Boletín Salesiano, junio de 2020

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Misiones Salesianas

Misiones Salesianas

Mujeres reciben alimento en los campos de refugiados de Sudán del Sur.

SALGAMOS TODOS JUNTOS

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eis meses han pasado desde que el mundo dio un frenazo en seco. A más de 150 kilómetros por hora. La humanidad sigue aún en ‘shock’. Más de cuatro millones de personas contagiadas por la COVID-19 y cientos de miles de personas fallecidas han cambiado el mundo, quizás para siempre. No sabemos cómo va a ser el día después, pero no hay que perder la esperanza de volvernos a encontrar, abrazarnos y estar más unidos que nunca. Los misioneros salesianos, desde el primer momento, están dando esperanza a los más vulnerables. Acompañan, ofrecen atención espiritual, apoyan a las familias dando alimentos y productos de higiene, como jabón, y proporcionan agua donde no la hay. Tan sólo en la Inspectoría de Bangalore (India) más de 185.000 personas reciben ayuda con productos de primera necesidad.

Alerta en los campos de refugiados Pero si hay lugares en alerta en el mundo por la pandemia, estos son los asentamientos y campos de refugiados. Son lugares especialmente vulnerables y un brote de coronavirus allí puede ser mortal. Los 70 millones de desplazados internos y refugiados son una 30

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población especialmente vulnerable porque viven hacinados en condiciones precarias, no tienen agua, ni acceso a artículos de protección y prevención. “En Kakuma, las autoridades están poniendo medidas muy estrictas para controlar la movilidad de los refugiados. Además, las escuelas, lugares de culto y espacios de encuentro están cerrados para que las personas no se congreguen. Confiamos en que todas estas medidas controlen el coronavirus aquí”, explica José Padinjaraparampil, misionero salesiano en este campo de refugiados en Kenia, donde somos la única organización que vive dentro y pasa 24 horas con las personas refugiadas. En el asentamiento de refugiados de Palabek, en Uganda, “estamos haciendo mascarillas en la Escuela Técnica para repartir a las personas e intentamos organizar equipos para sembrar. Las raciones de comida son cada vez más reducidas y tenemos que aprovechar la época de lluvias porque no va a haber comida suficiente, y eso sí que puede matar a muchas personas aquí dentro”, expone el padre Ubaldino Andrade. En Sudán de Sur los misioneros quieren llegar a más de 30.000 personas de los campos de desplazados de Gumbo y de Wau. “Necesitamos alimentos,


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