C贸rdoba, Argentina
Ilustracion de Matias Buscatus
Diciembre de 2014
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Que se vayan todos
Ilustra Mauro Ramis 2
L
a televisión, la radio, las revistas y los periódicos, advertían sobre los trágicos sucesos que invadían el territorio, otra vez la misma Argentina boluda siendo protagonista de una trama peligrosa y con un triste final. En las pantallas todavía se observaba la sangre fresca desparramada por todo ese cemento caliente de diciembre, las ideas muertas y la gente yéndose a la mierda. El perfecto y espectacular Reality Show de siempre. Las confabulaciones de un grupo de merqueros nos había hundido hasta el fondo más fangoso y putrefacto que supimos ver. El congreso, vacío, permaneció vallado semanas enteras y en silencio, sin respuestas, sin un plan, sin resortes para la caída. En picada. El horizonte estaba cubierto con gas lacrimógeno y humo de gomas quemadas, un auténtico augurio del futuro inmediato. La gente, anárqui-
ca sin darse cuenta pero no por eso pensante, salió a tomar las calles bajo circunstancias de autogobierno. Diciembre ya no era mes de fiestas, no no; diciembre era el nuevo mes del despertar tardío: como auténticos masoquistas esperamos el golpe para dar el grito. Esperamos el fin para pensar en comenzar una vez más. Entonces una frase que no dejaba de mostrarse, siempre como un fondo tétrico de la realidad colectiva, una premisa sintomática que preocupaba hasta a los más vestidos, y daba el parte de una enfermedad terminal. La consigna más revulsiva de la que, desde el mayo francés, tengamos memoria: ¡Que se vayan todos! El relato de un suceso que dejaba a la Argentina más careta en jaque desde que Echeverria vomitaba El Matadero. 3
La cruda verdad de que en las urnas no hay soluciones sino problemas era evidente, las calles esperaban a ser colmadas con enojo y explosiones. La clase política debía desaparecer a fuerza de unión antipartidaria. Los puertos colmados de gente y el sol tapado por un helicóptero presidencial. Las largas colas de cuadras y cuadras de caguetas y sospechosos maletines no eran la mejor cara de “bienvenidos al (puto) granero del mundo”. En cambio, los cristales rotos de los bancos y las molotov eran el paisaje común de una historia que se volvía a repetir. Diez años era mi edad en el momento de la crisis y al día de hoy alcanzo a oír los disparos, al día de hoy tengo reverberaciones de la policía
montada pegando palos desde esos caballos enormes. Mi pelaje se eriza y es cuando pienso en que nosotros, los jóvenes, no vivimos las botas, ni la guerra, ni los bastones largos o el Garage Olimpo; pero aún así presenciamos la caída entera y el vaciamiento cultural que se concretó en el 2001, pero venía siendo arrastrando varios años atrás. La vida cultural se encontraba en un energúmeno suspenso. El malestar social invadía cada núcleo moldeador: el colegio, el barrio, la casa de los amigos, la calle... en ningún lugar se respiraba aire puro, en ningún lugar se estaba tranquilo sin la sensación colectiva de culpa. Cualquier rastro de inocencia se desvanecía ante mis ojos. Estado de sitio declarado. El peso de las malas decisiones junto con la impotencia de no poder hacer nada más que golpear una estúpida cacerola recaía sobre un país entero y toda mi infancia. Los valores y las reglas costumbristas que nos transmitieron las instituciones quedaron obsoletas de manera automática. Ese día entendí que cuando las palabras no alcanzan, van las piñas. Que nadie te regala nada, sino al contrario, te lo quita. Aprendí también que el mundo se puede venir abajo en cuestión de horas ya que lo que sostenía mi mundo era una gran mentira. Ahora sólo
quedaba esperar... Cansados de esperar, y trece años después, hemos aprendido una lección y será difícil volver a rotularnos. Quienes buscamos el canal adecuado para expresar nuestras inquietudes salimos consternados de los bares, las universidades, las habitaciones y el infierno mismo, con hambre de libertad. Como auténticos héroes en el combate contra la mediocridad buscamos brindar de sentido nuestra existencia, llenar de aprendizaje la vacía cotidianidad del hombre moderno y el absurdo correr del tiempo industrial. Tratamos de recuperar espacios casi inexistentes por mera nostalgia, y partir de ahí generamos el propio con la esperanza de resignificar el cómputo, y el riesgo de perderlo todo asumido desde un principio. Escuchamos con atención, aprendemos de nuestros errores y de eso hacemos algo inmenso. Queremos volver a sentir las olas de la vida y asfixiarnos con pasión. Decidimos dedicar la tercera edición de esta revista a la crisis del 2001, no por simple efemérides sino por una obsesión romántica con los estallidos sociales y el caos. Aquellos infinitos etcéteras de inflexiones que recapitulan la fe perdida en las expresio4
nes culturales espontáneas, y todo aquello que refiera a la producción de conocimiento alternativo. Nos conmueve el hombre, comportándose como un salvaje frente al hombre mismo. Generando el caldo recalentado que traduce toda traición en historias y nuevos senderos de autonomía y honestidad. Porque es entre toda esta y aquella pestilencia que surgen los mejores impulsos semánticos; porque las canciones tristes siempre suenan mejor. Cargamos con el peso de ser unos don nadie en la espalda y así somos aceptados. Por más que el sistema nos cuente un relato espeluznante la espiritualidad sigue ahí, y la esperanza está intacta. El mundo espera a ser redescubierto una vez más, ya nada dejaremos librado al azar. Hoy le agradecemos a la crisis por avivar a todos estos giles. Para el resto, escribe Border. Que se funda la vida.
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TEMARIO
Ilustra Emiliano Ciarlante 6
Entrevista a Gustavo Sala / por Franco Germán
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QUE BUENO QUE VINISTE
HIJO DE PUTA 18
Guerra de Malvinas, Rock en español, Menemato, Futbol y 194 muertos: la argentinidad al palo.
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por Javier Paez
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por Franco Germán
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Entrevista a Gustavo Sala / por Franco Germán
QUE BUENO QUE VINISTE
HIJO DE PUTA El Festival Impresentable es un evento que congrega a editores, autores y lectores -todos ellos independientes y autogestivos- bajo un mismo techo, en un marco poco convencional como puede ser un bar y los mareos que esto conlleva. La celebración número cero se realizó el 15 de noviembre del presente y el lugar de la cita fue El Amparo Bar de Córdoba. Los organizadores fueron algunas editoriales que, al día de hoy, se plantan como el bastión principal de la edición independiente cordobesa: Dead Pop, Llanto de Mudo, Culiau!, Mitomante, Salsipuedes, Bastet, Emiliano Ciarlante y quien suscribe, aunque de forma más indirecta. El invitado de honor fue el señor Gustavo Sala, quién acaba de editar su último trabajo "Hijitos de puta" bajo la publicación de Llanto de Mudo, y se encuentra girando por las urbes argentinas para mostrar su trabajo en cada rincón de este sitio inmundo.
Era un atareado sábado de resacas distendidas, el sol me arrugaba la frente y mi cuerpo no respondía como lo hace el lunes o el martes. Me dispuse a entrar al lugar y noté que era más grande de lo que creí. Comencé a recorrer y a fichar cada rincón en donde se iban a realizar las charlas y los talleres cual turista porteño en algún lugar idéntico a cualquier otro. La gente era poca, pero las expectativas eran muchas y la -odio esta expresión pero es la verdad- buena onda circundaba el am-
biente. Entre un puñado de comunicadores -historietistas, dibujantes, editores, guionistas y diseñadores- se logró lo que el vasto capital gubernamental nunca pudo brindar a los lectores cordobeses, al menos en lo que refiere a la edición independiente: un espacio pura y exclusivamente diseñado para el intercambio cultural económicamente accesible, articulado mediante el sagrado lenguaje del rock, la cerveza y el comic.
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Al acercarme a mi puesto correspondiente, junto a los amigos de Dead Pop, veo a Gustavo Sala sentado en una mesa con sombrilla, cagado de calor pero no por eso estacionario, dibujando sin mirar lo que sucedía a su alrededor. Un auténtico obrero de la historieta que no para de generar polémica con sus dibujos. Un sujeto que, con sobrecargadas páginas de ilustraciones desagradables y detallistas, defenestra a las estructuras populares poniendo en jaque cualquier fanatismo político o principio moral acerca de cómo debería comportarse el ser humano, o cómo en realidad se comporta. Planteando una crítica de una forma inteligente y graciosa, pero no por eso rebuscada. Descaradamente me siento en la silla de al lado, lo saludo y prendo el grabador:
respuesta que esperabas por parte de los lectores? Bueno lo de gira es como un chiste, ¿no? Como si fuera una banda de rock. Justamente a partir de ésta visita a Córdoba se dieron una serie de presentaciones del libro que hoy mismo salió de la imprenta. La gira arranca hoy, después seguimos la semana que viene en Buenos Aires y La Plata, y más adelante en Uruguay. La idea es defender el libro, hacer una recorrida por toda mi carrera, charlar con los lectores, dibujar y todo aquello que uno no hace cuando estás solo todos los días trabajando en la soledad del hogar.
El historietista suele ser un hombre solitario, ¿podríamos considerar a Sala dentro de esta particular especie?
¿Cómo estás llevando la gira de presentación de tu último trabajo “Hijitos de puta”? ¿Estás obteniendo la
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Más que el historietista en sí, lo que es solitaria es la actividad. Por eso muchos dibujantes se juntan entre varios a hacer un estudio o un taller, cada uno está en lo suyo pero tienen un margen de opinión ajena a la propia. Para estar sólo entre los de tu palo y que nadie te rompa los huevos. En mi caso trabajo solo, así que estar entre amigos y gente interesada por lo que hago en este evento Impresentable esta bueno, porque me oxigena un poco y me permite trabajar de una manera un poco más distendida.
lación a otras cosas que has publicado antes? No sé si novedad, lo que puedo decirte es que muchas historietas fueron improvisadas a medida que las hacía. En la mayoría de los casos arrancaba con una idea central e iba trabajando sobre la marcha a ver cómo terminaba y qué se me ocurría de cara al final. Por eso hay muchos finales como “Caprichoso” que van para cualquier lado. Me auto-impuse el ejercicio de la improvisación, que no era otra cosa que ansiedad por arrancar a laburar, sin que importe tanto sí sabía o no el remate de la historia con antelación. Después es una serie de personajes, hasta ahora yo había hecho muchas tiras pero sin personajes fijos. Hijitos es una serie más orde-
Viniste bajo patrocinio de Llanto de Mudo, ¿cuál es tu parentesco con la editorial cordobesa? Nos conocimos con Diego Cortés en los primeros Fantabaires de finales de los 90’s, ellos recién arrancaban con títulos como Elvisman y otros. Coincidíamos en las partes de fanzines de los eventos estos grandes que se hacían en La Rural. Yo tenía mis fanzines y ellos llevaban su material desde Córdoba, asique cada año nos veíamos y terminamos siendo amigos. En algún momento salió la onda de hacer algo y parimos “Ordinario” mucho tiempo después, que al día de hoy se encuentra en casi todas las comiquerías que me distribuyen. Hijitos de puta sería el segundo libro que publico con Llanto, asique contento porque confío en ellos. Son editores que cuidan al lector y el autor y, sobre todo, son amantes de las historietas.
