luces DEL ALBA
Camilo RodrĂguez Chaverri
Siempre se espera
lo inesperado Siempre hay algo que se oye, algo que se calla, algo que se esconde, algo que se abre con paso firme, algo que rompe las máscaras, algo ignorado que crece por dentro, algo que anuncia límites y repica lentitudes de muerte. En el entretanto la tregua se llama espera. En la espera habita la esperanza del milagro: un encuentro que dé sentido a la vida. Camilo por vocación y oficio, está constantemente lleno de informes y datos, no se extraña de números contradictorios y de las abiertas y transparentes declaraciones repletas de escondites. Sabe que es corriente jurar en vano y que las vocaciones de buena voluntad están tejidas con cuerdas convenientes, encaminadas hacia prácticas utilidades. No se extraña de nada en los bombos y autobombos que preceden nombres y apellidos, sin que el cinismo de la bulla mengue en alguna forma su osadía altiva de construir lo nuevo sobre lo viejo, orientado a la edificación de lo mejor. Ama a la tierra, especialmente a su Guápiles, sin ignorar lo duro que es esperar cosechas sin tantas conjeturas negativas. Hombre de caminos, no se espanta con las tormentas, con las catástrofes, con los contratiempos y los obstáculos, La paciencia que exigen las cosechas le ha enseñado que el tiempo de comenzar otra vez es un designio que no admite quejas ni arrepentimientos. El siempre adelante es una actitud progresista hecha lema de vida, sin necesidad de expresarlo. En su mundo íntimo ha esquivado los vaivenes de los amoríos. Solitario guardó sus sueños en espera de lo inesperado. Y llegó con la luz a la hora del alba. Es cierto que amanece todos los días, y que las cosas aparecen envueltas en matices rutinarios que casi las torna invisibles.
Camilo Rodríguez Chaverri
El amor tiene una puerta cerrada que sólo la abre la llave del milagro. Ese amor ya no es un juego de ganancias o pérdidas, ni un balance Contable de haberes y debes, menos un equilibrio de poderes y debilidades, tampoco una estrategia de bienestares pasajeros. Como la tierra, es apertura, cultivo, cuido y cosecha. Exige entrega absoluta, sin otra alternativa. Es ese rincón cada vez más amplio, en donde dos se hacen uno, sin la alquimia de un ajedrez matemático. “Luces del alba”, por su construcción estilística, por sus imágenes sencillas y acertadas, por su vocabulario rico en sugerencias, es más que una poética sobre el amor. Es un testimonio conmovedor del quehacer poético que me recuerda lo que expresó Jorge Luis Borges en una conferencia que dictó en la Universidad de Harvard: “Siempre que he ojeado libros de estética, he tenido la incómoda sensación de estar leyendo obras de astrónomos que jamás hubieran mirado las estrellas. Quiero decir que los autores escribían sobre poesía como si la poesía fuera un deber, y no lo que es en realidad: una pasión y un placer. Las palabras poéticas surgen a la vida y asistimos a la resurrección del mundo”.
Carmen Naranjo Ojo, 9 d enero del 2004
Luces del alba
Virginal y húmeda todavía, la luz del alba vino a anidar sobre mis ojos, convocándome una vez más a la vida.
JACQUES SAGOT
Camilo Rodríguez Chaverri
La luz del alba devuelve los pensares
suave porque se asoma delicada porque apenas se anuncia
y porque no es iracunda la fuerza que sabe su posici贸n de mando.
Rosibel Morera
Alguien inventa un nombre, y viven otros la lluvia.
Irene Sancho
Trato de escribir el la oscuridad tu nombre.
Jaime Sabines
Luces del alba
Vienes en el momento en que es creada la luz de cada dĂa.
Isaac Felipe Azofeifa
Primero que todo,
una pajarita
1 Somos mapas sombras labradas en cuero. El destino te viste. Nuestros cuerpos se juntan no se sabe cuĂĄl piel es de quien, no hay broches no hay encajes ajenos. Busco el relieve que inventaste lo encuentran mis manos felices de andar a ciegas.
