Berserkr - Screenplay

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BERSERKR

Escrito por Pablo Yus Gir贸n

漏 Pablo Yus Gir贸n 625 718 071 pablo.yusgiron@gmail.com


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EXT. TUNDRA – DÍA Una llanura inmensa cubierta de nieve y salpicada de arbustos grisáceos y azules. Es de día, pero la atmósfera es lo suficientemente traslúcida para dejar ver las estrellas y los planetas vecinos. El eco de un ruido lejano comienza a retumbar por la tundra. EXT. CARRETERA – CONTINUO El ruido es ahora un claro rugido de motor. Tres motocicletas de enormes neumáticos metálicos avanzan por la llanura, destrozando la nieve a su paso. ROMO encabeza el triángulo de vehículos. A su izquierda, NAVILON, a su derecha, URSA. NAVILON (Mirando a su izquierda) ¡A las 8! Un grupo de cuatro vehículos anti-gravitacionales, HUSHERS, surgen desde detrás de unas colinas. ROMO (Volviendo la mirada) Su puta madre. Romo redirige su motocicleta hacia la derecha y acelera. Navilon y Ursa le siguen. Sus perseguidores, silenciosos pero terriblemente veloces, acortan distancias cada segundo. ROMO ¡Ursa! (Ursa mira a su líder) ¡Disruptores! URSA Son los últimos. ROMO Lo sé. URSA se lleva la mano a la mochila y saca tres varas metálicas, las golpea contra su propio cuerpo y éstas se activan. A continuación las lanza hacia atrás.

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Los tres objetos se separan, describiendo tres parábolas en el aire hasta caer rebotando en la nieve compacta. Las varas pasan unos segundos inmóviles y después empiezan a brillar con más fuerza, se yerguen sobre sí mismas y se clavan en el suelo. Los HUSHERS avanzan rápidamente hacia sus presas sin percatarse de los DISRUPTORES en su camino. Cuando llegan a su altura, las tres varas comienzan a vibrar y al atravesar su posición, los vehículos se desactivan, reduciendo su velocidad drásticamente. Uno de sus pilotos no puede controlarlo y sale disparado contra el hielo. ROMO Vale, aprovechemos la ventaja. (Señala al terreno más irregular que tienen delante) Los tres avanzan rápidamente y se internan entre colinas. Romo respira aliviado. Sin embargo, cinco nuevos cazadores surgen desde la cima de una de las dunas de nieve. Éstos montan unas criaturas bípedas, RANGOS. URSA ¡Mierda! ¡Romo! Romo abre la boca pero no le da tiempo a hablar. Uno de los jinetes dispara una granada muy cerca de su posición y las motocicletas de Ursa y Romo salen disparadas. NAVILON gira hacia ellos. EXT. COLINAS – CONTINUO Romo se levanta con dificultad. Navilon está ayudando a Ursa a ponerse en pie. ROMO ¡Las ruedas! Usad las ruedas. ROMO saca un CUCHILLO VIBRÁTIL de su mochila, lo activa y de un par de tajos arranca los neumáticos de la motocicleta. Sus compañeros lo imitan. Para cuando sus cazadores les alcanzan, ya se han parapetado tras un muro improvisado de neumáticos. Los soldados esperan, apuntándoles desde lo alto de la duna. Al poco llegan los HUSHERS. Un hombre sube hasta la cima de la colina, es el GENERAL RAVIDO.

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GENERAL RAVIDO Hasta aquí has llegado Romo. Ya sabes cuál es el trato. Rendíos y no os pegaré un tiro en la cabeza. Silencio. GENERAL RAVIDO Como queráis. Abrid fuego. Los soldados obedecen la orden y comienzan a disparar contra el fuerte improvisado. EXT. NEUMÁTICOS – CONTINUO ROMO aguanta la rueda contra su hombro a cada embestida de las armas del General Ravido. Navilon y Ursa tienen dos subfusiles que asoman de vez en cuando para disparar casi a ciegas. NAVILON Hijos de puta… URSA (Cubriéndose) Romo… ROMO No. URSA No nos queda otra. NAVILON Vas a tener que jugártela otra vez. ROMO (Mirando fijamente al suelo) Usad las ruedas como escudo y mantened las distancias. Los dos asienten. Romo agacha la cabeza y comienza a temblar. Una granada se estrella contra su neumático, pero no parece importarle.

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ROMO Uno… Dos… (Su voz se deforma con cada número) ¡TRES!

EXT. COLINAS – CONTINUO Navilon y Ursa se separan, cubriéndose con las ruedas y alejándose de Romo. Éste se convulsiona y suelta sonidos guturales. Los soldados cesan el fuego durante unos segundos. SOLDADO (Murmurando) Berserk… GENERAL RAVIDO ¡Concentrad el fuego en ese puto loco! ¡Que no avance! Romo ruge, sus ojos se tiñen de azul y sus músculos se hinchan. Los soldados abren fuego en su posición, pero Romo se levanta y, blandiendo un neumático en cada mano, se cubre de los disparos y avanza rápidamente hacia ellos. GENERAL RAVIDO ¡Retroceded! Pero ya es tarde. Romo salta sobre ellos, aplastando con una de las ruedas a un atónito soldado. Ahora que están cerca, la diferencia de tamaño es clara: Romo es medio metro mayor que todos ellos. Con los ojos inyectados en sangre, Romo baila entre disparos sin recibir uno solo, mutilando, reventando y estrangulando a su paso. El General Ravido mira incrédulo el espectáculo y huye en dirección a los HUSHERS, junto con otros dos soldados. Él y uno de los soldados consiguen subirse al vehículo y huir hacia el sur. El tercero sin embargo, contempla atónito como un neumático destroza su HUSHER, segundos antes de que el puño de Romo lo estampe contra el suelo, tiñendo de sangre la nieve.

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Navilon y Ursa contemplan la escena desde detrás de una colina. Cuidándose de no ser vistos. Navilon está especialmente tenso y solo se relaja cuando Romo, viendo que no tiene más enemigos, se desploma sobre la nieve. EXT. CAMPAMENTO – DÍA Ursa carga con Romo. Navilon otea el horizonte mientras asciende por una duna de nieve. Cuando llega a la cima se vuelve hacia su grupo. NAVILON Aquí está. Ursa y Romo alcanzan la cima con dificultad y se asoman al otro lado. Entre dunas hay un discreto campamento con estandartes azules, pertenecientes a las fuerzas de la República Humana de Norvim, todos sus ocupantes yacen muertos donde Romo los dejó. URSA (Dejando a Romo a la entrada de una tienda) Por fin un pequeño botín. Seguro que estos cabrones venían bien surtidos. Necesitamos comida, Navilon, y disruptores. Eso sería cojonudo. NAVILON No creo que esta gente tenga disruptores. ¿Qué nos iban a hacer con ellos? URSA Yo sabría perfectamente por dónde metérselos. (Navilon se ríe) Romo se levanta poco a poco, sudando y más pálido de lo normal. NAVILON ¿Cómo estás? ROMO Como una mierda. ¿Qué he hecho?

