Novena de Navidad 2022

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NOVENA DE NAVIDAD 2022

Lc 1, 14-15.

“Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios”.

PRESENTACIÓN

La fiesta de la Navidad del Señor es el nacimiento de la vida y de la esperanza, es la presencia salvadora de Dios que visita y consuela su pueblo, es el amor de Dios en la fragilidad de un Niño que, desde su pequeñez, trae a cuantos le acogen, la luz de la esperanza y la fuerza de la salvación.

En esta Navidad 2022, Jesús quiere encontrarse con nosotros para disipar las tinieblas del miedo, de la soledad y la incertidumbre. Él nos acompaña para superar los desafíos sociales y culturales que afrontamos los cristianos. Y cómo dice el profeta: “Un pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz” (Is 9,2).

Para este año, el Boletín Salesiano de Colombia, les comparte a toda la Familia Salesiana, la Novena de Navidad con reflexiones basadas en la Palabra de Dios, las cuales han sido elaboradas por las inspectoras e inspectores de las provincias Salesianas de Colombia, y los sacerdotes salesianos: Rafael Lasso, Jhon Fredy Hernández y Rafael Bejarano, a quiénes agradecemos su disponibilidad, aporte y acogida a esta propuesta.

El Consejo editorial del Boletín Salesiano de Colombia, espera que la Novena de Navidad sea acogida con alegría, paz y esperanza en el seno de nuestras Comunidades Educativo Pastorales al culminar el itinerario formativo 2020 – 2022, propuesto por la Pastoral Juvenil Salesiana de ser portadores de la Luz de Jesús, discípulos para siempre.

¡Feliz Navidad!

Consejo editorial del Boletín Salesiano de Colombia.

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METODOLOGÍA PARA ORAR

LA NOVENA DE NAVIDAD

Se sugiere que para cada día de la novena se sigan los siguientes pasos:

1. Villancico.

2. Ambientación (disponer previamente lugar donde se va a realizar la novena y favorecer un clima comunitario y de confianza y preparar con anticipación un signo que ayude a la reflexión de cada día).

3. Oración para todos los días.

4. Lectura de la Palabra de Dios.

5. Consideración.

6. Gozos.

7. Oraciones a la Virgen María, a San José y al Niño Jesús.

8. Compromiso.

9. Villancicos.

ORACIONES DE LA NOVENA DE NAVIDAD

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

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Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo (tres veces).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas de mi alma y de la de todos los que en este tiempo hagan esta novena, para el nacimiento de tu adorable Hijo. ¡Oh dulcísima madre! comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le agradaste tu para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

Oración del Dios te Salve María (tres veces).

ORACIÓN A SAN JOSÉ

¡Oh Santísimo José! Esposo de María y padre putativo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego por el amor que le tuviste al divino niño, me abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria al Padre.

ORACIÓN AL NIÑO JESÚS

Acuérdate ¡Oh dulcísimo Niño Jesús! que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia, y nada te será negado". Llenos de confianza en Ti ¡Oh Jesús, que eres la misma verdad! venimos a exponerte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos, por los

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méritos infinitos de tu Encarnación y de tu infancia, la gracia, de la cual necesitamos tanto. (breve silencio).

Nos entregamos a ti ¡Oh Niño omnipotente! seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo (tres veces).

GOZOS

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano, que a infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh Niño divino, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!

¡Oh, Adonaí potente que a Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los mandatos!, Ah, ven prontamente para rescatarnos, y que un niño débil muestre fuerte brazo.

¡Oh raíz sagrada de Jesé que en lo alto presentas al orbe tu fragante nardo! ¡Dulcísimo Niño que has sido llamado lirio de los valles, bella flor del campo!

¡Llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas del regio palacio! ¡Sácanos, oh Niño, con tu blanca mano, de la cárcel triste que labró el pecado!

¡Oh lumbre de oriente, ¡Sol de eternos rayos, que, entre las tinieblas, tu esplendor veamos! Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Espejo sin mancha, Santo de los santos, sin igual imagen del Dios soberano. Borra nuestras culpas, salva al desterrado y en forma de niño da al mísero, amparo. Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. ¡Niño que apacientas, con suave cayado, ya la oveja arisca, ya el cordero manso!

¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto, bienhechor rocío como riego santo! ¡Ven, ¡hermoso Niño, ven, Dios humanado! ¡luce, hermosa

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estrella! ¡brota, flor del campo! Ven, que ya María, previene sus brazos, do su Niño vean en tiempo cercano.

