Los sueños enérgicos del instinto y el instante. CAPA, su herencia histórico artística y sus modelos

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Los sueños enérgicos del instinto y el instante CAPA, su herencia histórico artística y sus modelos nihilistas Patricio Alvarez Aragón Palma de Mallorca, 2017

El contexto de la formación de CAPA se sitúa hacia las postrimetrias del siglo XX, cuando en verano de 1991, el artista chileno Freddy Flores Knistoff exiliado en Ámsterdam desde 1985 comenzó a indagar en la naturaleza del puro automatismo y sus posibilidades experimentales junto al artista holandés Rik Lina que en ese entonces participaba junto al mismo F. F. Knistoff en el Movimiento internacional de Phases fundado por Édouard Jaguer en 1952. Phases representó la continuación directa del Movimiento Surrealista francés e internacional, agrupando a una serie de autores en sus exposiciones colectivas de tendencias bien diferenciadas con la finalidad de conseguir un principio de unificación de las tendencias vinculadas al surrealismo más tradicional y las experimentales que se agrupó en los artistas de la corriente de la abstracción lírica. Es interesante resaltar que este termino debió su nombre al trabajo de Wassily Kandinsky y su aportación de la teoría de los afectos aplicada a la pintura, para introducir el ritmo, el equilibrio y la composición al trabajo automático en sus improvisaciones de 1910 que a ojos de André Breton representaron el ideal del automatismo. Aproposito de esta mención cabe recordar que W. Kandinsky fue presentado como invitado de honor del Salon des Surindépendants en 1933.

Izquierda a derecha: Yves Tanguy, Andre Breton, Gordon Onslow Ford, Roberto Matta, Esteban Frances, Anne Matta, Jacqueline Breton Lamba. Photo by Gertrude Stein en su posada de Belignin, 1939.

A diferencia de Phases, la teoría y práctica de CAPA desde su fundación se interesó por la pura investigación del automátismo en su vertiente más materialista para desvincularse en cierta manera de la idea estética primordial del Surrealismo más tradicional, basado en una pintura imitativa de premisas academicistas y en cierta manera ilusionista. Así el epicentro de la investigación, siguiendo un talante más científico y experimental que puramente estético comenzó a indagar sobre la pura especificidad del color, la mancha y su propia autonomía en la práctica de la pintura colectiva automática situandole como un movimiento de colaboración puramente formalista, heredero del


pensamiento de Asger Jorn (1914-1973) y el automatismo físico que teorizó en la crítica, Discours aux pinggouins de 1948, dónde A. Jorn, explicó el proceso automático no sólo como un procedimiento psíquico, sino también reflejo de una actitud vitalista, orgánica y materialista para así desacreditar el rígido cimiento metafísico al que estuvo sometido el objeto. Respecto a esta crítica, el mismo André Breton años atrás en un texto capital, publicado en la revista vanguardista Minotauro, Des tendances les plus récentes de la peinture surréaliste de 1939, criticó la mentalidad con la que algunos de sus amigos pintores practicaban el automatismo por ser demasiado tímidos y no dejar ser al mismo proceso automático corrigiéndole a menudo... así podríamos constatar el advenimiento del modelo nihilista del automatismo absoluto y la nueva ola automática como última tendencia de la práctica surrealista con la finalidad de conservar la pura improvisación, el tridente de este momento lo encarnarnó Gordon Onslow-Ford, Esteban Francés y Roberto Matta. A partir de aquí quizás lo más interesante es cómo se abordó la práctica del automatismo absoluto en el continente americano y europeo, ya que por un lado, Europa vivió el horrible drama humano de la Segunda Guerra Mundial trayendo consigo lo que Michel Tapié inauguró como Art autre que respondió a una realidad otra, enmarcada en una propuesta llena de drama para acreditar el exilio interior que experimentó el artista de está época. El Art autre representó, entre otras ideas, la perdida de confianza en la humanidad, el destierro de los héroes, la reclusión en el intimismo y el vacio para convertir las imágenes más negativas de su tiempo en emblemas de la supervivencia, de la energía y del triunfo frente al nuevo mundo hostil. De este periodo destacaron los artistas de la Escuela de París de después de 1945, los llamados tachistas, como Jean Dubuffet, Pierre Soulages, Nicholas de Stael, Hans Hartung, Serge Poliakoff, Jean Fautrier... también destacó el grupo experimental e internacional CoBrA, presidido por Christian Dotremont, Karel Appel, Asger Jorn, Pierre Alechinsky, Eugène Brands, Constant, Theo Wolvecamp, Édouard Jaguer entre otros. En España, el grupo “vanguardista” de El Paso con Antonio Sauras a la cabeza y la obra en solitario del catalán Antoni Tàpies. En cuanto a Italia el Movimiento Nuclear y la aportación de la práctica de la modificación en Enrico Baj son fundamentales para entender el devenir de la historia del automatismo absoluto. A este respecto, otro texto capital para entender el desarrollo del automatismo en América, es el texto que André Breton confeccionó para la coleccionista y mecenas estadounidense Peggy Guggenheim en 1941, Génesis y perspectiva artística del surrealismo, que pronto se convertió en el modelo a seguir de la joven generación de la pintura norteamericana para desembocar en la teoría del arte de Clement Greenberg, su amistad con el legendario Jackson Pollock, la fundación del Abstract expressionism en 1955 y su desarrollo en la Post-painterly abstraction en 1964 con la participación de artistas como Morris Louis, Motherwell, Mark Rothko, Willem de Kooning, Frank Stella, entre otros. Más adelante serán interesantes las aportaciones en el campo teórico de Robert Morris, Carl André, Donald Judd, entre otros miembros del Minimal Art, y las últimas tendencias posminimales como el Process Art con la magnífica aportación de Louise Bourgeois y Claes Oldenburg... Sin eludir la gran aportación de los teórícos del Concept Art y Josep Kosuth hacia finales de 1960 y principios de 1970 que en gran medida fueron herederos de Marcel Duchamp, pionero de la práxis artistica por sobre la estética. Asi CAPA se presenta en 1990 como la continuidad directa de la experiencia de estos artistas y teóricos de arte, siendo nuestra principal aportación, el ejercicio de la práctica de la pintura automática colectiva que en el peregrinaje nos enseña a compartir, desvanecer el ego y buscar la salvaje improvisación en obras llenas de sorpresa y desconocimiento para así perpetuar nuestras propias experiencias y propio contexto. Los miembros de CAPA en 2017 son Freddy Flores Knistoff, Jose Estevao, James Burns, Jorge J Herrara Fuentealba y Patricio Alvarez Aragón.


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