Ensayo sobre colonización del Valle de San Quintín

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GOBERNAR ES POBLAR La Baja California ha sido siempre una de las mas grandes preocupaciones que ha tenido en constante zozobra a toda la Nación, que ante el abandono y despoblación en que se encuentre la península, no se ha podido explicar nunca los motivos que hayan existido para mantenerla en un completo aislamiento y en el olvido más profundo. La Baja California, basta hace pocos años, no era para nosotros más que un girón territorial árido e inhospitalario donde vegetaban en una soledad paradisíaca unos cuantos descendientes de los primeros colonizadores; un índice dibujado en el mapa de la República. . . ¡nada más! El Ciudadano Presidente, Señor General Don Manuel Ávila Camacho, justamente preocupado con este gravísimo problema, ha externado en distintas ocasiones su empeño por solucionarlo, y nosotros, que hemos convivido práctica y espiritualmente durante muchos años las ansias y anhelos de los bajacalifornianos, venimos modestamente a ofrecer a ellos y a nuestro patriota Gobernante, por medio de este ligero ensayo, nuestra sincera aportación que esperamos sirva aunque sea solamente para despertar el interés de quienes estén más capacitados para señalar los derroteros que deban guiar los impulsos generosos de nuestro Mandatario en su noble empresa. Con verdadera fe en los destinos de la Baja California, cuyo brillante porvenir vemos escrito, creemos que con nosotros, todos los mexicanos ausentes, pero especialmente los que viven en California, se aprestarán gustosos a ofrecer su contingente al C. Presidente de la Republica, quien generoso les extiende los brazos en nombre de la Patria invitándolos a regresar al seno de ella.

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Viviendo a sólo un paso de la Baja California, natural es que creamos que los mexicanos residentes en el Sur de California son los llamados a poblar nuestra península. Invitar colonos de otras regiones del país, que de por sí están muy despobladas, sería tanto como restar a aquellas zonas brazos útiles ocasionándoles con ello un innecesario e injusto desequilibrio económico. Restituyendo a la Patria a nuestros hermanos ausentes, aparte de que conseguiremos la repoblación del país, habremos salvado para México a sus generaciones futuras. Por lo demás, la colonización de Baja California con elementos que ya han adquirido experiencia en las fértiles y bien cultivadas tierras californianas, será siempre un estímulo que inducirá a los nuevos colonos a procurar el engrandecimiento y prosperidad de una tierra que es fama ofrece sorprendentes posibilidades. Gobernar es Poblar. ¡Esta gran verdad ha sido la luz que ha iluminado los pasos de los pueblos de América! .

EL ESTANCAMIENTO DE BAJA CALIFORNIA Hace más de CUATROCIENTOS AÑOS que se descubrió la BAJA CALIFORNIA y sin embargo, de 25,000 indígenas que se asegura la poblaban en aquella lejana época, el censo de 1910 apenas arrojaba una población total para toda la península de TREINTA Y DOS MIL habitantes, esto es, un aumento en cerca de cuatro siglos, de SIETE MIL ALMAS.

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Lo que hoy se denomina Territorio Norte contaba en los días en que México, haciendo alarde de su progreso, celebraba con gran pompa el Centenario de la Iniciación de su Independencia, con sólo 9,760 habitantes y el del Sur, con 22,400. De 1910 a esta parte, casi un tercio de siglo, el movimiento de población en la península se ha invertido en favor del Territorio Norte que cuenta actualmente con cerca de 70,000 habitantes contra unos cuarenta mil del Territorio Sur, lo que da hoy día a la Baja California, una población total de más o menos CIENTO DIEZ MIL almas. ¡CIENTO DIEZ MIL HABITANTES, para un país que tiene una longitud de 1,600 kilómetros y 280 de anchura. . . con una superficie de ¡52,000 kilómetros cuadrados! .... Solamente algunas zonas inhospitalarias de las regiones Árticas o del África y algunas Islas de los Mares del Sur están tan deshabitadas. El relativo desarrollo de la región norte de la península se debe a tres causas principales: A las actividades agrícolas iniciadas hace unos treinta años en ambos lados de la línea divisoria por una compañía norteamericana para aprovechar los riquísimos terrenos bañados por las aguas del Río Colorado; a la temporada de bonanza que experimentara la población de Tijuana durante un largo período en que se explotaron en toda su amplitud los juegos de azar y se aprovechara de la LEY SECA implantada por los Estados Unidos y por último, al aprovechamiento de pequeñas extensiones de terreno agrícolas contiguos a Ensenada y a la creciente explotación de nuestros recursos marítimos que han dado vida a la industria pesquera que es una de las principales fuentes de riqueza de la Baja California. Por lo demás, la minería que pudiera ser de gran importancia se ha estancado por diversos motivos; y la agricultura, que está a merced de la Incertidumbre de las lluvias,

