Pilar Serrano Burgos
David Sierra Listรณn
“Para mi hijo Samuel. Te deseo una vida una vida llena de sueños por cumplir. Las metas por alcanzar te mantendrán siempre vivo.” P.S.B. “Para mis sobrinos Jesús, Miguel Ángel, Eloy, Lucía, Luna, Javi, Martín y Acher.” D.S.L.
El Reto Primera edición, xxxxxxx de 2019 © del texto: Pilar Serrano Burgos © de las ilustraciones: David Sierra Listón © 2019 Editorial Libre Albedrío www.editoriallibrealbedrio.com Maquetación: Roger Alemany Ventura Revisión ortotipográfica: Estilográficas Corrección ISBN: 978-84-947462-6-0 Depósito Legal: AL 935-2019 Impreso en España por Índice, SL Todos los derechos reservados. Queda prohibida cualquier forma de reproducción o publicación de esta obra sin la autorización previa y por escrito del editor.
Pilar Serrano Burgos
David Sierra Listón
Ardilla siempre estaba saltando de un lado para otro, le encantaba hacer piruetas de รกrbol en รกrbol y a sus amigos del bosque les fascinaba mirarla.
Mapache se quedaba embobado viendo lo ágil que era Ardilla. Le habría encantado poder hacer lo mismo, pero le daban miedo las alturas.
Un día lo intentó y se dio un tremendo porrazo contra el suelo. Del golpe le salió un chichón que tardó en curarse una semana entera.
Siempre haces piruetas que has ensayado una y otra vez. ¿Qué tal si somos nosotros los que te decimos qué saltos hacer?
Cada mañana Ardilla hacía un par de piruetas en la pradera. Los animales que la veían aplaudían y después continuaban su camino comentando lo habilidosa que era Ardilla. Todos lo hacían, menos Mapache.
Acepto, mañana tú me dirás qué pirueta quieres que haga.
A la mañana siguiente Mapache presentó su reto a Ardilla.
Los animales miraban la escena sabiendo que Ardilla lo conseguiría, pues era muy habilidosa. Aunque el reto tenía cierta dificultad, para ella fue pan comido.
Al día siguiente Mapache y Castor le propusieron el “más difícil todavía”. Y Ardilla lo superó sin problema alguno.
—¡Felicidades, Ardilla! Era muy complicado, pero parece que tengas alas —exclamó Castor. —Has tenido suerte, ¡solo eso! —dijo Mapache. —¡Ponme otra prueba! Y te demostraré que no es cuestión de suerte —contestó Ardilla.
El tercer día, fueron Mapache y Conejo los encargados de anunciar el nuevo reto.
Has tenido suerte, ¡solo eso!
Y nuevamente lo resolvió sin problema.
¡Ponme otra prueba! Y te demostraré que no es cuestión de suerte.
El cuarto día, Mapache y Erizo le propusieron saltar una fila de diez árboles a toda velocidad y con los ojos vendados.
Por supuesto, Ardilla lo hizo de forma impecable, pero Mapache le volvió a decir: —Has tenido suerte, ¡solo eso!