Engelhast - Screenplay

Page 1

ENGELHAST

Escrito por Pablo Yus Gir贸n

漏 Pablo Yus Gir贸n 625 718 071 pablo.yusgiron@gmail.com


ENGELHAST

1

INT. APARTAMENTO – NOCHE El virote de una BALLESTA sale disparado de su arma y atraviesa el cráneo de una JOVEN, empujando su cabeza hacia el respaldo del sillón. El cuerpo inerte de la chica queda clavado al sillón por tres puntos: una flecha en la cabeza, otra en la mano y una tercera en el lado izquierdo del pecho. La sangre se desliza por su piel. Al otro lado de la habitación, un HOMBRE sostiene la ballesta y mira fijamente a su víctima. Es alto y pálido, el pelo de su cabeza está perfectamente rasurado y bajo su ropa se adivina una suerte de tatuajes. Mira a la joven muerta con pena y baja lentamente el arma. Pasa un segundo con la mirada perdida y de pronto vuelve en sí. Una leve sonrisa, casi lasciva, se dibuja en su boca. El hombre avanza hacia la pared. Sobre una mesita hay un TELÉFONO descolgado. Él lo pone en su sitio y lleva la mano al teclado para marcar un número. Respira un segundo y marca: 1, 1, 2. INT. PABELLÓN – NOCHE La INSPECTORA GABRIELA URALDE se muerde los labios mientras mira algún punto indefinido en el pavimento del suelo. Se encuentra sentada en una silla, rodeada por los integrantes de un grupo de apoyo psicológico para policías. PSICÓLOGA Es una consecuencia natural en personas que han vivido situaciones de muchísimo estrés. No es nada raro. No es nada vergonzoso. El estrés traumático puede devorarnos como personas. Insomnio, obsesión, hipervigilancia. Incluso pesadillas y alucinaciones. Por eso estamos aquí. Porque todos juntos, somos más fuertes. Íñigo, ¿Cómo te sientes en relación a la semana pasada? Un policía cercano a Gabriela se levanta y comienza a hablar. El resto le aplauden. Gabriela continúa absorta en sus pensamientos. PSICÓLOGA ¿Y usted, inspectora Uralde? Gabriela sale de su trance y levanta la vista para ver cómo el grupo se ha vuelto hacia ella. Se revuelve incómoda en su asiento.

© Pablo Yus Girón


ENGELHAST

2

PSICÓLOGA Todos sabemos lo de su… incidente. Pero nos gustaría oírlo de usted. ¿Está preparada para contarnos por qué está aquí? GABRIELA Claro. Estoy aquí porque amenazaron con inhabilitarme si no venía. Por un momento la expresión de la monitora oscila entre indignación y el asombro. Pero al cabo sonríe y continúa.

la

PSICÓLOGA Bueno, claro. Puede ser un poco difícil abrirse las primeras veces. ¿Qué me dices tú, Helena? Se escucha el sonido de la puerta del pabellón abriéndose. El COMISARIO CAVIA se asoma, ve a Gabriela y le hace un gesto para que salga. INT. PASILLO – CONTINUO GABRIELA (Cerrándo la puerta) Dime. COMISARIO CAVIA (Comienza a caminar) No pensaba que te iba a encontrar aquí. No te pega. GABRIELA Si, ya. Ha sido la primera y la última. ¿Qué llevas? (Señala a la CARPETA del comisario) COMISARIO CAVIA Tengo un caso para ti. De los que me pediste.