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no se ha desarrollado por falta de obras de irrigación no obstante que existen algunas corrientes de superficie y abundancia de subterráneas a lo largo de la costa del Pacífico desde la frontera hasta mas allá de San Quintín, en cuya extensión hay numerosos pequeños valles y dos o tres lonas formadas por extensas planicies que ofrecen grandes posibilidades agrícolas. Así pues, la Baja California permanece en lo general, en el mismo estado de estancamiento en que vivía en la época en que se vieron obligados a abandonarla, los incansables y resignado» misioneros quienes, con los escasos elementos de que podían disponer, nos demostraron palpablemente las grandes posibilidades que ofrece esta posesión nuestra que desde la Independencia permanece casi en el olvido. De 1911 a nuestros días, solamente dos gobiernos revolucionarios se preocuparon por la Baja California: el del Presidente D. Francisco I. Madero y el de Don Venustiano Carranza. Durante la Administración de este último, se llevó a cabo la reintegración efectiva de casi toda la península que con excepción de algunas zonas desérticas se había de hecho regalado a unos cuantos concesionarios extranjeros El propio Presidente Carranza en los últimos días de su infortunada administración había sugerido se colocara un empréstito en la República de CINCUENTA MILLONES DE PESOS que pretendía dedicar exclusivamente a la colonización y desarrollo da la BAJA CALIFORNIA. Desde esta época se ha venido reviviendo el interés por el desarrollo de la península y alguno qué otro Gobernador en el Territorio Norte ha llevado a cabo trabajos de colonización con más o menos éxito. Sin embargo, excepción hecha de la colonización del Valle de Tijuana y de la construcción de la grandiosa presa que lo riega, obra del General Abelardo Rodríguez, los 8


demás intentos que se han llevada a cabo para poblar la Baja California, se han efectuado en derredor de obras ya establecidas y de trabajos ya iniciados, como los de las colonias instaladas en diversas épocas en tierras contiguas al Río Colorado donde se ha hecho uso ventajosamente de los canales de Irrigación de la Compañía del Río Colorado y aquellas en el pequeño Valle del Maneadero, al sur de Ensenada, donde se han aprovechado los experimentos y trabajos que allí efectuara una reducida colonia japonesa. Fuera de estos lugares, la zona de Tecate ha prosperado debido en gran parte al cultivo de la vid y a su creciente industria vinícola; la industria de la fabricación de malta entendemos que se ve obligada a importar la cebada, su principal materia prima, porque la agricultura depende de las lluvias y en este lugar como en todas partes de la península, son inseguras. Lo mismo sucede en toda la extensión agrícola de Tijuana a Ensenada, que abunda en tierras fértiles pero carece de agua. Y al sur de Ensenada, fuera del ya mencionado Valle de Maneadero, todos los terrenos hasta San Quintín, que están constituidos en su mayor parte por magníficas tierras permanecen casi totalmente incultos por falta de irrigación, no obstante que el agua subterránea se encuentra en las cuencas de los arroyos y vertederos pero su extracción resulta costosa por falta de combustible y las dificultades para llevarlo donde se necesite. En esta faja llama poderosamente la atención el pequeño pero hermosísimo Valle de Santo Tomás, dedicado en su totalidad al cultivo de la vid. Los misioneros plantaron los primeros viñedos y fabricaron vinos que desde entonces adquirieron fama de exquisitos. Todavía pueden admirarse cerca de las ruinas de la Misión algunas de las

