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Plan pastoral esperanza
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Vicaría de la Esperanza Joven • Arzobispado de Santiago 1
RESUMEN EJECUTIVO. Plan Pastoral Esperanza Joven
PLAN PASTORAL ESPERANZA JOVEN RESUMEN EJECUTIVO. Segunda Edición VICARÍA DE LA ESPERANZA JOVEN
Arzobispo de Santiago: Monseñor Ricardo Ezzati Andrello, sdb. Vicario de la Esperanza Joven: Francisco Llanca Zuazagoitía, Pbro. Material elaborado por: Área de Desarrollo Pastoral Responsable: Patricia Catalán Toncio Equipo Editorial: Catalina Cerda Planas Yeri Contreras Henríquez Tyrone Cartagena Ossandón Verónica Herrera Pérez Diseño y diagramación: Edith Ortiz Parra Impresión: Talleres Gráficos. F: 02-9355235
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Área Desarrollo Pastoral / Vicaría de la Esperanza Joven Inscripción Nº: 214.687 I.S.B.N.: 978-956-331-018-4 NUEVA EDICIÓN: 1.500 ejemplares Impreso en Chile - Santiago. Marzo de 2012
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ación Present zati z E o icard R . s n Mo Tengo el grato encargo de presentar el Resumen Ejecutivo del Plan Pastoral Esperanza Joven de la Arquidiócesis de Santiago. Lo hago, en primer lugar, al inicio de un especial año de gracia y de compromiso misionero, en el marco de la Misión Continental a la que nos ha llamado la Vª Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe: la “Misión Joven” de nuestra Arquidiócesis de Santiago. Como discípulos y misioneros de Jesucristo, nos urge anunciar a los jóvenes de nuestra ciudad y de sus alrededores, la alegría de haberlo encontrado y de experimentar que Él es la libertad y el amor y la comunión que sacia el hambre de infinito que habita en el corazón de cada joven. Lo hago, en segundo lugar, cuando la Iglesia Universal se abre al “Año de la Fe”, sostenida por la profecía del Concilio Ecuménico Vaticano II, que estimula a encontrar en la Palabra de Dios, en la Comunidad de la Iglesia-Comunión, en la Celebración Litúrgica y en el Servicio solidario al mundo, la plataforma de lanzamiento de la nueva evangelización y del testimonio gozoso del seguimiento de Jesús. El Plan Pastoral Esperanza Joven, es un servicio a las comunidades cristianas; un itinerario formativo flexible e integral, que busca propiciar el encuentro de los jóvenes con el Señor Jesucristo, encontrado y celebrado en la comunidad de la Iglesia. Hacia Él es atraída, por la gracia, la mirada del joven. La acción pastoral, a su vez, está llamada a desplegar todas sus potencialidades para permitir el desarrollo de esta gracia inicial, para que Jesús sea más buscado, más conocido, más amado, más seguido y, en el discípulo que lo ha encontrado, llegue a ser gozosa misión de anunciarlo a otros. Como itinerario formativo el Plan Pastoral Esperanza Joven quiere promover y fortalecer la experiencia y el crecimiento de la fe en los jóvenes, potenciando su encuentro personal y comunitario con Jesucristo, Hijo de Dios y Cabeza de la Iglesia; fortaleciendo su pertenencia a la comunidad de la Iglesia, descubriendo en ella su propia vocación; acogiendo la misión de estar al servicio del mundo, con “coherencia eucarística”, es decir, dándose y amando como el Señor con el cual se une en el misterio de la Santa Cena que celebra en la liturgia festiva de cada domingo.
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La implementación del Plan no será posible y no será fecunda sin la participación ministerial de presbíteros que ofrezcan el acompañamiento espiritual que los jóvenes necesitan, sin la guía y la cercanía de laicos y laicas maduros en la fe, sin el compromiso de diáconos permanentes, de consagrados y consagradas que han recibido del Espíritu un carisma especial para la educación cristiana de los jóvenes. Para todos ellos, la invitación a reservar espacios para acogerlos y acompañarlos. La experiencia de cada uno pueda enriquecer el trabajo de todos. Dirijo una invitación especial a quienes, en los Movimientos Eclesiales y en las Nuevas Comunidades, acompañan de cerca de muchos jóvenes de nuestra Arquidiócesis. La Iglesia de Santiago espera su generosa colaboración para que, de acuerdo a la petición del Papa Benedicto, cada Movimiento y cada Comunidad vea en la Iglesia Particular el espacio donde sus miembros pueden vivir la comunión y la gracia del Señor Jesús. Invocando sobre todos la bendición del Señor y el auxilio materno de la Virgen María.
+ Ricardo Ezzati A., sdb Arzobispo de Santiago
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ación Present lanca L o c s ranci F . o r Pb Queridos Amigos y Amigas: En el año de la Misión Joven, queremos presentar esta nueva edición del Resumen Ejecutivo del Plan Pastoral Esperanza Joven, donde se sintetizan los elementos centrales de este proyecto formativo en el cual la Iglesia hace realidad su opción preferencial por los jóvenes. Con esta nueva edición queremos seguir asumiendo sus búsquedas de sentido y su realidad juvenil, en un lenguaje actual, claro y cercano, para continuar mostrándoles el rostro de Jesús, Nuestro Señor. Durante todo el 2012, la Misión Continental asume un rostro joven. Ella se constituye en base al servicio y dedicación de toda la Iglesia en su conjunto: ES TAREA DE TODOS. Por ello, estamos todos invitados a aportar y comprometernos, cada cual desde su rol y su carisma. Revitalizar la Pastoral Juvenil es un objetivo fundamental de la Misión Joven, y para ello, el acompañamiento a los jóvenes se carga de una vital importancia: se hace urgente ofrecer itinerarios de fe que nos ayuden a formar cristianos comprometidos con su fe, con la Iglesia y la sociedad. En este sentido, el Plan Pastoral Esperanza Joven marca la identidad del joven cristiano, configurándolo como discípulo misionero impulsado por sus profundos ideales de colaborar en la construcción del Reino de Dios. Es en su itinerario formativo donde el joven crece en estatura ante los hombres y ante Dios, consolidando un proceso de maduración, de conversión y de configuración de su propia identidad. Con esta nueva edición en tiempos de Misión, quisiéramos ofrecer el Plan Pastoral de la Esperanza Joven como una herramienta y una oportunidad de acompañar la vida juvenil, de promover la vida en libertad y amor, la vida abundante que Jesucristo nos regala. Implementarlo es construir, entre todos, una Iglesia que acoge a la juventud en pos de una comunidad fraterna, cercana, filial. Que el Señor Jesús nos ayude a que Su persona sea cada vez más conocida, amada y seguida y anunciada. Para que este encuento con Él, vivido en la fecundidad vocacional de la Iglesia, nos ayude a dar testimonio de nuestra fe y del compromiso cristiano para un mundo mejor, más justo, más humano y fraterno. Y que este material, en su Segunda Edición, nos dé un nuevo impulso en nuestra labor misionera y de renovación para nuestras Comunidades y Parroquias. Fraternalmente en el Señor, Pbro. Francisco Javier Llanca Zuazagoitia Vicario de la Esperanza Joven
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La Pastoral de la Esperanza Joven es la propuesta diocesana para el acompañamiento pastoral de los jóvenes de nuestra arquidiócesis de Santiago. Es un itinerario formativo flexible e integral, que busca propiciar el encuentro de los jóvenes con el Señor Jesucristo y su consiguiente seguimiento al interior de la Iglesia. La historia que le da origen a una multiplicidad de experiencias y aprendizajes, principalmente de animadores, asesores y consagrados que han plasmado sus anhelos y esperanzas de acompañar al mundo juvenil desde el encuentro con el Dios de la Vida Plena. La celebración del IX Sínodo (1997) marca un hito en esta historia, renovando la preocupación y compromiso por los jóvenes, y planteando la urgente necesidad de un Plan Pastoral (nº 689) como propuesta formal y concreta de acompañamiento pastoral a los jóvenes de nuestra Arquidiócesis. En un tiempo de grandes cambios, en que los jóvenes se perfilan como gestores de una nueva sociedad, se hace imperioso acompañarlos e invitarlos al seguimiento de Jesús, a crecer de forma íntegra y coherente, descubrir y elaborar desde su identidad, el propio proyecto de vida (nº 688), a construir una espiritualidad juvenil que sea capaz de dar cuenta de su fe, transformando el mundo con la fuerza del Espíritu Santo. Consciente de este desafío, el IX Sínodo de Santiago encomendó a la Vicaría de la Esperanza Joven la elaboración de un proyecto de Pastoral Juvenil. Así fue como en el año 2001, el Arzobispo de Santiago promulgó el Plan Pastoral de la Esperanza Joven (PPEJ) como propuesta diocesana de acompañamiento y formación en la fe de los jóvenes. Su principal objetivo: provocar y acompañar el encuentro personal con Jesucristo, encuentro que transforma la vida (DA 348). Por ello, es un Plan de acompañamiento a los procesos de maduración personal y las distintas dimensiones que ello involucra, integrándolos en la experiencia y formación religiosa (DA 279); todo lo anterior se concreta y articula en un itinerario con objetivos y etapas claras, con metodologías atractivas y significativas para adolescentes y jóvenes (DA 446); y subsidios concretos y adaptables a cada realidad. Esta misión de la Pastoral Juvenil toma nueva fuerza con la celebración de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida (2007), la cual reimpulsa el acompañamiento pastoral de adolescentes y jóvenes,
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quienes, a pesar de vivir en un contexto que les invade con múltiples ofertas, buscan un encuentro verdadero con el Dios de la Vida. Para ello, nuestros obispos nos exhortan a desarrollar itinerarios formativos permanentes y sistemáticos, que ayuden a los cristianos a ser discípulos misioneros para construir la Iglesia y la sociedad. Hoy, cuando este Plan Pastoral cumple doce años y nuestra Iglesia chilena vive un tiempo de Misión Joven, estamos llamados a renovar la opción preferencial por los jóvenes, dando nuevo impulso a la Pastoral de Juventud en las comunidades eclesiales (DA 446). A salir al encuentro de los jóvenes que no han tenido la oportunidad de conocer la propuesta del Señor Jesús, aquellos que se encuentran en la frontera de la acción de la Iglesia e incluso, de la sociedad en su conjunto. Queremos, de la mano del PPEJ, transformarnos en una pastoral misionera que salga al encuentro de los anhelos y las búsquedas de tantas y tantos jóvenes de nuestra arquidiócesis, para que tengan vida y la tengan en abundancia (Juan 10, 10).