Ven, que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano! ¡Véante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya tus plantas! Bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos, y aún más que mis frases, te dice mi llanto. ¡Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos; ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

DÍA PRIMERO

16 de diciembre

“Porque nacerá un Hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz”. Isaías 9, 5.

CONSIDERACIÓN

El texto del profeta Isaías que ilumina la oración motiva nuestra esperanza y alegría, nos presenta el Hijo esperado de Dios, la promesa para el pueblo de Israel. La navidad es el tiempo apropiado para reconocer y celebrar la realización de esta promesa a través de la contemplación del Hijo de Dios, el Niño Jesús, pobre, sencillo, obediente al plan de su Amado Padre Dios.

El profeta nos presenta al “Hijo” el regalo maravilloso de Dios a la humanidad, por eso cantamos villancicos, nos reunimos a orar en torno al pesebre, hay unión, buenos deseos y felicitaciones. El Hijo nos habla del Padre y en esta relación de amor estamos también nosotros, sus hijos, porque la navidad nos recuerda que en Jesús todos somos hijos de Dios; El mismo nos enseñó a llamarlo Padre Nuestro. Aquí tiene sentido y origen la fraternidad.

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El Papa Francisco nos ha escrito una hermosa carta sobre la fraternidad y la amistad social. Sus palabras se encuentran con las palabras del profeta Isaías, para enseñarnos el significado de la Navidad: Jesús, el Hijo de Dios se hizo hombre como nosotros y no ha hecho ricos con su pobreza. Él es el gran motivo de nuestra fe, En Él tiene sentido lo que somos y creemos, lo que existe desde siempre, la realidad más hermosa que nos hace hermanos.

La Palabra del profeta Isaías, expresa una serie de títulos que se daban a los reyes: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz; hoy los decimos a Jesús porque es el único capaz de revelar al padre y de explicar el misterio del Reino de Dios, enseñaba con autoridad negándose a satisfacer las curiosidades, no daba una enseñanza teórica, sino que la presentaba como una buena nueva y un llamado a la conversión. Dios se acerca a nosotros y estamos dispuestos a acogerlo, El viene a iluminar y alegrar nuestra realidad y nuestra historia.

Jesús, el príncipe de la Paz, viene a nosotros para enseñarnos a vivir en paz, esto implica construir en común, dar paso y fundamento a los consensos y a la búsqueda de la verdad. Este príncipe de la Paz nos anuncia la cultura del encuentro y nos pide comprometernos en acoger las nuestras diferencias como una riqueza.

El Papa Francisco nos recuerda que «La vida es el arte del encuentro, aunque haya tanto desencuentro por la vida» FT 215 Así mismo podemos acoger el don de la paz de la Navidad con otras invitaciones que recibimos del Santo Padre como es el gusto “de reconocer al otro que implica el hábito de reconocer al otro el derecho de ser él mismo y de ser diferente. A partir de ese reconocimiento hecho cultura se vuelve posible la gestación de un pacto social”. FT 218 y recuperar la amabilidad “que es una liberación de la crueldad que a veces penetra las relaciones humanas, de la ansiedad que no nos deja pensar en los demás, de la urgencia distraída que ignora que los otros también tienen derecho a ser felices.”.

Amado Niño Jesús: La vida eterna consiste en conocerte a ti único Dios verdadero y a tu Padre Amado. Preparamos tu nacimiento

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convencidos que tú nos traes motivos para crecer como hermanos, para fortalecer en el mundo la amistad social que nos compromete en la fraternidad, tu nacimiento nos ayude a tender puentes de hermandad. Ven a nuestra vida, consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la Paz.

Sor

Provincial CBN. DÍA SEGUNDO 17 de diciembre

“Pero de ti, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se remontan hasta la antigüedad; hasta tiempos inmemoriales.”

Miqueas 5, 1.

CONSIDERACIÓN

Belén es el lugar de la pequeñez y también del olvido, de linaje noble pero venida a menos. Así es el lugar donde nace el Salvador. La profecía anuncia un hecho portentoso porque la misericordia de Dios se deja sentir precisamente sobre los que son más olvidados y desposeídos. Las tribus de Israel tenían su fundamento precisamente en la “Justicia y el Derecho”, esta era la base para que el pueblo de Israel sintiera los lazos de la fraternidad, la cual se volvía responsabilidad efectiva entre unos y otros.

