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con la historia
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Camilo rodríguez Chaverri
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con la historia ENTREVISTAS Tomo DOS
Camilo Rodríguez Chaverri
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Primera edición, San José, Costa Rica, marzo del 2005 © 2005, Camilo Rodríguez Chaverri camilorch47@hotmail.com ISBN (tomo 6): 9968-9463-003-8 ISBN (obra completa): 9968-9463-000-3 Entrevistas, redacción y edición: Camilo Rodríguez Revisión final: Mónica López Diseño: José Ismael Medina Obando Producción gráfica: Editorial IPECA
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Para papá, quien me enseñó a admirar Para mamá, por su capacidad de asombro Para Don Álvaro, de quien aprendí a perder el miedo Para Doña Mayita, quien me ayuda a encontrarme Para Eduardo Agami y José Alberto Soto
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muchas gracias Expreso mi agradecimiento especial a José María Penabad, Salustio Pauta, Mónica López Lutz, Islany Carrillo, Alba Luz González, Paula Vargas, Marjorie Ross, Graciela Jiménez, Kira Delgado, Vilma Loría, María José Morales Ross, Francinie Castillo Ramos, Irene Sancho, Say Leng Acón, Kathya Benavides, Saylin Madrigal y Martín Sosa. Este libro se lo debo al periódico OJO, un periódico alternativo del ámbito político y cultural, donde ha aparecido el 90 por ciento de estas entrevistas. Deseo expresar que en este libro hay muchos detalles y elementos especiales, invisibles tal vez o intangibles, y casi siempre indefinibles, que le debo a muchas mujeres periodistas, comunicadoras, escritoras o cineastas a las que admiro y cuya excelente labor profesional me ha enseñado lo poco que sé de la técnica de la semblanza: Inés Trejos, María Montero, Aurelia Dobles, Carmen Juncos, Doriam Díaz, Sylvia Alvarado, Yuri Jiménez, Lorna Chacón, Larissa Minsky, Lilly Edgerton, Gilda González, Any Pérez, Ana Alarcón, Gilda Aburto, Marielos Campos, Ligia Córdoba, Patricia Jiménez, Camila Schumacher, Evelyn Fachler, Neyssa Calvo, Ana Lucía Faerrón, Fabiola Pomareda, Ana Rojas, Leda García, Nono Antillón, Hilda Hidalgo, Marjorie Ross, Amelia Rueda, Dámaris Ruiz, Lizeth Castro, Vilma Ibarra, Roxana Zúñiga, Rocío Pérez, Urietta Aguilar, Xiomara Cubero, Wendy Cruz, Macarena Barahona, Monserrat Aguilar, Evelyn Ugalde, Irene Benavides, Cristina González, Iris Zamora, Carolina Montero, Thelma López, Yaliam Madrigal, Juliana Escobar, María del Mar Cerdas, Gabriela Camacho, Vivian Quesada, Gabriela Solano, Andrea Solano Ulloa, Gina Polini, Silvia Caamaño, Mauren Salguero, Adriana Núñez, Gianina Segnini, Gabriela Ugarte, Catalina Silesky, Milena Fernández, Silvia Carbonel, Isabel Ovares, Patricia León, Laura Martínez, María Lourdes Cortés, Ana Jane Camacho, Carmen Navarro, Thaís Aguilar y Kattia Muñoz. En memoria de la escritora y promotora cultural Delfina Col lad o, el maestro Arnoldo Herrera, el coplero Carlos Huezo Córdoba y la promotora social Anna Gabriela Ross.
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Esta colección de entrevistas comentadas y semblanzas desea dejar para la historia un conjunto de opiniones y de miradas que me parecen muy particulares. Es la historia de gente especial con la que el destino me ha reunido. Agradezco el tiempo que me dedicaron y le agradezco a usted que se dispone a detener su paso ante las palabras, los gestos y los destinos de esta gente a la que admiro. No es una selección. Simplemente recopilo entrevistas que llevo conmigo para siempre. Por favor no analice los criterios de escogencia, porque me encantan todos los personajes que están pero, lamentablemente, no están todos los que me encantan. Ojalá que le gusten estas personas y que aprenda con ellas tanto como yo, o más. Así sea. Camilo Rodríguez Chaverri
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Índice
1 7 El compañero de don Pepe dice sus verdades 3 2 El gato montés 5 3 El Guayacán 6 5 La historia en sus poros 7 6 El último Figueres de La Lucha 1 0 1 “La izquierda hace falta” 1 1 8 Socialista hasta la muerte 1 2 5 Mujer leyenda 1 4 6 Matusalén en La Cruz 1 6 3 Mito y maestro 1 9 0 La versión que faltaba 2 0 9 Los secretos del Gran Hermano Alberto Martén, a los 93 años Óscar Arias Sánchez Lal o Gámez
Fernando Soto Harrison Mariano Figueres
Sergio Erick Ardón Eduardo Mora
Estel a Quesada Juanil lo Veg a Yoyo Quirós
Teodoro Picado Rodrig o arias
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2 3 2 Intelectual campesino 2 5 0 Los recuerdos del decano 2 8 4 La primera dama de la política 3 1 2 El poeta de las catacumbas 3 2 6 El gurú de nuestra economía 3 4 2 El canciller 3 5 5 El padre del INA 3 7 0 Héroe de la salud 3 9 0 Entre los últimos constituyentes Enrique Obreg ón Mario Echandi
Gloria Be jar ano
Jorge Luis Vil lanue v a Eduardo Liz ano Fait Gonzal o Facio
Alfonso Carro Zúñ ig a Édgar Mohs
Joaquín Monge R amírez
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Sé que a veces miro para atrás, pero es para saber de donde vengo. De una canción de “Malpaís”
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Alberto Martén, a los 93 años
El compañero de don Pepe dice sus verdades
“Nunca estuve de acuerdo con la negociación de Pepe con Ulate. Don Otilio no merecía la Presidencia, porque en lugar de irse a pelear con nosotros, en lugar de irse para La Lucha, renunció a la Presidencia y mandó una lista de transacción. ¿Cómo es eso de darle la Presidencia a un hombre que renunció a ella y salió en carrera en medio de una revolución?. “Pepe nunca hizo buenos negocios. Tenía un montón de ideas raras. Él mismo decía que lo que le gustaba era inventar. “Un político tiene que estirar la realidad, lo que es una manera de mentir. Yo no puedo. Por eso me alejé de Figueres, y no quiero decir que él fuera más mentiroso que otros. No: simplemente es que así son los políticos, si no, no sobreviven como tales. “La democracia no puede funcionar bien mientras no se le garantice al ser humano que no sufrirá pobreza. Ya le garantizamos que no va a ser esclavo ni analfabeto, pero el sistema sí permite que sea miserable. “Ahora hay acap aram iento exces ivo de fort un as, explotación y monopolios privados contra los que nadie se opone. Además, en casos como el Anglo, o Aviación Civil, que son casos concretos de corrupción, a los políticos hay que tratarlos como delincuentes comunes”. Alberto Martén fue el compañero de don Pepe y de Rodrigo Facio, el testigo de lo que se gestó entre Figueres y Orlich para la Revolución del 48, el inseparable amigo de juventud del caudillo y un hombre brillante, padre del Camilo Rodríguez Chaverri
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movimiento solidarista, la nacionalización bancaria y las teorías del dinero electrónico, que derivaron en las tarjetas de crédito. Me costó muchos años conseguir que me atendiera. A decir verdad, nunca aceptó atenderme. Pero María Bogantes, funcionaria de ASEFYL, la asociación solidarista de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, me comentó que alguna vez les había aceptado una invitación. Fue a ella a quien aceptó recibir en su casa, y no a un periodista. Vive en un extraño edificio de cuatro pisos a 100 metros del Parque Morazán. Es un inmueble alto y corto, como los árboles que crecen muy cerca unos de los otros. En el primer piso debe haber aparcamientos, en el segundo hay una oficina y una sala de reuniones, donde nos atendió, mientras que la casa está en el tercero y el cuarto. Nos hacen pasar a una pieza grande, con una mesa para unas doce personas. Sobre una pizarra, hay una decena de platones que recuerdan diversos homenajes que le han hecho los solidaristas, y una caricatura nos recuerda que fue Martén quien aconsejó a don Pepe que estableciera un impuesto a la renta, durante los 18 meses de la Junta Fundadora de la Segunda República. A los 15 minutos baja del tercer piso un hombre de 93 años, pero que no luce como un ancianito. Viene abrigado y con un bordón que prácticamente no utiliza al caminar. De paso lento, pero regular y sostenido, viene a nuestro encuentro don Alberto Martén. Es pulcro, viste bien, un olor a perfume lo antecede, y tiene barba de uno o dos días que le da un aspecto hogareño... Por lo demás, parece un señor que va de paseo al parque de la esquina. Desde la primera frase rompe el hielo... Creía que me iba a encontrar alguien que no deseaba referirse a muchos detalles de su pasado, pero no fue así. -¿Qué los trae por aquí?, nos dice en tono afable, mientras se pone una mano entre la camisa y la faja, en actitud de espera. Le conté la verdad. Se echó una risilla, y la asumimos como venia. Pronto, no hizo falta ni siquiera preguntarle. La velada se transformó en un largo monólogo, con brevísimas interrupciones, en un aluvión de palabras que tardó cinco horas.
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Casi un siglo de personaje Conforme conversa surge de él la figura histórica, que mueve unas bellas y finas manos con soltura y a veces con frenesí, esas manos que parecen pequeños mapas, con diminutas pecas y manchas, y que se carcajea muchas, muchísimas veces, entre anécdota y anécdota. Tiene una bellísima voz. Como si hubiera nacido para contar historias. No le falla nunca. No se le va. Y aunque me habían advertido que no escucha, solamente en dos ocasiones necesité repetirle una pregunta. Al hablar, tiene la entereza y la libertad de quien ya no pierde nada. Me cuentan que estuvo asilado en su casa durante casi una década, que no atendía a nadie y que fueron los solidaristas los responsables de sacarlo de aquella actitud gracias a dos convenciones y algunos homenajes. “A esta edad ya no me importa decir toda la verdad”, nos espeta. Tomo la libreta en ristre, presintiendo que habrá que correr para alcanzarlo. Así fue. No titubea. No se queda entre hecho y hecho, saltando una laguna. A veces olvida algún nombre o algún apellido, como nos pasa a todos. Pero al rato le cae la peseta, y nunca deja entrever dudas o baches. Nació en San José el 26 de marzo de 1909, tres años después que don Pepe, quien nació en San Ramón, donde su papá, don Mariano, era el médico del pueblo. Cuando el pequeño Alberto tenía 5 años, su papá, don Ernesto Martén Carranza, fue nombrado Ministro Diplomático en Bélgica por el gobierno de don Alfredo González Flores. Al mes de estar allá se declaró el inicio de la Primera Guerra Mundial, que generaría la invasión alemana a ese país. La vida se les puso difícil, y el gobierno los trasladó a Francia, donde el Ministro Diplomático de Costa Rica era el legendario Marqués de Peralta, inamovible en su posición durante muchas décadas. “Remover al Marqués de su posición era como remover las pirámides de Egipto. Era el decano del cuerpo diplomático y una verdadera institución. Así que nombraron a mi papá como cónsul, y así fue como vivimos en París durante toda mi niñez”.
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Toda la escuela en París “En ese entonces, en París sólo había cuatro liceos, y yo estudié en el que quedaba más cerca de casa. Allá hice toda la primaria y parte de la secundaria. Aprendí a leer y a escribir en francés”, cuenta don Alberto. Vivía allá con sus 6 hermanos, un hombre y cinco mujeres, y con su mamá, doña Emilia Chavarría Escalante. De vuelta a Costa Rica, una tragedia familiar tiñó el viaje y dejó a los 7 pequeños huérfanos de madre. Tenía 13 años y entró al Colegio Seminario, conocido entonces como Seminario Menor, a cargo de los Padres Paulinos alemanes. Es aquí que se encuentra con el joven José Figueres. “En la clase éramos siete alumnos. Recuerdo a algunos. Pepe (Figueres), Arturo Segreda, Fernando Brenes Espinach... “El rector entraba todos los meses y leía la lista de los alumnos. Luego leía el nombre de los tres mejores estudiantes, y hacía un reconocimiento. Pepe siempre había sido el primero, pero cuando entré yo, seguí siendo el primero. “Me parece que eso es entendible puesto que la calidad de la educación en París se imponía, pero también explica algunas actitudes de Pepe, que a pesar de ser mi íntimo amigo, a veces se comportaba como mi peor enemigo. Claro, dentro de la extraña y encantadora manera de ser él, desplazándome pero sin dejar de ser leal. No sé si se entiende, pero es que Pepe no era fácil de entender”, arranca don Alberto, ahora sí, al fondo. “A mí me pasó como que ahora trasladen a un muchacho de un colegio privado de San José al colegio público más alejado de Upala o de Los Chiles. Pepe no lo entendía. Era mi amigo. Sin embargo, siempre luchó por demostrar que era superior a mí en todo”. Cuando ya iba a terminar la secundaria y, como todos en ese tiempo, debía pasarse al Liceo de Costa Rica porque el Seminario no tenía el último año, trasladaron a su papá para Nueva York. Al mismo tiempo, también salieron para Estados Unidos Figueres y su otro amigo inseparable, Francisco Orlich, quien había nacido en San Ramón, hijo y nieto de inmigrantes europeos, yugoslavos. Figueres y Orlich primero vivieron en Boston, y hasta tiempo después se trasladaron para Nueva York. No obstante, nunca perdieron el contacto con Martén. “Nos veíamos, porque desde que estábamos en el colegio nos hicimos 20
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buenos amigos en la intelectualidad. Nos juntábamos para hablar de libros. “No éramos amigos de salir, porque ellos eran mayores que yo, y ya andaban mal portados, mientras que yo era un chiquillo muy doméstico, de 15 ó 16”. En Nueva York, Martén estudió Comercio y Contabilidad en el Pace Institute. Más tarde estudió Escenografía y trabajó en taquigrafía y en una oficina de contabilidades.
Otro cura con Figueres “En eso me dio por la religión. Mi madre había sido muy católica, mientras que mi papá era un libre pensador. Pensé que era lo mejor para mí, y entré a un colegio para sacerdotes”. Recuerda que se convirtió en uno de los mejores alumnos de la clase y que empezó a destacar entre los futuros curas. “Recuerdo que más de una vez el Profesor de Matemáticas tomó mi tarea y la pegó en la pizarra, a ver si mis compañeros ´agarraban´ algo”, dice, entre risas, mientras el rostro delgado, enjuto, se le puebla de pliegues que parecen surcos entre las manchitas que le dibujan figuras en la piel. A los seis meses decidió regresar a Costa Rica para continuar con su formación para sacerdote en el Seminario Mayor. Así lo hizo, pero, al mes de estar aquí, llegó la época de vacaciones. “Pepe había llegado al país poco antes, y compró con Chico la finca ´La Lucha sin fin´, allá en la zona de los Santos. Pero Chico tenía otros intereses en San Ramón, y les resultaba muy incómoda la sociedad, así que Pepe le compró su participación en 100 mil colones, que era un montón de plata. Un día pasó por mí y me dijo que nos fuéramos para la finca a pasar las vacaciones. “Me fui con él a caballo hasta la finca. El viaje tardaba 8 horas. En ese tiempo, los seminaristas andaban con sotana. Así que salí para La Lucha arropado con los atuendos del sacerdocio. Recuerdo las cuestas de El Tablazo y la zona de Frailes. Pasamos a comer donde una señora que le vendía comida a los viajeros. Por cierto que gozo mucho recordando que Pepe me contó que era la primera vez que la señora ponía mantel. “Allá en la finca tuve una especie de revelación. Pasé muy mala noche, y me parece estar viendo a Pepe, que pasó pendiente y desvelado. A cada rato llegaba a preguntarme cómo había seguido. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Al día siguiente eché el hábito entre la alforja y le dije a Pepe que fuéramos a devolverlo. Pero debí haberme esperado un ratico más con la sotana, porque cuando pasamos a comer donde la señora, ya no nos puso mantel”, confiesa, carcajeándose. Es entonces que don Alberto Martén entra a la Escuela de Derecho, donde permanece durante cinco años. Entre sus compañeros están Otto Cortés, hijo de don León Cortés, y Mariano Montealegre. Para esos años conoce a don Ricardo Jiménez y a Don Cleto González Víquez, quienes, entre los dos, ocuparon la Presidencia veinte años, y que manejaron el panorama político desde inicios del siglo XX hasta finales de la década de los 30. “Era un país muy diferente. El Presidente era mucho más accesible. Andaba en la calle. Uno se lo encontraba en todos los funerales y las bodas”.
Los malos negocios de Don Pepe “De vez en cuando iba donde Pepe, que estaba montando una industria de cordelería. Pasaban las hojas de cabuya por una desfibradora, que consistía en dos rolillos que molían de la misma manera que hace la máquina de sacarle jugo a la caña. Más tarde, las fibras se tejían a máquina”. Le pregunto si es un buen negocio, y se echa otra carcajada. “Nombre, Pepe nunca hizo buenos negocios. Tenía un montón de ideas raras. Él mismo decía que lo que le gustaba era inventar. Y su formación era una mescolanza extraña, de Física, Teatro, Socialismo y Filosofía”, explica Don Alberto, y me hace recordar que el abogado y periodista Roberto Fernández Durán dice que don Pepe era una suma de Shakespeare y Pancho Villa... Se acuerda de algo, una sonrisa quiere salir a la superficie, pero él la sostiene. Intuyo que quería decir algo y que se arrepintió. Le pregunto y le repregunto. Un silencio largo separa mis palabras de las suyas. No está tratando de recordar, sino acomodando lo que va a decir. Se torna más reflexivo. “A Pepe nunca le importó la plata. Le importaban otras cosas. Alguna vez dijo que la diferencia entre él y Daniel (Oduber) es que él robaba para los otros, para los demás, mientras que Daniel robaba sólo para él mismo”. Viene la época de los 40. Martén es un joven y prominente abogado de San José. Don Chico tiene fincas en San Ramón, y don Pepe viene de La Lucha. Se reúnen en su bufete una y 22
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otra vez, como también lo harían tres o cuatro años después, ya para organizar la revolución, después de que Figueres vuelve del exilio. “Éramos muy cercanos. Fíjese que los que apadrinamos el famoso discurso de Pepe por radio, en el 42, somos precisamente Chico y yo. Ya estaba terminando el discurso cuando llegó el Jefe de la Policía, Manuel Rodríguez, todo matón, con una gran 45, y se lo llevó preso. Pasamos amargos días de incertidumbre”. “Fue entonces que salí a alborotar a la gente del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales. Yo no pertenecía a ese grupo. Más bien, era la cabeza del grupo Acción Demócrata, que había nacido entre muchachos rebeldes, que nos oponíamos a la manera de escoger los diputados, para la segunda elección de León Cortés. Nos oponíamos a que la lista de diputados la redactara el candidato a Presidente o el Presidente en secreto, la metiera en un sobre cerrado y la presentara al Ministerio de Gobernación dos meses antes de las elecciones. Por lo general se sabía quiénes estaban en esa lista, pero había sorpresas. “Queríamos que se hiciera una convención pública y abierta. La lista la encabezaba don Ricardo ‘Cacayo’ Castro Beeche, que luego fue Director de La Nación. Nosotros no estábamos de acuerdo, pero, no tanto por los nombres sino por la manera de escogerlos.
El robo electoral del 44 “Todo esto fue antes de la elección del 44, cuando se dio una falsificación brutal del sufragio. Figueres encabezaba la lista. Fue tal el descaro que lo eliminaron de la lista de diputados. La información electoral llegaba a la Casa Presidencial y ahí sacaban diablos de sacate. “Figueres, que a veces tenía unas ´salidas´ geniales y unas frases brillantes, dijo que ´Calderón Guardia había pisoteado con pies de monstruo las urnas electorales´. Recuerdo otra frase, una vez que le demostró la fuerza a Calderón Guardia, un día el gobierno trató de envalentonarse, y Figueres contestó ´nosotros matamos al tigre y ahora nos quieren asustar con el cuero´”. Martén trata de explicar cómo fue que inició ese fenómeno del calderonismo. “Al principio casi todos eran calderonistas. Fue a muy pocos a los que no pudo engatusar, porque era un médico muy popular, muy bien parecido, sensible en cuanto Camilo Rodríguez Chaverri
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a las necesidades de la gente más pobre. El pueblo lo quería mucho. “En realidad, la gente quería mucho a su familia. Su papá, el doctor Calderón Muñoz, había sido director del Hospital San Juan de Dios. Calderon Guardia ganó de manera aplastante. Pero la historia fue muy distinta cuatro años después. Digan lo que digan, los calderonistas se robaron esa elección. Mentira que Teodoro (Picado) ganó. Jamás. En el único lugar donde ganó legítimamente fue en Limón. Por eso nosotros decíamos que Teodoro era el Presidente de la República de Limón”, dice, otra vez entre risas. A mediados del período de Picado regresa Don Pepe al país. “Había estado preparando la revancha. En el exilio, desde México, hizo contactos con el General Rodríguez, un dominicano que tenía 600 rifles Máuser, y que con eso pretendía derrocar a Trujillo. Pepe lo convenció de que con eso no le hacía ni cosquillas a su dictador, que era feroz, y que lo que más le convenía era ayudarnos a derrocar al calderocomunismo, para que después las fuerzas fueran derrocando a los dictadores centroamericanos, hasta conjuntar un ejército que pudiera enfrentar al régimen dominicano. Así nació ‘La Legión Caribe’, y se vinieron para el país el General Rodríguez y el Coronel Rivas, que era nicaragüense. “Se llevaron las armas para Guatemala, donde contaban con la simpatía del Presidente Arévalo. Al final, además de los 600 rifles había hasta un cañoncito por ahí. Sabíamos que al candidato Otilio Ulate también le iban a recetar la medicina del atropello con los pies del monstruo. “El problema era cómo traer las armas. Una vez que las armas estuvieran aquí, ya habría mucho camino adelantado, porque el gobierno sólo tenía carabinas de un tiro, y nada de ejército de disciplina. Todo se limitaba a unos cornetillas que iban a Misa de Tropa, a las 8 de la mañana, todos los domingos. Salían de los cuarteles Bellavista y La Artillería, y entraban desfilando a la iglesia. Tenían que estar la hora entera, parados en el corredor central”.
Verdades manchadas ”De nuevo surgió una idea brillante de Pepe. Buscó a Manuel Camacho, quien tenía una salchichería y estaba enemistado con el gobierno porque tuvo un problema con el diputado calderonista José Albertazzi, quien para mí ha sido el mejor orador que ha tenido Costa Rica, con una voz 24
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sonora y muy potente. Aunque uno no estuviera de acuerdo con lo que decía, hasta que daba gusto escucharlo. “Fue tan incondicional con Calderón que después fue terriblemente perseguido por la Revolución. Una vez lo metieron en un cafetal y le llenaron la boca de excrementos. Aquí hubo mucho muerto y exiliado. Qué va. Eso no lo cuentan. Calderón fue arbitrario, pero nosotros también tuvimos graves faltas. “Calderón dio las Garantías Sociales demostrando una enorme visión, pero lo hizo sin preparar a los diversos sectores. Por eso generó tanta resistencia. Fíjese que el hombre más rico de entonces, el dominicano Cecilio Lindo, abandonó el país. Es que las reformas eran formidables, pero fueron dadas de manera autoritaria, a la ligera, casi de forma dictatorial, simplemente porque conservaban mayoría en el Parlamento. Calderón era muy sensible, pero imperioso y de carácter fuerte. Tenía pasta de dictador. “Y tenía una salidas de puro colorido folclórico. Juntó a la Iglesia Católica y a los comunistas ateos, y paseó en un jeep descubierto con Monseñor Sanabria y con Manuel Mora, algo que nadie se puede imaginar en la historia de muchos países”.
La historia de las armas “Mandamos a Camacho a jefear la misión de las armas. Figueres ideó una maniobra perfecta. Los mandó a San Isidro de El General. Allá tomaron la Jefatura Política, la radio y todas las comunicaciones. A la mañana siguiente llegó el vuelo de Lacsa. Pusieron un mensaje a San José, informando que tenían problemas mecánicos y que necesitaban cierto repuesto. Entonces les mandaron otro avión con el bendito repuesto. Y ya cuando tuvieron en su poder los dos aviones, salieron en ellos los pilotos Otto Escalante y ´Macho´ Núñez. Volvieron de Guatemala con las armas, y en dos camiones las trasladaron hasta La Lucha. “Recuerdo que hacía mucho frío, y la primera noche todos queríamos cuidar las armas como si fueran juguete nuevo. Pepe, Chico y yo dormimos sobre unas cabuyas, y nos apretujábamos para soportar el frío”, recuerda, viendo hacia un punto determinado de la pared que está al frente, en un punto que deja su cabeza en una ondulación de unos 120 grados, como quien busca recuerdos en un firmamento oculto. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Ya informado el gobierno de lo que había ocurrido, envió la Unidad Móvil, comandada por el General René Picado, hermano de Teodoro. Era un camión hechizo, de hojalata. Frank Marshall, quien luego se convertiría en nuestro soldado emblema y más tarde en legendario, nos avisó a La Lucha. “Figueres dijo que iba a ir a hacerle frente, y yo me levanté detrás de él, pero me dijo que no, que yo no iba. Le contesté muy molesto que qué era eso, que si quería dejarme con las mujeres y los niños mientras él se iba a la batalla. Y me contestó que no, que simplemente era una medida de seguridad, pues a mí me tocaría ponerme al frente si él caía. El Coronel Ramírez, que venía comandando la Legión Caribe, dijo ´ah no, esto hay que hacerlo oficial´. Así que quedé de segundo a bordo”. Cuenta que Don Pepe lo mandó a guardar las armas en la plaza de la escuela, pero que, cuando ya se había ido a enfrentar a Picado, Cornelio Orlich, casado con Carmen, la hermana de Figueres, le dijo que eso era un error. “Cornelio me dijo que la plaza era como una olla, y que si caía Pepe, ahí abajo me podían cocinar con todo y armas. Le hice caso, y en lugar de tomar esa ruta, me fui hacia la carretera Panamericana. “Me encontré con Beto Lorenzo, y me aconsejó que siguiera adelante, porque él tenía apenas diez hombres y yo cuatro gatos más, o sea, muy pocas manos para tantas armas. Así que volví a San Isidro de El General con las armas, cuidándolas de las filas del gobierno”. Volvió Martén con 80 hombres, y llegó hasta El Empalme, donde desemboca la carretera de La Lucha. “En eso llegó Frank Marshall en un jeep, para contarnos que Pepe había caído, y que estaba en Santa María de Dota. Cuando vio que habíamos salvado los 600 rifles se puso feliz. Se había salvado la cosa. Si me hubiera quedado en La Lucha, nos hubieran agarrado, y hasta ahí hubiera llegado la Revolución. “Ese encuentro en El Empalme fue fundamental. Fue aquí que organicé lo que luego llamamos ´El Batallón de El Empalme´, de grata memoria. Estaba compuesto por cuatro compañías. Recuerdo que una de ellas se llamaba ´Moreno Cañas´. Al frente de las compañías estaban Beto Lorenzo; el Coronel Rivas, de la Legión Caribe, y Frank Marshall”.
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El segundo de la Revolución Se fue para Dota y se reunió con Figueres, que apenas se reponía. “Me junté con Pepe, pero, como siempre, me fue mal. A partir de ese momento fue que entendí que era mi mejor amigo, pero que cuando le daba la gana se podía convertir en mi peor enemigo. No le quedaba remedio que aceptar que yo era el segundo en jerarquía, pero seguramente todavía seguía el fantasma del colegio, cuando le arrebaté para siempre el primer lugar en calificaciones. “Yo era incondicional con él. Diay, ¿cómo no? Estábamos a punto de iniciar una revolución, y él era el líder máximo del movimiento que encabezábamos. Sin embargo, siempre tuvo miedo de que yo lo desplazara, cosa que jamás hubiera ocurrido. “Tenía pavor de que yo me le fuera arriba. Tanto fue así que cada vez que yo tomaba una decisión, no se cumplía mi orden porque él siempre reaccionaba con una contraorden”. Pero parece que eso no le importa. Igual sigue contando, muy emocionado. “Estuvimos aguantando mecha como un mes más, organizando la gente. Ya éramos unos 600. Entonces, mandamos un grupo para que tomara Limón. Ya San Isidro estaba en nuestro poder. Después del golpe en Limón, nos vinimos de San Isidro, y tomamos Cartago. Recuerdo que el gobierno mandó un tren a recapturar Limón, pero no pudieron, y más bien cuando volvieron los agarramos en Cartago”. Don Alberto recuerda que un certero golpe sicológico fue el que hubiera muerto en la primer batalla el famoso Tijerino, que había sido enviado por Somoza junto a un grupo de mercenarios. Un detalle que se convirtió en golpe estratégico.
Martén contra Otilio Ulate “Mucha gente tenía mucho miedo de que entráramos peleando a San José y que muriera mucha gente. Fue entonces que el Padre Núñez tuvo una importante intervención como representante de Pepe. El verdadero representante de Pepe era yo, pero no me dio la gana ir porque seguía agarrado con él por ´bajarme el piso´ con nuestra gente. Nunca dejó de ser mi comandante, pero yo estaba como Aquiles, enfurruñado”. Se va don Teodoro, queda su Tercer Designado, Santos León Herrera, y después de 8 días el gabinete se convierte en Camilo Rodríguez Chaverri
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junta de gobierno, con Figueres a la cabeza, y Martén como Ministro de Hacienda y de Economía. “Quiero decir que nunca estuve de acuerdo con la negociación de Pepe con Otilio Ulate. Para mí, Otilio no merecía la Presidencia, porque en lugar de irse a pelear con nosotros, que estábamos en el frente de batalla por su Presidencia, que le arrebataron, en lugar de irse para La Lucha, renunció a la Presidencia y mandó una lista de transacción, donde estaban Manuel Francisco ´Lico´ Jiménez Ortiz y el Doctor Álvarez. Yo decía que eso de darle la Presidencia a Otilio era un relajo de Pepe. Pero, bueno, es que él era político y yo no. Yo nunca he hecho concesiones. “Siempre he sido categórico. En cambio Pepe era flexible. Pero lo repito por si no quedó claro, ¿cómo es eso de darle la Presidencia a un hombre que renunció a ella y salió en carrera en medio de una revolución?”, afirma. “Ah, pues resulta que Otilio pretendía que le entregáramos las armas al Pibe Vargas, y que cualquiera llegara a ocupar el puesto que le habían asignado los costarricenses con sus votos. A mí me dio mucha furia, y le contesté que las armas estaban al pie de los cañones, y que si pretendía que se las entregáramos, que fuera él por ellas”, dice, otra vez con una sonrisa entre maldosa y pícara en su cara, que se conserva tersa para sus 93 años. “Como yo estoy tan viejo, ya a nadie le importa que diga toda la verdad. Además, como decía el Padre Núñez, en esa Junta Pepe era la mitad y yo era la otra mitad. Yo manejaba las finanzas y había conseguido corregir el caos financiero”, confiesa. “Me siento muy orgulloso de dos medidas que tomamos porque convencí a Pepe. La primera fue un impuesto del 10 por ciento a las rentas y la segunda la nacionalización bancaria”.
¿Por qué se retiró de la Junta? Mucho se ha dicho que los grandes amigos Martén y Figueres se distancian para este tiempo. Se lo pregunto. “El Presidente del Banco Nacional, Julio Peña, me recomendó que emitiera unas letras del tesoro para pagarlas al final del año, pues la medida me ayudaría a controlar la situación financiera, y en diciembre entraba la plata de las aduanas, que era la principal entrada del gobierno. “Al acercarse la fecha de vencimiento de las letras, le dije a Pepe que teníamos que pagar 26 mil colones y que yo ya 28
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los había reunido. Pepe me contestó, ´Nadie hable aquí de pagar´. Ahí fue cuando se convirtió en mi peor enemigo. Pepe era un gran político y un hombre muy inteligente, pero nunca se acostumbró a pagar deudas. Ni las de él, ni las del Estado. Ahí no había ninguna coincidencia entre él y yo. Yo le dije, simplemente, ´Pepe, yo nunca he desconocido mi firma, yo firmé un pagaré y lo voy a pagar´. Él se negó, no me permitió pagar y entonces me retiré de la Junta Fundadora de la Segunda República. “Además, nunca participé en política. Participé en la Revolución, pero a partir de mi ruptura con quien era mi mejor amigo, no volví. Nunca pertenecí al Partido Liberación Nacional. Yo no nací para la política. El político tiene el espinazo como de hule y debe ser muy flexible hasta en algunos aspectos morales, y yo no soporto eso. “Un político tiene que estirar la realidad, lo que es una manera de mentir. Yo no puedo. Qué va. Por eso me alejé de Figueres, y no quiero decir que él fuera más mentiroso que otros políticos. No: simplemente es que así son los políticos, si no, no sobreviven como tales”. Sin embargo, Figueres sí se refería a él como su amigo, y en una ocasión, muchos años después, le pidió un favor muy especial. “Cuando su gente le fallaba, me consultaba aspectos de Economía y Finanzas, y yo le contestaba por mi deber como ciudadano. Pero él sabía que como amigo me había perdido. Una vez, me llamó y me dijo que necesitaba mi ayuda. Era Presidente Electo y quería casarse con Karen (Olsen), pero Henrietta (Boggs, la primera esposa), a quien yo conocía de cerca por el tiempo de preparación del 48 en La Lucha, no quería darle el divorcio. Pepe mandó a Daniel (Oduber) y a Chalo (Gonzalo Facio) pero volvieron con el rabo entre las patas. Él siempre mandaba a los suyos primeros, como estaba acostumbrado, porque siempre repartió mercedes a manos llenas. Pero Henrietta no quería darle el divorcio. Así que me pidió que le hiciera ese favor. Se acercaba la toma de posesión, y Pepe estaba muy preocupado de su imagen de hombre separado y con novia. “Me fui a buscarla a Nueva York. Me reuní con su abogado y me lo encontré muy rebelde. Le dije, ´mire, Pepe es un hombre difícil, es capaz de matar a cualquiera con tal de conseguir lo que necesita´. Quería meterle miedo, pero me fue mal porque me contestó que en su país tenían la silla eléctrica para esos”, y se muere de la risa. Se sostiene el estómago de la gracia que le hace su historia. “Pero a los Camilo Rodríguez Chaverri
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días me lo gané y volví a tiempo con el encargo. Me fui para donde Pepe y le dije ´Veni, Vidi, Vinci´. Y hasta luego, nunca más”.
Padre del solidarismo Entonces se dedicó al que había sido su próspero bufete e ideó el movimiento solidarista. “Las garantías sociales eran muy importantes, pero por la falta de tacto del calderocomunismo, que quiso hacer todo a la carrera, las empresas atravesaban una terrible crisis. Las garantías sociales, que eran la piedra del escándalo, otorgaban auxilio de cesantía por 8 años. Entonces, propuse que en lugar de pelear a través de sindicatos hostiles y de represalias patronales, mejor establecieran un fondo común, un fondo acumulativo en el que aportaban el empresario y el empleado, sin el límite de los 8 años de la cesantía. En lugar de pelear, iban a salir adelante dándose la mano”. Ahora, medio siglo después, el solidarismo es un ejemplo para el mundo y significa muchos miles de millones para más de 250 mil costarricenses que surgen al año gracias al apoyo de este sistema maravilloso. Martén también es recordado por sus planes teóricos en Economía, y por términos como ‘capitalización universal’ y ‘capitalización fluida’. Ahora dice estar muy interesado en explicar lo que llama ´Soberanía Económica de los Pueblos´. “Hay garantías nacionales y constitucionales, libertades individuales, derecho a transitar libremente, a educación gratuita y obligatoria, en fin, pero no hay una garantía sin la cual el sistema se tambalea. No se le garantiza al ser humano que no va a sufrir hambre. Debe haber el derecho a no ser indingente. Eso es lo que llamo ´soberanía económica´. Porque la democracia no puede funcionar bien mientras no se le garantice al ser humano que no sufrirá pobreza. Ya le garantizamos que no va a ser esclavo ni analfabeto, pero el sistema sí permite que sea miserable. Y se debe garantizar como ocurre con la soberanía política. Así como colectivamente todos los ciudadanos son dueños de todo el poder político, colectivamente todos deben ser dueños de todo el patrimonio económico”.
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La revolución de nuestros tiempos “Esta debe ser la gran revolución de estos tiempos. Un pobre es un esclavo. La riqueza debe ser distribuida con mecanismos nuevos. Hay que empezar por definir qué es la riqueza, que confunden con el dinero, que es un mecanismo con muchas fallas. El problema es que han manejado en medio de la democracia un criterio monetarista estúpido. El dinero es apenas la contabilización de la riqueza, pero los capitalistas confunden ambos términos. “Cuando yo nací, hace casi un siglo, Costa Rica no era lo que es ahora. Hemos conseguido que todos los individuos participen del poder político. Ahora debemos conseguir que todos participen del poder económico. “No podemos conformarnos con un Estado que sólo atiende lo extremo, con un Estado libertario. El Estado debe velar para que no haya desempleo ni pobreza, para que las personas se retiren a una edad adecuada, y que se les pague lo justo por su trabajo. Eso tampoco está ocurriendo. Ahora hay acaparamiento excesivo de fortunas, explotación y monopolios privados contra los que nadie se opone. “Además, en casos como el Anglo, o Aviación Civil, que son casos concretos de corrupción, a los políticos hay que tratarlos como delincuentes comunes, que en estos ejemplos, lo son. De lo contrario, nunca se va a arreglar la cosa”. Se levanta. Da por terminada la cita. Han transcurrido cinco horas. Para aterrizar la conversación, cuenta que su esposa, Doña Francia, es casi de su edad y que también se conserva saludable. “Somos uña en carne. Estamos juntos desde 1935, 67 años, y hasta la muerte”. También confiesa que pasa el día jugando ajedrez y armando rompe-cabezas, se levanta a las 6 de la mañana y se acuesta a las 9 de la noche. “Leo el periódico todos los días y veo las noticias, pero eso lo hago más que todo por acompañar a mi esposa, porque a esta edad, todo lo ve uno como desde la altura y ya no le importa decir todo lo que piensa.” Ojo, agosto 2002
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Óscar Arias Sánchez
El gato montés
Desde que estaba en la escuela, decía que iba a ser Presidente de la República. En la Escuela República de Argentina, lo nombraron “ciudadano del año” siendo un mocoso, y luego, en el Colegio Saint Francis, todos contaban que iba a ser Presidente y así lo dejaron para la historia en el anuario de Quinto Año. El rumor se hizo marea en la U, cuando el muchacho herediano entró a Ciencias Económicas y Derecho a la vez. Entre sus compañeros de la universidad estaban Óscar Soley, Sonia Picado, Jorge Guardia, Hernán Sáenz, Rolando Soto, Luis Fernando Solano y Bernardo Van der Laat. Y cuando salió para Inglaterra, para obtener un Doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad de Essex, quienes lo conocían sabían lo que a la larga iba a ocurrir. Cuando volvió a Costa Rica se puso a dar clases, y Don Pepe lo nombró su ministro de Planificación con sólo 31 años. En las fotos de entonces aparece con un bigote selvático, como si no quisiera parecer tan jovencito en un gabinete en el que estaban Rodolfo Silva, Alberto Cañas, Jorge Rossi, Lalo Gámez, Francisco Morales y una decena de otros hombres canosos. Siempre fue diferente y tenía aires presidenciales. Tanto que, siendo ministro de Oduber, cuando don Daniel preguntaba por algún proyecto o alguna obra, y veía que iba para lejos, decía, por ejemplo, “vos vas a terminar esa carretera en el 2010, cuando Óscar Arias sea el Presidente”. Tiene una mirada diferente a todas las que conozco. Es una suma de un felino y el viento. Parece salida de una jungla donde nunca ha llegado el ser humano. Por eso es que algo del bosque le quedó en las cejas. Y deja ver esa voluntad, ese empeño, esa terquedad que lo ha hecho grande.
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Parece que su vocación, como la del Quijote, es enfrentar gigantes. Primero se enfrentó a los ayatolas del partido, puesto que fue el único precandidato (los otros eran Hernán Garrón, Alberto Fait y Carlos Manuel Castillo, los tres fallecidos) que le se plantó a don Pepe y don Daniel y les dijo que no desistía de sus aspiraciones presidenciales para apoyar “la fórmula mágica”, ideada por el doctor Luis Burstin, a pesar de la enemistad que había entre Figueres y Oduber. Después de eso, Arias le dio vuelta a las encuestas, a pesar de que todas decían que Calderón iba 15 puntos arriba. Es el único candidato de los últimos treinta años que supo vencer un pronóstico desfavorable. Los demás, cuando mucho han conseguido una derrota más decorosa. En el gobierno se le puso al frente a Ronald Reagan, y le quitó el sombrero y la pistola al vaquero del Viejo Oeste. Se convirtió en un David heroico para América Latina, y su Premio Nóbel fue como cortarle unas mechas al Goliat para que las luciera por el mundo. Hasta fue el gran salvador de Nicaragua. Como afirmó Carlos Alberto Montaner, la frase hecha asegura que tras cada hombre grande siempre existe el respaldo de una mujer excepcional, pero en el caso del país del norte hay que invertir los términos y recordar que tras el triunfo de Violeta Chamorro, también hay un hombre virtuoso. Porque a Daniel Ortega no lo derrotó ni la Contra, ni los años, ni la intensa crisis económica de su país. Lo derrotó Óscar Arias, el día en que se le metió entre sus espesas cejas forzar en Nicaragua un proceso electoral democrático. Él fue el autor de una estrategia en la que nadie creía, y en la que se jugó hasta la propia estabilidad de nuestro país. Y así como venció a los gigantes del partido, de la Oposición y del mundo, sigue metiendo el dedo en la llaga, y durante 13 años se ha dedicado a recorrer el planeta para promover la paz y defender la educación y la inversión extranjera como fórmulas para combatir la pobreza.
La huella del tigre Aunque me atendió en su casa, en Rohrmoser, después ausculté su oficina, en Barrio Escalante, buscando las pistas, los secretos que hicieron que ese herediano que jugaba a los vaqueros con sus compañeros en el patio del beneficio de su abuelo, y que siendo un escolar leía los poemas de los grandes autores españoles, le diera vuelta a la historia de América Camilo Rodríguez Chaverri
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Central deteniendo la cruel tomatinga que atizaban desde los polos en medio de la Guerra Fría. En la oficina se pueden enumerar cincuenta Doctorados Honoris Causa, treinta y siete togas de las universidades más diversas, y existe la evidencia para demostrar que ha dado conferencias en más de cien universidades prestigiosas del mundo, puesto que su asistente desde hace más de veinte años, Mariángel Solera, ha ido recopilando afiches que en cada institución publicaban para invitar a los estudiantes a la actividad respectiva. Pero vamos primero a la casa. Es oscura. Como si mucha luz le hiciera daño a quien vive ahí. Siete obras de Paco Zúñiga dan la bienvenida. Ya en la sala donde me ponen a esperar, una pintura de Rafa Fernández refresca la vista. Allí tiene una foto con Felipe González, y otra con el Papa. Es un Óscar Arias más fresco y juvenil. Si a uno le dijeran que ese muchacho se le metió al tren de la guerra, no lo creería. Tiene un aire de fragilidad que ya perdió. Ahora es un felino maduro, sereno. Es un gallo que con el ala mata. En una mesa de mármol, junto a una escultura que esconde la cabeza, hay obras de Caravaggio, antologías de pintores y escultores italianos, un libro sobre el Museo Sorolla, otro sobre El Louvre, uno más acerca del arte del retrato, y abajo, el de la Galería Nacional de Arte de Washington. No sé por qué, pero da la impresión de que Óscar Arias conoce de todo esto que adorna su casa. No son objetos cosméticos. En la mesa del lado, unas figuras espigadas, como jaladas de la cabeza por los ángeles, quisieran salir saltando. Me recibe en la biblioteca. Le da pereza hablar de su niñez y adolescencia, pero mi afán es conocer la huella, el camino. De él se habla ahora por la reelección. Sin embargo, me interesa el hombre que está detrás, la figura indomable, el gato montés. Nació en San José, pero es herediano. En la Escuela República de Argentina todavía hay una foto suya, de cuando fue nombrado ciudadano de la escuela. Poco a poco se ha ido acomodando en el sofá de la biblioteca, mientras tecleo lo que me va contando. Primero estira los pies sobre el mueble, y los cruza, como quien descansa en una hamaca, o en una playa. Luego sube sus zapatillas color café sobre el brazo del mueble, cruza los brazos en señal de relajamiento y se pone a tono, tranquilamente, sin darse cuenta siquiera.
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“Durante mi campaña siempre dije que la primera vez que quise ser presidente fue cuando estaba en el vientre de mi madre, y en un documental que hicimos, con la asesoría de Napolitan (reconocido asesor estadounidense, que ha trabajado en diversas campañas políticas) yo decía que don Miguel de Unamuno aseguraba que hablar con la verdad y ser transparente y sincero era siempre una demostración de humildad y no de soberbia”, explica don Óscar, y baja los pies violentamente, recompone su postura, como si tuviera que acomodarse para confesar algo importante. “En otras palabras, que esconder la ambición personal y decir ´yo no la quiero, pero echámela en el sombrero´, es soberbia, no humildad. Si alguien quiere surgir en política que lo diga, que no lo esconda, que diga que es para ayudar o lo que sea, pero que lo diga. “Aquí malinterpretan eso, y creen que es arrogancia. En cambio, diay, me parece que es una cualidad. La sinceridad es una manifestación de humildad”. Lo quiero devolver a la niñez, que me cuente detalles, pero le da lata. Me vuelve a ver como el tigre lo ve a uno desde la jaula del zoológico. Aquello no le hace gracia.
Contra la adversidad Le digo que me imagino que su niñez de chiquito asmático le perfiló un carácter, una capacidad de combate contra la adversidad, y también una personalidad. “Era un chiquito un poco mimado, porque mi madre me tenía que llevar a vacunar contra todas las alergias. Pero hice una vida normal, de jugar futbol en la plaza de Flores y donde está hoy el Palacio de los Deportes. Hice una vida normal, de ir al cine a tanda de una, a ver películas de vaqueros y de recrearlas en el patio de beneficio de mi abuelo con mis compañeros de escuela”. -Sí, sí, está bien, pero debe haber algo más. ¿Por qué toma usted un camino distinto? Debe existir detalles que lo expliquen. -Mi padre me indujo un gusto muy grande por la lectura. Hasta el día de hoy y desde que yo era un carajillo, diay, leo mucho. Mi papá me enseñó a leer de todo, biografías, versos, novelas, cuentos. “Una vez, La Nación hizo un concurso sobre diferentes temas. Había ensayos políticos y jurídicos. Participamos
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muchos jóvenes de la época, Jaime Daremblum, Fernando Durán Ayanegui, y me parece que Elizabeth Odio también. “Gané el segundo lugar. Tenía 19 años. Mi ensayo era sobre la crisis de Berlín. Acababa de leer las memorias de Churchill. -Eso indica disciplina, porque son libros muy gruesos, y muchos... -Lo que sí puedo decir es que yo no soy un hombre de negocios, no soy un empresario. He sido un intelectual de medio tiempo. -Roberto Murillo decía que usted es el más político de los intelectuales y el más intelectual de los políticos. -Roberto Murillo fue mi amigo. Enrique Benavides usaba mucho esa frase tan linda. Enrique también me quería mucho, y la repetía cuando estaba ayudándome en mi lucha por ser secretario del partido. -Usted no siempre tuvo claro el futuro. Incluso empezó a estudiar Medicina. -Me fui a Estados Unidos a estudiar Premédica. Entré a la Universidad de Boston, para ver si después me podía transferir a Harvard, donde originalmente no me habían aceptado. Ahí conocí a Jaime Gutiérrez. Yo era el baby sitter de los hijos de él y de Roxana, su esposa. “Mi mamá me puso Óscar por un hermano de ella que murió después de graduarse de médico. Eso tenía un peso enorme sobre mí. “Pero estudiar Medicina era incompatible con mis aspiraciones de meterme en política. Así que me devolví y me matriculé en Ciencias Económicas y en Derecho”. -Me contaron que todo iba muy bien hasta que tuvo que abrir un cadáver. -No. Le cuento la historia verdadera. El actual presidente de la Universidad de Boston, que se llama John Silver, me invitó a cenar con un grupo de profesores. Fue en el año 98, cuando pasé un semestre en el John Kennedy School con la única obligación de dar un seminario sobre relaciones internacionales. “John también invitó a algunos profesores de Boston, Harvard, MIT. Él sabía que yo había pasado un año en Premédica. De alguna manera lo había averiguado. Algo me preguntó y yo le conté que después de llevar un curso de zoología en el que tuve que abrirle la panza a un sapo en un laboratorio, yo me había dado cuenta que no podía seguir en eso. 36
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“Entonces, al hacer el brindis, John Silver dijo que brindaba por el sapo”. -Usted estudió las dos carreras a la vez... -No tenía que estudiar mucho. No era muy exigente. La educación aquí nunca ha sido rigurosa. No terminé Economía, por mi inclinación por las Ciencias Políticas. -Después de estar en la Universidad de Essex, volvió a la vida académica. -Vine a trabajar en mi tesis doctoral, que se llama “¿Quién gobierna en Costa Rica?”. Después la publicó EDUCA. Es un estudio de liderazgo formal, desde principios del siglo pasado hasta los 70, sobre quiénes ocuparon las posiciones formales, en el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, la edad, el origen, la ocupación, el grado de educación, el nivel socioeconómico. Todo eso era muy difícil de averiguar. “Me ayudó muchísimo la orientación de Don Eugenio Fonseca Tortós, uno de los más grandes educadores que ha tenido Costa Rica, de un gran rigor científico. Y Carlos Araya Pochet también me ayudó muchísimo”.
Los amigos en los libros -Esas figuras históricas lo marcaron. ¿Quiénes dejaron huella en usted? -Un montón de gente dejó huella, pero fundamentalmente autores, y autores que no son costarricenses “Usted me pregunta quiénes. Le voy a decir de quien me ha influido no en aquel momento, sino siempre: pienso que la democracia moderna está en deuda fundamentalmente con John Locke. Creo que fue la figura más sobresaliente del segundo milenio. Jefferson lo único que hizo cuando escribió la Proclama de Independencia fue cambiarle la puntuación y agregar unas cuantas palabras. “Después este libro... (Don Óscar se levanta. Otra vez estaba sentado como en una hamaca. Lo veo buscando el libro en la biblioteca. Revisando los títulos, se nota a leguas que lee más inglés que español. Es menudo, su cuerpo no parece el de un hombre de más de 50 años. El libro es de Karl Popper. Es “La sociedad abierta y sus enemigos”, el primer tomo sobre Platón, y el segundo sobre “Hegel y Marx”). “Aquí está. Este libro es muy importante. Popper ha sido muy importante para mí, y Bertrand Russel, Isaías Berlin,
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quien fue profesor en Oxford durante muchos años, y también Octavio Paz”. -¿Tuvo relación con Octavio Paz? -Tuve la suerte y el honor de ser su amigo. Tengo sus obras completas, que él me regaló, y toda la colección de ´Vuelta´, su revista de cultura. Es una de las personas más cultas que ha tenido América Latina, y uno de los pensadores más profundos... -He notado que en sus discursos menciona a muchos poetas, a Darío, a Debravo... -A mí lo que más me gusta de la literatura es la poesía. Me gusta Darío porque mis papás me leían sus poemas. -Usted lo menciona en el discurso del Nóbel... -Sí, me gusta mucho. En general, me gusta la generación del 27, Alberti, Miguel Hernández, los hermanos Machado, García Lorca, Altolaguirre, Cernuda... Los leía jovencito. “Y de los americanos me gustan Vallejo, Neruda, Huidobro, Lugones, Borges, por supuesto, y nuestro Jorge Debravo, que nació el 31 de enero del año 38, un día como hoy, qué casualidad”. -Me da la impresión de que no es un gran lector de novelas... -Me vuelvo muy impaciente con las novelas, comienzo una novela y no la termino. -¿Es cierto que lee dos o tres libros a la vez, que lleva varios en proceso? -Y cuando un libro me cansa, lo dejo. Por ejemplo, este último libro de García Márquez, “Vivir para contarla”, que me regalaron para el cumpleaños, lo comencé pero no pude terminarlo. -Usted fue alumno de Isaac Felipe Azofeifa. -Isaac Felipe Azofeifa y yo fuimos muy cercanos. Fuimos muy amigos siempre. Fue mi profesor en Ciencias y Letras. -Y le tocó la época de oro de la UCR, con Olarte, Láscaris... -Sobre todo con don Constantino Láscaris, que también fue mi profesor. Todos me ayudaron mucho en la formación, porque yo planifiqué lo que quería siendo muy jovencito.
Arias con bigote -Fue ministro de don Pepe a los 31, y don Daniel lo dejó. Seguramente esas dos grandes figuras lo preñaron de inquietudes... 38
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-Aprendí mucho con don Pepe y con Daniel. Don Pepe es un autodidacta, un gran lector, mientras que Daniel sí tenía una formación académica, estuvo en Montreal y en la Sorbona. Lo que le puedo decir es que eran muy leídos. -El don Pepe que le corresponde a usted es un don Pepe cansado, que estaba más interesado en escribir que en gobernar. -Estaba muy cansado. Escribió el libro ´La pobreza de las naciones´. Yo siempre le hice algunas observaciones y críticas sobre esa obra. Me gusta más un libro como ´Palabras gastadas´, que es tan reflexivo, y sus historias tan lindas, como ´Cubaces tiernos en abril´. “Don Pepe decía algo que nunca olvido. Decía que lo importante no es leer sino haber leído”. -Luego vienen los malos tiempos entre usted y ellos dos. -Cuando quise ser secretario general del partido, don Pepe me apoyó y Daniel me adversó. Luego, los dos me adversaron cuando quise ser candidato. Fui el único de todos los precandidatos de entonces (Garrón, Castillo, Fait), que les dijo que no cuando salieron con la fórmula mágica para reelegirse, con la iniciativa del Doctor Burstin. -Usted estaba en el gabinete de don Pepe cuando vino Vesco... -Y siempre me pareció muy grave. Quiero aclararle, además, que entre Don Pepe y Daniel había una enemistad enorme. Todos sabíamos que era así. Sin embargo, don Luis Burstin los unió en la fórmula mágica. “Él (Don Pepe) nos reunió a todos y nos dijo que la única forma de ganar después de Luis Alberto, era que él fuera el candidato. Después de lo que pasó en su tercer gobierno yo no estaba de acuerdo”. -Pero, atravesarle la cabeza a don Pepe, ¿no era ponerse la soga al cuello? -Cuando fui secretario general, cuando decidí reelegirme en ese puesto, introduje una reforma en los estatutos para que la convención del 85 fuera abierta y no de delegados. Daniel adversó esa reforma, quizás pensando que eso me podía abrir las puertas como candidato. En efecto, fue la primera vez que se hizo una convención abierta. Votaron 170 mil personas. -La derrota de Castillo contra usted fue la primera manifestación de descontento de la gente con la cúpula del partido. Incluso lo aceptan así castillistas de entonces, como José Miguel Corrales.
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-Yo fui el único que no cedía ante la fórmula mágica. Sin embargo, no quería confrontarlos, pero usted sabe cómo son los periodistas, la prensa hizo la bulla. -Con lo cual la prensa le ayudó mucho, lo martirizó... -Luego, me reconcilié con ambos. Don Pepe y Daniel me adversaron con nobleza, y luego se identificaron mucho con mi política internacional. Ellos me apoyaron mucho en mi enfrentamiento con Washington y con el presidente Reagan. Ambos creían que la solución tenía que ser diplomática y no militar... (Quiero seguir con el tema, pero don Óscar no sólo es culto y muy inteligente, sino que, de nuevo, como un gato, sale al sol por la cumbre que le interesa. Cuando lo vi con bigote, en una foto del año 70, no me pareció del todo desconocido. El bigote felino, aunque no se vea, no está de adorno). -¿Quiénes son las grandes figuras de la historia que más le han enseñado o que más lo han conmovido? -Entre los grandes líderes, Churchill es el más grande de todos, es el estadista por excelencia. “He estudiado mucho a Roosevelt, a Lincoln, a Jefferson, a Kennedy, a De Gaulle, a Adenuaeur, a Napoléon...”. -Sé que admira muchísimo a Kennedy. ¿Tuvo la oportunidad de conocerlo? -Conocí a Keneddy en Boston, en el 60. Era presidente electo. Esa experiencia significó, sobre todo, una enseñanza que adopté de inmediato y que me ha acompañado toda la vida, y es que él dijo ´hay que decirle al pueblo lo que debe saber y no lo que quiere oír´. Con él aprendí que gobernar es educar y no complacer.
Contra las encuestas -Después de ganarle el pulso a los ayatolas de su partido, le tocó de nuevo enfrentar la adversidad, porque su campaña contra Calderón lucía casi insalvable. Usted estuvo 15 puntos abajo en las encuestas... -No era fácil. Liberación estaba en el gobierno y a Luis Alberto le había tocado introducir medidas impopulares, pero inevitables. No era fácil volver a ganar. “Lo que hice fue exaltar el éxito de la administración Monge Álvarez y contrastarla con el gobierno de don Rodrigo Carazo, así como justificar las medidas que se adoptaron como urgentes e indispensables para reactivar la economía.
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“Y en eso consistió la campaña. Por eso es que si visitás mi oficina, te enseñan las caricaturas...”. (En efecto, en su casa oficina de Barrio Escalante hay una pared entera con once caricaturas en las que la figura principal es Calderón, y en todas se le relaciona con la administración Carazo y la debacle económica del país). -¿Nunca pensó que toda la lucha se iba a limitar a conseguir una derrota decorosa? -No. (Su respuesta no es fuerte, pero nunca había sentido que un monosílabo se plantara tan bien. Parecía un poste de poró en la cerca de un potrero bien cuidado. A pesar de eso, sostengo su mirada esperando que me diga algo más). -Bueno, es que siempre me he preparado para ganar. Así debe ser, ¿no? -¿Quiénes fueron importantes en la estrategia de campaña? -Todos fuimos importantes. -¿Don Guido Fernández? ¿Su amigo de la universidad, el chileno John Bielh? -Guido Fernández, John Bielh, Margarita (Penón, su ex esposa), mi hermano (Rodrigo Arias), Guillermo Constenla y mucha, mucha gente. No me pongás a hacerte una lista, porque me preocupa dejar gente por fuera. -Aparte de pegarle las pulgas de la administración Carazo a Calderón, que había sido su ministro, fue muy importante la campaña de la paz y la promesa de las 80 mil viviendas... -Ganamos porque la campaña tuvo dos baluartes. La juventud se identificó con el tema de la paz. Yo decía ´quiero ver a nuestros hijos caminar con un libro debajo del brazo y no con un fusil encima del hombro´. Y junto a los jóvenes, también las mujeres. “La guerra preocupa a los jóvenes porque los compromete y compromete su futuro, pero nadie sufre más en una guerra que una madre. Si George Bush le preguntara a las mamás de los soldados acerca de lo que está ocurriendo con Irak, el 100 por ciento diría que lo mejor es que no haya guerra”. -Y estaban las figuras de Doña Margarita y doña Victoria Garrón de Doryan... -Fue la primera vez que teníamos una mujer como candidata a la Vicepresidencia. Además, uno de los peldaños de la catedral, que contenían la esencia de lo que considerábamos necesario, era la igualdad real. Recuerde que Camilo Rodríguez Chaverri
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poco después Rosemarie Karpinsky fue la primera mujer en ocupar la Presidencia de la Asamblea Legislativa. -Usted utilizó el término “meritocracia” a la hora de escoger a sus ministros. No era la gente tradicional del partido. ¿Se le hizo un problema en Liberación? -No. Mi posición siempre ha sido muy clara. Me parece que lo importante es saber rodearse, tener la capacidad de rodearse de gente honorable e íntegra en lo moral y lo intelectual. “Además, lo más importante fue lo que hicimos, no el gabinete. Siempre sostuve en campaña que yo decía lo que pensaba y que hacía lo que decía. Los costarricenses fueron testigos de que nada de lo que yo prometí no lo hiciera, o que hiciera lo contrario a lo que dije”.
La paz -Eran promesas difíciles de cumplir, la paz en la región, 80 mil casas, empleo... -Vamos a eso. El tema de la vivienda, por ejemplo. Prometimos 80 mil viviendas, e hicimos mucho más que eso. A los dos meses de estar en el gobierno, pasamos el BAHNVI a la Asamblea. Se requerían recursos adicionales. Rafael Ángel (Calderón) me ayudó mucho para aprobar esa legislación. Debo reconocérselo. Y también me apoyó en mis gestiones por la paz en Centroamérica... -Bueno, en campaña a usted le ayudó mucho que él se dejara decir que estaba dispuesto a mandar la Guardia Civil en caso de que Nicaragua atacara a Honduras... (Se ve las uñas. Más que sentado está estirado sobre el sofá. A menudo se pasa los brazos por detrás del cuello y juega con un anillo. Se lo quitó y se pone como a sacarle brillo con los dedos de ambas manos. Después de mi pregunta se hizo el silencio. Ahora que le hablo de los errores de Calderón, de nuevo me ve con ojos imperturbables. Ya sé que cuando me mira así, no hablará más de cierto tema. Calderón como motivo para hablar no le interesa). -El proceso de paz era un berenjenal. Nadie creía que usted ganara ese pulso, ni que saliera ileso. ¿Le imaginó que le iba a tocar enfrentarse a una situación tan complicada? ¿Ya llevaba el plan en la cabeza? -No me esperaba el proceso como tal. Nunca existió en campaña la idea de formular una iniciativa de paz. Sobre la mesa estaba la iniciativa de paz de Contadora. No fue sino
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hasta que esa iniciativa se desechó que decidimos introducir nuestro propio plan de paz. -¿Es John Biehl el padre de la criatura? -Te repito que no me gusta ni me interesa personalizar, porque siempre uno deja por fuera a gente muy valiosa. Igual que en la campaña, John Biehl tuvo una participación, como mucha otra gente. Necesitamos que muchas personas le entraran al asunto. Si no hacíamos algo, lo único que quedaba era que la guerra continuara. Para ese entonces ya había sacado de aquí a los líderes de la Contra, y en Washington el Congreso estaba involucrado en el affaire Irán Contras. -Y Costa Rica estaba en la mira... -Una Comisión del Senado estaba investigando todo lo que había pasado aquí, y se hizo pública la existencia de aeropuertos y hospitales clandestinos para atender a la Contra. Yo tenía que garantizar que no se iba a utilizar una pulgada cuadrada de territorio costarricense para facilitar la guerra, y eso me hizo ser muy severo”. -¿Quiso evitar el enfrentamiento con Estados Unidos? ¿No le dio miedo? -No quise evitar el enfrentamiento. Nuestras posiciones eran totalmente distintas. Para recordarte, toda la administración Reagan, después de que estuvo Carter, y le pasó lo de los rehenes en Irán, estaba en función de hacer la diferencia. Reagan era visto como un presidente fuerte, valiente, y un rabioso anticomunista. “Y debo decirte que en buena parte, la desintegración de la Unión Soviética es fruto del desafío que hace Reagan al Kremlin en una carrera armamentista en la que el Kremlin no lo pudo seguir, hasta que sucumbió la economía soviética. -Cayeron en la trampa de Reagan... -Aparte del asunto de los rehenes en Irán, en Estados Unidos padecían el Síndrome de Vietnam. No soportaban haber sido derrotados por un país tercermundista. Estados Unidos necesitaba reconciliarse y América Central le daba la oportunidad. Por un lado, enfrentaban al gobierno sandinista, y por el otro a las guerrillas de El Salvador y de Guatemala. -Pero, en medio de todo lo que usted prometió, metérsele a ese toro lo podía dejar sin fuerzas... -Todo lo contrario. Quería cumplir con los peldaños de la catedral, por ejemplo, la generación de empleo, que fue mi promesa con los jóvenes. La economía tenía que crecer. Al final creció durante los cuatro años en un 5 por ciento, que no se ha repetido desde entonces, y terminé mi gobierno Camilo Rodríguez Chaverri
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con el desempleo más bajo de todo el continente, un 3 por ciento. “Para cumplir con los peldaños de la catedral, la economía tenía que crecer, y no podía crecer si Costa Rica no se diferenciaba de los vecinos que estaban involucrados en un conflicto militar”. -Pero nadie quería echarse el pleito a su lado. -Y nuestro Plan de Paz inicialmente fue recibido con excepticismo por la prensa y los europeos. Para los europeos todos éramos banana republics. -Para los europeos seguimos siendo bananas republics. -No señor. Dejamos de serlo en el tanto que nos diferenciamos con Washington, y dejamos de recibir órdenes del imperio.
Ladrarle a la luna -Estábamos hablando de las reacciones que generó el Plan de Paz. -Cuando fui a Managua, antes de la reunión de Guatemala, antes del 7 de agosto, me di cuenta que el gobierno sandinista era el que menos había analizado el Plan de Paz, porque el discurso que manejaban es que era un plan pro-americano. Yo les dije que se notaba que no lo habían leído, porque antagonizaba en todo con la política de Washington. -¿No era demasiado osado e idealista, casi romántico? -Era muy idealista, pero se convirtió en una realidad. -¿Cómo hizo para que los presidentes del istmo atendieran su llamado? -Apelando a la responsabilidad de los cinco presidentes. Teníamos que cambiar una historia de sangre y dolor por una de paz y esperanza. -Suena muy bonito, pero, ¿cómo hizo? Las apuestas iban 10 a 0 en su contra. -Le dediqué mucho tiempo, me hice muy amigo de todos los presidentes, me pasaba en el teléfono hablando con ellos. -Debe haber más de un secreto, más de una carta que se sacó de la manga. - Phillip Habib, el enviado especial que tenía Estados Unidos, se convirtió en mi principal aliado, dándole la espalda a su Presidente y al Departamento de Estado. Tanto fue así que cuando el 7 de agosto se firmó el Plan de Paz, él
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puso la renuncia porque se enteró que Reagan no lo quería apoyar. -Usted dio un discurso a ambas cámaras de Estados Unidos, al Congreso y el Senado, algo que no había conseguido ningún Presidente de Costa Rica. ¿Cómo hizo si Reagan no podía ni verlo? -La lucha por la paz consiguió muchos aliados. Mi mensaje en ese discurso que recordás fue ´denle una oportunidad a la paz´. Al final, todo Europa me apoyó, hasta Margaret Thatcher, que era íntima amiga de Reagan. -Alguna gente dice que usted gobernó para afuera. -Ya le dije que cumplimos en vivienda, en empleo, y el défic it fiscal fue muy bajo, ni un asomo de lo que es ahora. -Pero no siente que lo internacional lo absorbió. -Si no arreglábamos la situación centroamericana el país no iba a crecer. El proceso por la paz tardó todo el tiempo, hasta el final de mi gobierno, porque los acuerdos de paz de Guatemala se firmaron cuando yo ya había dejado el gobierno. “Los que dicen que goberné para afuera simplemente no quieren ver los logros de mi gobierno. Mi explicación es que se mueren de envidia, y no quieren reconocer que cumplimos con los peldaños de la catedral. El único tema internacional era Centroamérica y era todo un prerrequisito”.
¿Pañito de dominguear? - Y ahora dicen que usted es el pañito de dominguear de los neoliberales que quieren entregar el país a las trasnacionales. -Ahora dejame refrescarles la memoria. Antes de mi administración, el gobierno estadounidense definía las prioridades y decía cómo había que gastar sus recursos donados. Así fue como construyeron ese edificio enorme del AID en Pavas. Todo eso fue lo que llevó a John Biehl a hablar del Estado paralelo. “En cambio, en mi primer año de gobierno, el jefe de la AID me dijo que yo no podía dedicar recursos de la donación norteamericana al movimiento cooperativo, porque no era una prioridad para Washington. Yo le contesté que si era una donación y los recursos eran de Costa Rica, el donante no podía imponer sus criterios sobre cómo gastar el dinero. Eso me llevó a un enfrentamiento muy grande con la AID”.
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-De ese tiempo le atribuyen a usted una frase, algo así como que “muchos costarricenses no gastan zapatos porque se acostumbraron a andar de rodillas”. -Para hacer corta una larga historia, esta controversia terminó cuando no tuve más remedio que pedirle al director de la AID que pusiera la renuncia porque de otra manera me iba a ver obligado a declararlo persona non grata. Y así sucedió, puso la renuncia y se fue. “Todo esto lo cuento porque ahora los sindicalistas andan diciendo que soy un vendido de las compañías extranjeras. Es una estupidez. No pueden recordar ni la historia reciente de Costa Rica. Vos abrís el webside de mis discursos y te encontrás que todos tienen que ver con el tema de cómo aliviar la pobreza en el mundo y cómo enfrentar las grandes injusticias”. -Su otra gran lucha contra el Primer Mundo es el tema del armamentismo. -El mundo gasta 800 mil millones de dólares al año en armas y soldados. Yo he venido hablando durante los últimos diez años de un nuevo Plan Marshall para combatir la pobreza. El Plan Marshall fueron 13 500 millones de dólares en tres años. Era un 3 % del PIB de Estados Unidos en el año 48. Hoy Estados Unidos dedica a la ayuda externa el 0,1 de su PIB. -¿Qué ha visto en el panorama política del país después de su gobierno? -Después de mi gobierno, lo que más me ha preocupado es que la economía está estancada. En este momento, el gobierno es el principal obstáculo al desarrollo por la incapacidad que hemos tenido para eliminar el déficit fiscal, que en mi gobierno era insignificante. -¿Por qué, si usted dice que pudo con el déficit fiscal, ellos no han podido? -No ha habido voluntad. Pienso que ahora que Abel Pacheco está dispuesto a acabar con el déficit fiscal, merece el apoyo de todos los partidos políticos. Es esa falta de crecimiento económico lo que nos ha impedido bajar la pobreza. Debemos entender que la economía no crece, y que eso no es culpa de las trasnacionales, ni de la globalización. En lugar de estar buscando culpables, hay que entender que los únicos culpables somos nosotros, porque hemos sido incapaces de resolver nuestros propios problemas. “Cuando se culpa a los países ricos de que crece la brecha entre esos países ricos y los pobres, lo que se les olvida es 46
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multiplicar. Es sencillo. Si un ciudadano norteamericano en San Francisco tiene un ingreso promedio de 50 mil dólares al año, el más elevado de Estados Unidos, y su ingreso personal aumenta en un 2 por ciento anual, al final del año su ingreso es de 51 mil dólares. Mientras que en el caso de un ciudadano nicaragüense, con un ingreso promedio de 700 dólares al año, si su ingreso personal aumenta en un 2 por ciento, al final del año será de 714 dólares. La diferencia es de 51 mil dólares frente a apenas 714. “Igual podríamos hablar de África, donde el ingreso personal por año es de 450 dólares, contra ingresos per cápita de 30 y 40 mil dólares anuales en muchos países europeos”.
Libre comercio -Los sindicatos insisten en que usted quiere privatizar... -Lo único que yo podría decir de eso de los sindicatos es que reiteradamente he asegurado que por mi mente no pasa la idea de la privatización. Es absolutamente falso que vaya a vender algunas instituciones, “Dejame repetirles algunas cosas, que ellos no saben. En el mundo de hoy, acabada la Guerra Fría, los países ricos son cada día más egoístas y menos solidarios con los países pobres. Hay muchos instrumentos para ayudarle a un país pobre para salir de su pobreza...”. -Como la ayuda externa... -Pero sólo se gastan $ 50 mil millones en el mundo, que si lo comparás con los $ 800 mil millones que se gastan en armas, cabe 16 veces. La ayuda externa es una proporción de 1 a 16 frente al armamentismo. “Otra manera de ayudarle a los países pobres es el perdón de la deuda, de lo que tanto hablan el Santo Padre y el Grupo de los Ocho. La verdad es que es muy poco lo que se ha hecho en ese campo. Se han concentrado en el perdón de deuda en el África Subsahariana. “Un tercer instrumento importante para ayudarle al mundo en vías de desarrollo es la apertura de mercados, un comercio cada vez más libre. Pero la norma de los países ricos es el proteccionismo, sobre todo en el campo agrícola. Y en este sentido, Japón es el más proteccionista de todos, más que Europa, que también es muy proteccionista, y Europa más que Estados Unidos”. -Aterricemos en el TLC con Estados Unidos.
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-Precisamente por todo eso que te estaba diciendo es que resulta imprescindible la oportunidad que tiene Centroamérica de firmar un tratado con el mercado más grande del mundo. “Es una tontería pensar que disminuyen los pobres si no crece la economía. Los sindicalistas no lo entienden. Don Pepe decía que uno primero es ignorante y después es pobre”. -En sus discursos y artículos, el otro tema recurrente es el de la educación. -Si nuestros países no educan a sus jóvenes, los están destinando a ser peones y a seguir siendo pobres. Eso es obvio. De ahí mi empeño en luchar por universalizar la educación hasta los 17 años para el año 2010. -¿Y de ahí que se acerque al presidente Pacheco? -Exactamente. El lunes 3 de febrero tuvimos la primera reunión en ese sentido. Yo fui quien convocó a esa reunión. Hay que buscar los recursos para ver si en lugar del 5,5 del PIB podemos destinar el 7,5 del PIB para educación. -¿No le parece que corre muchos riesgos al acercarse al Presidente Pacheco? ¿No le puede pasar lo de Tío Coyote y salir con el fondillo quemado? -Bueno, lo que pasa es que hemos perdido mucho tiempo. Tenemos un 35 por ciento de jóvenes que no van al colegio. Y si no dedicamos más recursos a la educación nada va a cambiar. La escolaridad promedio en América Latina es de 6 años, y la nuestra está como en 9 años, si acaso. -Hablamos de ayuda externa, de educación, de perdón de deuda, de libre comercio. ¿Se nos quedó por fuera algún instrumento para combatir la pobreza? -¡Ah! Nos falta un cuarto instrumento que es muy válido para ayudarle a los países en desarrollo, que es la inversión directa, extranjera, tipo INTEL, que ha aumentado vertiginosamente en los últimos años. -¿Qué hace falta? -Primero, mejorar nuestras condiciones: una economía estable, respeto absoluto al Estado de Derecho, una mejor infraestructura, una mano de obra con más capacitación. “Lo que los costarricenses tenemos que decidir es si queremos ‘más´ o ´menos´ inversión extranjera. Hoy la China comunista recibe en inversión extranjera directa $ 55 mil millones por año. Y en América Latina, Brasil y México son los países con más inversión del exterior. En el caso de México, eso se debe a que toda la industria que se instale en 48
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México puede exportar sin aranceles a los Estados Unidos, y esa sería una de las principales ventajas que tendríamos con un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. “Es en este sentido donde habrá que discutir si queremos mantener algunos de nuestros monopolios del sector público o no”. -Cada vez que usted habla de eso a los sindicalistas les brillan los ojos y los colmillos. -No creo que los chinos estén vendiendo su país. Lo que están es facilitando las condiciones para que la economía crezca y haya menos pobreza. Te tengo otro ejemplo, Irlanda. Cuando yo estudiaba en Inglaterra, Irlanda era uno de los países más pobres de Europa. Hoy el nivel de vida de Irlanda es infin itamente superior al de Inglaterra gracias a la inversión extranjera directa. Entonces, podemos escoger ser como el África Subsahariana durante todo el siglo XXI o ser como Irlanda.
Si volviera... -En medio de todo esto, ¿cuáles serán sus prioridades en caso de que pase la reelección? -Mi prioridad es maximizar el crecimiento económico para disminuir la pobreza, y sacar a los pobres de los tugurios, así como la universalización de la educación hasta los 17 años para el 2010, lo cual no se logra si no gastamos entre el 7,5 o el 8 por ciento del PIB en la educación pública. “En los colegios públicos están los niños pobres, y en los privados están los de clase media y clase rica. En el tanto en que no gastemos más en educación pública, la brecha entre ricos y pobres aumentará, y las divisiones sociales crecerán”. -A diferencia de cuando usted estudiaba en la Escuela República de Argentina, donde estaban juntos el hijo del cafetalero y el hijo del zapatero, ahora los niños ricos no conocen a los pobres. Ni siquiera se imaginan lo que es la pobreza. -Eso es lo que más me preocupa como costarricense. -Las encuestas dicen que si pasa la reelección, usted ganaría en cualquier partido. Incluso, una encuesta dice que si se lanza en un partido aparte, Liberación sacaría apenas un 6 por ciento de los votos. ¿Por qué quiere seguir en ese partido?
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-Es el partido que me dio la oportunidad de servirle a mi país, que me permitió ser diputado, secretario general, ministro y presidente. Soy una persona agradecida. -Los diputados liberacionistas son los peor calificados. ¿Qué pasó con su partido? -El electorado le ha ido perdiendo su confianza a los líderes del partido y les ha dado la espalda. Cada vez más los pueblos votan por personas y menos por partidos. (Sus respuestas son reposadas y cortas. De nuevo, entramos en un tema del que no hablará. Le pregunto y le pregunto, pero sus ojos son la única respuesta. Habría que incluir una foto cerrada en su expresión, para que cada quien adivine).
Medio Oriente -¿Cuál es su lectura de lo que ocurre en Irak? -He sido un crítico muy grande de la poca paciencia de Washington para usar la diplomacia en la solución de conflictos y no la fuerza militar. Hay casi 300 millones de árabes en el mundo y 9 millones de palestinos, la mitad en Palestina e Israel y la otra mitad en la Diáspora. Para esos 300 millones de árabes el problema fundamental de hoy es el conflicto palestino-israelí, y no Irak. “Lo que el mundo árabe resiente es la ausencia de voluntad de Washington para llevar a la mesa de negociación a las partes en conflicto en el Medio Oriente, así como el veto de Sharon para negociar con los líderes palestinos. La verdad es que se perdió la oportunidad que tuvo la paz en Camp David. Y con Sharon no hay razón para ser optimistas”. -Todo esto se agudiza cuando los republicanos están en el poder. Es una vieja historia. ¿Verdad? -Fundamentalmente, sobre todo los republicamos Halcones. -Ellos saben que la guerra es un negocio. La industria obliga a que la guerra sea un pretexto. -Las armas que se destruyen tienen que ser repuestas. La industria armamentista es muy poderosa, y tiene una gran influencia sobre la política. “Lo que quería decirte es algo que la gente no dice aquí, y es que el problema fundamental es la ausencia de solución entre Israel y Palestina. Ese es el principal punto de fricción. Sharon no quiere y Estados Unidos no quiere obligar a Sharon. Es una pena que no crean en las sabias palabras de 50
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Rabin: “uno negocia con el enemigo”. Fue esa convicción de Rabin la que lo llevó a Oslo junto a Simón Peres. “Ahora el pueblo lo apoya, equivocadamente, porque Sharon piensa que la seguridad es un requisito para la paz, y no al revés, que es la paz el requisito para la seguridad. “Lo contrario significa darle poder de veto a cualquier lunático de la Intifada que quiera convertirse en un suicida. Es decir, cada vez que un jovencito se amarra un explosivo en su cintura para asesinar a una docena de judíos en un restaurant, se utiliza esa manifestación de violencia como la gran excusa para no acudir a la mesa de negociación. “La enseñanza del conflicto centroamericano es que lo primero que se negocia en una mesa es un cese de fuego, pero es absurdo esperar un cese de fuego sin acudir a esa mesa de negociación”.
Culto y experimentado Don Óscar toma un libro que contiene las cartas de Óscar Wilde. Dobla una pierna por detrás de la otra, como le gusta salir en las fotos, y con un gesto me señala que se terminó el tiempo. Al frente, en la biblioteca hay 75 medallas y condecoraciones de su paso por el mundo. En medio de la entrevista, unos dirigentes sancarleños llegaron a saludarlo. Le preguntaron por el gobierno, y don Óscar les dijo que sentía que Don Abel está muy solo, y que estaba muy contento porque su hermano Rodrigo y Rolando Laclé almorzaron con él la semana pasada. Ya en la oficina, me encontré con varias fotos de él con Felipe González, una con Enrique Iglesias, una carta de una muchacha austríaca con discapacidad que quería un autógrafo, artículos de él en Los Angeles Times, New York Times, Washington Post, el Nuevo Herald, y su foto en la portada de una edición de Newsweek. Mario Fernández Silva dice que esta oficina es el único lugar donde los documentos históricos están pegados en la pared. También hay un bellísimo dibujo de él con Don Pepe y tiene enmarcados varios artículos en favor de la reelección o de su gobierno: uno de Jacques Sagot, dos de Carlos Alberto Montaner, uno de Alberto Di Mare, uno de Alfonso Chase, otro de Álvaro Fernández Escalante y cuatro columnas de José María Penabad en La República, así como una carta de Jim Baker. Camilo Rodríguez Chaverri
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Son muy notable las fotos de Churchill y de Oduber, las grandes caricaturas: una de Hugo Díaz, donde aparece un Reagan moreteado, como la versión más monstruosa de un Rocky vaquero; dos de Nano sobre la reelección y una magistral de Róger López. En el centro de la sala de la casa oficina hay una paloma de la paz de Rafa Fernández y una mujer. En tres paredes enteras, hay cuatro docenas de doctorados honoris causa, y en una habitación que Mariángel llama “el cuarto de los chuicas”, hay 37 togas de tres continentes. También tienen un lugar especial su primer premio, el Aquileo J Echeverría del año 71, en ensayo, por su libro “Grupos de presión en Costa Rica”, y una foto con Mario Moreno, Cantinflas. Mariángel me muestra un entero de lotería con la foto de don Óscar, y una foto con John Biehl el día que recibió el Nóbel. En la cocina hay más reconocimientos y su asistente tiene una bodega llena de platones. En el despacho de Arias, en esa casa museo, hay otra pintura de Rafa Fernández y los retratos de los dos presidentes heredianos, Cleto González Víquez y Alfredo González Flores. Y en el último cuarto que visito, guarda un afiche de cuando fue candidato a diputado por Heredia y un enorme afiche de Kennedy, cuando aspiraba a la Presidencia. Cuando terminamos, don Óscar me acompaña a la puerta. Me dice, “bueno, un abrazo”, pero simplemente me da la mano mientras su mirada se clava en el piso. No es afectivo. Para nada. Pero sí es culto, y astuto, y muy inteligente. Vanidoso, aseguran todos. Él no lo niega. Ha trabajado mucho para construirse a sí mismo. Y quienes creen que se iba a desplomar por haber perdido la primera batalla en favor de la reelección, nunca lo han visto sentarse y mirar como lo hace un felino. Los gatos monteses, al igual que los domésticos, tienen siete vidas... El Guapileño, julio 2003
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Lalo Gámez
El Guayacán
El 1 de diciembre de 1948, don Pepe le entrega a don Lalo las llaves del Cuartel Bellavista para la educación. Es el momento clave para Costa Rica, la apuesta por las aulas, el triunfo del uniforme escolar sobre el uniforme verde oliva. Él lo recuerda mientras me lleva por su biblioteca, que es lo único opulento en aquella casa. A lo largo de más de 30 años, este hombre, tres veces ministro de Educación, encabezaría esa mágica aventura por llevar escuelas y colegios hasta todos los rincones del país. Con más de 90 años a cuestas, Don Lalo Gámez lleva una larga historia a cuestas. Vive en Heredia, en una sencillísima casa, pequeña, con pocos adornos, sin lujos. “Esta es la casa de un maestro”, dice don Lalo, como si quisiera hacer alarde de su bellísima sencillez. Casi no puede uno creer que ese pequeño recinto sea el hogar de esta leyenda viviente. Lúcido y sonriente, don Lalo atiende una entrevista de cuatro horas como si no se cansara. Parece como si gozara hasta riéndose de sí mismo. Todavía estamos en la sala cuando aparece un perro diminuto y se pone a anidar entre sus pantuflas. Él lo recibe con una sonrisa, y con una frase lo presenta. “Por razones de mi edad, este es el hombrecito de la casa”. Se llama Leo Segundo, porque hubo un Leo Primero. Nos mira como desde arriba, como miran los leones. Don Lalo creció en Puntarenas. Hijo de un maestro español y con siete hermanos, prácticamente no podía soñar con una buena educación formal, pero al ganar una beca para estudiar en la Escuela Normal abrió las puertas de su destino. Cuando se vino para Heredia, cayó en manos de Omar Dengo, quien fue su mentor y su segundo padre. “Cuando entré a la Escuela Normal aquello era como entrar en la Camilo Rodríguez Chaverri
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gloria. Duraba seis años. Pasé al lado de don Omar de los 13 a los 19 años, y me gradué con un profundo dolor porque, siendo el alumno más cercano a él, lo vi morir 15 días antes de mi graduación. “Don Omar Dengo era un humanista de la educación. Lo que le interesaba profundamente era la formación del hombre. Don Omar estaba lleno de ideales. Era un hombre de carácter, un hombre de espíritu, un gran lector. Nos llevaba por el camino de un Ariel de José Enrique Rodó. Ariel era el hombre perfecto, tan perfecto que su espíritu se dirigía al cielo”.
Lecciones de don Omar Dengo “Don Omar dejó este pensamiento en una de sus grandes prosas en verso, denominada ´La conciencia de la luz´”, cuenta don Lalo, y de inmediato pasa a decirla de memoria: “La conciencia de la luz da la luz, lo que me creó crea en mí, y el adquirir conciencia de lo que me creó, me hace creador. Esa es la iniciación. “Cristo dice yo soy la luz del mundo, ego sum lux; yo soy el camino, ego sum via; yo soy la verdad, ego sum veritas. “Yo voy hacia el erial o hacia el jardín, según me plazca. Y miro el cielo de tarde o de noche, según me plazca. De tal modo que si al contemplar el jardín tan intensamente como si quisiera incorporarlo a mi vida, para embellecerla, y algo de su colorido y de su fragancia se incorpora a mi pensamiento, cuando adversas circunstancias me llevan al erial, este, embelleciéndose súbitamente se transforma en jardín. “Ya yo soy lleno de amor”, concluye don Lalo y se le mojan los ojos. “Don Omar me habló de ese poder que tenemos los hombres, que es el arbitrio, pero como vamos a formar un hombre en línea recta, hacia la luz, hacia el jardín, podemos aspirar a algo superior”. En eso entra la señora colombiana que lo atiende y le dice que mejor nos vayamos para la oficina, para estar más cómodos. “No, no. Dejanos aquí. No ves que estoy inspirado”, y una buena sonrisa le asolea el rostro. “Don Omar decía que ´mi pensamiento es creador si yo le doy en mí la libertad, y yo se la doy´. Y cuando iba a hablar de los enemigos, el maestro nos decía ´son densas sombras que le impiden reconocer su propia y maravillosa procedencia, son densas sombras que han cristalizado en mármol y que hay que romper a golpes de mazo, y cuando se desgajan las 54
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primeras moles, y entra tras ellas la luz primaveral, entonces los mármoles se funden y flota sobre las sombras dispersas la gloria del poder creador. Es la aurora. Es la luz´”. Suspira. Poco a poco su vista se había ido para las nubes, como si pudiera arrancar el cielorraso sin tocarlo siquiera. Y como quien desciende lentamente, regresa de un dulce trance. “Ajá, guayacán, ahí tiene para pensar. Hasta los actos bajos del hombre se pueden convertir en belleza con el amor limpio. Las condiciones de la vida hacen la diferencia en muchos hombres”. Ya está entregado don Lalo a esa luz que lo llenó tanto. “Sentir que tu vida es la obra de tu pensamiento, sentir el ímpetu del amor que pones en labrarla, admirar la voluntad de contemplar la severa concepción de la vida, y sentir el encanto de pulirla... Así nos decía don Omar Dengo, qué cosa más linda. “Admirar la severa dirección de las aristas, es decir, perfeccionarte; sentir la vibración de las fuerzas en rebelión; acariciar las crines de la bestia, y cegarla cuando se encabrita tirándole a los ojos puñados de esmeraldas. “´Admirar el ángel que asciende. Ese hombre formado así es un ángel... Mirarlo tornar los rayos de la aurora, en su bestia imperial, o sea, la conciencia de la luz da la luz”. Don Lalo tiene la vista en otra parte. Y el corazón también. Poco a poco, su rostro se va transfigurando. Ahora el último gran reformador de la educación tiene cara de niño...
Esculpir el espíritu “El otro libro de Rodó era ´El Mirador de Próspero´, que tuvo una gran influencia en esa época, cuando se creía en las virtudes. Es un libro muy importante para poder guiar a los muchachos en esa forma, que tengan otra concepción de la vida. “Un niño de 12 años no es un hombre. Qué crimen es quitarle a la niñez su inocencia. Qué crimen es quitarle a los adolescentes la felicidad de la vida, encausada por otros caminos. A nosotros, con poco más, nos tomó don Omar y terminó de esculpirnos. “Don Omar daba clases, pero no nos interesaba tanto lo que instruía sino lo que pensaba. Era muy poético al hablar. Era una voz privilegiada. Me daba la impresión que no pensaba lo que decía sino que aquello era como una inspiración del Espíritu Santo que tomaba aquella boca”. Camilo Rodríguez Chaverri
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Un reloj suena atrás, y un espejo largo nos muestra a aquel noble señor en dos. Mientras habla, puedo mirarlo o ver por el espejo la fuerza de sus movimientos, sus manos que suben y bajan mientras él nos recita las lecciones del Maestro Dengo. Cuando habla, don Lalo se hace eco con la mano. En eso entra de nuevo la mujer que le atiende. “Esta señora no es mi empleada, esta señora no es mi sirvienta, esta señora no es mi cocinera, esta señora es la gerente general autónoma de esta casa”, nos confiesa. Nos vamos para otra habitación de su casa. Camina despacito pero sin dificultad, e incluso acelera un poquito sus pasos y le ayuda a acomodar la silla a la muchacha que me acompaña durante la entrevista. Una nueva sonrisa surge de su rostro de eterno caballero.
El maestro “Llegué de maestro a la Escuela Antonio Gámez cuando tenía 19 años. Quise trabajar bajo la inspiración de Omar Dengo. Al iniciar el tercer año de trabajo escolar, recibí un telegrama urgente que me ordenaba trasladarme a Esparza como director de la escuela. “Dos caminos se me presentaban por los cuales tenía que transitar, uno era el superar mi preparación académica, y el otro el organizar la escuela para propiciar un ambiente como el de la Escuela Normal en la que me formé. Cinco años serví como director de escuela y cumplí los dos caminos”, se ufana, contento, don Lalo. “Al finalizar el curso de 1936, en noviembre llegó sorpresivamente a mi escuela el señor ministro de Educación, Alejandro Aguilar Machado. Al recibirlo le advertí que me hubiera gustado saber que llegaría, y me dijo que iba a estar un rato ahí porque iba para Puntarenas. “Pero ese rato se convirtió en todo el día. Se quedó con nosotros. Para que hubiera sexto grado en Esparza, yo era el maestro de sexto grado, y sin darme cuenta del límite del programa, dados los conocimientos que yo había adquirido por mi formación autodidacta, instruía más allá de lo que se me pedía. “El señor ministro tomó el lugar mío de la clase. Don Alejandro era un hombre preparadísimo, un hombre culto, un gran orador. Ya avanzada la tarde, se volvió hacia mí y me dijo ´esto no es un sexto grado, esto es un tercer año de
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colegio de educación secundaria´. Y también me dijo ´yo lo necesito a usted en San José´. “El elogio era muy valioso, pero no se pasaba del límite. Los chiquillos de sexto grado se peleaban con don Alejandro en latín y en griego”, agrega, muy orgulloso. En 1937, don Alejandro lo traslada a la Escuela Normal de Costa Rica, el ideal de su vida. “Me desenvolví como profesor, colaborando en distintas actividades propias de la escuela, y seguí en la Normal hasta 1948, como educador de futuros educadores. Es entonces cuando Don Pepe me llama para que le ayude como ministro de Educación en el tiempo de la Junta Fundadora de la Segunda República”. Don Lalo considera que su vida se divide en tres grandes etapas, cada una al lado de un gran maestro. En la primera etapa lo formó su papá, el estricto maestro español; en la segunda etapa don Omar Dengo, el humanista, y en la tercera etapa don Pepe, el estadista”.
El ministro “Partidario de la oposición política al gobierno de Calderón y al de Picado, colaboré externamente en las acciones de la Guerra Civil. Era presidente del grupo de Heredia. Estuve siete semanas como prisionero político. “Después de la victoria, Don Pepe manda un propio a mi casa para ordenarme que me presentara el 28 de abril a las 8 de la mañana en la puerta del Cuartel Bellavista, para que entrara con él y con sus tropas. “Cumplí con la cita, y luego tuve un momento de decisión muy fuerte al aceptar el cargo de ministro. Don Pepe me daba la mano para ponerme en el sendero donde me encontré con mi propio destino nacional “Don Pepe y yo nos conocíamos pero no éramos grandes amigos. Él era un trabajador insigne, pasaba mucho tiempo en la finca “La Lucha”, y contaba con una gran preparación autodidacta. “Yo no esperaba que Don Pepe me dijera que iba a ser ministro. Yo tenía una candidata para ese ministerio, que era la doctora Emma Gamboa, que había liderado al grupo de mujeres. Pero me tocó a mí enfrentar ese reto. “Cincuenta años después sí cabe volver los ojos atrás y preguntarnos qué fue lo que pasó. Yo pertenecía a un grupo de jóvenes profesionales que nos reuníamos alrededor de don Rodrigo Facio, o sea, que yo era el presidente de la Camilo Rodríguez Chaverri
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Filial de Heredia del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales. “Estábamos muy influidos intelectualmente por don Roberto Brenes Mesén, quien no aparecía personalmente pero nos guiaba con lecturas y libros. Además, hay que recordar que don Roberto Brenes, don Omar Dengo y don Joaquín García Monge formaban lo que la gente llamaba ´la argolla pedagógica´, pues los tres habían sido directores de la Normal. “Al iniciar la Segunda República, se me presenta la oportunidad de llevar al plano nacional las grandes lecciones de estos maestros. Había que preguntarse qué hora era en la educación y pasar las primeras disposiciones de un nuevo sistema de educación, con lo que cerrábamos la larga etapa de don Mauro Fernández. “En ese momento, sólo existían para todo el país el Colegio San Luis Gonzaga, fundado por don Jesús Jiménez en 1856, y los colegios de don Mauro, el Instituto de Alajuela y el Liceo de Costa Rica, fundados en 1877; más el Colegio Superior de Señoritas, fundado en 1888, y la Escuela Normal de Costa Rica, fundada en 1914. “En la educación privada existían el Colegio de Sión; el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, en Cartago; el Colegio Los Ángeles y el Colegio María Auxiliadora. “Así que se me presentaba el problema vivido de la falta de educación secundaria en el resto del país. Ante tal situación, promulgué mi lema ´Educación para todos. Igualdad de oportunidades para todos. No más jóvenes frustrados. No más jóvenes marginados´. “Una declaración de esa magnitud golpeaba a la sociedad costarricense, porque la clase dirigente estaba acostumbrada a que sólo sus hijos pudieran estudiar. “A mí lo que me tocó, primero que todo, fue romper el marco democrático liberal estrecho en que se venía desenvolviendo el sistema de educación pública, muy particularmente en la educación secundaria”.
Funda más de 100 colegios “Don Luis Demetrio Tinoco Castro había reconocido a los colegios privados en 1944, porque en 1884, cuando se declaró la laicidad de la educación, le habían quitado a los colegios católicos la potestad de dar títulos de bachiller.
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“Más adelante, en el segundo gobierno de don José Figueres Ferrer, siendo yo de nuevo el ministro de Educación, y ya apoyado por la nueva Constitución del 49, el Ministerio de Educación empieza a colaborar con los colegios católicos, pagando parte de su personal”. “Pero permítame regresar sobre mis pasos. Me encontraba con la fundación de la Universidad de Costa Rica, en el año 40, también por el ministro Tinoco, que fue el hecho más importante y relevante de todo el siglo XX. “Pero que el país tuviera cinco colegios en 1948, en medio siglo XX, era una injusticia con la juventud. Por eso empezamos a luchar para que todas las escuelas impartieran hasta Sexto Grado. “También había que trabajar en la formación de los educadores. Un día invité a Figueres a una reunión de maestros. Don Pepe empezó a hablarles y cuando él vio la calidad de los maestros, se vuelve y me dice, ´¿verdad que no entienden lo que yo estoy diciendo?´. “Y me pregunta cuánto gana uno de estos maestros, y le digo que hay algunos que ganan 75 colones, y otros, menos. Don Pepe se queda pensando y se le viene una cólera profunda. Me da la orden de duplicar el presupuesto del Ministerio de Educación. “Una de las primeras acciones del nuevo plan fue la declaración del Bachillerato por Madurez, en 1949, que vino a resolver el problema de la falta de colegios. Los muchachos tenían que prepararse por sí mismos como autodidactas, pero no podían servir por falta de títulos. “Al cumplirse los cincuenta años del bachillerato por madurez, hace muy poco tiempo, llegó el primer grupo que hizo bachilleraro por madurez al Teatro Melico Salazar. Uno de ellos se levantó y, dirigiéndose a mí, que estaba a la par del ministro de entonces, que era Eduardo Doryan, me interpela fuertemente diciéndome, ´dígame don Lalo, ¿qué sería de nosotros ahora si usted no hubiera dado esa ley del bachillerato por madurez?´. Yo me emocioné muchísimo al saber que todos ellos pasaron a ser médicos, abogados, economistas o ingenieros gracias al bachillerato por madurez”. Don Lalo y don Pepe fundan más de cien colegios, organizan la educación con una nueva ley fundamental, que rige todavía hoy, 45 años después.
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Además, durante su tercer gobierno fundan dos universidades estatales, la Universidad Nacional y el Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Educación para todos “Todas estas grandes medidas en educación descansan en la forma de pensar de don Pepe, una forma de ambivalencia, una forma de solidaridad, que viene a asegurar con la Ley Fundamental de Educación una formación para todos”, explica don Lalo. El primer artículo de la ley proclama: “todo habitante de la república tiene derecho a la educación y el Estado la obligación de ofrecerla al mayor nivel posible” Don Lalo encuentra que esta normativa tiene “una integralidad verdadera y un potencial universal”. Y a esta ley atribuye el Guayacán que haya doctores que son hijos de empleadas domésticas, ingenieros que son hijos de obreras. “Ante la realidad de esta forma de pensar y de actuar, no comprendo la crítica que se me hace de haber traído el fracaso a la educación del país. “Yo me dediqué a este campo toda mi vida. Incluso cuando tuve por recargo el Ministerio de Relaciones Exteriores, atendía en mi humilde hogar a los ministros y embajadores de todo el mundo, y les decía ´bienvenidos a la casa de un maestro’. “Y nunca he podido desligarme de este campo. En 1983, en el gobierno de Luis Alberto Monge, participé en la fundación en el país de un brazo de la National University de San Diego de California, como institución privada”, recuerda don Lalo, quien en ese año, 1983, fue designado por la OEA con el grado de “Maestro más Distinguido de la Organización Americana”, con el título de Andrés Bello. Y el año pasado volvió a sonar su nombre, pues con él se tituló al Congreso Nacional de Educación Universitaria de Costa Rica. “Por primera vez en mi vida voy a decir esto: esta forma de actuar, dentro y fuera del ministerio, me ha llevado a ser objeto de distinción, por ejemplo, con el diploma de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional y el diploma de Doctor Honoris Causa de la National University de San Diego de California, donde se impuso mi nombre a la graduación de 1983. “Sigo con la educación a cuestas. Tengo el caso de un muchacho muy pobre pero muy trabajador, y le quiero 60
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ayudar. Es el mayor de la familia. Tiene que trabajar para sus gastos personales, su vestido, y para ayudar a sus padres. Este muchacho sacó su bachillerato, le pregunté cuál era el sueño de su vida, y me dijo que a pesar de su pobreza sueña con ser ingeniero de sistemas. “Entonces un grupo de profesores y amigos estamos empeñados en regalarle una computadora completa para que le sirva de base y sobre esa base él pueda construir todo el proceso de su formación profesional. “Ese es el problema de los jóvenes de hoy. No hay otra forma de salir de la pobreza que no sea la cultura. Hay que tener profesión u oficio, pero los niveles de deserción me asustan. ¿Cómo podría reunir este muchacho los 388 mil colones que se necesitan para comprar una computadora?”.
Otros tiempos “Han terminado los planteamientos de la Segunda República, donde tuve por tres veces el honor de ser Ministro de Educación. Y ante la nueva época social, política y económica del país, urge hacer cambios, fundamentalmente en educación. Ante el avance cibernético en este plano, debe darse inicio a la planificación de una Tercera República. “Por eso me alegra profundamente el leer palabras del señor Presidente de la República, don Abel Pacheco, proclamando que no habrá joven de 17 años que no pueda seguir su educación universitaria. Así es como la educación tiene que ponerse a la época. “Tengo un nieto que se graduó en la Universidad Latina de ingeniero de sistemas y quería encontrar trabajo. Llamé a un sobrino que es Máster en Sistemas, le digo que le ayude a conseguir trabajo, y me pide que le mande el currículo. “En el tiempo que gasté en llamarlo para contarle, lo mandé por correo electrónico. Así son estos tiempos... Y nosotros enseñando a estas horas con pizarra y con tiza “Ya es indispensable entrar de lleno a una nueva época en educación. Esta nueva etapa fue iniciada en el gobierno de don Óscar Arias, con el ministro Francisco Antonio Pacheco, y su esposa, Cecilia Fonseca, al frente de la Fundación Omar Dengo. Ellos merecen un especial reconocimiento histórico. Hoy no se concibe un bachiller que no domine la computación y que no hable inglés “Lo importante y lo trascendente de la etapa en la que estuve por tres veces como ministro es que la secundaria te Camilo Rodríguez Chaverri
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llega a San Vito de Coto Brus, te llega a Corredores, a Aguas Zarcas de San Carlos, a las fronteras, a todo Costa Rica. “Decir que eso, y la fundación de la UNA y el Tecnológico no llenó todas las expectativas es una tontería. No es culpa de uno que ahora se necesiten otras cosas. Culparnos por tener el país que tuvimos es personalizar algo que es propio de la época. No es culpa de uno que las condiciones y las circunstancias cambien tanto”, dice el maestro Gámez. Hace un esfuerzo por ponerse de pie. Como que las palabras lo oxigenaron. Corro a ayudarle, a darle el brazo, y casi casi se ofende. “No, no, qué va... Cómo me va a dar el brazo. Estas piernas mías todavía pueden solas, guayacán”. No usa anteojos, y tiene el aspecto iracundo de alguien que en cualquier otra vida renunció al privilegio de ser rey. “Nunca dejé de ser maestro. Esta casita la hicimos a cuatro colones la vara cuadrada, y con el Banco de Seguros conseguimos 15 mil colones. Viera qué angustia con la deuda. Me sudaban las manos, porque yo era muy orgulloso y nunca había debido ni un cinco. “Esta casa es de un maestro. Por eso un día traje a un embajador y me dijo ´esta casa me huele a hogar´. Aquí viví con mi señora, que murió hace dos años. Mi esposa es Consuelo Lobo Sáenz de Gámez. Ella murió pero yo sigo casado con ella. Pasamos 63 años de casados.
La política ”Mi partido sigue siendo Liberación Nacional. Está en una época de transición. Todos los partidos políticos están en crisis porque la política es personalista. Mejor no digo mucho, porque, bueno, me decían que yo tengo la culpa porque ahora todos los muchachos salen de 24 años con sus títulos universitarios y ya aspiran también. “Por mucho tiempo, Liberación fue un partido ideológico, un partido solidario. No entiendo qué es lo que ha pasado. Pero igual casi no tiene explicación lo que pasó con el comunismo. “Yo nunca llegué al extremo. Uno de mis compañeros de la Escuela Normal, Arnoldo Ferreto, decía que yo era un comunista vergonzante. La verdad es que sí me satisfizo profundamente la posición de don Pepe, la posición de izquierda con ideología. “Me ubico dentro del grupo de los ambivalentes y su santidad, Pablo VI. Tengo todas sus encíclicas sociales. Pablo 62
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VI decía que el desarrollo debe ser ambivalente. Debe haber capital pero no solamente capital. El desarrollo que favorece el capital debe robustecer a la clase media y a la clase baja. “No estoy de acuerdo con que los pobres no tengan solución a su vida. La solución la tienen a través de su educación. Pero es muy difícil que rompan con la pobreza, porque son pobres para adentro. Sólo un aula puede hacer la diferencia”. Así termina don Lalo, tan pequeño y tan grande, tan viejito y tan eterno.
