Apologetica de bolsillo

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ApologĂŠtica de bolsillo



Apologética de bolsillo

Lothar Zenetti

Versión española de José Luis Albizu, O. F. M.

Universidad Autónoma de Guadalajara Guadalajara, Jalisco, México


Primera edición 1967, Stvdivm, España Coordinación de edición Liliana Pineda Ruiz Captura tipográfica Luz María Cortes Figueroa Corrección María Luisa Rolón Velázquez María Félix Lozano Vidal Ana Silvia Madrigal López Eduardo Miranda Ortega Diseño de interiores Alejandra González Razo Diseño de portada Luis Antonio López García Está prohibido y penado por la ley la reproducción y difusión total o parcial de esta obra, en cualquier forma, por medios mecánicos o electrónicos, inclusive por fotocopia, grabación magnetofónica y cualquier otro sistema de almacenamiento de información, sin previo consentimiento escrito del editor.

©Copyright Derechos Reservados Segunda edición agosto de 2003 folia universitaria Universidad Autónoma de Guadalajara Avenida Patria número 1201 Colonia Lomas del Valle Código Postal 45129 Guadalajara, Jalisco, México Teléfono (0133) 36-48-88-24 ext. 32223 folia@uag.mx www.uag.mx/folia 0273 Impreso en México Printed in Mexico


Contenido Prólogo ........................................................................... 9 ¡Seréis mis testigos! .................................................... 13 Contra la mofa y la hostilidad .................................. 14 El diálogo religioso .................................................... 19 Iniciar el diálogo ......................................................... 23 ¿Existe Dios? .............................................................. 27 La historia natural tiene un comienzo .................... 28 Una Energía Primera absoluta, eterna, viva .......... 30 Doquiera reinan en la naturaleza el orden y la finalidad ............................................... 31 El orden no viene del azar ........................................ 34 Energía Primera, Inteligencia Primera, Persona Primera .................................... 35 Una advertencia .......................................................... 36 Confesión de fe de grandes científicos ................... 37 Toma y daca ................................................................ 40 ¿No son lo mismo, en el fondo, todas las religiones? ......................................................... 43 Lo mismo da una religión que otra .......................... 44 ¿Se ha revelado Dios a los hombres? ...................... 46 Dios se nos ha revelado ............................................ 47 Cristo se distingue de los demás fundadores religiosos ............................................ 50 El cristianismo se distingue de todas las demás religiones ................................... 52 Toma y daca ................................................................ 53 ¿Está de acuerdo con la Biblia? ............................... 57 El texto de la Biblia es auténtico y ha sido bien transmitido ............................................ 57


Lo que dice la Biblia es verdad ................................ 63 No hay Biblia sin Iglesia ........................................... 67 Toma y daca ................................................................ 70 ¿Fue Cristo mero hombre? ........................................ 75 Fue hombre ................................................................. 75 Es Dios ........................................................................ 79 Obra como Dios ......................................................... 84 Los milagros, la resurrección..., ¿son creíbles? ...... 87 Los milagros ................................................................ 87 La resurrección ........................................................... 93 Toma y daca ................................................................ 99 Cristianismo, sí; pero, ¿para qué la Iglesia? .......... 103 Cristo funda una Iglesia y la envía ........................ 103 La misión de la Iglesia pasa de los Apóstoles a todas las generaciones siguientes .................. 106 El primado de Pedro y de sus sucesores en la Cátedra Romana ........................................ 108 La Iglesia de Jesucristo enseña infaliblemente la verdad divina ................................................... 112 La Iglesia de Cristo es mediadora de salvación ............................................................... 114 Toma y daca .............................................................. 115 ¿Cuál es la verdadera Iglesia? ................................. 121 ¡Hay tantas Iglesias y sectas..! ................................ 121 Diálogo con los protestantes .................................. 129 Pero... ¡vaya con la Iglesia!...................................... 139 Violencia y embuste................................................. 139 “¿... y la Inquisición?” .............................................. 142