© Pablo Yus Girón


ENGELHAST

3

Gabriela le coge la CARPETA de las manos. El comisario la retiene un momento y le mira a los ojos. COMISARIO CAVIA Eh. Éste es de los jodidos. A nadie le importa una mierda como esté tu conciencia. Lo que quiero es profesionalidad. Quiero a la Gabriela de hace dos años. ¿Podrás hacerte cargo? GABRIELA (Le quita la carpeta) Necesito hacerme cargo. Gabriela abre la carpeta y mira en su interior. Frunce el ceño. GABRIELA Sí que es de los jodidos… INT. ESCALERAS – NOCHE Gabriela sube las últimas escaleras y se para frente a la puerta. Antes de entrar, respira hondo y saca una PETACA de su abrigo. Le quita el tapón con prisa y le da dos tragos largos pero apresurados. Luego resopla, baja la cabeza asimilando el sabor y vuelve a guardarla. Abre la puerta. INT. APARTAMENTO – CONTINUO Gabriela entra en la casa, esquivando agentes de policía. Accede al salón y ve el CUERPO de la chica. Se para frente a él. Su cabeza gira un poco involuntariamente y sus ojos se clavan en el cadáver. Un policía forense pasa a su lado, es el AGENTE CUEVAS. CUEVAS Buenas noches, inspectora. Se te echaba de menos. GABRIELA No tengo ninguna duda. ¿Qué tenemos? CUEVAS Pues no da mucho lugar a la imaginación. Tres disparos. Corazón,

© Pablo Yus Girón


ENGELHAST

4

mano y cabeza. Diría que en ese orden, pero aún no podemos saberlo. Ella es CRISTINA VALDEÓN. Desapareció la semana pasada. GABRIELA ¿Quién usa arcos hoy en día? CUEVAS Era una ballesta. Eso son pernos, no flechas. ¿Vas a preguntarme por lo interesante de verdad? Gabriela mira al cadáver y se agacha para verlo más de cerca. Trazado en sangre bajo el sillón, un PENTAGRAMA circular rodea el cuerpo de Cristina. GABRIELA Bueno, eso reduce la búsqueda… Nuestros asesinos usan ballestas y dibujan símbolos satánicos con sangre. CUEVAS No es exactamente un símbolo satánico. Y, aún mejor, no es exactamente sangre. GABRIELA ¿Qué es? CUEVAS (Sonríe) Kétchup. Gabriela le mira con media sonrisa. Cuevas señala al bote de KÉTCHUP vacío sobre el suelo del piso. INT. APARTAMENTO – NOCHE El asesino de Cristina termina de dibujar el pentagrama en el suelo. Se levanta y mientras camina echa un trago del bote de kétchup. Una mueca de asco se dibuja en su cara y tira el bote al suelo. Luego mira a su víctima mientras se limpia la boca. Ella sigue viva, pero en trance. Se balancea maniatada sobre el sillón. © Pablo Yus Girón


ENGELHAST

5

El hombre coge la ballesta, le apunta y dispara un primer tiro en el pecho de la chica. Ésta se convulsiona, suelta un grito ahogado y levanta la cabeza. Tiene la boca tapada con CINTA ADHESIVA, pero sus ojos están totalmente abiertos, mirando ferozmente a su agresor. La chica desata una mano y trata de alcanzarle con ella. El hombre no titubea y dispara un segundo virote que impacta directamente en la mano de la chica y la clava contra el sillón. Cristina vuelve a gritar sin emitir apenas ruido. Él le dispara una última vez, en la cabeza. Cristina yace muerta en el sillón. Un policía habla tras el TELÉFONO descolgado. El hombre se está poniendo una gabardina oscura antes de salir del apartamento. Pero antes, saca un LIBRO de un maletín, lo abre y busca una página concreta. Luego coloca el libro abierto en el regazo de Cristina. La mira una última vez. Impertérrito. INT. APARTAMENTO – NOCHE Un libro abierto descansa en el regazo de la víctima. Gabriela y Cuevas lo miran. Cuevas se adelanta para cogerlo. GABRIELA Uf… Lo adivino. Es la Biblia. CUEVAS Frío, frío. Jorge Luís Borges. Gabriela, sorprendida, se levanta y avanza hacia el libro. Cuevas lo alza usando unos guantes y Gabriela lee la portada. GABRIELA El Libro de los Seres Imaginarios… CUEVAS Pero lo divertido está aquí. El policía señala la página por la que está abierto el libro: el capítulo de Animales de los Espejos. Encima del título hay una serie de inscripciones: “E12, p30, p14, E7, S6, A4, t22, t68, A1, e11, E8”. Gabriela lee el código y frunce el ceño. GABRIELA Parecen coordenadas…

