Caleidoscopio Febrero (primera edición)

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Febrero2014 Mensajedebienvenida [2] CaleidoscopioLiteratura

Ocho años, Ulises Rodríguez [3] Parlativa it’s so ascoltativa a mi parecer, Alejandra Canchola [6] El malviaje de Jack, Diego Castillo [8] Amuleto, Luisa María Calderón [11] Teatro de sombras (La Reina Roja), José Amilcar Herrera [14] Feliz no-cumpleaños, Rosalinda Guzmán [19] Mimetista afortunado, Mónica Gabriela Ortega (Moby Eniajmo) [22] Hope for the flowers, Marianne E. Castillo [27] CaleidoscopioFotografía [29] CaleidoscopioMúsica

El final de una era, Carlos Aguilar [30] CaleidoscopioCine Vier Minuten (Cuatro Minutos), Doménico de Flón Nájera [32] Short Term 12, Adrián Lugo [34] La Grande Bellezza, Juan Christian Aguirre [35] CaleidoscopioVideojuegos Batman: Arkham Asylum, Avery Duhalt [37] CaleidoscopioColaboradores [39]

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Mensaje de bienvenida. ¡Hola a todos! Primero que nada quisiera darte las gracias por entrar a esta página y mantenerte

en

contacto

activo

con

nosotros. Caleidoscopio nació en un sofá de un estudiante

de

Ciencias

de

la

comunicación, y es ese sector para quien en un principio se pensaba tener dedicada en su totalidad la página. Muchos de nosotros estamos en una constante búsqueda de oportunidades

proyecto, pues constato día a día que

para poder publicar y lamentablemente

somos más quienes estamos dispuestos

se nos cierran las puertas por "falta de

a abrirnos un camino diferente y lleno

experiencia"

de energía en un mundo cada vez mas

y

es

Caleidoscopio

entonces

cuando

Querétaro entra

en

función.

saturado. Soy

Jován

Benítez,

director

de

Te presento un espacio libre y con

Caleidoscopio Querétaro y te agradezco

temas adecuados para que nos puedas

la confianza que tienes en mandarnos

mandar tus aportaciones sin censura y

tus ideas.

sin

necesidad

escribiendo comunicación. placer

leer

en Para todos

de los mi los

experiencia medios es

un

trabajos

de gran que

llegan a la redacción y editorial de este

Seguiremos trabajando para que este proyecto

crezca

y

juntos

podamos

alcanzar nuestras metas. Gracias.

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LITERATURA “La importancia que puede tener usar una palabra en vez de otra, aquí, más allá, un verbo más certero, un adjetivo menos visible, parece nada y finalmente lo es todo.” -José Saramago

La Plaza Luis Cabera de la Colonia Roma ha cambiado mucho a lo largo de ocho años; cada vez más restaurantes y menos árboles; esa hermosa y enorme fuente, hoy es tiradero de basura; y los niños ya no juegan, ahora venden chicles y cigarros a la puerta de Non Solo Panino, este restaurante italiano donde cada noche de viernes cenamos los amigos antes de salir a devorar la noche en algún bar. Los hombres no hablamos de nuestros trabajos o de nuestra casa, con los treinta y tantos encima, buscamos aventuras de una noche para contar a los demás. Luis, Fabián y Fernando, normalmente “dejan salir” a las novias con sus amigas para poder reunirnos, mientras nosotros vivimos una noche de solteros. -¡Estaba buenísima!, y además era una zorra… - ¿Te acuerdas de la vieja que me tiré hace 2 meses, Sandra?, me anda rogando – ¡No mames! El otro día casi me cae mi vieja en la movida con una loba – Esas y otras frases son recurrentes durante la cena en Non

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Solo Panino, cada semana, volvemos a este sitio, religiosamente, por una sola razón: María. El primer viernes, ocho años atrás, durante nuestra época de universidad (sin novias, mucho menos trabajos), nos pusimos una borrachera en el estacionamiento de la escuela. Hambrientos de fiesta y sexo casual decidimos probar suerte lejos de la escuela y tratamos, inútilmente, de entrar en algún bar. Nuestra noche terminó vomitando en la fuente de la Plaza Luis Cabrera. Justo ahí, frente a nosotros: Ella, tomando un café en absoluta soledad, con la mirada fija en la taza. No logro recordar un momento más epifánico en mi existencia. Aun en nuestra confusión etílica, nadie tuvo valor de acercarse. Una semana más tarde, nos arreglamos para salir, nos citamos en Non Solo Panino para esperar que un milagro se nos atravesara trayendo de regreso a la mujer más hermosa que habíamos visto. No ocurrió sino hasta cuatro meses después, la espera había valido la pena. Luis, Fabián y Fernando, cada uno trató de conquistarla: flores, dulces, cine, teatro, museos… todos los clichés del gran caballero, no fueron suficientes con María. Uno a uno decidió ceder el camino. Yo jamás lo intenté, he de reconocer mi torpeza a la hora del ligue, mi falta de seguridad, ingenio y gracia. María salía siempre con nosotros, era un miembro más de la banda, durante casi 2 años, los viernes eran nuestros. Jamás supimos su segundo apellido, su edad, donde vivía, ni quienes eran sus padres. Uno de esos viernes, la noté particularmente callada, y mientras la acompañaba a su taxi al final de la noche, me preguntó -¿Te gusto?- Si, respondí – fue ese el momento más extraordinario de mi vida: me besó, el único beso que alguno de nosotros había recibido de ella, de esos labios que todos deseamos y nos negó durante mucho tiempo. - El número Telcel que usted marcó, no existe – Tratamos de llamarle durante semanas. Jamás volvimos a verla después de esa noche, fui el último de los amigos que platicó con ella. Nunca hablé con nadie acerca de aquel beso, su efímera existencia me hacía dudar si realmente ocurrió ese momento, o lo deseaba tanto que lo aluciné. Sin necesidad de crear pactos, ni siquiera de nombrarlo, volvemos a Non Solo Panino cada viernes, y aunque nadie lo confiese, nuestro corazón se detiene cuando una mujer de cabello y ojos negros camina frente a la puerta.

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Son las seis de la tarde, llegué media hora temprano. Pido una cerveza y anuncio que, como siempre, seremos cinco personas. Fumo un cigarrillo mientras leo el último El Fanzine, que regala el restaurante. Enfrente, recargada en la fuente y buscando mi mirada, ella. Me levanto tembloroso, siento el sudor frío en mis muslos y corro, como un velocista a punto de cruzar la meta, debo esquivar una camioneta y por poco tiro al niño de los cigarros. - ¡María, María!- La abrazo con fuerza y beso sus mejillas. Está llorando. -Quise hablarte hace mucho, todos los viernes los veo cenar ahí, en nuestro lugar… desde hace 4 meses he buscado una forma para presentarme… ya no soy quien ustedes conocieron hace 8 años, he cambiado… Escucho sus palabras, pero no me importan, tenerla ahí, frente a mí es lo único que me ha atado a este lugar. – No digas nada, ven a cenar con nosotros, te hemos estado esperando – Aquel viernes nadie llegó; una llamada y 2 mensajes de disculpa me dejaron el camino libre para volver a mi último instante con María, ese beso que solo ella y yo conocimos. -Yo no te besé esa noche… en esa ocasión, yo aún no era María, solo lo aparentaba. Por eso me fui, para buscar ser por fuera, lo que siempre he sido por dentro… -

