ISBN 978-958-44-6963-2
LA CONSCIENCIA CRÍTICA DEL SER, COMO PEDAGOGIA PARA MOTIVAR EL BUEN VIVIR EN COLOMBIA. A PARTIR DE PAULO FREIRE Y LEONARDO BOFF Guillermo Rojas Quiceno Candidato a Doctor en Ciencias de la Educación. Universidad del Cauca, Popayán. Guillermo@rojasquiceno.com rojasquiceno@gmail.com
Las miradas objetivas del ser con pensamiento crítico, permiten históricamente un reconocimiento como seres planetarios en camino a la conscientización que busca la humanización. En este sentido, la categoría del Buen Vivir no es una mirada al pasado, ni una propuesta al retroceso social, se trata mejor del reconocimiento histórico de una forma de vida propia de los indígenas del Ecuador y Bolivia, es el Sumak Kawsay (Buen Vivir) el cual es una alternativa para construir identidad, en cuanto consiste también en una forma de interpretar la vida y la tierra. El Buen Vivir replantea las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza. El Buen vivir es según (Dávalos, 2008) vincula al hombre con la naturaleza, con la historia, con la sociedad, con la democracia, consiste en comprender la importancia de la vida y vincularla como eje central. En tanto para (Boff, 2009) El Buen Vivir se deriva de combinar los conceptos de economía y ecología del bienestar, donde el actor principal debe ser el sujeto y su vida frente a un Estado que trace políticas a favor del mismo. Por su parte (Acosta, 2008) Referencia que en el eje de cualquier actividad económica tiene que estar como centro el ser humano y, la naturaleza tiene que ser el elemento fundacional de cualquier nueva economía. Interpretando a Leonardo Boff y a Paulo Freire el ser logra su humanización a través del diálogo con pensamiento crítico. Para ello es necesario que el ser sea libre en su pensamiento y actuación, quiere manifestarlo (Freire, 1970). No se busca objetivismo,
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ni subjetivismo o psicologismo, sino la subjetividad y objetividad en permanente dialecticidad. así como el ser humano se permite comprender desde diversas perspectivas, entender los caminos hacia el al Buen Vivir, pero ante todo como lo relaciona (Boff, 2006a) en tanto el Buen vivir es un nuevo modo de ser a partir de un nuevo sentido de vivir junto con toda la comunidad global.
El Buen Vivir como categoría relacional está pensado en diversos territorios e implementado en la Constitución Nacional de Ecuador y Bolivia. También el Buen Vivir ha sido tema de discusión en la Organización de Naciones Unidas (ONU) donde el mismo Boff ha propuesto incluir el índice de la felicidad interna Bruta, como indicador del Producto Interno Bruto de cada nación, pues ésta no es solo una tradición indígena de Abya Yala.
¿Por qué el Buen Vivir? El Buen Vivir es un asunto ha reflexionar, por cuanto se percibe que la historicidad del sistema capitalista de un país no logra el fortalecimiento de la parte humana del ser y mucho menos el valor y sentido de la vida en comunidad, lo cual permita al tiempo el goce y disfrute de las cosas esenciales para una vida mejor. Es necesario entonces seguir preguntándonos el por qué del Buen Vivir que permite en la persona el reconocimiento humano; es decir, la humanización del ser a través de autoreconocimiento como sujeto planetario para así entender la vida no sólo en el pensamiento crítico como persona, sino tomar postura para entender lo que piensan los demás miembros de una comunidad, en la medida que se trata de una participación democrática con principios. ¿Qué es el Buen Vivir? Es la forma natural de estar en el mundo, comprendiendo que la vida es el objetivo central; que la convivencia con los demás seres debe ser una relación humana y social; también que la tierra no debe ser dominada, sino que debe existir una relación de armonía con ella y cuidado. En tal sentido el Buen Vivir debe ser la comprensión, entendimiento y respeto a la naturaleza, lo cual ayuda a comprender que los recursos no son inagotables e inacabables. ¿Para qué el Buen Vivir? 2
