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Ejti Stih. Directora Voluntaria. Manzana 1 Espacio de Arte | Volunteer Director. Manzana 1 Espacio de Arte
Foto: Antonio Dávila® Ejti Stih DIRECTORIA VOLUNTARIA Volunteer Director Manzana 1 Espacio de Arte
El arte boliviano contemporáneo no puede ser concebido sin las bases sentadas por Roberto Valcárcel. Él pertenece a la vanguardia del arte boliviano contemporáneo. Fue un artista libre, sin compromisos. Fue un gran intelectual e inigualable profesor inspirador. Fue un personaje extraordinario y no conformista, de aporte invaluable. Roberto Valcárcel fue un artista conceptual, tanto así, que fue capaz de escribir sobre una superficie rectangular color naranja, “Este es el significado del cuadro”. Valcárcel siempre ha sorprendido como artista, desde los dibujos realistas a lápiz que gritaban el fin de la dictadura; hasta el atrevimiento, en los mismos tiempos, de presentar su Campo de alca–chofas; o echarse pintura encima en plena plaza San Francisco en La Paz; declararse artista con múltiples personalidades borrando la importancia de lo individual y exponer multicuadros; volver imágenes texto puro con una ironía inigualable, medir lo imposible de nuestros amores, angustias y soledades con barras de cuantificación; presentar una exposición erótica diferente, en tiempos cuando nadie se atrevía a hablar de eso; cuestionar la solemnidad de la muerte y proponer el final de la vida en ataúdes de colores…
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Siempre impecable y perfeccionista en la elaboración de las obras. Un artista que aparentemente construyó una imagen de distancia intelectual hacia el arte, pero que con su aguda inteligencia y sensibilidad nos mostró la triste fragilidad de nuestra existencia y nos cuestionó, de un modo en que a veces duele y a veces hace reír. Ordenado y analítico, arquitecto de formación, atrevido y novedoso, como artista que fue. Este profe de generaciones de estudiantes, Valcárcel es una figura icónica en el arte boliviano. A Valcárcel no le importó lo que suena a medallas y discursos. Él fue todo menos eso, fue un lúcido crítico y autocrítico, un analista intelectual a la vez que un divertido personaje con gafas raras y gorra de Mickey Mouse. Bolivian contemporary art cannot be conceived without the pillars established by Roberto Valcárcel. He belongs to the vanguard of contemporary Bolivian art. He was a free artist without compromises. He was a great intellectual and unequalled inspiring professor. He was an extraordinary character, not-compliant and with invaluable contribution. Roberto Valcárcel was a conceptual artist, so much, that he was capable of writing about an orange rectangular surface, “This is the meaning of the piece”. Valcárcel has always shocked as an artist, from the realistic pencil-made drawings that shouted the end of dictatorship, even the audacity, at the time, to show his “Campo de alca-chofas”, or pour paint on himself at “San Francisco” square in La Paz, he declared himself as an artist with multiple personalities, erasing the importance of individuality and show multiple pieces of art at once, turning images into pure text with incomparable irony, measuring the impossibility of our love, anguish and solitude with quantifying bars, presenting an erotic exhibition in a different way, in times when noone dare to talk about such topic, questioning death’s solemnity and putting an end to life in colorful coffins… He was always impeccable and a perfectionist in the making of his work. An artist who apparently built an image about intelectual distance towards art, but with his sharp intelligence and sensitivity showed the sad fragility of our existence and questioned us in a way that can hurt or make us laugh. Tidy and analytical, an architect of education, daring and novel, that is who he was as an artist. A professor of generations of students, Valcárcel is an icon in Bolivian art. Valcárcel did not care about medals or speeches. He was everything but that, he was an splendid critic and self critic, an intelectual analyst who at the same time was a fun character with weird glasses and a Mickey Mouse cap.
“El fin de los márgenes”. Ataúdes de Roberto Valcárcel