Como Iglesia y como sociedades que se entienden desde la defensa de los derechos humanos, tenemos la posibilidad de actualizar las palabras de Miqueas cuando se refirió al que gobernará Israel. Somos nosotros, la Iglesia y la Familia Salesiana, quienes debemos poner la materia prima para construir un mundo donde todos quepan. Sentir al otro, pensar en el otro, establecer relaciones sanas, incluyentes, que nos lleven a dinamizar las sociedades en las que vivimos como espacios de calor humano, eso es la amistad social.

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Una de las respuestas que ofrecemos ante esta realidad, desde el carisma de Don Bosco, es la de las Obras sociales que atienden a las necesidades de los jóvenes en sus muy distintas formas de sufrimiento. Esto abre un necesario diálogo entre el lenguaje de los ambientes ligados a la doctrina social de la Iglesia y los discursos e instituciones con los que la sociedad civil intenta interpretar y dar respuesta a los problemas de la marginación.

La expresión “amistad social” del Papa Francisco logra reducir la brecha entre estos dos mundos, el de la fe y la laicidad, que parecían ya no tener puntos de encuentro. La Misión Salesiana en cualquiera de sus manifestaciones institucionales o programas de atención a poblaciones en situación de vulneración de derechos genera itinerarios que parten del respeto por cada persona en particular, acompañándola a que descubra su lugar en el mundo en la confrontación con los valores evangélicos.

Así pues, pensar en una de las respuestas salesianas que hacen de la Profecía acerca del que nacerá en Belén para gobernar a Israel, es pensar nuestras instituciones y la magnanimidad con la cual debemos orientarlas. Indudablemente nuestras acciones por el desarrollo humano integral están mediadas por la oferta de servicios sociales, y éstos responden a un sin número de situaciones ligadas a normas y contextos regionales y nacionales, entre ellos se cuentan la capacidad de acogida de jóvenes en las propias instalaciones, la calidad en la propuesta educativa y administrativa de las presencias, entre otras.

En esta Navidad busquemos las formas y los métodos oportunos para que estos quehaceres no ahoguen nuestra caridad. Es claro que, en el corazón de toda propuesta Salesiana, como ya se ha dicho, se debe considerar primero las necesidades de las personas, por lo tanto, atender al desarrollo institucional de las Obras sociales implica la instalación de capacidades tanto para la creación de espacios como la elaboración de itinerarios de acompañamiento en donde las personas se encuentren y sean tratadas desde el reconocimiento de su dignidad.

Pbro. Rafael Bejarano Rivera, SDB. Sector para la Pastoral Juvenil Salesiana, Obras sociales.

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DÍA TERCERO

18 de diciembre

“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos, me refiero a la Palabra que es vid. Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido”. 1 Juan, 1 – 4.

CONSIDERACIÓN

En este tercer día de la Novena de Navidad, estamos invitados a anunciar con alegría y esperanza el acontecer de Dios Niño en nuestra vida, a Dios presente en cada uno de nuestros hermanos y hermanas, a contemplar y admirar a Dios encarnado en el hoy de nuestra historia.

Al contemplar la luz que irradia la presencia cercana de Dios Amor, nos preguntamos: ¿qué hemos oído?, ¿qué hemos visto durante este año? ¿Qué rostros están presentes en nuestra memoria?; seguramente pasan al frente de nuestros ojos muchas imágenes y palabras que nos llenan de gozo, pero también de nostalgia, de gozo porque pudimos vivir en comunión y hacer que cada persona se sintiera feliz, porque respetamos su vida y le permitimos sentirse en libertad; de nostalgia porque posiblemente encontramos en nuestro corazón signos de no perdón, de no aceptación, de falta de diálogo y comprensión; en este tiempo de adviento acogemos la invitación de Jesús Niño a reconocer lo que hemos visto y oído con actitud de agradecimiento y esperanza.

Acoger en nuestra vida a Jesús Niño, es disponernos a vivir la comunión, la comunión que nos deja el compartir la Palabra de cada día, la comunión que se teje en el trabajo sinodal con todas las personas, la comunión que busca la paz y la verdad, la comunión que te lleva al cuidado de la vida y de la tierra. Con entusiasmo acogemos la gran noticia del Verbo encarnado y sentimos la necesidad de estar en

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comunión con el Padre, con el Hijo, con el Espíritu Santo y con todos los seres de la creación, para que como subraya San Juan en su carta nuestro gozo sea completo y podamos ser con María presencia que genera vida.

