Revista Geográfica Española nº 38. Castillos y Monasterios de la Provincia de Cáceres (II)

Page 1


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EL M O Págs. EL M O N A STER IO DE GUADALUPE ........................................................ Y U S T E ... .................................................................................................................. A L C A N T A R A ............................................................................................................ ALCON ETA R.............................................................................................................. ALMARAZ .................................................................................................................. ALMENARA .............................................................................................................. A R G U IJU E L A S ................. ................................................................................... B E L V IS DE M O N R O Y ................................................. .................................... B RO Z A S ................. ................................................................................................. G A L IST E O ................................................................................................................ GRANADILLA ..................................................................................... ................... G RIM A LDO .............................................................................................................. JA R A N D IL L A ........................................................................................................... M I R A B E L ................................................................................................................... LO S M O GO LLO N ES............................................................................................... M O N R O Y ................................................................................................................... MONTANCHEZ ....................................................................................................... M ON TFRAGÜE ....................................................................................................... P E Ñ A F IE L .................................................................................................................. P O R TEZ U ELO ......................................................................................................... SA N TIBA Ñ EZ ............................................................................................................ T R E V E J O ................................................................................................................... VALENCIA DE ALCANTARA............................................................................

89 104 112 120 122 123 124 129 132 132 136 141 142 143 144 144 145 147 153 154 155 I 55 156

Situado en delicio marca denom inada I form a el ángulo sur vincia, cercano al rí su nom bre, ésta es u tes del sistema ores gran cenobio,

de c¡

religioso, un día pe cional, ha reivin-.c papel

que represen!

m onum ental esparcí período en que sufrí o lvid o . Su existencia tro del siglo X IV . de acaecer el hecbc fiere la tradición

Pj

ño en el lugar de ■ de Cáceres llam ado extravió una res, y tres días llegó al s levanta

el

M o n iste

aHí muerta. A l

qu

vantóse viva, y lúe; V irge n , la cual dijo el semoviente al hat día y rogara a los ck fueran a cavar en ; donde hallarían, dei


EL MONASTERIO DE GUADALUPE tlgü. 89 104

112 120

122 123 124 129 132 132 136 141 142 143 144 144 145 147 153 154 155 155

Situado en delicioso paraje de la co­

pulcro, una im agen suya, que no debía

marca denom inada L as V illu ercas, que

m udar de a llí, sino hacerle un sencillo

form a el án gu lo suroriental de la p ro ­

refugio que la guardase, pues tiem po

vincia, cercano al río y a la sierra de

llegaría en que sería erigido un gran

su nom bre, ésta es una de las integran­

tem plo. R evelado por el pastor aquel

tes del sistema orográfico O retano, el

prod igio , fué descubierta la im agen, a

de tan alto significado

la que dieron el nom bre del río y la

religioso, un día prim er santuario n a ­

sierra propincuos, cundiendo p ron to su

cional', ha reivindicado el im portante

fam a, hasta

gran cenobio,

papel

que

representa

en

el

el extrem o

de atraer la

concierto

atención del prop io m onarca castellano,

m onum ental español, tras un dilatado

el ín clito A lfo n s o X I . quien n o tardó

período en que sufrió incom prensión y

en proteger la

o lv id o . Su existencia data del sexto lu s­

yendo a su intercesión la gran victoria

santa erm ita. A tr ib u ­

tro del siglo X I V , pocos años después

lograda en el Salado, fué a verla, sin

de acaecer el hecho m ilagroso que re­

duda en acción de gracias, según consta

fiere la tradición. Pastoreando su reba­

en una carta del m ism o, dada en C a ­

ño en el lugar de A lia , a u n vaquero

dalso,

de Cáceres llam ado G il Cordero se le

Creada con su magnificencia, y

ex tra vió una res, y buscándola durante

bién m ediante el fa vo r del célebre car­

tres días llegó al sitio donde h o y se

denal A lb o rn o z , la fundación religiosa,

levanta

el

M onasterio,

aHí m uerta. A l

encontrándola

querer desollarla,

le­

vantóse viva, y luego se le apareció la V irg e n , la cual d ijo al vaquero llevara

fué

a

25

designado

cardenal

don

de

diciembre

de

13 4 0 . tam ­

com o prim er P rio r P edro Barrero,

el

asistido

por seis capellanes, que inició las obras del incipiente m onasterio, en pro del

el sem oviente al hato de donde proce­

cual

día y rogara a los clérigos del lugar que

dado en el P au lar, a 25 de agosto de

se

dictó

nuevo

p rivilegio

real,

fueran a cavar en aquel m ism o sitio,

13 4 8 , por el que se concedía el señorío

donde hallarían, dentro de an tiguo se­

de la naciente v illa , llam ada Puebla de


G uadalupe, a la i aquella abadía. E l T o r ib io Fernánde; im pulso, durante aquel reinado y e a la edificación, sino a la fortalez las demás dependen principalm ente la pital, así com o a 1 cesaría para el ab, potable.

El

tercei

Fernández, con:: el cuarto, don Jt obispo de Segovia. g

Juan I que G uac;

f

W

a una com unidad

S

estuvieron un año.

•§

los Jerónim os, pro

#

instalarse aHí las }

el 22 de octubre g

ella prim er P rio r :

~ “ §•

a quien se le deb . . . . ciones arqmtecton:

|

Dependiente del ai

g

do, fue m u y favo n

o

aun p o r el pueblo

o

tuir u n o de los m i

5

de España, tan to r

oo §

o

se atesoraron cuan

^

trias, principalmer.:

3

anejas al m ism o. E peí que la santa ca tir de entonces. d = líneas del ilustre m; visitado

el monas'

de C astilla, uno c-: veces los Reyes C P o rtu g a l y cuatro dores de Alem ania suntuosísim as vis:: y el rey de P ortu g sobrino, en víspera


G uadalupe, a la iglesia y al P rio r de

cazarqu ivir. C o n ellos y con m uchísi­

aquella abadía. E l segundo P rio r, don

m os

T o r ib io Fernández de M ena, dió gran

tam bién el M onasterio, ofrendando sus

príncipes

y

m agnates,

visitaron

im pulso, durante los restantes años de

victorias, P edro N avarro , el G ran C a ­

aquel reinado y en los dos siguientes,

pitán, Cortés, de quien com o recuerdo

a la edificación,

no sólo del tem plo,

se conservaba u n escorpión o sabandija

sino a la fortaleza que lo cubre y a

de oro, esmeraldas y esmalte verde, e x ­

las demás dependencias que com prendían

vo to en recuerdo y conservando dentro

principalm ente la hospedería y el h o s­

disecada la que en tan grave aprieto puso

p ital, así com o a la obra hidráulica ne­

su vid a cuando la conquista de M éxico;

cesaria para el abastecim iento de agua

don Juan de A u stria, que dejó la farola

potable.

D iego

de la capitana turca de L ep an to; A n ­

Fernández, continuó las obras, y el cuarto, don Juan Serrano, después

drés D o ria, que ofrendó rica lám para de

obispo de Segovia, propuso al monarca

burquerque, el conde de Caudete, que dejó a llí las llaves de la ciudad de T e -

a una com unidad de Regulares. T r a s

m esvar, en T ra n silva n ia , y Belgrado,

instalarse a llí las M ercedarias, que sólo

h o y capital de Serbia, rendidas al tu r­

estuvieron u n año, pasó a la O rden de

co, el otro don Juan de A u stria, h ijo

o ro; el duque de A lb a , A lo n so de A l-

Juan I que Guadalupe fuese entregada

los Jerónim os, procedentes de L up iana,

de Felipe I V , etc., etc.” . Y es de notar

el 22 de octubre de 13 8 9 , siendo en

que en las precedentes líneas no se con ­

ella prim er P rio r F r. Fernando Y á ñ e z ,

signa que C o ló n estuvo a llí con los re­

El

Monasterio

de

Guadalupe.

M. Moyano.)

don

de

tercer P rio r,

(Dibujo

El

a quien se le deben las mejores crea­

yes antes de su prim er viaje, y al regre­

ciones arquitectónicas

del M onasterio.

so, cuando su nave se veía a pu nto de

Dependiente del arzobispado de T o le ­

zo zo b ra r, hicieron v o to él y sus trip u ­

do, fué m u y favorecido por los reyes, y

lantes de que aquel a quien le tocara en

aun por el pueblo, llegando a consti­

suerte había de peregrinar a Guadalupe,

tuir u n o de los más ricos e im portantes

lo cual h izo el A lm iran te por haberle co ­

de España, tan to por las obras que allí

rrespondido a él, llevando a llí los p r i­

se atesoraron cuanto dadas las in d u s­

meros indios traídos de A m érica, y en

trias, principalm ente de índole artística,

el segundo viaje dió el nom bre de G u a ­

anejas al m ism o. D e l preponderante p a ­

dalupe a una de las islas descubiertas,

pel que la santa casa desempeñó a p a r­

tod o ello com o prefiguración del alto

tir de entonces, dan idea estas sintéticas

significado que luego tendría el M o n as­

líneas del ilustre maestro T o r m o : “ H an

terio, no sólo en M éxico, sino en toda

visitado el m onasterio

trece m onarcas

de C astilla, uno de A ra g ó n — hasta ocho

la H ispanidad. E l eminente histo riad o r y

arqueólogo

M élida

se expresa

así:

veces los Reyes C atólicos— , cinco de

"Respecto de lo que G uadalupe ha con ­

P o rtu g a l y cuatro que fueron empefa-

tribu id o a la cultura y al progreso, bas­

dores de A lem an ia; a llí se tuvieron las

tará citar dos hechos: uno, que el p r i­

suntuosísim as visitas de don Felipe II

mer libro impreso en E xtrem adura en

y el rey de P o rtu g a l don Sebastián, su

15 4 6

sobrino, en vísperas del desastre de A l-

R om an o, im presor valenciano, que fué

— 91 —

lo fué a llí por Francisco D ía z


¥ llam ado al M onasterio para que ense­

profesor de la Sorbona— exaltaron la

ñase a los frailes la tip ografía, y que

significación de G uadalupe en el arte

los

patrio.

estudios

de M edicina

establecidos

*

por el M onasterio en su hospital fue­

*

=¡=

ron de los prim eros de España, en que m ediante privilegio p o n ficio se practicó

E l M onasterio de G uadalupe es no

la disección anatóm ica de los cadáveres.

sólo, com o dice B ertaux, el lugar de las

D iscípu lo

enseñanzas

más hermosas obras de arte olvidadas

fué en el siglo X V I I I don Ju an P ab lo

en nuestro país, sino un m uestrario v a ­

ilustre

de

tales

Forner, inquirídor, además, de las an

liosísim o de creaciones, algunas de las

tigüedades extrem eñas” . O tro ju icio in ­

cuales no alcanzaron en nin gú n otro

teresante, entre tantos com o acerca de la

tan espléndida representación, y m on u ­

im portancia

otrora

alcanzada

por

el

m ento grandioso que constituye obra

M onasterio se han em itido, es éste debi­

singular en la arquitectura m edieval, de

do al insigne L am pérez: " E l apogeo de

estilo gótico-m udéjar em inentemente es­

G uadalupe se alcanza en el reinado de

pañol. C o m o su descripción algo p o r­

los Reyes C atólicos, y con el rey C a r ­

m enorizada requeriría considerable es­

los V , el M onasterio n o sólo es grande

pacio, sólo podem os intentar aquí un

en edificaciones y riquezas, sino en cen­

breve resumen.

tro artístico, pues sosteníanse a llí es­

Si bien la edificación, considerada en

cuelas y talleres de m etalistería, carpin­

co n ju n to, responde a la traza consue­

tería,

m iniaturas,

tudinaria de las grandes abadías o m o ­

etcétera, con n o m enor éxito que en los

bordado,

nasterios, pues tiene el tem plo orien­

antiguos claustros benedictinos” .

tado, al que se adosa el gran claustro,

Com o

caligrafía,

tan tos otros grandes m on u ­

rodeado de las dependencias o locales

m entos españoles, G uadalupe su frió m u ­

conventuales (refectorio, celdas, e tc .), a

cho a partir

de la exclaustración

de

continuación el llam ado P a tio de la B o ­

18 3 5 ,

pues a los primeros años,

de

tica, con la enfermería y otras estan­

franca

depredación,

de

cias, y ,

siguieron

los

finalm ente, los elementos se­

abandono e indiferencia. P o r R eal O r ­

cundarios, com o son

den de 1 de m arzo de 18 7 9 fué decla­

am urallada, las torres alm enadas, etcé­

rado M on u m en to N acional, y poco des­

tera, la estructura de sus elementos d i­

pués se pensó acometer su restauración

fiere notablem ente de la de los m onas­

arquitectónica; mas transcurrió el tiem ­

terios benedictinos o cistercienses, pues,

po sin efectuarla, hasta que en

1908

com o apunta Lam pérez, “ los materiales

quedó a llí establecida una com unidad

del país y la mano de los albañiles m u ­

franciscana, a la que se debe una gran

dejares que a llí actuaron dieron a todo

labor reconstructiva, que poco a poco

carácter pintoresco, en torecillas cilin ­

la cerca general

se ha visto asistida p o r la ayuda oficial,

dricas cubiertas con chapiteles de tejas

estim ulada, sin duda, por el fervor con

policrom adas y esmaltadas, en ventanas

que algunas eminentes figuras, propias

y chimeneas de lad rillo em plantillado

y extrañas— entre estas últim as el in ­

en cuyos netos b rillan

signe arqueólogo francés M . B ertau x,

yeserías poligonales y en m il detalles

— 92 —

alicatados;

en






m ás” . O cupa un área de más de 20.000

alza una linterna octogon al con venta­

m etros cuadrados y el co n ju n to de edi­

nales. T a n t o los pilares, con delgados

ficaciones en ella com prendidas es un

baquetones sobre pedestales octógonos,

valioso m uestrario de los estilos m ude­

com o las bóvedas, de crucería, con ner­

jar, gótico, renacentista y neoclásico.

vios diagonales (empleadas a llí por p ri­

L a fachada principal es la del lado

mera v e z en E s p a ñ a ), denotan una eje­

m eridional, donde existe am plia esca­

cución m agistral, siendo p o r ello más

linata y gran atrio. E n ella se abren

de lam entar que en el siglo X V I I I re­

dos puertas ojivales con dobles hojas de

vocara el interior de este tem plo L ara

bronce

Churriguera, quedando tapadas las p in ­

repujado,

verdadera

m aravilla

de la metalistería de los últim os tiem ­

turas

pos

cinco

data tam bién el balconaje corrido, del

contrafuertes, que lo dividen en cuatro

cual pendían las lám paras vo tivas ofren ­

com partim entos con ventanales góticos,

dadas a la V irge n . C o m o separación en­

En

la

tre las naves y la capilla m ayor se halla

de la derecha, llam ada de Santa A n a o

la verja, de cinco tram os, una de las

medievales.

ella

hay

El

m uro

lam bién

tiene

dos torres,

que lo

decoraban. D e

entonces

del R elo j, alm enada, del siglo X V , y a

más grandiosas y bellas de España, de­

la izquierda la de la Portería.

bida a los maestros rejeros vallisoleta­

E l interior brinda com o prim era es­

nos

F ra y

Francisco

de Salam anca

y

tancia la capilla de Santa A n a , antigu a­

F ra y Juan de A v ila , que invirtieron en

mente

N uevos,

construirla cuatro años, de 1 5 1 0 a 1 5 1 4 .

pieza rectangular, de una sola nave con

E l presbiterio, al que se sube por tres

bóveda de crucería y capiteles que mues­

gradas marmóreas, fué reform ado a co­

denom inada

Portales

tran rica decoración de imágenes. T ie n e

m ienzos del siglo X V I I p o r V ergara el

un gran altar con sepulcro de los fu n ­

M o z o y G ó m e z de M ora, y ofrece en

dadores,

el

m atrim onio

V elasco-C u a-

paredes y

bóvedas, pinturas de dicha

dros, obra de A n eq u in Egas; una m ag­

centuria, así com o el m agnífico retablo

nífica verja de separación del presbite­

que su stitu yó

rio y ,

16 15

finalm ente,

la

pila

bautism al,

al p rim itivo , hecho

en

por G irald o de M erlo y Jorge

reputada com o im par en su clase, de­

M anuel T h eo to co p u li, el h ijo del G re­

bida a Juan Francés, que la term inó

co, que consta de cuatro cuerpos d iv i­

en 140 2. E n el fo n d o , ocho grandes escalones

didos en tres com partim entos, tod o ello de gran riqueza decorativa, en la que

con descanso perm iten la entrada a la

resaltan imágenes debidas a G irald o de

iglesia bajo un arco escarzano gótico,

M erlo y pinturas de Carducci y C axés:

al subir los cuales se ve un bello ajim ez

el tabernáculo, el valioso escritorio d o ­

de arcos angrelados y el azu lejo in d i­ cador de que a llí yacen G regorio L ó ­

nado por Felipe II, hecho p o r G iam in, en R om a, el año 15 6 9 , que sirve de sa­

pez, com entador de las alfonsinas Par­

grario, y los sepulcros de E n rique IV

tidas,

A lfo n so ,

y su madre, doña M aría de A rag ó n . E n

“que h izo esta iglesia” . E sta tiene p lan ­

el segundo cuerpo, sobre un trono, apa­

y

el

maestro

m ayor

ta de cruz latina, de tres naves, más alta

rece la imagen de la V irg e n , sedente,

la central, con crucero, sobre el cual se

im agen de madera tallada que la trad i­

— 97 — 5

I


ción jerónim a afirma fué d o n ativo de

sirve para guardar las ropas litúrgicas,

San G regorio a San L eandro, la cual

y en los netos de los pedestales h a y es­

tiene ennegrecido el ro stro , sin duda p o r

pejos cuadrados con m oldura plana, b i­

el hu m o de los cirios que a llí han ar­

selados, y baquetones de resaltes circula­

dido a lo largo de los siglos. Son d ig ­

res. C o m pleta esta ornam entación o ri­

nos tam bién de m ención el antecoro,

ginal, la pintura de la bóveda, al tem ­

con hermosa balaustrada y un gran a l­

ple, form and o grutescos, roleos, flores,

tar;

el m agnífico

órgano, y

el coro,

ondas, festones, cuadros, etc. L a cabe­

cuya gran sillería, tallada en madera de

cera, que constituye, com o ya se ha d i­

nogal al estilo barroco, h izo el escul­

cho, la capilla de San Jerónim o, tiene

tor salm antino A lejan d ro Carnicero.

una gran cúpula sobre cuatro arcos fo r ­

E n la parte correspondiente a la to ­

meros con sus pechinas, de la que pende

rre de Santa A n a está la antesacristía,

la farola que llevó la nave capitana tu r­

de plan ta rectangular, con bóveda de

ca aprehendida en L epan to p o r el in ­

crucería form ando una estrella de cua­

victo don Juan de A u stria. L a decora­

tro puntas y ménsulas de figuras de á n ­

ción de esta capilla es sim ilar a la de la

geles y esfinges. Son de m encionar ta n ­

sacristía, y los zócalos y cercos de las

to las pinturas de la bóveda cuanto los m árm oles y jaspes que ornam entan paredes y puertas, así com o los v a lio ­

puertas están hechos de jaspe. D el arco

sos retratos del ú ltim o A u stria y otros

ipiagen del santo titular, obra del fa ­

personajes, debidos a Carreño, que f i ­ guran en esta estancia.

cho que el valor artístico de la sacris­

L a sacristía, considerada com o una

tía aum enta extraordinariam ente, h a b i­

de las m ejores de nuestro país, superior

da cuenta de esa colección de lienzos del

oriental nace un tram o de bóveda de cañón, en donde se h alla el altar con la moso T o rrig ia n o . C o n razón se ha d i­

en fastuosidad aun a la de E l Escorial,

insigne Zurbarán,

es una nave de plan ta rectangular con

sentido ascético español, de h o y reivin ­

el gran pin to r

del

bóveda de cañón de 1 7 ,5 2 X 7,7 8 m e­

dicada fam a que le coloca en lugar d ig ­

tros, en cinco tram os separados por ar­

no de ser parangonado con los cuatro

cos y con lunetos que corresponden a

o cinco más grandes cultivadores de la

cinco ventanas y a otras tantas sim u la­

pictórica hispana de todos los tiempos.

das, pudiendo decirse, con M élida, que

E l milagro del Padre Salmerón, la M isa

dada su am plitud y disposición, y con

del Padre Cabañuelas, el Retrato del

el aditam ento de la capilla de San Jeró­

Padre G o n za lo

de Illescas, E l Padre

nim o al fond o, el trazado de la misma

V izca ín o dando limosnas a los pobres,

es propiam ente el de una iglesia. A cada

E l Padre Juan de Carrión, Las tenta­

arco corresponden dos pilastras en los

ciones del Padre D iego de O rgaz, E l

m uros y otras flanquean las puertas de

milagro del Padre Pedro de Salamanca,

la antesacristía y de la capilla de de San

Las tentaciones de San Jerónim o, San

Jerónim o en el fond o. E n los espacios

Jerónim o azotado por los ángeles, A p o ­

murales entre las pilastras se h allan co l­

teosis de San Jerónim o y E l rey E n ri­

gados los cuadros de Z u rb arán ; en la

que I I im poniendo la birreta al Padre

parte inferior la cajonería de nogal que

Y á ñ ez, constituyen una serie de obras 98


trdar las ropas litúrgicas, s de los pedestales h a y es­ os con m oldura plana, bi:uetones de resaltes circula; esta ornam entación oriu ra de la bóveda, al temd

grutescos, roleos, flores,

es. cuadros, etc. L a cabestituye, com o ya se ha dia de San Jerónim o, tiene ala sobre cuatro arcos for¡ pechinas, de la que pende ’. ’. evó la nave capitana turia en L ep anto por el inar. de A u stria. L a decora¿■pi.'.a es sim ilar a la de la :s zócalos y cercos de las hechos de jaspe. D el arco un tram o de bóveda de r.de se haHa el altar con la ■anto titular, obra del faiano. C o n razón se ha dialor artístico de la sacrisextraordinariam ente, habiesa colección de lienzos del irán

el gran pin to r

del

co español, de h o y reivinque le coloca en lugar digrar.gonado con los cuatro zrandes cultivadores de la ..kV-H'UV

•ina de todos los tiempos. =.' Padre Salm erón, la M isa cbañuelas, el Retrato del :.’o

de Illescas, E l Padre

'.do limosnas a los pobres, m de Carrión, Las tentaz ir e D iego de Orgaz, E t Dzzre Pedro de Salamanca, ?es de San Jerónim o, San y.ado por los ángeles, A p o -

Guadalupe.— Fachada del Monasterio. (Dibujo de M. Moyano.)

