Santuarios de Silencio. Agustín Lópea Bedoya

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Santuarios de silencio A g u s t í n

L ó p e z

B e d o y a

INAUGURACIÓN, 25 DE SEPTIEMBRE 20:00 H. Centro Cultural Provincial

25.09 / 23.10 - 2013



SANTUARIOS DE SILENCIO El eremitismo es un fenómeno que puede entenderse sobre todo en un sentido espiritual, que viene de épocas de los Padres del Desierto, de monjes sirios, palestinos y egipcios entre otros. Los eremitorios en la Península Ibérica, desarrollados posiblemente entre los siglos IX y X, en plena recuperación del territorio peninsular, y en concreto, aquellos diseminados a través del cinturón del Alto Valle del Ebro, son los que forman parte del proyecto “Santuarios de silencio”. En cada uno de estos eremitorios llegados hasta nuestros días se percibe cómo la cuenta del tiempo se detuvo en ellos para siempre, salvo contadas excepciones. No obstante prevalece, en el umbral entre luz y oscuridades, un silencio que se antoja estruendoso, junto a tensiones invisibles testimonio de inquietantes vivencias de aquellos ermitaños que buscaron cobijo en esas cuevas naturales excavando la roca con los instrumentos y medios de trabajo de la época, recreando espacios con apariencia de iglesia, con separaciones entre nave y ábside, labrando arcos con forma de herradura, creando pequeños oratorios con altar en el que celebrar el culto, con sepulturas practicadas en su interior o en dependencias anexas en el exterior, grabando en sus paredes inscripciones o signos como el de la cruz y así convertirlos en lugares sagrados orientados al culto, convertidos en “ermitas rupestres”. Son humildes y apartados refugios a los que retirarse deliberadamente del mundo externo para descubrir el centro de su existencia, practicar oración y penitencia con el único deseo de alcanzar la paz del alma y la pureza de corazón a través de la “fuga mundi”. El proyecto fotográfico es testimonio de espacios llegados hasta nuestros días en silencio, en el purgatorio del olvido o simplemente ignorados, pero con las huellas y cicatrices escritas en sus paredes que nos hablan de soledad y remanso, de vidas dedicadas a la iniciación, expiación y purificación, en un periodo opaco de nuestra historia, la Alta Edad Media. Más que fotografiados han sido escritos con imágenes como a cámara lenta, para no romper los misterios que encierran. En definitiva, trata de ser una propuesta que documenta no solamente unas construcciones rupestres que por derecho propio son parte de la Historia del Arte Altomedieval, sino que aspira a plantear una narración fotográfica donde, además de las imágenes, cohabitan la temática y el observador, lo que posibilita una afinidad que éste eventualmente puede hacer suya. Como propuesta y sin anacronismo, trata de dar visibilidad a un fenómeno a través de la potencialidad de unas imágenes en diálogo con los textos que las acompañan, para dejándose llevar a través del tiempo y del hecho cultural, apreciar el poder difuso de sus silencios, de los vestigios de atávicas formas de vida, para, desde los confines de nuestro propio pensamiento, fundirse en la emoción que encierran y eventualmente conservarlas como patrimonio de nuestro conocimiento del mundo y concluir acaso que no somos más que polvo en la inmensidad, que todo empieza y todo acaba, que estamos aquí de paso. Agustín López Bedoya