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NAVILON Nada grave esta vez. Te los has cargado a todos, menos al cabrón de Ravido. Se ha largado en cuanto ha visto sangre. ROMO No le culpo. La próxima vez, quizá. URSA Eh. Tenemos problemas. Navilon y Romo se acercan a Ursa y miran lo que ésta les señala. Desde una especie de redil bordeado por un cable electrificado, dos humanos, una mujer y un hombre, les miran fijamente. ROMO Mierda… URSA Yo me encargo. Ursa levanta su arma contra los prisioneros. Éstos retroceden asustados. NAVILON (Bajando el arma de Ursa) ¡Espera! Tenemos otras opciones. URSA No, no las tenemos. Si les soltamos acabarán en una sala de interrogatorio y nos joderán. Si les dejamos aquí morirán de frío o les encontrarán y acabaran en otro interrogatorio. Y nos volverán a joder. Sabes que es lo que hay que hacer. Hay que ser realista. HUMANA Podéis llevarnos con vosotros. Romo, que había estado mirando al suelo pensativo, levanta la vista hacia la mujer. © Pablo Yus Girón


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HUMANA Mi nombre es BOIRA y este es mi hermano, ARDO. Estamos acostumbrados a las marchas forzosas y tenemos los mismos enemigos que vosotros. Podemos ser buenos aliados. ROMO Nos ralentizaríais. Y eso es lo último que necesitamos. Tenemos que cruzar la llanura antes de que vuelvan a encontrarnos. BOIRA ¿Cruzar la llanura? ¿Para ir a dónde? Sé quién sois. Ursa Rompecorazones, Navilon el Salvaje y Romo… el Berserk. Medio planeta os busca y el otro medio está demasiado jodido para echaros una mano. ¿Cuánto tiempo creéis que resistiréis la persecución? URSA Eso es asunto nuestro. BOIRA Sí, pero desde que planeáis matarnos es también asunto nuestro. (Sostiene la mirada de Ursa) Escuchad. Es obvio que estáis condenados si vuestro único objetivo es huir eternamente. Nosotros podemos ofreceros un plan. ROMO Sorpréndeme.

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BOIRA Mi hermano y yo somos… Tenemos una profesión un poco inusual. Desde hace años planeamos salir de este planeta y ahora estamos más cerca que nunca. URSA Ya lo veo. BOIRA Lo creas o no, así es. Olvidaos de seguir por la llanura. Cruzad las montañas. (Señala a la cordillera más al norte) Nosotros podemos guiaros a través de esa cordillera y una vez la crucemos, podremos salir del planeta. NAVILON ¿Cómo? BOIRA No puedo decírtelo. Pero te aseguro que hay una forma. URSA (Levantando el arma de nuevo) Eso es como pedirme que te meta una bala en el cerebro. ROMO Vienen con nosotros. URSA ¿Te lo has creído? ¿De verdad te has creído esa mierda de cruzar las montañas?

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ROMO Para nada. Seguiremos nuestro plan original, pero ya he cumplido mi cupo de sangre por hoy. No quiero ver más. Soltadlos, coged todo lo que necesitéis y dadles una montura. La van a necesitar. EXT. TUNDRA – NOCHE El cielo nocturno es incluso más transparente. Tierra y cosmos se funden en el horizonte. Toda la llanura está sumida en el silencio. El grupo de Romo avanza por la nieve a lomos de varios RANGOS, que sueltan bufidos y miran de un lado para otro. Los dos prisioneros van delante, vigilados de cerca por Ursa. Navilon no está con ellos. URSA Quizá deberíamos descansar. No parece que esos dos puedan aguantar mucho más. ROMO Cuando vuelva Navilon. Navilon aparece a lo lejos, cabalgando su RANGO con cierta prisa. Cuando llega a su lado, lo detiene y mira nervioso a Romo. NAVILON La buena noticia es que no saben dónde coño estamos. URSA ¿Y la mala? NAVILON La mala es que mañana ya lo sabrán. Han desplegado hushers delante de nosotros. Y después de la escaramuza de antes, imagino que también tendremos hushers detrás.

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BOIRA Ya os lo dije. Es imposible que paséis la llanura. Y aunque lo hicieseis, no es que más allá sea ningún paraíso.

URSA Nosotros vamos en rangos y ellos en putos antigravitacionales. No hay manera de que podamos superarles. Romo está pensando con la mirada baja. Después de un silencio, alza los ojos hacia Boira. ROMO Supongamos que detrás de esas montañas hay una nave capaz de ponernos en órbita. ¿Qué hacemos después? En cuanto salgamos de la estratosfera nos volarán en pedazos. Necesitaríamos un dispositivo de camuflaje para dejar atrás las estaciones de Norvim. BOIRA No necesitaremos ningún camuflaje. Mi plan es mucho más divertido. Pasaremos delante de sus putas narices. Lo que hay tras esas montañas puede darnos vía libre hasta el agujero de gusano. URSA ¿Y después? BOIRA Después libertad. Los tratados internacionales les impiden tener tropas al otro lado del agujero. Solo habría que sobrepasar las

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defensas de nuestro lado. Pero dadas vuestras habilidades, no creo que resulte un problema. NAVILON Me parece un poco arriesgado, jefe. URSA ¿Un poco? Es un puto suicidio. ROMO Sí, lo es. Pero también es nuestra mejor opción. Tal y como estamos ahora, no tenemos ninguna posibilidad de atravesar la llanura. Pero si vamos por ahí. (Señala las montañas) Los hushers no podrán pasar y puede que hasta nos vuelvan a perder la pista. Una vez hayamos cruzado… decidiremos si lo que dice esta humana tiene algún sentido.