• Jerónim o y E l rey Enrir.iendo la birreta al Padre :iruyen una serie de obras — 99 —


maestras de insuperado valor, altam en­

teón R eal— ésta es una estancia o ctógo­

te representativa del arte del glorioso

na, con ocho arcos com o el de la en­

maestro.

trada, y siete nichos que por lo parecidos

Saliendo de la antesacristía se pasa

a los existentes en el panteón de reyes

por la nave de Santa P au la para en­

escurialense “ hace pensar si en G u ad a­

trar en la capilla de Santa C atalin a, del

lupe se trató de ofrecer a los m onarcas

siglo X V , la cual tiene plan ta cuadrada

tal lugar para el caso” — ; tiene plan ta

y se halla adornada de ricos jaspes y

de cruz griega, con ábsides semicircu­

con dos m agníficos altares, en los que

lares, y su alzad o es de cuatro pilares

h a y imágenes debidas a G irald o de M er­

que sostienen arcos torales, en cada u n o

lo y sendas portadas de acceso a la ca­

de cuyos chaflanes h a y hornacinas con

pilla de las reliquias, al cam arín y a la

ocho figuras de las m ujeres bíblicas. S o ­

llam ada alacena de oro. E n frente de los

bre la cornisa se levanta la gran cúpula

altares se h allan los sepulcros de don

dividida en cuatro partes, a m odo de

D ion is, h ijo de Pedro I de P o rtu g a l y

conchas

de doña Inés de C astro, y el de doña

ornam ental de yesería. E l tam bor tiene

Juana, su esposa, h ija de E nrique II de

ocho ventanales, y sobre ellos, la lin ­

T rastam ara, cuyas m agníficas estatuas

terna, de la que cuelga m agnífica araña

orantes, talladas en madera y doradas,

de cristal de roca. E n los m uros h ay

del siglo X V I , han sido atribuidas a

nueve lienzos, con m agníficos marcos

P om p eyo L eon i y a G irald o de M erlo.

de medio pu nto, debidos a Lucca G ior-

E l relicario, obra de N icolás de V er-

invertidas,

con

gran

riqueza

dano.

gara, term inado en 1 5 9 7 , es de estilo

U n a puerta en m edio del cam arín, a

grecorrom ano. D e p lan ta octógona, tie­

la izquierda, da paso al jo y el, abierto

ne un zó ca lo con pretil y barandal co­

en el m acizo de la torre de las cam pa­

rrido de hierro, guarnecido con azulejos

nas. T ien e las paredes tapizadas de d a­

talaveranos, y en las paredes seis so­

masco y adornadas con cornucopias y

berbios espejos de cristal de roca con

cuadritos de pinturas en tabla. E n la

m onturas de bronce dorado. E n las b ó ­

gran cajonería, de madera de ciprés, se

vedas aparecen pintadas escenas b íb li­

guardan m uchos y valiosísim os vestidos

cas. A l fo n d o h a y un altar y seis reta­

de la V irg e n , algunos de ellos bordados

blos de traza clásica con anaquelerías,

en plata y sedas de colores con engaste

en donde pueden verse num erosos reli­

de gemas y perlas. D o s vitrin as de con ­

carios de santos, entre los cuales des­

cha y varios bargueños guardan m u­

cuella la llam ada arqueta de los esm al­

chas y preciadas jo y a s: un lignum -cru-

tes, de singular m érito historia.

cís gótico, lleno de pedrería y esmaltes,

El

cam arín

fué

obra

e interesante

que regaló E n rique I V ; el crucifijo de del

maestro

m arfil que rem ataba el bufete o p a p e­

Francisco R o d rígu e z, que lo h izo en los

lera de Felipe II; otro C risto de m arfil

años de 1688 a 16 9 6 . Se sube a él por

atribuido a M igu el A n g e l; tres coronas

una escalera de cuarenta y dos peldaños

de la V irg e n y una custodia argéntea.

de jaspe ro jo que arranca entre la capi­

Siguiendo hasta el fin al de la galería

lla de Santa C atalin a y el llam ado P a n ­

que, a m odo de giróla, rodea por de-

— 101 —


trás del ábside, se llega a la pequeña ca­

bien no constituyen el artesonado p r i­

por Antonio Egas

pilla de San G regorio M ag n o , de estilo

m itivo, que se sabe tu v o gran valor, a

rrubias. A l lado di

gótico, con bóveda de crucería. E l re­

ju zg a r por algún tro zo de tabla suelta

la capiHa de San

tablo, de talla clásica, tiene dos lienzos,

que se ha

el ángulo

el sepulcro del maes

el m ayor

representa la

Noroeste está la glorieta del Lavatorium ,

Juan de Sotomay

Concepción, pintura del siglo X V I I , y

que es un templete cuadrado con b ó ­

cente en la que c

el otro al santo titu lar de la capilla.

veda, pavim ento y zócalo de alicatado,

óbito: 1448.

E n el m uro septentrional, entre dos m a­

en m edio del cual se h alla la fuente de

A l Norte dd M

chones, se halla el sepulcro del ú ltim o

bronce, obra prim orosa del m aestro re­

do el otro claustro

prior secular del M onasterio, don Juan

jero Juan Francés; en el Sudeste, el se­

fermeria y Botica,

Serrano, que m urió, siendo obispo de

pulcro del que fué P rio r del M o n as­

por el Prior Juan

Sigüenza, en Sevilla el año 14 0 2 ; obra

terio, F ra y G o n za lo de Illescas, obra

es de estilo gótico

de estilo o jiv a l,

adm irable de A n e q u in Egas, de alabas­

de tres naves o gal

de

los

cuales

tallada en alabastro,

conservado.

En

cuya tapa, con estatua yacente, ofrece

tro,

m utilada

tos órdenes de ara

fin a ejecución, de gran realism o y arte.

por haber sufrido el furor iconoclasta

el bajo: los del se

E l claustro m udejar, con su tem ple­

de las turbas en épocas de triste recor­

pilares cuadrados. ,

te en el centro, com parado a una g i­

dación, y en la nave occidental, el que

rezados y tímpano

gantesca custodia de lad rillo, está con ­

fué refectorio de los jerónim os, ed ifi­

el úlrimo escarzar;

siderado com o la obra

cación debida al Padre Y á ñ e z en el si­

isrepecbos macizos

arquitectónica

desgraciadamente

m uy

más origin al e im portante del M o n as­

glo X V . E n el centro del patio se le­

terio, la cual constituye, con la sacris­

van ta

tía y el cam arín, la tríade de m ayor

verdadera m aravilla, term inada en 1405

pcs edificaciones ai q v ora Kan pasa

valor artístico del m ism o. C o m o dice

por F r. Ju an de Sevilla, en donde se

parrkalar. ora se t

M élida,

funden

acctóa destnsctrra

“ contem plar su fuerza y ele­

gancia características después de tanta

el templete, com o

los estilos gótico

ya

y

dijim os,

m udejar,

com o sim bolización de las dos cu ltu ­

E 1 Monasterio 1

á ± i por la iacaria

obra gótica y renacentista, produce una

ras fundam entales

im presión

hace

planta cuadro-achaflanada, con estribos

ea d «gfc> X B C

creernos transportados al O riente m u ­

y un cuerpo con arquerías góticas, co­

su lm án ” . Y Lam pérez afirma que si tu ­ viera sólo tres alas y un piso, se creería

l ' r t E j t Sala Ca tácr. e re r r ir r s i

él de lad rillo y con frisos de azulejos

r-rj f ü ¡ ¿ n 3 i c a e

que era el patio de abluciones de una

blancos, verdes y azules.

de t r á s r i i r j i a

viva e inesperada que

m ezquita. Se h alla al costado septen­

de

la raza.

Es

de

ronadas por una torre octógona, todo

E n el ángulo form ad o por la iglesia

cce

— 39 »

,

r ü a d c ea d ¿era

trional de la iglesia, y consta de cua­

y la nave occidental del claustro, h ay

pío

tro naves o crujías de dos pisos, de

una m agnífica portada de estilo p late­

crazas ha CEfrido

cuarenta metros de lon gitu d y tres y

resco, única obra de dicho estilo inte­

ea sa iatericr

medio de anchura, con arcadas de la­

resante que existe en el M onasterio, fo r ­

Real, q w fué na

d rillo,

guarnecidas de yeso, y

t

per haber 1 la

pilares

mada por dos arcos escarzanos; por uno

lado del pabellón

cuadrados por su arranque y term ina­

de ellos se pasa a la entrada de la p o r­

cionado y del ala d

ción y octógonos en su prism a central,

tería, y del otro arranca la escalera, de

niente. boy desapa

sobre los cuales voltean los arcos, de

dos tram os. Esta, de gran belleza en

mía. sircada en la

los cuales unos son túm ido-apuntados

sus elem entos— bóvedas, colum nas, fr i­

templo, junto a 1

y de herradura otros, todos inscritos en

so y barandal— fué construida de 153 3

ría. edificio tambi*

a lfiz. L as cubiertas son de madera, si

a 1536, aprovechando planos trazados

ticular y desfigura


ven el artesonado pri-

por A n to n io Egas y A lo n so de C o va -

p ital para peregrinos enferm os y

ibe tu v o gran valor, a

rrubias. A l lado de la escalera se h alla

bres, donde sentaron cátedra tantas g lo ­

. tro zo de tabla suelta

la capilla de San M artín , donde está

rias de la M edicina y la C iru gía espa­

rvado. E n

el sepulcro del maestre de A lcán tara don

ñolas

Juan

nuestra

el

ángulo

loneta del Lavatorium ,

de S otom ayor,

con

estatua y a ­

en

aquellos cultura,

tiem pos

po­

áureos de

recordándose

a

este

-:te cuadrado con bó-

cente en la que consta el año de su

respecto que en él se practicó por p r i­

v zócalo de alicatado,

ó b ito : 1448 .

mera v e z la anatom ía del cuerpo h u ­

1 se halla la fuente de

A l N o rte del M onasterio está situa­

m ano, com o ya señalamos al com ien­

r.rrosa del m aestro re-

do el otro claustro, llam ado de la E n ­

zo , edificación de la que sólo quedan

s: en el Sudeste, el se-

ferm ería y B otica, term inado en 1 5 2 4

ruinas; la A lh ó n d ig a, las alm azaras y

fué P rio r del M onas-

por el P rio r Juan de Siruela. T a m b ién

otras dependencias inherentes a la e x ­

z a ’ o de Illescas, obra

es de estilo gótíco-m udéjar, cuadrado,

p lotación

equin Egas. de alabas-

de tres naves o galerías con otros ta n ­

próspera, que otrora tenía el M o n a s­

mente

m utilada

tos órdenes de arcos: de m edio p u nto

terio. Sólo se ha reconstruido la lla ­

0 el furor iconoclasta

el b a jo ; los del segundo góticos sobre

m ada Iglesia N u eva, situada al extre­

ép^ras de triste recor-

pilares cuadrados, arcos apuntados aji-

m o Sudeste del m agno co n ju n to m o n u ­

=ave occidental, el que

m ezados y tím pan o de labor calada, y

m ental.

les

m uy

ierónimos. edifi-

el ú ltim o escarzanos sobre pilares con

agropecuaria,

tan

grande

y

N o cabe term inar esta sucinta des­

P ;¿ r e Y á ñ e z en el si-

antepechos m acizos.

c ;_.:ro del patio se le-

> E l M onasterio tu v o en otros tiem ­

la gran riqueza que posee su M useo de

te. com o

dijim os,

pos edificaciones anejas de im portancia,

libros corales y ropas litúrgicas, amén

'.‘.2 term inada en 1405

que ora han pasado a ser propiedad

de otras obras de arte. L o s primeros

r Sevilla, en donde se

particular, ora se han arruinado por la

form an una de las colecciones más im ­

os gótico

m udejar,

acción destructiva del tiem po, favore­

portantes de España, pues suman

ión de las dos cultu-

cida p o r la incuria de que fué víctim a

volúm enes, con un total de 2 52 m i­

■ s de

ya

y

cripción de G uadalupe sin referirnos a

89

de

este grandioso m onum ento, sobre todo

niaturas, entre los que figuran los fa ­

baflanada. con estribos

en el siglo X I X . A sí, el pabellón de la

m osos Pasionarios del siglo X V , libros

arquerías góticas, co-

L ibrería y Sala C ap itu lar, de estilo g ó ­

corales llam ados así porque la primera

: :rrr? octógona, todo

tico, con m uros de m am postería y to ­

m ayúscula es la P , de la palabra Pas-

ccn frisos de azulejos

rres cilindricas coronadas con chapiteles

sio, y el L ib ro de Horas del Prior, t o ­

la raza.

Es

azules.

de tejas vidriadas, que se encuentra em ­

dos ellos representativos de lo más bello

: : ~ ’ do por la iglesia m tal del claustro, h ay

p lazad o en el ángulo Sudoeste del tem ­

que se ha hecho en m iniatura, orlas, et­

plo y por haber pasado a m anos e x ­

cétera, por aquellos ilum inadores de f i ­

o tta d a de estilo píate-

trañas

nales del M edioevo y de la época rena­

ha

sufrido

gran

desfiguración

1 de dicho estilo inte-

en su interior; la antigua Hospedería

centista

en el M onasterio, for-

Real, que fué un palacio suntuoso, al

A lo n so de Sevilla, Pedro de Zam ora,

(principalm ente

los

m onjes

rs escarzanos; por uno

lado del pabellón anteriorm ente m en­

Ju lián de la Fuente del S a z, Juan de

> la entrada de la por-

cionado y del ala del refectorio, por P o ­

L eón y B artolom é de M edel-lín), m a­

an an ca la escalera, de

niente, h o y desaparecido; la M ay o rd o -

nifestándose en ellos las diversas m o ­

2. de gran belleza en

m ía, situada en la fachada principal del

dalidades, gustos e influencias que fu e­

nSvedas, colum nas, frí-

tem plo, ju n to a la torre de la P o rte ­

ron sucediéndose. E n cuanto a las ro ­

lié construida de 15 3 3

ría, edificio tam bién de propiedad p ar­

pas, se sabe que los frailes jerónim os

hando planos trazados

ticular y desfigurado; el fam oso H o s­

tuvieron talleres de costura y bordado


en el M onasterio, donde se crearon ver­

anacoretas procedentes de Plasencia, lla ­

daderas m aravillas, a las que agregáron­

mados Pedro Brales o B ráñ ez y D o ­

se luego las ropas regaladas p o r los de­

m ingo Castellanos, quienes, viendo que

votos. L a colección de frontales co m ­

no podían habitar la ermita en la épo­

prende una gran variedad de piezas cé­

ca hiem al, dada la considerable altura

lebres por su belleza y valor intrínse­

a que se hallaba, pensaron edificar otro

co, y en cuanto a casullas, dalm áticas y

refugio en la parte más baja, y a tal

ternos, los h a y tam bién excepcionales,

fin aceptaron el d on ativo de una p ar­

hasta el extrem o de haberse dicho que

cela de terreno que con tal fin les h izo

la enumeración de toc'os ellos se haría

un piadoso vecino de Cuacos llam ado

inacabable. Respecto a esculturas, p in ­

Sancho M artín . N o tardaron en u n ír­

turas y orfebrería, ya nos hemos refe­

seles otros varones que deseaban co n ­

rido a las más valiosas existentes en d i­

sagrarse a la vid a ascética, de los cua­

versas estancias descritas del M on aste­

les han quedado consignados los n o m ­

rio, por lo que sólo nos resta m encio­

bres de Juan de R o b led illo y A ndrés

nar dos m agnas obras que estuvieron

de Plasencia, adoptando entonces aque­

arrinconadas:

el tríptico de la E p ifa ­

lla

naciente com unidad

la denom ina­

nía, regalado por los Reyes Católicos,

ción de H erm anos de la Pobre V id a .

el cual ha sido descubierto por B ertau x,

T r a s muchas vicisitudes lograron cap­

quien lo atrib u yó al fam oso pin to r fla ­

tarse la protección del infan te don F er­

menco Isem brandt, y la tabla E l B a u ­

nando de Antequera y de don García

tismo del Señor, hallada por T o rm o ,

A lv a re z de T o le d o , Señor de Oropesa,

que la considera obra de Juan de F lan-

y llegado el año 1 4 1 4 acudieron a G u a­

des, opinión com partida por B ertaux.

dalupe, con ocasión de celebrarse allí el C a p ítu lo de la O rden de los J eró ­ nim os,

YUSTE

donde

solicitaron

ingresar

en

ella, petición que fué aceptada al exp o ­ ner dicho Señor de Oropesa que se o b li­

Se

halla

— cuyo

este

an tiguo

m onasterio

nom bre,

tom ado

del cercano

arroyo, tan acusada resonancia h istó ri­

gaba a cubrir todas las necesidades de aquella

com unidad.

Por

ello

quedó

fu n dado el convento, con posterioridad

ca ofrece— escondido en una leve o n ­

o rgu llo de la O rden,

dulación del terreno, en la falda m e­

P rio r fué F r. Francisco de M adrid.

ridional de la sierra de T o rm a n tes o de Jaranda,

prolongación

N o sólo continuaron favoreciendo al

de

M onasterio los señores— luego Condes

Gredos, “ colum na vertebral de la tierra

de Oropesa— varios de los cuales reci­

castellana” , al N o rte

del m acizo

y cu yo prim er

T ié ta r,

bieron sepultura en su iglesia, sino tam ­

cuyo valle constituye la comarca deno­

del río

bién los monarcas Enrique III, Juan II,

m inada L a Vera, y p róxim o a los pue­

Enrique I V y los Reyes Católicos. A sí,

blos de Cuacos y Jarandilla. E l ante­

dentro del siglo X V se edificó el tem ­

cedente de

la h o y

p lo y el convento; pero después, p ró ­

Salvador,

xim a ya a m ediar la centuria siguien­

arruinada

su

fundación

erm ita

de

San

fué

agreste retiro elegido en 14 0 2 p o r dos

te, los señores

— 104 —

de

Oropesa

costearon,


ocedentes de Plasencia, 11a■Brales o B ráñ ez y D o ’.anos. quienes, viendo que abitar la erm ita en la époada la considerable altura aba. pensaron edificar otro i parte más baja, y a tal : el d on ativo de una p ar­ ió que con tal fin les h izo reciño de Cuacos llam ado —

X o tardaron en unír-

arones que deseaban co n ­ vida ascética, de los cuaa i c consignados los nom : d-: R o b led illo y Andrés adoptan do entonces aquecrr-.unidad

la denom ina-

nanos de la Pobre V id a . vicisitudes lograron capcción del infante don Fer::::::e r a y de don García ’ oledo. Señor de Oropesa, ñ o 1 4 1 4 acudieron a Guaocasión de celebrarse a llí i t 'a O rden de los Jerór solicitaron

ingresar

en

aceptada al exporr c? Oropesa que se obli• ::d as las necesidades de nidad.