1.1. Nuestros interlocutores: los jóvenes Para cumplir este desafío de acompañar a los jóvenes y propiciar en ellos el encuentro y seguimiento de Jesucristo, lo primero que debemos hacer es conocerlos y, a imagen de Jesucristo, acercarnos con cariño a su realidad. La juventud es fundamentalmente una etapa de búsqueda, a través de la cual los jóvenes intentan definir su identidad y construir su propio proyecto de vida. Por ello, es la etapa de los ideales, constituida desde un sistema de valores que se construye en parte por herencia, pero mayoritariamente por ellos mismos. Durante esta etapa, el joven se autoconfigura como persona, construye su identidad, respondiendo a una serie de necesidades vitales: de seguridades basadas en diversas certezas; de progresiva independencia (emocional, intelectual, valórica, etc.); de pertenencia y de afecto; entre otras. Los jóvenes son personas sensibles que crecen paulatinamente en intensidad, amplitud y profundidad, tanto en sus pensamientos como sentimientos. La variación de sus estados anímicos se evidencia en ratos de buen humor o tristeza, trabajo u ocio, sociabilidad o apatía, confianza o desconfianzas tanto en sí mismos como en los demás. Ya que viven una etapa en la que aún no establecen autonomías totales (se mantiene la dependencia de orden económico y filial), rechazan muchas veces la autoridad y las “instituciones” surgiendo lo profundo de su sensibilidad, la rebeldía. Sin embargo, acompañados por modelos dialógicos con límites claros, esta rebeldía se traduce en entusiasmo y compromiso.
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El joven es un ser social y configura su identidad en relación con otros. Por ende, a medida que crece, son mayores y más variadas sus experiencias sociales, enriqueciendo su concepción de mundo, la conciencia de los demás y de sí mismo. Estas certezas se potencian cuando el joven desarrolla el sentido de pertenencia, en ello el grupo de pares es fundamental. En vistas a ello, utilizan de manera muy frecuente las TIC (tecnologías de la información y de la comunicación: informática, telecomunicaciones e internet) como espacio de encuentro con su grupo de pares y amigos. La ética en la juventud no es una exposición de principios ni un conjunto de convenciones sociales, la moral es para ellos un compromiso integral de sí para con la búsqueda de ideales. Para su configuración pondrá toda su voluntad, firmeza y honestidad, todas sus cualidades personales. Vive un mundo de complejas transformaciones en su pensamiento, lo que implica una amplitud mayor a la crítica y a la motivación, potenciada en su constante deseo de autonomía. Surge también, desde lo más profundo, el sentido de lo trascendente y la búsqueda de sentido, por ello, la religiosidad nace como una necesidad de afirmación personal. El joven se constituye como una persona de compromiso y de dudas, lo que en sentido positivo se puede transformar en una oportunidad de maduración en la fe, valioso especialmente asumiendo el contexto relativista donde los jóvenes hoy se desenvuelven. Ser joven en Santiago hoy 1 En nuestra capital, casi el 26% de la población es joven (casi igual cantidad de hombres como de mujeres). De este porcentaje, más de la mitad declara estudiar (educación básica, media o superior). Los jóvenes de hoy compatibilizan el estudio y el trabajo, atendiendo a las dificultades que tienen para costear su educación y sacar adelante sus familias y sueños.
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Sexta Encuesta Nacional de Juventud: Informe Regional Región Metropolitana de Santiago.
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Poseen un alto grado de conciencia con el entorno, con el medioambiente y su cuidado; participan en organizaciones socio-culturales, pero confían muy poco en los estamentos de poder político-administrativos. Tienen conciencia clara de sus derechos, valorando sobremanera el de la libre expresión y la igualdad. Creen ser un aporte real a la sociedad, valoran la democracia aunque se sienten poco satisfechos con la existente en Chile. El 88% de la población juvenil de la Región Metropolitana cree en Dios, mientras que el 55,9% admite pertenecer o identificarse con alguna religión, destacando la adhesión a la Religión Católica por sobre un 70%. Pero decae enormemente el indicador referido a la participación litúrgica, entendiéndose que los jóvenes se sienten “parte de” pero no se integran a las prácticas habituales de la religiosidad.
1.2. Algunas opciones básicas: La Pastoral de la Esperanza Joven quiere propiciar que todos los jóvenes se encuentren, sigan, amen y anuncien a Jesucristo. Desde una mirada atenta a su relidad, se han definido algunas opciones básicas que sustentan el Plan Pastoral: a)
Los jóvenes buscan a Dios: La vida juvenil se configura como una constante búsqueda, búsqueda de respuestas, de sentidos, de identidad. Son búsquedas que les movilizan a descubrir y construir el verdadero sentido de la vida. Los jóvenes quieren creer. Por ende, sus búsquedas también los acercan a la necesidad de lo trascendente, de Dios, de encontrar el sentido profundo a su existencia. Desde esta riqueza, desde lo que son, construimos la Pastoral de la Esperanza, dialogando con el mundo juvenil, soñando desde sus sueños y construyendo con ellos y para ellos una pastoral de encuentro con el Resucitado, quien es fuente y respuesta a todas estas búsquedas.
b)
Jesús es la respuesta a las búsquedas e inquietudes de los jóvenes: Socialmente, encuentran infinitas respuestas a estas búsquedas: los amigos, la familia, el éxito profesional, los estudios, la pareja... Sin embargo, las preguntas de los jóvenes exponen anhelos más profundos de sentido que se expresa en una gran pregunta: “Maestro, ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?” (Marcos 10, 17). Y el horizonte que se descubre como respuesta, no es un concepto ni una idea, es una persona: Jesucristo, Hombre pleno que invita a la vida plena.
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En la Pastoral de la Esperanza Joven, el joven reconoce en Cristo la respuesta a todas sus búsquedas. En Él reconoce el modelo de “hombre verdadero”. A través de animadores y asesores, es Cristo mismo quien invita a los jóvenes a descubrir Su proyecto de plenitud, el Reino de Dios, única respuesta definitiva a las búsquedas y anhelos más profundos de la humanidad, anhelos de Vida Plena. c)
El sueño de Dios para los jóvenes: nuestro horizonte: Cuando reflexionamos sobre lo que Dios quiere para todos y cada uno de los jóvenes, estamos preguntándonos por el sentido profundo de la vocación, el sentido de la vida; es preguntarnos también, por nuestra concepción de persona desde la fe, una visión integral del ser humano constituida desde su dignidad como hijo de Dios, como creatura abierta a lo trascendente, libre, relacional, abierto a la gracia y a la plenitud (GS 12). Por ello, la Pastoral de la Esperanza Joven busca promover este desarrollo integral desde la conciencia de ser creatura e hijos muy amados del Señor: formar jóvenes para la vida en Cristo, que se reconozcan como seres invitados a la trascendencia y asuman el proyecto de Dios para sus vidas y la del mundo. • Jóvenes concientes de sí mismos, que sean capaces de reconocerse, amarse y valorarse. Que vivan su juventud como un proceso constante de integración de su persona, de construcción de su propia identidad, de descubrirse como seres amados por Dios desde su historia y para su propio proyecto vital.