A simple vista Hijitos de puta parece seguir en la misma línea semántica grotesca que siempre te identificó. ¿Notás algún cambio o novedad en re-
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nada con una lógica y protagonistas estables que viven en un universo. Otro quiebre es que hay poco rock, a diferencia de lo que hago para otras revistas. De todas formas tiene una lógica interna que supongo, y espero, aparecerá en la lectura del libro completo.
Al día de hoy laburás con Página 12, Inrockuptibles, Rolling Stones, etc. ¿Cómo sentís esta etapa más profesionalizada haciendo una retrospectiva hacia tus épocas fanzineras? ¿Existe algún cambio de perspectiva que se vea reflejado en tus obras? Me sienta igual, sigo teniendo la misma calentura y la misma búsqueda que cuando hacía “Falsa modestia”, mi fanzine fotocopiado. La diferencia es que ahora puedo vivir del dibujo, antes no lo podía hacer. La búsqueda artística es la misma, siempre traté de hacer cosas nuevas y superarme a mí mismo constantemente. No me siento ni cómodo ni mucho menos o soy fana de mi propio laburo. Siempre estoy medio disconforme con el resultado y es por eso que siempre trato de sorprenderme a mí mismo.
Sos bastante sarpado para dibujar y dar entrega de un cierto mensaje o
pensamiento, supongo que eso va a activar ciertos esquemas negativos en muchas personas. ¿Sos de recibir muchas puteadas o críticas duras cada vez que haces una viñeta nueva? Si, siempre hay. Pero está buenísimo que haya, porque la crítica o la gente indignada hace que tenga valor el laburo de uno. Se sigue justificando la mierda. A veces lo que es una cagada es que se indigne el tipo incorrecto. Si yo hago un chiste jodiendo con Cerati por ejemplo y hago un dibujo en donde no hay una intención de provocar o tirar mierda y eso no se entiende, es una pena. Pero si yo hago un chiste jodiendo con algo que me parece nefasto como Macri y alguien se ofende, eventualmente me parecerá un éxito. Creo que esta bueno ser orgánico en ese sentido y estimular para que alguien lo lea y le de asco o le active cierto paladar. Hay gente que me comenta viñetas que hice hace ocho o nueve años y yo ni me acuerdo, pero por algo les quedó grabada en la cabeza. Eso quiere decir que generó un mínimo impacto, y es justamente lo que yo espero de otros autores como lector. Lo que importa es la sustancia y el contenido que genera estímulos en la mente de los lectores, ya sean positivos o negativos.
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The Faker “Algunas anotaciones acerca de Ty Segall” Por Renzo Podestá, corresponsal de Farmacocracia para Border
The Faker
A ver, un poco de historia
ticadas y envasadas para la
ma, en cambio, el gargajo, la
mo etiqueta-todo llamó The
año del garage rock. ¿Se trata
roz, la psicodelia, la sordidez,
nunca viene mal. El periodisGarage Revival al conjunto de
bandas difundidas en los albores del siglo XXI y que hoy por hoy si no están atravesando diversos procesos de cambio,
entonces están directamente desapareciendo entre la insul-
sez y la falta de inspiración. Así es que por ahí anduvieron The Strokes, The White Stripes, Yeah yeah yeahs, The
venta, éste es, sin embargo, el
de una segunda oleada comercial? No, para nada. Todo lo contrario. Esta vez se trata de un grito proveniente de los sótanos, como si la gente no qui-
siera renunciar a querer oler meadas, cigarrillos y alcohol barato en los ahora superprotegidos, vigilados y quietitos espacios para recitales.
Vines o The Hives figurando
Lejos de la fachada del roc-
mercial de definir un nuevo
televisados y los discos de
como la última intentona co-
movimiento, tal como ocurrió con el Grunge o el Nü Metal
en los 90s.
Por eso mismo, ante la interminable lista de bandas que están
siendo
zombificadas,
edulcoradas,
poperizadas,
tragadas, masticadas, domes-
kstar system, de los premios platino, en el nuevo garage
rock se pasan por el orto las grabaciones, mezclas y maste-
rizados limpitos, las actitudes posers y la corrección política
de las causas nobles devenidas en cuestiones marketine-
ras gracias a la omnipotencia
de la Bono-attitude. Acá pri13
diversión, el revisionismo feel drone, el fuzz, el lo fi, las voces hiper-saturadas y, como
no podía ser de otro modo, las capas distorsionadas desde multitud de guitarras estallando en tu parlante sin pedirte ningún permiso.
La avanzada de nuevas bandas, entonces, no se hace es-
perar. Podemos, si se quiere, rescatar y recomendar a
Iceage, The Wytches, Royal Blood, Le Butcherettes, Ni-
ght Beats o Wand entre muchas, muchísimas otras que han tirado a la mierda el con-
cepto del Garage-Revival y lo
han resignificado para dotarlo de una inusitada personali-
dad, añadiéndole pátinas de
DIY, grabaciones en cuatro canales y un descaro digno de
The Faker
creadores que no les importa
mundo, la calidad de este cali-
deconstruir 60 y pico de años
y simple.
do ni un poco sino que, por el
y próceres para rescatar aque-
la limpieza sino la acción pura
De este maremoto hay un se-
ñor que emerge entre el resto como el abanderado de los
desposeídos definitivo, el nuevo Robin Hood que ha venido
a chorear el oro de los dioses para compartilo con nosotros, pobres diablos que no sabemos distinguir un rinoceronte de un destornillador.
Estoy hablando, claro, de Ty Segall, un rubiecito simpati-
cón proveniente de San Francisco quien, desde que arrancó en 2008 con esa grabación bizarrísima llamada Horn the
unicorn, no paró un minuto. Bienvenidos
entonces
al
mundo del Psycho-fuzz-gara-
ge-hard-sludge-core más ge-
nial del condado. Bienvenido a uno de los mejores griteríos
kurtcobainescos que han apa-
recido desde el corchazo del
Gran Rubión Empepado.
forniano loco no ha disminuicontrario, no ha hecho más que empezar. Es muy difícil a
veces seguirle el rastro ya que
básicamente lo que hace es sacar algo cada 4 o 5 meses.
Y en cada nueva producción,
ya sea desde su banda prin-
cipal, Ty Segall Band, como en sus distintas mutaciones
(como Fuzz, o Sic Alps), como cuando se junta con otra gente (bien puede ser con
Mi-
chael Cronin o con White
Fence) o como cuando graba splits con bandas como Chad & The Meatbodies, Thee Oh
Sees, Jeff The Brotherhood o
Black Time, es posible encontrar sencillamente La Verdad
de lo que debería haber sido siempre el rock y que murió
de acuerdo a la instituciona-
lización de la misma idea de rebeldía.
Comprender cualquier disco o
cualquier canción de Segall es
comprender ni más ni menos
que la historia completa del
Connection Man Con 3 o 4 discos por año y
sin parar de girar por todo el
rock destilada en acidez, buen
humor y la plena consciencia de que ya nada queda por inventar. Lo que queda, por su-
puesto, es la titánica tarea de 14
de bandas, solistas, proyectos
llo que conmueva y olvidarse de algún potencial engendro creado
facturar.
especialmente
para
Y así es que en Ty Segall entra
todo y nada se escapa. Puede juguetear con referencias de los primerizos T-Rex o con el
Bowie de los ‘70s, cambiarte repentinamente a un hardco-
re mueledientes y así como viene te da un cachetazo de Black Sabbath, una buena
patada de psicodelia proto-espacial a lo Hawkwind y ya
que estamos intercambia esas tocadas de culo al stoner con
la visceralidad de los mejores Stooges. The Beatles, The beach boys, Neil Young, The
Byrds, Black Flag, The Velvet Underground... podemos estar tirando nombres toda la
tarde e igualmente ahí están, trasvasados por el colador del rubio.
Esto a la larga puede confundirse ya que claro, copiar copiamos todos. La diferencia reside en, en tanto y en cuanto existen bandas como Tame Impala que le rinden pleitesía concreta a los dinosaurios que
The Faker
toman como referencia (como si quisieran ser tan como ellos que necesitan llegar casi casi al plagio), en Segall existe algo así como una expropiación de los conceptos para volverlos únicos. Aparte es digno destacar que todo esto quedaría dentro de la tontería revivalista si Segall no ofreciera, al mismo tiempo, caleidoscópicas visiones del mundo postKurt Cobain como pocas personas han podido hacer. De todos modos, ahí donde Cobain revestía todo de melancolía, ahí donde los Nirvana volcaban toda su furia depresiva en destrucción de guitarras y videos posmodernos, Segall viene y te dice “bueno, sí, eso suena bien, pero fijate cómo te tiro un pedo con un encendedor al lado del culo”. Es que es así, el amigo Ty se muestra como un bufón rompepelotas que no le tiembla el pulso a la hora de ponerse serio pero que tampoco duda en autoboicotearse para demostrarte que esto siempre fue, es y será una farsa. Asimismo, más allá del humor y lo desenvuelto que se lo oye, no deja de ser completamente crítico con lo que lo rodea. Y esto que critica es, más que
nada, la vida dentro del estado de California, con todo lo bueno y lo malo que eso puede acarrear. Por supuesto que eso está en lo lírico, en sus letras, pero es llamativo que también desde lo musical es posible encontrar algo así como un sentido crítico. O por lo menos una sublimación. Como si fuera un Dr. Jekyll probando su brebaje insano, Segall no para de mutar de lo ruidista a lo pop, de lo surfer a lo exclusivamente metalero, de lo sórdido a lo campestre. Sus composiciones pueden cortarse en seco y rumbear para otro lado en una misma canción, las distorsiones pueden destrozarse para directamente desaparecer en cabriolas acústicas. La psicodelia y el punk se dan la mano, el stoner y el folk se sientan a ver el atardecer fumándose un porro. Su música es un tapiz de pseudo-culturas que conviven, se superponen y se mestizan entre sí sin ningún problema. Tal como sucede con esa cosmópolis llamada California. Y lo mejor que sucede en cada canción (por lo menos lo que más me gusta de escucharlas) es que no hay pedantería ni falsa pretensión. No existe en ninguno de sus discos esa 15
suerte de verdugueo al que muchas bandas nos someten de tanto en tanto. Acá hay diversión. Es disfrutar tocando, ni más ni menos que eso. El talento se sobreentiende.