© Pablo Yus Girón


ENGELHAST

6

CUEVAS Ya lo hemos comprobado. No parecen tener sentido y tampoco marcan ningún patrón. Si las pones en orden dicen A-A-S-E-E-p-p-t-t. GABRIELA Uff, ¿eso lo has descifrado tú solo? CUEVAS Cómeme los huevos. La experta en chorradas de éstas eres tú. Y aquí has encontrado a tu alma gemela. GABRIELA Quien hizo esto tenía un sentido del humor muy parecido al mío. Eso es verdad. (Pensativa) ¿Alguna hipótesis? CUEVAS Sí. Un solo asesino. Esquizofrenia paranoide. El tío tenía una fijación con lo paranormal, de ahí la simbología, el tema del libro y el arma que usó. GABRIELA No estoy segura… Si tenía una obsesión patológica, ¿a qué viene la coña del kétchup? ¿Y por qué nos iba a dejar un mensaje cifrado? Me parece muy elaborado y… a la vez… casi rutinario. INT. CASA FAMILIAR – DÍA El padre de Cristina empieza llorar cubriéndose la cara en sus manos. Su mujer le abraza por encima de los hombros. Gabriela está sentada frente a ellos. Se muerde el labio. Los padres de la fallecida hablan y sollozan pero la mente de Gabriela está muy lejos de allí. La cabeza de la inspectora se abstrae de su entorno, © Pablo Yus Girón


ENGELHAST

7

analizando todas las posibilidades del código que encontraron en el libro. Sostiene entre sus manos una fotografía enmarcada de Cristina. Sus uñas arañan la superficie del cristal, describiendo formas y caracteres invisibles. Cierra un momento los ojos. La fotografía se desliza entre sus dedos y cae al suelo, el cristal se rompe y Gabriela abre los ojos. En su rostro se lee una cierta sensación de satisfacción. INT. COCHE – CONTINUO Gabriela entra en el coche con el móvil en la mano. GABRIELA Tenía razón. Son coordenadas. CUEVAS Mmm… Puede ser. Pero de qué mapa. GABRIELA De ninguno. Son del propio libro. Las letras del código eran E, S, y A mayúsculas y t y p minúsculas. Me juego el cuello a que son las mismas letras por las que empieza cada línea del texto. ¿A que sí? CUEVAS Joder. Ahora entiendo que seas inspectora. Sí, cada letra es una línea del texto. Y apuesto a que cada cifra es el número de letras en horizontal. GABRIELA Exactamente. ¿Dice algo con sentido? CUEVAS Pone… “D.ENGELHAST”. ¿Te suena de algo? GABRIELA Parece un apellido alemán. Que busquen ese nombre en el registro

© Pablo Yus Girón


ENGELHAST

8

civil y pásame la dirección de la embajada alemana, por si acaso. CUEVAS De acuerdo. Dame un segundo. Gabriela mira por la ventana, pensativa. CUEVAS (CONT.) Uralde. Hemos encontrado varios “Engelhast” pero ninguno tiene un nombre que empiece por D. Te paso la dirección de la embajada. GABRIELA De acuerdo… Cuevas, espera. Busca profesiones. ¿No hay ningún Doctor Engelhast en la ciudad? CUEVAS Mmm… No. No, ningún doctor. Bueno… GABRIELA ¿Qué? CUEVAS Hay un detective Engelhast. Esta registrado en la Asociación de Detectives. ¿Crees que…? GABRIELA Ni idea. Pero es lo mejor que tenemos. Pásame la dirección de su despacho. CUEVAS No vas a ir tú sola… GABRIELA No me jodas. Claro que voy a ir sola. Dame su dirección.