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• Jóvenes que se encuentren con Jesucristo y vivan en un diálogo constante con el Padre que los ama, jóvenes sencillos y confiados en esta relación libre y conciente. Jóvenes capaces de tomar opciones y renuncias radicales para desprenderse de las ataduras que les impidan vivir este encuentro plenificante. Un joven que experimenta el amor de Dios y se entrega a él. • Jóvenes en relación con otros y que se configuran desde estas relaciones de manera responsable, respetuosa y acogedora. Capaces de abrirse a la historia común de ser parte de una Iglesia que cimenta sus raíces en la revelación de un Dios trino que establece sus relaciones desde el amor y la gratuidad para ser comunión fraterna. Un joven que reconoce en sí mismo los dones del Espíritu Santo para caminar y construir junto a otros la verdadera comunidad cristiana. • Jóvenes insertos en la sociedad desde la conciencia de ser sujetos de responsabilidades y derechos, solidarios y comprometidos con el mundo desde su testimonio creyente. Capaces de ser profetas que anuncien el Evangelio y cuestionen desde sus valores. Que promuevan la justicia fundamentados en una profunda espiritualidad y desarrollen su vocación atendiendo a las necesidades que descubren con mirada crítica y actitud de entrega. d)
Una pastoral de procesos integrales: Atendiendo a esta mirada integral de la persona, no cabe dudas respecto a que este acompañamiento implica procesos graduales y sistemáticos de formación, donde se facilite el cumplimiento de la plena vocación humana desde el llamado que Dios hace a cada uno. Una pastoral de procesos integrales es una pastoral que acoge la diversidad juvenil, la acompaña y la promueve; por ende, facilita caminos personales y comunitarios, donde cada joven se eduque en responsabilidad y sea conciente del proceso que está viviendo, de sus opciones y discernimientos. El itinerario de la Esperanza Joven, es una propuesta formativa de encuentro y seguimiento, un proceso integralny coherente con la praxis del Reino.
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2.1. Objetivo:
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El Plan Pastoral tiene como objetivo general que los jóvenes se encuentren y sigan a Jesucristo, a través de un proceso sistemático y comunitario de desarrollo integral y crecimiento en la fe, para que respondan a su vocación y configuren un proyecto de vida que dé testimonio del Reino en medio del mundo.
2.2 Áreas de contenido: De acuerdo a la integralidad del sueño que Dios tiene para los jóvenes, el cual determina nuestro horizonte formativo, hemos definido 4 áreas de contenido que orientan el itinerario formativo del Plan: a)
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Desarrollo de la persona2: alude a la maduración de los procesos internos, los afectos, la lectura de la propia vida, la historia familiar y social, etc., desde una perspectiva de integración personal y estructuración de sí mismo a partir de la experiencia de fe, especialmente desde la convicción de ser creaturas integrales y amadas de Dios Padre.
En la 1ª edición del PPEJ, esta área era llamada “Integración”. Sin embargo, en esta edición hemos preferido utilizar este nuevo título, para evitar confusiones o comprensiones limitadas que se daban con el término anterior.
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En este aspecto, queremos que los jóvenes desarrollen y maduren rasgos de su personalidad, que les permitan un mayor conocimiento en su relación con Dios, consigo mismo, los demás, el mundo y la naturaleza. b)
Encuentro con Jesucristo: agrupa los contenidos fundamentales de la fe, desde el encuentro con Jesucristo vivo, Evangelio del Padre; así como el encuentro con el Dios que Jesús nos revela, los valores a los que Jesús nos invita a vivir, el Reino, las actitudes que el proyecto de Dios nos exige, etc. Todo lo anterior desde aquél que es fundamento de nuestras vidas, Jesucristo nuestra esperanza. Queremos que los jóvenes establezcan una relación de amistad, confianza y fidelidad con Dios Trino, especialmente a través del seguimiento de Jesucristo y el Reino por Él inaugurado.
c)
Comunidad cristiana: incluye tanto la experiencia de la fe vivida en comunidad y en el seno de la Iglesia, así como todo aquello que está referido a la participación y pertenencia eclesial, la experiencia comunitaria al servicio de la comunidad y la vida sacramental. También considera un conocimiento mayor del magisterio y de los hitos fundamentales de la vida de la Iglesia y su tradición. En esta dimensión, queremos que los jóvenes vivan su fe en comunidad y desarrollen su pertenencia eclesial.
d)
Vida cristiana: aquellos contenidos que desarrollan y definen un estilo de vida evangélico para, desde ahí, desarrollar una mirada crítica sobre las dinámicas sociales y culturales, personales y familiares, sus signos de vida y de muerte, discernidos por medio de la acción del Espíritu Santo. Se trata de vincular la experiencia de fe a la vida cotidiana, del mundo y de la Iglesia, para ayudar al joven a descubrir, valorar y vivir las actitudes, los valores y los criterios del Reino.
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Queremos que los jóvenes descubran y experimenten la propia vida como el lugar donde desarrollar una espiritualidad encarnada, despertando así la dimensión social de su fe y avanzando hacia un compromiso ético para su presencia y acción cristiana en el mundo.
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2.3. Criterios metodológicos: Todo proceso formativo requiere de las didácticas más idóneas para poder realizar el proceso de enseñanza - aprendizaje, fundamentándose en criterios metodológicos coherentes con la particularidad de las personas a quienes se quiere formar. Desde las diversas teorías del aprendizaje, hemos visto como el proceso de educación no formal que realiza nuestra pastoral, se vale de variadas estrategias para desarrollar la formación, tomando lo mejor de cada una de estas teorías y poniéndolas al servicio de los jóvenes. El PPEJ no ha asumido una teoría del aprendizaje en particular, sino que ha sumado elementos variados que desde las ciencias sociales, puedan enriquecer con elementos pedagógicos, la formación de la juventud. Podemos visualizar un vasto fundamento constructivista en el diseño del itinerario formativo, evidenciado en un proceso que va incorporando no tan sólo contenidos formales, sino que intenciona también, una diversidad de experiencias que aportan al crecimiento de todas las dimensiones del desarrollo de los jóvenes. Hemos querido señalar criterios metodológicos que aportan a este desarrollo, en el marco de la implementación del PPEJ. Éstos permiten a los agentes pastorales aplicar con flexibilidad este Plan y responder a la realidad contextual de cada comunidad juvenil. Las diversas adaptaciones han de considerar enfáticamente responder a la coherencia del itinerario formativo y realizar una mirada atenta y crítica a la realidad juvenil. Las decisiones y adaptaciones respecto a metodologías del proceso han de estar siempre al servicio del encuentro de los jóvenes con la persona de Jesús. Por ello, es central recoger estos criterios desde la flexibilidad y la coherencia en el acompañamiento juvenil. Proponemos entonces, dos grupos de criterios metodológicos en función de su origen y características: a)
Criterios psicopedagógicos: Estos criterios se desprenden directamente de las teorías de aprendizaje y nos permiten diseñar nuestros procesos formativos (en las comunidades locales) y planificar el trabajo concreto que se desprende de éstos. Recogen y explican intuiciones largamente presentes en el trabajo de la pastoral juvenil y que aquí toman cuerpo, se estructuran y conceptualizan para dar sentido y finalidad a nuestra acción formativa.