The Crawler Las conexiones con el pasado y una visión de las cosas muy alejada de la pose y cercana a sentarse a tomar una birra y ver qué sale con la guitarra hicieron que Segall hiciera de lo prolífico un estudio acerca de la evolución de un músico más o menos a tiempo real. Ya lejos ha quedado el disco llamado simplemente Ty Segall (¡y eso que es del 2008!), un intento lo fi donde juega con el surf-rock y los guitarrazos desquiciados de quien todavía le tiene un poco de cagazo al micrófono y que cubre ese miedo con una total ausencia del sentido del ridículo. Segall fue trepándose disco a disco hasta encontrar la mezcla (im)perfecta de lo que es su sonido y triangulando sus capacidades dentro de lo que es la psicodelia, el hard más visceral y el folk campestre y de sobremesa.
The Faker
Hasta llegar, claro, al Manipulator, su último disco con canciones nuevas (posteriormente sacó un segundo disco de descartes y lados B llamado $ingle$ 2). Manipulator es, para tirar algún lead, el disco más accesible, pero no por eso el menos potente.
un “Segall para principantes” de diecisiete canciones todas pensadas, quizá, para hacer un punto y aparte en su carrera. Diecisiete canapés de patadas en las encías que no llega ni a la hora de duración, lo cual es bastante llamativo.
Segall llega a este álbum habiendo probado todas las referencias y vertientes que estuvimos mencionando y decide hacer una lista de supermercado llena de ítems para encerrarse en un búnker por un buen tiempo… o por lo menos hasta que el monstruo de la creatividad lo obligue a salir de la cueva para volver a grabar. Acá se divierte más que nunca, se ríe de todos e incluso se ríe de sí mismo revisitándose en algún que otro pasaje, pero de algún modo lo hace en serio, entendiendo que no todo en la vida es sonar crudo e improvisado.
Goodbye Bread
Así, Manipulator es el alfa y el omega de Segall y también es su paso a un costado más claro, en el sentido de que si bien sigue existiendo el fuzz a rajatabla, las nociones ruidistas y lo fi en cambio se quedan como meras anécdotas dispersas dentro de lo que es
Por eso, dentro de un par de años estoy seguro que Ty Segall será escuchado por todos, va a ganar millones de dólares y es probable que haga discos cada vez más chotos. O tal vez muera con su propio vómito o reventado a pastillas, como le pasó a ese otro prócer del garage-punk contemporáneo llamado Jay Reatard y que los que adoramos la pudrición estamos tardando en reivindicar, ya que era tan prolífico y divertido como el amigo Ty y cuando se murió apenas estaba empezando a demostrar que el tipo podía partir la cuestión en dos. Este es el año del (nuevo) garage-rock y es el año donde Segall está volviéndose más popular. Está empezando a aparecer cada vez más seguido en programas condu16
cidos por gente como Conan O’Brien; mientras ocurre eso Pitchfork, ese reducto de talibanes hipsters disfrazados de críticos periodísticos, le ponen notas cada vez más altas a sus nuevos discos; tanto Manipulator como Sleeper (su anterior disco) ya están siendo registrados por los charts de ventas y si bien los números son modestos la cosa no para de crecer. En sus videos aparece maquillado a lo glam y es obvio que se está cagando de la risa de todo lo que le está pasando. Con su último disco de estudio se presenta el interrogante de qué sucederá después. En fin, mientras escribo estas líneas Ty Segall tiene 27 años recién cumplidos, así que técnicamente está en la zona de riesgo del Club de los 27. Si no se muere este año, entonces puede pasar cualquier cosa. Y si estira la pata mañana mismo entonces nos quedan alrededor de 20 discos (y contando) por piratear, descubrir, adorar y pasárselos a todo el mundo. Ya quisiera alguno del club de fiambres veintisieteañeros tener semejante cantidad de producción.
MILLO NES EN
PUBLI CIDÁ KEEP BUY AND FUCK YOURSELF
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Guerra de Malvinas, Rock en español, Menemato, Futbol y 194 muertos: la argentinidad al palo.
C
Escribe Javier Paez
Ilustra Renzo Podestá
orre el año 1982 y
movimiento, [y] los 80’s se-
Fito Paez y Andrés Calamaro,
estalla (entre borra-
ñalaron su consolidación y
y por otro lado el rock barrial
chera, delirio, y des-
exportación”. Finalmente lle-
en la periferia de Buenos Ai-
potismo) la guerra
garían los 90’s donde las pre-
res, donde las mini-pymes del
de Malvinas: se desata así el
tensiones de sofisticación (en
rock se desarrollan tentacu-
inevitable ocaso de la dicta-
vistas al clásico modelo britá-
larmente.
dura más sangrienta de la his-
nico) demostrarían sus limita-
El neoliberalismo atravesó la
toria argentina. Sin embargo
ciones de la mano de varios fe-
industria discográfica argenti-
aquel trágico suceso de corte
nómenos, de entre los que se
na (y a la Argentina misma) de
nacionalista brindará un estí-
destacan: por un lado el neo-
una forma casi letal. Fuera de
mulo sin precedentes al rock
liberalismo menemista (con
las bandas de rock formadas
en español. Presionando toda
un mercado cambiario car-
en los 80’s con un mercado
la maquinaria de una incipien-
navalesco), y por el otro una
exterior consolidado, las ban-
te y rudimentaria rama de la
ampliación y desplazamiento
das, los productores y las dis-
industria cultural a, no sólo la
en las bandas y el público,
cográficas locales comenza-
composición, sino también a
que finalmente decantaría en
ron a centrar la producción en
la difusión y el público consu-
algunas expresiones como el
el público argentino, ya que
midor, a un recién nacido bien cultural: el rock nacional.
rock barrial y el llamado rock
chabón. La fragmentación so-
las regalías en dólares significaban una diferencia notable
cial argentina encontraba así
respecto al resto del mercado
Si trazamos una línea histó-
una metáfora rockera donde
latinoamericano.
rica, podríamos decir junto a
conviven en el movimiento
mente el abaratamiento de los
Lerman y Zangardi que “los
los contratos millonarios por
equipos permitía el acceso a
60’s fueron la aparición del
discos todavía sin grabar de
la producción de otros secto-
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Sincrónica-
res periféricos, inclusive más
era un bien cultural cuasi re-
empobrecidos en el marco
ducido a las clases medias. El
neoliberal. El rock nacional se
fútbol, por el contrario, tenía
expande y mixtura. Sectores
una fuerte impronta de corte
populares, estratos bajos de la
popular. Con la incorporación
periferia porteña comienzan a
de nuevos sectores se desen-
escuchar y a tocar rock de for-
cadenará un rol protagónico
ma sistemática.
(como en el fútbol) de los espectadores, quienes se perfi-
La mixtura demográfica, geo-
lan como un elemento funda-
gráfica, cultural y fundamen-
mental del espectáculo y del
talmente clasista que se da
rito (pensemos en el rol actual
a partir de los 90’s genera el
del público ricotero en las lla-
ingreso de tradiciones y prác-
madas misas brindadas por
ticas ajenas al mundo del rock
Solari).
hasta ese momento. Especí-
ficamente el rock barrial y el
rock chabón guardan relacio-
Las
mutaciones
señaladas,
en conjunto con una serie de
nes interraciales con el fútbol,
negligencias y perversiones
del que extraen la lógica de
políticas, marcarán a fuego
las rivalidades (entre bandas
como Soda y Los Redondos),
la ética y moral del “aguante”,
y por último la centralidad del
público en el espectáculo ex-
presado en los “trapos” y en las icónicas y trágicas benga-
las. Si la guerra de Malvinas
modificó la difusión del rock
nacional, el fútbol en los 90’s modificará drásticamente a su público.
al rock argento aquella noche goyesca de diciembre de 2004, donde el local República de Cromañón se incendiará tras una bengala en medio de un recital de Callejeros, dejando como saldo 194 muertos. Un movimiento que se consolidó a partir de un conflicto bélico, acusa su decadencia con la muerte de 194 jóvenes de una forma reveladora.
Omar
La última semana ha sido enterrado a los 62 años el principal acusado tanto pública como penalmente en la causa Cromañón, Omar Emir Chabán. Digo enterrado, ya que probablemente estaba muerto desde aquella infernal noche. Chabán cargó desde 2004 con la máxima condena pública y penal, lo que le llevó la mayor exposición mediática de su vida. Sin embargo en Cromañón se alinearon por un lado las negligencias de Chabán, a las que se sumaron los funcionarios y policías corruptos de la gestión Ibarra (ha quedado demostrado el pago de coimas), un grupo de rock que en una escalada de crecimiento fugaz no supo autogestionar medidas mínimas de seguridad, y un público indisciplinado, con prácticas y tradiciones sumamente peligrosas. La pregunta que surge es: ¿Cómo no sucedió antes? Si bien los medios, desde la
Hasta los noventa, como seña-
crítica más evidente, se encar-
lamos anteriormente, el rock
nizaron en señalar a Chabán 20
pareja Katja Alemann: “Creé el marketing de lo mítico. Por ejemplo: Cemento lo habíamos hecho todo de cemento para poder usar tierra, agua, fuego… elementos que en un teatro no se podían usar” Señala Chabán en la Rolling Stone de enero de éste año. De izquierda a derecha: Daffunchio, Pródan, Pettinato, Chabán, Sokol.
como un empresario inescru-
gráfico, ya que Omar Chabán
puloso, que impulsado por
además de ser el gerente de
un incalculable afán de lucro
República de Cromañón, fue
asesinó indirectamente a 194
un actor de larga trayectoria
personas, aquel discurso dista
y fundamental en el desarro-
bastante de la realidad, y cae
llo y consolidación del rock
por su propio peso al citar el
nacional desde principios de
archiconocido 70-30% a favor
los 80’s.
de los artistas que imponía en
Perfilado como un eterno pa-
sus locales. Ahora bien, anali-
ria de la escena teatral de van-
zar a la figura de Chabán im-
guardia porteña (su costado
plica exponerse a la sensación
dramatúrgico nunca pudo ex-
de un reduccionismo constan-
plotar), fue un empresario que
te, del discurso inefable, del
brindó un gran apoyo a prác-
enunciado eternamente insu-
ticamente cualquier vestigio
ficiente... ya que su trayectoria
de contracultura capitalina,
colapsa con la tragedia y difí-
permitiendo la experimenta-
cilmente se puedan conjugar
ción y la autonomía suficien-
ambas imágenes.