Los montes despiertan, los volcanes cantan, troncos abren sus cabezas.
DespuĂŠs del paseo, con las manos sedientas, me atrevo a seguir en fiesta.
Camilo RodrĂguez Chaverri
2
Tu rostro vuela cuando sonríes. Una paloma sobre tu cabeza. Una alegría. Que no la descubran otros. Mágica invención. Tu paloma.
Luces del alba
3 Servime de guía. Se trata de tus dominios. Tu voz es una linterna. Es bueno tomarse el tiempo meterse en el fango conocer el olor del agua.
Establecé el itinerario. Llevame donde la luna se haga más señora. Prometo entrar con los ojos cerrados. Dame la mano en la oscuridad más quieta. Si abrís tus puertas podemos saltarnos las trampas y las minas. Urge tu guía. De repente tomamos un baño o un atajo… Incluso podríamos levantar un campamento. Puedo trabajar como voluntario, plantar árboles, cortar malezas, encontrar rutas que ni conocés y podríamos bautizar ahora.
Camilo Rodríguez Chaverri
4
¿Saliste de un cuento? ¿Dónde están tus enanos? ¿y el perro que habla? Luciérnagas te visten de noche Y los gnomos te saltan al paso. Sos una leyenda en mí, fábula de criaturas salidas de la tierra. Te rodean niños de facciones puntiagudas. Escapate, andás en exilio. Tenés tu patria en otros valles. En tu campiña la lluvia sonríe y los pájaros dicen canciones. Te he buscado alas y rabo, un tercer ojo o escamas en la espalda. A ver, decime qué sos. Te prometo vivir en el monte, si es que así me querés en tu historia. Y si tu espacio está cerca de las nubes podría vivir en un árbol. Decime un secreto. Tocaré los espejos Y buscaré pasos en la noche. Hurgaré las fórmulas para cruzar una puerta en el viento e ir al valle del que saliste para mi dicha y mi delirio.
Luces del alba
5 La luna en medio del camino entre luz y silencio habita en las fosas del paisaje sobre tu piel. Los cargĂĄs en los hombros. Globo de arena que me observa; luna que no duerme, canta.
Camilo RodrĂguez Chaverri
6 Tu olor sumerge. Una trampa, una luz en celo camina como fantasma se adentra en los ojos que descubrió la piel. Hace nidos en la espalda. Un pez dibuja el viento. Tu olor desata la neblina. De tu cuerpo crece la espuma. Una ola tuya revienta en mis paredes. Se esconde en las grietas Y abre la boca de las esquinas. Tu olor te delata, Me abre las persianas de tu cuerpo. El calor ya casi viene y sigue con vos, en otra parte‌
Luces del alba
7 Hay preguntas en tus ojos. Y aunque no puedo explicar el interrogatorio que me mira, tengo una respuesta. Es un reloj detenido. Hay una agitaciĂłn en su llanura. Debo morder ese cuerno del cielo, beberlo, anidar en sus crĂĄteres, pisar su suelo, besar sus misterios. Todas las dudas pasaron de la asombra al relieve y en la luna se aparean los colores cada vez que te miro.
Camilo RodrĂguez Chaverri
8 Una gota, estrella fugaz, por tu mejilla. Tiene afán de ventanario. Una mariposa sin alas se desprende… (Ave que deja al grupo en el vuelo). Es sudor de ese trozo de luna. Un pedazo de cielo. Una ruta del silencio. He aquí el misterio hecho gozo cuando en tus ojos casi llueve.
Luces del alba
9 La casa se llena de síntomas, se hace como un papel entre las manos. Le descubro curvas y empiezo a buscarte en los espejos. Me entero de sus milagros. Muchos de sus adornos tienen ojos. Hay un ángel sonriente, un payaso que se estremece por la noche… Me acompañan, se solidarizan con el silencio en esta habitación vacía. Los vitrales muestran la mirada de un pájaro que se asusta.