Por

ello

quedó

« v en to . con posterioridad 1 O rden,

y cu yo prim er

Francisco de M adrid, ntinuaron favoreciendo al n señores— luego Condes varios de los cuales recira en su iglesia, sino tam rcas Enrique III, Juan II, los Reyes Católicos. A sí, lo X V se edificó el temento: pero después, prófdiar la centuria siguiende

Oropesa

Guadalupe.— Templete del Claustro Mudejar. (Dibujo de M. Moyano.)

costearon, — 105 —


casi en su integridad, la erección del

que, aún llam ado Palacio del Em pera­

gran M onasterio, tod o él de piedra y

dor, fué m odesta residencia reducida a

en

cuatro grandes celdas, cu yo destino se

1 5 5 4 , quedando para n oviciado de la

m an tuvo al principio en secreto hasta

O rden el p rim itivo cenobio.

para los m ism os religiosos que a llí v i­

de

estilo

renacentista,

term inado

M as, aunque entonces no se creyera

vían , excepción hecha del P rio r y algún

así, aun continuarían las obras en el

otro. L as obras, que duraron cerca de

M onasterio, en razón a haberlo elegido

tres

C arlos V para lugar de devoción y re­

M elch or de P ie de C onch a, con la co­

tiro, tras haber gastado su vid a en una

laboración de F ra y A n to n io de V ílla -

perpetua campaña, según él m ism o e x ­

castín, el después gran artífice escuria-

presó en su discurso al abdicar en su

lense.

h ijo los Estados de Flandes:

años,

El

“N ueve

fueron

dirigidas p o r F ra y

ilustre historiador

L afuen te

ha

veces fu i a A lem an ia la A lta , seis he

descrito porm enorizadam ente, en su fa ­

pasado en Esparía, siete en Italia, diez

mosa Historia, lo relativo a la ida a

he venido aquí, a Flandes, cuatro en

Y u s te

tiem po de p a z y guerra he entrado en

una tras otra, las coronas y efectuar su

Francia,

Inglaterra, otras dos

viaje de regreso desde Flandes. R eunida

fu i contra A frica , las cuales todas son

en Z u itb u rg o una flo ta de sesenta n a­

cuarenta, sin otros cam inos de menos

ves, el César se despidió del ya rey, su

cuenta que para visitar mis tierras ten­

h ijo Felipe, de su h ija M aría y de su

go hechos. Y

yerno M ax im ilia n o , rey de B ohem ia, y

dos

en

para esto he navegado

del E m perador, tras renunciar,

ocho veces el m ar M editerráneo, y tres

acom pañado

el O céano de España, y agora será la

L eo n o r y doña M aría, reinas viudas de

de s u s

herm anas

doña

cuarta que volveré a pasarle para se­

Francia y H u n gría, respectivamente, se

pultarm e . . . ” E ra tal la fam a del M o ­

h izo a la vela el 1 7 de septiembre de

nasterio de Y u ste en todo el orbe cris­

1 5 5 6 . E l 28 arribó al puerto de Lare-

tiano, no sólo dada la grandiosidad de

do, donde,

su fábrica y la riqueza de su C o m u n i­

sus lapidarias palabras:

dad, sino por lo tran q uilo y herm oso

del vientre de m i m adre; desnudo v o l­

de aquel solitario sitio, que anticipada­

veré a entrar en tu seno” , extrañándole

mente había planeado el César prepa­

no encontrar el recibim iento que espe­

rar a llí su alojam iento para cuando se retirase del m undo. P o r ello, hallándose

raba, debido a circunstancias im previs­ tas, y el 6 de octubre p artió en ruta

en los Países B ajo s, encargó al p rín ci­

hacía Y u ste , haciendo escalas en M e d i­

pe heredero, luego Felipe II, que antes

na de P om ar, B urgos, V a lla d o lid , V a l-

de partir a celebrar su casam iento con

destillas, M edina del C am p o, H orcajo

M aría T u d o r , reina de Inglaterra, fu e­

de las T o rres, A la r a z y T o rn avacas, lle­

se al célebre convento y dispusiera la

gando a Jarand illa el 14 de noviem bre,

edificación de las habitaciones que h a ­

donde encontró m agn ífico alojam iento

al pisar tierra,

pronunció

“ D esnudo salí

bía de ocupar en su día, cosa que aquél

en el castillo-palacio de don Fernando

efectuó el 25 de m ayo de 1 5 4 4 , orde­

A lv a re z de T o le d o , el ya m encionado

nando

Señor de O ropesa. E n vista de las re-

lo

necesario

para

levantar

el

— 107 —


ferencias que a llí se exteriorizaron res­

luntariosa y a la par llana y sencilla,

pecto a las características clim atológicas

com o la de J u lio C ésar” . D ispuesto por

del lugar elegido p o r el Em perador, de

él, en rasgo ejem plar de hum ildad, que

frecuentes llu vias y nieblas en el in vier­

fuese enterrado debajo del altar m ayor

no y abrasador sol en el verano, no

de la iglesia, a fin de que el preste, al

fa ltó quien llegara a aconsejarle desis­

oficiar la misa, pusiese los pies sobre

tiera de su em peño de ir a llí y buscase

sus restos,

otro más favorable para su quebranta­

que por disposición de Felipe II fueron

da salud, lo cual o b lig ó al César a per­

exhum ados en 14 de enero de 1 5 7 4 y

sonarse, el 23 de noviem bre, a ver su

conducidos al panteón de Reyes de £1

futura m orada; y cuando todos los de

Escorial, recién construido.

a llí estuvieron éstos hasta

su séquito esperaban que no le sería

L o s anales n o ofrecen acontecim ien­

grata la im presión que recibiera, v o lv ió

tos de im portancia en los restantes años

exteriorizando su contento, por lo que

del siglo X V I ni en las dos centurias

m anifestó que nada le haría abandonar

siguientes, X V I I

su propósito. T erm in ad o s los prepara­

segundo lustro del X I X cuando se re­

y

X V III.

Es en el

tivos llegó a Y u ste el 3 de febrero, día

gistra el inicio de la que sería la ruina

de San B las, de 1 5 5 7 , y a llí v iv ió has­

del gran m onum ento, con m o tivo de

ta su fallecim iento, ocurrido en 21 de

la invasión francesa. E l

septiembre, día de San M ateo, de 15 5 8 .

de 18 0 9, quince días después de la gran

A propósito de la vida que h izo el C é ­

victoria conseguida por españoles e in ­

sar en aquel período de poco más de

gleses contra las tropas de S o u lt cerca

año y m edio cabe indicar que no fu e­

de T a la v e ra de la Reina, llegó a Y u ste

ron sino fantasías cuanto ha venido re­

una colum na francesa que merodeaba

firiéndose

acerca

de

que

ordenara

12 de agosto

le

por L a V era esperando reunirse al de­

fuesen hechas sus exequias en vida, que

rrotado ejército. H uidos los frailes, los

estuviese sujeto a la mism a regla de los

soldados galos se dieron a la p ro fan a ­

frailes, que se flagelase, que no sintiera

ción y el saqueo, robando cuanto p u ­

preocupación p o r las cosas trascenden­

dieron, tan to en el tem plo com o en el

tes del país y del m undo y , fin alm en ­

cenobio. L o s daños no hubieran resul­

te, que se dedicase a la construcción de

tado, empero, irreparables; pero acon­

juguetes autom áticos con su relojero de

teció

cámara,

Juanelo

habiéndose cebado la soldadesca en las

“ Leed a L afuente— escribió

bien provistas despensa y bodega, h a ­

el insigne novelista y gran viajero don

llábase ebria al llegar la orden de eva­

Pedro A n to n io de A larcó n en su d eli­

cuar aquella comarca para unirse a las

el

T u rria n o .

fam oso

mecánico

una

especial

circunstancia:

que

ciosa obrita U na visita al M onasterio

tropas del m ariscal V íc to r. E n la pre­

de Y u ste— y a llí veréis, auténticam en­

cipitación de la retirada quedaron allí

te probado, que C arlos V fué el h o m ­

diez o doce gabachos durm iendo la b o ­

bre de siempre, con sus cualidades y sus

rrachera, en quienes se vengaron, m a­

defectos y con la sabida originalidad de

tándolos

su condición, festiva y grave a un tiem ­

criados de la casa, que tan m altratados

po m ism o, dom inante, vehemente, v o ­

habían sido p o r los invasores. C o m o

a m ansalva,

los

colonos

y

qzacra que dos días esda su ausencia en ü

sospechando lo o

e z su busca una set que no h a lló a nadie pero sí grandes man il legar donde qued : r — pañeros, y a peí; las represalias, incen 'espitando destruida bosa del m ism o, o s< .rrcro S u e v o , salvár pío. el noviciado y C arlo s V . E l año

18 2 0 , en

m eatos de triu n fo d nonarias, fueron exp 'T2S lo que vendióse ^ r : r apellidado T a i ¿a tres años después. - je r a mente el partid •8 3 4 v o lv ió a teñe se -,

ya definitivam

roe los años y el 1 *er:e sacó el M onast rasca, siendo com pra 5 e M irabel, quien lo

r x ir a que lo amena cricn ces se han ven rras de protección ría les entran

ahora

p e n ó t e augurar pued c b k en p la zo no 1< «tracción del M o i

L o prim ero que c ro. a la derecha del a Y u ste. es la llam a ia d a esculpir por Fe zmíc

del lado Sudoc el M onasterio.


y a la par llana y sencilla, Ju lio C ésar” . D ispuesto por ejem plar de hum ildad, que ado debajo del altar m ayor i- a fin de que el preste, al nisa, pusiese los pies sobre allí estuvieron éstos hasta p : ¿ición de Felipe II fueron en 14 de enero de 1 5 7 4 y ai panteón de Reyes de £1 construido, es no ofrecen acontecimienTtancia en los restantes años V I ni en las dos centurias X V II

y

X V III.

Es en el

i r c del X I X cuando se re­ cio de la que sería la ruina icnum ento, con m o tivo de rrancesa. E l 12 de agosto lince días después de la gran seguida por españoles e in1 las tropas de S o u lt cerca ce la Reina, llegó a Y u s te rrancesa que merodeaba 1 esperando reunirse al de­ n te. H uidos los frailes, los tes >e dieron a la p ro fan a izz-:?

robando cuanto pu-

c en el tem plo com o en el s caf.os no hubieran resulo. irreparables; pero aconespecial

circunstancia:

que

:ebado la soldadesca en las 1 5 despensa y bodega, haal llegar la orden de eva-

quiera que dos días después fué adver­

frontispicio, con fro n tó n en el que una

tida su ausencia en la colum na france­

cartela o val muestra, en altorrelieve, la

sa, sospechando lo ocurrido, desplazóse

im agen sedente de San Jerónim o, y de­

en su busca una sección de caballería

b ajo un recuadro alto, rectangular, con

que no h a lló a nadie en el M onasterio,

el gran

pero sí grandes m anchas de sangre en

T o is ó n de O ro , sustentado por el águ i­

el lugar donde quedaron dorm idos sus

la exp loyada, de dos cabezas, entre las

compañeros, y

apelando, a su vez, a

las represalias, incendiaron el edificio,

quienes se vengaron, mam ansalva, 1

los

colonos

y

casa, que tan m altratados por los invasores. C o m o

rodeado

del

las coronas im perial y

real, y al pie, a los lados, las colu m ­ nas sim bólicas repetidas a cada lado,

liosa del m ism o, o sea el llam ado C o n ­

con cintas en que está grabado el m ote

vento N u ev o, salvándose sólo el tem ­

P L V S V L T R A . D e b ajo de este recua­

plo, el noviciado y las habitaciones dé

d ro existe otro, rectangular y apaisado,

C arlos V .

en el que está grabada en letras capi­

E l año

18 20 , en u n o de los m o ­

tales la siguiente inscripción:

m entos de triu n fo de las ideas revo lu ­ cionarias, fueron expulsados los frailes,

EN E ST A SA N T A

C A S A D E S.

tras lo que vendióse el M onasterio a un

H IE R O N IM O

señor apellidado T a rriu s, venta an u la­

T IR O A A C A U A R SU V ID A E L Q. TODA

D E L A FE Y E N C O N S E R V A C IO N

18 3 4 v o lv ió a tener efecto la ex p u l­

DE

sión, ya definitivam ente.

Q U IN T O , E M P E R A D O R R E Y

LA

GASTO

SE R E ­

nuevam ente el partido realista; pero en T ran scu rrie­

LA

DE YU STE

da tres años después, en que se im puso

EN D EFEN SA

J U S T I C I A ,

CARLOS

ron los años y el m encionado adqui-

LAS

rente sacó el M onasterio a pública su­

IN V IC T IS S IM O . M U R IO A

DE

ESPAÑ AS, C R IS T IA N IS IM O 21 D E

S E T I E M B R E D E 15 5 8 .

basta, siendo com prado por el M arqués de M irabel, quien lo salvó de la total ruina que lo am enazaba. A

partir de

Se penetra en el jard ín por la a n ti­

entonces se han venido sucediendo las

gua puerta de la cerca, porticada, con

obras de protección y reedificación, las

tejado

cuales entran

fase que

lum nas. A llí, ante los añosos árboles,

permite augurar pueda ser realidad ta n ­

se evoca tod avía el nogal que la trad i­

ahora

en

una

saliente sostenido por dos co­

gible en p la zo n o lejano, la total re­

ción afirma fué el que a cuya som bra

construcción del M onasterio.

se acogieron

los

anacoretas

que hace

seis siglos decidieron fun dar a llí el M o ­ *

*

*

nasterio, y b ajo el cual tam bién repo­

nariscal V ícto r. E n la pregabachos durm iendo la bo-

cuales se ven

im perial,

resultando destruida la parte más v a ­

:cm arca para unirse a las ? la retirada quedaron allí

escudo

saba L o prim ero que contem pla el v ia je ­

el

César, contem plando

durante

largas horas el agua de la fon tan a que

ro, a la derecha del cam ino, al llegar

a llí flu y e y

a Y u ste, es la llam ada M em oria m an ­

biente

respirando el fresco am ­

dada esculpir por Felipe II en un án ­

T a m b ié n perdura en la huerta la al-

de aquel

tan

deleitable lugar.

gulo del lado Sudoeste del m uro que

berca donde pescaba truchas el E m pe­

cerca

rador,

el M onasterio.

T ie n e

form a de

siendo

ello

probablem ente

la


causa de su muerte, por el paludism o

gua form aron

una

galería cubierta

y

que a llí adquirió, term inando en pocos

que se com unica con la segunda. L a

días con su naturaleza, ya agotada por

primera de la izquierda tam bién tiene

el trabajo y el pertinaz reumatism o.

ventana a la terraza. L a segunda de la

Enfrente de la entrada se halla el que

izquierda, de 7,2 2 metros de larga y

fué palacio del Em perador, adosado al

5 ,5 2

m uro de la iglesia, opuesto al lado del

Em perador, con puerta al pasillo ju n ­

M onasterio,

to al ángulo Sureste, y otra en esviaje

mente

del que estaba com pleta­

independiente,

de Este a Oeste.

con

T ien e

de ancha, fué el dorm itorio del

orientación

que da al presbiterio de la iglesia, por

dos plantas,

la que pudo oír la misa desde la cama

baja y alta, la prim era destinada a la

el César, cuyo sitio fué entre los m uros

dependencia y servidum bre, y la supe­

m eridional

rior— para ascender a la cual no se h izo escalera,

sino

suave

ram pa

barandales— constitutiva

entre dos

realmente

de

la residencia. L a ram pa term ina en una am plia azotea cubierta, verdadero sa­ lón -m irador,

dividida

en

dos

naves,

con techum bre de vigas de castaño sos­ tenida por diez colum nas toscanas

y

barandilla corrida en la parte abierta, que es la del los lados Sur y Poniente. E n la terraza h a y una fuente pétrea, de un solo bloque, de form a octogonal por fuera y

redonda por dentro, así

com o tam bién un reloj de sol, labrado en piedra. Cerca del m achón central y próxim a a la fuente existe una piedra

y

occidental.

Esta h a b ita ­

ción tu v o una galería de dos pisos, co ­ rrespondiendo el segundo al nivel de la estancia; pero se encuentra en ruinas, no conservándose más que la galería in ­

¿ r w . de estilo pía dos pisos de galería. El templo, de es g fe X V .

construidc

oese im afronte en el festón perlado b a jo se asienta el fro n tó ñas ventanas y o jo da es de m edio p u r bre pilastras. com isa, ciegos y

recua<

sobre la c fro n tón . S

tra íd o acertadamenti to rio em peño del m a

poco

de

adquii

consta de una sola 1 tros de lo n gitu d y

ferior, con pilastras y arcos de m edio

cubierta con bóveda

punto.

contigua,

arcos apuntados y

más pequeña, estuvo instalada la estu­

dos que dividen el

fa. T o d a s las estancias aquí reseñadas

mos. y otro cuadra

En

otra

habitación

son de techo alto,

con chimeneas de

T ien e ábside de tres

piedra, techum bre de grandes vigas de

va un alto zó calo c

castaño

las paredes

res. perforado al lac

blanqueadas. L a plan ta baja de la te­

puerta de dos hojas

y

tablas

lisas,

y

rraza es una construcción abovedada a

la celda del Emper.

m odo de patio cerrado, con cinco gran ­

son de arco p u n tead

des pilares de lad rillo con arcos escar­

coro está en alto, s

seis colum nas herrerianas de

t bóveda rebajada,

piedra y arcos tam bién de lad rillo que

cu yos restos fueron

form an doce bóvedas de crucería planas

El altar hállase tan

y pequeñas, constituyendo tod o ello un

ser visible desde el o

a m odo de pórtico de las habitaciones

doce escalones de st

glo X V I , con alusiva leyenda. L a te­

bajas, destinadas, com o ya se indicó, a

En una bóveda exisi

rraza tiene tres puertas, y encima h a y

la servidum bre, compuesta

side, con entrada p

un desván al que se sube p o r una esca­

personas.

que, según la tradición, servía a C a r ­ los V Y

para subir y bajar del caballo.

en la pared de la terraza cercana a la

m ansión se encuentra pintado

en

rojo ,

de

un escudo real finales

del

si­

zanos y

de sesenta

la

lera de caracol. L as habitaciones son

D e l cenobio sólo quedaban m uros y

cuatro, separadas por un pasillo o g a­

colum natas de los dos claustros, pero

lería de

m etros de lon gitu d y

actualm ente se procede a su reconstruc­

2,58 de anchura. L a prim era de la de­

ción; el más an tigu o de estilo gótico,

recha, de 5,60 de ancho, tiene ventana

construido

a la terraza, chimenea y un cubo-m ira­

dos galerías, la inferior con pilares lisos

dor que con el de la habitación co n ti­

y sin capiteles, y el segundo, o más mo-

1 5 ,5 8

de

piedra

granítica,

tu v o

huerta

del

con'

ataúd de C arlo s V , sobre dos p alom illa


ron una galería cubierta

y

nunica con la segunda. L a

derno, de estilo plateresco, tam bién de

cofre de madera, con tapa en form a de

dos pisos de galería.

pirám ide truncada, cuya caja, de figura

E l tem plo, de estilo gótico del si­

la izquierda tam bién tiene la terraza. L a segunda de la de 7 ,2 2 metros de larga y icha, fué el dorm itorio del con puerta al pasillo ju n o Sureste, y otra en esviaje presbiterio de la iglesia, p o r o o ír la misa desde la cama y o sitio fué entre los m uros y

occidental. E sta habita-

ma galería de dos pisos, co­ do el segundo al n ivel de la so

se encuentra en ruinas,

ndose m ás que la galería inpilastras y arcos de m edio o tra

h abitación

contigua,

a. estuvo instalada la estulas estancias aquí reseñadas ic

alto, con chimeneas de

umbre de grandes vigas de tablas

lisas,

y

las paredes

. L a planta baja de la tez construcción abovedada a ó o cerrado, con cinco g ra n ­ de lad rillo con arcos escar3 colum nas herrerianas de o s tam bién de lad rillo que bóvedas de crucería planas

g lo X V ,

construido

trapezoidal,

tiene

de

lo n gitu d

1,9 0

de m anipostería,

m etros y de ancho 0,53 por la cabe­

tiene im afronte en el que existe sólo un

cera y 0,30 por los pies, de construc­

festón perlado b ajo la cornisa en que

ción com pletam ente lisa, sencillísim a, y

se asienta el fro n tón , con tres peque­

con asas de hierro, triangulares, dos a

ñas ventanas y o jo de buey. L a p o rta­

cada lado y una a cada extrem o. E n

da es de m edio p u n to m oldurado, so ­

el m acizo de piedra en que se h a lla el

bre pilastras,

recuadrado por otras y

ataúd se ve colocado un tablero y en

tres arcos

él pintada la inscripción alusiva. C o m o

ciegos y fro n tón . Su interior, recons­

es sabido, dentro de este ataúd, o rig i­

cornisa,

sobre la cual h a y

tru id o acertadamente m ediante el m eri­

nariam ente forrado de terciopelo, estu­

torio Empeño del m arqués de M irabel,

v o colocada la caja de p lom o en la cual

a

M onasterio,

fué depositado el cadáver del E m pera­

consta de una sola nave, de 3 6 ,2 8 m e­

dor, hasta su traslación al Escorial, en

tros de lon gitu d y

10 ,4 0 de anchura,

la caja de p lom o , revestida de otra nue­

cubierta con bóveda de crucería sobre

va que se construyó, quedando en la

arcos apuntados y

bóveda

poco

de

adquirir

el

pilares baquetona-

dos que dividen el recinto en tres tra­

de Y u ste,

com o

recuerdo,

la

caja de castaño. Posteriorm ente fué co­

mos, y otro cuadrado de la cabecera.

locada en el inaccesible nicho por dis­

T ie n e ábside de tres lados, que conser­

posición del gran benefactor del M o ­

va un a lto zócalo de azu lejos m udéja-

nasterio, el marqués de M irabel, a fin

res, perforado al lado derecho por una

de evitar que los visitantes hubieran

puerta de dos hojas que com unica con

dado en cortar pedazos del viejo ataúd

la celda del Em perador. L as ventanas

com o reliquias históricas de la época de

son de arco punteado, baquetonadas .E l

m áxim o

coro está en alto, sobre arco carpenal

fué contem plado el ataúd por u n o de

y bóveda rebajada, y carece de sillería,

nuestros más grandes genios contem po­

cuyos restos fueron llevados a Cuacos.

ráneos, el insigne pensador U nam un o'

esplendor

hispano.

C u an d o

E l altar hállase tam bién elevado, para

escribió: “ N o podía apartar m i im agi­

constituyendo tod o ello un

ser visible desde el coro, por lo que h a y #

nación de aquella caja de madera, h o y

pórtico de las habitaciones

doce escalones de subida al presbiterio.

vacía, en que el cuerpo de C arlos V de

adas

E n una bóveda existente debajo del á b ­

A lem an ia y I de España em pezó a h a­

side, con entrada por ambos lados en

cerse p o lvo , mientras su espíritu acaso

la

el

caía com o una gota de llu via en la in ­

¿o sólo quedaban m uros y

ataúd de C arlo s V , colocado en lo alto

mensa laguna sin fo n d o y sin orillas de

de los dos claustros, pero

sobre dos palom illas de hierro. Es un

la eternidad de la H isto ria” .

com o ya se indicó, a

bre. com puesta

de sesenta

se procede a su reconstruc5 an tigu o de estilo gótico, de piedra

granítica,

tu v o

la inferior con pilares lisos s , y el segundo, o más m o ­

huerta

del

convento,

se h alla


OTROS

C A ST IL L O S

FORTIFICACIONES

ALCANTARA

DE LA

Y

PROVINCIA

pués, b a jo el em puje alm ohade, fué si­ tiada por A lfo n s o IX , quien la recon­

E l hecho de haber sido construido

qu istó tras once meses de asedio, d án­

en tiempos de T r a ja n o el fam oso pu en­

dola a la O rden de C alatrava, su ta m ­

te sobre el T a jo , u n o de los mejores

bién gran cooperadora; pero los ca h -

del m undo, dió pie a numerosos escri­

travos

tores para sentar la gratuita afirm ación

tan lejana se hallaba su casa m atriz, en

de haber existido

vista de lo cual la cedieron, en 1 2 1 8 , a

rom ana,

a llí una población

la cual quedó

desm entida.

Fué

en

la

rotundam ente época

árabe

no podían

la O rden

de San

defenderla,

Ju lián

y a que

del Pereiro

(fundada en 1 1 5 6 por don Suero F e r­

cuando se estableció a llí la m isma, sin

nández, su prim er P rio r y M aestre),

duda

que en seguida se estableció allí, t it u ­

por

advertirse

la

necesidad

de

contar con fortificación que defendiera el paso, de capital im portancia para el

lándose la herm andad de Alcántara.