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Si

de hablar en público se trata, vayamos con Parlativa, porque

seguramente ella nos ayudará. Parlativa es la niña más linda de la facultad… porque es abstracta a la vez, puede mantenerse callada durante horas sin hacer ningún tipo de expresión, pero si le preguntas algo, te escucha con atención desmedida y contesta… da una respuesta inmediata, llena de información hueca, en espiral. Dicen que viene de Rusia, otros dicen que de la molto bella Italia y otros que admiran sus ojos dicen que es de Guadalajara. Pero ella habla raro, no se le entiende le parole dentro del speak y cosas como esas. Aquel día normal, dentro de la facultad se escuchó una fuerte detonación y por la ventila se percibía un aroma a tostado, el doctor no dejó que nadie saliera del laboratorio. Sin embargo Parlativa desobedeció y echó a correr por el pasillo, como buscando el lugar de la detonación, otros le siguieron. Llegaron entonces a la puerta y los ojos grandes de Parlativa se abrieron a la vista de los demás, un tono de sorpresa y horror. Entonces entró el rector quien corrió lo más fast que pudo desde la rectoría regional. Descubrieron en el suelo de aquel salón el cuerpo de Parlativa frío, con el alma fuera y en frente a él estaba el joven 6


Fernández de pie, con el arma atrancada entre sus manos. Parlativa se quedó muda al ver su cuerpo muerto, en esa escena más que brutal y no pronunciaba quele parole ni hacía ningún sound raro, de esos de ella. Cuando Fernández los vio en la puerta desvaneció llegando junto al cuando Parlativa comenzó a retorcerse marco de la puerta, dejando ver en su escandaloso.

asomados y la vio a ella, se cadáver. Fue entonces aún estando en pié bajo el costilla derecha un sangrado

En el hospital, el doctor explicaba a los compañeros más cercanos que tal vez su mal no tendría cura y que muy probablemente moriría durante la noche. Domínguez lo lamento muchísimo. Tendría que buscar a alguien más para el discurso de mañana. Pero cuando llegó a la facultad con Rodríguez del brazo para mostrarle el camino al pódium… ahí estaba Parlativa, lista y arreglada, perfumada para dar el esperado discurso. Le preguntó si se sentía bien ya. Contestó que se encontraba de maravilla. La dejó subir al pódium y comenzó a leer con esa voz tan bien proyectada, esa voz de un ángel italiano del siglo yo qué sé… comenzó a hablar y se le cayó un tapón de corcho que regresó la sangre a los ojos de todos. Y entonces rodó por el suelo su labio inferior, su brazo se desplazó como soltado por una polea y todos callados veían a Parlativa, quien empezó a llorar y terminó el discurso. Al final sólo pudo decir…

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No

es que sea

irresponsable,

pero

¿a quién le gusta estar

recogiendo mierda de perro? A mí no, por eso salgo muy temprano en la mañana con Jack, para esconderme de las miradas acusadoras de los vecinos que te obligan a tocar la caca cuando todavía está caliente. A la hora que salimos sólo hay un loco corriendo en la pista del parque, para mí que se toma la vida muy aprisa. Mientras espero que Jack haga lo suyo, el corredor nos pasa por un lado jadeando y diciendo cosas para sí mismo. Creo que intimida a Jack y le provoca estreñimiento porque nunca ha cagado cuando el corredor anda por ahí. Aprovecho el paseo y la ausencia de ojos depredadores para fumarme un porro. Voy con Jack a la zona de juegos infantiles del parque para sentarme en uno de los columpios, el único que no está corroído por el tiempo y el descuido de la delegación. Amarro la correa de Jack en uno de los tubos que levantan el columpio, saco mi porro, echo una fugaz ojeada alrededor y le doy las tres. Hay 8


algo fantasmal en ese sitio que cada bocanada que exhalo se eleva sin difuminarse hasta la cabañita que está en la cima de una resbaladilla oxidada y agujereada donde una vez intenté acostarme y atoré el culo en uno de los hoyos y la cual carece de escaleras para subir y por eso los niños tienen que trepar por un árbol cercano para llegar a la cabaña donde imagino que descubren el amor, y si no lo hacen, entonces pierden el tiempo. Luego, la voluta de humo entra a la cabañita, la cabaña tose y echa el humo de vuelta por el tobogán hacia el lugar donde Jack olisquea el terreno, inhala un poco de humo y suelta la cagada. Aliviado por haber vaciado el intestino, Jack se acuesta con un largo suspiro y permanece impávido mientras yo abraso el porro. La oscuridad empieza a retirarse y la luz que se asoma crea un caleidoscopio con los cristales de agua en las nubes, entrecierro los puños frente a mi ojo como un catalejo y me introduzco en ese tubo multicolor. Pero esta mañana el cielo está más nublado por el oriente y las ligeras nubes de brisa en el poniente reflejan la poca luz que se cuela haciendo el efecto de que el Sol salió de casa por el lado equivocado, una señal de malviaje, nada comparado con los caleidoscópicos transes en los que entré ayer. De pronto Jack se altera, se levanta y comienza a olfatear todo alrededor, me mira a los ojos, ladra, gruñe, me araña con sus garras, gira y se enreda con la correa, agita la cabeza y su ansiedad me pone nervioso, dejo de fumar. No sé, me pone nervioso que ese humano se mueva tan rápido y pase tan cerca, creo que me está acechando, pienso en atacar. El humano que me lleva me jala, lleva prisa, huele a ansiedad. Vamos al mismo lugar de cada día temprano, odio estos tiempos en que no hay luz todavía. Conozco este sitio, todavía está lo que comí hace tiempo, pero luce diferente, lo huelo, está seco. El humano hace fuego, huele diferente a otros fuegos, no como el fuego de la cocina que anuncia la comida, este fuego solo huele diferente. Reconozco el olor de lo que comí hace tiempo, siento algo moviéndose por dentro, ahí va lo que comí hace menos tiempo, no está seco, huele mucho. Reconozco este sitio, cada día me trae aquí a la misma hora cuando todavía no hay luz, odio las horas cuando el cielo todavía es oscuro, pero el humano es bueno conmigo después de esas horas, cuando ya salió el sol. 9


El olor diferente no me gusta, es malo, pero el humano sigue haciendo fuego. Quiero volver, pierdo tiempo, el humano no sabe que el tiempo pasa más rápido para mí. No entiendo qué pasó, el cielo se hizo claro por el lado contrario. Ladro, gruño, trato de advertir al humano, la hora en que la oscuridad y la luz se juntan en el cielo terminó, también terminó su fuego de olor diferente. Hoy no hay tanta luz, el humano tal vez sea malo conmigo.

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Resulta inconcebible que cuando existen más de veinte hoteles de paso en el centro de la ciudad, una mujer, acuda al mismo hotel, al mismo cuarto, enfrente del único bar con vista a ese cuarto barato. Resulta aún más extraño que esta mujer asista cada semana con un hombre diferente. Recuerdo que la primera vez que la vi por esa ventana, pensé que era una puta, no era particularmente hermosa, pero era evidentemente atractiva o al menos lo era para alguien como yo, era de esa clase de mujeres que después de probar todas las posiciones sexuales existentes, sacaba un cigarrillo y un libro; la primera vez no pude ver cuál era, pero recién salió ella del hotel yo salí a buscar ese libro solo por el color de la portada, no lo encontré. A la semana siguiente regresé, era miércoles, lo recuerdo bien porque es mi día de descanso, regrese a la misma hora y me senté en la misma mesa, que daba al cuarto barato de hotel donde había visto a esa mujer; pasaron quince minutos y me sentí decepcionado y estúpido, ese solo era un hotel de paso, uno más para ella.

