Unidad Cartagena Teoria: Ensayo La Era de la Imagen

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Clase Teoría Unidad Cartagena Camilo concha La Era de la Imagen Los arquitectos del siglo XXI somos aquellos que podemos mirar hacia la postmodernidad con ciertos años de distancia. Somos el resultado de una era de la imagen que surge desde aproximadamente la década del 70 y que hasta el día de hoy ha logrado confundir nuestro camino al punto de no poder tener certeza de hacia donde avanza, ni siquiera, nuestra propia disciplina. El despliegue mediático, que desde entonces tenemos, ha consumido todas las imágenes, dejándonos aparentemente, sin mucho que mostrar. Vivimos en un constante bombardeo de imágenes en las que por solo un instante esa información grafica es relevante para nosotros y la podemos retener. En la arquitectura cada vez es más notoria la separación entre imagen y función, ya que la fachada conforma ideas y reflejos que no necesariamente responden al uso del edificio. Igualmente los valores que se le otorgan a los edificios de una ciudad o de un casco histórico no necesariamente son propios del edificio sino del conjunto de estos. Así el conjunto de ciudad es lo que nos empieza a importar al no observar nada específicamente sino un todo en el que un pequeño error en el paisaje altera todo el conjunto. Esta nueva concepción hacia la imagen como ese instante único en el que se aprecia lo que se ve, hace que nuestra arquitectura viva y sobreviva por su cualidad misma de ser bella. Igualmente veremos como esta única preocupación puede llegar a ser lo suficientemente superficial para ignorar cualidades del lugar en el que se interviene perdiendo un potencial para fomentar lo mas importante que la arquitectura debería intentar transmitir, la inmaterialidad. Toda esta nueva idea de la apariencia o imagen en la arquitectura será el tema tratado en este ensayo en el cual veremos como una era de internet y otros medios, que permiten a arquitectos conocer arquitecturas en todo el mundo, serán las causas o en otros casos las consecuencias

de

una

serie

de

fenómenos

presentados

en

lo

que

denominaríamos arquitectura contemporánea. Igualmente hare un énfasis al ver como la preocupación por la apariencia o conservación de ésta en los centros


históricos, pueden causar prejuicios en los arquitectos que pueden llegar a perder un potencial a la hora de intervenir dado en las cualidades mismas del lugar y las personas. Pero para poder entender la nueva concepción de la imagen propia de nuestros tiempos es necesario hacer un recuento histórico de las situaciones personajes e ideas que surgían en el momento. En el año 1966 se ponía Fin al programa de las Case Study Houses, Bob Marley se casa con Rita Anderson , Pet Sounds de los Beach Boys sonaba en las emisoras de EE.UU, Manuel Fraga se baña en Palomares, se inaugura el Metropolitan Opera en el Lincoln Center de Nueva York, en Madrid se inaugura el estadio Vicente Calderón, John Lenon pide perdón por su frase ‘somos más populares que Jesús’, el maestro Yves Saint Laurent arrasa con su vestido Mondrian. Todas estas eran las imágenes que empezaban a darle la vuelta al mundo, una nueva era de los medios empezaba a inundar todos los hogares y las mentes de las personas. Por otro lado vemos como en el mundo artístico existe un reflejo más evidente y agresivo de las ideas que se presentaban. Movimientos artísticos como el Pop Art explotaban igualmente esta idea mercantilista de la imagen a su favor. La descontextualización de la imagen conformaba un medio con el que se empezaba a formar el arte en el que la imagen en si no era nada sino un reflejo sensual de un elemento común o banal. Frases como “un artista es alguien que produce cosas que la gente no necesita tener” de Andy Warhol dan cuenta de cómo el mundo se empezaba a dividir en dos elementos básicos, compradores y vendedores, que serian guiados o dirigidos por el objeto o mejor aun, la imagen. Las reacciones igualmente fuertes y


contundentes no tardaron en llegar por parte del mundo del arte. Artistas como Joseph Beuys encabezaban la critica proveniente del arte povera y sobre todo del movimiento artístico Fluxus, la cual consistía en el rechazo explicito al mundo mercantilista. Beuys sostenía la frase “el arte es para todos y cada situación es arte”, mediante la cual buscaba recalcar lo efímero del arte y el goce de cada situación sin necesidad de comprar, vender o aparentar. A pesar del rechazo el medio de lucha era el mismo, la imagen. A través de performance realizados por el artista quedo un registro fotográfico y de video en el cual se presentan interacciones con objetos cotidianos que resaltan una visión transfigurada del romanticismo del mundo de su época. Para este entonces Aldo Rossi tenia 40 años y se encontraba en el punto má

