Jesuselmaestro

J e s ú s , E l M a estr o CAMI L O R O D R Í G UEZ C H A VE RRI

Para Tita, abuela que me dio la vida, el último recodo de heroísmo de mi infancia.

Para Maya, abuela que me dio el destino, la consejera de todos los días.

I Parte Sagrado Coraz贸n de Jes煤s II Parte A tus pies, Maestro

i parte

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Jesús, El Maestro 1 Corazón de Jesús derrama tu sangre sobre mis heridas.

Es un río de cera, un escudo que camina por mis llagas.

Me cubres y no hay lluvia que me moje.

Me inundas y corren los vientos huyendo de mí.

11

C a mi l o R o drí guez

2 Corazón de Jesús el corazón que tiene manos las manos más largas del planeta.

Me protegen las manos infinitas de un corazón sin límites.

Corazón de Jesús me llenas con tus manos grandes como abrazos las manos que me salvan.

12

Jesús, El Maestro 3 Corazón de Jesús me miras con los ojos vidriosos y puros unos ojos eléctricos unos ojos que son estrellas unos ojos que son espejos.

Te miro y me miras.

Te miro y me miro.

Te miro y me veo arriba del corazón.

Corazón de Jesús, tus ojos me llaman.

13

C a mi l o R o drí guez

4 Sin palabras lo dices todo.

Tus ojos lo muestran todo.

Señalan un camino.

No dicen. No explican.

Todo se sabe por ellos.

Todo se queda en mí.

Su forma de comunicarse es un misterio.

Tus ojos son un puente y un dardo.

Son un flechazo para mi espíritu.

14

Jesús, El Maestro 5 Corazón de Jesús me miras y pronuncias mi nombre.

Me siento aludido.

De nada me sirve mirar a otra parte.

Me llamas a tu batallón.

Pasas lista y ahí están los números de mi cédula.

Idénticos.

Ahí está mi nombre completo.

Estoy enlistado por el Corazón de Jesús.

Soy del ejército de la vida.

Nunca llegarán hasta mí la oscuridad ni la muerte.

15

C a mi l o R o drí guez

6 Jesús clavado en el madero es un clavo en el paisaje, es una herida en el cielo, es un pinchonazo en los ojos.

Es el Jesús que caminó sobre las aguas, convirtió el agua en vino, multiplicó panes y peces.

Lo vi en Semana Santa en San Isidro.

Igual me estremeció.

Este otro Jesús es de Parrita, y trabaja como albañil.

Es el misterio del teatro.

Y me devuelve dos mil años.

Pienso en Jesús en el madero.

La cruz es un universo.

Igual en El Gólgota y en cada año, durante los días de fiesta de los vacacionistas.

El albañil que hace el papel de Jesús También me estremece.

Es el misterio de la fe.

16

Jesús, El Maestro 7 Semana Santa me sabe a recuerdos.

Huelo la sopa de pescado, los biscochos, el dulce de chiverre.

Nace y muere Jesús en mi niñez.

Belén está en Cervantes de Alvarado.

El Calvario está detrás de una ciudadela popular.

Este Jesús me sobrecoge.

Le creo su pasión.

Es el mismo Jesús en Cervantes, en Guápiles, en Pérez Zeledón.

Sangra todos los días.

No deja de sangrar.

Sus ojos me sonríen en medio del dolor.

Jesús nació y murió en Cervantes de Alvarado.

Sólo yo estoy más viejo.

17

C a mi l o R o drí guez

8 No pasan los años sobre mi Jesús crucificado.

En el cuarto del tío Edgar, el Sagrado Corazón de Jesús es imponente.

Me asusta.

Jesús sigue siendo fuerte, sencillo, sereno, humilde.

Es el más pobre entre los pobres.

Es el más pequeño entre todos los oprimidos.

Es el mismo hombre joven que murió por mí.

Murió pero siempre está joven.

Como todos los héroes.

18

Jesús, El Maestro 9 A Jesús le gusta la magia.

Se transfiguró en un monte, abrió el cielo como Moisés el mar, resucitó a los tres días.

Cuando Verónica le seca el rostro, su cutis deshecho, un puñado de ríos lo pueblan, queda el paisaje del dolor en el lienzo.

Jesús sabía mucho de arte: su vida adquirió la luz en el misterio.

19

C a mi l o R o drí guez

10 De Jesús, primero que todo, la voluntad.

Era un niño y les contestó a los sacerdotes del templo.

Era un mozo y complació a su madre en las bodas de Canaan.

Era un muchacho y sacó a los mercaderes del templo.

Con una mirada suya, puede cambiar el final del día.