“¡Todo medio es bueno..!” ...................................... 146 ¿Y la persecución de las brujerías? ........................ 149 ¿Y todo ese montón de Papas inmorales y de malos cristianos? ......................................... 152 ¿Qué le va en esto al párroco? ............................... 157 ¡La Iglesia... que se deje de política! ..................... 157 ¿Agua bendita y armas? ........................................... 160 La Iglesia y la libertad de pensamiento ................. 163 “¡Tiene que entrometerse en todo!” ...................... 168 ¿Qué le importa al párroco mi vida privada? ........................................................ 170 Toma y daca .............................................................. 176 ¡La Iglesia ha fracasado! .......................................... 179 El cambio de dos mil años...................................... 179 ¿Qué ha hecho la Iglesia? ........................................ 181 Las riquezas de la Iglesia ......................................... 184 ¿Por qué no vende la Iglesia sus tesoros? ............. 187 ¿Qué hace la Iglesia por el bienestar temporal de los hombres? .................................. 190 ¿No está la Iglesia al día? ........................................ 193 Toma y daca .............................................................. 194 ¿Qué me va ni me viene de eso? ............................ 197 Todo es el destino. ¿Para qué orar? ....................... 197 ¿Para qué los sacramentos? .................................... 202 ¡Con la muerte se acaba todo! ................................ 207 Toma y daca .............................................................. 212 Dichos ........................................................................ 212 Cristo nos envía ........................................................ 217 El obispo dice al confirmar .................................... 219



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Una de las convicciones más firmes de la joven generación católica es que el cristianismo tiene que ser algo más que una manera de vivir honrada, algo más que la afiliación a una organización o la satisfacción privada de alguna necesidad anímica. El cristianismo se nos presenta hoy como la participación activa en la redención de un mundo llamado a transformarse en una “nueva tierra”. No existe pues, un cristianismo que sea simple piedad y devoción privada de los individuos. El que ama su vida, la perderá. Pero quien la pierde por Cristo y por la salvación de los demás, la ganará en realidad. Con el anuncio de la Buena Nueva el cristiano prosigue la obra que comenzó Cristo. Naturalmente es solidario de la suerte de su Señor: Será recusado, se le responderá con la indiferencia, se le reirán, le injuriarán, le odiarán y perseguirán. El cristiano sigue firme y confiado. Mostrándose como hombre sereno, capaz de entrega y de sacrificio por sus hermanos, los hombres, testimonia –aun sin decir una palabra– el poder y la virtud vivientes de la Buena Nueva y propaga su fe. No cabe imaginarse al cristiano sin esta voluntad de testimonio. La Iglesia es esencialmente apostólica y, por lo mismo, misionera.


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En esto pensábamos cuando formamos en nuestra parroquia una “célula comunitaria” de jóvenes. Queríamos capacitarlos para el ministerio apostólico. Sabíamos demasiado bien que no bastaban para ello los conocimientos catequísticos adquiridos en la infancia. A trancas y barrancas se aprendieron entonces las verdades de la fe, pero no adquirieron contornos bien precisos y suficientemente claros en las mentes juveniles y no podían utilizarse con soltura y alegría en los momentos decisivos. No estaban los jóvenes en las debidas condiciones para la defensa de su fe ni para crear convicciones en los demás. Así se nos ocurrió dar un cursillo de apologética y de oratoria, que fuera a la par un profundizamiento en la oración y en la lectura de la Biblia y una preparación para las tareas parroquiales. Cada uno preparaba por escrito su tema, que se elaboraba luego en conjunto. Se buscaba el material en libros y otras lecturas. Pero es claro que a un joven dirigente o a un cristiano activo les es imposible hacerse con toda una biblioteca de literatura especializada en dogmática, exégesis, apologética, historia de la Iglesia o recurrir a ella en las necesidades apremiantes. Por eso elaborábamos el material conveniente a nuestro fin de suerte que lo tuviéramos lo más preparado posible para las discusiones de la vida ordinaria. Se comprenderá que, al publicar ahora el resumen, no mencionemos todos los autores y libros que nos dieron materia y orientaciones. Tendríamos que agradecérselo a muchos. Este libro no es un diccionario ni de los que se “leen de una vez”. Es un bolsilibro o un libro de mesa para comentario y discusión. Es un libro de estudio, un almacén de materiales para todos aquellos que tengan el coraje, la fe y el temperamento necesarios para trabar conversaciones


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sobre la fe con los demás, y para defenderla, cuando fuere preciso. Naturalmente hubo que completar el aprendizaje de los temas con una formación muy práctica en el arte de hablar y de discutir. Debo agradecer la colaboración de mi hermana Luitgard y de mis colegas en el ministerio de la parroquia de San Bonifacio de Wiesbaden, de las muchachas de la “célula comunitaria”, del “círculo de convertidos” y de algunos cursos de la escuela profesional. Dedico la obrita a mi padre. Wiesbaden, junio de 1965. Lothar Zenetti.



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¡Seréis mis testigos!