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Es necesario destacar que el proceso formativo se desarrolla en todo momento, por ende, existe aprendizaje ya sea en un diálogo, en un intercambio de información, una experiencia común, en un juego, una oración, etc. Por ello, cada acción realizada está intencionada para conseguir un objetivo, y ciertamente, en su definición se proponen las tres preguntas básicas de todo proceso educativo: Qué, cómo y para qué. a. Criterios referidos a la experiencia: Cualquiera sea el contenido que buscamos transmitir, debe estar vinculado con la experiencia vital del joven que acompañamos. La experiencia y el contenido necesitan vincularse de manera trascendente, intencionada y significante para que quien se encuentra en el proceso, los haga vida en su propia vida. Es importante recalcar que no todos los jóvenes han tenido las mismas experiencias, pues sus realidades son diversas y la particularidad de la persona nos recuerda que cada cual vive y experimenta de una manera única e irrepetible. Por ello, partir de la propia experiencia es vital, como también volver a esta experiencia (la propia realidad) y cargarla de contenido, de aprendizaje, que se enraíce en la vida y desde allí, realizar una lectura creyente de nuestra realidad, comprender el paso de Dios por esa experiencia. Al mirar la realidad juvenil, descubrimos que su formación estará determinada por dos grandes hilos conductores: la vida del joven y su relación amorosa con Dios. Es Él quien busca la plenificación de sus hijos en medio de su historia, encarnado en la realidad y es esta experiencia de filiación amorosa revelada en Cristo la que permite al joven, con ayuda del Espíritu Santo, leer y releer su historia, sanar heridas, proyectar anhelos y concretar sueños. b. Criterios referidos a la propia maduración personal, como camino de conversión: La etapa juvenil es un tiempo de decisiones, de actos y proyecciones. No es sólo la preparación a la adultez. Por ello, queremos mirar el tiempo de los jóvenes como tierra fértil para el crecimiento y el encuentro con el Señor Jesús, un encuentro que involucre todas las dimensiones de la persona, haciendo síntesis entre la fe y la vida. Comprendemos este crecimiento en el encuentro creyente, como un proceso de constante conversión y vuelta al Maestro Bueno, un proceso transformador que facilita el discernimiento libre y responsable del propio presente y futuro. Desde allí, el desarrollo de la autonomía promueve la consolidación de la propia identidad construida en fidelidad a sí mismo, en hermandad con otros, asumiendo semejanzas y diferencias. La configuración de la identidad desde la conciencia de pertenencia, nos hace comprender que somos hijos de Dios, cada uno con un anhelo de plenitud personal que se vive en comunión. Así, este camino de conversión es un proceso inacabado de maduración cristiana, que asume una fe inquieta en búsqueda constante y dinámica de la plenitud nacida del encuentro más profundo con el Señor.
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c. Criterios referidos al proceso de cada joven: Cada proceso ha de ser respetado desde la realidad de quien lo vive, por lo que hemos de acompañar a la persona en su particularidad, sin generalizar “normas de desarrollo”, tiempos rígidos ni estándares inflexibles, pero sí tener siempre presente que existen criterios de madurez esperados. Esa conciencia nos ayuda a mirar al sujeto como tal y no como objeto de nuestros deseos de crecimiento. Claramente, los jóvenes no son adultos en miniatura, son jóvenes, seres humanos en una etapa de desarrollo diferente al resto, por ende, cada una de las experiencias, deseos, dificultades y potencialidades han de ser comprendidas desde la etapa vital y el proceso que todos y cada cual está viviendo. Darse el tiempo de conocer esta etapa y la realidad de quienes acompañamos, da luces para presentar desafíos idóneos que favorezcan este desarrollo y no lo entorpezcan dando tareas o esperando logros que no son acordes al tiempo que viven. Una mirada desde las fortalezas y potencialidades nos da la posibilidad de comprender al joven como un sujeto de plenitud y no como un creyente inacabado. Mirarlo con cariño, como el Maestro Bueno, busca asumir lo positivo de su persona y no sus dificultades, que ciertamente pueden ir resolviéndose. No somos quienes acompañamos quienes convertiremos, transformaremos ni liberaremos, somos mediadores de un proceso de liberación en Dios y con Dios, que ha de comprenderse como la posibilidad de elegir las mejores opciones para vivir en plenitud, sin apegarse a otras que interfieran en esta búsqueda. b.
Criterios referidos a las Relaciones de Comunicación: La comunicación es un proceso que se encuentra presente en todo momento de nuestra vida, realizada por diversos medios (verbales y no verbales) e involucra todo nuestro ser, nuestros pensamientos y formas de comportamiento. El proceso formativo es básicamente un proceso relacional y comunicativo. Somos seres relacionales por naturaleza y la comunicación
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tiene un papel muy importante en estas interacciones, y aún más, en los grupos humanos en donde está implícita la convivencia, el aprendizaje y la comunidad. En los criterios referidos a las relaciones de comunicación se abarcan criterios relacionados con la estructura de los grupos y comunidades, la forma de transmisión de los contenidos y la participación. a. Referidos a la participación comunitaria: Participar no solo implica el hecho de estar presente en una acción o suceso, sino que involucra tomar parte en él y asumirlo propio. Desarrollar la habilidad comunicativa involucra generar un mejor entendimiento para poder crecer en conjunto. Hemos de favorecer que todos se sientan con plena libertad de expresarse, sabiendo que aunque no hablen de igual manera están comunicándose, a través de sus expresiones, gestos, movimientos e incluso con el silencio. Quienes acompañan han de ser facilitadores del proceso de expresión, a fin de que todos puedan enriquecerse de aquello que aportan los pares. La participación comunitaria implica que todos tengan la posibilidad de aportar al desarrollo la comunidad y que aunque no todos tengan el rol de organizar una acción, todos los participantes “toman parte” de lo que sucede. La comunidad se nutre de todos y cada uno de sus integrantes y es en esta vinculación, donde la comunicación surge como una herramienta significativa de crecimiento y confianza. b. Referidos a la calidad de la comunicación: Asumiendo que existen diversos tipos y formas de comunicación, queremos favorecer tanto la comunicación grupal nacida del encuentro comunitario, tanto como la comunicación que se establece entre dos personas (interpersonal), ya que ésta favorece de mejor manera la expresión de lo más íntimo estableciendo lazos más profundos. Hoy los medios de comunicación sociales establecen plataformas amplias de vinculación, desde lenguajes que a los jóvenes les son cercanos y efectivos. Estas redes sociales se encuentran al servicio de la comunicación, pero no debemos olvidar que el canal y la forma de comunicación están al servicio de los objetivos, es decir, al servicio del encuentro real del joven con sus pares y fundamentalmente, con Jesucristo. La cultura juvenil, va nutriendo nuestra comunicación, necesitamos de ella para poder llegar de una manera eficaz a quienes acompañamos, en un lenguaje claro, cercano y verdadero. El diálogo permanente es necesario dentro de la comunidad para comprender, empatizar y aprender de las realidades de otros y valorar las propias generando las transformaciones necesarias. Este diálogo ha de procurarse de manera personal y comunitaria, a fin de que esta experiencia significante vaya nutriendo la vida de los jóvenes y facilitando su relación con Dios, relación dialógica por excelencia.
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CRITERIOS METODOLÓGICOS Itinerario Formativo Pastoral Esperanza Joven
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CRITERIOS PSICOPEDÁGICOS
RELACIONES DE COMUNICACIÓN
Fundamentados en
Fundamentados en
Teorías de Aprendizaje
Procesos de Comunicación
Estos son
Estos son
Referidos a la experiencia. Referidos a la maduración personal, como camino de conversión. Referidos al proceso de cada joven.
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Referidos a la participación comunitaria. Referidos a la calidad de la comunicación.
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En sintonía con las conclusiones de la V Conferencia General en Aparecida, el itinerario formativo de la Esperanza Joven es un gran proceso de acompañamiento de toda la etapa juvenil, desde la preadolescencia (11-14 años), hasta la adultez joven (25 años aprox.). Como Pastoral de la Esperanza queremos que el joven pueda vivir en comunidad, la aventura de su vida y los cambios que va viviendo, para que, desde la experiencia religiosa de encuentro con el Dios de la Vida, pueda dar respuesta a sus preguntas más fundamentales, como son la de la identidad y del proyecto de vida. Este completo itinerario está conformado por 4 grandes etapas: e este Objetivo d proyecto:
3.1. CAMINANTES: La primera gran etapa del itinerario formativo de la Esperanza Joven es el Proyecto “Caminantes, la aventura de ser hijos de Dios”3. Es un itinerario formativo para la Pastoral Prejuvenil que surge de la preocupación y el interés por acompañar desde la fe a los preadolescentes en esta importante, y nada fácil, etapa de sus vidas, en la que buscan configurar su propia identidad.
a los aco mpañar s en el prejuvenile configurar proceso de ad, desde su identi d cia del la experien s con el Dio encuentro sucristo, Padre de Je ama a ser que nos ll sus hijos.
