tram o

paso,

de bóveda

siendo

de

que

lam entar

enfilan que

así com o que los param entos de las to ­

cuyo vértice sobresale del recinto de las

rres

m urallas, tiene uno de ellos ach aflan a­

estén

perforados

con

puertas

y al

do para dar cabida a la escalera in te­

denom inada así p o r la advoca­

rior, ju n to a la que existe una puerta

ción de una V irg e n cuya im agen se h a ­

antigua, cegada. E n m edio de cada uno

ventanas. Este,

La

puerta

de

la G uía,

lla colocada en una hornacina sobre la

de los cinco lienzos, en la parte alta,

parte exterior de la puerta, es de disp o­

h a y una garita o torrecilla semicilín-

sición idéntica a la anterior, con cuatro

drica

sobre repisa en

espiral, por

la

m etros de separación entre las torres y

cual, y prolongada por los lienzos, co ­

una distancia entre los dos arcos enfi­

rre una cornisa de arquillos sobre canes

lados de 5 ,50 metros. L a del R o llo , al

con bolas en ellos. T o d o él está edifi­

Sureste, tam bién flanqueada de torres

cado de sillería y tiene restaurado el a l­

y con el arco desfigurado y adornado

menaje. Su puerta de entrada da a una

con blasones en el siglo X V I I . Y , f i ­

cámara baja, desde la que se pasa a

nalm ente, la del S o l, al Oeste, cuyas

otra deteriorada. P o r la escalera se as­


to de qta ciende al espacioso salón principal, cu­

guos que del m onum ento tenemos son

bierto por fuerte bóveda gótica de cru ­

del siguiente, el X I V , a finales del cual

cería, que conserva una gran chimenea

debía de estar hecha la cabecera, pues

y

en una de las sil-las del coro consta la

mechinales para la

galería corrida,

fecha de

desde la que se sube a la terraza.

13 8 9 . E n

14 5 3

viese subí do e n vi acaso seb del siglo

tod avía no

de Barro!

estaba term inada, a ju z g a r por un p er­

m ó en u n

miso concedido para recoger lim osnas

iglesia coi

con destino a las obras. C u a tro lustros Edificios C iviles y Religiosos

después se hallaba dependencia

cuya

hecho

una cabez

el claustro,

edificación

era

único en

cos­

que

tum bre llevar a cabo en las catedrales

M as he

cuenta C o ria son el an tigu o palacio del duque de A lb a y la Catedral.

después del cuerpo principal, pero que

la insegur

en este caso con stitu yó excepción, ya

años desp

E l prim ero fué una m ansión fo r ti­

que la nave tod avía estaba inconclusa.

lo que ftu

ficada, carácter que, aunque m u y alte­

M as entonces sucedió que el C a b ild o ,

la varios

rado por

las posteriores obras en él

advirtiendo lo insuficiente que resulta­

so Rodrig

hechas, tod avía denotan algunos de sus m uros exteriores, de extraordinario

ba el tem plo, se propuso levantar de

de Ibarra,

nuevo la capilla m ayor y otras dos co­

tables. Ej

grosor, y otros detalles. C o n stitu ía un

laterales, encargando de la dirección de

arquitecto

a m odo de alcázar contiguo a la cate­

las obras, en

ram os” , <

dral, sobre la m uralla,

Los

dos

de verdadero

m érito

14 9 6 , a M a rtín de So-

en el ángulo

lórzan o , quien se com prom etió a efec­

com o

suroccidental del recinto, con defensas

tuarlas tom ando com o m odelo el tem ­

claro que

al exterior. E n el centro tenía un gran

p lo abulense de Santo T o m á s. N o se

m ir la tr

p atio form ad o p o r colum natas y gale­

llevó a efecto aquello, sino o tro p ro ­

bóveda, q

rías, de las que tod avía perduran las

yecto presentado por B artolom é de Pe-

la iglesia

exteriores de dos pisos, sobre una te­

layos en 15 0 2 , fecha en que se h izo la

bien la a

portada

y Pedro 1

rraza

con

balaustrada,

que

da

vista

plateresca

del

Oeste,

con

lo

al río. L o s soportes son colum nas gra­

que cabe suponer que el tem plo queda­

níticas de fustes cilindricos con bases

ba

concluido.

“ Merece

vedas y

discutirse— es­

octógonas y capiteles góticos, y la b a ­

cribe Lam pérez— cuál ha sido la form a

laustrada renacentista, de orden jón ico.

prim era de la catedral y en qué consis­

Se cree que el edificio debió de ser he­

tió la reform a de 15 0 2 . Subsisten en

ap

L o cierto en su fac

t

ño p o r rv los m edio

del si­

, las fábricas antiguas, algunos indicios

g lo X V , por el m aestro M a rtín C a b a ­

que apoyan la sospecha de que el tem ­

llero,

de

p lo fué de tres naves, a saber: unas sa­

A lb a , a quien pasó el señorío de la

lidas de aguas pluviales en los m uros

el lado se]

v illa , que antes fué del conde don G u ­

exteriores a mediada altura sobre el sue­

los más a

tierre de Solís. A finales del siglo X I X

lo, precisamente a la probable de una

vado a e

fué vendido este palacio al doctor don

nave lateral; unos anillos m oldurados

cuencias 1

Laureano A rias C am isón, médico de la R eal Casa.