Vocación de acero Don Lalo nació en Puntarenas, y siempre tuvo signado el destino con la marca de la educación. Su padre, Antonio Gámez y González, era un profesor de Sevilla. “Mi papá llegó a Costa Rica en 1889. El gobierno le había encomendado al doctor Fernández Ferraz la tarea de contratar profesores españoles que vinieran a levantar la calidad de la educación. “Él vino como parte del primer grupo de profesores españoles. Tenía una pena muy grande, porque habiendo nacido mi hermano mayor, Antonio, su primera esposa murió. Ella era inglesa. Se llamaba Elisa Norman. “Estaba deseoso de salir. Era un viudo de 21 años. Quería perderse en el mundo. De Sevilla a Limón había durado cuatro semanas. Lo que deseaba era servir en donde había más problemas”, cuenta don Lalo, cuya boca no deja de sonreír, como si ese fuera el único paisaje que conociera. “Primero estuvo en San José, y en 1891 se trasladó a Liberia. Se casó allá, y nació un segundo hijo, Francisco. En el momento del parto la señora murió. Estaba jovencita, no tenía ni 25 años. “Entonces a mi padre lo trasladaron a Cartago, le asignaron su sede en Paraíso y pusieron a su cargo todo el Valle de Orosi. Fue en Paraíso donde encontró a su tercera esposa, Juanita Solano Alarcón, mi madre. “Tuvieron seis hijos y mi madre crió a los ocho, porque Papá andaba cargando los dos de él. Yo soy el sétimo hijo, y fui el menor de la casa por siete años. Por eso es que siempre he sido un gran chineado. Nunca perdí mi minoría de edad, ya todos están acostumbrados a chinearme”. “A papá lo trasladaron a Puntarenas, y ahí se completó la familia. Nací en Puntarenas en momentos en que valía la pena ser un chiquillo de Puntarenas. La infancia en Puntarenas era Camilo Rodríguez Chaverri
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ideal, porque las calles eran de arena. No había automóviles todavía, eran carretones jalados por caballos, y llegaban hasta la plaza Mora y Cañas, que fue donde fusilaron a Juanito Mora y al General Cañas, donde estaban los famosos árboles de jobo. “Durante la adolescencia, yo tenía claro que quería estudiar porque mi padre era un hombre de una muy fuerte cultura y un lector permanente. Heredé eso de él. Me había convertido en un lector insaciable cuando estaba en cuarto grado en la escuela que llevaba el nombre de mi padre, la Escuela de Varones Antonio Gámez y González, que tenía una bien alimentada biblioteca. “En Puntarenas lo lógico y acostumbrado es que los chiquillos llegaran a quinto grado, y que de ahí salieran a trabajar en lo que fuera. Yo tiraba a estudiar. En toda la zona no había ni sexto grado. Y eso siguió así por mucho tiempo. Incluso, fue el primer problema que me encontré en 1948, cuando al integrarse la Junta Fundadora de la Segunda República con Don José Figueres Ferrer de Presidente, se me llamó a ejercer el Ministerio de Educación Pública. “Era imposible que mis padres me financiaran los estudios, porque, con su sueldo de maestro, mi padre apenas podía mantener a sus ocho hijos. Yo quería estudiar y lloraba bajo las enaguas de mi madre, hasta que un día mi padre se vino a San José y ejerció su derecho de contrato de gobierno, para que el Ministro de Educación de entonces, Miguel Obregón Loría, en 1921, autorizara el sexto grado en Puntarenas. Obregón se lo permitió con la condición de que él fuera el maestro. Y al tener ese sexto grado crecieron más mis aspiraciones para seguir estudiando. “Era un español muy fuerte, muy bravo, un día me dijo, ´¿es cierto que tú quieres estudiar?´, y le dije que sí. Entonces sacó La Gaceta y me enseñó que había un concurso de becas para la Escuela Normal. Había una beca para Puntarenas. También me dijo que no me ilusionara, porque podían participar hasta los alumnos que ya estaban en la Escuela Normal. Y me sentenció, ´si te preparas, te llevo, y si ganas, te quedas. Si no, te vienes conmigo y no me lloras más´. “Gracias a Dios gané la beca. Eso hizo la primera gran diferencia en mi vida”. Ojo, febrero 2003
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Fernando Soto Harrison
La historia en sus poros
Se crió a la sombra de Minor Keith, quien era tío de su mamá, pero la veía como hija. Bernardo Soto era uno de sus tíos abuelos, Próspero Fernández uno de sus tíos bisabuelos y Tomás Guardia su bisabuelo. Es pariente de dos ex Presidentes de Estados Unidos, William y Benjamín Harrison. Fue el compañero de oficina de Teodoro Picado, primo segundo y amigo cercano de Calderón Guardia, íntimo de Ricardo Jiménez, consejero de Francisco Orlich, pariente del ex Presidente José María Alfaro y del ex Presidente Rafael Yglesias, primo segundo de Daniel Oduber, sobrino nieto de los hermanos Tinoco, embajador de Picado, Echandi, Oduber y Monge, ministro y canciller en los 40, casi abuelo afectivo de José María Figueres, leal amigo de Manuel Mora e Isaac Felipe Azofeifa, y nieto de José María Soto Alfaro, quien también fue candidato a la Presidencia de la República. ¿Algo más? Bueno, lo más importante: siendo ministro de Gobernación de Teodoro Picado llevó adelante la verdadera revolución electoral de nuestro país; para muchos es el creador intelectual y potencial del Tribunal Supremo de Elecciones. Fernando Soto Harrison es tan largo como su nombre. Mide cerca de 1,85, pero se ve más alto porque es muy delgado y a sus 85 años se conserva fuerte y lúcido. Lleva en la sangre el servicio público, que es la gran característica de sus familias, y el poder le es cercano desde siempre y bajo todas las circunstancias. Además, tiene un aire de universalidad que le viene de su madre, quien hablaba a la perfección seis idiomas. “Todo empezó cuando mamá vino a visitar a tío Minor (Keith), y enfermó. La llevaron donde el doctor José María Soto, que Camilo Rodríguez Chaverri
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es mi abuelo, y él le ofreció su casa de campo para que se recuperara. La finca estaba en Barrio San José de Alajuela, y fue ahí donde conoció a mi papá”. “Cuando llegó, mamá no hablaba nada de español, y al final ni se le notaba el acento”, cuenta don Fernando, quien pasó los primeros años de su vida en una casa contigua al hogar del doctor Rafael Angel Calderón Muñoz, padre de Calderón Guardia, por lo que, siendo un chiquito, jugaba con quien llegaría a ser el reformador social de Costa Rica. “Cuando Rafael Angel (Calderón Guardia) volvió de Bélgica, su esposa, Ivonne Clay, se hizo muy amiga de mi mamá, y eso unió mucho a las familias. Las dos tenían una educación europea, y eso permitió que se llevaran muy bien”, cuenta don Fernando.
Minor Keith “Mamá era como la hija de tío Minor, porque él no tuvo hijos y el papá de mamá murió cuando ella estaba muy pequeña. Nos íbamos a pasar con él las vacaciones. “Vivía en un apartamento dentro de un hotel en Nueva York, y tenía una finca en las afueras de la ciudad, donde pasábamos gran parte del tiempo. Allí tenía una fábrica de jamón. Le encantaba ir a pescar y frecuentemente me llevaba”, cuenta. Keith era el Presidente de la United Fruit Company y el magnate del Caribe. Don Fernando recuerda que fue gracias a su tío Minor que conoció a Nelson Rockefeller, siendo adolescentes, y que cultivó una amistad con él que le ayudó muchísimo cuando lo enviaron a misiones especiales a Estados Unidos, siendo ministro de don Teodoro, pues Rockefeller era el Subsecretario de Estado para América Latina. Dice don Fernando que eran tan amigos que cada vez que iba a Washington se hospedaba en su casa. “Me tenía mucha confianza. Cuando no estábamos en la función pública, cada vez que iba a la ciudad llegaba a su oficina en el Rockefeller Center. Me invitaba a almorzar en una cafetería que estaba a la orilla de la calle, en la esquina. “Algo interesante que me hace pensar en mi tío Minor y en Rockefeller es que amaban la sencillez. Recuerdo que, por las noches, mamá se iba con las primas a Broadway, mientras yo prefería irme con tío, a quien le encantaban las películas de Harold Lloyd y Charles Chaplin”, dice don Fernando, quien tenía 17 años cuando murió Keith. 66
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El rey del Caribe “Hay muchos detalles de la vida de tío Minor que no se conocen. Por ejemplo, él tenía la colección más vasta del arte precolombino costarricense. Le regaló todo a varios museos de Estados Unidos. Nunca he visto una colección tan grande de piezas de oro. Era una colección millonaria”, cuenta Soto. Minor Keith fue el hombre que abrió para Estados Unidos el mercado de América Latina. El, su hermano Henry Keith y su tío Henry Meiggs construyeron los ferrocarriles de buena parte de los países latinoamericanos, entre ellos, Costa Rica, Perú y Chile. También estaba al frente de “La flota blanca”, los barcos que juntaron a los países de América Latina y del Caribe con los grandes puertos de Estados Unidos. Soto recuerda que Keith pasaba largas temporadas en Europa, por lo que siempre ayudó al país en el Viejo Mundo. Entre otras cosas, la historia recuerda que colaboró en la renegociación de la deuda externa en varias ocasiones. “Adoraba Costa Rica. Se casó aquí con una hija del doctor José María Castro Madriz, Cristina, y tenía grandes amigos, entre ellos Joaquín Tinoco. “A pesar de que era uno de los hombres más poderosos del mundo, poco después de su muerte el capital se esfumó, durante la Gran Depresión del 29. Le debemos muchas cosas, entre ellas, que fue el verdadero precursor del BID, es decir, del apoyo estadounidense al desarrollo de América Latina”.
Tío Bernardo Soto Bernardo Soto era su tío. “Era todo un personaje. Me impresionaba mucho. Vivía frente al Parque Morazán, en una casa dividida en dos por un patio grande. “Tenía una corte de funcionarios en su casa. Uno de ellos era don Porfirio Oduber, el papá de Daniel. Es que la abuelita de Daniel era hermana de mi abuelo y de tío Bernardo. “En esa casa había una colección impresionante de pinturas y de santos. Y recuerdo que en un corredor había un retrato de él, uno de tío Próspero (Fernández) y otro de Papá Tomás (Guardia)”. Su familia estuvo en el poder por décadas. Cuando murió su bisabuelo Tomás, quedó en la Presidencia Saturnino Lizano, quien estaba casado con una hermana del General Guardia. Más tarde, lo sucedió su tío Próspero, casado con Camilo Rodríguez Chaverri
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otra hermana del General. Hasta que llegó Bernardo Soto, su tío. Y hasta su abuelo, José María Soto, aspiró a la Presidencia, en la campaña que ganó Julio Acosta.
Aquellos años... Don Fernando nació en Alajuela, en una casa que luego sería de don Chico Orlich. Creció en una finca de café ubicada en la, en aquel entonces, “lejana” comunidad de Zapote. Había sido de su tío, el General Ronulfo Soto, hermano de Bernardo, quien fue uno de los pocos militares costarricenses formado en Francia y el único que dejó una obra escrita sobre milicia. “Mi tío Ronulfo era amigo íntimo de Antonio Maceo, esa legendaria figura de la historia de Cuba. El General Maceo estuvo muchas veces en esa finca, que le sirvió de refugio”, explica Soto Harrison. El pequeño Fernando estudió la primaria en su casa, con una maestra particular, porque los barriales entre Zapote y Curridabat, que era donde estaba la escuela, hacía imposible que un chiquito de 7 años pudiera asistir a las clases normalmente. De Zapote se lo llevaron a las montañas del norte de Tres Ríos, de donde se salía a San José únicamente en mula, porque eran tales las condiciones del trillo, que los caballos resbalaban... Ya cuando iba para secundaria, sus papás se trasladaron para Cartago, y sacó el bachillerato en el Colegio San Luis Gonzaga. Y se fue para San José cuando estaba en tercer año de la Escuela de Derecho, en el año 1936, cuando llega al poder don León Cortés. Tenía 20 años.
Al lado de Teodoro Picado Teodoro Picado ya lo conocía. Siendo ministro de Educación de Don Ricardo Jiménez tuvo que firmar varios reconocimientos para ese muchacho alto y fuerte que siempre obtuvo las mejores calificaciones del San Luis Gonzaga y la Escuela de Derecho. “Cuando salió del ministerio, venía como siempre, con una mano adelante y ptra atrás. Era un hombre honradísimo. Yo estaba recién graduado cuando me dijo que abriéramos la oficina juntos. “Casi que no tenía amigos en San José, por lo que los amigos de Teodoro se fueron convirtiendo en mis amigos. 68
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Entonces, me pasó el fenómeno más raro del mundo. Prácticamente me injerté en una generación que no era la mía. Todos mis amigos eran mayores que yo. Tenían unos veinte años más”. Cuando llega al poder Calderón Guardia, en 1940, ya Fernando está empapado de la política, pues Teodoro, su compañero de oficina, era el jefe de la campaña. En 1941, con sólo 25 años de edad, el Partido Republicano lo nombra Secretario General. Está al frente del partido que llevó a la Presidencia a don Ricardo Jiménez, don León Cortés y al Doctor Calderón, y que se preparaba para llevar a su compañero de oficina, Teodoro Picado, quien en ese entonces era diputado, Presidente de la Asamblea Legislativa y Primer Designado (ahora, Vice Presidente). En 1943, Calderón nombra a Soto Harrison como ministro de gobernación. Y cuando se realizan las elecciones, Calderón ni siquiera tiene que cumplir con la tradición de que el presidente saliente le entregue los cuarteles de armas al presidente entrante. “Resulta que los principales eran el Cuartel de Artillería y el Cuartel Bellavista. Uno estaba a cargo de mi papá, el Coronel Fernando Soto Guardia, y el otro a cargo de mi primo Francisco Guardia Sáenz. Por eso fue que Teodoro le dijo a Calderón que, por primera vez en la historia, los coroneles eran de mayor confianza para el entrante que para el saliente...” Don Fernando había asumido el ministerio de Gobernación sólo para coordinar el paso de un gobierno al otro.
Reformador electoral Fue durante el tiempo que estuvo en ese ministerio que el joven Fernando terminó de convencerse de la necesidad de la reforma electoral. “Mi objetivo principal era quitarle al Poder Ejecutivo el manejo del proceso electoral. Urgía crear un tribunal independiente, y me propuse articularlo con la ayuda de Luis Carballo, un primo de mi esposa. “Mientras estábamos en la parte teórica de la reforma nos dejaron trabajar en paz, pero cuando sintieron que iba a cuajarse el Tribunal Supremo de Elecciones, hubo dos reacciones. La primera reacción provenía de quienes estaban preparando la Revolución del 48, y que necesitaban que el país estuviera convulsionado. No les servía que la gente se tranquilizara. Y la segunda reacción provenía del Poder Ejecutivo. Temían que perdiera el Partido Republicano por Camilo Rodríguez Chaverri
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culpa de la reforma electoral y que otro gobierno destruyera la obra social de Calderón”. En medio de esas difíciles circunstancias, ¿quién apoyaba la reforma? El periodista Otilio Ulate; algunos diputados seguidores de León Cortés, entre ellos, Fernando Lara Bustamante y Eladio Trejos; algunos diputados del Partido Republicano Nacional, como Juan Rodríguez y Francisco Fonseca, y toda la dirigencia del Partido Vanguardia Popular. Don Fernando no toma poses para hablar del asunto. “Tuve que llevar adelante una lucha tremenda por la reforma electoral. Me faltaba credibilidad. Tenía apenas 27 años, era el primo de Calderón y el amigo más cercano de Teodoro, y todo eso hacía que la gente creyera que me estaba prestando para una jugarreta de ellos”.
Se la jugó ¿Y cómo hace para conseguir que pasen la reforma? “Me fui para la Corte Suprema de Justicia y hablé con Víctor Guardia, quien era el Presidente. Conseguí que la Corte estuviera de acuerdo en participar en la redacción del Código Electoral. A cambio de su ayuda, me comprometí a presentar a la Asamblea Legislativa lo que ellos redactaran, tal cual, y a defenderlo hasta el final. “Entonces, los diputados se me vinieron encima a muerte, tanto la gente de mi partido como quienes simpatizaban con los promotores de la Revolución del 48. En un momento dado, veo que se está ahogando el Código, que lo están matando. Los diputados habían presentado mociones y más mociones para detenerlo. Me voy de nuevo para la Corte porque se me ocurre que, para salvar la reforma, lo que procede es que los magistrados me redacten un proyecto que se inserte en la legislación vigente. Lo que urgía era la creación del Tribunal Supremo de Elecciones, el Registro Cívico y la cédula de identidad. Pero esta vez la Corte se me “esquinea”, rememora don Fernando. Todo parecía perdido para la reforma, pero dos diputados estaban en las mismas de Soto Harrison, sin que mediara siquiera una conversación entre ellos. “Resulta que Fernando Lara Bustamante y Eladio Trejos presentan un proyecto que era la copia exacta de lo que había pensado para que redactaran los magistrados. Fue una casualidad, porque no les había hablado de eso. Apoyo la gestión de los diputados y, por primera vez, Teodoro me quita el apoyo”, explica. 70
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Don Fernando renuncia al Ministerio de Gobernación, suenan las sirenas y la gente se echa a las calles. “Mi renuncia desencadenó muchas protestas, por lo que Teodoro me llamó de nuevo y convocó a la Asamblea para que aprobaran la reforma”. Pero vienen los problemas del 48. El Tribunal Supremo de Elecciones declara electo presidente a Otilio Ulate, pero el Congreso anula la elección aduciendo que hubo irregularidades. “En el momento en que la Asamblea Legislativa anuló las elecciones renuncié al Partido Republicano, me separé de mis amigos y me distancié de la política por muchos años”.
Revolución del 48 De acuerdo con don Fernando, la Revolución del 48 fue muy compleja, pero significó muchísimo para el país. La Revolución consagra su gran reforma electoral. Figueres convoca a la Constituyente por medio del TSE y en la Constituyente eleva al Tribunal a rango constitucional. Mientras tanto, su relación con Teodoro Picado sigue siendo cálida, pero con Rafael Angel Calderón cada día es más fría. Don Fernando pasa muchos años en su bufete, que adquiere mucho renombre después de si actitud, que propios y extraños consideran íntegra. Y vuelve a la política cuando se lanza a la Presidencia su amigo Francisco Orlich, de quien había sido muy cercano cuando ambos eran calderonistas. “Chico dejó el Partido Republicano cuando expulsaron a Figueres. Chico había sido diputado durante el gobierno de Calderón. Algo que debe consignarse en la historia es que tanto Teodoro como yo estuvimos en contra de la expulsión de don Pepe. Y lo primero que hicimos cuando él recibe el poder como Presidente y yo inicio como ministro de Gobernación, lo primero-primero fue abrirle las puertas del país a don Pepe y darle total libertad para que organice sus reuniones políticas”.
Ni una gota de sangre Don Fernando dice que su apego por el respeto electoral le viene desde la infancia, gracias a un hecho que se le quedó grabado para siempre. “Venían unas elecciones muy particulares. Los candidatos eran don Ricardo Jiménez, con Camilo Rodríguez Chaverri
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la bandera azul; don Alberto Echandi, con la bandera verde; y Jorge Volio, con la bandera roja. Mi papá era echandista, y recuerdo que me llevaba a muchas reuniones políticas. Las elecciones las ganó don Alberto y se las quitaron. Entonces, se reunieron en mi casa algunos militares, entre ellos Daniel Gallegos, papá del dramaturgo famoso; Ricardo Fernández Peralta, Víctor Manuel Quirós y mi papá. Se fueron donde don Alberto y le contaron que estaban pensando levantarse en armas. Fue en ese momento cuando don Alberto les contestó con una frase que no olvidaré jamás.´La Presidencia de la República no vale una gota de sangre´. Un siquiatra amigo mío me decía que mi lucha por el TSE tenía algo de obsesión a partir de esta anécdota”. “Lo cierto es que sacrifiqué mi carrera por la reforma electoral. Recuerde que yo el de más confianza de Teodoro y uno de los más cercanos de Calderón. Había sido secretario general del partido y era no me importó dejar botada mi carrera política con tal de sacar adelante el proyecto de creación del Tribunal Supremo de Elecciones”, dice, emocionado. Para Don Fernando, la historia siempre guarda premios. “Mario Echandi siempre me dice que no puedo dictar un discurso en el que no mencione a su papá, don Alberto. Es cierto. Pero también es cierto que Mario cumplió a cabalidad con los sueños de su padre. Su gobierno trajo la paz a Costa Rica. Durante ese tiempo volvió Calderón y también el cadáver de Teodoro. Costa Rica no tiene cómo pagarle a don Mario lo que hizo. Y otro de esos regalos de la historia es que me correspondió pedir que declararan Benemérito de la Patria a don Alberto, siendo yo ministro”.
Justicia con Don Teodoro Ahora está muy contento porque pronto aparecerán las memorias de don Teodoro Picado, publicadas por la Editorial de la UNED. Cuenta don Fernando que las memorias estaban en poder de Máximo Quesada, uno de los más servidores más cercanos de don Teodoro. Calderón Fournier les sacó unas fotocopias y las llevó a la EUNED. “Teodoro nunca pudo pulir estas memorias. La vida no le dio tiempo. Eso es una lástima porque nunca hemos tenido un Presidente tan culto en nuestro país. El único hombre que se puede comparar a Teodoro en nuestra historia es Constantino Láscaris. Vivió en Europa, hablaba a la perfección inglés,
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francés, polaco y ruso. Además, era de una honradez como la de Mario Echandi y de una bondad enorme”. Y es que Don Fernando ya está sobre el bien y el mal. No le da miedo hablar, y no se guarda abejón en el buche: “Sin temor a equivocarme, puedo decir que en la primera mitad del siglo XX sólo hubo dos elecciones verdaderamente limpias. La primera fue cuando don Julio Acosta fue Presidente. Y la segunda cuando Calderón Guardia ganó. Ambas fueron limpias porque no contaron con rival. El rival de don Julio fue mi abuela, José María Soto, pero era un rival decorativo, pues aceptó la candidatura apenas dos meses antes de las elecciones. Y Calderón estuvo solo porque don Ricardo se retiró. Todas las demás elecciones fueron más o menos fraudulentas.
Embajador estratégico En 1946 don Fernando tuvo como recargo la Embajada de Costa Rica en Inglaterra, en medio de la crisis provocada por la Segunda Guerra Mundial. Tres décadas después, Oduber le pide que llegue a ayudarle con dos problemas fundamentales. El primero, los aprietos económicos del país por la deuda externa. El segundo, el conflicto entre Guatemala e Inglaterra por Belice. Luego, es embajador de nuevo, pero ahora ante la Casa Blanca y la OEA. durante los cuatro años de la administración de Luis Alberto Monge. Estuvo al frente de la defensa de la proclama de neutralidad. “Siempre me ha tocado lidiar con asuntos graves. Antes del 48 con la reforma electoral y la crisis mundial, más tarde por la deuda externa, y en los 80 por la crisis centroamericana. “Tengo muchísimos retratos con Reagan. Me invitó a muchas cenas familiares, privadas, y todo se debía a la extraordinaria fe que le tuvo a Monge. Me parece que el éxito de Oscar Arias se debió a que supo continuar la obra de Luis Alberto”. Esta entrevista se llevó unas doce horas, en tres sesiones de tardes completas. Al final, me quedó la convicción.
“El país es ingobernable” Aprovecho para preguntarle por los gobiernos más recientes: Calderón, Figueres, Rodríguez. “Lejos de lo que dicen, me parece que han hecho lo que han podido. Los Camilo Rodríguez Chaverri
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últimos estudios demuestran que el país ha mejorado socialmente. El problema es que hay un grave factor que ha sido constante y progresivo. Se trata de la pérdida paulatina de gobernabilidad. Siendo ministro me percaté del poder que tenía el Ejecutivo con la constitución de 1871 y cómo se redujo con la Constituyente del 49. “Ahora nadie manda, y el país se dirige a la paralización. Siempre pongo de ejemplo a León Cortés, que realizó una obra pública impresionante, sacandole provecho hasta el último cinco. Hoy, en cambio, León Cortés no podría hacer nada. “Se ha ido formando una estructura burocrática cada vez más irresponsable. Por lo pequeño del país resulta impresionante que se compliquen tanto. Un movimiento de dinero como el que envuelve la totalidad de la economía costarricense lo maneja cualquier banco mundial con una estructura muy simple y un mando central. “Aquí el mando es tan disperso que son muchos los abusos. Es muy grande la corrupción y muy difícil combatirla. Antes, cuando un funcionario despertaba al menos sospechas, simplemente se le destituía. Ahora hay que probarles algo, y eso es muy difícil porque entre más pícaros, más jugados. “Y como le van a dar más poder a los municipios, pero va a ser el enredo. Es que nadie controla nada. El gran problema de este país es la ingobernabilidad”.
Amigo, pintor, poeta Soto Harrison es amigo incondicional de sus amigos. Una de sus grandes características es que despierta confianza. Por ejemplo, cuenta que Ricardo Jiménez acostumbraba levantarse tarde, cerca de las 10 de la mañana, y que no dejaba que nadie lo visitara antes de esa hora. “Bueno, nadie excepto yo. Porque a mí sí me permitía meterme a la casa y entrar hasta su cuarto. Ahí me atendía, en piyamas”. Otro de los que han calific ado en esa categoría es el poeta Isaac Felipe Azofeifa. Se hicieron entrañables cuando don Fernando se convirtió en el profesor más joven del Liceo de Costa Rica e Isaac Felipe venía llegando de Chile, junto a Carlos Monge. “Con Isaac me ocurrió algo que sólo se explica por una magia oculta en la amistad. Iba a cumplir 87 años y estaba muy bien. Para la Semana Santa se me metió que tenía que hacerle un retrato y lo llamó con mucho tiempo de anticipación para pedirle que por favor no se comprometiera. 74
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Empezamos el Lunes Santo y para el Sábado Santo estaba listo. El quería llevárselo, pero le dije que no, que había que darle un tiempo. Pero vino con su esposa, y celebramos juntos la conclusión del retrato. Al lunes siguiente salí para Estados Unidos y al regreso me dieron la triste noticia de que había sufrido un derrame. Pasó un año así, sin morirse, y ya no pudimos hablar más”. Es que don Fernando tiene un espacio en la historia no sólo por sus luchas políticas y sus parentescos extraordinarios. También es un connotado y reconocidísimo pintor. Empezó a pintar cuando tenía 30 años, pero fue dibujante desde muy niño. Hay obras suyas en el Consejo de Seguridad de la ONU; la Academia de Ciencias de Moscú; el Museo de Bex, Suiza, y el Palacio Presidencial de Taiwán. En nuestro país en la UCR, la UNED, la UNA, la Biblioteca Nacional, el Tribunal Supremo de Elecciones y el Banco Central. A sus 85 años juega golf tres veces por semana. Y durante muchos años ha destacado en equitación y tiro. Hace dos años quiso aprender a tocar piano y ya compuso su primera obra, dedicada a su esposa Uribe, cuando cumplió 80 años. Ojo, febrero 2002
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Mariano Figueres
El último Figueres de La Lucha
Un hijo de don Pepe vive en La Lucha desde hace 17 años y está al frente de las empresas de su padre; es el hijo que estuvo en las montañas del sur de Nicaragua, peleando por la Revolución Sandinista; el hijo que vivía con el caudillo en la finca metida en ese punto del mundo en el que Dios puso un dedo y empujó para abajo, para que los cipreses crecieran como viendo al fondo y sonriéndole al cielo al mismo tiempo. Es el hijo que lo acompañaba a sus reuniones y actividades, siendo un chiquillo; el que está pendiente de las fincas de Turrialba, El Guarco y las de Palmito; el que ayudó a manejar Radio Sandino desde La Lucha; el que aprendió a fabricar armas caseras en los talleres de la finca para Edén Pastora y compañía, y el único de los Figueres que heredó el temperamento, las salidas y hasta las excentricidades de su padre. Incluso, alguien me dijo que es el único que hubiera hecho algo como la Revolución del 48. Lo primero que pensé es que había que llegarle a La Lucha temprano, agarrarlo in fraganti, a ver si era cierto que vivía entre su gente, como uno más, y si en realidad conservaba esa ilusión por la tierra que su padre tuvo siempre. En la entrada de la Lucha, en el kilómetro 44 de la carretera Interamericana, cuando se empieza a subir para el Macizo de la Muerte, una flecha marca el desvío para la finca de los Figueres. Un muchacho con uniforme de colegio hace señas a la orilla del camino, pues lo dejó el bus de estudiantes del Colegio de la Lucha. Le hacemos un campo en el carro y empezamos a descender entre cipreses y a reaccionar ante las vueltas del camino.
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Le pregunto por la finca y me habla de la escuela, el EBAIS, la Cruz Roja. Sutilmente, me aclara que no es una finca sino un pueblo. No le digo que voy donde el hijo de Don Pepe, de acuerdo con mi plan. Son las 7 de la mañana y la luz baja en franjas entre los árboles. Las franjas parecen brazos robustos y fuertes de ángeles que se esconden entre las coníferas. De pronto, el muchacho me señala una casa: -Aquí vive Mariano Figueres, el jefe. Seguimos como si nada. Vamos con él al colegio, me muestra el EBAIS nuevo, y me dice orgulloso que don Abel Pacheco acaba de venir a inaugurarlo. Lo dejamos en el colegio y regresamos a la casa señalada. Está como sembrada a un lado del camino, en una vuelta, donde la tierra parece desprenderse y el paisaje quisiera obligarnos a tener muchos más ojos. Desde afuera se nota que es una casa pequeña. Toda de madera, de pequeños troncos cortados a la mitad, conserva una redondez sensual. Encima de la puerta, donde el techo pega con los pies del cielo, un caminito de humo de la chimenea nos transporta en el tiempo. Tocamos la puerta una, dos, tres veces, y aparece Magaly, su esposa. Adentro, cuatro muebles de madera, una rockola y una chimenea son los compañeros de vida que reciben a las visitas. A la par de la puerta, el único adorno es una mata de caña india, y en las paredes de esta pieza hay dos fotos del Che y una de Don Pepe. A la izquierda, en lugar de una pared, un vidrio le da paso al paisaje: casitas entre puños verdes de ciprés y pequeños deditos de horizonte que son las matas de cabuya con las que Don Pepe empezó su industria en los años 20. En eso sale Mariano Figueres, con el uniforme de la empresa, una camisa gris que tiene en la bolsa una mata de cabuya tejida en color verde. Sonríe, y deja ver unos dientes pequeños y resbaladizos, como dientes de leche, lo que lo hace parecer un niño grande, y esa mirada sólida, como de águila. Saluda a quienes me acompañan como si las conociera de toda la vida y después de darnos la bienvenida, nos lleva al patio. Imitando la voz de don Luis Alberto Monge, dice “ehh, Mariano, usted tiene una casa de 100 mil pesos, pero un paisaje de 100 millones”. Junto a la puerta que da al jardín, tiene una camiseta rojinegra. “Me la regaló Sandro Alfaro el día que Camilo Rodríguez Chaverri
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campeonizamos por segunda vez, de estos cuatro que llevamos en fila. Es la camisa que usó en la final”, me explica. A la par de la camiseta hay ocho carritos de juguete, muy pequeños, y uno más grande sobre un pequeño bar. Sobre el equipo de sonido tiene un disco compacto y me lo entrega. “Tengo esto para vos desde hace días. No podés escribir de La Lucha sin escuchar la música del viejo. Si escuchás esta música, es como si estuvieras hablando con Don Pepe”. Son las Cuatro Estaciones de Vivaldi, por la Orquesta Sinfónica de Israel. (Luego, cuando la escucho, siento de nuevo el viento que baja delgado y frío, esbelto y como una lanza con ojos, entre los cipreses de La Lucha). Magaly, su esposa, nos pide pasar al desayuno. Nos lleva a la cocina, donde tiene una mesa con humeantes tortillas caseras. Hay tazas para todos, pero Mariano va por un vaso. Toma café en vaso, como los jornaleros. Algo le pregunta una de mis compañeras y contesta, “ay, no me acuerdo, me dio un ataque de José María”, y concluye con una carcajada. Terminado el desayuno, sale al patio a fumar, y cuando vuelve a la casa, nos llama de nuevo al barcito. Después de quejarse porque su esposa tiene todos los discos de Alejandro Fernández y de Elvis Presley; saca los suyos y nos dice, haciendo grandes ademanes, similares a los de su hermano, el ex p residente, “ah, esto sí es música”. Son las 8 y 30 de la mañana. Pone un disco de Bienvenido Granda con la Sonora Matancera. El equipo de sonido se devuelve en el tiempo con la voz que se rasga y estremece con ´Angustia’. Llama a su esposa y se ponen a bailar con aquella música del famoso “bigote que canta”. Después bailan ´La Boa´, de La Santanera. Al lado de la pareja que baila, a la par del barcito, hay un móvil que dice “Iré a cualquier lugar mientras sea hacia delante”. Es del famoso Juan Caminante. En eso ve al lado del equipo de sonido un arma casera, detiene el baile y va por ella. -Ve esta arma. Las hacíamos aquí. De los talleres y de las bodegas de La Lucha salieron un gran montón de las armas de los sandinistas. Seguramente le hago cara de asombro. Así que sigue. -Y eso no es todo. A Don Pepe se le metió hacer una fábrica de casas cuando aquí nadie pensaba en la casa de interés social. Siempre andaba diez años adelante, y a la empresa le tocó pagar la cuenta muchas veces.
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Luego viene a la chimenea, y cuenta que también es de hechura casera, pues nació en el taller de la finca. Explica que con la chimenea consigue que se caliente el agua. “Lo que hacemos es que entra el agua de la calle y se divide en dos tubos, uno va a la chimenea y otra al calentador solar, que también es hecho en casa. Uno calienta el agua en el día y el otro en la noche”, comenta Mariano, a quien a esta altura, a pesar de sus 43 años, cuesta mucho decirle don Mariano. (Además, él no lo permite). Es eléctrico. Viene y va. Nuestros abuelos dirían que tiene “asogue”. Regresa al equipo de sonido y me advierte que pondrá un disco compacto con música que nunca he escuchado. Es de Jairo y es dedicado al Che Guevara. “En mis tiempos de las luchas revolucionarias, le ponían a uno esta canción y había que amanecer tomando café”, dice. La canción le cambia el color al recinto. Primero aquello era de colores, pues Bienvenido Granda y La Santanera embarraron de arco iris las paredes de la casa. Ahora, todos escuchan en silencio y el entorno de pronto es gris. “Aquí se me confunde con la muerte / rezumo en cada hueso la historia compartida...”, dice Jairo entre la música. La canción confiesa que los pájaros anuncian el sol de la mañana, que es un día riguroso, que hay finales de la ausencia, y que el cielo es de festejos y anillo de campanas. “Aquí renace todo, la lucha y el martirio, el grito de la sierra, la noche y la candela...”, suena en el equipo de sonido. La música de Jairo le da resonancia a las palabras, como si salieran de un cañón. Mientras tanto, Mariano cierra los ojos y sube y baja las manos de la cintura al pecho. Poco después, se pone a hablarnos como si estuviera recordando un cuento. “El Che le ordena al soldado que lo mate, que cumpla con su deber, y le cortan las manos después de muerto, para demostrarle al mundo que había muerto”. Mariano se vuelve a nosotros y carga las pilas. “Los gringos son cortoplacistas. Si no hubieran matado al Che, Cuba hubiera sido otra. Acordate que el Che era el rector de la economía de Cuba y era un hombre humanista. Después de que ha pasado la Guerra Fría, en la que todo lo que había eran extremos, y uno era o comunista o capitalista, vos volvés a ver lo que practicaba el Che, y resulta que era profundamente noble y muy humano. “El Che es la silueta más conocida del mundo, más conocida que Cristo, incluso. Es que nosotros, en nuestro mundito, nos olvidamos de los chinos, nos olvidamos de los Camilo Rodríguez Chaverri
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árabes. El Che es muy conocido por lo que representa en su lucha por la equidad”. Encima de un amplificador de sonido hay un sombrero con una banda de plumas, y en el mueble que alberga los discos compactos hay un nido verde y vacío, a la par de la música de Los Galos, Iracundos y Ángeles Negros, Frank Sinatra, Pablo Milanés, Alberto Cortez, Facundo Cabral y Éditus. Le pido que salgamos a dar un paseo por La Lucha, pero antes, necesito una foto en la chimenea de la sala. Esa chimenea me recuerda una anécdota que contó la primera esposa de don Pepe, Henrietta Boggs, la madre de los dos hermanos mayores de Mariano, José Marí y Muni. Dice doña Henrietta que cuando llegó a La Lucha a pasar su luna de miel, antes de que los peones empezaron a decir que pobrecito Don Pepe porque “esa gringa no saber hacer ni tortillas”, ella le dijo al caudillo que a la casa le faltaba una chimenea. Don Pepe pasó toda la noche leyendo, buscando una chimenea entre los libros, y cuando ella se levantó, al día siguiente, él ya estaba construyéndola con un grupo de peones. Al frente de la chimenea, en el otro extremo de la sala, hay una pintura de Jaime Rouillón. “Jaime la hizo para mí. Es que nos criamos juntos. La pintura tiene cuatro huecos, que son las cuatro revoluciones de Centroamérica”, explica Mariano. Ya de paseo, lo primero que nos encontramos es una cabina. “Ahora el mismo Jaime de la pintura, que es arquitecto, Juan, Ulíses y yo, estamos trabajando en el diseño de unas cabinas. Aquí todo el mundo nos ayuda. Se acuerdan de las casas de Don Pepe. Todos saben que tienen derecho a aportar ideas”. Vamos en su carro BMW 84. “Lo compré botado en un taller. Le dije a un amigo mecánico que por planilla de la finca me iban a rebajar 30 mil pesos por mes para el arreglo. Tres años después me llama y me dice ´¿qué color te gusta?´. Tuve que contestarle ´¿de qué me estás hablando Bonilla?´. Ya ni me acordaba”, y se echa una gran carcajada. “Y entonces me hice de un BMW. Era la única manera de hacerme de un carro de estos”.
Aquí está Don Pepe La primera parada es el cementerio, que se llama Cristo Rey y está en una loma, en el alto del camino, en la entrada de La Lucha. Aquí descansa Don Pepe, en una tumba humilde, sencillísima. Tuve que preguntarle cuál era, pues no creí que fuera la que uno de sus hijos me señaló. 80
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Sobre la tumba, solamente hay una placa de cerámica donde viven unas palabras con la firma de Mariano Figueres Olsen en 1990. Me agacho para escribir en la computadora lo que dice y le pido permiso para poner las rodillas sobre la tumba. “Tranquilo, Don Pepe es de brete, él entiende...”, me dice. “Aquí, donde el viento y la neblina de la generosa montaña, acarician los árboles de ciprés... Aquí, donde hace 62 años, entró a caballo un muchacho delgado y de mirada penetrante... Aquí, donde ese muchacho empuñó la pala y el cuchillo, para que en las casas se comiera frijoles con manteca... Aquí, donde largas horas de lectura a la luz de una candela, formaron su pensamiento y templaron su espíritu... Aquí, donde ese hombre de naturaleza pacífica, trocó la herramienta por las armas para salir a defender los valores más sagrados de la patria... Aquí, donde algunos de los valientes costarricenses, que formaron el ejército de Liberación Nacional, iniciaron la Marcha Fantasma que llegó luego al gran triunfo de la Segunda República... Aquí,... aquí vuelve don Pepe”, dice la placa de cerámica. Dos o tres gotas de agua me mojan la pantalla. Estoy hincado sobre la tumba, vuelvo a ver arriba y es Mariano, que está llorando... “Del hombre más grande que ha producido Costa Rica, se ha dicho, se puede decir, y se dirá mucho. Pero en este su querido terruño, nos acordamos que don Pepe, entre muchas otras cosas, nos enseñó a tener pasión por el trabajo, como único medio de mejorar el nivel de vida del hombre. “Por eso también, gracias don Pepe. “Hoy, como trabajador, vuelve con sus compañeros. “Como campesino, vuelve a sus cabuyales y bosques de ciprés. “Como lucheño, vuelve como siempre, y para siempre, a La Lucha sin Fin”. Apenas termino de transcribirlo, Mariano sale del cementerio, solo, en silencio. Nos espera afuera. Sus lágrimas me formaron tres puntitos en la pantalla. La siguiente escala es en la que fue la casa de Don Pepe, y que ahora su segunda esposa, doña Karen Olsen, la madre de Mariano, y Kirsten, su hermana, están convirtiendo en un museo. Mariano nos lleva a la parte de atrás, por un corredor volado, amplio y maravilloso, tan ancho como para que pase un río. Atrás, nos muestra la bodega en que escondían Camilo Rodríguez Chaverri
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explosivos, armas y municiones. “En este patio de atrás Don Pepe jugaba croquet, y nosotros probábamos las armas con los ´palos´ de un lado. Era el lugar más apropiado porque en esa bodeguita teníamos todas las armas de los sandinistas”. Nos quiere llevar a conocer la escuela, el colegio, el EBAIS, la Cruz Roja, el restaurante de la finca. No le digo que ya conocimos. Se topa a un trabajador de la finca (lo reconozco porque anda una camisa como la de él) y detiene el vehículo. “Papito, ¿cómo va el equipo? ¿Cómo están jugando?”, le pregunta. “Da miedo”, le contesta el muchacho. Cuando estamos frente al EBAIS me cuenta que Don Abel vino a inaugurarlo. “Ese día dije que andaba de viaje en Cuba, porque me pareció demasiado irreverente que un hombre que invadió el país en el 55 viniera a la finca de Don Pepe a inaugurar un EBAIS”, dice Mariano. Nos muestra la fábrica donde producen cordel sintético o piola, y la recicladora que produce esquineros para la exportación de melones. En La Lucha reciclan el plástico de la producción bananera. Finalmente llegamos al aserradero. “Todo lo que estaba a la par del aserradero, en un llano, también era para probar armas en el 77, durante la Revolución Sandinista” Poco después detiene su vehículo al lado del camino y le muestra a uno de sus hijos una bromelia en un árbol caído. “Para el tiempo del Huracán César, en el 96, el agua sepultó 500 millones de colones en materiales y en maquinaria, aquí en La Lucha. Tuvimos que utilizar toda la maquinaria y el equipo que quedó sepultado para compactar el terreno, y compramos nuevas todas las máquinas de las fábricas. Veintiséis días después, ya estaba la gente nuestra produciendo”. Viene caminando una señora. “Ella es Marita. Antes trabajó en la planta de sacos, hasta que la costura le jodió las manos. Ahora es la dueña del Restaurant”. Pasamos al lado de ella y Mariano le dice “adiós, ´flución´...”. Se detiene en su negocio, pregunta por las chimeneas que mandó que les hicieran en el taller... Ya de salida, nos cuenta que la escuela tiene televisión por cable, bus, biblioteca, centro de informática, kínder e inglés. “Unas cosas se pulsean en el ministerio y las demás las damos nosotros. El bus lo pone La Lucha y viene desde San Cristóbal Sur”.
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El último Figueres Mariano tiene dos hijos del primer matrimonio, Jaime Alejandro y José Antonio, y dos hijas del segundo, María José y María Luisa. Cuando fuimos a La Lucha, uno de los hijos del primer matrimonio estaba con ellos, puesto que lo tienen trabajando en La Lucha. Dice Mariano que se lleva muy bien con sus hermanos de padre, José Martí y Muni, así como con sus hermanos de camada, José María, Cristiana y Kirsten. “Además en la vida se ganan otros hijos y otros hermanos” nos comenta. Él es el tercero de los hijos de doña Karen. -¿Cómo fue su relación con Don Pepe? -Don Pepe no era un papá normal. A como era de distinto y de especial para todo, así era como padre. ¿Cómo te lo dibujo? Por ejemplo, era normal que te llamara un domingo a las 5 de la mañana para hacerte una pregunta de trabajo. “La manera de convivir con él era hablando de trabajo o de política. Conversaciones íntimas que uno espera tener con un padre con don Pepe no existían. Pero la vida me ha premiado con padres como Etelberto Jiménez, Anabel Arce, Nano Segura, y tío Jaime Gutiérrez, pura gente de Don Pepe”. -Cuentan que siendo un chiquillo, usted lo acompañaba a muchas actividades. -Sí, pero tuve dos situaciones en el pasado que me hicieron olvidar mucho de lo que viví en la infancia. Primero, un accidente automovilístico en Guanacaste, en el que murió Jaime Gutiérrez Jr, el hijo del doctor Jaime Gutiérrez Góngora. Jaime era un verdadero hermano para mí, y un ejemplo. Yo iba manejando. Fue muy doloroso y traumático para mí. No hay palabras. “La otra situación es que estuve dos años en Nicaragua, peleando por la Revolución Sandinista. Esas dos experiencias hicieron que se me fuera mucho de lo que viví antes. “Imaginate que yo me llevo vergüenzas como toparme un compañero de escuela o de colegio y no reconocerlo, o que me cuenten una anécdota y no me acuerdo”. -Fue una niñez en muchos lugares, en medio de una presidencia y un montón de aventuras de Don Pepe. -Crecí en varios lados. Un tiempo estuvimos en Barrio Escalante y pasamos una temporada en Boston, cuando Don Pepe era conferencista. A la vuelta, vivimos una época en Curridabat, y yo viví en Inglaterra un par de años. -¿Es cierto que era un chiquillo inquieto, un “figueritos” desde la cuna? Camilo Rodríguez Chaverri
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-Me expulsaron del kínder de la Humboldt porque una mañana el director estaba poniendo en fila a los estudiantes y me pareció injusto el orden que impuso. Ya me sabía una mala palabra en alemán y se la solté en protesta. Fue mi primera protesta social. “Después me metieron a la Lincoln, y más adelante me mandaron una época a Inglaterra, a un colegio religioso. De ahí me invitaron a salir porque la hija del director estaba muy guapa y él me pescó conquistándola. Lo que es la sangre de don Pepe...”. -Me contaron que fue Presidente del Colegio Lincoln, y que se perfilaba como el político de la camada. -Siendo Presidente del Consejo Estudiantil, me volvieron a invitar a salir. Es que un compañero me habló mal de Jaime (Gutiérrez Jr), que era un año mayor que yo, y acababa de morir. Lo invité al baño de los hombres a fumarnos un cigarro, ahí lo alcé con la mano izquierda y le pegué con la derecha. “Simplemente estaba defendiendo la memoria de mi amigo y me iban a acusar de tentativa de homicidio. Imaginate qué ridículo. Por supuesto que dijeron que lo mejor para calmar los ánimos era que me fuera. En eso me salió un contratillo y me fui a trabajar en una feria de exportación de productos ticos. -Un peón de La Lucha me contó que desde muy chiquillo trabajaba en la finca. - Disculpá, pero acá no usamos esa palabra. Hablamos de compañeros. A nosotros nos enseñaron que en vacaciones había que trabajar, en La Lucha, o en cualquier taller de San José. Siempre me ha gustado mecaniquear, soldar, tornear, cosas de esas. Mi primer trabajo de vacaciones fue en un taller de mecánica automotriz. Incluso, terminé el bachillerato por madurez, mucho después, cuando estaba trabajando en la costa Pacífica, en Matapalo de Aguirre, donde madereaba, y reforestaba.
En la Revolución Sandinista “En Nicaragua estuve dos años, al lado de Edén Pastora. Me fui para allá en el 77. Tenía 17 años. No me animé a decirle a Don Pepe. Fue Edén quien le dijo. Estábamos tomando café en La Lucha, y en lugar de pan, teníamos chayote en sopa, con caldo de frijol. Edén le dijo que me quería ir con él, y Don Pepe se sorprendió muchísimo. Fue una de las pocas veces que vi a Don Pepe llorar. Le dijo a Edén que él estaba 84
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muy viejo para ir a tumbar a Somoza, pero que si de lo que se trataba era de una revolución, que le diéramos viaje, aunque un hijo de él muriera en combate. Me dijo que anduviera pegado a Edén”. -¿Cómo fue que empezó a acercarse a la Revolución Sandinista? -Cuando Don Pepe comenzó a ayudarles en la guerra contra Somoza, Miguel Castillo y yo jalábamos armas y explosivos para los sandinistas, de La Lucha a San José, a varias casas de seguridad, también a Guanacaste y a Managua, donde teníamos varios escondites. Luego también hicimos una tanqueta, con Carlos Piedra y Manuel Arce. Todavía está en un museo en Managua. Don Pepe la bautizo “Batallón Ayacucho, Nº14”. Le pregunté el por qué del número, y me respondió: “Espérese a que Tacho se ponga a preocuparse además por las otras 13!”. -¿Es cierto que trabajó en la emisora sandinista clandestina? -Es que Radio Sandino estaba en La Lucha. La emisora la manejaba un cuñado de Edén, El Chaparro, un combatiente muy valiente. Algunos técnicos llegaban a darle mantenimiento. Me puse a ayudarle a los operadores. Decíamos ´desde algún lugar de las montañas de Nicaragua´, y la verdad es que estábamos en la casa de un compañero de trabajo. Nos cuidaba una M 50 en una trinchera, tapada con cipreses. “Don Pepe gozaba con Radio Sandino. Es que le gustaba agarrar de chancho a Tacho. En los talleres de La Lucha hacíamos armas y reparábamos armas. Todas las armas de la Toma del Palacio, todas excepto la de Dora, la comandante 2, todas salieron de La Lucha”. -Usted también participaba en la confección de las armas. -Claro. En La Lucha hacíamos las Mack chiquiticas. Las hacíamos en calibre 45 y en 9 milímetros. El calibre 45 usado en arma corta nace en la Segunda Guerra Mundial. Cuando están tomando las islas del Pacífico, les salían aborígenes con lanzas, y aunque los soldados los mataran, los aborígenes por inercia les clavaban la lanza. O sea, que aunque les tiraran, el movimiento del cuerpo de los indígenas permitía que, baleados y todo, clavaran sus lanzas en los soldados. “Ya existían las subametralladoras calibre 45, y a alguien se le ocurrió pasar el calibre 45 a una escuadra. Fue cuando la Colt saca la Colt Combat Comander. Es subsónico, de Camilo Rodríguez Chaverri
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900 pies por segundo, y más fácil de silenciar. El punto es que genera mayor onda expansiva. Por eso es que es más de choque y menos de penetración. El aborigen se iba para atrás y caía la lanza a su lado”. -Que estuviera a la par de Edén Pastora hace que usted conozca la Revolución Sandinista desde adentro, quizás mejor que todos los costarricenses que participaron. -Qué va, ahí hubo varios ticos muy valientes. La cosa es que Tacho se fue el 17 de julio, y el triunfo se declara hasta el 19 de julio, para darle el tiempo necesario a Edén y al Frente Sur para llegar a Managua. La verdad es que Tacho se fue el 17 a la 1 de la mañana, dos días antes de lo que dice la historia. Se fue cuando Carter le dijo que se fuera. “El Departamento de Estado gringo ha cometido grandes errores. Además de hacer comunista a Cuba, casi hace comunista a Nicaragua.”. -¿Cómo? ¿Por qué? -La injusticia social que vivía Nicaragua merecía que los gringos sacaran a Tacho del país, pero por sus intereses económicos lo mantuvieron en el poder. Lo que era una lucha de libertades se convirtió en una lucha de clases. “Es que siempre hay que estudiar la historia. Por ejemplo, si Hitler le hubiera puesto cuidado a Napoleón, no hubiera invadido Rusia tan tarde, no hubiera entrado a Stalingrado en el invierno. Cometió el mismo error que Napoleón”. -¿Qué tiene que ver todo eso con Nicaragua? -Los gringos, tras de que convierten a Nicaragua en una lucha de clases, por mantener a Somoza en el poder, militarmente, en los últimos días, cometen otro error: los asesores militares de Estados Unidos mandan a las fuerzas especiales de la EBI, bajo el mando del Chigüin, el hijo del Tacho, lo más selecto del ejército, a parar al Frente Sur, que era donde estábamos los más moderados. Mientras tanto, el Frente Norte toma Managua. Los del Frente Norte eran los más radicales. Nicaragua cayó en manos del comunismo sin necesidad. El Frente Sur era el más fuerte. Por eso, aunque tomaron la decisión militar correcta, a la postre fue una decisión política incorrecta,porque el que llega primero a la capital vencida es el que manda. De nuevo es un paralelismo histórico. Montgomery evita que Patton tome Berlín, Eisenhower permite que los rusos entren primero a Berlín, y terminamos con Europa dividida y cuarenta años de guerra no muy fría.
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Mesa gallega -¿Y qué pasó con los del Frente Sur? -A pesar de que los del Frente Norte esperaron a los del Frente Sur, y pusieron a Edén como comandante de la Revolución, cuando llegamos a Managua ya el gobierno estaba organizado. -Por eso Edén se fue. -Claro, el ala moderada del frente sandinista queda desplazada. Eso hace que luego Edén salga del poder a entablar de nuevo la lucha. En el norte estaba la extrema derecha apoyada por la CIA, los Contras. Por eso tratan de matar a Edén en La Penca. -Antes de eso, ¿no es cierto que eran tres facciones? -Eran tres facciones, y cada facción tenía tres comandantes. Ciertamente, los hermanos Ortega eran de la facción moderada, pero se ven rodeados de los otros, por la circunstancia de que al Frente Sur lo mantienen casi en la frontera de Costa Rica. Imaginate que Peñas Blancas era un puesto nuestro. La Guardia Civil estaba en Las Vueltas. “A la par de eso, los gringos cometieron varios errores muy graves. Primero: atrasaron la salida de Somoza. Segundo: militarmente retuvieron al Frente Sur lejos de Managua, y fueron las fuerzas más extremistas las que tomaron control del gobierno. Tercero: no sembraron cariño”. -¿Cómo es eso de que no sembraron cariño? -Otra vez, por no leer historia. Cuando Fidel toma La Habana, se va para Washington y pasa diez días metido en un hotel. Nadie lo recibe. Nadie quiso recibirlo. Fue entonces cuando la Unión Soviética le abrió los brazos. “Dentro de la retórica sandinista y la de Fidel, se había ofendido a los gringos, pero, ¿quién no los va a ofender si han invadido América Latina toda la vida? “Te cuento este detalle: cuando los sandinistas toman Nicaragua, sacan un comunicado por Radio Sandino, que ya en ese momento no estaba en La Lucha, sino en Managua. Le piden al mundo huevos para alimentar la población y chapulines para cultivar la tierra. “Nicaragua estaba destruida después de dos generaciones de los Somoza, después del paso de tres de ellos por el poder. Los gringos se olvidaron de los huevos. En cambio la Unión Soviética y Fidel mandaron tres aviones DC 3 con huevos y un barco repleto de chapulines. Ves, es que hay que sembrar cariño en esta vida.”. Camilo Rodríguez Chaverri
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-Usted estaba en el riñón del movimiento, ¿no le daba miedo a Edén o a Don Pepe que lo mataran para desmoralizar a las fuerzas sandinistas o que lo agarraran para obligarlo a que soltara todo lo que sabía? -Imaginate si infundía respeto Don Pepe, que Edén Pastora decía ´a vos te agarra Tacho y ni a putas te tortura porque le tiene miedo al viejo´. “Don Pepe era valiente. Acordate del secuestro del avión en el Juan Santamaría. Eran cuatro los secuestradores, y Don Pepe llegó a poner orden. Dicen que el secuestrador que murió ahí mismo, en el tiroteo, se lo echó Don Pepe, y el otro se lo tuvo que echar el Ñato Jiménez de camino porque estaba causando muchos problemas”. -¿Se llevó muchos sustos en la revolución? -Un montón. El que ha estado en algo así y no se muere del susto, o es mártir o es mentiroso. Por más hombrecito que uno sea, en una guerra pasan cosas muy gruesas. Un día estábamos haciendo la guardia a las 3 de la mañana. En eso entró un mortero, le arrancó la cabeza a mi compañero pero no explotó. “Le metió la cabeza en la pared de la trinchera. Ya sin cabeza, le quedó la mano temblando. Han pasado 26 años y todavía tengo pesadillas. “También recuerdo el día que nos comienzan a bombardear con un jet T33 desde el aire y con morteros desde las montañas vecinas. Estaba un periodista gringo en el excusado de hueco, cae un mortero a la par y salió con los pantalones en la rodilla, gritando que no quería morir de esa manera”. -¿Estuvo en alguna reunión de los nueve comandantes? -Los nueve comandantes estaban aquí escondidos, en una casa de seguridad, en Pavas. No estaban en las montañas. Después de hacerce famosos nunca estuvieron en la montaña. Es puro cuento. Y el único que traía Edén de su seguridad era yo. “Cuando comencé a ver que las cosas no iban a andar muy bien, porque la mayoría de los nueve eran comunistas, eran radicales, dos carajos de Nicaragua, un argentino que después mataron los somocistas y yo pensamos que lo único posible era sacarlos del juego, excluirlos de la Revolución. Me puse a pedirle consejo a Edén, y él detuvo el plan. Fue un error. A veces es mejor pedir perdón que pedir permiso. “Después encontramos al argentino con los testículos en la boca y el corazón clavado con una bayoneta. Yo había hecho pacto de sangre con él (muestra la mano). Era como
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mi hermano. Son carajadas muy gruesas. No te puede quedar bien la cabeza después de una guerra así. “Recuerdo otra vez que cayó un mortero pesado a seis metros de donde estaba Hugo Espadafora. Lo dejó ciego y sordo por un montón de horas. Espadafora era un hombre valientísimo. Edén también, y el Negro Chamorro, que cayó preso después de bazukear el Intercontinental. Al Negro lo sacaron de la cárcel con la operación del Palacio. “En esos momentos en que uno se enfrenta a la muerte, se hacen amigos de verdad. Recuerdo al Negrito Chamorro hijo; al cuñado de Edén; el Chaparro; al Padre Gaspar, a Alejandro Martínez, que ahora vive en Heredia; al Comanche, y a los hermanos Coronel, que tenían fincas en Los Chiles. “Recuerdo que Alejandro era uno de los hombres con más experiencia y valor del Frente Sur. Alejandro andaba con el general Raudales, que a su vez combatió a la par de Sandino, y en eso entró Edén, de 19 años. Ahí comenzó la lucha de Jacinto, apodo guerrillero de Edén. “Oí esto, qué desgarrador. El Padre Gaspar cae herido, repliega la tropa y se queda él cubriendo. Lo toman preso, lo matan y después le vuelan la mitad de la cabeza para sacarlo en primera página en Novedades, para desmoralizar a la tropa sandinista. Así era el Tacho Somoza”. -¿Qué sabe usted de lo que le pasó a Espadafora? -La verdad de Espadafora es que era un guerrillero internacionalista y que estaba muy convencido de su ideología. En ese momento, su movimiento cumple a cabalidad con la guerra contra Somoza. Espadafora se opone a las gollerías de Noriega, quien lo manda a matar, y como muchos guerrilleros heroicos, muere traicionado. Dicen que le dieron a Noriega la información de dónde estaba, que arreglaron una reunión con amigos, y al final lo que aparece es el cuerpo. “Igual pasó con el Che. Lo vendió alguien de la columna de él. No creo que haya sido Fidel. El Che quería irse. No fue que Fidel lo embarcó”.
Después del triunfo -¿Por qué no se quedó en Nicaragua después de la Revolución? -Cuando triunfa la revolución, me quedé trabajando, llevaba productos de aquí y vendía allá, pero quebré. Vine y me metí a Matapalo a maderear. Me volaba cinco horas para Camilo Rodríguez Chaverri
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venir a clases en la U. Varias veces quise dejar botados los cursos pero no me dejó Carlos Ferreiro, que había fundado la Universidad Panamericana. Antes de eso había estudiado Derecho en la Escuela Libre con Gerardo Trejos, pero tenía que viajar desde La Lucha, y el trabajo no me dejó terminar. “Pero después José María metió cabeza para que terminara en Stanford, y allá saqué dos maestrías, una en Administración Pública y otra en Administración Privada” -Usted sabe de armas, sabe hacerlas y repararlas, sabe manejarlas. También sabe de frecuencias y sabe andar en la montaña. -Por eso el OIJ saca que yo soy el sicópata. Sé de armas, sé de frecuencias de radio, no soy muy alto y soy pesado de contextura, manejo bien, tengo entrenamiento en combate. Tengo el perfil perfecto. En lo que no calzo es que no le haría algo así a una mujer, a nadie. “Me han jodido mucho con eso. Cuando le pedí la entrada al segundo suegro, me dijo, ´sí, está bien, pero dígame una cosa, ¿es cierto que usted es el sicópata?´ “El OIJ me hizo una gran injusticia. Después de que a mi hijo mayor le destaparon la cabeza de una pedrada en la escuela, porque le empezaron a decir que el tata era el sicópata, y él respondió a golpes; muy indignado, le pedí una cita al director del OIJ. Le solicité que me interrogaran y que de ahí saliera o para el calabozo o limpio, con una aclaración pública de que yo no tenía nada que ver con el asunto”. -¿Y qué pasó? -Varios oficiales me interrogaron, me hicieron muchas preguntas, y salí varias horas después, inocente, con el compromiso de que iban a declarar en la prensa el asunto que tanto daño le estaba causando a mis hijos. Pero nunca quisieron aclararlo. He sufrido muchísimo con este asunto, y nadie puede decir que tengo que ver con el tema. Pero el costo ha sido muy alto. De tres escuelas cambié a mis hijos. Pobrecitos los carajillos. -Usted tiene una formación en armas desde muy jovencito. -Cuando tenía 12 años de edad, don Pepe se dio cuenta que yo era muy enamoradillo. Entonces me llamó y me dijo que el hombre tiene que tener arma de fuego para defenderse. Me dijo ´le voy a dar esta arma, si oye ruido en la noche, tire y después pregunte que se le ofrece’. “Mi mama pasó por el cielorraso del colerón, pero yo andaba feliz con mi Astra 9 milímetros, un arma española. 90
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Ya uno venía con esto en la sangre. Don Pepe hizo una revolución, tumbó a quienes no respetaron la voluntad popular, y siempre andaba una subametralladora en el piso del carro... “Es cierto que Don Pepe no era conversador con los hijos, y que la gente presupone que uno viene con toda la información de primera mano, y no es cierto, pero bueno, mucho se aprendió con el viejo. Además, siempre andaba por ahí el Coronel Jiménez, el famoso ´Ñato´ Jiménez”.
Ayudante de tractorista -Me llama la atención su estrechez emocional con La Lucha. -He trabajado formalmente dos veces en La Lucha. La primera vez fue cuando vine de Nicaragua, de día era ayudante de tractorista, y en la tarde y noche atizaba la caldera. Después de eso estuve trabajando un tiempo en la Zona Sur, en Osa, sacando oro. Me fue mal. El terremoto de Semana Santa se paseó en nosotros. Habíamos dejado un frente abierto para empezar a trabajar a la vuelta. Cuando llegamos después de Semana Santa no había quedado nada. “Compartíamos mucho juntos, pasábamos 26 días en la montaña. Ya te dije que cuando hay dureza en la vida hacés verdaderos amigos. “La segunda etapa en La Lucha inicia el 16 de abril del 86, hasta la fecha. Manejo el grupo San Cristóbal, que comenzó con Don Pepe el 28 de abril del 1928, cuando el viejo compra la finca que después nombra ´La lucha sin fin´. -En su oficina vi un estandarte con la misión y la visión de la empresa. Abajo, cuando habla del propósito de La Lucha, dice: “convertirse en un modelo de desarrollo social para Costa Rica”. -Don Pepe empieza a hacer una empresa social, un proyecto de comunidad, un modelo de desarrollo a través de una actividad empresarial. Don Pepe comenzó comprando algunas maticas de cabuya, a la familia Muñoz, con lo que hacía mecate artesanalmente. “Luego, comienza a traer maquinaria para hacer el mecate industrialmente. Don Pepe decía que si vos sos empresario, tenés que invertir para dar trabajo. En cambio, si sos empresario para hacer plata, mejor que metás la plata al banco. Ponía mucho empeño en ir mejorando la
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calidad de vida de su gente, que sigue siendo nuestro estilo administrativo. “Él nos enseñó la importancia de tener un comisariato, de poder comer frijoles con manteca, porque antes se comían sin sal. Don Pepe luchaba para que la gente tuviera acceso. Les dábamos la comida a veces por canje y casi siempre fiada, por supuesto, porque somos ticos”. -Algunos han hablado mal del estilo gerencial de los Figueres. -Cuando Don Pepe compró La Lucha, sacó un préstamo en el banco. Eran 20 mil pesos, y desde eso no hemos dejado de deberle a los bancos. En Costa Rica se trabaja para los bancos. Nos preocupamos por todo lo que es calidad de vida de la gente. Una anécdota representativa de esto, es cuando Don Pepe hizo una campaña interna para que todo el pueblo estuviera calzado. Un señor, Cuyo, compañero de nosotros, no quería usar zapatos. Don Pepe fue y le dijo que él era el último. Le dijo ´mire, Cuyo, necesito que se calce. Yo le pago el primer par de botas y el primer par de zapatos´. Y se vuelve Cuyo, y le contesta, ´y después, ¿quién me mantiene el vicio?´
A la fecha Cuyo anda descalzo -Lo criticaron mucho porque mejoró jornales, y porque experimentó mucho. Don Pepe nunca agarró la empresa para lucrar. De hecho, es una empresa que no paga dividendos. Sigue siendo el laboratorio de investigación de Don Pepe. “Él hizo una fábrica de casas y empezó a generar electricidad, contra los que hoy dicen que nos metimos en generación a partir de la ley 7200. Qué va. Don Pepe ya andaba en eso a partir de los años 50”. -Pero sus empresas no se limitan a la Finca La Lucha. -Antes de eso:, en La Lucha no sólo tenemos producción de mecate. También tenemos madera y generación eléctrica. Estamos montando un parque memorial y un museo. En eso están mi hermana Kirstein y Doña Karen. Es un parque con senderos, placas, áreas de reflexión, y lleva una llama eterna. Todos los senderos terminan en el museo, que es donde vivió Don Pepe en La Lucha. Ahí tendremos cartas, libros, fotos... “Después nos metimos con don Enrique Berrocal en producción de palmito, en la Zona Norte, y tenemos inversiones en una empresa de fertilizantes.
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“También un poquillo de café en Santa Teresita de Turrialba, como 120 hectáreas, y helechos en El Guarco. -¿Es cierto que el poder ha ido de mano en mano, en la casa? -Esta empresa primero la manejó Don Pepe con su grupo, después mi hermano Martí y su grupo, luego José María y su grupo, y ahora mis compañeros... ...
“Hubiera quemado La Nación” -Dicen que usted es el más parecido a Don Pepe. ¿Le gustaría ser Presidente? -Don Pepe decía que a Martí no le gustaba la política, y que de los otros hijos, uno podría ser presidente y el otro podría ser dictador. Sacá las cuentas. -¿Hubiera hecho la Revolución del 48? -Sí hubiera hecho la revolución, pero después de la revolución hubiera quemado La Nación. -Se ha dicho que la familia Figueres tiene grandes intereses en la generación privada de electricidad. -Tenemos una participación económica muy pequeña en los proyectos Don Pedro y Volcán. A más de la mitad de la vida de los contratos, no hemos recuperado ni el 10 por ciento de la inversión “Nosotros somos generadores desde mediados de la década de los 50. Si alguno quisiera comprar las acciones que tenemos en los proyectos con todo gusto se las vendemos, y a buen precio “No tenemos participación en las gerencias. Una vez al mes nos mandan un balance. Ni nos llaman, ni vamos a reuniones. En esas empresas somos un cero a la izquierda. Sin embargo, esto de la generación se ha prestado para que los sindicalistas tengan el nombre de uno en los caños de San José”. (Ahora estamos en su oficina. Mariano fuma cigarrillos Rex o Cohiba, que es tabaco cubano. Le pregunto y dice que fuma las dos marcas de tabaco puro. Está como un león enjaulado. Tiene una hora y media de caminar por todo el salón. Sólo se detiene cuando la frase que viene es incendiaria). “Antes estuvimos metidos en banano, pero ya no. La Lucha ha cambiado muchísimo. Cuando muere don Pepe, tío Jaime Gutiérrez escribió un artículo llamado ‘Y el río también descansó´. El artículo apareció en la Imprenta Llorente, perdón, en La Nación. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Don Pepe cambió el cauce del río muchas veces. Don Pepe descansó, pero tío Jaime se equivocó, porque el río no descansó. Lo hemos corrido un montón de veces y ahora tenemos que correrlo otra vez porque no hay campo para el colegio”. -A usted le brillan más los ojos cuando habla de La Lucha. -La Lucha y San Carlos son la cuna espiritual de uno. Aunque tengo oficina en San José, vivo en La Lucha, y todos los días regreso con las pilas cargadas a ponerle el pecho a la vida. La Lucha demuestra que es posible un mundo distinto.
El mundo hoy -¿Cómo ve la situación del mundo hoy? -Cuando cae el Muro de Berlín, se hace una interpretación errónea de la realidad del momento. Se tomó eso como la victoria del capitalismo en la Guerra Fría. Se asumió que el capitalismo era el único sistema válido. El comunismo fracasó porque repartía pobreza, pero no por sus principios solidarios. En cambio, el capitalismo no es solidario. No es aceptable que el país más poderoso del mundo permita que se le muera gente de frío debajo de los puentes en el invierno y que se le mueran en las aceras de calor en el verano. “Pasamos a una época en donde entramos en lo que a alguna gente no le gusta que llamen ´neoliberalismo´. Uno no lo dice para que se sientan amenazados. Lo que uno quiere es humanizarlos. “La verdad es que los de izquierda no somos tan malos. Yo soy de izquierda”. -¿Es de centro izquierda? -Nada de centro izquierda. Soy de la pura izquierda de Liberación. Por eso, me preocupa que el mundo entró en un proceso de globalización deshumanizada. “Si leés el discurso de Tony Blair al Partido Laborista después del atentado del 11 de setiembre, ves un planteamiento de un estadista de peso mundial de lo que debe ser la globalización, una globalización humana, humanizada, con conciencia social. “Cuando se reúnen los cien hombres que manejan la economía del mundo y los tienen que cuidar 10 mil policías, eso debe entenderse como un mensaje subliminal de que el mundo no está de acuerdo con lo que están haciendo.
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“Entramos a una época en donde lo económico está por encima de lo social. En Costa Rica, por ejemplo, tenemos una crisis en la educación. Hacemos títulos, pero no gente culta. No hay mayor ni mejor movilizador social que la buena educación. Si queremos eliminar la pobreza económica, debemos eliminar la pobreza cultural. Si don Pepe se levantara de la tumba, y viera que los recursos para la educación que surgieron de cuando él abolió el ejército se emplean tan mal y que hay un montón de títulos en la pared que no valen nada, ponele la firma que hace otra revolución”. -¿Qué es urgente? -La moda ahora es decir que hay que ponerle atención a la economía porque si no el país quiebra, cuando en realidad hay que invertir en lo social, especialmente en la educación y la cultura, lo cual nos hace producir mucho más. Así, no sólo el país no quiebra, sino que sale del subdesarrollo. “Nos centramos en la economía, nos olvidamos de la distribución. En el tiempo de Don Pepe se decía distribución de riqueza, ahora, como nos enseñó el gobierno de José María, es distribución de oportunidades. “El café se fue para el carajo, y era el gran distribuidor de riqueza. No hemos renovado la educación y no reaccionamos ante el cambio tecnológico. Por eso es que no aprovechamos la tecnología para distribuir las oportunidades que generan riqueza y calidad de vida. “Te doy un ejemplo. La conexión de internet gratuita en cada casa de Costa Rica vale 8 mil millones de pesos. Decime si no es voluntad política lo que falta para que cada quien tenga internet en su casa. ¿Cuánto crecería este país si todos los chiquillos pudieran conectarse al mundo real? -¿Por qué cuesta tanto que el país avance? -El país es ingobernable. El poder aquí anda en la calle. Manda todo el mundo. Manda la Sala IV, a veces manda el Presidente, a veces manda la Asamblea Legislativa, a veces manda la Contraloría, y quiere mandar La Nación. En este gobierno, por ejemplo, manda el Consejo Económico. “Entonces nadie manda. Eso atiza más el sentimiento de la gente en contra de la política, lo cual es muy peligroso. Lo que hay que combatir a muerte es la politiquería. Pero si quieren democracia, tienen que tener políticos. Quienes arreglan este país son políticos”. -¿Qué piensa de este gobierno? -Tras de que el país es ingobernable, nos manda un equipo económico que se olvida de lo social. A lo social le llaman Camilo Rodríguez Chaverri
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´gasto´, cuando en realidad siempre es una inversión. Lo que está pasando no es culpa de don Abel. Él ni siquiera estudió Contabilidad y nos avisó en campaña. “Todo ese panorama lo que me indica es que el sistema está vencido, igual de colapsado que las calles de San José”.
El país y el partido -¿Qué hay que hacer? ¿Cómo podemos salvar al país? -Debemos ir al parlamentarismo si queremos un sistema donde haya transparencia, eficiencia, rendición de cuentas, verdadera participación, y donde activamente dentro de la política podamos escoger las prioridades de desarrollo del país en un debate permanente. “El país está preparado. De lo contrario, seguiremos cayendo en los personalismos en los que hemos estado en los últimos años. Don Abel y don Ottón son ejemplos de eso, y don Óscar ni hablar...”. -¿Qué ha pasado en Liberación Nacional? -Liberación Nacional entendió muy bien el mensaje que le mandó el pueblo. Al decirte Liberación Nacional, hablo de los y las liberacionistas, y no de la gente que se ha arrimado al partido para agarrar hueso en un gobierno. En los últimos meses, Liberación Nacional se dedicó a reformarse, a autocriticarse, a estudiarse, a replantearse integralmente”. -¿Qué piensa de los cambios en el partido a partir del resurgimiento de una posible candidatura de don Óscar Arias? -A Óscar Arias le puedo perdonar la prepotencia, la arrogancia, el ego. Le puedo perdonar que haya puesto a Fernando Zumbado a coordinar con los Romero para publicar un libro en contra de José María, y que pague para que se diga que soy el sicópata, pero no le puedo perdonar que venga a estas alturas a destruir al partido de Don Pepe. “Si vos ves en los últimos tiempos, Rolando Araya se sometió al accionar político dentro del partido, José Miguel Corrales se sometió y Antonio Álvarez también. Sólo Óscar Arias no quiere congreso, no quiere mandato partidario, él cree tener todas las soluciones para el país, él solito...”. -¿Va a apoyar a Álvarez Desanti? -Antonio Álvarez ha demostrado que está dispuesto a escuchar, a debatir, y a asumir las posiciones partidarias. La gente de Óscar opina que es más importante la persona que la ideología. “Desgraciadamente mucha de la juventud 96
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actual, que por lo que hablamos hace un rato es antipolítica, considera que eso es así, como dice Óscar. De ahí que ves el resultado positivo del PAC, de ahí que ves a don Abel Presidente, y a Óscar arriba en las encuestas. “La ideología debe ser la brújula. Es absolutamente necesaria para cualquier grupo político que sea serio. Espero que don Óscar se anime a debatir dentro del partido, y que si llega a la presidencia haga un gobierno verdaderamente liberacionista. De lo contrario, el pueblo le volverá a pasar la factura a Liberación. Si Óscar gana y no hace un gobierno verdaderamente liberacionista, el partido va a estar activamente defendiendo sus tesis y su modelo de desarrollo frente al mismo presidente de la república. -¿Cree usted realmente que Don Óscar es neoliberal o le están poniendo un mote? -¿Se vale contestar en resumen? Óscar Arias es Óscar Arias... y su espejo. Fijate que él nunca va al Balcón Verde, invita a la gente a su casa. Yo voy al Balcón Verde, como debe ser, como un asambleísta más. Yo soy asambleísta raso, provengo de la organización de las comunidades, es decir, soy un liberacionista que representa a mi pueblo, que se llama La Lucha. “Yo no he ido a besar al anillo, como un montón que han ido a la casa de Óscar Arias, porque no tengo ningún interés en un puesto en el gobierno. Simplemente tengo un enorme interés de servirle al partido”.
Con Álvarez Desanti -¿Le servirá al partido al lado de Álvarez Desanti? -Don Antonio ha demostrado una lealtad indiscutible al partido y eso, entre otras cosas, ha hecho que él se gane todo mi respeto y todo mi apoyo en esta lucha valiente e irreverente que está emprendiendo contra los círculos de poder económico. Se le está enfrentando a Óscar Arias y a La Nación... -Pero, gallo viejo con el ala mata... -Óscar Arias tiene que estar más cansado después de 20 años. Además, las reglas del juego cambiaron -Si usted dice que es de izquierda, ¿qué lo lleva a apoyar a Álvarez Desanti? -Don Antonio ha madurado sus planteamientos. Es un hombre que no tiene problemas de ego, que escucha, que Camilo Rodríguez Chaverri
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trabaja en equipo, y eso ciertamente le ha permitido variar el producto político que le está ofreciendo al electorado, para bien. La verdad es que Óscar no quiere el Congreso, porque en el proceso de discusión, Toño lo arrasa porque tiene planteamientos que sí son liberacionistas. .¿Fue liberacionista el gobierno de su hermano, don José María? Él llego a ser muy impopular y mucha gente se desencantó... -No tuvimos un manejo adecuado de la imagen ni un mensaje que permitiera que la gente entendiera que se quería proponer un nuevo modelo de desarrollo con conceptos siempre liberacionistas. Entonces, terminamos golpeando, sin que esa fuera la intención, golpeando a sectores que son vitales dentro del planteamiento liberacionista, como los educadores. -¿Se precipitó don José María al aceptar la candidatura? ¿Estaba muy joven, muy pollito, como dirían en La Lucha? -Algunos han dicho que José María se precipitó. Ciertamente nadie nace aprendido. Pero el gobierno de don Abel, con tanta experiencia del señor, diay, casi tiene al país paralizado. “Cuando a uno lo llaman a mandar, hay que mandar, y José María cumplió a cabalidad. Me parece que la historia, más rápido que tarde, le va a dar los verdaderos méritos que se merece su gestión”. -¿Aspirará de nuevo? -Habría que preguntárselo a él. -Pero usted es el hermano menor... -Aunque sea su hermano, y esté dispuesto a ponerle el pecho a una bala que lo vaya a herir a él, no tenemos necesariamente que ver todas las cosas de igual manera. Por eso hay que preguntarle a él. -¿Usted es más de izquierda que él? -Dicen en Liberación que sí. -¿Le ayudará don José María a don Óscar? -No me cabe la menor duda de que ha estado en la mayor disposición de ayudar a cualquiera que dentro de Liberación busque llegar al poder. -Entre don Óscar y don Antonio, ¿a quién prefiere don José María? -Toño ha sido mucho más leal con José María, pero es muy jodido escogerle las novias a los hermanos...
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Hervidero -¿Es Luis Guillermo Solís el gran sacrificado? -En la vida uno tiene hijos que no son de uno, y tiene hermanos que no son de madre y padre. Cada secretario general que ha tenido Liberación ha cumplido misiones de su tiempo. Muy pocos han tenido un pobre accionar. Luis Guillermo Solís Rivera (dice el nombre completo) se echó el partido a las espaldas en los momentos más difíciles de su historia. “Sólo su capacidad negociadora, su humildad, su disposición de sacrificio personal y su preclara inteligencia podían sacar a Liberación de donde estábamos hace un año. No porque sea mi hermano, sino por el deber cumplido por él, me parece un enorme desperdicio que en estos momentos se le corte el oxígeno político, causando su salida de la secretaría general”. -¿Aspiraría usted a ser Presidente de Liberación Nacional? -Noooombreee... ¿Con el carácter mío? No es necesario figurar en ningún puesto para servirle al partido. -¿Le gustaría ser diputado o ministro? -Bajo el sistema político actual, me daría una enorme frustración asumir cualquier puesto formal dentro del partido o dentro de un gobierno. -Usted estaba muy chiquito, pero algo le tocó vivir del caso Vesco y de su relación con el tercer gobierno de Don Pepe. ¿Fue un grave error? -Hace unos años, un orfanato en Estados Unidos estaba sin plata, desgraciadamente como todos, y unas bailarinas de night club acordaron aportar los ingresos de cada una de un día específico por semana para donarlo a esa causa. Cuando las monjas se dieron cuenta del lugar de donde venía la donación, prefirieron cerrar el orfanato que recibir la plata que les solucionaba dos años de presupuesto, alegando que era plata mal habida. Estoy absolutamente seguro de que los chiquitos del orfanato no estarían de acuerdo con la decisión. “Hago una analogía con Vesco. Don Pepe invitó a Vesco para que invirtiera plata en el país y para poder hacerle la guerra a La Nación. Don Pepe nunca se sirvió de la plata de Vesco, pero todo el tema terminó siendo una novela escrita, producida, editada y publicada por la Imprenta Llorente, como dice Juan Diego Castro”. Camilo Rodríguez Chaverri
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-Si Óscar Arias se echa abajo el congreso del partido y al final es el candidato de Liberación, ¿votaría por él? -En su momento, profundamente resentido con José Miguel Corrales, José María me dijo que había que tener disciplina partidaria y voté por don José Miguel. Curiosamente ahora somos hasta buenos amigos. “Liberación le ha dado muchísimo a Costa Rica y dice Víctor Evelio Castro que se puede ser cualquier cosa menos mal agradecido. Yo voto por los candidatos de Liberación Nacional”. -¿Qué piensa de Ottón Solís? -No veo en el PAC una agenda completa para el país, ni el equipo necesario para gobernar. Tal vez Ottón madure y vuelva a Liberación. Claro que esa maduración tendría que ser grandecita. -Tiene usted más fe que San Roque. -Volvió Walter Coto, después de despotricar tanto en contra del partido. Es que somos una familia socialdemócrata, y bienvenido don Walter. A como veo las cosas, en las próximas elecciones gana Liberación, Ottón entra de segundo y el PUSC de tercero. -¿Podría aspirar Calderón para evitar la debacle electoral del PUSC? -Contra Óscar no... -Después de Don Óscar -De fijo, tenés los próximos ocho años resueltos... Pero eso es a hoy, porque hace tres años ni vos ni yo pensábamos que Abel podía quedar de presidente. Cuidado con Óscar, está sacando la jupa tres años antes. Mariano Figueres camina y camina por la oficina. Ha dado quinientas vueltas a mi alrededor. Se ha fumado ocho o diez cigarrillos en tres horas. Lleva el mismo uniforme en la empresa, camisa gris, con una cabuya verde en el pecho. “Hasta mis hijos, que son unos carajillos, tienen que usarlo, si quieren ayudar en vacaciones. Lo tomamos de la planta Numi, que fue la primera alianza entre la Toyota y la General Motors. Los japoneses quitaron los parqueos para los jefes, o sea, el que llega temprano, agarra campo, y pusieron uniforme parejo, como en La Lucha”. Ojo, agosto 2003
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Sergio Erick Ardón
“La izquierda hace falta”
A 3 kilómetros y medio de la Escuela de Ciruelas de Alajuela, al oeste, camino a Turrúcares, a mano izquierda está el portón y al fondo se ve el inmueble. Es una casa distinta. En el corazón de un inmenso campo abierto, de finca, con un corredor que casi le da la vuelta entera. Tiene decenas de ventanas que parecen ojos sorprendidos. Desde allá salen dos muchachos a atender al portón. Uno de ellos es grandote, y adquiere visos de gigante conforme se acerca y su sombra lo va multiplicando hacia el frente, con la complicidad de las luces de la casa. Ya allí, el sitio atrapa. En la sala hay 21 mujeres en diversas manifestaciones artesanales y plásticas. Hay una de Edgar Zúñiga y casi todas las demás son nicaragüenses. La más grande, la del fondo, tiene unos ojos entre verdes y púrpura, una combinación casi irreal pero bellísima. Ellos me dicen que la artista cree que son los ojos que debe poner la gente en Nicaragua. Les creo, porque en medio de tantas injusticias y brutalidades, en el país vecino la gente adquiere una capacidad de reacción felina, como estos ojos, de huída. Revueltas con las 21 mujeres, en un orden despampanante hay 20 ángeles. También de todos los tamaños, pero a diferencia de las mujeres, que están en posiciones dispares, desde las sumisas hasta las abiertas y desafiantes, estos ángeles son como chiquitas de un kinder de monjas. Se les puede parar una mosca que ni se inmutan. En la pared contraria a la de la niña nica que es como un gato, 17 botellas de vino enseñan la cabeza.
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En medio de esa sala que me moja por dentro, un caballito de mecerse es el único pasajero que viaja a solas, porque también hay nueve velas, de distintas dimensiones, y como 50 flores de diferentes naturalezas. Es tan linda esta casa que no se parece a ninguna. No hay opulencia ni lujo. Lo que hay es una comunidad de objetos que conviven en armonía. Todos podrían pasar por ciudadanos de la República de Platón. Hasta el nombre del pueblo le ayuda. Es una casa clavada en un potrero en la comunidad de Siquiares. De vuelta en el corredor, pero en el otro lado de la casa, una larguísima mesa de madera de guanacaste impone respeto. Mide unos cuatro metros. Mientras caminamos a uno de los vértices, en una de las esquinas de la casa, vamos pasando al lado de unos horcones de madero negro. Cada horcón es dueño de su propio relieve. Casi ninguno se parece a uno de sus hermanos. Atrás de donde nos sentamos, en la sala de estudio del muchacho de la casa, conviven en silencio una virgen, una foto del Che y una de Martí. Ya sentados, nos separa una mesa de muy baja estatura, que carga en sus lomos un ejemplar de las memorias de García Márquez. Es el hogar de Sergio Erick Ardón, aquel líder de izquierda que se metió en el Teatro Nacional el día de la visita de Ronald Reagan a Costa Rica, esperó que terminara su discurso Luis Alberto Monge y con su voz de locutor leyó una carta a capela en nombre de los miles de costarricenses que no estaban de acuerdo con la tomatinga que los gringos orquestaron en Centroamérica. Aunque nació y creció en Alajuela, y en Alajuela vive a sus 60 y pico, su acento curiosamente no es nuestro. Tiene algo de cubano pero no es cubano; algo de español pero tampoco. Así que aquel día, cuando el bonachón de don Luis Alberto dijo que había dos tipos de personas, las que odiaban y destruían y las que amaban y construían, y que Reagan pertenecía a las segundas, aquel muchachón de pueblo y con acento hispanoamericano, que igual es cercano al uruguayo que al salvadoreño y el colombiano, supo que estaba hablando en nombre de la gente que perdía la vida o la familia o la esperanza en nuestro continente, en medio de la atroz e inhumana guerra de los polos. Detrás de este hombre que aparenta 20 años menos, líder del Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), una de las más vilipendiadas agrupaciones de izquierda, que según 102
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la prensa de la época comía chiquitos, está el finquero que ahora cosecha mangos y sigue trabajando de arquitecto. Tiene siete hijos, y podría pasar por hermano de algunos de los mayores.
Ardón Nació en Alajuela el 4 de noviembre de 1936. Su bisabuelo llegó del norte de Nicaragua, y sus tatarabuelos eran unos españoles que llegaron a unas minas. El abuelo de su papá llegó en 1854, cuando ya Nicaragua estaba convulsa, por lo que se vino con un hermano. Es el único hombre; tiene dos hermanas, Nidia y María Eugenia. Estudió en la Escuela Ascención Esquivel y en el Instituto de Alajuela. “Si Alajuela ahora es un pueblón, en ese momento era un pueblito de unos 15 mil habitantes. Yo caminaba con tranquilidad a la escuela, excepto los lunes que había plaza de ganado, se soltaban toros y corrían por las calles. Era muy divertido. Iban los fulanos a caballo lazándolos. Otra actividad inolvidable era la de los martes, la plaza del dulce, cuando venían de los alrededores de la ciudad a vender las tapas y las tamugas. “Los mismos alajuelenses nos hemos encargado de promover entre la gente que somos llanos, francos, sinceros, abiertos, choteros, bromistas. Todo eso le ayuda a uno y lo condiciona a construir un tipo de personalidad. En Alajuela, nadie está por encima de nadie. Eso lo aprendí desde que estaba muy chiquillo”, dice don Sergio Erick, cuyo nombre no es común entre la gente de su edad. Asegura que era un estudiante aplicado y un amante de los deportes. En su transición de la escuela al colegio se da la Revolución del 48. “En mi casa eran cortesistas y ulatistas, es decir, oposicionistas. Viví el 48 desde la visión de ellos Yo oía del peligro de los comunistas, del peligro que significaban las Garantías Sociales y el Código de Trabajo. Recuerdo que mi abuela hacía una oración que decía ´Señor, te ruego que nos libres de los comunistas´. “Luego, conocí la versión de otra gente que había sido calderonista. Resulta que hay verdades distintas, lo veo en Venezuela. Para unos, Chavez es un dios y para otros es el mismo demonio. “Con la guerra del 48 entendí que no se puede tener sólo la versión de un lado, que siempre es parcial, incompleta e interesada. Desde muy joven tuve inclinación por la historia Camilo Rodríguez Chaverri
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y la geografía, porque papá hablaba de eso, papá era finquero, productor de azúcar, café y leche; tenía un enorme interés por estos temas. “En el colegio poco se hablaba de política, Además, después de la derrota de los calderonistas, en la educación hubo hegemonía de los ulatistas y figueristas. Los calderonistas estaban muy marginados. “En el 50 empiezo a interesarme por los asuntos internacionales a raíz de la guerra de Corea. Yo estaba en segundo año, y por supuesto que estaba del lado de las Naciones Unidas, de la Coalición contra Corea del Norte y China De nuevo, sólo tenía una versión, pero me hacía cuestionamientos, me preguntaba por qué siendo las cosas como eran la guerra resultaba tan dura. “Rezaba todas las noches por la victoria de las Naciones Unidas, en la versión de la abuela, que terminaba la oración diciendo ´te pedimos Señor porque el comunismo sea derrotado en Corea´. “Oía a mi papá defender siempre a los gringos, en todas las líneas. Me contaban que mi papá era pronazi, repartía propaganda de la Embajada Alemana. Había mucha gente que creía en eso, como Don León Cortés, que era de Alajuela. Papá contaba que don León simpatizaba con el eje, con Hitler y Musolinni. Pienso yo que esas ideas tuvieron mucho peso también debido al complejo de inferioridad, por lo que todo aquel que sea rubio y de ojos azules es superior”, dice Ardón.
En Atlanta y en La Habana Después de la secundaria, decidió estudiar Arquitectura. “Aquí no había Escuela de Arquitectura, mi familia tenía dinero, podía ir a Estados Unidos, y no tuve ninguna duda en hacerlo”. Estuvo en el Instituto Tecnológico de Georgia, durante casi seis años. “Justamente en Estados Unidos me reconozco latinoamericano. Había cubanos, colombianos, venezolanos, chilenos, argentinos, brasileños, centroamericanos. Empiezo a reconocer que resulta que hay un continente que es el nuestro, y me entero que para el gringo América es Estados Unidos. “Antes de irme mi papá me decía ´no se mezcle con mexicanos ni con puertorriqueños ni con cubanos, que eso es mal visto por los gringos´. Le hice caso el primer año, pero 104
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me di cuenta que entre los gringos no había mayor interés en desarrollar relaciones con los estudiantes extranjeros, más allá del interés superficial generado por la curiosidad. “Luego, me hice amigo de cubanos y viajé a Cuba. Llegué a Estados Unidos en el 53, y a finales de ese año viajé a la Cuba de Batista. Me espantaron la corrupción y el deterioro social: barrios enteros de prostíbulos, cines de un contenido desastroso. Las universidades en Cuba estaban cerradas, la gente acomodada de Cuba estaba preocupada por los problemas en la medida en que los afectaba porque era complicado salir a las calles y eran socios de los clubes sociales. Nada más. El asunto social no les interesaba. “Iba con cubanos acomodados. El amigo que me llevaba era hijo de un médico. La gente como él acostumbraba ir por las noches a los cines a ver películas pornográficas y luego a los prostíbulos. En el Barrio Pajarito cada casa era un prostíbulo con siete mujeres y un maricón. “Recuerdo que había que caminar por media calle, si no las mujeres te metían a la fuerza. La mala vida era una industria, y a mí, que era un joven provinciano, todo aquello me espantaba, sobre todo porque la discusión de la gente no partía del hecho de que Batista fuera un ladrón sino que había robado más de la cuenta. Los que lo defendían, tampoco negaban que fuera corrupto, simplemente consideraban que era menos sinvergüenza que Prío Socarrás, por ejemplo. Pero estaba claro, se entendía que llegar al gobierno era llegar a robar, y lo que se analizaba era si Batista había robado con mesura o si se le había pasado la mano”.
Batista y Chibás “También estuve en Cuba a finales de los 50, para el momento de las elecciones que no se dieron. Raúl Chibás era el jefe del Partido Ortodoxo, que de alguna manera representaba a los cubanos opuestos a lo que existía. Se perfilaba como el ganador. Las elecciones no se dan, y Chibás sale hablando en televisión y se mete un balazo frente a las cámaras. Antes dice ´cubanos, este es mi último aldabonazo´. Entre los candidatos a diputado de Chibás iba un joven abogado, líder de la juventud ortodoxa. Era Fidel, pero todavía nadie hablaba de él. “El sistema en la universidad era trimestral. Entre un trimestre y el siguiente quedaban sólo ocho días libres, que era poco tiempo para ir hasta Costa Rica. Mis amigos me Camilo Rodríguez Chaverri
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invitaban a Cuba, y así fue como fui tres veces antes del triunfo de la Revolución “Cuando cierran las universidades en Cuba hay una oleada de estudiantes. Me interesé por las cosas de la isla y me puse del lado de los rebeldes. Cuba era el gran burdel de Estados Unidos. Aquello era un desastre. “Más tarde, conocí en la universidad al Gallego Fernández, a Manuel Fernández Pérez, quien actualmente vive en Puerto Rico. Él era estudiante de Arquitectura y nos hicimos muy amigos. A la par del Gallego conocí la otra Cuba. Sus papás eran españoles, él castellano y ella extremeña. Tenían una pequeña tienda en La Habana Vieja. “A través del gallego conozco de socialismo. Él era socialcristiano. Aquí en Costa Rica nunca había oído hablar de socialismo. “Estuve en Cuba muchas veces antes y después del triunfo de la revolución. El gallego era muy católico, y en Cuba el primer año hubo un exceso de propaganda atea. Él no pudo asimilar la propaganda en contra de la creencias religiosas “Estaba de acuerdo con la reforma urbana y la agraria, con la lucha en contra de la dependencia de Estados Unidos, Cuba era el país más dependiente y subordinado a Estados Unidos “Sólo estaba enojado por el ateísmo, por los errores que se cometieron por parte de la Revolución en ese sentido, porque de verdad que aquello fue excesivo”. Para entender la Cuba de ese entonces, hay que recordar que de 800 curas que había en la isla, 700 eran españoles y franquistas, por lo que se opusieron rápidamente a la revolución.
Echar para nuestro saco “Y analizando lo que estaba ocurriendo en Cuba, comencé a preocuparme por lo que se daba en Costa Rica. Sobre todo me preguntaba cómo es que la gente vive con tan poco dinero. Me alarmaba ver lo poco que ganaban los peones de mi papá “Recuerdo que cuando estaba en el colegio me daban 20 colones para el fin de semana, para ir al cine y tomarme unos refrescos. Y el salario de José Bermúdez, que era un peón de mi papá y tenía siete hijos, descalzos todos, era de 32 colones. “Un día le pregunté a Papá cómo es que hacían para vivir con tan poco, y me dijo ´callate, callate, que no te oigan´. 106
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Me comenzó a picar aquello. Comencé a entender que había injusticia, que había demasiadas diferencias, que atrás de un trato igualitario, había una realidad de servidumbre. Entendí la importancia del Código de Trabajo, los salarios mínimos, las garantías sociales, todo aquello que escuchaba que era cosa de comunistas cuando estaba en el colegio. “También tenía un proceso de búsqueda personal en la universidad. En tercer año de la carrera llegué a la conclusión de que mi estadía en Estados Unidos tenía un gran faltante, estaba aprendiendo Arquitectura y poco más. Identifiq ué un vacío en mi formación, encontraba y sentía un vacío. Quería algo más universal, más humanista. “Decidí a irme a Italia con la plata que tenía ahorrada, en contra de la voluntad de mi padre, con la esperanza de que me iba a hacer caso cuando supiera que allá era más barato. Me matriculé en el Politécnico de Milán pero a los tres meses fracasó mi plan porque no me aceptaban los créditos y tenía que reiniciar, a partir de cero. “Es entonces que regreso a Giorgiatec, pero Europa deja una marca en mí. Viajé de Nueva York a Málaga en un trasatlántico griego. Llegué a España en Semana Santa. Veo las procesiones famosas. Es la España del 56, de Franco. Detrás de las imágenes, el espectáculo era atroz, porque cada imagen iba franqueada por soldados con máuser al hombro y cascos alemanes. “Estaba en una pensioncita y desde el balcón veía cómo detrás de La Dolorosa iban casi de la mano los obispos y los soldados, o sea, la iglesia y el ejército, los pilares del régimen. “Y en las monedas decía ´Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios´. Eso, con un gobierno dictatorial, me chocó muchísimo. Hasta entonces yo era un católico muy practicante. En mi casa yo era el que más, era de primeros viernes, de confesión y de rosario. Ahí, en España, me llevo el primer impacto. “Y al pasar a Italia, me establezco en Milán con unos amigos costarricenses que están allá. Viajo a Roma y conozco San Pedro, lo cual era imprescindible siendo yo estudiante de Arquitectura Visito el tesoro del Vaticano, y me espanta aquella acumulación de joyas y de riquezas. Ahí se profundiza mi cuestionamiento porque recuerdo los platillos que pasan acá para las misiones.
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“Aún así, me interesaba mucho ver al Papa, que era Pío XII. Cuando estaba en la escuela, en una ceremonia en Alajuela desfilé vestido de Pío XII, porque soy orejón como era él. “Cuando el Papa salió a saludar a las 3 de la tarde, caí de rodillas, muy emocionado... “De vuelta en Milán voy al cine de mi barrio, que se llama barrio Lambrate, una comunidad de obreros, y aparece en la pantalla Pío XII en un noticiero italiano. En ese momento, se hace una gritería. Me asusté y al final me puse a preguntar porqué estaban tan molestos con Pío XII. Todos decían que era aliado de los nazis. Y eso terminó de poner mi catolicismo en un serio cuestionamiento”.
De vuelta Ardón regresa a Costa Rica, ya es arquitecto y casa de 22 años con Gennie Morera, hija del legendario Alejandro Morera Soto y de Julia Pacheco. “Me caso y me voy a Francia. Quería estudiar Urbanismo. No tenía interés en hacer casas para ricos. Quería hacer casas para pobres. Ya estaba el INVU y yo quería venir a trabajar con esa institución”. Hizo un año de Urbanismo en la Universidad de París. El curso era de dos años, pero su esposa está encinta y regresan a Costa Rica. A la vuelta, su suegro es gobernador de Alajuela. Empieza a buscar trabajo en el INVU y a hablar de sus ideas políticas. Firma un documento junto a un grupo de alajuelenses. Apoyan a la Revolución Cubana. A raíz de ese documento, la Sociedad de Amigos de la Revolución Cubana le invita a viajar a la isla. “Fuimos a propósito de un aniversario del triunfo de la Revolución, en un famoso avión que lo devolvieron porque supuestamente llevaba una bomba. No era cierto. Era una movida del Movimiento Costa Rica Libre. “Cuando eso, ya trabajaba en el MOPT, gracias al apoyo de mi suegro. Al regreso de Cuba, traje una serie de diapositivas, y reuní a mis compañeros arquitectos e ingenieros civiles para mostrarles lo que había visto allá. Entre otros estaban Felo García y Carlos Pascua. Entonces, el jefe, que era el Ingeniero Dobles Viloria, dijo que no quería nada con comunistas en el departamento, y me despidió. “Eso me asustó porque ya tenía tres hijos, mi papá había roto relaciones conmigo por mis ideas revolucionarias y tenía que mantenerme por mi cuenta.
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“Tenía que ser más cuidadoso. Porque cuando regresamos de Cuba, en las calles de San José había cartelones con fotos de los que habíamos ido. Eran obra del Costa Rica Libre, y decían ´conozca a los traidores´. Aquí había una histeria anticomunista. “Don Alejandro Morera de nuevo me salva. Me mete a trabajar en el Ministerio de Salud y esta vez no hablo de política”.
Con Obregón y Aguiluz Para ese tiempo, nace un movimiento de ruptura en Liberación Nacional, encabezado por Enrique Obregón y Marcial Aguiluz. “Levantaban una bandera de soberanía, de justicia social, de reforma agraria, y todas esas banderas a mí me complacían. Por eso, entro a Acción Democrática Popular “Se dan las elecciones del 62. Orlich le gana a Calderón y a don Otilio. El partido de Enrique (Obregón) elige un solo diputado, que es Julio Suñol Leal. Yo encabezaba la papeleta municipal en Alajuela. No salí, pero sacamos una votación alta. “El doctor Óscar Valverde Rodríguez era el candidato a diputado de nuestro partido. No salió. Luego fue diputado, pero por otro partido. Era muy amigo mío, ex compañero de colegio y el segundo esposo de mi compañera actual, Xinia Quesada. “Cuando gana Orlich, el doctor Quirce entra de ministro de Salud, y durante la primera semana del gobierno, el ingeniero Édison Rivera, que era mi jefe, me manda a llamar y me dice que el señor ministro no me quiere en su ministerio. “Yo no estaba en el partido Vanguardia Popular. Estaba en el Partido Acción Democrática Popular, que era el ala izquierda de Liberación Nacional. Enrique Obregón fue mi mentor político, él fue el que me motivó, no fue Manuel Mora. “Es entonces cuando regreso a Estados Unidos para completar mi formación como arquitecto. Nos sosteníamos con los ahorros y mi esposa también trabajaba. No recibíamos ayuda de la familia. Una de mis hijas nació allá, en el Hospital Bautista de Atlanta, que era un hospital de caridad, porque no había cómo pagar el parto. “Cuando termino esta nueva etapa, regreso al país y no encuentro trabajo en ninguna parte. No se me abría un Camilo Rodríguez Chaverri
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espacio en ninguna institución estatal, que era lo que a mí me interesaba porque lo veía como la forma mía de aportar a la solución de los problemas de los pobres en Costa Rica. “Me forzaron a abrir una oficina propia, y eso también me dio más independencia. En el mientras tanto, el partido Acción Democrática Popular se había disuelto, y cada quien tomó para su lado. Obregón inició el proceso de reintegración al PLN, Aguiluz se acercó a Vanguardia Popular, Suñol se mantuvo independiente, y todos los demás se dispersaron. Ahí había estado gente tan valiosa como Álvaro Montero Mejía y Carlos María Jiménez”. Se da un período en que no tiene militancia política. Se dedica a la oficina, al deporte y a tener chiquitos. Tuvo seis hijos en el primer matrimonio, una hija murió, y tuvo una hija por fuera.
Otra vez en la arena A la política se acerca de nuevo porque José Néstor Mourelo le invita a asistir a unas reuniones en las que se discutía acerca del nacimiento de una agrupación política emergente. Ardón era un hombre muy joven, de 32 años. En las reuniones participan Álvaro Montero Mejía, José Francisco Aguilar Bulgarelli, Daniel Camacho y Juan Antillón Montealegre. “Al final conformamos una cosa que quería ser partido y nunca terminó de serlo, verdaderamente. Se quedó en el camino. Era el Partido Revolucionario Auténtico. Yo era uno de los secretarios generales. “Tanto en Acción Democrática Popular como en el nuevo partido se marcaba una diferencia con el Partido Vanguardia Popular. Veíamos muy mal la dependencia a la Unión Soviética. Tratábamos de construir una izquierda costarricense, que no tuviera esa relación de dependencia. Lo veíamos como una limitante muy grande”. El PRA no llega lejos, rápidamente entra en crisis y se descompone. Algunos de sus dirigentes se van a sacar doctorados en Francia, como Álvaro Montero y Daniel Camacho, y en eso aparecen en Costa Rica los sandinistas, encabezados por Carlos Fonseca. Buscan ayuda con José Francisco Aguilar Bulgarelli, y casi todos los ex del PRA entran a colaborar. Esto ocurre en el año 68. “Hay una persecución por parte del gobierno de Trejos en contra de los sandinistas, y la entendemos promovida por la 110
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estrecha relación del Presidente de Costa Rica con Somoza. Previendo que íbamos a tener problemas, algunos de los militantes del PRA se retiran. “Había trasiego de hombres, de armas, de cuanta cosa hay. Se dan hechos como la captura de Carlos Fonseca, y el asalto de la cárcel de Alajuela para liberarlo. Yo estuve muy cerca. “Se temía que Carlos Fonseca fuera asesinado en la cárcel. En el rescate de Fonseca cae Plutarco Hernández, quien fuera Embajador de Costa Rica en la Unión Soviética y ahora lo es en Rusia. Plutarco es primo del Junior Calderón (Fournier). También cayó don Abdenago Hernández, hermano por fuera del doctor Calderón Guardia, Humberto Ortega, Roque Marín. Luego, recapturaron a Fonseca. Todo esto fue en diciembre del 69”. Después de estos hechos, ya en el gobierno de Figueres, se secuestra un avión y a cambio se pide la liberación de los sandinistas. La maniobra la encabeza Carlos Agüero Echeverría, primo de los gemelos Salom y de Johnny Echeverría. “Hasta ahí llegamos nosotros con los sandinistas. Habiendo concluido ese capítulo, nos damos a la tarea de comenzar a construir una organización política revolucionaria, no de tirar tiros sino de reformar la realidad”, continúa Ardón.
