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Álvaro Porro: “Barcelona se da a sí misma una oportunidad para ser parte de la solución y no del problema”

Álvaro Porro (Madrid, 1978) es director del proyecto Barcelona Capital Mundial de la Alimentación Sostenible 2021 y Comisionado de Política Alimentaria del Ayuntamiento de Barcelona. Economista de formación, es activista y experto en diferentes campos: consumo sostenible, economía social y solidaria, economías comunitarias y colaborativas, soberanía alimentaria, mercado social, fiscalidad verde y procesos participativos. Actualmente dirige el proyecto Barcelona Capital Mundial de la Alimentación Sostenible 2021, que tiene como objetivo el desarrollo de proyectos y políticas para fomentar la alimentación sostenible en la ciudad.

Barcelona es Capital Mundial de la Alimentación Sostenible 2021. ¿Qué implica?

Barcelona se da a sí misma una oportunidad para ser parte de la solución y no del problema, reconociendo

que tiene un modelo alimentario insostenible y que tiene que trabajar para transformarlo, con la implicación de la ciudadanía, los actores de la cadena alimentaria y otras administraciones. Esto significará el inicio de una serie de proyectos y políticas públicas municipales para contribuir a esta trasformación a medio y largo plazo. Ser Capital Mundial de la Alimentación Sostenible permite que Barcelona pueda estar entre las ciudades que intentan liderar el cambio.

¿Por qué es necesaria una iniciativa como esta para la ciudadanía?

Gran parte de la ciudadanía de Barcelona quiere transformar el modelo alimentario, lo tiene en cuenta en sus decisiones cotidianas de consumo y dieta. La capitalidad es una plataforma con la que poder ir a más, poder amplificar el impacto, el mensaje, la sensibilización. Es una oportunidad económica, social y educativa para muchos actores de la ciudad: comercios de proximidad, mercados municipales, restauración, escuelas, hospitales, centros de investigación, el sector primario, el, campesinado pequeño y mediano local.

¿Qué es una buena alimentación?

Es aquella que construye un modelo alimentario sostenible, saludable y justo. Hablamos de productos de proximidad, de temporada, frescos y vegetales, y una reducción de la proteína animal. Consiste también en un menor despilfarro alimentario y uso de envases, mejor gestión de los residuos, mayor uso de los circuitos cortos de comercialización y, en general, una dieta más consciente. Una buena alimentación genera un montón de efectos directos e indirectos en muchos otros aspectos de nuestra vida, comenzando por la salud y acabando por el equilibrio territorial, el reparto de los tiempos, las relaciones de género o sociales.

¿Qué influencia tiene una buena alimentación en el desarrollo social?

El modelo alimentario condiciona de manera muy determinante la distribución territorial. Si queremos un territorio equilibrado para evitar incendios, sin zonas vaciadas, necesitamos un modelo que dé una oportunidad de viabilidad económica al sector primario de pequeño y mediano tamaño, de producción local, de producción diversa. Un modelo saludable y justo en que la mayor parte de la población pueda acceder a productos saludables a través del comercio de proximidad. Trabajar por una mayor concienciación y accesibilidad a un modelo alimentario saludable y sostenible es otro vector para generar igualdad en nuestra sociedad.

Mercado de La Boqueria (Barcelona)

123rf Limited©radub85

La Capital Mundial de la Alimentación Sostenible se vertebra en más de 90 proyectos de ámbito local. ¿Cuáles son los principales ejes de actuación?

Trabajamos en 6 ejes: dietas saludables y sostenibles y derecho a la alimentación adecuada; promoción de la alimentación de proximidad, ecológica y de circuitos cortos; transición ecológica de la ciudad; programación de actividades; construcción de la estrategia alimentaria de ciudad 2030 y transversalización de políticas municipales.

¿Qué papel desempeñan los agricultores, productores, empresas y mercados de proximidad?

No tiene sentido trabajar por un nuevo modelo alimentario sin tener a los protagonistas de la producción y la transformación de alimentos en el centro, así como las organizaciones gremiales del comercio especializado para facilitar la presencia de estos productos en sus establecimientos. Es con ellos que estamos construyendo algunos de los proyectos estratégicos. También se está brindado apoyo a organizaciones que organizan proyectos y eventos para el impulso de la alimentación sostenible como puede ser la Asociación Vida Sana con el BioCultura.

A raíz de este evento, ¿veremos más implicación de las administraciones públicas en el desarrollo de la producción y comercialización ecológica?

Pese a sus muy limitadas competencias en este ámbito, habrá un antes y un después en el Ayuntamiento de Barcelona. Consolidaremos un presupuesto estable dedicado al impulso de un modelo alimentario sostenible y habrá un departamento específico que intentará colaborar con otras áreas para que esto no sea algo transitorio o pasajero, sino una política estable. Esperamos que la Barcelona Capital Mundial de la Alimentación Sostenible contribuya en este proceso de concienciar y presionar a las administraciones de los distintos niveles para que generemos espacios de gobernanza y colaboración con los actores de la cadena alimentaria o las entidades sociales y ambientales que trabajan en este ámbito.

¿Estamos cerca de conseguir un cambio real en el modelo alimentario?

Hay valores, tendencias y preferencias mucho más presentes en nuestra sociedad. Pero también necesitamos regulación, políticas públicas, políticas fiscales que favorezcan realmente los sistemas de comercialización y producción sostenibles. Porqué uno sin lo otro, no tendrá suficiente impacto. •

Para más información visite: www.alimentaciosostenible.barcelona

Oriol Urrutia, Co-Editor y Politólogo | comunicacion@bioecoactual.com

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