OASIS EN EL DESIERTO “…San Antonio que lleva la barba larga, cabellos largos y una túnica de piel de cabra, está sentado con las piernas cruzadas, haciendo esteras. En cuanto el sol desaparece, da un gran suspiro y dice mirando al horizonte: ¡Un día más! ¡Ha pasado otro día! No obstante, yo antaño no me sentía tan miserable. Antes de que acabara la noche, empezaba a rezar mis oraciones; luego bajaba al río a por agua y subía después por el áspero sendero, con el odre al hombro, cantando himnos. Más tarde, me entretenía ordenándolo todo en mi cabaña. […] Abandonaba mi tarea a horas regulares y, rezando con los brazos en cruz, sentía como si se derramase una fuente de misericordia desde lo alto del cielo hasta mi corazón. Ahora, esa fuente está seca. ¿Por qué?...” Así comienza La tentación de San Antonio, sin lugar a dudas la obra que refleja con mayor calidad literaria el fascinante y extraño (ante nuestros ojos contemporáneos) universo de los eremitas. Los ermitaños. En este libro, publicado en 1874, Gustave Flaubert nos presenta su personal visión de San Antonio Abad, monje cristiano nacido en Egipto en el siglo IV, fundador del movimiento eremítico, que se retiró a vivir en soledad y oración al desierto (de hecho, la palabra eremita, del griego eremos, significa “habitante de un desierto”). Con esta figura expresa una de las batallas más seculares del ser humano: la pugna contra sí mismo y el mundo que le rodea para entender(se) y alcanzar la paz espiritual. El oasis en el desierto. “De los muchos libros de Flaubert” –nos dirá Borges- “el más raro es Las tentaciones de San Antonio. Una antigua pieza de títeres, un cuadro de Peter Brueghel, el Caín de Byron y el Fausto de Goethe fueron su inspiración…” Del mismo modo, la figura de este hombre en busca de una luz que el mundo no arrojaba, será igualmente motivo de inspiración dentro de las artes plásticas para artistas tan referenciales como el Bosco, Veronés o Tintoretto entre otros, y más recientemente Cèzanne, Dalí o Diego Rivera. Sin olvidar, en el ámbito cinematográfico, el singular personaje de Simón el estilita, en la espléndida película de Luis Buñuel, Simón del desierto… Este mismo viaje artístico a la geografía espiritual e introspectiva de los eremitas es el que ahora nos propone también, cargado de otros acentos plásticos, Agustín López Bedoya con su proyecto Santuarios de silencio. Y he usado con plena conciencia la palabra geografía porque, a diferencia de los otros ejemplos de representación de las figuras de los eremitas que el arte nos ha ido brindando, este acercamiento a un tema similar tiene, sin ninguna duda, otras mecánicas conceptuales y también formales de plasmación. En estas obras, el protagonismo principal a la hora de retratar un testimonio personal sobre la vida eremita, no recae sobre el propio hombre, el ermitaño, “el del desierto”, sino precisamente sobre su hábitat, su espacio de vida y reflexión. Así, Agustín se convierte en testigo ocular y emocional –de esta manera nos lo transmite a través de sus fotografías- de unos espacios de gran carga espiritual y humana como son toda una serie de eremitarios situados a lo largo del Alto Valle del Ebro y erigidos seguramente entre los siglos IX y X. De esta forma, con sus fotografías trata de levantar acta visual y creativa de una geografía física –esas, en ocasiones, pequeñas y humildes ermitas- que sin embargo está en directa conexión con la huella de la geografía humana de aquellos que las habitaron con su presencia y su búsqueda. El enfoque conceptual y taxonomizador de estas fotografías las acerca –en cierta medida- al linaje clasificatorio iniciado por la pareja artística compuesta por los alemanes Bernd y Hilla Becher, quienes pueden y deben ser considerados los legítimos progenitores de toda la familia de fotógrafos de estirpe documentalista que han florecido en las últimas décadas dentro del panorama fotográfico. Otros ecos detectables en estas fotografías serían aquellos que proceden del trabajo de Bleda y Rosa (también pareja artística, en este caso dentro del ámbito fotográfico nacional). Sin embargo, a diferencia de sus «papás» artísticos, Agustín no se limita a arrojar sobre el emulsionado papel fotográfico una mirada pura y duramente testimonial y documental, sino que más bien trata de reflejar una temperatura emocional y algo más subjetiva, más teñida por la huella -visible o invisible- del hombre. Una huella que siempre aparece flotando (como un extraño e intangible perfume) en los escenarios que fotografía, y con la que establece un diálogo de presencia-ausencia con el espacio, con el tiempo y con la historia, como resultado de una memoria colectiva formada por la suma de muchas memorias anónimas. Una huella, finalmente, que se percibe asimismo en la presencia de textos relacionados con el universo de los eremitas y que se convierten en parte activa y plástica de sus fotografías. Proyecto que se enmarca, pues, dentro de una voluntad por indagar, rastrear y retratar diversas raíces de un pasado que, de alguna manera, sigue siendo igualmente presente a través de los ojos y del obturador de nuestro artista; un pasado que intenta animar con la transfusión de una doble dimensión temporal: el tiempo pretérito en el que lo que hoy son restos inermes fueron carne, sangre, oración, dudas, sufrimiento, soledad y vida, y un tiempo actual, en el que se funden y confunden el pasado y el presente. Esa dualidad queda reforzada también por la composición en forma de dípticos de todas sus obras, que presentan el haz y el envés, en definitiva, el alfa y el omega de esas arquitecturas de la contemplación y la introspección.