INT. BASE MILITAR - NOCHE La puerta del pasillo se abre y la figura del General Ravido cruza el umbral, seguido de un TENIENTE con una tableta electrónica. TENIENTE La brigada C1 ya ha sido desplegada en las coordinadas que señaló, señor. Han establecido rumbo suroeste y avanzan en formación compacta, como ordenó. GENERAL RAVIDO De acuerdo. ¿Qué hay de la B2? TENIENTE Lo mismo, señor. Salieron de la base hace ahora…

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(Mira su tableta) Dos horas y 56 minutos, señor. Ya deben haber alcanzado el lugar de la batalla. GENERAL RAVIDO (Se para en seco y mira al oficial) La masacre. El lugar de la masacre, teniente. Ese monstruo destripó a seis de nuestros soldados en menos de un minuto. (Continúa andando) Eso es lo que ocurre cuando una zorra decide manchar nuestra especie follándose a uno de esos monos gigantes. INT. SALA DE CONFERENCIAS – CONTINUO TENIENTE (Se detiene para mirar su pantalla) Señor, tengo una llamada entrante para usted. GENERAL RAVIDO ¿Quién? TENIENTE Es… Es la MINISTRA NAGER, señor. GENERAL Oh. Fantástico. Hablando de zorras. (Se coloca delante de la pantalla y se prepara) Ponme con ella. El teniente desliza el dedo por la pantalla de su tableta y la imagen se traslada a la pantalla de la sala. La MINISTRA NAGER aparece en la pantalla. © Pablo Yus Girón


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GENERAL RAVIDO (Hace el saludo militar) Ministra Nager. El general Ravido, a su servicio.

MINISTRA NAGER Ya sé quién es, general. Y también estoy informada de su último fracaso. Cuando el consejo le otorgó esta misión esperaba que tuviese más éxito que la xeno-policía. Si se siente incapaz, siempre podemos destinarle a un sitio más hogareño. GENERAL RAVIDO Discúlpeme. Subestimé a mi enemigo. No volverá a ocurrir. Pero con todo el respeto, esa aberración ya ha mutilado a suficientes xenopolicías, sigo creyendo que la actuación militar es la mejor… MINISTRA NAGER (Interrumpiéndole) No se esfuerce. No vamos a retirarle de ahí, por el momento. El motivo de esta entrevista es otro. Una de las brigadas que usted envió a la muerte contra ese tal Romo tenía como prisioneros a dos sujetos de vital importancia para el gobierno. Sospechamos que, si la fama de estos fugitivos es cierta, a estas alturas ya estarán muertos… Pero si no es así, debemos encontrarlos cuanto antes. Recuperar a los prisioneros es ahora su principal directiva.

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GENERAL RAVIDO (Asiente con la cabeza. Pensativo) ¿Qué hago con los fugitivos? MINISTRA NAGER Concéntrese en los prisioneros, general. Pero en cualquier caso, la directiva para ellos se mantiene: encuéntrelos y tráigalos con vida. EXT. MONTAÑAS – DÍA Romo mira hacia el Sur, hacia la llanura. Un grupo de hushers surcan la tundra en completo silencio, pasando de largo. Luego mira hacia arriba. El grupo se esfuerza por recorrer una senda casi vertical, los rangos cargan víveres y armas mientras sus jinetes les guían desde el suelo, a pie. Romo respira y sigue avanzando. EXT. PASO – CONTINUO Navilon está observando la llanura con unos prismáticos. NAVILON Definitivamente no tienen ni idea de dónde estamos. ROMO (Sentándose y mirando a Boira) Éste parece un buen momento para que nos expliques a dónde cojones estamos yendo. BOIRA No podemos hablar sobre eso. Aún no, al menos. URSA ¿Por qué? Necesitamos algo a lo que agarrarnos. BOIRA Es un juramento familiar. Nuestra familia lleva generaciones… © Pablo Yus Girón


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ARDO (Emite un gruñido prolongado. Hace callar a su hermana) ROMO ¿Qué le ocurre a tu hermano?

BOIRA Él no habla. Romo mira a Ardo fijamente. Éste le devuelve la mirada, la sostiene durante un tiempo y luego se da la vuelta. BOIRA ¿Y qué hay de vosotros? URSA ¿Qué crees que hay? Ya sabes quienes somos. BOIRA Solo sé lo que se cuenta de vosotros… ¿Es cierto que sois los últimos híbridos en libertad? NAVILON Con un poco de suerte puede que hasta seamos los últimos vivos. BOIRA (Se gira hacia Romo) ¿Y tú? ¿Es cierto lo que cuentan del Berserk? Oímos los gritos de los soldados desde el campamento. ROMO (Sopesa la pregunta) Depende de lo que cuenten.

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BOIRA Los xenófobos dicen que Romo es un diablo sediento de sangre que se esconde bajo la piel de un diablo un poco menos sediento. Los disidentes… dicen lo mismo, pero sin lo del segundo diablo. ROMO ¿Y qué crees tú? BOIRA Yo creo que tener un diablo dentro puede ser una cosa extremadamente útil. En según qué situaciones. EXT. LADERA NORTE – DÍA La cima de la cordillera ya queda al Sur. El grupo emprende el descenso. Cuando llegan a un promontorio, Navilon se asoma para ver el valle. NAVILON Hay algo extraño en este sitio. Casi parece que la nieve se esté moviendo. Los demás se acercan y contemplan el destino: una inmensa extensión blanca que cubre todo el valle, rodeada por cordilleras aún mayores que la que acaban de cruzar. BOIRA Eso es por qué no es nieve. Romo observa como la superficie blanca se mueve muy lentamente, describiendo una espiral casi imperceptible entorno al valle. ROMO Es gas… BOIRA A esta distancia el camuflaje no es muy convincente, pero desde una aeronave o un satélite, el valle pasa como una llanura yerma más. © Pablo Yus Girón


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URSA ¿Qué estáis escondiendo? Boira sostiene la mirada de Ursa. EXT. VALLE – DÍA El grupo se acerca a la superficie gaseosa. Todo a su alrededor comienza a cubrirse de niebla.

ROMO ¿Cuánto nos queda hasta el pie de la cordillera? BOIRA ¿Cómo voy a saberlo? ROMO ¿Nunca has estado aquí? BOIRA No. De este lugar solo he escuchado historias. URSA El plan mejora por momentos. Romo mira a su alrededor. Preocupado. ROMO De acuerdo. Navilon, ¿te quedan bengalas? ¿Cuántas? NAVILON Seis o siete. ROMO Bien. Coged una cada uno y amarradla a vuestra mochila. Boira y Ardo irán delante. Seguid a la luz que tenéis en frente y no os separéis de ella. ¿De acuerdo? Pues vamos.

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El grupo obedece las órdenes de Romo y se pone en camino, alumbrados por la luz rojiza de las bengalas. En poco tiempo la niebla les cubre totalmente. El cielo desaparece en un mar de blanco y todo a su alrededor se difumina tras una atmósfera impenetrable. Solo las luces rojas consiguen traspasar la neblina. El descenso es complicado, largo y tenso. BOIRA Creo que la pendiente se nivela.