Sor Edith Franco, FMA Provincial CBC.

DÍA CUARTO

19 de diciembre

“Habiendo pensado él estas cosas, un ángel del Señor se le apareció en un sueño diciendo: José hijo de David, no temas reconocer a María por esposa, pues lo que en ella fue engendrado es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, pues Él salvará a su pueblo de sus pecados”. Mateo 1, 20.

CONSIDERACIÓN

En el texto de Mt. 1,20 encontramos reflejada una realidad humana de “desconfianza”, que genera sufrimiento en un hombre justo. Se trata de José frente a la realidad del embarazo de su prometida. Frente al sufrimiento por la realidad presentada y no confrontada directamente mediante el diálogo sincero entre los jóvenes comprometidos interviene Dios mismo con una lección que supera cualquier proyecto fundado solo en lo que se puede ver. Dios invita a José a “confiar”, a no tener miedo, a no dejarse paralizar ante lo que humanamente no comprende, esto es abrirse a la realidad de Dios que puede intervenir a su manera frente a la historia de quienes confían, de quienes creen.

en lo que se puede ver. Dios invita a José a “confiar”, a no tener miedo, a no dejarse paralizar ante lo que humanamente no comprende, esto es

Es esta la realidad que debe iluminar nuestro contexto nacional; sin el prejuicio que genera temores, angustias y miedos, podemos leer nuestra historia como ciudadanos creyentes, capaces de aportar desde nuestra fe con un compromiso creador e inspirado en Dios. No olvidemos que nuestra vocación y carisma salesiano inspirado en el Sistema 10

Preventivo nos invita a confiar, a salir al encuentro para construir juntos. Como creyentes, sin miedo, sin temores y decididos a construir debemos ponernos en camino hacia el encuentro confiado y fecundo y no salir “huyendo” de las realidades que nos circundan y que ciertamente producen temor.

Leyendo al Papa Francisco en su Encíclica Fratelli Tutti, encontramos algunos elementos iluminadores al respecto: “una cosa es sentirse obligados a vivir juntos, y otra muy diferente es apreciar la riqueza y la belleza de las semillas de la vida en común que hay que buscar y cultivar juntos” (FT 31). Es verdad, para construir proyectos juntos debemos creer mutuamente en las posibilidades que enriquecen la relación. No podemos entendernos en las relaciones interpersonales “obligados” a nada, simplemente invitados a confiar en los demás y a permitir la expresión libre de los seres humanos que con sus diferencias nos enriquecen.

María de Nazareth se abrió a la propuesta de Dios y con su fecundidad hizo posible no solo la encarnación del Salvador, sino que hizo posible la fecundidad de la humanidad redimida. Una hermosa realidad que como creyentes debemos poner en práctica; abrirnos desde las relaciones, el diálogo, la colaboración a los proyectos que generan vida y hacen fecunda nuestra propia vida y la de los demás.

Jesús nos invita a dar pasos hacia el encuentro que genera vida, nos invita a volvernos nosotros cercanos, prójimos, sin esperar a que sean los otros que vengan a nuestro encuentro. Tenemos que poner en práctica aquello de ser miembros de una Iglesia en salida. El diálogo sincero y abierto hace posible la salida.

Solamente amando haremos posible la salvación. “Le pondrás por nombre Jesús, pues Él salvará a su pueblo de sus pecados”; nuestras acciones venciendo el miedo del encuentro, del diálogo respetuoso, llenas de amor, son signos visibles del amor de Jesús. También con estas acciones hacemos posible la navidad como acontecimiento diario, como renovación de un milagro que podemos hacer repetidamente para asociarnos al Salvador.

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Así es, “el amor al otro por ser, es quien nos mueve a buscar lo mejor para su vida. Sólo en el cultivo de esta forma de relacionarnos haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos” (FT 94). Esta es la verdadera celebración de la Navidad.

John Jairo Gómez Rúa, SDB. Inspector COB. DÍA QUINTO 20 de diciembre

“Proclama mi alma, la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava y desde ahora todas las generaciones me felicitarán. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: “Santo es su nombre”.

Lucas 1, 46 - 49.

CONSIDERACIÓN

En este quinto día de consideración, proclamamos a María Madre de Jesús y Madre de Dios como Madre nuestra. Estos no son puramente títulos que fundamentan nuestras devociones sino verdades claras que a lo largo de la historia han ido fundamentando nuestra fe.

