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Rosana
Hace 24 años llegaba Lunas Rotas, el disco debut de la leyenda de Islas Canarias, Rosana. La artista se alió con la Cruz Roja y creó la iniciativa solidaria ‘Mejor vivir sin miedo’, haciendo referencia a uno de sus éxitos.
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Qué pensás de los nuevos músicos, con el furor del trap... ¿qué sentís que se pierden los que encaran la música sin instrumentos? - El otro día un colega mío decía, ¿sabes qué? Está bueno que hagan música con un dedo. Yo no soy de las que dice: Esto no es, esto es… todo es música. Pero sí creo que los chiquitos más que perdiéndose porque no les interese, se lo están perdiendo por falta de exposición. Sino no se entendería que en medio de todo lo que está pasando salga una película de Queen y todos se pongan a tocar “Bohemian Rhapsody”. Lo que pasa es que hay un desconocimiento y es tarea de todos hacer que ellos conozcan lo que existe. Se ha dirigido mucho la exposición de lo que se premia, etc. No para que algo desaparezca, sino para que todo sume.
Sos pionera y le abriste las puertas a India Martínez, Rozalén… ¿En tu época te sentías un poco sola? - Hombre, en aquel momento había un poco más de soledad y uno se sentía más pirata también. Un pirata buscando la isla del tesoro. Y creo que tampoco fue mi intención en ningún caso querer hacer una historia y trazar un camino. La gente y la música hicieron que se abra esa puerta, dieron paso a que costara menos pasar por ahí. Pero no siento que tenga que ver con un movimiento que generé rompiendo reglas… fue de forma natural.
Muchos cantautores, trovadores… - Sí, pero fíjate qué curioso que no tenemos consideración de por ejemplo Los Rolling, que hacen sus propias canciones, no tenemos consideración. Son rock. ¿Cuál es la diferencia?
La última vez que estuve en Argentina me llamó la atención que a una chica le gustaban los Rolling y los Twenty One Pilots… pero claro. Sí los alternativos usan tal ropa, pero los alternativos son de verdad. Me hizo mucha gracia su lectura diciendo que más allá del concepto y del género musical, está la actitud de lo que uno hace y lo lleva a hacer cosas.
Creo que haría falta enseñarselo a los críos, si no lo hacemos los estamos perdiendo un poco en el espacio. Porque luego aparece en el mundo Queen y se pone en el medio de la música y el tipo ya está muerto, Elton John. Seguimos celebrando la música como algo grandioso, seguimos celebrando la canción.
- Yo tardé en escribir “Si tu no estás” lo mismo que tardé en cantarla. Y cuando la terminé dije: no se puede hacer una canción buena en tan poco tiempo, tiene que ser una porquería. Me levanté, me duché, desayuné, me lavé los dientes, me senté, agarré la guitarra y escribí “Si tu no estás”.
¿De dónde salió? - Sabés que no proceso las canciones con la cabeza. Y la vida tampoco. Yo me siento y en donde esté agarro la guitarra, el piano, la batería o lo que me dé por componer y sangro lo que escribo. No me pasa por la cabeza, me pasa por el corazón. Yo escribo lo que sale, lo que sale… El otro día alguien me decía, cuando la gente está mal ahora hay una cosa con la psicología que viene del carajo, le llaman la escritura automática. Te sientas, escribes y ya. Y yo dije: así es como yo compongo. Yo hago básicamente eso. Me siento, vuelvo, vuelvo, vuelvo. Cuando algo me emociona, lo vuelvo canción y lo comparto.
¿Cómo fue la definición de tu estilo? ¿Cómo fue tu comienzo? - Cuando presento mi primer álbum en la compañía me dicen “¿Qué es aquello?”. Que yo no tenía un género completo, no tenía un género completo. No era jazz, no era rock, no era blues, no era pop, era alternativa. Y lo fui hasta que vendí millones de copias, luego lo perdí porque vendí mucho. Cuando llegué me decían “¿Qué es?”, ahora sí la gente tiene un bolero, rock, canciones diferentes. Yo siempre hice singles que luego formaban parte de un disco. Igual que no me planteo de qué va una canción, se da una película entera. Para el último disco hice 50 canciones y luego elegí las 12 que salieron.
¿Dónde quedan las restantes? ¿Las lanzarías? - Yo no haría eso porque me parece que estoy engañando a la gente. Compongo lo que me nace ahora es lo que estoy componiendo ahora, pero dentro de tres años y medio hago un disco con lo que me quedó de ahora, estoy fallando a la gente porque no estoy contando lo que siento en ese momento. Todo eso va cambiando, las canciones se quedan ahí. Yo siempre hice singles. Y lo que estaba pasando antes de la pandemia no es novedoso, ya pasaba. En los 90, lado A y lado B. En los 50, todavía era una cosa muchísimo más atrevida y novedosa. La gente salía por los clubes e iban cantando todas las canciones que hacían. Esas que aplaudían más eran las que luego los artistas grababan. Por eso es híper fácil encontrar grandes álbumes en el pasado. Estaban testeados. Todas las canciones ya eran éxito.