MRP y ALCOA Con gente como Oto Castro, Guillermo Arce, Gennie Morera y Óscar Vargas, nace lo que se llamó Movimiento Revolucionario Auténtico (MRA), germen del Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP). “Yo era el primer secretario; José Fabio Araya, hermano de Rolando Araya, era el segundo secretario; Rolando Barrantes era el tercer secretario y ahora es un destacado dirigente del movimiento cooperativo. También estaban los periodistas Luis Fernando Astorga y Amelia Rueda, Carlos Campos, Marco Palma, Álvaro Salas, Johnny Araya y Miguel Martí. “Se le da mucha importancia al establecimiento del Frente Estudiantil del Pueblo (FEP), y estando en esos ajetreos, se viene la lucha de ALCOA, en la que tuvimos una participación junto a Rodrigo Carazo y a Villanueva. “Es a raíz de ALCOA que surgen una serie de organizaciones políticas de izquierda: el Partido Socialista, encabezado por Álvaro Montero Mejía, y el Frente Popular, encabezado por Rodolfo Cerdas Camilo Rodríguez Chaverri
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“Rodolfo había sido un distinguido militante de Vanguardia Popular, y es el hijo de Jaime Cerdas, insigne fundador del partido. Se le veía a Cerdas como el delfín, como quien sería el sucesor natural de Manuel Mora. Había estudiado en la Escuela de Cuadros Políticos del Partido Comunista de la Unión Soviética. “Empiezan a moverse las tres nuevas organizaciones de izquierda, la de Cerdas, la de Montero Mejía y la nuestra, el MRP, con diferencias pequeñas “El MRP se conforma por gentes provenientes del sector estudiantil, medios urbanos, y campesinos radicalizados que entienden que en Costa Rica, igual que en el resto de Centroamérica, la lucha por la justicia social va fatalmente a pasar por un enfrentamiento armado. “En ese momento, se están dando en el resto de América Latina la lucha armada a favor de los cambios sociales. Es una lucha guerrillera. Las enseñanzas del Che estaban muy frescas, y éramos los del MRP quienes hacíamos nuestros los llamados del Che Guevara con una mayor consistencia. “Desarrollamos relaciones de colaboración con diversos grupos revolucionarios de América Latina: en Nicaragua con los sandinistas, en El Salvador con el Farabundo Martí, con los guerrilleros; con el MIR de Chile; con el PRT de Argentina; con el M19 de Colombia. “La prensa nos da una terrible fama de terroristas. Aparecíamos como el sector más radical, aunque ideológicamente no teníamos una fijación, como la de Vanguardia Popular, sino que había una búsqueda de respuestas. “En el 74 no participamos en las elecciones. Llamamos a no votar, porque era un proceso electoral amañado, claramente dominado por las fuerzas políticas tradicionales. “En el 78, al contrario, llegamos a la conclusión de que era necesario participar, entramos en alianza con Vanguardia Popular y el Partido Socialista, conformando Pueblo Unido. “El Frente Popular tenía un conflicto con Vanguardia Popular. Por eso, nuestra alianza excluía al Frente Popular. Había un sectarismo radical en contra de ellos y nosotros terminamos alcahueteando ese sectarismo”, confiesa.
78 y 82 En el 78, obtienen tres diputaciones, y llegan a la Asamblea Legislativa Humberto Vargas Carbonell, Rodrigo Ureña y 112
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Mario Devandas. “Yo era candidato por Alajuela. No quedé porque nos repartimos los votos con el doctor Valverde, que era un candidato independiente, del Partido Democrático Alajuelense. Muchos vanguardistas no votaron por mí sino por Valverde”. “Y en el 82, con Pueblo Unido, iba de segundo lugar por San José. Salimos electos cuatro diputados, Eddy Meléndez, por Limón; Arnoldo Ferreto, por Puntarenas; y Eduardo Mora y yo por San José. Eduardo estuvo unos meses y renunció para que entrara Álvaro Montero Mejía. Y en Alajuela salió Valverde por el Partido Acción Democrática Alajuelense”. Era una Asamblea Legislativa muy competente. Estaban Jorge Luis Villanueva, Guillermo Malavassi, Rolando Laclé, Juan José Trejos, Óscar Aguilar Bulgarelli, Matilde Marín, Hermann Weinstock, Fernando Trejos Escalante, Carlos Rivera Bianchini, Miguel Guillén y Ricardo Rodríguez, que entró con la Coalición Unidad y terminó siendo aliado de la izquierda. “La coalición Pueblo Unido era endeble y rompe rápidamente. Era una circunstancia electoral. Había una diversidad de posiciones de izquierda. Nosotros estábamos muy cerca del Partido Socialista, y queríamos que la jefatura de fracción se rotara. En cambio, Vanguardia planteó que Ferreto debía ser jefe los cuatro años. Él siempre me pareció demasiado ortodoxo, demasiado fijado a los manuales de marxismo. “Así que terminamos Meléndez y Ferreto por un lado, y Montero Mejía y yo por el otro. Además, el diputado Ricardo Rodríguez Solórzano al final también acuerpaba nuestras posiciones. “Junto a eso, Villanueva nos azuzaba. Era muy buen diputado, tenía un archivo tremendo, y hablaba sólo cuando tenía sustento. Era temible. Él y Alvarito Montero Mejía eran los grandes oradores de la Asamblea”.
Contra Reagan “El paso por la Asamblea Legislativa fue una frustración muy grande. Primero que todo porque no es cierto lo que se piensa a partir de la generalización de que el diputado es un sinvergüenza y un vago, o un gran corrupto. Cuando eso, se ganaba 50 mil colones. “Pero más que eso lo frustrante es que lo que se discutía ahí no llegaba a ninguna parte. Se podía dar misa que a nadie Camilo Rodríguez Chaverri
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le importaba lo que se dijera. Y en el país se daba un bloqueo institucional en contra de la izquierda. Siempre se limitaban a colgarte la etiqueta para descalificarte”, arguye Ardón, quien durante esos años de diputado se convirtió en una de las cabezas visibles en la oposición a la guerra en América Central. “El gobierno de Reagan estaba desarrollando una guerra en contra de los sandinistas en Nicaragua y entre sus propósitos estaba el involucrar a Costa Rica, que sirviera de base, como ocurría con Honduras. Lo que Pastora estaba haciendo aquí pero en mayor escala. “Ante esa realidad, el gobierno de Monge, buscando evitar que Costa Rica fuera convertida en una base abierta -aunque ya servía de alguna manera-se inventa la política de la neutralidad “Lo vimos muy bien. Yo desfilé en una marcha que hubo. Desfilé del brazo de Oduber, Rolando Araya, Ángel Edmundo Solano. Yo era beligerante con Reagan como lo sería ahora con Bush. Los presidentes republicanos en Estados Unidos han sido nefastos para América Latina. Siempre defienden a los grandes consorcios en contra de los intereses de nuestros pueblos. Por eso es que los gringos todavía no me dan visa, me tienen en una lista de enemigos altamente hostiles. Siendo diputado, cuando pasé por Los Ángeles, camino a China, como parte de una delegación oficial, supe lo que significaba para ellos mi posición. Íbamos en tránsito, y aún así, me tuvieron preso, de ida y de regreso, todo el tiempo que transcurría desde el arribo hasta la salida del avión. Me tuvieron encerrado entre traficantes y prostitutas. “A la vuelta, me quejé en la Asamblea Legislativa y mis compañeros diputados se rieron. ´Diay, ¿qué querías?´, me dijeron todos. Supe entonces que hay cosas que aquí no se toman en serio. Yo quería una protesta formal, y más bien me vacilaron”. Pero es entonces que Reagan viene para Costa Rica y Ardón se forja una oportunidad, un espacio para enfrentársele. “Solicité, a través del ministro de la Presidencia, Fernando Berrocal, que se le hiciera llegar a Reagan una nota donde se expresaba el rechazo de un sector importante de costarricenses en contra de su política de guerra en Centroamérica. Nunca me tomaron en cuenta. No me daban pelota. En ese momento yo me dije ´ah bueno, muy bien, voy al Teatro Nacional, y ahí yo mismo le doy la nota. No era mi propósito el ser
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protagonista. No he tenido ese temperamento. Pero la actitud huidiza del gobierno me pareció sumamente servil. “Fui al acto con casi todos los diputados. Solamente yo estaba entre los de izquierda. Tenía mucho temor. El miedo era fundado porque el teatro estaba en manos de hombres armados, del Cuerpo de Seguridad de Reagan. Incluso sabía que en el momento de ponerme de pie y empezar a hablar alguien podían meterme un balazo. “No obstante, Luis Alberto Monge termina su alocución diciendo que el prócer cubano José Martí escribió que había dos tipos de hombres, unos que odian y destruyen, y otros que aman y construyen, y que Ronald Reagan era de los segundos. “En ese momento, se me olvidaron los tiros por la espalda, no pensé en la seguridad de Reagan, me puse de pie, y empecé a leer mi mensaje en medio de la gente. Por dicha que el Teatro Nacional tiene muy buena acústica, porque lo hice a capela. El mensaje duraba tres minutos. Apenas empecé a leer aquello se convirtió en un gallinero. Yo me lo esperaba. No era para menos. Ahí estaba lo más selecto del servilismo”.
La muerte del MRP “El MRP sufre una ruptura interna, un sector mayoritario levanta una nueva tesis política y le cambia de nombre al partido. Pasa a llamarse Movimiento de la Nueva República (MNR) y levanta una tesis política nueva, que abandona los criterios de lucha armada y entiende la necesidad de levantar un planteamiento político más acorde con la realidad política nuestra. Yo estaba de acuerdo con la nueva visión. La anterior era radical e irreal. Pero se fueron muchos, como Oto Castro, Carlos Campos y Rolando Barrantes. Es a partir de esa ruptura que se debilita, y hay un proceso de desgaste interno que lo lleva a la desaparición. “Es que la izquierda de este país se descompuso y se disolvió a partir del 86. Todos cometimos errores, en diferente dirección y en diferente grado. Topamos con un enemigo difícil de derrotar, que es el manejo de los medios de información que tienen los grupos dominantes. “El bloqueo a los grupos de izquierda siempre fue un bloqueo a ciegas. Lo hicieron de manera irreflexiva. Nosotros teníamos planteamientos interesantes y válidos para el desarrollo de la democracia costarricense, pero había un rechazo ad portas”. Camilo Rodríguez Chaverri
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Le pregunto si la gente de izquierda es la gran culpable del desmoronamiento debido a las divisiones y las rupturas. “No podíamos estar juntos en un solo partido porque había muchas diferencias. Por ejemplo, nosotros no podíamos compartir la actitud servil de Vanguardia Popular con la Unión Soviética. “No ayuda para nada al desarrollo de la democracia costarricense el que algunos partidos de izquierda hayan desaparecido. Eso empobreció el escenario político. Ahora hay menos diversidad. “Pero veo el futuro del país con optimismo. Parece estarse dando una consolidación de una actitud mayoritaria de rechazo a los partidos grandes, a las organizaciones tradicionales, el PUSC y el PLN. Creo que eso es saludable. Por su parte, el PAC es un intento demasiado disperso y heterogéneo, pero me parece positivo. Yo no voté, ni siquiera estaba en el país. Sin embargo, el PAC es un buen intento. “En el ámbito social, hay un deterioro muy grande. No sólo tiene que ver con lo económico, o sea, con la pobreza, con el ingreso per cápita y la distribución de la riqueza. También tiene que ver con la pérdida de valores. Me siento muy mal de ver que la juventud no tiene inquietudes ni metas. Los jóvenes están permeados por una culturización gringa. No se trata de rechazar todo lo gringo. El problema es que nos estamos convirtiendo en unos pobres y subdesarrollados repetidores. Y todo fuera de tiempo, repetidores de lo que hacen los gringos, o de lo que hacían hace unos años, porque aquí todo llega tarde”.
¿Y Cuba? “En cuanto a Cuba, pienso que tiene que sostenerse. Es muy importante para el desarrollo político de América Latina. Tiene que enfrentar serios problemas internos económicos y políticos. Tiene que irse transformando internamente. Es cierto”. Le digo que me parece que Cuba hoy es una réplica en varios campos de la Cuba de Batista, y que problemas como el de la prostitución, que él comentó al inicio de nuestra reunión, ahora son tan graves como entonces. Su posición es distinta. “No se me parece la prostitución de ahora a la de los 50, sobre todo porque tiene otro origen. Lo que conocí en los 50
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era por una realidad social interna de marginación. Además, el gobierno de Batista la favorecía, la promovía”. -Pero hoy hay miles de prostitutas porque hay hambre, y no hay oportunidades de trabajo. -Sí, pero eso se ve ahora como una desgracia. No se promueve. Al contrario, se considera como un nefasto resultado de una realidad grave. -Es una realidad ineludible, atroz. Hay hambre en Cuba. -Antes de la Caída del Bloque, Cuba tenía una situación económica estable. Las necesidades no eran las que son hoy. Se han sostenido contra viento y marea. Nadie hubiera creído que iban a soportar todo lo que han resistido. “Espero que todo lo resuelvan de manera inteligente y que la revolución siga adelante...”. -¿Qué va a pasar si muere Fidel? -Espero que la Revolución sobreviva a la muerte de Fidel... Ojo, febrero 2003
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Eduardo Mora
Socialista hasta la muerte
Tenía 7 años cuando fundaron el periódico Revolución, germen del Partido Comunista. Aquel 15 de marzo de 1930, cuando apareció la primera edición de ese medio “subversivo”, se convirtió en el primer pregonero del socialismo en nuestro país. Vendía el periódico por las calles de San José y se ganó el título de “el comunista más joven de Costa Rica”. Fue gracias a ese trabajo que tuvo contacto desde que era un escolar con los grandes intelectuales de izquierda. Por ejemplo, recuerda con mucho cariño que le entregaba el periódico a Carmen Lyra y Luisa González, en la Escuela Maternal, que estaba detrás del Edificio Metálico. Desde entonces han transcurrido más de 70 años, pero Eduardo Mora Valverde, hermano menor y mano derecha de Manuel Mora, sigue agitando las palabras en favor de su causa de siempre. Tiene 79 años y desde hace casi cuarenta años dirige el periódico de izquierda, Libertad, donde combate con pasión al capitalismo. Sus armas, la formación y los años, no dejan de apuntar al blanco. En medio de la tertulia, don Eduardo cita a todos los expresidentes de Costa Rica y a los grandes escritores de izquierda. Recibió infinidad de lecciones en un café o una reunión de partido, con gente como Carlos Luis Fallas, Joaquín Gutiérrez, Adolfo Herrera García, Isaac Felipe Azofeifa y Fabián Dobles. Fue diputado en la administración de Oduber y repitió en la de Monge, pero su función en la izquierda costarricense va más allá. Y no termina. Está muy enojado por lo que ocurre, y teme que muchos de los simpatizantes del Partido Fuerza 118
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Democrática, heredero de su partido, se vayan con Ottón Solís, al Partido Acción Ciudadana.
Comunismo a la tica Se trata de dos personajes precoces. Tenía 7 en sus inicios, pero su hermano no se quedaba atrás. Estaba en la Escuela de Derecho y tenía apenas 20 años cuando fundó el Partido Comunista. A esa edad es previsible que el partido iba a ser una copia de algún partido comunista de América Latina. Pero no. El joven Manuel le imprimió al socialismo costarricense un matiz muy tico. Don Eduardo considera que el carácter vernáculo y la originalidad de las propuestas de su hermano mayor fueron las responsables de muchos de los logros y reinvindicaciones sociales que consiguieron los comunistas. “Manuel decía que el marxismo, visto como ciencia, debe funcionar como el bisturí del médico. Cada médico toma el bisturí y ve qué opera. El bisturí nunca debe dejar de ser el instrumento. De igual manera, el marxismo debe adaptarse a las condiciones concretas de cada país. No se puede copiar lo que se hace en otros lados”, explica don Eduardo. “Manuel era enemigo de los dogmatismos. Eso permitió que nuestro partido pudiera encaminar muchas reinvindicaciones dentro de la democracia costarricense. El Partido Comunista de Costa Rica es el único en el mundo que llega a un pacto con la Iglesia Católica. “Nada más que Monseñor Sanabria le dijo a Manuel que no podía pactar con loscomunistas porque tendría problemas con el Vaticano. Dentro de su pragmatismo e inteligencia, Manuel le dijo que eso no era problema, porque le podíamos cambiar el nombre al partido, de ahí surgió Vanguardia Popular”, recuerda Don Eduardo.
Monseñor Sanabria “Muchas de las reinvindicaciones sociales de mitad del siglo se le deben a ese gran hombre que fue Monseñor Sanabria. Era una persona de avanzada. Aquí había muchos prejuicios con los comunistas. La gente decía que comíamos chiquitos. A pesar de eso, Monseñor Sanabria tuvo la valentía de aceptar nuestro apoyo.
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“Recuerdo que un día estaba Manuel con Blas Roca y Lombardo Tolerano cuando llegó Monseñor y les dijo que si ellos fueran católicos él sería el primer militante de nuestro partido. “Manuel le contestó que en el comunismo de Costa Rica no había diferencias religiosas. Y de verdad que así ocurrió siempre. Entre los militantes hemos tenido hasta sacerdotes y monjas. Por ejemplo, después de ser cura, Javier Solís fue diputado con nosotros. Y cuando dejó los hábitos, Arnoldo Mora fue nuestro candidato presidencial. “Es que se nota desde lejos que el gran promotor de la reforma social de este país fue su partido comunista. Manuel fue diputado desde 1934 hasta 1948 de manera ininterrumpida, y fue desde la Asamblea Legislativa que tomaron cuerpo con nosotros en medio del pueblo”. Don Eduardo cuenta que los primeros años de su hermano en el Parlamento le permitieron crear las condiciones para la reforma. Mora Valverde y el Doctor Calderón Guardia fueron compañeros en la Asamblea Legislativa. Ahí cultivaron una férrea amistad. Imagínese que una vez el Doctor operó a Manuel de apendicitis en la clínica del Doctor Mariano Figueres, el papá de Don Pepe”, recuerda. “Siendo Presidente, un día Calderón le dijo a Manuel que estaba sentado en una silla de tres patas y que se iba a caer. Manuel le dijo que no se caería porque nosotros le íbamos a poner la otra pata”.
Al frente El 1 de mayo de 1943, en medio de la promulgación de las leyes que le cambiaron el rumbo al país, el joven Eduardo encabezó el desfile por las calles de San José. Iban todos los jugadores de la Liga Deportiva Alajuelense, con Alejandro Morera Soto al frente, así como todos los del Heredia; Evangelista Chavarría, campeón de Ciclismo, el legendario boxeador Emilio Castrillo y los principales atletas de la época. Al pasar por el Congreso, vieron una cabeza que se asomaba por una ventana, como con miedo. Era el Doctor Calderón Guardia. Estaba asustadísimo. Corrían días de mucha presión y el Presidente se sentía muy solo. Así llegó a pronunciar su discurso. Su voz destilaba nerviosismo. Casi ni le salían las palabras. Pero la gente que
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movilizaron Manuel, Eduardo y sus camaradas, empezó a aplaudirle al Doctor. Entonces, poco a poco, fue tomando fuerzas y entró en calor. “Si no hubiera sido por el pueblo, Calderón no hubiera podido terminar con la reforma. Nosotros le pusimos el hombro para que pudiera concluir su obra”.
Desde la Caída del Muro Casi sesenta años después de esa gesta, sin duda la más brillante página de la historia en que se ha escrito el nombre de Vanguardia Popular, Don Eduardo Mora sigue aferrado a sus posiciones. Pero la realidad es muy distinta. Ya la Unión Soviética no existe, ni el Muro de Berlín, ni el Bloque del Este. ¿Cómo es que sigue siendo comunista a pesar de todo eso? “El golpe que ha recibido el comunismo es muy serio. Marx planteó que después del capitalismo debía venir el socialismo, y creo que así debe ser. La historia tiene ciclos. Primero fue el comunismo primitivo, luego la esclavitud, más tarde el feudalismo, y en nuestros tiempos el capitalismo. La gente sabe que no funciona. “Hay mucha hambre, mucha miseria, concentración de la riqueza y aumento de los pobres. Algunos se plantean que no viene el socialismo sino el postcapitalismo. Bueno, como quieran llamarlo, pero tiene que darse el cambio. “Schaft, un famoso economista polaco, dice que, venga lo que venga, tiene que venir un cambio, que eso es parte de la evolución de la sociedad humana y su historia”. Le pregunto a qué se debió la caída del comunismo. Su respuesta es reposada y distendida. Ante todo, todo inició con Stalin, porque, según don Eduardo, Lenin tenía más claro el panorama. “Lenin consideró que la sociedad de los zares de Rusia no podía cambiar de un día para otro. Se requería de una transición. Tenía muy claro que en los países pobres — como lo era Rusia en ese momento — no toleraban una transformación tan violenta de un día para otro”.
Lenin sí, Stalin no Pero, ¿cuándo fue que se jodió la revolución? “Cuando murió Lenin, Stalin entorpeció el proceso. Acabó con el concepto de transición”. Lo pone en sencillo: “en 1952 iba Camilo Rodríguez Chaverri
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yo para China, y pasé a Moscú. Me encontré con que todo el mundo andaba uniformado. Los hombres andaban vestidos con casimir café, y unas rayas verticales. Cuando les pregunté por qué vestían así, me dijeron que al país le salía más barato que todos llevaran ropa idéntica. “Me enteré que el régimen se estaba quedando atrás, pues no aprovechaban los adelantos conseguidos por el capitalismo. Esos adelantos eran muy válidos, sólo que no podían estar en pocas manos, como ocurre ahora, sino que le pertenecen a la humanidad. “Lo que avanzó el ser humano con el capitalismo es válido. Lo que no es válido es que quede en poder de unos cuantos monopolios. Lenin decía que si las grandes empresas capitalistas podían trabajar en Rusia, sólo que en Rusia se iban a establecer nuevas condiciones sociales”. Don Eduardo también reconoce el papel de Stalin en la historia. “Hay que recordar que fue el ejército rojo el que derrotó a Hitler. Fueron los hombres de Stalin los que llegaron hasta Berlín y provocaron el suicidio de Hitler. Eso tampoco debe olvidarse. “Pero las cosas malas de Stalin fueron heredadas por los demás. Las heredó Krushev. Estaba tan confiado como Stalin en el surgimiento del comunismo a partir del régimen socialista que descuidó aspectos fundamentales”.
China, potencia mundial Habla insistentemente de China, Cuba, Vietman y Corea. A esos reductos del socialismo los considera “proyectos de transición”. Pero le digo que hay pruebas de violación de los derechos humanos. “Los abusos son indefendibles. Pero la prensa burguesa exagera en estos casos. Nadie dice que la pena de muerte atenta contra los derechos humanos, y en Estados Unidos es una práctica frecuente”. Pero, ¿cómo compara un régimen de libertad con uno de restricciones? “En el capitalismo también hay limitaciones. Es más, son limitaciones mayores. Una de ellas es la pobreza. Por un lado sufren enfermedades por exceso de todo y por el otro el hambre acaba con grandes poblaciones africanas. “Se habla mucho en contra de China. He estado varias veces allá y la realidad es muy distinta. Incluso, tengo muy claro que para el año 2025 será la más grande potencia del mundo. 122
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“También exageran en el caso de Cuba. Voy mucho, y hablo con el pueblo. La gente sabe que las necesidades que sufren se deben a un bloqueo internacional del que sobreviven de manera impresionante”. Le pregunto qué piensa de quienes dicen que el socialismo es parte del pasado. “Eso es lo que quisieran los capitalistas, pero espere un tiempito para que vea cómo la gente vuelve a respaldar a la izquierda”. “Lejos de lo que piensan, la globalización nada tiene que ver con el capitalismo. Lo que pasa es que pretenden confundirlo con el dominio del mundo por parte de unas cuantas trasnacionales. Pero la globalización es otra cosa. Y tiene que ver con el socialismo, con la unidad de todas las naciones y los pueblos”. Pero, lejos de sus planteamientos, un ingeniero agrónomo llamado Mijail Gorbachov se encargó de traerse abajo el socialismo, con la ayuda del líder sindical polaco Lech Walesa y el Papa Juan Pablo II. Le pregunto y arremete contra Gorbachov. “Una vez dijo en una universidad estadounidense que era anticomunista. Confesó que fue su esposa quien le ayudó a subir para ascender. Manejó con mucha habilidad el desmantelamiento del socialismo. Es un traidor. Por eso es que en su país nadie lo quiere”.
Comunistas ticos Le cuestiono el futuro del socialismo en Costa Rica. “La crisis seria inició en 1983 y 1984, con la división del partido. Unos apoyábamos la búsqueda de reformas respetando la tradición democrática del país. Otros buscaban el uso de la violencia. “Decía Lenin que las democracias burguesas tenían amputaciones. Nosotros decimos que si le faltaba un brazo, había que ponerle el brazo, pero mientras avance la democracia. “Recuerdo una anécdota de Don Pepe ocurrida para los días de nuestra división. Se hizo un recibimiento para Manuel, mi hermano, que estaba fuera del país. Don Pepe llegó y dijo que quería hablar. Y apenas pudo dijo, ‘a mí me parece muy bien la división de su partido porque los comunistas siempre deben ser poquitos’”. Y fue Daniel Oduber quien le dio la mejor explicación de lo ocurrido. “Daniel me dijo un día, en broma, que quería pertenecer a nuestro partido, que era el único en el que cabía. Camilo Rodríguez Chaverri
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Ya luego, en serio, me dijo que nuestra burguesía era muy inteligente, y que por eso al partido de Manuel le quitaron hasta el nombre”. Le comento que se tenía a Fuerza Democrática como el reducto de quienes simpatizaban con la izquierda, y que sus luchas internas recuerdan la división del 83-84. “Fuerza Democrática ya era la tercera fuerza del país. Incluso, en la elección de diputados varias encuestas la colocaban en el segundo lugar de preferencia, por encima de uno de los partidos mayoritarios. Pero ha pasado algo horrible. “Se lo ilustro con una frase. Estudié Economía en México y allá tuve excelentes profesores españoles, que habían huído de su país por la Guerra Civil. Un día uno de ellos me dijo algo que explica lo que ocurrió en Fuerza Democrática. El decía que las actividades electorales son una mierda, y hasta la gente sana sale pringada, porque casi todo se limita a la lucha por ser diputados, o munícipes”. Ojo, enero 2002
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Estela Quesada
Mujer leyenda
La primera vez que fui a hablar con doña Estela Quesada, casi me tiran la puerta en la cara. La segunda vez, me hicieron estar una mañana entera frente a su casa. El guarda me dijo que sí estaba, pero no quiso abrir. Luego, cuando tuve que dedicar dos sábados a editar entrevistas, me fui a hacerlo en el corredor de su casa. Sentado en el suelo, conecté la computadora portátil, la acomodé en el regazo, y aproveché el tiempo mientras esperaba que entrara o saliera. En las dos ocasiones pude hablar con su hija, quien me atendió con cortesía y gentileza. Pero ella tampoco consiguió mucho. Entonces, supe que había que realizar un ejercicio de convencimiento por todos los medios. Preguntando y preguntando, me enteré que dos tíos abuelos míos son muy amigos de ella, y recurrí a ambos. Aún así tuve que esperar varios meses. Mensajes iban y mensajes venían. Fue hasta que conocí a su nieta vía telefónica que sentí que alguien, de verdad, la podía convencer. Ninguna entrevista me ha generado tanto trabajo. Ni siquiera la de don Alberto Martén, el compañero de Don Pepe en la Revolución del 48, con quien me entrevisté gracias a los oficios de una dirigente solidarista que me metió a la casa del legendario economista casi a escondidas. Cuando salió a recibirla, ahí estaba yo, bien afincado, con libreta en mano. Entonces sonrió, vencido por la insistencia, y me regaló cuatro horas de su vida, con más de nueve décadas en la espalda y la mirada. En el caso de doña Estela, el asunto fue más complicado. La única ventaja con que contaba es que vive en el Hogar de Ancianos Santiago Crespo, de Alajuela, y de tanto ir y volver, me hice amigo de la administradora, las señoras que limpian, las señoras que cuidan de los residentes y los guardas.
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Así que entré y salí, cuantas veces quise, y poco a poco fui entendiendo que esta entrevista iba a ser posible solamente con base en mucha paciencia y perseverancia. Un buen día dijo que sí, me puso una cita para dos semanas después, y he aquí lo que conseguimos de una tarde normal de la ciudad de los mangos, es decir, una tarde bellísima. En ella no hay elementos convencionales. Se acostumbró a ser la primera mujer en muchas de las actividades y en muchos de los cargos por los que ha pasado por la vida, y hay en ella como un secreto orgullo por todo ello. Ella no lo dice, porque es austera y modesta, sencilla y franca, pero, sobre todo, independiente. Estuvo en la primera legislatura donde hubo mujeres diputadas, es la primera mujer que ocupó el cargo de ministra y de embajadora ante la ONU, y en todo ello ha tenido un papel fundamental, urticante y particular. Ha dejado huella siempre, y ha despertado amores y odios. Siendo diputada liberacionista se peleó don Don Pepe, quien en ese momento era Presidente, y se le plantó para evitar un contrato telefónico con una empresa italiana. Al final, ella le ganó la partida. Siendo Ministra de Educación de don Mario Echandi, se agarró con el Nuncio Apostólico y no permitió que los curas hicieran lo que les diera la gana en los centros educativos. Hasta que supuestamente la excomulgaron. Y siendo Ministra de Trabajo de don Rodrigo Carazo, asegura que acabó con los sindicatos comunistas. Todo ello sin dejar de ser, primero que todo, maestra de escuela y abogada de pueblo.
La leyenda Estela Quesada nació en Alajuela el 4 de junio de 1924, pero, de acuerdo con la cédula, tiene dos años menos. “Seguro fue que la Curia me reportó dos años después. Es que, en general, la gente no iba al Registro. “Aunque soy de Alajuela, pasé los primeros años de mi infancia en San Carlos, en la bajura, en Platanar”. Sus papás se llamaron Augusto Quesada Cabezas y Eneida Hernández Sanabria. “Fuimos cuatro hermanos, Antonio y Moisés, que ya fallecieron, y Augusto y yo. Era la penúltima. Mi mamá se dedicaba a los oficios domésticos, y mi papá fue finquero y comerciante de ganado.
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“Pasé una niñez muy bella en San Carlos. Allá dejé mi primera infancia. Cuando vino la edad escolar de mis hermanos, mis papás nos trajeron para Alajuela. En esa época no había escuela en la bajura, sólo en la villa (Villa Quesada, hoy Ciudad Quesada). Así que nos vinimos de Platanar para Alajuela, a caballo y en carreta. “Mi madre no montaba a caballo, por lo que había que hacer las giras en carreta. Durábamos una semana de la finca a aquí. Veníamos haciendo estaciones, para descanso de los animales y de los cristianos también”. Doña Estela estuvo en la Escuela Bernardo Soto, y en el Instituto de Alajuela. “Soy bachiller del Instituto. Siempre fui una buena estudiante. Después del colegio, entré a la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica y luego de graduarme como maestra, estudié Derecho mientras trabajaba en escuelas”. Empezó a trabajar de maestra en San Carlos, en la antigua Villa Quesada. “Estuve dos años en la villa. Tenía gran cariño por la escuela porque me ligué emocionalmente con el cantón de San Carlos. Tengo un especial cariño por esa región. Antes de graduarme iba a pasar las temporadas de verano a la villa. “Cultivé amistades con los jóvenes de la época. Era el tiempo en que estaba el Padre Sancho. Tengo muchos recuerdos de él, así como del Colegio Vocacional y el Colegio de Nuestra Señora. “El Padre Sancho fundó la Escuela Agrícola y precisamente yo intervine muy activamente, con mucho éxito, porque en ese tiempo estaba en el Ministerio de Educación, y tuve todo a mi favor para impulsar la institución, que apenas estaba naciendo. “En ese caso, fue fundamental la ayuda del Punto Cuarto, que era una institución de Estados Unidos, algo así como el embrión de la AID. Eso fue prodigioso para mí, porque coincidió con todo: el afecto con la región, la importancia que le di a la educación rural y agrícola, la circunstancia de estar en el ministerio… Todo se ligó para impulsar muy eficientemente a esa institución. Conseguimos mucha maquinaria, preparación del personal, en fin”.
Maestra en San Carlos “Después de estudiar Educación, llegué a San Carlos de maestra. Era el San Carlos rural y remoto. Había que pasar Camilo Rodríguez Chaverri
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los ríos por dentro, a caballo. Solían amarrarlo a uno con una soga a la cintura, y pegar la soga a un árbol, al otro lado del río, para asegurarse de que no iba a pasar nada si el río se lo levantaba a uno, si una corriente de agua levantaba al caballo y al cristiano “En ese tiempo ni siquiera había caminos lastreados. Me montaba a caballo en Naranjo, que era hasta donde llegaban el camino asfaltado y el bus. En esa época se inició la construcción de la carretera a San Carlos. Yo me iba para allá en enero, porque las clases empezaban en febrero, y volvía a Alajuela en julio, para las vacaciones de 15 días, y de nuevo salía hasta en noviembre. “Durante el tiempo en que fui maestra no viví en el centro de la villa, sino a unos dos kilómetros, en la casa de don Beto Chaves. Ahí era donde iba a pasear en las épocas de verano siendo una niña. Nos ligaba una gran amistad con esa familia. Su esposa, doña Estefanía González, era como mi mamá en San Carlos, y sus muchachas eran contemporáneas conmigo. “Viajaba de esa casa al centro a pie, con los zapatos en la mano. Me ponía los zapatos en la entrada del pueblo, precisamente en la casa de doña María, la madre de Don Beto. Primero me lavaba los pies en un tubito que estaba afuera de la casa. Sólo faltaban dos cuadras y aún así llegaba embarrialada a la Escuela Juan Chaves. “A los dos años me vine para Alajuela, trabajé en la Escuela República de Guatemala y me integré a diversos grupos de trabajo comunal. Siempre participé mucho en las cuestiones sociales. Me interesó siempre la cosa pública, aunque fuera local, de un pequeño pueblo. “Me sentí siempre atraída por el interés público. Tanto así que había sido afiliada a la ANDE desde mis años de estudiante, a inicios de los años 40. Siendo estudiante de Pedagogía, la Niña Emma Gamboa influyó mucho en mí”.
Época envolvente “Fue una época envolvente. Los acontecimientos políticos lo obligaban a uno a tomar una posición. Recuerdo que viajábamos en autobús a Heredia, donde recibíamos las clases. El chofer del bus era don Modesto, un tremendo político. Nos llevó más de una vez a las manifestaciones, y montaba gratis a los que fuéramos opositores al gobierno y a los que queríamos participar en esas actividades de protesta. 128
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“Yo era de la oposición, primero fui cortesista y luego ulatista. Adversaba al gobierno y estaba muy involucrada en todas las manifestaciones que se hacían protestando contra sus atropellos. Eran los primeros años de mi vida. Tenía como 18 años. “Fui muy agresiva siempre, y participaba activamente. Entre los profesores de esos años, que influyeron en mí, estaban Isaac Felipe Azofeifa, José ´Chepito´ Guerrero y Rafael Cortés. El decano era Marco Tulio Salazar. “Esa época fue muy importante para que la mujer participara en la calle. Nuestra presencia en las manifestaciones conmovió tanto la conciencia nacional que cuando triunfa la revolución de Figueres y se integra la Asamblea Constituyente se nos otorga a las mujeres los derechos políticos, el derecho a elegir y el derecho a ser electas. “Se argumentó que la participación de las mujeres en las protestas y las manifestaciones nos había generado méritos suficientes para merecer el reconocimiento de nuestros derechos. En la Asamblea Constituyente no hubo ni que hacerle mucha fuerza. Fue un reconocimiento unánime, con muy pocas excepciones. “Sólo cuatro gatos se opusieron, y dijeron que la política era muy sucia, por lo que había que evitar que las mujeres se vieran perjudicadas por los vericuetos de lo público. Realmente puede decirse que es sucia, pero, como decía don Ricardo Jiménez, la gracia es entrar y salir limpio”.
En la ANDE “Ya en Alajuela, resulté electa representante de los maestros de Alajuela en la ANDE, que se había fortalecido precisamente como consecuencia de los hechos políticos de los 40. Siendo estudiante, como la política se reflejaba hasta en el quehacer educativo y las organizaciones gremiales, y la ANDE refugió a las fuerzas políticas o las personas que militaban en la oposición, tuve relación con mucha gente del gremio. “Como parte de las reacciones por los hechos políticos, a quienes nos oponíamos a los gobiernos de inicios de esos años 40 nos invitaron a que ingresáramos a la ANDE sin cuotas. Lo que necesitaban era el bulto. Así que entré a la Ande siendo estudiante, prestando el bulto y la firma “Luego me nombraron delegada de la asociación hasta que llegué a ser presidenta de la ANDE, creo que la tercera mujer que llegó a la Presidencia, a inicios de los años 50. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Fui presidenta después de Chepito Guerrero y Emma Gamboa. Otra persona que ocupó la presidencia en esos años fue José María Chaverri. Yo le decía ´Chepe María´. Tuvimos una gran amistad. Cuando fui ministra, él fue mi Oficial Mayor. “Empecé a estudiar Derecho siendo maestra. Renuncié a la plaza de día y mientras estudiaba trabajé en la noche, específic amente en la Escuela Nocturna de Alajuela. En la universidad estaban Fernán Vargas, Manuel Formoso Herrera y Ana María Bready. “Cuando terminé de estudiar, en 1953, estaban en la primera campaña electoral de Figueres. Ya, en el 49, se había reformado la Constitución Política y la Asamblea Constituyente reconoció en ella los derechos políticos de la mujer. Por eso, en el 53 se me postula para una diputación. Fui una de las primeras tres mujeres que ocupó una curul. “Las otras dos diputadas eran Teresa Obregón de Dengo y Ana Rosa Chacón. Las tres éramos de Liberación Nacional. Nunca chotearon al partido por nuestras candidaturas. Fue una época de cambios, dadas las características posteriores a la Revolución del 48. Calderón Guardia estaba fuera del país. La fuerza política del calderonismo estaba acéfala. El candidato contra don Pepe había sido Fernando Castro Cervantes. Era ganadero y tenía una gran visión. Trajo el cebú a Costa Rica, trajo razas de ganado como el Nelore, y también el pasto jaragua. Pero no era un candidato apropiado para enfrentarlo con don Pepe”.
Diputada polémica “En la Asamblea Legislativa me fue muy bien. Tuve la oportunidad de ocupar la secretaría del directorio y luego fui vicepresidenta. “Me aparté del partido empezandito no más. Me aparté porque no acepté la disciplina del partido ni sus tesis. Alegué siempre que tenía la representación y la responsabilidad del país y no del partido. “Recuerdo una vez que a las 3 de la tarde había que aprobar un presupuesto extraordinario. Esa fue la primera molestia. Yo les dije, ´no señores, yo no voy a votar sin estudiar los detalles del presupuesto´. Yo sostenía que siempre iba a votar de acuerdo con mi capacidad, mucha o poca. Era mi manera de pensar. La representación tiene carácter nacional y era eso lo que me guiaba en los votos. 130
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“Había que votar las tesis convenientes para el interés nacional. Me presionaron mucho. Pero nunca me he dejado de nadie, ni permito que alguien se me imponga a la fuerza y con matonismos. “Recuerdo cuando conocimos un proyecto sobre teléfonos. El teléfono en Costa Rica era toda una calamidad. Había una sola central. A veces uno pedía un número y se lo daban hasta el día siguiente. Era un estorbo al progreso. Había que cambiar ese sistema telefónico. “Figueres se fue a Europa, y resulta que cuando vino, como consecuencia de esa gira trajo el cuento de una negociación con la Centrale de Italia. Presentaron un proyecto de ley. Se pretendía que Costa Rica le comprara a Italia, a la Centrale, un sistema telefónico que había arrancado en Italia. Pero yo me averigüé los detalles, y era un sistema que había sido usado por 75 años. Ese fue el primer factor por el que me opuse al proyecto de ley. “El segundo factor es que el precio del sistema oscilaba entre los 80 y los 120 millones, que era un ´montonón´ de plata. En el proyecto ni siquiera se definía el precio. Simplemente se establecía un mínimo y un máximo. “Además, era un sistema al que le llamaban técnicamente ´paso a paso´. Trabajaba mediante cables enterrados, y aquí en Alajuela, por ejemplo, los cables alcanzaban hasta Zarcero. ¡Usted sabe lo que era enterrar aquello! Había que romper todas las calles. Imagínese lo reventados que podían estar muchos cables después de 75 años de uso. Era una indecencia. Levanté la bandera de la oposición”.
Contra Don Pepe “Don Pepe me enfrentó un día en una reunión del partido a la que me invitaron, ya cuando casi no existía relación entre nosotros. Nos dijimos de todo y nos peleamos. “Sacaron a Chico (Orlich), que estaba de Ministro de Obras Públicas porque era diputado electo, para que viniera a acelerar la aprobación, pero yo me la jugué dentro de la Asamblea Legislativa con una leguleyada. Resulta que el reglamento decía que contábamos con el derecho a pedir que se leyera en la secretaría del directorio cualquier documento atinente al asunto que se discutía. Me fui a la biblioteca, y empecé a señalar tomos, textos de historia, páginas de análisis matemáticos, todo lo que me daba la gana. Salvador Jiménez era el bibliotecario de la Asamblea Legislativa, y me Camilo Rodríguez Chaverri
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ayudó muchísimo. Puse un cerro de libros en el escritorio del directorio, por lo que ese día ya no lo podían votar. “Nos echaban toda la maquinaria, pero cuando empezó la sesión pedí la palabra y les dije que con base en el artículo tal, del reglamento interno, pedía a la secretaría que empezara a leer en la página tal, y que iniciara con cualquiera de los libros. “El secretario era Piquín Garro, y a cada rato decía, ´esto no tiene relación con el asunto´, y yo le contestaba ´siga leyendo porque es al final del libro donde está lo que me interesa´. Entonces, se levantó la sesión y me llamaron a negociar. Mi posición era que tenía que ser el ICE el que solucionara el problema telefónico costarricense. En cambio, lo que quería Figueres era hacer un negocio, muchacho. “Ya estaba separada del partido, pero le narro esa situación porque fue una de las circunstancias más duras y uno de los momentos más difíciles e importantes. Gracias a esa batalla se libró Costa Rica de ese negociazo indecente. “Jorge Manuel Dengo era el gerente del ICE. Fui donde Jorge Manuel y le pedí que me diera un ingeniero que me asesora. Me dijo que no había ni uno solo que supiera de telefonía. “Cuando ya se aprobó la moción para que fuera el ICE el encargado de resolver el problema, mandaron a un ingeniero a estudiar a Ginebra y después vino a montar el nuevos sistema de los teléfonos. “Varios años después, el sistema que montó el ICE costó 60 millones, que era mucho menos de lo que hubiera costado el contrato con la empresa italiana”.
Con Mario Echandi “En la Asamblea Legislativa conocí a Mario Echandi. Fue un diputado brillante. Para mí, es el mejor diputado que ha tenido el país. Era incisivo, muy estudioso, muy peleador de las buenas causas. Todos los líderes natos del calderonismo estaban fuera. Mario se convirtió en el líder de la Oposición. Y como yo votaba de acuerdo con el interés nacional, no me importaba si una tesis la defendía la Oposición o el gobierno. Siempre voté de acuerdo con lo que la conciencia, la razón y el interés nacional me dictaban. “Cuando vinieron las elecciones siguientes, no participé. Yo era amiga de Chico (Orlich) y de Mario (Echandi). Ya era más amiga, en lo personal, de Mario, pero la verdad es que no 132
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voté por ninguno de los dos. Chico tenía finca cerca de San Carlos, en Chachagua de San Ramón. Mario también tenía finca cerca. “Los dos me parecían buenas personas. Chico era campechano y buena gente, humildísimo y bien intencionado. De hecho, años después hizo un buen gobierno. “Pero en esas elecciones quien ganó fue Mario. Y, sorpresivamente, me llamó al Ministerio de Educación. En ese momento yo estaba en San Carlos, ejerciendo la profesión de abogada, en la Villa (hoy Ciudad Quesada). Allá me fui a abrir oficina. “Había trascendido ya la intención de Echandi. Rogelio Esquivel, el pintor del pueblo, llegó a buscarme. ´Mirá, Estela, que don Mario te va a nombrar Ministra de Educación. Eso oí en el radio. Venía a contarte´, me dijo. Estando con Esquivel, a quien todo el mundo conocía como ´Cachuza´, llegaron de la jefatura política para decirme que Mario me necesitaba urgentemente en Alajuela”.
Primera ministra de la historia “Fui la primer mujer que ocupó un puesto de ministra en Costa Rica. No me costó adaptarme. Llevaba muy clara la idea de lo que, para mí, había que hacer en Costa Rica. La educación empezaba a dar palos de ciego. Se había suprimido la inspiración de la escuela europea, la escuela francesa, de fuerza intelectual, de conocimiento sólido. Se estaba empezando a navegar en las nuevas filosofías, que se habían impuesto en Costa Rica sin preparación adecuada para el cambio. Nadie capacitó a los maestros para el cambio. No se les presentó a tiempo los programas ni la metodología. Empezaba a declinar la educación costarricense en cuanto a la preparación. “Como yo había sido maestra rural, conocía la situación de las escuelas unipersonales, que representaban un alto porcentaje en el país. Además, teníamos una gran cantidad de analfabetos por desuso. Muchas personas no volvían a leer ni siquiera un sobre. Olvidaban hasta lo que habían visto en primero y segundo grado. “Mi mayor preocupación fue llevar a las escuelas rurales a completar el ciclo de primaria, porque muchas no contaban con el sexto grado. En esa lucha, la ANDE me ayudó mucho. Era una época en que la ANDE hacía seminarios verdaderos. Estudiábamos a profundidad la situación educativa. En Camilo Rodríguez Chaverri
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cambio, ahora a los seminarios no van ni el 10 por ciento de la gente. Ahora son unas vacaciones disfrazadas. “Todos esos seminarios tan buenos que celebrábamos en la ANDE me habían dado una idea muy clara de lo que ocurría en la educación costarricense. Cuando llegué al ministerio, iba con conocimientos frescos de la situación educativa. La lucha que planteé fue la revisión general de la enseñanza”.
Sin nombramientos políticos “Un detalle muy importante es que le dije a Mario que aceptaba el ministerio con una condición: que no permitiría influencias políticas en el ministerio. Los maestros debían nombrarse por méritos y por capacidad, jamás por influencia política. Echandi me lo respetó. “Sabulón Bolaños era el jefe del Departamento de Personal. Instauré el sistema de selección por méritos e impulsé la incorporación del Magisterio al Servicio Civil, creyendo que el Servicio Civil garantizaría que se iban a escoger muy bien los maestros. “Sin embargo, no fue así. Ahora, la influencia política en la selección de los maestros es perniciosa. En cambio, durante ese tiempo, no permití ni una sola recomendación de un diputado. Si hubo un mal nombramiento, fue mía la culpa, y no de una carta de un político. “De la misma manera, llevé la educación rural hasta sexto grado, y luego inicié con el planteamiento de la reforma de la educación. Mientras tanto, seguía con la rectitud en el nombramiento de los maestros. “Me gané muchos enemigos, sobre todo entre los maestros que estaban interesados en conseguir plazas y que no lo lograban porque no daban la talla. Enfurecían cuando se daban cuenta que de nada les valían las recomendaciones políticas. “En el país, lamentablemente había estado muy metida una misión chilena. Vinieron a través de la UNESCO, y tuvieron una participación muy desafortunada porque con ellos cambió la educación. Con ellos inició el declive de la educación”.
Retazos folclóricos “Se j untó ese ambiente con lo que sigue, que es un retazo de la historia costarricense, como lo dijo don Rodolfo Cerdas, 134
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a quien veía mucho en el periódico ´La República´, cuando Joaquín Vargas Gené fue director. Quincho es muy amigo mío. Fuimos compañeros de gabinete, porque él era Ministro de Gobernación de Echandi. “Se lo tengo que contar. Según Rodolfo Cerdas, esta serie de problemas que le relataré y que me enfrentaron con la Iglesia Católica representa la última confrontación de la Iglesia con el Estado que registra la historia de nuestro país. “Durante la toma de posesión, en su discurso, Echandi dijo que su gobierno estaría dispuesto a suscribir un concordato con la Santa Sede. Un día, cuando apenas empezaba la administración, un día llegó Mario con una carta al Consejo de Gobierno, que se celebraba en la Casa Presidencial. Estábamos tomándonos una taza de café con unos sánguches que nos preparaba doña Olga de Benedictus, la Primera Dama. La carta contenía una pretensión del señor Nuncio Apostólico, Monseñor Beronilo, en el sentido de que se eliminara la institución del divorcio en Costa Rica. “Beronilo había sido Nuncio Apostólico en Guatemala, y junto con el embajador estadounidense de la época, había sido determinante para la caída de Arbenz. Por eso, lo sacaron de Guatemala, y de rebote lo mandaron para Costa Rica. “Beronilo pretendía ser Cardenal, pero con ese mal paso que dio en Guatemala, perdió las acciones. Cuando llega a Costa Rica pretende recuperar el terreno perdido para el cardenalato. “Se vale del informe de Echandi, que dijo que estábamos dispuestos a firmar un concordato, y presenta un concordato para que se elimine el divorcio. Cuando aquello se presentó en el Consejo de Gobierno, hubo un silencio absoluto, pero al rato yo rompí el silencio. Yo les dije que cómo íbamos a quitar el divorcio, que de ninguna forma. “En el Consejo de Gobierno estaba un ministro muy piadoso, de quien no digo el nombre porque ya está muerto, y se encargó de llevarle a Beronilo los cuentos de mi oposición en el Consejo de Gobierno. Le dijo que yo era la capitana de la contra para el proyecto de concordato y que la protesta mía en el Consejo de Gobierno había sido tremenda”.
Enfrentada a la Iglesia Católica “Era Arzobispo de San José Monseñor Odio Herrera. Era muy buena persona, pero muy poquito de carácter. Resulta que, dentro de las disposiciones, yo había decidido que, para Camilo Rodríguez Chaverri
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levantar el nivel de las escuelas rurales, como no alcanzaba la plata del ministerio para pagar las clases especiales, íbamos a suprimir las plazas que quedaran vacantes por renuncia o por muerte, a efecto de tener dinero para pagar maestros que llevaran a la escuela rural los grados superiores. “Mario quería trabajar con un presupuesto ordenado. Nada de crear déficit. Entonces, yo economicé de esa manera. Por eso, no sustituí a las maestras de religión que renunciaron o murieron. “Estábamos en eso cuando me mandaron del Palacio Arzobispal una lista de maestras que querían nombrar. Les contesté que no podía, porque deseábamos economizar dinero para poder nombrar maestros que llevaran a la escuela rural hasta sexto grado. “En el Palacio Arzobispal estaban acostumbrados a que mandaban la lista y en el ministerio les nombraban a toda la gente. Por primera vez, el ministerio se niega, y no sustituye a los que renuncian o mueren. “Entonces, Berolino, con quien había tenido el encontronazo por el Corcondato para prohibir el divorcio, se enojó mucho más. Y a eso se juntó lo siguiente: un día recibí en la oficina a un señor que venía de Heredia, y que solicitó mi intervención en un caso particular, grave e interesante. Su familia era espiritista, y una familia cercana a su familia tenía una hija con facultades de médium. La muchachita estaba estudiando en el Liceo de Heredia. En media clase entraba en trance y empezaba a brincar. Y la amiguita, hija del señor que me visitó, le hacía los pases y la sacaba del trance. Aquello era una barbaridad de gozadera para el resto del grupo”.
Cacería de “brujas” “Un profesor de religión dijo que las chiquitas estaban endemoniadas. Llamó a un consejo de profesores, y expulsaron a las dos. El padre de familia viene a contarme, y le dije que de ninguna manera podía permitirse que le hicieran a las muchachas algo así, porque representaba un atropello sin nombre. Mandé a llamar al director, me contó que el consejo de profesores había respaldado la petición del maestro de religión, que era un cura, por cierto. “Entonces le dije, ´no, no, no, presente al consejo de profesores la revocatoria de esa expulsión. Estamos hablando de la década de los 50. La gente era muy piadosa. Todos los profesores se habían alineado con el cura. 136
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“Fracasé en el intento de que echaran marcha atrás. Me fui al consejo de profesores con unos asesores del ministerio. La verdad es que el padrecito que impartía las clases de religión manejaba al consejo. “Expulsarlas significaba ponerles un ´4´ en conducta, por lo que no las aceptaban en ninguna otra institución. Les pedí que les pusieran un ´6´ para llevarlas al Instituto de Alajuela, donde la gente es de mente muy amplia. “Tampoco me lo aceptaron, y les dije que lo iba a ser público. También les dije que yo era la que iba a calificarlos al fin del año, y que, como el Código de Educación me faculta, les iba a poner el 6 a las muchachas y me las iba a llevar para el Instituto. “Fue un apretonazo tan duro que tuvieron que aceptar. Me las llevé para Alajuela, y ahí se hicieron bachilleres. Bueno, todo el cuento de la posesión demoníaca de las muchachas que, como ministra, yo protegía, fue aprovechado por Berolino.”
Otro ´plantonazo´ al atropello religioso Días después de esta entrevista, Doña Estela me llamó por teléfono para contarme otro episodio de su lucha por separar la Iglesia del Estado en el ámbito de la educación. Lo había olvidado durante nuestra reunión, y le parece fundamental para entender esa época, en la que tuvo una participación tan particular. (Y yo feliz de que me llamara, después de lo que me había costado convencerla para que me atendiera). “Resulta que, con motivo de los acontecimientos de las muchachas en el Liceo de Heredia y el cura, que me parece que era el Padre Fallas, di una disposición interna en el ministerio en el sentido de que no se debía nombrar sacerdotes ni religiosas como profesoras o maestras si carecían de título académico en la materia que pretendían enseñar, e igual con los pastores. “Imagínese que ese cura daba Psicología. ¡Vea qué barbaridad! ¡Y diciendo que tenían metido al diablo! De igual manera, había sacerdotes que daban clases de matemáticas, historia y física, y muchas veces no tenían título. “Un buen día se me presenta el Padre Chaverri. Llega a solicitarme la plaza de Psicología del Instituto de Alajuela. Traía una recomendación de Monseñor Berolino. Me levanté. Fui al escritorio. Traje una copia de la orden que había impartido en el ministerio. Le pregunté si tenía título Camilo Rodríguez Chaverri
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académico en Psicología. Me contestó que no, y, entonces le dije, ´mire, qué pena, lo siento mucho, pero no puedo nombrarlo´. “Me contestó que él venía con una recomendación de Monseñor Berolino. Yo no me dejé. ´Dígale que, con el alma partida, no lo puedo complacer´, le pedí al Padre Chaverri que le dijera a Beronilo. “Aquello se convirtió en el ´correveidile´ de Berolino. Un día estaba dando un discurso en radio Monumental, que quedaba diagonal a mi oficina, y en eso llega el Padre Chaverri con una tropa de muchachos, exigiéndole a Gonzalo Pinto, que era el dueño de Monumental, que me entregara a mí. Pinto se le plantó en la puerta y le dijo, ´no señor, la ministra no sale de aquí´. Él logró detener la jauría que había comandado el padre Chaverri “Supongo que me pedían para lincharme en la Plaza de la Artillería (donde ahora está el Banco Central). Eso era lo que había pregonado el Padre y lo repetían los muchachos a coro. “Pinto se plantó en la puerta y les dijo, ´al que avance, lo mato´. Sólo así pudo deternerlos”.
Contra uniformes de gala “También quité los uniformes de gala para las bandas, porque comprobé que se gastaba mucho dinero en esos uniformes y esa plata hacía falta en los laboratorios. A raíz de eso, los del Colegio de La Salle vienen a verme, con el cuento de que ahí van los hijos de los diplomáticos y los ricos, que los uniformes de gala son sufragados por los padres, que es una barbaridad que no los dejen uniformarse como quieran... “Les dije, ´miren, estoy en una lucha, empeñada en que la educación someta a los colegios particulares´, porque esa era otra inquietud mía, la escuela costarricense estaba siendo invadida por la enseñanza privada, por lo que la enseñanza pública empezaba a sufrir, como se nota ahora. Yo heredé de los viejos maestros la idea de que la educación pública es el fundamento de la democracia, de manera que no sea en la educación que se sientan las diferencias entre el niño rico y el niño pobre. La educación pública permitió por muchas décadas que el niño rico y el niño pobre se hicieran amigos. Fue una época muy bella, que facilitó la solidaridad y los buenos sentimientos entre las clases sociales. Cuando de niños son amigos, de grandes se entienden bien. 138
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“Con la enseñanza privada se segrega a los pobres. Por eso, cuando viene el Colegio La Salle, les digo ´o se someten o les cierro el colegio´. Después, llevo el asunto al Consejo de Educación. “Le voy a contar una historia para que usted vea lo importante que es la educación pública. Siendo ministra de educación, un día que estaba lloviendo torrencialmente, iba yo de Alajuela hacia San José en el carro del ministerio. Era como las 2 de la tarde. En eso, veo a una compañera de escuela, Emilce Jiménez, quien iba estilándose, debajo de aquel aguacero. Bajo la ventana y le digo, ´Emilce, montate´. Ella siguió trotando. Yo insistí, y en eso se detuvo. ´Ah, pues sí es Estela´, y se subió al carro. Es que era mi compañera de escuela, y aunque su hogar estaba debajo del puente de Ciruelas, donde vivía desde que éramos compañeras, en el momento en que la llamé, debajo de la lluvia torrencial, para ella yo no fui simplemente una ministra, sino, primero que todo, una compañera de escuela. Yo también encontré que abrirle la puerta del carro del ministerio era la cosa más normal del mundo. “Esa escena que viví es producto de la escuela pública. Yo misma había sido de patas en el suelo en la escuela de Alajuela. “Cuando se me vino encima La Salle porque no aceptaban la medida, les repetí el anuncio del siguiente paso: ´una de dos, o cumplen o les quito el reconocimiento oficial de los estudios que imparten´. “Y adivine quién volvió a aparecer… Berolino, por supuesto. Organizó un espectáculo con el Padre Miguel Chaverri. Hicieron una procesión con las cruces con cintas negras, porque decían que yo estaba matando la religión”.
La excomulgaron “En medio de todo eso, muere Monseñor Odio. Entonces, decían que yo lo había matado, y resulta que quien lo mató fue Berolino, porque yo había arreglado con Monseñor una huelga de educación, se iban a ir a huelga los colegios privados, arreglé con Monseñor en la mañana, suscribimos un documento en que todo quedaba arreglado, y cuando Berolino supo que habíamos arreglado, obligó a Monseñor a mandar una carta desdiciéndose de todo. Ya le conté que Monseñor era muy poquito, y con aquello se murió. La gente dice que se fue en curso. Camilo Rodríguez Chaverri
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“En medio de todo ese pereque me excomulgaron. La verdad es que los curas inventaron que me habían excomulgado. Fui a la Iglesia del Carmen a escuchar la excomunión. Después supe, con los años, que, de acuerdo con el Derecho Canónico, no tenía valor. “Recuerdo que hicieron una investigación, llamaron a declarar al Padre Sancho, y, según me contaron, había salido limpia de todo. Al que le fue mal fue al Padre Chaverri. Fue a dar a Nicaragua, y por muchos años no volví a saber de él. “Siendo Ministra de Trabajo y Seguridad Social, en tiempos de Carazo, el 2 de agosto fui a la misa en la Iglesia de los Ángeles, y cuando veo que el señor que le estaba ayudando a Monseñor era el Padre Chaverri. “Cuando eso ya estaba Monseñor Arrieta. A ´Manzanita´ lo puso la influencia de Daniel (Oduber). Estaba en Tilarán, y trabajaba en política por debajo. Daniel le ganó por una cabeza a Carazo, y Carazo quería a Monseñor Trejos, el de San Isidro de El General”.
Después de ser ministra “Pero volviendo al orden de la historia, le renuncié a Mario, porque los países necesitan paz, y el ambiente que provocó mi posición con todas esas cosas perturbaba la marcha del gobierno. Cuando me fui, la Administración Echandi apenas iba a cumplir dos años. A mí no me importó nunca mi futuro político. Así que siempre actué por convicción y a conciencia. “Cuando salí, Mario me ofreció ser representante o embajadora alterna en las Naciones Unidas. También en esa posición fui la primer mujer. Estuve un año allá, y después me fui para San Francisco, California, de Cónsul General “En este país he sido la primera embajadora, la primera secretaria del directorio de la Asamblea Legislativa, la primera vicepresidenta de la Asamblea Legislativa, la primera ministra, la primera representante en las Naciones Unidas y la primera cónsul general. “Después del gobierno de Mario, me dediqué a ejercer la profesión, en San Carlos siempre. Tuve varias fincas. Me asocié con Mario en la finca San Cristóbal, y en esas cosas anduve hasta que precisamente vino la campaña política de Mario, en el 70. Yo era la presidenta del partido Unión Nacional. Yo creo que en eso también fui la primera mujer.
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“En esa campaña nos llevamos una aporreada terrible. Era una lucha que enfrentaba a mi amigo Mario, con Don Pepe, que fue quien me había llevado a la Asamblea Legislativa”.
Reencuentro con Don Pepe “Del pleito de la Centrale de Italia salí agarrada con Figueres, peleados a muerte. Pasaron 22 años sin que nos habláramos. En recepciones oficiales, en las que a cada rato coincidíamos, o él buscaba camino o yo me zafaba. Siempre tuvimos alguna salida para no toparnos y no tener que saludarnos. “Cuando llegué al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en el gobierno de Rodrigo Carazo, para un primero de mayo estábamos en La Sabana, esperando para iniciar el desfile, y en eso llega Figueres. Yo me dije, ´ay, señor, ahí está Don Pepe´. Y en eso pensé ´¿qué me importa a mí que me salga con una tontera?´. Estábamos en las oficinas del Estadio Nacional. Saludó a todo el mundo, y llega donde estaba yo y me dice, ´mirá, ñata, vos y yo tenemos muchos años de no hablarnos, démonos un beso y un abrazo y nos contentamos´. “¡Ve qué viejo más chancho! Así no más arreglamos las cosas. “Del 70 al 78 estuve en San Carlos y también puse una oficina en San José, durante un poquito tiempo. En eso vino la campaña de Carazo, yo lo apoyé, trabajé mucho por él, le ayudaba en todas partes y usé mucho la tribuna, como con Mario en el 70”.
Con Carazo “Con Carazo estuve muy poco por el enfrentonazo con los camaradas. El comunismo dominaba a los sindicatos en Costa Rica de manera absoluta. La condición que le puse a Carazo cuando me mandó a llamar fue que me dejara combatir ese sindicalismo. Por cierto, estaba en una finca que tuve en Río Cuarto de Grecia, a la par de Aguas Zarcas de San Carlos, y todo el mundo andaba detrás de mí y no me encontraban. ¿Qué me iban a encontrar si estaba allá? La cuestión es que, cuando Carazo da conmigo y me hace el ofrecimiento, le dije que estaba muy preocupada por la penetración del comunismo en los sindicatos, y que lucharía en contra de eso. Por la experiencia de la ANDE sabía muchos de los sindicatos. Además, tenía conocimiento porque contaba con muchos Camilo Rodríguez Chaverri
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entronques, amigos, funcionarios. Había pasado mucha agua debajo del puente, y yo estaba muy enterada de cómo era que los comunistas habían penetrado. Le dije a Carazo: ´mirá, acepto el ministerio con la condición de que iré a enfrentar a los sindicatos comunistas´. No soy enemiga de los sindicatos democráticos, pero sí del comunismo. También le advertí que eso nos iba a acarrear muchos problemas. “Tenía clara idea de lo que iba a hacer: llegué directamente a enfrentar a los sindicatos. Toda la estrategia sindical era dirigida por la Embajada de Unión Soviética. Pepe ya la había traído. El agregado cultural de la embajada andaba en las huelgas del Atlántico. “A los 15 días de estar en el ministerio de Trabajo, se viene la primera huelga de los camaradas. Aun y cuando había algunos sindicatos no manejados por ellos, los tenían apachurrados. Los camaradas habían cogido una fuerza terrible. Toda la dirigencia estaba con el comunismo. Habían mandado muchos estudiantes al Bloque Socialista. “Empecé a controlar a la dirigencia sindical aplicando la ley. Declaraba ilegales las huelgas. Hasta que les di un golpe final: es la única vez, primera y única, que se ha llevado a los tribunales la disolución de un sindicato. “Los camaradas manejaban un sindicato que empezaba en Puerto Viejo de Sarapiquí y terminaba en el Valle de la Estrella. Era un sindicato industrial, abarcaba todo tipo de trabajadores. “Cuando un trabajador no quería unirse a la huelga, lo cogían y lo amarraban en los bananales. Apedreaban las casas de los empleados que no querían sindicalizarse”.
Golpe a los sindicatos “También había brotes sindicales en la empresa Pozuelo y en Guanacaste, en CATSA. Los comunistas llegaban del Valle Central y sencillamente decían ´estamos en huelga´. Con sólo eso hacían todo tipo de torerías. Y yo todas esas huelgas las declaraba ilegales. “El tribunal declaró la disolución del sindicato, y se terminó el sindicalismo de los camaradas en Costa Rica. Ahí lo maté. Después hubo amagos, pero esos camaradas no levantaron cabeza nunca más. Ese sindicato les producía para sostener a los líderes. El sindicato daba para todo. “Y así como se terminó el sindicato, también se terminó mi ministerio. Renuncié porque me sentí muy débil en el 142
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ministerio. Para una huelga en Limón, la policía detuvo a unos dirigentes sindicales que estaban con revólveres, con la táctica de que había que buscar un ´muertico´ en las huelgas, para que la opinión pública se pusiera a favor de ellos. Los metimos en la cárcel. Echeverría Brealey era Ministro de Seguridad. Le decían el superministro. Y los puso en libertad. “Cuando vi que las cosas estaban así, que no tenía respaldo, y sabiendo que el Consejo de Gobierno estaba dirigido por Echeverría, me dije, ´hice lo que tenía que hacer, desbaraté el sindicalismo comunista costarricense, ya cumplí con lo que le dije a Carazo cuando acepté el ministerio. Me puedo ir en paz´. “Estuve en el ministerio como dos años. Ya no tenía interés de quedarme en el ministerio. A Calderón siempre lo han respaldado mucho, pero es porque tiene un partido en la espalda. En cambio, en el gobierno de Carazo, el hombre del poder era Echeverría”.
Con González Martén “Después, ejercí la profesión un poquillo más. En el 82, me presenté como candidata a diputada por San José con un partido pequeño, de González Martén. “No salí. Estuve muy enferma en esa época. Además, González Martén no me vino a hablar nunca. El proyecto de él era llevar unos cuantos diputados a la Asamblea Legislativa. A mí me gustó el plan. Junior (Calderón Fournier) nunca me llamó para que le ayudara. Yo me imaginé que era que no me necesitaba. “Una vez que empezó la política, entonces González Martén empezó a tirar toda la propaganda para él, y nada para los diputados, que supuestamente era el objetivo de su partido. Entonces, no trabajé. Los votos llegaron solos. No trabajé ni un día. González Martén se entusiasmó y pensó que podía aprovecharse de su propaganda, y eso me molestó mucho. “De ahí para acá he estado tranquila, en mi casa. Costa Rica ha avanzado mucho. En términos generales, es imposible que el país no avanzara porque el impulso de la tecnología empuja, arrastra, lleva para adelante a los pueblos. Ahora Costa Rica es sorprendente. Eso se debe a las condiciones nuestras y a la visión que tuvieron nuestros antepasados, de poner el énfasis en la educación. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Aunque el país pase en un puro lamento, lo cierto es que frente a los hermanos centroamericanos, tenemos una situación de privilegio. Hemos progresado mucho. Todo inició con la revolución social de Calderón Guardia, que yo había adversado porque se atropellaba la voluntad de los costarricenses, y se confundió una cosa con la otra. “Luego, Figueres interpretó muy bien lo que necesitaba el país. Y a pesar de que ganó la revolución, no quitó el Código de Trabajo ni las Garantías Sociales. Así fue como el país tuvo un impulso para todo lo que ha venido después. “Propiamente en la revolución, tuve muy poca participación, pero, al igual que el resto de las mujeres que trabajamos en la preparación, sé que nuestro aporte fue determinante. Los desfiles del 2 de agosto fueron famosos, y fueron muy importantes en la creación del ambiente, fundamentalmente en la época de Picado. “Yo trabajaba en el polígrafo. Publicábamos los boletines y los íbamos a repartir. Me persiguieron, como a todos los que se oponían a ellos. Sin embargo, medio siglo después, reconozco que se equivocaron al quebrantar la voluntad popular, pero que tuvieron una enorme visión en la Reforma Social”.
Cristiana “Admiro y amo la filosofía cristiana. La filosofía de Cristo es de una gran enseñanza para la vida. Pero cualquier iglesia es la organización política de la filosofía, en este caso, cristiana. “Hemos progresado como país. Cuando uno se acuerda de aquellas épocas en que nos tocó crecer, la pobreza en que se vivía, se percata de que ahora, con gusto o sin gusto, la gente vive mucho mejor. “Todos los gobiernos tienen problemas. En este país somos politiqueros. La Oposición siempre empieza a joder, y al gobierno le cuesta mucho hacer las cosas. “No soy partidaria de Abelito. No me gusta la actitud de él y de algunos expresidentes ante las huelgas. Por ejemplo, hubo una huelga del ICE que fue tan bárbara. La peor actitud es alcahuetearlos, la peor reacción es bajar las orejas. Muchas veces les han pagado esas vacaciones disfrazadas. Eso es una incitación para que vuelvan a las huelgas. “Yo voté por Ottón. Él había venido a verme. Antes, voté por Corrales porque no quise votar por Miguel Ángel Rodríguez”.
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Contra deuda política “Yo presenté un recurso de inconstitucionalidad contra la deuda política. Una de las primeras resoluciones hablaba de los abusos de los partidos políticos. Fue tremenda. Presenté el recurso a comienzos de la década de los 90, y lo gané. “Combatí también el proyecto de Pepe, que pretendía que todos los gastos de las campañas políticas fueran aportados por el Estado. En ese momento, el Estado tenía muchísimos problemas. No podía darse el lujo de mantener un montón de propaganda. “Vivo en el Hogar de Ancianos Santiago Crespo desde hace casi cinco años. Aquí vivo muy tranquila. Lo que pasa es que tuve la oportunidad de coger esta casita, porque aquí hay un sistema especial. Es como una pensioncita. No me importa vivir aquí. Más bien, me gusta mucho. “Mi vida ha transcurrido entre Alajuela y San Carlos. Mi corazón está en estos dos pueblos. Me dedicaron hace dos años la Feria de San Carlos, y yo me puse muy contenta. “Estoy feliz de lo que he hecho en la vida y paso muy tranquila, porque tengo la convicción del deber cumplido”, concluye doña Estela, quien ha ido dejando en el pasado su hermetismo, y a esta altura de nuestra conversación ya es una señora amena, afable, simpática, con un lenguaje directo y pintoresco a la vez, una mujer de campo, cultivada, instruida, como dicen los campesinos, y con dos o tres características que la distinguen y la han colocado en ese sitio de honor de nuestra historia: una mujer con carácter, una política con criterio, una funcionaria pública con sentido de la autoridad. ¿Qué más podía pedirle el país a una mujer que ha sido la primera en casi todo? Más que pedirle, el país debe darle el trono en la historia que ella, tan plantada, tan inteligente, tan mujer, tan lúcida, tan osada, tan plena, se merece… Ojo, inédita, 2004
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Juanillo Vega
Matusalén en La Cruz
Alguien me contó que el Presidente Abel Pacheco había nombrado un delegado presidencial que ya iba a cumplir 100 años y que fue compañero suyo en la trinchera, en 1955. Pregunté y entonces supe de Juan Vega Wells, un hombre de 99 años que estuvo en la lucha entre los Tinoco y Julio Acosta, que fue barbero de Anastasio Somoza, ayudante de bruja, pulpero, guarda de don Ricardo Jiménez y su esposa, cocinero en Nicaragua, amigo personal de Teodoro Picado, minero en Abangares, seguidor de Calderón Guardia, inspector de tránsito en Nicaragua y el gran promotor del deporte en La Cruz, Guanacaste. Hasta allá fui un Domingo de Resurrección, luego de conversar con él por teléfono en un par de ocasiones. Me recibió un hombre de bastón y de anteojos gruesos, con una sonrisa luminosa y una memoria que asombra. Juan Vega Wells, conocido como Juanillo Vega, es el padre del deporte en la zona fronteriza con Nicaragua, y es testigo de historias en las que, como él dice, es el último que vive para contarlo. -El Doctor Calderón Guardia siempre ha sido mi jefe. Sigue siendo mi jefe, aunque esté muerto, dice Don Juanillo, como entrando en calor. “Mi mamá era hija de dos londinenses que se vinieron a aventurar a estas tierras. Nací el 27 de diciembre de 1905. A ver si me arranco la teja. A veces se me pone un poco difícil. Cuando ya uno pasa de 70 años es sólo dolencias. No me puedo quejar mucho, porque apenas es de unos tres años para acá que he venido ´fuerceándola´. “Nací en Liberia. Mi papá, Manuel Vega Leal, era abogado. En ese entonces había tres abogados en Liberia, Leonardo Rodríguez, Francisco Faerrón y mi papá. Mi mamá era ama de casa. Éramos cinco hermanos y sólo yo quedo. 146
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“Estudié en la Escuela de Liberia. Mi primera maestra fue Lolita Muñoz. Después supe que era casada con un comandante de Liberia. En ese entonces no había colegios en la zona, así que quien quería seguir estudiando tenía que pensar en el Liceo de Costa Rica, el San Luis Gonzaga o el Colegio de Señoritas. “Para salir de Guanacaste, había que ir a caballo hasta Bahía Ballena o Bebedero, y de ahí en lancha hasta Puntarenas. Tardaba uno cinco horas en lancha, salía por el brazo del río Tempisque al mar, y de Puntarenas como cuatro horas en tren. “Le ofrecían a uno periquitos, una papaya y un mango en Orotina. Y pasábamos por un túnel oscuro, oscuro. Siempre el conductor, cuando iba a entrar al túnel, gritaba para que nadie sacara la cabeza. “Terminé la escuela y me puse a trabajar. Mi papá tenía mucha clientela, pero se bajaba todo por la garganta. Muchas veces mi mamá lo llevó a la Hacienda El Real, o a Curubandé, en Liberia, o a Agua Fría, donde unos amigos, a que lo curaran. “Tenía la bebedera, que llaman. Nadie lo pudo componer. De eso murió. Un día amaneció de viaje acostado, que no se podía levantar. Me mandaron donde el doctor Montiel, que era el único médico, y le recetó una sal de frutas. Pero cuando llegué, nos llamó a todos, nos echó la bendición, y ahí mismo quedó listo”.
Cazador y guerrero “Yo puedo decir que me crié solito. Cuando estaba en la escuela, yo me iba para un pueblito que se llama Santa Ana, donde los hermanos Reyes, Camilo, Toño, Pedro y Arabella. Eran muy buenos montadores. Ahí está la casa de la finca, todavía. “Todos los sábados me iba para allá, y en las noches salíamos a tirar venado. Íbamos hasta donde ahora está el aeropuerto. Ahí le decían ´La miona´, porque había una pedrona muy grande, y las mujeres, que antes montaban de lado, se apeaban del caballo para orinar ahí. “Matábamos dos venados por noche. En la madrugada, nos íbamos a la vega del río, que era donde matábamos tepezcuintle y saíno. “Después de todo, el domingo por la tarde me devolvía para mi casa con la carne de la semana, completita. Me Camilo Rodríguez Chaverri
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encaminaban hasta donde está el primer colegio de Liberia. Ahí le llamaban ´El Capulín´. “Cuando salí de la escuela, me fui para San José a buscar qué hacer, y llegué a pedir hueso al Cuartel Bellavista. A cualquiera le puede parecer una locura, pero es que poco tiempo antes estuve en una revuelta. Ya te cuento. “De casualidad, yo estaba en la Hacienda El Jobo cuando el encuentro de las fuerzas de los Tinoco contra las de Julio Acosta. Yo era tinoquista. Un comandante de la fuerza de Tinoco era Chindo Guardia, y otro era el comandante Solano. El general era un español, un vasco. “Recuerdo que en el corral hirieron al comandante Solano, cuando estaba combatiendo contra la gente de Acosta. También hirieron a Roberto Tinoco. Entonces, agarró la comandancia Sigifredo Tinoco, hijo de Roberto. “Como hirieron a toda esa gente, otro comandante ordenó que giraran las máquinas hasta unos árboles Guanacaste que era desde donde los estaban atacando. Con unos cañoncitos Skoda botaron los árboles. Hirieron a Juan Rafael Meneses, que era de los seguidores de Julio Acosta, pero no murió porque lo llevaron al Hospital de Liberia. A otro que hirieron fue a Amadeo Vargas. Le dieron cuando estaba en ´El Coyol´. “Yo tenía como 12 años, y fui hasta ´El Jobo´ porque quería acompañar a un amigo que estaba casi tan carajillo como yo y que se iba a reclutar, un poco, la verdad, a la fuerza. Ese compañero se llamaba Feliciano Guevara. “Me fui a pelo con él, y no me dieron armas, pero me pusieron a pasar cajas para las máquinas, que eran como unas metralletas. La batalla de ´El Jobo´ duró como cuatro horas, y salieron derrotados los de Julio Acosta. “Antes de la batalla, mandaron a cortar guineas del chagüite de ´El Jobo´ a los hermanos Vallejo, que venían de Sardinal. Eran tinoquistas. Cuando los vieron los de Julio Acosta, los amarraron a un palo. Después, a la vuelta, cuando salieron huyendo las tropas derrotadas, mataron a uno y el otro quedó vivo, amarrado junto a su hermano muerto. Fue algo terrible, que no puedo olvidar”.
Ayudante de bruja “Cuando derrocaron a los Tinoco, nadie me persiguió ni me dijo nada. ¿Qué iba a parecer si yo era un carajillo? “Me fui para San José, a buscar qué hacer. Iba a comer al ´Hotel de los Agachados´. Así le decían a una comeduría que 148
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estaba por el Mercado Central. Tenían una tabla y le servían a uno sopa. Entonces uno se agachaba para comer. “En el cuartel Bellavista no me dieron trabajo. Estaba ofendidísimo, porque, según yo, por haber estado con Tinoco ya era un gran militar. “Me fui para Cartago, donde estaba una tía, Angélica Wells, que tenía el ´Hotel Cartago´, al frente de la estación. “Me fui a trabajar allá, pero ella me manejaba como un güila, y a mí no me ha gustado que nadie me joda, que me mangonearan era lo más feo que me podía pasar. “Así que estuve trabajando con un jefe de carpintería, Abdón Morales. Por cierto que le ayudé en el arreglo que le hicieron a la Iglesia del Carmen, que es la parroquia de Cartago. Le ayudé a despegar las paredes y después a pegar la vena que va entre la pared y el cielorraso. “Más adelante fui secretario de una bruja. Un día, una mujer me vio jalando maletas, y seguramente me vio medio despabilado y me dijo ´vení, güila, te voy a dar trabajo´. “Me fui a ver qué era la cosa. Tenía una oficinilla por Los Ángeles. A mí me tocaba hacer el trabajo en la salita donde ella recibía a la gente. Tenía un biombo negro. El cliente llegaba y yo le daba una revista. Apenas se ponía a leer, yo me ponía a platicar con el cliente, a meterle cuento, que mire, que ella está en el banco, que ya viene, y me ponía a preguntarle todo lo que tenía. Ella estaba escondida, detrás del biombo, escuchando todo lo que me contaban. Luego daba la vuelta, y entraba por la puerta principal. Decía, más o menos, ´buenos días, andaba en el banco, sé que este señor me está esperando. Usted está sufriendo por esto y esto otro…´. Entonces, la condenada vieja le chorreaba todo lo que había escuchado, allá atrás, escondida. “Una vez estafó a un señor de apellido Piedra. Imagínese la cantidad de plata que le sacó ese día que me dio 10 mil pesos para que yo no contara nada. Viene el señor, y me dice ´mire, así y así y así y así, no puedo comer, de nada me sirve tener plata, cuando como, se me inflama la panza y pierdo la paz´. En eso, da la vuelta la vieja. ´Hola, señora, me dicen que usted adivina´, le dijo el señor Piedra. ´No hablemos más, usted tiene unos bichitos en la panza que le metieron con un maleficio´ dijo la supuesta bruja, y se echó todos los detalles de mi entrevista. “´Usted tiene unos animales ahí adentro, y eso hace que no le baje la comida´, le insistió. Luego, me mandó al río Reventado, a echar en una lona sapitos, alacranes, avispas y Camilo Rodríguez Chaverri
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todo lo que fuera bicho. Recuerdo que ese día una hormiga negra me hizo un ronchón y casi me muero del dolor y de la fiebre. Me quedó la mano hinchadísima, pero la metí en la lona y después pasé en cama un buen rato. “En la noche, cuando el viejo llegó, porque le dijo que tenía que llegar a dormir, le metió otro cuento: ´mire, cuando vaya a dar del cuerpo, llame a mi asistente, que le va a ayudar´. “Por otra parte, me dijo, ´el señor va a llamarlo a usted. Cuando usted llegue con la bacinilla, haga toda la operación´. Le dio un purgante, y cuando el hombre llegó con el mal de panza, en medio de la oscuridad puse la bacinilla llena de los bichitos. “Aquel hombre casi me pringa la mano. Apenas se alivió, salió con la bacinilla en la mano donde la bruja. Ella le dice ´mire el bicherío, ¿ahora cómo se siente del estómago?´ “El hombre se alivió tanto cuando vio aquel montón de bichos que le dio una buena cantidad de plata. Tanto que ella, que era muy agarrada, me dio 10 mil colones. ´Tome usted y cállese la boca´ me dijo. “Pero a mí me dio la tembladera. Me dio no sé qué que ese señor se diera cuenta o que alguien en Cartago nos denunciara. Entonces agarré los 10 mil y mejor no volví”.
“Tengo veinte mil mañas” “Te voy a decir la verdad, aunque no sea ejemplarizante. Con la plata de la bruja me enredé con unas negras, unas viejas explotadoras. Con el cuento de que me daban comida y dormida, me dejaron limpio. Además, me tenían a puro ñame y sopa de curré. Aunque no lo creás, esa carajada yo la comí. “He sido de todo. Por ejemplo, también fui comandante en Cartago de Don Ricardo. Me encomendaron cuidar a doña Beatriz Gutiérrez. Cuando pasaba, la gente decía ´ahí va La Cucaracha´, porque le tenían ese apodo. “Era muy buena la señora. Decían que había sido de la vida, pero a Don Ricardo nunca le importó lo que le dijera la gente. Lo criticaban porque tenía como Primera Dama a esa señora. Una vez le mandaron una carta diciendo que la metiera en un burdel. Yo escuché cuando le contó a doña Beatriz porque me tocaba cuidarlos. Esa vez salió diciendo que no podría cumplir con lo que le pedían en esa carta porque habría que cerrar todas las oficinas de San José, pues su conducta no era diferente a la de muchas señoras de San José. 150
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“Cuando eso el comandante era don Ezequiel Sáenz, y el segundo era Patricio Arias. El teniente era Figueroa, y mis compañeros eran Serrano, Alfaro, Sánchez y Monestel, quien después fue ´pelota´. “No duré mucho de policía. No me gustó. Así que me puse a rodar, y como he rodado tanto, recuerdo que de nuevo tuve que irme para Limón a buscar trabajo. Esa vez no tenía plata ni para el tren. Al principio ni siquiera sabía que iba a dar a Limón. Simplemente agarré de camino la línea del tren, a ver dónde conseguía una chamba. “El problema es que llegué a pata por la línea del tren hasta Juan Viñas. Ahí me metí a dormir en unos carros de jalar banano, y unas muchachas me vieron. Fueron a decirle al papá, y cuando él llegó dice, ´diay, si es Juanillo´. Me conocían porque llegaban al hotel de mi tía. “Me dieron de comer. No llevaba ni un cinco. El conductor del tren era de apellido Facio, y me llevó de fiado. Me hice amigo de un viejito que me encontré en el tren. Él venía saliendo del hospital. Le conté a Facio la historia y nos prestó 50 colones a cada uno. “El viejito se llamaba Justo Pastor Saborío. Era nicaragüense. Su hijo, Jesús Saborío, era contratista en Limón con la compañía de los americanos. Me compraron polainas, machete, lima, cuchillo y zapatos ´Poco bien´. Esos zapatos eran muy duros. No les entra el colmillo de la culebra. Eran tan duros que había que mojarlos para ponérselos. “Estuve en Limón con costos un año. Me hice amigo de un montón de nicas, porque ellos preferían contratar a sus paisanos. Un día, dos nicas amigos míos, que estaban borrachos, se agarraron a machetazos. Uno mató al otro. “Al día siguiente me vine porque tenía miedo de que me embarraran. Agarré un carro bananero y rapidito estaba fuera de peligro. Yo ya estaba hecho y derecho, y tenía 20 mil mañas. “Fui a dar de nuevo donde mi tía de Cartago, la del hotel. Cuando le conté me dijo ´ay muchacho, ¡qué barbaridad!, venís panzón de comer banano podrido´. Llamó al doctor Guier, quien me examinó y me dio unos purgantes. Apenas me repuse de los medicamentos, que me pusieron a correr todo un día, el esposo de mi tía se fue a dejarme a San José. Imaginate lo asustado que me veía”.
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Minero “Me vine para Puntarenas. Como estaba esperando la lancha, me fui a beber con unos amigos que me encontré y amanecimos en el Puerto de Manzanillo. Al final, desembarcamos cerca de las Juntas de Abangares. “Estuve en las minas cuatro años. Es duro. Trabajaba con un viejito inclemente. Tuve la suerte de que después llegó un señor, Míster Berry, que nos trataba un poquito mejor. “Un día no me llegó pago sino un papel. Me estaba esperando un señor delgadito. Me dijo ´usted es de apellido Wells, ¿es hijo o nieto de inglés?´ Cuando dije que mis abuelos maternos eran ingleses, me nombraron jefe de los mazos, que es donde están machacando la piedra. Era durísimo ahí. La gente estaba en pantaloneta y sin bolsas. Uno los revisaba al entrar y al salir, para que no se robaran el oro. Comían afuera porque no podíamos darles el pretexto de jalar la comida en algo que después sirviera para esconder el mineral. “Me dieron una pistola y casi cien tiros. Además, yo tenía que tirar al aire para que oyeran los contrabandistas. Por eso, cuidándolos me hice vagabundo de nuevo y me eché al tiro al blanco. Hasta el día de hoy nadie me la ve en eso de la puntería. “Como podía estar en la entrada, ni tonto que fuera que iba a entrar a esos calorones. Los dejaba trabajar como quisieran, y me ponía a tirar garrobos desde la puerta o los alrededores. Tenía el pretexto de ahuyentar contrabandistas. Y aquello era un ´garroberío´ increíble. Casi siempre terminaba comiendo ´gallina de palo´”.
La valentía de su mujer “Después de las minas me vine a buscar trabajo para el lado de Nicaragua. Me metí hasta de cocinero. Cuando regresé, el Resguardo estaba por la tumba de García Flamenco. Ahí había un portón. Paso yo, y me dice un guarda ´¡opa!, ¿para dónde vas, nica?´. Le contesté ´no soy nica, soy tico´. Se fue donde el jefe, y le dice ´capitán, ahí está un muchacho que dice que es tico´. Se viene el capitán, y no era otro que mi hermano mayor, ¡qué regañada! Me dice ´¡qué brutalidad! Tantos años la familia sin saber de vos, Juanillo´. “Mi hermano mayor se llamaba Otoniel Vega. Él fue el primer maestro de La Cruz. Ese regreso mío fue en 1926. Apenas tenía 21 años, pero ya estaba bien jugado por la vida. 152
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“Otoniel me dejó de guarda aquí, en La Cruz, y me quedé para toda la vida. Para ese tiempo, en La Cruz no había sacerdote. Y para la fiesta del 3 de mayo, que es el día de la Santa Cruz, venía el padre a bautizar, a casar y a dar la Primera Comunión. “Todos los del otro lado, los de Nicaragua, también venían por el padre. Venían de San Juan del Sur, de Cárdenas y de Rivas. Por eso, organizábamos unos bailes buenísimos. Venían muchas muchachas. Fue bailando que me enamoré. A los días, la novia se me fue para San Juan del Sur y hasta allá iba yo a verla. Trabajaba en el almacén de un chino. “Al tiempo no aguantamos más, y decidimos casarnos. Como ella era menor de edad, y teníamos el mismo apellido, necesitábamos la firma de su papá. Así que me dijo ´mirá, mi papá no me dio el apellido, pero yo sé quién es. Vive en la La Cruz y se llama don Luis Morice Belmonte´. Casi me desmayo. Ese señor era el hombre más rico de aquí. Don Luis era hijo de un italiano, y una española, y era dueño de la mitad de las tierras de La Cruz. Yo me asusté y le dije a mi novia, ´¡A la puta! Si yo hubiera sabido eso, jamás te vuelvo a ver… ¿Qué va a decir la gente? Que ese limpio se va a casar con esa muchacha sólo por interés´. “Para ese tiempo, don Luis sacaba tres mil novillos. Era un viejo ceremonioso. Había que quitarse los zapatos para entrar a su casa. Voy a hablar con él, me ve cuando voy a entrar y me dice, ´no te quités los zapatos, Juanillo´. “Le conté la historia. Le dije ´hasta la última hora supe que era hija suya´. Me dio una palmada por la espalda y me dice ´vos sabés que el amor es el que manda… ¿qué querés de mí?´ Yo le dije, ´diay, que me dé el consentimiento´. “Fue una gran dicha porque yo me ando todo Nicaragua y no me hallo una mujer como esa. Eso lo comprobé después, cuando salimos huyendo. Todos se fueron conmigo y ella nunca se despegó de mi lado. Fue conmigo a donde fuera yo. Era sumamente trabajadora. Inauguramos la Hacienda El Naranjo. Esa tierra nos la dio un tío de ella. “Me di cuenta del valor de esa mujer porque estuve en el 48 y en el 55. Ella siempre se quedó al frente del hogar, y cuando me fui del país, ella no se quejó de nada. ´Vamonós, pues´ fue lo único que dijo. Ella se llamó Carmen Vega Sánchez, y ya Dios se la llevó de mi lado”.
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“El Doctor sigue siendo mi jefe” “Yo era calderonista del Doctor, y después del Junior. Le repito que el Doctor va a ser mi jefe hasta el día en que me muera. Cuando él se fue para Nicaragua, yo iba a verlo todos los fines de semana. Allá conocí a Longino Soto, a Rolando Laclé y a Rogelio Ramos padre. También fui muy amigo de Paco Calderón. “Pero mejor voy en orden. Yo siempre fui muy amigo de andar politiqueando. La primera vez que participé en política estaban de candidatos Rafael Yglesias, Máximo Fernández y Carlos Durán. Don Máximo era azul, don Rafael era rojo, y Durán era verde. Yo iba con don Máximo Fernández. “Daban una escarapela de los azules con un tren y decía ´no hay más tren que éste que pita´. El símbolo de don Rafael era un gallo y decía ´no hay más gallo que éste que canta´. Y el de don Carlos Durán era una chancha con una batea, y decía ´no hay más chancha que ésta que grita´. “Ganamos los de don Máximo, pero no nos alcanzaron los votos. Luego, perdimos en la Asamblea porque se unieron Carlos Durán y Rafael Yglesias para que quedara don Rafael. “Don Rafael Yglesias hizo la cañería de Liberia. Después de eso, en esta zona decían ´¿quiere palo? ¿quiere palo? Vote por Rafael Yglesias´, porque la cañería la hicieron a puro palo. “También participé muy activamente en las elecciones de diputados. Antes, los diputados cambiaban a medio período. El voto era en una papeleta con una estampilla. Se pegaba la estampilla donde uno iba a votar. Los candidatos eran Aristides Baltodano Briceño, Adriano Urbina Gutiérrez y Chico Mayorga. “Cuando eso yo tenía 16 años y todavía no era votante, pero ya andaba de peligroso, en la política. En La Cruz vivía mi hermano Otoniel, que en ese momento era director de la escuela. Yo estaba en Liberia y viene Adriano Urbina, que era uno de los candidatos y me dice, ´andate a La Cruz y cuidame que no chorreen los votos´. También me dijo que tenía ganado Guardia y Cañas Dulces, que hasta la vez son distritos de Liberia, pero que donde no tenía nada era en La Cruz, que, cuando eso, todavía era distrito de Liberia. “Me dio dos botellas de guaro ´por cualquier cosa´. Agarramos camino para La Cruz como a la 1 de la mañana. De camino, me iban fregando. Otoniel, mi hermano, iba con Baltodano, y el agente de la policía en La Cruz, Justo Coronado, iba con Chico Mayorga. Ellos eran los otros dos 154
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delegados. Entre los dos me gritaban ´pollito que no pica, cerote duro´, por carajillo que estaba. Es que no sabían las que les iba a hacer. “Viene la votación, ni un voto para Urbina, sólo para Mayorga y Baltodano. Yo estaba apagado, y como a las 9 de la noche todavía las dos botellas de guaro estaban intactas. “Dije que me devolvía. Iba con malas noticias para mi candidato y no quería esperarme más. ´Nombre, esperáte a que amanezca´, me decían Otoniel y Justo. ´No, ya me voy´. Y me vine. En eso veo que se vino conmigo el presidente de la mesa, con todos los documentos en una alforja de cuero. Que conste que yo ni me lo imaginé. “Bajando lomas se oían las botellas, y en una de esas me dice el presidente de la mesa ´¿qué llevás ay?´ Ya le cuento yo, y me replica ´dame un mechazo´. Y al rato yo le digo ´vea a ver si se mete otro´. Así, poco a poco se fue bajando su botella de guaro. Cuando ya lo vi que iba bastante pegado, ahí por una quebrada, como a las cuatro de la mañana, me apié a orinar. Me dijo ´yo también me bajo pero dame otro mechazo´. Se lo arrempuja, orina, cae y no pudo levantarse. “Agarré la alforja, y después de una pequeña revisión, curiosamente todos los votos eran para Adriano Urbina, mi candidato”. Juanillo no aguanta la risa. Tenemos que esperar para seguir la historia. Toma agua, se pone de pie como para tomar aire, va al baño y viene. Continúa. Está feliz. Como si estuviera contando una pequeña travesura. “Toditos los votos fueron para Adriano. No les dejé ni un voto. Como a las cinco de la mañana, pasan mi hermano y el jefe de policía. Estaba yo sentado a la par del ´jumas´. Ellos me ayudaron a subirlo al caballo, lo amarramos y así pudimos llegar a Liberia. Los dos delegados ni siquiera preguntaron por la alforja. “Llegué a contarle a Adriano que ganó. ´¿Cómo pude haber ganado, Juanillo?´ ´Todo vale, todo vale´, le contesté. Cuando Otoniel se dio cuenta, me dijo ´Juanillo, vos sos un pillo´. “Y cuando le preguntaron a don Ricardo Jiménez, que era el Presidente, cómo habían estado las elecciones, dijo ´todo estuvo muy bien, sólo en La Cruz parece que hubo un mal paso”.
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Calderón Guardia “Conocí al Doctor Calderón Guardia en San José. Fui a buscar a Villalobos Arce y a Jorge ´El Turco´ Bonilla, con quien había estado en las minas de Abangares. Recuerdo que la oficina del Doctor estaba al frente de donde ahora está la Caja Costarricense del Seguro Social. “Cuando lo conocí ya tenía un montón de años de trabajar por él. En el 40, estuve trabajando en el partido, y trabajé por don Teodoro. En el 48 hubo un fraude grande en contra de Calderón. La gente de La Cruz apareció votando en Limón. ¡Qué desorden! Por ahí fue que vino la revolución. En el Congreso el Doctor tenía mayoría y anulamos las elecciones. Fue en ese momento que Figueres salió sacando pecho. “En el 48 estaba yo muy cerca de Calderón. Apenas ganó Figueres, nos fuimos. Yo me fui porque me iban a agarrar vivo o muerto. Cuando eso tenía pulpería, cantina y finca. La finca estaba ahí donde está la tumba de García Flamenco. Todo eso era mío. Sacábamos el dulce de mi trapiche, y teníamos ochenta reses, muchos cerdos, cinco yuntas de bueyes y dos carretas. “Llevaba tapas de dulce y traía víveres. Todo lo comprábamos y vendíamos en los negocios de los chinos. Estaba yo ordeñando la vaca, como decimos en el campo. Pura vida, nada más necesitaba para ser feliz. “Las pérdidas por la guerra de Figueres en mi familia fueron incalculables. Calculé con el Doctor que eran de 80 mil colones, que era un montón de plata. No me dieron ni un cinco. “En ese mismo año hicimos el primer intento de volver. Me tocó tomar el cuartel de La Cruz. Por error, hubo algunos muertos en el telégrafo. Murieron el telegrafista y el mensajero. Fue por equivocación. Entramos de Nicaragua por el norte. “Veníamos pasando por la iglesia vieja, la noche estaba como el día por la luna, y el pagador del gobierno estaba arriba de la iglesia. Por encima del campanario, el pagador le disparó a Félix Arauz, que venía detrás de mí. El tiro le entró por una nalga y le salió por la otra. Yo no sé cómo fue aquello tan extraño ni por qué fue que no lo mató, pero desde entonces lo conocimos como ´Tres culos´. “Mis compañeros creyeron que los disparos venían desde el telégrafo, y por eso cometieron ese grave error. Cuando íbamos llegando al cuartel, los policías oyeron los tiros y se 156
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tiraron al guindo, chingos, porque los agarramos durmiendo. Lo bueno fue que dejaron los pantalones con la plata. “Como a las diez de la mañana del día siguiente llegó el correo, que antes era a caballo, y nos dijo que se topó a los guardas y al jefe del Resguardo, que iban casi en pellejo, y que ya iban por donde está ahora la recta de Santa Rosa, que es entre Cuajiniquil y la Hacienda. “Tomamos el cuartel. También tomamos el llano de ´El amo´, que era donde aterrizaban los aviones. Ahí están cuatro compañeros enterrados. El armamento no era sufic iente. Lo tuvimos que dejar todo botado. La mayor parte de esa primera contrarrevolución era gente de La Cruz. El Doctor Calderón venía con nosotros, y también el comandante departamental de Rivas, quien venía en facha de civil. “Nos devolvimos para Nicaragua. Me tenían sentenciado. Estuve diez años allá, con mi familia. Salimos para allá en el año 48 y entramos el 8 de junio de 1958, cuando entró Echandi y firmó la amnistía. Ese día entramos todos con el doctor. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer. “En Nicaragua trabajé en La Hacienda El Naranjo, que estaba en el propio límite con Costa Rica. Yo venía a platicar con los ticos, en el propio mojón, con el cuartel al frente”.
En Coyotepe, en el 55 “En el 55, yo fui a Coyotepe. Fui el número 36 del reclutamiento. Llegamos a prepararnos. Era duro. Ahí el que entraba no salía, para no revelar el secreto. Éramos del primer grupo, de los primeros sesenta. “Me acuerdo que ahí estaban Eduardo Mora, que fue el que me llevó, y que acaba de escribir un libro sobre eso, ´Pencho´ Alvarado, Federico Collado y Abel Pacheco. Don Abel se entrenó y peleó a la par mía en Santa Rosa. Empezamos a las 2 de la tarde y terminamos a las 7 de la noche, sin descansar. Atacamos con rifle corto, y nos extendimos quinientos metros. Como se fueron retirando, usamos los morteros. “En el 55 no ganamos porque intervino la OEA. Estábamos muy bien preparados para llegar hasta San José. En el encuentro de Santa Rosa, que le decimos la batalla de Los Puercos, por la cercanía con la quebrada de Los Puercos, asalté una trinchera y agarré prisionero a Carlos Alberto Salazar, que era amigo mío, y a tres periodistas, dos de la BBC de Londres y uno de Francia.
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“Los llevábamos el doctor José Joaquín Salas Villegas y yo. Llegamos hasta la entrada del camino de Cuajiniquil. “En Coyotepe éramos cuatrocientos hombres, y los que tomamos parte de la batalla de Los Puercos fuimos el cuarto pelotón de la Compañía B, que era donde también venía Abel. “Los demás se quedaron replegados un kilómetro atrás. El primer petolón de la compañía A era mandado por Franklin White. Ellos se quedaron en la bajada de Santa Rosa, por si acaso nos atacaban por la espalda. “A las 7 de la noche, fuimos a reconocer los muertos, agarramos 86 prisioneros. Les dijimos ´den un paso adelante los ticos´, y eran sólo seis. Los demás eran de la Legión Caribe. Entre los seis había un viejito que era baqueano de ellos y que toda la vida fue empleado de Santa Rosa, un viejito de apellido Mata. Si la OEA y estos extranjeros de la Legión Caribe no se nos hubieran atravesado, hubiéramos botado del poder al viejo Pepe”.
Barbero de Somoza “Desde antes de Coyotepe conocí a Somoza, era amigo de ellos desde que estaba en La Cruz. Me conocí bien tanto con el viejo como con Tachito. La cónsul de ellos en Liberia era Lenina Morice, hermana de mi esposa. De ella me hice amigo, y un día me llevaron a ´La curva´, que era donde estaba Tachito. Estuve con el viejo. Hasta lo rasuré. Cuando había estado don Teodoro, yo llegaba a hablar con él y a arreglarle la barba, porque me hice barbero en Liberia, con mi hermano, siendo un carajillo, pero no la ejercía. Sólo me servía con los amigos. “Un día llegué a ver a don Teodoro, y no había llegado el barbero de Somoza. Don Teodoro se barbeaba sólo conmigo. Lo estaba barbeando cuando pasó el viejo Somoza, y me dice ´ah, vos le hacés a esa chochada´. Así fue como empecé a ir para hacerle la barba a los dos. El viejo Tacho era muy gordo del pecho, y entonces, me quedaba todo el pellejo del pescuezo como pa´meterle la cuchilla. Él me decía ´cuidado te pasa la del barbero que le puso la navaja al dictador´. Es que había un cuento de un dictador a quien lo estaban barbeando. Cuando tenía la navaja en la pura pelota de la garganta, le dice al viejo ´¿quién manda aquí?´ ´Vos, hombre´, le dijo el dictador, pero apenas terminó, lo mandó a fusilar.
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“Pues le arreglé la barba al viejo Somoza, vos, y eso me hizo que me hiciera amigo de él. Yo me sentía bien con eso, porque me daba seguridad, y ni podía volver a mi país. La verdad es que yo mandaba en Nicaragua. Yo era un jefe para La Guardia. “Cuando eso, en Costa Rica daban diez mil colones por mi cabeza. Es más, a un Orlando Lanza le ofrecieron treinta mil colones por venir a matarme. Me di cuenta, me soplaron y me fui para San Juan del Norte y para Managua. Me mandaban papelitos a la hacienda. Me llegaban anónimos y decían que me querían matar. Imagináte lo que significaba ser amigo del Tacho. Era casi una tranquilidad. “Después me hice amigo de Tachito a través del Coronel Iván Alegrete. Me empezaron a presionar mucho y a mandarme muchos mensajes que llegaban del otro lado de la frontera. Creía que me iban a matar. Por eso tuve que dejar la hacienda. Los Somoza me dieron un trabajito. Estuve de ´time keeper´ general en San Juan del Sur. “Luego me dieron un mejor trabajo por medio de la aduana, pero el coronel de la aduana no me quería. Me fui tres días para Managua y le hablé al Tachito de mi problema. Entonces, me pusieron de jefe. Desde ese momento le manejaba los peones que entraban y salían de los barcos. “Después fui jefe de detectives en el Departamento de Rivas e Inspector de Tránsito, aunque sin saber andar siquiera en bicicleta”, dice don Juanillo.
El Delegado Presidencial “Después del 58, me quedé aquí en La Cruz, y me dediqué a la pensión y a la promoción del deporte. Ahora que entró Abel al poder, me dedico a ver el puesto de delegado presidencial. “He trabajado con todos los candidatos y los presidentes del partido de mi jefe, el Doctor. Trabajé con don José Joaquín Trejos, como jefe del Resguardo en La Cruz, en Liberia, en Tilarán y en Filadelfia. Con Carazo no trabajé porque era un liberacionista que se salió, nada más. Pero nunca fue uno de nosotros. Con Calderón me partí el pecho en la campaña y me dio una chambilla como asesor del comando. Era como un regalo, porque, según él, creo yo, Juanillo Vega ya era un viejito. Era un puesto de adorno. Por eso, sólo llegaba a retirar el pago. Pero qué va para viejito.