tes como para que las búsquedas creativas se desplacen por
Por lo pronto podemos acer-
lo impensado. Fue en ésta ten-
carnos a su figura desde un
dencia que, por ejemplo, ideó
punto de vista histórico-bio-
Cemento junto a la artista y ex 21
Pero veamos su trayectoria en forma cronológica: Omar Emir Chabán nace en 1952, y es el primero de tres hermanos, hijos del matrimonio conformado por Ezzedín Chabán (Sirio) y Angélica Halouma (Arg). Ezzedin, fanático de la disciplina alemana, entrados los 60’s envía a sus hijos al Hölters Schule, donde Omar forjará su carácter y se perfilará inevitablemente como un pequeño insolente. En la Rolling Stone de enero, desde el Hospital Santojani Chabán comenta “mi vida empezó a los 18 años, cuando terminé la escuela” y completa “yo era un vago (…) hasta los 29 vivía con plata que sacaba de la caja del bazar de mi viejo”. La fuerte impronta germana lo llevó a vivir un tiempo en Alemania (según él, decidido
a hacerse famoso) de donde volvería en plena decadencia de la dictadura argentina con un nombre en la cabeza: Café Einstein. Es durante mayo de 1982
que, junto a Sergio Ainses-
tein y Helmut Ziegue, Chabán
inaugura Café Einstein, para muchos la central de vanguardia artística de la Buenos Ai-
res de comienzos de los 80’s. Café Einstein cumplirá un rol fundamental en el desenvolvimiento venidero del rock
nacional, otorgando una au-
tonomía escandalosa a los artistas. Para dar cuenta de lo
que fue el Café Einstein por aquellos años, cabe una anéc-
dota relatada en “Corazones en Llamas”, libro del rock de los 80’s escrito por Ramos y Lejbowicz:
“...Una tarde de jueves (..) un joven conocido como Avar, estacionó un taxi-flet (…) en la puerta del Café y bajó unos ataúdes blancos de niños. Los puso sobre el escenario; junto a ellos dejó un par de hachas y tres o cuatro cruces grandes de made-
ra. Esa noche lanzaría un show que venía preparando desde varios meses atrás. Pasadas las dos de la madrugada, comenzaron a escucharse unos violines disonantes. El artista, vestido con una túnica negra, atravesó el local corriendo y se trepó sobre el escenario. Tomó una de las hachas y comenzó a golpear violentamente los féretros mientras la madera se partía en mil pedazos que saltaban sobre el público. De los ataúdes salía un olor nauseabundo. El público estaba aterrado y el joven no dejaba de descargar hachazos. Minuto a minuto, el clima se fue tornando irrespirable. Los parroquianos comenzaron a huir escaleras abajo, tropezándose con la policía, que llegaba en una visita de rutina. -¿Y ahora que carajó pasa?, preguntaban los agentes tapándose la boca con pañuelos.
El bar se vació y la policía quedó contemplando los últimos hachazos. Cuando los agentes se 22
acercaron al escenario, descubrieron la causa del olor. Adentro de cada féretro reposaban varios cadáveres putrefactos de gallinas, parcialmente comidos por gusanos. Meses después el responsable del show fue a parar a un manicomio...” Extracto de Ramos y Lejbowicz (1991) “Corazones en Llamas” Si el rock nacional comenzó a hacer escuela por los 80’s fue en lugares como el Café Einstein donde el under porteño comenzaba a asentarse. En el Einstein se incubará aquel movimiento de masas que se expresará en los 90’s, donde se codearán bandas como Soda Stereo, los Violadores, Sumo y sus derivados (Sumito y Reggae Hurlingham band), y los twist, entre otros tantos. Inclusive cuenta la leyenda que Café Einstein fue casa de Luca por algún tiempo... El Café cerrará sus puertas por diversos motivos durante junio de 1984, dos años después de su apertura. Llegado julio de 1985 Chabán
“Cemento terminará silencioso y abúlico, sometido y condenado a hacer de estacionamiento en los movimientos estratégicos de la arquitectura citadina”.
arremeterá de nuevo con Ce-
como uno de los principales
su fallecimiento, donde atina-
mento, espacio que contaba
templos del rock nacional. Lo
da y emotivamente señalaba:
con el financiamiento de su
que la cancha significa territo-
pareja por aquel entonces,
rialmente para los equipos de
la artista Katja Alemann. Ce-
fútbol, Cemento lo será para
mento será un lugar legen-
la comunidad del rock argen-
dario para el rock argentino,
tino: un espacio indispensable
por donde desfilaron ni más
de constitución de la identi-
ni menos que las principales
dad, reconocimiento y expo-
bandas del rock nacional, des-
sición.
de Los Redondos a Los Violadores, pasando por Fun Peo-
Hace unos días Edu Schmidt
ple, Todos Tus Muertos, entre
desde su cuenta pública de
muchos otros. Cemento dura-
facebook publicó un cálido sa-
rá 25 años y será recordado
ludo a Omar Chabán, luego de 23
“Cemento fue el primer lugar importante en el que tocábamos los músicos a los que nadie nos daba cabida, un lugar con los baños que eran un desastre, y mil cosas más que ahora nadie permitiría, es cierto, pero también era el lugar en el que podías organizar un show a beneficio,
una obra de teatro off, un festival con decenas de bandas nuevas, fue el lugar donde se hicieron cosas históricas, como juntar a la Mona Giménez con Fito Páez, o a Damas Gratis con Todos tus Muertos... era el lugar donde se cocinaban las nuevas corrientes de la música, un lugar para que las bandas fermenten, un lugar sin sponsors, el lugar para la contracultura. Si hace años sentís que no hay bandas nuevas que te partan la cabeza, y cada vez que vas a un festival, tenés la sensación de estar adentro de un supermercado, es porque no existe más
su vida y de su oficio de paria,
Cemento...”
mucho tiempo, Chabán nos
Cemento terminará silencioso y abúlico, sometido y condenado a hacer de estacionamiento en los movimientos estratégicos de la arquitectura citadina. Será para abril de 2004 que Omar Chabán abrirá su última discoteca llamada República de Cromañón en Balvanera, y para diciembre del mismo año comenzará la peor etapa de
como lo señala en la última entrevista brindada a la revista Rolling Stone durante enero de 2014 “me querían fuera del país y lo lograron: la cárcel es una isla”. Por mi parte a Chabán lo comencé a escuchar muy seriamente a partir de entreveer en sus entrevistas una poco sistemática lectura de “Vigilar y Castigar” de Foucault, que probablemente leyó en reclusión, buscando alguna respuesta a su sufrimiento. El peso de los 194 no sólo lo atormentaba, sino que eclipsaba drásticamente con la figura que había creado durante toda su vida “Durante cuidó más que nuestros propios padres”, decía Ciro de Attaque muy espontáneamente luego de la tragedia. Como dicen Lerman y Zangardi “intentar buscar un porqué a lo que sucedió es enfrentarse con la ausencia del que ha muerto”. Por mi parte considero a Chabán (más allá de sus negligencias) como otra víctima de la inconsciencia y la 24
violencia colectiva. Sin dudas Cromañón marcó un quiebre y todavía buscamos respuestas, y no somos nosotros quienes probablemente podamos explicar cabalmente lo sucedido. Lo que sí se divisa es un gran agujero en la cultura de masas argentina, la necesidad de incorporar estándares mínimos de seguridad a un under que inconscientemente
rechaza
todo lo que huele a autoridad. Marcha un muerto más a la lista de íconos fundamentales del rock argento. Uno se acostumbra a todo.
25
por
Ilustra Mauro Ramis
Ernesto Heurtley
26
M M
e despierto con la cara contra el colchón. Un colchón que huele a mucho. Mucho de todo. Me duele una rodilla. Claro, me quedé dormido con los borcegos puestos. Ya es casi de noche. De nuevo. Me siento en el borde de la cama. Bah, cama. Un colchón, arriba de un elástico vencido con ladrillos como patas, para alejarme de los bichos que deben andar por acá de noche. Al menos, de los bichos de más de dos patas. De los otros, no me salvan. Al lado mío hay una piba durmiendo. Algo recuerdo, estaba en Babilonia y ella estaba con un alguien en la barra hasta que llegué yo. No sé cómo nos pusimos a hablar. A ella se le nota el chetaje. Tiene guita, es obvio. Si no no podría comprar toda la frula que toma. Y toma de la buena, no compra en la villa. Lo compruebo al revisarle la billetera. Tiene registros, osea que tiene auto y una dirección de Belgrano. Lo sospechaba, pero creí que era de San Isidro, por cómo hablaba. Se empieza a despertar. Me señala la botella semi vacía sobre el cajón que hace las veces de same. Se la alcanzo y antes de que se la tome toda, se la saco. Necesito sacarme esta acidez de mierda. - ¿Te quedás? - pregunto. Sacude la ca-
beza, tratando de tomar lo último de la botella. - No, vamos. Me pongo la campera, destrabo la tapuer del cuarto. Le meto candado, porque si se me mete alguien chau, me quedé sin cucha. Por el pasillo que huele a meada saludo al bolita al pasar. Me saluda bajando la cabeza lentamente. Sonríe al ver a la mina. Sé que le va a mirar el culo hasta que lleguemos a la escalera, el muy hijo de puta. Es un japa el bolita, y siempre anda con minas de buen culo. Así, feo como es y todo. Lindas piernas las bolivianas... Mientras bajamos las escaleras me acuerdo que esta flaca estaba con el pibe que actuó más tarde, el que cuenta chistes pelotudos y tira papel picado al aire. Medio salame, pero te hace cagar de la risa. Al bajar me cruzo con uno de los chabaones del tercero. Andan en la pesada estos. Los saludo con un ademán. Mejor no tenerlos ni de amigos. Salimos a la lleca. - ¿Para dónde arrancamos? - Me voy a casa, -dice ella- hace unos días que no voy y mi viejo me va a cortar los víveres. Me arregla la cresta y 27
me besa. “Una lluvia más para olvidar poder mirar el cielo una lluvia más de sombras grises poder mirar el cielo y para siempre las hojas morirán del cielo a tus estrellas”.