Si pudieras cambiar algo del mundo que viene, ¿qué sería? - Si pudiera quitar algo de lo que existe sería la mentira. Por la puerta de la mentira entra la peste. Creo que si en el mundo no hubiera tanta mentira, probablemente saber lo que está pasando en este momento, sabríamos porqué hay lugares donde nunca dejó de haber hambre. Por ahí entra la guerra, entra todo. •
Mala Rodríguez
La cantante española lleva 20 años transitando en la música y recientemente lanzó un nuevo disco, Mala. Lo adelantó con “Peleadora” a comienzos de mayo de este 2020.
tiene el privilegio de ser la única mujer que cuenta con un Latin Grammy a Mejor álbum urbano y Mejor canción urbana. Desde su ingreso a la escena musical, la propuesta de Mala Rodríguez incorporó el hip hop al sonido de las palmas y la música flamenca.
¿Estás nerviosa por el lanzamiento del disco? - Sí, es la mejor relación que puedes tener con lo que haces. Tu pasión siempre está ahí, no termina. La relación con mi música es para toda la vida y siempre va a estar prendida fuego.
¿Qué podés decir del disco? - En el álbum hay un montón de joyas, letras preciosas, un conjunto muy bien balanceado con mucha armonía y mucha coherencia. ¡Estoy muy muy contenta! ¡Qué puedo decir! Todos los ritmos están buscados para que vistan las canciones, las letras. Tienen una coherencia, pero cada una tiene su cosita, su personalidad.
Te importan las letras, ¿no? - En las letras está la historia, es el latido. Lo otro es el músculo, lo de afuera. La esencia está en la palabra. ¿Tenés en tu casa cosas para grabarte? - Aquí en casa tengo un estudio y Protools. Un buen micrófono, muchos cables, muchos plug ins, un buen compresor de voz, altavoces. Todo está en orden.
¡De todo! Estos días se pone a prueba qué músico tiene para grabar y quién no…
- Pienso que no valoramos la parte técnica como deberíamos. En el sentido de que una canción puede salir con tu letrita, tu guitarrita o una caja de ritmos. Pero los técnicos, los ingenieros, las personas que se dedican a este lado que no se ven es de vital importancia. Mi música suena tremenda en este nuevo disco gracias a los que se encargaron de hacerla sonar así. Suena maravilloso! Sin ellos no podría decir que el álbum estaba perfecto. ¡Realmente, es una parte muy importante!
Las fechas cambiaron todo, nunca te imaginaste lanzar un álbum en estas condiciones…
- ¡No! Es súper loco, pero doy gracias que no ha pasado nada grave. En mi familia estamos todos bien, sanos y seguros, la gente de mi alrededor… podemos hablar anecdóticamente. Pero afuera se ha puesto feo.
Acá en Sudamérica venimos después y al verlos pudimos adelantarnos…
- ¡Sí! Cuando pasaba todo en Italia pienso que tendríamos que haber hecho como el refrán “Cuando las barbas de tu vecino ves cortar, pon las tuyas a remojar”, pero aquí en España se veía a cada uno en su mundo y menospreciando como “No, eso es una gripe!”. La gente y los medios se engañaron, y en Italia murió mucha gente. Pero de a poco se acomodan las cosas…
¿Dónde te encontró la cuarentena?
- Hoy estoy en Barcelona. Pero cuando arrancó la cuarentena, estaba en Madrid. Cogí un tren a Barcelona y la gente hablaba de que estaban cerrando la ciudad y yo solo pensaba en llegar a mi casa.
Los músicos viven un poco encerrados… ¿te sentís entrenada?
- Hombre, yo lo que me doy cuenta es que toda mi vida me gustó estar sola. Me entretengo, nunca me aburro. Siempre tengo algo que hacer, buscar, leer. Me encanta. No soy hipersociable que necesita hablar por teléfono o acariciar a alguien. Soy bastante solitaria, rara. No me ha pillado mucho qué voy a hacer. Me pongo a currar, trabajar, hacer cosas. Pero estoy echando de menos y valorando más pasar tiempo con mi familia. En mis primos, mis tíos, mi mamá. Quiero retomar esos momentos en los que antes no valoraba mucho. Ahora tengo muchas ganas de ese reencuentro con mi familia.
¿Te reencontraste con algo esta cuarentena? - Hay gente que no tiene casa. Yo no puedo dejar de sentirme muy afortunada. Esta crisis hace que mucha gente esté ayudando con lo que puede. Lo más importante es ayudar a la gente que necesita alimento. Yo apoyo el Banco de Alimentos porque me parece muy importante que todos los que pueden se movilicen y colaboren. El que puede, tiene ese deber. El universo te da y tu deber es devolver lo que también se te da, para que no pare esa cadena.
¿Qué no puede faltar en tu heladera/ cocina?
- La quinoa. Es riquísima. Como mucho de eso. Me gustan mucho los vegetales, granos, frutas, beber mucho. Dicen que hay una edad en la que ya no es bueno comer carne. Me permito vinito, todo. Pero no lo hago porque si comienzo, no paro.
¿Qué recomendás ver?