Cuando no estás aquí hasta la casa se enferma.
Camilo Rodríguez Chaverri
10 Hay círculos en tus planicies, emergen rebosantes. Hay círculos en tu ombligo, sacados del barro como mano secreta. Círculos en tus rodillas, círculos al norte de tu cuerpo. y en tus tobillos. Círculos hay en cada giro de la rosa. El vértice que florece es un corazón y le apuntan a la luna los círculos de tu cuerpo. no quiero inventar sermones, no predico en tu piel. No tengo culpa de que tu cuerpo sea un escándalo de esferas.
Luces del alba
Puedes querer el alba cuando ames
Mario Benedetti
La hija del carpintero
1 Es un amor con unos ojos abiertos y una boca que vuela, un amor de verse con paisaje, de abrir la puerta de atrรกs.
Traigo una llave en las manos, Mientras tus cerrojos y tus cรกntaros respiran
No eres como todas; a la hora del parto no lloraste, naciste cantando.
Camilo RodrĂguez Chaverri
2 Tu voz baila. Tienes una tribu de fuego. Engendras mitos de hadas Tu voz camina cuando vuela. Tiene cuernos que llegan a las nubes. Bajan del cielo, en tropel, en sus parientes, Se deslizan en un arco iris, Dejan un surco de arena.
AhĂ viene tu voz, la persigue la luna, mientras los astros buscan hospedarse en tu corazĂłn.
Luces del alba
3 “cuando cierras los ojos, se queda sin luz el mundo”.
Renael González
Arrancaron tus ojos de una pradera, descubrieron que allí crece la hierba. Vive en ellos la tierra húmeda y cabe la alegría de los niños. Lo descubro al verte. Entonces, tu agitación convoca.
Camilo Rodríguez Chaverri
…enciendo el secreto de la vela y del alba,
y escribo.
MĂ?A GALLEGOS
(Tu punto y aparte)
1
tu voz tiene alas, ola en el aire, se enciende en llamas. ¿Será una gruta del planeta? Escorrentía, valle donde silba un tigre de agua.
Camilo Rodríguez Chaverri
2
No pongo palabras sobre peldaños, ni siquiera abordo las paredes con afán de aguacero para llenar el espacio que ocupas.
Hay un rincón donde despliegas las alas que encerraron tus ojos.
Luces del alba
3
“Cuando se despertó, conforme a sus costumbres, a la ceja del alba…”.
Juan Goytisolo
No se asuste la niña cuando vuela la estrella. No se asuste la niña cuando la ceja sea mariposa y quiera mover su cabeza. No se alarme con los astros, no se junten sus manos para elevar al cielo una plegaria en mi contra. Si quiera la niña entenderlo que mire a otra niña en mis ojos. Tal vez si juegan me encuentren espacio en el jardín.
Camilo Rodríguez Chaverri
4
Llegan tus palabras entre las piedras, en medio de tempestades, cuando el agua exige explicaciones y ha derribado la pared de atrás de mis silencios.
Es una hoja de demora su caída, baila viajando de regreso, semilla que escapa de las llamas.
En el caos emerge un puño cerrado con música adentro.
En tu voz gime el mar y han de formarse brisa y arena.
Viene cuando nadie la llama, con la intención de tener uñas largas y sombrero de paja.
Pasan las horas, el cielo es una piñata, y baja por las estrellas una lluvia de semillas.
Luces del alba
5
En tu risa un pájaro sube y baja distancias. Entre salto y salto pronuncia su danza. Es un baile de escaleras. Cuando te ríes el pájaro se entera: la jaula está rota, vuela lejos, es libre. Aquel pájaro mudo dejó el canto en tu boca.
Camilo Rodríguez Chaverri
6
Una pregunta vive, baila en la nariz, viene desnuda. Como un oruga Tiene ojos en la piel, se convierte en boca y en herida. Una gota se desprende, Una alfombra vuelve a su sitio despuĂŠs del vuelo: mariposa que en ti ronda.
