28 de Junio de 2006
Antes del 2 de Julio
El peso de los estados en conflicto Entidad
Velando armas Las campañas han llegado a su fin. En cuatro días México conocerá el nombre de su próximo presidente. Ha sido un dilatado lapso que abre un espacio amplio de reflexión sobre las indiscutibles fortalezas del sistema político mexicano pero también sobre sus preocupantes carencias. Una de las tareas más urgentes del futuro inmediato consistirá en reformar las leyes electorales del país, a efecto de tener contiendas más cortas, con árbitros mejor preparados y más facultados. Con ello obtendremos procesos menos costosos y, sobre todo, más equitativos. Llegamos a la elección llenos de dudas y sobresaltos. Pesa en el ambiente un ánimo de discordia, de sospecha, de preocupación. La intervención desmedida del gobierno federal, la abierta rebelión del Consejo Coordinador Empresarial contra el IFE, la beligerancia de los sindicatos y lo confrontativo de diversos movimientos sociales auguran nubarrones y un complejo proceso de despresurización entre julio y diciembre. Como una sombra, una serie de conflictos no resueltos, sospechosamente pendientes de solución, acosan la genuina libertad de la elección. Oaxaca, Michoacán, Coahuila, Tamaulipas, Guerrero, el Estado de México, Puebla marcan la Estados gobernados por partido Conflicto
Ciudadanos
% del Padrón Nacional
Estado de México
9,209,882
12.8%
Puebla
3,452,289
4.8%
Michoacán
2,967,126
4.1%
Oaxaca
2,340,570
3.3%
Tamaulipas
2,235,881
3.1%
Guerrero
2,148,518
3.0%
1,715,947
2.4%
24,070,213
34%
Coahuila Total
geografía de conflictos que estrangulan y atizan los temores de los ciudadanos. Tienen todos un hilo conductor: son conflictos en entidades gobernadas por gobiernos priistas o perredistas. La elección tomó una tendencia en junio. La Coalición por el Bien de Todos logró contener su caída y retomar el liderazgo de la contienda. La tendencia ascendente, su crecimiento y la firmeza en la conducción de la agenda de la última etapa de la campaña perfilan su posible triunfo. El regreso del Dragón Todas las encuestas, sin excepción, daban una ventaja de entre tres y cinco puntos a Andrés Manuel López Obrador hasta el día 23: último posible para publicar encuestas. Preferencia electoral Encuestadora
López Obrador
Madrazo Pintado
Calderón Hinojosa
Patricia Mercado
Roberto Campa
Demotecnia II
35.4%
29.6%
30.5%
4.1%
0.5%
Demotecnia I
34.2%
29.6%
31.0%
4.1%
1.0%
Parametría II
36.5%
27.0%
32.5%
3.0%
1.0%
PRI
Parametría I
35.5%
27.0%
34.4%
2.1%
1.0%
PAN
Consulta II
36.0%
27.0%
33.0%
3.0%
1.0%
PRD Alianza
Consulta I
35.0%
28.0%
32.0%
4.0%
1.0%
El Universal II
36.0%
26.0%
34.0%
3.0%
1.0%
El Universal I
34.0%
22.0%
37.0%
6.0%
1.0%
Reforma II
36.0%
25.0%
34.0%
3.0%
1.0%
Reforma I
37.0%
23.0%
35.0%
3.0%
1.0%
PROMEDIO II
36.0%
26.3%
33.7%
3.0%
0.9%
PROMEDIO I
34.5%
25.8%
35.1%
3.5%
1.0%
Nota:I y II se refieren a la primera y segunda encuesta respectivamente que se publicaron en el mes de Junio.