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añosas vides. En los últimos años se han venido repoblando los plantíos con nuevas y variadas especies y la elaboración de vinos ha adquirido grandes proporciones. Existen numerosas extensiones de tierra potencialmente rica, grandes, medianas y pequeñas áreas en la vertiente del Pacifico, junto a la costa, en el territorio Norte, pero la escasez de agua de superficie y la falta de caminos siquiera transitables ha hecho incosteable su cultivo. Ambos elementos han sido siempre la preocupación de los habitantes de la península. Entre las grandes planicies susceptibles de cultivo que se encuentran en esta zona, las principales, que forman por decirlo así, una sola y extensa unidad agrícola, son los llanos de Camalú, San Quintín y San Ramón, colocados continuamente y en sucesión de Norte a Sur, al norte y enrededor de la bahía de San Quintín.. El Llano de Camalú es una planicie casi a nivel que se extiende desde cerca de San Telmo hasta Santo Domingo y cuyo fondo hasta las primeras estribaciones de las serranías interiores. Una serie de colinas de muy poca elevación separa este llano del de San Quintín. Su tierra es seca en lo general. El río de San Telmo, pequeña corriente permanente, pasa al pie de las colinas más bajas y a lo largo de la parte alta de la llanura. Existen allí algunas rancherías que forman el poblado de San Telmo y en el extremo Sur. Algunos ranchos a lo largo del río de Santo Domingo, más allá de las ruinas de la misión de ese nombre. En una de estas propiedades, conocida con el nombre de Rancho de Young, se puede uno dar cuenta de la fertilidad de estas tierras pues allí se producen una variedad de árboles frutales con verdadero éxito, incluyendo el naranjo, limonero, manzano, durazno, higuera, vid y toda clase de legumbres y cereales.

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Limitando con Camalú empieza al extenso Llano o Valle de San Quintín, que abarca desde las cercanías de Santo Domingo hasta [El] Socorro, al sur del Puerto de San Quintín, quedando este situado casi en el centro de una extensa faja que colindando al norte con Rancho de San Ramón que tenemos que considerar como parte de esta área colonizable, va más allá de la desembocadura del río San Simón, al Sur. El llano de San Quintín es casi plano con algunas ligeras ondulaciones. Su mayor anchura queda cerca del puerto, angostándose en sus extremos. De las colinas cercanas desembocan pequeños cañones y por entre ellos corren algunas corrientes Permanentes de poca significación, y sus extremo sur es atravesado por el lecho del Río de San Simón. No existe en San Quintín agua de superficie con excepción de un manantial en el extremo sur pero toda esta área contiene aguas subterráneas, algunas tan en la superficie, que los árboles y frutales crecen con éxito en ciertos lugares como se puede ver en el rancho de Santa María, a corta distancia al sur del Río de San Simón y en algunas partes no muy retiradas de la costa. Que toda el área descrita anteriormente a grandes rasgos podría colonizarse con éxito mediante una apropiada, dirección, lo demuestran los esfuerzos llevados a cabo hace medio siglo por una compañía de colonización. Deseosos de recordar al gobierno los trabajos de acuella compañía colonizadora, con la esperanza de verlos revivir, vamos a hacer una ligera narración de ellos y vamos también a incluir muy valiosos datos que pudieran ilustrar su criterio, seguros de que despertarán vivo interés y merecerán profundo y detenido estudio.

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Colonización del valle de San Quintín y terrenos circunvecinos De todos los intentos que se han llevado a cabo para colonizar la Baja California, no con la mente de especular con el acaparamiento de tierras, sino con el firme propósito de desarrollar una extensa zona bajo un programa perfectamente delineado, ninguno sin duda merece tomarse en consideración como el llevado a cabo desde principios de 1887 hasta 1911, por la Compañía de Desarrollo de la Baja California. Formada en Londres con un capital inicia! de 350,000 (trescientas cincuenta mil) libras esterlinas, la compañía adquirió en 1887 de una compañía concesionaria de terrenos, una vasta extensión de ciento cincuenta mil hectáreas, consistente en una faja de terreno situada a lo largo de la costa occidental de la península, de 192 kilómetros de longitud, y de 16 a 32 de anchura. Esta inmensa propiedad colindaba al Norte con ») Río do San Vicente; al Sur con el Río de El Rosario; al Oeste, con el Océano Pacífico, y al Este, con una línea que corría, como ya se ha dicho, a una distancia de 15 a 32 kilómetros de la costa. El puerto de San Quintín venía quedando colocado casi en la parte central de tan extensa superficie. La compañía colonizadora se proponía irrigar y colonizar todas aquellas tierras del Valle da San Quintín y de los terrenos adyacentes que fueran susceptibles a la agricultura y para ello se había fijado la atención en las aguas permanentes del Río de Santo Domingo, las que pretendía captar por medio de una gran presa. Trazose y se principió la fundación de una colonia, a la que se le dio el nombre da "ROMERO RUBIO." contigua a 1a grande y magnífica Bahía de San Quintín, distante de Ensenada como unos doscientos kilómetros, al Sur. Esta bahía es una de las más