Luces del alba
7
Hicieron tus jos con miel.
Nacieron para decir, conversar a solas, albergan, tienen destino de colmena. En ellos hay un sol que duerme, las estrellas saben que ahĂ mudan la piel las abejas.
Para ti lo dulce baja con la lluvia.
Camilo RodrĂguez Chaverri
8
Lirios de labios abiertos. Son el laberinto y sus salidas. Cinco soldados en cada extremo comparten un corazón. Todas las entrañas que la luz convoca tiene la versión más blanca en estas estrellas gemelas. Hermanas que cantan en pequeños montes donde vivo. Tus manos elevan una ofrenda y regresan cada vez más blancas y más limpias. Son arañas que alumbran, medusas que llevan el sol hasta los abismos. Sin una concha, atesoran música de olas. Sobre la cruz de este cuerpo despiertan y me salvan de la muerte.
Luces del alba
Tú conoces bajo qué flor hay alba…
Laureano Albán
El alba lo sabe, y tiene aromas de rayo que no cesa nunca de reunirnos
Milton Zárate
Señorita
Alguien
1
Al campo lo parte una luciĂŠrnaga habitada por peces con dientes grandes Engullen lo que se mueva. En sus aguas termales me desgrano. La humedad, figura sin cuerpo, habita en este estrecho donde camino. Y en cada ola nos salvamos juntos.
Luces del alba
2
Tenés una fuente en tu cabeza. Corre el agua. Te vuelan gotas como avispas. Es una especie coloidal de primavera. No puedo ser un capricho. Ahí está el agua, incontenible en tu cabeza. Los largos brazos de tu pelo son rayos enloquecidos, saltos de luz de una mazorca, plantación de lirios.
Camilo Rodríguez Chaverri
3
Me columpio sobre tus palabras. Surgen entre las burbujas.
Es de dĂa y llueve. El agua ostenta una luz propia.
Arriba a mĂ la mĂşsica de lo que dices.
Te orquestaron con un baile en la piel.
Quiero ser parte del juego, entrar con antifaz, columpiarnos, jugar al escondido y que los cuerpos nos encuentren.
Luces del alba
4
BaĂąas todo de verde con un manto clavado entre las manos y la cabeza. Una alberca fosilizada que ya casi despierta. Como si saltara al nacer se incrusta en mĂ. Es una cruz que se mueve. Me embarra la piel. Me viste con sus tonos.
Desaparezco.
Camilo RodrĂguez Chaverri
5
No habían tocado mis campanarios para una fiesta. No hubo antes tanta conmoción ni tanta luz entró por tantos sitios. Invadiste todo. Me descubrí. He aquí un alumbramiento. Ha surgido una mariposa y la siguen muchas más. Entran y salen por mis puertas y ventanas. Hacen de este cuerpo un jardín. Viniste a cultivarlo. Espero la cosecha.
Luces del alba
6
Andás vestida con el planeta. Hay espacios para el gozo de las flores y altiplanos donde el frío nos escucha. Nunca habrá un desierto. Sos planeta vivo, abierto para el abrazo sordo de la lluvia.
Camilo Rodríguez Chaverri
7
La lluvia te habla a ciegas. Los árboles silban. En medio de las nubes alguien va escondido. Hay arbustos que llevan las puntas como dedos y señalan al cielo.
El baile nos rodea. Es un círculo secreto.
No importa que guarden silencio. Se mueven. Se mueven. En el círculo te veo.
Estoy contagiado de vos. Los árboles y el cielo me declaran incurable.
Luces del alba
8
Contá, por favor, las luces que me mandaste al cielo, las estrellas que han bajado a mirarnos. Cuántos pájaros se detuvieron a cantarte. Confesá si conociste el idioma de la luna, si tenés idea de los dibujos en el agua del estero. Hablemos de la amistad Que nos expresan los geranios Envíame un acuse de recibo de las señales que nos llegan con el aire. Contalo para creerlo yo. Estamos jugando Cada vez que la piel llama a la llama y se enciende el fuego.