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Felipe Calderón volvió a sus niveles históricos de aceptación, aquellos que tuvo durante el primer trimestre, cuando su candidatura aparecía atascada. Calderón baja después de aprovechar al máximo los errores de López Obrador, desatar una furiosa campaña de ataque y enlazar su discurso con el del Presidente de la República. En junio, sin embargo, la burbuja reventó. Lo hizo por tres motivos: la Coalición desató un brutal contraataque que expuso, por primera vez, al candidato panista al golpeteo. El misil de Hildebrando golpeó de frente el eje de la comunicación política -manos limpias- de la campaña blanquiazul. El ejercicio de administración de crisis por parte del cuarto de guerra de Calderón no fue malo: fue desastroso. Un segundo elemento fue el silencio presidencial. Vicente Fox, por mandato del IFE, debió abstenerse de emitir mensajes al país mediante publicidad pagada. Con ello, Calderón dejó de beneficiarse con 375 millones de pesos mensuales que los Pinos destinó a sus campañas. El silencio coincidió con un ligero descenso de los niveles de aprobación presidencial. Aprobación presidencial 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%
59%
57%
66%
62%
Promedios históricos de preferencias 45% 40%
40%
39.8%
39%
35.5%
35% 30% 25%
31%
31%
27%
27.6%
30.4% 27.4%
36.7%
34.0%
33.9%
26.8%
25.2%
35.1%
36.0%
33.9%
32.8%
25.9%
26.9%
20% Ene-06
Feb-06
Mar-06
López Obrador
Abr-06
May-06
Madrazo Pintado
Jun-06 I
Jun-06 II
Calderón Hinojosa
Por su parte, el PRI comenzó a operar una campaña de centro que le dio resultados. Madrazo no creció, pero detuvo su caída. Al conjugarse este hecho con el descenso de Calderón, el PRI volvió a estar al acecho del segundo lugar. El partido de la revolución dependerá de su vieja y fiel estructura y de la capacidad de operación política de cientos de funcionarios que controlan gobiernos estatales y municipales. El PRI no se irá. Después del dos, como el cuento de Monterroso, seguirá ahí: su fuerza se concentrará en el Congreso, en ambas Cámaras, en donde podrá seguir teniendo una plataforma importante de poder y, desde ahí, reflexionar sobre las heridas autoinflingidas que terminaron por derrotarle. Antes de la gran batalla
23%
20%
Ene-06
Feb-06 Aprueba
Mar-06
20%
Abr-06
16% May-06
Desaprueba
Fuente: Parametría
El tercer elemento es el efecto bumerán. Como se advirtió en la Carpeta 12, las campañas negativas, de extenderse, se vuelcan contra el emisor. En el caso de Calderón, la campaña negra no sólo no se detuvo: se intensificó. Al festín de ataques se sumaron la cámaras y organismos empresariales y asociaciones fantasmas que emitían mensajes violando la normatividad electoral y que vinculaban a López Obrador con Hugo Chávez.
Son seis los factores que anticipan una tendencia. Felipe González dijo que gana una elección quien logra fijar la litis. López Obrador, precisamente, logró eso: conducir los temas de la agenda pública durante junio. No hubo un ganador claro en el debate. En realidad, los tres candidatos principales estuvieron a la altura de las expectativas. Roberto Madrazo hizo un mucho mejor debate que el 25 de abril. Felipe Calderón fue el mejor en propuestas. López Obrador apeló al corazón del electorado. Con todo, el posdebate lo ganó, sin lugar a dudas, la Coalición por el Bien de Todos. En segundo lugar, si las encuestas revelan una preferencia ligera en favor de López Obrador, también dan un dato que debe tomarse en cuenta:
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la encuesta del Universal, por ejemplo, del día 19 que aún daba una ligera ventaja a Felipe Calderón, establecía en su vitrina metodológica que más de 800 personas, por encima del 50%, habían rechazado contestar la encuesta. Este patrón se repite una y otra vez. Hay una razón: los mexicanos están escondiendo su voto. Eso, se sabe, se presenta en elecciones en donde existe una clara preferencia a favor de un candidato por parte del poder. Los mexicanos saben que el Presidente, el gabinete, sus patrones y empleadores, están dispuestos a desbarrancar a López Obrador. En tercer lugar, los desprendimientos del voto corporativo del PRI en la última semana revelan que la base popular de López Obrador es sumamente sólida y cada vez más amplia. La CROC sólo es la punta del iceberg que antes pertenecía al PRI pero que ya antes, en 1988, había votado a favor de Cuauhtémoc Cárdenas: El sindicato de telefonistas, los mineros, los médicos, los petroleros. En cuarto lugar, la agresividad de la campaña de Calderón, la inusitada intensidad de la misma, los niveles de insulto que se llegaron a registrar en Internet contra los simpatizantes de la Coalición, revelan que en los cuarteles generales del PAN se percibe el amargo sabor de la derrota. Esto lo confirma el discurso presidencial nuevamente intervencionista. También el hecho de que Calderón haya decidido jugar su resto lanzando 3 mil 335 spots en una semana, la mayoría en horario triple A. Solo en la semana del 17 al 23, Calderón invirtió 42 millones de pesos en radio y televisión. El PAN habría gastado 574 millones de pesos en medios electrónicos: 9% menos que Madrazo y López Obrador juntos. Las cifras no consideran lo invertido por el Consejo Coordinador Empresarial ni por la Presidencia de la República, y no incluyen la transmisión de spots en el interior de la República, con la excepción de Guadalajara y Monterrey. Gasto en medios electrónicos Spots de TV
Spots de Radio
Inversión Total
Andrés M. López Obrador
5,465
23,228
242,478,000
Felipe Calderón
8,668
49,903
574,455,000
Roberto Madrazo
5,696
31,090
384,634,000
Fuente: El Universal, del 19 de enero al 23 de junio de 2006.