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“Conocí a Rafael Ángel en Diriamba. Lo chinié. Yo iba a ayudar a cuidarlo, cuando era un chamaquito, un bebé. Tenían un cuarto en un hotel. Ahí vivían. Yo me iba para donde ellos todos los sábados y me devolvía todos los domingos. ”Doña Rosarito cocinaba y el Doctor atendía a la gente. Mientras tanto, yo le cuidaba a Rafael Ángel. Yo iba con Mariano Gutiérrez, a quien mataron por la espalda. “El único que del todo no quiso contar conmigo fue Miguel Ángel Rodríguez. Abel le fue a decir que yo quería ayudarle de delegado aquí en La Cruz, pero me mandó a decir que yo estaba muy viejito. Yo sé que la verdad es que una diputada de por aquí se opuso. “En cambio, ahora soy ´pelota´ con Abel. Aquí le ayudo a Pacheco a que las cosas caminen bien. Honradamente, hago un trabajo de fiscalización para que todos trabajen como se debe. Lo que me interesa es proteger al pueblo. Por eso, aquí atendemos a cualquier hora y todos los días. Atiendo en mi casa. No necesito oficina. A los 99 años de edad, y con casi medio siglo sin despegarme de La Cruz, ya cualquiera llega a mi casa hasta con los ojos cerrados. “Una de las hijas mías, María del Carmen, es mi asistente, y no cobra ni un cinco por su trabajo. Yo atiendo a la gente y ella les hace las cartas de recomendación para que yo las firme. “Lo que han dicho otros es que yo estaba muy viejo, pero yo estoy cuerdo, perfectamente. Cuando me dicen que no me pueden dar trabajo, les digo que no saben de historia, porque Matusalén murió de 300 años y dejó preñada a la esposa. “Estoy trabajando muy contento. El problema con nosotros es que a Pacheco le dieron la olla sin atol. “Yo soy amigo de Abel, y soy leal a los amigos. Me voy a partir el alma para ayudarle. Abel me recuerda al Doctor Calderón Guardia. Con él, es como volver a vivir todo lo que nos ha pasado. “He tenido buenos amigos con quienes he compartido la cercanía con el Doctor, como don Guillermo Villalobos Arce, don Rolando Laclé, don Longino Soto, y el doctor Aguilar Peralta. “Disculpe que a cada rato tenga que ir al baño, es que estoy mal de la prostituta, eh, perdón, de la próstata. Mis hijos me van a regañar por lo que digo. Bueno, yo creo es que lo mejor es que cerremos, está larga esta entrevista, ¿verdad?
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“Sólo escribíte ahí que significa un gran honor ser delegado del presidente. Se lo agradezco a quien me nombró, después de a Dios. He conseguido muchos favores para el cantón. Es que he sido muy ´cucharilla´ en La Cruz. “Por ejemplo, yo tuve que ver con el colegio. Fui directivo cuando aquello era una zompopera. Se hizo la planta física a punta de trabajo. Y también he tenido que ver con las fiestas cívicas. Pero donde no hay quien me quite el sombrero es en el deporte.”.
El tata del futbol “Yo soy el tata del deporte en La Cruz desde 1940. Con orgullo lo digo. Todos los empleados del banco, del seguro, del colegio, han pasado por mis manos en una cancha de futbol. Lo que hay joven aquí y que componga algo es hecho mío. “Ha sido un asunto personal. He formado un montón de equipos. El primer equipo de futbol fue ´El Café Negro´. Cuando eso, no había plaza. Y la pusimos donde está ahora el kiosko del pueblo. Botamos palos y piedras en el guindo, y ahí hicimos la primera plaza de La Cruz. “A un señor que trabajaba con el chino del negocio le decían ´Café Negro´, y le pusimos así al equipo porque por debajera nos daba plata para que hiciéramos la plaza. “Después, siendo presidente el Doctor Calderón Guardia, mandaron a hacer la cañería. Vino una gente de Heredia, un Crespo, un Padilla, y con ellos comenzamos a hacer otro equipillo. “Así venimos levantando equipos, con criollos y con extranjeros que venían a trabajar. A todos los cartagos los metimos a la plaza. “Una vez fuimos a jugar con el Diriangel, en Diriamba, y nos llevamos al portero de Heredia, que era amigo de los que trabajaban en la cañería. Ellos lo convencieron. Nos fuimos a caballo, pero a él le pagamos el pasaje en avión entre todos, y lo fuimos a traer a Managua. Era un portero tan fiebre que en el avión venía uniformado y con la bola. Le ganamos al Diriangel 2 a 1, siendo el campeón de Nicaragua. “Nos atendieron muy bien. Llegó el comandante Álvaro Valle, a quien le decían ´Che´ Valle. Él conocía La Cruz, y dijo ´¡qué barbaridad! ¿Cómo va a ser que un equipito de La Cruz le gane al campeón de Nicaragua? ¿Saben donde queda ese
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pueblito? Donde el diablo dejó el cerote y se devolvió…´ Nos cayó bien mal, pero tenía razón. “Con los equipos íbamos a caballo por toda la provincia. Salíamos a Quebrada Grande, Cañas Dulces, Filadelfia, El Paso del Tempisque. Ahí nos metíamos una emborrachada después del juego, porque había una fábrica de guaro. Uno sólo tenía que abrir la llave. “Tuve varios equipos y yo mismo los entrenaba. El ´Edwin Arrieta´ en Liberia, ´Las Estrellas del Norte´, el ´Chale Molina´, el ´Sequeira´. Cada uno llevaba el nombre de quien ayudaba. El último fue el ´Sánchez Platero´. “Y el mejor para mí fue ´Los tigrillos´. Le puse ese nombre porque cuando estuve en Cartago, el Salesiano tuvo un equipo que se llamó ´Los Once Tigres´. Eran buenos, una muchachada que sí sabía jugar futbol. Los míos también. Recorrimos la provincia dos veces, pueblo por pueblo. Nadie nos ganó. En el único lugar donde nos empataron fue en Los Ángeles de Tilarán, 1 a 1, y seguramente porque La Negrita les echó la mano. “El estadio de La Cruz lleva mi nombre. Yo ni sabía. Casi me muero cuando me di cuenta. El terreno del estadio era mío. Se agarró como plaza, y un día vi que estaban cerrándola, pero no dije nada, porque, de por sí, cuando me fui para Nicaragua pasó a ser de la municipalidad. “Cuando ya la plaza estaba hecha un estadio, me invitaron para un desfile que para la inauguración, y que tenía que ir adelante Juanillo Vega. Bueno, ya venimos, con la gente de la escuela y del colegio. Había un trapo con la bandera de Costa Rica. Me pusieron a destapar el trapo y casi casi me muero. “Pero, qué va, tampoco así me he muerto. Se joden los que dicen que soy un viejo, porque ya ve, Abel me puso aquí porque sabe que todavía puedo trabajar, y la verdad es que tengo cuerda para rato”. Inédita, abril 2004
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Yoyo Quirós
Mito y maestro
Desde muy pequeño, yo escuchaba a mi papá hablar de gente culta. Hablaba con mucho regocijo, como si quisiera que sonrieran todas las palabras que salían de él. En ese momento, yo creía que una persona culta era una persona que cultivaba la tierra. Y entendía el entusiasmo que despertaba en mi papá la gente ´culta´ por ser él agrónomo y biólogo. Hasta que un día no me encajó mucho lo que estaba hablando de alguien culto con aquella idea de un campesino. Entonces le pregunté, y después de sus risas prolongadas y contagiosas, me explicó qué es ser culto. -Vea, culto es, por ejemplo, don Yoyo Quirós. Uno va a hablar con él seis horas y le habla de muchos temas diferentes. Otro día, uno va y se sienta seis horas más, y le habla de otros temas, sin repetir los primeros. Claro. Ahora sí tenía claro qué es una persona culta, aunque don Yoyo, la verdad, responde a mis dos ideas: tanto es culto por su conocimiento vasto, su hábito de lectura y su memoria impresionante como por su amor por la tierra, su apego a la agricultura y su aspecto de hombre sencillo, de campo. Pasé muchos años sin verlo, desde que acabó mi niñez en San Isidro de El General y me llevaron a vivir a Siquirres y a Guápiles. Don Yoyo vive en San Pedro de Pérez Zeledón, a una media hora de San Isidro de El General. Pero aquella imagen que tenía del señor culto, con sombrero de lona y largas explicaciones de la historia y la literatura, pronto fue ampliada en el Caribe. No más empezando el colegio mostré interés en la gente mayor y en la historia oral y vivida de los pueblos. Y siendo miembro de una asociación de estudiantes, organizamos fiestas para niños pobres en la zona de las Barras del Colorado, el Tortuguero y el Parismina. Camilo Rodríguez Chaverri
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En una de tantas, me senté a hablar con unos señores de las barras y escuché historias del tiempo de Yoyo Quirós. De nuevo, era la huella de aquel hombre que tanto me impactó en la niñez. Don Yoyo tiene un lugar primigenio en la historia de la producción bananera de la zona norte de Pococí y Siquirres, y en la utilización de los recursos de la zona de las barras. Después, a lo largo de diez años, cada vez que voy a la Barra del Colorado o a Tortuguero, escucho alguna historia en la que, de pronto, surge el nombre de Yoyo Quirós en el nido del pueblo, cuando apenas estaba la comunidad saliendo del cascarón. Pero don Yoyo es mucho más que un personaje que, de casualidad, signifiq ue algo para Pérez Zeledón y para la zona norte de Limón. Ministro de Agricultura, Presidente del Instituto de Tierras y Colonización (ITCO, hoy IDA), diputado de don Chico Orlich y Embajador de Costa Rica en el Bloque Socialista, es parte de la historia no oficial del desarrollo de las instituciones agrarias y del agro en general. Hace unos meses fui a visitarlo a Pérez Zeledón, después de hacer mil gestiones para entrevistarlo en sus cortas estadías en San José o en casa de sus hijos en Guápiles. Como no fue posible tenerlo más cerca, saqué un fin de semana para visitarlo. Tenía una y mil historias sobre él, algunas sorprendentes, como cuando me presentó por primera vez la obra de García Márquez. Tenía yo unos 8 años, y se puso don Yoyo a hablar con mi papá sobre los pueblos de Colombia que aparecían en la obra de Gabo. Cuando eso, las memorias del escritor de las camisas pintonas y el bigote y la pinta de novela, ni siquiera eran un proyecto lejano. Acababa de ganar el Nóbel. Don Yoyo se puso a detallar las características de cada pueblo de su obra, y cómo coincidían con los pueblos colombianos de la niñez del escritor. Fue el mejor recibimiento literario para mí, porque luego entendí la fabulación de García Márquez como algo surgido de su historia personal y de la historia de sus pueblos, y reinventado por su imaginación, que creó una criatura a la que le puso alas pero le dejó las patas bien puestas en el suelo.
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Volver por sus pasos Enjuto, sin un gramo de grasa entre piel y hueso, es la austeridad vestida de persona. Nos recibe en el portón de la finca donde vive, y antes de llegar al corredor donde se sentará con nosotros, bastantes varas más adelante, nos muestra árboles que ha cultivado, nos habla de experimentos en plantaciones de café y nos pasa por un galerón donde le ayuda a trabajar uno de sus nietos, criado en Guápiles y que viaja a casa de sus padres de quincena en quincena. Don Yoyo se llama Teodoro Quirós Castro, y nació en San José en 1917. Su papá se llamaba Roberto Quirós Blanco, nieto de Máximo Blanco, legendario guerrero de Costa Rica en 1856, quien vino de la Universidad de Essex con el grado de teniente y llegó precisamente para la campaña en contra de los filibusteros. Curiosamente, don Yoyo también es bisnieto de Juan Manuel Quirós, la primer baja de Santa Rosa. No más estamos iniciando, y ya arranca con su manejo asombroso de la historia no oficial, de la historia paralela. “La campaña del 56 fue nuestra lucha contra la esclavitud. La campaña del San Juan fue la que cortó el recorrido de los mercenarios. Los mandaban de Nueva Orleáns y algunos de Baltimore a San Juan del Norte. De no haberse cortado el suministro de las armas, nos hubieran mandado todos los esclavos del sur de Estados Unidos. Este era el territorio alternativo, después de la obra de Abraham Lincoln. Y esa fue la primera guerra que perdió Estados Unidos. No fue la de Vietnam. La perdió aquí, contra mis abuelos. “Máximo Blanco era el padre de doña Filomena Blanco Mora, mi abuela. Mientras tanto, los Quirós habían sido adversarios de don Juanito Mora. Una de las críticas que le hacían era que para darle sustento a su finca fundó la Fábrica Nacional de Licores. “Por decir esas cosas se vieron obligados a exiliarse, pero cuando la guerra vinieron a brindar servicio. “Los dos militares, Juan Manuel y Máximo, mis bisabuelos, van a la campaña con importante grado militar. El 11 de abril, cuando Máximo comanda el pelotón, con lo que quedaba de un ejército muy pobre y diezmado, le proponen que se agache, y dice que un coronel no baja la cabeza. “En esa lucha en defensa de América Central, Costa Rica puso las armas y la lucha, aunque fuera con plata peruana. ¡Qué ingrata que es toda la vecindad con Costa Rica! De Camilo Rodríguez Chaverri
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30 mil unidades en la guerra, mueren 10 mil, y los pobres zopilotes hicieron higiene. Mientras tanto, a nadie enterraron los nicas. “Nosotros no dábamos abasto enterrando gente, se desata el cólera, la guerra nos quita 10 mil y el cólera otros 10 mil. Paliado el problema del cólera, vienen los de Nicaragua, se arman y nos dicen ´o nos firman este tratado o nos vamos contra ustedes´. “Yo creo que los únicos casos en el mundo donde un río es limítrofe es en Babilonia, en Persia, entre Irán e Irak, y el caso del San Juan. En todos los demás países, cuando un río es limítrofe, realmente es el talweg del río, el centro del río. La intervención fue para quitarnos el talweg. “Arriba de la desembocadura del San Carlos, ya en el Castillo Viejo, se ve el límite antiguo, que ya va muy tierra adentro, porque toda la vega meridional del lago ya no es de nosotros. “Ya había muerto Pierce, quien apoyó a William Walker. Pierce muere de una enorme borrachera. Los gringos siempre lo apoyaron pensando en el canal. “Las esclusas en Panamá se llenan en tantos minutos, y en el río San Juan se llenan en una cuarta parte del tiempo. “En Nicaragua, Estados Unidos encontró con un socio muy obediente, y en Panamá se encontró con un gobierno altivo, pues era con Colombia con quien tenían que tratar. “Tenemos un caso similar en la frontera nuestra con el sur. El mandato real era ´del último extremo de la península Burika, hasta la mitad de la isla de Veraguas´. David, Concepción, toda esa parte rica de Panamá era de Costa Rica. “Fue genial la intervención de Leonidas Pacheco Cabezas, tío bisabuelo de Abel Pacheco. Don Leonidas va a Santa Fe de Bogotá con poderes plenos de negociar el tratado de límites y convence al gobierno colombiano de que respetaran el mandato real de límites entre Colombia y Costa Rica. “Cuando ya queda eso establecido, con el poder plenipotenciario que llevaba don Leonidas, le hicieron una alfombra de pétalos de rosa por su fuerza de persuasión, por su gran capacidad diplomática. “Teodoro Roosevelt compró las acciones de lo que quedó de la compañía del canal, del pobre Lesseps, que estaba en la cárcel por las deudas. Entonces, fabrica un estadito a su medida, que le obedezca a todo lo que él pida, y hace un contrato a perpetuidad, que lo viene a salvar el doctor De la 166
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Rosa, el papá de Kyra, panameño, el inspirador de la revisión de un tratado a perpetuidad, y que encuentra un presidente receptivo, demócrata, que es Jimmy Carter. Por eso es que ahora el canal está mejor manejado que nunca, con más clientela, en contra del mito de que aquello iba a ser un pantano cuando lo manejaran los panameños. ”El problema es que no ampliaron las esclusas, pero el caso está resuelto en cuanto a la soberanía de Panamá, y hay que hacerle mérito a Torrijos, porque encontró receptividad en un senado justo. Esa alternabilidad que hay en el poder en los Estados Unidos es una maravilla”.
Sus orígenes A Don Yoyo cuesta domarlo en una entrevista. Nadie le mete el freno o las espuelas. Él es el dueño de la montura, y del aparejo. Así que jinetea la historia y la palabra por donde quiera. Su madre se llamó Marta Castro Herrera, y son tres hermanos más y tres hermanas. El papá se dedicaba a la mecánica, con grado de capitán de la Marina de Estados Unidos, y su mamá era ama de casa. Vivían en avenida 11, calles 15 y 17, donde nacieron todos. Ahí fue que echó patas la memoria descomunal de este señor casi nonagenario. “Abrimos la Escuela de Aranjuez, que se debió haber llamado Antonio Font, y se llamó Escuela México. El embajador ayudó mucho con los pupitres y las canastas de básket. En agradecimiento, se le llamó con el nombre de ese país. “Mis padres ayudaron mucho en la construcción. Se pagó muy caro, a 500 colones la manzana. Compraron tres manzanas. Se le compró a don Bernardo Soto. Íbamos de la mano de las maestras María y Rosita Font, esa señora que era la maestra de don Abel, el presidente. “En lugar de esperar el bus, yo esperaba a doña Rosa. Íbamos de a pie. Ella era la que vivía más lejos, tres casas más abajo de la mía. “Eran compañeros Sadot Venegas Moreno, Claudio Soto, Jaime Carvajal, Mario Siles, Jorge Roviralta y Cayetano Calvosa Chacón. “Era una escuela de hombres y de mujeres. Recuerdo que a veces me llevaba de la mano a una chiquilla que estaba llorando y que no quería ir a la escuela, Ofelita Sáenz. Camilo Rodríguez Chaverri
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También eran compañeritas mías Margarita Rojas y Dyalá Jiménez Veiga”. Desde el inicio, muestra don Yoyo una disposición a decir todos los nombres completos, y a recordar detalles pequeñísimos, con una precisión que asusta. “Cuando las Font se fueron de la Escuela México, nos fuimos mi hermano Mario y yo con una de ellas para la Buenaventura Corrales, y mi hermana se fue para la Julia Lang. “Un tío, Teodoro Quirós Blanco, era periodista, escritor y tenía un periodiquito, ´El Fígaro´, que le tiraba muy duro a Rafael Iglesias. Le volaban tajona a todos los de la casa, pero nunca tocaron a Teodoro, que firmaba como ´Yoyo´ Quirós, igual que yo. “Otro tío, Amadeo Quirós Blanco, le preguntó a don Rafael por qué a todos ellos nos levantaban a tajonazos y a Yoyo nunca. ´Ah, porque a mí me interesa lo que Yoyo escriba, y si lo meto a la cárcel o lo dejo pasar a los tajonazos, no podría escribir´, contestó Rafael Iglesias. “Don Rafael llegaba a la oficina de don Amadeo porque era el administrador de la empresa que tenía los transportes del Golfo de Nicoya, y don Rafael lo suplía de novilladas que traía de Guanacaste, donde estaba su finca, ´El coyolar´. Embarcaban en Bebedero, y desembarcaban en Chomes “De ahí, los arriaban hasta Coyolar, pero vea lo interesante: don Rafael era político y no podía ser un buen empresario. Se vio precariamente comprometido a venderla, y se la vende a quien se la puede pagar bien, a los Tinoco, pero los Tinoco… ¿de adónde? Está como aquel refrán ´Sacristán que vende cera sin tener cerería, ¿de dónde pecata dominis sino de la sacristía?´. “Los Tinoco, que cuando eso ya habían arriado con la hacienda pública, no podían poner la hacienda a nombre de ellos, así que la pusieron a nombre de un tercero, que era ´Terciopelo´, el apodo de Fernando Castro Cervantes. “Don Fernando hizo lo justo con la finca, y cuando ajustician al hombre que sostenía la tiranía de los Tinoco, Joaquín, su hermano Pelico, con las maletas listas, lo llama y le dice ´mirá, vamos a ponerle a nombre de fulano de tal la finca El Coyolar´, y le contesta don Fernando, ´¿a punto de qué? Esa finca es mía´. “Barriles de morrocotas de oro y de plata pone Tinoco en un ferrocarril a cargo del ministro de Brasil en Costa Rica. En ese tiempo no se llamaba embajador, sino que se les decía 168
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´ministro´. Era de apellido Mortiño, y en un tren expreso, viaja para embarcarse en Limón. “Los cartagos se dieron cuenta y pusieron mujeres y chiquillos a lo largo de quinientos metros en la línea. El tren no pudo pasar, y hasta ahí llegó el tesoro. Por eso es que dicen que a Pelico lo vieron en París sirviendo como mesero en cabarets y restaurantes”.
Compañero de Rodrigo Facio “Desde la escuela Buenaventura Corrales, tuve a la par una camada de gente especial. Otto Jiménez Quirós, que fue vicerrector de la UCR, y el compañero insigne, el más capaz, fue Rodrigo Facio Brenes. “Rodrigo era el mejor portero, el mejor matemático, el mejor en basketball, y el mejor compañero. Era muy solidario con todos. Hijo de una gran mujer, doña Rosarito Brenes Mata, quien también era una gran maestra. “Rodrigo Facio era muy humilde, no hacía por donde darle un codazo a nadie. Hizo un periódico en el colegio, ´El vocinglero´. El caricaturista era Otto Jiménez Quirós, y el que hacía los editoriales era Fernando Lorenzo Brenes, un primo hermano de Rodrigo. “También estaban en clase Guillermo Ramos Valverde y Jorge Calvo Astúa, que fue el que ganó el primer premio de matemáticas de todos los colegios, cuando estábamos en tercer año. “Había un ´Tapón de yodo´ ahí, quien sigue siendo un gran hombre, Alejandro Soto Escalante, y todavía tiene todos los pelos colorados. Y Jorge Villalobos Dobles, quien fue contralor. “Poco tiempo antes, a papá lo llamó don Ricardo Jiménez a reformar la Fábrica Nacional de Licores, y junto con don Enrique Pinto, hijo de Tata Pinto, diseñaron la reestructuración. Fui al Liceo de Costa Rica, y a los meses cambió mi vida. “Mi papá murió en un accidente cuando yo tenía 13 años. Gracias a Dios, era muy previsor, y nos dejó la póliza de accidentes de trabajo, que la gestó en el año 24 por medio del actuario del Banco de Seguros, don Ernesto Arias. Fue la primera póliza que existió, la de riesgos del trabajo”.
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Lombardo Toledano “El liceo fue punto de interés de los promotores de ideas nuevas. Había un hombre sindicalista, Lombardo Toledano, quien cogió de conejillo de Indias al liceo, y algunos mordieron el anzuelo. Lo de extrañar era que había más seguidores de Lombardo en el Seminario que en el Liceo. “No tuvo el apoyo que él pretendía. Nunca una huelga prosperó en el Liceo de Costa Rica. Él venía procurando reformas en el Liceo que el estudiantado no apoyó. “Por ejemplo, gente instruida como Rafael Ángel Johas y Duilio Canossa hablaban de que aquello de la Unión Soviética no era marxismo leninismo sino una dictadura de Stalin. No tenía futuro tal y como Lenin lo había esbozado. “La única manera de ayudar era como lo hizo el doctor Hammer, el primero que socorrió Chernobyl. Estamos hablando de los tiempos de Reagan. Hammer sale con dos jets, el particular de él y otro, con una buena mayoría de científic os judíos, especialistas en cambio de médula, y aterriza sin permiso de las autoridades soviéticas. Cierro paréntesis. “En el seminario había alumnos como Joaquín Gutiérrez y Fabián Dobles, quienes, siendo hombres tan honrados y tan buenos, nunca quisieron entender lo que sí entendió Manuel Mora. Fíjese que cuando hacen el acuerdo Stalin y Hitler de deshacer Polonia e invaden, un periodista con radioemisora, Gonzalo Pinto Hernández, dueño de ´Alma Tica´, llama al Partido Comunista, al Bloque de Obreros y Campesinos, y les pide que expliquen cómo entienden un pacto entre el nazismo y la Unión Soviética. Los demás comunistas se quedaron callados, pero Manuel Mora no lo compartía, y lo dijo. “Entre una juventud así, de gentes moderadas, no privó nunca la doctrina estalinista, que era la doctrina de Lombardo Toledano. Por eso no pegó como él quería. “Ya que mencioné a Joaquín Gutiérrez, recuerdo que vivía frente a la Escuela Buenaventura Corrales. La mamá le hacía los pantalones, sin zíper, con un huequito con lengua, y le decían ´María huequitos´. “Recuerdo que se fracturó un brazo, se le entumió y agarró más fuerza en la otra mano. Entonces se echó un pulso, y dijo: ´al próximo que me diga así, le rompo la cara´”.
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Trabajar con café “Intenté trabajar y seguir estudiando, pero no pude conseguir la manera, así que me dediqué a trabajar. Había trabajado desde chiquillo en dos beneficios de café, y después de que intenté trabajar para seguir estudiando, fui parte del primer curso en la Escuela de Agricultura que graduaría ingenieros. Antes era, más bien, un colegio técnico. “Pero tuve que salir. Era el hijo mayor de una viuda con seis hijos. Me tocó estar a cargo de mis hermanos. Nunca trabajé a sueldo. En Jorco de Aserrí administraba la finca de un primo hermano de mi mamá, Jorge Zeledón Castro, y entonces no quise que me asignaran sueldo. Mis hermanos iban a ayudar, y trabajaban mucho. “Había un comisariato en medio abandono, y yo concordé en que lo manejaría por la mitad de las ganancias. Hacíamos inventario cuatro veces al año. Se amplió mucho, procurando más clientela en el beneficio. Tenía que ayudar en todo por estar al frente de la finca. Era una finca muy completa, muy bonita. Con el ahorrito de tanto trabajo fue que me casé, con Flory Villafranca Güell, hija de Ricardo Villafranca Carazo, diputado en el 32. Nos casamos el 2 de abril del 38. “Del 38 al 42 estuvimos en Jorco, donde nacieron los primeros hijos. En junio del 42 nos vinimos para El Valle de El General. Recuerdo que Guillermo ´Macho´ Núñez, en el matrimonio de una prima hermana mía, me dijo, ´vos estás perdiendo el tiempo. Allá en Pérez Zeledón, hay tierras muy buenas y con muy buen clima. “Era el tiempo de la demarcación limítrofe. Un hermano mío era topógrafo de don Jaime Gutiérrez Brown, el papá del doctor Gutiérrez Góngora. Ahí conoció al delegado del gobierno panameño en la comisión de límites, Tomás Guardia, El 11 de diciembre fue Pearl Harbor, andaban en carreras en el Departamento de Ingeniería de Estados Unidos para hacer un trillo entre Estados Unidos y el canal de Panamá, necesitaban suplir de maderas a la construcción rústica, porque no había cemento ni había yerros. De ahí la razón de construir por donde nunca se debió haber construido, por el Cerro de la Muerte. La vía contaba con la virtud de que, desde Tejar de Cartago hasta San Isidro, se podía hacer a pura alcantarilla, sin cemento ni varilla. “El primer campamento se llamó Pionner, y lo asumió el Departamento de Ingeniería. Y de San Isidro a la frontera con Panamá no encontraron quién aserrara la madera. Don Camilo Rodríguez Chaverri
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Tomás Guardia nos consiguió el contrato por medio de mi hermano y lo asumimos. “Nos dieron el contrato junto a Juan Schroeder. Era una carretera inteligente. Venía evitando puentes grandes. Terminó la guerra y quedó la carretera, aunque llegó a duras penas hasta San Isidro. En el gobierno de Eisenhower, John Foster Dulles era el Secretario de Estado. Había sido abogado de la United Fruit Company. Por eso, había dicho que dispusieran de toda la plata si la carretera pasaba por los terrenos de la United. “Había que terminar la vía para que pasara por Buenos Aires, Paso Real y Palmar. Eso era una exigencia del Partido Republicano de Eisenhower. Había dinero sufic iente para terminar la Interamericana, que quedó trunca. “La carretera no iba por Paso Canoas, eso lo ´baqueamos´ don Juan y yo, junto con los marines, que en su mayoría eran irlandeses”.
“Zompopero de yuntas” “Compramos esta finca en San Pedro de Pérez Zeledón. La compramos porque aquí había muchas yuntas para jalar la madera de la carretera. Aquí tenían de cuarenta a cincuenta yuntas trabajando. Las tenía don Abel Sánchez, el mejor empresario de bueyes que yo conocí, el abuelo de Jorge Eduardo Sánchez, que ha sido dos veces diputado y es secretario general del PUSC. Esta finca era un zompopero de yuntas. “Abel Sánchez y su gente cortaban madera en toda la zona, y la llevaban en bueyes. Había vigas que caían de una vez al río. Trabajamos con gente muy buena. La construcción en madera es muy interesante. “En eso se acaba la producción de quinina en el mundo y se agrava el problema del paludismo en el Pacífico tropical. El gobierno americano decide sembrar cinchona, sobre todo de la Catarata del Ángel para allá. La cinchona se llama quina carisaya. Cuando fueron a sacar la quinina, no había camino, y un ingeniero de Estados Unidos, Leo Wright, que era famoso porque, entre otras cosas, en dos horas diseñó un puente en Oregon, se vino a diseñar las planchas, todo lo que fue la estructura. “Tres semanas después estaba en Puntarenas. Que diseñara un puente de madera de 20 toneladas en Costa Rica era demasiado pedir, pero lo hizo. Lo diseñó en el corredor de 172
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la casa de Juan Schroeder, y de Pérez Zeledón mandaron la madera. Todavía funciona. Le pasan hasta 40 toneladas. Vaya, ráspele la madera, y verá que todavía está rosadita. “Se sacó la cinchona. Fue en el año 43, cuando nació Gerardón, mi tercer hijo. En todo ese tiempo tuvimos mucho contacto con Rodrigo Facio, porque era el abogado en el país del Departamento de Ingeniería de Estados Unidos. Ya Rodrigo tenía su bufete con Fernando Fournier. En una oportunidad, vino a la finca, y anduvimos por todo el valle. Siendo tan estudioso y observador, quería hablar con la gente. “Fuimos a muchas casas, a conversar con campesinos, y él notó que era una comunidad casi sin peones. La mayoría de los habitantes eran propietarios. Rodrigo me decía, ´esto es lo que fue el Valle Central en el siglo XVIII´. Era gente que tenía una autonomía del 90 por ciento. Aquí casi ni se compraba candelas. La mayoría usaba yesca. No usaban ni fósforos. “Era una zona aislada, igual que el Valle Central en el siglo XVIII, cuando no había salida ni a Limón ni a Puntarenas. Y ni falta hacía la de Puntarenas, porque el Pacífico ha sido el océano de los pobres, excepto por los japoneses ahora, y los tigres asiáticos. “Esto era una comunidad de gente muy altiva, muy independiente. Hubo una familia pionera de El General, la familia Madrigal Gutiérrez, y cuando fuimos, resulta que una sobrinita, Enriqueta Iglesias Gutiérrez, se hizo novia de Rodrigo”.
Después de la Guerra Mundial “Se termina la guerra, para la plata de la carretera, pero ya nos habíamos hecho amigos de Roger Stone, que fue el encargado, durante el conflicto bélico, de sembrar raicilla de ipecacuana para las amebas, y de hule para la industria bélica. Todo lo sacaban por el Caribe. “Él tenía problemas de administración y me pidió que me fuera a administrar la Caribbean Packing Corporation. Cuando eso, Costa Rica era el segundo productor de hule del mundo, después de Brasil. “Y hasta la planta de Nicaragua producía hule que salía por Limón, porque, si no, se lo robaba Anastasio Somoza. Cuando eso, toda la plata que llegaba a Managua desaparecía. “Con Míster Stone en Costa Rica, en Estados Unidos tenían la seguridad de que todo saldría a tiempo y en orden, porque él era impecable. Estaba casado con la hija de Zamurray. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Fue así como nos fuimos para Limón en el año 46. Limón era la única ciudad con alcantarilla y pavimentación completa en toda América Central. No había otra. Vea si era aseado que no permitían secar cacao en la calle. Barrían hasta las calles. “El llavín de la casa de nosotros se descompuso, y duró tres años descompuesto. “Era una comunidad muy pequeña. Había un sanedrín donde se podía saber todo lo habido y por haber, que por qué el chiquillo de la macha salió negrillo, y mucho más. Aquello era un nido de víboras. “Limón era el sitio de reunión de todas las partes. Después de sudados, los trabajadores ya estaban bañaditos, y en eso pasaba la muchacha del patí. Por cierto que, ya que digo patí, pienso en que la gente de Martinica es de habla francesa, y tenía influencia en Limón. Por eso, el patuá tenía algo de francés. “Los negros se reunían en un rincón del malecón, con banquitas, a tertuliar. Limón tenía una vida cultural impresionante. Marcus Garvey hizo su patio aquí. Fue aquí que empezó a hablar de la Black Star Line. Después de estar en Limón, volvió con las ideas muy claras. Quien más lo apoyaba fue Gabriel Ramos Valverde”.
Frescura en la memoria “En Limón todavía estaba fresca la historia del buque San Pablo. Fue así: supuestamente lo torpedean los alemanes, y protestando contra el ataque, el 12 de octubre de 1943 se arma un desorden en San José. Apedrean las librerías alemanas, y, españolas. Hacían de cuentas que todos los españoles eran franquistas. El San Pablo queda hundido en el puesto número 3 del Muelle Metálico. La única manera de poder levantar al San Pablo fue traer un flotador que Míster Stone prestó. Lo hundieron lo más que pudieron. “La explosión fue de adentro para afuera, porque el hueco era hacia fuera. No se sabe qué fue lo que pasó. Perecieron los negritos de Limón, la cuadrilla de trabajadores. Todo Limón se estremeció con el retumbo y con la tragedia. “El papá del ex ministro Rogelio Pardo, que también se llamaba don Rogelio Pardo, era ingeniero civil, y manejaba la compañía de la electricidad, que era de John Saxe. “Terminada la guerra cerramos la Caribbean Packing Corporation, y Míster Stone me dijo, que si quería devolverme 174
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a El General o si prefería quedarme en Limón, porque él me podía vender un bote muy bueno. Estaba hecho para pasar barras. Entraba a las barras del Colorado, el Tortuguero y el Parismina, así como a la costa sur, a Cahuita, Puerto Viejo y Manzanillo. “Acepté el negocio. Empezamos a recoger banano y cacao, en las barras y en la costa sur de Limón, y poco después entramos en el negocio bananero. Empezamos las plantaciones bananeras en la confluencia del río La Suerte y el río Desenredo. Corría el año 46. Complementábamos esas plantaciones, porque comprábamos banano en el río San Juan y en el río San Carlos. Todo se transportaba a Limón. “Ahí estábamos de socios Juan Schroeder, Mariano Zúñiga y yo. Mariano se hizo cargo de toda la actividad bananera en el río San Juan y en el río San Carlos. Manejaba muy bien a los nicas. Y también se hizo cargo del embarque. “Después se dejó ese negocio del embarque de por vida, pero estuvimos juntos hasta el año 58. Fue hasta después que cada uno cogió su rama. “Lo del banano hubo que cancelarlo. A la United Fruit, una vez que ocurre lo de Pearl Harbor, le devuelven una flota de barcos Liberty, en el año 46. Cuando llegábamos con 18 mil racimos de bananito a Brownsville y a Tampa, ya la United tenía 40 mil racimos de fruta de primera, traída de Ecuador. Los clientes nuestros nos dijeron que no podían seguir con nosotros, porque les estaban ofreciendo ese banano por lo menos 2 centavos más barato y mucho más rápido. No hubo manera. “Pero voy cortando camino en el relato, porque, aún así, aguantamos más de diez años. Empezamos en el 46 y todavía estábamos sacando banano en el año 57. Aguantamos esos años porque había gente muy buena. Una de las maneras como nos defendimos fue porque persuadimos a los clientes de que compraran barcos y que cruzaran las barras. Francisco Banolli nos llevaba un fiscal de aduana a Barra del Colorado, y de ahí salíamos directo. “Al hacer el bananal sacábamos mucha madera, pero no botamos toda la montaña. Sembramos a media sombra. La madera que sacamos iba para la industria mueblera de Puerto Rico. Ya conocíamos mucho de esa isla y admiramos mucho a Muñoz Marín, que es uno de los políticos más inteligentes que ha tenido América Latina. La fórmula de Estado libre asociado de la Unión Americana les da grandes garantías y les
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deja libertades. Por ejemplo, toda la industria mueblera entra libre de gravámenes a Estados Unidos. “Había un senador puertorriqueño, de origen vasco, de apellido Gaztanbide, que tenía una empresa mueblera, y los Hermanos Michelena, unos dominicanos que eran los grandes perseguidos de Trujillo, porque tenían un periódico en Santo Domingo, también tenían industria mueblera en Puerto Rico”.
“Bananito cimarrón” “En el 58, ya sin posibilidades de seguir llevando bananito cimarrón, decidimos empezar a buscar conexiones para hacer el cultivo al sol, con control de sigatoka, y vino una odisea. A través de gentes muy buenas en Europa, nos dedicamos a gastar platica de nosotros buscando conexiones y fuimos interesando a empresas europeas, que venían a romper el monopolio de la United Fruit en el Pacífico y la Standard Fruit en el Atlántico. “Mario Echandi era el presidente y no quería que hubiera esos monopolios. Los censuraba mucho. Con él me fui para Génova, y conquistamos a un empresario muy importante, casado con una nieta de José de San Martín. “Lo convidamos a que tanteara con unos viajes de banano, nos unimos entre varios, y embarcamos las primeras frutas para Europa en el 58. “El empresario genovés se llamaba Andrea Marsano. Cuando la Standard se dio cuenta, también empezaron a llevar fruta. “Marsano tuvo que correrse, pero habíamos quedado conectados en Hamburgo con una cooperativa, que se llamaba EDK, que importaba bananos que traían de África. En Alemania hay un consumo masivo de bananos. También teníamos contactos en Rotterdam, con Vran Hoboken, y en Bélgica, con Vran Parais y algunos empresarios de Amberes. Con ellos fundamos Ticabán algún tiempo después. “La primera finca se llamaba ´Casa Verde´. Estaba en la unión del río Desenredo y el río La Suerte, donde ahora está la Finca Cantagallo. “En la segunda etapa, hicimos un acuerdo con una gente conocida de antes, porque Costa Rica tuvo un gran instrumento de comercio en Tampa, gracias a Delia Failde, una gallega que nos ayudó muchísimo.
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“Un buen día se apareció en San José con un rabino, y con el dueño de un lugar de carreras de perros. Traían de sacristán a Jacques Loeb. Esa gente venía representando a West Indies Fruit Company. Con ellos fundamos BANDECO. Nosotros no formamos parte de la sociedad de BANDECO. Lo que queríamos era romper el monopolio con alguien versado, como los de West Indies, que era el más grande de los pequeños comercializadores. “Recuerdo que Lou Grossman era el gerente, quien dejó aquí a Jacques Loeb como gerente. Fueron ellos quienes realmente fundaron Bandeco, que es la mamá de Pindeco, con grandes implicaciones en el Atlántico, por las plantaciones de banano, y el sur, por las plantaciones de piña. “Posteriormente, la gente de Vran Parais y tres más de Amberes forman ´Tica Bananera´, y empiezan a operar en el terminal de Río Frío, pero viene una depresión en los precios de banano y prefieren cerrar. Fue ese el nacimiento de Ticabán. “Era gente muy solvente. Todo lo pusieron con capital propio. El ramal iba desde Leesville, Roxana, hasta Ticabán. Les costó 700 mil dólares más los furgones. Fueron los primeros furgones decentes que hubo en el ferrocarril. Posteriormente los regalaron al Estado de Costa Rica, y dejó de ser simplemente un ramal bananero. “Tuve participación en Ticabán, con Edmond Woodbridge. Luego, esa finca le quedó a la familia Figueres, y la invasión de ´El Indio´ le tocó a los Figueres”.
Creador de fincas bananeras “La finca ´El Prado´ la hicimos en el año 67. Era un 40 por ciento de nosotros, porque la hice con mis hijos; un 20 por ciento era de un hermano mío, de Fernando, y el otro 40 por ciento de Parker Banana Company, de Tampa. “Después de ´El Prado´, vino la finca ´Mola´. Se llama así porque ahí nos ayudó mucho ´Mola´ Argüello, que es todo un personaje de la zona norte de la provincia de Limón. Era tremendo y los hijos salieron a él. Imagínese que un hijo de Mola se pegó una avioneta con una piedra y se la trajo al suelo. La avioneta pegó la panza contra la plaza y el piloto salió en carrera a agarrarlo. Era un espectáculo ver al chiquillo corriendo y al piloto detrás. Desde ese momento, al chiquillo le pusimos el apodo de ´Antiaérea´.
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“En ´El Prado´ y ´Mola´ nos esmeramos en hacer plazas, casas y hasta escuela. Le voy a contar la historia de la escuela de ´El Prado´, con la esperanza de que ya no me puedan meter a la cárcel. Un día, iba un camión de material para el pueblo de El Jardín. Era un material para hacer una escuela. Nosotros ya estábamos con los planes de hacer la escuela de la finca. Mis hijos Gerardo y Beto estaban tomando café, y en eso se baja el chofer del camión y les cuenta que está perdido, y que anda buscando El Jardín porque todo el material que lleva es para la escuela que van a construir. “Beto se levanta y le dice ´en este lote estará la escuela de El Jardín´. Se pusieron las pilas, llamaron a unos peones y rapidito habían descargado todo el material. Mis hijos le dejaron el nombre de ´El Jardín´ a la Escuela de ´El Prado´ en honor a la otra escuela. “Esos hijos míos son terribles. Yo siempre digo que Gerardo fue el primer terrorista de la zona, porque cuando estaba en primer grado de la escuela aprendió a preparar pólvora. Estaba en la Escuela Tomás Guardia de Limón. “No sé quién fue el que le enseñó. No fui yo. La pólvora la hacía con una mezcla de clorato de potasio, azufre y carbón molido. Se iba con unos compañeros para la botica y compraba los ingredientes, todo al tanto de una libra. El azufre no se vendía en la zona, pero andaba regado por culpa de un barco. “Era un sábado. En ese tiempo sí trabajaban en las escuelas. Ellos iban a clases hasta mediodía. Hicieron una bomba y se pusieron a pensar ´¿dónde ponemos este bombón?´. Una bomba de esas se detona por impacto, simplemente se le tiraba otra piedra. “Viene ´Chayote´, que era como le decían a un chiquillo que era compañero de ´Gerardón´, y le dice al angelito de mi hijo que dónde más puede sonar la bomba es en las escaleras de su casa, porque hay un eco tremendo. El papá era gerente del banco, y la casa estaba en el alto del edificio, vivían en el segundo piso. “Armaron la bomba, fueron a cerrar la puerta y la tiraron. Salieron disparados con toda y puerta. Por dicha que naditica les pasó. Al frente estaba el comisariato de la United. Aquello estaba aterrado de gente y el banco también. “Cuando pregunté, me dijeron ´dos tombos tienen agarrado a su hijo´. Pero llegué y estaban en el balcón, muertos de la risa”.
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El 48 en Limón “Me metí en política en el año 48. Una vez que se hizo la sesión del congreso desconociendo las elecciones, llegó el doctor Blanco Cervantes a Limón porque necesitaba un inventario de las armas del cuartel de Limón. Entonces, recurrió el doctor a don Enrique Alvarado, gerente de All American Cable y sobrino de Felipe J. Alvarado. Don Enrique les dijo que no podía ayudarles, pero que llamaran a Yoyo Quirós. Yo tenía amigos ahí, entre ellos, un primo, Gilbert Crespi Oduber, que era muy leal. Él vio cómo andaban las cosas. “Recuerdo que en ese momento había un muchacho vecino de nosotros que era de apellido Echeverría. Era tío de Miguel Ángel Rodríguez. Me pidió trabajo. Los Pardo tenían el mejor almacén de Limón, La Proveedora, que era el más surtido después del comisariato de la United. “Mario Pardo me dijo que tenían mercadería muy susceptible de que la requisaran. La cargamos, con la idea de que yo me la llevara para Puerto Viejo para guardarla. “Al hacer el desembarque, nos descubrieron y me metieron preso. Al llegar a la cárcel, me encontré con Sandro Sosto, que había sido agente de importadores de armas. Lo habían agarrado con dinamita. “Muy avanzado febrero, o a principios de marzo, al anochecer llegó el gobernador, don Abel Robles Troyo, casado con Mimí Fernández Prestinary, tía del periodista y escritor Álvaro Fernández, a quien le decimos ´PZ´ porque ese era su seudónimo en La Nación. “Había sido bastante cercano a los Figueres, porque tenía una socia capitalista muy buena, quien ponía la plata para los salarios y producíamos frijol en grande. “Le fiábamos a Toño Figueres, el hermano de Pepe. Le dábamos treinta días para pagar. Tenía una plantación en el bajo de Santa Elena y la otra en Frailes. También nos habíamos hecho amigos de don Pepe en nuestro primer trabajo, en el beneficio de Jorco de Aserrí. Yo le ayudaba con la secada a veces y Don Pepe nos daba consejos en general. “Él pasaba a Jorco con Tobías Umaña Jiménez y León Sotela Bonilla. Hablaban de precios de café y de ventas. “Lo cierto es que la revolución me agarró en Limón. El 10 de abril tenían que llegar, según los mensajes por radio, los de la Legión Caribe. Don Enrique y yo estábamos pendientes.
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“Los aviones que traían armas eran llevados por ´Pillique´ Guerra y ´El Macho´ Núñez. Pillique tenía que avisar tirándole una bomba al cuartel de Limón. Tenían que llegar sábado y no tuvimos ningún aviso. A la mañana siguiente íbamos para misa, a las 5 y 40 de la mañana. Al frente del cuartel estaba barriendo don Abel Cruz. Fuimos a misa. La misa es de lo más bonito en Limón porque las negritas van muy acicaladas. Estábamos entrando a la iglesia cuando oímos el bombazo. “Saliendo de la iglesia nos topamos con Octavio Sáenz, sindicalista y comunista, quien nos dijo que estaban invadiendo por Moín. Recuerdo que venían por la playa, directo desde el aeropuerto. “Octavio venía armado, me dijo que tenían las oficinas del Seguro Social y que su rehén era Hernán Garrón. Octavio murió en El Codo del Diablo. “Entre el puente del río Jilguero y el puente del río San Isidro, hay un monumento en homenaje a los caídos, y dice ´aquí yacen en sublime confusión los que ofrendaron sus vidas por defender sus ideales...´. El hecho de que estén juntos demuestra lo que es este país. “Siempre me opuse a los liberacionistas que no querían darle ningún crédito a los mariachis que lucharon defendiendo las Garantías Sociales. “Ahí donde está el monumento del que le hablo estaba una trinchera y reparaban camiones. Ahí echaban los cadáveres y los quemaban, de un bando y del otro. Fue un acuerdo entre Oldemar Chavarría y Alejandro Soto Escalante”.
Tomaron Limón “El 11 de abril me buscó Octavio y nos topamos a Vico Estarque. Nos dijo que ya habíamos tomado la Central y que iban a volarle bala al Seguro Social. Le dije que ahí estaba Hernán Garrón. Vico reforma su plan y no le vuela bala. De alguna manera interviene Octavio y liberan a Hernán Garrón. En eso, los comunistas toman la aduana. “Cuando supe que Hernán estaba liberado, nos fuimos a ver qué hacer con las familias. Alfonso Goicoechea Quirós venía como delegado de Don Pepe. Venía muy enfermo. Traía una carta en la que se me pedía que me hiciera cargo de la intendencia. “Recuerdo que los pilotos se hospedaron en un hotel. Y siempre estuve pendiente de que no le faltara comida a la
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gente. Para eso, escogí peones muy buenos: Álvaro Umaña, Carlos José Gutiérrez y ´El Macho´ Coto. “Mientras tanto, había que pensar en el trabajo. Ya teníamos un botecito listo. Nos fuimos y volvimos con ocho mil frutas. Veníamos alzando unos racimos por aquí y otros por allá. Hicimos varios viajes. “Me fui para la aduana. Estaban fuertes los comunistas. Negocié con ellos, para que nos dejaran embarcar. Estaba un hombre, Jiménez Guerrero, y le expliqué que íbamos a rescatar un dólar cincuenta por racimo. Entre viaje y viaje, al final eran 40 mil racimos. Aceptamos dar cincuenta centavos por racimo, pero con la condición de que les dábamos comida a unos y a los otros, al que le faltara comida, no importa del bando que fuera. “Una vez que hice el trato con los comunistas de que nos dejaran embarcar, empezamos a cargar un bote de mil toneladas, el Stella Maris, un barco que se salvó durante toda la guerra. Hizo el cabotaje de Colón a Limón del año 39 al año 45. “El gerente de la United era Johnny Moore, y con él hicimos un trato. En un embarque de ellos, les pedimos que nos hicieran el favor de traer arroz, frijoles, manteca y azúcar. No teníamos suficiente dinero para la comida. “La deuda nos quedó para después. Seguimos pagando José María Castro Odio, otro exportador y yo, hasta que le cancelamos a Míster Moore. Lo bueno es que el pueblo no ´hambrió´. Mucha de la comida que sobró se la dimos al cuartel. “Quienes estuvieron a cargo de la entrega de Limón fueron ´Pillique´ Guerra y Hernán Rossi. Dejaron las armas en la ventana de la agencia de vapores de la United, frente a la aduana, línea de por medio, y se fueron caminando desarmados, hablaron con los únicos que hacían resistencia y fue entonces que depusieron las armas”.
Historia viva de Tortuguero “Seguimos en las empresitas bananeras hasta el 58, y en Tortuguero continuamos con la madera. Cuando eso había mucho manatí. Procuramos que no los cazaran. Son animales muy amistosos. Yo recuerdo que Lalo Arrieta y su esposa, Petrona, los cuidaban en Caño Chiqueros. Se echaban al agua con ellos, y de todo.
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“Otra cosa que hizo esa pareja tan particular fue un banco de almejas. Trajimos almejas y las botamos frente a donde teníamos el aserradero. La gente nunca las devastó, por lo menos en mi tiempo. El problema del abuso fue después. “En los caños quietos, como Penitencia, se pescaba gaspar. Cuando sacábamos la hembra, le quitábamos el caviar. “Había tanto róbalo que en Tortuguero se hacían competencias internacionales. Llegaba gente de las grandes ligas y artistas famosos. Todo aquello lo propiciaba don Julio Groscoors, un exiliado venezolano, amigo de Rómulo Betancourt, y enemigo de Pérez Jiménez. “En Tortuguero hicimos tres cortes de montaña, uno en el 46 y otro en el 58. Dejábamos caobilla y cerro real. El tercer corte fue en el 65. “En un principio, hacíamos trocha y poníamos rieles de palo. Sobre eso, poníamos la madera rolliza. La tirábamos a la laguna; cuando flotaba, la amarrábamos. Por cierto, siempre ha habido tiburón en el Tortuguero. Sube 20 kilómetros. Y también pez sierra. “Cuando eso, en Tortuguero sólo había zambos mosquitos. Había una mujercita que se llama Yinola, y otra que se llamaba Tuaila. Eran zambos mosquitos. El jefe se llamaba Dama Lightning, y la matrona se llamaba Cuca, era la líder mujer, Cuca o Liliam. Los zambos mosquitos hablan muy bonito. “Hubo gente muy interesante en Tortuguero. Uno se pregunta cómo hacían para navegar en esas zonas desde hace tantos años. Hay un trabajo en arquitectura naval que no es ciencia sino arte, y es el oficio de diseñar las planchas para forrar un casco. Lo hacían los carpinteros graduados en el Colegio de los Moravos, de la antigua Checoslovaquia. “Cuando estuve allá, me preguntaba cómo habían hecho los zambos mosquitos para construir embarcaciones tan ingeniosas. Y es que resulta que en Nicaragua había un colegio de esa gente. Sabían soldar muy bien y conocen la carpintería de rivera”.
Los Stone “Vea qué interesante la historia de los Stone, de Doris Stone, y de su esposo, Roger Stone. “Doris era hija de Samuel Zemurray. Era ucraniano. Hijo de judíos ucranianos, vino como niño inmigrante a vivir a Alabama. Allí empezó a frecuentar los barcos fruteros, y se 182
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fue haciendo el muchacho de los bananos pintones, que no tienen mercado. Lo fue orientando hacia pastelerías y fábricas de helados. Luego se extendió a Nueva Orleáns, y se hizo un gran empresario. Se casó con una hija de banqueros de Nueva Orleáns, de la familia Weinberger, y su paso siguiente fue venirse a América Central. “Los Weinberger tenían una finca, la Bluefields Banana Company. Stone toma la experiencia de uno de los Weinberger, que era un famoso banquero, y tío de su mujer. El asunto es que se vino, pero no le gustó la costa nicaragüense porque no tenía puertos de altura. Se fue a Honduras, a un río que se llama ´Cuyamel´, porque en Honduras al pez bobo le llaman ´cuyamel´ y empezó a llevar gente preparada para producir calidad. Llegaba a los mercados de la United con mejor calidad. Les estaba volando garrote. “La United, hastiada de que iba ganándoles terreno, le compra la finca del Cuyamel por un precio mayor del que valía, en el año 25 y 26; se retira de negocios, mete su platita con sus parientes, pero se viene la gran depresión del 29. Mi papá tenía unas accioncitas de la United a medias con Míster Ferris, el hombre encargado de la Northern Railway Company, que no era inglesa, pues la persona jurídica estaba registrada en Delaware, Estados Unidos, y lo que hizo fue arrendar la concesión de la compañía inglesa que la tenía. “Cuando las acciones valían 90 dólares, vino Míster Ferris y le dijo que las acciones habían bajado a 80 dólares y en dos semanas estaban en 60 dólares. En poco tiempo las acciones estaban en un dólar. Míster Zemurray fue y compró todas las acciones que pudo comprar de la United. “Él compró todas las acciones que pudo, se hizo un accionista de mucha importancia, la United empezó a perder mucha plata, y, según Zemurray, no producían con calidad. “Empezó a abrir nuevas fincas, cerró en el Atlántico, abrió en el Pacífico, primero en Parrita, muy desordenadamente abrían los bananales en el Pacífico… El mercado mayoritario era en San Francisco y Canadá, que eran destinos muy lejanos. Míster Zemurray censuraba a la United y en una asamblea general de accionistas se presenta ante los aristócratas de Boston, los banqueros que eran dueños de las otras acciones. Nunca había aprendido a hablar inglés. “Entre paréntesis, quiero decirle que durante los años en que no estuvo activo en los negocios, se dedicó al sionismo. En un barco llevó judíos a Palestina. Era del movimiento sionista, y ponía la plata para que el proyecto caminara. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Ya cuando llega a hacer la protesta en Boston, ante la asamblea de accionistas, sabe que está entrando en negocios. Reacciona ante el desprecio de los banqueros, les dice ´yo soy el dueño de esta empresa, y todos ustedes quedan destituidos´, y se dedica a cambiar la leyenda del ´big stick´. “Trae gente versada en negocios; su hija, Doris Stone, empieza a frecuentar América Central. Ella nació en Nueva Orleáns, en Oregon Creek. En Tulane estudió Filosofía y Antropología, se graduó con todos los honores, y cuando el papá le decía que pidiera un premio, le contestaba que algún día se lo iba a pedir. Luego fue a la Universidad Lomonosov, en San Petersburgo, y sacó un doctorado en Antropología. “Vuelve ya graduada, en vapor, la madre de familia en un contexto muy distinguido, hija de judíos banqueros, y le dice que a sus papás que es una muchacha desarrapada y que no se monta en la limusina. “Viene a Santa Rosa de Copán, se encuentra el robo de piezas indígenas, interviene con el gobierno hondureño, y el gobierno de Bonilla le empieza a ayudar, pero lo botan y el presidente se va exiliado. “Zemurray tenía un barco por el que las autoridades de Nueva Orleáns lo tenía muy vigilado. Todos los de Bonilla se montan en el barco y desembarcan con 30 ametralladoras. Míster Zemurray queda dueño de Honduras por ausencia de Bonilla. Ya Doris Stone estaba identificada con el trabajo de preservación del legado indígena en América Central, y a eso se dedica. “Mientras tanto, viene la Segunda Guerra Mundial. Se va el hijo de Zemurray a la guerra. El ejército alemán le mata al muchacho, en África del Norte. Zemurray renuncia a su puesto de presidente en la United sin haber retirado nunca un salario, y con esa plata funda la escuela de El Zamorano, pero prohíbe la investigación en banano. “La primera administración de El Zamorano se la encargó a un autodidacta que se llamó Wilson Popenoe. Escoge tierras que no son de primera para que los muchachos tuvieran que hacer un esfuerzo adicional”.
Ministro de Agricultura de Don Pepe “Fui Ministro de Pepe, antes trabajé en el CNP y después fui gerente y presidente ejecutivo del ITCO. Cuando se hizo la ley del Concejo Nacional de Producción, en agosto del 56, algunos como Raúl Blanco Cervantes y yo metimos la 184
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cuchara porque se estaba dejando de lado al consumidor. El CNP nació en el Banco Nacional. Lo que se hacía era promover la producción mediante financiamiento adecuado, bastante cómodo. Con don Elías Quirós se quiso que se institucionalizara. Cuando la ley se promulga tiene bases equilibradas, fomento de la producción y control de precios, porque los precios hasta ese momento habían estado a la libre, en términos completamente liberales. Por eso es que al agricultor siempre se le explotó. Si había una buena cosecha, el precio iba ruinoso; cuando había malas cosechas, directamente lo pagaba el consumidor, se elevaba el precio y se transmitía a quien consumía el producto. “El Estado le garantizaba un precio mínimo. Cuando ya se hizo la ley, don Pepe nos llamó a los que le habíamos medio ayudado con estadísticas y algunos informes, entre ellos Otto Jiménez Quirós, quien trabajaba con la FAO. “Yo era directivo en el gobierno de don Pepe, y luego pasé al consejo de gobierno. Estuve dos años como Ministro de Agricultura. Fue un gobierno en el que se pudo hacer mucho porque teníamos muchos diputados. Había el dicho de Luis Bonilla Castro, que lo sintetizaba de esta manera: ´para eso tenemos mayoría´. En Cartago, sacamos todos los diputados. “Luego, con don Chico (Orlich) estuve de diputado por Pérez Zeledón. En esos años, la austeridad fue muy importante. Realmente yo no conocí de malversación. “Hubo un caso y fue severamente condenado, era una mordida en un negocio. “Había que pasar el contrato industrial de la Numar. Por más que se quisiera no iba a pasar el contrato, el ministro tenía lechería y esa fábrica no iba a pasar. “A un lechero no le servía la fábrica de la Numar. Pero, conociéndolo, aposté con alguien mil pesos, y se los gané. Lo pasó aún en contra de su conveniencia. Claudio Volio era el ministro, y era insobornable. “Recuerdo que un diputado se fue donde don Dick Jonhson, y le dijo ´si quiere le consigo los votos para que pase´. Se dieron cuenta y lo denunciaron con nombres y apellidos. De ahí en adelante se le llamó ´el diputado margarino´. “En el consejo de gobierno de Chico jamás de la vida hubo un gallo. El que quería un fresquito que se lo procurara. En la Oposición, había dos bancadas grandes, los ulatistas y los calderonistas, pero los ulatistas nos ayudaban mucho. “En el 70, en el tercer gobierno de don Pepe, entré a trabajar en el ITCO. Era gerente. Todavía no existían las presidencias Camilo Rodríguez Chaverri
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ejecutivas. Para palear un poco con Vanguardia Popular, se hizo un arreglo con Manuel Mora de que le entregaba el ITCO, que se había fundado en tiempos de don Chico. “Una lucha que yo di y perdí fue para que se estableciera el fuero de derecho agrario, una iniciativa de Rolando Sáenz Ulloa, en tiempos de Daniel Oduber. “Chico Paula era el gerente, era talentosísimo, hermano de Joaquinzón, y papá del actual Presidente del Banco Central. “Estuve en el ITCO durante tres años de Don Pepe y dos años de Daniel (Oduber). Ya cuando eso era presidente ejecutivo. Compramos muchas tierras en regiones sin vías de comunicación, se hicieron caminos, se drenaron las zonas húmedas, se sanaron las tierras. “Así fue cómo se implementó la producción a lo largo y ancho del país. Por ejemplo, yendo de Coto 47 a Punta Zancudo hay 22 mil hectáreas de tierras que la gente fue ocupando, haciéndoles mejoras. “En esos años, había mucha gente que seguía de cerca las adjudicaciones, como Julieta Pinto y Marcial Aguiluz. Ahora el desarrollo agrario está estancado. Hay programas que son interesantes. Por ejemplo, un grupito de alcohólicos que se levantaron producen piña para exportación, pero no son muchos los proyectos como ese”.
Embajador a un nuevo mundo “Me fui a Kiev como embajador de Costa Rica ante el Bloque Socialista. Aprendí mucho del régimen de Stalin, y de la diferencia entre el legado de Lenin y de Trostky. Le voy a contar una diferencia. Alejandra Colontai era una legendaria guerrera, y andaba en el barco Aurora, que lo llevaba un capitán que era prócer de la revolución. No se presentan a los agasajos de la celebración de un triunfo, investigan y se los encuentran de amantes en una dacha de los bosques de la Crimea, en el Mar Negro, que es un lugar bellísimo. Trotsky considera que es una afrenta a la majestad de la revolución, y dice que dos militares que desertan merecen el fusilamiento. En eso viene Lenin. Alguien le cuenta, y él replica, ´bueno, Trosky tiene razón en parte, pero creo que una ejecución no es castigo. Ellos mueren ¿y qué? No hay rectific ación. No es un buen ejemplo. Hay que castigarlos de una manera más sustancial, para que den ejemplo: hay que casarlos, y que se juren fidelidad mutua y eterna´.
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“Otro personaje interesante es Nikita Krushev, que llegó hasta segundo o tercer grado de escuela. Es el primero que critica la obra de Stalin. Era minero, rectificó los errores de la ingeniería rusa, para poner en acción la comunicación subterránea en las Islas del Báltico, en el golfo de Finlandia. “En el 76 me fui para Rumania, Bulgaria, la antigua Checoslovaquia y Polonia. Fui embajador itinerante. Estuve dos años. Creo que la experiencia de Checoslovaquia me ayudó mucho. Ellos fueron ejemplares como país. El hecho de no doblegarse ante la Unión Soviética ni de limitar el ritmo de trabajo, hablaba muy bien de su cultura y de su coraje. Tenían corporaciones autónomas, y competían, a pesar de las grandes limitaciones. Siempre siguieron adelante. “Lástima que se dividieron porque se complementaban. Toda la arquitectura naval, el mantenimiento de la gran flota del Danubio, era de los de Eslovaquia, de los astilleros, mientras que la República Checa tenía la mejor maquinaria y las mejores herramientas de la región, los motores y las herramientas Skoda, superiores a los productos rusos. “Rumanía tampoco permitió el tránsito del ejército ruso. Siempre puso de primero su dignidad. Según Gabriela, quien es una amiga mía que pasa mucho tiempo allá, casi no se compensa el cambio de mayor libertad debido al gran deterioro que hay en la vida cotidiana. Cuando yo estuve allá, ellos prácticamente no tenían desempleo. Nadie se moría de hambre, abundaba la comida. En cambio, ahora sí hay hambre. “Tuve una gran amistad con un vicepresidente de Rumanía que fue educado en Oxford. Tenía una gran autoridad. Se sentaba a contarme su vida. Era campesino y petrolero. Tenía una compañía con el papá. Decía ´yo me metía en el pozo y papá jalaba el mecate´. Era de una región donde se había acabado el petróleo, pero con el terremoto brutal de los 70 volvió. Imagínese qué clase de terremoto. “Polonia también era un caso especial. La gente tenía mucho señorío. Y Bulgaria era el país más rural de toda la región. Tenía muchos sembradíos de frutas y soya, casi toda la soya procesada en harina o en aceite que se producía en Europa. Por eso, se les vendía toda en el mercado europeo. “Fue una época llena de experiencias. Por encargo de Miguel Sobrado, me fui a buscar al ideólogo del Seguro Social, el doctor Pomeranz. Fue una experiencia muy interesante”.
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El país de ahora “La verdad es que no sé en dónde puede estar el punto de equilibrio de nuestra democracia. Si hay miseria, hambre y pobreza, no se puede decir que hay democracia. Cada día hay más pobres y más millonarios. “Las cosas han venido empeorando mucho. Por ejemplo, se ha dado mucho abuso con la cogeneración, como si con eso quisieran ponerle remedio al flagelo que enfrenta el ICE. Con la cogeneración nos va peor, porque nos cobran el lucro cesante. “Otro caso que me decepciona fue el de Alterra. Esos casos no se veían todavía incluso en tiempos de Luis Alberto (Monge). Al pobre Luis Alberto le tocó el Fondo de Emergencias, que no fue ni descuido de él, sino de Armando, quien no se robó ni un cinco. Eso lo tengo claro. “Durante los últimos veinte años me he dedicado a la agricultura. Creo que, en el país, en este momento lo que tenemos que hacer es procurar sostener la agricultura en general. Hay que sostenerla. “No podemos permitir que nos siga ocurriendo lo que nos viene ocurriendo con el café. Es una lección que debemos aprender. Y hay que trabajar mucho para sostener las plantaciones de café. “En el caso de la agricultura en general, si están preocupados los senados y congresos norteamericanos es porque de verdad hay una crisis mundial. Hay una debacle de precios del café, y hasta los expertos admiten que no se puede tener una solución en la oferta y la demanda. “El caos del café no tiene solución comercial. Lo único que puede darse es una decisión política. En el café, son cuatro los grandes intermediarios, Procter and Gamble, Kraft, Nestlé y Sara Lee. Esos cuatro intermediarios cogen el 80 por ciento de la producción. “También hay un tostador grande que no paga ni un cinco de propaganda. Lo que hace es abrir más puestos. Tiene muchos en Pekín, por ejemplo. Y es que quiso entrar a puñetazos. Es Starbucks. “En el caso del banano, estamos en lo mismo: hay cuatro trasnacionales, que son las que están lucrando... y el gran pecado es que la Unión Europea no le concedió la cuota a los países sino a las trasnacionales. Es un indicativo del mundo que estamos viviendo, donde las trasnacionales mandan más que los países”. 188
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Hemos conversado una tarde entera, y también toda la noche, hasta que el sueño nos obliga a terminar. Nos encontramos a las 3 de la tarde, y ya son las 11 y 30 de la noche. Don Yoyo habla con el mismo entusiasmo con que inició. Si fuera por él, podríamos amanecer conversando. Sus palabras le inyectan vida a cualquiera. Cuando yo era un niño, mi papá me explicó que una persona culta era como él, pues puede hablar seis horas con uno, y seguir al día siguiente con otras seis horas, sin repetir temas, ni fechas, ni anécdotas. No lo dudo. De seguro que mañana podríamos hablar de nuevo, toda la tarde y toda la noche, para escribir un texto como este, con otros temas y otras historias, pero ya no sería parte de una entrevista, sino de un libro sobre su vida. Hace mucha falta. Él se lo merece y muchos podríamos aprender de su vida llena de aventuras, de luchas y enseñanzas. Viva Limón, abril 2004
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Teodoro Picado
La versión que faltaba
La versión de Teodoro Picado acerca de lo ocurrido en la década de los 40 era la única que faltaba. Tuvo que abandonar el país, y vivió necesidades en Nicaragua. Se cuenta que en un momento no tenía ni cama. Vivió en una pobreza desoladora. Y fue secretario personal del dictador Anastasio Somoza. Incluso, cuando un tico llega a Nicaragua, todavía algunos le preguntan si sabe quién fue Teodoro Picado. Todos contestan que fue Presidente de Costa Rica, a lo que los nicaragüenses replican que fue "Presidente de Costa Rica y secretario del Presidente de Nicaragua...". Gracias a las gestiones de Fernando Soto Harrison, que fue su ministro de Gobernación, y al trabajo de edición de Manuel Formoso, hace un tiempo salió a la venta un libro que contiene las memorias de nuestro Presidente durante la Guerra del 48. Duele que ese libro haya pasado inadvertido. Duele que no haya provocado ingentes comentarios y numerosos debates. Teodoro Picado escribió estas memorias en agosto de 1953. Con base en sus memorias, he aquí una entrevista imaginaria de don Teodoro. Se trata de una entrevista conjetural cuyas respuestas salen de sus memorias, por lo que sirve de síntesis, de resumen de la obra -Entrevistamos hace poco a Fernando Soto para que hablara de materia electoral. Él dice que la transformación empezó a generarse en su gobierno... -Pocos pueblos han demostrado más sincero interés en perfeccionar sus sistemas electorales que el nuestro. Conforme los accidentes de su vida política fueron demostrando las defic iencias de sus leyes, se reformaron, o se promulgaron nuevas disposiciones en una larga trayectoria cuyos jalones son la sustitución de la elección indirecta por la directa, del 190
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voto público por el voto secreto y de la elección por mayoría absoluta a la elección por mayoría simple. "Mi programa de gobierno contemplaba establecer el servicio civil y reformar la ley de elecciones suprimiendo todas aquellas disposiciones que podían prestarse para la burla del sufragio". -¿Qué importancia tenía el Código Electoral? -Era de los más avanzados en la materia. -¿Le hizo mucho daño a su partido aliarse con los comunistas? -Hay que empezar por recordar las circunstancias políticas que prevalecían en el país –y aún fuera de él–, cuando el Partido Republicano Nacional, del que yo era candidato, firmó una alianza –de carácter temporal– con el Partido Vanguardia Popular. “Por esos días, destacados dirigentes de la Oposición, y que luego fueron altos personajes de la Segunda República, como don Marcial Rodríguez y don Fernando Valverde, mantenían las más cordiales relaciones con don Manuel Mora Valverde, con quien desarrollaban actividades de diversa índole y formaban parte de algunas agrupaciones, como el Comité Anti-Nazi. “Por esos mismos días, destacados ciudadanos de lo que fue después la Oposición, se dirigían al Presidente de la República, el Doctor Calderón Guardia, pidiéndole que estableciera relaciones con Rusia. Suscribían entusiastas y expresivas manifestaciones en ese sentido, los señores Francisco J. Orlich, luego ministro de la Junta de Gobierno; Roberto Gamboa, en ese entonces Diputado del Partido Social Demócrata (Cortesismo) y luego Gobernador de la Provincia de Heredia; don Rogelio Valverde, más tarde Diputado Constituyente electo por el Partido Social Demócrata y miembro de la Directiva del Seguro Social; y don Nautilio Acosta, Diputado al Congreso, electo por el Partido Unión Nacional (Ulatista). “En estas circunstancias, estimulados y aplaudidos sus dirigentes por personeros de la Oposición y por los periódicos del señor Ulate, nació o se organizó el Partido Vanguardia Popular. Su organización implicó la disolución formal del Partido Comunista, que también había surgido y crecido al calor de destacados políticos oposicionistas, los que más tarde pretendían ser campeones del anticomunismo”. -Usted dijo muchas veces que hasta don Otilio se había cambiado de acera. Camilo Rodríguez Chaverri
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-Cuando el Partido Comunista dio sus primeros pasos, en 1931, quiso el Gobierno del Licenciado González Víquez salirle al paso declarándolo fuera de ley; y aunque medidas de esa naturaleza rara vez son eficaces para contener un movimiento ideológico, quizás lo que en aquella oportunidad se proponían habría sido útil, porque estaba en embrión. Se reducía a un grupo de dirigentes intelectuales de San José y se organizaba muy tímida y lentamente. Pero a la iniciativa del presidente González Víquez se opuso calurosamente el diputado Otilio Ulate. -Volvamos al punto del nacimiento del nuevo Partido Vanguardia Popular. -Sus organizadores y dirigentes anunciaron que el partido lucharía en defensa de la Legislación Social y de toda medida que procurara el adelanto del país, y el Arzobispo de San José, Monseñor Víctor Manuel Sanabria, en una declaración expresa, reconoció que, de acuerdo con los postulados del nuevo Partido y con las Encíclicas Papales, no existía ningún inconveniente para que los católicos ingresaran en él.
El Pacto con Vanguardia Popular -Entonces fue cuando se dio el Pacto con Vanguardia Popular. -Fue, pues, con ese Partido, auténticamente costarricense, cuyo programa habría podido suscribir cualquier otro partido porque se ajustaba a la realidad nacional, con el que celebró su Pacto el Partido Republicano Nacional, en 1943, antes de las elecciones presidenciales. “Nuestro pacto no fue un simple pacto político: se hizo con un interés superior al meramente electoral, con un programa de gobierno por realizar, programa que en su oportunidad se publicó con el texto del pacto. En ese programa se enfocaban los problemas nacionales con un criterio realista y los propósitos que en él se enunciaron tuvieron cabal realización en mi Gobierno”. -Se habla de la importancia que tuvieron las elecciones de medio período de 1946. -Se consideró garantizada la libertad electoral. Cesaron las manifestaciones de inconformidad de los voceros y periódicos de la Oposición. Además, a las autoridades se les recomendó en todo momento mantenerse al margen de la lucha electoral y observar la más estricta neutralidad.
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-El manejo que la Oposición hizo de los medios de comunicación le generó mucho daño a su administración. -Durante la campaña para la elección de mi sucesor, la Oposición, con todos los medios de publicidad que tenía a su alcance, aprovechó cuanta coyuntura se le presentaba para llevar agua a su molino. Se atacaba a mi Gobierno por todos sus actos, sin discriminación, con razón o sin ella, criticando los gastos públicos que mis enemigos siempre encontraban exagerados, creando clima de subversión por el establecimiento de algunos impuestos que el progreso del país hacía necesarios y cuya justicia, como el de la Renta, nadie negaría. Está demás decir que la Oposición, ya en el Poder, no corrigió ninguna de las malas prácticas que achacaba a mi Gobierno. -Ellos decían que, con usted, los comunistas estaban en el poder. -La propaganda de la Oposición se ocupó, con la mayor insistencia, de las relaciones que tuviera el Partido Republicano Nacional y el Gobierno con el Partido Vanguardia Popular. Mediante una hábil y persistente campaña, desarrollada dentro del país y fuera de él, logró la Oposición crear la infundada impresión de que Costa Rica era un país dominado por el comunismo, y se atrajo de esa forma la simpatía y el apoyo moral –cuando no material de los países que, como Estados Unidos, estaban empeñados en contrarrestar la influencia comunista, cierta o supuesta, en todos estos países.
Elecciones y dudas de las elecciones del 48 -Pero, ¿qué pensaba la Oposición acerca del resultado? -Las elecciones se efectuaron en un ambiente de libertad irrestricta. Destacados elementos de la Oposición me manifestaron su reconocimiento por el resultado de las elecciones. En una polémica con don Otilio, tuve necesidad de citar unas palabras del editorialista del periódico 'La Prensa Libre', que afirmaba que cumplí mis promesas de libertad electoral. Don Otilio se indignó con quien escribió, pues, según él, 'le entregaba una arma al gobernante con tal de volverla a la Oposición'. -Pero usted ha reconocido que algunos sectores dudaban... -Algunas personas serias de la Oposición establecieron contacto con representantes de los otros partidos y con el Camilo Rodríguez Chaverri
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Poder Ejecutivo. Hubo interés en encontrar la fórmula que pusiera fin a las inquietudes y la violencia. -¿Qué fue lo que realmente acordaron? -Convinieron en que se anticipara el nombramiento del Tribunal Nacional Electoral que, según el Código Electoral, se integraría hasta julio de 1947. También acordaron financiar la ejecución del Código Electoral y no modificarlo antes de las elecciones presidenciales. -¿Ayudó usted a que esto se cumpliera? -El Poder Ejecutivo hizo algunos cambios de funcionarios. Se nombraron nuevos gobernadores en San José y Cartago, nuevos Comandantes de Plaza en Cartago y Puntarenas, nuevo Administrador del Ferrocarril Eléctrico al Pacífico y se cambiaron algunas autoridades cantonales. -Mientras tanto, ¿qué estaba haciendo la Oposición? -Un sector de la Oposición, encabezado por don Otilio, inició una fuerte ofensiva contra el arreglo suscrito.
Quejas de la Oposición -¿Surtieron efecto las presiones? -Sí. El Partido Demócrata optó por hacerse a un lado, declarando en una manifestación dirigida al país que dejaba al conglomerado oposicionista la apreciación de su labor, y que el Poder Ejecutivo no había hecho el cambio de otras autoridades cuya remoción se había pedido últimamente. -¿Qué había de cierto en las quejas de la Oposición? ¿Cuál fue su posición? -El Ejecutivo y los partidos gubernamentales otorgaron las garantías que planteó el Partido Demócrata, que coincidía con lo que venía pidiendo el Unión Nacional. Habría diferencias de orden interno entre ambos sectores oposicionistas, pero la actitud del Poder Ejecutivo y los partidos Republicano Nacional y Vanguardia Popular era la de garantizar la libertad y la pureza de las elecciones. -A mediados de marzo de 1947 renunciaron los integrantes del Tribunal Nacional Electoral. La Oposición reinició sus ataques. ¿Qué fue lo que pasó? -La actitud de quienes renunciaron no se justific aba. Pero el asunto no tenía la gravedad que, por cálculo o interés político, le atribuía la Oposición. -Pero la renuncia ayudaba a sus críticas. -Sí, sin quererlo, con la renuncia el Tribunal le hacía el juego a la Oposición. 194
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-¿De verdad había problemas presupuestarios en el Tribunal Nacional Electoral? -No. No sólo en esa ocasión sino a lo largo de toda la campaña, el Poder Ejecutivo le dio su más amplio respaldo económico al Tribunal. La renta creada por ley del 13 de agosto de 1947 había producido más de un millón de colones hasta el 28 de febrero de 1948.
Huelga de Brazos Caídos -¿Qué fue lo que ocurrió en la Huelga de Brazos Caídos? -La situación política en Cartago era delicada. Elementos de la Oposición habían agredido en varias ocasiones a las autoridades, y a simpatizantes del Partido Republicano y de Vanguardia Popular. -En la Oposición decían que la actitud del Poder Ejecutivo era débil. -La prudencia con que procedieron las autoridades, especialmente por la presencia de estudiantes, envalentonó a los oposicionistas, y les hizo creer que era signo de debilidad. Pero redoblaron sus actos de violencia aduciendo que la policía los amenazaba y perseguía. -¿Cómo puede probar que la policía no los perseguía? Es su palabra contra la de ellos. -Los organizadores de los actos de violencia han revelado en sus publicaciones, con detalles, la forma en que planeaban sus ataques. -Pero la policía no se quedó con los brazos cruzados. -Hubo necesidad de enviar un pequeño refuerzo de San José, con instrucciones de mantener el orden sin recurrir al empleo de la violencia sino en último caso. -Y se vino la violencia... -Es que la Oposición redobló sus escándalos y en la noche del domingo 20 de julio se produjo un encuentro con la policía, en el que resultaron heridos el Segundo Comandante y algunos de sus subalternos. -Dicen que en Cartago reinaron la anarquía y el caos. -Por eso fue que el Poder Ejecutivo se dispuso a nombrar Comandantes de Plaza y de Policía a los señores Mario Jiménez Tinoco y Héctor Sáenz, quienes, por su ecuanimidad y sus entronques de familia con ciudadanos de la Oposición cartaginesa, constituían una garantía para todos. -¿Qué hizo usted con quienes habían provocado los desórdenes? Camilo Rodríguez Chaverri
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-Para establecer el orden optamos por no denunciar ante los tribunales a quienes habían cometido hechos delictuosos en Cartago.
La violencia -¿Por qué siguieron los problemas? -La noche del 22 de julio las cosas cambiaron. Algunos intransigentes de la Oposición indujeron a una huelga por la situación de Cartago, que ya estaba resuelta. -Sostienen que tenían razones para ir a la huelga... -En Cartago las cosas se habían arreglado a satisfacción de todos. -Aducían la falta de garantías electorales. -Eso fue lo que dijeron más adelante. Tampoco era exacto. Todas las garantías las habían dado el Ejecutivo, el Congreso y los otros partidos. -La huelga generó enfrentamientos con la policía. -El 23 de julio hubo actos de violencia en San José, contra particulares, la propiedad privada y la policía. Infortunadamente, perdieron la vida algunos ciudadanos. -¿Por qué suspendieron las transmisiones de Radio Titania? -Es que, como de costumbre, aprovechó la oportunidad para inducir a las gentes a la subversión. -¿Fue un atropello a la libertad de expresión? -Procedí de acuerdo con el Reglamento de Estaciones Radiodifusoras del 17 de Junio de 1931, decretado por el Presidente González Víquez. Ese reglamento tenía apoyo constitucional en el artículo 82, fracción 15, que contiene, entre otras, una disposición que dice que será prohibida la propaganda disociadora, encaminada a quebrantar el orden político y la seguridad de las instituciones.
Elecciones del 48 -¿Cumplió el gobierno con sus compromisos en el arreglo? -Se destinó una renta especial para gastos electorales por todo el tiempo que fuera necesario. Además, el Tribunal sometió a la consideración del Congreso numerosas reformas al Código Electoral, y el Congreso las aprobó. Y hasta se reconocieron indemnizaciones por los actos de la huelga, sin distinción de colores políticos. 196
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-¿Qué fue lo que ocurrió en las elecciones del 48? -Todos recuerdan la forma ordenada y pacífic a en que transcurrieron. El señor Ulate me envió un telegrama que decía: “Me complazco en enviar a Usted un cordial saludo, mientras logro hacerlo personalmente, y felicitarlo en nombre de mi partido y en el mío, por la forma atinada en la cual ha sabido conducir la jornada cívica de ayer, salvando la paz de la República...”. -Pero muchos dicen que no fue así. Incluyo a personas que he entrevistado personalmente. Y en efecto, poco después pasó lo que pasó. -Aunque no se conocían todos los datos, la noche del 8 de febrero tuve la impresión de que se había salvado la paz de la República. Pero al día siguiente, ya conocido el resultado, surgió manifiesta inconformidad en las filas del Partido Republicano Nacional porque la baja votación en todo el país se atribuía a una maniobra en su perjuicio. -Don Otilio era el aparente ganador, con unos 10 mil votos de ventaja. ¿Qué hizo usted? -No me incumbía a mí investigar o decidir algo acerca de la inconformidad o la duda del Partido Republicano Nacional. La votación general aparecía muy baja, relativamente la más baja de los últimos 25 años, pues, apenas alcanzaba el 58 % del electorado. -Muchos esperaban fraude por parte del Partido Republicano Nacional... -Se acababa de asistir a una de las campañas políticas más agitadas de la historia del país, en la cual poquísimos ciudadanos permanecieron neutrales. El Registro Electoral había tenido durante más de un año un movimiento extraordinario de inclusiones, traslados y expedición de cédulas, dado el interés y el empeño que pusieron todos los partidos en que sus adherentes quedaran debidamente inscritos. El voto era obligatorio y la ley sancionaba fuertemente el incumplimiento de esa obligación. Este era otro factor que tenía que contribuir a que la votación fuera, como debió ser, más elevada. Esa explicación debe ser tomada en cuenta. -Pero, ¿qué cree acerca de esa disminución en los votos? -No es fácil comprender cómo habían dejado de sufragar cerca de 75 mil ciudadanos, casi la mitad de los inscritos.
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Una explicación -¿Qué fue lo que sucedió? -Llegado el momento de sufragar, miles de ciudadanos de todo el país no pudieron votar. Unos porque su nombre se había omitido al confeccionarse el padrón-registro defin itivo; otros porque, si bien aparecían en el padrón registro, un error cambiaba su nombre, imposibilitándole votar, o había un error en el número de cédula... -Dados esos errores que usted reconoce, ¿qué posibilidades había de solucionar el problema electoral? -Yo no era el llamado a juzgar y fallar sobre las quejas que se formulaban contra el remate del proceso electoral. Pero no se necesitaba ser un lince para darse cuenta de la gravedad de la situación que estaba por presentarse. -Las elecciones generaron una crisis... -En lugar de resolver el problema electoral, se había agravado. Un hecho inexplicable es que el Partido Unión Nacional, a pesar de contar con cuatro diarios, no hizo la campaña de prensa necesaria para contestar y rebatir adecuadamente y con razones de peso las quejas que se formulaban y el vicio que se atribuía a las elecciones. -Aquí le noto cómo toma partido... -El ulatismo dejaba la impresión de que podrían haber ocurrido irregularidades y de que las pruebas aducidas por sus adversarios eran irrebatibles. Es más, en algunas publicaciones de la Oposición, se admitía, con mayor o menor discreción, que las elecciones no habían sido absolutamente correctas. -Y, tras de todo, el Tribunal Nacional Electoral se retrasó mucho con el escrutinio final... -Si el Tribunal se hubiera impuesto un sistema de trabajo más rápido, quizás hubiera concluido el escrutinio dentro del término que se señalaba en el código...
El voto más polémico -El voto de mayoría del Tribunal declara la elección provisional de don Otilio... -Con lo que produjo grave inconformidad en el Partido Republicano Nacional. Y es que hubo serias deficiencias en el voto de mayoría. Por ejemplo, en realidad no hubo escrutinio. -Si el Código, en sus artículos 173 y 174, le da valor a las certificaciones extendidas a los fiscales, ¿por qué no podía 198
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el Tribunal hacer la declaratoria con lo que dijeran las certificaciones? Eso es un escrutinio. -Era legalmente imposible. No lo autoriza el Código, pues, no tendría objeto el examen de las papeletas una por una. Más rápido sería coger las certificaciones y sumarlas, lo que no se llevaría más de un día. Además, el voto de minoría explica que el de mayoría no tomó en cuenta todos los votos a computar cuya calificación ya había hecho el Tribunal... -Pero en el Código prevaleció la tendencia a restringir los votos a computar... -Sin embargo, el artículo 40 mantuvo esa forma de voto para el caso de ciudadanos a quienes les era imposible sufragar en su domicilio. -El asunto llegó al Congreso. ¿Cuál es su verdad en esa nueva etapa del conflicto? -No fueron sólo los intereses del Partido Republicano Nacional los que llevaron el problema electoral al Congreso, de donde salió la resolución de anular las elecciones. El Partido Ulatista y el Tribunal, sin quererlo, dejaron que en las filas del Partido Republicano Nacional tomara cuerpo esa idea, para tranquilizarlo o entretenerlo mientras venía el pronunciamiento del Tribunal. -Eso era pisotear lo dictaminado por el Tribunal Electoral. -El pronunciamiento vino tarde, y entonces, el Partido Republicano Nacional dispuso plantear el asunto en el Congreso, con la impresión de que su tesis tenía fundamento, puesto que parecía estar reconocida por sus adversarios y el Tribunal. -¿Qué hizo usted, entonces? -Asumí, ante la decisión del Congreso, la actitud de espectador que la Constitución me imponía. La tesis de que no me incumbía a mí participar en las resoluciones que igual el Congreso, la habían defendido Don Ricardo Jiménez y don Cleto González, en los problemas electorales de 1914 y 1932.
Nada detuvo la Revolución -A inicios de marzo la situación política estaba más tensa y confusa. -En un discurso anterior a la elección, don Otilio dijo que estaba dispuesto a que, una vez que los cuarteles les fueran entregados, viniera a ejercer el Poder un ciudadano con más Camilo Rodríguez Chaverri
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capacidades que él. Además, Calderón Guardia no aspiraba ya a que la elección se resolviera en su favor, pues, no era probable su nominación, ya que los diputados de Vanguardia Popular preferían la designación de un tercero. "Así veía yo las cosas, y también Monseñor Sanabria y la Asociación de Banqueros. Monseñor obtuvo una tregua por parte de los partidos para buscar una solución conciliatoria. Como no lo consiguió, entraron los banqueros a ese intento patriótico. Pero en la Oposición se aprovecharon de la tregua". -¿Cómo? -Le estábamos prendiendo una candela a Dios y otra al diablo. -¿Por qué dice eso? -Empecé a notar una presión que, como la del aire, se siente y no se ve. Era evidente que la fuerza armada contaría con la cooperación de la Oposición. -¿Por qué dijo usted que el alzamiento en armas del grupo figuerista era una paradoja? -Según ellos, el motivo del movimiento era el pronunciamiento del Congreso y su objetivo era defender la elección de Ulate. Pero ya triunfante la revuelta, sus jefes cambiaron de frente. No sólo desconocieron la elección, sino que lo hicieron apoyándose en la resolución del Congreso. Tal como quedó el problema, tanto el Doctor como don Otilio quedaron descartados. Uno por los acontecimientos electorales, y el otro porque arguyeron que su credencial había sido anulada. Don José Figueres usufructuó la decisión del Congreso.
Actuación del Congreso -¿Cómo fue que el asunto electoral llegó al Congreso? -El Partido Republicano Nacional promovió las demandas de nulidad contra las elecciones en general, ya que el Partido Unión Nacional, desde luego, no hizo ninguna gestión ante el Congreso, pues el fallo del Tribunal le era favorable. Manifestaciones de personeros de la Oposición y aun del propio Tribunal, habían abonado el terreno, al admitirse la posibilidad de que el problema electoral fuera revisado por el Congreso. -Pero la historia dice que fue el interés de su partido el que llevó el tema electoral al Congreso.
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-No sólo fueron los intereses del Partido Republicano los que llevaron el problema electoral al Congreso, de donde salió la resolución de anular las elecciones. El Partido Ulatista y el Tribunal, quizás sin quererlo, dejaron que en las filas del Partido Republicano Nacional tomara cuerpo esa idea, sin duda para tranquilizarlo o entretenerlo mientras venía el pronunciamiento del Tribunal. Dejaron la impresión de que el Congreso, antes del primero, no podía conocer del resultado de las elecciones ni anularlas, pero que en aquella fecha sí. Así podrían entenderlo los calderonistas, si se toma en cuenta el estado de ánimo del momento. -Usted habla en sus memorias de las últimas posibilidades de obtener una solución pacífica. -Pasado el 1º. de marzo, la situación política siguió cada vez más tensa y confusa, pero en realidad aún no estaba descartada la posibilidad de llegar a una solución pacífica. “Por otra parte, yo creo que el Doctor Calderón Guardia no aspiraba ya a que la elección se resolviera en su favor, pues, aun por la vía del nombramiento de Designados, no era probable su nominación: entiendo que los Diputados del Partido Vanguardia Popular, según se vio después, se inclinaban por la designación de otra persona por considerar que al punto que habían llegado las cosas, ésa era la solución más conveniente para el país, de modo que el Partido Republicano Nacional, por sí solo, no tenía mayoría de Diputados, y como de sus propios diputados, algunos también estaban, abiertamente, por la idea de un tercero, es evidente que dicho partido no habría podido, en ningún caso, imponer por sí mismo un candidato de su propia extracción. -En todo caso, la salida pacífica debía surgir del Partido Republicano Nacional. -La Oposición, con los veintiún o más diputados con que contaba, tenía, por su parte, una brillante oportunidad, de acuerdo con lo dicho por el señor Ulate, de contribuir a una solución que, sin sacrificar sus intereses políticos, salvara los del país, evitándole todos los males de un conflicto armado.
La revolución y el Pacto de la Embajada de México “Yo veía oscurecerse el horizonte político cada día más. Quise evitar el derramamiento de sangre y no me fue posible. Deseaba impedir que el país se ensangrentara, no sólo por evitarle todos los daños morales y materiales de una revolución, sino también porque sospechaba que factores Camilo Rodríguez Chaverri
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extraños podían establecer la lucha armada en condiciones de desventaja para el gobierno, como infortunadamente sucedió. “Era evidente que, aun no siendo decisiva la fuerza militar de cualquier movimiento rebelde que surgiera en cualquier punto, contaría con la cooperación, entusiasta y decidida, del sector civil de la Oposición, que se entregó más tarde a una tarea de sabotaje y de colaboración activa difícil de contrarrestar, y cuyos alcances y gravedad no apreciaban en toda su magnitud los amigos de mi gobierno”. -Pero el movimiento revolucionario surgió. -Aun así, se mantuvieron o se reanudaron las negociaciones para la solución del conflicto político, auspiciadas por Monseñor Sanabria y la Asociación de Banqueros, con la colaboración de muchos ciudadanos, entre ellos don Fernando Palau, por cuyo medio estuve enterado de las distintas fórmulas discutidas sucesivamente. -¿Se llegó a alguna que fuera aceptada por todos los Partidos? -Sí. Se trataba de la designación del doctor Julio César Ovares, cuya ecuanimidad y reconocido apego a la paz, eran garantía para todos y para el país también. -¿Y qué pasó? -Se acordó enviar una comisión a poner el arreglo en conocimiento del señor Figueres. La comisión estaba integrada por Ernesto Martén y el doctor Fernando Pinto. Allá fracasó el arreglo: Figueres y su grupo, creyendo, sin duda, que el convenio obedecía a debilidad militar del gobierno y viendo que don Otilio estaba anuente a que otro ciudadano ocupara la Presidencia, lo rechazaron. -Lo que siguió ya es historia contada. ¿Tiene usted algo que decir? -Mi interés es el análisis del aspecto puramente político electoral. Fueron vanos los esfuerzos y los sacrificios de quienes lucharon al lado del gobierno, ante la ayuda decisiva que de afuera recibió la revolución. -Pero su gobierno también hizo gestiones en el extranjero. -Y la situación se agravó por los obstáculos que en el exterior se les puso a las gestiones que hizo mi gobierno para adquirir más armas, como lo hace o tiene que hacerlo un gobierno cuando se encuentra frente a un movimiento armado.
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-¿De qué manera podemos sintetizar la actitud de Figueres después del enfrentamiento armado? -En lugar de cumplir el Pacto de la Embajada de México, lo desconoció con cualquier pretexto y se entregó a la persecución y venganza contra partidarios del Doctor Calderón Guardia, de funcionarios de mi gobierno y de adherentes del Partido Vanguardia Popular. Aquello fue una tarea negativa, que no era gobernar para el futuro, sino contra el pasado.
El Pacto Ulate-Figueres -¿Qué piensa del Pacto Ulate-Figueres? -Ambos incurrieron en visibles contradicciones. Figueres había sostenido que la elección de Ulate era nula. Mientras tanto, con el pacto, don Otilio le restaba valor a la elección del 8 de febrero, que tenía por buena. Además, se trasladaba para los años 50-54 el período del señor Ulate, una grave anomalía. -¿Estaban de acuerdo en tiempos y condiciones? -Ninguno de los dos grupos, en su ´patriótico´ afán de gobernar, quería ceder, al extremo que, en el intervalo de una conversación, Don Mario Esquivel, del grupo figuerista, dijo que ´parecen mentiras estas cosas de Don Otilio, venir a regatear seis meses de Gobierno; parece un negocillo´, como quedó escrito en La Gaceta, en agosto de 1949. Al fin, el negocillo tuvo solución: Don Otilio los convidó con una tajada –hasta de dos años- de su período presidencial, quedando él con ´derecho´ a reponerse lo perdido con parte del siguiente período, que iba de 1952 a 1956. Así es como resolvían el presente disponiendo del futuro. -Usted ha denunciado irregularidades en el cumplimiento de ese pacto. -No habían pasado ocho días de firmado el Pacto y ya la Junta estaba pensando en la manera de falsearlo. Al instalarse la Junta, refir iéndose a la elección del señor Ulate, se dijo, en la respectiva declaración oficial, que se pediría a la Asamblea Constituyente rectific ar tal elección ´si a bien lo tuviere´, expresión que no estaba en el Pacto y que, naturalmente, despertó en las filas ulatistas sospechas sobre lo que haría la Junta después. Se inició así una era de desconfianzas mutuas, con frecuentes crisis entreveradas con amenazas de la Junta, hasta que se produjo el ´Cardonazo´. -Pero no se quedaron más del tiempo pactado.
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-Por la pérdida del apoyo popular que pudiera haber tenido, al fin la Junta se llegó dar cuenta de la imposibilidad de quedarse, y ante la obligación ineludible de entregar el Poder, es claro que optó por entregarlo al Señor Ulate, aunque a regañadientes: si había que irse, pensarían, por lo menos que sea quedando bien y simulando respetar las elecciones de febrero de 1948.
Viendo para atrás -Antes del alzamiento no había buen ambiente para cualquiera de los dos candidatos. -Tal como quedó el problema electoral el primero de Marzo, tanto el Doctor Calderón Guardia como don Otilio resultaban descartados, y triunfante el señor Figueres, las cosas quedaron iguales: el Presidente no fue ni uno ni otro. El Doctor Calderón Guardia no lo fue por la fuerza de los acontecimientos, y don Otilio tampoco, porque los figueristas arguyeron que su credencial había sido anulada por el Congreso. Don José Figueres ejecutó y usufructuó la decisión del Congreso. -¿No le parece que, para hablar de esto, sólo tiene la versión de una de las partes? -En esto no hablo por hablar. Ya muy destacados amigos del señor Ulate han declarado públicamente que al pedírselo al señor Figueres y a su grupo que le entregaran el Poder a don Otilio, se negaron a hacerlo amparados en el Congreso y lo ocurrido el primero de marzo. Don Otón Acosta Jiménez dijo, por ejemplo, algo que yo avalo: que la junta tiene la sombra de una apostasía, ya que los jefes victoriosos de la revolución desairaron a don Otilio Ulate y tiraron por la borda los principios democráticos y de libertad. La victoria de la revolución se ensombreció con esa apostasía. -Bueno, pero, ¿qué dijeron los diputados constituyentes del Partido Social Demócrata? -Ni ellos, defensores incondicionales de la Junta, negaron que sus integrantes trataron de quedarse en el Poder, si bien intentaron excusarlos justificando su conducta con distintos pretextos. Don Fernando Fournier pretende que fueron oposicionistas de San José los que llegaron a Cartago a aconsejarle al señor Figueres asumir el Poder, haciendo a un lado a Ulate, y Don Rodrigo Facio dice que algunos de los jefes revolucionarios, embriagados de pólvora y de victoria,
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en un primer momento habían pretendido desconocer las elecciones.
Juzgar a posteriori -¿Tienen fundamento las censuras que aún se le hacen al Congreso del Primero de Mayo? -Carecen de fundamento. Después de todo, el Congreso no hizo otra cosa que ejercer las atribuciones, que bien que mal, la daba la Constitución vigente. Si censura merece alguien en defin itiva, serán los jefes de revolución que, con el triunfo en la mano, tuvieron por buena la resolución del Congreso después de haberse alzado contra ella, y la ejecutaron fielmente. -El Padre Núñez tuvo una participación en el Pacto de la Embajada de México… ¿Qué fue lo que le pasó? -Cuando ya se concluía la discusión del Pacto de la Embajada de México, el Presbítero Núñez sugirió que se firmaran dos convenios, uno preliminar y otro definitivo. El primero, que entraría en vigor inmediatamente, se ocuparía de lo relacionado con la entrega de la Presidencia al ingeniero Santos León Herrera; en el segundo se repetiría del primero lo que fuera necesario y se contemplaría, además, el problema político. Sólo se firmó el Acuerdo Preliminar o Pacto propiamente dicho, incumplido luego por la Junta de Gobierno. A las claras se ve ahora que lo del Acuerdo Defin itivo era una martingala para hacer a mi Gobierno cómplice de la eliminación política del señor Ulate, pues negociando con aquél el aspecto político del conflicto, don Otilio resultaba eliminado y había manera de echarle las culpas al Gobierno constituido. Los presuntos miembros de la Junta querían que yo les sacara las castañas del fuego. Poco a poco se fue descubriendo el juego y los ulatistas no salían de su asombro.
Asamblea Constituyente -¿Qué piensa de la convocatoria de una Asamblea Constituyente y de sus resultados? -El pueblo estaba conforme con la Constitución de 1871. Expliquemos qué había detrás de la Asamblea Constituyente. Por si todavía no quedaba convencido el señor Ulate, le dijeron también ´es que además de disolver el Congreso, hay que convocar a una Asamblea Constituyente para que se le dé Camilo Rodríguez Chaverri
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al país una nueva Constitución Política, porque la de 1871 es anticuada y no responde a las ansias renovadoras del pueblo y a los propósitos de la revolución´. -Para usted, ¿qué pensaba el pueblo? -El pueblo nunca había expresado deseos, ni los tenía, de que se le quitara su Constitución, ni creía necesario que se derogara so pretexto de mejorarla. Lo demuestra palpablemente el hecho de que, apenas se reunió la Asamblea Constituyente, ese Alto Cuerpo, a pesar de la indebida presión que sobre él ejerció la Junta de Gobierno, adoptó como base de discusión precisamente la Constitución de 1871, y al final, cuando se promulgó la que ha dado en llamarse Constitución de 1949, se vio que era la del 1871 con reformas poco sustanciales; por lo cual dijo un grupo de escritores del propio Partido Social Demócrata: ´Costa Rica tiene una nueva Constitución, aunque no una Constitución nueva´. -¿Qué cree usted que estaba pensando don Otilio sobre la Constituyente? -Según el propio señor Ulate, todos los sacrificios impuestos al país, y todos los males que se le causaron al privarlo de su Constitución mientras se hacía una nueva, sometiéndolo entre tanto a un gobierno de facto, fueron estériles porque la nueva Constitución no satisface las aspiraciones de la ciudadanía. Ha hablado él de ´la nueva Constitución y sus peligros´, diciendo que ´padece todas las imperfecciones de todo lo nuevo´; que en algunos puntos ´se ha ido al otro extremo´; y en cuanto al régimen municipal el resultado es que ´se están ya formando argollas locales y creándose plazas para el compadre del munícipe´; que está hecha ´sin relación con la realidad nacional, no tiene flexibilidad o puede caer en el desuso o puede llegar a producir la guerra civil entre los que lealmente quieren sostenerla, conforme sus principios, y los que, desde el Gobierno, no tengan la necesaria tolerancia para someterse a ella y aplicarla´, y que el país, tarde o temprano, puede verse metido en ´la dictadura y la guerra civil´. Todo eso lo dijo en el Diario de Costa Rica, el 20 de Junio de 1950. -Pero supongamos que efectivamente había necesidad de darle al país una nueva Carta Magna… -Para eso no era necesario, y mucho menos indispensable, constituir un gobierno de facto y suspender el orden constitucional, dejando al país, durante dieciocho meses, al garete en materia legal. -Todavía le podrían decir que usted habla desde la herida. 206
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-Hablo de estas cosas y de estos sucesos porque ellos echaron por el suelo mis propósitos de mantener al país dentro de la normalidad constitucional y de dejar sentadas las bases para la armonía y la reconciliación de la familia costarricense. -¿Por qué no aceptó la fórmula presidencial ´revolucionaria´? -No acepté la fórmula de nombrar Designados a la Presidencia de la República a los señores Figueres, Martén y Valverde, por considerar, como lo expresé en su oportunidad, que fuertes sectores de la opinión pública, inclusive muchos que corresponden a las filas oposicionistas, no tendrían la sensación de que las personas llamadas a ejercer las designaturas pudieran desarrollar la política de fraternal armonía que el país requería más que nunca en esos momentos. “Don Otón Acosta ha reconocido que si yo ´hubiese aceptado la fórmula traicionera de Figueres, el pueblo de Costa Rica se hubiera visto enfrentado a la tragedia, con la posible continuación de la guerra civil´”.