© Pablo Yus Girón


ENGELHAST

9

INT. DESPACHO DE ENGELHAST – DÍA Gabriela sube las escaleras de un edificio antiguo. Se para en el último piso y observa la puerta del ático. En la pared hay una inscripción grabada en una placa plateada: “DETECTIVE PRIVADO ENGELHAST”. Gabriela lo mira y sonríe. La inspectora desenfunda su arma y la mantiene baja. Toca el pomo de la puerta y se sorprende al ver que ésta ya estaba abierta. Entra en la casa. Gabriela se pasea silenciosamente por el piso. El lugar hace las veces de despacho y de casa del supuesto detective. Las ventanas están semicubiertas y todo el apartamento parece vacío. Tan solo hay unos pocos muebles: un camastro en mitad del salón, una cocina desvencijada, etc. Pero Gabriela no para de mirar las innumerables pilas de libros que se alzan indiscriminadamente por todo el piso. Torres de libros desordenados, manuscritos, ediciones antiguas, tomos enormes en varios idiomas. Gabriela avanza esquivando libros. Solo le queda una habitación por revisar: el baño. Gabriela echa un vistazo dentro y, en vista de que la casa está vacía, enciende la luz. Una solitaria bombilla ilumina la estancia y llama la atención de Gabriela sobre algo a su derecha. Un enorme espejo ocupa gran parte de la pared. Sobre la superficie del cristal, alguien ha dibujado un círculo similar al que encontraron bajo el cuerpo de Cristina. Dentro del círculo, a la altura del reflejo de Gabriela, hay un bigote y un monóculo pobremente dibujado y varias palabras peyorativas y “bromas” en distintos idiomas. Como si alguien se estuviese burlando de su reflejo. GABRIELA ¿Quién coño eres…? INT. BAÑO – NOCHE ENGELHAST termina de dibujar un monóculo en el espejo, a la altura de su propio ojo. Luego vuelve a su sitio frente al cristal y sonríe ampliamente. Reflejado en el espejo, comienza a hablar. Consigo mismo. ENGELHAST Es una pena. ENGELHAST Sí, es una pena. Te da más pena de lo que quieres admitir.

© Pablo Yus Girón


ENGELHAST

10

ENGELHAST Puede. Pero da igual. Tiene que morir. No es culpa mía. ENGELHAST No, no es culpa mía. Y aun así… ENGELHAST ¿Qué? ENGELHAST ¿Qué? Te estas ablandando. O quizá cansando. ENGELHAST Que te jodan. La chica tiene que morir. ENGELHAST Que te jodan. La chica tiene que morir. INT. DESPACHO DE URALDE - DÍA Gabriela está trabajando en su despacho. En el exterior, se escuchan pasos apresurados y voces yendo hacia la salida. Gabriela levanta la vista. El Comisario Cavia abre la puerta. COMISARIO CAVIA Gabriela. A lo mejor quieres ver esto. EXT. ESCALERAS DE LA COMISARÍA – CONTINUO Cavia abre las puertas de la comisaría y Gabriela sale al exterior. Varios policías apuntan a un hombre a los pies de las escaleras. El hombre extiende los brazos en señal de rendición y sonríe. GABRIELA Hijo de puta… ENGELHAST Yo también me alegro de verla, Gabriela.

© Pablo Yus Girón


ENGELHAST

11

INT. SALA DE INTERROGATORIOS – DÍA Una amplia sala de interrogatorio con un gran espejo en la pared y una solitaria mesa en el centro. Gabriela y Engelhast están sentados en torno a ella. Uno en cada extremo. Engelhast está esposado y apoyado en la mesa. Gabriela sostiene el libro de Borges. GABRIELA ¿Cómo sabe mi nombre? ENGELHAST ¿Cómo sabe usted el mío? Gabriela lo mira duramente durante unos segundos y luego sonríe. ENGELHAST Ambos dejamos pistas. Solo que las mías fueron más evidentes. Lo resolvió francamente rápido. GABRIELA (Deshaciendo su sonrisa) Está usted acusado de asesinato, señor Engelhast. ¿Es consciente? ENGELHAST Detective Engelhast. GABRIELA ¿Quién coño es usted, detective Engelhast? ¿Por qué le metió una flecha en la cabeza a Cristina Valdeón? ENGELHAST De hecho, las ballestas disparan pernos, no flechas. GABRIELA De hecho, me la suda. Como si la mató con una tostadora. ¿Por qué?