Imágenes fotográficas que trazan el dibujo de un mapa cartografiado por la emoción (que siempre rima con admiración, e incluso con pasión), la curiosidad –otro de los eternos combustibles del arte y la cultura- y el respeto. Con esos ingredientes construye una obra muy personal, la representación de una naturaleza que no es en modo alguno ni inocente ni adánica, sino plenamente signada por las marcas -leves pero intensamente reales- de una huella humana sutilmente presente, y al mismo tiempo por una peculiar interpretación de lo que sería un registro documental (casi como las láminas de una enciclopedia de historia en un tiempo sin tiempo). El propio artista nos dice: “En cada uno de estos eremitorios llegados hasta nuestros días se percibe como la cuenta del tiempo se detuvo en ellos para siempre salvo contadas excepciones. No obstante prevalece, en el umbral entre luz y oscuridades, un silencio que se antoja estruendoso, junto a tensiones invisibles testimonio de inquietantes vivencias de aquellos ermitaños que buscaron cobijo en esas cuevas naturales excavando la roca con los instrumentos y medios de trabajo de la época…” Analicemos también algunas de las otras claves de su obra que encierran estas palabras. “La cuenta del tiempo”… El tiempo -ese gran escultor como sabiamente lo definió Marguerite Yourcenar- marca con su tic-tac de siglos buena parte del ritmo de sus obras. El tiempo, es decir, la memoria, es una de las coordenadas principales que dibujan el oficio y el beneficio de la fotografía. Capturar su devenir, el flujo del río de los hombres y de las historias, se convierte en una de las obsesiones fundamentales del lenguaje fotográfico. Capturar el tiempo y detenerlo en el propio tiempo. Lo tengo ya dicho: “Un lenguaje que captura la vida y la preserva –a través de la memoria- de la(s) propia(s) muerte(s)…” Tiempo pues detenido –doblemente- en estas imágenes fotográficas: por el arte de magia de la magia del arte, y por esas mismas construcciones y eremitarios que han quedado como suspendidos en el curso, finito pero casi incontable, de los minutos, las horas y los días… “Un silencio que se antoja estruendoso”… Aparentemente una contradicción entre términos. Sólo aparentemente… En ocasiones, el silencio es no solamente audible sino tal vez inmensurable. La fotografía, al igual que sus inter pares, los otros lenguajes visuales, parecería moverse únicamente por los territorios visibles de la imagen. Sin embargo, la creación artística es tan compleja y completa que nos permite, en un ejercicio de sinestesia, oír formas, ver sonidos. Kandinsky bien sabía de todo esto… Así, estas fotografías no solo entran en nosotros por los canales sensoriales de la visión sino que igualmente parece que sensibilizan nuestros demás sentidos, entre ellos la capacidad auditiva. Pero lo que es aún más singular: lo que en realidad nos invitan a escuchar, a sentir, es el silencio. Un silencio que viene preñado de energías, de dudas, de soledades, de éxtasis, de gozos, de sombras, de reflexiones, de miedos, de epifanías, de revelaciones, de historias únicas e irrepetibles. Podemos decir entonces que los Santuarios de silencio realmente suenan en el canal auditivo de nuestros ojos, y al tiempo en el canal visible de nuestros oídos. Suena la soledad casi insoportable que estos ermitaños debieron experimentar, pero también suena la música gozosa del sacrificio, de las plegarias y de la contemplación de otro mundo que –adelantándose siglos a las palabras de Paul Eluard- supieron intuir que asimismo estaba en éste... Es significativo también el hecho de que, para acompañar este “silencio audible”, Agustín López Bedoya ha incorporado a su proyecto expositivo el sonido de un concierto de cuencos de cuarzo, como una letanía en sordina que complementa la percepción espiritual del silencio de estos santuarios. “Buscaron cobijo en esas cuevas naturales excavando la roca”… El hecho de que estos espacios habitados no estuvieran construidos artificialmente, es decir recurriendo al empleo de materiales tectónicos, sino que se trataran de cuevas naturales excavadas en las rocas tiene que estar indudablemente relacionado con una profunda voluntad de simbología. Tal como señala en este sentido Luis Alberto Monreal en su interesante estudio Centros Eremíticos y Semieremíticos en el Valle del Ebro: Aspectos Metodológicos: “…la cueva encierra una marcada idea de desprendimiento del mundo, contacto con la naturaleza y retiro ascético […] Por otra parte, conocidas son las interpretaciones de la cueva como matriz telúrica, a donde se ingresa para la iniciación, expiación y purificación, y de la que se saldrá un día a la vida verdadera…” Querido lector-espectador: Agustín López Bedoya nos invita-incita a realizar un singular viaje en el tiempo (como el joven Napoleón ante las pirámides, podríamos decir que muchos siglos nos contemplan desde estas pétreas arquitecturas…) y en el espacio (un paisaje fascinante, y no tan conocido como en justicia debería ser, que hermana hermosas zonas de Palencia, Burgos y Cantabria), con las únicas alforjas de la curiosidad, la emoción, la sensibilidad y el respeto. Pasen, vean… y sientan. Francisco Carpio