María desde su sencillez irrumpe con su sí en la historia y por esto, es prototipo de muchas mujeres que desde abajo y desde dentro dan su sí a la vida, a la justicia, desde la lucha pocas veces reconocida. María acoge la invitación de Dios, es preparada por él mismo para acunar a su Hijo. María es fuente de esperanza para todos, sobre todo para tantas mujeres en las que hoy nadie confía.

María acoge la vida que Dios le regala. Su mejor regalo (Jesús). María es icono de la vida, de la lucha por la vida en todas las circunstancias. (Galilea, Belén, Nazaret). María es la primera discípula, la que siendo

Pbro.
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Madre de Jesús y madre de Dios anuncia sin pausas la salvación a los más pequeños. Este es el canto de liberación por excelencia: El magníficat. María abre el horizonte de los que nada tienen y nada temen.

Hoy día, María, hija de un pueblo excluyente se siente llamada a disponerse para los demás. María engendra a Dios en el mundo. Nosotros tenemos la tarea de llevar también la luz del Padre a cada rincón, sin fronteras y fidelidad como respuesta discipular a las tareas que Dios nos pide.

Como María atenta a la Palabra y la escucha de Dios, hagamos nuestra esta oración, inspirada desde el corazón pastoral del Papa Francisco.

MARÍA, MUJER QUE ESCUCHA

Haz que se abran nuestros oídos; que sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús entre los miles de palabras de este mundo; haz que sepamos escuchar la realidad en la que vivimos, a cada persona que encontramos, especialmente a quien es pobre, necesitado y tiene dificultades.

MARÍA, MUJER DE LA DECISIÓN

Ilumina nuestra mente y nuestro corazón, para que sepamos obedecer a la Palabra de tu Hijo Jesús sin vacilaciones; dando la valentía de la decisión, de no dejarnos arrastrar, para que otros orienten nuestra vida.

MARÍA, MUJER DE LA ACCIÓN

haz que nuestras manos y nuestros pies se muevan “deprisa” hacia los demás, para llevar la caridad y el amor de tu Hijo Jesús,

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para llevar, como tú, la luz del Evangelio al mundo. Amén.

Pbro. Jhon Fredy Hernández, SDB Delegado para la Pastoral Juvenil y las Comunicaciones, COB. DÍA

SEXTO 21 de diciembre

“Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». “Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño”. Lc 2, 25-32.

CONSIDERACIÓN

En los primeros versículos de este texto bíblico, se encuentra por tres veces, casi seguidas, a la persona del Espíritu Santo. ¿Cómo interpretar la presencia del Espíritu Santo en plena Novena de Navidad? Sólo una persona “justa y piadosa”, como califica el texto a Simeón, puede actuar movida por el Espíritu Santo y, por lo tanto, percibir la cercanía de Jesús, de José y de María quienes con sentido de responsabilidad y humildad presentaron a Jesús en el templo.

Es necesario tener el Espíritu de Dios en el corazón, para poder “tomar a Jesús en los brazos” como lo hizo Simeón. Una vez que guiados por

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el Espíritu, percibamos la presencia de Jesús Niño en nuestras familias, pueblos, ciudades y en el mundo entero, sobre todo el Niño necesitado de cuidados y atenciones dada su frágil condición, podremos unir nuestra humildad a la humildad de José y de María, para poder tomar en nuestros brazos la realidad de dolor y sufrimiento de tantos “Jesús Niño” que esperan nuestra fraternidad verdadera, nuestro compartir lo que somos y tenemos, y nuestro compromiso de construir la paz. Simeón dice: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz porque mis ojos han visto a tu Salvador…”.

La paz que tanto buscamos en nuestro mundo, en nuestras familias y en cada uno de nosotros sólo se obtiene viendo a Jesús… viendo la presencia de Jesús en la lucha diaria de los padres y madres de familia por ganarse el pan para sus hijos. En el esfuerzo de todos los trabajadores y trabajadoras de nuestro país…en el empeño de nuestras niñas, niños y jóvenes por cumplir sus deberes de estudio… y en los que a su corta edad deben trabajar con un esfuerzo superior a sus escasas energías físicas.