en los pilares interiores, que podrían

ocasionó 1

ser los arranques de las bóvedas bajas;

tim os cue

L a Catedral com enzó a edificarse en

la estrechez del tram o central, in com ­

pillas y la

■el siglo X I I I , pero los datos más anti­

prensible h o y y explicable en el supues­

y varias c

cho,

en

los

últim os

arquitecto

de la

lustros casa

ducal

el enorn* la galería


to de que, por haber tres naves, estu­

gió, para ser reparado, cuatro años de

m os son

viese su bdividido este tram o, fo rm a n ­

trabajo.

del cual

do un verdadero crucero. L a cabecera

L a origin alidad de este gran tem plo

:ra, pues

acaso subsistía en la form a triabsidal

gótico está en su sencilla fisonom ía, ya

consta la

del siglo X I I I , cuando la m odificación

que tiene planta rectangular, sin ábsi­

ia v ía no

de B artolom é de P elayos la tran sfor­

de ni crucero, con la adición al lado

■un per-

m ó en una sola capilla, quedando así la

lim osnas

iglesia con un cuerpo de tres naves y

o lustros

una cabeza de una; caso raro, pero no

claustro,

único en la época.”

era eos-

M as he aquí que en 15 0 6 se advierte

catedrales

la inseguridad de la fábrica, que treinta

pero que x ió n ,

años después am enazaba arruinarse, por

ya

iconclusa.

lo que fueron llam ados para reconocer­

\

septentrional

de

dos

cuerpos

cuadra­

dos; ju n to a la cabecera, la torre, y al lado de la nave, el claustro. L a torre es cuadrada, de tres cuerpos, los dos in ­ feriores góticos, decorados con escudos, y el superior, más m oderno, con arca­ das y pilastras toscanas. E l lien zo sep­ tentrion al de la torre tiene, a su vez, un cuerpo adicional, sem ipoligonal, que

C ab ild o ,

la varios maestros, entre ellos el fa m o ­

encierra la escalera helicoidal y al exte­

e resulta-

so R o d rig o G il de H on tañ ó n y Pedro

rior ofrece sus lados cóncavos, llenos

yantar de

de Ibarra, autor tam bién de obras n o ­

de labor plateresca. E ntre la torre y el

is dos co-

tables. Este ú ltim o fué

"el verdadero

saliente del claustro h a y una lo n ja o

rección de

arquitecto de la iglesia que h o y adm i­

atrio, donde está la puerta llam ada del

in de So-

ram os” , dice el deán Escobar, si bien,

Evangelio, que es la más usual para

ió a efec-

com o

aparece

entrar al tem plo, de puro estilo gótico

0 el tem ­

claro que se atreviera Ibarra a su p ri­

flo rid o del siglo X V , con rica decora­

as. N o se

m ir la triple nave, haciendo una sola

ción de archivoltas, fajas que hacen de

otro pro-

bóveda, que unificaba así al cuerpo de

capiteles, m edallones con bustos en las

mé de P e ­

la iglesia con la cabecera de P elayos, o

enjutas

se h izo la

bien la catedral era de una nave única

agujas

apunta

Lam pérez,

no

y

a los

lados pináculos con

florenzadas,

así

com o

con

la

y Pedro de Ibarra sólo rehizo las b ó ­

adición, hecha en el siglo siguiente, de

pío queda-

vedas y

suplem ento los contrafuertes.

marco y tím pano en plateresco lin d an ­

utirse— es-

L o cierto es que el m onum ento denota

te con el barroco. A l lado del claustro

3 la form a

en su factura aquel p rolon gad o empe­

e,

con

lo

jué consisibsisten en ds

indicios

ue el temr: unas salos muros jbre el sue-

r\ Y *

ño por evitar su ruina, resaltando entre los medios entonces puestos en práctica el enorme contrafuerte

que,

cortando

la galería del claustro, sube a afianzar el lado septentrional de la nave, uno de

recayente al atrio, sobre u n arco escar­ za n o h a y una tribuna con arco de igual traza, friso y antepecho de profusa de­ coración plateresca. A los pies del tem ­ plo, abierta a un p atio que la incom u ­ nica, el cual servía en tiem pos de paso desde el palacio de A lb a , se h alla la

los más alterados. A u n le estaba reser­

portada principal, de estilo plateresco,

vado a esta basílica sufrir las conse­

compuesta de tres cuerpos. E l prim ero,

ble de una noldurados

cuencias del terrem oto

ue podrían

ocasionó el h u ndim ien to de los dos ú l­

cos

edas bajas;

tim os cuerpos de la torre, algunas ca­

ricamente decoradas, así com o el estra­

ral, incom -

pillas y las bóvedas de la capilla m ayor

dos y el intradós de los arcos, apare­

1 el supues-

y varias del claustro, tod o lo cual e x i­

ciendo encuadrados los rectángulos de

de

1755,

que

que com prende la doble puerta, de ar­ rebajados,

con

pilastras

toscanas





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