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Me disponía a terminar la bebida que pedí para irme, cuando la vi entrar de los brazos de un sujeto, la vi besarlo, desnudarlo y bueno, sentí que una erección se apoderaba de mí, tenía unos senos maravillosos y unas piernas escandalosas, juro que podía escuchar sus gemidos desde mi mesa, era una ninfa eléctrica, incansable, inalcanzable. Semana tras semana estaba ahí esperándola, imaginándola, no podía dejar de masturbarme en los baños con su recuerdo, sus gestos, imaginando que era yo uno de los tantos hombre que la poseía, pensando que si me escogiera pasaría las mejores noches de su vida, quería encontrarla, arrastrarla hasta el fondo de ese cuarto barato y follarla hasta el desmayo, pero me limitaba a ser un espectador, a sugerirle mentalmente al hombre en turno, cómo tocarla, cómo acariciarla, que decirle al oído. La vi desfilar en cada centímetro de esa mullida cama siempre con un hombre diferente. Llegué a pensar que ella lo sabía, sabía que yo la veía, la deseaba, y ella se regocijaba con ese hecho, de saber que aunque todos sus amantes la olvidaron yo estaría aquí esperando ver cómo le hacía el amor a los demás. Dilucide en la manera en que se quitaba la ropa, que lo hacía para mí, cuando sus dedos pasaban por su cuerpo, sin duda pensaba en mí, su boca tenía la forma de mi nombre, su cigarro llevaba mi aroma, su libro escribía mi historia. El momento había llegado, debía conocerla, palparla, invitarle una cerveza en ese bar donde me enamoré de ella, amarla, e inmortalizarla. Este miércoles la espere bajo la lluvia, hasta que llegó, su perfección me quito el aliento, cabello corto, ojos grandes, labios carnosos, una falda corta, una botas largas, una ligera sonrisa; la seguí, ella sabía quién era yo, me reconocía y sabía a lo que iba, el trayecto de las escaleras me pareció insufrible, y me estremecí cuando su llave logró abrir la puerta, cerré las cortinas, ningún desgraciado se atrevería a posar sus ojos sobre mi sirena, le hice el amor como había soñado, aunque en realidad fue mejor, sus gemidos eran la gloria, y un delicioso orgasmo nos alcanzó a los dos, la amaba, así que saqué mi cuchillo y se lo enterré suavemente en el abdomen sudoroso y terso, no una sino diez veces, la cama se humedeció del líquido tibio y rojo, mis piernas y brazos empapados de ella la sostenían, sus ojos se entornaron hacia a mí con una ternura que jamás vi, sus manos me estrujaron por un momento, y sus labios me besaron por 12


última vez, me dice que su nombre es… y que me ama. Salgo del cuarto con uno de sus largos cigarrillos en mí boca y me dirijo al mismo bar de siempre, desde mi lugar ya no se ve nada, pero sé que su cuerpo pierde calor a cada segundo, sus labios dejan de ser rojos, pero sé que aun así se ve perfecta, inmaculada. Pido una cerveza y me dedico a leer, ahora sé que su libro, el que yo salí a buscar infructuosamente se llama ‘’Amuleto’’ y al parecer lo fue para los dos...

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La

compañía Vida Doble tiene sede en el teatro Mouvement —

pronunciado más o menos Mufvmont—, edificio que habiendo sido construido tan sólo tres años atrás, aparenta más de quince debido al poco cuidado. Detrás del escenario están los camerinos, dos para evitar la mezcla entre hombres y mujeres y cuidar su privacidad, y la tramoya de metal; delante, el patio de butacas con acabado color café para simular madera, las gradas para acceder a la fila de asientos deseada y la puerta de entrada o salida. La descripción es muy pobre, de ello estoy consciente, pero la mención de zonas u objetos sin puesto en la historia me es irrelevante; más aún lo es el detallado de aquellos que sí lo tienen. Además, en este momento llega el elenco, dispuesto a ensayar por última vez el acto que presentarán dentro de pocas horas. Primero pasa el director, un hombre alto y delgado; las cejas inclinadas, las pestañas largas y los párpados caídos le dan un semblante triste y agotado. Detrás viene el primer actor, un joven fornido y de piel morena cuyos rasgos faciales revelan ascendencia asiática. Luego entra la única mujer; 14


evitando formas poéticas que le hagan parecer un monstruo: piel de mármol o alabastro, cintura de avispa, ojos de zafiro u ónix incrustados sanguinariamente en las cuencas, cabello punzante de oro sólido, y andar de viento otoñal o felino indiferente, diré sólo que tiene el cabello suelto y es muy hermosa. Al último cruza el más bajo de todos; su amigable personalidad pide siempre a gritos una segunda impresión, pues la primera suele ser demeritada por la pesadez de su rostro. La relación que mantienen no va más allá del escenario, y hacia éste bajan sin emitir ruido alguno, más acompañados de lo que parece. Todos llevan consigo ese pedazo de oscuridad que, de acuerdo con la posición y la intensidad del foco luminoso, aumentará de tamaño o lo disminuirá, permanecerá pacífica o girará violentamente, se mostrará majestuosa o tambaleante. Sí, es la contraria, la sombra nuestra. (Lector u oyente, ahora le propongo

tres opciones diferentes, partiendo de la que más libertad proporciona a la que menos: uno, usted puede dejar de leer o escuchar, salir de la habitación o cambiar de punto, y practicar cualquier actividad que se le antoje sin remordimiento; dos, ya le he otorgado un inicio, eso equivale a la tercera parte del trabajo si tomamos en cuenta que la introducción, el desarrollo y la conclusión tienen el mismo peso conceptual, haciendo uso de su imaginación deberá realizar las dos faltantes; tres, sencillamente seguirá mi historia, le informo que las partes del texto que se encuentren en letra negrilla corresponden a las acciones que puede imaginar, y las cursivas a los comentarios que hago, eso sí, sólo recomiendo esta opción si se encuentra leyendo. Si bien puede escoger cuantas opciones desee, e incluso crear las propias, el número no deberá de ser proporcional a la satisfacción o insatisfacción que llegue a experimentar, siendo ésta invariable una vez concluido lo estipulado en la primera elección). Me permití la omisión del siguiente detalle, de fácil deducción dada la cadena de elementos «compañía Vida Doble, Mouvement, "Teatro de sombras"», hasta considerarlo pertinente. Sobre el escenario hay, en posición vertical, una tela blanca de al menos tres por dos metros, y a sus espaldas, apuntándole, un reflector previamente acomodado. Continuemos. El director apagó la iluminación del teatro e hizo que todo desapareciera en el fusco. Usted comprenderá que habiendo nuestras sombras experimentado los placeres que puede una persona, reinante la oscuridad migraran sin pensar a la pantalla blanca. Como entes aprendidos de la mecánica humana, y de gran trayectoria artística adquirida en quién sabe dónde, comenzaron la 15