En su barba se abre el cielo.

Todo se transfigura con su voluntad.

Es la flor de su carácter.

20

Jesús, El Maestro 11 El centurión dice he visto las piedras las he escuchado hablar.

Escuché al centurión en la Semana Santa de Cervantes.

De niño, esas palabras me abrieron un mundo.

Con su muerte, el hijo del hombre le dio un giro a la materia.

Lo irreversible puede revertirse.

Jesús le gana a la lógica.

21

C a mi l o R o drí guez

12 Es bello el triunfo de Jesús.

La fe le gana a la razón.

Dios se impone sobre toda inteligencia.

Mis dudas no vencen a su pasión.

Su muerte es más pequeña que sus promesas.

Jesús muere en el madero.

El cielo se pierde en una noche inesperada.

El globo se detiene.

Se ha detenido la lógica.

Hasta las piedras lo dicen.

22

Jesús, El Maestro 13 Como los griegos Jesús creyó en el destino inexorable.

Su sangre era bravía. Él era manso y aguerrido.

Era sereno, como el mar que duerme.

Era impetuoso, como el mar de la tormenta.

Echó las redes y pescó hombres.

Creó su imperio de amor a partir de una semilla de mostaza.

Nunca perdió la utopía.

Nunca fue más grande que los pequeños.

Defendió a la mujer adúltera.

Desafió la moral del poder.

-El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

Jesús estaba libre. Por eso no tiró piedras, ni condenó a un madero, ni le cortó la cabeza al bautista, ni se lavó las manos para azotar al hijo de Dios.

Soportó el dolor y la humillación.

Su cruz fue un jardín de estrellas.

23

C a mi l o R o drí guez

14 A la hora de su hora el general de todos los ejércitos celestiales no buscó defenderse.

No dirigió contraataques.

No huyó de la escena del miedo.

No buscó un puente de plata.

No escupió al que trajo vinagre en lugar de agua.

Su destino era la mansedumbre.

Su palabra se impondría al tiempo.

Su naturaleza era el heroísmo. Él no lo quería así.

Su fe es la fe del descanso eterno.

Su fe es la razón de la vida nueva.

24

Jesús, El Maestro 15 Jesús es el maestro de los maestros.

Es el maestro de los pastores.

Es el maestro de las palabras.

Sus parábolas son potentes.

Su sencillez las abriga.

Le creo su cruz.

Creo en la vida eterna.

La cruz de Jesús me da un destino invencible.

Jesús me salva.

Con su madero, no hay muerte posible.

25

C a mi l o R o drí guez

16 Jesús me abriga.

Jesús me cobija.

Jesús me defiende.

Jesús me protege.

Con su sangre construyo un escudo impenetrable.

Su muerte es un emblema invencible.

Su resurrección es la luz verdadera.

26

Jesús, El Maestro 17 Tengo problemas.

Tengo miedo.

Voy al lado del abismo.

Camino con incertidumbre.

Es la cuerda floja.

Al final estás Tú, Jesús.

Eres la luz al final de mi oscuro camino.

27

C a mi l o R o drí guez

18 Jesús camina a mi lado.

Es mi calor.

Es mi aroma.

Me inspira.

Camina con mis pasos.

Anda a mi ritmo.

No corre.

Me deja caerme.

Se ríe de mis prisas.

Es considerado ante mis tropiezos.

Sabe que voy a estar bien.

Sabe que seguiré caminando. Él es mi camino.

28

ii parte

A TUS PIES, SEﾃ前R

Jesús, El Maestro 19 Toda mi vida a tus pies, Señor.

Mis manos y mis pies, mis ojos, mis complejos, mis miedos, mis remedios, la luz y la sombra, el abismo.

Toda mi vida a tus pies, Señor, una ofrenda, un regalo para Ti. Es poco para quien lo es Todo.

Una gota de mar.

El agua que vuelve al agua.

Todo yo, pequeño y solo, a Tus pies.

Me entrego a Ti, Señor.

Soy un pedacito de tu cosecha.

31

C a mi l o R o drí guez

20 Mis manos y mis piernas, de repente, un tesoro que cargo conmigo, un tesoro que anda descubierto.

Celebro mis tesoros y te los agradezco.

Mis manos y mis piernas son mis alas.

He caído en el vuelo, y no me las has cortado.

Con Tu soplo, hay un viento fuerte sobre mí, y llego a todos los puertos.

A veces hay tormenta, pero me cuidas.

No caen rayos sobre mi cabeza.

No hay lenguas de fuego en mis caminos, ni serpientes mortíferas en las aguas donde nado.