Después de ver a Jesús en la realidad de nuestro país, no podemos quedarnos en la pasividad de una Navidad más en la historia de la vida de cada uno, en una celebración que tiene más de recreación y descanso que de contemplación profunda del Misterio. Ver a Jesús es a la vez, hacerlo ver a los demás a través de nuestro compromiso solidario, generoso, con la originalidad que da el amor verdadero, donde nos “duela el dolor de los más pobres” porque como Simeón, hemos llevado en nuestros brazos a ese Jesús que sufre hoy.

¿Qué proceso se evidencia en este acontecimiento?

• Persona abierta al Espíritu Santo.

• Percibe la presencia de la Sagrada Familia.

• Toma en sus propios brazos a Jesús.

• Experimenta la paz verdadera que nadie le quitará porque ha visto al Señor.

• Sabe ver a Jesús en la realidad personal, familiar y social.

Gracias a Ti, María, Virgen de la Navidad. Gracias porque aún existen en el mundo y en la Iglesia, personas que como Simeón buscan con

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rectitud la verdad, y viven con el corazón lleno de gozo porque día a día encuentran a Jesús que está a su lado. Confiamos a tu corazón de Madre, a nuestra Patria y al mundo entero. Amén.

Sor María Victoria Montoya Restrepo, FMA Provincial CMA.

DÍA SÉPTIMO 22 de diciembre

“Una voz grita: en el desierto preparen un camino al Señor; tracen en la llanura un sendero para nuestro Dios”. Isaías 40, 3.

CONSIDERACIÓN

Una voz grita, todos gritamos y todos llevamos un grito por dentro. Hay momentos de la vida donde gritamos porque nuestro corazón es atravesado por el dolor, o gritamos porque nos desborda la alegría y la emoción. A veces gritamos porque tenemos miedo, otras por rabia y también porque nos hemos asombrado; gritamos para llamar la atención o para asustar a alguien; gritamos poseídos por la ira o para advertir el peligro. El grito es una de nuestras formas de comunicar lo que sucede en nuestro interior, es una manera de decirle a los demás cómo nos sentimos y qué tipo de procesión llevamos por dentro.

La vida es como un camino, y entonces vivir es caminar. A veces el camino se nos presenta exageradamente duro y escabroso, lleno de barrancos, subidas interminables y abismos que generan vértigo; en el recorrido experimentamos el dolor de la ausencia de los seres que queremos, la rabia de la injusticia, la tragedia de la muerte, sentimos la tentación de no seguir adelante y ponernos a gritar amargamente nuestras penas tirados en el suelo, porque nos duelen los pies y nos duele el alma. Pero cuando somos capaces de reconocer que Dios es nuestro compañero de travesía, entonces descubrimos que por encima de lo que nos hace sufrir, brilla la esperanza como fuerza que nos

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anima a seguir caminando, con un entusiasmo tal que el camino parece más liviano, el paso se agiliza y las fuerzas no se agotan.

Celebrar la Navidad, más allá de la mirada superficial del consumo que todo lo vende y lo compra, es la oportunidad de contemplar la cercanía de Dios con y entre nosotros, descubrir con la mirada del corazón al Dios que recorre solidario nuestros caminos de cada día en la calle, la casa, el trabajo, el colegio, el pueblo; el Dios que grita nuestro dolor y que siente nuestro cansancio.

En esta novena prepararemos el camino, es decir, alistemos el corazón, dispongamos nuestra vida como calle abierta para que Dios pueda andar libremente y a su paso acontezca la salvación que cura y sana tantas heridas que con o sin querer nos vamos haciendo unos a otros; preparemos el camino derribando el barranco del rencor con el perdón que libera, llenando el cráter de la indiferencia con una mirada atenta y solidaria hacia el otro.

Gritemos llenos de esperanza y alegría: “Ven Jesús, ven no tardes” porque ya está preparado nuestro corazón, porque si Tú caminas con nosotros en nuestro camino siempre será Navidad, y nuestros gritos de dolor se transformarán en potentes cantos de alegría y esperanza para todos.

Pbro. Rafael Andrés Lasso C, SDB Ecónomo Provincial, COB.

DÍA OCTAVO 23 de diciembre

“Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo, para que todo el que cree en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.”

Juan 3, 16 – 17.

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CONSIDERACIÓN

Celebrar la Navidad es reconocer el gran amor que Dios nos tiene. Él permanentemente se nos revela su presencia amorosa y cercana. Su amor nos llega a través de todo lo creado, de la vida que mañana tras mañana nos concede, de las personas que nos rodean… porque cómo no lo recordaría el Papa Benedicto XVI: "No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. El cristianismo no es una moral, es un encuentro con una Persona: Jesucristo" (Deus Caritas Est).