Ruinas eremitorio.

Caserío de la Rebolleda. Burgos En un altozano cercano al pueblo de Villacibio (Palencia) se encuentran las ruinas de un eremitorio de similares características a las de San Pelayo en el cercano pueblo de Villacibio. Lamentablemente, fue volado a mediados del siglo XX en cumplimiento de un decreto que trataba de evitar que sirviera de cobijo a -textualmente- “vagos y maleantes”. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

Serie Santuarios de silencio. Copia 125 x 72 cm., tintas pigmentadas sobre papel Hahnemühle Photo Matt Fibre 200 gr. montada sobre Kapafix de 10 mm. enmarcado en vitrina con moldura de madera y metacrilato. Edición de 7.



San Pantaleón.

La Puente del Valle. Cantabria San Pantaleón, santo mártir, médico de pobres, ejecutado a comienzos del siglo IV, Evocador lugar situado sobre un altozano areniscoso en la margen derecha del río Ebro en el que se encuentra una de las mayores necrópolis rupestres de la zona con cerca de un centenar de tumbas antropomorfas excavadas en la roca. Cubículos rupestres excavados en las paredes de levantamiento rocoso que se cree fueron nichos funerarios donde se realizaban enterramientos dobles. Vestigios de la planta de una iglesia rupestre expoliada, posiblemente al haber usado el lugar como cantera. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

Serie Santuarios de silencio. Copia 125 x 72 cm., tintas pigmentadas sobre papel Hahnemühle Photo Matt Fibre 200 gr. montada sobre Kapafix de 10 mm. enmarcado en vitrina con moldura de madera y metacrilato. Edición de 7.