s

rebelde de su carrera. Su ideología fuerte y contundente todavía no había caído en la típica, rígida y aburrida discusión teórica de los estilos y tipos arquitectónicos. “La arquitectura solo puede sobrevivir como arquitectura en su diversidad física y sensual, no como vehículo para alguna clase de ideología. Paradójicamente es la materialidad de la arquitectura lo que transmite pensamientos e ideas, o dicho con otras palabras, la inmaterialidad”. La exploración formal que Rossi expone en esta frase da cuenta de la importancia de la forma plástica a la percepción del mundo de su época. Sus postulados de “la arquitectura como arquitectura” y “la arquitectura de la ciudad” exploran lo contundente de la imagen en un contexto para ser entendida como un todo compuesto por individualidades. Ahora bien, teniendo un breve entendimiento de las condiciones de la época y de la revolución mediática que nos atacaba fuertemente con imágenes podemos entender como nuestra era ha priorizado el sentido de la vista al buscar aquella belleza física en los edificios y en los objetos que nos generase placer. Igualmente la importancia de la imagen no solo se ha enfatizado en los objetos que creamos sino en la forma de ver y entender aquellos objetos que ya teníamos en el pasado y que de alguna u otra forma tenían cierto grado de importancia para nosotros.


Nuevamente cito al Pop Art para ver como imágenes cotidianas de elementos comunes y banales dentro de nuestra vida adquieren un nuevo sentido y un nuevo valor. En el caso de la arquitectura prácticamente empezamos a “re- desarrollar” una forma de entender aquella arquitectura del pasado. El movimiento moderno había creado una nueva manera de entender y , para algunos, borrar la arquitectura del pasado a través de la tabula raza. Esta reacción que surge como una medida desesperada y completamente necesaria para desprenderse de las influencias del pasado y poder entender ciertos movimientos con un poco más de claridad y distanciamiento. Este distanciamiento llego a tornarse en muchos casos agresivo como por ejemplo con el Plan Voisin de Le Corbusier para Paris en 1925. En este se entiende claramente como si se le da una importancia a la historia al conservar única y exclusivamente lo que para Corbusier era importante de Paris, y a su vez renovar completamente la tipología y forma de la ciudad. Aunque el plan era bastante radical y sorprendentemente bastante bien argumentado, no tardaron en surgir las críticas principalmente de la nostalgia colectiva propia de las sociedades con miedo a lo nuevo o desconocido. Esta misma nostalgia se ha venido dando a lo largo de nuestra historia, y es la misma que ha atacado cualquier tipo de innovación que sorprenda por sus diferencias. Ejemplo de esto es el caso del Reichstag en el Berlín de 1958, el cual a pesar de querer ser renovado completamente por petición de la ciudad, fue restaurado tal cual era porque la comunidad que demandó la decisión se asustó por la propuesta renovadora que ellos mismos habían solicitado. Otro claro ejemplo es la rígida arquitectura de Aldo Rossi que aunque surgía con una propuesta formal innovadora, se opacó al buscar confundirse entre la multitud para intentar pasar desapercibida; acatando una rígida discusión teórica; y no dañar aquel contexto histórico que no lo entendemos del todo pero que nos genera nostalgia. Esta nostalgia de la que hablamos es la misma que recuperaron los postmodernos hacia la ciudad histórica después de lo aparentemente radical del movimiento moderno. Sin embargo la única diferencia era que de cierta forma la reinventaron