“Id y enseñad a todos los pueblos” (Mt., 28, 19). Es la tarea que encarga el Señor a todos sus discípulos. Leemos en los Hechos de los Apóstoles: “No cesaban de enseñar y de anunciar a Jesús, el Cristo, todos los días” (Act., 5, 42). Y cuando eran amenazados en los tribunales, respondían: “No podemos callar...” (Act., 4, 20). El encargo del Señor era una obligación sagrada. “¡Ay de mí si no evangelizare!”, dice San Pablo (1 Cor., 9, 16). Este sentido misionero ha desaparecido en gran parte de la consciencia de los católicos. La religión se les antoja una cosa privada. No se quiere clarificar la cuestión de por qué hay que inmiscuirse también en las vidas ajenas. “Lo principal, dicen, es ser personas honradas”. Así se rebaja el cristianismo a un asunto de simple moralidad. Quien observa los mandamientos, es ya un buen cristiano. Ahora bien, Cristo pide más de los suyos. Quiere el seguimiento, la imitación; quiere que la vida de los cristianos sea un testimonio de palabra y de obra en favor de la Buena Nueva. Desde la Reforma los católicos se han habituado a la defensiva. En las sólidas trincheras de la fe han superado los arrolladores ataques del protestantismo, de la ilustración, de la masonería, del liberalismo, del mar-


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xismo, del nacional-socialismo y de todas las avalanchas lanzadas contra la Iglesia. Se guardó fidelidad, se mantuvo tiesa la cabeza. Pero se acostumbró a la defensiva. Se olvidó que Jesús había enviado a sus discípulos. No fue ésta una orden de aguardar y esperar a que los demás vinieran a interrogarnos sobre la fe. ¡Ni rastro de “dejarles en paz con su religión”! Ir, hablar, convencer, entusiasmar. En todo caso: ¡Dar testimonio! Es la tarea que debemos emprender hoy de nuevo con toda seriedad. Los siguientes consejos serán una excelente ayuda. Contra la mofa y la hostilidad 1. Constantemente nos vemos precisados los cristianos a trabar diálogo con quienes no comulgan en nuestra fe. Entre ellos hay ciertamente hombres interesados, personas que buscan sinceramente la verdad. Hay que prestarles atención; les debemos nuestro interés cordial y nos toca esforzarnos por ellos con todo el sacrificio y todo el tiempo requeridos (y con mucha oración). Pero en muchos casos topamos con personas que nos azuzan y tratan de reírse y de mofarse. No les interesa la verdad. Saben de sobra: “Eso no puede ser verdadero, porque tendría que dar un vuelco a mi vida”. Dejarse es mucho más cómodo que imponerse exigencias. La pelota corre por sí monte abajo. Monte arriba cuesta sudores. Pasarse sin Dios, no preguntarse por nada... es desde luego mucho más fácil que vivir en el temor de Dios. 2. Claro; pero ¿por qué esas personas vuelven y revuelven a los chistes, befas y escarnios contra Dios y la Iglesia? Porque la burla les sirve para justificar ante sí y ante los demás la vida desordenada y calmar inquietudes de


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consciencia no confesadas. “El párroco” y “los que van a la iglesia” no pueden menos de ser unos falsarios; si no, habría que tomarlos en serio y hacer lo que dicen, cosa que no se quiere. Debilidades y flaquezas las hay doquier. De los “malos Papas” –no llegaron a una docena– habla el último pelagato, citando nombres y escándalos. Pero de los otros 250, entre los que ha habido 31 mártires y 78 santos, nadie habla ni sabe nada. No se pregunta por ellos. Quizá no se equivocó mucho quien dijo: “Si no hubiera ese sexto mandamiento, la mayor parte de la gente, nada tendría contra la Iglesia”. A los verdaderos ateos, si es que los hay, Dios y la Iglesia tenían que serles cosas indiferentes y anodinas, cosas por las que no merece la pena mover el dedo meñique, pues luchar contra cosas que, en su opinión, no existen... Quien constantemente y doquiera injuria la fe, delata que no acaba de componérselas consigo mismo. Ataca, y su ataque es una defensa. El lobo herido aúlla. 3. Muchos cristianos rehúyen la conversación religiosa y están contentos cuando se les deja tranquilos, pues temen no estar a la altura de los argumentos del adversario. Quizá lo han intentado más de una vez, pero vieron que no les iba bien. El otro tenía los argumentos a punto y, sencillamente, no hay respuesta para todo. Así se resignan muchos, pensando: “Retira tu parte; vas a salir malparado”. Sé cristiano de corazón y los demás... que digan lo que quieran. En realidad, en los casos de mofas burdas el mejor remedio es, con frecuencia, otra flecha templada en el mismo yunque. El que no la pueda disparar, mejor es que recuse la discusión: “En el sesgo irrespetuoso, que toma el asunto, no me gusta abordar los temas religiosos”. “Tengo la impresión de que hace tiempo que usted no ora. Con hombres así no se puede hablar de religión”.



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