puesta en escena de un acto propio. El nombre fue revelado varias veces por medio de comentarios a ningún lado: La Reina Roja. Por otra parte, los artistas —que de ahora en adelante adquieren el nombre de «imbéciles» entendiéndose como falto de razón, sin sentido peyorativo— comenzaron la interpretación de «Percepciones”, historia que narra las diferencias visuales con que es asimilado el entorno según sea de día o de noche y el terror que provocan sobre un niño de ocho años con dificultad para conciliar el sueño. La sustancia de una sombra es bastante favorable cuando se quiere trabajar un acto escénico. Su superficie, que al ser tan cambiante — fija en el suelo, agigantada en el muro, trémula en el fondo de la pileta— no debiera llamarse así, imposibilita tanto a las ruborizaciones como a las inhibiciones con el color negro. La carencia de sexo biológico resta problemas a la asignación de personajes; no hay «Yo no quiero ese papel» ni «Vengo a interpretar a una hechicera, no a una mendiga», pues audicionan hasta que se revele para qué rol muestran más competencia. El reparto final quedó de la siguiente manera: a cargo del joven poeta, la sombra robusta; de la Reina Roja, la sombra del cabello suelto; de la hija, la sombra pequeña; del guardia, la sombra alta; los secundarios quedan a realización de cualquier sombra. Sin nada más que hacer o esperar, comenzó el montaje. La sombra alta, recordándonos el cuerpo que tanto tiempo había acompañado, dio una orden. Después de escucharla, la sombra robusta dio un paso al frente y comenzó a recitar el párrafo que, nuevamente, quién sabe dónde había memorizado. «De niño fue obligado por su padre a observar y aprender el oficio familiar. Algún día tendrás que trabajarlo, le decía con voz ruda. El procedimiento era sencillo: primero tomaba a uno por el cuello y lo colocaba de un azote encima de la mesa, desfalleciéndolo…» No terminó su línea cuando la sombra alta ya le había interrumpido reclamando una falta de intensidad. «... Luego agarraba las tijeras y rajaba el cuerpo —retomó la sombra—. Al mismo tiempo que brillaban las vísceras multicolores caía el rojo fluido. Conseguida su muerte podía desollarles; la piel es muy valiosa y cualquier pieza confeccionada con ella bien pagada. Finalmente los daba de comida a la bestia. Todo esto acabó por gestarle un inexplicable lirismo y provocarle un pavor a la sangre». ¡No, no, no! —gritó la sombra alta— Has vivido entre imbéciles tanto tiempo que ya te comportas como tal, la sombra hace lo que quiere, azota con brutalidad, corta intensamente a la víctima que desdeña, labora sin frenos compasivos; soy la sombra de un imbécil que desconoce la 16


pasión y la exaltación —dijo la sombra robusta—, no he conocido la misma intensidad que usted; ¡Mentira! No digas tonterías, antes que la imbecilidad ya henchía la oscuridad el espacio terrestre y más allá, son los mismos imbéciles quienes han ligado nuestro territorio a su error, afirmando lo nuestro como producto de lo suyo, su sombra no eres, tu imbécil él es, ahora continúa. La sombra se rehusó. Muy bien —dijo la sombra alta dirigiéndose a la del cabello suelto— avancemos la historia hasta los festejos de la Reina Roja. «Como cada mes la Reina Roja había concluido con las preparaciones para el festival, que en esta ocasión tendría todavía más importancia. Desde su ostentoso trono ubicado al norte de la Plaza Mayor, examinaba, con excelsa minuciosidad de fémina gobernante, que cada uno de los espectáculos requeridos estuviera llevándose a cabo con las exigencias indicadas. Al fondo de la Plaza Mayor, un grupo de mujeres danzantes representaba bailes tradicionales. Con cada movimiento sonajeaban los medallones de oro que en las pieles chocaban como toqueteos, al mismo tiempo que las telas coloridas de sus vestimentas esbozaban la sensualidad de un segundo cuerpo que, pasado el tiempo, debía formar una copulación ilusoria. Para sorpresa de muchos, un borracho había logrado inmiscuirse en la coreografía. Con cada movimiento arrítmico, un paso y el torpe manotazo que continuaba, exponía risiblemente la gracia del hombre alienado en su debilidad, suscitando la alegría burlesca de los observadores. «Más adelante se levantaban sendos postes de lado a lado que por medio de una cuerda cruzaban el zócalo. En ella caminaba un total de cinco funámbulos impávidos. El primero de ellos vestía un traje negro, pero adornado con lentejuelas para destellar ante el brillo solar; el segundo añadía una franja blanca que le cubría verticalmente la tercia parte del cuerpo; a su vez, el traje del tercero duplicaba la franja; y, finalmente, el cuarto avasallaba a la oscuridad con un fulgor níveo. El quinto poseía un atavío rojo adornado con piezas de bisutería. La importancia simbólica que caía sobre los hombros de éste último personaje le aumentaba la valía, haciendo que hasta las miradas más despistadas le iniciaran caza. El número circense terminaba con su voluntaria pérdida de equilibrio, y posterior muerte». La sombra alta quedó maravillada. Pocos minutos faltaban para que la gente empezara a llegar. Aunque no estaban completamente preparados, los actores decidieron dar fin y limpiar el escenario; por su parte el director apagaría el reflector. ¡Rápido, salten a la conclusión, gritaba la sombra alta, el imbécil 17


intenta apagar nuestro seguidor!... «El poeta caminaba por el largo pasillo con el guardia detrás. Con cada paso se teñían de rojo las blancas cortinas. Al fondo, la sala real. Sentada en su trono esperaba la Reina Roja, y a lado suyo la hija, que cubría sus piernas con una manta…». La mano del director estaba a punto de tocar el interruptor cuando la noche le cubrió e inmovilizó el cuerpo, alcanzando apenas a disparar un grito. «…Acerquen al afortunado — ordenó la Reina Roja—, pónganlo de rodillas. El guardia tomó al poeta y lo hincó. La Reina Roja se puso de pie y tomó de la mano de la pequeña niña, dejando la manta sobre el trono…». Los actores salieron inmediatamente; vieron el cuerpo muerto. Uno de ellos intentó examinar, pero la negrura también actuó sobre él. Los otros, aterrados, corrieron buscando un escape, pero sólo hallaron la misma suerte asesina en manos de las sombras afiladas. Finalmente llegó la hora de la función. Se abrieron las puertas y los espectadores entraron. No hubo uno que no halagara la fantástica decoración o que, a falta de un letrero prohibitorio, se acercara a sentirla. Introducían sus dedos en las cuencas y palpaban las viscosidades, estiraban la piel para probar elasticidad e incluso un atrevido hundió la mano en las entrañas calientes. Fascinados tomaron asiento y prestaron atención a la singular narración. «Dos guardias alzaron a la pequeña. La Reina Roja le pidió que abriera las piernas. El poeta se tranquilizaba recordando la importancia del ritual. Sabía que su participación era necesaria; siendo el único versificador en el pueblo no podía escogerse a alguien más. Vio caer antes que nadie el primer sangrado, y aunque debió mantenerse quieto para recibirlo, no pudo evitar apartarse. Pero las gotas que rozaron su nariz fueron suficiente para hacerlo centellar mariposas y flores encendidas en una bella composición pirotécnica. La Reina Roja dijo, con palabras que no distinguían entre la felicidad y la rabia…». (Evidentemente, situaciones e historias como ésta, en las que el

hombre se enfrenta no con lo desconocido sino con lo ignorado, tienen finales de sencilla previsión. En un principio otorgué libertad para agregar y quitar, cambiar lo que se quisiera, hacer de mi historia la suya, pero la compañía Vida Doble y el teatro Mouvement fueron creados con un fin; por ello la conclusión no podía ser otra. Ahora, usted podrá pensar que he dejado una historia inconclusa… ¡Calla de una vez, imbécil!). 18