al no tener ejemplos en su pasado más reciente por la naturaleza misma del movimiento moderno. Así, el entendimiento del centro histórico se conformaba principalmente por la imagen de este. Como dije anteriormente, la imagen es conformada por el conjunto de edificios. Vemos el edificio como elemento individual que pasa a un segundo plano para priorizar el conjunto de edificios que a la vez general una visión colectiva, la cual vive y sobrevive por su condición misma de ser bella. En el caso de Cartagena vemos como en gran parte de la ciudad, la casa como elemento individual ha sido transformada a tal punto que carece de un valor histórico propio. Sin embargo ese valor histórico lo adquiere con el conjunto, ya que aunque la casa sea un muy mal ejemplo arquitectónico en cualquier sentido, hace parte de un conjunto que a su vez es lo que conforma y distingue el centro histórico de Cartagena. Igualmente el uso en muchos de los casos ha sido totalmente cambiado, al punto de llegar a tener industria, comercio y vivienda en una sola calle en una armonía extrañamente sorprendente. La idea de la imagen descontextualizada del uso ha llevado a conservar la fachada para mantener una lectura continua en forma de máscaras hacia la calle, y a su vez a logrado producir una variedad de usos que funcionan muy bien en este contexto. Es esta misma idea de imagen la que retenemos al caminar por las calles de Cartagena, la misma que se comercializa y nos llega a la cabeza cuando oímos el nombre de la ciudad. A pesar de la importancia que se le da a este tipo de imágenes físicas convertidas en valores propios de el lugar, pareciera que dejamos de lado lo único que debería transmitir la arquitectura, la inmaterialidad. Este ha constituido mi reto mas difícil a la hora de enfrentar el encargo que se me otorgo en Cartagena, una plaza de mercado. ¿Cómo se podría encarar y potencializar el carácter tan vivo de este lugar y a su vez fomentar la idea de imagen? ¿Cómo resolver el encargo que desde el punto de vista de la gente exige fuertemente un retroceso propio de las dinámicas de un mercado sin afectar la ciudad paramentada? ¿vale la pena hacer


paramento simplemente por hacerlo?. Estas son varias de las preguntas que surgen hasta el día de hoy con el encargo. Ideas que logran generar un conflicto entre la imagen de la ciudad y la imagen del proyecto. Aunque parecieran ser prejuicios es imposible desatender la idea de que la arquitectura es para las personas mas que para la ciudad. Igualmente es imposible creer que la única forma de pertenecer a un lugar es acatando las formas literales de la ciudad. Hasta este punto creo que una intervención contemporánea como una plaza de mercado que se inserta en Getsemani, el sector con el carácter barrial mas fuerte de la ciudad vieja, responda únicamente a elementos propios de un sector residencial, o a factores propios de la típica idea de gran techumbre de un mercado. Aunque el problema apenas se empieza a abordar y por lo tanto no puedo definir una postura definida hacia mi proyecto, si puedo afirmar que el potencial del lugar dado desde el punto de vista inmaterial va a ser la principal directriz de proyecto. A partir de técnicas como la deriva se me permitió encontrar relaciones internas de la ciudad que exige unas dinámicas reflejadas en sus edificios. Así pretendo hacer relación a la ciudad al reinterpretar valores propios de la misma en donde se de la vida que pediría un mercado, más que caer en las literalidades o prejuicios que exige copiar una postura o una tipología. Esto podría ser lo suficientemente ingenuo como acatar una Carta de Atenas Cartagenera, al no haber espacio para la reflexión y regeneración de la ciudad. Finalmente vemos como la visión arquitectónica de nuestra actualidad se conforma a partir de imágenes, la imagen del arquitecto, la imagen del edificio y la imagen de la ciudad. A pesar de que es el lenguaje en el que nos estamos comunicando y difícilmente pueda cambiar si podemos evitar que estas imágenes generen prejuicios a la hora de intervenir un lugar. Perder oportunidades o potenciales por el miedo a dañar o alterar “la imagen” seria una pena en una ciudad construida y con errores construidos. Aunque nuestra arquitectura se vea enmarcada en la necesidad de belleza, no será hasta que la inmaterialidad surja para que este logre trascender. Una vez mas nuestra arquitectura puede vivir y


sobrevivir por su cualidad misma de ser bella, sin embargo es la belleza de la inmaterialidad la que debería importar. Bibliografía

Rossi, A. (1966). la arquitectura de la ciudad. barcelona: Gustavo Gil, SL. Meuron, J. H. (2002). premio pritzker de arquitectura 2001. El Croquis . Curtis, W. J. (2005). La naturaleza del artificio. El Croquis . Gracia, F. d. (1996). Construir sobre lo Construido/ La arquitectura como modificacion. Cañizares: NEREA. PALLASMA, J. (2010). LA ARQUITECTURA DE LA HUMILDAD. madrid: FUND. CAJA DE ARQUITECTOS.


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