San Pantaleón.

La Puente del Valle. Cantabria San Pantaleón, santo mártir, médico de pobres, ejecutado a comienzos del siglo IV, Evocador lugar situado sobre un altozano areniscoso en la margen derecha del río Ebro en el que se encuentra una de las mayores necrópolis rupestres de la zona con cerca de un centenar de tumbas antropomorfas excavadas en la roca. Cubículos rupestres excavados en las paredes de levantamiento rocoso que se cree fueron nichos funerarios donde se realizaban enterramientos dobles. Vestigios de la planta de una iglesia rupestre expoliada, posiblemente al haber usado el lugar como cantera. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

Serie Santuarios de silencio. Copia 125 x 72 cm., tintas pigmentadas sobre papel Hahnemühle Photo Matt Fibre 200 gr. montada sobre Kapafix de 10 mm. enmarcado en vitrina con moldura de madera y metacrilato. Edición de 7.



Ermita rupestre de El Tobazo Villaescusa de Ebro. Cantabria.

En los imponentes paisajes horadados de los Cañones del Ebro, en uno de los farallones y sobre la toba calcárea precipitada por un acuífero subterráneo, fue excavada esta pequeña iglesia rupestre. No es fácil llegar a ella, en una zona agreste aislada, atravesando un pequeño bosque de robles y hayas, por encima de la cascada calcárea de El Tobazo, dominando un espectacular paraje natural, se localiza el singular conjunto rupestre. Tres son las cavidades excavadas de las cuales únicamente la central tiene carácter litúrgico. Su planta es cuadrada; en la pared izquierda tiene una hornacina rematada en arco de medio punto, con una cruz latina grabada en su fondo. La cabecera, orientada al este, tiene planta rectangular unida a la nave central con un arco triunfal de medio punto que adopta la forma de una gran hornacina en cuyo fondo sobresale un manchón destinado a soportar la mesa del altar. Una cruz griega de brazos iguales grabada sobre la pared del fondo del oratorio completa el espacio litúrgico. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

Serie Santuarios de silencio. Copia 125 x 72 cm., tintas pigmentadas sobre papel Hahnemühle Photo Matt Fibre 200 gr. montada sobre Kapafix de 10 mm. enmarcado en vitrina con moldura de madera y metacrilato. Edición de 7.



“El Cuevatón” (ermita inacabada). Cezura. Pomar de Valdivia. Palencia En el límite de las provincias de Palencia y Cantabria, situado en la falda norte del “Monte Bernorio” y muy cerca del pueblo, se encuentra esta enorme cueva perteneciente a un conjunto rupestre formado por un grupo de cuevas excavadas en el gran peñón y otro grupo de cuevas horadadas en pequeños roquedos del entorno lo que se interpreta como en ella vivió una comunidad importante. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

Serie Santuarios de silencio. Copia 125 x 72 cm., tintas pigmentadas sobre papel Hahnemühle Photo Matt Fibre 200 gr. montada sobre Kapafix de 10 mm. enmarcado en vitrina con moldura de madera y metacrilato. Edición de 7.



Ermita rupestre de San Vicente. Vado-Cervera de Pisuerga. Palencia Se encuentra excavada en un pequeño promontorio de roca arenisca muy deteriorado por el paso de los siglos y por la ignorancia, más agresiva que la erosión y el tiempo. Se cree que el espacio eremítico era mayor y formaba parte de un antiguo monasterio repoblador. En el cartulario del monasterio de Lebanza fechado en el año 932 se cita: ecclesia sanctum Vicencium… in Cervaria .. situada inter flumine Rosga e Pisorga”. Como recuerdo de las gentes que habitaron el lugar durante los inciertos siglos altomedievales (X-XI). Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