Para lograr una vida en armonía, donde las necesidades básicas sean satisfechas por todos los seres humanos; además para realizar mudanzas internas en el ser y así llegar al reconocimiento como humano que hace ver la vida como un bien esencial, la cual debe protegerse, amarse y respetarse; en fin, para entender que la tierra nos pertenece, ya que es el lugar donde habitamos y donde convivimos, es nuestra casa y por lo tanto debemos percatarnos que destruyéndola nos destruimos a nosotros mismos. ¿Cómo lograr un Buen Vivir? Es un proceso que debe iniciarse perdiendo el miedo a la libertad a través de la conscientización, evoca (Freire, 1971). Es este el camino que posibilita insertarse en el proceso histórico como sujeto. Para ello es importante percibir que una vez reconocido el proceso histórico, se necesita un pensamiento crítico con vocación ontológica, de amor, de diálogo, de esperanza, de humildad, de simpatía ((Freire, 1971): 13). Y así encontrar las condiciones que le permita al ser humano descubrir y hacer caminos que al tiempo generen encantos por vivir mejor. A lo largo del tiempo se ha logrado percibir que el sistema capitalista en el cual nos hemos vistos inmersos, no realiza esfuerzos por encontrar mecanismos que proporcione socialmente fórmulas para lograr una convivencia pacífica; donde se respete la vida y prime solidaridad comunitaria; todo porque los elementos básicos de la categoría del Buen Vivir son excluidos de los programas de gobierno, en otras palabras es lo que denomina ((Freire, 1971): 27) “El Miedo a la Libertad”, vista ésta como una conquista. Podría insinuarse socialmente que no se logran los objetivos a raíz del miedo a la libertad. El Buen Vivir tiene su esencia en respeto y cuidado de la vida ((Boff, 2003a): 27), consiste en cuidar tanto la tierra como uno mismo de las otras personas. Podría pensarse que es el esquema básico de la razón en el proceso prolongado de mantener la vida. Pero algunos se niegan a ser humanos. Por ello (Boff, 2003a) afirma: debemos decidir vivir con un sentido de responsabilidad universal. Esa responsabilidad la da el amor, el respeto y el valor por la vida. Es necesario un reconocimiento como hombres en la vocación ontológica e histórica para ser mejores personas ((Freire, 1971): 52). En el mismo camino de Freire es necesaria la práctica de una pedagogía humanizadora. 3
Cuando el ser humano logre comprender su papel en la tierra y el papel de la tierra frente a la humanidad y sobre los seres humanos, podría tipificarse el pensamiento crítico del que habla Paulo Freire o la mudanza interna y espiritual del ser para su humanización de la que habla Boff. De allí el importante papel del educador para la concientización del ser, donde el educador se reconozca primero como sujeto para lograr una educación emancipadora; éste ya sería un gran aporte al Buen Vivir desde la pedagogía del ejemplo, pues es uno de los caminos para lograr transformaciones y así hallar saber. El ser a través de la educación emancipadora logra reconocerse y reconocer la tierra como el lugar único donde habita, no podemos creer que los hombres sean vistos como seres de adaptación, de la acomodación ((Freire, 1971): 65). No, es necesario provocar una tensión de esperanza en el ser para que logre ser más, pues es una vocación ontológica de humanización. Una vez el ser logra conscientización, se está ante un ser con postura frente al Buen Vivir, es allí donde (Boff, 2003a) propone: 1. Respetar la tierra y la vida con toda su pluralidad. 2. Cuidar de la comunidad de vida mediante comprensión, compasión y amor. 3. Construir sociedades democráticas, justas, sostenibles, participativas y pacíficas. 4. Asegurar las riquezas y la belleza de la tierra para generaciones presentes y futuras. Lo anterior tiene una connotación en el pensamiento crítico de Boff y Freire y es el reconocimiento histórico del ser frente a la tierra para descubrir el sentido de la vida humana. ¿Qué papel juega la liberación auténtica del ser en el Buen Vivir? Para (Freire, 1971) esa liberación es la humanización en proceso, por cuanto es praxis, que implica la acción y la reflexión de los hombres sobre el mundo para transformarlo. En tanto para (Boff, 2001) las mudanzas interiores, son verdaderas transformaciones, capaces de dar un nuevo sentido a la vida y abrir nuevos campos de experiencias y profundidad.
