Literatura iberoamericana

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Cuando el ser humano se enfrenta a la realidad, ¿Qué debe hacer? ¿Llorar o reír?

Cam-Yamada La risa puede verse desde diferentes puntos de vista y momentos en la historia del hombre pero lo cierto es que además de ayudarnos a externar nuestra felicidad con algo que nos gusta, la risa puede servirnos como un medio para alcanzar la libertad que el propio sistema nos ha robado. Reírse, ser capaz de soltar una carcajada sincera es un enorme esfuerzo que solo puede culminarse cuando el hombre se ha dado cuenta de rodo el horror que lo rodea. Reírse es liberarse de las ataduras que nosotros mismos nos hemos puesto al querer llegar a un nivel de perfección cuando de principio, el hombre nunca será algo perfecto. La risa puede verse como algo lleno de humor, algo cómico carente de importancia. Pero la función útil de lo cómico puede verse como una suerte de catarsis, de analgésico para la mejora espiritual del hombre, y esto a su vez entretiene pero conlleva a un peligro porque enajena, aleja al hombre, contenido en una sociedad enteramente visual, frívola y superficial, de sí mismo, ya que esta cosa que el hombre ve y palpa como verdadero no es real, solo es un mero artificio que el hombre crea para sí mismo y sobrevivir a la trampa en la que ha caído. El humor, la risa y todo lo que conlleva un atisbo de felicidad en el ser humano, es una cualidad ya que lo hace único pero si se abusa de ella como en el caso de la risa, esta se vuelve un vicio que en lugar de elevar al hombre lo sobaja a la categoría de bestia. La risa en exceso tiende a enraizarse en el lado oscuro del mismo hombre.


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El humor puede verse como una función crítica ya que acentúa la realidad, la desarticula, es decir, nos saca de nuestros cánones para que nos demos, por así decirlo, cuenta de nuestra realidad. No lo sé, tal vez al desarticularla, al no poner las cosas en el lugar donde por costumbre irían, los humanos damos un salto de entendimiento como en el caso de la madre del detective, que en vez de ser esa entidad casi santa, se vuelve la villana de la historia. El humor es la forma que tiene el ser humano para estructurar lo que la indiferencia y el dolor han desarticulado. Solo en momentos en los cuales, literalmente, el piso donde nos encontramos parados tiembla, nos damos plena cuenta de nuestra existencia, de nuestra fragilidad e impotencia para controlar nuestra vida, es por esto que a veces el hombre, pero a veces y casi siempre, tiene que despegarse de sí mismo, apagar su cerebro y suspenderse en el tiempo y en el espacio para poder sobrevivir a todo el horror. Es como si el hombre flotara en un espacio dejándose llevar por los acontecimientos en vez de crear los propios. El hombre solo va a la deriva dejándose llevar por lo que los demás desean. Al desarticular la realidad lo que se busca es quitar ese velo, la venda que cubre nuestros ojos y nos ha dejado ciegos y ver al mundo por vez primera, es como cuando el hombre sale de la caverna y se enfrenta por primera vez a lo que es la tierra, el agua y el cielo, principios únicos de la existencia humana que en vez de vivir en armonía con ellos los gobierna hasta el punto de poder terminar con ellos cuando lo desee. Pero el hombre no puede ser capaz de ver lo que le rodea. Prefiere ver un bosque a través de la pantalla en vez de ir a uno, o prefiere ver a los animales a través de un cristal en lugar de tener uno propio.


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La vida del hombre es un absurdo en sí mismo, al igual que la ironía, la cual nos presenta “el espejo donde nuestra conciencia podrá contemplarse con toda comodidad”.1 Camus ve el suicido como la exacerbación máxima de la consciencia, alude a la razón y al corazón como un principio del sentimiento del absurdo. El hombre al comenzar a pensar, al comenzar a tener dominio de su propia consciencia, se siente rebasado por la vida misma, si esto ocurre, la pregunta que resulta es ¿Por qué no recurrir a la muerte como una salida y salvación para la existencia humana? La vida es un eterno sufrimiento, una inutilidad que se agota en sí misma ya que si sabemos que hagamos lo que hagamos vamos a morir, ¿por qué no hacer que eso pase de una vez? “Morir voluntariamente supone que ha reconocido, incluso instintivamente, el carácter ridículo de esta costumbre, la ausencia de toda razón profunda de vivir, el carácter insensato de esta agitación cotidiana y la inutilidad del sufrimiento”.2 La consciencia e inteligencia nos hace darnos cuenta de la vida, sufrimos porque nos cuestionamos el porqué de la misma, pero Camus postula que para escapara de eso se debe morir, “La locura y la muerte son sus irremediables. El hombre no elige. El absurdo y la añadidura de vida que lleva consigo no dependen, pues, de la voluntad del hombre sino de su contrario, que es la muerte. La voluntad no es aquí más que el agente ya que tiende a mantener la consciencia”3, pero no creo lo mismo. El hombre al ser algo lleno y capaz de desarrollarse en todas sus potencialidades, bien pude tomar las riendas de su destino y cambiar la vida que tiene para que deje de ser 1 Wladimir Jankelevich. La ironía, p. 33. 2 Albert Camus. Obras completas, p. 151. 3 Ibídem, p 202.