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Conjunto rupestre de Las Gobas. Laño. Condado de Treviño. Burgos. Si hay un complejo rupestre que puede calificarse de antológico y que en consecuencia puede servirnos de paradigma de lo que entendemos por un eremitorio altomedieval, ése sería el conjunto o conjuntos de Laño “Las Gobas” y “Santocaria”. Con el nombre de Las Gobas” se conoce un amplio conjunto de cuevas practicadas en la base de unos escarpes de calizas arenosas que se dividen entre celdas, las menores, y las dos iglesias que presiden el conjunto. Ambas tienen una nave rectangular que se comunican con la capilla a través de pequeños arcos doblados. No obstante existen claras diferencias entre ambas así como muchos son los interrogantes que originan su interpretación. Textos: Arquitectura religiosa de oquedades en los siglos anteriores al románico. Luis Alberto Monreal Jimeno.

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Ermita rupestre de San Martín. Vallarén de Valdivia. Palencia

A los pies de la ladera meridional del mítico castro preromano de Monte Bernorio, enclave arqueológico de la Cantabria histórica, destaca una oquedad excavada en la ladera que más parece un “covacho” que un santuario debido al abandono y reutilización como cuadra y almacén de aperos de labranza. Se trata de una iglesia rupestre de dos naves separadas por un pilar del que solo quedan vestigios. Se aprecian dos esquemáticos ábsides que se cubren con bajas bóvedas de cañón. Se aprecian los que fueron bancos corridos y una tumba antropomorfa excavada en el centro de la nave. Es la única que conserva una inscripción consagratoria, y en la que se ha creído leer: “ERA ¿DCCCV? IN HONORE S(an) C(t) I MARTINI”. Hay controversias para su datación: 767 d.C., posteriormente 1.067 d.C. y recientemente lo colocan en el 587. Probablemente la fecha de mediados del S.XI (1.067 d.C) sea la más correcta y pausible. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

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Ermita rupestre de San Pelayo. Villacibio. Palencia Excavada en un pequeño montículo, esta sencilla ermita-cueva es una de las pocas de las que se conserva documentación histórica que la mencione, se trata de una escritura firmada por Dña. Urraca en el 1155 a favor de Xbal (Cristóbal), prior del Convento de San Salvador de Oña por la que se cedía este Monasterio al cercano convento de Sta. Mª. de Mave con sus términos y aceñas, así como la “Cueva de San Pelayo”. Su reducida planta está compuesta por una pequeña nave-capilla. El ábside queda separado del prebisterio por una arcadura doble. Al fondo del pequeño ábside se encuentran dos hornacinas, a modo de credencias. Se ha protegido con una reja que no impide su contemplación. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

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Ermita rupestre de Santa Eulalia. Campo de Ebro. Cantabria Es una simple, pequeña y acogedora capilla de una sola nave y ábside de planta de herradura que se cubre con una imperfecta bóveda de horno. Excavada en un promontorio de arenisca. En el centro de la nave hubo una gran pilastra prismática que fue suprimida, y en el muro del fondo también fue excavada una pequeña hornacina. Un banquillo tallado en la roca recorre todo el perímetro. El pavimento está labrado en la roca natural, que en las proximidades de la entrada se ha completado con grandes lajas de piedra. Hasta épocas no muy lejanas, llegó a ser reutilizada como escuela y casa de concejo. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

Serie Santuarios de silencio. Copia 125 x 72 cm., tintas pigmentadas sobre papel Hahnemühle Photo Matt Fibre 200 gr. montada sobre Kapafix de 10 mm. enmarcado en vitrina con moldura de madera y metacrilato. Edición de 7.