ROMO Nos estamos acercando. Vigilad dónde pisáis. A sus lados se escuchan movimientos casi imperceptibles y los rangos empiezan a ponerse nerviosos. Cuando el nivel del terreno ya es casi horizontal, se escucha un estruendo en la cabeza de la fila y la bengala de Boira desaparece. Ardo suelta un grito ahogado. Se escucha un chapoteo de agua. ROMO ¡Boira! ¡Formación! Las bengalas de Romo, Ursa y Navilon se juntan, espalda contra espalda y alzan sus armas. BOIRA Estoy aquí. Tranquilos. Tranquilos. ROMO Que ha ocurrido. No veo tu bengala. BOIRA Sí. Lo siento. Se ha hundido. URSA ¿Cómo que se ha hundido? La niebla comienza a disiparse levemente. Poco a poco el paisaje se aclara conforme las nubes ascienden. Boira sale del agua, empapada y tiritando. Detrás de ella se extiende una enorme superficie de agua oscura y calmada. Hasta donde alcanza la vista, la orilla del lago es una curvatura perfecta, casi artificial.

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ROMO ¿No sabías que esto estaría aquí? BOIRA Sí, pero no pensaba que lo encontraríamos tan fácilmente. NAVILON ¿Cómo vamos a cruzarlo? BOIRA No vamos a cruzarlo. Los tres se miran entre sí y luego miran al lago. URSA No me jodas… Bajo las oscuras aguas del lago, la bengala se hunde poco a poco sin perder luminosidad. A su paso, una sombra se mueve en las profundidades. EXT. CAMPAMENTO – DÍA El General Ravido contempla el campamento desvalijado y el cerco que rodeaba a los prisioneros desactivado. Ni rastro de ellos. Ravido suspira y teclea una serie de caracteres en el panel táctil de su brazalete. Cuatro cubos metálicos se desacoplan del brazalete y ascienden hasta formar un rectángulo frente al general. El rostro de la Ministra Nager aparece proyectado. MINISTRA NAGER ¿Y bien? GENERAL RAVIDO Siguen vivos, ministra. Por alguna razón, Romo decidió no matarles. Mis hushers no han dado con ellos aún, así que no creo que sigan en la zona. No entiendo cómo han podido sobrepasar nuestro perímetro.

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MINISTRA NAGER (Pensativa) No lo han hecho. Esos dos prisioneros iban buscando algo que se encuentra en las inmediaciones de esa zona. Algo que pretendíamos encontrar antes. Según los cálculos del Consejo, puedo darle las coordenadas de cuatro emplazamientos en los que podrían encontrarse los fugitivos. Son meras conjeturas, así que tendrá que inspeccionarlos uno a uno. ¿Entendido? GENERAL RAVIDO (Algo confuso) Si, ministra. MINISTRA NAGER Ahora vuelva a la base. Acabo de enviarle una REVENANT de clase 3. La va a necesitar. GENERAL RAVIDO (Claramente sorprendido) ¿De clase 3, señora? ¿Puedo preguntar a qué me voy a enfrentar para necesitar una Revenant? MINISTRA NAGER (Silencio) No, no puede. Ahora póngase en camino y sea rápido, general, el tiempo es oro. EXT. VALLE - DÍA URSA Odio el agua. Los rangos están amarrados al suelo. Navilon y Romo se afanan por meter todas las armas y víveres en bolsas relativamente © Pablo Yus Girón


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impermeables, hechas por sus propias ropas. Ursa contempla el lago con recelo. URSA ¿Cuánta profundidad tiene? BOIRA No lo sé. Pero me imagino que bastante. No creo que para vosotros sea un problema contener el aliento.

ROMO No, ¿pero qué hay de vosotros? Ardo mete la mano en su mochila y saca un par de dispositivos de buceo. BOIRA Con esto aguantaremos, pero la presión del agua irá aumentando y estos trastos no nos ayudarán con eso. Tenemos que ser rápidos y esperar que no sea demasiado profundo. Romo y Ursa no parecen nada satisfechos. EXT. ORILLA – CONTINUO Navilon, Ursa y Romo cargan con tres bolsas cada uno, atadas a su cintura. El grupo se prepara para sumergirse. ROMO De acuerdo. Mantenemos la formación anterior, pero solo nos quedan tres bengalas. Boira llevará una, yo llevaré la segunda y Navilon cierra el grupo con la tercera. Ardo y Ursa… no os separéis. URSA Vamos a empezar antes de que me lo piense.

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BOIRA Allá vamos. (Suspira y se coloca el dispositivo en la boca) Boira se sumerge en el agua, seguida de Ardo. URSA Mierda puta… Ursa se sumerge. Romo y Navilon hacen lo propio.

EXT. LAGO – CONTINUO Las tres luces rojas descienden en una progresiva oscuridad. El lago, sin apenas luz solar, es inmenso y negro. Los humanos abren la marcha, por lo que el grupo avanza lentamente hacia el fondo. Los híbridos contienen la respiración sin demasiados problemas. Cuando han bajado lo suficiente, se encuentran con la pared del propio lago, que se curva hacia el interior como si se tratase de un cuenco gigante. Boira se vuelve un momento para señalar la dirección que sigue la curva. Continúan nadando en esa dirección. Tras unos minutos descendiendo, la bengala de Navilon se desliza y se cae de su mochila. Antes de que ninguno consiga agarrarla, la bengala cae hacia la oscuridad. De pronto, se oye un golpe seco y la bengala se detiene a unos metros de su posición. Boira se vuelve para señalar que ya se acercan a su destino, pero al volverse observa una sombra detrás del grupo. La señala e intenta gritar bajo el agua. Romo la entiende y se da la vuelta, a tiempo para ver una criatura enorme que avanza hacia ellos apoyándose en las paredes curvas del lago. Una especie de crustáceo gigantesco que, al verse descubierto, comienza a emitir una luz anaranjada de varios apéndices de su cuerpo. Ursa, Romo y Navilon sacan sus cuchillos pero siguen nadando hacia la bengala, sin quitarle la vista de encima a la criatura. Ésta lanza una de sus patas oscuras hacia el grupo. Ursa la esquiva por poco y Romo aprovecha para clavar el cuchillo vibrátil en la dura piel del animal. El tajo empieza a soltar un líquido blanquecino en el agua y la criatura, sin emitir sonido alguno, retira rápidamente su articulación. Mientras tanto, Boira y Ardo ya han llegado a la bengala y palpan el suelo donde estaba apoyada. Una superficie metálica que cubre

