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Misiones Salesianas LA DIFÍCIL TAREA DE SER NIÑO

La difícil tarea de ser niño

Desde que comenzara la pandemia, la situación de la infancia en el mundo ha empeorado. Uno de los mayores retos es conseguir que los menores que han perdido el contacto con las escuelas vuelvan a las aulas.

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Jonás es uno de esos niños que nació en el lado malo del mundo. Al nacer, su madre murió y su padre le maltrataba. No iba al colegio ni comía todos los días. “Una noche que mi padre llegó borracho se abalanzó sobre mí y me pegó, porque decía que le había robado dinero. Esa noche me escapé de casa”, explica. Tenía 12 años. Sólo y herido, apareció en el mercado de Dantokpa, en Cotonou (Benín), uno de los más grandes del África occidental. Allí se encontró con la “barraca” de los misioneros salesianos y su suerte comenzó a cam-

biar. “Aquí pude pasar unas horas descansando, me podía lavar y aprendí a leer”, dice Jonás. Más tarde, Jonás pasó al centro de acogida ‘Mama Margarita’. Aquí se escolarizó y aprendió a vivir con otros sin necesidad de la violencia. Hoy Jonás quiere ser agrónomo.

Menores atendidos en una fábrica de ladrillos en India.

Como Jonás, hay miles de niños y niñas que viven en las calles de Benín. Millones como él lo hacen en todo el mundo. Y todavía más menores son obligados a trabajar, son abusados… Millones de niños y niñas en todo el mundo no tienen una familia que los cuide, no pueden ir al colegio, no tienen acceso a la salud ni garantizada su seguridad y protección. Y todo eso tan sólo por nacer en el lugar equivocado. Más de 200.000 bebés vienen al mundo cada día y depende del lugar donde lo hagan, su vida será más o menos sencilla. Algunos ni siquiera podrán disfrutar de su infancia.

La situación de los menores desde que comenzó la pandemia ha ido a peor, según alertan los organismos internacionales. Más pobreza, un 15% más en la infancia; más hambre, 140 millones de niños y niñas viven en hogares bajo el umbral de la pobreza; menos niños y niñas en la escuela, 258 millones no acuden al colegio; más trabajo infantil, más de 164 millones de menores trabajan; más matrimonios infantiles, se esperan más de 10 millones de estos matrimonios antes de que finalice la década; y menos salud y protección.

Es la educación

Uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos en la realidad pospandemia es conseguir que los menores que han perdido el contacto con las escuelas vuelvan a las aulas. La educación de los niños y niñas es una de las claves para revertir los malos índices que nos ha dejado el coronavirus. Las clases, los maestros, las pizarras… son piezas fundamentales para que la vida de los niños y niñas sea mejor y más plena, para

Los misioneros salesianos en Benín atienden a más de mil niños y niñas de la calle en Cotonou.

que sean protagonistas de su existencia y de su futuro. Los menores que pueden ir al colegio ven cómo mejora su alimentación, su higiene y, por supuesto, adquieren conocimientos que les van a dar la oportunidad de encontrar un mejor trabajo y de tener una vida digna. Además, serán padres y madres más responsables, querrán que sus hijos e hijas también estudien. Estos niños que han ido al colegio conocen mejor sus derechos, no dejarán que abusen de ellos y querrán participar en la toma de decisiones de sus comunidades. Se entra en un círculo virtuoso que rompe con la pobreza y hace avanzar a las sociedades.

En Misiones Salesianas creemos que la educación es un factor clave en el desarrollo de los niños, niñas, jóvenes y comunidades. De ahí que la educación de calidad sea una de nuestras señas de identidad. Tenemos que recuperar el tiempo perdido. No sólo se trata del bienestar de los niños y niñas, también de darles oportunidades para convertirse en los actores principales de sus vidas.

#InocenciaEntreRejas. Experiencia Magone

“Mi tío vendía drogas y yo le ayudaba. Así conseguía mucho dinero, pero la policía me arrestó”, cuenta Mark, un joven de Filipinas. “Me pidieron dinero para que no me llevaran al centro de menores, pero no lo conseguí. Lo pasé fatal en los primeros centros a los que fui: peleas, poca comida, malos tratos. Hasta que llegué al Centro Magone. Aquí me han devuelto la esperanza y me han dado una oportunidad”, añade el joven.

En Filipinas, entre 10.000 y 13.000 menores cometen alguna infracción cada año. Algunos de ellos toman parte o son protagonistas de acciones graves, como violaciones, robos con violencia, tráfico de drogas o asesinatos. Para ellos, los misioneros salesianos de Filipinas abrieron el Centro Magone en Cebú. Una experiencia piloto cuyo objetivo es la integración de los jóvenes a través de la formación y la capacitación para un empleo. “Es la manera de mostrarles que hay otros caminos alejados de la violencia y que hay una segunda oportunidad para todos”, explican los misioneros.

Ana Muñoz

Más información en:

misionessalesianas.org

Pedagogía de la ternura

Estamos llamados a hacer realidad la revolución de la ternura.

Toda relación educativa debe tener un carácter amoroso. Por eso, la pedagogía de la ternura destaca el elemento amoroso y pone su acento en lo relacional.

Cuando esta educación la dirigimos a los sujetos que en la sociedad viven en la marginación, o son clasificados como delincuentes, antisociales… nos preguntamos: ¿es posible aplicar esta pedagogía con ellos?

Ante estas personas, descubrimos la necesidad de que nuestra pedagogía sea revolucionaria y, al mismo tiempo, amorosa.

Paulo Freire, en su obra sobre Pedagogía del Oprimido, dice: “El amor es a la vez la fundación del diálogo y es dialógico en sí mismo. Es así la tarea de sujetos responsables y no puede existir en una relación de dominación. Estoy más y más convencido de que los verdaderos revolucionarios deben percibir la verdadera revolución, dada su naturaleza creativa y liberadora, como un acto amoroso…”.

El amor al muchacho es el punto de partida y el corazón de todos nuestros procesos. Este amor convierte la interrelación, entre educador y educando, en una relación preñada de sentimiento y afectuosidad, en una praxis de la pedagogía de la ternura.

Amemos a aquellos emigrantes y “distintos” que viven entre nosotros… y se irá desarrollando una mentalidad revolucionaría que nos impulsará a cambiar las estructuras de injusticia que hay en nuestra sociedad.

Juan Linares, sdb sdb

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