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Dieta vegana e inmunidad
El sistema inmunológico proporciona una serie de funciones básicas para proteger al organismo de las infecciones y es fundamental para nuestra supervivencia. Constituye una barrera, elimina patógenos y desarrolla y mantiene una memoria para futuros encuentros con el mismo patógeno. Las personas que siguen una dieta vegana buscan también suplementos nutricionales para mantener y reforzar sus defensas. En el ámbito de la nutrición, el vínculo que existe entre dieta, salud e inmunidad es un área importante de investigación. La correcta funcionalidad del sistema inmunológico es fundamental para mantener la homeostasis corporal.
Las vitaminas liposolubles (A, D y E) desempeñan un papel esencial, ya que poseen importantes funciones que regulan la respuesta inmunitaria. Los oligoelementos como el hierro, el zinc y el selenio, son fundamentales para lograr una buena eficiencia del sistema inmune. El zinc ejerce una multitud de efectos sobre numerosos tipos de células inmunitarias, y tiene un efecto directo sobre el número y la función de los macrófagos. El selenio y el zinc los encontramos en los cereales integrales, los frutos secos y la levadura de cerveza. Se recomienda suplementar a las personas veganas con vitamina D3. Existe hoy día una vitamina D3 (obtenida a partir del liquen) perfectamente adecuada para este colectivo. En términos generales en la dieta vegana, si los alimentos que se consumen son integrales (cereales, pasta, pan), estas necesidades están cubiertas. Sin embargo, el posible déficit proteico unido al consumo de alimentos refinados, puede llevar a una baja eficiencia del sistema inmune.
Por otro lado, y además de los aspectos nutricionales, existen plantas y fitonutrientes que poseen propiedades inmunomoduladoras, antimicrobianas y especialmente antivirales de las que pueden beneficiarse las personas veganas y que han demostrado eficacia clínica. Entre ellas podemos destacar los estudios realizados con una especie de Jara, el cistus incanus ssp x creticus subsp. eriocephalus que contiene un mínimo del 20% en polifenoles, por sus propiedades antigripales. El concentrado de bayas de saúco es otro ejemplo de ello. También algunos aceites esenciales como la Ravintsara, el cajeput, el limón, el niaoulí, el tomillo y el eucalipto radiata, con propiedades antiinfecciosas y que pueden ayudar a potenciar la inmunidad. Además, algunas de estas plantas tienen actividad antiinflamatoria y de eliminación de radicales libres que son útiles para restablecer y reparar la mucosa respiratoria. •
Maribel Saíz Cayuela, Licenciada en Ciencias biológicas, PGD. Dietética y nutrición | bio@bioecoactual.com