De este deseo, brota el principal objetivo de este proyecto: acompañar a los prejuveniles en el proceso de configurar su identidad, desde la experiencia del encuentro con el Dios Padre de Jesucristo, que nos llama a ser sus hijos. La estrategia pedagógica de este proyecto asume el Marco Simbólico del viaje del héroe, como mediación en el proceso de configuración de su identidad de jóvenes como hijos de Dios Padre amoroso. El itinerario formativo específico de este 3
Proyecto publicado el año 2009, en conjunto con el Instituto Pastoral Apóstol Santiago (INPAS). Más detalles en www.vej.cl.
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Proyecto que dura, en total, 3 años, se compone de 4 Episodios que conforman dicho viaje: •
Primer Episodio: “Atentos al llamado” (un semestre): propiciar que los Caminantes reconozcan, en su experiencia cotidiana, el llamado de Dios a ser Sus hijos.
Proye Episo d ios s: Caminante
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piso d io: - Primer E llamado”. “Atentos al Episo d io: - Segundo o el “Preparand Viaje”. piso d io: - Tercer E “Viviendo la Aventura”. e piso d io: “D - Cuarto E sa”. vuelta a ca
•
Segundo Episodio: “Preparando el Viaje” (un año): capacitar a los Caminantes para afrontar la misión de configurarse como hijos de Dios (en 5 áreas formativas: integración de la tribu, formación en la fe, corporalidad y afectividad, autonomía responsable, realidad social).
•
Tercer Episodio: “Viviendo la Aventura” (un año): poner a prueba los aprendizajes adquiridos por los Caminantes, en vistas a ser configurados hijos de Dios.
•
Cuarto Episodio: “De vuelta a casa” (un semestre): propiciar que los Caminantes resignifiquen su identidad en perspectiva de hijos de Dios Padre, haciendo síntesis de lo vivido.
Los criterios de entrada a esta etapa son básicamente tener entre 10 y 13 años4 y querer participar. No es necesario que el preadolescente haya celebrado los sacramentos de iniciación cristiana.
4
Como se aclara más adelante, si el joven es mayor de 14 años proponemos incorporarlo a las siguientes etapas del itinerario, aunque no haya vivido Caminantes o no haya celebrado sus sacramentos de iniciación cristiana.
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3.2. PEREGRINOS: Esta segunda etapa (primera de la Pastoral Juvenil propiamente tal), busca incorporar a los jóvenes al itinerario de crecimiento y formación de la Pastoral Juvenil, generando espacios de acogida e integración comunitaria, en los cuales puedan reconocer y crecer en su relación con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo, y Su Proyecto de Reino para la humanidad. A esta etapa se pueden incorporar jóvenes de diferentes edades y maduraciones, hayan participado de Caminantes o no, e independiente de su iniciación cristiana.
Objetivo eta
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Por ello, implica para la Pastoral Juvenil salir, de manera creativa, al encuentro de jóvenes que no llegan a la pastoral de la parroquia o el colegio. En este sentido, es una etapa profundamente misionera, en que jóvenes que han participado de Caminantes, así como animadores, salen a compartir con otros jóvenes, la alegría de haberse encontrado con Jesucristo, invitándolos a vivir esta hermosa aventura al alero de la Iglesia y de una comunidad juvenil. Recientemente actualizado a la luz de la experiencia de implementación y de los nuevos desafíos eclesiales y juveniles, el itinerario formativo al interior de la etapa es el siguiente: a)
Unidad Temática 1, “Proceso de convocatoria y acogida”, animadores y ex Caminantes salen a compartir con otros jóvenes la alegría del encuentro con Jesucristo y a invitarlos a sumarse a la Pastoral Juvenil.
b)
Unidad Temática 2, “Jesús nos invita a caminar con Él”, se presenta a los jóvenes la invitación de Jesús a caminar junto a Él, para conocerlo y reconocer las actitudes necesarias para iniciar este peregrinar en comunidad.
c)
Unidad Temática 3, “Somos peregrinos, hijos amados de Dios Padre”, se centra en la relación con Él, desde la confianza de ser hijos muy amados, se les desafía a conocerse a sí mismos y a los otros. Partiendo desde la vocación a la vida y al amor, se avanza para ir descubriendo la riqueza de la identidad bautismal.
d)
Unidad Temática 4, “Peregrinamos como hermanos en Cristo”, se parte profundizando en la persona de Jesucristo, quien asume nuestra humanidad, para que luego, desde la vocación a ser hermanos en Cristo, los Peregrinos
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RESUMEN EJECUTIVO. Plan Pastoral Esperanza Joven
descubran su ser relacional, invitándolos a mirar a la luz del Evangelio, los espacios habituales de convivencia. e)
Unidad Temática 5, “El Espíritu Santo nos impulsa a seguir a Jesús”, la temática se centra en la conciencia de ser habitados por el Espíritu, quien nos impulsa a acoger, en nuestra propia vida, la propuesta del Reino de Dios (libertad, comunión y justicia). Al finalizar, los Peregrinos hacen discernimiento para seguir a Jesús como discípulos en la etapa siguiente.
Los criterios de entrada a esta etapa son: Tener entre 14 y 16 años. Deseos de participar. No tener experiencia pastoral previa5.
5
6
emáticas Unidades T grinos: etapa Pere
de 1: Proceso ria y to convoca ”. acog ida os invita a 2: “Jesús n n Él”. caminar co peregrinos, 3: “So mos os de Dios hijos amad Padre”. o namos co m : 4 “Peregri ”. o st en Cri hermanos s o n to itu San 5: “El Espír a ir segu impulsa a Jesús”.
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Si el joven que llega a la Pastoral Juvenil deseando participar ha tenido alguna experiencia comunitaria o pastoral, será aconsejable evaluar la posibilidad de que se integre directamente a Discípulos, dependiendo de su edad. Esta versión reemplaza las publicadas en julio de 2006 y anteriores.
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3.3 DISCÍPULOS: Entrar en el camino de los Discípulos es optar por el seguimiento de Jesús y del Proyecto en Él revelado: el Reino de Dios. El discípulo es un peregrino que quiere configurarse con Jesucristo, el Maestro, disponiéndose a la acción del Espíritu Santo en él. Por ello, en los jóvenes que deciden iniciar el tiempo de discipulado, nos encontramos con que hay ya una motivación específicamente cristiana; está en ellos el deseo expreso de profundizar en el seguimiento de Jesucristo, fortaleciendo la experiencia comunitaria y confrontando, a la luz del Espíritu Santo, la propia vida, de modo de asentar las bases para un proyecto de vida maduro y cristiano.
ulos:
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Es la etapa central y más importante del itinerario formativo de la Pastoral Juvenil, en la cual esperamos que los jóvenes opten, de manera definitiva, por convertirse en discípulos misioneros del Señor. La celebración de la confirmación es la expresión de esta opción de vida que los jóvenes hacen, a la luz del encuentro y seguimiento de Jesucristo que hasta ahora han vivido, y que quieren proyectar a lo largo de sus vidas, integrándose de manera comprometida a la Iglesia. Es la etapa, también, que sienta las bases para un proyecto de vida cristiano, fundado en las enseñanzas del Maestro y en el Proyecto del Reino por Él revelado. Se une así, vida y fe: el desafío vital de la juventud de definir la identidad y un proyecto de vida es acogido y realizado, en la Pastoral Juvenil, a la luz de la experiencia de encuentro con el Dios revelado en Jesucristo y de la voluntad salvífica que Él revela a cada uno de los jóvenes. El material de implementación de esta etapa contiene 15 unidades temáticas7: “La familia”, “Aprendamos a querernos” (autoestima e identidad), “Libertad y Responsabilidad”, “¡Cuidemos nuestra Libertad!”, “Perdón y Liberación”, “Sacramentos de la vida”, “Identidad cristiana”, “Las actitudes para un discípulo
7
Manteniendo la validez de los objetivos y grandes lineamientos, prontamente elaboraremos una re-edición del material de implementación de la etapa, por lo que es posible que estas Unidades Temáticas sean modificadas.
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RESUMEN RESUMEN EJECUTIVO. EJECUTIVO. Plan Plan Pastoral Pastoral Esperanza Esperanza Joven Joven
de Jesús”, “Resucitados en Jesucristo”, “El Espíritu Santo nos reúne”, “La Iglesia celebra el don del Espíritu Santo”, “Testigos del amor de Dios”, “Constructores de la Civilización del Amor”, “Señor, ¿qué quieres de mí?” (la vocación), “Discernir para vivir con el estilo de Jesús”. Los criterios de entrada a esta etapa son: • Haber terminado la etapa Peregrinos y haber manifestado la voluntad de seguir a Jesucristo como Su discípulo. • O bien, proceder de alguna otra experiencia pastoral y no haber celebrado la Confirmación. • Compromiso de permanencia y participación constante. • Tener al menos 15 años de edad.