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todo el fondo, cubierta de algas y rocas. Ambos empiezan a buscar algo por la superficie de metal, mientras Ursa, Romo y Navilon intentan zafarse de los tajos de la criatura. De vez en cuando consiguen acertar con su cuchillo en una de sus garras, pero la bestia no parece detenerse por ello y poco a poco se va acercando. Romo echa la vista atrás y observa como Ardo encuentra lo que estaba buscando y alza la mano para comunicárselo a Boira. Romo le toca el hombro a Ursa para indicarle la retirada hacia el fondo y ésta hace lo propio con Navilon. Los tres emprenden el descenso hacia donde Boira y Ardo abren una especie de escotilla. Otro zarpazo de la bestia les pasa rozando, está muy cerca. Ardo y Boira les esperan dentro de la cámara que acaban de abrir, Ursa y Romo los alcanzan y consiguen entrar. Pero cuando Navilon alcanza la puerta, una de las garras de la criatura le atrapa y le retiene contra la pared metálica, desgarrándole la pierna. Romo grita bajo el agua, alza su cuchillo y, hecho una furia, lo hunde con todas sus fuerzas en la piel acorazada del monstruo. Con los ojos inyectados en sangre azul, Romo ejerce una presión terrible en el miembro de la criatura, ésta le lanza otra de sus garras tratando de atravesarle, pero Romo lo ve y sin dejar de cortar con una mano detiene el tajo con la otra. Finalmente la garra que retenía a Navilon se parte y Ursa, apoyándose en la pared, empuja la puerta de la escotilla hasta cerrarla. Boira grita y presiona un botón tras de sí. La puerta se cierra automáticamente con una fuerza inusitada, cortando de cuajo la garra que sostenía Romo en su mano derecha. INT. CÁMARA DE DESCOMPRESIÓN - CONTINUO La cámara comienza a emitir un ruido de motores y poco a poco el nivel del agua se reduce hasta dejar respirar al grupo. Boira y Ardo se quitan los dispositivos de buceo. Romo y Ursa escupen agua y respiran. Navilon está en el suelo, vomitando agua y sangrando. URSA ¡Me cago en la puta! ¿Qué mierda era eso? BOIRA Estos sitios están protegidos. Pero no esperaba que esos bichos siguiesen vivos.

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URSA ¿Lo sabías? ¿Sabías que había un puto cangrejo gigante? BOIRA ¡No! Pensaba que no quedaría ninguno. ROMO ¡Callad! Navilon está muy jodido. Necesitamos los vendajes de las bolsas y un spray cicatrizador. Ursa, ayúdame a que respire. Boira y Ardo se afanan en buscar lo necesario entre las bolsas empapadas. Mientras tanto, Romo y Ursa intentan contener la herida y expulsar el agua de sus pulmones. ROMO Vamos, cabrón… Navilon escupe agua, respira y grita de dolor. Boira aparta a Romo y desgarra el pantalón de Navilon, le rocía la herida con un spray y éste se retuerce de dolor, apretando los dientes. Acto seguido, la humana aplica unos vendajes inteligentes sobre su herida, que se acoplan y rodean su pierna comprimiendo la sangre. Boira vuelve a rociar las vendas con el spray y se levanta. Navilon ya ha vuelto en sí, aunque dolorido. URSA ¿Cómo estás, Salvaje? NAVILON Ugh… BOIRA Vivirá. URSA (Mira a Boira, iracunda) No sé si decir lo mismo de ti.

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ROMO (También enfadado) A partir de ahora, cuando exista la posibilidad de ser atacados por un crustáceo de 10 metros… Dínoslo. Vuestro jodido secretismo casi le cuesta la vida. Boira guarda silencio. El periodo de descompresión termina y la puerta de la cámara se abre tras ellos. INT. SILO – CONTINUO Una cavidad gigantesca, húmeda y oscura se abre ante ellos. Toda ella atravesada por una red de pasajes y escaleras en el más absoluto silencio. Siguiendo el perímetro del lugar, una serie de objetos extraños y grandes se sitúan con una separación de unos 100 metros, están rodeados y sujetos por numerosos candados metálicos de grandes dimensiones. Romo carga con Navilon, quien consigue andar cojeando y se muerde los labios para no mostrar dolor. NAVILON ¿Dónde estamos? BOIRA En nuestra lanzadera. EXT. VALLE – DÍA Entre las montañas empieza a escucharse el rumor del fuselaje y los motores. Una REVENANT aparece sobre los riscos, escoltada por tres aeronaves de combate. El General Ravido se encuentra a bordo, en el puente de mando. INT. REVENANT - CONTINUO TENIENTE Señor, seguimos sin detectar nada inusual. Hemos cubierto ya el 70% de la zona asignada y no hay rastro de los fugitivos.

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GENERAL RAVIDO (Mirando hacia el valle. Pensativo) ¡Desciendan 500 metros! Los pilotos obedecen la orden y la nave empieza a descender lentamente. TENIENTE Señor, disculpe, pero los radares no marcan nada y los drones tampoco han encontrado ninguna señal. No es más que otro yermo cubierto de nieve. El general guarda silencio y espera con la mirada fija en la superficie blanca del valle. Cuando la nave ha descendido lo suficiente, no ocurre nada en particular. Ravido parece decepcionado por un momento, pero entonces un dron pasa a ras del suelo, levantando una nube de gas blanco a su paso. GENERAL RAVIDO (Sonríe) Hijos de puta… TENIENTE ¿Qué es eso? GENERAL RAVIDO ¡Descended 200 metros más e iniciad motores estáticos en ambas direcciones! La Revenant desciende y sus enormes fuselajes empiezan a funcionar a plena potencia, manteniendo la nave en su sitio pero haciendo que el gas blanco se retire en todas direcciones. Al poco tiempo, casi todo el valle está descubierto. El enorme lago se muestra ahora sin cortinas de humo, una enorme masa de agua perfectamente circular. TENIENTE No hay ningún registro de esta estructura… En ninguna parte.

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GENERAL RAVIDO Pues nuestros amigos sabían de ella. (Señala la orilla del lago) Los rangos siguen atados al suelo junto con varios restos de equipo y ropa. GENERAL RAVIDO Bien… Drenen el lago. INT. SILO – DÍA Bajo metros de aguas oscuras, Boira y Ardo se afanan en controlar y acondicionar uno de los objetos que se apilan en la supuesta “lanzadera”. Un ruido mecánico y continuo comienza a llegar desde el exterior de la cavidad.

URSA ¿Qué es eso? BOIRA (Levanta la vista) Puede que sea otro de esos bichos. NAVILON (Con dificultad) Guardad silencio un momento… (Se abstrae y solo escucha el ruido) Es una Revenant, de las grandes. ROMO Nos han encontrado. Todos se miran con cierto temor. Boira y Ardo dejan lo que estaban haciendo.