Don Pepe y los socialdemócratas -Usted ha cuestionado los intereses democráticos de Don Pepe. -Es evidente que aparte del empeño muy personal del señor Figueres de lanzarse a la revolución y de los intereses internacionales que lo empujaban a la revuelta, había en su grupo, en el Partido Social Demócrata, el propósito de conquistar el Poder por las vías de hecho, con exclusión de cualquier otro grupo político, inclusive el ulatismo, para usarlo y disfrutarlo sin las limitaciones y restricciones que supone el régimen constitucional. -¿Por qué su animadversión por el Partido Social Demócrata? -El Partido Social Demócrata, ahora Liberación Nacional, es una agrupación de ideología izquierdista, con un programa de gobierno de carácter socialista, lo cual se puso de manifiesto en el corto lapso en que gobernó el señor Figueres. Muchas de las medidas que él y su grupo querían poner en práctica, como el impuesto del 10 por ciento sobre el capital, la nacionalización bancaria, la creación de tribunales especiales, no podían llevarse a cabo en un régimen constitucional: eran ideas o innovaciones, como ese Camilo Rodríguez Chaverri
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mismo grupo político las denominaba, ´revolucionarias´, y su adopción, por consiguiente, sólo era posible después de una revolución. -Usted ha hablado del alzamiento en armas como una paradoja. -El alzamiento en armas del grupo figuerista ofrece la más paradójica situación: según sus promotores, el motivo del movimiento era el pronunciamiento del Congreso, y su objeto, defender la elección del señor Ulate. Pero ya triunfante la revuelta, sus jefes cambiaron y se olvidaron del motivo y del objeto de aquella: no sólo desconocieron la elección del señor Ulate, sino que lo hicieron apoyándose precisamente en la resolución del Congreso. Y mediante la crisis político militar que en esa forma provocaron, obligaron a don Otilio a convidarlos con dieciocho meses de gobierno. Inédito, febrero 2004
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Rodrigo arias
Los secretos del Gran Hermano
Fui a una fiesta que tenían los Arias con sus asambleístas a convencerlo de que don Rodrigo me diera una entrevista. Iba hablando de persona en persona, de mesa en mesa, de grupo en grupo. Con unos se tomó un vino, con otros se comió un gallo de carne asada. Nadie se quedó sin hablar con él. De cerca, parece amigo de todos. A todos los conoce y los llama por su nombre. Cuando le propuse la entrevista, acerca de su vida y de lo que ha vivido, inmediatamente me dio su teléfono. A la primera llamada me dio un día y una hora. Pasamos una mañana de Martes Santo, en su oficina, hablando de sus secretos políticos, su vida, sus ideas sobre el futuro del país. La cita se prolongó hasta casi las dos de la tarde. Antes de entrar en tema, hablamos del escultor Jorge Jiménez Deredia, pues hay tres obras de él en su oficina. Él le ayudó a su coterráneo a colocar una obra suya en un parque de París. Me cuenta la historia con detalle, y cuando estamos en eso llama por teléfono su hermano Óscar, por primera vez. A lo largo de unas cuatro horas, lo llamará dos veces más. Es en esos momentos en que tengo oportunidad de husmear en sus fotografías. Tiene una foto con Don Pepe, una foto con Felipe González, una con Miguel Ángel Rodríguez y, en una mesita pequeña, muy cerca de donde está sentado, hay una foto de él con don Óscar y su mamá. Más allá, en otra mesa, tiene una foto con doña Violeta Chamorro, y, más allá, una foto con Monseñor Arrieta y John Biehl, y una más con Menem. Rodrigo Arias Sánchez nació en San Francisco de Heredia el 26 de julio de 1946, en la casa de sus padres, Juan Rafael Arias Trejos y Lillyan Sánchez Cortés. Camilo Rodríguez Chaverri
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“La casa estaba contigua a la iglesia. Ahí nacimos Óscar, Cecilia, y yo. Mi mamá era pariente lejana de don León Cortés, y era la menor de ocho hijos. Mi abuelo era don Julio Sánchez. “Me crié en San Francisco de Heredia, entre cafetales, y fui a una escuela pública, la Cleto González Víquez. Le voy a contar una parte de mi vida muy importante, y que me marcó mucho: de cuatro o cinco años de edad, una tía de mi mamá, doña Finda, que era casada con un señor que se llamaba Rafael Rodríguez, que había sido administrador de la finca Taboga en los años 30 y 40, me llevó a vivir a su casa. Ella era muy buena y chineadota. Lo cierto es que me fui a vivir un tiempo, y me quedé viviendo con ellos hasta los 12 o 13 años de edad, es decir, como unos ocho años. Era una familia muy humilde. Por eso siempre creo que me ayudó mucho criarme en un hogar de una familia sencilla, campesina. Mucha gente nos acusa de que nací en cuna de oro, pero esto que le cuento fue fundamental. “Nos acostábamos a las seis de la tarde después de oír una novela por la radio. Nos levantábamos a las 5 de la mañana. Iba donde mis padres sólo como visita. Recuerdo que crecí en un hogar donde no había abundancia. Se cenaba a las 4 de la tarde, se almorzaba a las 11 de la mañana. “Mi tía tenía asma. Sufría ataques de asma pavorosos. Recuerdo en las madrugadas cuando se sentaba a ponerse una bomba para poder respirar. Yo dormía en el mismo cuarto donde ellos, junto a Marina, la hija de mi tía. Marina fue como mi hermana. “Hasta que un día murió don Rafael Rodríguez y poco después murió su esposa. Le dio un estrangulamiento intestinal. Me tocó vivirlo muy jovencillo, y fue como si se hubiera muerto mi mamá. “Tengo recuerdos muy gratos de esa época, de mi niñez con mis tíos. Para darle una idea, don Rafael Rodríguez, que era un señor muy rudo, fue el gerente de Taboga en una época en que viajar a Guanacaste era muy duro, porque había que irse por lancha. “Ese señor iba a una pulpería que estaba al frente de la plaza de San Francisco de Heredia. Esa pulpería se llamaba ´La taquilla´, y ya no existe. Compraba cuatro cigarrillos, que era la forma como antes se hacía. La gente compraba lo del día. Así que todos los días me traía un fresco de cola y un tostelito.
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“Convivir con esa familia me ha dado un carácter más humilde. Conozco bien lo que es vivir en una casa donde las tradiciones son muy diferentes debido a la frugalidad y la falta de recursos. Mientras tanto, iba a la Escuela Cleto González, es decir, a una escuela pública, con todo tipo de chiquitos. “Esos años me permitieron entender lo que piensa una familia de escasos recursos. Fue una vida muy frugal, con cero lujos. Por ejemplo, yo tenía que ayudar en la casa porque no había servidora doméstica. Y teníamos un patio con gallinas, por lo que Marina y yo recogíamos los huevos para el desayuno. “Ya para la secundaria, mis tíos habían fallecido. Me trasladé a mi casa, a un cuarto en alto donde dormía con Óscar. Fui al Colegio Saint Francis. Me gradué en el año 63. El día que mataron a John Kennedy estaba yo presentando mis exámenes finales para ser de bachiller”.
El mejor estudiante “Estudié Derecho. Óscar iba dos años antes que yo. Papá le regaló a Óscar un Volkswagen, y es viajábamos en ese carro. A veces pasábamos a recoger a Trejitos (Gerardo Trejos, ex diputado), quien era muy humilde. Él provenía de una familia humilde, por lo que yo le prestaba algún saco, porque, en esa época, la Facultad de Derecho era muy formal. “Ahí tuve compañeros muy cercanos desde los inicios. Cultivamos amistades que han perdurado hasta hoy. Entre ellos, hay figuras políticas muy importantes, como Fernando Berrocal, Jorge Urbina, Víctor Ramírez, Enrique Castillo, Mario Carvajal y Marco Vinicio Tristán, quien ahora es presidente de uno de los bancos privados más importantes del país. Enre mis amigos de la universidad también hay gente de la Unidad, como Édgar Chamberlain. Recuerdo que Rolando Laclé estaba casi en el último año. Óscar iba dos años antes que yo, y entre sus compañeros estaban Sonia Picado, Jorge Guardia y Harry Zurcher. “Todo ese grupo nuestro era excelente. Estudiábamos juntos. Nos reuníamos a estudiar en fincas de mi familia, por ejemplo, en la finca ´La ribera´, que está en La ribera de Belén, y en la finca ´Oaxaca´, en San Isidro de Heredia. “Los fines de semana nos íbamos para el campo y estudiábamos de siete de la mañana a seis de la tarde. Teníamos un sistema de estudio por tesis. Cada uno se hacía Camilo Rodríguez Chaverri
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responsable de una tesis y la exponía. En ese tiempo, en la universidad teníamos exámenes orales. Los miembros del tribunal sacaban una bolita de una cajota, y le decían a uno, por ejemplo, ´le tocó la tesis 7, expóngala´. “Como de esa misma manera era que estudiábamos, ya sabíamos cómo comenzar y cómo salirnos del tema. Eso nos permitió graduarnos con cuadro de honor, porque entre los que estudiábamos juntos estaban los mejores promedios de la clase. “De verdad hemos sido amigos para toda la vida. Tenemos un sistema de tertulias. Nos reunimos una vez al mes, generalmente en la casa de Enrique Castillo, para conversar de muchos temas, aunque últimamente sólo hablamos de política. Queremos publicar un libro sobre las ideas del grupo. Enrique Castillo sería quien lo podría escribir, transcribiendo las ideas de todos nosotros. Enrique ahora tiene hasta un premio literario. Estarían las ideas de Berrocal, Carvajal, Rodrigo Barahona, Enrique Castillo, Víctor Ramírez, Jorge Urbina. Tocamos temas diferentes, aunque ahora sólo de política hablamos. “Nos reunimos a las siete de la noche, tomamos un fresco o un vinito, y conversamos como hasta las diez de la noche”. “Me gradué en 1969. Entre mis profesores tuve a grandes maestros. Mire, fueron muy importantes don Eduardo Ortiz, don Carlos José Gutiérrez, don Octavio Torrealba, quien me dio clases de Derecho Comercial, y fue la persona que más me inspiró. “Fui un estudiante excelente. Es un mérito que no oculto. Cuando eso había un sistema de cuadros de honor. Reconocían a los cinco mejores promedios de cada año. En esa época, había una tradición de que un día al año el mejor estudiante de la Facultad de Derecho ejercía la función de decano, precisamente el Día del Estudiante de Derecho. Era algo real. Uno se sentaba en la oficina del decano. Me tocó hacerlo durante el cuarto y el quinto año, cuando fui el mejor promedio de la carrera de Derecho. “Mi tesis se llamaba ´Protección a las minorías en las sociedades anónimas´. Sigue siendo un tema de moda a pesar de que fue escrita hace 30 años. Parte de las ideas de esa tesis hoy forman parte del Código de Comercio y de la Ley Reguladora del Mercado de Valores”.
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Fuera del país “Como fui estudiante de honor, me permitieron presentar la tesis antes de noviembre, y me pude ir, porque ya me habían admitido en la Universidad de Pennsylvannia, en Filadelfia. Estuve allá dos años. Saqué un Máster en Derecho Comercial. “La tesis de la maestría fue con respecto a la normativa que regula las bolsas en Estados Unidos. Cuando regresé, en 1971, don Octavio Torrealba me invitó a venir al bufete Facio y Cañas, a entrevistarme con don Gonzalo Facio. En ese momento eran sólo cinco abogados, don Alberto Cañas, don Octavio Torrealba, don Fernando Fournier, don Rodrigo Oreamuno y don Édgar Pacheco. Era un bufete pequeño y muy selecto. “En esa época, el bufete votaba si admitía o no a un nuevo socio. Cualquier abogado podía vetar a algún candidato. Había que entrar por unanimidad. Una vez que me admitieron, le compré la acción a don Beto Cañas. Así, me incorporé a este bufete en el año 71. “De un bufete de seis hoy somos casi treinta abogados. Hay especialistas de todos los ámbitos, básicamente en Derecho Comercial, Derecho Financiero, Derecho Bancario, Derecho Tributario, Derecho Ambiental, Derecho Laboral, en fin, es una unidad que da servicios muy completos, aunque cada quien tiene su clientela. No es una olla común, sino una sociedad de gastos. “Me integré siendo abogado de mi familia, de las empresas familiares y las de mis tíos, y poco después me inicié en la vida política. Óscar había regresado de Inglaterra, y ya estaba participando en Liberación Nacional. “Originariamente mi familia no era liberacionista. Sin embargo, con la familia con que yo me crié sí lo era, porque don Rafael era un gran liberacionista y un gran admirador de Don Pepe. Había estado en la Revolución del 48, y guardaba recuerdos de las armas que había usado. “En diciembre del 2003 me robaron el revólver Smith and Wesson 38 que él me había regalado. También me robaron las joyas de mi mamá, que eran de las cosas que más apreciaba yo. “A pesar de la influencia del tío Rafael, era muy independiente. Por ejemplo, antes de salir del país, estando en la universidad, para las elecciones de 1966 apoyé a don José Joaquín Trejos, quien había sido profesor mío de economía, Camilo Rodríguez Chaverri
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en la Facultad de Derecho, fui presidente de la juventud de su partido en Heredia. Esa fue la primera campaña de Daniel Oduber. “De ahí también viene mi amistad con mucha dirigencia de la Unidad. Por ejemplo, durante ese gobierno Miguel Ángel Rodríguez fue ministro de Planific ación. Además, tengo cercanía con Rafael Ángel (Calderón) y tengo facilidad para comunicarme con la Unidad. “Ingresé a Liberación por voluntad propia, antes de la campaña de Don Pepe. En el 70 voté por Don Pepe, y de ahí en adelante ya tengo 34 años de estar en Liberación Nacional”.
Regidor herediano “En el 70, Óscar se incorporó al gabinete de Don Pepe, como ministro de Planificación, como Miguel Ángel en el de Trejos. Y ya para la campaña de Daniel Oduber, en el 73, Daniel me pidió que encabezara la papeleta municipal de Heredia. Participé en las plazas públicas de Heredia. Como perdimos la municipalidad, el primer año perdí la elección para presidente municipal, pero, a raíz de un grave conflicto que hubo en Heredia por el traspaso del acueducto de la municipalidad a lo que es hoy AyA, se generó un movimiento popular para que la municipalidad no traspasara su acueducto al antiguo SNA. “Eso hizo que cambiaran las fuerzas políticas. Por eso, fui presidente municipal tres años seguidos. Óscar fue ministro de Don Pepe y siguió con Don Daniel. En el gobierno de Daniel no le daban mucha pelota. Daniel tenía un círculo muy cerrado. No le daban mucha pelota. Le ocurría menos en el gobierno de Don Pepe. “Luego, Óscar fue diputado durante el gobierno de Carazo. Encabezó la lista de la provincia de Heredia en la primera campaña de Luis Alberto Monge. Durante esa campaña, mi padre fue candidato a la primera vicepresidencia a solicitud de don Luis Alberto. A Óscar y a mí nos costó mucho convencerlo. Era muy rejego. No así don Juan Rafael Arias Bonilla, nuestro bisabuelo, quien fue ministro de don Alfredo González Flores y luego de don Cleto González Víquez. “Le voy a contar un detalle de don Juan Rafael. Hubo una crisis económica en el país, similar a la de ahora. Don Juan Rafael fue al congreso a pedirles que aprobaran una ley de 214
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impuestos, que había que socarse la faja y, de lo contrario, que habría que vivir de pan y agua. Entonces, le pusieron en el Congreso don Juan Rafael Arias ´Paniagua´. “Ser presidente me permitió conocer mucho el sistema municipal. Por eso, en el gobierno de Óscar, uno de los peldaños de la catedral fue descentralizar el poder. Viví la experiencia de una municipalidad quebrada, la de Heredia. Lo único es que yo era muy amigo de don Álvaro Jenkins, el ministro del Obras Públicas de Daniel, y con la ayuda de él me di el lujo de pavimentar todas las calles principales de Heredia. “También cambiamos el alumbrado público y creamos la Empresa de Servicios Públicos de Heredia. En medio de la crisis, negociamos una fórmula intermedia, para lo cual también intervino Danilo Chaverri, quien era regidor del PUSC, y el Padre Núñez, que era rector de la UNA. “Creamos un consejo para ver cómo solucionábamos el problema del acueducto de Heredia, y entre que quedara en manos de la municipalidad, que era una posición, y que fuera del SNA, que era la otra, encontramos una solución intermedia. Se combinaban las tesis: seguía siendo herediano, y ya no era municipal, porque tenía la asesoría técnica del SNA. Fue así que conseguimos una salida negociada. Es una de las contribuciones bonitas que yo he dado”.
Tiempos difíciles “Con Carazo vino la crisis económica. El dólar pasó de 8 60 a 45 colones. Tuve que ajustar muchas compañías familiares, que tenían pasivos en dólares, y que sufrieron un socollón muy grande. “Para ese tiempo fue que mi hermano comenzó a pelear por la secretaría general del partido. Entre los que más se opusieron estaban Francisco Morales y Rolando Araya. En realidad, lo que estaba haciendo Óscar era pelear contra las estructuras de ese momento. “En el 82 Óscar pasa a ser secretario general del partido, y posteriormente se reelige. Poco tiempo después viene la época de la campaña. Para parar a Óscar, Don Pepe y Daniel inventan la fórmula mágica, con la que don Pepe sería presidente y Daniel vicepresidente, pero con la idea de que se iban a turnar la presidencia, dos años cada uno. Sé que a Óscar lo invitaron a una reunión en La Lucha, y estaba toda la estructura del partido. Además estaba Carlos Manuel Camilo Rodríguez Chaverri
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Castillo, que también aspiraba a la presidencia, y el doctor Burstin, que era muy cercano a Don Pepe. Sencillamente le pidieron que debía desistir de sus aspiraciones para que el partido pudiera gobernar con la fórmula mágica, pero Óscar les dijo que no, que él iba pelear su precandidatura. “La reforma no pasó. En ese momento se volcaron todos los de la estructura a apoyar a Castillo. Don Pepe y Daniel también se fueron con él. Fue entonces que nació la frase famosa ´sin muletas y sin padrinos´, y empezamos a hablar de ´los ayatolas´, los dos grandes dueños del partido. “Vino la convención. El grupo nuestro era de gente joven. Mario Carvajal se salió del gobierno de Luis Alberto para ayudarnos a organizar el movimiento. El vicepresidente de Monge, don Alberto Fait, renunció para ser precandidato, pero después de ver las encuestas, le dio la adhesión a Óscar. Aunque estaba de tercero, con poco respaldo, fue una alianza muy importante para nosotros, pues don Alberto aportó mucho por su experiencia. “Yo asumí la jefatura de campaña. La casa de campaña estaba por La Sabana. Ganamos la convención 60 a 40. Fue una pelea muy dura. En la noche fuimos al Balcón Verde, Castillo con costos saludó a Óscar y Don Pepe estaba visiblemente molesto. “Pasada la convención, Rafael Ángel Calderón anuncia que es candidato por segunda vez, después de haber perdido contra Luis Alberto, cuando apenas obtuvo el 28 por ciento de los votos. “La campaña nuestra comienza a contar con algunos pilares, entre ellos, la paz en Centroamérica, y la construcción de 80 mil viviendas. Las prioridades del programa de gobierno se dieron a conocer como los peldaños de la Catedral. El primer peldaño sería la paz; el segundo peldaño serían las 80 mil viviendas… “Durante el gobierno de Luis Alberto comienza la guerra de la Contra, en Nicaragua, en 1984. La Contra era apoyada por el presidente Reagan con el fin de eliminar al gobierno sandinista, que estaba en el poder desde 1979. “Entonces, comienzan las fricciones iniciales con la embajada de Estados Unidos, que se inclina totalmente por la candidatura de Rafael Ángel, que había apoyado la invasión a Granada. “La nuestra era una campaña abierta por la paz. Afirmábamos que había que buscar una solución pacífic a a los problemas de Centroamérica. 216
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“En julio del 85 estábamos ocho puntos debajo de Rafael Ángel, y llegamos a diciembre con dos puntos a favor. Se le dio vuelta en cuatro meses, y creo que se lo debemos al tema de la paz y al tema de la vivienda. “Calderón era un candidato fuerte y tenía todo el apoyo de la maquinaria de su partido. Pero la campaña nuestra tuvo más impacto. La guerra en Centroamérica era terrible. Eso desalentaba la inversión en Costa Rica. “Ganamos las elecciones con 150 mil votos de diferencia, después de una campaña muy dura, que generó un gran distanciamiento con Rafael Ángel, y especialmente con doña Gloria (Bejarano, su esposa), pues su padre fue tema de la campaña, se especulaba si vivía en Costa Rica o no, lo que nos preocupaba pues había muchos cuestionamientos sobre él. Esa campaña dejó heridas muy fuertes en ella, que llegan hasta hoy. Fue lamentable. Creo que ella se lo tomó personalmente, y nosotros nunca quisimos ofenderla. Eso nos ha dolido mucho”.
Un país en manos de la CIA “Hasta la prensa apoyaba la actitud del presidente Reagan. Por eso, no cayó bien que nosotros dijéramos que el gobierno iba a luchar por un fin para la guerra en América Central. Y entonces empezamos a notar cómo los Estados Unidos se involucraron e iniciaron las presiones en el ámbito personal. “Tenemos que hablar de lo que pasó al final del gobierno de Luis Alberto Monge, porque eso explica nuestra actitud: la CIA tenía una gran injerencia en Costa Rica. A Estados Unidos le urgía abrir el frente sur, usar Guanacaste como una fuente de abastecimiento. La idea era seguir atacando con aviones que salían del aeropuerto de Ilopango, en El Salvador, y desde una base militar en Honduras. Desde esos dos puntos atacaban por lo que ellos llamaban el frente norte, y necesitaban abrir el frente sur. “Pasando la campaña, no más, antes de que asumiéramos el poder, cuando Óscar era presidente electo, vino un periodista mexicano a hacerle una entrevista. En esa ocasión, por primera vez, Óscar dice que no va a apoyar a los Contras. Fue entre febrero y mayo del 86. “En esa entrevista Óscar dice que no va a apoyar a los Contras, y que para él no son la solución sino que son parte del problema. Eso provoca una reacción inmensa en los Estados Unidos, y aquí la prensa critica a Óscar, le dicen Camilo Rodríguez Chaverri
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que cómo se atreve a enfrentarse al imperio americano y al presidente Reagan. “Toda la prensa estaba a favor de la Contra. Jaime Daremblum escribe muchos artículos groseros contra Óscar, le dice que es un ignorante de la política internacional y que la única manera de derrocar a un gobierno comunista es a través de las armas. “Desafortunadamente el gobierno de don Luis Alberto fue más que complaciente con la CIA. Monge permitió el uso del territorio nacional para que la CIA pudiera operar. “En una oportunidad, 15 días antes de asumir la presidencia, don Luis nos invita a Óscar y a mí a su casa, en Pozos de Santa Ana. La reunión era con el embajador de Estados Unidos. “Fue un almuerzo cordial, donde revisamos la ayuda que nos daba Estados Unidos a través del AID. Era entre 300 y 500 millones de dólares al año. Ese dinero lo manejaba aquí el AID, en un edific io gigantesco. “Era una ayuda condicionada. Ese día, después del almuerzo, Luis Alberto invitó a Óscar a conversar a otra sala, y yo me quedé solo con el embajador. Me dijo que él esperaría que el nuevo gobierno mantuviera las condiciones de ayuda que estaba recibiendo el gobierno americano del gobierno costarricenses. Me habló de tres medidas que le parecían imprescindibles. La primera era mantener abierto el aeropuerto de Santa Elena, en la península de Santa Elena, de vital importancia para la Contra porque los aviones que venían de las bases de Honduras y El Salvador traían mucha carga, y una vez que dejaban la ayuda, que la tiraban en los campamentos de la Contra, necesitaban un aeropuerto cerca para reabastecerse de combustible. “La segunda medida era mantener una estación de la CIA en San Carlos. Esa estación la tuvieron por lo menos al final del gobierno de Monge, tal vez durante buena parte de su administración. Cuando yo la fui a ver, al principio del gobierno de Óscar, siendo yo el ministro de la Presidencia, supe que tenían monitoreadas todas las conversaciones del gobierno sandinista. Contaban con torres especiales y sistemas de lo más sofisticados. Todo eso estaba en una montaña de San Carlos. Es un lugar tan alto que se ve toda Nicaragua. Tenían radares, antenas y computadoras. De ministro me pasaban un informe de las conversaciones. Le enviaban una copia a la DIS y ahí determinaban qué nos mandaban de todo lo que tenían. 218
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“La tercera condición era que la DIS siguiera recibiendo instrucciones y parte del salario por parte de la CIA. Es decir, que la CIA esta literalmente pagándole a la DIS. “Fue uno de los momentos más duros y difíciles. Yo le dije ´señor embajador, yo creo que esto no va a ser posible, como usted se ha dado cuenta, la campaña nuestra ha tenido como componente principal buscar una solución pacífic a, y no una solución militar para América Central. Ganamos las elecciones diciendo que no íbamos a permitir que fuera usado el territorio nacional´. Es que la gente estaba harta de ver esa presión en el norte. “Esa fue la primera vez que el embajador recibió por primera vez el mensaje. No lo creyó. Me dijo que después conversaríamos. “Cuando inició nuestra administración, lo llamé por teléfono y le dije que nos garantizara que nos iba a cerrar el aeropuerto de inmediato. También hablé con don Sergio Fernández, director de la DIS, y le dije que cancelara los mecanismos por los que recibían fondos de la CIA, y de una vez le expliqué que también queríamos cancelar la estación de la CIA en San Carlos”.
Esquipulas “A todo esto, en ese momento ya se estaba hablando de Esquipulas. Se había presentado el Plan de Paz, porque fue algo en lo que empezamos a trabajar de inmediato. Esquipulas se aprueba en junio del 86, sólo un mes después de que inciara nuestra administración. En la elaboración de este plan de paz juega un papel decisivo la participación de don John Biehl y de Margarita Penón. “Nosotros cuatro, Óscar, John, Margarita y yo, formamos el kitchen cabinet para el plan de paz. Ahora que hablamos de don John Biehl, quiero decir que tuvo una participación muy fuerte en la campaña. Gran parte del Plan de Paz del programa de gobierno de Óscar fue idea de John. Él era un convencido de que había que parar la guerra de América Central. La canción que decía ´paz para mi tierra, paz para mi gente…´ se compuso en su casa, entre él y Andrés Opaso, que es un compositor chileno, muy amigo de don John. Fue él quien pensó en una canción, quien la elaboró, quien escribió la letra y la música, junto a este compositor. Fue la canción que motivó la campaña. Esa canción tuvo una influencia inmensa en volcar esos siete puntos de diferencia entre julio Camilo Rodríguez Chaverri
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y diciembre. La gente vibraba cuando escuchaban esa canción en las plazas públicas. La cantaba Sandra Solano. “Volviendo al gobierno, entrando no más comienzan las presiones fuertes, nunca vistas antes. En primer lugar, debo decir que en cuanto al Plan de Paz circulan diferentes versiones. Al principio, el gobierno sandinista cree que es redactado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. “La relación con los sandinistas era muy fría. Aparte del plan de paz que estábamos redactando nosotros en el kitchen cabinet, hubo una versión del plan de paz en el que trabajaba la cancillería, y finalmente se redactó un borrador final, en el que, de nuevo, trabajaron mucho John Biehl y Margarita Penón. “Esta última versión la llevamos don John Biehl y yo por Centroamérica, en una avioneta que nos prestó Alberto Esquivel Volio. El piloto era un muchacho Malavassi, que era el piloto personal de Alberto. Casi nos matamos en el regreso. Nos fuimos primero a Nicaragua, a hablar con Daniel Ortega. Era la primera vez que le exponíamos nuestro plan de paz. Le explicamos que era un plan de paz costarricense. “Esa primera vez me recibió Daniel vestido de militar, en su estado mayor, con una frialdad enorme. De entrada me dijo ´nosotros no creemos en el plan de paz de ustedes´. De una vez me reclamó porque le dábamos cabida a la Contra. Le expliqué que con nosotros no iba a ser así, y le enseñé el borrador del Plan de Paz. Después de tres visitas con don John Biehl y otras con Rivera Bianchini, que era nuestro viceministro de Relaciones Exteriores, fue cambiando su actitud con nosotros. “Luego hablamos con Vinicio Cerezo, el presidente de Guatemala; con Ascona, en Honduras; con José Napoleón Duarte, en El Salvador… Era un plan de paz que pretendía parar la guerra, hablaba de un cese inmediato del fuego. Había que cederle a cada uno algunas cosas. Por ejemplo, Guatemala pedía la creación del Parlamento Centroamericano, y hubo, entonces, que convencerlos en Nicaragua para que estuvieran de acuerdo en celebrar elecciones libres para el Parlamento Centroamericano. La verdad es que nunca le pedimos a los Ortega que permitieran las elecciones presidenciales, pero las elecciones del Parlamento Centroamericano fueron como un portillo que se abrió, y la situación después les explotó cuando, sin que nadie lo creyera, se da la elección de Doña Violeta, en el 89. 220
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“Todas las encuestas decían que los sandinistas iban a ganar, y los únicos que sabíamos que doña Violeta ganaría éramos nosotros. Fuimos los únicos que lo sabíamos porque la única encuesta bien hecha fue la de don Víctor Borge, que trabajaba con nosotros. Hicimos una encuesta con el sistema de votación secreta en urna, y eso hizo la diferencia. Cuando a la gente le preguntaban por quien votaba, sobre todo por parte de las encuestadoras gringas, todos decían que por los sandinistas. Pero lo decían por miedo. Cuando alguien les dijo que lo escribieran en un papel, y sin decir su nombre, todo el mundo dijo la verdad”.
La presión de Reagan “Paralelo a todo lo que íbamos haciendo acerca del Plan de Paz, los estadounidenses empiezan a presionar porque creen que el Plan de Paz es una reacción contra ellos. Más lo ven así cuando convencemos a los sandinistas, en Esquipulas. “Al principio los Estados Unidos le negaban una visita a Óscar. Yo fui con don Jorge Manuel Dengo y don Rodrigo Madrigal Nieto a la primera visita, y fue un desastre. Abrams sólo de la guerra nos hablaba. También nos llevaron a la CIA, donde Casey tenía un ´situation room´, y nos explicó lo que hacían desde la base de Honduras, y desde Ilopango, en El Salvador. En los mapas tenía marcados los centros de la Contra en Nicaragua. Lo único que quería era que sintiéramos presión y más presión. Nos invitan a una cena, que ellos llamaron ´working dinner´, yo creí que era una cena normal, pero consistió en sentarnos en una mesa a don Jorge Manuel, a don Rodrigo y a mí, y en otra a Abrans; a Whitehead, el Subsecretario de Estado, y a todos los funcionarios del Departamento de Estado. Iniciando la cena, la primera pregunta de Abrans fue la siguiente: ´yo quiero que me expliquen por qué el presidente Arias no quiere colaborar con el presidente Reagan´. “Don Jorge Manuel les contó toda la historia de paz de Costa Rica, don Rodrigo Madrigal también, y al final se dirigieron a mí, ´usted, que es el hermano del presidente, ¿por qué no nos ayuda?´. Tuve que reiterarles que no podían usar nuestro territorio, y que no íbamos a traicionar a los miles de costarricenses que votaron por una solución pacífic a para Centroamérica. “Pasaron cosas increíbles. Vino todo el alto mando a presionar. Primero vino Oliver North y luego Elliot Abrams. Camilo Rodríguez Chaverri
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Los dos tenían sus oficinas en la Casa Blanca. Además, la CIA permanentemente me llamaba a mí, y el embajador de Estados Unidos nos decía que si no colaborábamos, poníamos en peligro toda la ayuda financiera. “La prensa de aquí se asustó, la prensa decía que no podíamos poner en riesgo la ayuda económica. “Llega al colmo esta presión, tanto que una madrugada, a las 3 de la mañana, recibo una llamada del embajador. Me dice que el jefe de la CIA, William Casey, venía en un vuelo privado para sostener una reunión de emergencia conmigo. “Ya había estado antes. Lo habíamos recibido en la casa de don Rodrigo Madrigal Nieto. Casey había planteado lo del aeropuerto de Santa Elena y lo de la estación de la CIA en San Carlos. Es más, quería que le dejáramos abierto el terreno en Guanacaste para que la Contra operara como quisiera. “Llegan a las 4 y 30 de la mañana. En siete carros venía toda la delegación de la CIA. Apenas me dio tiempo para levantarme y prepararles un café. Casey hizo una pequeña exposición, en nombre del Presidente Reagan, que era su amigo personal. Dijo que la CIA necesitaba usar el aeropuerto de Santa Elena, para reabastecer los aviones, y luego los otros jerarcas de la CIA me presentaron un plano con toda la operación militar, y me explicaron la importancia de integrar el territorio de Costa Rica. “Casey ya era un señor mayor. Estaba muy cansado. En medio de la discusión entre la otra gente de la CIA y yo, cabeceaba y cabeceaba hasta que se quedó dormido. Seguro no había dormido, porque venían del resto de todo Centroamérica, dando instrucciones. Ya estaba mayor. Murió de un tumor cerebral, poco después. “Esta fue la presión más fuerte. Era muy duro. Les tuve que repetir que la política del Presidente Arias era la de no permitir el uso del territorio nacional. Pedí el respeto en esto, y me garantizan que no van a hacer nada sin el permiso del gobierno de Costa Rica. Esa afirmación era falsa porque seguían usando el territorio, como luego lo comprobamos. “Hasta que un viernes por la tarde nos convoca Óscar a su despacho, a don Hernán Garrón, que era el Ministro de Seguridad, y a mí. Esa tarde le dimos la orden a don Hernán de cerrar el Aeropuerto de Santa Elena. Cerrarlo significaba pasar unas dragas para que no pudiera aterrizar algún avión, porque antes pusieron estañones y de nada sirvió, los aviones seguían utilizándolo.
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“Don Hernán Garrón era un funcionario totalmente leal y honesto, por lo que de inmediato ejecutó la orden. El sábado, estando nosotros en una cena en la casa de John Biehl, entró una llamada, a las 9 de la noche, de Oliver North. Ya nos habían localizado. Le urgía hablar con Óscar. Lo único que quería era amenazarlo. Le dijo que el cierre del aeropuerto traería consecuencias muy graves, que lo sentía mucho. Óscar se le volvió a plantar. “Fue entonces cuando los sandinistas comienzan a creer en que la posición de Costa Rica es de verdad. Cambian de actitud, y ese cambio de actitud hace que, por presión nuestra, acepten ir a una elección abierta. Ellos juraban que iban a ganar. Ya cuando eso Óscar era Premio Nóbel, desde el 87, y los sandinistas ya lo recibían de manera diferente”.
El Nóbel de la Paz “Después de firmado el Plan de Paz, cuando Óscar recibe el Premio Nóbel la presión empieza a disminuir. Óscar ya tenía el respaldo de todo el Partido Demócrata de Estados Unidos. Cuando nos amenazaban con quitarnos la ayuda, nuestros amigos senadores decían ´eso no va a pasar´. John Kerry fue uno de ellos. Kerry vino a Costa Rica, se enteró del Plan de Paz, y fue uno de los que más asumió un liderazgo a nuestro favor en el Senado. Kerry nos dijo ´no se preocupen, no vamos a permitir que le suspendan la ayuda a Costa Rica´. “Hubo una gran tranquilidad porque ya teníamos un respaldo en Washington. Don Guido Fernández había hecho una gran labor como embajador, hizo un gran lobismo, estuvo como dos años en eso porque primero fue Ministro de Gobernación. “Otra fuente de presión fue la AID, pues toda la plata que recibía Costa Rica durante el gobierno de Luis Alberto, la AID la invertía sólo en lo que le interesaba. La AID se puso a financiar la banca privada y a gastar muchos millones en la creación de la EARTH. En cambio, nosotros le pedimos que la invirtieran en mejorar acueductos rurales, por ejemplo. El director de la AID, Daniel Shaid, nunca quiso hacer caso, hasta que un día Óscar le dijo, ´o transformamos la ayuda como el gobierno quiere, o lo declaro non grato y le pido que abandone el país´. “Cuando eso ya era Premio Nóbel. El Premio Nóbel fue importantísimo. Todo inició cuando el doctor Edgar Mohs, que era ministro de Salud, nos dijo que tenía unos amigos Camilo Rodríguez Chaverri
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en Noruega y en Suecia, y que allá se estaba hablando de que a Costa Rica se le debería dar un Premio Nóbel por no tener ejército y por ser un país pacifista. “Eso era lo que se barajaba, pero fue una gran sorpresa. Cuando recibimos la noticia del Nóbel, Óscar estaba en Bahía Ballena, con Margarita, en una playa casi desierta. A la una de la madrugada, me llama el periodista Danilo Madrigal (qdDg) y me dice ´le acaban de otorgar el Premio Nóbel de la Paz a su hermano´. Primero no lo creía, después no podía comunicarme con Óscar, porque en esa playa no había ni teléfono. “Ya en la madrugada todos los claves circularon, y los periodistas estaban frente a mi casa a las 4 de la mañana. En la playa había una plantilla de radio, así que a las 4 llamé a Seguridad Pública, y les dije que apenas amaneciera enviaran una avioneta a la playa. “Me trasladé a la torre del aeropuerto de Pavas, y nos comunicamos a la avioneta. Me dice Óscar, ´mira, ¿estás seguro de que es así?´. Él tampoco lo creía. “Ya toda la prensa estaba en Pavas esperándolo. Por radio me dijo que organizáramos todo para hacer la conferencia de prensa en la Casa Presidencial. Poco después me dijo ´quisiera que esta plata sea para una fundación´. En esa mañana decide que va a crear la ´Fundación Arias para el Progreso y el Desarrollo Humano´, de la que yo soy el presidente”.
La firma de la paz “Se logró la paz en Esquipulas 2. La reunión se hizo en Guatemala, en un hotel muy grande. La diferencia con respecto al ambiente en Esquipulas 1 era muy grande. Al principio, los Ortega no creían en nosotros. En cambio, a esta altura del partido, ya Daniel había notado el cambio de actitud de Costa Rica. Cuando quitamos las antenas de la CIA en San Carlos y cerramos el aeropuerto de Santa Elena se dieron cuenta de que la cosa era en serio. A mucha gente vinculada a la Contra y que operaba desde aquí se le pidió que abandonara el territorio nacional. Por eso fue que los sandinistas comenzaron a tomarnos confianza. “Ya en Guatemala, para Esquipulas 2, hay una reunión de los presidentes. Dura todo el día. Circulan versiones de que hay otro plan de paz. Yo pasé todo ese día junto a John Biehl conversando con los generales de América Central, que eran
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los asesores de los presidentes. Cada vez que había recesos, Óscar salía para decirnos ´esto está durísimo´. “A Cerezo le decían ´si usted firma el Plan de Paz hay problemas´, a Napoleón Duarte también, y a Ascona, hasta que fuimos convenciendo a los generales más duros. Poco a poco, fueron aceptando que el Plan de Paz era una solución buena. Se creaba el Parlamento Centroamericano y se establecía un cese al fuego. “En la noche del segundo día, Óscar dice ‘sentémonos aquí, no nos levantamos hasta nos pongamos de acuerdo´. Pasa la tarde, comienza la noche, se suspende la cena oficial, suspendemos todas las conferencias de prensa, y hasta a la 1 de la mañana se levantaron, cuando se pusieron de acuerdo. A esa hora, Óscar me dijo ´redacten el Plan de Paz y lo firmamos mañana a las 8 de la mañana´. “John Biehl se quedó trabajando con los asesores de los otros gobiernos. Redactaron varias versiones, y las revisaron. Nadie durmió… A las 8 de la mañana se firmó el Plan de Paz, para sorpresa de todo el mundo, y para sorpresa de don Jaime Daremblun, que había escrito que ´sólo la ingenuidad de don Óscar Arias le hace pensar que acabará con la guerra a través una solución pacífica…´. No le dimos la razón a don Jaime. “John Biehl fue vital. Fue muy importante en la campaña y en el gobierno. Estuvo muy cerca de nosotros, acompañó a Óscar en varios viajes a Washington, y fue un gran consejero. La amistad entre John Biehl y Óscar nació cuando eran estudiantes del Doctorado en Ciencias Políticas. Ellos fueron compañeros en la Universidad de Essex. Después, don John era decano en una universidad de Santiago, y en el 73, cuando derrocan al gobierno de Allende, lo obligaron a salir de Chile. En ese momento se vino para acá y se hospedó en la casa de Óscar, y se quedó un tiempo aquí, solo. “Durante mucho tiempo fue consultor de Naciones Unidas, y eso le permitió colaborar con el gobierno nuestro como asesor. Posteriormente a la caída de Pinochet, son otros cien pesos. Logra ser embajador de Chile en Washington, hace una labor increíble, y es ministro de la Presidencia en el gobierno de Frei. Pasé con él las elecciones de Frei, y tuve la oportunidad de estar en el círculo cerrado de su campaña. Estuve cenando con Frei la víspera de las elecciones”.
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Biehl, Ottón, Taboga… “Sé que John siempre nos apoyará, aunque la prensa quiso dar a entender otra cosa a raíz de su apoyo a Ottón Solís. Desde que estaba aquí, John tenía una relación muy cercana con Ottón, cuando Ottón era nuestro Ministro de Planificación. Si Óscar hubiera estado, John no se hubiera metido. Creo que lo hizo por Margarita, y no sólo por Ottón. “John se ha sentido muy maltratado por la prensa costarricense. Siendo asesor nuestro, durante la campaña, lo acusaban de ser el ´asesor extranjero´, y en el gobierno de ser una especie de Maquiavelo. El gobierno de Reagan llega a castigarlo tanto que logra que lo despidan de las Naciones Unidas. Todo eso ha sido muy duro para él. Ha tenido que pagar un precio muy alto por su ayuda para Costa Rica. “Después del gobierno regresé a la oficina. Yo he sido el que lleva el timón de las empresas familiares. Por ejemplo, desde 1973 soy el presidente del Ingenio Taboga S.A. De ser una empresa pequeña es hoy la empresa azucarera más grande de Costa Rica, por lo que ha sido fuente de ataques irracionales por parte de Antonio Álvarez. Tenemos pruebas evidentes de que él ha pagado millones en páginas de prensa para perjudicarnos. Nos acusaron de que le vendemos electricidad al ICE, y de que estábamos produciendo alcohol, diciendo que yo lo conseguía todo para la empresa por haber sido asesor de don Abel. Lo han hecho con toda la mala fe, como si yo hubiera conseguido el éxito de la empresa por haber asesorado a don Abel. Taboga no necesita de la influencia de nadie. Hemos sido exitosos por el trabajo de treinta años”.
Cercanía con Don Abel “Don Abel ha sido un amigo nuestro desde hace mucho tiempo. Era muy amigo de don Édgar Sánchez, un tío de nosotros, y una vez le pedimos que fuera con un grupo de costarricenses a hablar con los sandinistas para que fueran lo más transparentes posibles en las elecciones contra Doña Violeta Chamorro. Don Abel fue con mucho gusto. Una de las personas que iba con él era don Rodrigo Madrigal Montealegre. De esa manera, le ayudó mucho a nuestro gobierno. “Durante su campaña, tuvimos comunicación con él, y ya siendo presidente, comenzamos a hablar muy de cerca. Nos reunimos en la casa de don Édgar Mohs, y un día que fue a 226
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la casa de Óscar, me dijo que si yo le ayudaría, le dije que sí, entonces me preguntó si yo le aceptaría un ministerio. Entre broma y broma, me dijo que le aceptara un ministerio ´para que me ayudés a no meter la pata más´. Le dijo que no le iba a aceptar un ministerio. Entonces, me dijo que por qué no lo asesoraba. Le contesté que sí, porque ayudarle a un presidente es contribuir con Costa Rica. Para mí, el país está por encima de los partidos políticos. “Pasé tres meses ayudándole personalmente. Almorzaba con él dos veces al mes. A veces nos acompañaba Alberto Trejos, otras veces Rolando Laclé, quien es muy amigo mío. Tengo gran cariño por él. Por eso, lo propusimos para que fuera presidente del Congreso. Él hubiera permitido crear un ambiente de acuerdos, pero la Unidad no quiso. “Yo me di cuenta que estaba en una posición en la que ni Liberación estaba contento y, además, percibí que yo le estaba creando problemas a Don Abel con la Unidad, especialmente con su fracción. Por eso, decidí renunciar. Le dije en una carta que no le quiero causar ningún perjuicio, y que, siendo su amigo, debía tomar distancia para evitarle problemas. “Mi cargo era de asesor ad honorem, y consistía en ir a almorzar con él cada 15 días. Mucha gente interpretaba que tenía oficina. No fue así”.
Una nueva campaña “Estamos listos para arrancar con una nueva campaña. Al contrario de lo que creía hace unos meses, ahora siento una gran ilusión de tener la posibilidad de volver a ejercer una coordinación de gobierno. Me siento con más experiencia, con más tranquilidad de espíritu, y más preparado para ver las cosas más fríamente. En la administración del 86 al 90, yo quise echarme el país encima. Tuve un costo muy grande, un costo familiar, incluyendo un divorcio. Durante el gobierno no conocía a mis hijos. Trabajaba de 7 de la mañana a las 11 de la noche. “Ahora tengo una perspectiva diferente de la vida. Iré a hacer lo que tengo que hacer, sabiendo que hay cosas más importantes como mi familia y mis hijos. “Siento que podemos hacer las cosas mejor. Por eso aspiramos a volver. Estamos seguros de que no le haremos ningún daño a Costa Rica. Haremos un gran bien usando el gran liderazgo que tiene Óscar, aquí y afuera.
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“Algo muy importante es atraer inversiones para el país, pues van a hacer que la economía crezca. Únicamente con una economía que crezca al 6 o 7 por ciento podremos generar mayores empleos para la juventud. “Así como la paz era el primer peldaño de nuestro programa en el gobierno del 86, la educación será el primer peldaño de la campaña del 2005. Si no hay avances en la educación, el país no puede progresar. Costa Rica tiene todas las condiciones para ser el primer país desarrollado de América Latina. Por eso es que aspiramos a volver”.
Álvarez Desanti y Ottón Solís “Álvarez Desanti ha sido una completa decepción para nosotros. Me parece que la ambición lo ha cegado, y ha creído erróneamente que la fórmula de parar al movimiento arista es con una política sucia, como la que quiso hacer en setiembre y octubre del año pasado, cuando me acusó de abusar de la influencia política de don Abel. Eso fue lo más ridículo posible, porque Taboga es una compañía que no necesita que le ayuden con influencias políticas, pues produce alcohol desde hace 15 años y electricidad desde hace 5 años. “Álvarez Desanti fue quien se encargó de unas páginas pagadas que yo contesté con otras que se titularon ´Con mucho gusto´. “La ambición de don Antonio lo van a llevar a mal puerto. Creo que recibió un mensaje muy claro en la última plenaria del partido. El señor Agüero, de ´La machaca´, en el periódico ´La República´, le dice un día de estos lo siguiente (trae un periódico de su escritorio a la mesa donde estamos): ´el precandidato Antonio Álvarez está resfriado en eso de poner plata y, a lo sumo, lo hará en proporción a la Asamblea Plenaria, es decir 7 de 90´. “Con respecto a Ottón, es una persona de quien fui compañero. Le tengo respeto por su formación profesional. Es un buen economista. Aprendió de política en el gobierno nuestro. Nosotros lo trajimos de Inglaterria. No conocía lo que era la política costarricense.John Biehl le enseñó mucho. “Me parece que está equivocado en sus tesis ideológicas. Tenemos posiciones radicalmente opuestas. Don Ottón ve todas las cosas en blanco y negro. También tiene una ambición muy fuerte. “En la campaña dijo que había dejado el gobierno porque era neoliberal, y porque le hacíamos mucho caso a Eduardo 228
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Lizano. No es cierto. A él sencillamente le pedimos la renuncia, porque, cuando se estaban tramitando las reformas bancarias, aspiraba a que se estableciera un puesto permanente en el Banco Central para él, pues había tenido un roce muy grande con don Eduardo Lizano. Por eso, en las reformas bancarias quiso cambiar la integración de la directiva del Banco Central. Desconociendo las directrices que yo le había dado, él insistía con los diputados en cambiar ese proyecto de ley. Por eso le tuvimos que pedir su renuncia. “Ideológicamente es un ayatola. Me parece que está desubicado. Va a volver a ser candidato de un partido que ya no existe, de un partido que se deshizo. En las encuestas su partido tiene menos de un 1 por ciento. No lo supo manejar. La fracción legislativa se le dividió, y ahora sus grandes críticos están en el Bloque Patriótico. Le va a ser muy difícil recuperar la gente que votó por él. Más de 300 mil personas que votaron por él son liberacionistas a quienes no les gustaba el candidato de Liberación Nacional. Esa gente va a volver y va a apoyar a Óscar Arias. “Otra actitud que duele es la de (Luis Alberto) Monge. Es una actitud poco prudente para un expresidente. Demuestra cierta amargura. Además, sus conceptos son totalmente errados: desconocer un fallo de la Sala Constitucional es irrespetar el Estado de Derecho, y decir que será un gobierno ilegítimo es desconocer los principios institucionales. Monge comete un irrespeto para la dignidad del Poder Judicial y para los magistrados”.
¿Muy viejos? “También han dicho que estaremos muy viejos, y que veinte años después las circunstancias son muy diferentes. Al revés, ahora haremos un gobierno más maduro. Óscar tendrá apenas 60 y pico. La época de gloria de Winston Churchill fue a los 80 años. En realidad, la edad no tienen mucha importancia. Tenemos las ideas claras, salud e interés de ayudarle al país. Yo me siento mejor que nunca, con un gran deseo de arrancar la campaña, con un gran deseo de hacer un mejor gobierno que el del 86 al 90, en el que el eje central será, de nuevo, la honestidad y la ética en la función pública. “Los problemas del país han cambiado. El mundo ha cambiado. No hay guerra ni hay ayuda. No hay un millón de dólares diarios, y no somos importantes para Bush. Tenemos Camilo Rodríguez Chaverri
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otros problemas. El mayor de nuestros problemas es la pobreza. La guerra contra la pobreza nos obliga a pensar cómo hacer para que los estudiantes no abandonen la secundaria, cómo mejorar la educación y cómo atraer la inversión. “En este país, nadie tiene la autoridad internacional que tiene Óscar. Lleva diez años viajando, conociendo gobernantes y empresarios. Óscar puede convencer a las grandes empresas de que la estabilidad política, jurídica y social de Costa Rica convierten a nuestro país en una excelente opción. “En ese sentido, hay que aprobar el TLC con Estados Unidos para que tengamos acceso al mercado más grande del mundo”.
¿El PUSC? “No sé cuál va a ser el candidato de la Unidad. Creo que sólo Rafael Ángel Calderón, en su almohada, sabrá a quién va a apoyar. No veo ningún candidato fuerte, y no se atreverá a ser él el candidato. Lo ha dicho reiteradamente. No aspira a ser candidato de nuevo. No sé si para el año 2010 mantenga esa posición, pero ahora está claro que no quiere enfrentarse a Óscar Arias”. Le agradezco tantas horas, de un día feriado, y me acompaña a la puerta. Por último, hablamos de su hermano, porque me ha quedado claro que, a pesar de la ran capacidad de Arias, por todos reconocida, el Premio Nóbel no sería la figura que es si no tuviera al lado al negociador, al político simpático y abierto que es su hermano. Mientras Arias le hablaba al mundo de un país sin ejército, que quería vencer a la guerra sin armas, don Rodrigo almorzaba una vez por semana con los líderes del PUSC en la Asamblea Legislativa, Luis Manuel Chacón, Rodolfo Méndez y Luis Fishman, y se sentaba con Calderón, que no podía ni ver a don Óscar, para negociar el apoyo para diversos proyectos de ley. Con sólo estar con él un rato cualquiera se da cuenta que si Óscar Arias vuelve al poder, será su hermano quien ocupe de nuevo ese cargo de negociador, de capitán del gabinete y de padrino de sus proyectos. Un cargo como el que en otros gobiernos ocuparon Paco Calderón, Daniel Oduber o Rolando Laclé, es decir, la posición que sólo ocupan los políticos que alcanzan los más altos niveles del conocimiento de eso que hacen y que tanto les apasiona.
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“Óscar es mi hermano y mi amigo. Yo sé que difícilmente toma una sola decisión sin consultármela”, concluye don Rodrigo, con una sonrisa de satisfacción y de orgullo. Como el tigre que descubre su pelaje y se muestra al cielo. Ojo, abril 2004
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Enrique Obregón
Intelectual campesino
Su casa es como esas cuevas que esconden piedras misteriosas y relámpagos de piedra. Por fuera no aparentan, por dentro asombran. No sé si asombran los ropajes de la casa. No tuve tiempo ni ganas de verlos. Asombra la cantidad de libros. Y es que los libros en esa casa son verdaderos cuates. Son mucho mejor tratados que los perros en las casas de los ricos. El dueño de la casa es un poeta cuando habla. Y ama tanto ese mundo abierto de las páginas de los libros que se entrega sin miramientos a sus designios. Caminó la ruta entera del Quijote por pueblecitos y villas de España. Tardó dos meses, durante unas vacaciones de la universidad. Y algo adquirió del Quijote, porque es enjuto, como él, idealista, y ha enfrentado más que molinos de viento. Fue candidato a la Presidencia frente a Chico Orlich, Otilio Ulate y Calderón Guardia, cargando el fardo de una endemoniada fama de comunista, y cuando unas mujeres que lo cuestionaban cantaron el Himno Nacional desde la barra de la Asamblea Legislativa, todos los diputados se pusieron de pie, excepto él. Al día siguiente en la prensa sólo les faltó tirarle tomates, y les contestó con una joya todavía recordada por muchos, un artículo que se llamó "Sentado, pero de pie". Donde sí le tiraron tomates fue en Grecia. Mi papá lo vio. Lo mejor es que, cuando terminó la tomatinga, don Enrique les dijo que agradecía la lluvia de tomates, porque él estaba seguro de que todos los tomates venían bendecidos por el cura del pueblo. En su biblioteca, donde me atiende, en el primer piso de una pieza en alto, de dos pisos, el segundo y el tercero de la casa, hay muchísimas fotos de señores con barba. Todas las
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fotos parecen de él, pero no. Nada hay más parecido a un hombre con barba que otro hombre con barba. Son como un paisaje con mar. El mar se come al paisaje. Lo que pasa es que su barba es más generosa y grande que las otras, y su pelo cano parece conformado por pequeñas serpientes y riachuelos de cal que van por donde quieran. Al lado de los filósofos de las fotos de la biblioteca, hay tres o cuatros fotos de don Enrique con Daniel Oduber, y una foto de Felipe González.
Para sentarse a escucharlo Nadie, en la política de este país, convierte el discurso en poema con tanta facilidad. Enrique Obregón lo consigue porque es un poeta que se dejó llevar por otras pasiones, como la política. Cada vez que veo a ese señor delgado, que parece frágil, pero cuya voz destila dignidad, recuerdo que siendo un muchacho se metió a hacer una finca en las montañas de Pérez Zeledón, y que después de estudiar Derecho en España, volvió a San Isidro de El General para instalarse como abogado. Un día de tantos, un señor llegó a pedirle que le escribiera una carta de amor para su enamorada, y se regó de tal manera la magia, se esparció con tanta gana el milagro, que a veces los hombres del campo hacían fila en su despacho, para que el joven abogado le escribiera a sus novias poemas epistolares que iba pariendo, como una diosa de la vida, su máquina de escribir, su famosa Underwood, que llegó a ser como un órgano de su cuerpo. Todo terminó el día que entre la fila venía una petición más osada de la cuenta: una muchacha le pidió una carta de amor para su novio. Ya era demasiado. Hasta ahí llegó aquel vuelo desbocado del poeta. En su biblioteca, descansa en paz la Underwood. Don Enrique guardó sus restos bajo un escritorio, y ya se sabe que aquel rincón del recinto es sagrado. Ahora tiene una Smith Corona, porque es de un sorprendente amor filial y nunca ha escrito en computadora. La Smith Corona tiene diez años de estar a su lado, pero la Underwood la acompaña, como reina retirada, a sólo un par de metros de distancia.
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Intelectual muy campesino Enrique Obregón Valverde nació en Santa María de Dota el 13 de octubre de 1924, es decir, que en estos días cumple 79 años. Su madre, Mercedes Valverde, era maestra, y su padre, Víctor Manuel Obregón, periodista. Su padre era hermano de El Cholo Obregón y de María Teresa Obregón, la esposa de Omar Dengo. O sea, que Jorge Manuel Dengo es su primo hermano. El papá de don Enrique tuvo varios periódicos. En tiempos de la administración de don Julio Acosta tuvo dos, uno que se llamaba La Mañana y otro que se llamaba La Tarde. "Papá fue secretario de don Julio Acosta cuando vino de Nicaragua. Estuvo en el ejército que vino de Nicaragua", cuenta don Enrique. "A mi madre la nombraron maestra en Santa María de Dota. Por eso fue que nací en ese pueblo. Luego se fueron para San Isidro de El General, compraron una finca en la región de Quebradas y mamá fue maestra ahí. "Nos tocó atravesar de Santa María a San Isidro por el camino viejo, que llamaban el camino de Calderón. Se tardaba tres días. Había tres albergues para pasar la noche: un albergue en el Cerro de la Muerte, otro en un lugar que se llama Ojo de Agua y el tercero estaba en Las Vueltas. "A mí me llevaban en una jaba de un peón. Tenía como año y medio. Muchos años después, conocí al peón que me cargó en aquel viaje. "Cuando yo tenía 4 años volvimos para vivir en San José. Vivimos en la casa de los abuelos, que era 100 varas al sur del Teatro Moderno. Mi abuelo materno, Genaro Valverde Quirós, era un artesano de artes gráficas, y fue jefe del taller de la Imprenta Nacional. "Nos íbamos moviendo de acuerdo adonde nombraran a mi mamá. Empecé la primaria en la escuela Mauro Fernández, y de ahí pasé a la Juan Rudín, hasta cuarto grado, y de ahí de nuevo a Alajuela, donde hice el quinto y el sexto grado, en la Escuela Ascensión Esquivel”. Se pone de pie, y empieza a buscar entre los libros y las cajas de cartón. Como un niño que se encuentra con un juguete perdido hace tiempo, saca algo de una caja y me lo trae, tomado con las dos manos, como los tesoros. Es el cartón del sexto grado.
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"Yo guardo todavía estas cosas", dice, con una risa de orgullo, de una especie de orgullo resignado de sí mismo, la sonrisa de quien sabe que sus rituales le urgen a todo el mundo por dentro, la alegría contagiante de quien está por encima de la gente por su alma de poeta. "Entré a primer año al Instituto de Alajuela, luego nos volvimos a venir para San José". El peregrinaje continuó durante los años de su secundaria. Pero deben ser los años en el Instituto de Alajuela los que más lo marcaron. Ahí fue compañero de clase y se hizo gran amigo del ex p residente Luis Alberto Monge.
El sitio de las abras Después del colegio vendría una aventura inusitada para un muchacho intelectual, cuya mente volaba entre los libros. "A los 18 años regresé a San Isidro de El General. Después de concluir el bachillerato, tenía el deseo de hacer una finca. Estaba un poco influido por algunos escritores de la libertad de los campos, como Cervantes y Rosseau. Tenía ganas de trabajar en la montaña. En San Isidro de El General empezó la aventura. Llegué a Canaán de Rivas, camino al Cerro Chirripó, "Me encontré a José Solís, de quien después supe que era hermano del peón que me cargó en su jaba, como conté. José me acogió en su casa y me enseñó oficios de la montaña. Aprendí a voltear, a picar leña, a atender un trapiche. "Teníamos un trapiche de una sola paila, y me convertí en un experto en hacer dulce. Me levantaba a las 4 de la mañana, enyugaba los bueyes, cortaba la caña, acarreaba la caña, enyugaba los bueyes al trapiche, molía, encendía la hoguera, sacaba la espuma, y chorreaba el dulce. Cuando llegaban los peones, a las 2, ya estaba el dulce. Lo hacía dos veces a la semana. "Pero un día, como ahí no había escuela, una de las personas más ricas de la zona me dijo que si yo le podía dar clases a los hijos de él, que si les podía enseñar a leer y escribir. Comencé a ir en las tardes a su casa. Cuando los vecinos se enteraron, mandaron a todos los chiquitos. Eran unos quince. "Estuve como un año dándoles clases. Eso tuvo alguna trascendencia en San Isidro de El General, porque me mandó a llamar el inspector de escuelas. Me preguntó y me sugirió, ´mire, ¿por qué no hace un censo?, para ver si podemos hacer una escuela´. Camilo Rodríguez Chaverri
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"Hice un censo, con un croquis de la región, y como a los cuatro meses llegó él a Canaán, y me dijo que ya estaba aprobada la escuela y que me habían nombrado a mí su maestro. "Le dije que era apenas un bachiller, y me contestó, ´pues conmigo somos dos, porque todos los demás maestros de esta zona no son bachilleres´. El inspector se llama Gamaliel Cabezas, y todavía existe. "Fui maestro un año. Hicimos la escuela. La construimos con techo de hoja de caña, con chonta. El piso era de tierra, y los pupitres rústicos, hechos ahí, por nosotros, los campesinos del lugar. En 1994 me dieron un pergamino, dentro de la celebración de los 50 años de la escuela. "Pero volvamos a la idea mía, que era hacer una finca. Esa era la época en que llegaban los campesinos de Santa María de Dota a Pérez Zeledón en plan colonizador. Funcionaba de esta manera: la gente llegaba y preguntaba ´¿dónde está el último?´. Botaban un cuarto de manzana y se hacía posesión de la tierra. "Yo no entré así, sino que compré un derecho de abra. Eso consistía en que alguien abría ´un claro´, ´un carril´ en la montaña y vendía. Compré media manzana de abras, con derecho a coger toda la montaña que quisiera. Cogí cien hectáreas. Compré a 50 colones ´añuales´, como decían los viejitos. Di cincuenta colones presentes y luego cincuenta añuales. "Llegué a voltear 35 hectáreas de montaña, yo sólo, sin peones y sin nada. Tuve ahí un ranchito. En la mañana trabajaba para un señor, que vivía en otro rancho y en la tarde me dedicaba a voltear montaña. El señor era José Elizondo, tío de Ramiro Barrantes Elizondo, un señor de San Isidro de El General, que fue diputado. "La ilusión era muy grande. La idea no sólo era llegar a tener finca. Era sembrar repastos. Después de que se volteaba y se quemaba, se sembraba maíz, y luego frijoles, y más tarde cubaces. Todo eso era antes de poder sembrar los repastos. "Como el maíz no se podía vender, la gente decía que había que sacar el maíz arreado. Eso lo que significa es que era para engordar chanchos, y se sacaban los chanchos arreados. Los iban a vender a Rivas, porque San Isidro era muy lejos".
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Cambió la tierra por la U "Luego de estar tres años ahí, me entró la inquietud de la universidad. Le vendí la finca al papá de Ramiro Barrantes, don Joaquín Barrantes, quien tenía muchas fincas en la zona. Creo que don Joaquín me la compró como para hacerme un favor. Él no la necesitaba para nada. Me la compró en siete mil colones, que era un capital". Entonces, don Enrique se vino para la Universidad de Costa Rica. Fue en el año 46. Entre sus compañeros de generación destacan Jorge Luis Villanueva, Eugenio Rodríguez Vega, José Luis Molina, Rafael Tattembach, el "Macho" Fernando Vargas Fernández, quien fue secretario de la Asamblea Constituyente. Estuvo diez años en la universidad. Primero estudió Derecho seis años en la UCR, luego estuvo un año más, estudiando Filosofía y Letras, y en eso le dieron una beca para ir a estudiar Periodismo a España. Estuvo tres años en la Universidad de Madrid. "Primero me dieron una beca para estudiar Periodismo. Hice todos los cursos, pero al final hubo un conflicto. El director de la Escuela de Periodismo era Ministro de Información de Franco. "Salí con casi todos los estudiantes de América Latina. Querían imponernos un criterio de libertad de prensa de acuerdo con el régimen. No lo aceptamos y nos fuimos. "Ya se me había acabado la beca... Y en eso llegó a España Daniel Oduber. Yo era muy amigo de él desde 1942, desde las luchas callejeras, y fui su gran amigo hasta el día de su muerte. "Daniel me ofreció una beca de la Casa Presidencial. Era el año 54. Estaba Don Pepe de Presidente. Me dieron una beca y me quedé dos años más. "Me fui a España sin haberme incorporado como abogado. Aproveché para hacer la licenciatura en Derecho de la Universidad de Madrid, e hice el doctorado en Derecho. Hice estudios superiores en Derecho Civil y en Derecho Internacional Público.
La ruta de El Quijote "Me metí dos años a la habitación de una pensión a estudiar. Casi no salía. España vivía en dictadura. Desde el punto de vista de un estudiante o un turista, casi no Camilo Rodríguez Chaverri
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apreciaba que era una dictadura. Había una gran libertad para los estudiantes. Incluso, hice la ruta del El Quijote a pie, desde la casa de Dulcinea hasta Barcelona. Durante dos meses anduve recorriendo a pie, de vacaciones, muchas villas. Conocí muchos pueblecitos, mucha gente... "Me gradué en el 56, y volví muchos años después, para vivir en España como embajador de Luis Alberto. Antes de ser embajador, volví a menudo, pero se debía a que mi esposa, Lina López Conde, es española. "Siendo estudiante, fui a pasar las últimas vacaciones a Cádiz. Ahí la conocí. Nos hicimos novios, pero, en realidad, la relación mía fue por correspondencia. Pasamos dos años escribiéndonos. "Lina pertenecía a una familia republicana. A su padre lo fusiló Franco porque era un hombre de pensamiento liberal. Él era un escritor de Sevilla. "A los dos años de estarme escribiendo, me dijo que o me casaba con ella o se casaría con el cartero, que era al único que veía. "Nos casamos en 1958. Yo tenía 33 años y ella 24. Nos casamos por poder. Yo no fui a España. Ella se vino. Entonces ya yo era diputado. Estaba iniciando el gobierno de Mario Echandi. Yo era diputado de don Chico".
Diputado de pueblo Antes de ser diputado, cuando vino de España, don Enrique se fue para San Isidro de El General, abrió oficina y fue munícipe. "Yo había sido electo munícipe y en eso me fui para España, para lo que había pedido permiso. Pero a la vuelta, volví a la municipalidad. Del 56 al 58 fui munícipe, presidente de la municipalidad y candidato a diputado. Fui el segundo diputado por Pérez Zeledón. "Cuando vino mi esposa, ya era diputado. Ella pasó con mucho miedo durante todo el tiempo que fui diputado. Siempre decía que en España por la mitad de lo que yo decía aquí mataban a cualquiera. "En ese momento Liberación tenía mayoría en la Asamblea. Éramos 27 diputados de los 47 que tenía el Parlamento costarricense. Era una asamblea muy buena. De Liberación estaban Daniel Oduber, Luis Alberto y Alfonso Carro; por el partido de Jorge Rossi estaba Fernando Volio; también estaban Rafael Ángel y Paco Calderón Guardia, pero nunca iban, y gente tan valiosa como Fabio Fournier, Fernando Lara 238
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Bustamente, Mario Leiva, Hernán Cordero Zúñiga, y hasta Frank Marshall, que estaba ahí con su propio partido, porque ya se había apartado de Don Pepe, pues no compartía sus tesis socialistas. "Había por lo menos 20 diputados de gran categoría intelectual. Habían transcurrido sólo diez años después de la Revolución, y se daba una gran pelea entre calderonismo y figuerismo. La Guerra Fría estaba en su apogeo, y cualquiera que tuviera ideas un poco sociales era considerado como comunista. "Se tildó de comunista a Don Pepe, a Daniel, a Luis Alberto, y después, con un calor muy grande, también a Enrique Obregón. Fui, de todos los diputados, el que tuve una mayor apertura de ideas y salí en defensa de ciertas tesis que para aquella época eran casi un pecado mortal. "Se presentó la huelga bananera del 60, me puse del lado de los trabajadores y defendí la huelga. El partido se dividió. No apoyaban la huelga Don Pepe, que quería una solución de diálogo, y algunos otros con el temor de que les dijeran que eran comunistas. Las fuerzas en contra eran tan poderosas, que a quien le decían comunista, ya no tenía cómo quitarse el mote de encima. "Todavía 50 años después me dicen, ´bueno, y usted, ¿cuando salió del partido comunista?´ Me atacaban diariamente una serie de organizaciones, como el Movimiento Costa Rica Libre. Al atacarme, combatían todo lo que tuviera una dimensión de izquierda. Era un movimiento anticomunista subvencionado por Estados Unidos y por empresarios costarricenses. "Era una época distinta. Por ejemplo, la Revolución Cubana la apoyamos todos, Daniel, Luis Alberto, Alfonso y yo, durante esa primera época en que Fidel no se había defin ido como comunista. Luego, cuando se declaró marxista-leninista, nos declaramos contrarios. "El Movimiento Costa Rica Libre me atacaba todos los días, y también una asociación de damas y grupos que luchan por la libertad y que tenían muchos nombres. Daban la cara como para presentar muchos frentes".
Sentado, pero de pie "En una ocasión llegaron a la Asamblea todas esas señoras de esa asociación de damas porque se estaba discutiendo si podían inscribir un partido los comunistas. Camilo Rodríguez Chaverri
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"En un momento determinado esas mujeres empezaron a cantar el Himno Nacional desde la barra, y todos los diputados se pusieron de pie, todos menos yo. "Yo me quedé sentado, y al día siguiente salí en la prensa como el único diputado que no respetó el himno nacional. Por eso escribí un artículo que se llamó ´Sentado, pero de pie´, y que, en términos generales, decía que las señoras representantes de la oligarquía costarricense no le daban lecciones de civismo a un hombre que defendía los intereses del pueblo costarricense. "Como Liberación tenía mayoría en la Asamblea, desde la primera reunión de fracción yo propuse una tesis que tiene fundamento ideológico: cuando un partido político pierde el Poder Ejecutivo pero gana el Parlamento, está obligado a imponerle al Ejecutivo su proyecto político en el Presupuesto de la República. "Pero la dirigencia del partido no aceptó mi tesis. Cuando se aprobó el presupuesto, que era conservador como el Presidente, me puse de pie y denuncié públicamente la debilidad del partido para ser consecuente con sus postulados. El segundo año sucedió lo mismo, volví a pelear por mi tesis, la perdí dentro de la fracción y volví a denunciarlo públicamente. Al tercer año, cuando se aprobó el presupuesto, renuncié al partido, porque era, de nuevo, un presupuesto conservador, de un grupo liberal como el que encabezaba Mario Echandi, quien fue un buen presidente, fue consecuente con su pensamiento liberal. "En cambio, nosotros no fuimos consecuentes. Daniel decía en lo privado que yo tenía razón, pero que era una pelea que, en un ambiente tan pequeño, nunca se iba a entender. "Por ejemplo, en el gobierno de Clinton, durante su segundo período, el Partido Republicano ganó el Congreso, y el jefe planteó la misma tesis: ´si tenemos mayoría, imponemos nuestro planteamiento político´. Pero Clinton, con una gran capacidad política, pactó con los republicanos, abandonó un poco sus tesis demócratas y pudo evitar que el congreso le impusiera un presupuesto. "La tesis que yo defendía y continúo defendiendo es que cuando un partido de oposición tiene mayoría debe imponer su presupuesto. Es una obligación democrática".
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Izquierda democrática "Me fui de Liberación, fundé Accción Democrática Popular, un partido de izquierda democrática. Julio Suñol era candidato a diputado por el primer lugar de San José y fue el único diputado que sacamos. "Fui candidato contra don Chico, don Otilio y el Doctor Calderón Guardia. Me le metí al tren. Fue una campaña muy dura. Tuvimos una gran participación en la prensa, en la radio, en la televisión. "De repente aparecía alguien o nos llamaban de un medio de prensa y nos decían, ´mire, usted tiene pagado un espacio de una hora, ya lo cancelaron´. Lo pagaban simpatizantes nuestros que no quería identificarse por miedo a que les dijeran que eran comunistas. "Luego, muchos propietarios de radio también nos regalaron espacios. Por ejemplo, Orlando Sotela, quien tenía radio Titania, me llamó cuando entré a la campaña y me dijo que me daba dos horas por semana. Me dijo ´si ganás y te pagan, me pagás; si no, no me debés nada´. De esa manera, teníamos una gran presencia en Titania, que tenía una gran audiencia. Allí yo pronunciaba dos discursos por semana. "Yo sabía que iba a ganar don Chico. Era muy evidente. La tesis mía era que a un hombre que defendía su integridad intelectual, la propaganda anticomunista dirigida por Estados Unidos no lo silenciaba. "Mi actitud en aquella época no era política sino intelectual. Fui candidato porque tenía la tribuna para actuar, y no porque pensara que tuviera alguna oportunidad. Incluso el haber sacado un diputado fue un poco sorpresivo. "Siendo yo amigo de Chico, sabía que al principio de la campaña estuvo sorprendido, y luego resentido, pero cuando pasaron las elecciones, me mandó a llamar. Con su sentido campechano, me dijo, ´tenés que integrarte al partido, yo no tengo ningún resentimiento con vos, apurate´. Eso me dijo Chico. Le dije que iba a conversar con Daniel y que iba a formar parte de su grupo intelectual. "Después de la campaña, el partido se fue extinguiendo, sobre todo porque yo entendí que el único camino para la democracia costarricense era la Social Democracia, y que no tenía sentido fundar otro partido socialdemocrático cuando ya había uno con una buena tradición histórica.
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"Un año después de las elecciones, ingresé de nuevo a Liberación, y me uní otra vez con Daniel Oduber, que aspiraba para las elecciones del 66".
El Padre Núñez "Mientras estuve fuera del partido, mantenía siempre una gran amistad con el Padre Núñez, me reunía con él en su casa, y me decía, entre comillas, ´el único campo de acción efectivo en Costa Rica era Liberación Nacional, pero que a veces dan ganas de irse de este partido´. "Fue para ese tiempo cuando el Padre fundó el grupo de Patio de Agua, y reunió a una cantidad impresionante de intelectuales, lo más valioso que tenía el partido: Claudio Gutiérrez, Jorge Luis Villanueva, Fernando Volio, Rómulo Valerio, Carlos Monge, Matilde Marín, quien falleció muy temprano, muy joven, pero que si no hubiera muerto, posiblemente hubiera sido la primera presidenta de este país. "La tesis del padre era hacer un análisis de la realidad del país y una crítica de las desviaciones ideológicas y hasta morales del partido. Estaba muy bien, pero a Don Pepe no le gustaba mucho la existencia de ese grupo. No decía mucho Don Pepe, lo pensaba pero no lo decía, porque siempre respetó mucho al Padre Núñez. "A pesar de que no creía mucho en el grupo, Don Pepe fue dos veces a dictar conferencias para el grupo. No participaba de que se hiciera una crítica abierta al partido. Decía que podía ser un factor negativo. "El Padre Núñez tenía mucha ilusión de que a través de los planteamientos de Patio de Agua se pudiera hacer otro tipo de Revolución Social en Costa Rica. "La tesis que mantuve siempre es que no es posible hacer revoluciones desde el escritorio, que una participación como esa nuestra podía servir para crear o reafirmar un tipo de pensamiento que nos permitiera situarnos dentro de la realidad costarricense, pero nunca que fuera la base de un proceso revolucionario. "Muchos años después, el Padre Núñez me dijo que yo tenía razón. Después de Patio de Agua escribí un ensayo sobre la significación de ese grupo, y me sirvió de base para una conferencia que di en la Biblioteca de Heredia. Esa conferencia viene en mi libro Socialismo democrático y el
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Partido Liberación Nacional, que acaba de publicar la editorial de la UNED. "Con la campaña me arruiné totalmente. Después de las elecciones, tuve que vender lo que tenía para pagar deudas, y todo lo que tenía era una casa de habitación y un carrito. Sin nada, de cero, abrí de nuevo oficina de abogado y me dediqué varios años al ejercicio profesional”.
La aventura de Excelsior "Estando en la oficina, llegó un día Luis Burstin, con quien había tenido una buena amistad, y para ese tiempo habíamos tenido muchas discusiones, porque en aquella época era marxista, e insistía en que yo también debía hacerme marxista, y yo le decía que no. Luego varió bastante su posición y se hizo un humanista, que siempre lo había sido, la verdad, porque, además de todo, era un cerebro privilegiado. "En esa ocasión, Luis Burstin me contó que quería hacer un gran proyecto socialdemocrático, que recogiera las inquietudes de América Latina, y me dijo que quería que me integrara al proyecto, que para eso era necesario que cerrara mi oficina de abogado. Como siempre tuve debilidad por la prensa, no lo pensé mucho y me fui con Luis. Cerré la oficina hasta la fecha: nunca más la volví a abrir. "En Excelsior estuve los cuatro años que duró el periódico. Era un proyecto muy lindo, lleno de vivencias y entusiasmos. "Cuando Excelsior empezó para atrás y para atrás, Don Pepe me llamó y me cedió sus acciones. En su última etapa, fui gerente y presidente de la sociedad. Me correspondió la ingrata tarea de cerrar el diario, hace 25 años. "Aquello fue una tragedia intelectual y periodística para la libertad de prensa de este país. Me tocó liquidar todo, entregarle al banco las maquinarias y el terreno. El terreno era de don Pepe, quien lo había cedido para el proyecto. Cuando estábamos en las últimas, Don Pepe me llama y me dice, ´Enrique, consígame una esquinita del terreno para hacerme una casita ahí´. Qué va. No quedó ni una esquinita. "Estuve un año liquidando todo lo que signific aba el periódico, y en eso me contrató CEDAL para dirigir su programa de seminarios. Ahí estuve dos años. Todas las conferencias importantes de esa época aparecen en mi nuevo libro, del que te hablé. Camilo Rodríguez Chaverri
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Embajador y ministro "Luego vino la campaña de Luis Alberto Monge, me integré a la campaña, y Luis Alberto fue quien me extendió la mano política en el partido. Con Daniel, había andado para arriba y para abajo, pero cuando fue presidente, me dijo que ´lógicamente, vos deberías ser ministro mío, pero tenés fama de izquierda, y no puedo nombrarte, porque a mí también me pintan de comunista´. Yo lo entendí. "Luis Alberto quería que fuera su ministro de Trabajo. Así me lo hizo saber Fernando Volio, y yo le dije a Fernando, ´no quiero volver a la función pública porque quiero abrir mi bufete´. Era cierto. "Fue entonces cuando Luis Alberto me ofreció la Embajada de España, y como mi esposa era española, ya ese cargo no lo pude rechazar, además de que me llenaba de una gran ilusión volver a España. "Pero a los dos años, cuando hubo una especie de crisis de gabinete, Luis Alberto me pidió que me viniera como ministro de Gobernación. Le decía yo a mi esposa que con toda la amistad que tengo con Luis Alberto le debo una gran lealtad, si me ofrece un ministerio, no le puedo fallar. Estuve en Gobernación durante dos años. "Luego vino la campaña de Óscar. Al principio, yo era partidario de Castillo, porque a Carlos Manuel lo conocía desde la época universitaria, mientras que con Óscar no tenía relación, porque es mucho más joven. "Pero, si bien es cierto que no apoyé la precandidatura de Óscar, sí me integré de lleno en todo el proceso electoral. Y cuando llegó a la presidencia, Óscar me llamó para que me integrara con un cargo pagado por las Naciones Unidas, y que era como una especie de consejero político. Por ejemplo, asistía a consejo de gobierno. Era el único que no era ministro y que asistía a las reuniones del gabinete".
En Suiza y en Rusia "Tenía una relación muy directa y fraternal con Óscar, pero, en un momento determinado, la misma situación política hizo que la relación con los ministros fuera incómoda. Le dije a Óscar que iba a renunciar, él insistió en que me fuera de embajador a Ginebra. Pero como al año y medio de estar ahí, el Ministro de Relaciones Exteriores, Rodrigo Madrigal
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Nieto, me dijo que había mucho interés para que me fuera de embajador en Moscú, y me fui para allá casi dos años. Cuando terminó la administración de Óscar Arias, don Enrique se vino para Costa Rica; tenía a su hija María del Pilar muy enferma, y estando él de vuelta, su hija falleció. "La muerte de mi hija me golpeó. Se había hecho abogada e hizo un gran esfuerzo contra la enfermedad que se la llevó. "Yo decidí que me retiraba de casi todo. Tenía mucha ilusión por leer muchos libros, y me dije, ´me meto en la biblioteca a leer y a escribir cosillas, y me dedico a hacer mandados al supermercado". Obregón escribió en La Prensa Libre, desde los tiempos en que estaba al frente de la redacción de ese medio José María Penabad. "Penabad siempre anduvo tirándome de las orejas para que escribiera. Al principio escribía cosas para La Hora, cuando Penabad estaba ahí; cuando se pasó para La Prensa Libre me fui con él, y cuando fundó OJO me volvió a llamar".
Tragedia política -¿Qué ha ocurrido con el país en los últimos años? -En este país ha pasado una tragedia política, ideológica, moral y democrática. Somos parte de este desbarajuste que ha venido sucediendo en el mundo, desde que los precios del petróleo se fueron a las nubes, en la década de los 70, hasta que, en nuestro caso, el partido Liberación bajó la guardia y dejaron de luchar algunos porque encontraron una forma de vivir mejor. -Es decir, que Liberación renunció a sus principios. -La gran tragedia de los políticos es que se burocratizan y, con los partidos, se oligarquizan. Cambian formas de vivir modestas por otras formas propias de altas clases sociales. "Don Pepe repetía una frase que yo repito con frecuencia: ´quién no vive como piensa, termina pensando como vive´. Eso le pasó a una gran cantidad de altos dirigentes de nuestro partido. Terminaron pensando de conformidad con una vida muy holgada, y se olvidaron de los orígenes, las razones y las causas de Liberación". -Parece que la democracia costarricense sufre muchísimo por una seria crisis de los partidos políticos. -Es una mentira que una democracia pueda subsistir sin partidos políticos. Todavía nadie ha inventado un sistema democrático sin partidos. La obligación de todo demócrata Camilo Rodríguez Chaverri
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es luchar por el fortalecimiento de los partidos. Por eso me parece un error garrafal el fondo de algunos criterios expuestos públicamente con relación a todo este escándalo de la financiación de los partidos, las grandes desviaciones de dineros y los delitos que se han cometido al respecto. "Hasta el TSE presentó un proyecto para acentuar los castigos a quienes han cometido errores, y en primera instancia me parece muy bien, pero pide que se clausuren los partidos. "Eso es un grave error: un partido político nunca es delincuente. Es una institución nacional. Delinquen los que dirigen a un partido, pero el partido en sí es una institución respetable, y que hay que apoyar siempre como vía de opinión y canal de representación de los ciudadanos. "Cerrar un partido político es cerrar la democracia. Hay que castigar penalmente a los que cometen un delito, pero un partido político nunca puede cometer un delito" -La crisis de los partidos no es particular en Costa Rica. ¿Es un fenómeno de la democracia en todo el mundo? -Es una crisis surgida como consecuencia de todo el problema internacional, sobre todo a partir de la globalización. Se dio el fenómeno del traslado de los centros de poder, de los países como unidad democrática a organismos internacionales y a grandes empresas que manejan el capital financiero mundial. "Se da el fenómeno de que nombramos presidentes en países como el nuestro, con la ilusión de que puedan gobernarnos democráticamente, cuando lo que estamos nombrando es a una persona para que obedezca las órdenes que le dictan desde el exterior. "Se ha liquidado todo concepto de soberanía y de democracia. Quienes gobiernan al mundo en este momento no han sido electos democráticamente. "La gran desorientación de los partidos políticos es que no estaban preparados para actuar frente a una realidad distinta. Desde hace por lo menos 15 años que la mayor preocupación de los partidos debería haber sido luchar por tener uniones internacionales entre ellos, socialdemócratas juntos, socialcristianos juntos, socialistas puros, para lograr representación en esos organismos internacionales que son los que deciden lo que se hace y lo que no se hace". -Mientras tanto, crece la pobreza... -Asistimos a una sociedad en descomposición económica, donde todos los logros que la Social Democracia había 246
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conseguido a partir de 1950, creando el concepto y la realidad del Estado de Bienestar, 30 años después, a partir de 1980, se han descalabrado. La clase media, que se había fortalecido, y que había desplazado del poder a las grandes oligarquías de nuestros países, se vino abajo. La clase media ha desaparecido, democráticamente hemos retrocedido más de 25 años. "Volvemos a una etapa primaria de lucha, de volver a unirse con los sectores mayoritarios desprotegidos, con una pobreza galopante, en aumento, que debe causar alarma a todas las personas de cierta conciencia social".
Electo por aclamación -Usted acaba de ser escogido, por aclamación, para formar parte del Directorio del PLN, un partido con los problemas de los que hemos hablado. -Un partido como Liberación hace tiempo debió haber estado presente en las calles luchando por los pueblos para volver a una etapa económica como la que tenía antes de 1980. "La pregunta que está sin contestar es qué es lo que debe hacer un partido como Liberación en este momento en Costa Rica". -¿Un congreso ideológico? -Algunos creen que lo más importante es convocar a un congreso ideológico para ver si se encuentra alguna orientación. Pero el partido ha estado totalmente desintegrado, huérfano, porque ante la desaparición física de los grandes líderes que tuvo, Figueres, Orlich y Oduber, y la marginación política del cuarto gran líder, que es Luis Alberto Monge, porque se prohibió la reelección y por un mal físico, lo cierto es que el partido ha estado huérfano. Ha existido la pretensión de líderes secundarios de tomar el poder, pero no lo han podido lograr. -No me contestó qué piensa acerca del congreso ideológico. -Convocar a un congreso sin grandes líderes que orienten e impongan cierta necesaria autoridad podría ser un descalabro mayor. -Pero ahí está Óscar Arias. -Déjame terminar con lo del congreso y ahorita seguimos con Óscar. Un congreso significaría un descalabro mayor porque, entre otras razones, podría desviar la atención del partido, acerca del problema de mayor urgencia que Camilo Rodríguez Chaverri
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hay actualmente en el país. Liberación tiene un contexto ideológico, de gran valor y que tiene vigencia, lo único que hay que discutir es cuál es la estrategia o el procedimiento que debemos emplear. -Pero... -Y si me apurás mucho diría que desde el principio la fijó Figueres: es la lucha contra la miseria.
Arias salvavidas -Una bandera que abandonaron hace muchos años. La pobreza no ha disminuido en los últimos veinte años. -Lo que pasa es que implica luchar contra los que la causan, y ahí, como diría un campesino, es donde la chancha para el rabo. "Más allá de los enunciados teóricos, cuando analizamos las causas de la miseria de este país, tenemos que pensar que alguna razón debe existir: la desviación, el contrabando, la falta de distribución... El trabajo que ayuda a generar riqueza debe compartir la riqueza. -Dejamos a Don Óscar para ahorita. -Se me critica porque estoy en un todo apoyando la candidatura de Óscar Arias. Se me dice que cómo es posible si Óscar representa un pensamiento de derecha y yo un pensamiento de izquierda muy definido. -Ve, no tuve ni que preguntárselo... -Yo digo que ante la situación extrema a que ha llegado este país, y nuestro partido, la obligación primaria de los liberacionistas es volver a estructurar un partido fuerte, es volver a unir todos los factores ahora dispersos por lo que la organización de los dirigentes ha conseguido, que es casi liquidar al partido. Un partido no se puede organizar si no tiene un liderazgo fuerte. El único que pudo haber levantado este partido con autoridad era Luis Alberto, pero por sus problemas de salud se le hace imposible. Así que, en este momento, el único líder que tiene el partido se llama Óscar Arias, y es la única posibilidad que tenemos de reestructurar el partido. Hay que convocar con su autoridad a todos los sectores dispersos en un nuevo movimiento político con capacidad de volver al poder. -O sea, que el partido está primero que todo... -Es que será a partir de la reestructuración del partido cuando podemos hablar del retorno con paso firme de los 248
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principios y valores de la Social Democracia. Una cosa es hablar de estos principios como un enunciado teórico, y otra a través de un partido que pueda lograr la consolidación. "Óscar todavía representa una tradición. Es un hombre que ha dado un buen fruto de pensamiento, de humanismo. Es un intelectual destacado. Concentra un factor que no tiene ningún otro político de Costa Rica y posiblemente de América Latina: su gran relación con el mundo internacional. "Óscar es un político que se puede dar el lujo de llamar por teléfono a cualquier líder mundial en cualquier momento, teniendo la absoluta seguridad de que ese líder hablará con él".
Don Abel está solo -¿Qué piensa de la administración de don Abel Pacheco? -El Presidente Pacheco posiblemente sea un político al que le ha tocado bailar con la más fea. Ha llegado a la presidencia en época de grandes crisis, y se ha dado cuenta, tal vez tardíamente, que no tiene poder para solucionar las demandas de los sectores sociales del país. "Tal vez don Abel se equivocó pensando que él podía gobernar con un estilo muy particular, pero la realidad muestra que para gobernar se necesita algo más que eso... "Además, algo importante es que su gobierno ha demostrado que no se puede gobernar en solitario. Don Abel es un hombre muy inteligente, de una magnífica cultura humanista, pero que no tiene la experiencia política necesaria como para haber entendido desde el principio que si no hay un gran equipo a la par del presidente, con autoridad, y no solamente dependiendo de la autoridad del presidente, que si no hay eso, no se puede gobernar. "Este es un gobierno estancado. Por eso me pareció bien que un hombre como Óscar le tendiera la mano, y me parece bien que la gente de su partido, como Calderón y Rodríguez, pretendan apoyarlo. "Por el momento, me da la impresión de que el gobierno de Pacheco va cuesta abajo demasiado rápido, y que todos los costarricenses deberíamos hacer lo propio por ofrecer colaboración con el objeto de que no haya un descalabro político e institucional". Ojo, octubre 2003 Camilo Rodríguez Chaverri
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Mario Echandi
Los recuerdos del decano
Hice decenas de gestiones para convencer a don Mario Echandi de que nos concediera una entrevista. Fui a unas seis fiestas a su casa, a dos celebraciones de su cumpleaños, a una reunión de sus amigos a propósito de un proyecto de Benemeritazgo y a cuanta actividad sabía yo que lo iba a encontrar, entre ellas, dos en el edificio cooperativo, un funeral y dos visitas a la Asamblea Legislativa. Me ayudaron varias personas. Le hablaron los ex presidentes Luis Alberto Monge y Rafael Ángel Calderón; mi maestro, Álvaro Fernández; el fundador de OJO, José María Penabad; el Defensor de los Habitantes, José Manuel Echandi, que es sobrino de don Mario, y creo que hasta doña Estela Quesada, su Ministra de Educación y la otra persona que más me ha costado entrevistar. Hablé en unas diez ocasiones con sus sobrinos, que son las personas más cercanas después de Socorro, la señora que trabaja en su casa desde que casó con doña Olga de Benedictis (qdDg), en el año 1944. Finalmente accedió. No sé de quién fue la gestión exitosa, pero por fin dijo que sí. Ni siquiera me mandó a decir. Simplemente le dijo al empresario Carlos Lachner y al Defensor de los Habitantes que llegaran un día, en el entendido de que yo llegaría con ellos. Creo que ni siquiera sabe mi nombre, pero que si me ve, recordaría que ese muchacho ha entrado a su casa un montón de lunes, cuando tiene su hogar abierto y disponible para sus amigos, y que he sido persistente y necio en la búsqueda de una entrevista con él. Llegamos la sicóloga Alba Luz González y yo. Ya don Carlos Lachner nos esperaba al frente de su casa, y pocos minutos 250
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después llegaría don José Manuel Echandi. Después de tanta insistencia, tenía claro que lo mejor no era llegarle solo. Ya conocía facetas de su vida por lo que había contado en otras ocasiones, cuando aún no me había autorizado a escribir sobre él. En una ocasión, lo escuché durante dos horas contar historias de su juventud como productor y distribuidor de leche en Coronado. Traté de recordar mucho de lo que me dijo para transcribirlo, pero una vez frente a la computadora me di cuenta que no podía. Me parecía que era como robarme algo. Lo hice hasta que, por fin, accedió a que le hiciera una entrevista. Por primera vez en varios años, llevé una grabadora de periodista. Siempre hago las entrevistas directamente en la computadora portátil, pero tenía mucho miedo de que eso lo incomodara, así que le pedí a Alba Luz que estuviera lo más cerca posible de él y que llevara siempre la grabadora en alto. La pobre tuvo que soportar cinco horas de grabación, pero la fórmula dio resultado: pudo más la caballerosidad de don Mario que su reticencia a ser entrevistado. De ninguna manera le insinuó a Alba Luz que le quitara la grabadora. Don Mario nació en 1915, ya casi cumple 90 años, y está lúcido, con un gran sentido del humor y una chispa especial para contar sus historias. Más que una semblanza, esto que usted lee será un recuento de una tarde espléndida, de historias, de anécdotas y de recuerdos del decano de los ex presidentes de la República.
Rendición de cuentas “Tengo la costumbre de ir a pasar con mi papá todos los 31 de diciembre, desde que murió, en los años 40, en el 44. Voy a visitar su tumba sin falta. Al principio me brincaba el muro. Hasta tuve problemas con los guardas del cementerio. Pero ahora hasta me abren el portón. Es a mi padre al que le doy mis cuentas, las cuentas de lo que hice en todo el año”, dice don Mario, tan alto, siempre tan esbelto, erguido sobre sí mismo, elegantísimo por más sobrio y discreto que quiera ser. Cualquiera que lo vea caminar, y que no sepa quién es, juraría que tiene veinte años menos. Nos recibe doña Socorro, la señora que le ayuda en los oficios del hogar desde que casó. Justo al lado de la puerta de su casa, a la izquierda cuando uno entra, la primera puerta es
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la de su oficina, que es donde transcurrirá la primera hora de nuestra reunión. En su oficina hay decenas de fotos, que van desde que era un niño hasta cuando fue Presidente de la República. “En esta oficina tengo todo lo de la Casa Presidencial, de cuando fui presidente. Papelitos hablan: tengo archivados todos lo papeles que me mandaron o que le mandé a alguien durante los cuatro años. Si alguien me mandaba una carta, yo la guardaba. En estos libros tengo todas las cartas con su recibido, y la copia de la carta de respuesta. Son 48 libros. Aquí están las pruebas de todo lo que me pidieron y de todo lo que contesté. No cuesta nada hacer un registro así”. Son unos archiveros, unos cartapacios gruesos, color azul, que ocupan unos tres metros de un estante grande. A la par, en una pared, guarda los recuerdos más sagrados de su niñez. “Aquí está el cuaderno con la primera letra mía”, dice don Mario mientras muestra un pequeño y antiquísimo cuaderno de caligrafía, con sus primeros amagos de escribir palabras como “mamá”. Luego, nos muestra otros detalles de sus cuadernos. -En estos ejercicios de matemáticas demuestro que soy tan bueno que decía 2x5 igual 7. Reímos su ocurrencia. Suelta de la pared una libretita como las que usaban antes en las pulperías de pueblo cuando iban a pedir fiado, y la acerca a nosotros. “En este otro cuaderno, de papel de carnicería, están las notas de la maestra a la casa y las respuestas de mi mamá, que se llamaba Josefa, pero no le gustaba que le dijeran así, por lo que toda la gente le decía Pepa de Echandi, y de mi papá, Alberto Echandi. Nos muestra muy orgulloso la letra de su padre en la libretita de pulpería. “Aquí está la letra de mi papá, siendo candidato a la Presidencia de la República, contestándole a la maestra”. La libreta dice así: “Señor Echandi, su niñito Mario se porta muy bien durante las clases, él se esfuerza mucho por ser uno de los mejores de la clase, un poco atrasado por ausencias, ojalá que no vuelva a faltar. Atte. Maestra de grado Ninfa de Vega´”. -Ella era la mamá del doctor Vega, se apresura a explicar don Mario. De inmediato, él nos lee lo que más le interesa. “La respuesta de mi papá dice así: ´Señora, entendido de su grato 252
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y detallado informe, atendida y vigilada la atención de un niño con el esmero que usted lo hace, necesariamente dará todo el fruto que podemos esperar, muy agradecidos por todo. Las ausencias de Mario han sido motivadas por enfermedad. Procuraremos mayor puntualidad. Atentamente, Alberto Echandi´. “Mi padre firma con fecha del 3 de mayo de 1922, cuando ya estaba en campaña electoral. Él se enfrenta a don Ricardo (Jiménez) en el 24, y le roban la Presidencia de la República”, dice, mientras señala un cuadro donde aparece una foto de su papá dentro del escudo del Partido Agrícola, del que era candidato a la Presidencia. El último mensaje de la libreta dice, ´calcula con seguridad y rapidez, y dispone con buen sentido común, lo que revela en él dotes para la carrera de ingeniero. Lee y escribe mal; no obstante, es lógico aún en las cosas abstractas Dios le bendice y lo destina para el servicio de su patria y de la humanidad. Salvador Vargas, el director´. Es como si el director de la escuela hubiera adivinado que don Mario iba a alcanzar la Presidencia para saldar una deuda que la historia patria tuvo con su padre.
Su compañero, un perro En la oficina también hay una foto de cuando está votando, siendo candidato a la Presidencia; una foto de cuando se está casando, en 1944, y una foto de la Primera Comunión. “Aquí estoy con Calderón Guardia en la Casona de Guanacaste” dice mientras señala una pequeña foto que sirve de prueba de su paso por la contrarrevolución, en el año 55. “En esta foto estamos todos los hermanos con papá y mamá. Los más pequeños estábamos en edad para la escuela. Cuando uno es penúltimo, nadie lo atiende. En la foto aparece mamá con dos, papá con otros dos, y yo a la par del perro. Véalo, que no es mentira”. Celebramos su humor con unas risas que llenan la oficina. “Esta otra foto es durante la campaña en Puntarenas. Ahí estaba que me llevaba puta porque resulta que me acompañó mamá, entonces yo dije en la plaza pública, después de las promesas, ´Traje a mamá, que tiene 74 años, y la tengo aquí para que respalde todo lo que yo he dicho´, y se viene ella y me responde: ´No, si vós sos un gran mentiroso, yo tengo 76
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años en lugar de 74, ¿y cómo pretendés que respalde todo lo que decís?”. Otra vez son las risas las que lo acompañan. Nos muestra la primera licencia de conducir, con fecha del 4 de agosto de 1936. Don Mario todavía maneja solo, para arriba y para abajo, en San José y fuera. Por ejemplo, todas las semanas va a Puntarenas solo. “Ya cuando era presidente electo, en el gobierno andaba una cacharpa vieja de la policía, que era el único carro del gobierno que estaba disponible. En ese entré al Estadio Nacional. Entonces, mis amigos me regalaron un carro, que fue el que le dejé a Chico cuando él entró a la Presidencia, después de mí. “Yo le gané a Chico. Durante mi gobierno me traje a Calderón. Después, en las siguientes elecciones, Chico le ganó a Calderón y a Otilio. “Cuando le gané a Chico, él fue el primero que me tocó la puerta y me vino a saludar, a felicitarme por el triunfo. Le dije que pasara y se quedó en la casa, con nosotros. Después hasta nos hicimos amigos. “Cuando eso, Liberación me daba muy duro. Antes de ser presidente, yo fui diputado en el gobierno de Don Pepe. Llegué por subconsciente, como diputado único. Rafael Ángel Valladares (qdDg) era mi suplente. Francisco Fonseca me dijo ´¿qué es lo que vas a hacer ahí, vos solo?´ y le dije ´pues trabajar y estudiar´. Fui diputado del 53 al 58. Cuando llegué tenía 38 años. El presidente de la Asamblea Legislativa era Chalo Facio. “Consideraba que estudiando yo no era menos que cualquiera que estuviera ahí, por vivo que fuera. Yo tenía un escritorio lleno de papeles. Nada más. “Nos pusieron un micrófono y se transmitían las sesiones por radio. Los discursos llegaban a casi todo el país. A mí me servía, porque yo defendía a los trabajadores del Atlántico y de Golfito. “Una vez, me sacaron de la Asamblea Legislativa sin preguntarme nada. Fue que me suspendieron. Otilio llegó a casa y me dijo ´¿vas a ir?. Mejor no vayás, no ves que lo que quieren es matarte´ A la puta, qué torta. Yo le dije ´Otilio, ¿te sirvo un trago?´, y decirle a Otilio te sirvo un trago es como decirle a un Obispo te doy una hostia. Si yo no iba, mi padre se bajaba del cielo a matarme´”. En eso llega el Defensor de los Habitantes, José Manuel Echandi. Detenemos el relato para recibirlo, y don Mario le pregunta que si le puede ayudar con una diligencia. “Diay, no 254
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ves que me saqué la lotería y cuando fui a cambiarla, ya se me había vencido. Pegué con el 70, y no me lo pagaron”. Don José Manuel le dice que verá si puede hacer algo por él. Continúa con su relato. “Cuando Chalo me dijo que me iba a suspender, los diputados empezaron a hablar. Entonces, yo le dije, ´Chalo, callá esos perros, son perros tuyos porque ningún perro le ladra al dueño, y qué increíble, cuando vos hablás se callan. Así que son perros tuyos, pero qué saguates que son´. “Cuando me suspendieron en la asamblea, Chalo Cegares me regaló un revólver y yo lo llevaba a todo lado, cuando iba a la finca a Cariari o a Limón, y cuando iba a Puntarenas. Nunca lo he disparado pero ahí anda conmigo”.
Mario papelitos “Que me voy a acordar quienes eran los diputados. Sólo me acuerdo de Chalo. Pero para qué me voy a acordar si ni estudiaban. Para hablar en la Asamblea Legislativa hay que estudiar. Todos hablaban, pero ninguno estudiaba los casos. Para todo lo que yo decía, yo tenía papeles guardados. Por eso, me decían ´Mario papelitos´. A cada rato, me decían ´Mario ¿cómo dice eso?´ y yo les contestaba: ´aquí está el papelito que me defiende´. “Andaba todos los papeles en cajas dentro de la joroba del carro. Cuando fui diputado, Pepe estaba en la Presidencia. Cada vez que los diputados de Liberación llegaban a la Casa Presidencial, les decía ´¿y qué? ¿ya los regañó hoy Mario Echandi? ¿ya vienen con el rabo entre las piernas?´. Ese era Pepe Figueres. “Más todavía, ve como era Pepe. Ve qué bandido que era. Un día me llaman tres veces y me dicen que era Pepe Figueres. Yo pensaba ´nombre, este es un amigo mío que dice que es Pepe Figueres para que yo lo atienda´, y le decía a Socorro ´dígale que no estoy´. En una de esas me dice Socorro, ´sí, don Mario, sí es Don Pepe´. ´¿Y usted cómo sabe?´, le pregunté a Socorro. ´Diay, por ese habladito que tiene don Pepe´. “Cuando contesté, estaba en el teléfono una señora Jiménez que era pariente mía y me dice ´aquí está Pepe, que dice que esta ´engüevadísimo´ porque vos no lo atendés´. Le dije ´ponémelo´, y ella me contesta ´pero es que está de los diablos´. Le repetí ´no, no, ponémelo, ponémelo, yo no soy tan malcriado, le voy a dar una explicación´. Y le digo Camilo Rodríguez Chaverri
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´mirá Pepe, disculpáme, yo pensé que un cabrón me estaba vacilando con el nombre tuyo´. ´Ah sí, a mí me pasa eso también´, me contesta Pepe. ´Mirá, te llamo, Mario, porque cumplo años y me van a hacer una fiesta. Llevan todo, hasta las sábanas, digo, los manteles, perdonáme. Y es que quiero llevarte conmigo. Eso sí, es a las 12 y quiero que estés exactamente a las 12 en la puerta. Es que quiero entrar con vos a ver qué cara hacen esos carajos a los que yo enseñé a odiarte´. “Ya en la fiesta tomamos tragos. Yo le llevé una botella de contrabando porque cuando llegué a la Casa Presidencial me encontré un montón de botellas vacías de contrabando. Sólo había una llena. Pepe me dijo que para qué le llevaba eso si él no tomaba, y yo le dije, ´diay, uno no tiene en la casa lo que no toma y vos tenías aquello repleto de botellas vacías de contrabando´.
El mejor homenaje Vamos saliendo de la oficina, pero se detiene en el cuadro que contiene la foto del Partido Agrícola de don Alberto Echandi, para las elecciones de 1924. “Cuando me quemaron la oficina, me quemaron un documento fundamental. Yo tenía la oficina al costado de donde ahora está la Caja Costarricense del Seguro Social. Ahí tenía guardada una carta que me mandó don Ricardo porque, cuando yo estaba en quinto año, andaba buscando que se le hiciera un monumento a varios ex presidentes, como a don Julio (Acosta), don Cleto (González) y don Ricardo (Jiménez). Andaba buscando plata como estudiante para hacerles los monumentos. En la carta que me escribe Ricardo Jiménez, de este tamaño (abre las manos, haciendo la idea de enormidad), y que eran cuatro letras, don Ricardo decía, ´Estimado señor, me he enterado que el hijo de a quien yo le robé la Presidencia, anda buscando dinero para hacerme un homenaje. Nunca me han hecho mejor homenaje´.” Don Carlos Lachner le pregunta si así decía la carta, con esas palabras. -Sí, sí, decía ´el hijo de a quien yo le robé la Presidencia… ´. “Cuando le robaron la presidencia a papá yo tenía como 8 años pero me acuerdo. “Le robaron dos diputados, uno de Alajuela y otro de Heredia. Les voy a contar lo que me contó el Padre Volio, 256
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porque nos hicimos muy amigos. Es que Chalo Facio, que es muy inteligente, porque hay que ver lo inteligente que es Chalo Facio, nos puso a Ottón Acosta, al Padre Volio y a mí en la Comisión de Aviación, Guerra y Marina. Vé qué bandido Chalo más jugado. “Si había alguien buen orador era el padre Volio. Yo le decía, ´Padre, ¿en qué vamos a la comisión? ¿en avión o en lancha? El Padre Volio era el legendario fundador del Partido Reformista. “Me dice el padre, ´protestemos´. Y yo le contesté, ´no, no, quedémonos ahí, para no hacer nada. Así tenemos tiempo para estudiar asuntos de importancia. “Nos hicimos muy amigos y él me hizo algunas confesiones. Fue para ese tiempo que el padre Volio me contó que él mismo roció un poco de tinta en los escrutinios en Heredia. ´Yo voté en contra de su papá porque era amante de la esposa del secretario de su papá. Entonces, le pregunté si prefería que su marido fuera secretario del presidente o si mejor no, y me dijo que no´. “Mi papá murió en el 44, y ya cuando eso había inmortalizado la frase con que reaccionó a aquel robo horrible: ´la presidencia de la república no vale una gota de sangre de un costarricense´. Es más, esa frase me hizo presidente a mí. La tenía metida en la cabeza. “Mi papá no había sido diputado. Dedicó toda la vida al Hospital San Juan de Dios y a la Junta de Protección Social de San José. Fue canciller de Calderón Guardia, y firmó el Tratado de Límites con Panamá, que se llama Tratado de Límites ´Echandi Montero-Fernández Jaén´. “Mi papá fue presidente de la Junta de Protección Social de San José como 15 años y mi hermano Alfredo pasó como 25 años también de Presidente de la Junta”. En las paredes de fotos, hay un espacio vacío. Se nota. Él se da cuenta. “Me declararon como el mejor estudiante en los cien años del Liceo de Costa Rica. Se llevaron unas fotos y no me las devolvieron”, dice, con cierta risa de indulgencia.
