Ejercicios espirituales de san ignacio

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EJERCICIOS E S P I R I T UA L E S DE

SAN IGNACIO



San Antonio María Claret

EJERCICIOS E S P I R I T UA L E S DE

SAN IGNACIO

Asociación Pro Cultura Occidental, A.C. Guadalajara, Jalisco, México


Primera edición 1864 Imprenta del heredero de Pablo Riera ueda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por cualesquier medios, ya sea mecánico o digitaliza­ do u otro medio de almacenamiento de información, sin la autorización previa por escrito del editor.

Copyright Derechos Reservados Segunda Edición Noviembre de 2014 Asociación Pro Cultura Occidental, A.C. Avenida Américas #384 C.P. 44600 Tel. (0133) 3630 6142 Guadalajara, Jalisco, México www.editorialapc.com.mx apcbuenlibro@yahoo.com.mx

Impreso en México. Printed in Mexico.


ÍNDICE Al lector.

Plan de las meditaciones de los ejercicios Tiempo y modo de hacer la meditación. El primer acto de cada día Se empieza de esta manera. Actos que se han de hacer cada día y en cada Meditación. Conclusión de la Meditación. Acción de gracias. MEDITACIÓN PREPARATORIA. MEDITACIÓN II. Del fin del hombre. MEDITACIÓN III. De la indiferencia con que se deben mirar las cosas sensibles. MEDITACIÓN IV. Del pecado de los ángeles y de nuestros primeros padres Adán y Eva. MEDITACIÓN V. De la malicia del pecado mortal. MEDITACIÓN VI. De las penas del infierno, y singularmente de la pena de daño. MEDITACIÓN VII. De las penas del infierno, singularmente de la pena de sentido y de su duración. MEDITACIÓN VIII. De la parábola del hijo pródigo. MEDITACIÓN IX. De los frutos que deben sacarse de las meditaciones anteriores.

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MEDITACIÓN X. De la necesidad que tenemos de apartarnos de los peligros y ocasiones de pecar. 133 MEDITACIÓN XI Del pecado venial. 141 MEDITACIÓN XII. De la muerte. 152 MEDITACIÓN XIII. De la muerte del pecador. 161 MEDITACIÓN XIV. Del juicio final. 171 MEDITACIÓN XV. De la gloria del cielo. 179 MEDITACIÓN XVI. Del reino de Jesucristo. 189 MEDITACIÓN XVII. De la Encarnación y Nacimiento de Jesucristo, y a dmirable humildad que practicó en estos mis­terios. 201 MEDITACIÓN XVIII. De la vida oculta de Jesucristo, y de su admirable obediencia. 215 MEDITACIÓN XIX. De la vida pública de Jesucristo, y de su admirable caridad y mansedumbre para con el prójimo. 221 MEDITACIÓN XX. De la Conclusión de las meditaciones de la tercera sec­ ción, y práctica de las virtudes en ellas contenidas. 229 MEDITACIÓN XXI. De las dos banderas, una de Cristo Señor nuestro, sumo capitán, y otra de Lucifer, mortal enemi­go de nuestra naturaleza humana. 235


MEDITACIÓN XXII. De tres clases de hombres. MEDITACIÓN XXIII. Del tercer grado de humildad, o sea del amor a los desprecios. MEDITACIÓN XXIV. De las penas interiores de Jesucristo. MEDITACIÓN XXV. De las penas exteriores de Jesucristo. MEDITACIÓN XXVI. De las ignominias y penas que toleró Jesucristo. MEDITACIÓN XXVII. Del prodigioso amor que manifestó Jesús en la cruz a sus enemigos. MEDITACIÓN XXVIII. De la conclusión de la cuarta sección, o sea de la vía iluminativa, y paso para la vía unitiva. MEDITACIÓN XXIX. De la Resurrección de Jesucristo. MEDITACIÓN XXX. Del amor de Dios. MEDITACIÓN XXXI. Del amor y amabilidad de Dios en sí mismo. MEDITACIÓN XXXII. De la devoción que debemos tener a María Santísima. M E D I TA C I Ó N X X X I I I . Del amor al prójimo. MEDITACIÓN XXXIV. Del Santísimo Sacramento. MEDITACIÓN XXXV. De la perseverancia.