Rojo cuadro síntesis del universal sólo de los tres spots transmitidos totales, radio, tv y gasto por candidato. En quinto lugar, la designación de Cauhtémoc Cárdenas como coordinador de los festejos del bicentenario de la Independencia puede ser leído como un puente que desde presidencia se tiende con las izquierdas. Por último, los candidatos locales no lograron catapultar a Calderón: Jalisco, cuarto padrón del país, posiblemente se pierda ante el PRI o se viva una victoria pírrica; Morelos se desinfla por los escándalos de su candidato Marco Antonio Adame; Demetrio Sodi sigue más de 20 puntos debajo de Marcelo Ebrard; sólo Guanajuato parece que tendrá una victoria holgada. Pero en el Estado de México, la coalición por El Bien de Todos se ha metido fuerte en la disputa contra el PRI y el PAN y en Veracruz Juan Bueno Torio está sepultado en el tercer lugar. El día D Con todo, las elecciones se ganan el día de la elección. Calderón está abajo en las mediciones, posiblemente más abajo que lo que los últimos sondeos efectivamente revelan, pero no está muerto. El último coletazo vendrá de los programas federales y de la capacidad empresarial para influir o comprar el voto de sus empleados. Una investigación encabezada por Sergio Aguayo reveló que algo más de 4 millones de votos pueden ser manipulados a través de los programas sociales: suficientes para rebasar a López Obrador. Además se tienen detectados a diversos empresarios del país que han ofrecido bonos especiales a sus trabajadores si Calderón gana. Con todo, no hay que equivocarse: Calderón tiene simpatizantes extendidos por todo el país. Existe una vasta mayoría de mexicanos que genuinamente le siguen y que pueden dar la sorpresa el día dos. El michoacano tiene una ventaja sobre los demás candidatos: tiene dinero. Mucho dinero. Y la movilización electoral precisa, justamente, eso: el aceite que haga que la maquinaria se mueva. Roberto Madrazo requiere de dos factores para dar un campanazo que, pese a todo, se ve
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lejano: una alta abstención y la operación conjunta de los gobernadores priistas. Ninguno de los dos factores es seguro que se presente. La guerra del miedo, paradójicamente, ha imbuido en el electorado un sentido de necesidad de acudir a votar. No todos los gobernadores, por otra parte, están promoviendo el voto a favor de Madrazo. La maquinaria del tercer padrón del país, Veracruz, está detenida. Oaxaca está asfixiada. Puebla cruje. Sonora está en contra. Madrazo, junto con Roberto Campa, son los únicos candidatos que están por debajo de las expectativas de voto de su partido para el Congreso. Con todo, la maquinaria tricolor es todavía una fuerza de respeto. Las encuestas más certeras lo colocan en un rango de cuatro a cinco puntos de Calderón. Madrazo quizá no gane la elección, pero con una combinación de factores acaso logre desbancar al PAN del segundo sitio o empatarlo. Cuando el PSOE perdió finalmente la elección presidencial de 1996 contra José María Aznar por menos de un punto porcentual, Alfonso Guerra, el mítico comendattore del partido, calificó el resultado como una “dulce derrota”. Ese, posiblemente, sería el mejor escenario para el PRI. El peso de los gobiernos priistas Entidad
Ciudadanos
% del Total Nac.