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un eterno sufrimiento y se convierta en la vía para alcanzar el fin último de todo hombre: la felicidad. Cuando el hombre se ha dado cuenta de todo lo malo que le rodea pero a pesar de ver que todo lo tiene en contra, sonreír, ver el lado positivo de las cosas resulta de un surgimiento de esperanza para luchar a pesar de que la guerra este ganada por parte del enemigo desde un principio. A pesar de que se sepa que se va a perder en la carrera contra la vida, el hombre debe luchar, a pesar de todo, el hombre debe luchar, tener esperanza en que todo mejorara algún dio. Dentro de la dinámica del cuento cruel, encontramos guiños que hacen, o mejor dicho golpes que buscan despertarnos del sueño de la indiferencia y enajenación que el mundo nos ha dado para no hacer preguntas y limitarnos a existir. El humor negro bromea con el dolor y el horror de la existencia humana. Es demasiado duro, ya que la realidad aliena a los sujetos, lo que provoca que los sujetos se internen en esa especie de seudorealidad o le den la espalda. El foco del humor negro es el hombre mismo, busca burlarse de ese dolor para poder trascenderlo, asimilarlo y eliminarlo:”La facultad de reír mengua, <<una cierta sonrisa>> sustituye a la risa incontenible: la <<belle époque>> acaba de empezar, la civilización prosigue su obra instalando una humanidad narcisista sin exuberancia, sin risa, pero sobresaturada de signos humorísticos.”4 Si se ríe de uno mismo se aleja de la piedad, de la compasión, se enfría para ver las cosas con una óptica diferente y así poder encontrar una solución al horror de la vida. La carne, cuento de Piñera, nos muestra la realidad de una sociedad que no se ve a sí misma como un conjunto o un todo de personas completas, enteras y capaces de hacer lo que deseen, sino como meros instrumentos para saciar sus deseos. 4 Gilles Lipovetsky. La era del vacío, pp. 146-147.


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Sólo que el señor Ansaldo no siguió la orden general. Con gran tranquilidad se puso a afilar un enorme cuchillo de cocina, y, acto seguido, bajándose los pantalones hasta las rodillas, corto de su nalga izquierda un hermoso filete. 5 Es la visión del hombre moderno, aquel hombre que se consume a sí mismo, que se deja ir por los excesos, es ese hombre que en su afán por auto conservarse comienza a consumirse a sí mismo hasta perderse por completo. Por ejemplo, la tecnología puede ser una suerte de ayuda para el hombre, lo ayuda a lograr cosas que en otras condiciones no podrá pero en ese afán por estar bien, el hombre se va haciendo más dependiente de esto y poco a poco va perdiéndose a sí mismo hasta el punto de dejar de ser un hombre y convertirse en un ser alienado de su propia naturaleza humana. Estos sujetos ya no son hombres, son cosas. En realidad el hombre se ha convertido en una cosa que ya no siente dolor, solo mera indiferencia y no para en nada para lograr su propia satisfacción, o ente caso, la supervivencia, pero en medio de ese camino para vivir, el hombre está terminando consigo mismo. Una vez fijados estos puntos, diose cada uno a rebanar dos filetes de su respectiva nalga izquierda. Era un glorioso espectáculo, pero se ruega no enviar descripciones. (…) En la calle tenían lugar las más deliciosas escenas: así, dos señoras que hacía muchísimo tiempo que no se veían no pudieron besarse; habían usado sus labios en la confección de unas frituras de gran éxito.6 El hombre se consume a sí mismo, el hombre es la destrucción del mismo hombre y lo peor es que no se da cuenta de su propio consumo así como el de los demás: 5 Virgilio Piñera, Cuentos completos: “La carne”, p. 38. 6 Ibídem, p. 39.


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En medio de un sanguinolento silencio cortó su porción postrera y sin pasarla por el fuego la dejó caer en el hueco de lo que había sido en otro tiempo su hermosa boca. Entonces todos los presentes se pusieron repentinamente serios. Pero se iba viviendo, y era lo importante.