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Primera distribución del tiempo durante los ejercicios que hacemos cada año con nuestros familiares. Segunda distribución del tiempo para seglares que puedan estar encerrados durante los diez días. Tercera distribución del tiempo para los seglares que no pueden estar encerrados. Apéndice

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Mei obliviscebatur, dicit Dominus. Propter hoc... ducam eam in solitudinem, et loquar ad cor ejus (Osee, II, 13, 14). Se olvidaba de mí, dice el Señor. Por esto la llevaré a la soledad, y le hablaré al corazón.

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Estos Ejercicios son dados a luz por la Academia de San Miguel.



AL LECTOR

H

allándonos dando los ejercicios espirituales de San Ignacio, ya en público, ya en privado o en particular, nos han pedido muchísimas ve­ces el libro de dichos ejercicios explicados, a fin de apro­ vecharse más y más de ellos, pudiendo así, con el libro en la mano, meditar y rumiar detenidamente, y aun repetir lo que una vez oyeran de viva voz; y no sólo para esto, sino también para poder hacer tan santos ejercicios por sí mismos en el año que no puedan conse­guir director que se los dé. Condescendiendo, pues, a un deseo tan útil y laudable como santo, hemos determinado darlos a la luz pública, y distribuir sus meditaciones en diez días; a sa­ber, ocho enteros y dos incompletos, que son la víspera y el día de comunión y conclusión. El día primero no tiene más que una meditación, y el último dos; los de­ más días tienen cuatro, dos por la mañana, y dos por la tarde y noche. Mas para su mayor inteligencia debe saberse que los maestros espirituales dividen la materia de las medita­ ciones en tres órdenes, según los tres estados de los que 11


San Antonio María Claret meditan. Unos son pe­c adores que desean salir de sus pecados, y es­tos caminan por el camino que llaman vía pur­g ativa, cuyo fin es purificar el alma de todos sus vicios, culpas y pecados. Otros pasan más adelante y apro­ vechan en la virtud, los cuales andan por el camino que llaman vía iluminati­va, cuyo fin es ilustrar el alma con el resplan­dor de muchas verdades y virtudes, y alcanzar grande aumento de ellas. Otros son ya perfectos, los cuales andan por la vía que llaman unitiva, cuyo fin es unir y juntar nuestro espíritu con Dios en unión de per­ fecto amor. San Ignacio divide esta misma materia de las tres vías con el nombre de cuatro semanas: en la primera semana pone la materia que corres­ponde a la vía purgativa; en la segunda y ter­cera semanas la materia de la vía iluminativa, y en la cuarta semana la materia de la vía unitiva. Siguiendo, pues, en la explicación de estos santos ejer­ cicios la idea de los maestros espiri­tuales, y lo que dice San Ignacio, hemos pensado para mayor claridad dividir toda la materia y plan de las meditaciones en cinco secciones o clases, de esta manera. La materia de la vía purgativa, o de la primera semana, la dividi­mos en dos secciones: la pri­ mera sección com­prende las meditaciones más oportunas para llo­rar y confesar los pecados y quedar limpio de ellos; la segunda sección consta de las meditaciones a propósito para no recaer en pecado en lo sucesivo, y así conservarse siempre en aquella limpieza que se adquirió por medio de las meditaciones de la primera sección; la tercera sección consta de las meditaciones de las virtudes que debemos tener y aprender de Jesucris­to, que San Ignacio llama de la segunda sema­na; la cuarta sección consta de las medita­ ciones también de las virtudes de Jesucristo, pero conside­ rándolas de un modo más elevado y per­fecto, imitando el 12