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3.4. APÓSTOLES: La última etapa de la Pastoral Juvenil, la del apostolado, se abre para proyectarse en la vida diaria del joven cristiano. Busca que los jóvenes profudicen y sinteticen los contenidos fundamentales de la fe y la experiencia comunitaria, orientando un estilo de vida personal desde el Evangelio, a fin de elaborar un proyecto de vida coherente con los valores del Reino de Dios: el compromiso con los más pobres y la construcción de la Civilización del Amor. A lo largo de esta etapa, esperamos que los jóvenes puedan, en comunidad, ir discerniendo la forma de ir respondiendo a los llamados que Dios les hace en su vida cotidiana; puedan descubrir su vocación y dar cuerpo de manera más definida a su proyecto de vida cristiana.
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Nuevamente se unen fe y vida, en un tiempo de la etapa juvenil marcado por decisiones importantes, como el estudio o el trabajo, la decisión de vivir en pareja y conformar una familia, o de comprometerse a la vida consagrada. Más que una etapa de término, esperamos que sea una etapa de transición, que lleve a los jóvenes, ya casi adultos, a integrarse de manera permante y comprometida, a la vida eclesial y comunitaria de su Unidad Pastoral. Puede ser realizando algún servicio pastoral, pero principalmente esperamos que lo hagan a través de las celebraciones litúrgicas y de la vida comunitaria en alguna Comunidad Cristiana de Base. El material que acompaña la implementación de esta etapa es bastante diferente a los anteriores, en cuanto que principalmente entrega herramientas para que sea esta vez la comunidad apostólica quien construya su itinerario formativo de acuerdo a su experiencia y necesidades. Está compuesto por 4 cuadernillos: •
El primer cuadernillo presenta 7 encuentros que invitan a la comunidad a renovar su vocación al apostolado, y a reconocer, a la luz de la vivencia de la primera comunidad cristiana, los pilares de toda comunidad apostólica (oración, comunión y misión).
•
El segundo cuadernillo está centrado en aspectos metodológicos y organizativos, para el crecimiento y fortalecimiento de los pilares de la comunidad: Lectio Divina, como método de oración personal y comunitaria que fortalece la comunión; la Revisión de vida, lectura cercana y real de
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RESUMEN EJECUTIVO. Plan Pastoral Esperanza Joven
nuestra vida, que impulse a la misión, el discernimiento apostólico, ver la realidad con los ojos del Señor. También se abordan los temas de liderazgo y roles dentro de la comunidad. Además incluye material que entrega elementos para soñar, discernir y concretizar un proyecto comunitario y elementos para su evaluación. •
El tercer y cuarto cuadernillos corresponden a anexos. Uno profundiza en los distintos métodos con que la comunidad cuenta para el crecimiento de ella. Lectura orante de la Palabra, Revisión de vida, Discernimiento apostólico y Animación Apostólica. Y el cuarto incluye material de apoyo más concreto para la oración comunitaria, tales como textos bíblicos para el año litúrgico, oraciones cristianas y un cancionero con acordes.
Los criterios de entrada a esta etapa son: • Haber terminado la etapa Discípulos y/o haber celebrado la Confirmación. • Manifestar el deseo de seguir profundizando la vida de fe en comunidad. • Tener al menos 17 años.
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RESUMEN EJECUTIVO. Plan Pastoral Esperanza Joven
Acompañar a los prejuveniles en el proceso de configurar su identidad, desde la experiencia del encuentro con el Dios Padre de Jesucristo, que nos llama a ser sus hijos.
Objetivo
CAMINANTES
Incorporar a los jóvenes al itinerario de crecimiento y formación de la Pastoral Juvenil, generando espacios de acogida e integración comunitaria, en los cuales puedan reconocer y crecer en su relación con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo, y Su Proyecto de Reino para la humanidad.
Objetivo
PEREGRINOS
Que los jóvenes profundicen en el seguimiento de Jesucristo, fortaleciendo la experiencia comunitaria y confrontando, a la luz del Espíritu Santo, la propia vida, de modo de asentar las bases para un proyecto de vida maduro y cristiano.
Objetivo
discípulos
Pastoral Esperanza Joven
ITINERARIO FORMATIVO
Que los jóvenes profudicen y sinteticen los contenidos fundamentales de la fe y la experiencia comunitaria, orientando un estilo de vida personal desde el Evangelio, a fin de elaborar un proyecto de vida coherente con los valores del Reino de Dios: el compromiso con los más pobres y la construcción de la Civilización del Amor.
Objetivo
APÓSTOLES
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L TORA S A P LA E D N Ó EN: TACI V N O E J M IMPLE SPERANZ A E DE LA
Sabemos que un elemento fundamental y sumamente desafiante es implementar y adecuar a la realidad local, los procesos formativos y planes pastorales propuestos en la Arquidiócesis. La experiencia de estos casi 12 años de implementación del PPEJ nos ha permitido reconocer algunos elementos que facilitan el acompañamiento de la PJ. A continuación, compartimos los principales:
4.1. CRITERIOS PARA CONFORMACIÓN DE COMUNIDADES JUVENILES: El proceso pastoral que queremos ofrecer a los jóvenes de nuestra arquidiócesis es fundamentalmente comunitario. Ciertamente ningún grupo de jóvenes se constituye rápidamente, por el contrario, luego de la convocatoria y la constitución como grupo estable, el itinerario para desembocar en una comunidad donde referir los propios procesos vitales compartiendo la fe es largo y con etapas diferenciadas. Proponemos aquí algunas características generales que ayudarán a madurar el proceso comunitario. Es importante recordar el carácter flexible y la necesaria adecuación a cada realidad, por lo que no se trata de «obligaciones» pero sí de elementos a tener en consideración a la hora de constituir y proyectar comunidades juveniles: -
Una comunidad pequeña. Conformada por diez a quince jóvenes, donde se puedan desarrollar lazos de amistad y fraternidad sin renunciar a la propia singularidad.
-
Con integrantes de maduración psicológica homogénea. Que sean capaces de poder situarse en el contexto vital del otro. Sin diferencias demasiado grandes entre las edades de los integrantes, aunque reconociendo siempre la disparidad existente en los procesos madurativos de hombres y mujeres.
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-
Con participación estable y encuentros periódicos. Que se reúna cada quince días o, mejor aún, cada semana para facilitar el conocimiento mutuo y el sentido de pertenencia.
-
Con representación ante el conjunto de la Pastoral Juvenil y a través de ella, en el Consejo Pastoral Parroquial. Que sus animadores les representen y a la vez, les hagan parte de la orgánica de la Pastoral de Conjunto.
4.2. LA ORGÁNICA DE LA PASTORAL JUVENIL: Uno de los pilares fundamentales para una buen acompañamiento de la Pastoral Juvenil y una exitosa implementación del Plan Pastoral de la Esperanza Joven es, sin duda alguna, la orgánica, es decir, los agentes pastorales que acompañan y animan la vida de las comunidades juveniles. A continuación, detallamos los agentes que el PPEJ propone para la Pastoral Juvenil: a)
PRESBÍTEROS: La Pastoral Juvenil es la acción y preocupación de la Iglesia en su conjunto por los jóvenes. Por ello, su primer responsable a nivel local es el Párroco, quien es pastor propio de la parroquia que se le ha confiado. El sacerdote que acompaña a la Pastoral Juvenil está llamado a acompañar los procesos formativos de los jóvenes, a través de un trabajo colaborativo y cercano con el Asesor y su equipo; a motivar y facilitar la formación constante de los agentes pastorales en las diversas propuestas que se ofrecen a nivel eclesial (Escuelas de Verano o Invierno, o programas de formación permanente); a velar por la inserción de los jóvenes de su comunidad en la orgánica parroquial a través de una representatividad adecuada en los distintos espacios de coordinación (como el Consejo Parroquial, por ejemplo).
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RESUMEN EJECUTIVO. Plan Pastoral Esperanza Joven
b)
ASESOR(A): Cuando hablamos del Asesor de la Pastoral Juvenil Parroquial, nos referimos a un adulto joven «cuya vocación lo lleva a vivir su fe en medio de los jóvenes. Es la persona a la que, contando con los requisitos de madurez humana, de formación cristiana y capacitación pastoral, se le confía la misión de asesorar la pastoral juvenil de una unidad pastoral. Así el Asesor es sobre todo un servidor que favorece la iniciativa de los jóvenes, despierta su creatividad, orienta sus búsquedas y los acompaña a crecer»8. Este puede ser una persona soltera o un matrimonio joven que actúa en conjunto, un religioso o religiosa, o un sacerdote. En cualquier caso, el asesor es designado por el párroco a cargo de la comunidad eclesial. Dentro de las funciones que el asesor cumple de cara a la Pastoral Juvenil, encontramos que: -
Acompaña e ilumina el discernimiento que en cada momento la comunidad juvenil vaya realizando.