Es así como está reflexión será iluminada por la parábola del samaritano, (Lc,10, 25 - 38) la cual el Papa Francisco, toma como hilo conductor de la encíclica Fratelli Tutti. Esta parábola Jesús la cuenta para responder una pregunta, no tan clara de un maestro de la ley, ¿cuál es el mandamiento más importante? y al Jesús devolverle la pregunta, él responde con lo que dice la ley: "amarás al señor tu Dios con todo tu corazón con toda tu mente con toda tu alma y al prójimo como a ti mismo." Sin embargo, el maestro de la ley, no queda convencido y devuelve la pregunta ¿quién es el prójimo? y en este momento Jesús cuenta la parábola, incluso el Evangelio de San Lucas, aduce que está réplica no es con buenas intenciones.

Jesús como siempre no le da la respuesta, pero si le ayuda a tomar conciencia sobre sus acciones. En este caso, el samaritano es quién se acerca a la persona malherida, por la cual, ya el sacerdote y el levita habían pasado de largo, dejándolo medio muerto. En cambio, el samaritano, es capaz de acercarse, de mirarlo, de curarlo, de brindarle su cabalgadura, de llevarlo a un lugar seguro y no contento con ello de cuidarlo y de pagar por adelantado por él.

Así como el samaritano pasa por el mismo camino, que el sacerdote y el escriba y aunque si es un extranjero, no pasa por encima, no se queda indiferente. Dios se da cuenta de que, aunque ha estado presente en toda la historia de la humanidad, el ser humano no lo conoce y por ello nos hace el regalo más grande de la venida de Jesús,

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Él es la vida verdadera, es el Dios del amor, el Dios que ama y que se acerca del ser humano, asumiendo nuestra condición.

Además, se hace responsable del mal herido, lo carga. Jesús asume en su vida como la a toda la humanidad, ofrece su vida por amor para que tengamos vida. Dios nos ha dado la vida y con ella, todos los dones, nuestra inteligencia, nuestras capacidades, los demás que nos para acompañarnos en nuestro camino y su creación como lugar más importante para que la vida crezca y se desarrolle. El samaritano lleva al hombre a un lugar seguro donde pueda recuperarse de todos sus golpes. Los seres humanos siempre necesitamos de un lugar seguro y un hogar y una familia para fortalecernos y crecer sanos y fuertes.

Dios quiso que su hijo también tuviera una familia María y José, Jesús, con ellos crece en estatura, en sabiduría y en gracia. La Navidad da la oportunidad para descubrir lo frágil que es la vida y que requiere ser custodiada y protegida con la certeza la alegría y la confianza de que nos da el sentirnos hijos de Dios.

El samaritano ni siquiera espera que le den las gracias, paga por adelantado para que terminen su obra. Su recompensa es saber que lo ha hecho bien, que ha salvado a su prójimo. Jesús nos ha hecho el regalo más grande, ha pagado el precio de nuestra salvación con su encarnación, somos llamados hijos de Dios. Por ello, que esta Navidad sea la fiesta de la vida, donde agradezcamos nuestra vida y con ella, la de todos.

De esta manera, quién ha hecho experiencia de encontrase con Dios, no puede sino mostrar con su vida que, como Jesús, tiene el compromiso de ser samaritano en el mundo, que es capaz de comprometerse con el desvalido y necesitado para poder llevar ese rostro de Dios y ser ese digno hijo de Dios, que reconoce en el otro su prójimo, porque así mismo reconoce que el amor de Dios ha sido derramado en su hijo Jesús.

Sor Sara Sierra, FMA Provincial CMM.

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DÍA NOVENO

24 de diciembre

“En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor”.

El ángel les dijo: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».

Lc 2, 8 – 12.

CONSIDERACIÓN

Una buena y alegre noticia para todos hoy: “el Evangelio de la Navidad” San Lucas es el único Evangelista que nos cuenta los detalles del nacimiento de Jesús. Su descripción es espectacular y los grandes estudiosos de la Biblia han dedicado innumerables páginas a este estremecedor relato. Es un acontecimiento que nos dice que el Señor habita con un corazón nuevo en la noche oscura del mundo. Es un evento escondido que contrasta con la fastuosidad del imperio Romano y cualquier otro imperio de nuestro hoy. Es una situación sencilla y pobre en la que brilla con toda intensidad el amor de una madre y la gloria liberadora de Dios.