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seguras y abrigadas del Pacífico, pero hasta entonces había permanecido casi desconocida. Como a su entrada hay una barra que en la época en que se iniciaron estos trabajos, tenía solamente tres brazas de profundidad, se procedió a dragarla y se instalaron treinta boyas para indicar el canal a las embarcaciones. El sitio donde se había trazado la futura población, distaba como trece kilómetros de la bocana. Se construyó un magnífico muelle de ciento cincuenta metros de largo por seis de ancho; se trazaron las calles y se limpiaron en una extensión de 48 kilómetros. Todas eran de 25 metros de anchura, agregando en su totalidad 147 kilómetros.

Se trazó una

Avenida que se denominó "Internacional," la que empezando en la bahía, se extendía en línea recta hacia el interior en una distancia de 64 kilómetros. Construyóse un magnífico Hotel de dos pisos donde a la vez quedaron establecidas las oficinas de la compañía; residencias para algunos colonos; tiendas, planta de agua y para completar el grandioso proyecto y en previsión del desarrollo que adquiriría el cultivo del trigo en la región montado con la maquinaria mas moderna de la época, y, en una palabra, no se descuidó un solo detalle para asegurar la felicidad de los habitantes de la futura población y colonia de San Quintín. Y como si todo lo anterior no fuese suficiente, aparte de las obras del puerto que hacían posible una constante comunicación marítima con los puertos Californianos y con el mundo entero, se estableció una línea telefónica entre San Quintín, Ensenada y la frontera. Esta red se extendió a todos los poblados y rancherías de importancia a lo largo del camino al norte y desde entonces viene siendo el medio de comunicación entre los habitantes de aquellas zonas y Ensenada.

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La compañía colonizadora fue aun más allá en la ampliación De sus ya vastos proyectos. Mediante una concesión concertada con el gobierno con fecha 10 de marzo de 1887, dio principio a la construcción de un ferrocarril de vía ancha, que uniría a San Quintín con Ensenada y Puerto Isabel. Para estimular la construcción de este ferrocarril el gobierno otorgo una subvención de ocho mil pesos por kilómetro. Se llego a abrir el tráfico en un tramo de 27 kilómetros de San Quintín a San Ramón al Norte. Esta línea, que debía de atravesar el Valle de la Trinidad y al Norte de la península, pondría a San Quintín a solo unas horas de la línea divisoria y estaba llamada a unir el Territorio Norte con el Estado de Sonora y con los Estados Unidos. Los trabajos de colonización del Valle de San Quintín a que nos hemos venido refiriendo fueron interrumpidos y abandonados hace muchos años; en parte, por dificultades económicas de la empresa y también por nuestras convulsiones políticas. Y se preguntará [. . .] ¿Qué fue de todas aquellas obras, que de los colonos? Algunos de ellos o sus descendientes todavía viven en uno qué otro rancho, pero la mayor parte abandonaron el país perdiendo todo o se refundieron en la pequeña población de Ensenada. De los edificios, soto quedan ruinas. Del ferrocarril no existe ni el terraplén. El equipo, rieles y demás, nadie sabe a donde fue a parar. El magnífico molino que nunca llego a usarse y que

encontraba todavía hace pocos años en perfecto estado de

conservación, pues se había mantenido un vigilante encargado de aceitarlo y cuidarlo, no hace mucho que fue destruido por un incendio, Se asegura que manos vandálicas lo desmantelaron primero de las mejores partes de su maquinaria y luego lo incendiaron para hacer desaparecer las huellas de su delito.