Camilo Rodríguez Chaverri
9
Me prestan el cielo para la luz que se te sale de la boca.
De no ser así absorberías el paisaje.
¿Naciste para la noche? Durante el día pasar por gota, nube, estela.
Existís para que el cielo sobreviva al descanso y la tierra se permita los milagros.
Busco tus ojos para el sendero, Tu ruta en medio de los ciegos.
Y cuando el horizonte se entrega descubro tu origen celeste.
Luces del alba
10
Un ángel cayó en un callejón. Había estropeado las alas. Confundió tu boca con su senda. Quiso anidar en tu garganta.
En eso estaba cuando me hablaste.
Camilo Rodríguez Chaverri
11
Cruzaste palabra con una flor. Se detuvo un colibrĂ frente a tu boca. Te hablaron desde el jardĂn las bailarinas de colores. El fuego te dibujo una sonrisa. La lluvia amaneciĂł en tu espalda. Se confundieron de especie, y te pusieron alas. Encontraste las puertas del viento y empezaste a volar.
Luces del alba
“fue mi primer poema, el poema de tu nombre”. FRANCISCO AMIGHETTI
“repito tu nombre, vuelvo a decirlo, lo digo incansablemente, y estoy seguro de que habrá de amanecer”.
JAIME SABINES
Te bautizo
1
“tendidos como dos guerreros de dos patrias que el alba separa, en tu cuerpo soy el incendio del ser”. Jorge Gaitán
Sobre la cama las llamas llegan al cielo, Y la luz, la yema se agita, Alcanza con sus brazos lo que mira.
Está incendiada. Es mujer y un abrigo de velas.
Apáguenla. Al menos que no alumbre tanto, que no encandile al viento.
Oblíguenla a lanzarme en sus hogueras, y que no se vaya en el manto de niebla.
Que me queme, por favor.
Y por si acaso que queden cenizas.
Luces del alba
2
El tiempo te quit贸 el vestido. En el aire se hicieron canci贸n tus palabras. Se fueron las preguntas. Es un paisaje en tu voz. El fonema se hace espalda. Una met谩fora anida al sur del pecho. Es un puente o una ruta de paso. Sin los atuendos pareces un escenario donde tu voz oficia y baila.
Camilo Rodr铆guez Chaverri
3
“… me siguen lloviendo tus ganas”.
LEONEL PÉREZ
La planicie de este vientre es historia para mis manos.
La tierra y el mar se juntan. Arriba, entre las nubes, una puerta para todos tus pájaros.
Criaturas inusitadas me aguardan. Bajo cualquier firmamento hay in lugar donde gozamos juntos un incendio del cielo
Adquirí la nacionalidad de tu piel.
Luces del alba
4
No me alcanza con este cuerpo. Urge que las piernas se sumen, que seamos enredadera.
Puede confundirse con el horizonte, la serpiente con la rosa, la espada que no corta en el nido.
Estos dedos pueden ser de tus manos y este corazón, el tuyo.
No hay más espacios, ni más rincones.
Tal vez este cuerpo no sea suficiente, pero si me ayudas, nos alcanzaremos.
Camilo Rodríguez Chaverri
5
¿Cómo anuncian su salto las olas que llegan a esta orilla? ¿Cómo cantan sus crestas? ¿Dónde empieza a desfallecer esta boca? ¿Cuándo es que el grito se desgaja? ¿Cómo es que muerde la costa? ¿Cómo se abre la tierra cuando la ola desemboca? ¿Por qué la arena va tomando su albura?
A este lado una voz subterránea te anuncia.
Germina un abrazo.
Lo quisiéramos interminable.
Luces del alba
6
Una hormiga vuela por dentro. Desata un temporal de gozo. Choca en cada arteria. Nada en ese río de fuego. Desemboca en cada terminal del cuerpo. Es tu paso convertido en cuento, tu línea de luz que nació en cada sombra.