-
Centra su acción, en primer lugar, en los animadores y coordinadores y desde ahí, en cada joven de la unidad pastoral, especialmente aquellos con necesidades más urgentes. Por ello, debe privilegiar el diálogo con el Párroco y la acción coordinada con el Vicario Parroquial si es que lo hubiera.
-
Se inserta en la orgánica juvenil. Para ello proponemos dos niveles de coordinación en el ámbito netamente juvenil: El Decanato y la Zona Pastoral; y la pastoral de conjunto, es decir, la comunidad parroquial, el Consejo Pastoral Parroquial y el Párroco.
El asesor es llamado a una misión de gran importancia en el acompañamiento de la Pastoral Juvenil, por ello, debe formarse constantemente para crecer en su servicio y vida de fe. A nivel zonal, existen múltiples ofertas formativas ya sea en espacios de Formación Permanente (durante el año) como en Escuelas de Formación (Verano, Invierno, etc.). A nivel arquidiocesano, la Vicaría de la Esperanza Joven ofrece un “Programa de Formación para Asesores de Pastoral Juvenil”, aportando contenidos y experiencias esenciales para un adecuado acompañamiento de los jóvenes, desde sus diversas dimensiones y procesos. Además, a lo largo del año se desarrolla la Formación Permanente Arquidiocesana, donde se imparten cursos y talleres para los responsables de la Pastoral Juvenil (Asesores, Acompañantes, Coordinadores, Encargados de Pastoral, etc.), abordando temáticas que responden a la realidad juvenil y pastoral9.
8
9
Conferencia Episcopal de Chile. Comisión Nacional de Pastoral Juvenil, Por las huellas de Jesús. Orientaciones para una Pastoral Juvenil orgánica, 2002, p. 103. Para más información consultar en www.vej.cl.
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c)
ANIMADORES(AS): El primer acompañante de la comunidad juvenil es el animador, un joven o una joven con un proceso de fe en permanente maduración, con aptitudes personales de cercanía a sus iguales y promotor de liderazgos. Ha de ser una persona que transmita integridad a los jóvenes que va a acompañar, con una vida coherente con la fe y con autoridad moral. Debe tener también una comunidad de referencia, en la cual siga nutriendo su propia vida de fe y de encuentro con Jesucristo, fuente del testimonio que da a otros jóvenes. Dentro de sus funciones, podemos relevar que: -
Prepara y anima el encuentro periódico de la comunidad juvenil.
-
Facilita un clima de mutuo servicio, que estimule la participación y la corresponsabilidad de los otros miembros, aunque sin renunciar a la conducción y a la acción formativa que le es propia.
-
Recoge y valora los anhelos, intereses, inquietudes e interrogantes de los jóvenes y canaliza las respuestas a ellos, desde sus posibilidades o en comunión con otros.
-
Favorece la evaluación constante, sobretodo en su aspecto diagnóstico.
-
Desarrolla iniciativas de acompañamiento, especialmente de aquellos jóvenes más distantes o con asistencia más irregular.
La formación de los animadores es fundamental en la vida de la pastoral juvenil, debido a su rol de acompañamiento directo de los procesos formativos de los jóvenes. Para ello, existen múltiples ofertas formativas, tanto a nivel local, zonal como arquidiocesano: -
En primer término, es prioridad para cada comunidad local y decanato formar a sus agentes pastorales. En esta labor, la coordinación decanal junto a sus asesores, planifica la formación local en directa relación con el Equipo Zonal de Pastoral Juvenil.
-
A nivel zonal, existen múltiples ofertas formativas ya sea desde la Formación Permanente (durante el año) como en Escuelas de Formación (Verano, Invierno, etc.). El principal espacio formativo es el proceso “Animadores de la Esperanza”, itinerario formativo que se realiza en cada una de las zonas pastorales de la Arquidiócesis, cuyo objetivo es fortalecer los conocimientos teológicos pastorales, así como entregar herramientas metodológicas que los ayuden en su rol de animación, siguiendo las orientaciones del Plan Arquidiocesano de Formación (PFL).
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RESUMEN RESUMEN EJECUTIVO. EJECUTIVO. Plan Plan Pastoral Pastoral Esperanza Esperanza Joven Joven
d)
COORDINADOR(A):
En la Pastoral Juvenil es necesaria la coordinación para aunar los esfuerzos y recursos tanto materiales, económicos como humanos, de los distintos equipos para el beneficio de todos en la acción pastoral. El coordinador canaliza la información y la moviliza entre los distintos grupos juveniles, procurando aunar los esfuerzos de todos bajo la conducción del asesor y en diálogo con los animadores. Es importante considerar que existen dos niveles fundamentales de coordinación: por un lado, con la vida interna de la Pastoral Juvenil y, por otro, con la pastoral de conjunto. El Plan Pastoral Esperanza Joven plantea la existencia de un coordinador por etapa (Caminantes, Peregrinos y Discípulos), y otro en relación a las estructuras arquidiocesanas, como son el Decanato y la Zona. Ellos, junto al Asesor, debiesen conformar una Coordinación Juvenil General al modo de un consejo. Es pertinente recordar y hacer énfasis en la necesaria diferenciación y desconcentración de roles, por lo que es recomendable evitar que una misma persona sea animador, coordinador y/o asesor.
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orgánica local Zona Pastoral Equipo de Pastoral Juvenil Zonal
Decanato - Asesor Decanal
Párroco Consejo Pastoral Parroquial Asesor
*
Representante Juvenil ante el C.P.P.
Coordinadores de las etapas
Representante Juvenil ante el Decanato
Animadores Peregrinos
Animadores Discípulos
Representante Comunidad Apóstoles
Comunidades Peregrinos*
Comunidades Discípulos*
Comunidades Apóstoles*
Los jóvenes de las comunidades pueden participar en otras instancias eclesiales como coro, colonias urbanas, entre otras.
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RESUMEN EJECUTIVO. Plan Pastoral Esperanza Joven
ITINERARIOS FORMATIVOS DE AGENTES EVANGELIZADORES
AGENTE PASTORAL 1. Itinerario básico de Animadores de comunidades de…
TRONCO COMÚN - Madurez personal. - Cristología I - Introducción a la Biblia y al N.T. - Antropología Cristiana I. - Iglesia, Pueblo de Dios. María, Madre de la Iglesia. - Moral Fundamental. - Fe cristiana y seguimiento de Jesús. - Desarrollo Personal.
... Caminantes
TRONCO ESPECÍFICO -
Pastoral de la Esperanza Joven.
* Itinerario básico de animación, más: -
Introducción al AT e Historia de la Salvación. Misterio de Dios.
-
... Peregrinos y Discípulos
Caminantes I, Proyecto de Pastoral Prejuvenil. Caminantes II, Metodología y Animación en Caminantes. Desarrollo del preadolescente.
* Itinerario básico de animación, más: -
Presencia cristiana en el mundo II. Moral de la persona. Liturgia y Sacramentos.
-
2. Coordinador de Pastoral Juvenil:
Animación de comunidades de Peregrinos. Animación de comunidades de Discípulos. Didáctica, metodología y dinámicas para el trabajo con jóvenes.
* Tener la formación común y específica equivalente a un animador de Peregrinos o Discípulos, más: -
Eclesiología
-
3. Asesor de Pastoral Juvenil:
Coordinación y Pastoral Juvenil. Realidad Juvenil. Liderazgo y trabajo en equipo. Gestión y elaboración de proyectos pastorales.
* Tener la formación común y específica equivalente a un animador de Peregrinos o Discípulos, más: -
El Misterio de Dios. Teología Pastoral.
-
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Realidad Juvenil. Desarrollo Psicoreligioso de los jóvenes. Identidad del Asesor de PJ. Gestión, planificación y evaluación Pastoral. Inculturación del Evangelio y realidad Juvenil . Acompañamiento Juvenil. Dimensión Social de la PJ. Dimensión Vocacional de la PJ.
4.3.