Estamos en el episodio de Lucas, 2,1-20 que tiene tres partes:

1. Lc 2,1-7, Narra el nacimiento de Jesús; están en escena José, María y el niño, con sus respectivas acciones. Estando ellos allí (en Belén), le llegó la hora del parto y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque NO HABÍAN

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ENCONTRADO SITIO EN LA POSADA. (Lc 2, 6-7)

2. Lc 2,8-14: La escena cambia de lugar y se traslada al campo. Cuenta que hubo una aparición de ángeles a los pastores, en la que tiene lugar el anuncio y la interpretación de ese nacimiento. Había unos pastores en la zona que velaban por turnos los rebaños a la intemperie. Un ángel del Señor se les presentó. La gloria del Señor los cercó de resplandor y ellos se aterrorizaron. El ángel les dijo: No temáis. Mirad, os doy una buena noticia, una grande alegría para todo el pueblo. Hoy os ha nacido en la ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor. ESTO OS SERVIRÁ DE SEÑAL: ENCONTRARÉIS UN NIÑO envuelto en pañales y acostado en un pesebre. (Lc 2, 8-12).

De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».

Es la voz del cielo, el anuncio solemne de los ángeles que proclaman la identidad de Jesús. Una maravillosa proclamación y fiesta desde el cielo. Los pastores representan a la gente humilde, pobre y despreciada, incluso como símbolo de los pecadores que Jesús vino a salvar.

María y José tuvieron que sentirse muy felices ante la inesperada visita de aquellos pastores. Ellos, que habían sido rechazados en todas las casas a cuyas puertas habían llamado poco antes, eran ahora agasajados por aquel grupo de pastores, atraídos por un resplandor. Nadie reconoce a nadie, todos llevamos demasiadas caretas como para ser reconocidos. Nuestra naturaleza original suele estar demasiado oculta tras la máscara de la apariencia social.

3. Lc 2,15-20: La narrativa vuelve a Belén, al lugar donde está el recién nacido. Los dos grupos humanos se encuentran ante el Niño Jesús, lo descubren y expresan sus reacciones de asombro con expresiones externas e internas que dan testimonio de la comprensión del acontecimiento.

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Los pastores son los primeros en manifestar su alegría ante esta manifestación de Dios. Cielo y tierra se han unido en un mismo canto de alabanza, y los pastores representan a todos aquellos que, habiendo creído, ha visto la salvación. Los magos, por su parte, harán más adelante lo mismo: llegan, entregan sus regalos y parten poco después. Pero llegan bastante más tarde que los pastores: la mente llega siempre después que el corazón. Si llega antes, el corazón corre el riesgo de no llegar. Lo importante es aquí que tanto los pensamientos (los magos) como los sentimientos (los pastores) palidecen y se postran ante la vida.

Como Familia Salesiana, estamos llamados a vivir el espíritu de familia, la amabilidad, el servicio alegre a los más pobres y para ello, tenemos como ejemplo a la familia de Nazaret, tal como la describe San Lucas en este pasaje bíblico de nuestra consideración: allí nace el amor para siempre y en medio de la pobreza, descubre la gran riqueza, el mayor oro; el Hijo de Dios nacido de una mujer, la Virgen María Auxiliadora e Inmaculada como nos enseñó a llamarla nuestro padre Don Bosco. Ese Padre que tiene muchos hijos e hijas en la Familia Salesiana y siempre nos llama a ser Santos como Artémides Zatti, canonizado el 09 de octubre de 2022 en la plaza de San Pedro en Roma por el Papa Francisco.

A pesar de los discursos hoy, a lo largo de la geografía mundial, de desaliento, odio, enfermedad y angustia; el Hijo de Dios sigue naciendo en el portal de Belén, ahora en el corazón de cada uno, y muy especialmente en el corazón de los jóvenes y las jóvenes, con mayores dificultades a quienes hemos sido enviados para mostrarles el amor de Dios. Como los pastores, sigamos llegando hasta el portal de los pobres a adorar al hijo de Dios como lo pide la Iglesia sinodal de nuestro Señor Jesucristo. ¡Feliz y Santa Navidad!

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Pbro. Luis Fernando Valencia M, SDB Inspector COM.

Mt 2, 2.

“¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”.

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