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ENTREVISTA SAU AL ARQ. MARIANO ARANA
EN EL MES DE OCTUBRE RECIBIMOS AL ARQ. MARIANO
ARANA EN LA SEDE SOCIAL DE SAU PARA UN INTERCAMBIO EXQUISITO CON NUESTRA PRESIDENTA AL MOMENTO, ARQ. NATALIA BRENER MACEIRAS QUE RESULTÓ EN UNA ENTREVISTA ESTRENADA EL PASADO monial de la ciudad a la que luego seguirán varias más. Es tiempo de reconocer a aquellos que lograron conformar este primer eslabón en la defensa del Patrimonio, analizar nuestro presente y considerar de qué forma podemos aportar a la creación de futuro, siempre apoyados en nuestro pasado.
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Entendemos que este aniversario no puede pasar desapercibido, que es momento de reconocer y potenciar el trabajo coordinado que se hace por lo patrimonial, incluyendo todas las miradas y logrando la sinergia necesaria para que la protección sea efectiva.
Debemos lograr la unión de autoridades departamentales, nacionales y municipales, públicos y privados, la ciudadanía en su conjunto y así poder trabajar juntos en la revalorización de nuestro casco histórico que en 2024 cumplirá los 300 años del inicio de su proceso fundacional.
Volviendo a Mariano. Junto a quienes conformaron el GEU tuvieron la valentía de hacer pública su denuncia en tiempos de dictadura, no se quedaron callados y demostraron que les importaba su ciudad.
Supo ser Intendente en dos períodos, Ministro, Senador, Edil y siempre un vecino más. Saber escuchar a todos, trabajar en forma colectiva y defender la ciudad no solo por sus edificios sino por su gente. La ciudad sin sus vecinos no es nada.
Su trabajo ha sido siempre un ejemplo para todos, más allá de cargos, organizaciones o partidos políticos. En la defensa de su, nuestra, Montevideo ha logrado que las más diversas miradas se unan para alcanzar juntas los objetivos, para que sea la ciudad más armoniosa y disfrutable posible para todos.
Al recibir el premio a la trayectoria otorgado por el MVOTMA hace unos años, comentaba los dos términos que se utilizan en francés para denominar a la ciudad, "Ville" que refiere a lo edilicio y "Cité" que habla de los edificios incluyendo a la gente. Por la gente como centro es que ha dedicado su vida y su trabajo Mariano. Los vecinos como la razón de ser de la ciudad.
Nos comprometemos a seguir ese camino de trabajo y a realizarlo en forma colectiva.
Gracias Mariano, tan ilustrado como valiente.
27 DE NOVIEMBRE EN EL HOMENAJE ESPECIAL EN EL MARCO DEL DÍA DEL ARQUITECTO/A EN FADU
Fue un encuentro entre colegas, proceso enriquecido de discípula y maestro, en el reencuentro y remembranza de horas de aula y un camino de aprendizajes que nunca acaba.
Compartimos parte de la recopilación aquí. La entrevista en audiovisual la pueden disfrutar en el canal de YouTube de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay.
Natalia Brener: Es un gusto empezar a charlar sobre vos. Sobre el principio. Sobre cómo empezó ese romance entre Mariano Arana y la arquitectura. ¿Cómo fueron esos primeros pasos?
Mariano Arana: Medio complicado hablar de los primeros pasos de la arquitectura… Claro, después traté de entender por qué… cómo empezó eso de la atadura con la arquitectura sin tener idea que había una facultad donde se estudiaba arquitectura. En todo caso, hubo dos cosas que me atrajeron de entrada: la música y la arquitectura. Después me acordé de que siempre fue una idea medio maniática la de atar música y arquitectura. Nunca entendí muy bien por qué esas cosas, pero se dio así. Cuando yo entré a facultad enseguida me topé con una publicación donde hablaba de patrimonio y de eso de no transformar la ciudad en un museo. Me quedó grabado eso… la ciudad es permanencia y cambio.
Natalia Brener: Contanos cómo surge, cómo se trabaja además desde una mirada también interdisciplinar.
Mariano Arana: Bueno, mirá, en mi caso yo entré a la facultad en el ‘52. Había pasado todo un acontecimiento, una especie de revolución, con algunos tipos muy vinculados, muy influidos, muy politizados en su pensamiento que es lo que había motivado ese gran cambio de la facultad y otros cambios que también se dieron casi contemporáneamente en la Universidad, con la Ley Orgánica y demás. Yo creo que era una cosa muy fermental, muy atractiva. Y entras ahí en esa facultad y la ciudad en sí, la arquitectura, y la empezás a mirar con ese cambio de mirada de cuando uno entra a facultad y empieza a interpretar con otros ojos. Siempre hay un cambio de mirada cuando vos después te encontrás con docentes.