Celebro tu grandeza desde mi pequeñez.

Pequeño soy, pero brillo cuando te nombro.

32

Jesús, El Maestro 21 No sé cómo pagarte todo, si todo lo has hecho.

No sé cómo agradarte si me agradas con todo.

Todos los regalos que tengo para Ti los has creado Tú mismo, Señor.

Soy como un niño que le lleva de regalo a la mamá un pedazo de pan o una galleta que encontró de camino.

Si un niño trae una flor del jardín ese gesto le agrada a su madre.

Nada pagó por la flor. Corrió por ella.

Quiero agradarte con mi canto.

Es todo lo mío que puedo crear para Ti. Mi canto es Tuyo, proviene de Ti, lo debo a tu grandeza, pero también te lo regalo.

Soy como un niño que trae una flor del camino.

Escribo para agradarte, Señor, para decirte gracias por todo.

33

C a mi l o R o drĂ­ guez

22 En las nubes se forma tu rostro.

Eres un conejo, un gato, una ballena.

De pronto eres un gran ojo, una sonrisa, una flecha.

Todas las formas son tu forma.

Todos los ojos son el Tuyo.

Miro al cielo y siempre Te miro, SeĂąor.

34

Jesús, El Maestro 23 De la vida no sé.

No sé del tiempo ni de la noche.

No sé qué viene.

Los pasos van a oscuras. ¿Qué será de mí?

No sé más que las estrellas.

Sabe más el agua.

Sabe más el día.

Conozco igual que una ardilla.

Sé parecido a una ballena.

Te celebro. Te admiro. Te venero.

Gozo tu presencia en Todo.

Aplaudo tu grandeza hasta en lo más pequeño.

Igual la ballena con su cola sobre el agua.

Del resto, nada sé ni me importa.

35

C a mi l o R o drí guez

24 Si quiero verte dormido miro el mar cuando duerme.

No se vislumbra en su sueño azul y verde el mundo de colores que esconde el mar.

Y cuando quiero sentirte miro las olas ir y venir.

El vaivén de la playa es un retrato de Tu tiempo.

Es como verte respirar.

La música del mar, el sonido de tus pasos.

Como Todo lo que creaste, el mar es un espejo, es una metáfora de Ti.

36

Jesús, El Maestro 25 Me llega un dolor.

Un frío me atraviesa.

Es un río de espinas.

Es una flecha.

Pero estás Tú, Señor.

Me agarro de Tu brazo y nada me derrumba.

Me pongo a Tu lado.

No hay cabeza de agua que pueda arrastrarme.

37

C a mi l o R o drí guez

26 Hay hojas que son bodoquitos de Tus manos.

Otras hojas son extensiones del movimiento sereno de Tus dedos.

Hay hojas que son asteriscos que formaste con Tu dedo índice.

Otras hojas son el resultado de un manotazo Tuyo sobre el espacio.

Soplas sobre el agua y formas un lirio.

Soplas sobre la tierra y las yerberas se visten con todos los colores.

Miras de reojo desde el astro amarillo y los girasoles te buscan con alegría.

Cada girasol quiere decirte gracias desde su flor.

Yo florezco cuando te saludo, Señor.

Quisiera escribirte con todos los colores.

38

Jesús, El Maestro 27 Mis antepasados creían que nos hicieron del barro o del maíz.

Ahora quiero pensar que hiciste la tierra del papel.

Lo apuñas y te salen las montañas.

En cada monte y cada cima está Tu mano de artista.

En cada paisaje está Tu trazo.

En las llanuras, pasas la mano con mucho cariño sobre el papel.

A veces, una hondura, el playón de un río o un valle son Tu firma en el relieve.

Los atardeceres están entre Tus inventos favoritos.

Sonríes donde el cielo y el mar se unen en el horizonte.

La luna llena en el cielo despejado es una genialidad de Tu talento, Señor.

Cuando el ser humano construye una cabaña en medio del bosque, atraviesa un lago con una canoa, o forma un jardín de colores, te sientes orgulloso de nosotros.

Comparto todos Tus gustos, Señor.

39

C a mi l o R o drí guez

28 Esparces polvo en el cielo.

Así nacen las estrellas.

Esparces polvo en el mar.

Se puebla de peces.

Esparces polvo en el bosque.

Se viste de flores.

Esparces polvo en los caminos.

Se llenan de pueblos.

Esparces polvo en cada pueblo.

Lo habitan las sonrisas.

Esparces polvo que se va con el viento.

Cae sobre mi cabeza.

Te escribo poemas.

Te escribo gracias con todas mis palabras, aunque mis palabras sean pequeñas.