Entidad
Ciudadanos
% del Total Nac.
Campeche
485,938
0.7%
Puebla
3,452,289
4.8%
Chihuahua
2,398,992
3.3%
Sinaloa
1,743,309
2.4%
Coahuila
1,715,947
2.4%
Sonora
1,680,839
2.3%
412,188
0.6%
Tamaulipas
2,235,881
3.1%
Durango
1,060,750
1.5%
Edo. de México
9,209,882
12.8%
Hidalgo
1,630,397
2.3%
Veracruz
4,896,934
6.8%
Nayarit
678,269
0.9%
Tabasco
1,343,699
1.9%
Nuevo León
2,958,081
4.1%
Quintana Roo
681,443
0.9%
Oaxaca
2,340,570
3.3%
Colima
Total de estados del PRI
41,265,978
58%
Nacional
71,758,545
100%
Fuente: INEGI
En los cuarteles generales de Andrés Manuel López Obrador se trabaja en una doble vía. Por un lado, asegurar que las redes ciudadanas, una estructura paralela extendida por todo el país, funcione el día dos. Para que la victoria llegue, es necesario que los ciudadanos salgan a votar. Para ello necesitan un espíritu inflamado con un sentido de misión. Paradójicamente, la campaña negra de
la ultraderecha panista, violentísima en ocasiones, ha logrado eso: imbuir a los simpatizantes de la Coalición de solidaridad y darles la posibilidad de ejercer un voto reivindicatorio. Los simpatizantes han sido agredidos con calificativos infamantes, con insultos. El más suave, aquí publicable, ha sido el de Demetrio Sodi: “Locos”. Ese ha sido el cemento que ha cohesionado a la Coalición. Pero en un segundo plano, el equipo de López Obrador trabaja ya en el día tres: se articula la estrategia que permitirá tender puentes con todos los sectores de la sociedad, pero especialmente con el alto empresariado para transmitir un mensaje: la campaña terminó. El posible Presidente electo desea un gran pacto nacional. Y para tejerlo se basará en cuatro pivotes: Rogelio Ramírez de la O, Juan Ramón de la Fuente, Manuel Camacho y el propio López Obrador. ¿Es posible un fraude? La gran incógnita se dará en torno a la limpieza electoral. No es posible realizar un fraude a la vieja usanza. El padrón llena los requerimientos mínimos de una elección democrática; no se ha dado un gerrymandering durante la distritación federal, y los mecanismos de emisión y recepción de los votos son adecuados. El riesgo es la compra de voto, que se puede dar a tres niveles, dos de los cuales podrían, en esta hipótesis, beneficiar a Calderón. El voto se puede comprar a través de los programas federales o a través de una operación empresarial de los sectores más retardatarios. Estos dos aspectos beneficiarían al PAN. Una tercera vertiente es la compra a través de operaciones de los gobiernos locales. Aquí el beneficio se distribuye, aunque beneficia mayoritariamente al PRI. No es un mundo de novela. Transparencia Internacional ha denunciado que más del 40% de los mexicanos reportaron en su última encuesta haber recibido ofertas de compra de voto: uno de los porcentajes más altos de América Latina.
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Cae el telón El Presidente de la República deberá decidir qué papel quiere ocupar en los libros de historia. Su rol en la jornada deberá ser inversamente proporcional al que ha tenido en los últimos meses: imparcial, sereno: un símbolo que envíe señales de concordia a la República. Una operación de poder, ciertamente, puede cambiar el resultado de la elección. Lo haría, con todo, a costa de incendiar al país. Es muy factible que las encuestas se equivoquen y que el resultado sea distinto, más amplio, al que nos mostraron en su última fotografía. Si ese es el caso, el día dos, a las once, México tendrá un nuevo presidente electo, por una mayoría suficiente para evitar conflictos poselectorales. El Congreso se habrá partido en tercios, conduciéndonos al cuarto gobierno dividido de la historia contemporánea. Patricia Mercado habrá conseguido el registro de su partido. Roberto Campa habrá desaprovechado la oportunidad de permanecer en la política a costa de su rencor. Todo, entonces, habrá terminado. Deberá comenzar, como en toda guerra costosa y sangrienta, el recuento de daños y el dilatado periodo de reconstrucción.<