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SABOR A BUENAS NOCHES
“Se va la noche… allí tu amanecer”
La soledad es una frontera, donde acaba la soledad y empieza el vértigo. Donde acaba la seguridad y empieza el vértigo, allí, justo allí, tu mano tendida, invitándome a cruzar. Donde acaba el ruido y empieza la soledad, allí, justo allí, tu palabra, protegiéndome. Donde acaba el egoísmo y empieza la justicia, allí, justo allí, tu compasión, transformando la mirada. Donde acaba la nostalgia y empieza el futuro, allí, justo allí, la esperanza. Donde acaban las heridas y empiezan las cicatrices, allí, justo allí, la ternura que nos sana. Donde acaba la memoria y empieza el olvido, allí, justo allí, lo eterno, defendiéndonos de la ingratitud. Donde acaba la risa y empieza el llanto, allí, justo allí, la caricia. Y el llanto es de alivio. Donde acaba a fiesta y empieza la rutina, allí, justo allí, la música de dentro. Donde acaba la noche y empieza el día, allí, justo allí, tu amanecer. Donde acaba la fuerza y empieza la debilidad, allí, justo allí, un trozo de pan. Donde acaba la rabia y empieza la paz, allí, justo allí, tu abrazo. Donde acaba el temor y empieza la libertad, allí, justo allí, la alegría de quien resiste. Donde acaban las etiquetas y empieza la comprensión, allí, justo allí, tu dignidad inquebrantable. Donde acaba el rechazo y empieza el encuentro, allí, justo allí, tu orgullo…
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Multitudes de personas están en la espera silenciosa, con el enorme deseo que se abran de una vez “las puertas”, ¡que el Espíritu nos irrumpa y nos vuelva más humanos! P. Adrián García sdb Para eso, que siga soplando e incendiando corazones. Abriendo puertas y derribando muros. Para que esto suceda, tu puerta y la mía, si no se abren no habrá el inmensurable milagro de reconocernos diferentes pero hermanos. Abrir el corazón poniéndonos en la piel del otro, encontrándonos más que por ideales a defender,
José María Rodríguez Olaizola SJ
sino más bien por el mismo valor de ser hijos de un mismo Padre. Suscitemos más que revolución de quien habla más fuerte, más que nada la “pascua silenciosa de la actitud”. Pasando de islas a soledades compartidas, acompañar procesos, escuchar y escuchar, mirar con la mirada puesta en Quien tanto nos ama. Jesús, Él es nuestro modelo de incondicionalidad. Mirar con ternura, dejando atrás los prejuicios que separan, acompasar los pasos confusos del que no se encuentra a sí mismo. Donde acaba el rechazo y empieza el encuentro, allí, justo allí, vence el AMOR.