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No cabe duda la inmensa conexión y complementariedad que ha existido entre Leonardo Boff y Paulo Freire respecto a la necesidad de proyectar mecanismos fundamentales y estructurales para lograr que el ser sea verdaderamente un ser liberado desde su propio pensamiento; romper la concepción mecánica de la consciencia y convertirla en consciencia intencionada al mundo ((Freire, 1971): 74). Es comprensible la liberación del ser cuando se trata de un proceso complejo, máxime si se tiene en cuenta la historicidad del ser en proceso de educación bancaria, donde el contenido tiene una relación y proporción directa con los depósitos de conocimiento del mundo, de la vida y de la educación. Es este un momento crítico de la existencia que debe provocar una crisis interna o, más sutilmente, una ruptura de paradigmas para comprender que esa problematización es parte de la conscientización para lograr ese pensamiento crítico del cual hace referencia Freire y entonces provocar desafíos destinado a forjar soluciones incluyentes como lo propone Boff. Esa liberación del ser incluye el diálogo como forma de fortalecer los sentidos de comunidad o vida en comunión. Es así como el ser logra ser más. Al respecto. (Freire, 1971) manifiesta: los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción-reflexión. Se trata de una forma de reconocer la existencialidad. El diálogo para (Freire, 1971) es la conquista del mundo para la liberación de los hombres. Esa conquista para (Boff, 2002a) es la necesidad de desarrollar una concepción de ser humano que sea más fuerte que aquella convencional, transmitida por la cultura dominante del capitalismo. ¿Qué puede fortalecer el Buen Vivir en Colombia? Para pensar en dar una respuesta considera (Boff, 2003a) que la integridad ecológica es aquélla que fortalece en la vida, la condición del Buen Vivir. Esto significa los cuidados para la protección de los sistemas ecológicos de la tierra; prevenir los daños ambientales; los patrones de producción y consumo; sustentabilidad ecosistémica, entre otros. En este sentido (Freire, 1971) manifiesta que el diálogo es la conquista del mundo destinado a liberación de los hombres. Y en ese mismo camino para Freire Si no se ama el mundo, no se ama la vida, si no se ama a los hombres, no me es posible el diálogo.
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Entonces motivar el diálogo nos conduce al reconocimiento humano y a la conscientización del cambio hacia un Buen Vivir. Es perceptible en Boff y Freire una motivación pedagógica destinada a la humanización, el diálogo y la relación armoniosa con la tierra, como forma de lograr el fortalecimiento para el Buen Vivir, un espacio donde se logre lo que (Boff, 2003a) describe como el lugar para la esperanza, la confianza, la responsabilidad humana y la certeza de un nuevo concepto sinérgico y amoroso entre la tierra y la humanidad.