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ROMO No. No paréis. Vosotros dos tenéis que sacarnos de aquí. Si necesitamos ayuda os llamaremos. (Se gira hacia sus compañeros) Ursa, necesitamos hacernos fuertes en este sitio antes de que desciendan. Navilon, no estás para carreras, pero este lugar es el paraíso del francotirador. Ya sabes qué hacer. NAVILON Dicho y hecho. INT. REVENANT – DÍA El lago ha sido casi completamente drenado. El General Ravido contempla con cierto asco como los drones disparan y matan a varias criaturas acuáticas, crustáceos. Mientras los soldados descienden, Ravido activa su brazalete y se pone en contacto con la Ministra Nager. Su imagen aparece en las pantallas de la Revenant. GENERAL RAVIDO Les hemos encontrado, ministra. MINISTRA NAGER ¿Dónde? GENERAL RAVIDO En uno de los puntos que nos señaló. Se habían escondido tras una nube de gas y han descendido una especie de lago. Estamos intentado alcanzarles pero parece que el fondo del lago es hueco, parece una estación en ruinas, algún tipo de… MINISTRA NAGER (Interrumpiéndole) (MORE)

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La localización no es de su incumbencia, general. Céntrese en traer con vida a los prisioneros. GENERAL RAVIDO Señora ministra, están atrapados ahí dentro, pero enviar tropas a un lugar así podría ser demasiado… arriesgado. Llegados a este punto, quizá sería más sencillo abrir fuego… MINISTRA NAGER General Ravido, esto es una orden. Ni se le ocurra disparar contra esas ruinas. Envíe a sus hombres, atrapen a los fugitivos y háganse con el control del lugar. Nada más. GENERAL RAVIDO Sí, ministra.

INT. SILO – CONTINUO El techo metálico del silo está siendo agujereado por un soplete iónico, que tiñe de rojo y azul el metal candente. Mientras tanto, Ursa y Romo esperan parapetados en su posición con chatarra y restos, mientras que Navilon se acomoda tras ellos y prepara su rifle. ROMO Preparados para intervención. Ursa y yo abriremos fuego de contención en el agujero. Navilon se encarga de los que se escapen. Boira y Ardo espero que tengáis eso preparado cuan… Los soldados terminan de agujerear el techo y una placa metálica al rojo vivo cae provocando un gran estruendo que retumba por todo el lugar. Unos segundos de silencio. Los soldados arrojan bengalas y granadas cegadoras, pero éstas caen igual que la chapa cortada y explotan en la oscuridad.

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ROMO Esperad… Varios soldados empiezan a descender con cuerdas, ayudándose de jet-packs de aire comprimido. Antes de que empiecen a coger posiciones, Romo da la orden. ROMO ¡AHORA! ¡FUEGO! Ursa y Romo abren fuego contra los soldados, que empiezan a bajar en tropel y a parapetarse como pobremente pueden. Los disparos de Navilon se escuchan sobre ellos, segando vidas a distancia. Al rato, los soldados empiezan a abrir otros dos agujeros a golpe de soplete. Algunos consiguen encontrar posiciones seguras entre escaleras y pasajes metálicos. ROMO ¡Que no se pongan cómodos! ¡Ursa, las cargas! Ursa se apresura a activar un dispositivo que detona una serie de cargas eléctricas colocadas en las escaleras adyacentes al agujero principal. Los soldados cercanos a estas se electrocutan, pero la electricidad no se propaga por el material. Los otros dos agujeros ya están terminados, y otras dos oleadas de militares se afanan por entrar. Están devolviendo el fuego. ROMO ¡Nos van a sobrepasar! Navilon, el agujero central es tuyo. Ursa, izquierda. Sin mediar más palabra, Romo avanza por la derecha, en busca del flanco. Ursa lo imita por la izquierda. ROMO Boira, cuando puedas, toma nuestra posición y cúbrenos. BOIRA Vale. Vale. Ardo se encarga. (Mira a Ardo) Ardo se encarga. © Pablo Yus Girón


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La batalla empieza a tornarse en su contra. Desde los altavoces de la Revenant, se escucha la voz del General Ravido. GENERAL RAVIDO ¡RENDÍOS AHORA! ESTÁIS ATRAPADOS. EVITAD MÁS SANGRE. ROMO, EVITA MÁS SANGRE. Los soldados están ahora por todas partes. Romo mira a Ursa, que a duras penas puede salir de su cobertura, a Navilon apuntando entre punzadas de dolor, y a los hermanos, sudando y pálidos de miedo. Romo toma una decisión. ROMO ¡BAJA AQUÍ! ¡BAJA AHORA SI TIENES HUEVOS! AHORA NOS VAMOS A DIVERTIR. Romo deja de contenerse. El Berserk se apodera de su cuerpo. Sus ojos se tiñen de azul, sus músculos se deforman, su piel exhala vapor y sudor. Romo ruge con una furia inusitada incluso para sus compañeros. Y la sangre fresca corre entre las ruinas. El Berserk no se detiene ante nada, esquiva algunas balas, otras no, no parece importarle. Avanza directo hacia el grueso de las aterradas tropas. Primero dispara, pero cuando se acaba el cargador no se preocupa en recargar. Tira el arma y continúa aplastando vidas con sus manos. Algunos soldados le hacen frente, otros huyen. Pero aún son muchos. Un soldado enorme, embutido en una armadura ignífuga, rocía fuego desde un pesado lanzallamas. Romo para un segundo, inspecciona como enfrentarse al nuevo enemigo. Pero no es necesario, una bala atraviesa limpiamente el cráneo del militar, haciendo que su cuerpo se desplome. Más soldados vienen hacia Romo. Ursa sale de su cobertura, flanqueando y disparando a las tropas de Ravido. Son demasiados, incluso para ellos, incluso para el Berserk. Boira decide salir de su cobertura, disparando con un subfusil, intentando ganar tiempo para Romo. NAVILON ¡NO! Boira se acerca demasiado. Romo barre de un puñetazo a tres soldados, se da la vuelta y se encuentra con Boira sujetando un subfusil. Un segundo de silencio. Y el Berserk agarra a Boira por la garganta, le rompe el cuello y lanza su cuerpo hacia la oscuridad. Navilon y Ursa se detienen y miran atónitos. Ardo está aterrado, pálido y con los ojos extremadamente abiertos. Romo ruge