Ermita rupestre de San Acisclo y Santa Victoria. Arroyuelos. Cantabria A finales del S.XVI, en las ordenanzas del concejo de la villa se la denominaba “ermita de los santos Acisclo y Victoria” advocación que recuerda a dos hermanos cordobeses que sufrieron martirio en el siglo IV, aunque posteriormente, abandonado ya el culto, también se la identificó como “la cueva, la corte y la casa de consejo” pues también sirvió para estos fines. Es una de las tres que se excavaron en dos plantas. La parte inferior tiene dos naves. El arco triunfal es de herradura. Un banco corrido circunda todo el perímetro. Al piso superior se accede por una escalera también excavada en la roca. Las paredes tienen abundantes huecos y manchinales para encastrar vigas de soporte de una estructura de manera. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

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Ermita rupestre de San Miguel. Presillas de Bricio. Burgos. Popularmente se la conoce como “La Catedral” por su singular levantamiento rocoso que acoge al hipogeo y que recuerda los imponentes núcleos eremíticos excavados en los tolmos de la Capadocia turca. Es otro templo excavado en doble planta muy erosionado por el tiempo y el abandono. Por su estructura y disposición interna es la más original. La parte baja está repartida en tres pequeñas naves, cuyas cabeceras se separan por dos pilares. Los ábsides, poco profundos, disponen de sus respectivos altares con oquedades que parece sirvieron para acoger reliquias. El pilar cuadrado que separa el testero de la nave central respecto al ábside izquierdo recibe sendos arcos de medio punto peraltado. El conjunto se completa con un banco corrido situado en la pared del fondo que algunos investigadores han asociado a estructuras cenobíticas, interpretándoles como una posible sala capitular o baptisterio. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

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Ermita rupestre de San Cipriano. Cadalso. Cantabria La pequeña y entrañable iglesia rupestre de San Cipriano (obispo-mártir de Cartago, decapitado en el 259), se localiza excavada a los pies del alto de La Sierra. Sencilla planta de una sola nave de planta rectangular, cubierta por una bóveda cañón imperfecta, con una altura media de poco más de dos metros. El arco triunfal adopta una forma de arco de medio punto. La cabecera está constituida por un ábside trapezoidal, casi rectangular, que se cubre con una bóveda de formas imperfectas. Aún hoy ejerce como iglesia parroquial del pueblo. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

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Ermita rupestre de Santa Mª de Valverde. Santa Mª de Valverde. Cantabria. Es una de las joyas de la arquitectura rupestre cántabra, y uno de los ejemplares más atractivos y representativos de la Península Ibérica. Todavía ejerce de parroquia conservando su pila bautismal excavada también en un levantamiento de roca arenisca que domina el pequeño casar del pueblo. En la época románica se construyó una espadaña exenta de cuatro cuerpos y otros tantos vanos más un campanil en piedra de sillería. No hace mucho, en un posible exceso de celo, se ha construido una cubierta artificial para protegerlo, sacrificando su aspecto estético a cambio de unas mejoras para su conservación. La distribución actual de la planta es el resultados de muchos cambios y ampliaciones, sobre todo en época gótica. En la actualidad distribuye su planta en dos naves separadas por pilares de sección cuadrada, estando conformada la cubierta por bóvedas. En el exterior, por encima y alrededor del eremitorio, se ven restos de tumbas antropomorfas excavadas en la roca, que forman parte de la antigua necrópolis. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno.

Serie Santuarios de silencio. Copia 125 x 72 cm., tintas pigmentadas sobre papel Hahnemühle Photo Matt Fibre 200 gr. montada sobre Kapafix de 10 mm. enmarcado en vitrina con moldura de madera y metacrilato. Edición de 7.



Ermita rupestre de los Santos Justo y Pastor. Olleros de Pisuerga. Palencia. La iglesia rupestre de los Santos Justo y Pastor –antigua advocación que todavía mantiene el templo- es una singular joya del eremitismo rupestre de la Península Ibérica que, junto con algunas tumbas y habitáculos a su alrededor y proximidades, conforman un bello conjunto eremítico. El templo se localiza excavado en el flanco occidental de un promontorio de roca arenisca que se remata con una pequeña espadaña de piedra de cantería. La Planta se distribuye en dos naves a cuyas cabeceras se localizan sus correspondientes capillas absidales con una estrecha galería utilizada como sacristía, excavada posteriormente. En el espacio destinado al baptisterio donde se recoge la pila bautismal. Separan y sostienen las dos naves del templo, tres columnas y una pilastra que sustenta el coro de madera. Una de ellas es original, las otras dos son obra del S.XVIII, que sustituyen a las deterioradas originales. Textos referentes: Gonzalo Alcalde Crespo. Iglesias rupestres, Olleros de Pisuerga y otras de su entorno. Serie Santuarios de silencio. Copia 125 x 72 cm., tintas pigmentadas sobre papel Hahnemühle Photo Matt Fibre 200 gr. montada sobre Kapafix de 10 mm. enmarcado en vitrina con moldura de madera y metacrilato. Edición de 7.