La Educación en la construcción del Buen Vivir. La educación es un acto de amor, y por esto un acto de coraje. No puede temer al debate, al análisis de la realidad ((Freire, 1965): 88). La educación en el país es una estructura fuerte e históricamente tiene una enorme responsabilidad social y cultural. En ocasiones quisiera ser fuerte con la educación y hacerla ver responsable de la crisis sistémica por la que atraviesa la nación, sin embargo queda en duda la posición del educador históricamente dado que tiene la condición para provocar debates sobre la buena vida y despertar el encanto por la vida; es decir, el Buen Vivir. Tampoco es secreto el reconocimiento del poder del educando para generar estos debates a los que se refiere Freire. Trato de comprender también que el maestro necesita una actitud liberadora para emprender por diversos caminos los procesos para pensar críticamente y dar una mirada a esa crisis social, crisis humana de valores personales y de Estado. Piensa y lo manifiesta (Freire, 1965) cuando afirma que el hombre debe reflexionar sobre su vocación ontológica de ser sujeto. Para andar ese camino la educación debe ser provocadora y su estructura convertirse en la plataforma de lanzamiento hacia la educación emancipadora. Es entonces cuando percibimos que algo ha faltado, pero como no se trata de hallar responsables ni tampoco sumergirnos en la crisis, debemos recordar a Boff cuando se refiere al tema: (Boff, 2002a) la crisis es una oportunidad de maduración hacia dar un paso en el horizonte mayor riqueza para la vida humana y divina. En este sentido la educación puede ser liberadora pero su historicidad no podrá ser más un obstáculo para reconocer las crisis como caminos de experiencia. Al respecto evoca (Freire, 1970) que la razón de ser de la educación liberadora radica en un impulso inicial 6
de carácter conciliador. En tanto la educación debe comenzar por la superación de la contradicción educador-educando. Lo anterior surge cuando se da una mirada a los procesos sociales, porque no nos educamos solos, lo logramos en comunidad, así el educador debe ser un facilitador que genere confianza y amor por lo que hace, es su saber-hacer. En todo esto se logra visualizar la necesidad de acción. Para (Boff, 2002b) nos hallamos en una encrucijada de la historia humana, en la cual, debemos ser capaces de crear unas relaciones multipolares de poder, equitativas e incluyentes, invirtiendo copiosamente en la calidad total de la vida. Pues es necesario fortalecer la relación con la vida, de la vida con la tierra además de reconocernos en un pensamiento crítico..
La consciencia en la educación para el Buen Vivir. La concientización como proceso social es un instrumento para la transformación del ser que permite a la persona provocar cambios paradigmáticos, en cuanto transforma al hombre y transforma al mundo. Quiere expresar (Freire, 1975)
se acerca a la
concientización con una postura crítica y dialéctica. En el mismo sentido de Freire debemos acercarnos al proceso de concientización tomándola sólo como la base fundamental de un proceso de educación liberadora, como un esfuerzo dialectico de comprensión. Frente a esto es necesario hacer énfasis en cuanto a la comprensión relacionada, pues no es razonable separar la subjetividad de la objetividad o consciencia-mundo. En ese sentido de la conscientización, Boff (Boff, 2003b) destaca la mudanza interna. Esa mudanza es una perspectiva (Boff, 2001) para salvar a la humanidad como familia y garantizar un futuro para la casa común que es el planeta tierra. La concientización permite una conciencia reflexiva que al mismo tiempo accede a un acercamiento con el mundo y a un reconocimiento histórico del sujeto como individuo. En este orden de ideas cabría una pregunta: ¿Existiendo esa concientización por qué aún no logramos un Buen Vivir entre los seres humanos? Tal parece que los seres se niegan a realizar una mirada histórica al mundo y a las personas, asimismo pareciere que las formas de manifestación de la tierra y la humanidad no son importantes. No quisiera pensar que los seres se declaran indiferentes frente a hechos naturales como tornados, maremotos, terremotos, inundaciones, vendavales, derrumbes, entre otras catástrofes. 7
Pero tampoco logro descifrar de qué forma se está interpretando la vida en medio de crisis social y violencia. Para Boff (Boff: 2008-07-25) más de la mitad de la población está sufriendo, debido a que viven por debajo del nivel de la pobreza. Y se pregunta con razón ¿es posible ser feliz en un mundo infeliz? Para (Freire, 1980) todo este mundo histórico-cultural, producto de la praxis humana, se vuelve sobre el hombre condicionándolo. Esa condición en referencia genera miedo a la libertad, miedo de actuar, temor que ubica al ser de acuerdo al sistema y para Boff (Boff: 2009-02-04) hoy presenciamos algo absolutamente inédito y de extrema irracionalidad: la guerra contra la tierra.