- Nos vemos. Mientras la veo alejarse, me pregunto qué edad tendrá. Mejor no saberlo. Camino unas cuadras y me meto en Bolivia. Me devoro rápidamente el guiso con un vaso de vino. Ya no me queda guita, mañana tengo que ir a ver a Víctor al yerta, a ver si me deja laburar unos días. Se me sienta Carlos al lado y me cuenta de un número que está armando con otro pibe, un tal Damián. Otro de esos delirios cósmicos que salen de su mente perturbada, llena de químicos, electrochoques y cosas por el estilo. Está hecho mierda, pero la tiene muy clara y se la pasa bien con él. Salgo a caminar para bajar el guiso que, por suerte, me sacó la acidez. Paro en un kiosko, compro un par de cigarros y una caja de vino. Pasa el Rulo y me dice, entre un montón de revoleos verbales que no alcanzo a entender, que hoy toca alguien en Cemento. Es temprano, adelante hay poca gente. Me voy para el fondo. Está tocando una banda de estas modern, canta una chica muy linda con un vestido de esos que usaba mi abuela. Suena desafinando, pero idóneo. Y algo en ella me atrapa.
Me quedo mirándola y me la imagino desnuda un rato... Termina la banda. Se va la mina y acá no hay mucho más. Salgo y voy caminando por Estados Unidos, doblo la esquina, tengo que pasar entre un grupito de sarpados, gordos con cara de nazis de mierda. Me miran cruzado pero sigo como si nada. Todos están rapados, algo no anda bien. Uno me mete la pata. En la caída manoteo a otro. Terminamos en el suelo. Lo tengo del cuello, mientras trata de gritar y morderme la oreja. Me agarra de la cresta y tira. Me duele como la concha de la lora pero no lo suelto. Hasta que siento un borcego que me rompe una costilla. No puedo evitar gritar. Suelto al tipo. Me pegan un par de patadas más, como sin ganas. No puedo levantarme, me duele todo. Punkie de mierda- me dice, y me escupe. Quedo tirado cubierto de sangre, pienso en fumar pero no puedo ni abrir el
28
cierre de mi campera. Me levanto apoyándome en un auto y paro un tacho que pasa. El tachero duda hasta el último centímetro pero para. Me imagino lo que será mi cara de dolor, para que el tachero confíe en que no lo voy chetear. Me acomodo como puedo en el asiento. Se hace un silencio.
Se acerca al taxi y garpa. Acto seguido, entra y se queda con la puerta abierta.
- Bueno pibe, ¿me vas a decir hasta dónde vas o tengo que adivinar?
- Antes de comer vamos a bañarnos.Su seguridad me aterra.
Me acuerdo de la dirección de la flaquita. - Echeverría 2954, Belgrano. - Sí, ya sé que es Belgrano. No hay otra Echeverría.
Me dejo llevar, todavía me duelen las patadas. Estoy cansado y quiero dormir en una cama cómoda, con sábanas.
Tachero de mierda, pienso. - ¿Te jode si fumo? - Si me abrís la ventana, no. Llegamos, es una casa de la puta madre. Tenía razón yo, es una cheta. - Bancame dos minutos que le pido guita a… mi novia- le digo al conductor renegado bajando el tono de voz paulatinamente. Toco timbre. Alguien mira por la ventana detrás de las cortinas. Me abre ella. No se sorprende al verme lastimado, ni mucho menos al verme en su casa.
- ¿Vas a pasar o no? Entro a un ambiente muy iluminado. Lleno de lámparas. En la mesita, en la biblioteca, al lado del sillón. Por todos lados. Mis ojos van a explotar.
Pero me siento una mentira, el golpe de culpa libertadora no tarda en llegar. Mi destino es ningún lado, mi lugar es la calle, mi mentalidad es en contra. Todo esto me repugna. Salto desde la ventana del baño al jardín, dejando la ducha correr. Trepo la reja y camino hacia las vías. Cuando miro la casa, desde la ventana ella me tira un beso, mientras sonríe negando con la cabeza. Me sonrío en privado mirando el horizonte que traza el fin de las vías, y me pierdo en la oscuridad de la calle.
- ¿Tenés 13 pesos?
29
Ilustra Mariela Viglietti
30
El único monstruo sobre los saqueos de diciembre pasado
por Nicolás Viglietti
H
ay un sólo monstruo que aho-
El Patio Olmos, lápida de una escuela
ra realmente me está metien-
anterior, cerró sus puertas más tem-
do el pecho, julepeándome
prano que lo usual. “Dicen que están
un poco desde las sombras de mi pa-
rompiendo todo” era la frase de los
tio que, calmadamente, recibe algunos
muchachos de limpieza “Que no están
sonidos sueltos. En la madrugada del
dejando negocio en pie”.
cuatro de diciembre del 2013, una fecha que no debería haberse transfigu-
Volví con mi pareja en una -inusual-
rado tanto pero quedó grabada de a
mente vacía de policías- Córdoba que
poquito y para siempre.
no hacía más que escapar, como quien se persigue demás. “Guarda que hay
Durante el día anterior la fuerza policial
una moto choreando por allá” nos ad-
de la provincia (una de las más gran-
virtieron tres vecinos desde una ven-
des y represivas del país) se acuarteló
tana. Pero llegamos a casa tranquilos
por no haber llegado a un acuerdo la-
y el barrio viene derramando su pero-
boral con la provincia: para la tarde los
rata serena. Como que el Observatorio
saqueos eran manchas aisladas, cosas
cercano es un gigante dormido, cela-
de no creer. A medida que avanzaba la
dor ciclópeo que hace que los teóricos
noche los rumores se corrían cada vez
saqueadores estén de paso por acá.
más grandes, más inflados, más pom-
Uno que otro ruido suelto, pero no de-
posos.
masiado.
31
Las redes sociales sí daban -y dan-
Hay varias cosas que quedaron total y
miedo. Ya de por sí se venía notando
completamente disminuidas, gracias
un tono creciente en las etiquetas, los
no tanto a los saqueos, sino a la reac-
modismos y las semblanzas para con
ción de la gente. Es increíble, por un
el otro. Inclusive había gente pidiendo
lado, la cantidad de gente armada que
guerra civil autorizada por el gobierno “para que se mueran esos negros de mierda y quede en pie la gente decente”. Y no solo eso: rumores tomados al pie de la letra. Gente recomendando hervir agua por si entraban a robar, al mejor estilo colonial de las falsas memorias sobre la invasión inglesa. Gente comentando que había un número increíble -entre trescientos y novecientos- de saqueadores organizándose para entrar después de las tres de la mañana en edificios y casas de gente. En Alto Alberdi, Nueva Córdoba, San Vicente, Centro... en varios lugares decían escucharse tiros y ruido de vidrios rotos constantemente. Gente reclamando la intervención de la provincia y la ocupación de Gendarmería. Llegó el Gobernador y no solo negó una mejora categórica en el reclamo policial, sino que citó reunión a las once de la mañana del cinco y pidió ayuda a Gendarmería por twitter. Lo cual, como diría Tato Bores, parece un chiste si no fuera una joda grande como una casa.
hay en Córdoba, y cómo concuerda con otro número de personas no menos grande que está dispuesta a lastimar a un tercero. Un conocido subió un testimonio escalofriante donde escuchaba durante horas una simple frase de vecinos autoconvocados para hacer guardia con palos y piedras: “Hay que golpearlos por las dudas”. Bajaron a palazos a dos muchachos por portación de rostro que solamente estaban pasando en moto por la esquina. Por las dudas, vió. La cosa es sencilla: las luchas sociales, que se están combatiendo por canales habituales y un poco infructuosos, quedaron completamente bastardeadas. También la necesidad de un estado de sitio policial, una seguridad violenta donde la metida de pecho y el arma desenfundada son necesarias. Son necesarias porque sí, porque el argentino promedio es un cagador: porque este es vivo, es puto, es un hijo de puta. El otro me está buscando cagar constantemente y así lo demuestra la propia gente con el saqueo.
32
La Marcha de la Gorra, que junto quin-
solo frente a una vitrina rota, ¿saquea-
ce mil personas un corto tiempo atrás
ba o no saqueaba? Total un LCD para
del suceso, ya había quedado opacada
ver el mundial no venía nada mal. Este
frente a la opinión pública por el man-
mismo hombre, viendo un chico blan-
chón frente a la Catedral (cosa chica y
co correr con un celular saqueado, ¿lo
boluda) y mucho peor, por los hechos
paraba o no lo paraba? ¿o el pibe tenía
de violencia de los que los dirigentes
que ser morocho y con gorra para fre-
se desentendieron. Ni que hablar de
narlo? Este mismo hombre, ¿hacía co-
la marcha contra Monsanto, que tomó
rrer rumores por caralibro después de
lugar el 03 de diciembre de 2013 y re-
escuchar ruido a vidrio roto de que ha-
unió un número similar de personas,
bía doscientos monos entrando en un
pero que volvió a quedar opacada el
edificio de departamentos a saquear?
04.
Y, por último, si tuviera un arma, ¿qué haría con ella?
En este saqueo deliberado, es imposible que se pase por alto cómo carajo
Porque a no engañarse, no no. El chi-
parar una fuerza que tiene a Córdoba
vo expiatorio del imaginario colectivo
en jaque porque tiene el chumbo por el
puede ser el negro, el “mantenido por
mango. Cómo la policía hace valer su
el estado” -idilio pelotudo cuando los
presencia o ausencia es algo que mete
únicos que cumplen con esa etiqueta
real miedo. Que veintidós mil monos
es gente elegida en cargos políticos por
induzcan al desastre o sofoquen a las
el mismo hombre anterior-, puede ser
minorías a palazo, gatillo fácil y suici-
gente que cumpla con un determinado
dios en comisarías da miedo. Pero el
perfil. Que pertenezca a un terrón del
mayor miedo es la reacción del hom-
terrario que está más abajo. Culpar al
bre promedio, ese cordobés por el cual
necesitado siempre es fácil. ¿Porqué?
todo esto sucede. Ese hombre que va a
Porque el necesitado tiene una caren-
la iglesia, tiene dos hijas y una mujer
cia que vos no, ergo, seguro que va a
que no aguanta. Que probablemente
tratar de suplir la carencia con violen-
sea de instituto.
cia, de mala manera, con rabia. Es vox populi que los negros tienen la culpa
Este hombre, en realidad, es totalmen-
del robo, de la corrupción, de todo.
te plástico, totalmente mutable, mol-
Obviamente nadie piensa que en un
deable. Es decir, si este hombre estaba
año de tanta puja social y violencia
33
silenciada por los medios una cama
y campestre tiene que ser eliminada
tan bien hecha como es ésta, con la
como lo hostil que es.
policía desapareciendo y los saqueos y la bronca social haciendo acto de
La gente asustada es a la que hay que
presencia en la calle, la cosa va para
tenerle miedo. Para las tres de la maña-
el lado del interés de alguien. Alguien
na, gente en redes sociales empezaba a
que tranquilamente puede aceptar un
mostrar fotos de armas improvisadas
margen de muertos en democracia, de
y se jactaban de que iban a matar a
desaparecidos y de víctimas de la re-
cualquiera que entrara en su domici-
presión y el apartheid que rigen nues-
lio. ¡Pero Pelotudo! ¿¡Te dejás negrear
tra nación. Ni que hablar de estos epi-
en un laburo que odiás y te pensás que
sodios; deben pensar algo como “bue,
vas a poder hacerle algo a alguien con
necesitamos unos doscientos muertos
una cuchilla con olor a cebolla?!
y listo, la gente va a legitimar el código de faltas, la cocaína y el resto de las
El principio de acumulación es otra
cosas oscuras”.
cosa: el principio de empezar a pensar en ser, en crecer y en convertirse en
Es que sinceramente no se si creer si
una persona feliz y contenta va direc-
la gente es pelotuda o es, realmente, el
tamente proporcional a lo que poseas.