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Los muelles, los que existen, están en un estado desastroso, y la bahía, con la barra azolvada, desaparecidas las bollas y obstruccionado el canal, ya no permite la entrada ni de pequeñas embarcaciones. ¡Tal es el estado en que actualmente se encuentra el renombrado puerto de San Quintín, cuya fama hace medio siglo traspasó las fronteras y atrajo centenares de colonos da! Canadá y de Inglaterra, ilusionados con las perspectivas que ofrecía aquella próvida tierra!. De 1911 a esta época nada se ha hecho en firme por revivir el grandioso proyecto de colonización del Valle de San Quintín y de las tierras circunvecinas, Los terrenos de la empresa colonizadora volvieron a poder de la Nación, en virtud del Acuerdo Presidencial dictado por el C. D. Venustiano Carranza en 17 de abril de 1917, declarando caducos los derechos de dicha compañía, toda vez .que no se había cumplido con las estipulaciones y obligaciones contraídas con el Gobierno. De la fecha citada a nuestros días, sólo dos Gobernantes de la Baja California se han preocupado por acometer la empresa altamente patriótica de abrir al progreso la potencial riqueza que encierran las tierras altamente fértiles del Valle de San Quintín, que también incluyen las del contiguo Valle de San Ramón y que abarcan así mismo las del Llano de Camalú. El Coronel Esteban Cantú, que dicho sea de paso, como un justo homenaje a su actuación como Gobernador del entonces Distrito Norte, fue quien trazó el futuro de esta región, llevó a cabo en 1918 un viaje de inspección a la zona de San Quintín; la recorrió en toda su amplitud, se cercioró de las posibilidades que ofrecía para la agricultura, la minería y e! desarrollo de la industria pesquera, y se propaso revivir el proyecto de la

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antigua compañía inglesa de colonización, para lo cual consideró Indispensable e! acondicionamiento del camino a Ensenada, la restauración del puerto y la construcción de la presa de Santo Domingo. Posteriormente, el brazo vigoroso del entonces Gobernador de este Territorio, Gral. Abelardo L. Rodríguez, se extendió en dirección de San Quintín y a su vez, llevó a cabo una expedición por aquellos lugares y sorprendido de las posibilidades que ofrecían aquellas, ordenó se llevase a cabo un amplio estudio técnico con relación al proyecto de la presa de Santo Domingo y el aprovechamiento de tan riquísima zona. La comisión fue presidida por el Sr. C. C. Fisher y un grupo de ingenieros que se dedicaron con todo celo y actividad a cumplimentar los deseos de) progresista gobernante. Acumulando datos, reconociendo el nacimiento de las corrientes, el curso de los arroyos; probando lugares donde se pudiera construir la obra, se llegó al convencimiento de que el río de Santo Domingo ofrecía grandes ventajas para el almacenamiento de sus aguas, y que el volumen era suficiente para regar áreas considerables, la mayor parte de ellas por gravedad. Así pues, el informe rendido fue favorable y se cuidó de incluir el análisis de la tierra condiciones atmosféricas, precipitación y todos aquellos datos que se consideraron necesarios para ilustrar al Gral. Rodríguez. Este, con su clara visión pudo entrever días de ventura y bonanza para aquellas vírgenes tierras, que están clamando solamente por agua para corresponder con creces al esfuerzo del hombre. El Gral. Rodríguez, cerciorado de las estupendas posibilidades de los Valles de San Quintín y San Ramón y de toda aquella región rica en minerales, en productos marinos y de un gran porvenir agrícola, consignó sus

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impresiones en un interesantísimo Informe Administrativo de sus gestiones como Gobernante en Junio de 1928. El trabajo técnico de la comisión que llevó a cabo el reconocimiento del río de Santo Domingo, incluyó el levantamiento del lugar elegido para la presa, el vaso de almacenamiento; el trazo del canal principal! de irrigación; el reconocimiento por medio de sondeos, del fondo del río, en el lugar de la presa; la construcción de cinco estaciones de aforo en el río de Santo Domingo y sus diferentes afluentes; !a colocación de veinte monumentos de concreto a lo largo del canal levantado; el estudio de la cantidad probable del abastecimiento de agua y la proporción y costo del proyecto. De los estudios que venimos mencionando, se llega a la conclusión de que la superficie total del Valle de San Quintín es de 21,687 hectáreas y la del contiguo Valle de San Ramón de 1,874. En total, existe una superficie cultivable en estos dos Valles de 23,561 hectáreas; pero las tierras susceptibles de irrigación, si se construye la presa de Santo Domingo serían 11,795 hectáreas, de las cuales hay 10,100 de primera clase, que quedarían bajo el nivel del canal y 1,695 sobre el nivel del mismo. El resto de los terrenos, incluyendo los de Camalú, que es un área muy importante, pueden cultivarse por medio de aéreo motores o por bombeo. El agua está en algunas partes a muy poca profundidad y abunda en todo el subsuelo. El costo de la presa de Santo Domingo es realmente económico, si se toman en cuenta los grandes e incalculables beneficios que reportaría a una zona potencialmente riquísima, tanto en terrenos fértiles cuanto en probados yacimientos mineros donde abundan el cobre, el hierro y otros minerales, pero sobretodo las minas y placeres de oro entre los que se cuentan los famosos de Valladares, Santa Clara y muchos otros. Se han

