Jóvenes vidas vocacionadas
Santi Ela:
“Siempre he querido vivir mi vida salesiana con fe y alegría”
S
anti está a punto de estrenar los 30. Nació el 3 de agosto de 1990 en Odjip-Monvó, Ebebiyin (Guinea Ecuatorial) y recuerda perfectamente el momento en que Don Bosco apareció en su vida: “Conocí a los salesianos en el Colegio Español de Malabo. Recuerdo que nada más llegar a aquella Casa salesiana me impresionó el ambiente de alegría que se respiraba por todas partes. Comencé a acercarme al centro juvenil de Ela NgueSanti, con sudadera gris, junto a un grupo de jóvenes participantes en la Pascua de La Adrada (Ávila). ma y, primero como un joven destinatario y luego como animador, mo de los salesianos y jóvenes de nuestros centros juaquella experiencia despertó en mí la llamada de Alveniles. De hecho, estando aquí pude participar guien que me invitaba a entregarle mi vida y seguir junto a ellos en el Campobosco 2018: conocer la tiehaciendo el bien a los chavales”. rra de Don Bosco y descubrir cómo empezó todo, me Al preguntarle cómo ha ido viviendo su compromiha marcado muchísimo; fue una experiencia que me so vocacional desde que profesó como Salesiano, me conmovió y me llenó de alegría”. habla de un binomio que tiene grabado a fuego en su corazón: “Siempre he querido vivir mi vida salesiana con fe y alegría. La fe es la virtud que me ayuda a comprender que Dios está siempre conmigo. La alegría la descubrí en el centro juvenil, donde aprendí a estar con los demás, a formar parte de un grupo, a salir de mí mismo, a motivarme y saber motivar”. Desde hace tres años Santi reside en la Comunidad del Teologado en Madrid. Acaba de concluir el Bachillerato en Teología en la Universidad Pontificia de Comillas. “Venir a estudiar a España ha sido para mí una gran oportunidad para conocer otra forma de vivir y transmitir el espíritu salesiano. Es cierto que los misioneros salesianos que había conocido en mi país eran todos españoles, pero venir a estudiar la Teología aquí me ha hecho palpar en persona el dinamis-
Antes de concluir nuestra entrevista, Santi no duda en presentarme un nuevo binomio: el de la fe y la paciencia: “Para mí, ser creyente significa darle sitio a Dios en nuestra vida; no contar sólo con nuestras propias fuerzas, conocimientos y seguridades, sino dejarle ser parte de nosotros, que Él nos siga guiando e iluminando porque Él es el que realmente da sentido a todo. Y esto ha de hacerse desde la paciencia (esperanza) porque los tiempos de Dios muchas veces no coinciden con los nuestros”. Santi, gracias por compartir tu vocación desde la fe y la alegría que nacen de lo profundo. Xabier Camino Sáez, sdb Delegado de Pastoral Juvenil SSM
Boletín Salesiano julio/agosto 2020
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