único monstruo al que hay que tenerle
No hay escapatoria para el resto. Si te-
verdadero miedo. Con “la gente” me re-
nés poco, vas a ser escasamente feliz.
fiero a los que piden a gritos represión,
Si tenés mucho, vas a ser plenamente
fusilamientos en masa, gendarmería y
feliz. Ni que hablar de -una vez más- la
que dice cualquier barrabasada con tal
rutina: se bueno, seguí el caminito que
de volver a su rutina tranquila. Hace
te trazan y la policía no te va a parar
no demasiado leía una frase bastante
nunca, no vas a tener que pagar de más
buena en una pintada callejera que de-
ni nada de esas cosas que te molestan.
cía “Somos monos asustados con ropa”,
En el camino, te van agujereando el
y es tal cual: la gente corre por el lado
opertuso con millones de cosas que te
de la rutina, la seguridad, el título, el
drenan y no le corresponden a nadie
trabajo, la casa, el fútbol, los amigos.
más que a vos. Pero claro, ¡buscás el
Vivir en paz es vivir una vida de reloj.
superávit en un buen polvo, el fernét
Cualquier cosa que amenace a esa paz
con coca y ver en HD la última película
de marcapaso que tiene la vida común
de Tim Burton! 34
Hay una frase que le robo a un gran
Piden a un policía -que en ocasiones
amigo y es tan sencilla como cierta:
también es morocho, llega a su casa y
“Es increíble que la vida humana no
usa gorra, escucha cuarteto, caga; en
sea motivo de escándalo y los saqueos
fin, es un ser humano- que apriete el
sí”. O sea, muchachos: ESTAMOS EN
gatillo porque “para eso están”. Pero
UNA CIUDAD QUE AVALA EL MÁRGEN DE
la cana son ustedes, muchachos. La
MORTANDAD CALLEJERA PERO NO DEJA
cana -o la falta de ella- son ustedes.
PASAR EL PIEDRAZO A LA VIDRIERA.
Lo mismo que el centenar de pibes que -no me cabe la menor duda- de-
Y como estamos en democracia, obvia-
ben haber sido increpados por alguna
mente, la minoría que apuesta por la
institución -la policía o cualquier otro
vida y la fuerza de la reflexión es aca-
ente monstruoso- para empezar la ola
llada. Cuando no se manda a callar por
de saqueos. Después es el efecto bola
las buenas, va por las malas.
de nieve: si él saquea, ¿por qué yo no? O el efecto bola de nieve inclusivo xe-
Pongan en la balanza: la vida de un ser humano, cualquiera sea, contra tres toneladas de lavarropas. Porque bási-
nófobo; si el negro de mierda saquea, ¿Por qué yo no?.
camente lo que están haciendo es eso: no es directo, pero es indirectamente. Ni siquiera es por omisión; va de manera secundaria porque ustedes eligen el cerrojo policial que existe hoy día. Piénsenlo y digan: si les ponen un arma en la mano apuntando a la nuca de un pibe -cualquiera sea- y les prometen una casa, ¿qué hacen? Quiero saberlo, realmente. Porque esa noche demostró que muchos de ustedes, estando ahí afuera armados, pidiendo a gritos una justicia vengadora y ciega como la de los peores textos bíblicos, purgue la ciudad de este malestar que no los deja dormir.
35
camino de #2 Un
FUEGO Por
Damian Connelly Ilustra Damian Connelly
En la columna
anterior
de introducción oculta en prosa)
(y en forma
hablamos
de sombras y momentos automáticos. Hoy finalmente comenzamos A transitar el camino.
H
ace tan sólo 4
espacio para relatar un poco
lleva a distintos lugares. Esa
dico a escribir, cómics, exorcizar esa parte
viñetas, recorriendo ese ca-
años que me de-
lo que es mi vida fuera de los
crear y editar cómics. Como
sombría y así poder hablar
como pocos) soy editor jun-
volver a la idea inicial. Cosas
muchos sabrán (O quizás to a Renzo Podestá del sello Dead Pop y guionista de có-
mics. Cuando me invitaron a escribir una columna para
esta revista, la consigna prin-
cipal era relatar experiencias,
de lo realmente importante y necesarias, causa y efecto.
Vayamos con lo importante.
HACER COMICS
anécdotas y otras rarezas de
Hay un camino de fuego
viñetas y la tinta. Como ha-
calientan y van tomando for-
mi vida en el mundo de las brán podido leer en la columna anterior, utilice ese
donde las ideas caminan, se ma. Es un camino sin final
aparente y que siempre nos 37
es mi forma de entrar en las mino.
Hacer cómics para una per-
sona de 34 años como yo, nacido bajo la constelación de cáncer, acostumbrado a
vivir entre sueños y pesadi-
llas; es un camino perfecto. Donde poder vagabundear y contarles historias paganas a
los viajeros, donde la tinta se escurre por los dedos de mis
pies y mis huellas forman rostros extraños y criaturas
deformes.
prarme todas las semanas
caso contar cómo y por qué
de vista y en mi camino, no
míticas publicaciones de la
el primer obstáculo en mi ca-
Hacer cómics, bajo mi punto
es un sistema, es un arma pasional con la cuál poder ma-
tar las voces que se retuercen
en nuestros cerebros. Uno debe sentir los pasos, entrar
en esos escenarios y vivir, vivir intensamente.
Si bien hace poco tiempo que
me dedico a publicar profesionalmente mis trabajos, los cómics siempre fueron parte
de mi vida. Siempre estuvieron ahí y siempre supe que
eran lo más parecido a un hogar, o quizás un templo, o
quizás también una religión
(Aunque pueda sonar un tan exagerado)
LOS PRIMEROS AÑOS
1. El mar.
una o dos revistas. Desde las
ya extinta editorial Columba
hasta las ediciones españolas
rrera.
de DC cómics, todo lo que
Después de ese accidente di-
cuando decidí que tenía que
siempre sentía que faltaba
me llegaba, lo leía. Fue allí
hacer algo con esa pasión y comencé a delinear mis pro-
pias historias, creando mis
propios universos de bolsi-
llo. Así empezó mi camino,
bujar no fue nunca lo mismo, algo, que las cosas podrían ser mejor, que la tinta no era
fiel. Sin embargo seguí intentando.
dibujando en playas. Por ese
Estudie todo lo que pude,
tos plenos de creatividad ex-
tes, asistí a talleres, edité mis
entonces los únicos momen-
plotaban en mis vacaciones de verano, ya que el resto del
año estudiaba, trabajaba (De lo que conseguía y siempre por cortos lapsos de tiempo) y vivía los conflictos normales de todo pre-adolescente.
Pronto llegó un pequeño temblor, un accidente que
tendría repercusiones por el resto de mi vida artística.
Comencé a leer cómics gra-
Tenía 15 años cuando expe-
viajes al mar. Ella solía com-
de cubito y radio, no viene al
cias a mi abuela en nuestros
pasó, pero la cosa es que fue
rimente mi primer fractura 38
hice la carrera de bellas arpropios fanzines y seguí es-
tudiando. Compro todos los
cómics que la situación de
ese año me permite comprar. Felizmente descubro el subsello para lectores maduros
de DC comics, VERTIGO, y ya nada podía compararse con eso, cada día que pasaba los cómics se iban integran-
do más con mi sangre. Si bien mi dibujo, mis historias y mis ganas progresaban; mi
salud no pasaba por un buen momento.
Pero la furia del mar siempre
mis historias, a mis mundos
neider. De esas reuniones de
plotar.
fera creada en ese cómic no
cieron mis primeras historias
está allí, esperando para ex-
2. La era oscura o como desmantelar un mundo de sueños con un simple insomnio crónico. 2001. Los problemas laborales, económicos y de salud ocupan la mayor parte de mis pensamientos, dejando
en mi cuerpo esa sensación de vacío continuo, llevándome a dormir una o dos horas
por semana y hasta a veces llegar a pasar semanas sin
y a mis personajes. La atmós-
me gustaba y sentía que mi
dibujo estaba a años luz de lo que yo tenía en mi cabeza, no
es algo que no le haya pasado a nadie, pero vale la pena
recalcarlo. Lo importante de ese primer cómic enserio
señor Javier Bordón, quien además me conectó con va-
rias personas que hasta hoy en día son mis amigos.
ese año, un proyecto llamado
do. Gracias al empujón que
terse de lleno en ese mun-
Javier me dio, me dí cuenta
dibujado y editado con mis
contar historias. Así comen-
fue el primer detonante para
enteras junto a Javier y otros
que me diera cuenta de que
debía prestar más atención a
do cada charla y cada idea que surgía.
los proyectos, los pequeños
factor y una impresora en Pergamino y nuestros sueños en forma de cómic. Recrear-
se. Bailar sobre las mesas de un aula llena de fanzines y
pensar que el mundo podría ser nuestro. Empezar a ca-
minar sobre ese camino que anteriormente les comen-
taba. Podría escribir miles
de anécdotas de esas épocas
que lo que más quería hacer, pero mi mala memoria haría
en aquel entonces) creado, más que los cómics en sí, era propias manos. Ese cómic
cada uno de ellos, disfrutan-
y grandes eventos, un bene-
Era hora de cambiar, de me-
xión muy literal con mi vida
la forma de ver las viñetas de
los cómics de otra forma, el
una persona que me hizo ver
mics. Mi primer revista au-
Noctámbulos (Leáse cone-
otras personas, adaptadas a
Pasó un tiempo y llegaron
3. Recrearse. Bailar.
togestionada sale a finales de
escritas especialmente para
fue que me llevo a conocer a
dormir. Rápidamente vuelvo
a buscar refugio en los có-
café, cerveza y cigarrillos na-
zaron reuniones de noches dos jóvenes dibujantes, Pablo (Honey) y Mauro Reifsch39
que se perdieran muchos detalles, entonces prefiero seguir avanzando.