El giro “Cuando me suspendieron en la Asamblea Legislativa, pedí el giro de ese día. Fue en el 57 o en el 58. Tomé el giro para tener prueba de que había ido a la Asamblea. El giro es de 99 colones por día. Eso era lo que ganaba, ese montón de Camilo Rodríguez Chaverri
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plata. Me amenazaban con que iban a matarme, pero si no iba, seguro quedaría como un cobarde. “Lo guardé como una prueba de que no tuve miedo de ir. Fue un día, y queda el giro como mi demostración de que fui. El que guarda los documentos se economiza la memoria. “Cuando me suspendieron, era porque decían que yo era traidor a la patria porque estuve en la invasión del 55. Nada de traidor a la patria”, dice Don Mario, enfáticamente. “La suspensión decía ´la mayoría adicta al partido en gobierno considera que es traición a la patria…´. El 1 de octubre la revocaron. Beto Cañas dice que es una vergüenza para la democracia. Por eso, después suspendieron el acta. “Esa vez me persiguieron por las calles. El Congreso estaba donde ahora está el Banco Central. Unos carajos me corretearon y me tuve que esconder en el Club Unión. “Otra vez, me pusieron una bomba en la casa. Aquí está la foto de ese tiempo”, cuenta don Mario. En la foto están don Carlos Ventura, el papá de Manolo Ventura, su gran amigo, y don Otilio Ulate. En eso, don Carlos Lachner le pide que cuente una anécdota que tiene que ver con un parte. “Un día, estaba un tráfic o en la esquina noreste de La Sabana, por el Paseo Colón. Me para y me va a hacer un parte. En eso me dice, ´perdone yo no sabía que usted es el presidente´. Yo le contesté, ´bueno, por lo menos acabás de conocer al hermano´”. En la pared tiene un cuadro con un recorte del periódico. Es una foto de don Mario junto a los expresidentes Rafael Ángel Calderón Fournier y Miguel Ángel Rodríguez. ´Ay Dios mío, ¿por qué me das estas compañías?´, dice en el recorte. Lo colocaron como si eso fuera lo que él estaba pensando. -Y después dicen que a quién salí tan bueno yo. ¿No ves? En otra fotografía está con Daniel Oduber y Enrique Weisleder, el dirigente deportivo y promotor de la cultura. Le pregunto si es saprissista. “No ves que de Saprissa somos todos los que éramos de El Orión”, me contesta, casi regañándome. “De presidente, llegaba a ver los partidos al Estadio Nacional. Me sentaba en la esquina del corner para ver bien el partido. Nunca me pegaron un bolazo”, cuenta, ante una pregunta más de don Carlos Lachner. Hay otra foto con el General Franco, una con Don Pepe y otra con el rey de España. Más allá, hay una pintura de Enrique Echandi. “El famoso pintor Enrique Echandi era
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hermano de mi papá, y Óscar, mi tío, el otro hermano de papá, era escultor”. En eso vemos otra foto en la que don Mario está con Anastasio Somoza, el padre. “El Tacho viejo es el mejor presidente que ha tenido Nicaragua. Y el hijo de él era abogado, por lo menos. Algo sabía. Los demás han destrozado a Nicaragua. “Tacho era muy agradable. Me contó que trabajaba mucho y que le hizo un cuarto a la par a la señora, porque él llegaba muy tarde y no le gustaba despertarla. Tenía una empleada lindísima, y la mujer de él supuso que estaba detrás de ella. Así que una noche le puso un poco de talco en el piso del cuarto de él hacia fuera, para ver por donde había caminado. Lo agarró porque todos los pasos iban del cuarto de él al cuarto de la muchacha. Tacho terminaba la historia diciendo ´¡ve qué jodida mi mujer como me agarró!´”.
Don Abelardo Bonilla Don Carlos Lachner hace un aporte: “Cuando se inauguró el Edificio de la Escuela de Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, el presidente era Don Mario. Él llegó muy temprano, y en el parqueo había un sector que decía ´zona oficial´. Mario traía la patrulla vieja de la que hablamos…”. En eso, Don Mario lo interrumpe. “No, ya no andaba ese carro, porque un día se sentó Olga, mi esposa, y se le fue el piso de atrás. Mis amigos hicieron una recolecta, unos daban cien pesos y otros doscientos, y me compraron un carro, que se lo dejé a Chico, como te conté…”. Prosigue don Carlos: “el cuento es que entra Mario y se parquea. En eso llega un guarda de la universidad, y le dice que no se puede parquear, que es zona oficial. ´Bueno, es que yo soy el presidente´, le contestó don Mario. ´¿Ah, sí?´ le contestó el guarda. “Abelardo Bonilla era el segundo vicepresidente. En eso llega, se parquea a la par de Mario, y sale de nuevo el policía. ´Mire, no puede´. Le dice don Mario ´es que él es el vicepresidente´. ´¿Ah, sí?´, dijo el policía de nuevo, y seguro pensó ´que se parquee cualquiera´. Eso sólo pasa en Costa Rica: que un policía no conozca al Presidente de la República”. Don Mario aprovecha que don Carlos mencionó a don Abelardo Bonilla. “Don Abelardo era muy culto. Uno le Camilo Rodríguez Chaverri
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preguntaba de lo que quisiera y siempre contestaba. Siempre llegaba y Olga le daba un vaso de leche, que era lo que tomaba. “Un día llega don Abelardo, y yo noté que le pasaba algo. Le dije que no lo veía muy bien, y me dice ´es que tengo un problema, don Mario, para la toma del poder tuve que comprarme los chuicas de la fiesta y gasté todo lo que tenía, ahora no tengo plata para la comida de mi casa´. “Yo llamé al gerente del Banco Nacional, y le conté la historia de que don Abelardo había comprado un ´smoking´ y se había gastado la plata de la comida. Le dije que necesitaba unos 5 mil pesos, y se oyó la carcajada al otro lado. Entonces, don Abelardo me dijo que si no se podía pedir un poco más, unos 15 mil pesos, para ver si podía empezar una casita porque era mucho mayor que su mujer. “Don Abelardo siempre fue profesor universitario. Siendo presidente, me comentaron que se iba a hacer un congreso de filósofos en el país. Yo no sé nada de eso, así que le dije a don Abelardo ´yo lo voy a nombrar presidente a usted, y me voy para la finca de San Isidro de Coronado´. Así lo hice. Durante los cuatro años, yo no salí ni un día del país, no puse un pie ni en Panamá ni en Nicaragua. En cambio, ahora no están aquí nunca. Pasan afuera todo el tiempo. Con sólo decirte que les mandan el cheque afuera. “A los dos días, don Abelardo me mandó a llamar. Le dije, ´mire, no puedo volver, don Abelardo, el país no puede tener dos presidentes´. Esa semana le dieron el cheque a él. A los días, estaba yo de vuelta, y un día llega y me pone un papel en la mesa. Era el cheque. Y me dice ´diay, ¿qué es esta vaina? ¡Nombre! Tras de que le hacen a uno el honor de ponerlo, le pagan´. Le digo, ´mire, don Abelardo, yo no puedo ir a cambiarlo´, y me dice, ´no, no, no hablemos, si no me lo recibe, no vuelvo. O coge usted el cheque o no me vuelve a ver usted aquí´. Así era don Abelardo Bonilla”.
El número uno “Me crié por la Estación del Pacífico. Estuve en la Escuela Juan Rafael Mora. Todos mis compañeros están muertos. Sólo quedo yo con 89 años, casi 90. Voy a poner un médico en la entrada porque todos mis amigos están viejos y no quiero que muera uno aquí, tomando tragos conmigo. “Cáigase de espaldas: cuando me gradué del liceo, era el número uno del colegio. Tenía un compañero que se llamaba 260
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Eugenio Jiménez, hijo de Carlos María Jiménez, que había sido el que le echó tinta a unas papeletas de mi papá en Alajuela. Yo estudiaba mucho para ganarle a Eugenio en todo. Todos esos Jiménez querían ser presidentes, pero ninguno pudo llegar a la presidencia. “Yo decía en el colegio ´uno de los que le robó la presidencia a mi papá no puede ganarme a mí aquí´. Siempre estaba estudiando como loco. Por eso me nombraron el mejor estudiante en cien años… Y sólo lo hice para ganarle a Eugenio. “Apenas terminé el colegio me mandaron a Coronado. El abuelo de don Abel tenía una finca en Cascajal, y él le debía una plata a papá. Entonces, le dio la finca como pago. Esa finca primero fue de los Tinoco. “Los Tinoco, que eran muy honrados, habían hecho toda la casa con el mismo zinc de la escuela que queda ahí por la Cancillería (la Buenaventura Corrales) y toda la lechería con las aceras de piedra de San José. “Después, le vendí esa finca a Mario Burgos. La otra finca de Coronado la conservo. La tengo alquilada. La compré en el 77, en 67 mil pesos, eran 67 manzanas. La compré a mil pesos la manzana con todo y ganado. Con sólo vender el ganado pagaba la finca”. Interviene don Carlos Lachner para agregar una anécdota: “coincidimos en un almuerzo en honor de uno de los Rockefeller. Estaba Mario conversando de Don Pepe, contando cuentos de cuando Pepe era joven, y que andaba con una motocicleta, y que con una muchacha, y que esto y que lo otro. Don Pepe se quedaba oyendo, se echaba una risilla y al rato dice ´este Mario sí que es bueno para inventar verdades´. Claro, por toda la música que le estaba poniendo al cuento…”. Don Mario celebra la intervención de don Carlos, y continúa con su historia. “Recuerdo que para el día de la graduación en el Liceo de Costa Rica, mi papá y mi mamá no fueron. Por eso, apenas llegué a mi casa, que estaba en el Pacífico, les entregué el título. La casa era de un cuarto de manzana. Antes había sido de un señor Douglas que tenía un aserradero. Era la mejor casa en la que yo viviría en toda la vida, porque la hicieron encima, como en alto, para que tuviera aereación en la parte de abajo. “Y es que cuando uno es el penúltimo le vuelan mucho en la casa. Le reclamé a mis papás que porqué no habían ido. Camilo Rodríguez Chaverri
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Parecía huérfano. Nadie se dio cuenta de que fui el mejor. Les dije que mi título era el más destacado, pero que parecía que yo era huérfano, porque sólo en la casa los podía ver. No me acompañaban a nada. Éramos tres mujeres y cinco hombres, y de los ocho hermanos, el único que se graduó fui yo”. Se dirige a una foto de cuando se graduó de abogado, la trae y nos muestra a la gente de su generación. Entre sus compañeros sobresalen Alfonso Guzmán, Fabio Baudrit, Fernando Fournier. De toda la generación, él es el único que tenía cara como de artista. Es una foto que se encuentra a mano derecha, a la par de artículos de periódico que tiene enmarcados, entre ellos uno de don Álvaro Fernández Escalante, uno de don José María Penabad, otro de don Alberto Franco Cao, de don Eladio Jara, de don Jaime Gutiérrez Góngora, de don Bernal Urbina Pinto (qdDg), así como una columna de ´Chisporroteos´, que le dedicó don Beto Cañas, y otro que se titula ´Don Pepe y don Mario´, de don Jorge Rossi. Le digo que seguramente en ese artículo viene una anécdota que me contó don Jorge Rossi: un día estaban discutiendo un montón de liberacionistas quién podría ser el candidato perfecto. Tenía que ser estudioso, honrado, trabajador, etcétera. Don Pepe estaba en una esquina y los escuchó a todos. Al final les dijo, ´¿ustedes saben quién es el único que llena todos esos requisitos para ser el candidato que ustedes están buscando? Mario Echandi´. Entonces, don Jorge Rossi se volvió y le dijo, ´Don Pepe, pero, ¿cómo nos dice eso ahora si usted antes se dejó decir que Mario Echandi era un hijueputa por siete generaciones?´. Se vuelve don Pepe, extrañado, ´¿cómo? ¿eso dije yo? ¡chanchadas de la políticas!´”.
Canciller que no habla inglés Después de reírse un rato por lo que me dijo don Jorge Rossi, sigue con el recorrido por las fotos que sintetizan su historia. Con exquisito sentido del humor nos enseña una foto de cuando él era embajador en Estados Unidos. En la foto todos los que aparecen lo están viendo a él. Pareciera como si estuvieran escuchándolo, y comenta ´en la foto yo era el único que no sabía inglés, y todos vuelven a ver como si me estuvieran prestando atención´. Una risa de él precede a la de todos. “Fui embajador de Otilio. Cada vez que viajaba me llevaba una valija llena de frijoles. Una vez me pasó que yo usaba 262
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una valija que me había dado mamá, y me preguntan en el aeropuerto que qué llevaba y contesto yo que sólo ropa, cuando veo que estaba roto el cartón, y chorreaba la valija un chorrito de caldo de frijol que venía detrás mío por todo el aeropuerto. “Primero fui embajador y luego fui canciller. En el siguiente gobierno fui diputado, haciéndole oposición a Pepe. Y de ahí pasé a ser Presidente” reitera. Nos enseña el título de primaria. Luego, una foto con el embajador decano en Estados Unidos en aquellos años, que era Sevilla, el cuñado de Tacho Somoza. Nos enseña otra foto de él y de doña Olga, su esposa, con el Papa Pío XII, e interrumpe con risas y señalando una foto con don Miguel Ángel Rodríguez y don Rafael Ángel Calderón. -Con esa clase de compañías, ¿de dónde iba a salir bueno yo?. Vea, para los malos consejos, no hay por donde conseguir mejores maestros... Su risa es pícara, entrecortada… No es la risa de un contador de chistes, sino la de un humorista. No es la de quien se ríe antes de terminar el chiste. Tira las piedras y cambia de tema. Salimos de la oficina, pasamos por la sala principal, donde nos muestra cientos de condecoraciones. En eso nos abre una puerta de madera pesada, con esfuerzo, y recordando nos enseña el comedor donde recibía a la gente en sus años de recién casado. Es un comedor muy largo, para 14 personas, y da la impresión de ser parte de la escenografía de una película antigua. Corre alguna de las sillas y nos empieza a contar la historia que yace en esos muebles… “Este comedor costó dos mil pesos. El juego de muebles que hace juego con la mesa y las sillas también es tallado. Los hizo un señor Álvarez, que era famoso por el terminado de lo que hacía. Todo es tallado a mano. Son los muebles de cuando me casé. Primero vivía por la Peni (la Antigua Penitenciaría), después me pasé para acá. “Esta obra es una pintura que le regaló mi tío Enrique Echandi a mi mujer. Por cierto que Enrique estaba casado con una alemana que daba clases de piano. Yo le pedí que le diera clases a Olga. Cuando eso, él vivía ahí por donde ahora está la Caja. En la esquina vivía mi abuelo, donde ahora hay una galería. Y ahí también estaba la casa en que yo nací. Se la regaló mi papá a Enrique. “En mi casa cada once meses había un hijo nuevo. Anita era mi hermana mayor, nació un 1 de mayo; el siguiente Camilo Rodríguez Chaverri
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hermano nació en febrero, el otro en agosto… Todos iban muy seguidos. Con el único que mi mamá se tardó tres años y medio fue conmigo. Yo decía que a mamá no le gustó que yo naciera, y es que pesé doce libras y pico. Pobrecita. “Me acuerdo que una vez llevé una foto mía de chiquito a que la enmarcaran, ahí por el Morazán, y me dice la muchacha ´¡ay, qué linda chiquita!´, y le digo, ´primero vea lo que tiene entre las piernas´. Y es que vengan ustedes para que vean que es cierto. No es cuento. Desde chiquito era grande y pesado. La muchacha se dio cuenta”.
Los secretos domésticos Se dirige a la parte trasera de su casa, en la que nos enseña algunos adornos y una jaula vacía donde tuvo muchos pájaros y actualmente sólo tiene unas lapas de tela. -Vea esos adornos. Los compré en Filipinas y en Nepal. Continúa mostrando unos platones y reconocimientos. Hay una pared llena de títulos y de placas en honor de doña Olga de Benedictis, que fue una figura muy importante del Club de Jardines. -Olga ganó muchos de esos premios con sus arreglos florales, y otros en horticultura. Hay dos pinturas de Fausto Pacheco, una pintura que trajo de Cuernavaca, y una gran pintura, sobre la chimenea, que le hicieron con base en una fotografía de su casa de Puntarenas. -Nos costó 15 mil pesos. A la par, hay una copia de la foto en la que el perro está dándole la mano… “Siempre estoy yo solo: mamá con Max, papá con dos de las hermanas. Como penúltimo, apenas me tocaba el perro. “La casa de Puntarenas la hizo papá en 1910. Por cierto, yo asfalté todo Puntarenas, siendo presidente. Esa casa de Puntarenas está igualita. Yo voy todas las semanas. Voy y vuelvo el mismo día, manejando yo mismo. No tengo quién lo haga”. Le digo que si no le da miedo que le pase algo, y me contesta que no, enfáticamente, con la cabeza. “No me asusta nada. Me robaron un carro como a Luis Alberto Monge. Sólo que a él lo pusieron boca abajo porque come mucho, y les salía muy caro mantenerlo. En cambio, a mí me tuvieron boca arriba”.
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En medio de la risa de todos, se apresura a recordar que don Luis Alberto y él son como hermanos… “Como gallo pinto todos los días, con un poquito de chorizo de San Isidro, y toda la verdura, el caldo, y las frutas que hayan. En el desayuno tomo café con leche, y dos vasos con agua. Si acaso con unas tortillas embarradas de frijoles. El doctor Gutiérrez Góngora comía un montón aquí conmigo, pero desde que se casó ya le dan de comer en la casa. Por dicha, porque comía como un ejército”. Entre muchos adornos, nos enseña una palmerita que trajo de Asia, y un molino chino, con unos pajaritos de cuerda que cantan. -Donde los chinos todo es barato. A mí me encanta ir para comprar adornitos y cochinadas. Llega hasta una foto y con gran orgullo lee en voz alta…“Momento histórico en que el Ministro de Relaciones Exteriores, Alberto Echandi, firma el Tratado Limítrofe con Panamá”. Se detiene. Muestra una planta que trajo de Malasia, y que tiene un aspecto extraordinario pues de una hoja le sale otra hoja. “Aquí hay una foto de mi mujer, está escribiendo a máquina. Yo le dictaba los discursos. Ella los corregía y me regañaba. Era una mujer muy culta. Sabía hablar inglés, francés e italiano. En cambio, yo difícilmente hablo el español… “En esta parte de mi casa, el piso y las paredes las hice yo. Aprendí en San Isidro de Coronado a hacer este piso con trozos de madera. Todo esto son maderas preciosas, pegadas en el piso. También esta pared, hecha con lajas, la hice yo mismo. No fue que yo dirigí la obra. No, no. Yo la hice. “Tuve una isla, al frente del muelle de los azucareros. Se la regalé a Arnoldo, mi hermano”. Mientras ha ido hablando, nos lleva por un patio que está junto a la cocina, donde recogió maní haciendo un puño con las manos. Camino al jardín, nos muestra en ese pequeño patio interior una piña ornamental. Es una planta bellísima que produce una piñita del tamaño de un mamón chino. Nos cuenta cómo se siembra. Alba Luz, que es sicóloga, me comenta al oído que esa planta es una presencia de doña Olga, su esposa.
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Las ardillas de don Mario En el jardín hay cuatro ardillas sobre una baranda. Una vez que les pone el maní, en unos segundos pasan a ser dieciséis. Es la más bella imagen de la tarde. En medio del patio, Don Mario, como un niño cuando juega, junto a unos tubos que puso ahí exclusivamente para que vengan las ardillas a comer. En un momento, visto por detrás, es un hombre alto, canoso, junto a un mar de ardillas. Las ardillas quieren volar encima de él. Don Mario les habla. No las chinea con la voz. Basta con el maní. Simplemente las saluda, como si fueran sus mascotas. Bueno, lo son. Las ardillas agarran el maní con las manitas y mientras comen se quedan viéndolo, idas… El instante de luz me da vueltas por la cabeza. Es como una pintura. Como para que pudiéramos grabarlo en video, y pasar la imagen de las dieciséis ardillas al lado de don Mario una y otra vez… -Tengo que pagar dos mil pesos en maní para gozarlas. En eso llega una gallina, y Don Mario nos explica que se le murió el gallo. -Le ando buscando esposo. Más allá, donde se sienta a tomar tragos con los amigos, nos muestra unas piedras que tiene de adorno. Son las piedras que usan de saladeros en Tierra Blanca de Cartago. -Estas piedras son las que quedan del vómito del volcán. A la par, tiene otras piedras, distintas, que trajo de la isla que le regaló a su hermano. Y al fondo tiene una bola de piedra, una esfera indígena, de los borucas. -Esta es una piedra natural, de la zona sur. Le hice una corona de vidrio para que sirva de mesa. Es una mesa sin patas. “Aquí es donde me siento con los amigos. Le hice un bordecito al vidrio para que no se vuelque el trago”. Don Carlos Lachner se muere de la risa: “una señora no diseñaría eso así. No captaría que el trago se vuelca. El biselado para abajo es obra de un conocedor de la materia”. -¿Cómo? Si la hice yo, reclama don Mario, con una media sonrisa de malo… Va a abrir una fuentecita, y nos explica que el sonido del agua relaja. En el jardín tiene sembrado el famoso maní forrajero, un pasto que es una especie de maní, que idearon para que el 266
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ganado lo coma y para que le devuelva nitrógeno al suelo, pero que tiene unas flores amarillas tan bellas que lo usan de adorno. Parece que el sol hubiera pasado la lengua sobre el suelo. Toca un sonajero para que nosotros escuchemos otro de sus relajantes sonidos, y nos muestra unos muebles de caoba y otros de guayacán real. -Esa madera ya no existe, dice don Mario. También tiene de adorno una malla de pescadores y nos muestra donde coloca las botellas de whisky y de vino. El piso está lleno de arroz de la gallina, y él pasa con cuidado de no pisarlo. En la cocina, ya de vuelta hacia un comedor donde nos sentaremos, nos encontramos con un pico de pelícano, y en eso ve su nevera, y como quien muestra la cocina más común y corriente del planeta, la abre y aquello parece la refrigeradora de un bar. Tiene montones de botellas de guaro Cacique, once botellas de vino y hasta algunas de whisky. -El mejor licor es el Cacique. Yo no lo ofrezco porque si uno lo ofrece la gente cree que soy un agarrado. Entonces ofrezco whisky. Pero, para mí, el Cacique es lo mejor que hay. Voy a pasear los domingos y me llevo una cuarta en el carro. Don Carlos Lachner le hace segunda: “He visto tomadores serios que llegan a un punto que si no hay guaro Cacique no toman”. Encima de la refri tiene un adorno que hizo con un tronco de mar. Le abrió un hueco e hizo una lamparita. A la par tiene un caracol al que le puso ojos y nariz hasta formar un ratón, y una jícara con huecos de adorno. En una de las paredes tiene una pata de venado. Es hueca. La usan para llevar trago a los topes. Es especial para llevar whisky puro Muestra en la cocina una planta de bambú diferente, que vive en agua, y un adorno que dice “el dinero es el ladrón del hombre”. En la esquina hay una verga de toro, como podría ocurrir con una carnicería, y me dice que es la única arma que tiene en la casa. En el centro de una mesa de la cocina tiene una machacadora para hacer patacones y una prensa para el jamón. -Uno lo amarra, lo prensa bien, y cada amigo va agarrando su boca. Le digo que es famoso por el chorizo, sin que sea peyorativo, y don Carlos Lachner se apresura a contar que en San Isidro Camilo Rodríguez Chaverri
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de Coronado hay una carnicería, que es donde don Mario compra su chorizo, y que si uno pregunta por el chorizo, le contestan que cuál quiere, si ´el normal´ o ´el presidente’. -Le dicen a la gente que si quiere el chorizo de Mario Echandi. Me tienen jodido, dice don Mario. Vamos a sentarnos alrededor de la mesa donde nos ofrecerá un trago, nos atenderá como un bartender culto y nos hará algunas confesiones que no esperábamos.
Las confesiones de Mario Echandi “Llegué a Coronado de 18 años. El Padre Núñez era cura en la iglesia de San Isidro. Por cierto, esa iglesia no era para San Isidro: la llevaban en barco para Punta Arenas, en Chile, pero se equivocaron y la bajaron en Puntarenas. Una vez en nuestro puerto, se decidió que podía ser para San Isidro. Teodorico Quirós se encargó del trabajo. “El Padre Núñez era más mujeriego que nadie. Tenía a cargo la iglesia de San Isidro. Una vez, andaba con una señora muy rica de la comunidad. Las señoras de plata lo que tenían para entretenerse era una máquina de coser. El Padre Núñez se fue de viaje y le escribía cartas de amor. Ella guardó la carta en una gaveta de la máquina. En eso, al esposo, que era cazador por pasatiempo, se le estropeó la escopeta, fue a buscar en la máquina algo para ayudarse en la reparación, y se encontró una carta del padre. Lo primero que hizo fue meterse una juma y esperó que volviera el Padre Núñez. Yo no sé cómo se salvó de esa. “El Padre Núñez tenía tanta suerte con las mujeres que, a veces, escogía a una muchacha, y simplemente se la llevaba con él. Una vez, estaba yo en la carnicería, y llegan unas muchachas a pedirme que comprara un número para una rifa que era para comprarle una capa nueva al Padre Núñez, un hábito de esos que él usaba. Como ellas me dijeron que era para la capa, yo les contesté que con mucho gusto, con la condición de que la capa fuera con este cuchillo de la carnicería, y de raíz por favor. Les dije, ´es más, si la capa es así, la pago toda´. Y las chiquillas fueron y le contaron al cura. “A los días muere un hombre importantísimo, que había sido tesorero de la asociación, tenía 101 años y 80 años de casados. Voy a la vela, y adivine con quien me encuentro… Con el padre. Le digo, ´¡qué dicha Padre, que lo veo por aquí!´ y se vuelve y me dice, ´sí, sí claro, ¿como es ese cuento del 268
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cuchillo filoso para la capa de raíz?´. Le contesto ´ay, Padre, aquí son sólo cuentos´. Me dice ´dígamelo a mí, que me andan enredando con muchachas del pueblo´. Y entonces le digo, ´ah bueno, eso yo no lo sé. Ahora, como usted es el cura y no tiene con quién confesarse, si quiere vamos al confesionario, Padre y yo le hago el servicio a usted´”. Le cuento que una vez estaban don Álvaro Fernández, don Roberto Fernández y don Beto Cañas, los fundadores de ´La Piapia´, y andaba el padre con una sotana larga, elegantísima, que tenía botones dorados desde el cuello hasta los pies. Se queda viéndolo don Roberto, y le dice, -Padre, dígame una cosa, ¿desde el cuello para abajo todo es jareta? Don Mario se muere de la risa. Seguramente le da lástima que no se le haya ocurrido a él antes.
Mesa de tragos Ahora sí, nos sentamos en una mesa, saca el whisky, el queso, unas papas tostadas y maní garrapiñado. En una pared hay un cuerno de Nepal, y nos explica que lo usan para llamar al ganado. -Yo sólo tomo ´JyB´. Tiene menos alcohol y no tiene olor. -¿Te pasaste del White Label, que era el que tomabas antes?, le pregunta don Carlos Lachner. -Me gusta más el whisky, porque si fuera por olor, mejor el vodka. -Supuestamente el vodka no te huele replica don Carlos Lachner. “Vos tomás vodka y nadie se da cuenta. Yo tenía un amigo que tomaba vodka, y dejó de hacerlo, porque dice que llegaba a la casa y la mujer creía que estaba metido en drogas”. Don Mario le celebra el cuento mientras nos pone platitos, y nos pasa las bocas. Al otro lado de una gran ventana, o una pared de vidrio, todavía están las dieciséis ardillas haciendo su espectáculo. Le digo a don Mario que él es un gran anfitrión. -Si no atiendo yo, ¿quién me atiende a mí? De los míos ya murieron todos, Chalo Cegares, Manolo Ventura… Otros se hicieron ricos, como Óscar Saborío, que ya no sale de Turrubares. Le pregunto cómo hace para conservarse tan bien casi a los 90 años.
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-Creo yo que estoy muy bien porque como muy poco, como para vivir, no vivo para comer. Vaya usted a una fiesta, cuando dicen que está servida la comida, todo el mundo hace silencio, están come que come, y después tienen que ir al médico con obesidad, presión alta o azúcar en la sangre. “Yo sólo almuerzo arroz y frijoles, y como una sola vez al día. Aparte, en el desayuno si acaso me como una tortilla con frijoles embarrados. No como carne. La carne tarda como 24 horas para digerirse. En cambio, uno digiere el arroz y los frioles en dos horas”. -La dieta tuya es como la del campesino, le dice don Carlos Lachner. -Igual igual, sólo que no como ajo ni cebolla. Cuando viajo a Puntarenas o a San Isidro de Coronado, llevo arroz y frijoles, o voy a un mercado y compro frutas. Le preguntó por qué no come en la calle. -Porque todo lo hacen con ajo y cebolla, y soy como un carajillo de delicado en eso. Mientras se toma su whisky, se dedica a explicarnos qué cosa es cada adorno y de adonde lo trajo. Tiene una colección de réplicas de las flechas de los indígenas de nuestra zona, un cuchillo como el que utilizan en Nepal para pelear. Le noto que tiene fascinación por Nepal. -Me gustan todos aquellos países. Una vez que uno está allá, hay que darles una vuelta a todos. En Nepal menos del diez por ciento de la población sabe leer; la vida del hombre es de 43 años y la de la mujer es de 44 años. “En Australia también aprendí mucho, y en la India. Y lo mejor de todo es ir a China, porque usted consigue un montón de cochinadillas baratísimas. “También me ha dado por ir a América del Sur. Ese bastón es de Perú y es indígena, original. Me lo regaló un embajador de allá”.
Su gobierno “Yo salí del gobierno hace 42 años. Era otra cosa. Imagináte que el presupuesto total de todo lo que yo tenía en Casa Presidencial era menos que las partidas específic as del último año que ´Cachimbal´ (Juan Guillermo Brenes) fue diputado. “Para todo, incluyendo fiestas, tragos y comidas, en la Casa Presidencial gastaba sólo tres mil colones por mes. “Y en mi gobierno todo quedó en orden. Al final, nombré un comité de señoras intachables, de todos los partidos, para 270
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que fueran a revisar mis gastos, factura por factura. Al final sólo encontraron que Olga, mi mujer, me había comprado una crema de afeitar con una plata con la que no podía. Yo la regañé todita. “Además, soy el padre del AyA. Ahí tienen una cabeza mía, a la par de una fuente. Salí muy serio, pero no importa. El AyA ha sido fundamental, porque el campesino nuestro tomaba agua mala. Al tomar agua pura, no gasta en boticas. La base de la salud es el agua. “Cuando llegué al gobierno, había muchos odios. Me regañaban a mí desde todo lado: los liberacionistas decían que me escogía el Club Unión, y los del Club Unión no me querían porque preferían al doctor Oreamuno, con quien me enfrenté antes de ir a las elecciones nacionales. Esa convención se realizó en el Estadio Nacional. También estaba Fernando Lara Bustamante. “El odio de todos los ricos de aquí me hizo presidente. Yo era vendedor de leche en la calle, y la gente sabía que eso me permitía conocer mucho mejor las necesidades del país. “Fui yo quien trajo a Calderón Guardia de vuelta. Fue en mi gobierno. Y después de todo, fue el que me trató más mal, a la par de Otilio. Los dos me dieron mucho palo, para que veás lo que es la vida”.
La lotería “Cuando era muy carajillo, me saqué la lotería con ´Perla´ Sáenz, un muchacho Salazar y Rodrigo Acosta. El premio era enorme: cien mil pesos dividido entre los cuatro. Le presté la plata a un hermano mío para que pagara la finca de Orosi. ´Cuando eso, mi papá era Presidente de la Junta de Protección Social de San José, y decía que la gente iba a pensar que hubo fraude. Yo le contesté que si sospechaba de los vendedores de lotería, iba a tener que cambiarlos. “Cuando se dio cuenta que ya no había remedio, me dijo ´cuídela, la plata que cae del cielo se va muy rápido´. Al final, me dieron 29 mil pesos. Cuando mi hermano Arturo me la pagó, la mandé a México, los intereses se fueron al cielo, y saqué el 60 por ciento de interés. En menos de año y medio tenía el doble. Después la metí en Estados Unidos. De ahí para acá, con eso es que he vivido. “Con esa plata hice la oficina mía, que quedaba por el Cine Moderno, y después la vendí. En Coronado compraba toda la leche de toda la zona, a nueve centavos la botella. También Camilo Rodríguez Chaverri
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compré un camión para traer la leche. El tío de Guillermo Constenla tenía un local en la esquina suroeste del mercado. Se llamaba ´Eureka´. Me encargaba el camión entero. Sólo a él le vendía dos mil botellas. “Cuando eso no habían neveras. Yo llevaba la leche en tarros, y apenas llegaba ellos colocaban la leche en tarros, pero por la mitad. Tenían la leche hasta la mitad del tarro y le echaban hielo. Pero no era yo, eran ellos, y por culpa de la necesidad. ´Eureka´ vendía horrores de café. Quedaba al frente de la entrada principal de la tienda ´La Gloria´, casi pegado al Banco de Costa Rica”. La agrega Don Carlos Lachner que ahí se hicieron famosos “los lápices”, que eran unos sánguches famosos, y que el negocio era de don Jaime Esquivel. Don Mario asiente con la cabeza. “En ese tiempo, yo sólo tenía ganado Holstein. Ya unos Madrigal habían traído ese ganado a Costa Rica. La raza Jersey la trajo don Ricardo Jiménez, para la parte alta del Irazú. Yo traté poco a don Ricardo. Al que sí le saqué todas las verdades fue al Padre Volio, como te conté. Es más, el Padre Volio murió en mis brazos. Le dio un paro, y yo lo saqué en brazos, pero murió al frente de la Clínica Bíblica. “El Padre Volio tenía una chispa impresionante. Una vez dijo que Juan Santamaría era de Heredia. A los días, iba caminando al frente de la Botica Chavarría, en Alajuela, y le tiraron un huevo en la cara. ´Ay, jueputa, los de Alajuela me tiran lo que no tienen´, dijo, de inmediato. “Claro, es que lo que les dijo los revolcó. Diay, si Juan Santamaría no fuera de Alajuela, tendrían que quitarlo de los monumentos para poner a ´Pollo Macho´”. Don Mario se muere de la risa de lo que dijo. Aprovecho para decirle que cuando iban a sacar al Padre Volio del sanatorio donde estuvo internado, en Bélgica, dijo que era Vicepresidente de Costa Rica, fundador del Partido Reformista, sacerdote, general y diputado. Entonces, lo volvieron a meter… Don Mario sigue riéndose. “Esos Volio eran inteligentísimos. Tanto Jorge como Arturo. Una vez, un campesino de Puriscal era diputado y Arturo Volio era el presidente de la Asamblea Legislativa. Había una discusión, y los sabios, entre ellos Juan Rafael Arias, el papá de Óscar, estaban en una pura habladora. Ese diputado de Puriscal a veces venía a caballo y seguramente estaba muy cansado, así que se quedó dormido. Don Arturo sabía que ese diputado iba a votar en contra de 272
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una moción que él apoyaba, y que sin ese voto él ganaba. Así que aceleró la votación. En eso despiertan al diputado de Puriscal, y reclama. Entonces don Arturo le dice, ´no, no, es que usted estaba dormido´. El campesino se volvió y le dijo, ´no, yo estaba durmiendo´. Se vuelve don Arturo, socarrón, y le pregunta ´¿qué diferencia hay entre estar dormido y estar durmiendo?´, y le contesta el campesino, ´la misma que hay entre estar jodido y estar jodiendo, como usted´”.
Diputado del siglo La labor de don Mario Echandi como diputado le ha valido que mucha gente afirme que fue el mejor del siglo XX. Se lo comento. “El que dijo algo muy valioso para mí fue el señor Jorge Enrique Guier. Dijo ´Mario Echandi, el diputado que entró por subconsciente, con un partido independiente, y que de ahí salió para la Presidencia de la República´. “Ahora difícilmente sé cuál es bueno. Oigo poco. Pero es que, de por sí, no se sabe qué hacen. Están en otra cosa. El millonario Bernal Jiménez pasa arreglándose la corbata; los libertarios se oponen de todo y hay quienes son como un chiste. “Antes no teníamos asistentes ni secretarias. Tampoco teníamos oficinas. A las 8 y media de la noche nos tomábamos unos tragos con una comida con las señoras que limpiaban ahí, porque a veces nos tocaba quedarnos ahí hasta esa hora. “Con la bendición de que, hasta hoy, nadie puede decir algo desagradable de mi trabajo como diputado o como presidente. Salí a los 44 años de la presidencia, y desde entonces nadie puede decir algo malo de mí. Nadie me ha criticado. Tengo una ventaja, y es que no me meto donde nadie me llama. Eso lo aprendí de papá. Él me decía ´sea discreto, no joda, no sea dueño del saber´. “Hace falta que mucha gente tome en cuenta este consejo. Mirá, ante el tratado de libre comercio con Estados Unidos, todo el mundo opina y opina. Ahí vienen unos artículos gigantescos. La gente habla y dice mucha paja. No podría levantarme de la cama si me pusiera a leer todos esos artículos. Yo no habla del tratado de libre comercio hasta que me lo pregunten…”. Por supuesto que lo interrumpo para preguntar, entonces, qué piensa del TLC. -Cuando me pregunten públicamente, lo diré.
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-Pero yo soy periodista… Lo pregunto para publicar su respuesta. -Cuando me lo pregunte Abel, yo le diré a él lo que pienso. -¿Por qué no se lo dice a la prensa? -Porque es otra manera de meterse uno donde no lo han llamado. Si el presidente quiere mi opinión, que me llame. Don Mario es un viejo jugado. Se pone de pie, y va a tocar un gallito de juguete que tiene sobre una mesa. El gallo de cera empieza a cantar. Se devuelve a la mesa, dispuesto a cambiar de tema. “Fui el secretario general de Otilio. De ahí para acá me hice de muchos amigos, pero voy a los pueblos y todos se han muerto. Tampoco paso solo. Todos los sábados voy al Automercado, y entre semana voy al mercado, a comprar el maní de las ardillas. “No te voy a negar que me hacen mucha falta Olga, mi mujer, y mis amigos, Manolo y Carlos Ventura, y Chalo Cegares. Para la celebración de mi cumpleaños, como sé que va a venir tanta gente, voy a poner un doctor en la puerta para que los examine y nadie se me muera aquí. “Son mis amigos los que me preocupan. No yo, porque mi familia es famosa por longeva. Sofía Jiménez era hermana de mamá, y murió de 106 años. A papá le dijeron que el whisky dilata las venas. Le mandaba una botella a Sofía. Antes ella tomaba vino y jerez. Una botella es 32 onzas de whisky. Calculaban una onza de whisky por día. A las tres semanas la tía Sofía estaba llamando, que por qué no volvimos, y era que se le había acabado la botella. “Arturo, mi hermano, que era muy parecido a mí, murió de 93 años. Él y yo nos encargamos de una finca de la parte alta de Juan Viñas, que tiene trescientos años de ser de la familia Echandi. Como todos han muerto tan viejos, yo me siento chiquillo todavía”.
El problema demográfic o… “El nacimiento del niño millón fue en mi gobierno. Ahora, imagináte que somos como cuatro millones. ¿Cómo no vamos a tener problemas? Hay un problema demográfico muy serio. Con un poco de gente más, ¿cómo vamos a andar en la calle? ¿Cómo vamos a organizarnos para movilizarnos en estas presas?
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“Otro problema que veo es la falta de madre en la casa. Ahora las empleadas son las que enseñan al hijo. Las mamas tienen que trabajar. “En el 48, Joaquín Monge, de Naranjo, y otros, le tiraron el rifle a pepe porque la pelea era para que se respetara el sufragio, Joaquín era compañero mío en la escuela de derecho “A Pepe un día le preguntaron donde está don Otilio, y se volvió y dijo que quién era don Otilio Cuando don Pepe quería ampliar los 18 meses, Otilio me mandó a mí a defender la posición, me mandó una carta, me la leyó Mariano Sanz, que era su secretario, Otilio casi se casa con mi hermana Anita, la mayor. “‘Mirá Mario, llevá esa carta con mi posición’, Marcial Rodríguez era presidente de la Asamblea. Vos la defendés. ‘Cómo Otilio, si estoy en contra de eso, en todo caso, me voy a oponer.’ Le dije a Marcial que estaba en contra; hágame un servicio, ponga a Mariano a leerla. Primera vez que con una carta se le regala a alguien seis meses más de presidencia. “Yo estaba tranquilo, le dije a Marcial que el mando no podía ser ampliado por una carta, es el pueblo el que elige. Levantó la sesión, repartió una copia, al día siguiente me mentó la madre porque me pasié con el plan de Pepe “Otilio me atacó siendo presidente. Yo lo mandé a España de embajador, él quería estar allá, y traje a Calderón, después de eso, se lanzaron Ulate, Calderón y Chico”.
“Hice candidato a Otilio” “Chico Orlich les ganó a los dos. Creo que algo que los afectó a los dos fue atacarme tanto a mí. La gente no es tonta. ¿Cómo iban a votar por alguien que atacaba a quien lo trajo de vuelta a Costa Rica? Eso fue lo que hizo Calderón Guardia. Y lo de Otilio fue peor, porque siendo mi amigo se puso a atacarme. “A la historia se le olvida decir que yo le di la candidatura a Otilio. Yo pude haber sido el candidato en el 48, porque tenía mayoría en la asamblea del partido. Él quería ser, entonces yo renuncié a mis aspiraciones. Cuando dije mi discurso, Olga, mi esposa, me mandó un mensaje en un papelito, decía ´Bonito discurso, hoy te quiero más que nunca, Olga´. “Yo tenía como 32 años, y ya podía ser el candidato. Apenas renuncié, Otilio empezó a hacerme cientos de elogios. Por eso, después, cuando yo era presidente, y él quería volver a serlo, cuando se puso a atacarme sin misericordia, cuando Camilo Rodríguez Chaverri
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me insultó todito, entonces, papelitos hablan, recordé los elogios que me había hecho en la prensa. Cogí el discurso que había dicho con un montón de bellezas sobre mí, y dije ´qué curioso, don Otilio tiene dos maneras de actuar, una cuando uno le puede servir, vea todo lo que dice, hasta llegó a compararme con mi padre que para mí es compararme con Dios… Como nadie sabe cómo es Dios, para mí es como mi padre´. “Recuerdo que también dije: ´ahora, que no puedo servirle por razones constitucionales, como soy presidente, entonces sí soy el malo´. Sus propias palabras salían en mi defensa”. Le pregunto si Don Otilio tomaba mucho. “Sí, tomaba mucho, pero tomado nunca lo vi. Tomaba mucho, todos los días, pero soportaba mucho también. “Socorro lo quería mucho. Ella era muy ulatista. Un día me trajeron un trago muy rico, le gustó, y entonces lo guardé para que él se lo tomara todo, poco a poco, cuando venía a casa. “A pesar de todo lo que dijo, cuando perdió, en el 62, yo fui donde Otilio a darle el pésame. Esa vez le fue malísimo al pobre. Imaginate que en ´La vieja´ sacó un voto, precisamente del viejo que le daba los tragos, nada más. Fui a darle el pésame con Fabio Fournier, que alguna vez se iba a batir en duelo con Otilio. No podía ir sin él siendo mi amigo. No debía ser desleal ni con uno ni con el otro. “Me quiso hacer daño, pero te digo que Otilio era honrado. Una vez yo llegué y no tenía plata ni para mandar a traer hielo”, cuenta don Mario, quien se ha puesto muy serio, como recordando algo que le duele, y su mirada ahora es distinta. Le pregunto si don Otilio era honradísimo, y me regaña. “¿Cómo? ¿Honradísimo? ¿Qué es eso? Se es honrado o no se es honrado. ´Honradísimo´ o ´muy honrado´ no se puede decir”. También quiero que me hable de Calderón Guardia, porque es extraño que si su papá es como un Dios, don Mario se le haya opuesto tanto al Doctor, siendo su canciller precisamente don Alberto Echandi. -Ya todo el mundo sabe lo que pasó con Calderón Guardia y con Teodoro. No hace falta que hablemos de eso. Le pregunto por Daniel Oduber. “Un día estábamos en la universidad Pepe, Daniel y yo. Después de la actividad, Beto Franco Cao me invitó a su casa. Cuando vamos caminando, veo a Daniel Oduber que viene detrás de mí. Me dice ´vamos 276
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a una cantina, a echarnos un trago´. Le digo ´nombre, no puedo, voy para donde Beto Franco´, y me dice, ´¿ah? Vamos. Yo soy íntimo amigo de él, te acompaño. “Daniel empezó a comer queso, parece que le encantaba y le ofrecí que le iba a mandar uno, le dije que uno muy bueno, amarillo, holandés o suizo. A los días me llama Beto Franco, que Daniel le había dicho que si yo estaba mal de la memoria, porque no le mandé el queso. Así que tuve que salir en carrera para mandárselo”. Le hablo de Vesco y de la relación que han hecho del tercer gobierno de Don Pepe y el gobierno de Daniel con el inicio de la corrupción en el país. “Uno es honrado o es ladrón. Mentira que otros le pasan a uno esas costumbres. Aquí le echan las culpas a Vesco, pero los culpables son otros. ¿Ustedes vieron el giro del día que me suspendieron? No lo cambié porque ese día no pude trabajar. La honradez vale más que cualquier cosa. ¿Para qué los voy a criticar? “No critico a los demás, porque me satisface saber que la gente no me puede criticar a mí. Claro, que en las encuestas de La Nación, se habla de todos los ex presidentes, pero no se me cita a mí. Estoy casi seguro que no van a publicar mi cumpleaños. Soy el decano de los ex presidentes, casi centenario, pero nunca me ponen. Creen que estoy muerto”.
Ex presidente por ex presidente Lo vuelvo a jalar a las preguntas. Le pido que me hable de Carazo. “No voté por Carazo, jamás. No era de mi partido. Siempre fue liberacionista. Se separó de su partido cuando no le sirvieron más ahí”. Sé que Don Mario fue muy amigo de José Joaquín Trejos. Se lo menciono. “Papá era como hermano del papá de él. Ellos llegaban a menudo a la casa de nosotros, cerca de la Estación al Pacífico. Nos veíamos como primos. Imagináte si le ayudé”. Y paso a preguntarle qué piensa de Oscar Arias. “Diay, pasó todo el tiempo afuera. Había que mandarle el cheque por avión, y se dejó la casa de la mujer… He sido muy amigo de su familia, y a él lo respeto, no lo critico, pero no me pidás más”. Le insisto en el tema. “Yo era muy amigo de la madre de Óscar, que era como hermana mía. Óscar Arias tiene una parentela muy honorable. Julio Sánchez era diputado del Camilo Rodríguez Chaverri
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partido de mi papá. No quería ir a la asamblea. Cuando mi papá lo llamó, le dijo: ´don Alberto, yo soy un hombre que siembra caña o café, no tengo estudios´. Papá le dijo, ´no, no, lo que necesito es que vaya a hablar como campesino, para que vea todo lo que tiene que defender como agricultor´. Al final, le contestó, ´no, don Alberto, cuando necesiten información sobre esos temas, que me llamen, pero si no, nada hago ahí, mejor no voy´. Y así fue: mandó al suplente “El papá de Arias también era amigo mío. Yo iba a tomarme unos tragos donde la mamá de él. Cuando ella murió, Óscar venia detrás del ataúd, y nadie iba a la par. Todos iban detrás de él, pero yo sí me le puse a la par, ¿qué es eso?” Le digo que si considera que Óscar Arias es el más culto de los políticos de Costa Rica. “Cuando uno llega a su casa tiene como cinco libros abiertos, pero yo no sé si los lee. Nunca he visto a un hombre leyendo cinco libros a la vez. Después uno va, a los días, y capaz que no ha pasado ni una sola página”. Le digo que si será Don Oscar Arias el próximo presidente. “Depende de quién pongan en la Unidad. Yo estaré con el de mi partido. Además, Monge es como hermano mío, y ellos están de enemigos”. Hábilmente sale de don Óscar, y no me permite preguntar más. El impulso de sus palabras toman nuevo rumbo. “Una vez nos invitó el embajador de Estados Unidos. También llegó Monge, nos pasaron al almuerzo, y estaban extrañados porque nos sentamos juntos. No sabían que éramos tan amigos. Nos pusieron separados, pero nosotros nos juntamos. Nos dice el embajador, ´no sabía que ustedes eran tan cordiales… Yo creía que eran enemigos a muerte. En Estados Unidos eso no se ve. ¿Qué pasa en Costa Rica?´. Luis Alberto me dijo, ´Mario, usted es el decano, permítame contestar primero: ´yo lo atacaba porque no lo conocía´”. “También contó la siguiente historia: ´un día llegó a la Asamblea Legislativa una partida de gastos confidenciales por 36 mil pesos. Yo puse a Cachimbal a atacarlo. En eso llega Fernando Lara Bustamante, y me dice, mire, don Luis Alberto, dice don Mario que está oyendo por radio a este señor que llaman ´Cachimbal´ insultándolo, que le manda en forma confid encial la razón de la partida: es para pagar unas operaciones de unas personas liberacionistas en una clínica, para el tiempo de la revolución, que nunca fueron saldadas. Si la mandaba con pelos y señales ustedes iban a creer que era como comprarlos. Por eso, la mandó como gasto confid encial´. 278
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“Y terminó don Luis Alberto diciendo, ´¡ay, qué cólera!, porque yo la estaba peleando para ver si después me daban esa plata para comprar una ambulancia que necesitan en Aserrí”. Paso al Junior Calderón y a Miguel Ángel. “No ve lo que dicen en ´La Purruja´. Lo tengo enmarcado allá, en la oficina, para que no se me olvide. Dice que me cuide de las compañías… ¿Cómo querés que hable de ellos?” Le replico que son sus amigos, por lo menos en público. “Lo son. Lo son”, me contesta con la cabeza. Después se queda como pensando, y suelta unas palabritas que no le quieren salir de la boca. “Hombre, pobrecito Calderón, la opinión pública dice, por medio de las encuestas que sólo un 1 por ciento votaría por él. Pobrecito. Y a Miguel Ángel lo han cuestionado mucho. ¿Cómo es posible que no lo llamen a la Asamblea Legislativa para no perjudicarlo en su carrera por la OEA? ¿Pero en qué país vivimos? No lo llaman para no perjudicarlo. No te digo yo…”. Se sirve su segundo trago. Le pregunto qué piensa de Jose María Figueres. “Lo que pienso es que su gobierno no fue el gobierno de un Figueres, fue el gobierno de un Olsen. Son dos cosas distintas”. Hemos llegado hasta don Abel. Le menciono al presidente. “Soy muy amigo de Abel, pero es de esos amigos que no me llaman nunca. Debe ser porque una vez que me llamó, le llevé un puño de frijoles y él es diabético y no pudo comer. Esa vez fue muy gentil. Él salió a recogerme y me abrió el portón. “Con Abel cultivé mucha amistad porque él tiene una finca en Esparza. Cuando yo venía de Puntarenas, pasaba a una bomba a echar gasolina, y a veces él estaba en esa bomba. Muchas veces me invitó a su finca. Fui muchas veces. Nos sentábamos a hablar. Así fue que nos hicimos muy amigos”.
Para adelante Le pregunto que si Ottón Solís se le parece a Jorge Volio, en su forma de ser y en las circunstancias que le han tocado. “Ottón es difícil. Ya demostró que dice una cosa y hace otra. Lo que dijeron de él y la Caja del Seguro Social y los préstamos en El General me parece que no quedó muy claro. Es un hombre muy inteligente, pero no me parece consistente”.
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Entre bocas, un queso amarillo y el maní que le hemos robado a las ardillas, le pregunto cuáles considera que son los principales problemas del país. -El exceso de la prensa, –contesta de inmediato– “La prensa cree que puede gobernar. Todos los días es una cuestionadera del carajo, que si el presidente tiene diabetes, que si va para afuera, que si va a quitar un ministro. No lo dejan en paz. “Antes mandaba el presidente. Ahora se nota todos los días que la prensa quiere gobernar. Me imagino que creen que atacando y atacando al presidente venden mucho. Lo que es evidente es que, por lo menos, venden muchos anuncios. Por eso ya no leo ´La Nación´. Aparte de jorobar al presidente, sólo tienen en ´La Nación´ a un grupo de sabios que generalmente escriben mucho sobre grandes temas. Son supuestos pensadores, pero lo que hacen es repetir lo que leyeron en libros. No tienen ideas propias”. Le pregunto si ya no lee periódicos en general. “Leo La Extra. Es un periódico atractivo. Leo La Extra todas las noches, antes de dormir. Para mí es el mejor periódico que hay en el país, mejor que La Prensa Libre, incluso. Yo gozo mucho leyéndola”. Le insisto si de verdad le gusta leer o ya casi no. “A ratos leo. ¿Cómo no? El día es muy largo. Mis días tienen como catorce horas. ¿Cómo no voy a leer? Si no leyera me aburriría mucho”. Nos ponemos de pie, pero faltará una hora para salir de su casa, porque nos invita a conocer su habitación y la de Doña Olga, pues la conserva intacta. Vamos hasta su cuarto. Ha sido una bendición haber invitado a Alba Luz, pues don Mario está encantado mostrándole sus camisas, sus guayaberas, sus zapatos y sus sacos. Mientras tanto, le echo un vistazo a todo. Tiene una foto de su mamá, doña Pepa Jiménez de Echandi, y en su mesa de noche efectivamente está ´Diario Extra´ de unas dos semanas. Me acerco y paso los periódicos. Los conserva en orden, casi por fechas. -Para que veás que no te estaba mintiendo. Es el único periódico que leo. El señor ya no quiere prestarme atención a mí. Le muestra a Alba Luz decenas de sombreros que ha comprado en diversos países. “Así como manejo mi ropa, tengo que manejar todo. Yo manejo por todo lado solo, y ando a pie por donde quiera. Nadie me acompaña. A Puntarenas voy siempre, porque 280
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le pedí a papá que dejara separado lo mío de lo de mis hermanos. La razón es que yo tenía muy claro que Don Pepe no me quería. Entonces, si tenía que irme a Estados Unidos, como no manejo el idioma, debía tener todo lo mío aparte, por si tenía que vender algo para mantenerme allá. “Tengo una manzana en el centro de Puntarenas. Pago todos los impuestos con lo que me producen esos alquileres. Voy a pagar una sola vez al año, porque aquí es complicado pagar impuestos. Hacen todo para que uno no pague. Y no me gusta hacer tantas filas… “Le alquilo a los bancos. Ahí están el Banco Nacional, el Banco San José y el Banco Crédito Agrícola de Cartago. El último lote que me queda es el que quiere el Banex. Vamos a ver qué pasa. Ahí hay una zapatería, una licorera… Calle por medio está el mercado, y en la esquina opuesta está el parque. Lo administro todo yo solo”. Le pregunto que por qué no busca ayuda. “Diay, con quién voy a contar. Hasta el perrillo se me murió. Álvaro, un sobrino mío, es el único que me ayuda…”. A la par de los ejemplares de ´Diario Extra´, tiene la biografía de un ex presidente de Singapur; el libro ´Los grandes perdedores´, de Eduardo Oconitrillo, y un libro de memorias de su amigo Óscar Saborío. En la última ocasión que vine a una celebración de su cumpleaños, que he ido a varias, a ver si hacía puntos para esta entrevista, vi a don Mariano Zúñiga, un gran pionero de la producción bananera. Le pregunto por él. “Mariano Zúñiga es uno de mis amigos más cercanos desde hace muchos años. Él ha hecho historia en el banano, y yo tuve 500 manzanas en Guápiles. “Una vez, le traje a Mariano unos portaviandas de Estados Unidos, para cuando anduviera en las fincas. También me traje uno para mí. Yo voy a Puntarenas, y llevo todo en mi portaviandas. No como en ningún lugar no porque sea delicado, sino porque en todo lado le ponen ajo y cebolla a la comida. Además, curiosamente yo le pongo mucha sal a la comida. Una vez el doctor Jaime Gutiérrez Góngora, que ha sido tan amigo mío, me regañó, y le dije ´vea qué curioso, el perro y el gato comen carne, y no chupan sal, en cambio las vacas y los caballos, que no comen carne, como yo, tienen que comer sal. Así que si querés me decís caballo, pero dejame en paz”.
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Él contesta sin verme, entretenido revolcando los armarios para mostrarle de todo a Alba Luz. Entre los sombreros hay uno que dice RCG. Nos dice que adivinemos de quién es… -Aquí dice RCG porque su dueño era Rafael Ángel Calderón Guardia. No me deja ni siquiera preguntarle cómo fue a dar ese sombrero a su casa. Nos lleva al cuarto de su esposa. Cualquiera juraría que ella vive, pues todo está en un orden muy femenino. Ella pasó muchos años muy enferma, como él nos cuenta, por lo que él le acondicionó una habitación especial y un baño. Abre los armarios para que veamos cientos de vestidos de su esposa, ordenados intachablemente. Luego, se acuerda de un detalle y nos devuelve hasta su baño. Ahí nos muestra un agregado que hizo en uno de los vértices, en uno de los puntos donde se encuentran dos paredes. Es una especie de gradita para sentarse. -Yo inventé esta gradita en el baño. Es la única manera de lavarse uno los pies sin peligro. Uno se sienta ahí y se lava con calma. También tiene grandes armarios con cientos de paños, de sábanas y de colchas. Más allá, en otro de los armarios, tienen decenas de manteles y de servilletas de tela. Al lado de las habitaciones, hay como una salita de estar. Ahí, don Mario nos muestra dos pequeñas bóvedas de madera. -Socorro y otra señora trabajaron conmigo toda la vida. Ahora sólo me queda Socorro, porque la otra ya se me murió. Hace mucho tiempo yo decidí que le iba a pagar a cada una 500 mil colones por mes. Se lo merecen. Como ellas nunca han andado mucho en la calle, porque son muy hogareñas y sencillas, le dije a cada una que estas gavetas que son como dos bóvedas eran para que ellas tuvieran la platita. A cada una le di su llave, y sólo ellas podían abrir. “Cuando murió, la otra señora, vino el hijo. Yo le di la llave a él y fue quien abrió. Casi se desmaya cuando se dio cuenta que su mamá tenía ahí veinte millones de colones guardados”. Soñé con esta entrevista durante año y medio, y me costó dos semanas trasladarla del casete a la computadora y editarla. He terminado muy agradecido con Dios por la oportunidad de entrevistar al decano de nuestros ex presidentes, y muy feliz de poder asombrarme con una figura fundamental en la
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historia patria y un personaje clave para entender la forma de ser del pueblo costarricense. Mientras nos despide en la puerta, a cada uno con un paño blanco que nos regaló después de confesarnos que cada vez que viaja se roba los pañitos de los hoteles, miro hacia atrás. Allá, en el patio, esperan a don Mario las dieciséis ardillas. Salimos como en el aire. El tiempo no es lineal. Esta tarde de anécdotas y recuerdos de don Mario Echandi vale por muchas. Mientras camino al carro sonrío, y un suspiro me anuncia que mucho de lo que viví en la casa del ex presidente es más grande que las palabras, y no habrá manera de explicarlo. Ojalá que no sea así. Ojo, mayo 2004
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Gloria Bejarano
La primera dama de la política
No más entrando a su casa, se siente la calidez, el cariño, la cercanía con la gente. No es algo que se aparente. Es algo que se vive en esta casa. No importa quién entre, sus hijos abren la puerta. Todos son cordiales, todas son encantadoras y serviciales. Uno entra a esa casa como si la conociera de siempre de lo bien que lo tratan. Me siento en la oficina de don Rafael Ángel Calderón Fournier a esperar a su esposa, que es mucho más que la esposa de un ex presidente. Espero a la fundadora del Museo de los Niños; a la mujer que fue capaz de convertir los restos de una cárcel en un espacio de luz, en un puente entre los niños y los sueños, en un sitio donde el juego, la magia y el conocimiento se conocen y se guiñan un ojo. Espero unos minutos, mientras aparece doña Gloria Bejarano de Calderón, quizás la primera mujer que llega al lado de su marido siendo ella misma una política. Porque jamás se podrá decir que es, simplemente, la esposa de un ex presidente. Mientras tanto, miro la oficina. Hay un caballo fuerte y brioso, sobre la mesita que está entre los sillones y el gran escritorio que perteneció al Doctor Calderón Guardia. En un extremo de la pared que me queda a la espalda hay una foto de una jovencita que luego pregunto y resulta ser ella en su boda, pero que de entrada juraría que es su hija Gabriela. En el otro extremo hay una foto de la mamá de don Rafael Ángel, doña Rosarito Fournier de Calderón (qdDg). No más entrando acomoda el sillón, me ofrece algo de tomar, pero descubre que su hija Gloria, la artista de las fotos, ya pasó con su calor humano por el lugar. Porque cuando me 284
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abrió la puerta Gloria Calderón, la mayor de sus hijas, sentí que su sonrisa aumentaba la temperatura del ambiente. Eso le pasa a todos en su casa. Una vez que acomoda los cojines de los sillones, se sienta, y empieza a hablar. Desde ese momento, sólo me detengo para decir uno que otro monosílabo, pues ella siempre sabe en lo que está y a lo que viene. Gloria Bejarano Almada nació el 5 de febrero de 1952 en la Ciudad de México, en el Hospital Español. “El Almada es de origen portugués. Un pueblo que está a la par de Lisboa se llama Almada. Cuando el atentado contra las Torres Gemelas íbamos a ir a ese pueblo, justamente 15 días después, pero pensé, ´¿qué necesidad tiene uno para ponerse en peligro? Y el viaje se canceló así que sigo con la ilusión de conocer Almada.´ “Mi mamá Gloria Almada de los Ríos, falleció hace 23 años. Mi abuela Laura de los Ríos Escobar casada con mi abuelo, Pedro Jorge Almada Felix. Originario de Sonora, de donde salieron muchos revolucionarios, entre ellos el General Obregón y los hermanos Madero. Casi todos los Revolucionarios nacieron en el norte: Pancho Villa, don Venustiano Carranza y muchos mas protagonistas de la historia. “La familia Almada tenía una hacienda en Los Álamos, de donde sale huyendo mi abuelo materno a los 14 años de edad. Como era una familia conocida lo agarraron y lo devolvieron a la hacienda. A los 16 años logra su cometido, pues tomó una vaca, la vendió y con esa plata tomó camino. “Sentía que la vida del campo no era para él, que necesitaba otro tipo de vida. En esa época, en el siglo XIX, andaban recogiendo muchachos para la leva como se decía cuando los enlistaban en el ejército y el no fue la excepción. Entra así, de soldado raso, a la milicia. El abuelo era impresionante: un autodidacta que llega a ser General de División del ejército mexicano, su biblioteca contenía cientos de volúmenes de obras de la literatura mundial. Fue hombre de confianza de varios presidentes, con los que peleó en la Revolución Mexicana, como el General Obregón . “Mi abuelo conoce a mi abuela, en el puerto de Mazatlán en el Estado de Sinaloa y causalmente la mamá de mi papá también era sinaloense, de Culiacán. “Mi abuelo Jesús Bejarano era de Morelos y conoce a mi abuela Carmen en una de sus salidas del convento en que había sido internada a la muerte de su madre. Cada Estado Camilo Rodríguez Chaverri
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tiene su propia cultura, su comida, sus costumbres, tal vez por eso he sido muy abierta a aceptar la diversidad cultural y a disfrutarla. “En mi vida hay muchas influencias importantes: pero la presencia de mis abuelos maternos, concretamente la de mi abuela fue especial. El General era un hombre alto, de cabeza blanca, con una gran presencia; era impresionante verlo vestido de con su uniforme militar. Mi abuela, por su parte, era una mujer adelantada a su época, alegre, sin perjuicios o de mente muy abierta. No andaba con mojigaterías y no le ponía peros a la vida. Igual iba al cine a ver vaqueros que al teatro a ver la ópera, o nos llevaba a un musical. “Mi abuela Laura era una mujer única que a pesar de que murió a los 96 años, nunca la vi como una mujer vieja. Nos transmitió sus experiencias y enseñanzas. Una mujer llena de sabiduría que la vida le había deparado muchas vivencias y sufrió en carne propia la Revolución Mexicana, a la par de un militar que arriesgó su vida por darle a su pueblo una mayor justicia y democracia. “Recuerdo como nos sentaba a Lourdes, mi hermana, y a mí, y nos hablaba de las batallas en las que participó mi abuelo como cuando defendió a la capital desde Xochimilco, de las hambres que habían pasado cuando sitiaron Mazatlán, de los horrores de la guerra fratricida, de los enfrentamientos entre Obregonistas y Zapatistas. Estuvo a la par del poder y supo siempre mantener su sencillez. Un día me dijo ´mire, mi hijita, aprenda que el mundo es redondo, unas veces está uno arriba, otras veces está uno abajo, uno no puede ser diferente, ni dejarse llevar por el poder, pues todo termina. “La influencia de ellos dos está viva en mí; su presencia, su patriotismo, su amor por México. De mi abuelo, que era un patriota, aprendí a amar a México y a respetar sus símbolos, sus tradiciones y valores. Recuerdo como hoy que, a pesar de que había perdido una pierna, cada vez que escuchaba el himno nacional, se ponía de pie, en posición de firmes. Un día me miró mientras tocaban el himno y me dijo: ‘ prométame, que siempre que escuche el himno de México, se va a poner de pie, no importa donde esté y que además, cuando escuche el himno de otra nación hará lo mismo, pues si quiere respeto para su país, tiene que darlo a otras naciones’. Y hasta la fecha, cada vez que escucho un himno, recuerdo al abuelo y me levanto. “Todas esas enseñanzas junto con su ejemplo son tal vez la mejor herencia, porque me enseñaron a valorar mis raíces y a 286
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estar orgullosa de ellas. Por ellos es que tengo un gran respeto por la gente mayor, son las personas que lo forman a uno”. Se le mojan los ojos a doña Gloria. Lo ha ido contando todo de un tirón. Respira un momento. Sonríe con los ojos, y cuando la sonrisa llega a buen puerto, entonces se confunde de nuevo en medio de sus palabras.
La sangre en la conciencia “El hermano de mi mamá murió muy joven así que fuimos los únicos nietos, por lo que tuvimos mucha cercanía con los abuelos maternos. En cambio, por parte de mi papá, eran doce hermanos: ¡doce tíos y unos cincuenta primos hermanos! “Además, tras la muerte de mi abuelo el General vivimos con mi abuela, lo que era maravilloso pues cada vez que mis padres salían de viaje quedábamos con ella, y nos llevaba a los museos, al cine, al teatro, a comer fuera. “Mis padres fueron siempre muy dados a hacer relaciones muy fraternas con mucha gente y por eso mis hermanos y yo nos vimos rodeados de una buena cantidad de tíos postizos, que aunque no tenían ligamen sanguíneo eran tan queridos como si fueran parientes. “Por ejemplo, le digo ´tío´ a todos los compañeros de la escuela de Medicina de mi papá, quienes después de concluir sus estudios, regresaron a sus Estados a ejercer su profesión, incluso algunos que provenían del exterior regresaron a sus países de origen. Cuál no sería mi sorpresa que cuando llegué a Costa Rica conocí al doctor Constantino Urcuyo, casado con una prima de mi suegra, y aunque el era de origen nicaragüense se había quedado a residir aquí. El había sido compañero de mi padre durante toda su carrera y no se habían vuelto a ver desde la Universidad. “Con el resto de los compañeros nos veíamos al menos una vez al año, pues organizaban un paseo a algún estado de la República. Los anfitriones y organizadores eran los médicos que vivían en esa ciudad. Así conocí gran parte de México, gracias a estas excursiones en que íbamos todos. Hubo reuniones en que llegábamos más de 300 personas. Comprenderá que era imposible aprenderse los nombres de todos los doctores, con el agravante que entre ellos seguían usando los apodos de la universidad, así que optamos por adoptarlos a todos como tíos.
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“Fue una experiencia muy linda y enriquecedora. Muchos tuvieron cargos importantes como gobernadores o ministros, otros dedicados de lleno a su profesión así que se hablaba de cosas muy variadas. Para mi fue una extensión mas de mi familia y hasta la fecha guardo un gran cariño por todos ellos. “Mi papá, Armando León Bejarano Valadez, nació un 11 de abril de 1916, tiene 88 años y nació para ser médico. Me contaban mi abuela y su hermano mayor, Emilio que mi papá desde siempre quiso ser médico y su vocación se manifestó desde muy temprana edad. En su época fue considerado como uno de los mejores ortopedista de México, fundador de la Sociedad Latinoamericana de Ortopedia, y de la Medicina Deportiva en México entre otras organizaciones. Recientemente lo han declarado Caballero de la Ortopedia, y tiene un lugar en la historia de la medicina, por su aporte en especial en el campo de la polio. “Marco Antonio murió de polio antes de cumplir los cinco años, unos 4 meses antes de nacer yo. Ese hecho nos marco a todos de por vida, en especial a mí, que vine al mundo con el sufrimiento de mi madre. Su angustia debió de ser terrible y por supuesto yo la absorbí y me contaban que los primeros meses lloraba mucho. “Mi papá, por su parte me decía que si no hubiera sido por mi, no sabe qué hubieran hecho. Fue interesante que la presencia de Marco siempre se mantuvo en casa, se hablaban de lo que hacía Marco, de lo que le gustaba a Marco. Era como si simplemente estuviera en otra parte. Un cuadro de Marco Antonio, pintado por la hermana mayor de mi papá, presidió siempre la oficina de mi papá, sentado en el césped con una mirada muy dulce y plácida. “En total fuimos 5 hermanos pero Jorge había nacido antes de tiempo, falleció casi al nacer, el tercero es Armando. Y después de mi llegó Lourdes, la menor de todos los hermanos”.
Su papá y su mamá “La oficina de la casa de mi papá era lo máximo, ahí estaban todos sus hobbies, libros interesantísimo, cámaras de cine, y objetos rarísimos como un arco con sus flechas de los indios tarahumaras. Pero no solo ese cuarto era interesante en casa, la biblioteca del abuelo era fascinante, además de libros antiquísimos, podíamos ver la colección de armas, sus sables, sus uniformes, y sus recuerdos. 288
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“Mi papá era muy como el doctor Calderón: no le cobraba a la gente humilde. Entonces, la gente agradecida y en Navidad, le regalaban guajolotes vivos, ´guajolotes´ muertos, cochinos, gallinas, bolígrafos, adornos, de todo. El tenía un modo muy lindo con los enfermos y al estilo de antes, también atendía en la casa; los domingos no era extraño que llegaran deportistas quebrados, del fútbol americano del Politécnico y de la UNAM. Ya sabía yo qué hacer: empapelaba con papel periódico el piso de la sala, traía un balde con agua, las vendas de yeso y le asistía en la enyesada. Así como suena de sencillo. Todo esto ayudó a construir una relación muy linda con mi papá. Entre semana, llegaba a la casa a comerse el postre antes de ir a su consultorio, y en oportunidades operaba en el Hospital Moctezuma que quedaba a la par de casa, en la avenida Chapultepec. Ya a los 9 años yo me metía a la sala, perfectamente uniformada a ver las operaciones y me sentaba en una esquina a verlo trabajar: era algo fabuloso, casi mágico. La ortopedia es como la carpintería de la medicina y las operaciones era espectaculares. “Mi padre sin saberlo, fue un precursor de la enseñanza audiovisual. Allá por los años 60 filmaba sus operaciones con una cámara de 16 milímetros. Después construía con láminas de plástico de colores imágenes de fracturas, dibujaba los huesos, filmaba las láminas y editaba las películas. Ya en clase presentaba a los estudiantes la filmación con las diferentes fracturas y técnicas, para que ellos pudieran apreciar mejor la cirugía. “La cátedra de mi papá era apreciadísima, a pesar de que era el maestro más estricto. Los obligaba a ir uniformados de blanco con corbata negra, y a ellas vestidas con la falda a la rodilla, convencido de que un paciente tiene que sentir respeto por la persona que lo está tratando y viceversa. “Mi mamá por su parte fue una niña muy chineada por mi abuelo, que la dejó estudiar comercio pero nunca la dejó trabajar, simplemente porque no se usaba. Ella era una persona llena de vida, una mujer sumamente alegre, intuitiva e inteligente. La gente le encantaba estar con ella pues se sentían bien de compartir su charla amena. Tenía la habilidad y el don de encontrar en los demás sus cualidades y hacerlos sentir bien. Pero su mejor cualidad, creo, fue que nunca la escuché hablar mal de alguien. “Yo soy sumamente dispersa. El déficit atencional corre en la familia y eso lo heredé de mi mamá, quien se perdía Camilo Rodríguez Chaverri
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a la vuelta de la esquina. Entonces creíamos que era solo distracción, ahora sabemos que simplemente tenía DA. Una vez llegó a casa y le dijo a mi papá, Armando, aquí está el tiquete del carro, lo dejé en algún parqueo cerca del Zócalo, y hubo que salir a buscar el carro por todo el centro de la ciudad. “Si pensamos en mi abuelo, que se escapó a los 16 años, podemos deducir que también era un hiperactivo. Así que con él, mi mamá y después yo, no es raro que dos de mis hijos también tenga un déficit terrible. Pero por dicha no solo heredaron eso sino su buen corazón y su calidad humana. “Tal vez una de las cosas más lindas de mi mamá es que siempre estaba dispuesta a ayudar y tenía un sentido de adaptabilidad notable. Se sentía igual de bien con el rey de España que en una casa humilde. “Mi mamá era una mujer que transmitía felicidad y simpatía; la recuerdo siempre como una mujer llena de alegría, de paz y de Dios. Si uno cree en la reencarnación, era de la gente que tenía muchas etapas superadas. Su alegría de vivir era contagiosa y la caracterizaba su facilidad para contar cuentos y chiles con gran simpatía. “Tanto mi papá como mi mamá nos fomentaron el servicio voluntario. Cuando mi papá era Jefe de Enseñanza del Centro Medico Nacional, nos llevaban al departamento de niños quemados, donde repartíamos libros de cuentos y juguetes.. “En diciembre, mi mamá compraba pacas de suéteres de todos los tamaños. Se ponía a repartirlos a todo cuanto llegara a tocarle la puerta, había días que se hacia fila en la calle, niños, mujeres y ancianos. Me decía que nada le angustiaba más que la gente pasara frío o hambre. Por eso, además de los suéteres, repartía cobijas, paquetes de comida y material para cuando entraban los niños a la escuela. “Cuando fue Primera Dama del Estado de Morelos trabajó incansablemente por los niños, la mujeres y los ancianos y cuando murió, al paso del cortejo fúnebre desde Cuernavaca hasta el limite del Estado de Morelos, la gente salió a tirar flores a su paso. Su nombre está escrito con letras de oro en el recinto de la Cámara de Diputados del Estado de Morelos, como homenaje a su dedicación y amor por su pueblo”.
Hiperactiva “Toda mi vida de soltera la viví en el Distrito Federal. Los Calderón Fournier llegaron a vivir muy cerca de mi 290
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casa cuando Rafael tenía tres meses de edad, en la Avenida Chapultepec 509; la casa de mis abuelos quedaba en la misma cuadra, en el 494. “En el medio sólo había el Hospital Moctezuma y un edificio. Ellos vivían en un apartamento pequeño y pobre. No tenían jardín y en su lugar, al frente del edificio, había un lote de carros. La casa de mis abuelos en cambio, era una casa muy grande, de estilo francés, construida allá por 1920. Estaba rodeada de un jardín enorme, con un patio atrás y grandes salones. “Mi hermano Armando y Rafael se hicieron amigos desde pequeños. A Rafael lo llevaban a asolear por la acera y acabó jugando en el jardín de mis abuelos con mis hermanos. Cuando murió Marco, Armando se quedó muy solo y Rafael se convirtió en su mejor amigo. Unos meses después Rafael me fue a conocer a la cuna. “Mi infancia estuvo llena de experiencias interesantes, con una vida familiar muy intensa. No sé si era igual en todas partes, pero nuestra máxima diversión era que los domingos mi mamá alistara un baúl verde con platos, cubiertos y vasos, pasábamos a comprar unos pollos, y nos íbamos al primer potrero que encontráramos en la carretera. “A mis padres les encantaba llevarnos al cine y como les gustaba la temporada de zarzuela no faltábamos cada año. Íbamos al Holiday on Ice, al circo, al teatro, siempre juntos. Nos llevaban mucho a Cuernavaca, a pasar vacaciones; lo mismo que a Acapulco. Siempre fueron paseos muy tranquilos y familiares en los que mi nana Irene era fundamental. La Nana era una indita oaxaqueña con un carácter endemoniado y como yo era muy latosa, le hice ver su suerte a la pobre. “Reconozco que era demasiado inquieta y estuve a punto de morir en varias oportunidades. Una vez en Acapulco, me tiré al mar mientras mi papá sacaba las cosas del carro. Mi hermano vio que me estaba ahogando y se me tiró tras de mi para salvarme, y mi mamá atrás de Armando. Al final, se metieron mi papá y dos salvavidas que fueron los que nos salvaron de morir ahogados. “Logré sobrevivir a mis travesuras no sé cómo. Caí de un árbol y quedé paralizada al caer de pie, logré recuperar el habla y todos mis movimientos, minutos después pero fue un momento de angustia en que me vi paralítica para el resto de mi vida. Una experiencia verdaderamente aterradora que me enseñó muy temprano lo frágil que es la vida.
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“Los domingos me levantaba temprano, en silencio para no despertar a mi hermana y cuando mi papá se montaba en el carro para irse al rancho ahí estaba yo. Llegábamos a la Asociación de Charros clareando el sol, ensillábamos los caballos, y nos íbamos por los cerros los dos solos. Me encantaba ir a montar con mi papá, pues aprovechábamos para comentar los libros que leía y hablábamos de mil cosas, de mis enredos en la escuela, de mis travesuras y hasta de los novios. Tenía una energía desbordante que no sabían como canalizar en aquella época. Toqué piano, toqué acordeón… Estuve en ballet, en baile regional, en baile español, en baile hawaiano. Fui aprendiz de todo, y especialista de nada, porque nadie entendía de déficit y a mi simplemente me aburrían las cosas una vez que sabía que podía hacerlas. “Cursé la primaria y el High School en el Oxford Tutoring Academy, y un ultimo año de bachillerato en el Margarita de Escocia. “Pero mi colegio fue el Oxford; era una escuela de corte inglés, muy rígida, estricta, con muchas limitaciones y gran disciplina. La directora daba una orden y un castigo, y nunca se retractaba. “Una vez dado el castigo, no había nada que hacer. Recuerdo cuando me pusieron un cero en conducta, que curiosamente en esa oportunidad no merecía; ni siquiera estaba en el lugar de los hechos. Todo se aclaró, mi inocencia se probó, pero el castigo se quedó. “Sin embargo, es la escuela la que me logra estructurar y tal vez esa rigidez era lo necesitaba para infundirme seguridad; debo reconocer que me sentía bien sabiendo cuales eran los limites y mejor aún cuando trataba de retar a la autoridad! Todas características típicas de mi condición deficitaria. Sin embargo, el sistema educativo era muy fuerte, poderme concentrar era sumamente difícil, y mas aún aprender de memoria cientos de textos, fechas y poemas. “Hasta la fecha creo que el sistema educativo atenta contra las personas que tenemos DA. El sistema era y es muy injusto. Pocos maestros entienden de esta condición y consideran que simplemente los niños son irresponsables y latosos. “En primer grado no podía seguir un dictado, y en lugar de llamarme aparte, la maestra me ridiculizó. A partir de ahí me convertí en alguien retraída, no podía leer en público. Si me ponían a leer, las letras salían corriendo de la hoja. En segundo grado la maestra dio el primer diagnostico de lo que 292
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podía ser mi déficit, comentándole a mi madre que mi mente volaba de una mosca a una nube, y no me concentraba. Yo trataba pero simplemente no podía. Era muy difícil para mi permanecer inmóvil por horas, sentada tras un pupitre con los brazos cruzados, teniendo que poner atención a una pizarra. Llegaba a la casa y lo único que hacía era patinar alrededor de la casa. Tenía que sacar toda esa energía acumulada. “Durante la secundaria desarrollamos una relación muy interesante con los seminaristas del Filosofado de los Jesuitas que quedaba al frente del Oxford. “A pesar de no ser una escuela religiosa, teníamos clases de religión; dos de las maestras de religión llevaban cursos de teología en el seminario y nos abrieron la oportunidad de pensar y discutir sobre muchos temas religiosos en las reuniones que teníamos con los jóvenes jesuitas. Además con ellos hacíamos misas campestres, retiros, tertulias y trabajo social. Para mi los Jesuitas son brillantes y sus enseñanza representaron una gran influencia y una escuela social en mi juventud. “Del Colegio, además de magníficos recuerdos y enseñanzas, me quedó la amistad con cinco de mis compañeras con quienes hoy en día, a pesar de la distancia y el tiempo, seguimos cultivando y disfrutando. Una vive en Holanda, la otra en Londres, la otra en México y otra vive aquí, en Costa Rica, con nosotros. “Por ultimo llegué a la Universidad Iberoamericana, de jesuitas por supuesto. Pero estando en la universidad decidimos casarnos. Estudiaba Ciencias y Técnicas de la Comunicación. Carrera que me gusta, me gusta muchísimo. Nada me hubiera gustado más que terminar mi carrera, pero uno tiene que aceptar que toda decisión tiene costos y uno debe estar seguro de querer pagarlos. Además, las decisiones traen consigo nuevas oportunidades y metas por alcanzar. “Me encanta el cine y leer, la lectura es una fuente de conocimiento impresionante pero es importante la estructuración de una carrera universitaria y verse expuesto al análisis y la reflexión del conocimiento, dentro de las aulas. Tal vez algún día ...”.
Indicios del encuentro “Nos casamos cuando yo acababa de cumplir 20 años, y él tenía 23. Fuimos novios sólo diez meses. Nos conocíamos de toda la vida. Aún así, me pegué un gran susto. La idea Camilo Rodríguez Chaverri
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de casarnos nació de él. Me llegó a hablar y me propuso matrimonio. “Estábamos en octubre, y yo pensé que sería a un año plazo, en octubre del año siguiente, pero él no quería en octubre, ¡quería en febrero!. Toda la vida estuve enamorada de Rafael. De chiquita me encantaba, pero Armando me dijo, ´si molestas a mi amigo, te las verás conmigo`, así que mas bien establecimos una relación de amistad y hermandad. “Primero hablamos con mi mamá, y después, en la noche, hablamos con mi papá. Rafael no tuvo ni que empezar a hablar, porque apenas comenzando, mi papá le dijo, ´ Rafaelito, no te voy a poner en dificultades, Gloria no puede encontrar un mejor hombre. Yo te vi crecer, te conocemos y te queremos´. Yo, por dentro decía, ´¡ese no es el discurso, papá!´, no sé porque me imaginaba que él nos iba a sugerir que esperáramos un poquito. “Me asusté tanto, tanto, sobre todo cuando me di cuenta que yo dejaba todo. Tenía 19 años. Venía a un lugar que no conocía, y posiblemente no iba a volver nunca más a México. Estaba cambiando seis amores, mis padres, mis hermanos, mi abuela, mi país, mis estudios y mi vida, para venirme sola, con Rafael. “No sabía nada de Costa Rica. Tenía una información muy leve a través de mis amigos, los Calderón, pero nada más. “Empecé a bajar peso. Estaba agobiaba, y Rafael se asustó. Mi papá, que me conocía muy bien, me habló y me dijo, ´Nadie te está obligando a casarte. Si no quieres, no te cases. Nada más piensa que no vas a encontrar a otro muchacho como Rafael. Pero si te vas, vas a dejar a México atrás, incluso, algún día por respeto al pueblo de tu marido y sus aspiraciones, perderás tu nacionalidad. Pero eso lo decidirás tú en su momento. “Para los mexicanos, que somos tan nacionalistas, el tema de la nacionalidad es algo muy importante. Mi familia pudo haber venido de España o de Portugal, pero me siento identific ada con la raza india de México. El sólo hecho de pensar que tenía que cambiar mi nacionalidad era muy difícil. Mi papá me ayudó al quitarme ese peso de encima, porque me dijo que si me cambiaba de nacionalidad no lo ofendía a él ni ofendía a mi abuelo. Eso me tranquilizó muchísimo”. Agregó que de aceptar, Costa Rica sería mi tierra y los ticos mi gente. Y aquí estoy”.
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Su nuevo país “Me vine sin conocer Costa Rica. Rafael era abogado de la KLM aquí, nos regalaron los tiquetes y estuvimos dos semanas en Europa. Después, pasamos a México, tomé mis cosas, me despedí de mi familia y me vine. “Venía con una gran ilusión, y un gran deseo de adaptarme. Quería conocer a la gente, y quería ser parte de este país. Yo había decidido que ésta iba a ser mi casa. “No tenía claro si Rafael iba a ser presidente, pero poco después de llegar me di cuenta de lo que realmente signific aba la familia Calderón, y la misión que se había impuesto Rafael o que le habían impuesto. La gente lo vio como la persona que iba a reivindicar, ante la historia, un movimiento político. “Cuando llegamos, empiezo a recorrer el país muy pronto. La primera gira fue en Liberia. Nos tenían una carne asada en una gran potrero. “Rafael era directivo de la Caja en ese entonces. Yo prácticamente no conocía a nadie, pero adonde él iba yo iba. Me empezó a llamar muchísimo la atención la idolatría que la gente tenía por el Doctor, velaban su imagen y le rezaban. La gente se acercaba y tocaba a Rafael. ”Una vez una señora lo tocó en el brazo, y se volteó y me dijo, ´ya me puedo morir tranquila, ya conocí al hijo del Doctor. Mi hijita, ¿cómo no lo voy a querer si la única muñeca que me regalaron, me la regaló el Doctor, que además me curó y no cobró nada?´. “Yo recordaba al doctor Calderón Guardia como un señor extraordinariamente elegante, que era muy deferente, educado y fino, el prototipo del caballero. Cuando iba a su casa, me sentaba a su derecha y me trataba con mucho cariño. Él murió en el 70 y nos hicimos novios después de su fallecimiento. Rafael Ángel sufrió mucho con la muerte de su papá: me imagino que lo agobiaba, aparte, el hecho de haber quedado, solo con 21 años, como sostén de su madre y dos hermanas menores. Era flaco, alto y con unos grandes ojos verdes. Doña Rosarito llamó a mi mamá por esa época para mandarlo unos días a ver si se recuperaba en México. “Después de esa visita regresó una vez mas en Semana Santa, y nos fuimos para Acapulco. Ahí se desarrolló todo el noviazgo. Yo lo veía muy raro al principio. Sólo conmigo quería bailar, jugar boliche y era mi compañero en todo. Pero nada es perfecto, mi hermano se quería regresar antes, y Rafael se vino con él de Acapulco el viernes. Es tan caballeroso Camilo Rodríguez Chaverri
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que no podía permitir que su amigo se regresara solo. Fue mi hermana Lourdes la que inventó que nos regresáramos el sábado, en lugar del domingo porque según ella, algo traía Rafael entre manos. Ese sábado era Sábado de Gloria, así que propusimos pasar mi santo en México. Esa noche ya en la capital Rafael me tenía una serenata con mariachis. Al día siguiente se me declaró en el teatro, y el lunes regreso a Costa Rica. ” Le conté a mi mamá rápidamente después del teatro que Rafael se me había declarado, y que había aceptado. No puedo olvidar su sorpresa y su comentario muy acorde a la época: ´¿Cómo?, pero primero se dice que uno lo va a pensar. Yo le contesté simplemente ‘Mamá, se va mañana, no hay tiempo para esos formalismos’. Nos casamos un 25 de febrero de 1972 en la Iglesia de San Agustín de la ciudad de México”.
En política “Por ese tiempo, en el partido estaban de precandidatos don Guillermo Villalobos Arce, don Óscar Barahona Streber, don Fernando Trejos Escalante y don Fernando Ortuño, entre otros. Trabajé por primera vez en una campaña nacional por don Fernando. Rafael fue candidato a diputado y durante su campaña me tocó dar el primer discurso. El bandido de Rafael me lo anunció en el carro: ´Hoy vas a hablar´. Ya en la reunión, antes de él, me anunciaron a mí. Quedé semi paralizada. Yo no podía hablar en público desde que estaba en la escuela. Empecé a sentir como que una llama me inflamaba, y tenía las orejas calientes. “No me acuerdo ni qué dije, pero, bueno, no fue tan difícil. Así que a partir de esa vez siempre dirigía unas palabras antes que él. ”Las reuniones de la juventud y del partido las hacíamos en casa. En un principio me sentaba a escuchar, solamente. Esa fue la mejor escuela. Era gente contando historias, hablando de política, estrategias, negociaciones, algo simplemente fascinante. Me encantaba escuchar a la gente mayor. Fue así como me contaron los detalles de lo que habían sufrido en la revolución y en los años siguientes. Fue a través de esto que me compenetre de su lucha y su sacrificio y aprendí a respetar su lealtad. “Desde esa época empecé a trabajar y a sufrir todo lo que la política trae de bueno y de malo. Me acuerdo que no debo haber hecho menos de seiscientos almuerzos en casa en los 296
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días de elecciones, con don Fernando de candidato, en la campaña contra don Daniel (Oduber) quien resultó ganador. “Por cierto, Rafael Ángel admiró mucho a Daniel Oduber. Era muy hábil, muy inteligente, muy preparado. Uno no tiene que compartir el pensamiento para reconocer la capacidad y el liderazgo. Era un hombre carismático. Yo he sentido siempre una gran admiración y respeto por doña Marjorie. Ella sufrió mucho por la muerte de don Daniel y por todo lo que le hicieron. “Curiosamente, siendo Rafael presidente, nos tocó la muerte de Don Daniel y de Don Pepe. La familia Figueres no quiso la ceremonia oficial, en cambio doña Marjorie sí. Me acuerdo verla entrar con gran dignidad a la Catedral de San José. Yo estaba a la par del altar y la tenía de frente. Desde ahí pudimos identific arnos con su dolor y su pena. “Rafael, que era excesivamente joven cuando fue diputado, aprendió mucho de él. Don Daniel estaba empeñado en pasar el Proyecto de Asignaciones Familiares, y Rafael tiene una relación mas cercana con él, porque era Presidente de la Comisión de Asuntos Sociales. Ahí introduce varios cambios, entre ellos, el de la pensión de régimen no contributivo de la Caja. “Rafael creció en un hogar político, así que además de lo que pudo aprender de Oduber tuvo una escuela de primer orden con su padre y tío Paco, un político de gran habilidad y conocimiento. “A mí me encantaba ir hablar con don Paco. Vivíamos a 150 metros de distancia y le llevaba a Rafaelito siendo un bebe, tengo gratos recuerdos de esas visitas. Don Paco era un hombre muy inteligente, de gran sentido político, y conmigo fue siempre muy cariñoso y yo lo quise mucho”.
Forjar un liderazgo “Había un grupo de muchachos que ya lo seguían. Rafael siempre fue un líder nato, desde chiquillo. Recuerdo que en la escuela y en el colegio, él era quien organizaba los equipos deportivos. En México organizó a los exiliados cubanos y españoles y formó un equipo de baseball en le que jugaba mi hermano; es más, creo que era el único mexicano. “Volviendo a los setentas, Rafael venía trabajando desde la época de juventud en el partido con todos los amigos de su edad, algunos un poco mayores como Hernán Castro, Rolando Laclé y Guillermo Jiménez y amigos de su padre. Camilo Rodríguez Chaverri
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De su generación recuerdo a Hernán Bravo, Farid Beirute, Roberto Troyo y Mario Salgado. “Si analiza uno la historia de Rafael tal vez uno de los momentos más trascendentales en su vida fue cuando abandona, acompañado de don Álvaro Aguilar y don Antonio Cañas, el partido Unificación Nacional. Rafael deja el partido el mismo día que se realizaba la Asamblea General, en la que se discutía cómo se iba a elegir al candidato presidencial. Él no podía aceptar las condiciones que estaban imponiendo. “Si no nos garantizan la apertura y una mayor participación popular para elegir al candidato, no me puedo quedar, me tengo que ir´. “Rafael Ángel representaba mucho por ser el hijo del Doctor, mucha gente lo quería y lo seguía, pero a la hora de tomar decisiones, poco de lo que él creía, era tomado en cuenta. Las autoridades lo veían como un joven inexperto. Él no estaba de acuerdo en la forma en que querían imponer a don Guillermo Villalobos. Siempre les dijo ´yo quiero que se haga bajo un procedimiento democrático, porque si surge de la base del pueblo, tiene una carta de presentación y su candidatura esta legimitizada, pero impuesto no tiene ningún futuro ´. “Ya afuera de la Unificación apoya a Álvaro Aguilar Peralta, pero su candidatura no toma fuerza, y entonces empiezan a surgir las coaliciones. Alguien propuso el nombre de don Miguel Barzuna como candidato. A todo el mundo le encantó, era buen empresario, provenía del calderonismo, y podía ser apoyado por el capital. “La campaña para la escogencia del candidato de la Coalición fue entre Barzuna y Carazo. Carazo tenía una mejor estructura, había salido de Liberación. A la gente se le olvida lo que era Liberación en esos años. Era un partido muy poderoso y organizado. En cambio, los de la Oposición nos arrejuntábamos y nos separábamos después de cada elección. No había estructura, no había continuidad, no había partido. “ Rafael Ángel quería lograr conformar un partido moderno, democrático, estructurado, programático, permanente e ideológico. Por eso fue que al final salió del partido de su tío para hacer casa aparte. “En ese momento mucha gente se queda en el partido por lealtad a don Paco, lo cual me parece que fue un justo homenaje a él. Pero poco después muere Don Paco y muchos
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partidarios se sintieron liberados de cualquier compromiso y se unieron a Rafael Angel. “Siempre he mantenido la siguiente teoría: siento que, en un momento dado, don Paco pudo haberle hecho a Rafael algunas concesiones que lo habrían mantenido dentro de la Unificación, pero que no lo hace porque tenía fe en Rafael, y sabia que lo mejor era que partiera de cero, que era mejor que abandonara el viejo cascarón. Tío Paco sabía que Rafael Ángel tendría mayor fuerza si empezaba de cero, y que eso le servía más que seguir bajo su alero. Además, Tío Paco sabía que mucha gente no lo quería. Era un hombre muy listo, muy inteligente, muy sagaz. El confió en el liderazgo que vio siempre en Rafael, esa es mi opinión, pues ante todo se que Tío quería a Rafael como un hijo. “Perdemos contra Carazo, nos gana por un 4,5 por ciento, y lloré como nunca, tal vez porque no esperaba perder y trabajé muchísimo. En esa oportunidad fui instructora y jefa de guías, una experiencia inolvidable”.
Canciller de Carazo “Rafael trabajó con lealtad en la campaña de Carazo. Lo que hizo fue respetar el compromiso adquirido, a pesar que mucha gente no lo quiso cumplir el compromiso adquirido antes de la convención. Rafael me decía: ´Gloria, no puedo empezar mi carrera política incumpliendo mi palabra. Uno no entra a una convención si no está dispuesto a respetar el resultado.” “Yo tenía a los chiquitos pequeños y, para complicar más mi situación, se pone muy grave mi abuela, y mi mamá me manda a llamar. Pasé los últimos dos meses de la campaña allá. A Rafael Ángel casi no lo veíamos, estaba fuera todo el día todos los días, de pueblo en pueblo, así que para Rafael también fue una tranquilidad”. Aprovecho para preguntarle cómo ha podido superar la dura prueba de compartir al marido con la política, que es absorbente. “Un matrimonio es un proyecto común de vida. Acepté a Rafael con todas sus circunstancias. Él también me aceptó con mis circunstancias. “La realidad de Rafael Ángel me presentó a mí una oportunidad para conocer y trabajar en algo que me fue atractivo: descubrí mi vocación política en Costa Rica. En México, participé en política en la escuela y el colegio, pero nunca participé activamente en la política nacional. Cuando Camilo Rodríguez Chaverri
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me casé, mi papá era jefe del departamento de control de bebidas y medicamentos. En México, ese departamento es tan fuerte e importante como en Estados Unidos. Cuando entra a gobernador yo ya vivía aquí, por lo que nunca hice campaña con él. “La participación de mi abuelo y de mi papá en la vida nacional parece indicar que es algo que me viene en la sangre, pero lo descubro y desarrollo aquí. “Es aquí donde descubro mi vena política y mi gusto por ella, para mi es una pasión y un compromiso, es la oportunidad de servir y llegar mas gente. “Trato de buscar el equilibrio en mis actividades. Rafael sacrificó mucho del tiempo de familia, y yo tuve que suplírselo a los chiquillos. “Gracias a la política, nunca tuvimos tiempo para ir a las discotecas, y al cine muy de vez en cuando. Yo iba con los niños sola, y le enseñé a los muchachos a ser independientes, pues sabía que la vida pública es sumamente demandante. Muchas veces participábamos con ellos en actividades políticas, y les explicaba por qué su papá tenía tan poco tiempo para las actividades familiares y lo importante que era para el país su participación, su tradición familiar y la herencia de su abuelo. “Cuando estábamos empezando, las giras eran un desastre. Con mucha frecuencia, algunos querían confundir, por decirlo elegante, la actividad política con otras que no cabían. “Rafael Ángel siempre ha sido un hombre de familia y respetuoso de su hogar y a el también le incomodaban ciertas situaciones que se presentaban en las giras así, que comencé acompañarlo con los niños. Rafael prohibió que se tomara alcohol durante las giras. Por eso lo vacilaban mucho y todo el mundo pedía ´que termine la gira, para que Rafael se vaya a acostar temprano´. Poco a poco, se entendió que a las giras se iba a trabajar en proselitismo, y a conocer la realidad de los pueblos. “El ambiente cambió rápidamente y muchas de las señoras se unieron a las giras con sus familias. Con mucha de la gente con que trabajamos, incluso en la presidencia, guardamos una amistad que va más allá de la política, por la relación que establecimos durante las campañas. El partido Unidad Social Cristiano es, en muchos sentidos, como una gran familia. Pero esto es algo que viene de muchos años de relación con mi suegro. 300
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“Me hace mucha gracia que las señoras mayores le dicen a Rafael ´mi muchachito´. Ahora que nació Glorita, nuestra nieta, gran cantidad de amigos nos han llamado, manda tarjetas y regalos para la bisnieta del Doctor. Siguen con ese cariño especial que le profesaron a mi suegro. “La gente del partido se convirtió en parte de mi familia. Y el compromiso que adquirí con toda esta gente fue sincero. El hecho de que hayan llevado a Rafael Ángel a la Presidencia nos ha comprometido a luchar siempre por el país. A mis hijos la gente les demuestra un cariño que uno agradece infinitamente. Eso no lo puede pagar uno con nada”.
En tiempo de crisis “Cuando gana Carazo, Rafael Ángel me llama y me dice: Gloria, voy a ser ministro de Relaciones Exteriores. Él esperaba un puesto más político. Sin embargo, hay un ángel de la guarda que lo protege, porque el haber sido canciller le mantuvo fuera de la esfera nacional. Carazo tuvo dos problemas: el primero fue la situación mundial adversa por los precios del petróleo y las altas tasas de interés por el alto defic it fiscal. “La cancillería saca a Rafael Ángel de la esfera política nacional, y le da proyección internacional. Ante la situación, el país entro en crisis. En ese momento, vimos la importancia de que haya sido directivo de una institución autónoma y diputado. Lo que le faltaba era experiencia internacional. “Carazo no quiso ayudarle en su campaña. Rafael no se peleó con él, es muy respetuoso y todo un caballero. Jamás se pelea con las personas. Él difiere y discute, pero nunca busca el enfrentamiento. “Así que inicia su precandidatura con la oposición abierta de don Rodrigo. Ambos buscaban hacerse del liderazgo del partido. Don Rodrigo apoya a don Rodolfo Méndez Mata, para ir a la convención en contra de Rafael. Vale resaltar que aun en esa campaña, mantuvimos siempre la mejor de la relaciones con él y con Violeta “Tuvimos un enfrentamiento político, pero no personal. Fue una campaña de altura. Así deberían ser las campañas. “Todos teníamos claro que la campaña del 82 era una campaña que se iba a perder. No se podía ganar, era imposible. La popularidad del partido estaba en el suelo. Sin embargo teníamos claro que si Rafael no se lanzaba y preparaba el Camilo Rodríguez Chaverri
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camino, el partido no se iba a consolidar y por tanto iba a desaparecer. “Fue una campaña muy importante para mí porque conocí el país a pesar de que tuve que hacer un gran esfuerzo pues estaba embarazada de mi último hijo. Fue una campaña muy linda, no había nada que perder y mucho que ganar. Fue una campaña de altura. “No conocíamos a don Luis Alberto Monge personalmente, pero a los años acabamos teniendo una entrañable amistad con él, pues siempre fue un hombre honesto, respetuoso y decente, que jamás se prestó para ataques de orden personal y mucho menos familiar. “Volviendo a la campaña, recuerdo el primer club que tuvimos; estaba detrás del Edificio Metálico. Nosotros fuimos a arreglar el lugar y nos picaron las pulgas. Pintamos el club entre Ana Salgado y yo. Nos tocaba en ese entonces pegar los papeles en las calles, hacer las banderas, diseñar las camisetas, contarlas y empacarlas para su distribución en todo el país; en realidad hacíamos de todo “Rafael por su parte, fue trabajando para recuperar la vieja dirigencia del Doctor. Para nadie es secreto que tiene un gran carisma y un gran cariño para su dirigencia. Va a los pueblos, y sabe a quién tiene en cada pueblo. Durante sus campañas, él conocía a más del 80 por ciento de la dirigencia por su nombre y muchas veces el de su familia. Tiene una memoria privilegiada. Llega a una comunidad y sabe quién es familia de quién y a qué se dedican, desde cuando están en el partido y cuál ha sido su participación a lo largo de la historia. Siempre ha chineado a su dirigencia, como lo hizo su padre, y por eso lo quieren y lo respetan. Hay gente que lo ve y hasta se le iluminan los ojos”.
La campaña más dura “La campaña de 1986 fue la campaña más dura y más dolorosa que he vivido yo, fue una campaña en que se confabularon para tratar de destruir a Rafael Ángel a través de mi familia. Le quisieron hacer daño ofendiendo a mi papá. Fue una campaña de infamia e injurias. La prueba es que salió bien de todo. Ofendieron la memoria de mi mamá que ya había fallecido, con la anuencia de Oscar Arias. “Trataron de mezclar a mi papá en hechos que no tenían que ver con nosotros.
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“Además crearon una situación difícil entre los dos países. Cuando yo llegué, Costa Rica y México eran países cercanos. Los ticos admiraban a México y viceversa. Lo único que nos separaba era el fútbol. Pero en esa campaña ofendieron tanto a México, y a su sistema de gobierno, que crearon un distanciamiento entre dos pueblos hermanos sin ninguna razón. “Se les olvidó que los socialdemócratas eran los del PRI en México y los de Liberación aquí. Ellos eran los que tenían una estrecha relación a través de la Internacional Socialista e inexplicablemente trataron de inventar una vinculación entre el PUSC y el PRI que nunca existió fuera de la relación entre gobiernos que coincidían en el ejercicio del poder. “A Caro Quintero lo trataron de vincular con mi papá simplemente por el hecho de ser mexicano. Con singular desfachatez inventaron relaciones que nunca existieron e ignoraron que Caro Quintero entró a Costa Rica en un gobierno liberacionista. A ratos se olvida también que, en aquel entonces, el Estado estaba prácticamente tomado por gente del Partido Liberación Nacional. Incluso, siempre se habló de la posibilidad de que el partido Liberación se convirtiera en partido único, un PRI tico, al que tanto criticaban pero que en el fondo imitaban y soñaban con emular, y con el cual mantenían una estrecha relación. “Lo increíble es que cuando Rafael funda el partido Unidad, ya lo malo, para algunos, no era el partido único, sino el bipartidismo. Rafael lo que hace es conjurar esta amenaza y establecer una mayor democratización mediante un bipartidismo fuerte y sano. Las grandes democracias del mundo están asentadas en un bipartidismo fuerte, pero acá se ha propugnado un fraccionamiento de las fuerzas políticas que no tiene sentido”
Persiguen a su padre “Me pregunta por mi padre, ya que le hablé de esa campaña tan dolorosa. Mi padre fue un perseguido político. Así eran las circunstancias en México. A él se le acusó de una supuesta evasión de impuestos. Cuando el contador de mi papá llega a depositar el dinero que supuestamente se debía, como lo establece la ley, debería haberse fallado la anulación de la causa penal y continuar el procedimiento por la vía civil, donde se discutiría si en realidad se debía algo.