40

Jesús, El Maestro 29 Señor, ¿cómo hiciste tan planas las llanuras que parecen mesas de billar, verdecititas?

Señor, ¿cómo hiciste el agua tan cristalina y musical, con su voz que canta y murmura al mismo tiempo?

Señor, ¿cómo hiciste para que el mar y las montañas sean azules y verdes?

Señor, ¿cómo hiciste para inventar el silencio en medio de este concierto del bosque y del agua?

Señor, ¿cómo hiciste para que las montañas no aprendieran a hablar?

Señor, ¿cómo hiciste para que las olas canten siempre en los tonos que me duermen?

Señor, ¿cómo hago para agradecer todo este mundo diverso y bello?

Señor, ¿cómo puedo devolverte tantos favores?

Señor, ¿cómo hago para pagarte, aunque sea simbólicamente?

41

C a mi l o R o drí guez

30 El toro ataca en el espacio vacío del potrero o la arena.

La serpiente duerme escondida entre los troncos.

Las pruebas más duras llegan vestidas de pesadillas.

Le temo al tiburón, la terciopelo y las alturas.

Le temo a la violencia y a la ira.

Tú, Señor, eres mi escudo y mi defensa.

Frente al toro, eres mi barrera.

Frente a la serpiente, mi Virgen María que le maja la cabeza.

Frente al tiburón, mi distancia.

Frente a la pesadilla, mi oración serena.

Frente a mis miedos, la libertad y la fuerza.

Frente a la violencia, el lago dormido, el agua en silencio.

Lo opuesto a todo lo oscuro eres Tú, Señor.

Lo bueno y también lo malo alcanzan la luz cuando digo Tu nombre con todas sus letras.

42

Jesús, El Maestro 31 Cuando cae la nieve, es que quieres darle vacaciones al verde.

El verde hace un trabajo heroico y colorido.

Ya volverá con su maleta llena de flores y de pájaros.

Te doy gracias, Señor, porque tienes mil maneras de inventarme el verde en los ojos.

43

C a mi l o R o drí guez

32 Entra a mi casa. También es Tu casa.

Gracias, Señor, por habitar mis espacios.

No necesitas mis concesiones, pero igual te las doy.

Tienes sobre mí todos los derechos que quieras.

Gracias, Señor, por la confianza.

Pienso para mí, “soy feliz por humor de Dios”.

Soy como un niño muy pequeño que le da permiso a su mamá de acompañarlo a la escuela.

44

Jesús, El Maestro 33 Si tuvieras cabellera, cada árbol del camino es un mechón de tu pelo.

Tu rostro es el rostro de Jesús. Estoy de acuerdo.

Tu rostro es el paisaje de mi pueblo.

Tu rostro está en un madero.

Está en el río, el niño más pobre, la playa, el cielo.

Es fácil para mí quererte.

Te quiero, Señor, como poeta.

Amo todo lo que has creado.

Amo Tus manos de artista.

Amo Tus ojos, que te permiten ir bordeando y modelando el mapa de tus sueños.

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C a mi l o R o drí guez

34 Gracias, Señor, por tu paciencia.

Admiro tu capacidad de espera.

Desordenamos tu ruta de la paz y de la fiesta.

Admiro tu perseverancia con nosotros, Señor.

Admiro la precisión con que iniciamos de cero.

Admiro Tu magia para poner a andar el tiempo.

Admiro Tu respeto, Tu culto por la belleza.

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Jesús, El Maestro 35 Contigo, Señor, lo perfecto tiene muchos rostros, formas, colores, tamaños, palabras y caminos.

Contigo, lo perfecto es plano en las llanuras, redondo en las lomas, puntiagudo en las cimas.

Contigo, lo perfecto es rojo en las flores y también es azul y verde y amarillo.

Es celeste en el río y el pájaro. En el toro es barcino.

Es verde en los pastos, y cuando quema el sol, también es de un cafecito.

Contigo, lo perfecto es grande como la ballena y los océanos.

Contigo, lo perfecto en la ardilla es pequeñito.

Contigo, lo perfecto es una avispa, una abeja, un cocodrilo.

Perfecto un panal. Perfecto un armadillo.

Contigo lo perfecto camina derecho y también torcido.

Las nubes son guitarras. La música, del cielo un bramido.

Contigo, lo perfecto va al norte y al sur.

Contigo, lo perfecto nada en todos los mares.

Contigo, lo perfecto vive en mi país.

Contigo, lo perfecto vive en los países vecinos.

Contigo, lo perfecto vive, Señor, en cada uno y en todos los sitios.

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