Impreso el dia 22/09/2015 a las 09:59 hs
La comodidad de los commodities Rodolfo Eróstegui T. Cuando los precios de los productos primarios que exportamos (minerales, gas) y algunos productos agrícolas, como la soya, suben, el país se siente cómodo. Cuando estos precios bajan, entonces nos sentimos abrumados y despotricamos contra el imperialismo, siendo que los únicos causantes de nuestros éxitos y desgracias somos nosotros mismos. Bolivia es un país exportador de commodities, es decir, de bienes que tienen un valor con un bajo nivel de especialización, como son los granos de soya, trigo, avena, maíz, cebada, algodón, petróleo, gas, minerales, ganado, etcétera. Para que se entienda más un ejemplo: commodities es el estaño, pues no lo diferenciamos en el mercado internacional si es de una mina u otra. Para todos el estaño es estaño, no importa de dónde provenga; por lo tanto, su precio se fija mundialmente, no como ocurre con bienes que tienen marca, por ejemplo las computadoras Quipus, que se cotizan en el mercado con bases en sus especificidades tecnológicas y, por supuesto, su marca. En 2014 la estructura de nuestras exportaciones nacionales tuvo el siguiente resultado: la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca aportó con el 4,81% del total de las ventas nacionales al exterior. El gas y combustibles contribuyeron con el 50,48%; mientras que la minería lo hizo con el 15,21%. Estos commodities sumaron un total de 70,5%. Mientras que los productos con valor agregado, en particular la industria manufacturera, únicamente exportó 28,54%. Lo que más nos preocupa es que en los últimos años se perdió la capacidad exportadora de bienes industriales. Nuestra estructura de exportaciones responde a un patrón de acumulación que lo construimos históricamente. Ese estilo de crecimiento estuvo basado en la producción de commodities: minerales, hidrocarburos, etcétera. Y esta forma de encarar nuestra sobrevivencia es la causante de nuestro subdesarrollo, pues para cavar los cerros y sacar minerales no se requiere mano de obra calificada; por lo tanto, la política de educación no tiene un asidero real en un modelo primario exportador: una cosa es capacitar técnicos industriales en electricidad, en mecánica, teñidores, etcétera, para una industria instalada, que capacitarlos cuando no existe. Por ello nuestros institutos técnicos, universidades, etcétera, califican mano de obra que tiene que migrar para encontrar una ubicación en su profesión. Cuando se dice que a nuestras materias primas hay que darles valor agregado, en el fondo lo que estamos diciendo es que no exportemos commodities; que en vez de exportar concentrado de hierro, exportemos cubiertos, cuchillos, tenedores, etcétera. Esto, en otras palabras, significa industrialización que, a su vez, se traduce en demanda especializada de mano de obra; por lo tanto, estamos hablando de empleo de calidad y de un verdadero desarrollo. Este cambio tiene que ser el primero que impulsemos los bolivianos. Sin embargo, es el más difícil de realizarlo, pues existen muchos intereses en torno a la explotación de las materias primas que impiden esta transformación. Es así que los inversionistas también prefieren exportar materia prima, pues no corren los riesgos que tienen aquellas actividades vinculadas a la industria manufacturera. A esto llamo la comodidad de los commodities porque en muchos casos no se tiene que hacer ningún esfuerzo contar con ellos para venderlos. 22/09/2015 |
Rodolfo Eróstegui T. es experto en temas laborales. . URL http://www.paginasiete.bo/2015/9/22/comodidad-commodities-70891.html Diario Pagina Siete © . Todos los derechos reservados.