CO N T I N UA R Á .
El
camino es siempre el mismo, con el cuerpo hecho mierda y encogido de hombros como tratando de proteger mi estima y pasar desapercibido entre la masa, agarro las tiras de mi mochila como un cabrón obediente que paga sus impuestos a término. En la intimidad puedo ser un tipo elocuente y hasta parecer inteligente aunque casi nunca agrado a las concurrencias, me vienen con toda esa mierda de que “gustos son gustos” Si claro, si total ahora todo vale igual. Estoy incómodamente apurado, decepcionado quizás, por sentir lo anticipado como una vieja maña vespertina que se repite una y otra vez hasta el infinito. Pero el tiempo ya no me importa demasiado, llegar treinta minutos antes o después no va a cambiar nada, el gordo Diego no se enterará, debe andar en algún cutre engañando a su mujer preñada con alguna pendeja que conoció en el baile. Misógino hijo de perra, ¡a la mierda con él! Mi paso es insolente, y más lo será ahora que pienso en el imbécil de mi jefe. La ciudad está jodidamente podrida por la noche anterior, ¿saben? La poli tira una especie de fluído verde para corroer las meadas y los vómitos fermentados por el sol que me hace arder los ojos y las jodidas fosas nasales. Más fuerte que el Manchester. Los transeúntes me empujan a propósito, o al menos eso me gusta pensar
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por Drag.
para sentirme un poco más vivo, entorpecen mi marcha como predispuestos a demorarme, un tipo se enoja porque no veo el camino y casi me saca de la calle con su hombro. Me mira a los ojos y quiero guamparle una trompada “¡me arden los ojos, infeliz!” Una mujer hermosa pasa por al lado y, mientras esquiva mis movimientos bruscos, me mira como oliendo mierda. “Al menos alguna me mira” pienso, y le pianto una sonrisa sin obtener respuestas. Sus tacos finos en el asfalto hacen un ruido molesto que se oye en toda la cuadra. No es fácil ser un rasca en un lugar donde, si no llevás una camisa de seda con aroma a algún perfume importado y estás acicalado como una puta oveja enferma, nadie te mira. Alzo la cabeza y todo es un maldito circo sonoro, me aturde que te cagás. Luego de una noche entera escuchando valvulares a todo palo mis oídos deben estar algo estresados, ¿saben? Trazo una línea recta con la mirada y fijo mi destino como en un videojuego de guerra o algo por el estilo. Hacia allá voy sin pretextos de falsos contratiempos. “Ojalá algo suceda que me libere de este puto infierno”. Pero eso simplemente nunca sucede, igual me importa una mierda, mi trabajo pasó a ser como una extensión de mi personalidad y la excusa perfecta para quedarme más tiempo tirado en la cama. Hace un calor que te cagas, según el pronóstico se esperan lluvias pero recién
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calidez del anonimato. Cada vez más gente me saluda y eso es algo que nunca quise, por lo menos no en estas calles corrompidas por el jolgorio burgués.
a partir de las seis de la mañana. “Mierda, encima corro el riesgo de mojarme y transmutar en anfibio beodo”. Me encuentro en uno de los puntos más efervescentes de la industria nocturna local. Rondeau e Independencia o la esquina de las faldas cortas y los vómitos corpóreos. Mi marcha es continua, nada puede pararme, estoy en lo que yo llamo el momento de aceptación: acepto que tengo que ir a trabajar, aunque yo no lo llamaría trabajar precisamente, y me impongo un horario límite. No lo hago por el cabrón de Diego, lo hago por mí y mi salud mental, ¿saben? Aunque en la superficie misma de mis poros dilatados no quiera ir.
Barajando destinos y mirándome las ojeras en los vidrios espejados de los edificios me veo polimorfo e imagino que soy todas esas figuras y a la vez no soy nadie. Las opciones de ser alguien se caen cuando tenés que pagar el alquiler en una ciudad donde cualquier joven de padres pobres debe elegir entre el call center o un bar, yo elegí el bar. Siquiera imaginar lo que es recibir insultos de un puto español lastracaviar o, peor aún, de un porteño que pasea en su lancha por el Delta del Tigre y no puede llamar a las trolas, me repugna. Quienes no somos atendidos por dios debemos remar con los brazos consumidos por la mala alimentación y las pocas horas de sueño, como auténticos conspiradores de la dura realidad. “Debería hacer lo que hizo Pancho”: el muy yonqui vendió todos sus muebles y se entregó a una suburbana vida de piezas alquiladas. Para eso debo renunciar a mis pretensiones, ¿saben? Y eso es algo a lo que no creo poder acostumbrarme.
Realmente desearía hacer algo, ¿saben? A veces pienso en los tipos que construyen barcos o cruzan el charco todos los días por negocios o deben ir a recibir un premio, lo que puta sea, y me pregunto qué se debe sentir ser alguien importante para el mundo. Estoy cansado de ocupar el mismo escalafón social toda mi vida, siento que mi curva de aprendizaje está estática, detenida en el mismo lugar hace años: el pibe del bar que te sirve la cerveza y ocasionalmente cruza algunas palabras con tu novia.
Evitando cualquier contacto visual y todo el rollo postmoderno del espacio público, veo un destello amarillo de alguna tipografía propagandística que dice “La revolución...” algo más. Fijate vos como
Ya todos saben mi nombre y eso me choca un poco, ¿saben? No siento la comodidad de ser un burro inadaptado en la
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apercibida excepto desde que un apurado intento de barbie colocó una de estas tiendas modernas con boludeces light y música blandita que no sabes si es un quiosco, un café, una boutique o qué mierda. Cada vez que paso y la veo besando al idiota de su novio grunge me dan ganas de mearle toda la entrada. Se ganó mi odio desde el día en que me dijo que no vendía cigarros “porque estamos a favor de la salud y la vida”, andate a la de tu reconchuda madre, en este momento estás matando a un pibe con tu cómoda indiferencia.
se cagan en cualquier esperanza de reforma, estos cabrones de las multinacionales sí que saben cómo llamar tu puta atención por más inteligente que te creas. Como si fuese cuestión de tirar un jodido cordón que diga “revolución aquí” para ver un mundo un poco más humano. El retazo del slogan está tapado por las hileras de autos lujosos y personas hablando por teléfono como cotorras, pienso que en realidad no están diciéndole nada a nadie. Hablan de números, clientes, agujas... nada. La hilera de autos avanza y el tipo que me obstruía la vista cuelga. Leo “...en lubricantes para motor”, astutos canallas hijos de su madre.
En el infierno
Llego y el tibio aire con olor a encierro golpea mi rostro, a partir de ahí todo se vuelve jodidamente mecánico: sacar puerta subir reja quitar chapones sacar mesas y sillas poner música lavar pisos y baños, sentarme a esperar la tormenta. Prendo el televisor y leo: “todo lo que te interesa saber está acá” con letras eléctricas y caras de botox, se me para a medias, pienso en masturbarme pero es muy incómodo, ¿saben? El baño apesta. En el desarrollo mismo del proceso que conlleva abrir, me siento condenado a realizar esta tarea por el resto de mi miserable vida. La peor parte es limpiar los baños, al llegar prendo la luz y no sé con qué carajos me voy a encontrar. Esta vez, dos o tres cucarachas salen ahuyentadas por el destello, les digo que no teman en voz
Cruzo y veo con aversión al yuppie que está sentado en el auto del semáforo que, cuando me digno a cruzar, el muy hijo de puta se pone en rojo y te juro que siempre es así. Lleva su camisa desabrochada y un reloj plateado que me refleja el sol en la cara. Detecta mis energías y me dice que me calme. Yo, por una afición a descargar cualquier bronca acumulada por los golpes de realidad en el momento, simplemente le grito “puto”. Frena, pero es la decisión más estúpida que puede haber tomado a la pico hora, un auto se la pone de costado y lo deja como una puta banana de lata. Entro en la última cuadra antes del punto de llegada, que siempre pasa des-
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anoche. Tres billetes arrugados se enredan entre mis dedos. Saco cuentas y me fijo si alcanza para la bolsa, alcanza. Llamo al mejor proveedor de la cuadra: “traeme dos por las dudas”. Con el polvo mágico todo es diferente, todo es positivo y el resto no importa, o importa menos que antes. Todo ese mar de pensamientos se reduce a un par de sniffazos que se traducen en proactividad laboral. Recibo un llamado del gordo para decirme que no vendrán esta noche “porque tengo la fiesta de fin de año en la oficina” Si, claro y yo tengo una reunión con el puto Elvis en el patio trasero de Iggy Pop. No sé si alegrarme por la libertad que eso me significa o amargarme porque otra vez voy a salir hecho mierda. Las mínimas esperanzas de disfrutar el día siguiente se van por el inodoro del peor baño de Córdoba.
alta. Es que ellas tienen el mismo derecho de estar ahí que yo. Más atrás, papel con semen y sangre, bolsitas de merca langüeteadas, toallitas femeninas usadas, un rollo de cartón con mierda que fue usado hasta donde se pudo, el resto quedó desparramado en el póster de Marilyn Monroe, me río porque le anticipe al gordo Diego que esto sucedería si colocaba un jodido póster en el baño. No pienso limpiar eso, deberá hacerlo él o su horrible mujer preñada, yo le avisé. El olor a meada concentrada me da arcadas, trago y echo abundante lavandina. Soy un puto esclavo de la mierda ajena. Mientras ordeno la parte trasera de la barra elijo qué tomar para arrancar el día y siempre gana el Whisky, esos malditos escoceses sí que saben pasarla bien. Escucho que de atrás gritan mi nombre y lo veo a “Billete”, el encargado del bar de al lado o un toxicómano que haría lo que fuera por unos mangos.
Trabajar con borrachos debería ser una carrera en alguna jodida universidad, ¿saben? Yo podría ser jefe de alguien o algún chupamedias talentoso. La ley dice que cuando están en pedo no se les debe vender más, yo les vendo callado y trato de caerles bien hasta que vea que suelten todos los billetes. Después ni los miro y si me fastidian los mando al bar de al lado que tiene un corte más reventado bajo la excusa de que hay más mujeres con menos ropa. Lo más parecido a una figura femenina en ese cutre es la puta heladera. Les exprimo la sangre cobrándoles más de
Llegan las primeras personas y yo ya estoy algo achispado, el día que vendan este bar seré parte del paquete sólo para seguir tomando gratis, ¿saben? Atiendo a la concurrencia con demagogia rebuscada para chantar propina, algunos dejan pero la mayoría se va sin dejar nada más que vasos sucios y envases vacíos. Rasco el fondo de mi bolsillo trasero donde, en algún momento de lucidez, puse unos pesos
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cóctel de fármacos debo echarme un poco de crema con Lidocaína para que sanen un poco las hemorroides, el culo de mandril ya es un problema de mi madre.
lo que consumieron u ofreciendo los tragos más caros, ya nada me importa. En un trabajo como el mío, cualquier rastro de moral y respeto por el prójimo queda anulado en el tercer cliente, ¿saben? A partir de ahí viene la aceptación de las estructuras comerciales que impulsan mis ganas de hacer guita.