Orden

M ilitar

sistema viario de la región. Su nom bre

A partir de entonces, esta p laza ejer­

p rim itivo , Cántarat-As-saif, que sign i­

ció gran actuación bélica, tan to en las

fica puente de la espada (por la que se

guerras con P ortu gal, dada su situación

del

fronteriza, com o a causa de las disen­

puente, tal vez constitutiva de un tro ­

siones y cismas de la Orden. E n 1295

encontró

sobre

el

arco

triu n fal

feo) , denota claram ente el origen sa­

se apoderaron de ella los enemigos del

rraceno de la población. E l Edrisi ya se

joven rey Fernando I V el E m plazado.

refirió a ella, en el siglo X I I , pon d e­

cuyos

rando la im portancia de sus defensas,

En

y poco después, en 1 14 3 , el rey A l f o n ­

abundaron

so V I I el Emperador la rescató, aunque

m ientos bélicos, tales com o la tom a de

leales

consiguieron

la prim era m itad en

recuperarla.

del siglo X I V

A lcán tara

los

acaeci­

por poco tiem po, pues A lh á -e l G am i se

la plaza, por sorpresa, que realizó el

apoderó de ella en 1 1 6 4 . Fernando II

M aestre del T em p le, quien había m ar­

de L eón la tom ó en 1 1 6 7 , donándola

chado a E xtrem adura para entregar al

a don A rm en gol, conde de U rg el, que

m onarca las posesiones de la disuelta

tanta

le había prestado en la

O rden y recibió a llí inmerecida h o sp i­

empresa. V u e lta a perderse, poco des­

talidad, teniendo que ser rendido por

ayuda






la fuerza,

los disturbios emanados

rra al m onarca lusitano por la ayuda

del m al carácter de los M aestres R u y

que prestaba al A rch idu qu e de A u stria.

V ázq u ez

y y

Ruy

P érez

M ald on ad o .

T r a s la batalla de N ájera (13 67) estu­

E n 170 6 el M arqués de las M in as con­ siguió

rendirla,

aprisionando

en

ella

vo a llí Pedro el Cruel, m archando des­

5.000 hom bres, con el correspondiente

pués

T rastam ara,

b o tín ; pero fué rescatada el 15 de d i­

siendo de hacer notar que entonces h a ­

ciembre del m ism o año. E l anterior a

bía dos Maestres, u n o del bando del

la guerra de la Independencia, llegó a

m onarca legítim o y otro del rey usur­

A lcán tara el gran ejército galo que, al

a

com batir

al

de

pador. E n el siglo siguiente fué tam ­

m ando de J u n o t, m archaba a invad ir

bién la plaza escenario de las banderías

P o rtu g a l, uniéndose a llí las tropas es­

de la O rden prom ovidas p o r el C lavero

pañolas que habían de colaborar en la

M o n ro y , quien, a llí encarcelado, logró

empresa, de acuerdo con la alianza es­

escapar

tablecida; pero después, ya en franca

merced

rom piendo

a su hercúlea fuerza,

cadenas

y

quebrantando

puertas, tras lo que se riñ ó en las inm e­

lucha contra el invasor, el 19 de abril de

180 9, fué ocupada por el general

diaciones una batalla entre los dos b a n ­

francés Lapiche, quien com etió en ella

dos, ganada p o r el de M o n ro y , el cual,

desafueros,

pese a la com plicación surgida al in ter­

ju n io

venir en su contra la ambiciosa duque­

puente, ordenada por el m ariscal V í c ­

sa de A réva lo , cuyas mesnadas le com ­

tor. E n la primera contienda dinástica

batieron, consiguió rendir la fortaleza

del siglo X I X

y ser designado Maestre. E n

14 7 9 se

huidos de Cáceres ante la próxim a aco­

reunieron a llí Isabel la Católica y su

m etida del general G óm ez, infinidad de

los

cuales

siguiente

con

culm inaron la

llegaron

volad u ra

en del

a A lcántara,

tía doña B eatriz de P ortu gal para esta­

fu g itivo s, entre ellos las autoridades y

blecer la concordia entre am bos reinos.

el personal de organism os e institucio­

C o n la asunción por la C o ro n a de los

nes oficiales,

portando

m aestrazgos de las Ordenes, A lcán tara

m entos,

Y

perdió im portancia. E n 15 0 5 se h a lla ­

caudillo legitim ista, en su ruta de re­

ba m u y ruinosa la casa conventual, por

greso hacia el N orte, no habiendo p o ­

lo que don Fernando m andó edificar

dido salvar el T a jo por el puente del

otra nueva, que no fué term inada h as­

A rzo b isp o ni p o r el de A lm a ra z, in ten ­

etc.

al

dinero,

saberse

docu­

que dicho

ta el reinado de Felipe II. D uran te la

taría hacerlo por el de A lcántara, de­

guerra de la

Independencia p o rtu gu e­

cidieron im pedírselo, para lo cual in ­

sa fué m u y com batida A lcán tara por

cendiaron el maderamen con que varios

las tropas lusitanas, sitiándola en 1648

lustros antes se había reparado p ro v i­

el

sionalm ente el arco destruido p o r los

general

don

Sancho

M anoel,

que

hubo de retirarse ante la llegada del

franceses. *

B arón de M o llin gen y el C orregidor de

*

*

Cáceres, don R o d rig o Flores, con im ­ portantes

refuerzos.

En

la

guerra

de

E l castillo y las m urallas de A lc á n ­

Sucesión estuvo en esta v illa Felipe V

tara, de los que hablan las crónicas des­

( 1 7 0 3 ) , declarando desde ella la gue­

de el siglo X I I I , son de origen árabe, y,

— 117 — #


I

pese a su im portancia pretérita, de ellos

siglo X V , o sea cuando el M aestre de

sólo quedan restos, p o r lo que no cabe

la O rden de A lcántara, don G utierrez

discernir cuál fué la parte reconstruida

de So tom ayo r fortificó parte de la villa.

después de la reconquista de la plaza.

E l recinto am urallado se extendía en

E l castillo, en el que, además de la fo r ­

lo n gitu d de un kilóm etro, pero no cabe

taleza propiam ente, estuvo la iglesia y

precisarlo con exactitud, ya que se ha

convento de la O rden antes de cons­

perdido la fisonom ía del recinto a cau­

truir el de San B en ito, dentro de la

sa de la considerable retirada de m ate­

villa, se halla situado al lado occiden­

riales para ser u tilizad o s en obras m o ­

tal del caserío, en una eminencia del

dernas. Se sabe que en las m urallas se

terreno.

abría una puerta m usulm ana llam ada

La

torre

era de plan ta

cua­

drada, y tan to ésta com o las dos corti­

de Jartin, con

nas, en parte subsistentes, del interior

nom bre de A lh á , el clemente, el mise­

de la fortaleza, al lado m eridional, de-

ricordioso. Esta obra m andó hacer H a­

notadoras de las grandes dimensiones

cen -A m ed. ..

que las mismas tuvieron, son de m ani­

m entales que antes m encionam os figu ­

En

la

inscripción:

En

el

las referencias docu­

postería de pizarra con m ortero de are­

ra que dicho M aestre edificó de sillería

na y cal. Se cree que esta parte debió

la

de ser hecha en la prim era m itad del

principal de la villa , y am plió la plaza

llam ada

Torre

Blanca,

la

puerta

con parte de lo que ocupaba la torre de Matacabras.

Esa puerta

aludida

debe

de ser la llam ada de la Piedad (por la imagen venerada en una capilla exis­ tente sobre el a rc o ), reconstruida en 17 0 4 , la cual se encuentra en la parte occidental del pueblo, o sea al lado del castillo, entrada p rincipal yendo a él

■oto con seis arcos,

desde el puente.

¿ e kxs dos mayores

Este, que es M on u m en to N acional, merecería consagrarle aquí un

espacio

Kgnxentes,

logrant

del que carecemos, com o la obra rom a­

jes em pujes de la

na que más ha sido objeto durante si­

cabeceras ap oyan ei

glos de estudios en los diversos aspec­

áe las orillas. Su

tos históricos y descriptivos, p o r lo que

r n n ític a , perfectam

su b ib lio g rafía es copiosísim a. Se halla

ts. en seco: consta

situado a 400 m etros al N oroeste de

a=tes se d ijo , cinco

la población, en la que fué vía rom ana

— «

que arrancando de N orba (Cáceres)

Alcántara.— Iglesia conventual de San Be­ nito. (Dibujo de M. O urvantzoff.)

progresivam ente mi

se

qne la refue

tr.z n fa l que se abi

dirigía a E eja, y fué obra atrevida del

Frente, y tiene las

arquitecto

J u lio Lacer,

ses: 194 metros de

term inada en el año 10 6 antes de Je­

ás 1,3 0 que sum

sucristo. D ich o artífice consiguió un puente altísim o, salvando la distancia

»)

— 118 —

rom ano C a y o

de anchura.

xx desde el fon<


i cuando el M aestre de Icántara, don G utierrez rrtificó parte de la villa, rallado se extendía en kilóm etro, pero no cabe la c titu d , ya que se ha cm ía del recinto a caurable retirada de mate:::lizados en obras m o ­ que en las m urallas se :a m usulm ana llam ada La inscripción:

En

el

á. e l clemente, el miseobca m andó hacer Haz lis

referencias docu-

-:cs m encionam os figuU-:;:r; edificó de sillería « t

Blanca,

la

puerta

rilla. t am plió la plaza que ocupaba la torre de i

r -e r ta

la i t i

aludida

debe

'.z Piedad (por la

-ir. una capilla exis-

ir z:

reconstruida en El Puente de Alcántara. (Dibujo de M. O urvantzoíf.)

r encuentra en la parte ceb lo, o sea al lado del i principal yendo a él M on u m en to N acional,

sólo con seis arcos, desiguales, vo ltean ­

agua;

do los dos m ayores en m edio, y dando

principal, 4 0 ; desde el com ienzo de d i­

progresivam ente m enor diám etro a los

cha

desde ésta a la clave del arco clave

al

piso,

4,

y,

finalm ente.

erarle aquí un espacio

siguientes,

contrarrestar

14 del arco de t r iu n fo ) . E l arco m a­

:s. com o la obra rom a-

los empujes de la parte central, cuyas

y o r tiene 28,06 metros de luz. L o s ar­

sido objeto durante si-

cabeceras ap oyan en los vivos peñascos

cos son de m edio punto, con doble do-

; en los diversos aspee-

de las orillas. Su fábrica es de sillería

velaje.

descriptivos, p o r lo que

granítica, perfectamente labrada, senta­

inscripciones rom anas, tod avía conserva

es copiosísim a. Se halla

da en seco; consta de seis arcos, com o

algunas

rr.etros al N oroeste de

antes se d ijo , cinco pilares y los m ale­

lado

la que fué vía rom ana

cones que la refuerzan, más un arco

m entaria del puente, existe un pequeño

se

triu n fal que se abre en el m edio del

tem plo rom ano, de planta rectangular,

t- fué obra atrevida deí

puente, y tiene las siguientes dim ensio­

con escalinata, dedicado a César, el cual

no C a y o

J u lio Lacer,

nes: 19 4 metros de largo, 6,70 metros

se h alla bastante bien conservado.

año 106 antes de Je-

(más 1,30 que suma la de los antepe­

artífice

chos)

de N orba (Cáceres)

consiguió

un

salvando la distancia

logran do

de anchura, y

así

71

de alto (13

metros desde el fo n d o a la superficie del

Aunque alto

izquierdo,

Tan cabría

de

extensa hacer la

desaparecieron va lo r com o

com o

varias

epigráfico. parte

su

Al

com ple­

descripción

porm enorizada reseña

de las vicisitudes experimentadas por el

— 119 —


r gran m onum ento, entre las que figuran

nuestra E ra; vía llam ada en la época

r r r de Aragón

sus restauraciones; historia, com o seña­

m edieval la G uinea, y

que posterior­

« m ín en te, a La

la M élida, harto triste, denotadora del

mente se denom inó tam bién, p o r co ­

Lisie y a la du<

pobre papel que, en ocasiones, desem­

rrupción fonética, C a m in o de la Plata,

peñan las grandes creaciones del inge­

que desde M érida iba a N arbona, p a ­

ra la torre del

nio y del espíritu genitor de la belleza

sando por Salam anca, A sto rga, Z a r a ­

ha faltad o quie

ante las contingencias derivadas de la

g oza y T a rra go n a . D e la época rom a­

S a r a del siglo

incom prensión y el afán de lucha de

na perduran los restos del castro, con

i» los sarraceno K -a s que sosti

D e lo que fi

y a fué corta­

grandes trozos de m urallas de sillería

do el prim er arco, no se sabe si por los

granítica, form ando un recinto cuadra­

á e s r z iio

caballeros de C alatrava, para tom ar la

do que se ha supuesto fuera cuartel ge­

F 'x x ip n

p laza a los sarracenos, o por éstos con

neral de B ru to , al que en tiem pos m e­

« T r ia r e m o s . E

el fin de im pedir su pérdida. L a segun­

dievales se agregaron torres defensivas,

r*aes su traza r

da m utilación, aunque pequeña, sufrida

y fragm entos del puente, llam ado por

te . acaba por la

p o r el m onum ento, fué en 1 4 7 5 , d u ­

las gentes del país de M antible, n o ta­

de e sp o ló n ), co

rante la lucha sucesoria entre C a stilla y

ble ejem plar arquitectónico del pueblo

n a n o s aprovech

P o rtu g a l, después de la cual, al ser re­

del L acio, que debió de tener 250 me­

u ñ o s a s a llí ex

parado,

tros de lon gitu d. E l nom bre de A lco -

en el ángulo

los hom bres. E n

quedó

12 18

un

tan to

alterada

su

a'm e por ]

nétar procede de la v o z Alconetara, o

recinto am uralla

segundo puente (el prim ero era el exis­

logo a otro, ya

arco prim ero por los portugueses, que­

tente sobre el A lm o n te)

dando

los árabes.

es el lado diai o p c ió n , a unos

prim itiva fisonom ía. E n Sucesión

fué

la guerra de

nuevam ente

reparado

en

cortado

tiem po

de

el

C ar­

Suponen

que le dieron

los historiadores

que en la altura del cerro form aron los

ra. lo cual denot

dencia, lo fué tam bién, según y a d iji­

invasores ese im portante núcleo de p o ­

de puente le va di

mos, y, reparado en madera, decidióse

blación

fortaleza. E n la tes se abren pee

los III. Después, en la de la Indepen­

de

referencia,

defendido

por

quem arla en la guerra carlista. Q uedó

fuerte castillo, pero se ignora cuándo

restaurado a m ediados de siglo, term i­

se inició la ruina del puente y poblado,

nando las obras en 18 6 0 , b ajo la d i­ rección del arquitecto don A lejan d ro

si bien cabe creer fuera a finales del si­

coronación tiene - - a de canes, ui

glo X I I I . L o s datos que existen acerca

frente un m atac

M illán .

de las vicisitudes históricas de A lconé-

casi por completi

ALCONETAR

tar son su prim era reconquista por F er­

ra de los frentes

nando II de L eón en 1 1 6 7 , y la defi­

tros,

nitiva por A lfo n s o I X

en

12 2 5 , p a ­

y

los

coj

I3-05- A poco <

cuyas ruinas

que la O rden M ilita r del T e m p le tenía

ñ o r se ve, a la i escalera que cond

se hallan en el térm ino de G arrovillas,

en la región, llegando a ser capital de

frente, la puerta

ju n to a la confluencia de los ríos T a jo

una

donde se adviert piso que h u b o o

Fué la de este nom bre una población de

relativa

im portancia,

sando a form ar parte de las posesiones

Encom ienda

com prensiva de v a ­

y A lm o n te. Se cree que antes estuvo

rios pueblos lim ítrofes. E n

a llí la rom ana T u rm u lu s, que figura en

fonso X el Sabio la donó a su h ijo , el

el Itinerario de A n to n in o , al lado de

infan te don Fernando. E n el siglo X V

la fam osa V ia lata, term inada de cons­

pertenecía

en

señorío

a

12 6 8 A l ­

la

condesa

de otra superior, la bóveda de cai M ientras

la

I

truir por m andato del P retor P u b lio

de A lburquerque, casada con el in fa n ­

en el pasado del

L icin io

te don Fernando de A ntequera, luego

por los tropas n;

Craso,

el

año

95

antes

de

— 120 —


llam ada en la época nea, y

que posterior-

inó tam bién, por co-

rey de A ra g ó n , pasando después, suce­

guerra de la Independencia, com batien­

sivam ente, a la casa condal de A lb a de

do a las cuales sucum bió frente a él el

L iste y a la ducal de Frías.

capitán

español

don

José

Berenguer,

. C a m in o de la Plata,

D e lo que fué A lcon étar sólo perdu­

cuyo sepulcro se halla en el m ism o lu ­

i iba a N arbona, pa-

ra la torre del castillo, que aunque no

gar en que cayó gloriosam ente, la tra ­

■.ir.ca. A sto rga, Zara-

ha faltad o quien la conceptúe obra cris­

dición m antiene la curiosa leyenda si­

a

D e la época rom a-

tiana del siglo X I I , debieron de erigir­

guiente, que explica el nom bre dado a

rzstos del castro, con

la los sarracenos, a ju z g a r por las m én­

la T o rr e : E n los tiem pos de la A lta

e m urallas de sillería

sulas que sostienen el casi totalm ente

E d ad M edia era señor del castillo el

i : un recinto cuadra-

destruido

nesto fuera cuartel ge-

Floripes, p o r

alm enar;

torre

la leyenda

llam ada

de

que después

fam oso

Fierabrás, rey

de A lejan d ría,

que disputaba a C arlo m agn o el d o m i­

1 que en tiempos me-

explicarem os. Es de plan ta pentagonal

nio del m undo. Sentía el sarraceno in ­

iron torres defensivas,

(pues su traza rectangular por una p a r­

sanos deseos hacia su bella y anim osa

p orate, llam ado por

te, acaba por la otra en ángulo a m odo

herm ana, la princesa Floripes— m on s­

is de Si antible, nota-

de e sp o ló n ), construida con sillares ro ­

truosidad que entonces no era rara en­

■lectónico del pueblo fció de tener 250 me-

m anos aprovechados de las edificaciones ruinosas a llí existentes. Está em plaza­

r.cmbre de A lco -

da en el ángulo Noroeste de lo que fué

escuchar los requerim ientos del rey, es­ taba ciegamente enam orada del p aladín

.2 v o z Alconetara, o

recinto am urallado, com o bastión aná­

G u id o de B orgoña, prim o del m onarca

d prim ero era el exis-

logo a otro, ya desaparecido, que hubo

galo, a quien había tenido ocasión de

r r c - te

adm irar en algunos torneos. A

historiadores

en el lado diam etralm ente opuesto al espolón, a unos cuatro metros de a ltu ­

áel cerro form aron los

ra, lo cual denota la necesidad que hubo

con

de puente levad izo para penetrar en la

ellos prisioneros del m uslim e, que m an ­

fortaleza. E n la parte alta de los fren­

dó encerrarlos en el castillo del pu en­

tes se abren pequeñas ventanas, y por coronación tiene, sobre una fila co n ti­

te de M an tible. E ra alcaide de la fo rta ­ leza un m oro m u y adicto a Fierabrás,

nua de canes, un antepecho, y en cada

llam ado Brutam on te, que fué advertido

tos que existen acerca

frente un m atacán. E l alm enar aparece

por aquél de la im portancia que reves­

h :s::r::as de A lconé-

casi por com pleto destruido. L a an ch u ­

tía la custodia de los cristianos;

ra de los frentes es: el m enor, 6,85 m e­

he aquí que, averiguado por Floripes

que le dieron

■es los

ortante núcleo de p o ­ tada.

defendido

por

ero se ignora cuándo del puente y poblado,

fu ta a finales del si­

1 reconquista por Fer■ - en 1 1 6 7 , y la defi30 I X

en

12 2 5 , p a ­

sarte de las posesiones ::ar del T e m p le tenía an d o a ser capital de com prensiva de vatrofes. E n

126 8 A l ­

ia d on ó a su h ijo , el indo. E n el siglo X V

tre los m usulm anes— , la cual, lejos de

poco

resultó herido G u id o en un com bate, otros caballeros, quedando

todos

mas

perpendiculares,

el paradero de su am ado, acom pañada

13 ,0 5 . A poco de penetrar en su inte­

por tres de sus doncellas de más con ­

rior se ve, a la izquierda, una estrecha

fianza, se presenta ante la torre en una

escalera que conduce a la terraza, y, en­

lóbrega noche y , alum bradas por teas,

frente, la puerta de una am plia cámara

consiguen subir a ella. B ru tam on te les

donde se advierten los mechinales del

da el “ ¡quién v iv e !” , a lo que respon­

tros,

y

los

costados

piso que hu bo otrora com o separación

den que son tres mujeres, tras lo cual,

de otra superior, a la que corresponde

bajada la poterna, el alcaide reconoce a

la bóveda de cañón

la herm ana de su señor, que le pide

M ientras

la

tod avía existente.

H istoria

sólo

registra,

hospitalidad.

Entonces, aquella

audaz

ñ o río a la condesa casada con el infan -

en el pasado del castillo, su utilización

m ujer saca un pu ñal que clava en el

de Antequera, luego

por los tropas napoleónicas durante la

corazón del m oro, logran do así apo-


L o s A lm a ra z eran enemigos acérri­

E n esta fortale

escala que arroja al antro, salen G u ido

mos de los M o n ro y , según ya exp lica­

de las M in as, C

de

m os al ocuparnos de Plasencia;

tropas aliadas d<

derarse de las llaves. V aliéndose de una B orgoñ a

y

sus

compañeros,

que

pero

eran el intrépido O liveros, el infante

aquellas enconadas diferencias existen­

que de A u stria

G uarinos

tes entre las dos poderosas fam ilias des­

Sucesión,

y

R icardo

de

N orm an día,

el

añc

quienes, a instigación de Floripes, te­

aparecieron

casamiento

1 7 1 # , estuvo aü

merosa de la venganza de su herm ano,

de H ernán R o d ríg u e z de M o n ro y con

trataba de imped

tom an armas y caballos para defender­

Isabel de A lm a ra z, am bos vástagos de

:o portugués cor

las mismas, que tan to se com batieron

dos. tras Ic que,

se. N o tardó el m oro en conocer lo a llí

en

virtu d

del

sucedido, p o r lo que, ciego de ira, puso

a partir de la alevosa muerte del jefe

ras. m archó a El

sitio a la inexpugnable torre, esperando

de la prim era, luego vengada por su

Eaviciosa, que ti

que se rindiera por ham bre. C o m o en

h ijo en la persona del autor del crimen.

para su causa.

tal grado llegaron a sufrirla los asedia­

P o r ello la v illa de A lm a ra z pasó a los

dos, decidieron m archara G u ido a in ­

M o n ro y y , luego, al condado de O ro -

form ar a C arlo m agn o de su apurada si­

pesa, refundido después en el ducado

puente sobre el T

tuación,

de Frías.

