Intervención del Dr. Guillaume Long, Ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de la República del Ecuador, durante la Reunión de Alto Nivel relativa a los grandes movimientos de refugiados y migrantes
Señor Presidente, Delegadas y delegados, Ecuador saluda la iniciativa del Secretario General de las Naciones Unidas y del Alto Comisionado para los Refugiados de propiciar espacios de diálogo y acción sobre la acuciante cuestión de los grandes movimientos de refugiados y migrantes en el mundo. En la actualidad, como lo demuestran los testimonios que hemos escuchado el día de hoy, el mundo registra un incremento dramático de desplazamientos forzosos. Y, de forma concomitante, evidenciamos la resistencia de ciertos países, principalmente del Norte, a acoger a personas migrantes o en busca de refugio. Al tratarse de un fenómeno global, debemos considerar las causas sistémicas detrás de esta crisis actual. La movilidad humana es una consecuencia de un sistema de relaciones profundamente injusto, que devela grandes asimetrías y desigualdades en cuanto a la distribución de la riqueza y del poder. Vivimos en un
1
mundo donde se promueve el libre flujo de capitales, mientras se criminaliza la libre movilidad del ser humano. La situación actual en la que los países del Norte ponen los muros físicos (y simbólicos), y los países del Sur, los muertos, debe acabar. Podremos seguir debatiendo las respuestas coyunturales que deben dar los países para paliar el escenario actual, pero si no enfrentamos las raíces profundas y estructurales de las muchas injusticias de este mundo, no lograremos dar respuestas duraderas a esta situación. En el Ecuador, conocemos bien este fenómeno. La crisis de finales de 1990, que generó el llamado feriado bancario, resultó en la pérdida de los ahorros de miles de personas y en la migración de más de 700 mil ecuatorianos. Hoy, más de tres millones siguen viviendo en el exterior. En medio de esta diáspora, muchos fueron y siguen siendo, víctimas de redes de trata y tráfico ilícito de personas, y en su tránsito y a su llegada al país de destino, sufren discriminación, racismo, exclusión, explotación, en suma la violación de sus derechos humanos. Esta migración generó una profunda consciencia política para que en 2008 el pueblo ecuatoriano decidiera que nuestra Constitución reconozca la movilidad humana como un derecho y la ciudadanía universal como un principio fundamental.
2
Nuestra política exterior se centra en la protección de los derechos humanos de nuestros compatriotas en el exterior. Nuestros migrantes son considerados la quinta región de nuestro país y contribuyen decididamente, a través de su participación política constante, con representantes en la Asamblea Nacional y el ejercicio del derecho al voto en el exterior. Hemos trabajado además para asistir a nuestros connacionales cuando han sido víctimas de la estafa hipotecaria, en plena crisis económica en Europa, y a nuestras familias que han perdido la custodia de sus hijos por razones socioeconómicas. Con gran alegría, hoy concurrimos a esta reunión en un contexto único para que el último conflicto armado de nuestra región llegue a su fin. La paz alumbra un futuro de progreso y bienestar para el hermano pueblo colombiano y también para el Ecuador. El Ecuador es el país de Latinoamérica y el Caribe con el mayor número de refugiados. En los últimos años hemos otorgado ese estatus a más de 60.000 personas, el 95% son de origen colombiano. En nuestro país no hay personas recluidas en guetos, campamentos alambrados o campos de refugiados. Las personas en situación de refugio gozan de la garantía de todos sus derechos humanos.
3
La Ley estadounidense de Ajuste Cubano de 1966 y la política “Pies secos, pies mojados” son un ejemplo de cómo las leyes migratorias de un país son utilizadas para afectar la soberanía de otro y crean una discriminación inaceptable en nuestro hemisferio. Mientras Estados Unidos deporta 1200 ecuatorianos al año, alienta la migración riesgosa de ciudadanos cubanos. Hace pocas semanas, nueve Ministros de Relaciones Exteriores de nuestra región remitimos una comunicación a nuestro homólogo de los EE.UU. para solicitar la reversión de dichas políticas, que han provocado una masiva migración irregular de ciudadanos cubanos a través de Centro y Sudamérica, generando una grave crisis humanitaria en la región. Aún estamos esperando una respuesta. Expreso mi deseo de que el encuentro que hoy celebramos, y los documentos aprobados, alimenten esos esfuerzos y conduzcan la voluntad de todos los países hacia la acción colectiva, comprometida y solidaria con las personas en situación de movilidad.
¡Muchas gracias!
4