Nada olvida esa sed. Es locura que pica por dentro.
Una carcajada sale del vientre.
Canta en mi cuerpo este contagio de ti.
Camilo Rodríguez Chaverri
7
Una piedra inventa palabras. Sus verbos danzan en medio del fuego y la noche. Hice un inventario de pĂĄjaros. Llega el beso que sirve de cuerda, el lanzamiento del puente, la zambullida en el viento. Llego hasta el otro fortĂn, construido con nuevas piedras que conversan. El gozo explota del pecho y lo que siente el corazĂłn canta la boca.
Luces del alba
8
Polvo de oro anida en ese llano. Bajan todos tus cantos. Pájaros lo anuncian. Las estrellas corren, los árboles se agitan. El fuego pisa sus saltos. En la piel muere la quietud. Desembarcan la explosión y el caos. Es un carnaval. Danzan las piedras. Tu río nos bautiza.
Camilo Rodríguez Chaverri
9
Un charco de luz crece, una espiral festiva. Como la sábana de plata al paso de una piedra.
Ondas agitan este cielo. Bajan tormentas por el cuerpo, saltan pedazos de mí. Se desprenden gotas ante la lluvia.
Una lengua de fuego. vuela de un pantano. Las estrellas hablan, los animales se estremecen. Tus sirenas convocan. No queda un rincón sin fiesta. Los poros quieren morder el aire.
La alegría se hospeda en esta noche de dos.
Luces del alba
10
En el retrato de la lluvia. Te invento cuando las gotas caen como tiros. En el cielo, un tigre avisa su arribo. Hay un animal furioso. Vuela. Desata una tormenta a este lado del tiempo. Viene en gradas de luz, me detengo a cosecharla. Una tempestad desgarra un encuentro a escondidas. En esta inundación un bailongo entre puntillas y con tu música sueño. Camino sobre las huellas, me escondo en las sombras hasta que no nos caben más espejos.
Camilo Rodríguez Chaverri
¿Cómo deshacerme de ti si no te tengo? ¿Cómo alejarme de ti si estás tan lejos?
RICARDO ARJONA
“porque tú eres la luz, renacerá la vida…” FERNANDO CENTENO
Muda
la luz
1
La luz se mudó para siempre. Nuevos insectos andan por dentro. Los músculos sudan llanto. Cada instante trae un nuevo silencio. No sé como llorar con todo el cuerpo. Tus ojos cantan. Yo escucho su música, que me viene de todas partes. Me acompaña en esta procesión interminable. Ayer asistimos al funeral de la llama.
Camilo Rodríguez Chaverri
2
Se respira vacĂo, un bicho con muchos ojos. El aire me ve por dentro. Flotan pedazos de mi historia en la sangre. Se han desprendido, nunca se irĂĄn. Sus fantasmas no abandonan. Para algo hay celdas en la memoria.
Luces del alba
3
Que el fuego salga de las manos, que los dedos dejen de arder.
Hay un claro en el bosque. No lo encuentra este peregrino.
Las llamas que mira sólo existen para él. No hay agua que las aplaque.
El agua existe y existen los instantes en los que el fuego no se apaga.
Camilo Rodríguez Chaverri
4
Anduve por todos los rostros del tiempo. He anclado en varias casas, en muchos ojos, y en casi todas las voces. Hay un paisaje que te pertenece, pero has contagiado a los otros. Los invadiste. En todos aparece tu nombre. Hay un marco en el viento. Es para tus ojos. Ahora tienen el sitio de los ojos de Dios.
Luces del alba
5
Cuando no estĂĄs, las paredes de esta casa cantan, convocan a sombras y a insectos. Un bolero zumba. Es una abeja que porta una mascara con tu rostro.
Camilo RodrĂguez Chaverri
6
En el espacio que fue nuestro, las columnas son brazos y de los ventanales una gran boca me llama por mi nombre.