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“Pero el juez se niega a fallar el amparo y retrasa su dictamen por 6 años, en los que persiste una orden de captura en su contra. Obviamente, con el único fin de perjudicarlo. En todo caso era un hecho en México que nada tenía que ver con Costa Rica. “Nunca nadie de mi familia ha tenido nada que ver en ningún negocio en Costa Rica. La única que tuvo una propiedad en Costa Rica, fue mi mamá, que hizo una casita a la par de nosotros con la ilusión de venir a vivir algún día seis meses acá y poder disfrutar de sus nietos. Pero mi madre muere durante el Gobierno de mi papá y nunca llegaron a habitarla siquiera. “A mi padre lo persiguieron de manera vil. Estuvo escondido varios años y nos cuenta que él nunca salió del Distrito Federal. Yo prácticamente no supe de él durante casi tres años. Paradójicamente, cuando nos atacaban en campaña, nosotros ni siquiera sabíamos en dónde estaba y en que condiciones vivía. “Él se volvió a casar y sólo su señora y los abogados de ella, tuvieron contacto con mi papá durante esos años; llegó un momento en que temíamos que estuviera muerto. Al punto que exigimos que nos demostraran que mi padre estaba vivo. “Cuando termina la persecución y se soluciona todo favorablemente, ya era una persona muy diferente a la persona que conocíamos. Estaba minado en su salud, minado emocionalmente y minado psicológicamente. “Nos ha contado que primero vivió en un edific io en ruinas, luego vivió en un carro y por último en un convento. Nosotros no sabíamos nada, nada pudimos hacer por él. “En esa campaña del 86, dijeron que lo teníamos aquí, escondido. ¿Usted cree que aquí en Costa Rica se pueda esconder alguien? Hubo gente que dijo que estaba en la finca de Daniel Oduber, que habían comido con él en mi casa, mentiras que nunca comprendí. Yo lo único que hacía era llorar ante la impotencia que sentía. Nadie puede imaginar lo dolorosa que puede ser la política cuando el ámbito de lo familiar es objeto de infamias y calumnias. “Durante ese tiempo, mi papá había estado muy enfermo de los riñones y no recibía medicinas. El primero que lo ve es mi hermano. Cuando me llamó, Armando lloraba, me dijo que verlo era impresionante, delgado y confundido. Armando pidió que un médico amigo lo fuera a examinar y lo medicara. 304
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“Mi papá salió libre de todo, fue víctima del ensañamiento, la envidia y un sistema respondía a intereses particulares por encima de la legalidad. “Mi papá entró a la política sin malicia y sin estructura, entra como el médico que hizo un juramento de servicio y se compromete trabajar por su Estado, sin agenda paralela o aspiración malsana. Se dedicó a gobernar y tuvo muchos logros que hoy en día le han valido para que le hagan reconocimientos por parte de los diferentes sectores a los que ayudó durante su vida”.
Primera Dama muy exitosa “Después de que ganamos las elecciones de 1990, empecé mi trabajo como Primera Dama. Realmente estuve muy ocupada durante esos años. Desde el día de la elección, Rafael nos dijo a todos los que entrábamos al gobierno, ´Acuérdense que son cuatro años. Lo que se hace, se hace en cuatro años, no hay prorrogas’. “Yo me había preparado en tres campañas. Al igual que Rafael había aprendido mucho de Economía, yo aprendí mucho de la realidad social. El ejemplo de mi mamá como Primera Dama del Estado de Morelos, y el trabajo de mi hermana Lourdes como presidenta del Consejo Tutelar de Menores me ayudaron mucho a entender el funcionamiento de las instituciones. Por otro lado, desde que Rafael inició su carrera yo me empeñe en visitar programas sociales en los países que visitaba, con la idea de aprender y buscar opciones que fueran viables en nuestro país. “Aquí me ayudaron mucho Mabel Nieto, Anabella Rodríguez, Roxana Víquez, Nuri Vargas, Mónica Nagel, Alfonsina Camacho, entre otras muchas profesionales que junto con Ana Salgado se convirtieron en mi equipo de trabajo. Con todas ellas hicimos un análisis de las instituciones sociales, sus presupuestos, programas y su desempeño a favor de los más necesitados. Por eso, para cuando yo llegué al gobierno, ya tenía muy claro qué era lo que quería hacer. Mi proyecto prioritario era la Ley del Instituto para la Familia. Trabajamos mucho por esa ley. Supuestamente la iban a aprobar de manera recíproca si aprobábamos la Ley de la Igualdad Real, pero no fue posible la reciprocidad. La politiquería no ayuda. “El PANI es una institución anacrónica. Tiene muchas limitaciones. Su enfoque es para el niño y la madre. Yo sentía Camilo Rodríguez Chaverri
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que debíamos trabajar con la familia como una unidad. Si el Estado trata por un lado al niño, por otro lado a la mujer, y por otro al anciano o al joven, hay duplicidad de funciones y el trabajo no contempla la realidad en que se desenvuelven los miembros de una familia. Sin embargo, nunca permitieron que el proyecto de ley se aprobara. “Logramos desarrollar otras muchas acciones importantes como Hogares Comunitarios, la escuela de los niños de la calle, el Programa de vivienda para tercera edad, el SISBEN hoy conocido como ficha SIPO entre otros. “Junto a los anteriores empecé a trabajar en el proyecto de la ludoteca. Pretendíamos crear un espacio donde se enseñara la importancia del juego en el desarrollo integral del niño y sus procesos de socialización. “Visitando el país me di cuenta que cada vez más los niños de escasos recursos jugaban menos y trabajaban más. El juego es una necesidad para el niño. Estaba con ese proyecto en mente cuando voy a Venezuela y visito el primer museo de los niños. “Cuando regresé, ya yo tenía varias ideas en mente, y en el momento en que entro a las ruinas de la Penitenciaría, me di cuenta que ahí cabían varios proyectos. Ahí estaba el espacio para un complejo cultural de convivencia familiar. “Los temas de la niñez y la familia han sido mi gran preocupación. En la medida en que hay una familia, se respeta a la mujer, y se fortalece a la mujer”.
El Museo de los Niños “Cuando empiezo con la idea del proyecto del Museo de los Niños, el primer plano que se hace yo lo dibujo con base en lo que yo había visto en Venezuela. En ese momento no tenía ninguna experiencia en museos y menos de este tipo. “Hablé con Rafael de primero para saber si contábamos con el apoyo del Estado y él no solo me apoyó sino que confió en mí criterio y capacidad para sacar adelante semejante empresa. Empiezo a llamar a especialistas, pero no había en el país mayor experiencia en este campo. Al principio, la gente creía que yo estaba loca. Ana Salgado me decía que ella me veía y se preguntaba ´¿que estará viendo Gloria que no puedo ver yo?´. “Me encontré con un edificio maravilloso. La gente lo único que veía era unas paredes llenas de moho yo veía un Castillo lleno de luz y risas. La Peni en realidad estaba en ruinas, no 306
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había techos y no había escaleras, los árboles crecían en las paredes y la depredación había obrado destrozos en el edificio. Su aspecto y su mala reputación hacían del lugar un espacio temido y despreciado. “Posiblemente tuvo gran influencia en mi decisión de adoptar el lugar mi formación. En México uno no tira los edificios antiguos. Uno los recupera, los cuida. Son parte de la vida del país. Son nuestra historia. Yo veía aquel edific io y decía ´es una belleza’ y la gente me volvía a ver con incredulidad. “Lo más difícil fue romper el escepticismo y la tendencia de hacer las cosas provisionalmente. Nos cuesta atrevermos a hacer las cosas en grande. Nos da miedo fracasar, arriesgarnos. “Me lancé a hacer una obra enorme porque sabía que lo podíamos lograr. Contaba con el respaldo de Rafael Ángel y eso era lo primordial. Claro que era muy difícil hacer algo en medio de una cultura de lentitud, pero busqué gente con la que sabía que podía contar, personas que estaban dispuestas a tomar riesgos y actuar con decisión y honestidad. En la tercera campaña de Rafael, dimos un curso de capacitación a la dirigencia y muchas de esas personas se nos unieron en el trabajo. “En un principio no había plata para el museo. Empecé a tener reuniones y me reuní con la gente del AID y con la gente del gobierno. Todo el mundo se me quedaba viendo, como si se acabaran de dar cuenta de que estaba chiflada. No sabía ni siquiera lo que podían costar las cosas. Solo sabía que teníamos que empezar por identificar los recursos que había a nuestro alcance para ponerlos a trabajar a favor del Museo. “El primer problema era tener algo qué enseñar para que la gente confiara. Me tuvieron un año en pre-planos. Yo no culpo a los funcionarios públicos; muchas veces no ven los resultados de sus trabajos y tienen poca fe en los proyectos que surgen de los diferentes gobiernos. A la gente le da pereza trabajar, pues difícilmente ven el fruto de su trabajo y en otras oportunidades, ven cómo se destruye después de una Administración. “Hubo interés de hacer otros proyectos en el pasado. Al final de cuentas, ningún proyecto llegó a concretarse. Después de un año de planos preliminares le dije al arquitecto, ´Tiene un mes para entregarme los planos del castillo; al mes siguiente
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me presenta los del primer pabellón, y al mes siguiente los del segundo.’ “Al AID les pedí 100 millones de colones; era muchísimo dinero. Tuvimos una conversación difícil. Decían que no era posible porque no encajaba en los proyectos de desarrollo. Aclaré que nunca iba a haber plata de vuelta, que la inversión se vería en la formación de los niños en el futuro. “Yo no entiendo que solo el desarrollo económico sea importante pero si no invertimos en los niños, no hay progreso. Al final nos dieron 30 millones de colones. Con eso iniciamos la recuperación del castillo. “Cuando la gente empezó a ver el que el castillo resurgía de las ruinas, empezaron a creer y a tener fe. Sacamos la Fundación de la presidencia. Hicimos una sede, y se pidió en préstamo a algunos funcionarios. “Llamamos a la Contraloría para que nos dijera cómo quería que le rindiéramos cuentas y nos crearon un sistema. A la Contraloría le tenemos un gran respeto y agradecimiento. La función de la Contraloría es fundamental para poder lograr una verdadera transparencia en la administración. Nosotros confiamos en sus recomendaciones y nos apegamos a ellas; agradecemos su apoyo y el consejo que siempre están dispuestos a dar. “La plata entraba a la Fundación, se hicieron las licitaciones y no hubo apelaciones, por lo que no hubo las tardanzas que se dan en el Estado. Se adjudicó a la propuesta más barata y se cumplieron las regulaciones de la Ley de la administración financiera.”.
Construcción de un sueño “El trabajo fue intenso, pues sabíamos que no había mucho tiempo si queríamos abrir antes de terminar la Administración. Trabajamos paralelamente con tres constructoras. La primera se encargó del castillo, la segunda del primer pabellón, y la tercera del segundo pabellón. “Si no lo hacíamos así, no terminábamos. Pasó un año y diez meses desde la primera piedra hasta el día que se inauguró. El costo por metro cuadrado es, si no el más bajo, uno de los más bajos que se han registrado en obra pública . “Conforme iba avanzando la obra, la gente de la empresa privada empezó a hacer donaciones muy importantes. Los incorporamos para la construcción y la implementación de las salas museográficas. Apoyaron empresas como Colgate, 308
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Menen, Kodak, Dos Pinos y La Nación entre otras. La sala del cuerpo humano es patrocinada por la Caja Costarricense del Seguro Social; el ICT construyó ‘Costa Rica, su tierra y su gente’, y canal 7 apoyó la televisión “Yo estoy profundamente agradecida con toda la gente que confió en el proyecto. Hay una Junta Administrativa de gente muy respetable que ha trabajado a lo largo de 10 años ad honorem, con un gran patriotismo y desprendimiento. “En lo personal tengo diez años al frente del proyecto y nunca he devengado un salario ni me he benefic iado de la institución. Me llena de orgullo decir que nunca el Estado ni la Fundación me ha pagado un viaje o un viático; por el contrario me siento feliz de trabajar por Costa Rica. Me permito aclarar esto porque me decía una de las funcionarias del Centro que un taxista le comentó qué buen negocito me había montado yo, “dice, y suelta una risa. Aprovecho para preguntarle si le gustaría ser diputada. “Viera que no. Uno tiene que saber cuáles son sus limitaciones. Si todos aceptáramos cuáles son nuestras limitaciones, la gente se prepararía para asumir las responsabilidades para las que tiene capacidad o diría que no cuando no las tienen. “Si bien es cierto que la Asamblea Legislativa tiene una dimensión muy política, también exige formación legal y profesional en diversos campos. No tengo esa formación. “En el Museo de los Niños puedo contribuir con el país. Siento que estoy contribuyendo con la niñez y con la democratización de la cultura. Creo en la educación y la cultura como vehículos para el engrandecimiento de los países. Hago más por el país en el museo que en una curul”.
Una política “Uno tiene el chip político o no lo tiene. Uno puede aprender Ciencias Políticas, y nunca ser un político o tener el sentido político necesario para gobernar. Es un asunto de vocación. Puedo saber mucho de arte, pero eso no me hace escultor o pintor, y mucho menos un artista. “La gente cree que la política es algo fácil, que para política no se necesita nada. La política es muy delicada, porque las decisiones afectan la vida de un país. La política es algo muy serio que demanda compromiso y sentido de responsabilidad. “Curiosamente, la gente acepta que haya una familia de músicos, de médicos, de abogados, pero no ve natural que Camilo Rodríguez Chaverri
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haya una familia de políticos, aunque esto se trae también en la sangre. Sí, mis hijos tienen ese chip político. Rafa tiene ángel, tiene el mismo don de gentes del papá, Gloria tiene gran sensibilidad social. Gabriela es una persona con una capacidad de liderazgo. Donde esté dirige, y la gente se aglutina a su alrededor, y Marco tienen además de simpatía, chispa y personalidad. Me pregunta usted si el partido tiene dueño. Los adversarios dicen que el PUSC tiene dueño. Yo afirmo que lo que tiene el PUSC es un liderazgo. “Es interesante observar como nunca han medido con la misma vara a los dirigentes del PLN y a los del PUSC. Lo que en Liberación es liderazgo en el PUSC es considerado como imposición o pertenencia. El liderazgo de Rafael ha sido más importante de lo que algunos quieren reconocer, porque ha logrado el balance de poder que el país necesitaba. Antes, Liberación Nacional prácticamente se había adueñado del país y sus instituciones. “Rafael Ángel es un patriota. Ha sido desprendido y conciliador. Le ayudó a Monge, durante su gobierno; le ayudó a Arias, a pesar de que nos atacó durante su campaña; le ayudó a Figueres, a pesar de su actitud inicial de persecución e intransigencia . No olvidemos que hasta su Ministro de Cultura quiso cerrar el Museo. Sin embargo, ahí esta siempre Rafael Ángel dispuesto a colaborar con el país, sin importar el costo personal y político que esto conlleve. Básicamente porque Rafael Ángel, es un líder responsable que busca ante todo el bienestar del país “¿Creo que hay crisis en el país? Hay quienes hablan de crisis de las instituciones. Yo pregunto ¿cuál crisis? Las instituciones están funcionando, pero son instituciones hechas por seres humanos y necesitan remozamiento. Siento que no es justo exhibirlas como si se estuvieran desmoronando. El que el INS haya pensado en un elevador no es una crisis institucional. Cuando uno tiene la oportunidad de viajar se da cuenta que Costa Rica, a pesar de sus problemas, es un país privilegiado. Un país cuya clase política sentó las bases de un desarrollo diferente al resto de la región. Pero cada vez hay menos interés de la gente por participar en política, y cada vez hay más miedo de tomar decisiones en las instituciones. El país esta sufriendo de una parálisis que irremediablemente nos puede llevar, a una grave crisis de gobernabilidad. “Es tan fácil desacreditar a una persona o a una institución. Después de un cuestionamiento de la prensa, nada, 310
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absolutamente nada le repone el nombre, la dignidad, el honor o el prestigio”.
¿Volverían? Le pregunto si su esposo volvería a ser candidato. “Rafael ha sido muy claro en que no tiene ningún interés en presentar de nuevo su nombre para cargos públicos. Rafael superó ya esa etapa. Él sabe que puede servir más siendo una voz autorizada, y que tiene más autoridad al no aspirar a nada. “Cuando la gente está buscando ser electo, hay intereses de por medio que lo hacen decir o callar cosas que son importantes. En cambio, una persona que no aspira puede hablar con más libertad, con más tranquilidad, buscando el bien del país, dando una opinión sincera, basada en el conocimiento de la realidad. “Nosotros como país necesitamos más ese tipo de liderazgo. A esta altura, Rafael no está buscando quedar bien con nadie. Él dice lo que piensa, advierte las cosas, y no trabaja en función de una elección o encuesta de popularidad. Un ex presidente asume una responsabilidad superior para con la patria. “Tanto Rafael Ángel como yo estaremos siempre al servicio de Costa Rica, sin más aspiración que ver que nuestra nación siga por el camino del progreso y la justicia social”. Inédita, junio 2004
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Jorge Luis Villanueva
El poeta de las catacumbas
La primera vez que lo entrevisté, yo tenía 19 años y estaba empezando a hacer una práctica en REPRETEL. Fuimos a su oficina en Cartago y le preguntamos sobre la realidad política del país. Empecé a preguntar por aquí y por allá, hasta que explotó en una respuesta, golpeó la mesa y cayeron en varios pedazos unos aplicadores largos que se había metido entre sus muchos anillos, como jugando. La tengo como mi primera entrevista inolvidable. Su bigote, la forma en que se peina, sus sortijas, su amor por la poesía y su manera de hablar de la política lo hacen verdaderamente particular. Y un sábado de éstos, como a las ocho de la noche, le hice la segunda entrevista. Una década después, ya no usa aquel montón de anillos que lo caracterizaban, pero sigue siendo el mismo personaje. Nos pasa a su casa, llena de fotos de antepasados. Por el pasillo donde vamos hay un baúl antiquísimo, y un reloj grande, viejo y bello. Todo parece indicar que esta casa se detuvo en el tiempo, hace unos veinte o treinta años, pero en eso uno entra a su oficina, que es también parte de su biblioteca, y de nuevo regresa a nuestros tiempos. Jorge Luis Villanueva ha sido un diputado legendario por sus polémicas ardientes y porque lo documentaba todo. Tenía un fólder de recortes con las manifestaciones y entrevistas de cada diputado, y sabía sacarle a cada quien lo que se merecía en el momento oportuno. No más entra uno a su oficina, y lo primero que se encuentra es un montón de periódicos recortados. -No he perdido la costumbre. Aquí estamos suscritos a todos los periódicos, y todos los días, yo los leo, los estudio 312
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y los recorto. Después, todo lo que selecciono va a dar a la oficina de mi hijo, en la Asamblea Legislativa. Debajo de los recortes, tiene varios poemas pegados a la mesa, y hasta protegidos con una especie de barniz especial. -¿Cuál quiere que le recite?, dice don Jorge Luis, como pidiendo un reto. Tiene poemas de León Felipe, Ricardo Miró y Pedro Palacios. Le solicito que nos recite alguno, y antes de iniciar sonríe feliz, como al niño a quien se le da permiso para tomar una galleta o un dulce de más. No te des por vencido, ni aun vencido, no te sientas esclavo, ni aun esclavo, trémulo de pavor, piénsate bravo y arremete feroz, ya malherido Ten el tesón del clavo enmohecido, que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo, no la cobarde intrepidez del pavo, que amaina su plumaje al primer ruido. Procede como Dios que nunca llora, o como Lucifer, que nunca reza, o como el robledal cuya grandeza necesita del agua y no la implora… Que muerda y vocifere vengadora ya rodando en el polvo tu cabeza. Su cara se va transformando conforme va diciendo el poema. Parece que de la frente y la garganta, una oculta liga jalara, tensando cuando el poema lo exige o lo sugiere. Tiene un poema de Rafael de León que se llama ´Toíto te lo consiento´. También lo recita, encantado. -Siempre me han puesto a recitar, pero yo no recito, yo digo el poema. La recitación es dramática. Yo los digo, simplemente. Me falta poner ´El pasajero del tren´, el que dice ´yo soy aquel pasajero del tren, el que conoció usted en el tren…´. Es la historia del típico mexicano, matón. Se lo he dicho a la familia mexicana de Circe, mi hija, que vivió muchos años allá. “Amo la poesía desde niño. Empecé a descubrir la poesía con Pablo Neruda, con aquel verso ´puedo escribir los versos más tristes esta noche…´. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Tengo un disco en el que Jorge Mistral dice muchos poemas de Neruda. Tiene una manera muy especial de abordar la poesía. Él la hace conversada, no la recita. “Mi papá escribía poemas, yo no escribo, nunca me aventuré a eso, pero sí tengo guardados algunos libros de poemas escritos por él. Todo eso lo tengo en la biblioteca de mi oficina”. Ya llevamos mucho rato, y no hemos salido de la poesía. Hablamos de uno y otro escritor, y se nota que, aunque sus gustos se orientan hacia la poesía clásica, parece que lee de todo y no es prejuicioso. Jorge Luis Villanueva nació en Cartago. “Nací un 27 de febrero, según mi madre, pero según el registro nací un 24 de febrero, en el año 1928. Nací en el barrio ´Canta rana´, el barrio El Rastro, de Cartago. El problema es que cuando los capuchinos cambiaron todos los nombres vernaculares, le pusieron barrio Asís. “Los capuchinos hicieron loco con los nombres. A Agua Caliente le pusieron San Francisco, a la Arenilla le pusieron Guadalupe, y le encaramaron El Carmen a la antigua Rabal. “Mi papá, Luis Manuel Villanueva Pazos, de apellido ecuatoriano, nació aquí. Era el menor de los hermanos. Las hermanas mayores nacieron en Ecuador. Tengo una foto con mi papá en brazos. Ahorita se la enseñó. Soy un aficionado de la fotografía. “Mi abuelo era peruano, era prefecto en el Perú. En Trujillo, hubo un movimiento militar. Muchos ecuatorianos se vinieron para la zona del canal. Papá se vino pero no le gustó Panamá. Entonces, llegó a Limón, y de ahí salió para Cartago. Le gustó y por eso decidió quedarse. “Mi abuela era ecuatoriana. Fue un día a pasear al Perú y se casaron. Mi papá nació aquí, y mi tía mayor, Eliades, nació en el Perú. “Mi abuelo trabajaba en la Aduana de Limón, y viajaba a Cartago. Vivían en una casa que se llamaba ´La casa de los eucaliptos´. Era una casa importada. La trajeron en partes y la armaron en Taras. “Mi papá se hizo comerciante, puso el almacén Villanueva, al costado de la parroquia, que se quitó hace unos 10 ó 15 años. Fue como comerciante que nos dio el sustento. “Fui a la escuela Jesús Jiménez y estuve en el Colegio de San Luis Gonzaga. Ahí, fui presidente de la asociación de estudiantes y años después fui presidente de la junta administrativa. 314
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“He pasado mucho tiempo vinculado con la junta administrativa del colegio. Ahí también recitaba poemas. ¿Me deja decirle otro?”. De nuevo entra al mundo que más le gusta, el de los poemas, más bien el de la palabra, porque es ahí donde se hermanan en su vida la poesía y la política. Me lo contaron ayer las lenguas de doble filo, que te casaste hace un mes, y me quedé tan tranquilo… Otro cualquiera en mi caso se hubiera echado a llorar, yo cruzándome de brazos dije que me daba igual. Nada de pegarme un tiro ni arrastrarme en maldiciones ni apedrear con mis suspiros los vidrios de tus balcones. Que te has casado, buena suerte, vive cien años contenta, y a la hora de tu muerte Dios no te lo tenga en cuenta. Que si al pie de los altares mi nombre se te borró, por la gloria de mi madre que no te guardo rencor. Porque sin ser tu marido, ni tu novio, ni tu amante, soy el que más te ha querido, con eso tengo bastante. Hasta que le cambia el rostro cuando dice el poema. De nuevo se le sale una sonrisa de satisfacción. La sonrisa le culebrea por el bigote. Se pone de pie, y me muestra algo que tiene en el corredor que lleva a su oficina. Se detiene al frente, para que lo apreciemos en detalle.
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-Este baúl es de mis antepasados. Lo trajeron a finales del siglo XIX. Ellos trajeron sus cosas en baúles. Este fue uno de los baúles que trajeron del Perú.
Anticalderonista “Salí del colegio en el año 45. Participé en las brigadas de choque contra Calderón Guardia. Salíamos en las noches a pelear con los comunistas en las calles. Comencé a meterme en política con mi papá. Era fiscal, como decir miembro de mesa. Teniendo yo unos 12 ó 14 años ya andaba ahí, metido en política. Soy de las catacumbas. Un día el Padre Núñez le habló muy duro a Armando Vargas, y yo me acerqué y le dije ´mire Padre, usted a mí no me puede decir lo que le dijo a Armando, ni cómo se lo dijo, porque yo vengo con ustedes desde el 40. Es más, recuerde que yo le ayudé a cruzar cafetales cuando lo andaban persiguiendo´. “No estuve en La Lucha, pero no porque fuera un carajillo, sino porque no pude llegar. Mis dos hermanos, Jaime y Carlos, sí estuvieron en La Lucha. Yo iba a entrar por Paraíso. Dormimos en la noche sobre unos sacos de abono, en una finca de la esposa de Alberto Cañas, una finca de la familia de Alda Collado. Me tuve que devolver, porque ya no se podía seguir. “Desde hace muchos años dije que soy liberacionista de catacumbas, es decir, de los verdaderos. En las catacumbas era donde enseñaban el cristianismo, a escondidas. Quiero decir que yo era de Liberación Nacional desde antes de que existiera, desde que estábamos en la oposición que jefeó León Cortés, y que después quedó a cargo de Otilio Ulate. “En la revolución del 48 me quedé en Cartago. Participé aquí. Pertenecía a un batallón que se llamó Carlos Luis Valverde, y era jefeado por Marcial Aguiluz. El segundo del batallón era Hernán González. “Fui a Llano Grande a parar a las fuerzas del General Volio. Ahí estaba con nosotros el doctor Rodrigo Gutiérrez Sáenz. Lo hirieron en una pierna. “Al General Volio lo pusieron a dirigir las tropas calderonistas que iban a entrar por el norte de Cartago. Nosotros fuimos a tratar de detenerlas. Nos establecimos en Llano Grande. “En el 49 estuve en Guanacaste, ante la primera contrarrevolución, de nuevo con Marcial (Aguiluz). En el
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otro batallón estaba Frank Marshall. Por cierto, que en una ocasión fui diputado junto a Frank Marshall”.
Abogado “Estudié Derecho. Entré en el 46 y salí en el 50 y pico. Primero estuve hasta Cuarto Año, me aburrí y salí a trabajar con mi papá. Trabajé dos años, y luego volví para concluir mis estudios con otro grupo. “En el primer grupo estaban José Luis Molina, Enrique Obregón, Guillermo Alfaro Solano y Alfredo Sancho. José Luis era un gran orador. Cuando fue diputado se le enfrentó a Mario Echandi. Eran tan bueno que yo lo traía a Cartago a las reuniones mías, para que hablara. “Cuando fui candidato, José Luis hasta me hizo el favor de grabarme unas cuñas de radio. Una de las cuñas decía, ´todas las culebras huyen…´. Cuando eso, la emisora importante para mí era Radio Hispana. “El día que me gradué de abogado fue el último día que trabajé con papá. De inmediato, me puse una oficina a ver quién llegaba. En esa época éramos muy pocos abogados. No se fabricaban abogados, como ahora. Salí con otro compañero, con Jorge Castillo Montoya, hijo del magistrado Salomón Castillo. Ya los dos murieron. Aquí en Cartago había ocho abogados, y todos se asustaron cuando llegamos dos más. Creyeron que no había trabajo para tanta gente. “En la oficina tuve apoyo de gente que eran activistas de Liberación Nacional. El que manejaba la oficina del partido en Cartago era Rodrigo Silesky, quien después se fue para los Estados Unidos. “Fui activista del partido desde que era un carajillo. Yo era el dirigente en Cartago. Aquí no se movía nada del partido si no era conmigo. “Fui munícipe en los tiempos de don Chico (Orlich). A Don Chico le gustaba ponerme hablar antes que él, porque yo siempre contaba cuentos, por ejemplo, contaba la anécdota de la perrita. Era la historia de una perrita que era muy inteligente. La perrita decía ´viva Calderón Guardia´, pero de un momento a otro enmudeció. Es que ya se había hecho grande, y abrió los ojos... “Fui munícipe durante dos períodos: en el gobierno de Echandi, y luego en el gobierno de don Chico. Salí de munícipe a ser diputado, en el gobierno de Trejos. Fui un diputado feroz, a muerte”. Camilo Rodríguez Chaverri
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Diputado feroz “Seguí la costumbre de andar con papeles, de manejar unos archivos con información que genero a partir de lo que me interesa de los periódicos. Me quedó la manía de hacer recortes desde esa primera vez que fui diputado. Yo señalo lo que hay que recortar de cada periódico y alguien me ayuda a archivarlo. “Recorto de todo, no sólo de política. También recorto por países. Por ejemplo, si le digo al muchacho que nos ayuda en la oficina de Luis Gerardo, mi hijo, ´buscame lo que hay de Madrid´, salen el montón de recortes. “Fui diputado por el segundo lugar de Cartago. En el primer lugar iba el doctor Guzmán Mata, y el tercer lugar era para Turrialba, e iba Numa Ruiz Solórzano. “Había una particularidad muy especial: no éramos gobierno, pero éramos oposición mayoritaria. La oposición era mayoría: decidíamos por uno o dos votos. Por eso, siempre teníamos que pelear para ganarles a los del gobierno. “Había un hombre con muy buena voz, Erasmo Ames Alfaro, a quien le encantaba pronunciar discursos. Una vez, él recitó en la Asamblea Legislativa ´no me causan pavor vuestos semblantes esquivos, jamás ni muertos ni vivos humillaréis mi valor´. “José Luis Molina se fue donde mí para pedirme que le contestara algo. Yo le dije a José Luis ´dejámelo, voy con el mismo autor, y con el mismo poema´. Así que me puse de pie y le contesté lo siguiente: ´no os podeis quejar de mí, vosotros a quienes maté, porque si buena vida os quité, buena sepultura os di´. “Aquello fue lapidario. Ahí se murió Erasmo. Era un texto de don Juan Tenorio. Él no creyó que yo me lo supiera. Me sabía mucha poesía, y de casualidad me salió con una que yo manejaba. “Por cierto que anduve haciendo campaña con don Pepe en el 70. Fui orador de plaza pública. Era un orador de golpes de efecto, un agitador, un motivador. Por ejemplo, uno dice, ´y esta bandera flameará el 8 de mayo en la Casa Presidencial´, pero uno lo dice golpeando la palabra. Como orador, uno 318
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tiene que buscar los aplausos. “Después dejé de serlo. Es que se acabaron los oradores de plaza pública. Entre los mejores había un campesino de Llano Grande, el telegrafista de Llano Grande o de Tierra Blanca, no me acuerdo bien, carajo, pero viera qué bueno para agitar a la gente… “Don Otilio era un gran expositor; Oduber era buen expositor y orador, también golpeaba la palabra; Don León Cortés era un gran orador; Don Pepe tuvo una época en que sí, pero después no… “Nunca quise aceptar una posición en un gabinete. Yo sólo aceptaba ser diputado. Don Pepe me ofreció no me acuerdo qué, Luis Alberto (Monge) me ofreció el Ministerio de Cultura. Recuerdo que le dije a Luis Alberto que no, le dije ´soy un abogado litigante que sólo acepta ser diputado´. “Cuando no era diputado, estaba en mi oficina todo el tiempo. Ser abogado litigante también me gustó mucho por ser orador. Fui a muchas vistas públicas. Siendo Rodolfo Piza presidente de la Sala Constitucional fui a varias vistas. En una vista que yo fui, hice una exposición. Piza y yo habíamos sido compañeros en la universidad, y nos teníamos mucha confianza. Se me acercó y me dijo, ´mirá Jorge Luis, vos te deberías dedicar a la profesión y a los juicios orales´. Él no me había oído hablar a mí. “Por ejemplo, me tocó la pelea del uniforme único. Yo estaba a favor de mantener el uniforme del San Luis Gonzaga, que era el uniforme propio. Yo gané ese pleito. En el 82 vuelvo a ser diputado con Luis Alberto Monge como presidente. Fue un período más calmado. Participé bastante, y fui presidente de la Asamblea Legislativa en el 83. Peleaba con todo el mundo. Un día llegó Memo Vargas, de Guanacaste, y me dice, ´mirá Jorge Luis, tenés que cambiar, tenés que tratar más suavemente a los compañeros, tenés que suavizar porque podés ser presidente´. De verdad suavicé y fui presidente”.
En el tiempo de Monge “Luis Alberto fue un excelente presidente. No le hizo mal a nadie. Fue un presidente a la manera de Ricardo Jiménez y Cleto González. No agredió a nadie”. Le digo que mucha gente dice que ese gobierno se le entregó a Estados Unidos. “Nooombre. Es una solemne falacia. Luis Alberto jamás entregó al país. Jamás. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Para esos años de los ochenta, también estuve en un movimiento jefeado por Óscar Arias, que se reunía en la casa de él, contra la reelección presidencial de don Pepe y de Daniel. Él era el que jefeaba ese movimiento. Estaban Matilde Marín y María Lidia Sánchez. “Estuve en contra de la reelección por la historia. Hay un libro que se llama ´Conflictos civiles y militares de Costa Rica´, en el que se demuestra que los golpes de estado y los movimientos de sublevación se han originado en la aspiración de un hombre que fue presidente de volver a serlo, comenzando con don Braulio Carrillo en 1836, que se vino desde Sabana Sur hasta la catedral con un movimiento para que lo reeligieran. “Después de todo, lo de Calderón Guardia también se debió a que él quiso volver a la Presidencia. Fue por eso que se originó la revolución del 48. “Si vos estudiás esos movimientos, encontrarás que siempre se originaron en la aspiración de un hombre que ejerció la Presidencia. En ese momento, consideré inconveniente que volvieran Don Pepe y Daniel”.
Pleitos con Don Pepe “Con Don Pepe tuve yo unos pleitos grandes. Nunca me le quedé callado. Una vez, nos hizo llamar a todos para meternos una regañada. Yo no le acepté la regañada, le dije ´usted no tiene derecho a regañarme a mí, porque ni mi papá me regaña´. “Otro día me llevé a mis dos hijas mayores, para que no me permitieran claudicar. Les dije que si don Pepe me estaba envolviendo, ellas dijeran ´no papá, usted no está de acuerdo con eso´. Las mayores son Zarela, que es un nombre en ruso. Zarela es la hija mayor del zar. Y la otra se llama Teresita Eugenia. “Don Pepe había ofrecido pegarme porque me oponía a él. Así lo dijo en una asamblea. Yo estaba opuesto a sus candidatos. Luis Alberto (Monge) me mandó un papel antes de la Asamblea, y el papel decía ´Don Pepe te va a pegar´. “De verdad, se vino desde arriba, donde estaba la tribuna. Yo previne a mis hijas y me las llevé a que estuvieran cerca, de forma que si Don Pepe me iba a pegar, que ellas se le tiraran encima, porque yo no iba a tocar a Don Pepe. “De veras se vino a la mesa, pero cuando llegó solamente dijo ´el que está con Villanueva, está contra mí´. Él me quería 320
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asustar, pero nunca le he tenido miedo a un político, no le he tenido miedo a nadie. “Una vez me preguntó la periodista Evelyn Faschler, ´¿a qué le tiene miedo el licenciado Villanueva?´. Y yo le dije ´a nada, bueno, un momentito, le tengo miedo a la muerte´. “Después me dijo Justo Orozco, ´vi la entrevista, te voy a prestar unas revistas y unos párrafos de la Biblia, para que no le tengás miedo a la muerte´. Me los dio, pero no jodás, le sigo teniendo el mismo miedo. “Cuando entró don Óscar (Arias), él me propuso primero que asumiera la embajada de Rusia, pero le dije que no. Luego, me ofreció la embajada de Nicaragua, y de nuevo le dije que no, pero le dije que había una forma en que sí aceptaba. Le dije, ´Óscar, hay una forma en que sí acepto, y es que tengás un helicóptero en Cartago, para que me lleve a Managua y todos los días me devuelva, porque yo de Cartago no salgo´. Todo lo cual era un absurdo, por supuesto. “Toda la vida he vivido aquí, he ido de viaje, y tuve casa en Puntarenas. Todos los fines de semana nos íbamos para allá. Mis hijas también iban. Después, ya nadie quiso ir más, entonces la vendí. “Aparento ser bravo, pero no lo soy. La gente tiene la idea de que lo soy. Tampoco soy muy problemático. Nada más que me gusta que las cosas estén en orden, y me encanta debatir”.
La tercera vez “José Miguel Corrales y yo hemos sido muy amigos. Hubiera sido un gran contralor, el mejor contralor que pudo haber tenido Costa Rica. “Cuando fue candidato, Corrales vino a hablarme y le dije ´estoy con vos´. Pasó un gran rato tomando café conmigo, aquí en esta casa. Cuando íbamos para el carro, le dije ´vos me dijiste que querías ser presidente, bueno, yo quiero ser diputado´. Entonces se volvió y me dijo ´vos serás diputado por la papeleta de San José´. Así que me pasó igual que con Luis Alberto. “Así, fui diputado por tercera vez. La primera vez me gustó mucho porque era diputado de Oposición. La segunda no me gustó tanto, aunque la verdad es que fui Presidente de la Asamblea Legislativa. Todo tiene su atractivo, lo que pasa es que ser diputado de gobierno es menos combativo.
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“Un diputado de oposición tiene que saber hablar. En cambio, un diputado de gobierno tiene que aprender a callar. Hay que reprimirse mucho. “La tercera vez fui diputado de Oposición, pero ya no tenía con quién polemizar. Hablé muy pocas veces, porque nunca encontré que alguien me contestara. Las pocas veces que hablé no encontré contrincante. Nadie me entraba a mí, ni José Merino. “Aquí ya hay muy pocos polemistas, poquísimos. Beto Cañas, por ejemplo, no es muy de hablar, pero tiene un gran humor. Es un polemista peligroso porque explota una vena que pocos tienen: la vena humorística. Te puede matar con una salida humorística o un chiste. “Es difícil. Con don Alberto es difícil polemizar. Además, no es un hombre al que le gusta. Es que a mí me gusta discutir. Por eso fue que la primera vez que fui diputado, en el 66, me sentí en mi charco: tenía con quiénes polemizar. “En la Asamblea Legislativa del 82 ya no había con quien discutir. En esa Asamblea Legislativa estaba Roberto Chacón Murillo. Como no había cómo discutir, nos poníamos de acuerdo. Chacón Murillo me atacaba, y yo le contestaba, y así montábamos una polémica artificial. Por lo menos para entretenernos. “Pero en esta tercera vez que fui diputado nadie se me metía. Eso fue lo más triste para mí. Una vez monté un seudopleito con ese muchacho del SINART, con Belisario Solano. Pero no, no, no fue polémica. “Estaba también Carlos Vargas Pagán, pero era de exponer, no de polemizar. Para vos polemizar tenés que guardar muchos recursos. Entonces, necesitás a otro que te diga un poquito y se guarde sus armas. Así, cada quien va golpeando con estruendo, pero poco a poco. “Además, el reglamento de la Asamblea terminó con la polémica en el Plenario, terminó con las discusiones. Y te voy a confesar algo: mi fracción en esta tercera vez que fui, en el gobierno de Miguel Ángel Rodríguez, no era una buena fracción. Yo más bien me convertí en un consejero. Me decían ´El Maestro´. Les daba algunos argumentos para que hablaran. “Le enseñé mucho a Franz Acosta (qdDg), a quien le gustaba mucho hablar. Por ejemplo, yo le decía ´mirá, tenés que acompañar la palabra con el movimiento de las manos´. Pero después se le fue la mano, porque las levantaba muchísimo. 322
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“La mímica va con la palabra: golpeás la mesa y levantás el puño, eso me lo dijo una vez un diputado de Guanacaste, Pedro Fernandino. Es que hablé muy fuerte y se paró a decir que yo lo había insultado. Al día siguiente le leí el acta y le pregunté dónde estaban los insultos, y me contestó algo que yo no me esperaba: ´es que usted no insulta con las palabras, insulta con los gestos´. Tal vez tenía razón: a veces el insulto está en el tono y en la mímica”.
“Abel me cae bien” “¿Cómo veo al país? Mirá, dejar hacer, dejar pasar. Con Abel, por ejemplo, han transcurrido dos años sin pena ni gloria. Abel es un buen hombre, pero no es un hombre de transformaciones ni innovaciones. Es un hombre honrado, que no se va robar un cinco del gobierno. Es a la manera de los gobernantes suaves de antes. No es como Echandi, que era terrible, y se manejó por vetos. Tampoco como Trejos, que era de fondo. “Abel me cae bien. Es un poeta de presidente. Es una especie de Rómulo Gallegos, que era un gran escritor, como Abel. El punto es que Rómulo Gallegos no era un político como Rómulo Betancourt”. Le pregunto por lo que viene, por lo que espera del país. “Me acuerdo de un poema de Guillermo Villalobos Arce, que fue compañero mío en la Asamblea Legislativa. Es de aquellos famosos cinco poetas de la universidad. “El poema de Memo Villalobos dice algo así, ´Le pregunté a Rómulo Gallegos qué decía de nuestra América, y se quedó pensando, mirando para el norte…´. Bueno, eso es lo que está pasando. Memo quiso decir que Gallegos no podía pensar si no era pensando en Estados Unidos. “Eso mismo nos está pasando. Yo le creo a Abel cuando lo explica. Dice que somos una nación muy dependiente, en economía y en finanzas. El TLC con Estados Unidos es tigre suelto contra un burro amarrado que somos nosotros. Lo peor, es que no nos podemos aislar, hay que votarlo, qué le vamos a hacer”. -¿Qué es urgente en Costa Rica? ¿Qué le preocupa? -La pregunta debería ser ´¿Qué es lo que no me preocupa?´ Yo creo que atropellamos mucho lo que estamos haciendo. No dejamos que se opere un proceso evolutivo, que debe estar fundamentado en la educación nuestra. Camilo Rodríguez Chaverri
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“No educamos para el desarrollo. Los muchachos no se integran al desarrollo. La educación nuestra no es para eso. Nuestra educación es un barniz. La primaria los prepara para que vayan al colegio, y en el colegio para que sean bachilleres y parias en la calle. ¿Le gustaría ser diputado por cuarta vez? -Sí claro, ya te voy a decir… A mí lo que me gusta es eso. Tener la oportunidad de estudiar las cosas del país, de buscar la manera de resolver muchas de las cosas que existen, y poder discutirlas con alguien en un parlamento. El parlamento es para discutir. ¿Tendría rivales? -Bueno, Rolando Laclé sería un buen rival, pero ya no sería conmigo. Fue diputado conmigo, en el 66. Nosotros siempre nos arrinconábamos en el vidrio de la barra de prensa a discutir y a conversar. “Cuando nos anunciaron que llegaba Montero Mejía, Arnoldo Ferreto estaba feliz. A cada rato me decía ´ese es un pico de oro… Vamos a ver cómo te va´. “El día que llegó Montero Mejía, Laclé me dijo ´¡qué torta! Ese es un gran orador.´. Le contesté, ´pastoriémoslo´. Un día de tantos se echó un discurso en contra del presupuesto, y yo era presidente de la Comisión de Presupuesto. Lo agarró Laclé, y en la segunda, le dije a Rolando ´es mío, dejámelo´. Me paré y le contesté que hasta ahí llegaba. ¡Jueputa! Ese sí era buen orador. Era un hombre con el que se polemizaba. Ferreto también era de traba. La verdad es que Montero Mejía vino a ayudarnos mucho para entretener la cosa. “Nunca salimos como enemigos. De ahí salí de dos duelos, uno con un tal Rodríguez de San Ramón, después con Frank Marshall, porque hubo una discusión en la asamblea sobre la financiación de Somoza a Calderón. Yo tenía unos recortes de periódicos nicaragüenses donde se hablaba de la financiación de Frank Marshall, y lo comenté. “Se vino furioso, me vino a reclamar. Yo le dije ´es la prensa nica, no soy yo´. Se armó la bronca, pero nunca fuimos a duelo porque se metió don Harlley Guardia, y otra gente. El señor Guardia era diputado y fue famoso porque era dueño de muchas fincas. Lo cierto es que se metió entre nosotros y paró el duelo”.
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Entre álbumes y libros En su oficina tiene decenas de álbumes y cientos de fotos. Tiene fotos desde el matrimonio, montones de libros de poesía, antologías por cada país. Y en una pared hay fotos de todas sus hijas. “La familia significa todo para mí. Yo me paso queriendo ser como un ´pater familias´ de la organización romana: la persona mayor alrededor de la cual gira toda la familia. Aquí se reúne toda mi familia los domingos. Todos vienen. Aquí es el centro de la polémica. Claro, es una cosa terrible las discusiones. Una vez vino un amigo mío de Venezuela, Eduardo Viada, lo invité a un almuerzo un domingo, al almuerzo de siempre en el que estaban todas las hijas, y eran unas discusiones enormes. Mi amigo me decía ´¿cómo es posible que discutan tanto y no se peleen?´. “A Djenanne le gusta mucho discutir, a Circe también, y a Luis Gerardo, que es el único hombre. Ahora, yo soy el más callado de la casa. Además, mi señora, Teresita Monge Arias, que es Monge de Cartago y Arias también de Cartago, nunca discute conmigo… “Ahora no peleo ni discuto con nadie. No crea, es de lo más aburrido. Ahora me tienen de consultor de casi todos ellos. ¿Desobedecerme? No: nunca he tenido problemas. Pero tampoco les doy órdenes. Ya todas están grandes, y Luis Gerardo también. Lo que sí pasa es que a veces tratan de convencerme, pero es difícil…”. Ojo, junio 2004
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Eduardo Lizano Fait
El gurú de nuestra economía
Es amable, humilde, sencillo, risueño, dulce, cordial y directo. Lejos de lo que a veces quieren dar a entender acerca de él grupos sindicales o agrarios, Eduardo Lizano Fait es una persona encantadora. En esta entrevista habla de su vida, su niñez, sus estudios, sus luchas, sus amigos y la situación del país. El gurú de nuestra economía es un ser humano excepcional. “Nací en el Paseo Colón el 8 febrero del 1934. Mis papás se llamaban Guillermo Lizano Matamoros y Amelia Fait Casalvolone. Mis abuelos maternos eran migrantes italianos. El Fait es de origen italiano. Los otros Faith, con hache, son de origen alemán. “Mi abuelo llegó a Bluefields, Nicaragua, y de ahí se fue para Puntarenas. No sé si era que los veleros llegaban a Bluefields. En Bluefields le encomendaron un trabajo de mecánica y después se quedó en Puntarenas. Desde entonces, mis papás estuvieron siempre en Puntarenas. Mi papá era de Esparta, cuando eso se llamaba Esparta y no Esparza. “Nosotros éramos dos hermanos y una hermana. El hermano menor murió. Se llamaba Guillermo Enrique. Falleció como de 50 años. “Los primeros años los viví en Puntarenas. Mi papá y mi mamá se quedaron y yo me vine a vivir con mis tías. Papá era maderero, él y un tío tenían la Maderera Puntarenense. Mi mamá era ama de casa. “En esa época, en los años 30 y 40, Puntarenas era muy importante porque no había camino a Guanacaste, ni a Golfito, ni a Quepos. Era la época de las compañías de cabotaje, y había que entrar por el río Tempisque. El golfo
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y Bebedero han sido sitios históricamente muy importantes por esta razón. “Papá iba a comprar madera a Guanacaste. Casi todo lo que Guanacaste vendía y compraba pasaba por Puntarenas. Es más, el golfo era el que hacía que compartiera cantones de la península. Para la gente de la península era más fácil ir a Puntarenas en lancha que hasta Liberia a caballo. “En esos tiempos, papá mandaba madera aserrada a Quepos y Golfit o.Con la carretera interamericana, comenzó a declinar Puntarenas. Ahora, incluso no hay razón para que la zona sur y Puntarenas sean una sola provincia. “Recuerdo que había un grupo importante de población china, y es que la entrada al país para ellos era Puntarenas. Se dedicaban sobre todo al comercio. Trabajaban mucho pero jugaban mucho. Los juegos de azar siempre los atraían . Ya la siguiente generación es de profesionales, pero, cuando eso, eran grandes comerciantes y grandes jugadores. “Estuve en Puntarenas hasta los cinco años de edad. Fui a la Escuela Juan Rafael Mora del año 41 al año 46. Entre mis compañeros estaban el ahora ingeniero Fernando Cañas, el ingeniero José Luis Barzuna (qdDg), el ganadero Miguel Araya, y Ludvig Schalager, que fue piloto de LACSA. “Del año 47 al año 51 estuve en el Colegio Seminario. De nuevo, entre mis compañeros estaban Miguel Araya y Fernando Cañas. Pasamos juntos los once años de primaria y secundaria. Ahí también tuve contacto con una nueva camada. Recuerdo a José Luis Arce, que llegó a magistrado; a Max Esquivel Grillo, el papá del defensor adjunto de los habitantes; al ingeniero Juan Esquivel Dent, y al lechero Carlos Eduardo Robert, el famoso Yayo Robert. “En la escuela, siempre fui buena gente. Cuando eso, la escuela era un crisol, uno tenía compañeros descalzos, compañeros que venían de barrios muy pobres, y todos nos hacíamos amigos en la escuela. Tuve compañeros que venían de Hatillo, cuando aquello estaba conformado por unas casitas entre potreros. “En el Seminario también tuve compañeros muy pobres, porque los curas se preocupaban de traer gente de zonas alejadas, en busca de vocaciones. Para conseguir uno que les ´pegara´ tenían que traerse diez. Así fue como tuvimos muchos compañeros de Juan Viñas, y de la Vertiente Atlántica en general. Los sacerdotes alemanes estaban a cargo de Limón y Turrialba.
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“Era vicaría. Todavía hay paulinos en Talamanca, orden religiosa que manejaba el Seminario Mayor, y también el Colegio Seminario. A mí me tocó estudiar todavía donde está el Banco Popular. Ahí estaba el Seminario. “Luego, se llevaron el Seminario Mayor a Paso Ancho, y después también el Colegio Seminario. No eran tan estrictos como dicen. Bueno, lo que pasa es que nunca estuve interno, pero dicen que en el internado se armaban guerras de almohadas y que hacían fechorías… “Eso sí, en el Colegio Seminario el padre Kulhman ponía orden. Era altísimo y cadavérico. Le decían ´la sombra´, porque en el momento menos pensado llegaba. Nadie lo oía. Siempre cuando había alguna fechoría, aparecía. “Todos los curas fueron muriendo. Esa orden sufre una crisis por falta de vocaciones. Por eso comenzaron a tener problemas para ir reemplazando a los mayores. Poco a poco, son menos los curas. Ya en mi época una cantidad importante de profesores no eran sacerdotes”.
Universidad en Europa “En 1952 me fui a Suiza, a comenzar mis estudios universitarios. Papá me dio una beca. Fue él quien me tuvo becado allá, en Europa, cinco años. Me fui a Zurich porque está una famosa escuela de Ingeniería. En Suiza, las universidades son cantonales, pero tienen dos politécnicos que son federales, uno de ellos es el de Zurich. “Quería ir a estudiar Ingeniería Eléctrica. Me fui como en marzo para entrar en octubre. Estaba estudiando alemán cuando comencé a ver los programas de la carrera. La verdad es que ya no me gustó tanto, así que entré a Economía. Hice el primer año en Zurich, y el segundo y tercer año en Ginebra. completé el programa de licenciatura de tres años. De ahí me fui a la Escuela de Economía de Londres, y estuve dos años y obtuve una maestría “Del 52 al 57estuve en Europa, de ahí me vine, y cuando llegué, en el 57, estaban en plena campaña. Mi cuñado Rafael Cordero Croceri era candidato a diputado, y estaba haciendo campaña por Cartago. Lo acompañé a algunos lugares. Él y mi otro cuñado, Alberto di Mare, hermano de mi señora, son grandes amigos míos. “Recién llegado, José Manuel Salazar me ofreció trabajo en el CNP. Él era el subgerente. Pero Raúl Hess me ofreció un puesto en el Proyecto de Desarrollo Económico, que era una 328
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de las iniciativas que había tomado Rodrigo Facio para que la UCR se interesara en los problemas de desarrollo económico del país. “Facio mandó a Raúl Hess a estudiar a Chile y cuando regresó establecieron ese programa institucional. Ayudaban varias instituciones, creo que el ICE y el CNP, entre otras. En ese proyecto estaba trabajando Bernal Jiménez Monge, a quien luego lo contrataron para irse de profesor para Chile. Raúl me llamó para terminar lo que estaba haciendo Bernal. Ahí hacíamos estudios sectoriales. Bernal era el que realizaba estudios del sector industrial y Álvaro Hernández era el encargado del sector agrícola. Llegué a terminar el sector industrial e hicimos un estudio sobre el sector de transportes y sobre las finanzas públicas. “Estamos hablando de los años 59, 60 y 61. Estábamos en una casita cerca de la línea del tren, hasta que construyeron el nuevo edific io de la Escuela de Ciencias Económicas. Cuando eso, don Wilburg Jiménez Castro era el decano. “Raúl daba el curso de teoría económica contemporánea. Lo daba conjuntamente con Rodrigo Facio, y me incluyeron a mí a dar una parte del curso. A Rodrigo lo conocí sobre todo a través de Raúl. Ya él era rector, pero también era profesor de Ciencias Económicas. Por eso lo teníamos más cerca. Además, le interesaba mucho el proyecto de desarrollo económico. No estuvo mucho tiempo más con nosotros. Se fue a trabajar al BID y murió en una playa de El Salvador. “Poco después, me dieron otros cursos. Tenía menos de 30 años. En ese tiempo, había muy pocos economistas. Raúl, por ejemplo, fue Ministro de Hacienda a los 28 años”.
Inicio de la función pública “Yo había estado con mi cuñado en política, como le conté. Había ido a giras por Pejibaye, por ejemplo. Pero mi primera gira política fue mucho más joven, en una cabalgata de don Otilio Ulate de Cañas a Tilarán. Nunca se me olvidará ver a don Otilio a caballo, con el cepillo de dientes en la bolsa de atrás. Eso fue antes del 48. En el 48, hice el segundo año en el colegio. “Algo curioso es que mi papá fue diputado del 40 al 44 por el partido del doctor Calderón Guardia, pero después, desde el 44, se mantuvo en la oposición, y cuando nació el partido de Don Pepe, se hizo liberacionista. “Raúl Hess entra como Ministro de Hacienda de don Chico. Es Raúl quien me empieza a meter en asuntos públicos Camilo Rodríguez Chaverri
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. Por ejemplo, me mandó a una reunión de la OEA en México. Ahí me llamó José Manuel Salazar para que entrara a la junta directiva del ITCO. Entré a fundar el ITCO. Don Elías Soley Carrasco, el papá de los hermanos Soley Soler, era el Ministro de Agricultura.“Macedonio Solórzano y Romano Orlich eran directivos. También Comencé con ellos en el ITCO. La primera sesión fue en los altos de la sucursal del Banco de Costa Rica en el Paseo de los Estudiantes. Después estuvimos mucho tiempo en donde ahora es el Museo Calderón Guardia, en Barrio Escalante. “Con ellos estuve dos años, hasta que don Chico me propuso que me pasara al Banco Central, para formar parte de la junta directiva. En esa posición estuve durante dos años del gobierno de don Chico y dos años del gobierno de don José Joaquín. Mientras tanto, daba clases. Vivía, sobre todo, del sueldo de la universidad. “Me tocó abrir dos instituciones más. Con don Pepe estuve en la junta directiva del IFAM, en la que compartí con Mario Quirós Sasso, Jorge Manuel Dengo y Alejandro Morera Soto, que por cierto me enseñó a meter goles con “efecto”, dice don Eduardo, y por primera vez deja salir una sonrisa más que generosa. “Don Armando Arauz era el gerente general. Ahí estuve como tres años. Y por Don Pepe de nuevo, cuando fundó el Consejo Nacional de Investigación, Ciencia y Tecnología (CONICIT), estuve entre los primeros directivos. Cuando don Pepe me pasó a CONICIT, conocí al doctor Édgar Mohs. Ahí también estaba Rodrigo Zeledón, presidente durante muchos años de esa junta directiva y viejo conocido mío, porque él también es originario de Puntarenas. “Recuerdo que hay una pensión en Puntarenas, la pensión de las Araya, parientes de Rodrigo. Bueno, era nieto de ´Billo´ Zeledón, ¿qué más quiere? “En CONICIT, también conocí a Ernesto Macaya y compartí con Federico Vargas Peralta. Del 70 al 75 estuve en el IFAM y en el CONICIT, gracias a Don Pepe, y así terminé mi romería de casi 16 años en instituciones autónomas. En el año 73 obtuve el doctorado en La Sorbona. Mis estudios universitarios me llevaron a aprender el inglés, el francés y el alemán, aunque casi no lo practico. Curiosamente, nunca estudié en Estados Unidos. Las circunstancias me llevaron a estudiar a Europa. “Cuando llegó al poder don Daniel, entré a un grupo que organizó Carlos Manuel Castillo, que era el vicepresidente y 330
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el encargado del área económica, como un ´apaga incendios´. Había un grupo muy importante de economistas al lado de él. Ocupábamos el segundo piso de la vieja casa presidencial al costado del Parque Nacional Entre otros, estábamos ahí Fernando Naranjo, Federico Vargas Peralta, Johnny Fernández, Rodolfo Eduardo Quirós y yo. Ahí me quedé algunos años. “Como muchas de esas personas teníamos doctorados, a ese departamento le decían el hospital, por la cantidad de doctores y de dolores. Yo era muy amigo de Daniel, mucho más que de Don Pepe. Mi familia tenía una empresa algodonera en Liberia, una desmotadora de algodón y Daniel tenía ahí su finca ´La Flor´. Participé en la campaña en que él perdió, le ayudaba en lo que tenía que ver con planeamiento. También participó activamente José Manuel Salazar. Daniel era un tipo muy inteligente, muy cultivado, estudió en Canadá y en Francia, era muy rapido, y siempre iba adelante del resto de la gente. Él nos decía que él trabajaba más con los diputados que con los ministros, porque no tenía la mayoría del congreso. Tuvo una ardua labor en ese sentido. Creo que quien le ayudaba con los diputados, al menos por teléfono, era don Paco Calderón. “Estuve tamaño rato ahí con Carlos Manuel Castillo. Después de Daniel me fui a la universidad y estuve en las aulas durante casi todo el período de Rodrigo Carazo. Tuvimos una participación activa en el análisis de los asuntos económicos. Rodrigo Carazo había sido profesor de la UCR, nos reunimos con él, le conversamos, pero él tenía sus puntos de vista diferentes. Nosotros estábamos viendo los toros desde la barrera”.
Al frente del barco “En la campaña del 82 participé en diversos grupos de trabajo. No tenía responsabilidad ejecutiva ni política. Con Monge, hubo actividades muy importantes. “Luis Alberto forjó una amistad duradera con Rafael Ángel (Calderón) que fue muy importante para la creación del PUSC, para la aprobación de ese proyecto de ley. Después, Rafael Ángel apoyó a Luis Alberto, desde el PAE I, y apoyó en la política interna y externa, que era muy complicada por la presencia de los sandinistas y nuestra relación con los gringos.
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“Incluso, había grupos importantes en Costa Rica que opinaba que debíamos seguir el camino sandinista. A Luis Alberto le tocó una administración muy complicada. En mayo del 82, cuando inició el gobierno de Luis Alberto, el país estaba en una profunda crisis. Gracias a Dios, Costa Rica contó con Carlos Manuel Castillo. Cuando yo llegué al Banco Central, en setiembre del 84, lo peor de la tormenta ya había pasado, la había enfrentado Carlos Manuel. Carlos Manuel y yo fuimos muy amigos. Primero nos encontramos en el proceso de integración centroamericana. Carlos Manuel fue Secretario General del Sistema de Integración Económica de Centroamérica. También tuvimos contacto con Porfir io Morera. Cuando se vino Carlos Manuel, Porfir io llegó a ser director de la oficina de la subsede de la CEPAL en México. “Rodolfo Solano, Rodolfo Eduardo Quirós y Rodolfo Trejos también estaban en Guatemala, en la sede de SIECA. Eso fue en los años 60. Después, Carlos Manuel se viene para ser Ministro de Economía, Industria y Comercio con Don Pepe, y después pasa a ser vicepresidente de Daniel. “Carlos Manuel se trae después a Porfirio para el gobierno de Daniel. Carlos Manuel había hecho sus estudios principales en economía agrícola. A mí me ha atraído mucho la economía agrícola. Por eso, tuvimos muchas conversaciones sobre el tema. Después, sacó el doctorado en temas de integración económica. Esa fue su tesis de doctorado. “Más adelante, Carlos Manuel y Fernando Naranjo fundan la empresa consultora CEFSA, (Consejeros Económicos y Financieros, S.A.) poco después me invitaron a participar con ellos. Ya cuando Carlos Manuel aspiraba a la Presidencia de la República Marco Antonio López pasó a sustituirlo en el Banco Central, “Después, Marco Antonio se fue para Washington, y me invitan a participar en el Banco Central . Hubo un remezón del gabinete, salieron varios ministros, entre ellos el de la Presidencia, el de Agricultura y el de Seguridad Pública, “Pasé a ser Presidente Ejecutivo del Banco Central en el año 84. Como presidente ejecutivo, también era presidente de la junta directiva. Cuando entré, éramos varios los nuevos en el gobierno Entré al mismo tiempo que Danilo Jiménez Veiga, ministro de la Presidencia, y Carlos Manuel Rojas al Ministro de Agricultura. “Gracias a la coordinación con Jiménez Vegia, que era hombre de gran capacidad y de gran confianza de Luis Alberto, se pudo avanzar bien. Era mi primera experiencia al frente de una institución y logramos mantener la estabilidad que consiguió Carlos Manuel”. 332
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Las minidevaluaciones “Empezamos con las minidevaluaciones, que ya tienen veinte años. No éramos los únicos, ni estábamos descubriendo el agua tibia. No nos parecía intentar un tipo de cambio fijo, como en los años 50, 60 y 70. Tampoco nos parecía dejar flotar el colón. “Se generó mucha polémica en todo lo que se llamó ´Programas de Ajuste Estructural´ (PAE). El primero fue con Monge, el segundo con Arias, y el tercero con Calderón y Figueres. Con el PAE I y con el PAE II hubo remezones importantes. El Banco Central participó mucho en los procesos de apertura de la economía, desgravación arancelaria y el ingreso de Costa Rica en la Organización Mundial del Comercio. En el Ministerio de Economía primero estuvo Luis Diego Escalante, y luego Antonio Burgués. “En esa época, tuve problemas con el Ministro de Agricultura, Alberto Esquivel. “El Banco Central tenía un asiento en la directiva del CNP, y estaba presionando para que esa institución cambiara el sistema que tenía de precios de sustentación. La polémica subió de tono. En última instancia, le tocó a Óscar Arias zanjar esa diferencia. “Con respecto a Ottón Solís, la polémica fue más con Óscar que conmigo. En ese momento, en la directiva del Banco Central estaban los ministros de Hacienda, de Economía y de Planific ación. “Óscar Arias impulsó una reforma del Banco Central. Dentro de esa reforma, se excluía de la directiva a dos ministros, para que sólo quedara el de Hacienda. El ministro de Economía no tuvo problemas para aceptar la situación, pero Ottón lo tomó muy a pecho. Cuando la reforma lo saca, como ministro de Planificación, de la directiva del Banco Central, Ottón renuncia. “Durante los últimos veinte años, estuve diez años en el Banco Central. Después de mis años con Luis Alberto y con Óscar, Rafael Ángel me pidió que me quedara, pero después de seis años, era justo y necesario algún cambio ahí. Siempre hubo gente con la que soy afín, entre ellos Jorge Guardia y Jorge Corrales, durante el gobierno de Calderón; así como Carlos Manuel (Castillo) y Rodrigo Bolaños durante el gobierno de Figueres. José María tenía un grupo muy importante de gente del campo económico, como Fernando Herrero, Rebeca Grynspan, Carlos Espinach, Rodrigo Camilo Rodríguez Chaverri
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Bolaños, Saúl Weisleder y Leonardo Garnier. Con frecuencia conversamos. “Cuando entró Miguel Ángel, me pidió que le ayudara desde el Banco Central. Estuve con él durante los cuatro años. Miguel Ángel y yo nos conocimos en la universidad, él hizo su tesis de grado en Economía con don Alberto di Mare. Yo formé parte del tribunal. Don Alberto y yo éramos muy cercanos, más que cuñados. Además, Alberto y Miguel Ángel eran muy “cuates”. No sé si él le sopló, pero fue Miguel Ángel quien me llamó”.
El segundo período “Fueron dos períodos muy diferentes. En el del 84 al 90 renegociamos la deuda externa, abrimos mucho la economía, redujimos los aranceles externos de manera muy significativa, entramos a la OMC, y se creó el sector financiero privado. Antes de eso, los bancos privados sólo podían vender títulos a 360 días. Se hizo todo un trabajo para ir consolidando un sector financiero privado. También asumimos los PAEs, y arreglamos problemas puntuales, como el del CNP y CODESA que tenían acceso directo al financiamiento del Banco Central. Se eliminaron esas sangrías. Además, se dio más autonomía al Banco Central. Antes como se indicó, en la directiva participaban tres ministros más la presidencia ejecutiva, o sea, que el presidente tenía cuatro miembros de siete. “En el segundo período, del 98 al 2002 también, había que trabajar mucho pero las circunstancias políticas no ayudaban mucho. Es como estar montados en una bicicleta estacionaria, pedaleando y pedaleando, pero sin avanzar. Mucho de lo que Miguel Ángel y los que estuvimos cerca queríamos hacer, no se pudo hacer. “Tuvimos aportes, como la creación de la Ley de Pensiones. Ronulfo Jiménez estuvo muy metido. Existía un monopolio de fondos de pensión en la Caja Costarricense del Seguro Social. Se crearon otros fondos administrados por operadoras, unas privadas y otras de los bancos estatales. También ocurrió todo lo del combo del ICE. Independientemente de la letra de los proyectos, me parece que hubo un proceso democrático tradicional, y un proceso político no tradicional. En el primer caso, se dio la tradicional discusión de proyectos, y la aprobación de la ley por cuarenta y pico de votos. En cuanto al no tradicional,
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vimos la toma de las calles y toda la trifulca que culminó con el retiro de los proyectos de ley. “Viendo retrospectivamente, podría considerarse que no debería haberse comenzado con el ICE, si no con el INS, pero es complicado analizar la situación concreta. Miguel Ángel tenía que sopesar las alternativas que se le presentaron. “Durante el gobierno de Miguel Ángel me di cuenta que las condiciones políticas habían cambiado mucho, tanto en la Asamblea Legislativa como fuera, con agrupaciones que no tenían representación política popular, pero sí capacidad para movilizar gente. Se hizo muy difícil avanzar y sigue siendo un gran problema para el país. Si las condiciones políticas no se dan, no hay posibilidad de avanzar en el campo económico y social. “Estuve con don Abel los primeros seis meses de su gobierno. Le había dicho a don Abel que quería irme, y que lo haría cuando consiguiéramos un buen candidato. “Estuve en las reuniones en las que se discutió el equipo económico del gabinete. De esas reuniones, salió la idea de pedirle a Alberto Trejos que fuera a COMEX, a Jorge Wálter (Bolaños) que aceptara el ministerio de Hacienda, y a ´Guti´ (Francisco de Paula Gutiérrez), quien no dio el ´sí´ que aceptara el Banco Central. Desde el principio habíamos hablado con Francisco de Paula. Él estaba muy metido en INCAE. Cuando se acomodó, me sustituyó en el Banco Central. “Alberto Trejos fue compañero de Andrés Rodríguez, el hijo de Miguel Ángel, en la universidad, y estuvo trabando en CEFSA. Es una persona brillante. Andrés y él han sido profesores de importantes universidades de Estados Unidos. Andrés y Alberto son excelentes economistas. Les publican sus artículos en las mejores revistas de economía de Estados Unidos. “Andrés ha dado clases en Harvard y en el Instituto Tecnológico de Massachussets, y Alberto en Chicago. Los dos han tenido posiciones académicas muy importantes. “Aquí hay gente muy preparada. Por ejemplo Laura Alfaro, hija de Jorge Alfaro, Directivo del Banco Central también está en Harvard, da clases y le publican artículos importantes aunque complicados. Y no podemos dejar de mencionar a Claudio González Vega quien es profesor en Ohio desde hace bastantes años. Aquí se le conocía como ´Taladro´, porque era capaz de entrarle a cualquier cosa. Me imagino que se quedará allá, porque sus dos hijos ya se graduaron. Vea otro caso exitoso. Jorge Walter (Bolaños) estuvo en Kativo, y después Camilo Rodríguez Chaverri
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fue muy importante en Fuller. Cuando Fuller compró Kativo, se llevó a Walter Kissling y a Jorge Walter. Cuando Walter (Kissling) llegó a ser el ´mandamás´ de Fuller Internacional, el gerente financiero del grupo internacional era Jorge Wálter. “En la directiva de Kativo estaba don Manuel Jiménez Borbón, que era uña y carne con Walter Kissling. Cuando murió don Manuel, entré yo a la directiva. Por eso, conozco de cerca todo lo que hicieron los dos Walter (Kissling y Bolaños) dentro de la empresa. Ellos fueron muy exitosos. “Con Alberto, Jorge Walter y ´Guti´, que se incorporó seis meses después, se conformó un equipo muy sólido, de gente muy preparada, que sabe mucho”.
Trabajó con siete presidentes “En este momento, me parece que el gobierno de don Abel tiene un equipo económico que le da confianza al país, que sabe bien lo que está haciendo, tanto con Jorge Walter al inicio como con Beto Dent ahora. Al mismo tiempo, en comercio exterior se ha manejado muy bien el país, con Alberto, con Gabriela (Llobet) y con Anabel (González). En agricultura, don Fito Coto, con el bajo perfil que a él le gusta, ha ido manejando los grupos de presión. En el ministerio de Economía, Gilberto Barrantes también está haciendo un buen trabajo, porque tiene una gran experiencia. “Además, tener a Ronulfo (Jiménez) en la Casa Presidencial es una ayuda muy importante. Él estuvo con Miguel Ángel, pero ahí también estaba Andrés. En cambio, con don Abel es el número uno. Eso es motivo de tranquilidad. “Estuve como presidente del Banco Central con Monge, Arias, Miguel Ángel y don Abel. Además, como miembro de la directiva del Banco Central con don Chico y con don José Joaquín Trejos. Aparte, como le conté, fui asesor en el gobierno de Daniel.. “Esa experiencia me ha ayudado mucho a vivir desde adentro lo que atraviesa el país. Ahora tenemos una carreta en un barreal. No hemos sido capaces de sacarla del barro. Cada día el barreal se puede hacer más grande. “Tenemos un inmovilismo que nos complica mucho. Siempre hemos sido lentos para hacer cosas, pero ahora el inmovilismo nos está impidiendo hasta hacer las cosas más importantes para el país. “Tenemos un problema muy importante, y es el de las finanzas públicas. Los niveles de la deuda interna y la deuda 336
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externa son alarmantes. Alberto Dent tiene que dedicar el 30 por ciento de la recaudación de impuestos para pagar intereses. “Ese problema de finanzas públicas hace que el gobierno no pueda cumplir con la educación, la salud, la seguridad, la infraestructura. Por la situación precaria, no se pueden cumplir las tareas necesarias para el desarrollo. “La yunta de bueyes para sacar esa carretera del barreal debe ser un sector privado competitivo y un sector público eficiente. Sin eso, no podemos salir adelante. Por más que se esfuerce el sector privado, si el Estado se queda atrás, el país no avanza. “Estamos entrabados porque el modelo económico que se echó a andar desde mediados de los 80 no se ha completado. Lo que se pretendía era cambiar el modelo de sustitución de importaciones por un modelo de inserción de la economía nacional en el mercado mundial. “Para cambiar la comparación, estamos en medio del río. No tenemos capacidad para devolvernos, ni tenemos capacidad para llegar a la otra orilla del río; una carreta atascada en medio río es una situación muy peligrosa “Es muy peligroso estar como está el país. No vaya a ser que se nos venga una cabeza de agua”.
Cansancio político “Hay un inmovilismo ideológico. Ha habido un cierto cansancio político de los partidos tradicionales. Antes el PLN y el PUSC podían ponerse de acuerdo, porque había apenas unos pocos diputados de izquierda. Ahora, están los libertarios, que son cinco diputados; más los del PAC, y los del Bloque Patriótico. Son muchos grupos, y cuesta mucho ponerse de acuerdo. “Hemos caído en el peor de los mundos: pluralidad de partidos en la Asamblea Legislativa y un régimen presidencialista. Hay que pensar si es posible volver al bipartidismo, como cuando Rafael Ángel y Luis Alberto se ponían de acuerdo, o Daniel y don Paco se ponían de acuerdo. Si ya no es posible volver a un sistema así, , entonces hay que pensar si lo mejor no es establecer un régimen parlamentario, en el cual los partidos sí tienen la responsabilidad de sostener o forzar la salida del Primer Ministro. “Si se trata de botar al Primer Ministro, se pienza dos veces. En este momento, hay un entrabamiento en la Camilo Rodríguez Chaverri
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Asamblea Legislativa. Se ha abusado del actual reglamento. Las minorías no deberían poder impedir a las mayorías gobernar. Así, no puede funcionar la Democracia Debe haber un procedimiento para que la mayoría tome decisiones. “Los parlamentos en Europa avanzan: Es inconveniente darle el derecho a veto a una minoría, sobre todo cuando hay una elección popular que determina quiénes son los representantes de la voluntad del pueblo. “Hay personas como Miguel Ángel Rodríguez y Rodolfo Cerdas que consideran necesario realizar reformas constitucionales, para establecer un sistema semipresidencia lista, o parlamentario. Tenemos que ponernos de acuerdo. “Lo que ocurre en el país genera frustración. Por más que uno entienda por qué no se avanza, uno quiere que el país avance. Cuando estuve en el Banco Central del año 84 al año 90, uno se cansaba con tanto trabajo, pero veía los resultados. Eso da ánimo. Pero si hay que trabajar mucho y no se ven los resultados, no es que uno desfallezca pero si causa angustia. “A pesar de todo, si vemos los índices de desarrollo humano del país, podemos coincidir con Óscar Arias en que Costa Rica puede llegar a ser el primer país desarrollado de América Latina. Nos falta relativamente poco. Si uno ve los problemas de países amigos como Colombia con la guerrilla; Ecuador y Guatemala con los grupos indígenas; los problemas históricos de Nicaragua; los problemas de Honduras por las fuerzas armadas. Uno constata que Costa Rica tiene que atravesar un río mucho más angosto. “A este país lo que le falta es un par de empujones. Con un país cuya economía puede crecer el 6 ó el 7 por ciento al año podríamos mejorar la cobertura de la enseñanza secundaria, y sobre todo disminuir la pobreza de un 20 a un 10 por ciento de las familias del país “El problema del país no es la falta de una bandera para seguir a la hora de caminar. El problema del país es que tiene muchas banderas. Cada cabeza es un mundo. No es que el país no tenga agenda. Es que cada quien tiene su agenda. “El problema ante la multiplicidad de banderas, es que no hemos encontrado cómo ponernos de acuerdo. Necesitamos una agenda nacional que incluya tres o cuatro puntos, pero no hemos tenido capacidad hasta ahora. “Urge eficiencia del sector público, que pasa por resolver el problema financiero; respetar el Estado de Derecho; garantizar la validez de los contratos, la seguridad de bienes y de personas, la justicia pronta y cumplida. Se requiere un Estado 338
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que sea eficiente, porque, de lo contrario, cada día la brecha entre los sectores es más grande. Como el Estado no cumple, los grupos del sector privado pueden resolver sus problemas por medio de las escuelas privadas, del kindergarden a la universidad; con clínicas privadas; con seguridad privada. Pero los pobres no pueden hacer nada de eso, no pueden recurrir a esas soluciones. “Lo que siempre digo es que tanto la gente de derecha como de izquierda requiere que el Estado funcione. Uno no entiende por qué esto no se tiene claro. Es algo evidente pero no se actúa políticamente.
Academia de Centroamérica “Ahora paso activo en la Academia de Centroamérica. Nos dedicamos a estudiar problemas económicos y financieros. Tenemos una serie de proyectos con financiamiento nacional y de afuera. Por ejemplo, hacemos un estudio anual sobre la economía de Costa Rica. Ahora tenemos un trabajo con el BID para redactar un texto de economía útil para Costa Rica y tal vez para América Central “Estuvimos metidos con el Banco Nacional en BN Desarrollo, le ayudamos a la gente de COMEX con el TLC. Nos mantenemos ocupados. “Yo vengo a trabajar aquí todas las mañanas;trabajamos a tiempo parcial. Ronulfo era presidente de la Academia de Centroamérica hasta que se fue para la Presidencia; lo sustituyó Edna Camacho, quien ahora está en CINDE; también estuvo Víctor Hugo Céspedes, que es asesor en la Caja. Piza Rocafort se lo llevó y le han pedido que se quede ahí. Édgar Robles, también participa pero ahora está en la Superintendencia de Pensiones (SUPEN). “Como ahora tengo más tiempo, leo más. Siempre tengo lecturas acumuladas. Me gusta leer algo de política internacional. Además, Teresa, mi esposa, y yo, vamos a caminar a La Sabana todos los días. Caminamos unos 45 minutos. “Y tenemos grandes amigos. Por ejemplo, Jorge Manuel Dengo y Rodolfo Silva. Recuerdo una anécdota bonita, de mi relación con Jorge Manuel. Cuando hubo el remezón en el gabinete de Luis Alberto (Monge), por encargo del presidente, Jorge Manuel me tenía que llamar, pero optó por llamar a Teresa, mi señora. La llama y le dice, ´Teresita, ¿usted cree que Eduardo aceptaría Camilo Rodríguez Chaverri
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ser Ministro de Seguridad?´. Ella le contestó que no. ´Eduardo no distingue entre una pistola y una vaca´, le dijo mi señora. “´¿Y si le ofrecen trabajo en el Banco Central?´, le preguntó Jorge Manuel. ´Bueno, eso sí es afín a él´, le contestó mi señora. “Entonces me llamó de inmediato y me dijo, ´ya tu señora dijo que sí´”. Otra sonrisa se avisa en su paisaje. “Nuestra amistad nació cuando la erupción del volcán Irazú,. Don Chico le pidió a Jorge Manuel que se hiciera cargo. Jorge Manuel nos llamó a Rodolfo Silva y a mí. Le encargó a Rodolfo que se hiciera cargo de la parte técnica y a mí que atendiera la parte económica. “Trabajamos varios años juntos, con Jorge Manuel como jefe. Eso nos hermanó mucho. Con Rodolfo Silva también hemos trabajado en varias cosas. Rodolfo fue representante de Costa Rica en el BID, y luego fue representante del BID en París y en México. Por ejemplo, cuando íbamos a negociar al club de París, siempre nos quedábamos en su apartamento en París. Jorge Manuel y Rodolfo son muy buenos amigos.”
Su familia Don Eduardo Lizano Fait está casado con Teresa di Mare Fuscaldo, hija de italianos al igual que sus abuelos maternos. “Mis abuelos son del norte, de Piamonte, casi en la frontera con Francia. Los de Teresa vienen de Morano, Calabria, del Sur. Gran número de familias de ese pueblo se vinieron para acá, los Feoli, los Fuscaldo, los Laurito, los Rimolo, los Cavallo, entre otros “Nos casamos en el año 61. Tenemos tres hijas. Por eso, yo siempre digo que trabajo sólo para los yernos”, dice don Eduardo, y vuelve a reírse. Lo hace más a menudo de lo que me imaginaba, de acuerdo con la imagen que hacen de él los medios de comunicación. Es afable, simpático, buen conversador. Entretiene. “Tengo unas gemelas, que se llaman Ana Cristina y María, y una hija más joven, Eugenia. Las gemelas tienen como 40 años. Las tres están casadas con extranjeros. Eugenia es economista y vive en Beijin, China. Está casada con un finlandés. Ella trabaja con la OMC y él con una agencia de la ONU dedicada a programas para combatir el SIDA. “Las gemelas viven en Estados Unidos. Ana Cristina es química, se casó con un químico gringo, y tienen un
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matrimonio químicamente puro”. Se echa otra risa. Se siente más cómodo que al principio. “Ana Cristina vive en Pittsburg, y María vive en Connecticut. Ella estudió educación y computación. Trabajó con la Fundación Omar Dengo aquí y con IBM. Después se especializó en la aplicación de computación a enseñanza primaria, y se casó con otro gringo. “Ahora tengo un poco más de flexibilidad, y trato de ir a verlas más seguido. Estuve un mes, entre abril y mayo, en Beijin. “Sé que es muy difícil que se vengan a residir acá. Las tres trabajan y tienen dobles ingresos en el hogar. Ana Cristina tendrá que votar por Kerry o por Bush, la otra compró casa cerca de Ginebra, que es donde está la base de su trabajo, aunque estén temporalmente en China…”. Ojo, febrero 2005
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Gonzalo Facio
El canciller
Llego al Bufete Facio y Cañas después de una fragua de varios meses para que me permita entrevistarlo. Me pasan a su oficina, y estoy viendo fotos, cuando entra un señor con bastón. Cuando lo vieron vestido, inventaron la palabra ´elegancia´. Tiene los zapatos limpísimos. Tanto que quisiera esconder los míos. Viene de traje gris y corbata azulada. Entra a su despacho con una sonrisa de oreja a oreja, y fácilmente uno se da cuenta que el bastón es parte del atuendo, nada más. Después de saludarme, celebra que esté viendo sus fotos, que adornan y ocupan el espacio de cuatro paredes. Lo primero que hacemos es un recorrido por los recuerdos de esas fotos. En la primera pared hay cinco filas de fotos. En una de las paredes hay una foto del canciller Facio con el presidente de Colombia, Alfonso López; la siguiente hacia abajo es con el gabinete alemán, en 1975; la tercera con el Presidente Orlich en Washington; la cuarta con el presidente Turbay, luego hay una de cuando fue presidente del Consejo de la OEA, y finalmente con otro ex presidente de Colombia, con Lleras Camargo, en 1964.
Entre varios mundos En la segunda fila de fotos, el canciller Facio pasa revista a las tropas de China en 1971, y el canciller Facio está en el Palacio Presidencial de Taipei, en 1972. En la tercera fila de fotos está con Pablo VI, en 1978; y en otra aparece en el 48, junto a Daniel Oduber, Don Pepe Figueres, el Padre Benjamín Núñez y Don Chico Orlich, en la foto está entre Don Pepe y Don Daniel, y los únicos con kepis son Oduber y él.
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La siguiente fotografía dice, ´el señor Gonzalo Facio preside el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en enero del 74´. También hay una con Don Pepe en Bogotá, en el año 72. En la cuarta fila, aparece con el Papa Juan Pablo II, y también con el rey de España, en el Palacio Real. Y en la quinta fila hay una foto con Oduber cuando recibe la Presidencia; con Óscar Arias, cuando era ministro de Don Daniel; con Henry Kissinger; con la Primera Ministra de Israel, Golda Mayer; con Enrique Iglesias, presidente del BID; y con Violeta Chamorro… Pasamos a la segunda pared, entre fotografía y fotografía, don Chalo deja que surja una sonrisa de satisfacción. En esta pared, la primera fila tiene fotografías con Truman, con Eisenhower, y con Kennedy. En la segunda fila tiene una con Jackeline y John Kennedy, otra en la que Oduber y él hablan con Kennedy, y más abajo una con Lyndon Jonhson. En la tercera fila aparece como presidente del Consejo de la OEA, presentando a Lyndon Jonson, más abajo aparece con Richard Nixon, y en otra con Henry Kissinger. En la cuarta fila tiene fotografías con Gerald Ford y con Jimmy Carter. Llegamos a la quinta fila de fotografías de la segunda pared, tiene varias con Ronald Reagan y su esposa, Nancy; con George Bush padre y con Bill Clinton.
Historia irrefutable En la siguiente fila, tiene una fotografía con Hubert Humphrey, otra con Daniel Oduber y Óscar Arias en Londres, y una de cuando fue Presidente del Congreso cuando Don Pepe Figueres recibe el poder de manos de Otilio Ulate. Ahí está don Chalo, en medio de don Pepe y don Otilio. Pasamos a la tercera pared de su oficina, donde la primera fila de fotografías es presidida por una con Vicente Fox, en la segunda está con Cuahtemoc Cárdenas, en la tercera con Francisco Labastid. En las primeras fotos de la segunda fila Don Chalo aparece junto a Ernesto Zedillo, y luego en la Corte Interamericana de Justicia. En la tercera fila, aparece en una fotografía junto a todos los exministros de Relaciones Exteriores, Alfredo Vargas, Mario Echandi, Gonzalo Facio, Rodrigo Madrigal Nieto, Bern Niehaus, Roberto Rojas y Rafael Ángel Calderón. Camilo Rodríguez Chaverri
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En la cuarta fila, aparece en Perú, durante la firma del Tratado de Desarme de Tlatelolco; luego con el Presidente de Ecuador, Gustavo Novoa. En la quinta fila está con Miguel Ángel Rodríguez y Rafael Ángel Calderón en Washington, en el año 94, y en otra con el Duque de Edimburgo durante su visita a Costa Rica. En la sexta fila, aparece desfilando con el estandarte el día que se inauguró la Universidad de Costa Rica, y en otra con el presidente de Israel, Yigal Alon, en su visita a Costa Rica en el año 75. En la sétima fila, está en una fotografía con el Presidente de España Adolfo Suárez; en la segunda junto al Presidente de Chile Salvador Allende, quince días antes de que lo mataran; en la tercera, está en el Kremlin, mientras firma con el ministro Patolichev, el ministro de Comercio Exterior de la Unión Soviética. Y al final de esa fila está con el presidente chileno Eduardo Frei. Y en la última fila está con su hijo Rómulo, quien falleció cuando tenía 23 años, y también cuando recibió el estandarte de la Universidad de Santo Tomás, el 7 de marzo de 1941, de manos de un ex alumno de la Universidad de Santo Tomás, un señor de apellido Alfaro…
El hombre detrás de la historia Gonzalo Facio nació en San José, el 28 de marzo de 1918, en frente del Parque Central. Nació un jueves santo, mientras iba pasando una procesión ante la ventana del cuarto donde su mamá lo estaba trayendo al mundo. “Dicen que cuando iba el Jesús, alguien avisó del parto, y lo volvieron hacia la casa, y lo dejaron un instante al frente de la ventana. “La casa donde yo crecí estaba donde ahora está el Banco Crédito Agrícola de Cartago. Mi papá se llamó Gonzalo Facio Ulloa, y mi mamá, María Teresa Segreda Solera. “Mi papá era ferrocarrilista, fue superintendente del Ferrocarril al Pacífic o. Trabajó muchos años en la Northern. Mis papás vivieron muchos años en Limón, pero yo no, porque en ese tiempo no había colegio en Limón. “Ahora no como langosta porque me empaché de comer en Limón. En ese tiempo, la única manera era ir en tren. A cada rato había derrumbes. Estando yo en vacaciones, me tocó un momento en que no tenían a quien venderle
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las langostas. Entonces, se ponían baratísimas, a dos por cincuenta centavos. Comíamos montones de langostas. “Somos cuatro hermanos. Todos estamos vivos. Yo soy el mayor, después están los gemelos, Álvaro y Mario, y la menor es Virginia. “Estuve en la escuela del Edificio Metálico, la Buenaventura Corrales. Mi tío Rodrigo Facio y yo fuimos compañeros en los 17 años de escuela, colegio y universidad. Jaime Solera también fue compañero de nosotros, y Fernando Lorenzo, quien después trabajó en el Banco de Costa Rica. “Tengo que explicar cómo era eso de que Rodrigo Facio era mi tío y mi compañero. Es que mi abuelo se quedó viudo. No conocí a mi abuela, Natalia Ulloa. Cuando yo nací ya había muerto. Mi abuelo se casó después con doña Rosarito Brenes, que era la mamá de Rodrigo. “Rodrigo era seis meses mayor que yo, y creció como si fuera mi hermano. Después de la Buenaventura Corrales estuvimos juntos en el Liceo de Costa Rica. Ahí fue compañero de nosotros Otto Jiménez, quien luego se hizo médico. “Y finalmente entramos a la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica. En ese tiempo no había ni una sola mujer. Ángela Acuña Brown había estudiado fuera del país. “Recuerdo que en la universidad Fabián Dobles era compañero mío, salimos juntos de abogados. Rodrigo, Fabián y yo somos de los primeros abogados de la Universidad de Costa Rica, somos de la primera generación. “Es que primero estuvo la Escuela de Derecho, a la que ingresamos en 1936. Luego, la universidad nació en el año 41. Por ser uno de los mejores estudiantes de la Escuela de Derecho, me tocó a mí desfilar con el estandarte. También me tocó recibir el estandarte de la Universidad de Santo Tomás”.
Deportista “También fui deportista. Yo jugaba futbol en el colegio, y estuve en las olimpiadas en el año 36, en Alemania. En esa ocasión conocí a Adolfo Hitler. Recuerdo muy bien cuando lo vi, en un palco del estadio. Las olimpiadas fueron en Berlín. Fui a la olimpiada como parte del equipo de natación de nuestro país. “Jugué futbol con el equipo de Limón. En ese tiempo no dejaban jugar a los negros. Ahora uno se da cuenta de lo malo Camilo Rodríguez Chaverri
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que era aquello. Pero no era pecado nuestro. Ellos jugaban béisbol y nosotros futbol. Lo veíamos como lo más normal del mundo. Yo iba a pasar todas las vacaciones a Limón. Papá y mamá estaban en ese tiempo en la zona de la United Fruit Company, que era la dueña de Limón. “Limón era lindísimo, y la zona de la United era preciosa. Recuerdo que allá conocí a Yoyo Quirós. Después conocí a Álvaro Fernández Escalante. “Claro, no íbamos tanto como queríamos, porque Rodrigo y yo siempre nos destacamos por tener las mejores calificaciones, desde la escuela hasta la universidad. “La verdad es que Rodrigo era magnífico, era el mejor. Tenía cierta autoridad sobre mí a pesar de que éramos de la misma edad. “Después de la universidad, Rodrigo y yo nos juntamos con Beto Cañas para fundar el bufete Facio y Cañas. Nosotros tres también éramos compañeros del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, porque don Roberto Brenes Mesén nos invitó a formar parte del grupo. Después don Roberto nos dejó solos porque no le gustaban algunas de las tesis del grupo. Él era muy conservador. “En el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales estuvimos Rodrigo Facio, Beto Cañas, Jorge Rossi, Daniel Oduber, Rodrigo Madrigal Nieto, Alfonso Carro Zúñiga y yo. También nos acompañaban Isaac Felipe Azofeifa y Carlos Monge Alfaro, que en ese tiempo ya eran profesores. “Todavía no conocíamos a Don Pepe. Todo el liderazgo de Don Pepe surgió cuando lo echaron del país, hizo aquel discurso famoso por la radio y Calderón Guardiar lo echó. Cuando se fue para México, ya su nombre empezó a sonar muchísimo. “Mientras eso estaba pasando, yo me gradué de abogado junto a Rodrigo, y me fui a tomar unos cursos de maestría en México. Estuve allá un año y me hice íntimo amigo de Don Pepe. Nunca le dije Pepe. Lo conocí en México, pero ya su nombre sonaba muchísimo aquí. “Fui uno de los primeros que lo apoyó. Me quedé asombrado cuando me habló de la revolución. Al principio, me parecía terrible. Las primeras veces que hablamos yo le dije que no me parecía, y empezamos a pensar qué era lo que había que hacer, hasta que llegamos a la conclusión de que tenía que establecerse una junta de gobierno una vez que ganáramos la revolución.
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“Después de estudiar en México, me dieron una beca para irme para la New York University, donde saqué una maestría y luego un doctorado en Derecho . Estuve allá durante el tiempo del gobierno de Teodoro Picado. “Es más, tuve que suspenderlo porque yo estaba en Estados Unidos cuando se vino la revolución. Me vine, ya no podía entrar por San José. Me hubieran agarrado. Fui primero a Panamá, para ver si entraba. No pude. Fui a Guatemala. En eso, los de la revolución ya habían agarrado unos aviones, y en el primer avión que fue a Guatemala, me vine. “Recuerdo que el avión lo traía Johnny Víctory, y él me dijo que todavía no era piloto. Estaba empezando a volar, apenas. ¡Qué horror! Casi me muero del susto. “Ese fue el primer vuelo que se hizo de Guatemala a Limón. Ya cuando eso habían tomado Limón, que estaba a cargo de los Rossi, de Hernán y de Álvaro. Yoyo Quirós había ayudado mucho, y Jorge Rossi estaba a cargo de Siquirres. Fui muy amigo de todos ellos. “Luego, aterricé en Cartago en el momento en que tomaron Cartago. Volé a Limón en el primer avión que aterrizó en una explanada que había hecho Don Pepe. Hay una foto histórica de cuando íbamos saliendo de Cartago. En la foto estamos el Padre Núñez, Daniel Oduber, Chico Orlich, Don Pepe y yo. También aparece Otilio Ulate, quien no estuvo en la revolución, pero llegó a Cartago en ese momento”.
La Segunda República “Fui miembro de la Junta Fundadora de la Segunda República. Había hablado tanto de la cosa, que me pusieron de ministro de Justicia y de Relaciones Exteriores. Después, me pusieron de ministro de Hacienda, en los últimos meses de la junta, porque el que era ministro de Hacienda y Economía, Alberto Martén, se peleó con Don Pepe. “Alberto Martén estaba muy empeñado en la creación del solidarismo, y tenía una tesis con respecto a que el solidarismo sería la solución para muchos problemas obrero patronales. Él aspiraba a ser el sucesor de Don Pepe, pero no se pusieron de acuerdo. Eran muy, muy amigos. Durante la revolución siempre andaban separados, porque todos sabíamos que si faltaba Don Pepe, Alberto Martén iba a estar al frente. “Luego del tiempo de la Junta Fundadora de la Segunda República, en el tiempo de Otilio empezamos a trabajar
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en la fundación del Partido Liberación Nacional. Participé activamente. “Después vino la Asamblea Constituyente. Rodrigo, mi tío y compañero, fue constituyente. Es más, fue el más destacado constituyente. Seguíamos siendo como hermanos. “Rodrigo y Don Pepe llegaron a ser muy amigos, pero yo era mucho más amigo porque había estado con él en México. Fue allá donde Don Pepe me habló de hacer una revolución. “Del año 53 al año 58 fui presidente del Congreso. Para esas elecciones del 53, Chico iba en el primer lugar por San José, y yo iba en el segundo lugar. “Para ese tiempo, Mario Esquivel fue canciller y Beto Cañas era el vicecanciller. Jorge Rossi era Ministro de Hacienda. Después de eso, fui Embajador en Estados Unidos por primera vez. Para ese tiempo, el Presidente era Eisenhower. ”Después, cuando entró Mario Echandi, me devolví a mi bufete. Además, saqué el doctorado en Derecho, en el año 63. Es que, con Chico fui de nuevo embajador en Estados Unidos, y presenté credenciales con Kennedy y, como murió, con Lyndon Jonhson. “Recuerdo muy bien el día que mataron a Kennedy. Ese día iba a dar una conferencia Lleras Camargo, de Colombia. Yo estaba almorzando con él cuando llegó la noticia. Estábamos en Georgetown. “En la noche nos fuimos para el aeropuerto, donde recibiríamos el cuerpo. Vi aterrizar el avión militar. Vi bajar a Jackeline con el vestido todavía manchado de sangre. Lo estuvimos esperando. Estuve con Lleras Camargo. “Para ese tiempo, fui presidente del Consejo de la OEA. Recuerdo que Chico (Orlich) fue a Washington y nos reunimos con Lyndon Jonson. “Antes de eso, habíamos estado con Kennedy, cuando vino al país. Yo vine con él. Al día siguiente de que llegó Kennedy, empezó la erupción. Como yo estaba en Washington, me liberé de la peor parte de la ceniza. “Luego de eso, volví al bufete en el gobierno de Trejos, por dicha, porque si no, no hubiera mantenido este lugar, donde lo recibo a usted hoy”.
En la OEA “En la OEA tuvimos tanta cosa. Yo fui presidente del Consejo de la OEA, y fui presidente durante tres períodos. 348
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También fui Presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. “Estuve para el tiempo de la guerra de Chipre. Calcule que todos los días tenía sesiones. Fue durante el tercer gobierno de Don Pepe y el de Daniel. En el 70 fui Ministro de Relaciones Exteriores, y después seguí con Daniel. Fui ministro los ocho años. Estaban en Estados Unidos Nixon y Ford. “Algo que aquí no apreciamos en su verdadera dimensión es que Don Pepe fue una figura internacional. Era un verdadero suceso cuando llegaba don Pepe a la OEA o a la ONU. “Una vez llegó a la ONU, le habíamos hecho cuidadosamente un discurso y se le perdió. Llegó al frente, y cuando va a sacar el discurso, diay, no lo tenía. Entonces, después de buscarlo, dijo ´se me perdió el discurso… Bueno, permítanme que no lea, sino que hable´. “¡A la pucha! Era muy desordenado. Cambiaba los discursos. Esa vez fue que lo perdió, pero otras veces es que llegaba sólo con una página del discurso, o que le daba la gana decir otra cosa. Desde esa vez que perdió el discurso, en la ONU nos cuidábamos de que lo llevara ´absolutamente´ bien. “Para el tercer gobierno de Don Pepe, nos fregó lo de Vesco. Yo le hablé, pero no hacía mucho caso, no permitía que le dijeran mucho. Creo que él no le estaba sacando plata a Vesco. Es una infamia. Pero fue un error de él dejarse a Vesco en el país. El punto es que ya había muerto Chico, que era el único que lo controlaba. Chico fue quien lo metió en política. Además, Chico era más político que él. “Don Pepe le hacía mucho caso en lo práctico. Don Pepe era mucho más culto que Chico, pero Chico era fuerte de mando y se le plantaba. “En muchas cosas, Don Pepe era incorregible. Por ejemplo, nunca vestía bien. Había que decirle qué tenía que ponerse. Un día le dijimos que se pusiera un frac. Estábamos en Bogotá. Don Pepe se puso bravísimo. Pero es que era una comida en la Casa Presidencial, y tenía que ir bien vestido. “Ese día, yo iba con condecoraciones, pero Don Pepe no, y Chico menos. “A Daniel sí le gustaba vestirse bien. Yo era año y medio mayor que Daniel. Fui muy amigo de él desde la niñez, desde la escuela. Iba más abajo, pero vivíamos cerquísima, pegadas las casas…
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“Daniel era muy buen estudiante, pero Rodrigo era más culto que Daniel. Rodrigo hubiera sido uno de nuestros mejores presidentes. Yo estoy seguro de que el que iba a ser presidente era Rodrigo. Sabíamos que Daniel también iba a llegar, pero primero Rodrigo. “Daniel le tenía algo de celos a Rodrigo. Don Pepe no: más bien lo estimaba muchísimo. Otro que había sido compañero de nosotros fue Carazo. Nunca me habló para que le ayudara en su gobierno, pero tampoco hubiera aceptado, porque no era partidario de él. “Aparte de eso, Luis Alberto Monge no me parecía que fuera la mejor persona para ser candidato. Por eso, estuve en la lucha. Estábamos Hernán Garrón, Luis Alberto Monge y yo. Me retiré antes de la convención. Es que, como había estado afuera, cuando vine ya Monge tenía copado al partido. “Después, no participé en el gobierno de Monge, pero en el de Arias sí. Como me había enojado con los de Liberación, no apoyé a Arias durante la campaña. Habíamos sido compañeros en el gobierno de Don Pepe y después en el de Daniel. No hemos sido amigos íntimos, pero soy muy amigo de Rodrigo Arias, que es socio de este bufete y es una persona brillante”.
Con Calderón y Miguel Ángel “Con Calderón fui embajador, estuve por tercera vez en Washington. Fui embajador sin haber sido calderonista. No trabajé en su campaña, por supuesto, pero él me ofreció la embajada. Esa vez me criticaron mucho en Liberación, pero no dije nada, porque estaba distanciado del partido. “Estuve los cuatro años de Calderón, y me tocó el gobierno de Bush y luego el de Clinton. En cambio, irónicamente no estuve en el gobierno de José María (Figueres). “Vino el tiempo de Miguel Ángel (Rodríguez) y me llamó para trabajar con él. Me fui de embajador a México. Allá estuve durante tres años. Miguel Ángel es casado con una prima mía. Ella siempre ha sido muy cercana. Lorena es apellidos Clare Facio. Es la hija de María Elena, la más cercana de mis primas. “Junto a eso, Miguel Ángel fue discípulo mío en la Universidad de Costa Rica. Él estudiaba Derecho y Ciencias Económicas. Le di clases a él y a los hermanos Arias. Al que no le di clases fue a Calderón. Cuando él estaba estudiando, yo era embajador, pero lo conocí y éramos amigos. 350
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“Es más, siendo médico y diputado, conocí a Calderón Guardia. Tenía el consultorio cerca de la casa de nosotros. Como el doctor era muy amable, cuando volvió del exilio me llamó, ´Chalo, ¿cómo estás?´ Y a partir de entonces tuvimos amistad. “Nunca se vieron Don Pepe y Calderón. Nunca. Si se hubieran visto, tal vez se hubieran saludado, pero nunca se vieron. Había un odio mutuo. Siempre he tenido claro que Calderón le hizo un gran favor a Don Pepe al echarlo. Don Pepe se convirtió en un líder político porque lo expulsaron de Costa Rica. Era el primer hombre de su época a quien lo hacían irse del país. “Don Pepe leía mucho. Nos pasábamos libros, y discutíamos qué debía hacer el gobierno. Tuvimos una amistad muy estrecha. Además, yo era muy amigo de Henrietta, la primera esposa de él. Ella era muy amiga de mi primera esposa, María Lilia, quien murió. “De los de ahora, por ejemplo, nunca he sido cercano a don Abel. Creo que habré conversado con él un par de veces antes de que fuera candidato. Yo apoyé a Rolando, porque ya había vuelto al partido. En cambio, no voté por José María (Figueres), y menos por José Miguel (Corrales), quien fue mi alumno. Tampoco hubiera votado por Ottón Solís, de haber sido candidato en Liberación. Estando en el PAC, menos. “Yo no creo que el presidente actual sea el mejor, pero tampoco ha resultado malo como creímos. A él le falta experiencia, y siempre sale con sus cuentos, lo que le encanta a la gente. La situación no está tan mal, el país se ha sostenido”. Le pregunto por los principales problemas de Costa Rica, cruza la pierna y se pone a pensar. “Creo que el principal problema es económico: hay serios desbalances fiscales, hay un déficit muy alto. Si el país gasta mucho más de lo que recauda y produce, nunca va a estar en orden”.
Alejado de la política “En los últimos años he estado muy alejado de la política. Después de lo mucho que he vivido, me he dedicado a la profesión, y estoy pensando ya en retirarme del ejercicio. Eso sí, del bufete no me voy a retirar. Voy a seguir viniendo. “El ejercicio de litigar es de lo más terrible que hay. Pasa uno muy angustiado. La salvada es que ahora tengo dos nietos que trabajan conmigo. Se llaman Manfred Marshall Camilo Rodríguez Chaverri
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Facio, hijo de mi hija Ana Catalina, y Daniela Carazo Facio, hija de mi hija Karla y de Jorge Carazo, hijo de don Rodrigo Carazo. “He conocido tantos presidentes…”. Lo interrumpo para preguntarle quién le ha impactado más. “No he llegado a una conclusión acerca de quién me ha impactado mucho. Tuve buena amistad con George Bush padre. Es simpatiquísimo. También Eisenhower era muy amable y muy elegante. Por ejemplo, en el tiempo de Eisenhower era prohibido tomar licor en la Casa Blanca, pero un día me recibió, me invitó a almorzar con Ana, mi segunda esposa, y me dijo ´¿usted conoce la oficina privada del presidente?´ Le dije que no, y entonces me contestó ´vamos para que la conozca´. Me mostró todas las condecoraciones, todo lo que le habían dado por la Segunda Guerra Mundial, y me dice, ´¿usted no quiera tomarse un buen trago?´. Puta, no hallaba qué decirle, pero mientras yo titubeaba sacó lo que tomaba. Como un buen general lo que tomaba era whisky bourbon, que sabe distinto. Casi ni lo había probado Es feísimo. Me sirvió uno. No me gustó, pero me tomé dos tragos. “A partir de ese momento, logré tener una cierta intimidad, nada menos que con el general victorioso de la Segunda Guerra Mundial. No era un estadista, pero era un hombre amistoso y simpático. Cuando yo llegaba, me decía, ´¿cómo está el tiempo afuera? Yo quería ir a jugar golf, me encanta jugar golf, pero no me dejan´. Le aburría estar en la Casa Blanca. “A otra persona a la que conocí de cerca y cultivamos cierta amistad es Henry Kissinger, quien manejó la política exterior en el gobierno de Nixon. Ves, Kissinger sí es un genio. Aprendí mucho conversando con él”. Le pregunto por el futuro del país. “Me parece que Óscar Arias va a ser presidente de nuevo. Será el próximo presidente. No soy un fanático de él, pero puede ser un buen presidente”.