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llevado a cabo exploraciones petroleras con resultados halagadores en San Antonio del Mar al norte de San Quintín. Según los cálculos, la presa de Santo Domingo, incluyendo el sistema de almacenamiento, el canal principal de conducción, el sistema de canales secundarios y otros gastos, no excedería de ONCE MILLONES DE PESOS para el almacenamiento de 9,000 hectáreas metros; y de DOCE MILLONES Y MEDIO DE PESOS para el almacenamiento de 12,500 hectáreas metros, siendo el costo total por hectárea de $1,140.00 y $1.400.00, respectivamente, cuyo costo creemos nosotros que los colonos pueden reintegrar en un plazo de veinte años, sin sacrificios y en cambio, llegarían a ser poseedores de tierras irrigadas de tal calidad, que en California se calcula su valor en no menos de dos mil quinientos dólares la hectárea. Las tierras del Valle de San Quintín son planas, sin vegetación que haga difícil o costoso su desmonte, pues la hierba no alcanza gran altura y la que allí crece es fácil de arrancar. El terreno está constituido por una extensa planicie y mesetas de muy poca elevación. Las tierras son de labranza, blandas y sin grietas. El agua se encuentra como ya se ha dicho, a muy poca profundidad; en algunas partes de tres a quince metros y en otros lugares como en San Simón, casi a flor de tierra; pudiéndose extraer por medio de bombeo o aéreo motores, cuyo funcionamiento está asegurado por los vientos dominantes del Noroeste durante nueve meses del año. Se pueden construir también y económicamente pequeños represos o estanques para almacenar agua durante 1a temporada de lluvias.

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En 1a época en que se mida ron los trabajos de colonización por la compañía inglesa se perforaron como doce pozos con profundidad -de seis a diez metros y se comprobó que las tierras requerían poca agua para ser altamente productivas.

CLIMA El clima de esta parte de la Baja California es uno de los más benignos y uniformes en el mundo. La temperatura a la sombra, varía entre 50 y 80 grados Fahrenheit, desconociéndose en lo absoluto las heladas y pudiéndose por tanto sembrar durante todo el año. LLUVIAS La construcción de grandes presas de almacenamiento en el Sur de California ha motivado en los últimos anos un cambio notable en las condiciones atmosféricas de la mayor parte del Territorio Norte de la Baja California, pues las grandes evaporaciones de dichas presas vuelven a caer en forma da rocío, de niebla o de lluvia y no hay duda que este fenómeno abarca hasta San Quintín, pues la precipitación en esta zona ha ido en aumento en los últimos años. La precipitación que se ha registrado puede calcularse como de 5.24 pulgadas anuales, o sean 133 milímetros, siendo muchísimo mayor cerca de las serranías y en las cumbres de éstas. Otras observaciones hechas durante 38 años han dado un promedio de 144 milímetros.

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PRODUCCIÓN AGRÍCOLA Existen distintas clases de tierras en esta zona, pero por su situación todas son adaptables a los mismos cultivos. S maíz, fríjol, chile, garbanzo, cebada, trigo, alfalfa y toda clase de forrajes se producen admirablemente. El cultivo de árboles frutales sería indiscutiblemente, uno de los más productivos. La tierra y el clima son propicios al naranjo, limonero, olivo, durazno, albaricoque, ciruelo, almendro, nogal, manzano, peral, higuera, morera, zapote, aguacate, granado, chirimoya, palma dátil, vid y muchos otros frutos que han sido Introducidos con mucho éxito. Se han hecho muy favorables experimentos con el cacahuate, jícama y otras plantas traídas del interior. Se dan fresas, frambuesas, grosellas, sandias/melones, calabazas, chayotes, pepinos, camote, papas, tomate, chile, chícharo, cebolla, col, colinabo, coliflor, espinacas, espárragos, lechuga, repollo, rábanos, zanahorias y en una palabra, todo lo que se siembra crece en forma exuberante y se aclimata con facilidad. Habría que ver el descomunal tamaño de casi todos los productos.

