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El Libro
EL LIBRO The Power of Bad:
How the Negativity Effect Rules Us and How We Can Rule It
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Por Staff C&E en español @CE_México
¿P or qué nos devasta una palabra de crítica incluso cuando está mezclado con elogios generosos? Porque nuestros cerebros están conectados para enfocarse en lo malo. Este efecto de negatividad explica cosas grandes y pequeñas: por qué los países caen en guerras desastrosas, por qué las parejas se divorcian, por qué la gente falla en las entrevistas de trabajo, cómo las escuelas fallan a los estudiantes, por qué los entrenadores de fútbol patean estúpidamente en cuarta oportunidad. Durante todo el día, el poder del mal gobierna el estado de ánimo de las personas, impulsa las campañas de marketing y domina las noticias y la política.
El científico social Roy F. Baumeister tropezó inesperadamente con este aspecto fundamental de la naturaleza humana. Para descubrir por qué las pérdidas financieras eran más importantes para las personas que las ganancias financieras, Baumeister buscó situaciones en las que los buenos eventos tuvieran un mayor impacto que los malos. Pero su equipo no pudo encontrar ninguno. Su investigación demostró que lo malo es implacablemente más fuerte que lo bueno, y su artículo se ha convertido en uno de los más citados en la literatura científica.
El sesgo de negatividad de nuestro cerebro tiene sentido evolutivo porque mantuvo a nuestros antepasados alerta de peligros fatales, pero distorsiona nuestra perspectiva en el entorno mediático actual. El aluvión constante de malas noticias y de crisis nos hace sentir impotentes y nos deja innecesariamente temerosos y enojados. Ignoramos nuestras muchas bendiciones, prefiriendo prestar atención y votar por las voces que nos dicen que el mundo se está yendo al infierno.
Pero una vez que reconocemos nuestro sesgo de negatividad, el cerebro racional puede superar el poder del mal cuando es dañino y emplear ese poder cuando es beneficioso. De hecho, los malos momentos y los malos sentimientos crean los incentivos más poderosos para volverse más inteligentes y fuertes. Correctamente entendido, lo malo se puede utilizar perfectamente.