- Poca cosa, soy más de leer o ver videos frikis con pocas visitas. Me gusta mucho navegar sin rumbo.
¿Sentís que el puente musical entre España y Argentina está más transitado que nunca?
- Efectivamente, ya se ha producido esa conversación entre Argentina y España. Estamos en sintonía total. Una de las razones es Internet. Las referencias visuales, sonoras, son iguales para todos. Hablamos los mismos códigos y se ha hecho una unión muy bestia. En Argentina tienen a WOS, es un grande. •
Rodrigo Tapari
Luego de catorce años en Grupo Ráfaga y ya con dos años y medio como solista, el cantante pasa la cuarentena desde su hogar, en su estudio, donde sigue creando nuevas canciones mientras disfruta de su consolidación.
“creo que esto golpeó especialmente a los artistas, quizás no por porque se haya terminado el trabajo, sino porque es nuestro hábitat natural es el show, el espectáculo, el vivo. El grito de la gente no se compara con nada”, señala Rodrigo.
Es impresionante la cantidad de fans que tenés en el país y en Chile, Uruguay, Paraguay... - Sí, bueno eso es debido a los 14 años en Ráfaga y la verdad que me llevó a conocer un montón de países. Actualmente, con mi carrera solista estoy viviendo un momento muy lindo y también pudimos viajar a un montón de países antes de la cuarentena. La gente siempre fue el motor y nos acompañó. En el momento en el que yo decidí emprender mi carrera solista fue la primera en acompañarnos y hoy tenemos ese público que nos sigue, hay mucha gente que se ha sumado, niños, que la verdad que nos sorprende. Lo que tengo acá es algo que se hizo con mucho sacrificio en muchos años y hoy me da la posibilidad de seguir trabajando en la cuarentena. En el estudio en casa, mi hogar, soy un apasionado de la música. Soy un autodidacta.
Veo que tenés tus instrumentos, tu estudio... - Sí, no paro de hacer música. Veo este tiempo desde otro punto de vista, no digo “estamos encerrados”, sino “estamos a salvo”. A mí, particularmente la cuarentena me trajo mucha paz, porque yo no estoy en casa nunca, prácticamente vivimos de gira. Estar en casa me hizo reencontrarme con el estudio, con mi familia, con mi esposa, con mi hija, revivir momentos que hace mucho no pasábamos. Mirar una película juntos y trabajar desde casa. Hace mucho que no componía en casa, las últimas composiciones las hice todas de gira. Aviones, combis, cuarto de hotel.
“Es tan grande este amor”, “Que ya no me llames”, “Fue difícil”, “Para qué sufrir”... tenés seis canciones entre las 500 más escuchadas de Argentina… - Amen. “Para qué sufrir” fue la segunda que saqué y a las pocas semanas, yo recién lanzado como solista, la gente me conocía como “Rodrigo el cantante de Ráfaga”. Nadie sabía quién era Rodrigo Tapari, eso fue evolucionando. Pero se comunicaron conmigo de Canadá, por Instagram. No entendíamos mucho, nos decía que la canción estaba en el puesto número uno de lo más escuchado de “Oye latinos”, una radio boricua de mitad habla hispana y mitad inglés. Les llegó la canción y la empezaron a pasar, a pedir, a pedir, pero se colocó en el puesto número uno en Canadá y no lo podíamos creer. Fue una sorpresa tremenda. Apenas arrancamos no teníamos tanta difusión como hoy y la realidad es que la gente eligió canciones que incluso a nosotros nos sorprendió. Yo salí con “Que ya no me llames”, otra canción que también nos sorprendió porque terminó terminamos en una gira en Japón y haciendo el videoclip allá, un regalo. Fue un regalo. Apareció una persona en el aeropuerto de Japón, no lo conocíamos nada. Allá te ponen con otros artistas, te mezclan, porque los pasajes son caros, los costos altos. Cuestión que esta persona viene y me dice: “No me conoces, pero quiero ser parte de tu historia. Quiero que vos de Japón te lleves un videoclip”. Pensé que tenía una intención extra… pero solo quería regalarme un videoclip. Cuestión que el videoclip se hizo, está en YouTube. Nunca más hablamos de él. Era de Perú, o no sé, hablaba español, pero era de raza japonesa. Fue como un enviado de Dios. Son esas experiencias que te hacen querer entregar lo mejor a tu público. Componer y seguir componiendo, tener esa inspiración constante, que la gente escuche es el motor de todo.
No sé si estás al tanto de la tapa que hicimos con Los Palmeras. Ellos nos contaban que no es una música sencilla de tocar la suya, pero sufrieron bullying… - Creo que de a poco la cumbia logró meterse en muchos ámbitos en los que no era lo habitual. Pero nos propusimos ir más allá. Compartimos muchos eventos y festivales televisados con Los Palmeras, son muy elegantes. Es un conjunto de buenas cosas, los admiramos. Mantienen muchísima humildad. Me ha tocado vivir experiencias en premios, donde por ser de la cumbia he estado como aislado y había diferencias. Todos luchamos para llevar la bandera de la cumbia bien en alto. Cuando llegamos a Japón con la cumbia, no lle gué yo, llegó la cumbia. •