CRIA DE GANADO Aunque muy expuesta en otras épocas por la irregularidad de tas lluvias, hace muchos arios que en esta zona se suceden con regularidad y los pastos son incomparablemente abundantes y ricos. Es fama que el ganado de la Baja California tiene una carne de un sabor exquisito, como que hay pastos como el orégano y el alfilerillo que no se dan en todas partes. Los introductores de ganado en el Territorio Norte hacen grandes negocios trayendo ganado delgado de Sonora y otras regiones de México, donde

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lo adquieren a bajo precio y aquí lo sueltan a pastar por una temporada corta hasta que adquieren peso y gordura. La cría de ganado lanar introducida por los misioneros es un, negocio también muy productivo. Algunos españoles de procedencia Vascongada han llegado a formar respetables capitales exportando a California grandes cantidades de borregas. El ganado cabrío tiene inmensas extensiones donde crearse y reproducirse. Hasta hace poco tiempo existía una fábrica de hilados, y tejidos de lana y una tenería en Ensenada. Ambas fueron destruidas por incendio.

BOSQUES

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A unos cincuenta kilómetros de San Quintín se levantan majestuosas las serranías de San Pedro Mártir, en cuyas cumbres abundan diversas clases de pinos, muy propios para aserrar. Estos y los de la Sierra de Juárez más al norte, pueden producir toda la madera que llegara a requerir el Territorio. Existen algunos pequeños aserraderos en esta última serranía y en Entenada se hace buen uso de la madera, aunque no puede competir con la importada porque hace tarta el debido tratamiento.

ENERGÍA. ELÉCTRICA La industrialización de toda clase de productos por medio de la energía eléctrica es una bendición .para los pequeños agricultores industriales. San Quintín puede disfrutar de esa maravillosa fuerza ya sea extendiendo las líneas eléctricas de Ensenada al Sur; estableciendo su propia planta o desarrollando la energía qué puede obtenerse de la caída de San Carlos

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A 55 kilómetros de San Quintín, encuéntrase cerca del rancho de San Antonio en la sierra de San Pedro Mártir la caída de San Carlos. Esta caída, tiene, según los ingenieros que la visitaron, un desnivel total aproximado de 910 metros y su gasto medio es de 960 litros por segundo. Tomando en consideración estos datos y suponiendo que se utilice el desnivel total y se empleen turbinas cuyo rendimiento sea de 80 por ciento, se ha calculado que esta caída podría suministrar 8,000 caballos de fuerza.

De llegarse a

utilizar, San Quintín y toda la zona contarían con la suficiente energía eléctrica para sus necesidades.

RIQUEZAS MARÍTIMAS San Quintín ha sido en distintas épocas centro importante de actividades pesqueras. Existió allí hace muchos anos ana Empacadora de Langosta y de Abulón. Sus productos invadieron inmediatamente los mercados norteamericanos. Posteriormente se ha empacado allí Atún y sardina. Abundan, como en todos los litorales de la península, toda clase de pescados comerciales. En la Isla de San Martín, a un costado de la bahía, hacia el norte, hay grandes rebaños de lobo marino, lo que prueba que en la zona abundan los criaderos de peces. Existen unas salinas cerca de San Quintín que podrían proporcionar toda la sal necesaria para preparar y salar pescado. Con todas estas riquezas, con toda esta potencialidad, ¿qué ha sido lo que ha detenido el progreso de San Quintín y de todo el litoral del sur y al norte hasta Ensenada? La falta de agua para irrigación y la casi ausencia de buenas comunicaciones.

