Esquina

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DOMINGO | 16 de febrero de 2014 | año 5 | N° 220

ARTE PARA TODO PÚBLICO EN UNA EDICIÓN DE BOLSILLO

jogomez50.wix.com

EL ARTE BOLIVIANO ABANDONA LAS PAREDES Y SALONES DEL MUSEO NACIONAL DE ARTE E INVADE LAS PÁGINAS DE UNA NUEVA COLECCIÓN DE LIBROS DE BOLSILLO DENOMINADA ‘ARTE PARA TOD@S-PARA VER Y LEER’, LA QUE YA ESTÁ A LA VENTA Y AL ALCANCE DE TODA LA POBLACIÓN A PRECIOS POPULARES. 4-5

FELIÚ, ADIÓS AL ZURDO TROVADOR

UN SÚBITO ATAQUE AL CORAZÓN SE LLEVÓ LA VIDA DE SANTIAGO FELIÚ, UN JUGLAR DE CANCIONES LLENAS DE MAGIA QUE POR MOMENTOS PODÍA CAUTIVAR NO SÓLO A LOS MÁS FERVOROSOS AMANTES DE LA TROVA, SINO TAMBIÉN A LOS SONEROS DEL BARRIO, JÓVENES Y ANCIANOS, A LA IZQUIERDA Y A LA DERECHA. 3


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CINE

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Domingo 16 de febrero de 2014

paraisocultural.wordpress.com

ulio Cortázar murió un domingo de 1984, era hace 30 años un 12 de febrero. Ésta es una gran excusa para revisar algo de la estela que existe del escritor sobre el cine. Ya sean las adaptaciones más rigurosas, como las más libres y los documentales, la obra del argentino se la puede leer también en las pantallas. La primera adaptación de una obra de Cortázar al cine es La cifra impar (1961), dirigida por Manuel Antin y basada en el cuento Cartas de mamá. En 1963, el director argentino repitió la experiencia de adaptar otra vez a Cortázar, y esta vez contó con su concurso en la elaboración de los diálogos para Circe, protagonizada por Graciela Borges y Sergio Renán. Lo importante con Antin es que se lo reconoce como quien mejor supo adaptar la obra del escritor. El éxito de Cortázar en todo el mundo, a mediados de los años sesenta, es impresionante. Su obra es leída en las más diversas latitudes del planeta y es de esta manera que empiezan a surgir nuevos intereses por hacer adaptaciones cinematográficas de sus cuentos o relatos. En 1966 Michelangelo Antonioni estrena su primera película realizada fuera de Italia, ubicando a sus personajes en el Londres de las mini faldas y basando su largometraje bautizado como Blow up en el cuento Las babas del diablo.

Cortázar en el cine Claudio Sánchez Crítico de cine

LA OBRA DEL ESCRITOR TRASCENDIÓ LOS LIBROS Y TAMBIÉN LLEGÓ A LA PANTALLA GRANDE.

Esta película toma elementos del relato de Cortázar y los lleva a una dimensión cinematográfica que además reflexiona sobre la imagen a partir de su personaje principal, este fotógrafo sin nombre que descubre algo inusual en una de las fotografías tomadas en un parque londinense. Antonioni construye un discurso reflexivo sobre la captura de las imágenes contraponiéndolas a la dinámica de la vida cotidiana con todos aquellos movimientos que componen las acciones y sus diversas formas de manifestación. Al año siguiente, en 1967, Jean-LucGodard estrenaría Weekend la película basada en La autopista del sur, sin tanto éxito como Antonioni esta propuesta tenía un sentido mucho más político y crítico a la sociedad de aquel momento. Subraye-

mos la fecha y tomemos en cuenta que estamos en el umbral de Mayo del 68. A pesar de otras tantas ficciones y ficcionalizaciones hechas con y sobre la obra del escritor, es importante apuntar ahora el documental titulado simplemente Cortázar, dirigido por Tristán Bauer, pequeños retratos de las tantas vidas que uno pueda imaginarse con el autor de Rayuela y sonorizada a tiempo de tango, con el Tata Cedrón ahí mismo, con aquella composición titulada Bandoneón sugiriendo algo más que una película. A finales del año pasado se estrenó en los Festivales de Mar del Plata y La Habana Historias de Cronopios y Famas dirigida por Julio Ludueña. Una película de dibujos animados que adapta diez de los míticos relatos de Cortázar. Una nueva pista para leer en el cine a este escritor.

DIRECTOR

Adalid Cabrera Lemuz EDITOR GENERAL

Javier Mancilla Luna JEFE DE REDACCIÓN

Carlos Burke Bravo EDITOR DE LA ESQUINA

Miguel A. Rivera G. Colaboradores:

Juan Cori Ch. Ana Meléndez Claudio Sánchez Diseño:

Eusebio Lazo Sumi Diagramación:

Horacio Copa Vargas


Domingo 16 de febrero de 2014

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a muerte es un animal que nos devora, unas veces esperándole, y otras con esa absurda vehemencia que jamás podremos entender. Nunca estaremos preparados, por más que lo intentemos, para escuchar de frente el grito de la muerte. Un súbito ataque al corazón hizo que La Habana amaneciera más triste que de costumbre el miércoles. Se fue Santiago Feliú, un juglar cuyas canciones tienen esa especie de magia que, amén de sus complejos juegos armónicos y su poesía de culto, por momentos podía cautivar no sólo a los más fervorosos amantes de la Trova, sino también a los soneros del barrio, jóvenes y ancianos, a la izquierda y la derecha. Nacido el 29 de marzo de 1962, miembro del desaparecido movimiento de La Nueva Trova, fue una de las principales voces de lo que Silvio Rodríguez llamó Novísima Trova, o el musicólogo Joaquín Borges-Triana bautizara como la Generación de los Topos, junto a Donato Poveda, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, Carlos Varela, Xiomara Laugart, Alberto Tosca. Cuando la Nueva Trova emergió, como otros movimientos artísticos de la época, todos creían en la Revolución. Se sentían parte de un proyecto hermoso y necesario para su país donde producirían arte verdaderamente revolucionario más allá de lo ideológico. Con el pasar de los años, muchos adormecieron sus ilusiones, otros se plegaron al régimen o convirtieron el oportunismo en modo de vida. Pero Santiago siempre fue un eterno soñador. Fue el quijote de la Trova Cubana, luchando contra los molinos de viento que el sistema que le ponía delante, lanzándole verdades, ilusiones, rabias y metáforas, fantaseando y a la vez quemándose por dentro, entre el amor y las drogas, lo posible y lo imposible, imaginando que la quimera de la Revolución alguna día sería real, y no una eterna trampa para espíritus como el suyo. Desde sus primeras canciones, la guitarra ya no sólo acompañaba al trovador, era también protagonista de la obra musical. El valor que le otorgó a su instrumento, creándose armonías mucho más elaboradas que las habituales, fue un elemento innovador que desarrolló el movimiento. Noel Nicola decía: “Santiago toca a la zurda por partida doble”. Siendo zurdo colocaba la guitarra a su izquierda sin cambiar el orden de las cuerdas, tal como la usaría un derecho, quedando los bajos abajo y los agudos arriba, lo cual generaba sonidos peculiares que tal vez solo salían de sus virtuosas manos. Se sentía atraído por las llamadas ideas de izquierda, pese a que no pocas se desmoronaron ante sus ojos y canciones. Daniel Viglietti, su hermano Vicente, Juan Carlos Balglietto, Fito Páez, Pablo Milanés y muchos otros han cantado sus creaciones. Silvio Rodríguez, en un concurso Adolfo Guzmán, defendió su clásico Para Bárbara, compuesta cuando Santy (como le decían sus amigos y su público cubano) tenía solamente 16 años. Además de cantar como nadie sus canciones, fue un extraordinario intérprete de temas de Serrat, Luis Eduardo Aute, Sabina. Hace unos años en Naciones Unidas hizo una muy personal versión de Diario, del compositor exiliado en USA Mike Porcel. “Rompió ‘el bloqueo’, por así decirlo, que mantenían en Cuba sobre mi proscri-

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Adiós a Feliú, el quijote de la nueva trova cubana FANÁTICO DE DYLAN, BEBIÓ DE LA TROVA, TANGO, JAZZ, ROCK Y FOLK. ADICTO A LA NOSTALGIA Y EL DESAMOR, QUIZÁS PORQUE NO PODÍA APARTARLOS DE SU VIDA. Luis Leonel León Periodista

ta obra. Fue un valiente gesto. Le estaré eternamente agradecido”. El realizador de TV Juan Pin Vilar lo describió como “Un hippie en el comunismo” en el libro homónimo que le dedicó. Fanático de Cat Stevens y Bob Dylan, bebió de la trova tradicional, el tango, el jazz, el rock and roll, el folk. Fue un empedernido adicto a la nostalgia, la melancolía, el desamor, quizás porque no podía apartarles de su vida. “Nos conocimos el 18 de octubre de 1978 en una evaluación que el Movimiento de la Nueva Trova hizo para aceptar nuevos miembros”, relató Donato Poveda. “Él tenía 15 y yo 18. Ese mismo día nos hicimos amigos y a la semana, sin ningún trámite profesional, estábamos actuando juntos en el dúo Santiago y Donato. De todos los músicos de la Trova, fue el más creativo y arriesgado, con gran valentía a la hora componer. Tenía un inmenso sentido el humor, siempre hacia chistes que daban mucho más risa porque era tartamudo. Siento que los amigos de la infancia y la juventud son los que quedan, más allá de cualquier cosa, y eso nos ha salvado a los cubanos”. Para el crítico musical Humberto Manduley sus canciones “nos han hablado de lo que somos, pero también de lo que no queremos ser, del sitio al que pertenecemos y del que huimos, de los momentos que son y de los que ya no, del amor latente o desamorado, de los sueños inconclusos, de rabias, besos, fantasmas, angustias y abrazos, de cierta sana toxicidad que se nos escabulle en la memoria, del pedazo breve de eternidad que todos –sin distinción– llevamos dentro”. Dejó un hijo, Adriano, y su viuda espera su segundo hijo. Grabó 12 discos con clásicos como Para Barbara, La ilusión, Mi mujer está muy sensible, En este barrio, y Mickey y Mallory (homenaje al filme Asesinos por naturaleza, de Oliver Stone). En todos ellos la palabra

vida estaba presente. El primero fue Vida (1986) y el último Ay, la Vida (2009). La canción que le da título reza: “La vida es el milagro sinceramente amado, la culpa de morirse, las mentiras, las verdades que nos quedan de este lado. La vida de imprevista, sencilla y complicada, absurda y egoísta, amorosa e inteligente, extraordinaria y desalmada. La vida es suficiente, si entonces no se acaba cuando se halló el final donde se encuentra el pasado con la nada”.


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