'c metros al Sur d

saliendo

al

efecto

por

una

E l castillo de A lm a ra z debió de ser

puerta secreta, no sin dejar a Floripes

A I ocuparnos < x jo s

o m itir la re

cruza la carretera

transida de d olor ante la incertidum bre

edificado

m ayo­

•tura. L o costeó 1

de

razgo o por su inm ediato sucesor. D e

a I 5 3 7> que tuv tro Pedro U ría á

su destino.

M as

el

éxito

coronó

por

el fun dador

del

un

él sójp queda una torre defensiva, p ar­

buen día el Em perador de la barba flo ­

te sin duda de obra fortificada más e x ­

>bras. Es parecido

rida, se presentó con sus huestes ante el castillo, venciendo a la m orism a que lo

tensa, con m urallas. Está situada sobre

u k a , ya que no ei

lugar

® de A lcántara,

sitiaba, cu yo rey quedó hecho p risio ­

villa, que h o y form a parte de una fin­

¿os arcos el anchi

nero, tras lo cual rescató a sus caballe­

ca perteneciente a la casa marquesal de

a de 1 2 7 metros

ros y a Floripes, que entregó su blanca

la R om ana. Es de plan ta rectangular,

!a anchura, de 6

m ano al apuesto G uido,

con estructura de sillería y m am poste-

L os arcos tienen

aquella

arriesgada

empresa,

pues

ALM ARAZ

dom inante,

al

Noreste

de

la

ría, y sus dimensiones son 10 ,2 5 m e­

metros el m ayor

tros de largo, 7,90 de ancho y 14 de

do. E n la guerra

alto. E n la parte superior existe un m a­ tacán a cada lado, y en cuanto a hue­

N o se tienen datos de esta población

18 0 9)

el general

rruir el arco cent

cos tiene tres: al N orte, la puerta, con

•rancés M arm on t 1

dintel sustentado por dos grandes m én­

do restaurado en 1

real privilegio, le fué concedido su tér­

sulas, bastante

don Joaqu ín Ibáñi

m ino al caballero Blasco G óm ez de A l-

destaca un m otivo heráldico, en relie­

anteriores al siglo X I V ,

en que, por

juntas,

en

cuyo

bisel

m araz para que lo poblase, dándole su

ve;

nom bre y fu n dand o en él un m a y o ra z­

p u n to casi apuntado, de seis dovelas, y

go.

al

Esta donación

la confirm ó E n ri­

al Oeste, una ventana Sur

otra

ventana,

m uy

de m edio ALM 1

pequeña,

que III el 12 de m arzo de 13 9 5 , en fa ­

tam bién en arco apuntado form ado por

Este castillo se ana elevada cumbn

vor de don D iego G óm ez de A lm a raz,

dos piedras. E n el interior h a y un z a ­

com o prem io a los servicios prestados

guán con bóveda de cañón apuntado,

ridional de la Sie

por el m ism o a Juan I, padre y antece­

de lad rillo, a la derecha del cual está la

kilóm etros de la ^

sor de dicho monarca.

escalera para subir a la parte alta.

y p róxim o tambié


D on

M igu el,

desde donde se dom ina

r a a enemigos acerri-

E n esta fortaleza se a lo jó el marqués

)v. según ya explica-

de las M inas, General en Jefe de las

un vasto panoram a, hasta el extrem o

¡ de Plasencia; pero

tropas aliadas defensoras del A rch id u ­

de

• ¿::'ír-:r.::as existen-

que de A u stria

ciudades com o

: rrad

Sucesión,

del

fam ilias descasamiento

durante la guerra de

poder

contem plarse Cáceres,

en

la

lejanía

Salam anca

y

en

C iu d ad R o d rigo, distantes las dos p ri­

1 7 1 0 , estuvo a llí el rey Felipe V , que

meras a más de un centenar de k iló m e­

el

año

170 6.

Después,

~£-z ce M o n ro y con

trataba de im pedir la unión del ejérci­

tros. A rquetipo, de las fortalezas r o ­

res vástagos de

to portugués con el de los confedera­

queras— de las que h a y varias en esta

se com batieron

dos, tras le que, reorganizadas sus tro ­

parte de la provincia— , es de origen

~ ::c — uerte del jefe

pas, m archó a librar la batalla de V i-

sarraceno,

:::

llaviciosa, que tan gran éxito supuso

construcción del siglo X I . E l rey F er­

para su causa.

nando II de L eón la rescató del infiel,

v m ;a d a por su

d d autor del crimen.

datando

probablem ente

su

donándola a don A rm en gol, conde de

¡ A ln a r a z pasó a los

A l ocuparnos de A lm a ra z no pode­

i' : m ia d o de O ro-

m os om itir la referencia a su fam oso

U rgel, pero a poco

en el ducado

puente sobre el T a jo , situado a dos k i ­

en poder de la M edia L u n a. E n 1 2 1 2

lóm etros al Sur de la villa , por el que

fué reconquistada por A lfo n s o I X

i t a a n z debió de ser

cruza la carretera general de E x trem a ­

L eón , cuando m archaba contra A lc á n ­

- z is iz r

del

m ayo-

dura. L o costeó la ciudad de Plasencia

tara, O rden a la que después pertene­

, — ii: i: z

cayó nuevam ente de

sucesor. De

en 1 5 3 7 , que tuvo encargado al maes­

ció. E n

cocre iefen siva, par-

tro Pedro U ría de la dirección de las

Suárez, m uerto ya en M on tiel, Pedro

~í rrrrm cada más ex-

obras. Es parecido, en cuanto a la téc­

el C ruel, puso el castillo al servicio del

13 6 3

el M aestre don M elén

nica, ya que no en su belleza, al fa m o ­

rey Fernando

la

so de A lcántara, pues salva con sólo

fratricida T rastam a ra ; pero, triunfante

r_i rirre de una fin-

dos arcos el ancho cauce. Su lon gitu d

éste, vo lv ió , com o las demás fortalezas

¿ E íta situada sobre al

Noreste

:m

de

de P ortu gal,

contra

el

— arquesal de

es de 1 2 7 m etros; su altura, de 38, y

de la O rden y sus dignidades, al servi­

rectangular,

la anchura, de 6,80, sin los pretiles.

cio del m onarca castellano.

:

■ lo ia y mam poste-

L os

2 3,93

D uran te las luchas intestinas de la

:-

metros el m ayor y 16 ,6 9 el ap u n ta­ do. E n la guerra de la Independencia

O rden, entre las fam ilias Solís y M o n ­

(18 0 9 )

prim era,

m .2 5

j i t ancho y

me-

14 de

:r*:r.:r existe un ma-

arcos tienen

de

diám etro

el general Cuesta m andó des­

roy, este castillo estuvo de parte de la pasando,

cuando

m urió

el

r en cuanto a hue-

truir el arco central para im pedir al

M aestre don G óm ez, al servicio de don

4octe. la puerta, con

francés M arm on t el paso del río, sien­

Juan de Z ú ñ ig a , h ijo de los duques de

c r i c s grandes m in ­

do restaurado en 18 4 5 p o r el arquitecto

A réva lo ,

eras.

don Joaqu ín Ibáñez.

com petidores, a quien la entregó el a l­

en

cuyo

bisel

ana.

m uy

de

todos

sus

A lo n so de M o n ro y , C lavero y , después,

de m edio

io. de seis dovelas, y

ya

caide G o n zalo de la P lata. C u an d o don

heráldico, en relieventana

triu nfan te

ALM ENARA

M aestre de A lcántara, se v ió libre de su

pequeña,

prisión

en

M agacela,

reunió

en

cn ta d o form ado por

Este castillo se h alla situado sobre

M on tán ch ez una im portante hueste de hom bres de armas con la que subió a

interior h ay un z a ­

una elevada cumbre en la vertiente m e­

de cañón apuntado,

ridional de la Sierra de G ata, a tres

la Sierra de G ata, apoderándose de A l ­

echa del cual está la

kilóm etros de la v illa de este nom bre

m enara, que algún tiem po después v o l­

1 la parte alta.

y p róxim o tam bién a la de T o r r e de

v ió a la obediencia de Z ú ñ ig a. E n 1 4 7 4 ,

— 123 —


tras la muerte de Enrique I V , fué C o ­

ceres, p róxim os a la carretera de M é-

m endador de esta fortaleza, por los R e ­

rida. M u y cercanos entre sí, para d is­

yes C atólicos, don D iego de A m ay a .

tin guirlos

T ras

aquella

castrense

im portante

al

m ayor, que se asienta en una lom a, y tuado en el pequeño valle. E l paraje

tan to

constitu yó una im portante dehesa deno­

ruinosa y abandonada, a ju z g a r por la

m inada de la A rgu iju ela o A lguixuela.

porm enorizada

g lo X V I

m ediados

de

de A rriba

de A b a jo al m enor y más m oderno, si­

a

decadencia

denom ina

si­

que

la

se

la

fortaleza,

iniciase

actuación del

se encontraba ya un que

de

la

p o r donde cruzaba la fam osa V ía tata

visitadores

de

la

o Guinea, la calzada rom ana en su tra ­

O rd en en 29 de ju lio de 15 4 9 y en

m o de M érida a Cáceres, enclavada en

158 1,

encontrado

la jurisdicción que se asignó a la ú lti­

en el archivo del notario que fué de

ma población nom brada tras ser recon­

T o rr e

R am ón

quistada la plaza definitivam ente. L o s

M an za n o . E ra una torre pentagonal de

primeros datos históricos que acerca del

m anipostería y cantería labrada en las

m ism o se tienen son del reinado de A l ­

esquinas, con im portante barrera exte­

fonso X el Sabio, m onarca que, defe-

rior. P o r una escalera pétrea y

riendo a petición del com ún de vecinos

mism a

descripción

hicieron curioso

los

docum ento

de D o n

M igu el,

don

luego

m ediante otra de m ano se subía a la

cacereños, exp id ió real carta a fa vo r de

puerta. E l interior tenía varios pisos,

García R o d ríg u ez, de C iu d a d R o d rigo,

en cuyos

ventanas,

y Fernán G óm ez, de Soria, para que

existiendo arriba una gran terraza, a

pudieran establecerse a llí con sus gan a­

m odo de p laza de armas, con su alm e­

dos. A m ediados del siglo X V , la m i­

naje adecuado para la defensa. A c tu a l­

tad del predio había pasado a poder de

mente sólo se conservan los cinco m u ­

la fam ilia B lá z q u e z de Cáceres, y

ros, que muestran en sus esquinas la so­ lidez de su construcción, y los huecos de

otra

ilustres estirpes de la v illa : G alín d ez.

dos ventanas, una de ellas a dos metros

G o n zález, A lfó n , U llo as, Riveras, A l-

m uros

se abrían

m itad

quedó

subdividida

la

entre

del suelo, con aspecto de ser más bien

danas, H o lgu ín , Paredes y

puerta. E l piso del interior se encuen­

L a parte de los B lá zq u e z pasó a la de

tra elevado por la acum ulación de tie­

los O va n d o , u no de cuyos miembros,

Saavedras.

rra y escombros de lo que fueron te­

don H ernán, casado con doña L eon or

chos y demás, materiales que han ta ­

A lfó n de O va n d o , edificó el castillo del

pado el excelente aljibe m encionado en

alto zan o , o sea el m ayor, y su h ijo , don

el acta de los visitadores.

Francisco de O va n d o , tras perm utar o com prar todas las parcelas de la m itad que no le pertenecía, con lo que la fin ­

A R G U IJ U E L A S

ca quedó redondeada, acom etió la cons­ trucción del castillo de la llanura. P o r

Son dos los castillos conocidos con este

nom bre,

situados

en el

ello, a partir de entonces se denom ina­

térm ino

ron en plural, o sea castillos de las A r ­

m unicipal de A ldea del C an o , a poco

güí juelas, y aunque después las fo r ta ­

m ás de • veinte kilóm ; * •etros al sur de\ Cá-

lezas fueron

— 124 —

dótales de dos vínculos,






considerándose d ividida la finca en sen­

por

das partes, durante tres siglos radicó el

con P ortu gal, en la de Sucesión, en la

Señorío de am bas en la m ism a persona.

de la Independencia y en las civiles de

En

reinando C a r ­

la últim a centuria, lo cual no deja de

los III, poseía los castillos don V icen te

ser curioso, ya que, com o apunta H u r­

Francisco A n to n io de O va n d o y R o l de

tado, se trata de “ construcciones de re­

la Cerda, marqués de Cam arena la V ie ja

sistencia

y C a p itá n General, que gozaba de gran

m ilitares” . A m b o s

y

el siglo X V I I I ,

sus cercanías durante las guerras

com o

dedicadas

a

de traza

baluartes gótica

y

merecido ascendiente en las áulicas

bastante semejantes en su general li-

esferas; pero Como consecuencia de h a ­

neam iento, aunque de m ayores p rop or­

berle reclam ado dicho títu lo y el m a y o ­

ciones el de arriba, se encuentran m u y

razgo a él vin cu lad o, otro m iem bro de

bien conservados merced a repetidas re­

la fam ilia O van d o, prim o suyo, el tri­

paraciones. E stán construidos de fuerte

bunal com petente estim ó le asistía a éste

m am postería y refuerzos esquineros de

m ayor derecho a poseerlos, y por ello le

sillares, con salientes torres cuadradas y

fueron adjudicados, si bien el m onarca,

circulares,

queriendo patentizar la alta estima en

festón de m odillones, y tienen ventanas

que tenía al desposeído, le concedió el

repartidas en cortinas y torres. A m b o s

m arquesado de Cam arena la R eal.

A

carecen de foso, pero el de abajo cuenta

partir de entonces aquellos unidos v ín cu ­

con un recinto m urado exterior que fué

los quedaron separados. E n el ú ltim o

construido en el pasado siglo.

buen

alm enaje

sobre

bello

tercio del siglo X I X , el castillo de las Arguijuelas de Arriba era propiedad de B E L V IS D E M O N R O Y

don García de Arce y A p o n te, marqués del R eino, que es fam a estableció a llí la entonces

más

im portante

A u n q u e en sus cercanías fué descu­

explotación

agrícola de E xtrem adura, mientras el de

bierta una

las A rguijuelas de A b a jo seguía en la

sabe que h aya existido población ante­

necrópolis rom ana,

no

se

rama del m arquesado de Cam arena la

rior en el lugar donde se h alla este pue­

Real, unido p o r herencia al m arquesado

blo, m u y p ró x im o al T a jo , aguas arri­

de T o rre o rg a z, cu yo títu lo poseía a la

ba de A lm a ra z. Su térm ino fué cedido

sazón doña Mercedes A p o n te y O rtega,

por Fernando III el Santo, tras recon­

madre del nom brado don García y es­

quistarlo, a la ciudad de Plasencia, y el

posa, en segundas nupcias, de don M i­

nieto de aquél, Sancho I V el Bravo, lo

guel Jaló n

marqués de

d on ó por p rivilegio a su vasallo F er­

L o s castillos de las A rgu iju elas care­

con treinta vecinos, siendo éste quien

y

L arragoiti,

nán P érez del B ote para que lo poblase

Castrofuerte. bélica,

edificó v illa y castillo. Su nieto, A lo n ­

pues no h a y noticia de que nunca h a ­

so Fernández del B ote, creó el m ay o ­

cen, com o vem os,

de historia

yan sido objeto de asedios, asaltos o sa­

razgo en 1 3 2 9 . L a h ija y heredera de

queos, por lo que únicam ente cabe pen­

éste, Teresa, casó con Juan A lfo n s o de

sar que sirvieran com o lugar de breve

A lm a raz,

aposentam iento a los ejércitos al pasar

nom bre, a cuya fam ilia ya nos hem os

— 129 —

señor

del pueblo

de dicho


tendiendo el Mae

'támekKg

para su h ijo , don ría castigar una si metida con ella p< a quien tenía por te, los descendiente tuvieron el condac corporado al de < Hegaron a ser du< T o le d o , tan empei los M o n ro y en la - E l castillo de E más im portantes de hace que tan to ha' haber evitado su ru en el lado suroeste ta, tanto por su p] dado el proceso de no respondió a un ] de distintas épocas, versas construcciom todas con finalidad

Castillo de Belvis de Monroy. (Dibujo de M. O urvantzofí.)

ju n to denota la tra fortaleza

referido

repetidamente

en

precedentes

fo rzu d o s e indóm itos, hasta tal punto

a la

mo

edificado de mame

páginas. Descendiente de este m atrim o ­

que varios de ellos se hicieron la gue­

consta de dos recii

nio fué D iego G óm ez de A lm a ra z, v in ­

rra, llegando a tener presa a su madre

exterior de nueve la

dicador del asesinato de su padre por

en este castillo durante dieciocho años,

cinco, y de una te

Fernán R o d ríg u ez de M o n ro y , a quien

obligada, pese a su gran temple, a h a ­

vada de defensa co

m ató, a su vez, cortándole la cabeza,

cer y deshacer testamentos contra su v o ­

rre del hom enaje y

que llevó com o trofeo a su castillo de

luntad,

coaccionada.

Occidente. E l p rin

B elvis, colgándola de una almena. N ie ­

Fam oso fué el asalto de la fortaleza rea­

alzado de cortinas

ta de D iego fué doña Isabel de A lm a ­

lizad o en la noche de N avid ad de 14 5 2

lares aún más altas,

raz, que casó con Hernán R o d ríguez

p or H ernando de M o n ro y el B ezu d o ,

dificada

de M o n ro y , realizándose con ello una

enem istado con sus prim os H ernando

con la puerta de ei

unión que, además de borrar los odios

de M o n ro y ,

don

flanqueada de torre;

tan enconadamente m antenidos por am ­

A lo n so de M o n ro y , C lavero de A lc á n ­

to, de m ayor elevac:

bas fam ilias, agrupaba las grandes apor­

tara. Pero su dueño no se resignó a tal

te m ejor conservad;

taciones de las mismas, form ando así

pérdida, y , m inada y com batida la fo r ­

que es un cuerpo ft

u n a de las casas más poderosas de E x ­

taleza, consiguió que

se

lar cuadrada, menos

tremadura. D e los catorce h ijo s habidos

rindieran por ham bre. V ein te años des­

trional, que avanza

en aquel fecundo m atrim onio, los v a ­

pués v o lv ió a ser sitiada por las hues­

enlazando con otro

rones se distinguieron por lo bravos,

tes de la duquesa de A révalo, que, pre­

Noroeste. Este cuei

al ser para

ello

señor de B elvis,

los

y

intrusos

por

el

la


tendiendo el M aestrazgo de A lcán tara

lindricas en los ángulos y en m edio de

para su h ijo , don Juan de Z ú ñ ig a , qu e­

cada lado, siendo de notar que la in ­

ría castigar una supuesta deslealtad co ­

termedia del lado occidental difiere de

m etida con ella por el señor de Belvis,

las demás por su planta triangular. E n

a quien tenía por aliado. Posteriorm en­

el lado oriental, sobre la línea de la

te, los descendientes de esta fam ilia o b ­

m uralla, está la gran torre del h om e­

tuvieron el condado de Deleitosa, in ­

naje, de p lan ta cuadrada y gran altura.

corporado al de O ropesa, por lo que

P o r los lienzos y torres del segundo re­

llegaron a ser dueños del castillo los

cinto corre una cornisa de canecillos.

T o le d o , tan empecinados enemigos de

Y

los M o n ro y en la ciudad de Plasencia.

halla la puerta, protegida p o r un m a­

• E l castillo de B elvis es uno de los

tacán.

en el lado occidental del m ism o se

más im portantes de la p rovincia, lo que

A dosada al segundo recinto, por el

hace que tan to h aya de lamentarse no

lado septentrional, se halla la casa-pa-

haber evitado su ruina. Se h alla situado

lacio, hecha en el siglo X V I , parte esta

en el lado suroeste del pueblo, y deno­

del

ta, tan to por su plan ta irregular com o

que se penetra por una puerta de arco

dado el proceso de su construcción, que

de m edio p u n to , con escudos heráldi­

no respondió a un plan prefijad o. O bra

cos. E n el interior aparecen los restos

de distintas épocas, reflejadas en las d i­

de un patio con arcadas de m edio p u n ­

castillo— la

más

destruida— a

versas construcciones y estilos, si bien todas con fin alidad defensiva, su co n ­ ju n to denota la transición de la estricta fortaleza

a

la

m orada

señorial.

edificado de m am postería y

Está

sillería y

consta de dos recintos poligonales, el exterior de nueve lados y el interior de cinco, y de una tercera línea más ele­ vada de defensa constituida por la to ­ rre del hom enaje y otra destacada por Occidente. E l prim er recinto tiene un alzado de cortinas y torres semicircu­ lares aún más altas, obra ésta m u y m o ­ dificada

por

el

lado

septentrional, y

con la puerta de entrada al occidental, flanqueada de torres. E l segundo recin­ to, de m ayor elevación, tiene com o p ar­ te m ejor conservada la más occidental, que es un cuerpo fuerte de form a regu­ lar cuadrada, menos por el lado septen­ trional, que avanza en sentido oblicuo, enlazando con o tro cuerpo que recae al Noroeste. Este cuerpo tiene torres ci­

Castillo de Brozas. (Dibujo de M. Ourvantzoff.)

la


to

y

colum nas de orden

cuya distribución cóm o fué.

es

com puesto,

difícil

advertir

últim o— fué reponer a su tío, don G u ­ tiérrez de R audona, C om endador M a ­ yor, en la posesión de la p laza, de la que

BROZAS

le había

desposeído

el

M aestre.

