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Argumento MVD 360
Contexto
La propuesta MVD360 se desarrolla dentro del marco de la Ley de Iniciativas Privadas. De acuerdo a ella, cualquier particular (sea persona física o jurídica), puede presentar a la Administración una iniciativa a propósito de un tema que le interese, debiendo esta expedirse en tres instancias sucesivas. Primero, en el ámbito de un Estudio de Perfil (idea, estudio preliminar o anteproyecto, según el caso), luego de un Estudio de Factibilidad (anteproyecto avanzado o proyecto ejecutivo) y, finalmente, en el marco de la o las licitaciones en que esta iniciativa concluya, en el marco de las cuales el promotor contará una ventaja comparativa que el Estado definirá.
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En todas estas instancias, la Administración puede aprobar (lo que habilita la etapa posterior), o desestimar la iniciativa, sin incurrir en gasto o compromiso alguno. Puede también, naturalmente, solicitar, sugerir y exigir cambios, para dar lugar a la evolución de la iniciativa hacia algo que le resulte interesante y apropiado.
En este caso en particular, el proyecto que se difundió constituye el producto del Estudio de Perfil de una iniciativa privada y, como se ha sabido, ha sido aprobado por el Gobierno Central para pasar a la etapa siguiente, pero desestimado por la Intendencia Departamental.
Hace ya dos años, un grupo de promotores se acercó a nuestra oficina, en función de la especialización reciente que ha adquirido en la formulación y desarrollo de Iniciativas Privadas (esta experiencia incluye la formulación de otras cuatro en las áreas de la salud, el transporte y el desarrollo sustentable, varias de las cuales están hoy siendo consideradas). Estos promotores compartían la visión acerca de la escasez de tierra en primera línea para distintos desarrollos, y la idea, naturalmente disruptiva, de que esta tierra se podía generar en el agua. Tenían también identificada un área relativamente importante de afloraciones rocosas, en el límite entre Punta Gorda y Carrasco, conocida como “Islote de la luz”, que evaluaban como una ubicación favorable.
Para afrontar este desafío conformamos un equipo de asesores de primer nivel, integrando las especialidades usuales, pero también otras específicas, vinculadas al impacto ambiental, de tránsito, al estudio de las dinámicas costeras, así como a los temas económicos y financieros. Integramos desde el comienzo al arquitecto Diego Capandeguy como asesor en el área urbanística, con quien hemos desarrollado, históricamente, varios proyectos. El producto final fue un documento de 240 páginas, con estudios sectoriales a nivel de anteproyecto, gráficos generales y de detalle, que constituyó la propuesta presentada a la Administración (ingresada por Presidencia, pero compartida integralmente con la Intendencia Departamental).
Este desafío era, desde la óptica profesional, complejo, y nutrido por múltiples perspectivas. Por tal razón se intentó ir más allá de la mera propuesta desarrollista inmobiliaria, para incorporar cuestiones que la equilibraran desde la óptica ciudadana. Una difícil tarea, que pretendió conjugar la viabilidad económica para el desarrollista, con la incorporación de ámbitos diversos de acceso libre y público, con una impronta novedosa para Montevideo.
Propuesta
Compartimos a continuación, muy brevemente, algunas de las problemáticas que se consideraron desde un comienzo.
Toda ciudad posee, más allá de su deseable integración socioespacial, territorios que, producto de diferentes condiciones (conectivas, paisajísticas, históricas, etc.), se transforman en espacios preferentes para las actividades y desarrollos de mayor calificación.
Carrasco es, desde hace más de un siglo, el ámbito emblemático de esta condición para Montevideo. Sin embargo, la disponibilidad de tierras dentro de sus límites se ha agotado, forzando la expansión residencial más acomodada hacia el vecino Departamento de Canelones (Parque Miramar, La Caleta, barrios privados, etc.). En dicho sentido, cabría plantearse algunas preguntas disparadoras:
¿No debería Montevideo generar las posibilidades de retener, e incluso recuperar, unos habitantes que históricamente tuvo, vinculados a los grupos sociales de mayores ingresos?
