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ESO QUE NOS ACERCA A DIOS Y A MARÍA

Por Karina Velarde, periodista

El programa Llave de fe y el disco “María de la Esperanza” evangelizan en los patios digitales y fortalecen la fe a través de la música.

Don Bosco estaba convencido de que la música impactaba de forma saludable en el corazón e imaginación de los muchachos, pues tenía el poder de ennoblecerlos y hacerlos mejores. “En medio de aquel alboroto, lográbamos que se escuchara nuestra banda, compuesta de un tambor, una trompeta y una guitarra. Aunque desafinaban, todo servía para acompañar las voces de los jóvenes y bastaba para producir una asombrosa armonía”, escribió en las memorias del Oratorio.

En respuesta al contexto pandémico, convencidos de la necesidad de fortalecer el acompañamiento a las comunidades, nuestra congregación impulsó dos proyectos para continuar evangelizando a través de la música y en el mundo digital. El programa online Llave de fe y el disco mariano “María de la Esperanza”.

Llave de fe nació en julio de 2020 como un programa de miniconciertos para promover el talento musical y testimonio de vida de diferentes exponentes católicos de Chile y el mundo. Su primera temporada contó con 13 episodios transmitidos por Facebook y YouTube y mostró la vida y trabajo de artistas como Fernando Leiva, Pablo Cifuentes, Fer Toledo y sor Susana Díaz (fma), entre otros.

A raíz del éxito del programa, Radio María Chile, emisora católica con más de 20 años de presencia en el país, comenzó a retransmitir los capítulos por sus ondas radiales para conquistar nuevos seguidores y llegar a un público nuevo. “Esta alianza es importante para nosotros como Centro Multimedial de los Salesianos en Chile, ya que nos permite amplificar el trabajo realizado en torno a la música católica”, comentó Felipe Valdés, director del centro multimedial encargado de la producción audiovisual.

El 8 julio de 2021, el espacio lanzó simultáneamente su segunda temporada a través de la fanpage de Salesianos Chile y Radio María (89.3 FM) con una renovada parrilla de cantantes, como: Fran Correa, Debeny Espina, Tere Larraín, entre otros. “Nuestro objetivo es que quienes escuchen y vean el programa se acerquen más a Dios a través de las canciones y testimonio de los artistas católicos. Queremos ser una vitrina para músicos emergentes chilenos e internacionales que están aportando a nuestra Iglesia”, aseguró Alejandro “Jano” Manríquez, conductor del programa.

Madre, a ti te cantamos

En mayo pasado, mes de María Auxiliadora, el Centro Multimedial Caetera Tolle lanzó el disco mariano titulado “María de la Esperanza”. “Con el lanzamiento de este disco queremos dar inicio a una temporada de proyectos audiovisuales que promuevan la misión salesiana”, comentó Felipe Valdés, director del estudio. El proyecto musical está disponible en Spotify (lo encuentras digitando “María de la Esperanza”), cuenta con seis canciones inéditas en colaboración con diferentes exponentes musicales de la Familia Salesiana de nuestro país. Con el correr de los días ha alcanzado un número significativo de reproducciones. “Queremos seguir propagando la devoción a María Auxiliadora entre la Familia Salesiana y demás fieles en nuevas plataformas”, aseguró Pablo Chacón, ingeniero en sonido del estudio.

Por Alejandro Manríquez, periodista

PADRE JOSÉ LINO YÁÑEZ: “PRÁCTICAMENTE NACÍ SALESIANO”

Conversamos con el P. José “Pepelino” Yáñez, primer director del Boletín Salesiano, profesor de teología, formador y acompañante espiritual que dentro de poco cumplirá 70 años de vida religiosa.

“Por la gracia de Dios, yo Pepelino, soy comunión, vida, proyección…”. Apenas comienza la conversación y el padre José Lino Yáñez Caiga responde con un esquema. Advertimos, de entrada, que estamos ante un hombre que ha ocupado varios de sus 86 años en conocerse. Y sigue: “Cuando me preguntan ‘¿cómo estás?’, respondo: estoy contento, agradecido, lastimado –por todo lo que ha pasado en la Iglesia–, pero esperanzado”. Bastante menos esquemática ha sido su vida, donde los planes de Dios han torcido varias veces los proyectos humanos. Como cuando –recién ordenado– fue enviado a Roma a estudiar Literatura para relevar al célebre académico salesiano Alejo Roa Bleck, sin embargo, regresó como profesor de Teología y Liturgia, empapado con las frescas aguas del Concilio Vaticano II. “En Roma fui alumno del padre Aníbal Bugnini, secretario litúrgico del Concilio. Luego hice un curso de Liturgia Pastoral en la Abadía San Andrés de Brujas (Bélgica), donde llegaban los mejores exponentes de ese tiempo”. Al regresar a Chile, en 1963, asumió como profesor del Teologado y pronto lo llamaron al Departamento de Liturgia de la Arquidiócesis de Santiago. En esos ambientes, y luego en sus clases en la Universidad Católica (entre 1967 y 1995), fue protagonista de la reforma litúrgica encabezada en Chile por Raúl Silva Henríquez. “Él fue, ante todo, un salesiano, un hombre religioso, un emprendedor. Tuve el gusto de conocerlo cuando empezaba mi vida salesiana. Luego le serví de secretario en Roma. Y años más tarde, lo recibía en sus retiros en Lo Cañas”.

–¿Cómo fue la experiencia de compartir con Egidio Viganó?

“Egidio fue mi compañero de estudios, mi profesor, mi confesor… Hay una anécdota. En 1967 nos llegó un inspector que no quería meterse con el Concilio. Imagínate, ¡nosotros estábamos llenos del Concilio! Entonces, redactamos una carta y le pedimos al visitador, el padre (Rosalío José) Castillo, que nombraran inspector a Egidio Viganó. ¿Por qué no lo ponían? Porque decían que Egidio se había formado ‘en la calle’ y no en La Crocetta (el Teologado Salesiano de Turín). Y era verdad. Él se había formado en Chile, estudió Teología en la Universidad Católica”.

Finalmente, en febrero de 1968 Egidio Viganó llegó a Chile como nuevo inspector. Y en 1977 se convirtió en Rector Mayor. “Yo siempre digo: Don Bosco hizo la congregación y Egidio la refundó”.

En el sueño de Don Bosco

La conversación con Pepelino se da en su oficina del Colegio Salesiano de Valparaíso, misma escuela que lo recibió como tirocinante en 1954 y que 22 años más tarde lo acogería como director. En la puerta, un pequeño cartel reza: ‘P. José Lino Yáñez. Pepelino para los amigos’. “Fue mi mamá la que me recomendó que ocupara siempre los dos nombres”, confiesa, mientras se calza un gorro con su apodo.

Nacido y crecido salesiano

Aunque como salesiano nunca ha vivido en Linares (“mi tierra”), Pepelino “heredó” el carisma en esa ciudad.“Yo, prácticamente, nací salesiano. Mi papá (Erasmo) estudió en el colegio salesiano y mi mamá (Estela) vivía al lado de la Parroquia María Auxiliadora”. El llamado al sacerdocio lo recibió al conocer a un grupo de aspirantes salesianos que vacacionaban en Linares. En 1949 entró al noviciado. Aún no cumplía 15 años. “Mi mamá insistió para que me ordenara en Linares. Supe después que tenía a todas las viejitas de su grupo de oración rezando por mí”. Finalmente, el 29 de octubre de 1960 fue ordenado sacerdote en la antigua parroquia María Auxiliadora de Linares. Los rezos de mamá Estela habían funcionado.

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