T r a s más de dos meses de asedio con ­ siguió M o n ro y su propósito.

N o ha podid o esclarecerse el origen

Y a en tiem pos de los Reyes C a tó li­

de este pueblo, situado en la carretera

cos, el año 14 8 7 , o b tu v o B rozas el t í ­

de Cáceres a A lcántara, que hace siglos

tu lo de villa , que confirm ó el E m p e­

se distinguió p o r haber sido cuna de

rador C arlo s V por privilegio de 24 de

h ijo s ilustres, pues, carentes de testi­

m arzo de 1 5 3 7 . E n el siglo X V I I se

m onios

edificó sobre las ruinas del castillo una

fidedignos,

de criterio

al

fa ltó

fija r

su

unanim idad fundación

en

gran casa fuerte, tod avía subsistente, en

tiem pos celtíberos, rom anos o castella­

la que figura aprovechada una antigua

nos. E n el siglo X I I I era una aldea

torre de ángulo, redonda, y parte de la

perteneciente a la Encom ienda M a y o r

m uralla de la prim itiva fortaleza. Esta

de la O rden de A lcántara, con iglesia

edificación

que aparece m encionada en una concor­

A rg u ello Carvajal, tiene fachada de si­

señorial,

llam ada

Casa de

dia entre el obispo de C o ria y dicha

llería

Orden, celebrada en

12 4 4 . E n

cada uno de sus dos pisos, recuadrados,

contaba

castillo,

ya

con un

13 9 9

que

fué

con

granítica,

con

cinco

huecos

en

balcones sobre m ensulones corri­

ocupado por el Condestable de P o r tu ­

dos de piedra y el escudo n obiliario en ­

gal don Ñ u ñ o A lv a re z Pereira, m ien­

cim a del central. E n el interior existe el

tras el m onarca de dicho país, don Juan,

p atio con galerías y arcadas sobre co ­

sitiaba a A lcántara. E n

lum nas toscanas en el piso b a jo y j ó ­

14 3 1

se pre­

sentó ante B ro za s el infan te don Pedro

nicas en el principal, y la gran escalera.

de A ragó n , con sus huestes y entró a

En

17 0 6 , durante la guerra de Suce­

saco en el pueblo, derribando el casti­

sión, estuvo en esta casa el general p o r ­

llo , acto éste de hostilidad a su prim o

tugués m arqués de las M in as, defensor

y cuñado Juan II, semejante a otros

de la causa del A rch idu qu e de A u stria,

m uchos llevados a cabo p o r él y por su

tras haber tom ado sus tropas el pueblo,

herm ano, el infante don Enrique, com o

defendido por las del duque de Ber-

protesta por la p rivan za del monarca

w ick .

en fa vo r de don A lv a ro de L u n a . E n 14 6 7

el

C lavero

de

A lcán tara,

G A L IS T E O

don

A lo n so de M o n ro y , atacó la población, Maestre,

H e aquí u n o de los pueblos cacereños

don G óm ez de Solís, que defendía la causa del infan te don A lfo n s o , a quien

quitectura castrense, dado que tiene no

una reunión de nobles en A v ila había

sólo un im portante alcázar o castillo,

proclam ado rey, contra su herm ano E n ­

sino un m agnífico cerco m urado m e­

rique I V ; pero el verdadero m ó v il de

dieval. E stá situada esta v illa entre P la ­

M o n ro y — pues era partidario

sencia y C o ria, a orillas del río Jerte.

obedeciendo

las

órdenes

del

dej este

más interesantes en el aspecto de la a r­

— 132 —


tío , don G u endador M ap laza, de la el Maestre, le asedio con ­ ato. Reyes C a tó liB rozas el t i ­ m ó el Em pelegio de 24 de siglo X V I I se el castillo una subsistente, en a una antigua . y parte de la fortaleza. Esta mada Casa de fachada de siic o

huecos

en

)s. recuadrados, nsulones corri5 n obiliario ennterior existe el cadas sobre copiso b ajo y j ó ­ la gran escalera, guerra de Suce1 el general porM inas, defensor ique de A u stria, :rcpas el pueblo, duque de Ber-

EO pueblos cacereños aspecto de la ár­ ido que tiene no lcázar o castillo, reo m urado mea v illa entre P ia ­ las del río Jerte.


Se cree que fué fundada en el segundo

neral. Pero

decenio del siglo X I I I . L a prim era vez

aquella casa, su cuantioso patrim on io

que aparece nom brada es en el p rivile­

pasó, con el señorío, a los duques del

gio de 28 de m arzo de 1 2 1 7 , por el

A rco y de M on tellan o , que vendieron a particulares el ya ruinoso castillo.

que A lfo n s o I X de L eón dió la v illa de m onarca

firm ó en su castillo

el

a menos

E l cerco m urado de Galisteo, que se

A lcán tara a la O rden de C alatrava. D i ­ cho

después, venida

conserva

casi íntegro,

es construcción

convenio de 12 2 9 , por el que se reser­

árabe, con reparaciones posteriores a la

vaba Cáceres, com pensando con otros

época de la reconquista del pueblo. Su

lugares, a la de Santiago. E n 4 de j u ­

disposición y estructura difieren de los

nio de 1268 el R ey Sabio concedió a su

de algunas poblaciones de la

h ijo ,

de la

com o Plasencia y Cáceres, pues no es

C erda, entre otras villas y lugares, este

de sillería, con torres, sino que consti­

el infan te don Fernando

región,

de G alisteo; pero al m orir aquél, S a n ­

tuye largos lienzos seguidos, de m an i­

cho I V

postería menuda y argamasones de arci­

del

desposeyó del señorío al h ijo

m ism o,

infan te

lla y cal con almenas cuadradas de ter­

don Pedro, herm ano del m onarca. E l

m inación piram idal. T ie n e plan ta p o li­

nuevo señor reunió a llí 3.000 hom bres

gonal,

de armas, con los que m archó a com ba­

de 9 a 10 metros, con espesor de 2,50

tir al M aestre de A lcántara, don G a r ­

metros. E n el recinto se abren tres puer­

cía Fernández Barrantes, partidario del

tas fortificadas, que son, indudablem en­

bando contrario, o sea el que defendía

te, construcciones ya de la época en que

los derechos de los infantes de la C er­

la plaza era cristiana. L a más notable es

da;

la que m ira al N orte, en un cuerpo sa­

pero,

concediéndolo

reuniendo éste

al

im portantes

y

la altura de las cortinas es

mesnadas, o b lig ó al infan te a regresar a

liente, especie de baluarte cuyo ángulo

su fortaleza, que tu v o asediada durante

está labrado en sillería; tiene arco apu n­

algú n tiem po. T a m b ién fué sitiada y

tado,

tom ada

de A lcántara

existe o tro lien zo, quedando entre los

cuando la poseía la h ija de don Pedro,

dos un hueco para el rastrillo, y con un

por

el M aestre

doble,

o

sea

que

más adentro

doña M argarita de N arbon a, seguidora

escudo nobiliario, ya m u y borroso, so ­

de los de la Cerda. Después pasó a los

bre el exterior. L a puerta oriental se

infantes doña C atalin a y don E nrique

perfila tam bién en arco apuntado, de

de A ra g ó n ; pero tras declararse éste en

lad rillo, igualm ente doble, que arranca

rebeldía, p o r lo que le fueron confisca­

a siete metros del suelo, quedando en­

dos sus estados, Juan II h izo merced,

tre am bos

en 4 de m arzo de 14 2 9 , del señorío de

oculta hasta que se traspasa el prim er

lienzos

una

larga

tronera

Galisteo a don García Fernández M a n ­

arco. L a puerta del Sur tiene rehecho

rique, conde de Castañeda y de O sorno.

el arco, que ha quedado escarzano, y

D u ran te el siglo y m edio en que los

conserva por dentro las quicialeras de

M anrique conservaron el señorío, G a ­

piedra para las puertas.

listeo experim entó notable engrandeci­

E l castillo, situado en la línea de la

m iento, traducido en construcciones m o ­ num entales y en obras de utilidad ge­

m uralla, al Noreste, fué árabe, luego reconstruido y convertido

— 135 —

en

palacio.


L o más característico que de él queda

1 2 7 4 , otro capítulo general santiaguis-

es una torre defensiva, ancha y fuerte,

ta aprobó la agrupación del castillo de

de planta rectangular, hecha de sillería,

G ranada y del de la A ta la y a al co n ­

con pequeñas ventanas y aspilleras, m os­

vento de Sancti-Spiritus, de Salam an­

trando

des­

ca. P oco después v o lv ió este pueblo a

truidos, en la parte alta de cada uno

ser de realengo, pues en 12 8 2 era dueño

cuatro

matacanes,

m edio

de los lados. E l coronam iento de esta

de él el infan te don Pedro, por dona­

torre— carente de almenas— es m u y o ri­

ción que le h abía hecho su padre, A l ­

ginal, pues sobre un cuerpo de lad rillo

fonso X

con arcos de m edio p u n to se alza un

h ijo

chapitel piram idal, octógono. A d osad o

tora, doña M argarita de N arbona, se

al lado septentrional de la torre estaba

declaró partidaria de los infantes de la

el palacio,

Cerda, contra el rey Sancho I V el Bra­

del

siglo

X V I,

en

cuyas

el Sabio. Pasó el señorío al

de aquél, don Sancho, cuya tu-

ruinas puede advertirse lo que era el

vo, lo cual m o tivó que el M aestre de

gran patío, tres de cuyos lados— el otro

A lcántara, don Fernando P áez, rin die­

lo constituía el lienzo de la torre— es­

se la p laza en 1 2 8 7 , de la que ocu lta­

taban

form ados por m agníficas gale­

mente había escapado aquélla. E n 12 9 7

rías renacentistas, con arcos y colu m ­

v o lv ió a poder de la N arbon a, com o

nas en dos pisos, que tod avía pudo ver­

consecuencia de la p az concertada entre

los en pie P o n z cuando llegó a llí en su

Fernando I V

fam oso viaje, así com o otros detalles de

narca lusitano; pero nuevam ente quedó

frisos, capiteles y la grandiosa escale­

incorporada a la C o ron a, siendo de se­

ra, tod o lo cual cayó en el más com ­

ñalar que entonces tenía ya gran im ­

pleto abandono al ser enajenado el m o ­

portancia, com o lo

num ento, parte de cuyos elementos se dispersaron.

con vo to en Cortes, habiendo asistido

el E m plazado y el m o ­

denota el figurar

el procurador de la m ism a, G il G óm ez, a las que se celebraron en B u rgos el año 1 3 1 5 . L u e go dió A lfo n s o X I v illa

G R A N A D IL L A

y castillo, sucesivamente, a tres de sus h ijo s habidos con doña L eo n o r de G u z-

C o m o G alisteo, este o tro pueblo de

m án; pero al subir al tron o E nrique II

la parte septentrional de la provincia,

el de las Mercedes, los restituyó al p ri­

situado en un peñasco, ju n to

al río

mero de ellos, don Sancho, de quien los

A la g ó n ,

árabes,

heredó su h ija doña L eo n o r de C a sti­

fué

fu n dado por

los

que lo denom inaron Granada. R econ ­

lla, condesa de A lbu rqu erqu e, llam ada

quistado por Fernando II en 1 1 7 0 , su

por sus grandes riquezas la rica-hembra,

h ijo y sucesor, don A lfo n s o , lo d ió a

casada con el infan te don Fernando de

la O rden de Santiago en 3 1 de agosto

A ntequera,

de 1 1 9 1 . E n 14 de febrero de 12 5 9 el

A rag ó n . E l señorío

M aestre de la O rden, don P elayo P é ­

luego a uno de los h ijo s de am bos, el

rez Correa, d on ó v illa y

infan te don E n rique; pero declarado en

señor

de

A lburquerque,

fortaleza al don

elegido

en

Caspe

rey

de G ranada

de

pasó

M artín

rebeldía contra Juan II, le fueron con­

A lo n so G il, y tres lustros después, en

fiscados sus bienes, dando el m onarca 136






G ranada al D r. Periáñez, vocal del C o n ­

de barbacana sobre m odillones y a r q u í- ^ t ^ ^ X

sejo Real, quien la tu v o poco tiem po,

líos bilob ulados rodeando los semicírcu­

pues p o r el m ism o m onarca se h iz o

los y los ángulos sustentando el ante­

merced del señorío, en

14 4 4 , a don

pecho, que ya no conserva ninguna al-

Fernando A lv a re z de T o le d o , conde de

mena. E n cada torre sem icilíndrica h ay

A lb a .

dos ventanas, pequeñas y en arco es­

E l recinto am urallado de G ran adi­

carzano, correspondientes a otros tantos

lla— nom bre que se dió a esta v illa al

pisos. E l ingreso, cuya puerta conserva

ser conquistada G ranada por los Reyes

las quicialeras de hierro, se halla cu ­

C atólicos,

nos confun dirlas— es,

bierto con bóveda de casquete esférico.

com o el de Galisteo, obra sarracena, de

E n otra torre se h alla la escalera para

plan ta p o lig on al irregular. L o s lienzos,

subir a la parte alta. E l cuerpo central

sin torres, con alm enas cuadradas, es­

tiene una cámara inferior, subterránea,

tán form ados de argamasa de cantos,

y encima la principal, con bóveda de cañón.

para

arcilla y cal, y tienen siete metros de altura y tres de espesor. E l param ento exterior muestra ligero talud. E n el re­

G R IM A L D O

cinto se abren dos puertas, am bas re­ construidas en m uros de cantería de si­

A este castillo se le considera de o ri­

llares que parecen rom anos aprovecha­

gen árabe y conserva el nom bre de la

dos. D e ellas la principal es la del fren­

fam ilia

te m eridional, con arco de m edio p u n ­

yente en las Cortes de A lfo n s o X el Sa­

a que perteneció,

m uy

in flu ­

to, situada al fo n d o de un entrante en

bio y Sancho I V e l Bravo. A uno de

sentido oblicuo que hace la m uralla, su­

sus m iem bros, don Pedro Sánchez de

pliendo así la carencia de torres fla n ­

G rim aldo, le fué concedido el derecho

queantes.

de asilo para aquella su m ansión sola­

E l castillo se h alla fuera de las m u ­

riega, distinción que sólo se otorgaba

rallas, pero adosado a ellas, al Noroeste

com o recompensa p o r servicios ex tra ­

de la población. E s una construcción

ordinarios. D e los G rim aldo, pasó el

sólida y bella, levantada a finales del

castillo a los Berm údez de T r e jo , p a ­

siglo X I V o com ienzos del X V , toda

laciegos de algunos de los m onarcas de

ella de sillería granítica. Com prende dos

la

recintos: el exterior, m u y destruido, que

Juan I y E nrique III— , y , transcurri­

servía para aislar dentro de un círculo

dos dos siglos, p o r enlaces y sucesio­

dinastía

T rastam ara— E n riqu e

II,

al principal, y con puerta a la ciudad,

nes, a don R o d rig o C alderón, conde de

m u y próxim a a una de las del recinto,

la O liv a y marqués de Siete Iglesias, el

y el interior, o fortaleza propiam ente

fam oso fa vo rito y prim er m inistro de

dicha. Esta tiene traza regular y estruc­

Felipe III, decapitado en 1 6 2 1 . Se cuen­

tura de las que se ha dicho acertada­

ta que en la región extrem eña se le

mente que constituye un verdadero ar­

daba el rem oquete de verdugo de sus

quetipo.

torre cuadrada

criados por un hecho acaecido precisa­

con cuatro sem icilíndricas, iguales, una

mente en este castillo de G rim aldo. Supo

en cada frente. Encim a corre una a m odo

un día el a ltivo señor que varios de

Es

una

gran

141

“-----'


sus sirvientes habían com etido punibles

ñorearse los Z ú ñ ig a de dicha ciudad, y

fechorías— robos y hasta asesinatos—

él fué quien edificó entonces el casti­

en cam inantes que pasaron por las cer­

llo. E n

canías de aquél, y , sin vacilar, m andó

vertido en marquesado.

15 9 9

fué aquel señorío co n ­

degollar a los culpables, haciendo que

E l castillo de Jarand illa es u n o de

sus cabezas quedaran por algún tiem po

los mejores de la provincia, arquetipo

atadas a las almenas de la fortaleza para

del

ejem plarizador escarmiento.

singular em plazam iento,

E l castillo

G rim aldo

n obiliario y

una a m od o de gran torre rectangular

la v illa , lo que, unido a sus grandes

de fuertes m uros construidos de m an i­

proporciones y a la buena conservación

postería

sillares en las esquinas.

en que se encuentra, hace que descuelle,

T ien e m enor altura que la originaria,

airoso, atrayendo la atención de quien

perdida en parte a causa de las diversas

a él se aproxim a. Es de p lan ta rectan­

restauraciones de que fué objeto, y está

gular,

cubierto de tejaroz.

sólo se conserva reducida parte, su fi­

dos recintos. D el exterior

ciente, empero, para advertir que tenía torres cilindricas en los ángulos. E l se­ J A R A N D IL L A

se

conserva

íntegro,

bien restaurado ya dentro del presente

h o y cabeza de partido jud icial, en el

siglo, en que quedó adaptado para re­

ángulo N ordeste de la provincia, en la

sidencia particular p o r el arquitecto se­

falda de una serrezuela llam ada de la

ñor L orite. Com pónese de tres crujías

V era,

y una m uralla

estribación del m acizo de Gre-

se hacían las o h sentos que habí el vecino m ona com o es sabido, de vid a le qued E l señorío de tid o en marque los II el año 15

por

el

lado

oriental,

M

E l pu eblo y la. bre, situados al S

dos gargantas,

donde se h alla la puerta, que cierran el

al

paraje en el que antiguam ente existía

rectángulo del patio. T ie n e cuatro to ­

fu n dados p o r A l

un poblado rom ano. F undada por A l ­

rres, dos cilindricas en los ángulos N o r­

tim o cuarto del ¡

fo n so

reconquistar

oeste y Suroeste, y otras dos cuadradas

pocos años cayere

aquella zo n a peninsular, con el nom bre

a los otros extrem os, todas ellas, así

alm ohade, que lo

de Jarandiella, quedó adscrita a la j u ­

com o la m u ralla occidental, coronadas

riosa incursión p

risdicción de la naciente Plasencia hasta

con doble hilera de canecillos de can­

dura, tras la bat;

que, a m ediados del siglo X I V ,

fué

tería. E l p atio, m u y espacioso, tiene al

nan do III el San

donada en señorío por E n rique II a don

lado que m ira a Occidente una galería

reedificó

García A lv a re z de T o le d o , M aestre de

de dos pisos, en el inferior con cuatro

in clu id o en la ju

la O rden de Santiago, a cam bio de su

arcos escarzanos, y en el superior car-

E n el siglo X V

renuncia al M aestrazgo

paneles, am bos sobre pilares octógonos.

gran fam ilia de lo:

V III,

co n flu yen

12 de noviem l de febrero del

si

Se encuentra situada esta población,

donde

E sta m ansió a l gran Em per

gun do cuerpo, o interior, tod o él de m am postería,

dos,

de Oropesa.

en una em i­

nencia del terreno, al lado oriental de

con

gueroa, emplea bre la puerta »

señorial. Ofrece

constituye

con

de

tip o

jaqu elado azu l y las cinco h o

a

poco

de

de

la

m isma,

ferrocarril

en

\

1241

según eran los deseos del m onarca, por

Com o

lo que a partir de entonces constitu yó

procurado, en cuanto ha sido posible

D á v ila , v ió premi;

señorío de la casa condal de Oropesa.

conservar el carácter p rim itivo , existen

E m perador con el

E n el siglo siguiente, un sucesor h o m ó ­

en la galería varías puertas y ventanas

de M irabel, conced

nim o de aquel noble, radicado en P la ­

de la antigua fortaleza, así com o n u ­

años antes se lib ró

sencia, se fué a v iv ir a Jaran d illa al se­

merosos azulejos, algunos con el escudo

encuentro entre las

— 142 —

al restaurar este castillo se ha

y o s m iem bros, doi


i ciudad, 7

jaqu elado azu l y blanco de los T o le d o

las comuneras— único que tu v o lugar

:es el casti-

y las cinco h ojas de higuera de los F i-

en la provincia— , con u n resultado fa ­

íñorío con-

gueroa, em pleados en los zócalos. S o ­

vorable a las primeras.

bre la puerta está el blasón de la casa de Oropesa.

es u n o de

E sta m ansión sirvió de alojam iento

í, arquetipo

E l castillo, llam ad o de la Peña del Acero, se eleva sobre un alcor situado

orial. Ofrece

al gran Em perador C arlos V

n una emi-

12

al lado m eridional del pueblo. A u n ­

desde el

que está m u y ruinoso se advierten en

de noviem bre de 1 5 5 6 hasta el 3

él influencias mudéjares, propias de la

oriental de sus grandes

de febrero del siguiente año, mientras

época en que fué reconstruido, tal v e z

se hacían las obras necesarias en los ap o ­

ya cuando los Z ú ñ ig a transform aron la

conservación

sentos que había m andado preparar en

fortaleza en viviend a señorial. C o n s ti­

jue descuelle,

el vecino m onasterio de Y u ste, donde,

tuye una edificación de plan ta rectan­

ón de quien

com o es sabido, pasó los dos años que

gular, de 55 m etros de lo n gitu d y

llanta rectan-

de vid a le quedaban.

de anchura, en la que se aprovechó la

15

D e l exterior

E l señorío de Jarand illa fué conver­

estructura rocosa de su em plazam iento

parte, sufi-

tid o en m arquesado p o r el rey C a r ­

para la obra defensiva, p o r lo que la

los II el año 15 9 9 .

igulos. E l se-

fisonom ía interior es m u y curiosa. E s ­ tá dividid o longitudinalm ente por un

, to d o él de

m uro

y

Tuvo

dos torres, una

rtir que tenía

a íntegro,

í del presente

M IR A B E L

E l pueblo y la fortaleza de este n o m ­

de tres crujía» que cierran el

de ellas semi­

a la que, dando cara al M ediodía, exis­

arquitecto se­ oriental,

varios.

circular, al extrem o Sur oriental, ju n to

itado para re­

lad o

transversalm ente p o r

bre, situados al Sur de Plasencia, ju n to al

ferrocarril

M ad rid -L isb oa,

fueron

ten restos de un pequeño baluarte,

y

otra semicircular p o r un lado y cuadra­ da por el opuesto, que debió ser la del

ene cuatro to-

fu n dados por A lfo n s o V I I I en el ú l­

hom enaje, que conserva restos de la es­

¡ ángulos N ordos cuadradas

tim o cuarto del siglo X I I , pero a los

calera, tam bién

pocos años cayeron en poder del E m ir

hacia el lado de Poniente. E n el lien zo

odas ellas, así

alm ohade, que los arrasó en su v icto ­

septentrional, que es el más alto, está

ita l, coronadas

riosa incursión por la A lta E x trem a ­

el hueco de lo que fué la puerta, y , a

lecillos de can-

dura, tras la batalla de A larcos. F er­

regular altura, ventanas que se abren

lacioso, tiene al

nando III el Santo los reconquistó y

p o r el interior en form a de arcos es­

m u y ruinosa, situada

nte una galería

reedificó

12 4 0 , quedando M irabel

carzanos sobre m achones de lad rillo, las

rior con cuatro

inclu ido en la jurisdicción placentina.

cuales no existen por el otro lado, o sea

el superior car­

E n el siglo X V

era propiedad de la

el m eridional, porque las bóvedas v o l­

iares octógonos.

gran fam ilia de los Z ú ñ ig a, u n o de cu­

teaban sobre la roca, si bien existe en­

: castillo se ha

yos m iem bros, don L u is de Z ú ñ ig a y

cim a un m uro con iguales ventanas a

ia sido posible,

D á v ila , v ió prem iados sus servicios al

las del piso segundo m eridional. P o r

im itivo , existen

E m perador con el títu lo

de marqués

b ajo de éste, h a y otro piso, según per­

de M irabel, concedido en 1 5 3 5 . Pocos

m itió la depresión del terreno, sin ven ­

:rtas y ventanas i, así com o nuios con el escudo

en

años antes se lib ró en sus cercanías un

tanas y con bóvedas de cañón, de la ­

encuentro entre las tropas imperiales y

d rillo, sobre el peñasco por un lado, en


el cual h a y cámaras y galerías que se alongan hasta el extrem o oriental,

edificaciones de esta clase que continúan

abriéndose en el m uro aspilleras en fo r ­

explotación— el castillo de los M o g o ­

ma de cruz sobre un círculo de piedra,

llones destaca su airosa silueta, pese a

u nidas a im portantes fincas rústicas en

para el doble em pleo de la ballesta y

la desvirtuación de su antigua fiso n o ­

el arcabuz.

m ía al haberle sido adosadas edificacio­ nes m odernas de tip o rural.