© Pablo Yus Girón


ENGELHAST

12

ENGELHAST Mmm… Tan obcecados en ver el copo de nieve que no conseguís ver la ventisca. Ambas preguntas –quién soy y por qué lo hice- se las contesté de la misma forma y en el mismo sitio. Gabriela queda pensativa un segundo, sin dejar de mirarle. Luego dirige su mirada hacia el Libro de los Seres Imaginarios. Abre el libro por la página marcada y lee: “Animales de los Espejos” ENGELHAST (Se reclina hacia delante y baja las manos) La maté, inspectora, porque no me quedaba otra opción. Verá. Mi profesión es… particular. Usted y yo vivimos en mundos muy distintos y, sin embargo, las cosas malas de ambos mundos pueden saltar de uno a otro. Cuando una de esas cosas malas salta de mi mundo al suyo, soy yo quien se encarga de devolverla. O en este caso… de erradicarla. GABRIELA Debo entender que su versión es que la mató porque se considera un cazador de brujas. ENGELHAST No, yo no cazo brujas. Engelhast vuelve a subir las manos. Ya no está esposado. Gabriela se sorprende y se echa un poco para atrás, pero no dice nada. ENGELHAST Hagamos una cosa. Yo tengo una historia que contarle y usted guarda una petaca de whiskey en su abrigo. Gabriela sopesa la situación. Sin decir nada mete la mano en el bolsillo de su abrigo, saca el frasco de alcohol y se lo lanza a Engelhast. Éste lo coge y echa un trago. © Pablo Yus Girón


ENGELHAST

13

GABRIELA Habla. Engelhast termina de beber, se limpia la boca con la manga y sonríe. SECUENCIA DE ANIMACIÓN – CHINA ENGELHAST (V.O.) Hace seis mil años se fabricaron los primeros espejos. Pero, a diferencia de su uso actual, éstos no se empleaban para reflejarse a uno mismo. Hace seis mil años, Gabriela, su mundo y el mío no estaban tan separados como lo están ahora. El espejo se creó con la expresa intención de comunicar nuestras realidades. Durante milenios, los seres de mi mundo vagaron libremente por el suyo… y viceversa. Sin embargo, como era de esperar, la convivencia no fue siempre amigable. China, hace cuatro mil años. Una hueste de estos “seres” invade su realidad a través de los espejos. La batalla y la sangría que la sucedió… no necesitan explicación. Ambos bandos sufrieron lo indecible. Sin embargo, los humanos prevalecieron. Comandados por Hwang-Ti, el Emperador Amarillo, las fuerzas de su especie lograron expulsar a los invasores y el legendario líder creó un hechizo con el fin de sellar todos los espejos. Un hechizo que aún hoy mantiene nuestros mundos irremediablemente separados. FIN SECUENCIA DE ANIMACIÓN INT. SALA DE INTERROGATORIOS – DÍA Engelhast deja la botella y se enciende un cigarrillo.

© Pablo Yus Girón


ENGELHAST

14

ENGELHAST Desafortunadamente, muchos “soldados” quedaron atrapados a este lado. No pueden volver, pero tampoco pueden existir aquí. GABRIELA ¿Cristina era uno de esos seres? ENGELHAST No, la chica era el huésped. Para poder sobrevivir en su dimensión, ellos necesitan habitar un cuerpo físico. GABRIELA (Cansada) ¿Y ya está? ¿Ya has salvado el mundo? ENGELHAST Oh, no. No, qué va. Verá, Gabriela, puesto que este ser habita en dos dimensiones es necesario erradicarlo de ambas. He matado su cuerpo físico, pero aún hay que eliminar su imagen de este mundo. GABRIELA ¿Aún no has terminado? ¿Por qué entregarse entonces? ENGELHAST (Sonríe) Porque para matar a un espectro así hacen falta ciertas cosas que yo no tenía. Como una habitación estanca, un gran espejo o un arma de fuego… GABRIELA (Nerviosa)