Yo desgraciadamente no llegué a conocer a Vilamajó, que me hubiera encantado conocerlo.
En cambio, conocí a mucha gente, entre otros a Payssé. Pero no sólo, también a Artucio, por ejemplo, que trabajaron junto con él en algunas cosas.
Y a mí me gustó de entrada la historia de la arquitectura, de entrada. Porque además teníamos un docente excepcional que era Artucio. Él y la mujer. Que la gente, sobre todo, que daba las clases
MARIANO ARANA en el IPA, la respetaban porque ella era menos atractiva, a decir la verdad. Porque era más severa, porque era más no se cuanto y Artucio era algo cautivador. A él creo que era de los pocos que lo dejaban fumar en la clase. Entonces todo aquello le daba un cierto esplendor. Y además hablaba muy bien y te cautivaba mucho hablando de los grandes tipos que empezamos a saber quiénes eran los tales grandes rápidamente. Porque él ya había viajado anteriormente, la mujer también. Y tenía además uno de los hijos, que también siguió en arquitectura, pero que era algo menor que nosotros, pero nos encontramos en un viaje donde todos nos encontramos con todos, esas cosas que pasan en la facultad típicas.
Y de los grupos de viaje, que es otro de los atractivos de la facultad, no olvidarte de eso, porque eso yo lo tenía muy presente; porque yo hubiera querido viajar con mis primos, pensando que mi papá podía tener las posibilidades que tenía su hermano banquero, y no fue eso así que siempre me quedé con aquella idea que también hacía que la facultad fuera particularmente atractiva para muchos de nosotros.
La gente elegía a sus propios docentes en general,y no se cuestionaba eso.
Y se preparaba país por país, y se viajó mucho; nosotros siempre viajamos tanto la primera vez que viajamos como estudiantes como después, cuando me tocó acompañar a un grupo, viajamos primero en barco, en un barco argentino que era el último viaje. Hacete una idea de lo que era el barco, la comida, todo.
Natalia Brener: ¿Cuánto demoraban ahí desde que salían desde Montevideo?
Mariano Arana: Más o menos unos 20 días, quizá algo menos, pero aprovechamos esos pasajes en barco porque era de lo más divertido también. Con un grupo que éramos menos de 30. No sé, no me acuerdo si eran 28, 29 por ahí. Además, la gente se había preparado especialmente país por país, porque tenía que dar clases en la tarde. Y mira que la tomamos en serio. Nos la teníamos que tomar porque se pasaban los horarios, se pasaban multas para aquellos que no cumplían y se cumplían todas esas cosas. Yo creo que se aprendía muchísimo para aquellos que tenían vocación de verdad de aprender.
Natalia Brener: Yo me acuerdo cuando estudiaba historia y me acuerdo de vos con un bastón de madera caminando por el salón de actos mientras dabas esas clases maravillosas. Con ese bastón vos ibas haciendo cambiar las láminas, las diapositivas y despertabas a alguno que otro que andaba como medio distraído. ¿Cómo fue eso de la docencia en la facultad?
Mariano Arana: Esa sala de actos era una acústica, una vergüenza, era una acústica pésima, ¡pésima!. Que contraste ¿no? Pero además te morías de frío en esa facultad y teníamos la clase de 7 a 9, creo que eran los martes y al otro día porque no cabían y qué sé yo, teníamos que volver de 8 a no sé qué. Era una cosa espantosa. Entonces yo trataba de inventar chistes, pero yo decía "este no lo habré repetido". La defensa del patrimonio, pero a su vez de cómo crecemos, de cómo vamos avanzando…
Natalia Brener: ¿Cuáles son los desafíos? ¿Qué te parece? ¿hacia dónde tenemos que ir?
Mariano Arana: Mirá, es un desafío de verdad, porque yo casi me desmayo cuando me dicen que van a hacer una isla aquí, ¿pero por qué una isla? toda agua esto. Lo que fue fundamental para nosotros fue trabajar en el movimiento cooperativo y en obras bastante complicadas, algunas de ellas que eran conjuntos de varias cooperativas. Como el caso de la mesa uno, mesa dos, que eran centenares, nos enloquecimos.
Natalia Brener: Pero ahí entra otra parte fundamental que tiene que ver con la gente ¿no? Con la participación, con ese vínculo directo.
Mariano Arana: Es que se lo creyeron lo de la participación y me parecía bárbaro que se lo creyeran. A mí me terminaron teniendo miedo después de toda la bulla que habíamos metido con el grupo de Estudios Urbanos. No logré nunca eso sí que ninguno de las 20 personas que formaban parte del grupo de Estudios Urbanos, se animara a decir un solo vocablo. Y era una cosa que no había manera, claro que para el que nunca dio clases, aunque fueran 300 personas las que había ahí, es difícil. Pero tenían un orador de primera.
