16/3/2017
La otra cara del comercio electrónico
EMPRESAS DE MENSAJERÍA
La otra cara del comercio electrónico El auge de las ventas 'online' y las entregas rápidas dispara las plataformas de mensajería inmediata La mayoría de los trabajadores de este sector son autónomos y se pagan su vehículo de trabajo COMENTARIOS
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FERRAN SENDRA
Trabajador de la empresa de reparto Deliveroo.
CRISTINA MARTÍN VALBUENA / BARCELONA BARCELONA VIERNES, 9 DE DICIEMBRE DEL 2016 12:05 CET
Barato, rápido y más barato. Los consumidores cada vez exigen más. El cliente se ha acostumbrado a pedir un libro en Amazon y empezarlo a leer en un par de días. Si un día no le apetece cocinar, en tan solo media hora, empresas como Deliveroo ofrecen traer la cena a casa, que puede ser mejicana, italiana y de múltiples nacionalidades, una comida más original que la que ofrece una nevera medio vacía. El comercio electrónico se ha convertido en una opción cómoda para satisfacer necesidades sin salir de casa o desde el móvil. Pero, ¿qué hay detrás de las entregas rápidas que proliferan en las grandes ciudades? La nueva versión de la mensajería inmediata está en manos de plataformas tecnológicas, que se ponen al servicio del vendedor del producto o del restaurante. ¿Cómo logran estas empresas que el coste del transporte sea bajo para hacer la compra atractiva? “Estas nuevas empresas tienen a los trabajadores en condiciones precarias en un empleo en el que hay mucha peligrosidad. Además, existe una elevada inseguridad porque los mensajeros no saben cuántos repartos podrán hacer cada mes o si la empresa cerrará, como ya les ha pasado a otras de similares”, comenta María Echavarría, mensajera de Trébol, compañía que se dedica a este servicio desde hace 20 años. “El trabajador asume tanto los costes laborales como el riesgo de si la empresa funciona o no”, añade. Las nuevas plataformas de mensajería rápida, como Deliveroo, Glovo, Stuart o Shargo, entre otras, emplean principalmente autónomos para cubrir la fuerza laboral que requiere su área de negocio básica: el reparto de productos. “Nosotros unimos tres partes: los usuarios, que tienen la necesidad de pedir alguna cosa; los comercios, que quieren incrementar sus
es la plataforma y las tres partes son independientes”, explica ventas; y gente que busca ingresos, ya sean principales o extras. Glovo Arnau Cortés, director de operaciones en Glovo.
Para ello, estas compañías crean plataformas digitales que cruzan oferta con demanda. Cuando se genera un pedido, la misma plataforma busca un mensajero disponible para encargarle el envío urgente. Los repartidores son autónomos, un 80% hombres y un 20% mujeres, de nacionalidad y edad diversas. Algunos trabajan pocas horas a la semana, mientras que otros lo hacen durante jornadas completas. No obstante, este tipo de empresas no asegura ni ingresos estables, aunque se reparta todo el día, ni tampoco un contrato laboral. http://www.elperiodico.com/es/noticias/economia/otracaradelcomercioelectronico5656931#
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