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con furia, haciendo retumbar su voz por todas las paredes. Los soldados que quedan emprenden una retirada en desbandada. La batalla ha terminado. Romo se desploma sobre la rejilla metálica. INT. SILO – NOCHE Romo despierta empapado en sudor frío. La luz nocturna se cuela por los tres agujeros abiertos por los soldados, el resto es oscuridad. Navilon está sentado a su lado, con el semblante serio. Ursa se dedica a apilar los jet-packs, las armas y los sopletes de los soldados caídos. No hay rastro de Ardo. ROMO (Con cierto miedo en su mirada) ¿Qué ha pasado? Ursa y Navilon se miran antes de contestar. INT. SILO – CONTINUO Ardo está sentado a varios metros de los demás. Totalmente abstraído, mirando fijamente algún punto en la oscuridad. Romo camina hacia él, sujetándose como puede en las vallas del complejo para no caer exhausto. ROMO (Se para a una distancia prudente) Lo siento, muchacho… Ardo lo ignora, sigue mirando fijamente a la oscuridad. ROMO Escucha… Nunca se me han dado bien las palabras. Ya sabes quién soy. Y lo que hago. Ardo no parece escucharle, pero aprieta la mandíbula y le tiemblan las manos. ROMO Cuando tenía 11 años vivía rodeado de otros híbridos, pero yo era el único de mi raza. Los demás se reían de mí, no les culpo, entonces era un © Pablo Yus Girón


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niño gordo, pálido y que prefería andar a cuatro patas que erguido. Me llamaban Ninigo… Era… Era el nombre de un tipo de animal, una especie de oso enano que a veces caminaba a dos patas… (Se ríe un segundo y acto seguido vuelve a fruncir el ceño) Hasta que un día me pelee con uno de los demás niños, sus amigos le defendieron, me tiraron piedras, yo empecé a sangrar… Y lo siguiente que recuerdo es levantarme rodeado de sangre. Su sangre. (Hace una pausa, mirando a la oscuridad) Los había matado a todos. A todos ellos. Incluso a los que intentaron huir… A partir de entonces, mi vida se convirtió en una constante huida. Incluso en este planeta alejado de todo hay gente que encuentra excusas para intentar matarme. No les culpo. Soy un monstruo. Siempre lo he sido y parece que siempre lo seré. No pretendo entristecer a nadie ni convencer a nadie de lo contrario. Pero si existe un Dios… (Levanta la vista y sus ojos brillan con furia) Juro que cuando le vea le haré pagar cada una de las vidas que he tomado sin quererlo. Ardo también ha levantado la mirada conforme Romo hablaba. ROMO Pero aún no puedo hacer eso… Esos dos de ahí atrás. Ursa y Navilon… Son de las pocas personas que me han mostrado algo de afecto y respeto.

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Algo más aparte de miedo… No puedo morir en esta roca. No hasta haberles sacado de aquí. Y no voy a poder hacerlo sin esa aeronave… Estás en tu derecho de odiarme igual que todos, pero ellos no tienen nada que ver con ello y no se merecen correr mi misma suerte… Romo empieza a levantarse para volver con sus compañeros. ARDO No es una aeronave. Romo para en seco y se vuelve. Mira sorprendido a Ardo, pero no le pregunta sobre su repentina voz. ARDO Es un misil. INT. REVENANT – DÍA El General Ravido está en el puente de mando. Colérico.

GENERAL RAVIDO ¡Me da igual lo que diga esa zorra! Los tenemos a un tiro de piedra. Podríamos volar ese sitio y acabar con esa escoria. Pero esos cerdos del Consejo prefieren mandar a morir a mis hombres que perder un puto yacimiento arqueológico. TENIENTE Estoy de acuerdo, señor. GENERAL RAVIDO Claro que lo está. Aun así no podemos permitirnos perder ante tres salvajes de mierda. ¿Cuándo estarán listas las tropas para volver a bajar?

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TENIENTE En unos minutos, señor. Aunque su moral no es muy alta… GENERAL RAVIDO ¡Me la suda a que altura esté su moral, teniente! Manden primero a los drones y establezcan un perímetro defendible. Necesitamos hacernos fuertes… (Deja de hablar y se vuelve) Un rumor de agua y metal se extiende por el valle. Desde el puente de mando de la Revenant se observa cómo la superficie circular que cubría todo el fondo del lago comienza a abrirse describiendo una espiral. GENERAL RAVIDO Qué cojones… La tierra empieza a temblar y un resplandor naranja emana del enorme silo que ahora se abre en el valle. Un misil tan grande como la aeronave en la que se encuentran comienza el proceso de ignición. En apenas unos segundos, el artefacto se eleva por encima de ellos dejando una estela de humo grisáceo y fuego.

TENIENTE ¡General! ¡Señor, los tenemos a tiro! GENERAL RAVIDO (Saliendo de su trance y hablando por la megafonía de la Revenant) ¿Qué dice, estúpido? ¡No abran fuego! ¡Repito, no abran fuego! Eso no es una nave, es un arma. El general y el resto de la tripulación miran atónitos e impotentes cómo su objetivo se escapa volando delante de sus narices.

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EXT. TERMOSFERA – DÍA El misil avanza por las últimas capas de la atmósfera del planeta. La última de sus secciones se desacopla justo antes de traspasar el umbral gravitacional. INT. MISIL – CONTINUO URSA se aleja flotando de la ventana. Apenas hay gravedad. Navilon está amarrado a un pilar metálico, pálido. URSA ¿Qué tipo de misil tiene una cabina de pilotaje? Ardo se mantiene en silencio. URSA Oh, vamos… ROMO Evidentemente uno que iba a ser tripulado. ¿Nunca has oído hablar de los camicaces de Aol?

URSA ¿Entonces esto es armamento de Aol? ROMO No, no lo creo. Esto es muchísimo más antiguo. Ni siquiera utiliza motores antigravitacionales. Hemos salido del planeta a base de detonaciones, nunca había visto algo así. NAVILON ¿Qué garantías tenemos de que no nos dispararán? A esta distancia no creo que la explosión les afecte mucho… Romo se encoge de hombros y todos miran a Ardo.

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ARDO La explosión barrería el planeta y afectaría a la órbita de todo el sistema. Ellos lo saben. Los tres le miran, incrédulos, pero no se atreven a preguntar nada más. Ardo continúa mirando al frente. INT. MISIL – CONTINUO ROMO Nos estamos acercando a la estación del agujero. Preparaos. NAVILON ¿Cuánto tiempo podremos aguantar ahí fuera? ROMO La estación tiene su propia atmósfera. En teoría, en esta zona hay oxígeno suficiente para aguantar cinco minutos conscientes. Y unos 15 antes de congelarnos.