¿Podría hacerlo utilizando los desarrollos que estos apetecen para brindar a la vez espacio público de calidad, integrado, y de alto nivel de diseño a todos los montevideanos?
La materialización de estas apetencias, ¿Podrá ser además un proyecto de gran alcance que posicione a Montevideo como una ciudad de vanguardia en temas paisajísticos, energéticos, ambientales y de diseño?
Sobre estas hipótesis de partida fue que se intentó desarrollar una oferta sui generis para el Montevideo futuro, considerando que, por inusual que parezca, la ciudad posee una larga historia de grandes transformaciones que la llevaron a ser la que es hoy, inclusive operando sobre sus límites naturales (basta recordar la Rambla Sur, los grandes equipamientos en Parque Batlle, la reciente transformación de la Bahía y el área portuaria).
Aceptado provisionalmente lo anterior, se optó por la utilización de la condición insular como estrategia poética, preguntando, una vez más:
¿No resultaría provocadora la idea de que los montevideanos pudieran pasear en un futuro próximo por la única isla accesible peatonalmente de la costa uruguaya?
¿No podrá ser esta isla, además, un espacio de fuerte componente natural, donde se encuentren espacios públicos innovadores y de gran valor ambiental, además de inclusivos y democráticos?
¿No podremos albergar la esperanza de que el uso y la apropiación colectiva de esta isla y sus espacios naturales vayan afianzando la sensación de que forma parte de un paisaje arcaico, preexistente y recuperado de la costa montevideana? ¿No habrá tenido Montevideo siempre una isla?
En consonancia, se intentó desarrollar una islaparque sustentable, que poseyera una matriz geométrica sencilla y adaptable; un perímetro continuo de espacio público equipado y forestado, compuesto por espacios para recorridos (bicisendas y senderos) y espacios de reunión (honrando la mejor tradición uruguaya del acceso y usufructo público de la costa); un pulmón verde compuesto por un gran bosque al abrigo de los vientos dominantes, también equipado y diseñado para el uso público; una infraestructura vial con calles debidamente acondicionadas paisajísticamente; una infraestructura energética, ambiental, hídrica y paisajística pensada para minimizar el impacto al medioambiente y el consumo de recursos; un espacio comercial de uso público, y; un área portuaria liviana que, además de poseer sus correspondientes zonas de puerto seco y servicios, fuera un ámbito de paseo y disfrute para todos los montevideanos.
Pero, además, para esta isla se pensó la gestión del tiempo a través de la gestión del paisaje, articulando un paisaje del “mientras tanto”, que se fuera transformando a medida que los desarrollos in- mobiliarios se concreten, manteniendo siempre su carácter: agreste, natural, anfibio. Un paisaje donde se contemplen los tiempos del paisaje natural, con sus cadencias, sus ritmos, siendo estos considerados desde el comienzo.
Finalmente, se prestó especial atención a la articulación paisajística con la ciudad existente, desarrollada sobre unas pocas claves de acción:
A: La reconstrucción del espacio costero circundante, pero incorporando, además, grandes masas rocosas, mini playas y piscinas naturales, ‘parches’ de vegetación autóctona;
B: La permanencia y reafirmación de la estética “rambla”, incluyendo sus elementos icónicos: el muro – banco de granito como límite, la materialidad de sus pavimentos, las pasarelas que se adentran en el agua, etc.;
C: La incorporación de nuevos elementos ambientales: recuperadores de energía eólica, solares, estructuras y artificios que utilizan el oleaje y la marea para reconfigurar los espacios de paseo, y generar episodios paisajísticos singulares;
D: La cuidada integración de las preexistencias, como las instalaciones del Club Náutico y las áreas gastronómicas y de pesca ubicadas en el acceso Este de la Playa la Mulata.
En suma, el proyecto confronta la usual expansión anodina de las periferias, con la ideación de una gran operación de imaginería compleja, edificada sobre la base de un fuerte argumento urbano – paisajístico, que, contrariamente a lo que se ha postulado, podría actuar de polo concentrador a escala metropolitana.
La propuesta estará disponible próximamente en redes: @fabricadepaisaje