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El hombre es una cosa, que está al servicio del poder, no ve más que lo que quiere que vea, es solo algo que dice sí o no, se está muriendo poco a poco sin que se dé cuenta. Como el hombre que se quita un pedazo de carne para comerlo y sobrevivir pero en el proceso de comer, esa carne deja de ser una ayuda, come si, se sacia al momento pero de inmediato se ha hecho un daño, en el acto de comer para sobrevivir, comienza el proceso de destrucción. Piñera quiere que veamos, a mi entender cómo el hecho de decir que uno hace cosas para estar bien nos arranca de lo bueno de la vida, nos vuelve bestias incapaces de ver más allá. Nos muestra como monstruos que acaban consigo mismos en su afán por vivir. El hecho de cortarse es como un espectáculo de auto devorarse, mutilarse gracias al horror que la realidad le muestra, devorarse a sí mismo se nos presenta como una suerte de emancipación de uno mismo: me como, me devoro, destruyó para escapar del horror que significa mi propia existencia que no puedo manejar. Devorarse es liberarse, como reir también lo es. El hecho de comerse a si mismo me remite al texto de Camus donde la salida al horror de vivir es la muerte. Morir como libertad se vuelve el tema central en la carne y en el mismo Camus, pero precisamente esta idea del suicidio no me parece del todo correcta. Para ser libre el hombre no tiene por qué recurrir a la muerte, si la vida es difícil pero en eso radica el hecho de vivirla, si el hombre soporta cada día del infierno en que se ha vuelto su existencia, al final del camino encontrara una recompensa. El hombre ha de 7 Ibídem, p. 40.


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empujar la piedra de su destino a pesar de que sepa que tal vez cuando se encuentre en la cima, esa piedra lo aplaste o se venga abajo y él tenga que ir por ella y subir de nuevo. ¿De qué podría quejarse un pueblo que tenía asegurada su subsistencia? El grave problema de orden público creado por la falta de carne ¿no había quedado definitivamente zanjado? Que la población fuera ocultándose progresivamente nada tenía que ver con el aspecto central de la cosa, y sólo era un colofón que no alteraba en modo alguno la firme voluntad de aquella gente de procurarse el precioso alimento.8 El hombre se consume así mismo hasta desaparecer en un afán por subsistir. La carne (cuento de Piñera),

mueve nuestros procesos de lectura haciendo que nos

preguntemos, ¿de qué me estoy riendo? Y la respuesta podría ser: De ver como la gente se consume a sí misma para sobrevivir. Esto es una contradicción que en vez de hacerme reír de gracia me hace soltar una risa nerviosa de mero entendimiento y consciencia. La carne es como una bofetada en plena cara que nos hace darnos cuenta del camino que la naturaleza humana está tomando y aprender a reírnos de esto nos hace ver con una nueva mirada aquello que nos rodea.

CONCLUSIÓN Al final de todas las cosas el hombre opta por la risa: reír, ver las cosas a la distancia para que no lo dañen, ver todo como un juego o un espectáculo hace que la realidad no lo golpeé tan fieramente y así poder soportar el hecho de vivir una existencia como lo es la humana. 8 Eídem.


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El hombre ríe, se aleja de la realidad para poder soportarla y no caer en el abismo en el que esta espantosa realidad y la sociedad poco a poco van orillándolo. Reírse relaja de cierta manera la tensión del entorno despojándolo de su seriedad para que no sea más fácil asimilar el horror que nos rodea. Sisyphus o Sísifo es aquella capacidad del hombre para luchar a pesar de todas las adversidades: cuando el mundo golpea al hombre con la brutalidad de la realidad, qué es lo que puede hacer este si no es que llorar y caer en la desesperación o reír para evitar volverse loco y morir de dolor. Cuando el camino, cuando el destino se torna un lugar lleno de espinas donde el hombre ya no vive sino que se dedica a sobrevivir, de donde deben sacarse fuerzas para seguir a pesar de que todo está en contra y que el mundo en el que se cree se vuelca sobre él como un enorme monstruo capaz de devorarlo de un solo bocado que pondrá fin a su existencia por no representar más que un numero, algo reemplazable y sin valor, el hombre tiene dos caminos: dejarse vencer por la vida o hacerle frente, luchar contra ella con valor y una sonrisa en el rostro para alcanzar el fin último de todo hombre: la felicidad. El cuento cruel dentro de su humor negro, la ironía, la sátira, la burla y la risa misma son golpes que la vida a través de la literatura nos da para que despertemos del sueño de la indiferencia, y para mostrarnos el abismo donde hemos caído y hacernos de una vez por todas despertar y comenzar a buscar la salida de ese infierno. Y reírse de la realidad, es el primer golpe o tiro de gracia que tenemos para asumirla, sobrellevarla y estar por encima de ella.


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BIBLIOGRAFIA 1. CAMUS, Albert. Obras completas. MÉXICO: Aguilar, 1962. 2. JANKELEVICH, Wladimir. La ironía. MADRID: Taurus, 1982, pp. 163. 3. PIÑERA, Virgilio. Cuentos completos. MADRID: Alfaguara, 1999, pp. 603. 4. LIPOVETSKY, Gilles. La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo

contemporáneo. BARCELONA: Anagrama, 1986, pp.


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