Natalia Brener: Sí, bueno, pero eso no es lo mejor ¿no?
Mariano Arana: No es lo mejor, pero la verdad que sirvió muchísimo porque se formaban unas colas y cada tanto en las radios pasaba "nuevamente el próximo viernes pasa nuevamente no sé qué del grupo de Estudios Urbanos que conduce Arana". Siempre era Arana, siempre era Arana. Estábamos en plena dictadura también, recordemos eso. Hasta el punto que gente muy amiga, que estuvo muy golpeada en la cárcel, que la pasó muy mal la verdad, de pronto oye, ah por qué pasaban curiosamente muchas obras por los parlantes, cosas de radio, por ejemplo, de Zitarrosa, y yo decía qué raro Zitarrosa, porque todo el mundo sabía que, si no era comunista, era no sé qué, pero les gustaba a los soldados. Una cosa rarísima.
Y de pronto este muchacho muy amigo, el padre tenía una panadería, la hermana trabajaba, creo que también en ella entonces cuando sale me lo encuentro en el cafecito este de la Ciudad Vieja, en Ituzaingó casi 25. Y entonces me dice tú sabes una cosa, ¿no? Cuando empezaron a decir de nuevo que el próximo viernes no sé que el profesor Arana, no sé cuánto, va y le dice a todos los demás en el recreo: "Otro más que se pasa para los milicos". Era yo. ¡Imaginate!
Natalia Brener: ¿Cómo ves tú el rol de la Sociedad de Arquitectos en la sociedad? Que es un tema que venimos trabajando fuertemente, que nos interesa tu opinión sobre esa participación de los arquitectos en el gremio, en esto que se genera a partir de más de 100 años, pero que genera comisiones asesoras, que genera áreas de reflexión. ¿Cómo ves eso? ¿Qué desafíos tenemos nosotros?
Mariano Arana: Yo creo que no solamente han tenido desafíos, sino que han tenido aciertos, yo que siempre he utilizado a la Sociedad, pero nunca estuve participando porque creo no tenía ni tiempo para escribir lo que me pedían para la revista.
Natalia Brener: Bueno, en la revista participaste siempre.
Mariano Arana: Siempre sI.
Natalia Brener: En la biblioteca también.
Mariano Arana: También…
Natalia Brener: Por ejemplo, un artículo que me causó gracia "Cien años de Sociedad" ¿te acordás? Había salido "Cien años de soledad".
Mariano Arana: Vino a propósito… esas son astucias. Bueno, lo cierto es que gracias a esas astucias y a los conocimientos que teníamos de mucha gente que había estado acá o que supimos que ya había estado, o que leíamos en las revistas es que se le empezó a dar importancia a la arquitectura que se hizo acá y a la que se hizo en tantísimos otros lados y vino de ahí.
DECLARACIÓN DE CIUDADANO ILUSTRE.
El pasado miércoles 23 de noviembre, la intendenta de Montevideo Carolina Cosse, junto a la presidenta de la Junta Departamental de Montevideo, Sofía Espillar le hicieron entrega al colega Mariano Arana, la medalla que lo distingue como Ciudadano Ilustre de Montevideo, en un acto realizado de manera conjunta en el Teatro Solís.
Al evento al que, desde SAU fuimos especialmente invitados/as no faltaron los espectáculos artísticos, que se coronó con la proyección de un audiovisual que retrata desde el niño admirador de los grandes edificios montevideanos, recorre hitos de la vida de Arana, y se centra en particular en su actuación como intendente de Montevideo.
En la ceremonia, ediles que compartieron su bancada en el período 2015-2020, le entregaron una plaqueta y se leyeron dos mensajes: de la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón; y del ex intendente de Montevideo, Ricardo Ehrlich, ambos fuera del país en ese momento. En su discurso, la Intendenta de Montevideo repasó la larga trayectoria de
Arana en sus múltiples facetas, tanto académicas como políticas, y resaltó que "en todas ellas transmitió y sigue transmitiendo una pasión única".
También recordó su actuación, en 1981, "cuando recorrió Montevideo con un audiovisual que se llamaba Una Ciudad sin memoria, que era una respuesta pública a un gesto de barbarie cultural", con el que la Dictadura desafectaba inmuebles del estatus de Monumentos Históricos Nacionales, porque la ciudad construida era solo un espacio para los negocios en momentos en que campeaba el neoliberalismo del régimen.
En sus palabras de agradecimiento, Arana bromeó con su habitual sentido del humor y humildad, expresando que "no sabía que había hecho tantas cosas" y discurrió a través de recuerdos y anécdotas, en particular, rememorando los trabajos de remodelación del teatro Solís una obra emblemática para Montevideo y esencial para la cultura nacional.
I N T E R -
N A C I O N A L E S