Las calles comienzan a llenarse de a poco y cuando creí que no habría nadie, el bar se llena en un instante. Hay días en los que no viene nadie, literalmente. Suelen ser los días de semana que, si bien me llevo poca guita, puedo escuchar música rara y leer un poco para desconectar, descompaginando así con la Argentina que suena en el resto de la cuadra: cuarteto remixado con una base de música electrónica y frases como “arriba toda la noche”; y personas hablando de peleas plata drogas putas noches facones asaltos motores fútbol. Soy la jodida resistencia cultural de la Rondeau.
Tengo cincuenta pesos para comer pero siempre gasto demás. El menú es simple: Pizza, tostado, lomo, milanesa. Cualquier cosa sale con papas fritas, puré o ensalada: “¡estoy podrido de comer pizza!” Córdoba es la puta capital argentina de comida chatarra, quizás se deba a una idiosincrasia sumergida en el hedonismo, tanto no sé. Mi estómago está cerrado como un culo por la merca, ya nada de eso podría entrarle. Renuncio a la antropofagia y me llevo los cincuenta como parte de la paga.
Pero esta noche no es el caso, esta noche las calles son invadidas por una oleada de estudiantes. Cuando hablo de estudiantes hablo de niños totalmente vacíos y precarizados de conocimiento alguno, jóvenes que tomaron lo primero que papi y el sistema de los estereotipos le revolearon por la cabeza: un departamento de dos ambientes en un edificio al lado de un puto boliche y una carrera de corte liberal como abogacía, administración de empresas, arquitectura o marketing.
APTO PARA TODO PÚBLICO
Son las 00 y ya estoy duro como el jodido Excalibur. Me salió un huevo abajo de la lengua que se hincha y duele que te cagas, el marica del doctor me dijo que tengo una glándula tapada por el exceso de tabaco, maldito maricón, lo único que quiere es llevarse su parte de la mosca de mi obra social. Me recetó Amoxidal 1mg, a lo que le debo agregar Actrón 600 mg y Omeprazol porque sufro de gastritis por culpa del cabrón de mi padre. Luego de ingerir el
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Al parecer todo circula bien y eso
Si querés mear safaste, de cagar ni hablemos. Te abren la puerta seguro. Mi panza está hinchada de bosta, casi una semana sin poder sentarme en el inodoro tranquilo, quizás sea por eso que ando tan alterado.
me ayuda a disfrutar la cocaína, comienzo a vender, la caja se llena de billetes, más de una vez pensé en fliparme con toda la pasta, ¿saben? Entre chifles pienso: 130, 225, 205, 310, 90, 75, 150.... los mismos patrones numéricos que se repiten una y otra vez mediante cómputos escalofriantemente idénticos. El bar se llena de gente y todos somos partícipes del show de la puta hipocresía capitalista: la clase baja simula que es clase media y puede salir a tomarse una pinta aunque no tengan para comer; la clase media simula que es clase alta y se gasta toda la guita en tragos caros, no dejan propina y se van sin mirarme a los ojos; la clase alta ni siquiera nos mira.
Entes predecibles
La gente es realmente estúpida, y las encuestas que realizan empresas como Coca Cola para sus estudios de mercado tienen razón, ¿saben? En una cuadra entera llena de bares van almas inocuas en búsqueda de algún lugar para consumir alcohol, simulando que buscan algún estilo en particular y sólo se guían por las lucecitas. Si atraviesan la barrera de tarjeteros de dieciocho años explotados por sus jefes turcos, entonces llegan a mí y debo persuadirlos para que se sienten a gastar su dinero. Debo admitir que soy realmente bueno convenciendo gente, ¿saben? Una vez convencí a un tipo de sentarse solo al lado de su ex novia y sus amigas que lo trataron de cornudo toda la noche. Pobre bastardo, al final de la noche me dijo “nos engañaste a todos”. Odio que seamos tan predecibles, ¿saben? Somos una puta masa amorfa que camina con destino incierto para satisfacer sus placeres instantáneos. Los resultados que arrojan los estudios de mercado son ciertos, y eso es lo lamentable.
Un grupo de los de clase baja se sienta adentro, tomando una violenta distancia que tranquilamente se podría traducir en auto-exclusión, uno de ellos comienza a invitar las rondas, mientras le hago el trago más caro de la carta, éste se acerca a la barra e innecesariamente me dice “Yo meto caño, loco”. Lo miro con cautela y le digo que siempre será bienvenido. Le llevo su trago con una sonrisa. Las cervezas entran y salen, los cajones se llenan y debo reponer. ¡Jodida maniobra! Es un espacio muy reducido, me siento un esclavo de la trata de personas o alguna oscuridad por el estilo.
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Visitas
tragar. Quizás por eso Nacho sea un adicto a las apuestas y el sexo. Por algún lado hay que destilar tanta humillación manifiesta.
Go Home
Cuando no están cobrando coimas o comiendo facturas pasan por los bares a controlar que todo esté en ley, me refiero a la municipalidad. Yo tengo suerte, a cada persona le asignan un área. Mi área fue asignada a una tetona de unos 35 años con un adicto al trabajo en casa que no le toca un pelo hace meses, tuvimos atracción mutua desde el primer día, ¿saben? La consulta, petición de papeles, soborno o multa y diversos procesos burocráticos se reducen a una buena mamada en el baño. Le doy unas cuantas nalgadas en su maduro trasero y le acabo todos los pendejos en la boca. Salgo pensando que me habrían podido saquear el bar entero, pero eso no es así y me alegro, una vez más no he recibido mi merecido. La tetona municipal continúa su rutina y yo enciendo un cigarrillo, el número veintitrés de esta noche. ¿Les conté que al final no le mostré ningún papel?
Empiezo a cobrar todas las mesas para cerrar los números y quedarme con la pendeja de la mesa dos que no para de mirarme con hambre sexual, recién me acaba de guiñar el ojo y ya la tengo tiesa mientras me la imagino desnuda paseándose por el bar cerrado. Hay dos cabrones que se le sentaron a ella y la amiga que no se quieren ir. Pobres imbéciles, ni se imaginan que el pibe del bar al que nadie observa se las tirará a las dos juntas, que se vayan de una buena vez, che. Enfrente del bar hay un boliche que no es otra cosa que un lavarropas de guita de algún magnate de prostíbulos rehusado a pagar impuestos. Cuando no está vacío, está lleno de malditos resentidos que harían lo que sea por un celular con cámara o un par de zapatillas Sálomon. El patovica es un pelado de dos metros de largo y tres de ancho con voz de buenito, en realidad es un maldito enfermo que se pasa los derechos humanos por el centro del orto, ¿saben? Creo que nunca vi una persona tan violenta como el pelado y, quizás, mi padre. Desde adentro escuchamos un grito de dolor y vemos una bola antropomórfica de piñas salir del boliche entre el desmán de un grupo de quincea-
Llega Nacho y me dice que tuvo una noche del demonio, destapo una birra para los dos y me cuenta. El hijo de puta se garchó un traba por guita. Me dice que no le cuente a nadie. La madre de Nacho es súper obesa, ¿saben? El Rengo me dijo que una vez la tuvieron que sacar de su casa con una jodida grúa, eso si que es duro de
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una tranza para quedarme hasta que me baje la merca a cambio de una botella de Branca. El cana está tan cagado de hambre como vos, cualquier cosa le viene bien y a estas horas un Branca no es poca cosa. Enciendo el cigarrillo número cuarenta y cinco y salgo afuera. El panorama ya no es el mismo: las mujeres se convirtieron en jodidas muñecas chillonas con el rímel corrido que piden verga a gritos, pero que no se note; el perfume de los quince fue anulado por el olor a etílico y líquido para piso. Los hombres, acicalados y con un par de botones menos en sus camisas, apenas pueden estar de pie por todo el alcohol que ingirieron y cantan algún tema de hinchada mientras siguen a las ninfas: “Desde el cielo te voy a alentar...”. Cualquier cosa que puedas llegar a decir va a ser motivo de pelea. Las situaciones son una jodida bomba de tiempo, la calle es una jaula plagada de monos asustados con ropa cara. Yo estoy en el juego, mi vida es ésta y la acepto sin remordimientos, ¿saben? Soy parte de la jaula fanática, soy ese ojo que mira como engañás, como te drogás, como te sumergís en alcohol para tapar heridas. La impunidad más descarada me pone en situación de cómplice de todo lo que puedas imaginar. Soy una pequeña parte de todos los hemisferios que posee este fascinante mundo de autodestrucción. Mientras vos dormís nosotros contamos historias con finales amanecidos en esta trama tramposa que significa trabajar de noche.
ñeras con todo el hocico perforado. La riña habría empezado porque un manija arrancó, literalmente, el lavatorio del baño de hombres e inundó toda la planta alta del local. El cabrón tiene pelotas, debo admitirlo. Entre cuatro lo agarran y le pegan a matar. Un pibe de dieciocho años con tres hijos trabaja en el lavarropas y realmente lo lamento por él, se está criando rodeado de violencia, ¿saben? Convive con chiflaculos que le pegan a sus mujeres seis días a la semana. Pega el patovica, pega el dueño y sus alhajas rechinan, pega el pibe y, porque sí, pega uno que estaba ahí afuera parado. Cuando el pobre tipo cae al piso, el pelado esquizoide le da una patada en la cara con la suela de las botas que le regalaron en la infantería. El manija queda inconsciente. Los amigos lo levantan y entonces viene la policía. Del móvil se baja un cana petacón que porta una 9mm cargada, habla algunas palabras con el dueño del lugar y se llevan a todos presos. El tipo sigue tirado en el asfalto desangrándose y nadie hace nada, para mi está muerto. A las cinco de la mañana debemos cerrar todos, pero eso rara vez pasa, ¿saben? La franja permisiva se divide entre los que dan coimas y los que no. Si a los canas no les gusta tu cara te clausuran, si sos rubio sus limitados esquemas positivos se activan y capaz te dejan un rato más. Yo soy rubio, aunque mi pelo este cada vez más blanco y sea menos. Hago
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