LOS M OGO LLO N ES M ONROY Este castillo, que se halla a once k i ­ fué

E l pueblo y la fortaleza de este n o m ­

edificado p o r la fa m ilia de dicho ape­

bre eran, a com ienzos del siglo X I V ,

llid o,

una de las más ilustres de la

una casa de labor propiedad del ilustre

ciudad, a cu ya reconquista del d o m i­

y acaudalado clérigo don Ñ u ñ o Pérez

nio sarraceno co n trib u yó decididam en­

de M o n ro y ,

te. D ata, pues, de la E d ad M edia, y

ñoríos y personaje m u y in flu yen te en

lóm etros al Sudoeste de Cáceres,

dueño de numerosos se­

el hecho notable más an tiguo que re­

la C orte, hasta el extrem o de haber sido

gistra su historia es el asedio realizado

C onsejero y C anciller de la reina doña

en 1 3 9 7 p o r parte de las huestes del

M aría de M olin a. A l m orir, la heredó

C ondestable lusitano don Ñ u ñ o A lv a -

su herm ano, don H ernán, tam bién ser­

rez Pereira, m ientras el grueso de las

v id o r de la Casa Real, donde ocupaba el

m ismas atacaba a Cáceres, que n o pu d o

cargo de C op ero M a y o r de dicha reina,

ser tom ada.

madre

T res

siglos

después,

en

de

Fernando

IV ,

la

cual, en

16 4 8 , v o lv ió a ser asaltado por el v e­

13 0 9 , le o to rgó p rivilegio para p oblar

cino país, durante la llam ada guerra de

aquel lugar, edificando en él un cas­

Independencia

tillo , cuya propiedad confirm aron a sus

de P o rtu g a l,

a

conse­

cuencia de lo cual quedó m u y destro­

descendientes los m onarcas posteriores.

zado. T r a s haber pasado, a partir de la

C o n el transcurso del tiem po, M o n ro y adquirió gran im portancia, lo cual m o ­

segunda m itad del sig lo X V , p o r sub-

tiv ó que las ciudades de Plasencia y

«iguientes herencias, a ser propiedad de

T r u jillo tuvieran pleitos sobre a cuál

los O va n d o T o rres, los P orcallo y los

de las dos jurisdicciones pertenecía. E n ­

U llo a , al su frir esa segunda depredación

rique II exp id ió en B urgos, el 11

de los portugueses, era su dueño un des­ cendiente de la últim a fam ilia m encio­

agosto de 1 3 7 1 , un p rivilegio por el que se concedía a la hasta entonces a l­

nada, don L o ren zo de U llo a , que fué

dea, la consideración de villa, y com o

quien lo restauró, sustituyendo en la

la poseedora de aquella casa, doña C a ­

de

m uralla y sobre la puerta principal el

talina A lo n so de M o n ro y , con trajo m a­

blasón de los fundadores por el de los

trim onio con M osén G uirao, C am are­

U llo a . Bastante

ro de dicho m onarca, éste dispuso que bien

conservado— com o

acontece, por lo general, a todas las

la descendencia de su servidor co n ti­ nuara apellidándose M onroy.


Y a nos hem os referido varias veces a la im portancia que alcan zó dicha fa­ m ilia, y a su carácter dom inante y bata­

dor de la p laza de C am b ray, en F lan -

llador, que la llevó a tener tantos a n ­

bastante buen estado de conservación,

tagonism os no sólo con com arcanos— los T o le d o ,

los señores los A lm a -

merced a las restauraciones de que ha

raz, los T r e jo , los C a rv a ja l, los Solís

grandes proporciones y la com plejidad

y los Z ú ñ ig a — , sino hasta dentro del

de su fábrica, dan ya idea de la im p or­

des. E l castillo

de M o n ro y subsiste

en

sido o b jeto , y de él cabe decir que sus

prop io seno fam iliar, que en ocasiones

tancia guerrera que tu v o otrora. Es de

se tradujeron en querellas y

disputas

p lan ta cuadrangular, con dos recintos,

resueltas con la lucha arm ada, por lo

el prim ero cerrado p o r una m agnífica

ie este nom -

que el castillo de M o n ro y ju g ó im p or­

barbacana, y el segundo p o r foso y m u ­

siglo X I V ,

tante papel, sufriendo los consiguien­

ralla, am bos con sendas puertas de arco

d del ilustre

tes asedios. E l más fam oso fué el o rig i­ nado por la presencia ante la fortaleza,

de m edio p u n to y flanqueadas p o r to ­

el año 14 5 2 , del M aestre de A lcántara,

interior, tiene dos patios y

nfluyente en

don G utiérrez de S otom ayor, para fa ­

rres, tres grandes y dos más pequeñas,

ie haber sido

vorecer a su sobrino H ernando de M o n ­

de pizarra y m ortero. L a s ventanas que

a reina doña

roy, señor de B elvis, a la sazón en gue­

se abren en lienzos y torres, denotan h a ­

ir, la heredó

rra con su prim o hom ónim o, el m a­

ber sido hechas en épocas distintas. T o ­

jtambién ser-

y o ra zg o de M o n ro y . D uran te los seis

de ocupaba el

meses que duró el asedio al castillo, se

do el edificio muestra un bello y com ­ pleto sistema de almenas achatadas, de

Ñ u ñ o P érez ímerosos se-

rres cilindricas. E l segundo recinto, o

form a

cual, en

aum entar la belleza que ofrece el linca­

para p oblar

de la precaria situación a que h abían lle­

m iento del con ju n to.

a él un cas-

gado los sitiados, carentes de recursos,

la

rm aron a sus

y de que M o n ro y estaba herido, les in ­

que

contribuye

a

registraron hechos heroicos por am bos bandos, pero com padecido el M aestre

■dicha reina,

prism ática,

cinco to ­

s posteriores,

v itó a rendirse, a condición de no ejer­

ip o , M o n ro y

cer contra ellos represalia alguna, salvo

, lo cual m o-

la aprehensión de aquél, cosa que acep­

Plasencia y

taron. A l año siguiente, puesto en li­

poblaciones españolas han sido cono­

sobre a cuál

bertad, p o r real m andato, H ernando de

cidas con más nom bres, lo cual denota

ertenecía. E n -

M o n ro y ,

la antigüedad

;os, el i i

el

B ezu d o ,

reunió

huestes,

M ONTANCH EZ C o m o dice el erudito H urtado, pocas

de la

m ism a.

Se

cree,

de

acom etiendo con ellas a la guarnición

rílegio por el

que h abía quedado en la fortaleza, lo ­

y que fué conquistada p o r los árabes en

a entonces al-

grando apoderarse de ella. T r e s años

el año

desde luego, que es de origen rom ano, 713;

pero las menciones más

villa, y com o

después se reanudó la lucha entre los

antiguas existentes son las de un cro­

asa, doña C a-

prim os, y el de B elvis cercó el castillo

nista m ahom etano del siglo X I I que la

con trajo ma-

nuevam ente, después de saquear la v illa,

denom ina M untajes, y las de docum en­

irao, Cam are-

pero n o consiguió tom arlo. E n

16 3 4

tos coetáneos de la C ám ara leonesa, en

e dispuso que

fué elevado el m ayo razgo a m arquesa­

los que aparece escrito M ontanches. E l

srvidor conti-

do, en la persona de don Sancho de

prim er m onarca cristiano que la rescató

7roy.

M o n ro y y Z ú ñ ig a, a la sazón goberna­

fué O rdoño II, en el año 9 1 8 , después


de su triu n fo en San Esteban de G or-

Santiago,

m a z; pero n o pu d o mantenerse en ella.

defendiéndose de ellos con su acostum ­

oeste de ! a vi

L uego fué tom ada por A lfo n s o V I I en

brado arrojo, hasta que, hecha la p a z

tos en form a

1 1 4 3 , recobrándola igualm ente los sa­

entre C astilla y P o rtu g a l y puesto el

de form 2 p o

rracenos.

p leito del M aestrazgo de A lcán tara a

rres y almeru

resolución

com prom isarios,

dos puertas. 1 tado, que mi

T ran scu rrid o s

veinte

años,

en 1 1 6 5 , realizó igual proeza F ernan­

don

de

G o n zalo

jueces

de Cárdenas,

peñascos que

do II, y tam bién la perdió en 1 1 9 6 .

éstos sentenciaron contra M o n ro y , que

P o r fin la reconquistó A lfo n s o I X en

h u b o de retirarse a P ortu g a l, con ren­

m ás pequeña

12 2 9 , para quedar ya definitivam ente

tas y preeminencias. Después el castillo

cinto, de ele\

cristiana, donándola al M aestre de la

de M on tán ch ez perdió im portancia con

más se manifii

O rden de Santiago, don P edro G o n zález

la transform ación

M engo, quien h izo de ella la m ejor E n ­

tonces experim entada p o r el país,- que­

m u y arruinad se h a lla un e<

p o lítico -m ilitar en ­

tiene

dos

pai

com ienda de la mism a, donde se celebra­

dando convertido en prisión de E sta ­

ban sus C a p ítu lo s y se guardaba el te­

do. A l lí fueron llevados ilustres perso­

drico, m u y di

soro. E n tiem po de Ju an II el castillo

najes,

C alderón,

se dice que de

de M on tán ch ez se puso de parte de los

marqués de Siete Iglesias, al que ya nos

tu v o encarcela

infantes de A rag ó n , por lo que fué con­

hem os referido; el marqués de A y a m o n -

alta de la peña

tra él don A lv a ro de L u n a , quien no

te, acusado de intentar la independiza-

taleza, puede a

consiguió tom arlo, rindiéndose después

ción de A n d a lu cía com o reino para su

d a, de 6 ,9 7 n

merced a la intim ación que personal­

padre, el D u qu e de M edina Sidonia, y

de anchura y

mente h izo el m onarca. A u n q u e perte­ neciente a otra O rden, tam bién in tervi­

el C ond e de C an tillan a, acusado de p ar­

en tres naves,

ticipación en el escándalo que se p ro ­

dos arcos, de 1

com o

don

R o d rig o

n o en las revueltas de la de A lcántara,

m ovió una noche del año 16 3 6 durante

marmóreas y c

habiendo sido escenario de las revueltas

una fiesta palaciega a presencia de F e ­

m edio cañón, q

del audaz M o n ro y , quien en él se re­

lipe I V .

en las postrirñ

fu g ió más de una vez, term inando por

N o se sabe si la fortaleza existía ya

sarracena en la

apoderarse de aquella fortaleza, a poco

cuando fué reconquistada la plaza, pues

7 os del siglo X

de haber sido elegido M aestre; de allí

la referencia más antigua acerca de la

partió para com batir a la indom able

m ism a es la que figura en el testamen­

condesa de M edellín, y cuando lo g ró

to del M aestre de Santiago don Pedro

escaparse de M agacela, donde lo había

Fernández Fuente de Escalada, antes de

apresado el otro

M aestre electo,

don

1 1 8 7 , en que la

A u n q u e en 1

Francisco de Solís, se presentó en M o n ­

m enciona en prim er lugar, entre las de­

tánchez,

más que entonces poseía la O rden. M é-

mente arruinado los más atraye dado lo singula

acogiéndolo

jubilosam ente.

tod o

pueblo con

lida pone de relieve el hecho de que el m uro en que se halla la puerta p rin ­

V su interesant*

R eina C atólica, h izo proclam ar rey de

cipal está construido con sillares de g ra­

autores creen se histórica, y hasta

a

don

avenido

en

la de M edellín y enem igos am bos de la C astilla

Después,

el

retirarse a L eón

Mor

A lfo n s o de P o rtu g a l;

n ito rom anos, así com o tam bién que

mas, vencido en la b atalla de la A l-

podrían ser árabes algunos lienzos del

situado en un p

buera, el 27 de febrero de 1 4 7 9 , reti­

prim er recinto, alguna torre cuadrada

resco, sobre un t

róse a M on tán chez, donde lo sitiaron

y , principalm ente, el aljibe, semejante

al T a j o y a la

el C ondestable de C astilla, don P edro

al de Cáceres. E l enorme co n ju n to fo r ­

las, en el térm in

G o n zá lez de V elasco, y el M aestre de

tificado está cim entado

bio.

sobre grandes

A ntiguam er


Cárdenas,

peñascos que coronan u n cerro al N o r ­

dea,

su acostum -

oeste de Ja villa , y consta de dos recin­

conocidos, en el decurso secular, con los

lecha la paz

tos en form a escalonada. E l exterior es

nom bres .de M onsfragorum , A lm ofrag,

y puesto el

de form a p o lig on al, coronado por to ­

M onsfrac,

A u n q u e se supone que aquel lugar de­

í

hoy

desaparecida,

M onfrang

siendo

y

ambos

A lm ofragüe.

A lcántara a

rres y alm enas en algunos trozos, con

¡promisarios,

dos puertas, la principal, de arco ap u n ­

bió de ser u tiliza d o ya por los p rim iti­

Monroy, que

tado, que m ira al Sureste, y la otra,

vos

;al, con ren-

m ás pequeña ,al N orte. E l segundo re­

im portancia estratégica para la defensa

és el castillo

cinto, de elevados m uros, en los que

del paso del

>ortancia con

más se manifiesta la influencia arábiga,

charse a llí considerablemente la corrien­

>-militar en-

tiene

estancias

te— llegando algunos autores a creer en

el país, que-

m u y arruinadas. E n el lado Noroeste

la rem ota existencia de una citania, así

ión de Esta-

se h alla un estrecho torreón sem icilín-

com o en vestigios rom anos y visigodos

lustres perso-

drico, m u y deteriorado, que es donde

en los cim ientos de la fortaleza— , lo

;o

se dice que don R o d rigo C ald erón es­

cierto es que el castillo debió de ser edi

tu v o encarcelado. Y

en la parte más

ficado por los árabes, tras lo cual se

alta de la peña en que se asienta la fo r ­

disputó m ucho su posesión. L a prim e­

C alderón,

il que ya nos de A y a m o n -

dos

patios

y

algunas

pobladores peninsulares, río

dada su

aprovechando estre­

independiza-

taleza, puede verse el aljibe de referen­

ra reconquista del m ism o la realizó F er­

reino para su

cia, de 6 ,9 7 metros de lon gitu d, 4 ,23

nando II de L eó n en 1 1 6 9 , donando

1a Sidonia, y

de anchura y 3 ,25 de altura, dividid o

la fortaleza, dos años después, a la re­

usado de par-

en tres naves, con dos arquerías de a

cién fundada O rd en M ilita r de los Fra­

1 que se pro-

dos arcos, de lad rillo, sobre colum nas

tes de Cáceres, luego de Santiago. E n

16 3 6 durante

marmóreas y cubierto por bóvedas de

1 1 7 3 , habiéndose perdido la v illa ca-

esencia de Fe-

m edio cañón, que se cree fué construido

cereña y estando recién fundada la O r-

en las postrim erías de la dom inación

de de Santa M aría de M o n te G audio,

eza existía ya

sarracena en la plaza, o sea a com ien­

el rey A lfo n s o V I I I cedió el castillo a

la plaza, pues i acerca de la

zos del siglo X I I I .

su M aestre, don R o d rig o A lv a re z de Sarriá, quien estableció en él su co n ­ vento y ermita, que llegaron a ser los

n el testamen-

principales de la O rden. Después, re­

M ONTFRAGÜE

go don Pedro

incorporado a la C o ro n a, ésta lo dió a

ilada, antes de 57, en que la

A u n q u e en la actualidad com pleta­

r, entre las de-

mente arruinado, este castillo es uno de

12 2 1 Fernando III el Santo h izo m er­

la O rden. Mé-

los

provincia,

ced de él a la O rden M ilita r de C a la -

echo de que el

dado lo singular de su em plazam iento

trava. N uevam ente reintegrado al p o ­

a puerta prin-

y

der realengo, Sancho I V

sillares de gra-

autores creen se inicia en la época pre­

d on ó a su leal servidor el caballero pla-

> tam bién que

histórica, y hasta por sus leyendas. Está

centino don Pedro Sánchez de G rim al-

ios lienzos del

situado en un paraje agreste y p in to ­

do, pasando luego, por herencia, a los

torre cuadrada

resco, sobre un elevado cerro, p róxim o

Berm údez

jibe, semejante

al T a j o y a la aldea de L as Corchue-

m iem bros fué don G o n za lo B erm údez

con ju n to for-

las, en el térm ino de T o r r e jó n el R u ­

de T r e jo , fa vo rito de E n rique II el de

sobre grandes

bio. A ntiguam ente h u bo a llí una a l­

las Mercedes. Igualm ente por herencia

más

atrayentes

de

la

su interesante pasado, que algunos

la ciudad de Plasencia en

de

T r e jo ,

118 9 .

En

el Bravo lo

uno

de

cuyos


recayó la propiedad de M on tfra g ü e en

obra cristiana, de finales del siglo X I I .

los V argas, señores de O liv a de P la ­

A l com edio de la fortaleza está la gran­

sencia, cuya últim a heredera, la acau­ dalada dama doña Inés de V a rg a s C a-

diosa torre del hom enaje, de p la n ­ ta pentagonal, aunque parece cuadrada

m argo T r e jo y C a rv a ja l, condesa de la

vista p o r un lado, frente a lo que fué

O liv a , casó con don R o d rig o C alderón,

p laza de armas, y por el o tro se o fre­

m arqués

desde

ce de ángulo com o un tajam ar; torre

paje del Vicecanciller de A rag ó n , llegó

de sillería del siglo X I I I o el X I V , con

a prim er m inistro y p rivad o de F e li­

ángulos de lad rillo, empleados para cu ­

pe III, para ser después decapitado, se­

brir el hueco de cuatro torrecillas c ilin ­

gún ya dijim os al ocuparnos del casti­

dricas que de a llí desaparecieron.

de

Siete

Iglesias,

que

llo de G rim aldo. E n los com ienzos del

Son varias, y en extrem o poéticas,

siglo X V I I I su frió el castillo de M o n t­

las leyendas de este castillo, ninguna de

fragüe m uchos daños, al ser u tiliza d o

las cuales cabe explicar aquí porm eno-

p o r los ejércitos beligerantes durante la

rizadam ente. U n a de ellas es la llam a­

guerra de Sucesión, daños luego repeti­

da E l lance de la mora, de que fué

dos, una centuria después, con ocasión

p rotagonista

de la de la Independencia. Y a en el si­

agarena, h ija — o nuera, según algunos

g lo actual e1 castillo, con las propieda­

historiadores— del fam oso rey m oro de

des aledañas a él anejas, que se habían

Sevilla,

fraccionado entre los herederos de los

los entonces m onarcas leonés y caste­

V a rga s Z ú ñ ig a,

fué adquirido p o r el

la

bella Z aid a,

A lm a m ú n , el gran

princesa

am igo de

llan o Fernando I y A lfo n s o V I , que, según la tradición, llegó en un peque­

conde de Trespalacíos. C o m o apunta M élida, resulta d ifí­

ño

esquife,

por

las aguas

del T a jo ,

cil intentar la reconstrucción del casti­

hasta M on tfragüe, hu yend o de los cris­

llo de M on tfragü e al describirle, dado

tianos, que siempre tem ían de ella la

lo arruinado que se encuentra. O bra de

traición, seguida por su esposo A lf o n ­

varias épocas asaz distintas, se advierte

so,

que el peñasco en que se asienta debió

muerte en la corriente. O tra tradición

que

la salvó

al-lí de una

segura

de ser aprovechado com o defensa n atu ­

que se conserva es la de N óeim a, sin ­

ral ya

gular m uchacha, h ija del caudillo sa­

en tiem pos m u y remotos. D e

form a o plan ta oblon ga, tiene dos p ar­

rraceno del castillo, en cuya estirpe se

tes o recintos principales, u n o exterior

venía transm itiendo la profecía de que

y b a jo , y el otro interior y elevado. E l

se extin gu iría en una hem bra, la cual,

prim ero, de carácter ciclópeo, prop io de

durante una suntuosa fiesta celebrada

los

en

tiempos

ibéricos,

está

hecho

enormes bloques graníticos,

de

con

Tord giela ( T r u j i ll o ) , en

que fué

escasa

elegida reina de la herm osura, recibió

labra, aparejados por hiladas h o rizo n ­

com o hom enaje de un apuesto caballe­

tales, y. en él se halla la parte más an­

ro ser besada su m ano tras hacer en ella

tigua, que com prende la puerta, situ a­

la señal de la C ru z. A q u e llo , visto por

da en form a norm al a la m uralla. E l

su padre, causó la desesperación de éste,

segundo recinto conserva

una cortina

aum entada después con la serie de des­

con torre sem icilíndrica que se cree es ya

gracias que caían com o una p laga en el

— 148 —






castillo, por lo que co n ju ró a la que

entregó

a esta

O rden,

constituyendo

creía heterodoxa N óeim a a v iv ir aislada

im portante Encom ienda de la misma.

e intangib le en

la fortaleza hasta la

C o m o a causa de las guerras civiles y

consum ación de los siglos, refiriéndose

las que frecuentemente sostenían C a sti­

que en las más tenebrosas noches in ­

lla y P o rtu g a l tan to había dism inuido

vernales sale, coronada por una estrella

la población de Z a rza la M a y o r, los

que ilum ina sus pasos, a sentarse en el

vecinos

cancho de la mora, lloran do al-lí am ar­

gerse a la protección de la cercana fo r­

gam ente su

desgracia.