Dime

dónde, dónde está el refugio, dime dónde puedo descansar

estos pies mojados, no sé si es que últimamente camine sobre caminos poblados o más bien que ya agarré la costumbre de caminar descalzo. Como podrás darte cuenta siempre es algo privado, siempre es un yo solitario y vos un alguien lejano, no tengo espacio, tiempo, ni ganas para alguien más. Vos debes vivir una vida social, nada ermitaña como la mía y no te culpo por ello, siempre encontraste ese raro placer de estar rodeado de gente, por lo que me cuentas, es el mismo placer que yo experimento al estar a solas, supongo lo entiendo. Entiendo la sensación, mas no el porqué, ¿qué será eso de sentirte completo entre tantas voces chillonas de mujeres hablando de sus desdichas, pero lo bien que se ven aparentando?, no entiendo como sentirse a gusto entre tantas risas varoniles por un nuevo albur o por saber que tan idiotas o inmaduros son, y aún entendería si sólo

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fueras a los lugares que ellos frecuentan para sentarte a observar y en medio del barullo sonreír (poco amistosamente) y analizar lo pobre que somos últimamente, pero ser parte de ellos, eso quiero nunca entenderlo, prefiero mis observaciones fugaces, que normalmente no duran más de diez minutos, tardo tres en agarrarle el gusto, tres en reír y cuatro en aburrirme, pero no me retiro esperando que alguien resucite y lleve a otro nivel la estupidez de la conversación, pero eso nuca pasa (una vez me quede once minutos), hasta para eso son deficientes, sufren de una estupidez poco ingeniosa y plana, aburrida si me pides resumirla en una palabra y si me lo permitieras en dos serían terriblemente aburrida. A ti tuve suerte de conocerte a solas y poder experimentar esa individualidad que le brinda identidad a una persona. No digo que los individuos como tales no hagan tonterías o sean muy brillantes, pero el hecho de visualizarlos solos, los hace más fuertes, auténticos, y sus estupideces son más ingeniosas y significativas. Son memorables. Te lo digo para que no pienses que te tengo en un pedestal por sobresaliente, sino por... memorable. Sé que ahora tendrás la idea de que soy misántropo, pero serlo sería admitir que el trato humano puede ser odiado o amado, cuando en realidad sólo debería ser evitado y lucirlo de vez en cuando en festividades, como en los funerales por ejemplo, allí las pláticas no son incómodas pues normalmente no recibes respuesta del festejado, pero bien que puedes escucharlo. Ahora entenderás por qué nunca te escribí o te busqué hasta el día de hoy, es porque no había sido una ocasión especial, sobre tu féretro yo no lloro, yo sonrío y sé que hay personas viéndome con desagrado por esto, ¿ves lo que te decía? todo es colectivo, hasta para usar sus miradas primero se miran unos con otros, y después juntos desaprueban, cobardes con las palabras, cobardes con las miradas. En lo personal yo jamás desaprobaría a alguien que ríe con un muerto, al contrario, creo que le agradecería porque es lo que más a de necesitar en momentos así ¿no crees?, dímelo tú. Cierto, no puedes, el hecho de que me molesten las muchas palabras te lo impide.

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Ya anunciaron donde será la comida, ahora sí la gente comienza a irse, ¡al fin!, ya me había fastidiado tanto trato con ella. No te preocupes, yo me quedaré un rato más contigo, uno muy largo, pues hoy es un día especial, en el cuál los afanes de la vida te robaron las palabras verborreicas y puedo no sólo hablar sino realmente escucharte, vos desde tu refugio y yo fuera de el con los pies descalzos y vestido de rojo para desentonar un poco con los demás, más no contigo.

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Surca

los aires en su monociclo alado. En ocasiones su larga barba

blanca se enreda, tras vigoroso pedaleo, en la única rueda de su artefacto volador. Circula con su risa puesta todo el rato y sus ojos brillan aún al anochecer. El sentido de su existencia lo halló hace tanto, que le resulta difícil imaginar vivir de otro modo. Camuflado con su entorno, es luminoso y despejado amanecer primaveral; calor sofocante y lluvia torrencial de verano; otoño que desciende ocre y suave; frío picante al concluir el ciclo. Aunque su cuerpo muestra el paso del tiempo, su vitalidad pareciera aumentar cada día. Arrugas tenues dibujan un rostro amable y sabio. Canta al día y la noche melodías distintas y semejantes. Juguetea con cada ser vivo que encuentra en su camino. A veces por tierra, las más por aire, recorre lento y gozoso el mundo de manera incansable… Cuando el monociclo alado se eleva, sus alas se baten poderosas frente al viento poniente, tripulado por aquel pasajero barbado sentado

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cómodamente en su sillón mullido, pero firme. Frente al reposapiés gira continua su monorrueda, ya sea que su conductor pedalee o no. Extendidos oblicuamente, los descansabrazos forman dos grandes alas blancas, plegadas durante el pedaleo. Tras el respaldo, se afianza un pararrayos de nueve puntas y el canastobolsa de viaje, cuyo interior es más amplio de lo que a simple vista parece. Contiene, entre otras cosas, un paraguas de uso ocasional –a Mimético le encanta bailar bajo la lluvia– y varios gorros de tejido multicolor, donde se enreda para dormir un gato cachetón de intensos ojos azules. Tendido sobre la tierra, el paso del tiempo en forma de profusa hojarasca, es la alfombra en la que avanzan, Mimético pedaleando y, detrás de él, su compañero felino, que descendió del vehículo alado para estirar sus patas. Han llegado a Niebiski, cuya atmósfera nebulosa se espesa a cada paso. El frío diluye lentamente sus deseos de continuar andando. Sólo un poco más adelante, en un claro de profuso verdor, se disponen a instalar su campamento. Una leve llovizna comienza a caer. Mimético, de puntillas, se asoma en el canasto-saco de viaje en busca de su tienda, mientras Enice se restriega en sus piernas haciéndolo tambalear. No muy lejos de ahí, se escucha un ligero estruendo de hojarasca. Algo ha caído. Ellos se miran y comienzan a caminar hacia aquel sonido. El gato llega de primero y se acurruca junto a un pequeño cuerpo tumbado boca abajo. Es una chica de piel blanca y cabellos oscuros. Mimético se arrodilla y toma su mano. Está helada. Mientras él regresa al claro por su vehículo, encarga a Enice que vigile a aquella criatura. Decide instalarse justo ahí, donde la encontró. Dentro de la tienda, él le acondiciona un lecho tibio y la recuesta boca arriba; su respiración es apenas perceptible. El gato se ovilla a su lado. En tanto, Mimético termina de acomodar todo en su sitio y comienza a preparar la cena, le habla en voz alta, como si pudiera escucharlo. Le describe el bosque y sus sensaciones, y también comienza a hablar de sus planes para continuar su viaje, en los que ya está incluida. Tras devorar su cena de lata, Enice bosteza exhausto –Mimético considera que está comida enlatada es una gran ventaja, dada la pereza de su gato obeso–. Después de un rato contemplando el cielo pálido y lanzar unas bocanadas de vapor tibio, regresa a la tienda y arropa a la pequeña, quien parece más joven cada vez que se acerca a mirarla. Apaga su potente lámpara fotosensible y se tiende a descansar. Era final del verano y la lluvia no cesaba. Tres amaneceres hacía ya que estaban en el bosque. Sin dejar de hablar en voz alta, Mimético sopesaba