Ejercicios Espirituales de San Ignacio espíritu con que hizo, sufrió y practicó todas las virtudes, cuyas meditaciones llama San Ignacio de la tercera semana; y finalmente la quinta sección consta de las meditaciones de la vía unitiva, que San Ignacio lla­ma de la cuarta sema­ na. Este, pues, es el plan que nos hemos propuesto en la explicación de estos santos ejercicios; y como tenemos en tan alta estima las palabras del Santo, las ponemos tex­ tuales en la cabecera de la meditación, tales cuales él las escribió, conservando aun el estilo de su tiempo, y luego al texto seguirá la explicación. En cuanto al número de meditaciones quisiéramos que se hiciesen todas las señaladas para cada día, y si no es posible en los actos públicos cuando se tendrán en la Iglesia, que las hagan allá privadamente en sus casas, que para esto les servirá mucho el presente libro. Sea todo para la mayor gloria de Dios, alabanza de María Santísima y salvación de las al­mas. Amén. Antonio María, Arzobispo de Trajanópolis

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PLAN

DE LAS MEDITACIONES DE LOS EJERCICIOS DÍAS. 1 2

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Sección 5.a

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Sección 4.a

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Sección 3.a

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Meditación. De la necesidad de los ejercicios. Medit. Del fin del hombre. Medit. De la indiferencia acerca de las cosas creadas. Medit. Del pecado de los ángeles y de Adán Medit. De la malicia del pecado. Medit. De la 1ra. Pena del infierno, pena de daño. Medit. De la 2da. Pena del infierno, pena de sentido. Medit. Del hijo pródigo. Medit. Del fruto que debe sacarse de las meditaciones anteriores. 1. X. Medit. De cómo debe apartarse de los peligros. 2. XI. Medit. Del pecado venial. 3. XII. Medit. De la muerte del justo. 4. XIII. Medit. De la muerte del pecador. 1. XIV. Medit. Del juicio universal. 2. XV. Medit. De la gloria. 3. XVI. Medit. Del reino de Jesucristo. 4. XVII. Medit. De la encarnación y nacimiento de Jesús. 1. XVIII. Medit. De la vida oculta de Jesucristo. 2. XIX. Medit. De la vida pública de Jesucristo. 3. XX. Medit. De la conclusión de la tercera sección. 4. XXI. Medit. De las dos banderas. 1. XXII. Medit. De las dos clases de hombres. 2. XXIII. Medit. Del tercer grado de humildad. 3. XXIV. Medit. De las penas interiores de Jesús. 4. XXV. Medit. De las penas exteriores de Jesús. 1. XXVI. Medit. De las ignominias de Jesús. 2. XXVII. Medit. Del amor con que sufrió Jesucristo. 3. XXVIII. Medit. De la conclusión de la cuarta sección. 4. XXIX. Medit. De la resurrección de Jesucristo. 1. XXX. Medit. Del amor de Dios. 2. XXXI. Medit. Del amor y amabilidad de Dios. 3. XXXII. Medit. De la devoción a María. 4. XXXIII. Medit. Del amor al prójimo. 1. XXXIV. Medit. Del Santísimo Sacramento. 2. XXXV. Medit. De la perseverancia.

Sección 2.a

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I. 1. II. 2. III. 3. IV. 4. V. 1. VI. 2. VII. 3. VIII. 4. IX.

SECCIONES.

Sección 1.a

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MEDITACIONES.



TIEMPO Y MODO DE HACER LA MEDITACIÓN Cada meditación durará una hora. Como cada meditación tiene tres puntos, y cada punto dos afectos, se distribuirá el tiempo de esta ma­ nera: Se invocará al Espíritu Santo al momento de em­ pezar; se hará la oración preparatoria y los preludios correspondientes; luego se leerá el primer punto y se guardará silencio, y se meditará y contemplará aquéllo que se ha leído hasta los diez minutos, que se leerá el primer afecto, y al dar el cuarto se leerá el segundo afecto. Al cabo de poco se leerá el segundo punto, y a los diez minutos se leerá el segundo afecto, y a los quince minutos o al cuarto se hará el segundo afecto. En el tercer cuarto se leerá el tercer punto y afec­to por el mismo estilo que los anteriores. 3. El último cuarto, hasta terminar la hora, se emplea­ rá en los coloquios, conclusión, acción de gracias, ofreci­ miento de los propósitos y resoluciones, en examen de la misma meditación, y en recapacitar todos los puntos 1. 2.