Los cambios a motivar en el ser humano Para referirme a los cambios que se deben promover para lograr el Buen Vivir, se hace necesario ver con objetividad la realidad del ser planetario y la realidad social y política nacional e internacional. Al respecto relata Boff (2009-02-04) que el presidente de la ONU denuncia en la asamblea lo siguiente: “existen aproximadamente 31.000 ojivas nucleares en depósitos, 13.000 distribuidas en varios lugares del mundo y 4.600 en estado de alerta máxima”. Cuando nos referimos a estas ojivas estamos hablando de un poder destructivo 200.000 veces mayor que la lanzada en Hiroshima. Boff refiriéndose a la tierra ((Boff, 2006b): 88) expresa “se ha organizado un asalto sistemático a sus riquezas en el suelo, en el subsuelo, en el aire, en los mares, en la atmósfera exterior”. Esto significa o mejor se justifica en los gobiernos de cada país con la necesidad de exhibir tasas crecientes en la producción de bienes y servicios. Todo ello ha generado la crisis ecológica por la que atraviesa cada país. Frente a lo cual no se puede generalizar de modo extenso, por lo cual simplemente mencionare algunos de los momentos por el que atraviesa la nación: destrucción de la naturaleza; explotación descontrolada de los recursos naturales; violencia social; desplazamiento del valor de la vida por el poderdominador; más pobreza; explotación humana; capitalismo voraz; gobernantes que estructuran a partir del Estado sus propios proyectos económicos; hambre; escases de agua; guerras y muchos problemas más. Es curioso observar como el desarrollo y el sistema capitalista nos enfrenta a una guerra preventiva y a una guerra social, por lo que nos seguimos preguntando ¿y la educación 8
qué? Para ((Boff, 2006a): 24) el cambio es “comprender y modificar”. En consecuencia o mudamos en la actitud, en el saber-hacer, en la relación con la tierra o bien acabamos con la vida, porque seguramente la tierra podrá continuar sin nosotros. Mas lo curioso no es esto, lo curioso es ver a la comunidad indígena latinoamericana proponiendo una forma de vivir mejor, el Sumak Kawsay o el Buen Vivir, categoría ésta que logra cautivar a expertos e inexpertos, a científicos y gobiernos con una opción al cambio por “la Vida”. Tal como lo relaciona (Freire, 1980) por cuanto surgen nuevos valores, nuevos sueños, nuevos comportamientos, asumidos por un número cada vez más creciente de personas y comunidades. Agregando a lo anterior un pensamiento crítico sobre la vida, el ser humano, el vivir mejor y en comunidad. Acerca de este campo (Freire, 1980) expresa que la primera condición para que un ser pueda ejercer un acto comprometido está en el ser capaz de actuar y reflexionar. Esa reflexión por supuesto contempla el estar en el mundo, su convivencia, su relación humana y poder observar desde varias ópticas los acontecimientos sociales y políticos. En la misma dirección de Freire (1980:57), el ser necesita estar convencido de que el esfuerzo fundamental de la promoción de asuntos como de la educación, es la liberación del hombre, nunca su domesticación. En tanto el Buen Vivir promociona el diálogo y, la naturaleza debe ser ejemplo de cualquier nueva economía, es un “nuevo” proceso civilizatorio de saberes y prácticas donde el conocimiento y reconocimiento social y cultural con culturas éticas, con la sociedad y la naturaleza, fortalecen las prácticas humanas.
Para (Freire, 1980) el
hombre tiende a captar unas realidades haciéndose objeto de su conocimiento. Y cuando el sujeto comprenda el sentido de esas realidades puede asumirse con sentido y vocación. Así “el destino del hombre debe ser crear y transformar el mundo siendo sujeto de su acción” ((Freire, 1980): 78).