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sus opciones; ante todo quería saber quién era ella y porqué estaba ahí aquella tarde, tumbada boca abajo y perdida en sus sueños. Él sabía bien cómo hacerlo; la pregunta es si debía o no. El saber tradicional sugiere que para conocer algo o a alguien es menester ponerse en su situación; ser un momento como aquella entidad de la que uno desea conocer su verdadera naturaleza. Con esto en mente, se dispuso a hacer lo que tan bien hacía: transformarse. Su larga barba fue desapareciendo, su cabello se oscureció y su cuerpo tomó la forma de aquella chica que hallara tirada en medio del bosque. Enice lo miraba perplejo, a pesar de las múltiples ocasiones que había presenciado las transformaciones de Mimético, éstas eran siempre sorprendentes. Una vez transformado, buscó en el saco de viaje su tempogiratoscopio, un viejo artefacto que retrasa o adelanta el tiempo, muy útil en casos como éste. Una vez más, dejó al gato encargado de su pequeña huésped, y fue a tumbarse donde hacía tres días la encontró. Hizo girar su aparatejo y cerró los ojos. Lentamente aparecieron imágenes confusas; se enfocó sólo en verlas, más tarde las pondría en orden para entenderlas correctamente. La vio mareada y tambaleante, volviendo el estómago y llorosa; presenció cómo masticaba un manojo grande de aquella hierba amarga, cuyos efectos somníferos eran conocidos por pocos. Remontó tan lejos que la vio siendo un crío abandonado en un corral de bebé. De golpe comprendió todo aquel camino de desdicha, abandono y confusión. ¿Cómo se puede estar tan solo por tanto tiempo?, se preguntó. Ahora sabía porqué estaba dormida y sobretodo porqué había decidido obturar sus ojos y su mente. Con los ojos húmedos y la garganta amarrada, se puso en pie. Ya era tarde, había pasado toda una vida. Afuera llovía de nuevo, intensamente. Dentro de la tienda se sentía un calor tibio y agradable. En cuanto lo vio entrar, Enice se despegó de su encomienda y agitó la cola y lanzó un maullido agudo exigiendo su cena. Mimético estaba exhausto, casi deseaba que el bicho pudiese atenderse solo, pero eso no sucedería ahora ni nunca. En su compacta alacena había suficiente alimento para él y su gato. Se quedaría ahí un tiempo más; se había propuesto cuidar de su protegida mientras ella, quizá decidiera regresar a enfrentar su profundo dolor. Enice consumió el contenido total de la lata, tras un día entero de trabajo arduo, estaba famélico. Mimético sólo tomó un té negro de naranja, que le calmó los retortijones provocados por la náusea amarga del dolor y la hierba ingerida. Sin darse cuenta, se quedó dormido. Cuando despertó, unos ojos azules y profundos lo miraban fijamente. Una vez más era tarde

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y su felino acusaba apetito. Aún mareado, se tambaleaba por la tienda, como debía haberlo hecho la chica durmiente antes de caer de bruces sobre la hojarasca. Él y ella comenzaban a hincharse; estaban mortalmente intoxicados. Ella tenía los ojos abiertos, acuosos, despoblados de toda vida. Él lloraba sin poder contenerse. Salió rápidamente de la tienda y apoyado en un árbol devolvió una cantidad increíble de hierba descompuesta y pestilente. Su cuerpo ardía en fiebre y apenas podía tenerse en pie. Llovía. Arrastrando su pesado e hinchado cuerpo, volvió a la tienda. Tenía frío y ella temblaba. Envolvió sus piernas en múltiples mantas y colocó su lámpara sobre el lecho, para que recuperara calor. El gato lamía sus manos, su frente y mejillas, llevándose con su lengua lijosa aquellas lágrimas que brotaban sin cesar. Sus ojos volvieron a cerrarse y su mente descansó. Soñaba que alguien le hablaba suavemente; se sintió protegido. Durmieron 12 largos días, en los que Mimético despertaba abruptamente a deshoras sólo para beber agua y devolverla minutos después, y contemplar sus hinchados miembros, que no le permitían caminar, tan sólo abrir torpemente una lata de alimento para gato. Enice corría a comer y tan pronto como acababa, dejaba votada una lata tras otra, en uno y otro extremo de la pequeña tienda. Después, se turnaba para ovillarse al lado de su compañero y de la huésped, ambos durmientes. Cuando por fin el estupor envenenado lo abandonó, abrió débilmente sus ojos y un escalofrío recorrió su cuerpo, totalmente adolorido. Estaba agotado. Oteó lentamente hacia el lecho continuo: su refugiada, sentada sobre sus talones, jugueteaba con el gato. Éste se tiraba panza arriba, permitiéndole acariciarlo suavemente, al tiempo que giraba y recargaba su cabeza en el regazo de la chica. Mimético estaba mudo. Mudo y asombrado. Ella sonreía y no mostraba ningún síntoma de lo que fue aquella pesadilla mórbida. Como si fuese lo común, él se levantó a regañadientes y se dispuso a dar de comer y hacer lo propio. Mientras Enice devoraba el contenido de su lata, Mimético y la chica tomaron sólo una tibia infusión de manzanilla. Sus ojos se miraban incansablemente, de sus labios no salía palabra alguna. Afuera la lluvia había dado tregua y un sol pálido se asomaba en Niebiski. Mimético arropó a la chica e hizo lo mismo consigo mismo. Con pasos torpes y lentos salieron; el gato detrás de ellos corrió a perseguir a pájaros e insectos incautos. Los ojos de ella brillaron acuosamente y un grito sordo se ahogó en su garganta. Él la abrazó y dijo simplemente: “Lo

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siento mucho…”. Permanecieron abrazados hasta el atardecer, cuando el cielo dejó caer nuevamente sus propias lágrimas. Comieron en silencio algunas galletas, sabiendo que superar todo aquello llevaría tiempo. Así, ella no volvería a hablar hasta dos años después. Siete semanas transcurrieron desde aquella tarde cuando Mimético llegó al bosque nebuloso. Lloraron, se abrazaron y volvieron a llorar. Entre ellos las palabras fueron dichas en una secuencia de imágenes y miradas compartidas. Un día, al despertar, tumbada boca abajo en medio del bosque, supo de inmediato que todo aquello no había sido un sueño, pues Mimético le dejó el obsequio más valioso que nadie habría podido darle: su vida. Desde entonces, conversa con él de manera cotidiana, dibujando en su mente la palabra GRACIAS! Regresó a su hogar, a enfrentar sus miedos y su dolor. Al llegar, encontró en la puerta una pequeña gata de hermosos ojos azules; la llamó Simona…