Finalm ente,

que

quedaban

pensaron

aco­

la

taleza de Peñafiel, fu n dan d o a llí otro

otra conseja se refiere al m ilagro opera­

pueblo, para lo cual pidieron perm iso

do por la Santísim a V irg e n cuando, en

al

don

Suero

el siglo X I V ,

Pérez, que accedió a ello. E n

13 6 9 ,

el noble Berm údez de

M aestre

de

A lcán tara,

T r e jo quiso construir en L a s Corchue-

tras la muerte de Pedro el C ruel, el

las una suntuosa capilla para alo jar en

M aestre don M elén Suárez se p ro n u n ­

ella la im agen de N uestra Señora, exis­

ció p o r el m onarca portugués, que as­

tente en el castillo, y sucedió que el

piraba al trono castellano, dándose el

prim er día en que se acom etió la obra,

caso de qae algunas fortalezas de la O r ­

dejaron los operarios sus herram ientas,

den le obedecieron, trem olando bande­

no h allánd olas a llí al llegar la siguiente

ras p o r el lusitano— com o ya dijim os

jornada,

al ocuparnos de A lm enara— ; pero la

apareciendo

todas

ju n tas

al

pie del altar de la V irg e n , hecho repeti­

de P eñafiel no siguió aquel ejem plo,

do al día siguiente, lo cual m ostraba de

por lo cual se refugiaron en ella m u ­

form a paladina que la Santa

chos caballeros que reconocían p o r m o ­

Im agen

m anifestaba su deseo de permanecer en

narca a don E nrique de T rastam ara.

su sencilla

desde

P o r ello la sitió y tom ó dicho M aestre.

donde tan to había protegido a los v a ­

Después pueblo y fortaleza intervi­

erm ita

del

castillo,

lientes soldados de la C ru z, siendo a llí

nieron

respetada hasta p o r los muslimes.

que perturbaron a la O rden con m otivo

activam ente en

las rivalidades

de la elección de quién h abía de suce­ der al M aestre don G óm ez de Cáceres y Solís. D e los tres aspirantes que se

P E Ñ A F IE L

disputaban

la

elevada

dignidad— don

C a stillo edificado p o r los árabes en

Francisco de Solís, sobrino del d ifu n ­

el siglo IX , al que dieron el nom bre de

to ; el niño don Juan de Z ú ñ ig a , h ijo

Racha-Rachel, en alusión a la roca so­

de los condes de Plasencia, y don A lo n ­

bre la cual fué cim entado. Se h alla a

so de M o n ro y — Peñafiel se in clin ó por

orillas del río E lja s, arcifinio afluente

el ú ltim o, y ello fué causa de que el

del T a jo , o sea que sirve de lím ite en­

Papa, que protegía a Z ú ñ ig a, exco m u l­

tre España y P ortu gal, al Oeste de Z a r ­

gara

za

cinos.

la

M a y o r.

D efinitivam ente

recon­

a C om endador,

soldados

y

ve­

quistado p o r A lfo n s o I X el año 1 2 1 2 ,

L a s incursiones portuguesas por la

en las operaciones que precedieron a la

comarca, tan depredatorias para num e­

tom a de A lcántara, dicho m onarca lo

rosos pueblos cacereños, y la rivalid ad


existente entre los habitantes de Peña-

m ohade Y u s u f-A b u -J a cu b ,

fiel y los del cercano C eclavín , ocasio­

definitivam ente rescatado hasta el año

no siendo

naron decadencia de pueblo y fortale­

12 13

p o r A lfo n s o IX . Este m onarca,

Se atrib i

za. Esta fué o b jeto de reparaciones to ­

en ve z de restituirlo a los T em p lario s,

de esta foi

d avía en el siglo X V I I ; pero las peri­

lo cedió a la O rden de A lcán tara, des­

h alla situac

pecias históricas y el abandono poste­

oyen do

las reclamaciones que le fo r ­

m o nom bre

riores han ocasionado su ruina. T a n t o

m ulaban sus anteriores poseedores. R e ­

la sierra de

el recinto alm enado, de m am postería,

construido

las de E ljx

com o el antem ural de cortina con vanos

im portante E ncom ienda de la m isma.

valeón y M

A l lí se celebró C a p ítu lo , presidido por

líos

el ú ltim o M aestre, don Juan de Z ú ñ i­

contener el ¡

góticos y escudos de la O rden, se hallan derruidos a trechos. D e las torres, la central o del hom enaje se yergue a fa l­ ta del que fué su coronam iento, con ­ servando

el

matacán

sobre ménsulas

para la defensa de la puerta.

por

la

O rden,

constitu yó

ga, el 1 7 de enero de 14 8 6 , lo cual de­ nota que el castillo se hallaba en ton ­ ces en buen estado de conservación. N o se registra noticia posterior referente al mismo. Su planta es p o ligon al,

PORTEZU ELO

o b lo n ga e

irregular, dado lo quebrado del suelo en que se asienta, que tiene d ifícil ac­

erigido

ñas hacia el leonés Ferna llera en 1 1 6 y algunos ot los que h iz o tar del T e m pués cayeron los m uslim es je dado hacia

Esta fortaleza, considerada com o una

ceso, y consta de dos recintos defensi­

de las m ayores de la región, se halla

vos. D e l exterior sólo quedan restos de

cuando A lf o i

próxim a al pueblo de dicho nom bre,

las cortinas septentrional y m eridional,

nesas, b a jó a

en

en las que se advierte la carencia de to ­

apoderarse

ria, que es por donde pasaba antigu a­

rres defensivas, y

fu é u n o de 1<

mente la vía Dalmacia, de gran im p or­

apuntado, pasado el cual, b a jo un m a­

tancia

tacán disim ulado, h ay otro arco m ayor,

Com o

de la m ism a form a e igualm ente de la ­

p laza al Maes

d rillo. E l interior, cuyas dim ensiones

Ju lián del P er

la

carretera

de

A lco n étar

estratégica,

pues

a

constituía

Co­

el

cam ino de reserva en caso de perderse la G uinea o V ia lata, para u n ir los p a ­ sos de la T ran sierra con las tierras de C iu d a d R o d rig o y Salam anca. Su p o ­ sición dom inante, sobre elevado cerro, le confería

incalculable

va lo r

en

los

la puerta, de arco

m uy

destruido,

no

conservándose la puerta; pero de él res­

a llí im portante puesto defensivo. Pero

— que debió ser la del hom enaje— y

debieron

quienes

otra en el ángulo N oroeste. E xiste una

castillo, tal

especie de p laza de armas y , a los lados

ve z com o p u n to avan zad o de la gran

oriental y occidental de la m isma, res­

p laza de C oria. E n

tos de construcciones. E n el ángulo del

construyeron el p rim itivo

1 1 6 7 se apoderó que lo

Suroeste perdura un arco de lad rillo ,

d on ó a la O rden del T e m p le ; mas a

apuntado, que term ina en casquete de

los pocos años lo recuperó el E m ir al-

bóveda.

de él Fernando

II

de L eón ,

h abía

se h a lla tam bién

dondas, situadas una al lado oriental

árabes

portantes que

en prem io a

poner que aun antes de ellos ya h u b o los

di

prestada deram

tan lienzos sin almenas y dos torres re­

ser

C am bial

son 40 metros de largo y 25 de ancho,

tiem pos medievales, p o r lo que cabe su­

de

des.

quistada A lcá n el cam bio de < den— , el Maes de Santibáñez comiendas, cor blos, la cual ct tiem po el cuarl Ileros de A lcán sus expedicionej 12 2 0 la O rden seedora de este to a la de A lcá r


__

S A N T IB A Ñ E Z

no siendo

pero el m onarca, queriendo que preva­ leciera su donación, d ió a los tem pla­

ita el año Se atribuye a los árabes la fundación

monarca,

de esta fortaleza, en el siglo I X .

’em plarios, ntara, desue le forídores. R e ­ constituyó la misma, ísidido por a de Z ú ñ i-

rios la v illa de A lb a de L iste. S an tibá­

Se

ñez fué otra de las fortalezas que el

h alla situada ju n to a la v illa del m is­

M estre don M elén Suárez puso al ser­

m o nom bre, en una elevada cumbre de

vicio del m onarca portugués al m orir

la sierra de G ata, y fo rm ó parte— con

Pedro el C ru el, si bien no tardó en ser

las de E ljas, T re v e jo , A lm enara, Sal-

retrotraída

valeón y M ilan a— de la línea de casti­

que II. D u ran te tres siglos esta E n co ­

llos

erigidos p o r los

sarracenos

a

la

obediencia

de

E n ri­

para

mienda servía al M aestre con cuatro

contener el avance de las tropas cristia­

lanzas en tiem po de guerra. L a últim a

nas hacia el Sur. E l valeroso m onarca

lo cual de­

noticia que de Santibáñez se tiene es

leonés F ernando II, atravesó la cord i­

que en 1 de agosto de 17 9 0 el rey co n ­

aba enton-

llera en 1 1 6 7 y conquistó este castillo

cedió la E ncom ienda al C o legio im pe­

va ció n . N o

y algunos otros de los m encionados, de

rial de la O rden de A lcántara, en Sala­

referente al

los que h iz o donación a la O rden M ili­

manca.

tar del T e m p le ; pero pocos años des­ o b lo n ga e

pués cayeron nuevam ente en poder de

0 del suelo

los m uslim es en virtu d del gran em pu­

e d ifícil ac­

je dado hacia el N o rte por los alm oh a­

tos defensi-

des.

lucha

E stá situado sobre un elevado cerro,

an restos de

cuando A lfo n s o I X , desde tierras leo ­

a tres kilóm etros al Sur del pueblo lla ­

m eridional,

nesas, b a jó a E xtrem adura, llegando a

m ado

apoderarse

Santibáñez

de H oyos. Fué u n o de los más im p or­

fué u n o de los prim eros reductos im ­

tantes castillos de la provincia, edifica­

portantes

12 12 .

do p o r los T em p lario s, a quienes F er­

esta

nando II concedió la posesión de aque­

encia de t o ­ ta ,

de arco

ja jo un maarco m ayor,

C am biad o

Com o

de que

había

el signo

de la

A lcántara, rescató, ofrecido,

el

año

concedió

TR E VEJO

V illa m ie l,

del

p artido

judicial

p laza al M aestre de la O rden de San

llos parajes, com o prem io

Ju lián del Pereyro, don B en ito Suárez,

ayuda recibida de la O rden en su p ri­

en prem io a la gran ayuda p o r éste

mera

prestada durante aquella campaña. C o n ­

T ran sierra, o sea el territorio cacereño

quistada A lcán tara— hecho que m otivó

situado al Sur de la cordillera C arpeto-

»ro de él res-

el cam bio de denom inación de la O r ­

vetónica y a Occidente de la antigua

Jos torres re­

den— , el M aestre fo rm ó con el castillo

V ia lata. Pero en 1 1 8 6 revocó el m o ­

lado oriental

de Santibáñez una de sus mejores E n ­

narca tal donación, concediendo la fo r ­

homenaje— y

comiendas,

de diez pue­

taleza a la O rden de Santiago, para lo ­

e. E xiste una

blos, la cual con stitu yó durante algún

grar lo cual tan to le había instigado su

f, a los lados

tiem po el cuartel general de los caba­

M aestre, don Fernando D ía z , y a lo

1 m ism a, res­

lleros de A lcán tara, de donde partían

que sin duda se inclinó el m onarca por

el ángulo del

sus expediciones contra los m oros. E n

creer que los santiaguistas estaban en

1 de lad rillo,

12 2 0 la O rden del T em p le , inicial p o ­

mejores condiciones de defenderla.

a casquete de

seedora de este castillo, p rom o vió p lei­

E n el siglo X I I se le daba el nom bre

to a la de A lcán tara para reivindicarlo;

de TreueUio, según aparece consignado

mente de ladimensiones 25 de ancho, estruído,

no

com prensiva

— 155 —

cam paña

a la gran

reconquistadora

de

la


en las bulas pontificias. P o r entonces

V A L E N C IA

DE

ALCANTARA

— probablem ente en el tercer decenio de dicha centuria— pernoctó en T r e v e jo el

Esclarecido que la población de o ri­

rey A lfo n s o I X , que iba cam ino de C á -

gen ibérico o rom ano en quien algunos autores quisieron ver el origen de ésta,

ceres.

fué la situada en el cerro denom inado

N o existen noticias de hechos poste­

V illa V ie ja , varios kilóm etros al Sur,

riores de im portancia concom itantes con

queda ya fuera de dudas que V alencia

este castillo hasta el período de bande­

de A lcán tara la

rías y luchas intestinas del siglo X V .

probablem ente en el siglo X I I . L a re­

fu n daron

los árabes,

E n 14 6 5 , E n riqu e I V de C astilla vió

conquistó el M aestre de A lcántara, don

cóm o le h iz o traición don G ó m ez de

G arcía

S olís, segundón de una noble fam ilia

con ella una de las principales E n co ­

cacereña

había

m iendas de la O rden. N o tardó en ser

nom brado M aestre de A lcántara, y que,

escenario de las luchas intestinas de la

en vez de serle fiel, se pasó al bando

m ism a,

enem igo, o sea al que en A v ila había

R u y V á z q u e z fué depuesto y sustitui­

proclam ado rey al infan te d on A lfo n so .

do p o r don Suero Pérez, en 1 3 1 8 , re­

a

quien

el

m onarca

P ara castigar aquella deslealtad, escri­ b ió a su incondicional el C lavero don A lo n so de M o n ro y , ordenándole com ­ batiera a So lís y a sus secuaces, entre

Sánchez,

en

pues cuando

12 2 0 ,

form and o

el M aestre

don

tiróse a V alen cia de A lcántara, hacién­ dose fuerte en su castillo, donde su su­ cesor lo sitió, logran do una noche es­ capar de la fortaleza. En

13 5 0

el

m onarca

portugués,

ellos el C om end ad or de T re v e jo , don

a la sazón en guerra con el de C a sti­

D ieg o Bernal, cosa que h izo M o n ro y

lla, sitió esta p laza, consiguiendo to ­

decididamente, m áxim e cuando tan re­

m arla, y aunque acudió el M aestre de

ciente estaba su salida de la prisión en

A lcán tara con sus huestes para recupe­

que lo había tenido reducido el M aes­

rarla, no lo consiguió, permaneciendo

tre. R eunió gente de armas y una n o ­

en poder lusitano, hasta que al año si­

che asaltó la fortaleza.

guiente, m ediante negociaciones, fué de­

N ueve años después se apoderó

de

ella el tem ido jefe de bandoleros F er­ nán C en teno; pero transcurridos cinco meses, fué recuperada por un capitán llam ado don R am iro, que m andaba las tropas del arzobispo de T o le d o .

vuelta.

T ras

la muerte

de

Pedro

el

C ruel, V alencia— al igu al que A lcá n ta ­ ra— se negó a reconocer a E nrique II, pasándose

al

bando

portugués;

pero

dom inada por el m onarca castellano la cabeza de la O rden, aquélla se som etió al m ism o. C u an d o, en 1 3 9 4 , se reanu­

C onsta que hasta hace poco más de

dó la querella con el vecino reino, el

un siglo se encontraba este castillo en

M aestre Fernando R o d ríg u ez de V i l la ­

buen estado de conservación, pues en

lobos se adentró por el territorio lu si­

los postreros años del reinado de F er­

tano, pero tu v o que regresar, persegui­

nando V I I , tenía guarnición. A partir

do p o r las tropas enemigas, encerrán­

de entonces se acentuó su ruina.

dose en V alen cia, donde aquéllas le cer— 156 —


UR.A le orilgunos ;e ésta, lin a d o il Sur, alencia árabes, L a re■a, don m ando E ncoen ser s de la re don ustituí18, re-

V

¡%

hacíén: su su­ iche esrtugués, : C astiído toestre de recupeíeciendo año si­ fué de’edro el \lcán taique II, is; pero :llano la som etió e reanureino, el le V i l la ­ n o lusipersegui:ncerránas le cer-

# ^


/ b ib u o t e c H

1 CEMTRAL 1 CACERES

carón durante seis días, tras lo que se

dieron el paso. E n 1 6 5 1 cayeron nue-

retiraron. E n 1408 atravesó la frontera

vam ente

un

hom bres, obteniendo el m ism o resulta­

cuerpo

de ejército portugués,

lle­

sobre

V alencia,

con

4.000

gando hasta cerca de las defensas de la

do negativo. E l intento siguiente fué

villa, donde fué derrotado por los h a ­

en

bitantes de la m isma, al m ando del ca­

retirado

pitán don García A lv a re z de V illa g u -

conde de San L o ren zo (12 .0 0 0 h o m ­

tiérrez. E n 14 3 2 intentaron los in fa n ­

bres y nueve piezas de a rtille ría ), que

tes de A rag ó n apoderarse de esta p laza;

causó grandes destrozos en la población,

pero se opuso a ello el C om endador

si bien

M ayo r, don G utiérrez de Sotom ayor,

ella, por lo que a los nueve días desis­

quien consiguió prender a don Pedro,

tió del asedio. E l ú ltim o y más fo rm i­

obligand o a los sediciosos a retirarse,

dable ataque de aquella guerra fué rea­

1657,

acum ulando a llí el ejército de

O liven za ,

tam poco

al

pudo

m ando

apoderarse

del

de

hecho por el que el m onarca concedió

liza d o en el mes de ju n io de 16 6 4 , en

a la v illa grandes mercedes. D u ran te la

que se presentó ante la p laza — guarne­

pugna entre el M aestre Solís y el C la ­

cida por dos tercios de infantería y el

vero M o n ro y , perm aneció fiel al p ri­

paisanaje,

mero. E n octubre de 14 9 7 se celebró

don Juan de A y a la y M ejía — el ejér­

en el castillo de esta v illa el m atrim onio

cito m andado p o r el m arqués de M a-

de don M an u el de P o rtu g a l con la in ­ fanta doña Isabel, h ija de los Reyes

rialva, com puesto de 17.0 0 0 hom bres

Católicos.

cesante cañoneo, los portugueses consi­

T o d a v ía es pródiga la actuación his

al m ando

del G obernador,

y doce cañones. T r a s tres días de in ­ guieron abrir una gran brecha en la

tórica de V alen cia de A lcántara. D u ­

m uralla, que las mujeres y los m ucha­

rante la llam ada guerra de la Indepen­

chos tapaban denodadam ente con sacos

dencia portuguesa, sufrió las consecuen­

de arena y hasta con colchones y b a ú ­

cias de su situación avanzada. E n p ri­

les, m ientras la guarnición y todos los

mero de diciembre de 16 4 0 dieron los

hom bres útiles contestaban con fusiles

lusitanos su prim era embestida, siendo

y arcabuces al fuego de los sitiadores.

rechazados por las com pañías que o r­

Tan

g an izó el vecindario, tras lo que causa­

fuerzas

grande era

la

desproporción

de

que los sitiados n o pudieron

ron los sitiadores grandes daños en el

continuar la resistencia, por lo que acep­

cam po lim ítrofe. E l 26 de agosto del

taron una rendición en extrem o h o n ­

año

rosa,

siguiente atacaron

pudiendo

tam poco

de nuevo,

apoderarse

de

no

según

reconocieron

los

propios

la

enemigos. L a plaza torn ó a la sobera­

plaza. Seis años después, en 16 4 6 , la

nía española, por virtu d del tratado de

sitiaron 4.000 infantes y

p a z de 13 de febrero de 16 6 8 .

1.5 0 0 jin e­

tes, costándoles el inten to más de 500

E n 17 0 6 v o lv ió V alen cia de A lc á n ­

bajas. E l 28 de octubre de 1468 reali­

tara a estar b a jo el d om inio lusitano,

zaron un nuevo intento de conquista,

con m o tivo de la guerra de Sucesión.

con m ayores contingentes arm ados, y

C o n ta b a una guarnición de sólo 400

aunque lograron abrir brecha en la m u ­

hom bres cuando fué cercada p o r 3.000

ralla, sus heroicos defensores les im pi-

soldados

— 159 —

portugueses

al

m ando

del





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