Ahora bien, los seres humanos logran hacer lecturas e interpretaciones de la vida, en el momento que se enfrentan realidades sociales, culturales y políticas, es decir en el momento que logra observar el camino por el cual va la nación. No se trata de activar las emociones, tampoco las pasiones, para (Freire, 1988) esto sería la consecuencia de
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una reflexión que el hombre comienza a hacer sobre su propia capacidad de reflexión acerca de su poder de transformar el mundo. El principio de la autodestrucción Es difícil pensar y creer que los seres estén construyendo el principio de la autodestrucción, pues estamos ante una crisis de fundamentos, por ello mismo la educación debe pagar un alto costo por esto. (Boff, 2002a) destaca la formación de un actuar insensato en las últimas generaciones que construye el principio de la autodestrucción. Lo vivido en la actualidad es la forma de imposibilitar el proyecto planetario. En su escrito semanal Boff (2008-12-05) se refiere al ser humano como voraz e irresponsable, que ama más la muerte que la vida, más el lucro que la cooperación, más su bienestar individual que el bien general de toda la comunidad de vida. Contra esto es preciso fortalecer la vida y con objetividad sentir lo que acontece para a través de realidades para que el ser tome acciones liberadoras y críticas, manifiesta (Freire, 1972) que ninguna acción educativa puede prescindir de una reflexión sobre el hombre y de un análisis sobre sus condiciones culturales. En tanto parece no existir una consciencia sobre la importancia de la tierra, la naturaleza, los recursos naturales, por ende no hay una consciencia ética de respeto, aprecio y amor por la vida, podríamos interpretar que el sistema capitalista ha llenado de distracciones la realidad de la humanidad, crea también una dicotomía entre la educación y el Estado y entroniza una pedagogía del mal ejemplo a lo largo de generaciones que ostentan el poder con fines particulares. En esta autodestrucción es importante reconocer la naturaleza de los seres humanos como sujeto de derechos y deberes para establecer equilibrio. Es necesario como lo deja ver (Freire, 1975) no aceptar ser mero espectador sino, por el contrario, exigir el lugar en el proceso de transformación del mundo. El Buen Vivir propone respetar la ontología de la diferencia, la incorporación de la naturaleza al interior de la historia como parte inherente al ser social, pero ante todo el Buen Vivir anuncia, a manera de pregón, que el sistema actual, que perdura por varias generaciones, no debe seguir pensando en la explotación desmedida y poco sistemática de los recursos naturales como la base de una economía para ser el indicador del 10
producto interno bruto, ni la base de resultados en un gobierno. El Buen Vivir supone una visión holística e integradora del ser humano. Por cuanto el Buen Vivir no es la solución a la crisis actual, si es una forma de vida humanamente que reaparece en el momento de crisis del sistema actual. Aprendamos de las comunidades indígenas que han sabido permanecer en comunión solidaria con la naturaleza.
En síntesis Boff habla de la educación ecocentrada de compromiso humano y del ecosistema como un medio ambiente completo, el mismo Boff (2008-04-11) expresa “Hay dos puertas de entrada a la educación y la socialización de la vida humana: la familia y la escuela. La familia puede motivar el sentido y la escuela crea condiciones para la formación de personas autónomas, con competencia para plasmar el propio destino y para aprender a convivir como ciudadanos participativos”. Vale la pena preguntarnos ¿ha incluido la educación la ecología ambiental, social, mental e integral para la conscientización del ser? Esto significa para Boff discutir nuestro lugar en la naturaleza y educar para el arte de vivir en armonía con la tierra. Por ello educar para la transformación y el cuidado por la humanidad es la posibilidad de futuro que hoy tenemos. En tanto para (Freire, 1979) la concepción de educación es un camino para la historia concreta y no una simple idealización de la liberación. El reto es pensarnos como seres humanos bajo la idealización de ser más, esto como camino a la esperanza. Y “la educación, como práctica de la libertad, es un acto de conocimiento, una aproximación crítica de realidades” ((Freire, 1979):4). Si no logramos una reflexión sobre el mundo y una acción sobre el ser nos estamos negando a la praxis humana. Es ésta la forma de lograr la conscientización, pues la conscientización no es estar frente a la realidad únicamente sino es asumirla con objetividad, se trata de un compromiso histórico de inserción crítica en la historia. El Buen Vivir contempla que esta sociedad merece vivir; inserta la felicidad del ser humano en comunión; involucra la cooperación, el respeto, la justicia con el ser humano; en todo ello la vida es el eje central de cualquier cosa. Declaración del bien común de la humanidad, donde la tierra no es un instrumento productivo, sino el equilibrio de la vida. 11
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