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COMUNICACIONES Ya hemos descrito el estado lastimoso en que se encuentra la Bahía de San Quintín, sus muelles, su barra, su canal y todo lo que debiera facilitar la entrada de embarcaciones como hace cincuenta años y aun hace veinte todavía. De colonizarse estas tierras sería indispensable acometer simultáneamente la construcción de la presa de Santo Domingo y las obras del Puerto. Las comunicaciones terrestres entre San Quintín y el Sur son realmente detestables. El antiguo Camino Real de los Misioneros ha mucho tiempo que despareció quedando tan solo sus huellas. Para ir de Ensenada al Sur, en automóvil, se requiere una gran dosis de resignación. El camino al norte de San Quintín acaba de iniciarse con gran beneplácito de los habitantes de la región y una vez terminado será el principio de una nueva era de prosperidad para toda la península, pues se habrá forjado un eslabón mis en la cadena de comunicaciones que algún día unirá con verdaderas carreteras a los dos Territorios. Las ramificaciones de este proyecto son tan vastas, que mientras más se meditan, más asombrosas aparecen a nuestra imaginación. Millares de hombres se emplearán sin duda en los trabajos de la carretera Ensenada-San Quintín, en los de la construcción de la presa de Santo Domingo y en las obras del puerto. Mucho» de estos trabajadores podrán ser futuros colonos, debiéndose escoger aquellos que sean agricultores o artesanos y que tengan familia. Esta podrá sostenerse en la población que se improvise en San Quintín, podrá ir construyendo su casa en el lote de la población que se asigne y a la vez, ir preparando la parcela que le corresponda.

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Dada la fertilidad de estos terrenos, creemos que se deben subdividir en parcelas de ocho hectáreas de tierras Irrigadas por los canales de la presa, y mayor cantidad, según la distancia de la población y la necesidad de hacer uso de bombas o aéreo motores para Irrigarlas. Se debe tener cuidado de impedir la ocupación de zona alguna hasta que quede perfectamente asegurada el agua. En esta forma, San Quintín surgirá de entre sus ruinas como el Ave Fénix de la leyenda y en breve brotará allí una población campesina de no menos de dos mil familias que calculando sus componentes en cinco miembros cada una, formarán un núcleo de diez mil almas. Las actividades comerciales e industriales formarán otro núcleo en la ciudad que puede calcularse en otros diez mil habitantes, el mismo caso de Mexicali, el mismo de Ensenada y al que se opera en todas partes donde se cuenta con elementos para trabajar." Ahora bien, la construcción de la carretera Ensenada-San Quintín, en una longitud de 203 kilómetros, ya a abrir a progreso una rica región agrícola y minera que incluye Maneadero, Santo Tomás, San Vicente, San Isidro. San Telmo, Camalú, San Antonio del Mar, Santo Domingo, San Ramón y el Valle de San Quintín. La producción agrícola va a tomar inusitado incremento llamando el concurso de otros brazos. Palabra Final La colonización del Valle de San Quintín y tierras circunvecinas no es un sueño fantástico, sino una palpitante realidad. No se trata de un experimento sino de la resurrección de un premeditado y bien estudiado proyecto que pudo haber sido un éxito colosal a no haber mediado determinadas circunstancias.

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Si al iniciarse la colonización de aquellas tierras se hubiese construido la presa de Santo Domingo, al mismo tiempo que se hicieron las obras de puerto y otras mejoras, hoy día San Quintín fuera una de las principales poblaciones del Territorio Norte. El proyecto es de tal trascendencia que bien merece la atención del Gobierno, sobre todo en estos momentos en que un numeroso grupo de nuestros compatriotas atraviesa por una situación muy crítica en el Sur de los Estados Unidos, especialmente en California. Las Autoridades del Sur de California acaban de anunciar que en breve serán deportados como 3,000 mexicanos a quienes el Condado de Los Ángeles ha venido sosteniendo hace tiempo a un costo de CUATROCIENTOS NOVENTA MIL DOLARES anuales, proporcionándoles alimento, ropa, atención médica y toda clase de auxilio. El C. Presidente de la República, General Don Manuel Ávila Camacho, que en vísperas de asumir su alto cargo, declaró ante un grupo de Senadores que lo entrevistaron, que uno de sus propósitos durante su Administración tendería a restituir a la Patria a los Mexicanos que desearan colonizar la Baja California. . . TIENE LA PALABRA. 1

Escaneado y edición digital: Mtro. Jorge Martínez Zepeda. El original forma parte de la Colección California Mexicana Ascensión y Miguel León-Portilla del IIH UABC. 1

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