URSA No está mal. Tomad. (Les tiende a cada uno un juego de jet-packs) NAVILON Muy previsora. Cada uno coge un juego de jet-packs y Romo le tiende a Navilon un rifle con un arpón. Se miran y Navilon asiente. La estación espacial que protege el agujero de gusano es una construcción pobre y con poca protección. Algunas aeronaves entran en ella, pero apenas unas pocas salen. URSA ¿Qué pasará con el misil cuando saltemos? © Pablo Yus Girón


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ROMO Según Ardo este trasto solo es peligroso si está siendo pilotado. Si no hay nadie dentro, no puede explotar. URSA Eso es jodidamente macabro. ROMO Dejemos la ética militar para otro momento. Saltaremos cuando estemos a 50 metros de la estación. Ardo puede frenar el misil hasta que prácticamente no se mueva, Navilon disparará el arpón y tendremos 2 minutos para alcanzar una escotilla y cortar la cuerda. ¿Todos preparados? La estación está cada vez más cercana. El grupo toma posiciones y se prepara. Romo espera para abrir la escotilla. Ardo frena y estabiliza el misil hasta dejarlo a la deriva de la inercia.

ROMO Vale. Cuando la abra no contengáis la respiración. No va a ser agradable, pero al menos aquí no hay cangrejos. ¿Navilon? NAVILON Cuando quieras. Romo respira hondo y abre la escotilla. La presión se iguala rápidamente y el oxígeno pronto empieza a desaparecer de la cabina. Navilon lo nota, pero hace un esfuerzo por apuntar, contiene la respiración un segundo y dispara el arpón. Éste describe una recta casi perfecta y se clava en la superficie de la estación espacial. Romo mira a Navilon y le hace un gesto de aprobación, luego les indica a los demás que sigan con el plan. Todos ellos se enganchan a la cuerda que Navilon deja anclada al interior de la cabina.

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EXT. ESTACIÓN ESPACIAL - CONTINUO Romo sale primero, seguido por Ursa, luego Ardo y Navilon cierra la marcha. El grupo avanza lentamente y con esfuerzo hacia la estación. Romo divisa una escotilla a su derecha y se la señala al resto del grupo. Poco a poco, cada uno de ellos llega a amarrarse en algún saliente de la estación. Romo es el primero en soltarse de la cuerda y avanzar hacia la escotilla. Ursa y él se afanan en abrirla desde el exterior. Sin embargo, cuando lo consiguen, la pierna herida de Navilon le traiciona, se resbala de su agarre y se rompe uno de sus jet-packs. Navilon queda unos segundos flotando en el vacío, sin tener nada a lo que agarrarse y sin saber cómo actuar. Ursa y Romo miran atónitos como su amigo se aleja poco a poco sin poder propulsarse de vuelta a la estación. Ardo se suelta y con un sencillo empujón de su jet-pack llega hasta él. La inercia les empuja más atrás, pero Ardo consigue estabilizarse, se da la vuelta sobre sí mismo y, agarrando a Navilon, activa todos sus propulsores hasta volver a lanzarse lentamente hacia donde están Ursa y Romo. Éste está preparado, con medio cuerpo dentro de la escotilla y la mano tendida. Por muy poco, consigue asir el brazo de Ardo y los dos náufragos son empujados de vuelta a la estación. Ursa cierra la escotilla y comienza la despresurización. INT. ESTACIÓN ESPACIAL – CONTINUO Ardo respira a duras penas. Sus pulmones casi no aguantan la experiencia. Navilon se recupera del susto. ROMO Ya está. (Se ríe) Ya está… URSA No hay tiempo que perder. Los cuatro avanzan por la estación. Está prácticamente desierta, salvo algún viajero o comerciante buscando fortuna en los confines de Norvim. Sin seguridad a la vista. Viajeros y trabajadores miran al grupo con recelo. Las taquillas están desiertas y solo una parece estar abierta. La trabajadora les sonríe al principio y pronto se le borra la sonrisa. Romo no se anda por las ramas, saca

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su arma y apunta aterrorizada.

directamente

a

la

TAQUILLERA

que

le

mira

ROMO Queremos 4 pasajes y su nave más rápida al otro lado del agujero. La taquillera, sin mediar palabra, empieza a teclear en su ordenador y les tiende cuatro billetes rojos. Romo los mira fijamente y le brillan los ojos. URSA ¡Romo! (Señala al otro lado de la estación) Tras las ventanas de la estación se observa cómo varias naves militares se acercan rápidamente. De pronto, se activa la alarma del complejo. ROMO ¡Corred! ¡Al hangar! El grupo se precipita hacia las naves que se disponen a cruzar el agujero. Los soldados de la República alcanzan la dársena cuando Navilon cierra la puerta metálica que los separa del hangar. Romo saca de su mochila uno de los sopletes iónicos que usaron los soldados. ROMO ¡Seguid! Romo enciende el soplete, quema los circuitos de la puerta y luego empieza a derretir el metal de los bordes, sellándola. Los soldados empiezan a golpear la puerta cuando él termina. Cuando mira hacia su grupo, éstos ya están embarcando y le esperan para entrar en la nave y despegar hacia el agujero. Romo se acerca a ellos. URSA ¡Vamos, arriba! No tardarán en entrar.

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ROMO (Le mira a los ojos) No, no tardarán. Antes de que Ursa pueda reaccionar, Romo cierra la puerta y vuelve a quemarla, inutilizándola. Ursa le mira desde el interior, comprendiendo sus intenciones. Navilon aparece al lado de Ursa. NAVILON Ni se te ocurra. URSA ¿Qué coño crees que haces? ROMO (Sonríe con tristeza) Nos derribarían antes de que llegásemos al agujero. Alguien tiene que retenerlos. Se escucha la voz de Ravido al otro lado de la puerta, ordenando que la echen abajo. Romo activa el despegue de la aeronave. Navilon le mira fijamente, sabe que tiene razón. Ursa vuelve la vista atrás, buscando algo con lo que romper la puerta.

ROMO No lo intentes, Ursa. No lo hago solo por vosotros. Necesito esto. Además… (Mira a Ardo, que le observa fijamente) Tengo cuentas pendientes aquí. La nave se aleja conforme la secuencia de despegue automático se ejecuta. Ursa y Navilon se quedan sin habla. Mirando como Romo se hace lentamente más pequeño en la distancia. Romo se acerca al cristal del hangar. Ve a sus amigos a un paso de la libertad. Ve su propia mirada reflejada en el cristal. Baja la vista un segundo. Los hombres de Ravido consiguen echar la puerta abajo y entran con

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las armas en ristre. Ravido grita colérico. Romo alza la vista y sus ojos vuelven a reflejarse en el cristal. Azules. ROMO Una última vez. La nave traspasa el agujero. Los ventanales de la estación se tiñen de sangre. El eco de rugidos y disparos inunda el espacio.

FIN.

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