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San Antonio María Claret de la meditación y escoger lo que más impresión ha he­ cho, y aquéllo lo rumiará, y si hay oportunidad se apunta­ rá brevemente para que jamás se olvide, y será el ramille­ te que se sacará de la meditación. 4. Durante la meditación se medita y se contem­p la: se medita cuando se discurre de una verdad a otra; y se contempla cuando interiormente, con una vista sencilla de la verdad, sin variedad de discursos, se tienen grandes afectos de admiración, amor, do­lor de los pecados, etc., etc. 5. La meditación se hace con la aplicación de las tres potencias. La memoria recuerda y tiene presen­te la materia de la meditación, y cuando esta es infiel o no tiene retentiva se ha de suplir con la lectura pausada y de­ tenida de la misma meditación. El entendimiento discurre acerca de la materia de la meditación, se penetra bien de la verdad contenida en ella, ve los bienes que resultan de la práctica de aquella verdad, y los daños y perjui­ cios que se siguen de abandonarla o de obrar en contra­ rio. Luego viene la voluntad, y como ésta sigue el bien que el en­tendimiento la propone, hace propósitos de seguirla y ponerla por obra, y por lo mismo resuelve apar­ tarse de todo lo que conoce que le es perjudicial. Para ayudar a la voluntad sirve mucho la aplicación imaginaria de los sentidos, v. gr., con la imagina­ción, como si vie­ ra, oyera, tocara, etc., las personas y cosas contenidas en la meditación. Esta aplicación imaginaria de los sentidos enciende de un modo admirable los afectos de la volun­ tad, y resuelve por último apartarse de lo malo, hacer el bien, procurar la paz, y seguirla1. 1

Diverte a malo, et fac bonum; inquire pacem, et per­sequere eam (Psalm. XXXIII, 15).

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EL PRIMER ACTO DE CADA DÍA SE EMPIEZA DE ESTA MANERA Hincadas las rodillas se dice: or la señal de la Santa Cruz de nuestros enemi­ gos líbranos, Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

P

Veni, Creator Spiritus, Mentes tuorum visita; Imple su­ perna gratia, Quae tu creasli pectora. Qui diceris Paraclitus, Altissimi donum Dei, Fons vivus, ignis, charitas, Et spiritalis unctio. Tu septiformis munere Digitus Paternae dexteræ, Tu rite promissum Patris Sermone ditans gultura. Accende lumen sensibus, Infunde amorem cordibus, In­ firma nostri corporis Virtute firmans perpeti. Hostem repellas longius, Pacemque dones protinus; Duc­ tore sic te prævio, Vitemus omne noxium. Per te sciamus da Patrem, Noscamus atque Filium, 19


San Antonio María Claret Teque utriusque Spiritum Credamus omni tempore. Deo Patri sit gloria, Ejusque soli Filio, Cum Spiritu Para­ clito, Nunc et per omne sæculum. Amen. Emitte Spiritum tuum, et creabuntur. Et renovabis faciem terræ. OREMUS Deus, qui corda fidelium Sancti Spiritus illustratione docuisli; da nobis in eodem Spiritu recta sapere, et de ejus semper consolatione gaudere. Per Christum Dominum nostrum. Amén. Después se rezarán tres Avemarías a la Virgen Santísima. Sub tuum praesidium confugimus, sancta Dei Genitrix, nostras deprecationes ne despicias in ne­cessitatibus, sed à pe­ riculis cunclis libera nos semper, Virgo gloriosa et benedicta. Luego un Padrenuestro y Avemaría a los santos Án­geles, otro a San Ignacio, y a algún otro Santo de su devo­ción, como patronos de los santos ejercicios. NOTA. Así se hará cada día en el primer acto. En los demás actos sólo se dirá: Veni, Sancte Spiritus, reple tuorum corda fide­lium, et tui amoris in eis ignem accende. Emitte Spiritum tuum, et creabuntur. Et renovabis faciem terræ. OREMUS Deus qui corda fidelium, etc. Tres Avemarías a la pureza de María Santísima. 20



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