Agustín López Bedoya Ligüerzana. Cervera de Pisuerga. Palencia Reside en Majadahonda. Madrid

FORMACIÓN FOTOGRÁFICA 2009 Master de Fotografía Conceptual y Artística. EFTI Escuela de Fotografía e Imagen. Madrid 2008 Curso Experto en Iluminación Profesional. EFTI Escuela de Fotografía e Imagen. Madrid 2008 Curso avanzado de fotografía. José Frisuelo. Daylight Lab. Madrid 2007 Fotografía Digital de Alta Calidad. José Mª Mellado. Madrid 2007 Curso Fotografía Panorámica. José Mª Mellado. Madrid 2003/2006 Fotografía analógica. Casa de la Cultura. Majadahonda. Madrid 2003 Diseño Gráfico. Patronato Municipal de Cultura. Pozuelo de Alarcón. Madrid 2002 Curso de Informática para Diseño Gráfico. Metrópolis. C.E. Madrid CURSOS Y TALLERES 2012 Diálogos con la creatividad. Javier Vallhonrat 2011 Taller de Edición. Cristobal Hara 2011 Curso de Fotografía nocturna. José Antonio Fernández. Aula Imagenat. Madrid 2010 Taller Flash de Mano. José Antonio Fernández. Aula Imagenat. Madrid 2010 Taller de Paisaje. Imagenat.Madrid 2010 Taller de Edición. José Manuel Navia

EXPOSICIONES INDIVIDUALES 2013 Centro Cultural Provincial. Diputación de Palencia 2011 Centro Municipal de las Artes. Alcorcón. Madrid 2011 EFTI Escuela de Fotografía e Imagen. Madrid 2010 Casa de la Cultura Carmen Conde. Majadahonda. Madrid EXPOSICIONES COLECTIVAS 2013 EURÓPOLIS, fotografía urbana en Europa. Círculo de Bellas Artes. Madrid 2009 Centro Municipal de las Artes. Alcorcón. Madrid 2009 EFTI. Escuela de Fotografía e Imagen. Madrid 2007 Concurso Anual Artes Plásticas. Ayuntamiento de Majadahonda. Madrid 2005 Concurso Fotográfico Piedad Isla. Cervera de Pisuerga. Palencia. 2003/2004/2005/2006 Casa de la Cultura Carmen Conde. Majadahonda. Madrid DISTINCIONES 2012 Premio Especial del Jurado. Concurso fotográfico Biblioteca Nac. España. Madrid 2007 2º Accésit Fotografía. Concurso Anual Artes Plásticas. Aytº. Majadahonda. Madrid 2005 3er. Premio I Concurso Fotográfico “Piedad Isla”. Cervera de Pisuerga. Palencia

OTROS TALLERES EN 2009 CON Alain Fleischer # Jane Evelyn Atwood # Olaf Martens # Vincent Debanne # Mauricio Alejo Ciuco Gutiérrez # Chema Madoz # Daniel Canogar # Miguel Oriola # Jesús Micó # Eugenio Ampudia # Luis Maribrand # Manuel de los Galanes # José Luis Santalla

albedoya@telefonica.net

www.agustinlopezbedoya.com


Centro Cultural Provincial

Plaza Abilio Calder贸n s/n. Palencia


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