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“Una historia-en parte de vida, en parte sobre revolución y mucho sobre esperanza para adultos y otros (incluyendo orugas que puedan leer)”

Creo que a veces no hay mejor lectura que aquella que aparenta ser la más sencilla en el formato de cuento. Hacía mucho que me había topado con “Hope For The Flowers” en un post del sitio de youmeandcharlie, pero por alguna razón lo había dejado pasar, olvidando por completo su existencia. Supongo que fue la casualidad la que hace dos días me haya topado con el nombre mientras estaba en cama buscando por la web algo con que entretenerme. Por varios segundos estuve en ese estado de duda al ver el título, eso de que reconoces y a la vez no. Pero cuando por fin pude recordarlo ya iba a la mitad. “Hope For The Flowers” es un libro que sin duda levanta los ánimos del espíritu –cumpliendo así el propósito de la autora, Trina Paulus- , y es tan poderoso como la compañía en tiempos difíciles. Sin duda el sustituto del silencio si no se sabe que consejo dar ante la incertidumbre del transcurso de la vida misma. 27


La historia narra la vida de Stripe, desde su nacimiento como otra oruga más en el vasto mundo, haciendo un paralelo alegórico sobre la monotonía en la que el hombre se encuentra al ser consciente del ritmo que lleva día a día. Y tal como dice Stripe, debe haber mucho más en la vida que solo comer hojas y engordar. La auto-revelación es el aporte que tiene “Hope For The Flowers” al narrar los altibajos de la experiencia con la humildad, inocencia e ignorancia de un par de orugas; desde el amor, la desilusión, muerte, ansiedad y la propia reencarnación… Trina toca delicadamente las etapas que en el corazón podemos sentir al vernos perdidos entre nuestras metas y temores. Y sobre todo, cómo es posible encontrarse con un mejor yo si uno se dispone a aprender y a no olvidar. Todo tras la belleza de un cuento ilustrado que no toma más de una hora en devorar.

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FOTOGRAFร A

Puedes encontrar mรกs colaboraciones con el hashtag #CaleidoscopioQro en Instagram.

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MÚSICA

Perfilándose como uno de los sellos musicales permanente de los años ochenta, Mötley Crüe se despide este año con su gira mundial: RIP: All Bad Things Must Come to an End. La banda que junto con otras mismas del género, como KISS, Poison, Alice Cooper y Guns N’ Roses, estableció una época definitiva para el rock, dice adiós a sus seguidores después de una prolongada carrera musical jamás afectada por cambios en cuestión de estilo o género. Desde sus orígenes, Mötley Crüe no tuvo demasiada

aceptación por parte de la cultura Hard Rock/Hair Metal, repleta de glamur, que reinaba en su momento principalmente en California. Presentándose en bares underground para exhibir temas de lo que se convertiría en su primer álbum Too Fast For Love, Mötley Crüe apenas se vio en la posibilidad de mantenerse a flote. Y esto se sabría hasta mucho más tarde; al momento de la publicación del diario de su bajista Nikki Sixx, al revelar que bajo algunos de sus problemas de adicción, pudo encontrar un escape componiendo canciones para la banda y haciéndolas 30


sonar en uno de los bares, cada fin de semana, ubicado en la planta baja de su departamento. Pero el desconcierto sólo duraría poco, ya que a partir del lanzamiento de sus tres primeros sencillos: Live Wire, Piece of Your Action y Too Fast For Love, junto con la preparación de algunos de los temas que compondrían más tarde Shout At The Devil, la banda se vio emergente en un movimiento más popular y de atención crítica, inesperados. No permitiendo nunca que esto alterara el estilo que los habría definido previamente como los “chicos malos del rock”.

carrera con su concluyente gira: RIP: All Bad Things Must Come to an End. Acompañados en mayor parte por la legendaria estrella de Glam Rock: Alice Cooper. A pesar de que no se tienen datos específicos de las ciudades que planean visitar hasta el momento, se espera que el asunto se vuelva global para que de esta manera ellos mismos puedan rendir el tributo adecuado a todos esos años de riffs estridentes, letras contundentes y melodías inolvidables que marcaron una era.

Más tarde, Mötley Crüe se enfrascaría en el torbellino de atención –al presentar en la MTV videos como Girls, Girls, Girls!, Dr. Feelgood, y la oda nostálgica Home Sweet Home--, que los mantendría del lado de bandas como Ratt, Skid Row, Warrant y Pretty Boy Floyd, pero que al final los perfilaría un paso más adelante que todas estas. Después de la producción de nueve prolíficos álbumes de estudio, y de una cantidad incontable de giras y conciertos alrededor de diferentes partes del mundo (que hicieron durar por tres décadas consecutivas); los Crüe deciden poner fin a su

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CINE

Director: Chris Kraus País: Alemania Género: Drama Año: 2007 112 min.

Schadenfreude:

palabra del alemán que

designa el sentimiento de placer creado por el sufrimiento o la infelicidad del otro. A que te gusta la desgracia ajena. Las narrativas complicadas siempre manifiestan algún tipo de interés colectivo. Tal vez sea por esa necesidad humana de integración a un plano existencial en el cual nunca terminamos de hallarnos a nosotros mismos y debemos mirar a nuestro alrededor para descubrir, con semejante fascinación los problemas ajenos. Y es que en medio de lo audio-visual, nos fascina incrustar nuestra mente en esos rollos de negativo que corre a 24 fotogramas, para ver a esos seres que nacen de la ficción romper en llanto. La cuestión es que se inicia ésta sección con una palabra alemana, que por su definición, deja al descubierto la manera en que el goce por el infortunio ajeno puede llegar a ser tan universal, como para ser aplicado al hecho de sentarse frente a una pantalla y gozar una buena película. En este caso... una alemana. Cuatro Minutos (Vier Minuten) Estrenada en 2007, allá por las tierras en donde el nazismo marcó toda una época histórica, misma que da pie a la historia de dos 32


mujeres que terminar por cruzar caminos en una cinta escrita y dirigida por Chris Kraus. Una reclusa y una maestra de piano, ambas con pasados marcados por la desgracia, misma que bien se ilustra...la viven a diario, en lo mĂĄs intimo de su ser. El gusto por la mĂşsica (recurso que se manifiesta de manera exquisita a lo largo de la pelĂ­cula) termina por unir de maneras hasta cierto punto inimaginables a dos personajes, que con sus marcas emocionales nos llevan con majestuosa cadencia al encuentro con un final exquisito.