El alma de las cosas estĂĄ dormida. Tu voz revuelca sus misterios.
AsĂ lo veo ahora que ando tu atuendo por dentro.
Luces del alba
Si os partiérades al alba, quedito, pasito, amor, no espantéis al reuiseñor.
LOPE DE VEGA
Mujer
que vuela
1
Una mujer se ha salido de mi sueño. Nació de sí misma. Con las manos hizo sus pestañas. Y a la primera lluvia el agua hizo su casa. Así le nacieron los ojos.
La mujer que me salió del sueño ya conoce el mundo.
Ahora no me pertenece.
Luces del alba
2
No fue águila ni paloma. Volaba, sí. Tal vez todavía vuela. Ni el aire se entera de su vuelo. Se desprende de ella el silencio. Cuando vuela el mundo duerme. Todo guarda un tiempo sin vida.
Vuela posando. Nadie la ve. Se luce en el aire. Para mí lo hace. Nadie la siente. No es mía. Pero sí.
Camilo Rodríguez Chaverri
3
Fue para el tiempo de los temporales cuando los cuerpos bajo la lluvia eran ríos.
Bajaste en cascada. El temporal te vistió de plata.
En tus noches el sol sale de nuevo. Cree que es de día.
Luces del alba
4
Ahora me visitás cuando duermo. Venís con tus zapatos nuevos, tu sombrilla de flores, tu vestido y tus mariposas. Y cada vez que te vas, quedan aquí las mariposas, las flores, y de vez en cuando hasta tus zapatos nuevos.
Camilo Rodríguez Chaverri
5
Te baña la luz para que inventés colores. El día nace de fiesta en tu cara. Los pájaros le cantan al cielo en tu boca. Tu rostro es un espejo. Un arco iris lo convirtió en paisaje.
Luces del alba
6
Hay una música de agua en tu voz. Un chorro baja sonriendo, viene con los brazos tendidos, siempre cae de cabeza penetrando el cristal. El plan de zambullida llega a tu boca. Y con ella me voy. Sin miedo, suelto las manos a este lado, y caigo allí, donde la lámina de tus mareas tiene los ojos cerrados.
Camilo Rodríguez Chaverri
7
Venís bajado una escalera de espuma abrís los brazos, caída libre una cascada de caracoles.
Te veo llegar.
Venís del sueño.
Con vos, hasta el gruñido de pronto es amapola
y sonríen tus espinas.
Luces del alba
8
hay tierra mojada aquí dentro
es un playón de río
el agua deja estela de piedras
viene la ola invisible sobre el campo
el cauce no ha matado el paso del tiempo
dos árboles soportan el cuerpo ciego que baja del monte hasta que venga un mar y trague esta tormenta de colores.
Me persiguen.
¿Dónde vendrá tu boca?
Camilo Rodríguez Chaverri
9
“…uno doce amor y piensa en un nombre”. GUILLERMO FERNANDEZ
es mi alba
trae como una locura el pelo
un alboroto en la neblina
sus raíces emergen
abre sus manos ahora es espalda un velo una flor
en el golfo los peces comen a oscuras
y en mi paisaje alba es el sol en las olas.
Luces del alba
10
Podría tener de brújula sus ojos. El mar no sube hasta aquí. El fondo está a la vista. Te tengo casi a la distancia del brazo. Tal vez no tanto… Sos una ventana en el horizonte. El sol quiere mirarse en tu piel. Ni siquiera las aves que vuelan sin volar pueden lucir tanto. Hay bellezas que duele admitir. Como la luna, siempre lejana. Así es la tuya, apenas a unos pasos. En el medio hay tiburones.
Camilo Rodríguez Chaverri
“con sus manos, busca un hombre otra luz en los lejanos muros que amoldan su cordura al suelo”. MARÍA DE LAS NIEVES MORALES
Paloma
viajera
1
“Tú me proyectas una luz que me permite tejer el sueño urgente…”
GUILLERMO FERNÁNDEZ
Cuando el atardecer está muy bello es que Dios se sonroja. Las santas lo molestan pues tiene una foto tuya en la sala de su casa.
