EDUCAR COMO DON BOSCO
¿A qué jugaban en el oratorio de Valdocco? Por Luis Timossi, sdb
Deportes, juegos de salón, paseos, trucos de magia, recreaciones de batallas: el juego y el entretenimiento eran parte de la forma de ser y educar de Don Bosco. El juego y el entretenimiento fueron, desde siempre, un modo de ser y de comprender la vida de Juan Bosco. Por lo menos así lo relata en las Memorias del Oratorio. Él mismo se describe de niño de esta manera: “A los once años yo jugada a los dados, al salto mortal, a la golondrina —que consistía en apoyarse en una vara fija en el suelo y levantar horizontalmente el cuerpo, haciéndolo girar con sucesivos impulsos de las piernas—, caminaba sobre las manos, saltaba
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y bailaba sobre la cuerda, como un saltimbanqui de profesión”. Es el adulto que se hace niño por amor, para “demostrar” que ama y ganarse así el corazón del muchacho. Y de su paso por la ciudad de Chieri, durante los años de sus estudios secundarios, da esta pincelada: “Además de entretenimientos como el canto y la música, la declamación y el teatro, en los
Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica
que participaba de corazón, había aprendido algunas otras destrezas: naipes, tarot, balón y tejo, los zancos, el salto y las carreras. Eran cosas que me encantaban y si no era un diestro en todas ellas, tampoco era un jugador mediocre”.
¿El “Harry Potter” siglo XIX? Y… ¿qué decir de la prestidigitación? Así nos narra sus “artes mágicas”, quien luego llegará a ser reconocido en muchas partes del mundo como “patrono de los magos e ilusionistas”: “Entonces quedaban todos boquiabiertos al