© Pablo Yus Girón


ENGELHAST

15

¿Qué pretende hacer, Engelhast? ENGELHAST Mire su reflejo, inspectora. Gabriela desplaza lentamente su mirada hacia el espejo y contempla a su propia persona reflejada en él. Justo cuando va a apartar la vista, su reflejo esboza una mínima sonrisa. Gabriela suelta un grito ahogado y se levanta de la silla, retrocediendo. GABRIELA ¡Engelhast! El reflejo también se ha levantado de la silla, pero éste avanza directamente hacia la superficie del espejo. Cuando la alcanza, posa las yemas de los dedos en el cristal y lentamente comienza a atravesarlo. El ser que emana del otro lado ya no es el reflejo de Gabriela, sino la imagen de Cristina, con la boca tapada y tres heridas ensangrentadas. Gabriela, aterrorizada, se lleva la mano a la cintura y desenfunda su arma. ENGELHAST Espere. No va a atacarle a usted. El espectro se queda de pie, en medio de la sala, y comienza a girar su cabeza hacia Engelhast, quién no se ha movido de su sitio. ENGELHAST Es demasiado viejo, demasiado impulsivo para pensar. El ser del espejo empieza a caminar hacia el detective. ENGELHAST Solo quiere venganza. Solo me quiere a mí. Rápidamente, la imagen de Cristina emite un sonido agudo a través de su boca sellada y se lanza hacia Engelhast empujando la mesa a un lado. Engelhast, sin titubear, echa un trago de whiskey, alza su mechero y escupe el alcohol creando una bocanada de fuego que rocía al espectro. Éste se prende fuego y el grito anterior se convierte en un chillido desesperado. ENGELHAST ¡Gabriela! ¡Ahora, dispare! © Pablo Yus Girón


ENGELHAST

16

Gabriela está pegada a una esquina de la habitación apuntando al ser del espejo, sin embargo tarda unos segundos en entender a Engelhast. Cuando cae en la cuenta, aprieta el gatillo y dispara a la criatura hasta vaciar el cargador. El reflejo de Cristina se balancea de un lado a otro, en llamas y agonizando. Se mira a sí mismo en el espejo, solo se ven llamas. Gabriela y Engelhast contemplan como el chillido se va a apagando poco a poco mientras las llamas consumen a Cristina. Ambos permanecen en silencio hasta que no queda nada de ella. ENGELHAST Se acabó. Engelhast se levanta, coge su abrigo y mira a Gabriela. ENGELHAST Siento mucho tener que haberla involucrado en esto. Pero, de todas formas, muchas gracias. Engelhast comienza a caminar hacia la puerta. Gabriela sale de su trance a tiempo para adivinar sus intenciones. Coge un cargador nuevo de su chaqueta, recarga el arma y se adelanta para apuntarle. Engelhast se gira. GABRIELA Y una mierda. No vas a ningún sitio. Esto no ha terminado. ENGELHAST (La mira unos segundos) Me cae usted sorprendentemente bien, Gabriela. Haga el favor de mirar una última vez su reflejo. Gabriela se lo piensa, pero la tentación le obliga a apartar la mirada de Engelhast y mirar hacia el espejo. Su reflejo le devuelve la misma imagen, sin espectros, pero esta vez Engelhast tiene la pistola y ella está siendo apuntada. Cuando vuelve a mirar al detective, se sorprende al ver que éste le esta apuntado con su propio arma. Engelhast sonríe y empieza a alejarse hacia la puerta.

© Pablo Yus Girón


ENGELHAST

17

ENGELHAST De nuevo, lo siento, Gabriela. Espero sinceramente que volvamos a vernos. Engelhast sale de la sala de interrogatorios dejando a Gabriela de pie frente a la puerta. EXT. ESCALERA DE LA COMISARÍA – NOCHE Engelhast abre la puerta de la comisaría y sale al exterior. Termina de ponerse su gabardina y se lleva la mano al bolsillo. Saca un cigarro y un mechero, lo enciende y se lo lleva a la boca. Fuma y respira profundamente mirando hacia la calle. Luego gira a la derecha y comienza a caminar calle abajo.

FIN.

© Pablo Yus Girón


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.