Podrías preguntarme por qué, entonces, lucen tanto los atardeceres de diciembre. Hay una buena explicación. Ya que cumple años su hijo, Dios abre la puerta y permite que santos y ángeles, querubines y arcángeles, entren como Pedro por su casa.
Es así que las santas ven tu foto y se dedican a molestar al Señor. Vale más que el Altísimo se sonroja. Es culpa tuya. Te debemos los atardeceres.
Camilo Rodríguez Chaverri
2
Si le pusiéramos música a tu sonrisa pondríamos en aprietos al planeta. Pasaría tu casa llena de pájaros, mariposas yardillas… Todos los animales querrían estar al lado de tu sonrisa.
Yo escucho la música por dentro. Lo mejor es que no la escuche el mundo.
¿Te imaginás lo que sería ver a los tiburones y las ballenas cuando tratan de llegar? ¿Te imaginás a los delfines mientras saltan de rama en rama, como monos? ¿Te imaginás a los peces espada en el momento en que choquen el pico contra los naranjos y los mangos, desesperados por llegar? Los ríos colapsarían y se romperían las montañas por culpa del arrebato de los rinocerontes y los elefantes…
Si le pusiéramos música a tu sonrisa habría que instalar semáforos en los lagos y en los bosques, y habría que fundar estaciones de policía para evitar desórdenes públicos o silvestres. ¿Te imaginás los pleitos entre jirafas y cebras? ¿Te imaginás las fechorías de las hienas, los escádalos de las loras y los molotes entre hipopótamos y lagartos?
Por eso lo mejor es que tu sonrisa siga teniendo esta otra música que sólo yo escucho.
Luces del alba
3 Desde hace miles de años, Dios hace ejercicio de prueba y error: de los saurios las aves, de los dragones las lagartijas, y a partir de los diluvio, las hormigas. De pronto el pavorreal, la lapa, el avestruz, el quetzal, las pinturas que vuelan…
Y Dios no se enojará si confieso que el el pubis tiene su trapito de dominguerar.
Hizo a mano ese rincón del cuerpo. Detuvo el trabajo en serie del cielo. Después rompió los moldes. Se puso de rodillas y con los dedos modeló el vértice.
Allí se sintetizan al atardecer, la montaña, el manantial, la cueva, el pozo, la lluvia.
Es un ojo de agua. Saltan las gotas. De pronto son delfines.
Hay un charco para pájaros, un nido y una canasta.
Se abre la colmena y parece saliva la miel.
En el pubis, Dios fue insolente y hedonista.
Cada vez que me arrodillo para rezar en esta ermita, doy gracias sinceras por el colorido y la diversidad.
Dejó en el vértice la prueba de sus altos vuelos como creador titular de las maravillas.
Camilo Rodríguez Chaverri
4 Naciste de la piedra. Dios empezó a esculpir lo que es tuyo. Fue un domingo por la tarde. Estaba inspirado y de buen humor. Había en el cielo un concurso de fuego. Ni siquiera quiso atender audiencias añejas. Se demoró en todos los detalles. Pero te saliste de sus manos. De la ilusión de una tarde pasaste a ser el proyecto de una semana, una travesía de siete días con siete noches. Se dedicó a darte la forma que imaginaba, pero ibas inventándote en sus dedos. Sos más grande que la imagen Que modeló en su cabeza. Un caracol sin retorno. Luego, rompió las rutas del tesoro, Los mapas del secreto… La luz contagió a la piedra. La vida brotó vestida de llanto. Así naciste. De los minerales de la tierra. Fue un parto de colores. Dios recordó que el agua y las estrellas pueden hacer que las piedras hablen . hiciste que se completara una leyenda. Lo bello y lo fortuito le ganaron a la inteligencia del cielo y el talento de Dios, con su vocación de artista andariego, se impuso.