La elegancia y el dolor “Tengo 21 trajes enteros y cientos de corbatas. Ahora no me visto con tanto cuidado como antes. Por ejemplo, me ha dado por usar saco azul con pantalón gris. “Eso sí, siempre visto formal. Hasta en la playa uso medias. Lo más casual es una camisa estilo polo, con tres botones.
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“Otro detalle importante es que no uso traje entero café. Mi abuelo decía ´mire, mijito, un caballero nunca se viste de café´. “También tengo zapatos como para hacer una colección. No sé por qué. “Y cuido mucho la ropa. El otro día me puse un traje italiano, que compré hace muchos años, y se veía como comprado ayer. “Ahora paso leyendo, y trabajo en esta oficina hasta los fines de semana. Es que nunca encontré algún tipo de actividad de recreo. Eso sí, a veces salimos a comer los domingos. Vamos a la zona del Poás o a las montañas de Heredia. “Lo que me ha gustado siempre es la natación. Nado hasta en el mar. Todavía puedo nadar bastante. Eso lo empecé desde los tiempos de Limón. Aprendí a nadar en la zona de la United Fruit Company. Hice locuras, me tiraba de la zona a donde están ´Los baños´, que es como a dos millas. “Lo único es que nadar me recuerda un dolor muy grande: Rodrigo (Facio) murió nadando en El Salvador. Nunca supimos qué fue lo que pasó. Él se metió en una playa que era peligrosísima. Nadie le dijo. Era un magnífico nadador, y luchó por salir. Cuando llegó a la playa, hora y media después, con el agua a las rodillas, le dio un infarto. “Yo fui a traerlo. Fue como que se me muriera un hermano. Por cierto que el presidente era Echandi, y tuvo una gran gentileza conmigo. Nunca habíamos simpatizado, pero me puso un avión y en ese avión fui a traer el cuerpo de Rodrigo. “En ese momento ya no era el rector de la Universidad de Costa Rica. Estaba trabajando en el BID, en Washington, y creo que estaba ahorrando porque tenía claro que en algún momento debía ser candidato a la presidencia. “Después de estar juntos desde la escuela hasta que nos graduamos en la universidad, cuando fundamos el bufete trabajamos aquí juntos, durante un tiempo. Pero después lo nombraron decano de la Escuela de Economía, y al mismo tiempo director del Banco Central. Luego fue rector de la UCR, e hizo una gran labor. “La muerte de Rodrigo fue dolorosísima para mí. Era mi compañero en todo. Desde entonces, he sentido un vacío que nada ni nadie puede llenar”. Se arregla el nudo de la corbata, toma su bastón y me acompaña a la puerta, a la hora de darme la mano trata de sonreír, y le agradezco el gesto. Hablar del otro Facio Camilo Rodríguez Chaverri
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inolvidable, de Rodrigo, le ha dolido mucho. Pero su elegancia se conserva hasta en medio del dolor, y ´El Canciller´, como le dicen todos los abogados del Bufete Facio y Cañas, a sus casi 87 conserva el aplomo y su lucidez. Ahí, como un árbol floreado que usa hasta la luz para adornarse, se queda en la puerta de su despacho, cordial y caballeroso, con la certeza de que todavía hasta el sol se detiene a observarlo. Ojo, marzo 2005
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Alfonso Carro Zúñiga
El padre del INA
Al entrar a su casa, un mueble grande, de caoba, con tres espejos, atrae nuestra atención. Tiene más de ciento cincuenta años. A los lados, hay dos pinturas de Jorge Gallardo, de los años 58 y 59; una pintura de la Calle de la Ronda; un espejo grande; otra obra del pintor alajuelense Antonio Ugalde, y algunos adornos de porcelana. Más allá, hay un Fausto Pacheco. Me reciben su esposa y uno de sus hijos. Diez minutos después, nos invitan a pasar a su oficina. Ahí nos recibe don Alfonso Carro Zúñiga. Nos saluda, y con una sonrisa nos abre la puerta de su historia. “Los Carro somos de Juan Viñas. Ahí nací el 16 de marzo de 1924. Mi papá se llamó Eduardo Carro Fallas. Era un pequeño comerciante. Tenía una pulpería. Recuerdo que vendíamos jamones, bacalao y aceite de oliva. Todavía me acuerdo de las latas. Era manteca de cerdo que venía en latas de los Estados Unidos. “Mi mamá fue muy sacrificada. Se llamó Cleofe Zúñiga Madriz. Era de Desamparados. García Monge era pariente de mi madre. “A pesar de la pulpería de mi papá, tuvimos una infancia miserable. A veces lo único que podíamos comer era arroz, frijoles y tortilla. Éramos nueve hermanos. Yo era el tercero. Vivíamos en un Juan Viñas muy remoto, muy miserable. Es uno de esos pueblitos que se forman en una hacienda. La hacienda principal era de un señor de origen jamaiquino, un señor de apellido Lindo. “En Juan Viñas crecí y fui a la escuela, hasta el sexto grado. La escuela en la que yo estuve después se llamó ´Cecilio Lindo´. Mamá me enseñó a leer. Como a los cuatro o cinco años. Así que cuando llegué a primer grado ya había leído varios libros. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Fui a una escuela buena, en la que casi todos los chiquitos eran pobres. Unos eran más pobres que otros. Me acuerdo de un amigo Chavarría, cuyo bulto era un saquito de manta. Siempre lo molestaban, y eso que todos éramos pobres. Pero siempre hay gente cavilosa que lo molestaba. “Papá era politiquero desde que nació. Fue secretario de la jefatura política en tiempos en que gobernaba el Partido Republicano. Fue calderonista hasta la muerte. No votó ni siquiera por mí cuando fui candidato a primer vicepresidente de Luis Alberto Monge, contra Carazo. Ni esa vez votó en contra de Calderón. Jamás. “Andaba en un carrillo jalando gente del otro partido, del partido contrario al mío. Yo lo toleraba. Nunca fui capaz de decirle nada, en absoluto”.
Liceísta “De adolescente no había plata para mandarme al Liceo de Costa Rica, así que mi papá fue a hablar con don Teodoro Picado en compañía de don Alejandro Aguilar Machado, quien fue Ministro de Educación. Quería que me ayudaran con una beca. “Mi papá anduvo con don Ricardo Jiménez. Luego, anduvo con el doctor Calderón Guardia, de quien fue secretario de la jefatura política. Tenía todo el trabajo. Con don Teodoro también trabajó. “Mamá era una lectora extraordinaria. Leíamos a escondidas de papá, que quería que trabajáramos y pensaba que leer era de vagos. A pesar de eso, a instancias de mi madre fue que mi papá me consiguió la bendita beca. “Entré al Liceo de Costa Rica. La beca que me dieron era de 25 colones. Esos mismos 25 colones le pagaba a mi tío Manuel y a mi tía Leticia, porque vivía en la casa de ellos. Manuel era hermano de mi mamá. De los Carro eran sólo dos tíos. El apellido Carro llegó de León, España, y todos los tíos vivían en el barrio San Cayetano. “Mi tío Manuel era albañil, y la tía se dedicaba a los oficios caseros. Tenían varios hijos, y con ellos fue con quienes viví los cinco años del colegio. Yo iba a Juan Viñas de vez en cuando. En primer año, vine poco. He tratado de desentrañar ese sentimiento. Le andaba huyendo a la pobreza “Entre mis compañeros del liceo estaba Armando Arauz. Por cierto que lo que le hicieron fue una infamia. Todo fue por culpa de que se metió en tantas cosas para ayudar al país y 356
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a la provincia de Guanacaste. Todo fue porque se le metieron tres gentes que le dijeron, ´Armando, estás agotado, si querés te ayudamos´. Y esos fueron los que le hicieron toda la torta. “En el liceo también estaban el ramonense Roberto Losilla Gamboa, Alberto Garnier, el Padre Baltodano, Miguel Asís Beirute, Efraín Brenes y Luis Astorga Sell. “En el colegio comenzó mi ´atarantazón´ por la lectura de libros buenos. Leía libros de filosofía, de historia, de sociología. Quien me inclinaba a la lectura era Alejandro Aguilar Machado, que en ese momento era el director. Él nos daba conferencias y clases de historia. “Me acuerdo de un muchacho Sobrado, que una vez, mientras hacíamos un examen, le dijo a don Alejandro ´si me hubiera avisado que me iba a hacer este examen hoy, me hubiera empunchado´. Don Alejandro le respondió ´¿qué es eso de ´empunchado´? A un lado, a un lado, tiene perdido el examen´. “Don Alejandro era uno de los oradores más destacados de América Latina. Sabía mucho. La gente quedaba arrobada ante sus palabras. Tenía una facilidad de palabra impresionante, y una cultura extraordinaria. “Recuerdo que nos tomó cariño a Armando Arauz y a mí, sobre todo por nuestra inclinación por la lectura. Al final de sus días vivió en Alajuelita, muy pobre, muy solo, en una casita humilde. Después de vivir en una casa muy rica, la de la señora Koberg, con la que se casó. No tuvieron hijos, y adoptó a un muchacho que se le murió muy joven. “Murió en la pobreza. Armando Arauz me llamaba y me decía ´Alfonso, don Alejando está malito´. Armando era el más asiduo de sus seguidores, también Carlos Manuel Castillo, quien venía detrás. Él fue uno de mis grandes amigos y era de los más pegados a Alejandro. “Otros hombres que me influyeron fueron Carlos Monge Alfaro, que me daba Historia, e Isaac Felipe Azofeifa, que me daba los cursos de Letras. También recuerdo al profesor Montero, de Química, y al profesor Borel, de Física. “Carlos Monge nos obligaba a llegar a las cinco de la mañana, sólo por ganas de joder. Cuando eso, estaba muy jovencito. Le decíamos Caliche. “Teníamos a Bernardo Alfaro Sagot de profesor de matemáticas. Era un bandido, porque hacía que se iba para atrás de la clase, y en realidad estaba detrás de las columnas. Después, sacaba del pelo al que copiaba.
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“Yo era muy estudioso. En mi etapa del colegio siempre estaba de primero o de segundo de la clase”.
Abogado “Cuando salí del liceo, entré a la Universidad de Costa Rica. Entré a Derecho, entre una gran pugna entre mi padre que quería que me hiciera médico y Manuel Aguilar, que quería que me hiciera abogado. ´Estás hecho para el partenón´, me decía Lilito, que era como le decíamos de cariño a don Manuel. “Una vez, Lilito fue con un grupo de costarricenses a Grecia, y cuentan que hizo una exposición tan maravillosa cuando subió al Partenón, que los guías se quedaron asustados. “Armando Arauz y yo estudiamos Derecho juntos. Él también era muy pobre. Siempre queríamos ser de los primeros de la clase. Para cuando entré a la universidad, mi familia se vino de Juan Viñas para San José. “Estando en la universidad, el padre Núñez nos daba clases de sociología. Y Enrique Benavides también daba cursos de sociología. Enrique daba clases en una aulita del Colegio de Señoritas. Ahí me fui arrimando a ellos. A mí nadie me llamó, pero me fui arrimando a Enrique Benavides y al Padre Núñez. “El padre Núñez me mandaba a darle clases a los trabajadores. En ese tiempo, Enrique Benavides era comunista. “Mientras estudiaba Derecho, me gané un premio de las Naciones Unidas. Es que participé en un concurso de ensayos. Había dos premios para América Latina. Gané uno de los premios. Era para ir a Nueva York, pero yo hice un cambalache, y cambié el boleto para irme en tercera clase y que me alcanzara hasta España. “Había una beca por año para ir a España, a hacer un doctorado. El primer año me ganó José Luis Redondo, que la verdad ya tenía muy andado el asunto. Así que tuve que esperar un año. El concurso era de Cultura Hispánica. Eso implicaba la estancia en el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe, en Donoso Cortés, en el centro de Madrid. “Viví tres años en España. El día que llega uno a ese colegio le hacen pestes los compañeros. Allá, unos argentinos me orientaron en los viajes que hicimos. A ellos les debo tres cuartas partes de lo que pude aprender en Europa. Se llamaban
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Ernesto Garzón y Juan Agulla. Cuando llegué allá, ellos ya tenían dos años de estar en España. Fueron mis guías. “Nos zafábamos a Francia. Estuve tres veces en París. También fuimos a Alemania. Intenté aprender el alemán, porque es el idioma de la filosofía. Son unos bárbaros para la filosofía. Echaron a los judíos para que no les hicieran competencia. “Ernesto Garzón ha traducido una gran cantidad de libros del español al alemán. Además de los argentinos, estaba un colombiano que se quedó en Europa. Se hizo profesor en Alemania, y es famoso. Se llama Rafael Gutiérrez. También teníamos un compañero boliviano, que se llamaba Guillermo Bedregal”.
Liberacionista “Volví en el año 53. Llegué al país y empecé a jalar, después de un año me casé. Cuando yo llegué, Daniel me dijo que yo venía para ser Ministro de Trabajo. Daniel y yo nos carteábamos mucho. Estando allá, ya yo no tenía plata, y Daniel me mandaba un cheque de cien dólares. A veces me decía ´mirá, te tiene que alcanzar para seis meses´. “Sin embargo es el padre Núñez quien me lleva al partido. Me acuerdo una vez que íbamos para San Isidro de El General, con el doctor Raúl Blanco Cervantes. Decían que a mí me tenían miedo porque pensaban que era izquierdista. En esa época ser de izquierda era apoyar el Seguro Social o decir ´dejemos que le llegue algo a los pobres´. “Ese día, el padre me presentó a Figueres. Le dijo ´le voy a presentar un prospecto para nuestro partido hacia el futuro´. A partir de ahí, comencé una relación muy buena con Figueres. “Figueres me tenía una cierta estimación. Me decía ´pico de oro´, porque hablé no sé en cuantas plazas públicas, con Figueres, con Daniel y con Luis Alberto. “Yo había ayudado al padre Núñez en la organización de la Rerum Novarum. Eso me ayudó mucho dentro del partido Liberación Nacional. “Dentro del partido, yo representé el antiulatismo. Otilio Ulate fue el político que más daño nos hizo en esos años. Puedo reconocer que escribe muy bien, sí, y que fue un gran escritor. Pero también contribuyó decisivamente en el distanciamiento entre los costarricenses. Montó una Camilo Rodríguez Chaverri
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campaña de ´no le compre, no le venda´. Así, contribuyó desde el periódico y por todos lados para sembrar los odios. “Para mí, Ulate nunca fue electo Presidente de Costa Rica. Desde el punto de vista jurídico constitucional, no fue electo. Antes, he desarrollado bastante estas ideas. Es difícil que me acuerde ahora. Dejáme hilar un poquito… En medio de todo aquel revoltijo, en que se quemaron urnas, hubo una declaración de elección de Ulate, por parte del tribunal. “La declaración tenía que ser hecha por la totalidad del tribunal. Por los tres miembros. Pero uno de los miembros no votó. Tenía que ser unánime, pero Koberg tenía una tesis y los otros dos tenían otra. “Lo cierto del caso es que la asamblea anuló las elecciones. No hubo consenso. Y la guerra se veía venir. Decidieron echar afuera el pronunciamiento, aunque fuera renco, pero ya era nulo. “Además, andaban por todo lado los cajones de las papeletas, por lo que se supo que era imposible hacer el escrutinio. Hubo un conato de incendio donde estaba la información electoral, pero, en todo caso, no se podía llevar a cabo una revisión total. “Cuando eso, Benjamín Odio era el dueño absoluto del Registro Civil. Figueres no aguantó más y empezó la revolución, pero la verdad es que Otilio no ganó las elecciones. No se contaron las papeletas, y nunca se supo cuál fue el resultado verdadero. Sin embargo, cuando digo que no fue electo, me refiero a que el tribunal no tuvo una posición unánime. “Digo que ante una incógnita de esa naturaleza, no se podía declarar presidente a don Otilio. Institucionalmente rompieron el orden que traían las elecciones en Costa Rica. Podrán decir todo lo que quieran, pero Ulate nunca fue respaldado por la mayoría de los votos de los costarricenses”.
La Caja y el INA “En el primer gobierno de don Pepe me nombraron en la junta directiva de la Caja Costarricense del Seguro Social. Duré 16 años consecutivos, sin robarme nada, del 53 al 69, más o menos. “Con Echandi nunca tuve muy buenas migas, aunque finalmente he tenido buena relación con él. Me parecía raro que un hombre que no tenía partido, ni tenía gente que 360
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lo apoyara, porque nunca tuvo gente propia, tuviera tanto poder en Costa Rica. “En el año 62, Chico me nombra ministro de trabajo. Es el período más productivo, políticamente hablando. De acuerdo con la ley, el ministro de trabajo era Presidente de la Caja Costarricense del Seguro Social, del que ya tenía muchos años de ser directivo. “Lo cierto del caso es que más que el pensamiento me ha gustado la actividad política, el ejercicio del poder. Me daba una lástima enorme ver que se desperdiciaba tanto poder en manos de quienes no lo ejercían. “Por ejemplo, estuve en los primeros pasos del Hospital México. Fui a buscar los recursos. Pero creo que mi gran legado fue la creación del INA. Porque la verdad es que el INA lo fundé yo. “Escribí el proyecto de ley, y me la jugué en la Asamblea Legislativa, en donde todo el mundo estaba en contra de crear una nueva institución autónoma. En ese momento, había una aversión hacia las instituciones autónomas. “Al principio, todos los diputados estaban en contra. Los periódicos también estaban en contra. Le volaron tieso y parejo al proyecto de ley y a mí. Manuel Formoso padre tenía una columna en ´La Nación´, y siempre se opuso al nacimiento del INA. “Decían que esa idea era un disparate de mi parte, que cómo se me ocurría hacer que los patronos pagaran más, que no era sino un colegio vocacional en grande, seña clarísima de que no entendieron nunca de qué se trataba. “Fue una lucha enorme. Me ayudó mucho un español de la OIT, el ingeniero Jacinto Hermida López. Estuvo aquí dos o tres años, mientras aprobábamos la ley del INA. Había que convencer a los patronos, porque también los pusimos a cotizar, junto a los trabajadores y al Estado. “Ni fue un asunto de días. Fue un trabajo de muchos meses. Buscamos la ayuda de varios gobiernos europeos y de Israel. Pero así como buscábamos apoyo afuera, había que cuidar el proyecto aquí. “El ministro de educación, Ismael Antonio Vargas, me hizo unas zafadas de tabla de antología. Creía que me estaba metiendo en áreas de su competencia. Estaba en un gran error, porque no me estaba metiendo en educación formal, sino en una educación nueva para Costa Rica, la educación para los trabajadores.
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“El que convenció a Ismael Antonio de que no me jodiera fue don Chico. En un Consejo de Gobierno le dijo ´¿cuál es el problema que tenés con Alfonso? Yo lo estoy respaldando´. Eso se lo dijo en el pleno del Consejo de Gobierno. “Es que Ismael no dijo algo que convenciera a don Chico, que tenía una inteligencia política de primera línea. Y me dijo a mí, ´vos, Alfonso, ¿qué decís de los cuestionamientos?´ “Yo le dije que se trataba de los fundamentos de un nuevo tipo de educación, que no se conocía en Costa Rica, y que nos urgía porque estaban saliendo los primeros planes de desarrollo económico. Yo decía que cómo íbamos a salir adelante sin mano de obra calificada. “Al final, don Chico le dijo, ´mirá, Ismael, dejá a Alfonso que trabaje en el proyecto del INA. Hacéte a un lado´.
Ayuda internacional “Golda Meyer era la ministra de Relaciones Exteriores de Israel. Allá tenían un departamento de cooperación internacional. Me fui a buscar ayuda. En el almuerzo nos dieron aguacate caliente. Era cuando Israel estaba comenzando a producir de todo. “Nos mandaron a un técnico muy bueno, Michael Goldway, quien hizo dos informes. Ellos estaban muy avanzados en formación profesional. “Otra vez me fui para Alemania con Guillermo Padilla Castro, que era doctor en Derecho Penal. Me ayudó muchísimo. Me lo llevé porque tenía una amistad extraordinaria con el Director General de la OIT. A Padilla lo hirieron en la guerra de 1921, contra Panamá. Lo hirieron en Sixaola. Uno le dice la guerra, pero seguro sólo tiraron el tiro que le pegó en la mano al doctor. Le decían ´mano de oro´, porque costó mucha plata curarlo en Europa. “Yo pensé ´me llevo este gallo a Europa porque me ayuda a conseguir el apoyo técnico para el INA´. Ya para ese tiempo, Chico me había dado el respaldo ante los empresarios costarricenses que querían bloquear el proyecto de ley. “Hubo un primer problema con los empresarios. Aunque había visto un par de proyectos en América del Sur, en que la institución se financiaba con sólo el dinero de los trabajadores, yo sí les metí un 2 por ciento sobre salarios. Después se aumentó con una reforma que metió Danilo Jiménez, cuando yo ya era Presidente Ejecutivo del INA.
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“Empecé a trabajar con el apoyo del presidente. Nunca se metió mucho. Yo lo que le decía es que necesitamos mano de obra para el desarrollo del programa de desarrollo. “En un momento tuve a todos los diputados en contra. Al final, votaron a favor la totalidad menos uno. El único que no votó por la creación del INA fue un hombre noble, Fernando Ortuño (qdDg). “Después me explicó, muy notablemente, que no estaba contra la institución, sino en general contra la política de crear nuevas instituciones autónomas.
Visión a futuro “Lo que tenía pensado después del INA era crear el Instituto Tecnológico de Costa Rica. También me fui para la OEA, que tenía un departamento técnico para estas cosas. “Cuando ya se iba a votar, tuve que salir con el doctor Padilla para coordinar detalles en la OIT, y me llegó la noticia de que el asunto se me había volteado. Estábamos en Amsterdan, pasábamos a Londres y luego a Costa Rica. Estábamos en un hotel modesto, y sonó por un altoparlante el nombre de ´Alfonso Carro´, que tenía una llamada telefónica. “Era Rodrigo Fournier Guevara, gerente de la Caja. Me dijo, ´Alfonso, te quieren dar un golpe de estado en la junta directiva´. Teníamos una bronca larga con los médicos, porque ellos consideraban que debían tener la presidencia de la institución. “Yo era ministro de Trabajo, y les decía que la Caja fue creada para la salud y protección del trabajador y de su familia. Los médicos no querían que yo fuera presidente de la Caja. “Salí de Ámsterdam con el doctor Padilla, pasamos a hacer una visita a Londres, y me acuerdo de un detalle especial: fuimos a una casa de un amigo del doctor, y salió la pequeñita de la casa, de unos 12 años, y me dio la mano. Yo cogí la mano y se la besé. A ella le dio una gran risa… “Después de la carrera, llegamos a San José. Toda la molestia es porque íbamos a meter el seguro social para todos los niños de la Gran Área Metropolitana. Después de 30 años, el seguro social no tenía protegida ni a la señora ni tampoco a los hijos menores de 18 años. No tenían protección de ninguna especie, ni de Invalidez, Vejez y Muerte, ni de Enfermedad ni de Maternidad, que son los más importantes. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Yo estaba empeñado en extender esa protección, y los médicos estaban con el pelo parado, sobre todo los pediatras. Me odiaban. “También teníamos serios problemas por el sistema de clínicas periféricas de la Gran Área Metropolitana. El problema de la consulta externa era muy serio. Me propuse una red de clínicas, la primera fue la Moreno Cañas, y la segunda, la Clorito Picado. “En ese momento, estaban en la junta directiva el doctor Ortiz Brenes y Rafael Ángel Calderón, quien le tenía pavor a los temblores. Cada vez que temblaba, Calderón se tiraba por las gradas. “Enrique Obregón y yo considerábamos que había que universalizar el seguro social. Eso lo consideramos juntos, y aprovechamos una reforma a la constitución, al artículo 177, que tenía que ver con las finanzas, para meter un transitorio. “Cuando eso, Álvaro Vindas era auditor del Seguro Social, y el negro Brenes era el actuario. Claudio González Quirós era representante de los sindicatos. Fuimos grandes amigos. Él tenía mucha influencia sobre las clases obreras”.
Diputado “En el año 70 me nombraron asesor del gabinete, junto al Padre Núñez. Asistimos un par de veces, pero nos aburrimos y no volvimos. “Después, vino la segunda campaña de Daniel, con quien yo estaba tan agradecido. Fui diputado, y durante tres años consecutivos fui presidente de la Asamblea Legislativa. “Siempre quedé con la ayuda de los dos votos de Vanguardia Popular, el de Eduardo Mora Valverde, que era gran amigo mío, y el de Arnoldo Ferreto Segura. Tuve que pelear mucho por el voto de Arnoldo. Era muy duro. Manuel Mora me dijo que para contar con el voto de Ferrero no se podía hacer otra cosa que hablar personalmente con él. Siempre me dijo que estaría de acuerdo en darme su voto, pero que primero tenía que prometerle que iba a luchar por un respeto absoluto a la soberanía de Costa Rica. “Para el cuarto año, Daniel andaba detrás de la reelección, y consideraba que yo no le era leal en la búsqueda de una convocatoria a la Asamblea Constituyente.
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Para el cuarto año le dieron la presidencia a Elías Soley. Yo sabía que Daniel manejaba esas fuerzas. Daniel tenía un don de dominio sobre la cosa pública. “Don Pepe y Daniel eran muy habilidosos, pero en los años 70, ellos cometieron varios errores cuyas consecuencias nos llegan hasta hoy. En el caso de Don Pepe, estuvo muy mal que apoyara la estadía de Vesco en el país. Vesco no tenía nada que venir a hacer. Como Figueres se daba ciertos lujos que el país le toleraba, creyó que Vesco no le haría daño al partido. “En el caso de Daniel, tenía una perspectiva política impresionante, que pocas veces le he visto a los políticos. Sabía dónde hacer las cosas, y cómo hacer las cosas. El único punto oscuro, por el que lo desgraciaron sus enemigos, fue el de una plata que le dio aquel gringo, Casey. Era un millón de colones, y dicen que le dijo a Daniel que se lo gastara en lo que quisiera. No me consta”.
Candidato a vicepresidente “Luis Alberto Monge me llama para que sea candidato a vicepresidente en el 78. Fue una llamada muy especial. Yo tenia la impresión de que el partido estaba en muy malas condiciones. Necesitaba apoyos especiales. En ese momento tenía buen prestigio político y buen apoyo, pero ya la gente empezaba a desconfiar. “Yo ya lo presentía, yo decía ´estos condenados me van a llamar a hacerme cargo de la primera vicepresidencia´. Yo lo temía, lo presentía… El candidato a la segunda vicepresidencia era Juan Rafael Arias, el papá de Óscar Arias. “Yo habíamos estado en ´Patio de agua´. Más bien, había estado desde la fundación del partido, que fue en la finca ´La Paz´, de don Chico, en San Ramón. “A Luis Alberto lo consideré un buen candidato, pero se nos desmejoró en esa campaña de una manera impresionante. No sé qué pasó. No se le podía tomar una foto. Había que tomarle veinte fotos para que saliera una buena. Se desmejoró. “Después tuvo un segundo aire. Su gran mensaje político y su entusiasmo político fue posterior a esa primera campaña. Ahí no se dio. “Al frente estaba Carazo, que era un candidatazo del demonio, aunque después fue un fracaso como presidente. Le fue muy mal porque se peleó contra todo el mundo. Se peleó hasta con el Vaticano. Y comenzó a hacer tonterías en Camilo Rodríguez Chaverri
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el campo financiero, económico. Hasta el punto de cerrar las puertas financieras, con lo que la inflación se fue a las nubes. “Nunca me ha interesado la Presidencia, aunque Luis Alberto me insistía en que después de él, seguiría yo, que él consideraba que yo seguía. En todo caso, no moví ni una rama. La verdad es que nunca me agradó la idea de la presidencia de la república. “Para llegar a hacer un papelón, mejor no, porque yo presentía que algo podía suceder y todo lo que yo había trabajado para hacer un nombre estimado en asuntos académicos y políticos, se lo podía llevar el diablo si me metía en una cosa de esas. “La verdad es que con una candidatura no ganaba nada, porque no hay cosa peor que la política. Ahí salen todas las traiciones, todos los vicios de la sociedad, así como la frustración de todos por la incompetencia de la gente que se elige, porque muchas veces no saben a lo que van. “Yo siento que la mayor parte de la gente que ha llegado a la presidencia, salvo Daniel, y tal vez Figueres por intuición, no saben adonde van, y no han estado preparados para la presidencia. Y ahora se comete un error adicional: creen que pueden seguir gobernando con el mismo esquema de hace 20 ó 30 años”.
Ministro de Gobernación “Don Luis Alberto me dio el Ministerio de Gobernación. Yo siempre había creído que el Ministerio de Gobernación y el de Seguridad Pública debían fusionarse. Se lo propuse a Luis Alberto, le dije que los juntáramos para crear el Ministerio del Interior y a él le pareció. Pero en otra jugarreta de Daniel contra mí, empezó a decirle a Luis Alberto que cómo me iba a entregar tanto poder. “Daniel le dijo, ´si los vas a unir, dámelos a mí´. Entonces, pusieron a Ángel Edmundo Solano. Hubo una bronca que salió en el periódico. Yo dije que el presidente no sabía gobernar. Dije en la prensa que Luis Alberto no sabía manejar el país, que el país estaba al garete, que él no quería ejercer los poderes que debía ejercer, y que el país estaba manga por hombro, porque nadie mandaba, o mandaban las secretarias y los choferes. “Al día siguiente salió un chofer y me dijo que le firmara la renuncia. No la firmé. 366
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Entonces creyeron que iba a hacer un escándalo político. Armando Arauz dijo que era un irrespeto lo que estaba pasando conmigo. Me preguntó que si iba a renunciar. Yo le dije que no, que eso sería reconocer que estaba en una falta. En la tarde llegué a Mongalva, donde Luis Alberto, pero no le puse la renuncia. Lo hice pasar un mal rato. “Estuve dos años y medio en el gobierno. Eran los años de ´la Contra´ en Nicaragua. Fuimos una vez a Nicaragua, y estuve hablando con Tomás Borge, en San Juan del Sur. Fue una época muy enredada, “Un día llegó Edén Pastora a mi casa, a media noche, y las cocineras bajaron en piyama a las gradas, porque les parecía muy atractivo. Nuestra posición era muy difícil porque lo de fondo es que estaban dividiéndose los nicas. Sabíamos de las pillerías de los Ortega, pero eso lo manejaba el viceministro Enrique Chacón”.
Ciencias Políticas “A pesar de mi paso por la función pública, nunca perdí el interés por la academia. Soy uno de los fundadores de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica. Presenté una propuesta en un congreso de la universidad para crear la escuela de ciencias políticas, fue aprobada, y después vino ya el proceso más elaborado en que participamos con Carlos Monge. Luego fundé la Cátedra de Teoría del Estado. “Mi argumentación es que cómo era posible que Costa Rica no tuviera donde enseñar ´Ciencias Políticas´. En eso estuve metido con Samuel Stone, Rodrigo Fournier y Rodrigo Madrigal Montealegre. Se inauguró hace 35 años. “Después, fui rector de la Universidad Católica de La Salle. Fue una gran experiencia. Primero me llamó Fernado Volio, quien era el rector, para que fuera decano de la Escuela de Derecho, y cuando falleció Fernando pasé a la rectoría. “Fui abogado de la Cooperativa Dos Pinos y de Servicios Aéreos Sala. Además, ayudé a formar Coopesa. Firmamos un proyecto de ley con el que le dábamos a Coopesa un inmueble en el aeropuerto. “Ser rector es algo muy especial. No era una universidad privada. No es para lucrar. Es para formar en el pensamiento lasallista. Tuve muchos sueños al respecto”. Nos reunimos un domingo a las siete de la noche. Ya son las once y media. Don Alfonso me pide un instante para ir
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al baño. Me quedo husmeando en sus libros. Tomo unos cuantos al azar y todos están subrayados y con apuntes. Su esposa me ofrece un gallito de arroz con calamares, una ensalada de papa con manzana y guacamole. Don Alfonso también se antoja. -Mi amor, yo quiero comer, le dice a su esposa. -¿Querés guacamole? El asiente con la cabeza. -¿Querés papa con manzana y arroz con calamares? -Sí, mi amor, sí quiero. -Te vas a morir. Él celebra el comentario y se muere de la risa. Con trabajo, se vuelve a poner de pie, y con la ayuda de su bastón me muestra un grabado de Arévalo. Me cuenta que tiene tres hijas y un hijo: Alejandra, Silvia, Alfonso y Georgina. Me dice muy orgulloso que todos son abogados y que todos estudiaron en la Universidad de Costa Rica. Le pregunto si hay secretos en el campo político que no me ha contado. Se echa otra risilla. “Una vez deshice un pleito entre Don Pepe y Daniel. Daniel quería ser candidato en el 70, después de haber perdido contra Trejos en el 66, pero Don Pepe dijo que tenía que ser él, el candidato. Daniel me dijo que si Figueres insistía en ser candidato, él quería que le asegurara que iría en la próxima candidatura. Así fue. Ellos dos se agarraron a muerte más de una vez. “También hablé con Pepe cuando Rodrigo Carazo se le quería enfrentar. Carazo me dijo que se sentaba a negociar una cuota de poder para él. Pero cuando le dije a Don Pepe, me carajeó y le mandó una carajeada a Rodrigo. “Otra cosilla en la que participé fue en la declaración de caducidad de los contratos con base en los cuales se había construido el ferrocarril al Atlántico. Redactamos un decreto entre Juan Mena y yo para declarar la caducidad. Tuvimos que poner todos los incumplimientos para la caducidad y, por lo tanto, para nacionalizar. En el año 73, siendo asesor gratuito, trabajé un año entero en esto, sin percibir nada… Los ingleses nos hicieron pleito, pero no demandaron. Pidieron millones de libras esterlinas, pero no se las pagamos”. Hemos terminado con un plato cada uno. Está un poco cansado, pero no deja de sonreír. Su esposa empezó con nosotros, pero no le aguantó el trote a este gran hombre, al que ni la enfermedad lo vence. Lúcido, con una fuerza
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que se le nota en todo, sigue haciendo patria uno de los presidenciables que el país ha desperdiciado. Inédita, junio 2004
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Héroe de la salud
Es una persona de un solo camino. No le gusta andar probando. Él tiene definido lo que quiere, y sabe que hay campos en los que no se negocia. Hay una sola manera de ser correcto, y esa manera es la que él persigue. Por eso se va de la Asamblea Legislativa. Su designación causó sorpresa, pues había sido ministro y viceministro de Salud, y en ambos casos lo fue en gobiernos liberacionistas. Primero fue viceministro de Don Pepe, en el 70, con José Luis Orlich, el hermano de don Chico, como ministro. Después fue el ministro del gobierno de Don Óscar Arias. Más de uno creyó que no era cierto cuando Don Abel Pacheco anunció que el primer lugar de la lista de diputados por San José era para el doctor Edgar Mohs. Ya cuando pasó el revuelo, apareció don Edgar como una figura muy importante para el país, pues servía de puente o de enlace natural entre don Abel y don Óscar Arias, quien retomó el timón de su partido una vez que la Sala Constitucional le devolvió el derecho a aspirar a la Presidencia de la República. Sin embargo, el anuncio de su renuncia a la diputación no entronca bien en la explicación anterior. Por eso, y por otras razones, como que fue director del Hospital Nacional de Niños de 1971 a 1986, tiempo durante el cual se convirtió en uno de los tres hospitales de niños más importantes de América Latina, y como que fue uno de los principales promotores del Premio Nóbel de la Paz (que originalmente fue pensado para Costa Rica como país, pero luego fue otorgado a su presidente de entonces), no parecía coherente que ese señor que nunca deja sus proyectos a medio camino se alejara de la Asamblea Legislativa. Sus razones son de peso, pero a diferencia de lo que se puede esperar, tienen que ver hasta con asuntos elementales de salubridad, como la presencia de ratas en su oficina, el 370
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peligro de las gradas a punto de derrumbarse, las goteras por doquier, los aleros en mal estado, oficinas inhabitables, sanitarios incompletos, falta de lavatorios y de una canalización adecuada para las aguas de desecho, etcétera. Antes de la entrevista me muestra el horror de la condición en que se encuentra el antiguo edificio del Colegio de Sión, donde están las oficinas de buena parte de los diputados. -Estas barbaridades jamás las hubiera aceptado yo en el Hospital de Niños. En su oficina no hay sanitario personal, ni hay lavabos. Si alguien quiere lavar un plato o lavarse las manos, tiene que caminar unos cien metros, y bajar al primer piso, hasta el único lavatorio que está cerca, y que es de uso para numerosas oficinas. El lavatorio está en un patio, y parece más típico de una cárcel que de un congreso. En el corredor que comunica las gradas del edific io con su oficina, que es la última, al fondo, vemos la ausencia de algunas vidrieras en las ventanas; hay cicatrices en las paredes, pues donde alguna vez hubo una placa de diputado, ahora hay un espacio sin pintar (se nota que hace mucho tiempo que no pintan); en el cielorraso hay huecos; los cables eléctricos bajan como si fueran lámparas de mal gusto; faltan muchas cerchas y hay aleros que están a punto de caerse. Sin embargo, lo que asusta más ya pasó: es subir unas gradas espantosas, de madera, viejísimas, que se mueven y traquean cada vez que uno da un paso. -En este edificio se vive el síndrome de la ventana rota. Es decir, que todo el mundo ve una ventana vacía, pero ya a nadie le importa. Pueden pasar muchos años, que la ventana puede seguir con su vidrio roto. En estas condiciones no se puede trabajar. Imagínese que tenemos problemas con dos goteras en mi oficina personal. Una gotera me manchó la alfombra, me quejé, y un día me cambiaron la alfombra, pero sin arreglar primero la gotera. Eso está como la historia de aquel señor que se encontró a su esposa con el amante en un sofá de la casa, y decidió vender el sofá”.
Un niño limonense Edgar Mohs Villalta nació en Bluefields, Nicaragua, por puro accidente. “Mis papás vivían en Limón y estalló la Segunda Guerra Mundial. En esa época, a los alemanes los perseguían en Costa Rica. Papá, que se llamó Pedro Mohs, era
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hijo de padres alemanes, así que él y mi mamá, María Luisa Villalta, decidieron que yo naciera fuera del país. “Iba a nacer el tercer hijo y tenían mucha angustia por la persecución a los alemanes, así que decidió que, para protegerme, me iba a mandar a Bluefields, que era un puerto más desarrollado que Limón. No era algo extraño. De hecho, por ejemplo Nicaragua era más desarrollado que Costa Rica en la colonia. “Nos manda para allá para protegernos, para que mamá tuviera su parto allá. Unos días después regresamos a Limón. Yo crecí en Limón. Todos mis primeros recuerdos transcurren en nuestro puerto. Pasé toda la escuela allá, y tengo gratísimos recuerdos. Era un ambiente muy seguro. “Papá tenía grandes extensiones de tierra. Sus propiedades iban desde la Barra del Colorado hasta Guápiles. Sembraba banano y madera. Tuvo un aserradero muy grande, y fue un pionero en cuanto a la explotación racional del bosque. Él sembraba madera para explotarla. “Nunca tuvo ganado. Lo que sí tenía era unas lanchas grandes, que hacían servicios entre Limón y Barra del Colorado. Él siempre se desplazaba de Limón a Guápiles, y el aserradero estaba en Tortuguero. Tenía estaciones de radio en todos los sitios, con los cuales mantenía comunicación desde las cinco de la mañana. Muy temprano, ya estaba en contacto con cada encargado. “Estuvo a punto de perder la vida varias veces por mordeduras de serpientes; por paludismo, que le dio varias veces, y por fiebre amarilla. Le fue muy mal con la fiebre amarilla. Tuvo que ir a Panamá, a curarse en el Hospital Gorgas, del ejército estadounidense. Ahí tenían tecnología muy avanzada para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades tropicales. “Finalmente le dio una especie de poliomielitis. Eso lo puso en cama aproximadamente un año, y le tomó como dos años volver a caminar. “Estos eran los riesgos que había en esas zonas para quienes decidían meterse ahí a ponerlas a producir. Mi papá pasó por todos los azahares que amenazaban la vida de las personas en el trópico inhóspito. “Perdió parte de las propiedades durante la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que era costarricense por nacimiento. Sus padres eran alemanes, pero él nació aquí, precisamente en Guápiles.
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“Sus padres habían llegado de Friburgo. En ese tiempo era muy común que los europeos se vinieran para América. Ellos migraron de Friburgo a Hamburgo hace muchísimos años. Hamburgo era el puerto más importante de Alemania. De ahí, un día decidieron irse a los Estados Unidos, a mediados del siglo XIX, cuando miles de europeos se vinieron en busca de trabajo. El sueño americano comienza en esa época. “Muchos de ellos, los que vivían en el Atlántico de Alemania, cruzaban el océano y llegaban a Bluefields para tomar unas barcazas con las que atravesaban el río san Juan para tomar un barco y llegar a California, que era la gran atracción. “Todo era muy rudimentario. Esas barcazas con las que atravesaban el río San Juan zozobraban, muchas veces se ahogaban todos o salvaban la vida, pero perdían todo lo que llevaban. Ese fue el caso de mis abuelos”.
Los abuelos alemanes “Mis abuelos comenzaron de nuevo en Bluefields. Les hablaron de Costa Rica como otra tierra prometida, y decidieron internarse. Primero decidieron explorar, y explorando se dieron cuenta de que era bastante virgen, y que tenía un futuro prometedor. Por eso llegaron a Limón cuando ya habían explorado por tierra todo lo que era la frontera norte. “Comenzaron una nueva vida. Al puro principio se dedicaron al comercio. Eran personas muy trabajadoras y con gran sentido del ahorro. Poco a poco, fueron comprando tierras. Ahorraron lo suficiente para empezar a comprar propiedades, y llegaron a tener extensiones muy grandes. “Eran dos hermanos, Pedro y Virgilio. Cada uno trabajó por su cuenta. Hubo un tío de ellos que se vino con sus papás de Alemania, pero que luego se fue para los Estados Unidos. Era hermano de mi abuelo. Decidió que no se quedaba aquí. Esperó para el siguiente recorrido, como tres meses después. “Allá vivió, allá tuvo un hijo muy famoso, Frederick Mohs, quien inventó la cirugía para el cáncer de la piel. Es una cirugía que se sigue usando todavía. “Yo crecí en Limón. Los niños andábamos por las calles con una gran tranquilidad. Jugábamos futbol, béisbol, basketball. Recuerdo que mis primeros amigos de Limón fueron Rogelio Pardo Evans, el ex ministro de Salud y de
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Ciencia y Tecnología; Eugenio Fernández, quien me enteré que falleció; Bolívar Salas. “Los negros eran una proporción importante de la población, pero creo que hay más ahora. Había bastantes, pero, por ejemplo, en la escuela la mayoría eran blancos. Yo iba a dos escuelas a la vez, pero ahorita le cuento por qué. “También eran muy amigos nuestros Arturo Zúñiga, el hijo de don Mariano Zúñiga; los hijos de don Yoyo Quirós, ´Beto´, ´Fafa´ y Gerardo; Jaime Káder y Tobías Berenzón. Estos dos amigos, Jaime y Tobías, eran de familias judías que llegaron a Limón por la misma ruta que mis abuelos. En realidad, eso sucedió con mucha gente. Muchos se quedaron en Limón o permanecieron ahí durante algunos años. “Estudié en la Escuela Tomás Guardia hasta sexto grado. Entré antes de cumplir cinco años. Mi mamá me enseñó a leer y escribir cuando tenía cuatro años. Así que me llevó donde el director de la escuela, pero él le dijo que era imposible que ingresara a la escuela por mi edad. Mi mamá me hizo una prueba de lectura delante de él, y entonces aceptó dejarme en período de prueba. “Por eso fue que salí de la escuela de 10 años, y, al final, me gradué de médico a los 21 años. Después de la escuela me vine para el Colegio Seminario. Estuve interno durante un año, y después papá y mamá se vinieron para acá. En el Seminario fui compañero de Elías Jiménez, Jorge Emilio Rodríguez, Jorge Echeverría, Hans Bucher y Arturo Echandi, nieto de don Mario Echandi”.
Medicina “Terminé el colegio y me fui con Elías Jiménez a estudiar Medicina a México. Nuestra amistad siguió para siempre. Tengo una anécdota de ese tiempo, cuando conocimos a Abel Pacheco. Elías y yo ya habíamos decidido irnos a estudiar Medicina a México, y nos dijeron que Abel estaba aquí pasando vacaciones. Fuimos a buscarlo. Lo encontramos en una sodita en el Paseo Colón. Nos presentamos y le dijimos que íbamos a estudiar Medicina en México. Le pedimos que nos recomendara libros de texto, porque teníamos la fiebre de comenzar a estudiar. Nos recomendó los libros de anatomía, que era la materia más dura, pero nos dijo lo siguiente: ´ustedes están cometiendo un gran error, ya hay demasiados médicos, en México hay centenares de ticos estudiando medicina, y cuando ustedes regresen se van a morir de hambre´. 374
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“Diay, aún así nos fuimos. Habíamos apuntado la dirección de Abel Pacheco en México, cuando llegamos lo llamamos y nos comenzamos a ver. Iniciamos una amistad que hizo que nos viéramos casi todos los fines de semana durante varios años. Abel iba ya adelantado, y se vino antes que nosotros. “Me fui solo, pero estando allá vine para casarme. Cuando me fui para México tenía 15 años. Mi primera esposa se llamó Cristina Odio Jiménez. A los 13 años comenzamos a ser novios, y a los 20 años nos casamos. Hubo un montón de tiempo durante el cual fuimos novios por carta. Las cartas las tengo ahí. Ella guardó todas las cartas que yo le escribí. Mi esposa actual, que era íntima amiga de mi primera esposa, leyó las cartas, y decidió que las iba a conservar. “Estando en México, en una oportunidad vine a casarme. Pensé ´no quiero seguir viviendo en un apartamento de solteros, quiero dedicarme por entero al estudio, y para eso necesito vivir solo pero casado. Hasta aquí con la vida de soltero, no quiero más fiestas. En unas memorias que estoy escribiendo me refiero a eso. Es una especie como de experiencia espiritual o mística. Uno toma una decisión, decide puntualmente hacer algo, y renuncia y deja atrás lo que estaba haciendo antes. “Quise comenzar esta nueva vida casado. Nos casamos aquí, nos fuimos y comenzamos esa nueva vida, una vida dedicada casi exclusivamente al estudio. Tuve mucha suerte porque me encontré con una esposa que me entendió esas locuras, de no querer volver a salir, por ejemplo. Bueno, mi segunda esposa también, tal vez fue que las escogí parecidas, como sucede a veces, con las novias y con las esposas. “Eso me permitió a mí el poder consagrarme a la medicina. Me hice pediatra en México. Cuando terminé la carrera seguí allá, no regresé a Costa Rica porque quería especializarme. Viví diez años en México. Volví a nuestro país cuando iba a cumplir 25 años de edad. Tuve una gran fortuna al volver. En realidad, creo que he sido un hombre de suerte. A veces las personas creen que lo que uno logra hacer en la vida es únicamente producto de su esfuerzo. Cuando se piensa así la gente se vuelve arrogante. También es que uno ha tenido suerte. Esa suerte le ha permitido hacer muchas cosas. Cuando se piensa así se tiende a ser más generoso”.
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Pediatra “Llegué siendo pediatra. Ya había hecho estudios de infectología pediátrica. Además, cuando yo estaba en la universidad, a pesar de que la gente dice que estudiar Medicina es muy duro, sentí que tenía tiempo para hacer algo más, y me matriculé en cursos muy diversos, como Matemáticas y Ciencias Políticas. Lo hice porque ya tenía la idea de que un médico, para ser buen médico, debe tener una visión global del mundo, de la vida, de la cultura, de la existencia. Por eso entré a esos cursos en la UNAM. Pienso que, en ese sentido fui muy afortunado porque la ciudad universitaria estaba nueva y experimentaron muchas cosas en México que nos tocó vivir. Pienso que en otros países tal vez no hubiera sido tan fácil el acceso a tantas oportunidades como las que tuvimos nosotros en México. “Pero yo le estaba diciendo que volví al país y tuve otra gran fortuna. Es que llegué aquí y me encontré al doctor Sáenz Herrera, quien estaba trabajando en la inauguración del Hospital Nacional de Niños. Llegué en marzo de 1964 y el hospital se inauguró en mayo de ese año. Pasé solamente dos meses en el Hospital San Juan de Dios, en la sección de Pediatría, de la que era jefe el doctor Sáenz Herrera. “Me tocó el traspaso de esa sección de pediatría al Hospital de Niños. Desde ese momento establecí una gran amistad con el doctor Sáenz Herrera, y él me nombra, dos años después de mi regreso, asistente del director general del hospital. Yo tenía apenas 27 años. Me dijo una cosa graciosa. Él tenía un gran sentido del humor. Era brillante intelectualmente. Me dijo ´y no lo nombro subdirector porque nos hacen una revolución aquí en el hospital´. “Él comienza a formarme: me llamaba la atención, me regañaba, y también teníamos ratos de esparcimiento. En el hospital teníamos muchas reuniones de trabajo, y los fines de semana mi esposa y yo lo íbamos a visitar en su finca en Coronado. Se iba todos los fines de semana a esa finca, que se llamaba ´Bretaña´. Era una finca de ganado de leche. Mi esposa y yo llegábamos el sábado o el domingo, tomábamos café y jugábamos una mesa de billar, porque a él le gustaba mucho el billar. “Mi cercanía con él y su anuencia a aconsejarme, dirigirme y corregirme me dio una gran seguridad. En un momento dado me dice que yo ya conocía el hospital muy bien, y que debía iniciar una nueva etapa. Fue en 1969, durante la campaña a 376
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la presidencia. El doctor Sáenz me dijo, ´me parece que sería importante que usted tenga la visión del país, y eso no lo va a ser en el Hospital de Niños. Tiene que ir al Ministerio de Salud. Yo le voy a decir a Pepe que lo nombre viceministro. Además, usted va a hacer ahí una gran contribución´. “Él era muy amigo de Don Pepe. Había sido vicepresidente de la república durante el gobierno de don Chico. El Doctor Sáenz Herrera me presentó a Don Pepe, a Mario Quirós Sasso, a Jorge Rossi, a las personalidades del partido Liberación Nacional de esos años. Siempre les decía, delante de mí, que yo era un muchacho muy prometedor para el país”.
En el Ministerio de Salud “Don Pepe le dijo que sí al Doctor Sáenz con respecto a mi nombramiento, entonces pido un permiso y me voy de viceministro. El ministro era José Luis Orlich, tío de mi esposa actual “Me voy al Ministerio de Salud, ahí estoy cerca de dos años. Se inicia el plan del traspaso de los hospitales, lo que se llamó la universalización, así como el Plan Nacional de Salud. Se pone como meta disminuir la mortalidad infantil en 50 por ciento, estaba en 70 por mil, y queríamos reducirlo a 35 por mil. En este momento, está en 6 por mil, que es una cifra histórica. También planteamos la posibilidad de erradicar enfermedades, que era un concepto muy reformador. “En la Caja Costarricense del Seguro Social estaba Guido Miranda. Compartíamos esta visión de país, esta fiebre de buscar la solución para problemas de salud que habían sido consuetudinarios, como la mortalidad infantil, las enfermedades infecciosas, la cobertura relativamente baja, los problemas de saneamiento ambiental. Había dos problemas que eran hermanos, la desnutrición severa en los niños y la parasitosis masiva. Había miles de niños famélicos que botaban lombrices hasta por la nariz, por la boca y por los oídos. “Nosotros decíamos ´tenemos que acabar con esto, esto es infrahumano, tenemos el conocimiento para acabar con esto, sólo necesitamos el apoyo político´. Don Pepe nos dio todo el apoyo político, él nos decía, ´muchachos, no se molesten, tienen todo mi apoyo, no tienen que darme ninguna explicación, no vengan a contarme lo que están haciendo o a pedirme permiso, yo estoy con ustedes´. Eso nos dio mucha tranquilidad para trabajar. Camilo Rodríguez Chaverri
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“En eso, el doctor Sáenz enferma, le da un derrame cerebral, y entonces me dice que tengo que regresar al hospital. Regreso al hospital. Poco después el doctor Sáenz se retira, y en el Hospital de Niños se promueve un concurso para nombrar al nuevo director. El 10 de diciembre de 1971 asumo la Dirección General del Hospital de Niños. Tenía 32 años de edad. “Tuvimos que plantearnos reformas grandes en el hospital, seguidamente de las reformas en que estábamos pensando en el Ministerio de Salud. Teníamos que hacer un gran cambio. Sólo en eso pensaba. Después escribí mucho sobre esa reforma del sector salud. “Lo que me dio mucha seguridad fue que antes de que yo planteara algunas de estas reformas, siempre había discutido con el doctor Sáenz durante varias sesiones, y sólo cuando él me animaba y decía que estaba de acuerdo, yo sabía, con toda seguridad, que iba a ser un éxito. “Llegamos a hacer que el Hospital Nacional de Niños fuera uno de los tres más importantes en América Latina. Realmente era y sigue siendo una proeza porque Costa Rica es un país muy pequeño, que tenía y sigue teniendo recursos muy escasos. Incluso, tuvimos un hospital de niños importante antes que Argentina y que Brasil, por ejemplo. Quien fuera posteriormente director del hospital de niños de Argentina, primero vino a formarse aquí, a aprender cómo se maneja nuestro hospital de niños. Y en Brasil todavía no hay un hospital como nuestro Hospital Nacional de Niños. “Yo seguía pensando que urgía erradicar la desnutrición severa y la parasitosis masiva. También estaba seguro de que podíamos erradicar las enfermedades prevenibles por vacunación, como poliomielitis, rubéola, sarampión, tos ferina, tétanos, difteria. No había vacuna para la varicela todavía. “En 1974 se erradicó de Costa Rica la poliomielitis, que es una enfermedad provocada por un virus que produce una parálisis a veces de todo el cuerpo, a veces de un miembro. “Nos planteamos el anhelo de llegar a contar con un hospital modelo en América Latina, y después de unos veinte años de trabajo incansable, el Hospital Nacional de Niños es uno de los tres mejores hospitales de América Latina, a la par de uno en México y otro en Chile. “Del 71 al 86 estuve al frente del hospital de manera ininterrumpida, y en el 86 voy al Ministerio de Salud, por segunda vez, pero ahora como ministro. Óscar Arias y yo 378
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teníamos una amistad anterior, y lo acompañé en la campaña, desde el 85. Me nombró ministro”.
La historia del Nóbel de la Paz “Hay una faceta de mi vida que nunca he contado y que tuvo su parangón cuando fui ministro. Yo había tenido la oportunidad de conocer y de hacerme muy amigo de un sueco muy preparado y muy reconocido, el profesor Lars Hanson, y juntos trabajamos en la consecución del Premio Nóbel de la Paz. “Nosotros presentamos la candidatura de Costa Rica por primera vez en 1983. La presentamos el doctor Hanson y yo. Originalmente pensábamos en el Premio Nóbel de la Paz para el país. “Hay un documento donde yo señalo cómo, al abolir el ejército, Costa Rica destinó sus escasos recursos hacia la educación y la salud, con lo que logró un cambio cualitativo enorme. Abogábamos porque se siguiera el ejemplo de Costa Rica en el mundo, que se gastara en salud y educación en lugar de gastar en armamentos. Los índices de Costa Rica demostraban los grandes resultados. “Lars escribió la presentación y yo escribí un artículo en el que brindaba cifras y argumentos acerca del modelo costarricense, que se fundamentaba en la ausencia de ejército y en el ahorro en el rubro de armas, con lo que se podía destinar esos recursos para la educación y la salud. “No nos lo dieron en el 83. Insistimos en el 84, pero tampoco nos lo dieron. Volvimos a la carga en el 85, y cada vez había más gente que apoyaba nuestra propuesta en Europa y en Estados Unidos. El doctor Hanson es uno de los científic os más prominentes de Suecia, con muchos amigos en el mundo. Él puso todos sus contactos para que apoyaran la candidatura de Costa Rica, y ya se hablaba de Costa Rica como un posible Nóbel de la Paz. “En el 86 nos reunimos Hanson y yo, y me dice, ´me han sugerido algunos amigos que para el 87 postulemos al Presidente de Costa Rica porque cuatro años de haber postulado a Costa Rica como país nos ha otorgado experiencia. Hay miembros a los que no les parece que se le dé un Premio Nóbel a un país, porque nunca se le ha otorgado a un país, sino solamente a personas o a organizaciones. “La idea era poner a Costa Rica en el mundo, en el mapa. Eso fue lo que nos movió siempre, desde el 83, para buscar un Camilo Rodríguez Chaverri
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Premio Nóbel de la Paz. Ahora lo que proponía Hanson era pedir que se le diera el Premio Nóbel de la Paz al Presidente de Costa Rica, pues personificaba los anhelos del país y el modelo diferente y muy efectivo, sobre todo al oponerse a la guerra en la región centroamericana. Óscar Arias hace la gran tarea de conseguir la paz en América Central, se unen los antecedentes del país con el aporte fundamental de Óscar Arias, y por fin nos dan el Premio Nóbel de la Paz. “Así surgió el Premio Nóbel de la Paz para el Presidente de Costa Rica. Creo que sin el aporte de Óscar Arias todavía estaríamos esperando. Yo le había contado a él de los antecedentes de nuestra propuesta, y él también dijo ´si nosotros no hacemos algo espectacular en favor de la paz, ustedes pueden seguir presentando la candidatura y nunca se los van a dar´. Creo que tanto Hanson como yo le dimos la razón. Pero la historia le dio la razón primero. “Óscar Arias me decía ´ustedes quieren centrar la atención en Costa Rica, ponernos en el mapa, y yo voy a buscar la paz para Centroamérica… Así es cómo se va a fijar la atención en Costa Rica. “Lars Hanson y Óscar Arias son personas muy tenaces. Lars nunca desmayó, nunca dijo ´ya esto no pegó´, siempre dijo ´el próximo año nos dan el Nóbel de la Paz para Costa Rica.
Ministro de Salud “Estuve los cuatro años del gobierno de Óscar Arias como ministro de Salud. Era un país completamente diferente al del año 70. Recuerdo que cuando fui viceministro y el ministro era José Luis Orlich, cada uno de nosotros tenía un carro, una secretaria y una oficina bastante modesta. En cambio, en el 86, cuando volví al Ministerio de Salud pero ya de ministro, lo que más me llamó la atención es que el ministro tenía cuatro carros a su disposición, y un grupo de trabajo de unas seis personas. Las comodidades que se tenían contrastaban violentamente con la sencillez de las primeras oficinas, del año 70. Sin embargo, algunos problemas nacionales básicos seguían sin resolverse. Problemas como el de la basura; la letrinización en el país, porque todavía teníamos muchísimas casas con excusado de hueco; la ausencia de un esquema de vacunación básico para el país. Todos esos problemas seguían latentes, pero el jerarca disfrutaba de más y más lujos. Eso lo dejé escrito en una nota.
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“Durante la administración de Óscar Arias, se hizo un aporte muy importante en materia de salud. Me queda la gratific ación de haber visto cambiar radicalmente la salud de los costarricenses, si uno contempla desde los años en que empecé hasta los años en que fui ministro. Los lujos, que me disgustaban y en contra de los cuales trabajé mucho, no mancharon lo grato que fue ver el cambio en la salud. “Yo seguía con mis ideas de erradicar enfermedades. Durante esos años avanzamos mucho en el control de enfermedades crónicas. Por ejemplo, redujimos en un 98 por ciento la fiebre reumática en Costa Rica, que es una enfermedad crónica del corazón, consecuencia de infecciones en la garganta. “Asimismo, en la Zona Atlántica se inició un plan para erradicar la elefantiasis, que se daba mucho, sobre todo en Limón. Ahora el país prácticamente está libre de elefantiasis. La transmite un insecto, y es provocado por un parásito que bloquea el sistema linfático. Por eso es que las piernas comienzan a aumentar de volumen. “Redujimos al mínimo la desnutrición severa; eliminamos el beri beri, la pelagra y el escorbuto; introdujimos el uso de ácido fólico en mujeres de 15 a 40 años, para evitar malformaciones genitales del cerebro y de la médula espinal, y con ello hemos reducido este problema en un 75 por ciento”.
Embajador y héroe “Durante el gobierno de Calderón volví a la dirección del Hospital Nacional de Niños, y en el gobierno de José María Figueres, él me ofreció irme de Embajador a Francia. Nos fuimos los cuatro años, y la experiencia fue fabulosa. Tengo varios álbumes que se llaman ´Los años de París´. Fueron años inolvidables. Ahí comencé a preparar mi retiro, o como decía Sartre, ´la ceremonia del adiós´. Hay un momento para llegar y un momento para irse. Yo pensé ´no me voy a ir de un momento a otro, me voy a ir después de que el traspaso al nuevo director se haya materializado en el transcurso de uno o dos años, para que no haya fracturas y el hospital continúe progresando´. Al final, formulé la conveniencia de transformar el hospital en un centro de ciencias médicas como una forma de ordenar el desarrollo de la institución, para hacer un mejor uso, o el uso más racional que fuera posible. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Me retiré en el año 2001, luego de tres años de haber regresado, y que estaba en ese proceso, concluyendo el último edificio de los cinco que componen actualmente el Hospital Nacional de Niños. Esperé hasta que se concluyó, en diciembre del 2000. Esa fue la preparación del hospital para el siglo XIX, y sentí que era bueno retirarse. “Como consecuencia de ese trabajo durante casi cuarenta años, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que tiene su sede en Washington, y es la filial de la Organización Mundial de la Salud, me nombró ´Héroe de la Salud Pública de las Américas´, durante los primeros cien años de existencia de la OPS. Nombró sólo a once héroes de América, un canadiense, tres gringos y siete de América Latina. Yo fui el único costarricense. “Se escogió a once personas con base en su labor. Yo era el más joven, yo tenía 63 años. Todos los demás tenían entre 80 y 93 años. Por edad, podía ser hijo de todos los otros héroes. Esa designación me produjo una gran satisfacción. Cuando alguien le ofrece a uno un reconocimiento, uno revive toda su historia. A propósito de esa designación, me puse a escribir algunos documentos. Me costó bastante esfuerzo porque ya algunas cosas se me habían olvidado. Si uno no ha tomado notas en la vida, mucho de lo que vivió lo olvida. Como lo que dice García Márquez, ´la vida no es lo que uno vivió, sino lo que uno recuerda, y cómo lo recuerda´. Por eso decidí escribir mis memorias, y en eso estoy. “He escrito ocho libros, así que no es algo nuevo para mí. Durante la vida activa, publiqué unos 200 artículos científicos, que aparecieron en las mejores revistas de Estados Unidos y de Europa. Por lo menos la mitad de los artículos los publiqué en inglés. Aprendí inglés siendo pequeño, porque así como mi mamá me dijo ´usted va a aprender a leer y escribir´, me matriculó al mismo tiempo en una escuela en español y otra en inglés. Ahí todos mis compañeros eran negritos, y tuve una maestra espléndida, Miss Jesse”.
Teoría famosa “Yo escribí la ´Teoría General de Paradigmas en Salud´. Trata acerca de cómo en Costa Rica se plantearon los problemas de manera diferente a cómo se venían planteando y eso fue muy importante para la transformación enorme que vivió el país en materia de salud.
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“Nosotros habíamos desarrollado en Costa Rica un paradigma diferente al que existía sobre las enfermedades nutricionales. Le explico: con el descubrimiento de las vitaminas, a principios del siglo pasado, en 1912, se desarrolló un paradigma de las enfermedades nutricionales. Se decía que muchas enfermedades que se creía que eran infecciosas, más bien eran producto de deficiencias de vitaminas. A partir de ahí, llegan a creer que todas las enfermedades son consecuencia de la deficiencia de alguna vitamina, y todavía para los años 70 se le atribuían muchos problemas a esas defic iencias. “Nosotros lo que hacemos en los primeros años del Hospital Nacional de Niños es reformular este paradigma. Sosteníamos que seguramente el déficit de vitaminas produce todo eso, pero la mortalidad tan elevada es por la combinación de enfermedades agudas infecciosas y organismos ya debilitados por problemas de desnutrición. Una enfermedad aguda infecciosa agrava la desnutrición hasta la muerte. “Es decir, la mortalidad elevada era porque se juntaban las dos cosas, y para resolverlas había que tomar los dos caminos: por un lado combatir enfermedades infecciosas, como diarreas y neumonías, así como las prevenibles por vacunación y, por el otro lado, había que continuar en la lucha por la nutrición. “Lo publiqué en el Boletín Médico del Hospital Infantil de México, que es el boletín de pediatría más importante de América Latina, pero no produjo ninguna reacción. Ni siquiera mis antiguos compañeros de la universidad me comentaron mi artículo sobre el tema, aunque años después me dieron la medalla de oro ´Federico Gómez´, que es su máximo galardón. “Como no generó reacción, decidí publicarlo en inglés. Lo publiqué en una revista de Estados Unidos y entonces me mandaron muchas peticiones, y a partir de la reacción que suscitó en Estados Unidos, entonces sí se dio a conocer hasta en América Latina. Desde entonces sé que si uno quiere que lo que escribe en materia científica se conozca incluso en América Latina, hay que publicarlo en inglés”.
El diputado “Acepté ser diputado con mucha ilusión. Ya me había retirado después de cuarenta años en el Hospital Nacional de Niños, y Abel me llamó para proponerme encabezar la lista de Camilo Rodríguez Chaverri
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diputados por San José. Le puse dos condiciones: la primera es que si él perdía, yo renunciaba a la diputación, porque de ninguna manera sería diputado de oposición; la segunda era que seguramente no me iba a quedar los cuatro años, y que cuando no sintiera que estaba siendo útil mi trabajo en la Asamblea Legislativa, me iba para mi casa. “La verdad que sentí que el presente me estaba dando una nueva oportunidad y llegué a la Asamblea Legislativa con una actitud fresca. Me encontré con que había cosas muy buenas: recurso humano de mucho valor; gente educada, decente, con méritos. Hasta escribí una nota en la que dejaba en claro esta primera impresión. “Pero pasado un año revaloré la situación, y me encontré con que aquella primera impresión era ingenua. Aquí, en la Asamblea Legislativa, hay actitudes que conducen al desapego a elementos básicos, como el higiene, el aseo. Y para entrar en el campo político, hay distintas fuerzas que defienden a grupos de interés y no se ocupan de los verdaderos temas nacionales. “Eso me hizo comenzar a dudar de mi permanencia en este lugar, y unos meses después llegué a la conclusión de que soy incapaz de solucionar problemas elementales. Por ejemplo, durante 27 meses envié una carta por mes quejándome por la presencia de insectos como cucarachas en las oficinas, la presencia de roedores, malos olores provocados por ratas muertas, goteras. Así que dije, ´si no puedo solucionar al menos estos problemas básicos, lo que tengo que hacer es renunciar´”. Don Edgar tiene en la mesa un fólder con una secuencia de cartas que ha enviado al señor Antonio Ayales Esna, director ejecutivo de la Asamblea Legislativa. En una de ellas, del 20 de mayo del año 2002, es decir, apenas semana y media después de haber ingresado, el Doctor Mohs señala los siguientes puntos: 1. Cumplir con el Decreto que prohíbe fumar en los edificios públicos. 2. Bajar el volumen del timbre telefónico en las curules de los señores diputados e instruir a los ujieres para que contesten el teléfono cuando el diputado no está en su curul. 3. Combatir el mal olor de los servicios sanitarios e indicar en cada uno de ellos que el papel higiénico sucio debe tirarse siempre en el inodoro y nunca en los basureros. 4. Combatir las ratas, cucarachas y polillas. 5. Arreglar de inmediato problemas de aguas negras, goteras y aleros que están cayéndose, vidrios rotos, tapar huecos y eliminar escombros. 384
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Un instante después, me muestra una carta de dos años más tarde, en la que señala los mismos puntos. Es decir, nada se ha hecho. El caos llega al colmo. Don Edgar me permite leer una carta del 25 de noviembre del año 2002, dirigida a Antonio Ayales, director ejecutivo de la Asamblea Legislativa, y dice lo siguiente: “le agradezco girar instrucciones con el propósito de que realicen una revisión exhaustiva en el techo de mi despacho, ya que desde hace varios meses hay una gotera, que mancha la alfombra, la cual se cambió la semana pasada. En varias ocasiones han venido a revisar este problema, sin embargo, no se ha solucionado”. La leo en voz alta, y don Édgar se pone de pie, para mostrarme una nueva gotera. “Esta gotera tiene un año de estar ahí. Un año después de que me quejé, sigue estando ahí. Tenía un cuadro en la pared y lo tuve que quitar por culpa de la gotera. “En este lugar ni siquiera se puede invitar a alguien. A uno le da vergüenza”.
Las ratas y las cucarachas Tiene una especie de remiendo al final de una pared, en el vértice que se forma entre la pared y la alfombra. Hay un trozo de madera puesto ahí, como encima de un hueco. Está puesto ahí como para desentonar. -Ese trozo de madera está ahí porque lo que había era un hueco enorme, por el que salían las ratas. No podía estar tranquilo en la oficina, porque en cualquier momento salían los roedores y andaban por toda la oficina. Hace un tiempo, tuvimos que desocupar el despacho durante una semana, porque murió una rata y el olor era insoportable. Por dicha alguien la encontró y la pudo sacar del lugar. “Son muchos los problemas como ese. Por ejemplo, el estacionamiento siempre está lleno de escombros. Y cuando salgo por las noches, debo tener cuidado al caminar porque está lleno de cucarachas y hay ratas por todas partes. “Me parece que es una cuestión de actitud y de diligencia. Ninguno de los problemas que tienen que ver con la infraestructura del lugar es difícil de solucionar. Lo que se requiere es una cuadrilla de mantenimiento, y muchas ganas de que todo esté limpio y en orden. Aquí hay cientos de trabajadores. No puede ser que no podamos acabar con el problema de los malos olores, el descuido del edificio y Camilo Rodríguez Chaverri
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la presencia de roedores. Los problemas que he señalado no tienen que ver con falta de dinero. Tienen que ver con falta de ganas de hacer las cosas bien. “El Hospital de Niños es otro mundo, y yo me pregunto, ´¿cuál es la diferencia si en ambos casos estamos hablando de instituciones del Estado?´ La diferencia es que aquí no tenemos gente dedicada a resolver los problemas. “Le muestro otro caso. Vea esta computadora de mi oficina. Esta nueva. La Asamblea Legislativa la compró, la instalaron pero no tiene acceso a internet. Entonces resultó ser una máquina de escribir, y más cara que las otras. Esa es la historia de todo: se compra algo pero no se compra completo, le falta alguna parte, entonces no funciona, o funciona mal. “Es algo típico del subdesarrollo. En estos países, además de la pobreza, existe un factor que la impulsa y es el despilfarro de los recursos. Se trabaja con ineficiencia y eso hace más difícil salir de la difícil situación. “Además, podemos decir de la ineficiencia que es una forma de corrupción, porque es el despilfarro de recursos que son muy escasos. “Ante esta situación, no me queda otra que renunciar. A mí me enseñaron de niño y de joven que si no puedo cumplir con una responsabilidad que me asignan, debo ser honesto y admitirlo. Bueno, es lo que me pasa en la Asamblea Legislativa. Siento que no estoy haciendo lo que dictó el país a través del sufragio. Más bien estoy perdiendo el tiempo. “Al principio, cuando empecé a pensar en la renuncia, mis amigos de aquí me decían ´esto se va a arreglar´, pero no se arregla. Creo que, al contrario, ahora todo se va a complicar más por culpa de los fuegos políticos. Los procesos electorales vienen a entorpecer el funcionamiento de la Asamblea Legislativa. “El problema en este lugar es que no se logran acuerdos ni siquiera sobre cuestiones básicas. Nadie le pide a los diputados lo imposible. Simplemente es que procedamos, que actuemos. “El desorden y el descuido en este lugar se notan en casi todo. Por ejemplo, aquí en mi despacho tengo el retrato de Federico Tinoco, el ex presidente. Lo tengo aquí porque me lo encontré botado. No puede ser. Ahora que me voy, lo tengo que devolver, y quién sabe cuál va a ser la suerte de este retrato”.
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Disciplina y actitud “Me parece que algo que está fallando es la disciplina. No se conoce en este lugar el concepto de disciplina. Se ha olvidado la importancia de la puntualidad, del orden, del respeto a los demás… “Se ha dicho mucho del multipartidismo como una manera de oxigenar la democracia. Me parece que es todo lo contrario. El multipartidismo ha venido a amarrar a la Asamblea Legislativa. Además del montón de partidos, hay muchas aspiraciones y grupos de interés, por lo que hay mucho más que unos cuantos partidos. Hasta los partidos tradicionales están divididos en grupitos. Hay pequeños grupos dirigidos por alguna persona. “Le voy a poner otro ejemplo. José Miguel Corrales es uno de los diputados que más admiro, pero si todos actuáramos de la manera en que él actúa, no habría posibilidad de legislar y de sacar al país adelante. La disidencia es conveniente pero con lìmite. “Hay problemas de actitud. ¿Cómo va a ser que no podemos ni elegir a un magistrado? ¿Cómo es que tiene que pasar tanto tiempo para que escojamos a alguien para la Procuradoría General de la República? Es que no estamos jugando aquí, aunque parezca. Todo tiene que ver con actitud. “Esto parece un partido, de todos contra todos, y sin árbitro. Uno de los problemas que hemos tenido es que ninguno de los tres presidentes de la Asamblea Legislativa, a quienes estimo, ha podido controlar al resto de los diputados. Hay un ambiente dañino, combativo, que por su naturaleza es estéril. En una asamblea legislativa hay que ponerse de acuerdo para actuar en un sentido o en otro, y eso no ocurre en la nuestra. “Y ahora empezaron a aflorar intereses personales, locales o de partido. Es un pésimo ejemplo para el país. Yo siempre he sido educador. Fui profesor y catedrático de Pediatría en la Universidad de Costa Rica hasta que me pensioné. “Creo que un diputado debe estar educando todo el tiempo. Uno está enseñando todo el tiempo. Pero aquí hay oídos sordos. Son muy grandes la decepción y la frustración en la Asamblea Legislativa, cuando uno de verdad quiere hacer algo por este país.
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“Me voy de la Asamblea Legislativa con la esperanza de que algún día se puedan resolver sus problemas. Aquí hay mucha gente valiosa. No le puedo mencionar a todos porque me quedarían algunos por fuera. Pero, bueno, un ejemplo es Rolando Laclé, quien tiene tanta experiencia. Es un señor diputado”.
Sólo contar “En este momento, para ser diputado no hace falta ni la profundidad, ni el pensamiento. Sólo hace falta saber contar, y tener los votos necesarios para que algo pase. “Pero ya ni eso, porque cuesta mucho que se pongan de acuerdo. Como si eso fuera lo normal. Como si lo normal fuera que mientras uno está hablando en el plenario, diez hablaran por teléfono y otros diez estuvieran fumando en una esquina del cafetín. “Además, este ambiente de la Asamblea Legislativa es nocivo para la salud, y yo estoy, como médico, acostumbrado a construir, no a destruir. Por eso es que digo que nunca hubiera aceptado ser diputado de oposición. Ni por un día. “Me voy tranquilo para mi casa. Tampoco me llevo un sinsabor, porque hice lo que pude. Estas cartas en las que denuncio el mal estado del edificio donde está mi oficina es una muestra de que he estado haciendo lo que me corresponde. “También he querido acercar a varios líderes del país, para ver si nos ponemos de acuerdo. Me parece que Abel es un hombre honesto, correcto, que está haciendo las cosas lo mejor que él puede, pero que las condiciones políticas del país no le ayudan mucho. “Si no pasa algo absolutamente extraordinario, el próximo presidente será Óscar Arias. Creo que sería lo mejor para el país, porque él tiene un liderazgo importante y un fuerte apoyo en las encuestas. “Por si acaso, quiero aclarar algo: no sólo he renunciado a la diputación. Esta es también la última faceta de mi función pública. Ya no me interesa ninguna posición, ni en este gobierno ni en el próximo. “Ahora me debo a mi familia. Por estar trabajando de lleno en el hospital, me perdí algunos momentos importantes del crecimiento de mis hijos. Tengo dos hijos de mi primera esposa, Érika y Edgar. Los dos están casados. Quedé viudo, y me volví a casar. Mi esposa actual, Victoria Orlich, era muy 388
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amiga de mi primera esposa. Ella tiene cuatro hijos. Nos casamos hace trece años. “Ahora quiero escribir mis memorias, y edific ar, desde mi casa y en alguna actividad. Vamos a ver. Por ahora, ya me voy de la Asamblea Legislativa, porque da vergüenza el mal estado y la indisciplina de este lugar. Y he dejado constancia en muchas cartas de que el edificio del antiguo Colegio de Sión debe ser declarado inhabitable, porque da miedo el estado en que lo tienen. Los cables de la electricidad están muy descuidados, y por ser de madera un incendio se lo puede llevar en pocos minutos. “A mis compañeros y a los diputados que vengan, que Dios los ayude a salir adelante, y que terminen con este ambiente de lentitud y de letargo que se vive en la Asamblea Legislativa. Yo cumplo con denunciarlo por última vez”. Ojo, noviembre 2004
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Joaquín Monge Ramírez
Entre los últimos constituyentes
Empezamos a preguntar por él apenas alguien me comentó que en San Carlos quedaba uno de los pocos constituyentes del 49 que tuvo alguna participación destacada. Después, los ex presidentes Luis Alberto Monge y Mario Echandi lo mencionaron en entrevistas, y lo recordaron como uno de los más representativos dirigentes de la zona rural. Preguntando y preguntando, en San Carlos me mandaban de un señor Monge a otro señor Monge, y de algún Don Joaquín a otro. Hasta que llamé a don Luis Alberto Monge, por dicha estaba en su casa y me mandó para Naranjo. En su pueblo, ya fue fácil llegar a él. Le llamamos y quedamos de vernos media hora después. Cuando llegamos, nos esperaban en la puerta un señor sacado de un cuento y su esposa. No más verlos y dan la impresión de unos novios que se conservaron por los años de los años como por obra de magia. Le digo que nunca había visto una pareja de personas mayores que se viera tan linda, tan fresca, como si tuvieran apenas unos meses de estar juntos. -El matrimonio es el estado perfecto para una persona, me contesta don Joaquín Monge, feliz y pleno. Tiene 92 años. Nos lleva al patio de su casa, a ver el potrero que va de lado a lado, hasta donde da la vista, y nos muestra orgulloso, cómo desde su patio se ven cuatro volcanes, el Poás, el Barva, el Irazú y el Turrialba. En el medio, están las Tres Marías. Antes de que llegáramos, su esposa y él estaban luchando por atrapar un pajarito que se metió a la cocina por la puerta
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que da al jardín. Da envidia ver a una mujer tan mayor y con tanta agilidad. El pajarito va y viene, como jugando con ella. En un momento se detiene, y me permito observarla: es profundamente bella, delgada y con un vestido que la hace parecer salida de un cuento de hadas. -¿Verdad que está muy linda? La pregunta de don Joaquín me arranca una sonrisa. No me siento descubierto. Él disfruta conmigo el encanto de su señora, doña Alicia Rodríguez. En esa casa, con ellos dos, me siento metido en un sueño. Ambos parecen haber sido arropados por una costurera de muñecos. Y en ambos se respira el dulce olor del amor, que huele a certeza… Media hora después, con el pajarito en su lugar, en algún lugar del cielo, nos sentamos en la sala. Se sienta junto a su esposa, y le pasa la mano entre el brazo que le queda más cerca. Tiene un álbum con unos recortes, y se le nota la alegría de que contará aquello de su vida que queramos saber. No más iniciando me entero que el ser uno de los últimos constituyentes no le hace mucha gracia. Tiene más ganas de hablar de sus años como jugador de futbol. Tengo que detenerlo, para que se devuelva en su historia y empecemos en orden. Se impacienta. No quiere dar detalles de aquello que considera intrascendente. Su esposa sonríe, y contesta aquello que él quiere que desechemos de la conversación. Nació en Naranjo en 1912 y tuvo diez hermanos. Su papá, Gonzalo Monge, era empleado público, fue secretario de la municipalidad de Naranjo y un recordado jefe político. Su mamá, Etelgive Ramírez, le ayudaba en las plantaciones de café. Don Gonzalo fue jefe de acción de don Ricardo Jiménez en el año 24, contra Alberto Echandi. Una vez que ganó don Ricardo, se fueron a San José. Don Joaquín tenía 12 años. Hizo la escuela en Naranjo y el colegio en el Liceo de Costa Rica, entre el año 25 y el año 29.
Entre los estudios y El Orión “Entre mis compañeros, recuerdo a los hermanos Hernán y Óscar Bolaños, los jugadores de futbol; Fernando Lara Bustamante, Eladio Trejos Flores, Hernán Sáenz Huete, Manuel Emilio Clare Jiménez y Porfirio Góngora Arroyo. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Una bendición de aquellos años es que estudiábamos juntos los muchachos pobres y los muchachos ricos. Eso permitía que uno conociera la integración social del país, y que uno aprendiera a convivir con todas las personas. “En cambio, ahora los ricos van por un lado y los pobres por el otro. Eso es un problema. Antes, jugando futbol, todos nos hacíamos como hermanos. Empecé a jugar futbol en la escuela y cuando estaba en el Liceo de Costa Rica, el profesor de Educación Física, Eduardo Garnier, organizaba campeonatos en la Plaza González Víquez. Aquello fue una bendición para mí. “Resulta que mi compañero era Hernán Bolaños. Jugábamos en el Quinto C del liceo. Cuando eso, ya Hernán jugaba en el Orión. Era half derecho, y se caracterizaba porque iba mucho adelante. “Me decían ´El Chino´ Monge. En un momento dado, yo ocupé el puesto de él y él se fue de delantero. Tenía 17 años cuando ingresé al Orión, en el año 29. En ese tiempo, estaban en el Orión Hernán y Óscar Bolaños, Wicho Fournier, Toño Hütt, y los hermanos Humberto y Enrique Salas. “El año que entré a el Orión fui campeón en segundas divisiones y pasamos a primeras divisiones. A pesar de mis ilusiones, en el año 30 me tuve que ir a trabajar a Venecia de San Carlos. Allá estaba una finca de papá y no había quién se hiciera cargo del trabajo. Entonces, me tocó irme. No tenía cómo decir que no. Jugué en San Carlos, en segundas divisiones. “Y ya en el año 31 pude venirme para San José, a iniciar los estudios de Derecho, y me metí a jugar en el Orión. En la universidad estaban Ramón Aguilar Castro, Jorge Borbón, que fue Ministro de Agricultura de don Otilio; Arturo Volio y Máximo Acosta. ”En el año 33 ya mi papá estaba en Pital y me pidió que me fuera un año a ayudarle porque la situación estaba muy difícil. Cuando eso, se vendía el ganado en la plaza de Alajuela a cuarenta céntimos el kilo. “Al final, pasé cinco años trabajando en la finca, y jugaba futbol en Pital y en Venecia. El viaje de Naranjo a Pital se hacía a caballo. Se duraba dos días. Dormíamos en Villa Quesada. “En el año 38 ya pude volver a estudiar y después de cinco años volví a jugar en el Orión. Ya eran otros los jugadores. Estaban Alfredo Piedra, Guido Matamoros, ´Chale´ Silva, Juan Tellini y Jorge Umaña. Para ese tiempo llegó Ricardo 392
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Saprissa a jugar con el Orión, y fuimos campeones en Primera División. “Hicimos un viaje en barco a Aruba y Curazao. No había plata para ir en avión. De aquí para allá íbamos en un barco francés y nos emborrachábamos con vino. De allá para acá veníamos en un barco alemán y lo que nos daban era cerveza”, dice don Joaquín, quien habla con todo el cuerpo, mueve las rodillas y las manos, y se emociona con su relato. “A la vuelta nos encontramos un contrato para ir a jugar a Honduras y El Salvador. Nos fue tan bien, que esa vez, sí hicimos el regreso en avioncillo. En ese tiempo no había suplentes. Íbamos apenas los once jugadores. ”Estuve en el Orión del año 38 al año 40, y en ese año me gradué como abogado”.
En política “Me había metido en política desde el tiempo en que don Ricardo Jiménez le ganó a don Alberto Echandi, como le conté. En el año 24 sólo andaba haciendo bulla. La policía atropellaba a los chiquillos que andaban como locos, gritándole ´vivas´ a su candidato. Más de una vez me corretearon. Desde el 28 hasta el 36 participé, pero lo hice a la sombra de mi padre, que siempre fue dirigente político. “Para el año 40 fui cortesista. No me metía en política, pero en algo ayudaba. En ese momento ya tenía la oficina consolidada en Naranjo y en San Carlos. Vino la campaña electoral del 44, y no participé, aunque ya me picaban las manos. Y fue en el año 47 cuando me metí de lleno en política con Ulate. Fui uno de los jefes de acción y figuré como primer suplente en la papeleta del Partido Unión Nacional, que era el del ulatismo para las elecciones del 48. “El momento en que decidí que tenía que entrar de lleno fue cuando mataron al doctor Carlos Luis Valverde Vega. Esa muerte del doctor ha sido lo más sangriento en política que ha ocurrido en Costa Rica. “Después de las elecciones, el recuento de los votos fue irregular. En el tribunal electoral estaban los abogados José María Vargas Pacheco y Gerardo Guzmán Quirós, y el ingeniero Max Koberg. “La documentación electoral estaba en la escuela Vitalia Madrigal y la incendiaron. Quemaron casi toda la
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documentación. Tuvieron que dar su fallo con base en los telegramas que habían recibido. “Se vinieron los calderonistas con los comunistas en aquellos famosos desfiles. Gritaban en San José ´queremos votar´, ´queremos votar´. Llega la solicitud para anular las elecciones y entonces se dio el levantamiento de Figueres. Calderón y Picado se labraron su destierro de Costa Rica por prepotencia. “Si Calderón Guardia hubiera aceptado el resultado de las elecciones del 48, hubiera sido presidente de Costa Rica las veces que hubiera querido. Tenía a su haber las Garantías Sociales, el Código de Trabajo, la Universidad de Costa Rica. Hasta el surgimiento de Figueres es obra de Calderón Guardia. Si Calderón no lo hubiera expulsado, no hubiera tenido el auge que tuvo. Se encargó de victimizarlo, de martirizarlo”.
La reacción ulatista “La muerte del doctor Valverde fue el detonante para nosotros, la gota que derramó el vaso. Un grupo de soldados calderonistas fueron a buscar a Otilio Ulate porque creían que estaba en la casa del doctor Valverde. Otilio se dio cuenta que lo andaban buscando y se escapó. Cuando llegaron los soldados, el doctor Valverde salió por el jardín, por el frente de la casa, y lo acribillaron. Fue algo horroroso. “En Naranjo las arbitrariedades de los calderonistas fueron terribles. Por eso, hubo un levantamiento de los ulatistas. El 1 de marzo nos levantamos los naranjeños. Ya sabíamos que Chico Orlich estaba en La Paz, al norte de San Ramón. Yo me fui para San Ramón, los calderonistas le dijeron a Alicia, mi esposa, que en ese entonces era mi novia, que lo mejor era que me zafara porque me iban a apresar. “Llegamos donde Don Chico mi hermano Alfonso, algunos otros y yo. “Estuvimos 15 días en La Paz de San Ramón. Ahí, Chico tuvo una finca en un lugar muy retirado. Estábamos todos los de Naranjo y los de Alajuela. Recuerdo que ahí estábamos Chevico Rodríguez, José Antonio Castro, Isaías Saborío, Gilberto Rodríguez, Fidel Tristán y Filadelfo ´Lelo´ Rodríguez. Éramos como cincuenta. “Chico y Figueres se comunicaban por radio. Salimos caminando de ´La Paz´ y llegamos hasta Altamira de San Carlos. Pasamos dos noches entre cafetales y barriales, sin detenernos. Viajábamos sólo de noche. 394
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“El primer día llegamos a ´La Vieja´, que era la finca de Otilio Ulate. Ahí dormimos un día, y al día siguiente salimos para Altamira. “A Altamira llegó el Macho Núñez con un avión grandísimo. El problema es que ese avión no tenía asientos. Se tiraba uno en el suelo con las armas. De Altamira volamos a San Isidro de El General. “Allá nos encontramos con la gente de la Legión Caribe, que iba a tomar Limón. Precisamente ese día, recuerdo que estaba allá el padre Núñez. También estaban Benjamín Odio, Domingo García, Miguel Ángel Ramírez y Fernando Valverde Vega, el hermano del doctor. “Yo no conocía a Figueres. Estaban unos dominicanos de la Legión Caribe, que eran muy amigos de él. Se organizó la caminata hacia Cartago. Vinimos en un bus y en unos camiones de carga hasta Copey, que queda cerca de San Marcos de Tarrazú. “Se organizó la marcha fantasma, que era llegar a Cartago y tomarlo. En ese momento ya habíamos tomado Limón. Éramos seiscientos hombres caminando sólo de noche. En dos noches hicimos el viaje”.
Camino a Cartago “Pasamos a 600 metros de ´La Lucha´, que fue tomada por los del gobierno. Había que pasar despacio, sin fumar, sin hablar nada, porque si aquellos nos atajaban se truncaba todo. “En San Cristóbal la tropa se dividió en dos partidas. Unos cogieron para Cartago y otros cogimos para llegar a El Alto de Ochomogo. La finalidad era atacar las tropas que podía mandar el gobierno por la carretera. “Para mí, lo más emocionante en la vida ha sido que subiendo Ochomogo por potreros, oímos el ataque de Figueres al cuartel. Eso me emocionó mucho. Nos dimos cuenta cómo estaba empeñada la batalla. “Íbamos corriendo. No había agua. Comíamos moras verdes para generar salivación. En El Alto de Ochomogo había una lechería, la lechería Quirazú. Llegamos cuando estaban ordeñando. Estaba amaneciendo. Nos dieron leche recién ordeñada. “Ya en el camino nos había dado ´cagadera´. Hacían pailas de chicharrones, y le daban a uno un poquito envuelto en hojas. He sido un poco débil del estómago. Me dio un dolor Camilo Rodríguez Chaverri
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tan terrible que no tuve otra cosa que hacerme a un lado del camino. No llevaba ni pañuelo. Mi hermano Alfonso me dio un pañuelo, lo partí a la mitad y con eso me limpié”, cuenta don Joaquín, muerto de la risa. Fue la única vez que me dio diarrea en los dos meses de la revolución. Esa combinación de leche y chicharrones me quedó prohibida. “Yo sé que a uno le daba diarrea del susto también, pero a mí fue por lo que comí, porque no me había dado ni siquiera cuando nos volamos el puente del río Colorado, que fue en febrero, antes de irnos a ´La Paz´. “Durante esos dos meses no supe nada de mi novia. Nos íbamos a casar el 29 de febrero, y en eso se vino la revolución“. Se detiene don Joaquín y empieza a hablar su esposa, doña Alicia. “Me hicieron presa para que se entregara Joaquín. Juan Mercedes Matamoros, que era un primo de mi mamá, era jefe de acción calderonista. Un día llegó a las 6 de la tarde y me arrestó. “Recuerdo ver a mamá sufriendo. Ella ya estaba viuda. Mamá me tuvo encerrada tres días, porque me dieron la casa por cárcel. Por dicha que uno de esos días, cuando ya no había nadie en la calle, se oía a lo lejos, ´Viva Figueres´. Ya sabían que Figueres había entrado a Cartago y quedó esto listo, gracias a Dios. Fue como volver a nacer. Yo sufrí horrores esos días”, dice doña Alicia. Don Joaquín baja la cabeza. Se nota que no le gusta que su esposa se lo recuerde. Hace un gesto de profundo dolor. Ella lo nota, y guarda silencio. Nosotros también. Después arranca de golpe. “Uno de los grandes errores de Calderón Guardia es que Somoza le ofreció ayuda y mandaron soldados nicaragüenses. Eso terminó de desencantar a mucha gente que respetaba su obra, como yo. Porque creo que su obra social es muy grande, pero después borró con el codo lo que hizo con la mano”, sostiene don Joaquín.
“Figueres nos engañó” “Llegamos a Ochomogo a tomar posiciones. Escuché las balas silbar. “Junto a Gilberto Rodríguez, tuve muy cerca la muerte. Gilberto y yo fuimos a hacer una inspección, cerca de El Alto de Ochomogo, cuando ya teníamos tomado Cartago. En
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Tres Ríos, que está en el bajo, se escondían los soldados del gobierno. Nos dispararon y casi nos agarran. “Otro día estábamos tirados Gilberto y yo, y se vino la disparadera del otro lado. Yo había puesto el rifle ahí, en el pasto, y se me quedó el rifle. Yo me dije, ´no puedo llegar allá sin el rifle, cúbranme´, y me fui arrastrado. Pegaban los tiros a mi lado, pensé ´me muero´, pero no podía llegar sin el rifle. “Cuando terminó la guerra, estuvimos en El Alto de Ochomogo. Mi hermano Alfonso, que era un hombre muy aguerrido y valiente, formaba parte de la oficialidad que se reunía con Figueres. “Treinta y nueve alajuelenses estábamos al pie del Cristo Negro. Me acuerdo que los conté. A las 11 de la noche llegó mi hermano Alfonso y dijo, ´Figueres va a tomar el poder y no se lo va a entregar a Otilio´. “Todos éramos ulatistas. Fuimos a la revolución a defender la elección de Ulate. Toda la noche pasamos deliberando y al día siguiente decidimos ir a Cartago, a tirar las armas, a protestar y a decir que no íbamos a desfilar en San José. Nos mandaron a Fernando Valverde a explicarnos la situación pero no aceptamos sus argumentos. “Antes de la gran campaña de Ulate, decían que tenía el partido del sofá, que cabían todos sus dirigentes en un sofá. Pues bien, Fernando Valverde nos dijo que él era del sofá, del ulatismo puro, y quiso tentarnos con el desfile. El orgullo de todos los revolucionarios era desfilar por la Avenida Central con barba, y con un saco de gangoche como abrigo. Nosotros no lo aceptamos. “Vinimos al Diario de Costa Rica, y expresamos nuestra posición, que se conoció como ´la rebelión de los alajuelenses´. La verdad es que seguimos muy molestos, y nunca volvimos a creerle a Figueres. Él nos engañó. Peleamos por la injusticia que se cometió contra don Otilio, y admiramos mucho a Figueres como jefe de la revolución, pero en el entendido de que el poder debía estar en manos de quien ganó las elecciones. Desde entonces, nunca fui figuerista. Tampoco me volqué. Nunca he sido ni calderonista ni liberacionista”.
Constituyente “Después de la revolución vino la Asamblea Constituyente. Me eligieron como diputado constituyente. Por cierto que me eligieron por gestión de Mario Echandi, quien era el secretario general del partido de don Otilio. Camilo Rodríguez Chaverri
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“Yo era miembro de la asamblea del partido Unión Nacional. Salimos 32 diputados. Cuando entré a la universidad por segunda vez, había sido compañero de Mario Echandi, Hernán Cordero y Alfonso Guzmán. “Participé en la Constituyente haciendo mil esfuerzos. Primero que todo, estaba recién casado. Además, venía saliendo de la revolución y lo que nos hizo Figueres me tenía desencantado. Y en eso nació nuestra primera hija, Lilliana. “Recuerdo que Figueres y su amigo Gonzalo Solórzano llegaron al hospital San Juan de Dios cuando nació mi hija. “Aparte de todo eso no tenía carro, y me había endeudado para casarme. Aún así, mi ocupación como diputado era muy fuerte. Por cierto que un día me dijo el diputado constituyente Gonzalo Ortiz Martín que si quería conservar un bufete muy bueno mejor dejara de ir. “Pero era una responsabilidad. Tengo un recuerdo que me gusta narrarlo: cuando se pusieron las condiciones para ser diputado, yo propuse ser del estado seglar, o sea, no ser cura. Creo que era muy importante impedir que los sacerdotes fueran diputados. En ese momento pensé en el Padre Volio, el Padre Salomón Valenciano, el Padre Borge. ¿Se imagina lo que es ver llegar a un diputado a la Asamblea Legislativa con sotana? No va, no luce y no es apropiado. “Viera qué bravo estaba conmigo Monseñor Sanabria. Salió en ´La Prensa Libre´ y se notaba que estaba furioso. Si no me hubiera plantado, el Padre Núñez hubiera sido diputado rapiditico, y así otros más… “Cuando estaba en el hospital, con mi esposa, suprimieron lo del estado seglar. Me planté de nuevo y al final la moción fue aprobada. La razón más fuerte que yo puse es que viviendo en los pueblos yo me daba cuenta de la gravedad que signific aba la intervención de los curas en la política. “Siempre he sido amigo de sacerdotes, pero cuando uno participa en política, la mitad de la gente está con uno y la mitad está en contra. Y los sacerdotes están en los pueblos para unir, no para dividir. “Al final, se quiso revocar, pero desde esa vez no ha habido ni un solo sacerdote que haya sido candidato a diputado. Nunca más hubo un candidato a diputado que fuera representante de la iglesia, y eso es una dicha para la democracia. “La otra lucha mía fuerte, dentro de la Constituyente, fue porque siempre estuve de acuerdo con que se quitaran las elecciones de medio período. Es más, fui uno de los que 398
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impulsó esa tesis, porque cuando había elecciones de medio período el gobierno se metía mucho a favor de sus candidatos. Acepto que muchas personalidades salían por su propio peso, pero igual podían salir después, en las siguientes elecciones, y nos ahorramos todo el derroche del gobierno a raíz de esas elecciones que, de por sí, aunque fueran de medio período casi nunca sirvieron para controlar”.
La importancia del Partido Constitucional “Cuando me preguntan los chiquillos de la escuela les digo que no hace falta una nueva Constituyente. Ha habido muchas reformas, unas buenas y otras malas, pero el país solamente necesita reformas parciales. La Constituyente puede ser peligrosa. “Lo que sí necesita el país es recordar muy bien lo que ocurrió en la Constituyente del 49. Tengo un artículo que me publicaron en los 50 años de la Constituyente, y que se llama ´Celso Gamboa y la Constituyente´. “Celso Gamboa fue el fundador del Partido Constitucional. Si no hubiera existido esa agrupación la Constituyente hubiera salido manchada, porque sólo hubieran intervenido los figueristas y los ulatistas. Recuerde que los calderonistas no estaban representados. Por eso fue que el partido de don Celso Gamboa vino a balancear la situación. “Hubo heterogeneidad porque todos los miembros del partido constitucional fueron hombres ilustres: Arturo Volio, Fabio Baudrit, Lico Jiménez, Manuel Antonio Lobo García, Mario Alberto Jiménez Quesada, Celso Gamboa Rodríguez. Ellos le dieron representación a un sector que no tenía representación. Celso Gamboa era abogado y tuvo esa gran visión. “Para los cincuenta años escribí un artículo sobre este Celso Gamboa tan importante en nuestra historia. Curiosamente, el día que apareció el artículo, Celso murió. Él también estuvo en la revolución. Fue otro de los que se molestó con la actitud de Figueres. Es más, de recuerdo tengo un carnet de cuando Figueres lo acredita como teniente”.
Con Don Chico “Me aparté totalmente de la política. Sólo apoyé a Mario Echandi, que fue mi amigo en la política y, a la siguiente, un poco a don Chico Orlich, que había perdido contra Echandi. Camilo Rodríguez Chaverri
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En el 62, los candidatos eran Calderón Guardia, Otilio Ulate y don Chico. Don Otilio no tenía posibilidades, así que mi anticalderonismo me llevó a votar por Chico, que era muy diferente a Figueres. Es más, nos salvó de más de una torta de Figueres porque era el único que lo controlaba. Estuve en el Liceo de Costa Rica con Tony Orlich, hermano de don Chico, y los conocí de cerca. Fue una gran alegría para mí que Calderón Guardia no volviera al poder. “Desde entonces, no me volví a meter en política. Nunca he pensado en conseguir un puesto. Tenía todo para ser dirigente y político: ex combatiente, abogado, agricultor, oriundo de una zona rural, amigo de gente como Mario Echandi, Otilio Ulate y Chico Orlich, y hasta ex jugador de futbol. Si hubiera querido me habría acomodado. Pero nunca me interesó la política para conseguir puestos. Siempre que me he metido ha sido por ideales. “Desde que ganó Chico no volví a meterme de lleno hasta que apareció el PAC. ¿Para qué le voy a mentir? Esta vez sí nos metimos. Alicia, mi esposa y yo le ayudamos a Ottón. Fuimos los jefes de acción en Naranjo. Espero que no nos defraude, como los otros. “El origen de todos los males recientes de este país es el bipartidismo. Son los mismos. Yo he dicho que aquí existe la reelección, porque lo que ha habido es una continuidad del bipartidismo. “Me duele decirlo pero la única oportunidad que tuvo Ottón fue esta pasada. Ya con el bipartidismo se perdió todo. El bipartidismo da lugar a la entronización de la mediocridad. Se meten en un partido y al momento son diputados, aunque no tengan capacidad”. La crítica a los partidos lo rejuvenece de pronto. Ahora habla hasta con los puños, a veces frunce el ceño y tiene tono de discurso. -A veces tengo que atajarlo, dice su esposa.
Un país que se pierde a sí mismo “Ahora el país tiene un serio problema de identidad. La gente no conoce las raíces, la historia profunda de Costa Rica. Por ejemplo, le han dado la espalda al agricultor, que conserva en sus criterios la esencia de la democracia. Que los bancos no tengan agrónomos ni créditos que estén perfilados específicamente para los agricultores es un motivo de hostilidad y congoja para el agricultor que se ha atrevido 400
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a convertirse en deudor. En lugar de tantos abogados que los defiendan, los bancos deberían tener inspectores, agrónomos, especialistas. “El banco del Estado no debe olvidar que es de la gente, no de sus funcionarios. Que si un agricultor tiene un retraso, que llegue tranquilo, con su información, y que el banco le readecúe la deuda. “El país tiene que preocuparse por la inversión y la producción, porque esas dos son las únicas maneras de generar trabajo. Ahora el país tiene mucho profesional y no hay sufic iente trabajo. “Y lo más triste de todo es que, ahora, en este país hay una enorme concentración de la riqueza. Entre cinco familias importan todos los carros nuevos que llegan al país y los ponen carísimos. Por eso, se nos inunda el país de carros viejos, y hubo que poner la revisión técnica. Pero la gente no tiene la culpa de que los carros nuevos sean tan caros. ¿No le parece?” De nuevo es doña Alicia la que le hace una señal, muy dulce, pero que quiere ser lo que antes llamaban un ´estatequieto´. Él entiende. Se tranquiliza. Es una lástima, porque ya casi echaba chispas… “Estoy muy feliz de mi vida. Me he dedicado toda la vida a trabajar como abogado y como productor de café y de ganado. Soltero viví en Pital y en Venecia, y ya casados, hemos vivido en Naranjo, en San Carlos y en San José. He sido honrado y estoy satisfecho con mi vida. “Tengo 92 años y todavía manejo mi carro de Naranjo a Zarcero y San Ramón. Ahora que digo carro todavía recuerdo que el primer carro que tuve lo compré en 1200 colones. Lo compré poco antes de casarme, para impresionar a la novia. Era un Ford del año 28. “Hace como un año un doctor me hizo el examen de manejo y me dijo que prefería darme la licencia a mí que a más de un muchacho atarantado que anda por la calle”, concluye don Joaquín, orgullosísimo. Una vez que terminamos, sale a mostrarme algo más en el patio. Apenas llegamos, cuando nos mostró los cuatro volcanes y las Tres Marías, me dijo ´cuidado me maja el perrito´. Ahora, me entero que el perrito es un pit-bull. Me acompaña la periodista María Cristina González, que ha estado tan asombrada como yo con la belleza de pareja que son esos dos señores que ya se acercan al siglo de vida.
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María Cristina no aguanta la risa cuando ve la cara que hago cuando Don Joaquín me presenta a su “perrito”. Gracias a Dios que me di cuenta hasta el final de la entrevista porque, si no, habría perdido la mitad del testimonio de vida de este gran hombre por estar pendiente del peligroso animal que descansa en su patio. Es el pit-bull el que me hace buscar la puerta de la casa. No aguanto el susto. Una vez en el carro, a salvo del perro, cuando con las manos les decimos adiós a don Joaquín y a doña Alicia, Cristina concluye, tan contenta como yo: -Estos señores son tan lindos y tan tiernos, y hacen una pareja tan bonita, que parecen de mentira. Parece como si uno los hubiera soñado, ¿verdad que sí? El Guapileño, julio 2004
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