INSERCIÓN JUVENIL EN LA ORGANICA ARQUIDIOCESANA:
Producto de la opción preferencial que hace la Iglesia por los jóvenes es que la Pastoral Juvenil se estructura a nivel Latinoamericano, nacional y diocesano. Estas instancias se cooperan mutuamente e interactúan en pos de un proyecto común que busca acompañar y favorecer el crecimiento en la fe de los jóvenes. Así, tanto parroquias, pastoral educativa, movimientos, como otras experiencias de trabajo con jóvenes, encuentran su referente y su vinculación a diversos niveles: a.
Comunidad Local. El primer espacio de inserción de los jóvenes es en su propia comunidad local. La pastoral de conjunto los acoge facilitando y propiciando su participación en el Consejo Pastoral Parroquial, apoyados fundamentalmente por el Párroco.
b.
Decanato. A nivel decanal es necesario contar con una coordinación básica, apoyada desde el Equipo de Pastoral Juvenil Zonal. Es la oportunidad de compartir realidades, focalizar recursos y fortalecer la identidad y pertenencia entre jóvenes de realidades similares.
c.
Zona Pastoral. En cada Zona Pastoral de nuestra Arquidiócesis existe un equipo de Pastoral Juvenil, al servicio de los procesos formativos de las Pastorales Juveniles y del fortalecimiento de la orgánica juvenil (local, decanal y zonal). Además, promueve la representatividad de los jóvenes en diversos espacios de encuentro y reflexión (Encuentros regionales, nacionales, latinoamericanos, mundiales, etc.).
d.
Vinculación Arquidiocesana. La pastoral juvenil de la Arquidiócesis de Santiago es acompañada por la Vicaría de la Esperanza Joven. Ella anima, orienta y conduce la acción pastoral de la Iglesia a favor de los jóvenes, formando agentes pastorales, atendiendo necesidades propias de la realidad juvenil y convocando masivamente a la juventud a encontrarse, a poner en común sus talentos y anhelos, a seguir el testimonio creyente de hombres y mujeres de fe que vivieron en santidad.
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RESUMEN EJECUTIVO. EJECUTIVO. Plan Plan Pastoral Pastoral Esperanza Esperanza Joven Joven RESUMEN
ORGÁNICA ARQUIDIOCESANA
SR. Arzobispo
Otras vicarías Zonales
Vicaría de la Esperanza Joven
Vicaría Zonal
Otras Vicarías Ambientales
EQUIPO ZONAL DE PASTORAL JUVENIL
DECANATO
Parroquia
Parroquia
DECANATO
Colegio
Parroquia
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Liceo
Parroquia
4.4. PREGUNTAS FRECUENTES:
Finalmente, quisieramos compartir algunas de las preguntas más frecuentes que se nos plantean. Sus respuestas pueden dar luces a interrogantes o dificultades comunes en la implementación del PPEJ: 1.-
¿Cuál es la diferencia entre los grupos de confirmación y las comunidades juveniles? Los grupos de confirmación se reúnen durante un período determinado y su fin es prepararse para realizar el sacramento de la Confirmación. En cambio, las comunidades juveniles pretenden compartir la vida y crecer juntos en la fe, en la participación y pertenencia eclesial, poniendo su centro en el encuentro personal y comunitario con la persona de Jesús.
2.-
¿Qué pasa con los grupos de confirmación de cara a la implementación de este plan Arquidiocesano? Si están ya en un proceso, es necesario que lo continúen, pero al culminar tengan la posibilidad de conformar una comunidad de vida que se iniciará de acuerdo a la madurez personal y la fe de cada joven (Etapa Apóstoles del PPEJ).
3.-
¿Qué pasa con el Sacramento de la Confirmación en la vivencia del Plan Pastoral Esperanza Joven? Los elementos de la fe que se encontraban contenidos en las sesiones de confirmación se encuentran enmarcados en la Etapa de Discípulos del PPEJ, pero son mucho más amplios e integran al joven en su totalidad, abarcando las diversas áreas de contenido del Plan y teniendo en mente al joven y su proceso de crecimiento en la fe. Esto abre la posibilidad de centrarnos más en la calidad del encuentro vital con la persona de Jesús y el discernimiento de un proyecto de vida cristiano que quiere proyectarse y confirmarse desde el sacramento de la Confirmación, que en la cantidad de tiempo de preparación. Con todo, cabe la posibilidad que los jóvenes puedan confirmarse en diferentes momentos de acuerdo a su compromiso con Cristo y la Iglesia.
4.-
¿Qué es necesario hacer para preparar un encuentro de comunidad juvenil? a) Conocer el Plan de la Esperanza Joven y los materiales de implementación de la etapa a acompañar. Para ello, será muy importante que los animadores participen de los cursos de formación que se dan en las Escuelas de Verano e Invierno y en la formación permanente en cada una de las zonas.
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RESUMEN EJECUTIVO. Plan Pastoral Esperanza Joven
b) Conocer la realidad de los jóvenes que se está acompañando para ver si es adecuada o no la ficha a trabajar. Con todo, el material será siempre una guía flexible y por ende, podrá ser adaptada y profundizada de acuerdo a las necesidades de la comunidad que se acompaña. 5.-
¿Cuánto dura la Pastoral de la Esperanza Joven y cada una de sus etapas? La Pastoral de la Esperanza Joven abarca en su totalidad, aproximadamente 9 años de formación y vida comunitaria. Caminantes 3 años, Peregrinos 1 año, Discípulos 2 años y Apóstoles (al menos) 3 años. Decimos al menos pues, como dijimos antes, Apóstoles no es una etapa de término sino de proyección de la vida comunitaria, por lo que, en rigor, se proyecta durante muchos años y ojalá dé paso a la participación de los jóvenes en las Comunidades Cristianas de Base. Sin embargo, todo lo anterior va a depender del crecimiento de los y las jóvenes que participan, de su compromiso con la comunidad y con el camino de seguimiento del Señor. Para poder manejar con flexibilidad los tiempos, es necesario que el animador pueda ir tomando el pulso del caminar de la comunidad, reconociendo avances y desafíos aún pendientes. Todo ello, se conversa con el asesor y se realizan las adaptaciones que se estimen conveniente.
6.-
¿Cómo se sabe cuándo cambiar de Etapa? Cuando se vayan logrando los objetivos que persigue cada una de ellas. Hay ciertos indicadores definidos por el PPEJ al respecto: ver en “Plan Pastoral de la Esperanza Joven. Itinerario Formativo para la Pastoral Juvenil”.
7.-
¿Es necesario que los encuentros se realicen en forma correlativa? Los encuentros están preparados para ser utilizados en forma correlativa, sin embargo, siempre se ha hablado de la flexibilidad de los materiales, ello implica que tenemos la posibilidad de saltarnos uno o varios encuentros o extender a más de una sesión alguno de ellos. Lo importante es velar porque se respeten los objetivos que se desean lograr. Para ello, lo ideal es tomar las decisiones en conjunto con el equipo de animadores y de acuerdo a la realidad de la comunidad.
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8.-
¿Qué pasa con el animador cuando la comunidad cambia de etapa? La idea es que el animador permanezca acompañando a la comunidad a lo largo de todo el proceso. Sin embargo, y debido a la extensión del itinerario formativo, a veces esto es complicado, por lo que sugerimos mantener al menos la continuidad del mismo(a) animador(a) en cada una de las etapas (Caminantes, Peregrinos y Discípulos).
9.
¿Sigue existiendo el rol del animador en la etapa Apóstoles? No, la idea es que en dicha etapa sea la misma comunidad la que se lidere a sí misma, a través de la definición de roles y responsabilidades entre los mismos jóvenes. Por supuesto, ello debe ser intencionado a partir de las etapas anteriores, potenciando el protagonismo y liderazgo de los jóvenes a partir de Caminantes.
10.- ¿Qué formación debe tener un animador del Plan de la Esperanza Joven? La formación de un(a) animador(a) juvenil debe ser lo más amplia posible. No sólo debe manejar los elementos propios del PPEJ y de la etapa que acompaña, sino que también es necesario que cuente con formación en otros ámbitos propios de la vida de los jóvenes y de la experiencia de fe: madurez personal, introducción bíblica, cristología, antropología cristiana, fe cristiana y seguimiento de Jesús, moral fundamental, entre otros. Es lo que en el Plan de Formación para Laicos (PFL) se llama “Tronco Común”. El programa de formación “Animadores de la Esperanza” (mencionado más arriba) es una propuesta metodológica que incluye la formación en todos estos ámbitos, tanto comunes como específicos de la formación de un(a) animador(a).
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RESUMEN EJECUTIVO. EJECUTIVO. Plan Plan Pastoral Pastoral Esperanza Esperanza Joven Joven RESUMEN
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