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Del

Director Destin Cretor (quien ya

había hecho una primera versión de en el 2008) nos regala una película increíble, donde la complejidad no se encuentra en la trama sino en las historias de cada uno de los personajes, dando un enfoque a la psique de cada uno de ellos, mostrándonos los dimensionales que pueden ser. Captura de forma excepcional una realidad que sufren muchos niños y adolescentes. Ahora, entrando más en la película, ésta sigue la rutina de Grace (Brie Larson) que trabaja en un centro de acogida para adolescentes en situación de vulnerabilidad, donde ayuda a las tareas diarias siendo la co-líder, y encargándose de cada niño a su manera especial, trabaja con su novio Mason (John Gallagher Jr),para evitar spoilers no adentrare mucho en ese tema, ahora bien, la historia continúa con la llegada de Jayden (Kaitlyn Dever), una chica que es abusada por su padre y tiene dificultades para adaptarse a Short Term, pero se dará cuenta que tiene mas en común con Grace de en lo que en verdad cree. Las actuaciones por parte de las estelares femeninas son impecables, apoyadas por un increíble guion que nos muestra una realidad, algo ignorada, sobre los abusos hacia los adolescentes y los centros de ayuda, la película tiene un ritmo estable, sin dar muchas sorpresas, hasta llegar a un punto donde es predecible en algunos casos, a mi parecer da un enfoque a lo que significa ser humano, el sentirse vulnerable y aun así seguir adelante, o pretender que lo hacemos, explorando las causas y las razones de las cuales carecemos o nos apropiamos en situaciones de estrés agobiante. La recomendaría para aquellos en busca de films introspectivos; sin esperar a que cambie tu vida, es un film acerca de cómo enfrentamos los demonios internos y cómo intentamos ayudar a otros a vencer los suyos. 34


Abres

una puerta sin saber que vas a encontrar del otro lado,

cuando menos lo esperas llegas a una fiesta y te encuentras en Roma rodeado de personajes que de primera instancia parecen de lo más excéntricos; artistas, escritores, editores, mujeres, drogas, locura y mucha, pero mucha belleza. El anfitrión y cumpleañero es tu amigo de muchos años, escritor de una sola novela y crítico muy reconocido dentro del ámbito, Jep Gambella. Sabes que esa noche será distinta a todas las demás pues sólo se cumplen 65 años una vez en la vida. Paolo Sorrentino nos tiene acostumbrados a películas de profundidad, con títulos como This Must Be the Place o Il Divo. En esta ocasión nos abruma con La Grande Bellezza un largo con un ritmo alucinante, donde las secuencias largas y descriptivas van en contrapunto con acciones salvajes plagadas de color y movimiento. La belleza con la que Roma es descrita en momentos hace recordar al mejor Fellini en La Dolce Vitta. Al verla sólo puedes pensar en Jep y su búsqueda constante de la felicidad dentro de un círculo plagado de socialités hedonistas. 35


Al revisar un poco los créditos notamos un nombre familiar para los fanáticos de Sorrentino y es que Luca Bigazzi regresa una vez más a fotografiar este filme, regalándonos postales de la ciudad plagadas de texturas y colores tan vivos que uno no puede sino imaginarse ahí, al lado de toda esa familiaridad de excesos y placeres. Roma se representa a la perfección entre las situaciones que uno esperaría del cine italiano, clérigos más preocupados por una buena receta que por la fe, una suerte de Madre Teresa de Calcuta que nos regala uno de los momentos más mágicos dentro de la película, una bailarina exótica de más de 30 años, hija del mejor amigo de Jep que sirve como contraparte a su mundo de vida nocturna, una pequeña niña artista que obtiene su talento del odio que siente por sus padres y una editora enana que funge como uno de los mejores amigos de Jep. Entre recuerdos y viñetas vamos armando quién es Jep Gambella y cuáles son las cosas que realmente le importan. Un encuentro con el esposo de una antigua novia nos revela mucho del carácter de Jep jugando una vez más con el sueño y la realidad. Nos preparamos para cerrar una puerta y salir de una fiesta de la que ya nos sentimos parte importante. Paseamos por un canal y recorremos parte Roma para darle un último adiós. La colección de imágenes que Sorrentino crea para nosotros termina siendo una experiencia increíble que invita al espectador a preguntarse aspectos importantes de la vida, sobre todo, si uno es feliz o si alguna vez lo ha sido. Uno sale confundido de la sala, con esa sensación de bienestar y realización que pocas películas pueden regalarte, sólo puedes pensar “qué bueno fue poder ser parte de esto.”

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VIDEOJUEGOS

Batman:

Arkham Asylum, fue desarrollado por Rocksteady

Studios y fue lanzado el 28 de Agosto del 2009 para las plataformas de Xbox y Playstation y más tarde, el 15 de septiembre de 2009, para PC. El juego gira entorno a nuestro superhéroe y detective favorito Batman, nos lleva a una noche típica de trabajo del Caballero de la Noche: el “Joker” o el “Guasón”, causa estragos y Batman como todo un bonachón sale a detenerlo, el juego empieza con Batman llevando al Guasón que va en custodia hacia el Asilo de Arkham; (este lugar es un manicomio donde están la mayoría de los archienemigos de Batman), ya estando dentro del manicomio el Guasón se las arregla para tenderle una trampa al Caballero de la Noche dentro del Asilo de Arkham. Aparte de los miles de presos y reclusos que se encuentran en el Asilo, Batman se topara con varios de sus enemigos, entre los que destacan: Hiedra Venenosa, El Espantapájaros, Killer Croc, Bain, Harley Quinn, Señor Frio, El Acertijo; entre varios más, para poder descubrir lo que trama El Guasón detrás de esta gran trampa.

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El modo de juego es sandbox, consiste en que aparte de la historia principal podrás realizar misiones y que al hacerlas recibirás algún coleccionable del juego. Es un juego de tercera persona esto es que puedes ver completamente al personaje. En el juego podrás usar los famosos gadgets del Caballero de la Noche como por ejemplo la Batigarra, el Gel Explosivo, el Codificador y famoso Batarang o Batiboomerang, también implementa el modo detective, que te permite visualizar cuántos enemigos hay y si están armados, te ayudará para el análisis del lugar, será indispensable en el juego ya que te ayudará a descifrar varias pistas del juego para poder continuar. Las gráficas son excelentes y tiene buen diseño, en lo personal puedo decir que me recuerdan un poco al Batman de Tim Burton; El doblaje es espléndido y muy convincente, en especial el del Guasón. El soundtrack te hace sentir que realmente estas en el Asilo. Los controles son muy cómodos y, junto con el juego, hace mucha interacción para pasar algunos niveles como por ejemplo al momento de usar el codificador que tienes que girar ambos joysticks para encontrar la frecuencia correcta. Batman Arkham Asylum fue elogiado por la crítica teniendo un 92% de aprobación en Game Rankings junto a una reseña publicada por la misma, que decía: “Este es el mejor videojuego que ha existido”.

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COLABORADORES Ulises RodríguezFacultad de Estudios Superiores Acatlán, UNAM http://www.facebook.com/ulises.rodel Diego Castillo MartínezEmail: castillo.martinez.diego@gmail.com Marianne E. CastilloUVM Campus Querétaro Luisa María CalderónFES Aragón (UNAM) https://www.facebook.com/AlysTheCrashqueenTaverner Rosalinda GuzmánUniversidad de Guanajuato. Twiter: linda_guza Mónica Gabriela OrtegaReynaMoby EniajmoUNAM Facebook: Moby Eniajmo Alejandra Canchola ZepedaUVM Campus Lomas Verdes Twitter: @canchola_ale José Amilcar HerreraUVM Campus Querétaro Adrián Lugo TorresUVM Campus Querétaro Facebook: https://www.facebook.com/adrian.lugo.393 Juan Christian Aguirre ContrerasUVM capus San Rafael mateoelaveo.wordpress.com Avery DuhaltTwitter: @avery_19 Doménico De Flón Nájera Carlos Aguilar Larrañaga

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